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neodesarrollista
en la Argentina
MARIANO FÉLIZ
EMILIANO LÓPEZ
Proyecto
neodesarrollista
en la Argentina
¿Modelo nacional-popular
o nueva etapa en el
desarrollo capitalista?
CATALOGACIÓN
Los autores
7
Índice
PRÓLOGO 11
1. INTRODUCCIÓN 21
2. CRISIS DEL NEOLIBERALISMO.
DEL CENTRO A LA PERIFERIA 25
3. DE LA CONVERTIBILIDAD AL PROYECTO
NEODESARROLLISTA 35
4. HACIA UN NUEVO MODELO ECONÓMICO.
CAMBIOS Y CONTINUIDADES 45
5. POLÍTICA MACROECONÓMICA O LA ECONOMÍA
POLÍTICA DEL CAPITAL 65
6. DE LA ECONOMÍA POLÍTICA DE LOS TRABAJADORES
A LAS POLÍTICAS SOCIALES Y LABORALES 81
7. CONTRADICCIONES, BARRERAS Y LÍMITES
DEL PROYECTO NEODESARROLLISTA 95
8. HACIA UNA ECONOMÍA POLÍTICA
DEL PUEBLO TRABAJADOR 115
Índice 9
Prólogo
Prólogo 11
otro elemento que influyó sobre los beneficios. Estas condicio-
nes excepcionales hicieron que, ya a mediados de 2002, la indus-
tria y el agro empezaran a mostrar síntomas de reactivación.
En 2003, la tendencia al alza se afianzó cuando el candidato
Néstor Kirchner anunció que su futuro ministro de economía
sería Roberto Lavagna, el hombre designado por Eduardo
Duhalde para dominar la crisis. Expresado de otra manera, el
entonces gobernador de Santa Cruz aseguró al electorado la con-
tinuidad de la política económica impulsada por su predecesor.
Con el correr del tiempo, esta recuperación cíclica se transfor-
mó en una fase de expansión sostenida.
Es así como se fue forjando el proyecto económico y polí-
tico de Néstor y Cristina Kirchner, que fue ratificado por la
sociedad en las elecciones presidenciales de 2007 y de 2011
y que se caracteriza por un sostenido crecimiento económi-
co, en contraste con el estancamiento que signó al largo perí-
odo previo (1976-2001). Esta tendencia se sostuvo a través de
políticas fiscales expansivas del gobierno y, también, sobre las
condiciones excepcionales del mercado mundial generadas por
el precio de la soja y nunca experimentadas por la Argentina,
en los últimos cien años.
En las páginas que siguen, Mariano Féliz y Emiliano López
estudian el actual modelo “neodesarrollista” del capitalis-
mo argentino, que reemplazó al anterior “neoliberal”. En
ellas, el lector encontrará un lúcido análisis llevado a cabo
en el molde de la economía política, que toma en conside-
ración los intereses de las clases sociales y, también, sus pro-
yectos políticos. Esta interpretación del proceso económico
parte de considerar el carácter explotador del régimen
capitalista y las contradicciones que se establecen entre el
bloque de clases dominantes y las aspiraciones del pueblo tra-
bajador. Los autores muestran de qué forma la tasa de ganan-
cia ha incidido sobre la acumulación en las últimas dos
décadas y, también, cuál ha sido la trayectoria de los sala-
rios. Otro aspecto abordado es la vinculación que se esta-
blece entre el modelo económico que se va plasmando a lo
largo del tiempo y el impacto que generan las medidas adop-
tadas en el corto plazo.
Prólogo 13
de las firmas de menor porte. Paralelamente, los índices de con-
centración y de extranjerización subieron a comienzos de la
década y se mantuvieron en niveles elevados, aunque en los últi-
mos años se dieron intentos de revertir esta situación. Estas son
las tendencias subyacentes en el ciclo de expansión y en la
reconstitución del bloque capitalista, más allá de la drástica rup-
tura, ocurrida en 2008, con la fracción agraria que se opuso a
la suba de las retenciones a la exportación, mediante un lock-
out patronal que duró varios meses. En los últimos tiempos, la
relación con la burguesía agraria se distendió.
En cuanto a los trabajadores, el prolongado ciclo expan-
sivo redujo sustancialmente el desempleo y posibilitó una recu-
peración del salario. En promedio, el salario real recobró los
niveles precrisis (2001), pero no alcanzó los máximos de la
década del noventa. En algunos sectores de la economía, no
obstante, la suba ha colocado a los ingresos en niveles histó-
ricos elevados, como ocurre con la industria y con otras acti-
vidades del sector formal. En cambio, los sueldos públicos y
los del sector privado informal todavía se encuentran en valo-
res reales por debajo de los vigentes en los noventa. Ello indi-
ca que, a pesar del crecimiento económico “a tasas chinas”,
el salario real promedio no ha logrado perforar el techo fija-
do por la convertibilidad. Más allá de las mejoras anotadas,
que en algunas actividades son muy importantes, este cuadro
no puede ser presentado como representativo de un progra-
ma de redistribución del ingreso. En segundo lugar, las condi-
ciones de los asalariados exhiben una gran heterogeneidad.
Tales divergencias se manifiestan, sobre todo, entre el empleo
formal, por un lado y, el público y el informal, por el otro. La
extensión que tienen estas franjas de trabajadores con muy
bajos ingresos explica la existencia de una pobreza superior
al 20%, a pesar de la reducción de la tasa de desempleo, que
en 2011 se situó por debajo del 7%. Además, como lo consta-
tan Féliz y López, aquella heterogeneidad se manifiesta por
doquier, entre grandes y pequeños establecimientos y, dentro
de la fábrica, entre asalariados con altos ingresos y asalaria-
dos corrientes. Por lo demás, la persistencia exhibida por la
inflación, que el gobierno no puede controlar, hace que la
Prólogo 15
La crítica central que la literatura de orientación estruc-
turalista siempre ha dirigido contra la industria del período de
la convertibilidad es su carácter desintegrado y su elevada
dependencia de insumos del exterior ocasionada, en alto
grado, por la apreciación de la moneda nacional. El sector
automotriz es presentado como el ejemplo clásico de este cre-
cimiento deformado. Sin embargo, tal tendencia se repite en
la década kirchnerista. Para expresarlo en términos más pre-
cisos, la diferencia entre las exportaciones y las importacio-
nes de bienes industriales —esto es, el déficit de divisas de
las MOI— aumentó continuamente como proporción del pro-
ducto, sin encontrar ningún tipo de límite. Esta relación défi-
cit MOI/PBI superó en 2008 los valores máximos de la
convertibilidad (1997 y 1998) y en 2011, volvió a alcanzar un
nuevo récord. Nadie puede negar la influencia que tiene la
herencia del menemismo en este problema, pero a lo largo
de una década no se hizo nada efectivo por revertirla. Es ver-
dad que, en algunas ramas focalizadas, se avanzó en la recons-
titución de procesos con mayores eslabonamientos. Pero el
resultado global del sector es el de una tendencia al desbor-
de. El déficit de la balanza comercial MOI, necesario para
generar aumentos en el producto y en la rentabilidad, acu-
muló 195.000 millones (2003-2011). Tan sólo en 2011 totali-
zó los 32.000 millones U$S, una cifra diez veces superior al
déficit energético de ese año.
Este desequilibrio se desenvolvió sin freno hasta que, a
fines de 2011, frente a la perspectiva cierta de una crisis exter-
na, la Secretaría de Comercio Interior tomó el control direc-
to de las importaciones. Esta medida está llamada a tener un
efecto limitado y temporario, en la medida en que el gobier-
no no encare la solución de los problemas de la oferta indus-
trial, porque se está frente a una cuestión de carácter
productivo y no meramente comercial. Resulta interesante
indagar qué razones pueden explicar que se haya generado un
proceso de acumulación industrial con estas características.
Mariano Féliz y Emiliano López aportan diversas razones. Una
de ellas es la falta de inversiones adecuadas para levantar la
productividad del sector manufacturero, restableciendo sus
Prólogo 17
condujo a una sobreexplotación de los pozos y a una disminu-
ción de las reservas comprobadas. Estas últimas descendieron
de 20 años en la década menemista a sólo 8 años en 2009. La
balanza comercial energética pasó de un superávit de 2.041
millones en 2010 a un déficit de 2.923 millones u$s en 2011.
En su propósito de fortalecer el capitalismo “nacional”, el
gobierno de Cristina Kirchner asoció al grupo amigo Eskenazi,
que consiguió adquirir el 25% de las acciones de Repsol con fon-
dos propios por 100 millones y con créditos que devolvería a
cuenta de los dividendos que Repsol le aseguraba, con el visto
bueno de los reguladores estatales. Entre 2008 y 2010, la
empresa petrolera obtuvo ganancias por 13.380 millones y dis-
tribuyó entre sus accionistas el 90% de esos resultados 2.
El transporte ferroviario de pasajeros fue privatizado en
los noventa y severamente reducido. Subsistió el rentable
transporte de carga que fue concesionado a grupos a los que
el gobierno kirchnerista entregó enormes subsidios que no
fueron destinados a las inversiones necesarias. Entre estos
grupos se cuentan Cirigliano, Roggio y Techint. La reciente
tragedia de la estación Once, con cincuenta y un muertos,
muestra en qué condiciones se desarrolla el servicio ferro-
viario bajo el régimen actual. La política minera del gobier-
no también representa una modalidad de libre mercado sin
límites. Las empresas están exentas de impuestos, gozan de
estabilidad fiscal a treinta años y pagan ínfimas regalías. Las
modalidades contaminantes de la explotación que ponen en
marcha, provocan tal grado de resistencia popular que los gru-
pos multinacionales se han visto forzados a paralizar algunos
de sus megaproyectos.
Tales son los obstáculos que enfrenta hoy el modelo “neo-
desarrolista”. Son barreras que, de acuerdo a Mariano Féliz y
Emiliano López, tienen la suficiente gravedad como para obli-
gar a imponer drásticos cambios en la política actual. Los auto-
res de este libro pertenecen a una corriente de economistas
Guillermo Gigliani
Intregante de Economistas de Izquierda (EDI)
Prólogo 19
Capítulo 1
Introducción
Introducción 21
en un sendero exitoso bajo la conducción estratégica de las
fracciones hegemónicas dentro del nuevo bloque dominan-
te: el gran capital transnacionalizado.
La tarea requería recuperar un poder estatal que pudie-
ra encarar dos tareas simultáneas. Por un lado, el nuevo Estado
posneoliberal debía ponerse al servicio de la valorización y acu-
mulación de capital, apuntalando una programa económico que
superara al neoliberalismo y revalorizara la autonomía relati-
va del Estado como instrumento orientador del desarrollo eco-
nómico capitalista. Esto se realizaría sin cuestionar la
hegemonía del capital transnacional, pero buscando garanti-
zar un adecuado equilibrio entre las diferentes fracciones den-
tro del nuevo bloque en el poder. En paralelo, por otro lado,
el kirchnerismo debía concluir la reconstrucción de una cier-
ta legitimidad de las instituciones del capitalismo en la peri-
feria aprovechando que el ajuste ya había sido hecho y que
la coyuntura regional e internacional era favorable a una nueva
etapa de expansión capitalista. Para ello debía registrar ade-
cuadamente las demandas populares surgidas en la lucha con-
tra el neoliberalismo, construyendo un proyecto hegemónico
que canalizara parcialmente esas expectativas, contuviera pro-
ductivamente —para el capital— las contradicciones que estas
planteaban y desarticulara las demandas más radicalizadas y
anti-sistémicas. La resultante fue la conformación progresiva
de un nuevo proyecto hegemónico: lo que hemos dado en lla-
mar neodesarrollismo.
La nueva etapa abierta tras la crisis del neoliberalismo
—no sólo en Argentina sino a escala global— creó mejores con-
diciones para que el pueblo pueda disputar y ganar mejoras
en las condiciones materiales de vida. Sin embargo, también
las clases dominantes consiguieron recuperar su capacidad de
orientación estratégica del proceso de producción y reproduc-
ción de la sociedad.
A diez años del inicio de la crisis neoliberal en Argentina,
el proyecto de las grandes corporaciones ha triunfado en cons-
truir un país a su imagen y semejanza: un país dominado por
los grandes capitales transnacionales, inserto en la economía
mundial como productor de alimentos y materias primas,
Introducción 23
Capítulo 2
II
1974 9 2148
1986 12 1342
1992 16 1031
Fuente: Féliz y López (2010).
III
IV
Amin, Samir (2003), Más allá del capitalismo senil. Para un siglo XXI
no norteamericano, Editorial Paidós, Buenos Aires.
Frieden, Jeffry (2007), Capitalismo global. El trasfondo económico
de la historia del siglo XX, Crítica, Barcelona.
Harvey, David (2007), Breve historia del neoliberalismo, AKAL, Madrid.
Harvey, David (2009), “¿Estamos realmente ante el fin del neolibe-
ralismo?”, en Herramienta, 41, Buenos Aires.
Hobsbawm, Eric (2005), Historia del siglo XX, Crítica, Buenos Aires.
Neoliberalismos.
El neoliberalismo es un proyecto político y un proceso
de cambios. El neoliberalismo fue el proyecto que consi-
guieron idear las clases dominantes a escala mundial con
el intento de vencer a los pueblos que en los setenta cues-
tionaban al capitalismo como modo de organización social.
A su vez, fue un proceso de reestructuración global del capi-
tal impulsado por su crisis, por su incapacidad de valori-
zarse al ritmo deseado. Como proyecto y proceso, el
neoliberalismo encontró formas diferentes de expresarse en
diversos lugares y en diversos tiempos. En Argentina, la últi-
ma dictadura militar, el gobierno de Alfonsín, el menemis-
mo y la Alianza compartieron —en todas sus diferencias—
el hecho de ser otras tantas caras del proyecto neoliberal.
De la convertibilidad al
proyecto neodesarrollista
II
III
IV
Fuente: Féliz (2011). * Mes de Mayo de cada año. Total de aglomerados urba-
nos. ** Total de aglomerados urbanos.
Táctica y estrategia.
II
III
IV
VI
VII
Política macroeconómica
o la economía política del
capital
II
III
Ideología dominante.
De la economía política
de los trabajadores a las
políticas sociales
y laborales
II
III
IV
Contradicciones, barreras
y límites del proyecto
neodesarrollista
II
III
IV
VI
II
III