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de Arte
El funcionalismo
Durante el siglo XX se van a producir una serie de cambios en la arquitec-
tura, pero sin que pueda encontrarse un rumbo fijo; tenemos una multipli-
cidad de estilos que a veces tienen características comunes, pero en
ocasiones son muy dispares. El funcionalismo es una corriente, pero que
no aparece unificada, sino que se ramifica. Podríamos decir que el lema de
la nueva arquitectura es la forma sigue a la función; por eso puede decirse
Imagen de la silla Barcelona Exposición internacional
que el principio unificador es la función, es decir, las obras deben estar al de Barcelona de 1929 de Mies Van der Rohe
servicio de aquello que constituye su finalidad; la belleza estará entonces
en la forma que se corresponda con la función. Sin duda, el racionalismo
está en la base de este modo de entender la arquitectura.
Las condiciones económico-sociales de principios del siglo XX contribuyen a explicar el auge del funcionalismo, pues
se produce un cruce entre los intereses de los arquitectos (ingenieros, artistas) y el de los industriales. Se dejan atrás los
principios del art noveau para centrarse en la función, porque se entiende que la comodidad (habitabilidad, bienestar) es
la verdadera fuente de la belleza. Aquí los ornamentos sobran, salvo que contribuyan a la función, aunque Adolf Loos re-
chazaría incluso esto, porque la simplicidad debe ser una máxima irrenunciable. La Deutscher Werkbund (una asociación
de arquitectos, artistas en industriales) es sin duda un an-
tecedente de la Bauhaus (Walter Gropius, urbanista y ar-
quitecto alemán) y anticipó en buena medida los principios
que nosotros encontramos en el funcionalismo.
Lógicamente, la época y sus innovaciones nos ayuda a
comprender en buena medida el funcionalismo, pues sin
los nuevos materiales, que irrumpieron en la arquitectura
del siglo XIX (metal, cristal y, además en el siglo XX, el
hormigón armado) no podrían haberse llevado a la práctica
las ideas de los arquitectos que agrupamos en el nombre
de «funcionalistas». De hecho, las cubiertas—ahora más
ligeras y con apoyos cada vez menores—no serían pensa-
bles sin estos nuevos materiales, como tampoco el ascensor
La Fábrica Fagus es una fábrica de hormas de zapatería en Alfeld en
Alemania, es un ejemplo importante de arquitectura moderna temprana.
vertical (rascacielos) podría ser llevado a término sin ellos.
Encargada por el propietario Carl Benscheidt que quería una estructura Las ideas que convenimos en llamar funcionalismo tienden
radical que expresara la ruptura con el pasado de la compañía, la fábrica fue a la simplicidad de las formas, porque parecen adaptarse
diseñada por Walter Gropius y Adolf Meyer. Se construyó entre 1911 y 1913,
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mejor a la función. Así, las líneas rectas, los ángulos que formen éstas y las super-
ficies simples (lisas) adquirirán protagonismo. Con el paso del tiempo, cuando los
nuevos procedimientos técnicos invadan el trabajo arquitectónico, algunos arqui-
tectos se darán cuenta de que estas ideas son cartesianas: ideas claras y distintas,
que se expresan mediante el lenguaje matemático y binario (ordenadores).
Como corolario de esta apuesta por la simplicidad tenemos una vuelta a las formas
elementales de la geometría: cubo, esfera…, que se combinan en virtud de la función
que se pretenda en las edificaciones. Evidentemente, la eliminación de todo lo que
sea ornamento se deduce de las dos características anteriores de manera que menos
es más. Esto hará que el edificio «se invierta»: el núcleo central—lo que se puede
llamar estructura—será cada vez más importante y los demás elementos (desde las
paredes hasta los ascensores) quedarán de alguna manera colgados de esa estructura;
de este modo, podría decirse que ahora se empieza la casa por el tejado.
El Funcionalismo, en arquitectura, es en resumen el principio por el cual la forma
de los edificios sólo debe ser la expresión de su uso o función. Pero esta formula-
ción no es tan obvia y genera controversia dentro de la profesión, especialmente
en relación con el Movimiento Moderno. Su influencia fue particularmente notable
en los Países Bajos, la Unión Soviética, Alemania y Checoslovaquia.
Los orígenes del funcionalismo arquitectónico se pueden remontar al arquitecto
romano Vitruvio, donde la tríada: utilitas (comodidad o utilidad) va de la mano de
venustas (belleza) y de firmitas (solidez), como una de las tres metas de la arqui- Louis Sullivan Guaranty Building, Buffalo,
tectura clásica. New York, 1894
En los primeros años del siglo XX, el arquitecto de la Escuela de Chicago Louis
Sullivan popularizó el lema “la forma sigue siempre a la función” para recoger su
creencia de que el tamaño de un edificio, la masa, la distribución del espacio y otras características deben decidirse sola-
mente por la función de este. Esto implica que si se satisfacen los aspectos fun-
cionales, la belleza arquitectónica surgirá de forma natural.
Sin embargo, el credo de Sullivan se ve a menudo como irónico a la luz del ex-
tensivo uso que hace de intrincados ornamentos, en contra de la creencia común
entre los arquitectos funcionalistas de que los ornamentos no tienen ninguna
función. El credo tampoco aclara a que funciones se refiere. El arquitecto de un
edificio de viviendas, por ejemplo, puede fácilmente estar en desacuerdo con
los propietarios de las mismas sobre lo que el edificio debería parecer, y ambos
también en desacuerdo con futuros arrendatarios. Sin embargo, el concepto de
que “la forma sigue a la función” expresa una idea significativa y duradera.
Las raíces de la arquitectura moderna se basan en el trabajo del arquitecto suizo
Una manifestación del gusto por lo ornamental Le Corbusier y el alemán Mies van der Rohe. Ambos fueron funcionalistas por
en la arquitectura de Louis Sullivan en el edificio lo menos en el punto de que sus edificios fueron simplificaciones radicales de
The Guaranty Building, Buffalo
estilos anteriores.
Además hay que tener en cuenta que el funcionalismo no sería posible sin tener
en cuenta, no sólo la creciente industrialización de las sociedades occidentales, sino también el protagonismo que fue ad-
quiriendo la clase obrera: debían hacerse edificios pensando primero en las necesidades de quienes los debían habitar.
Esto llevó, al menos parcialmente, a abaratar los costes de la cons-
trucción (fabricación en serie; por ejemplo, de las paredes y venta-
nas) y a la supresión de los elementos decorativos, propios de un
arte «burgués» (el modernismo, el art déco). Esto se expresa ade-
cuadamente en la muy citada frase de Le Corbusier: «La casa es una
máquina de habitar» haciendo referencia al principio del abarata-
miento de la construcción y a su producción industrial.
La Bauhaus, en Alemania, supuso una revolución, pues fue quizás
el primer movimiento que intentó unificar el arte con la técnica; es
decir, se busca la belleza también en la producción industrial. Wal-
ter Gropius hizo suyo el lema “la forma sigue a la función” -que
ya había lo había utilizado previamente el arquitecto estadounidense
Louis Sullivan. Este lema se convirtió en el principio básico de la
Bauhaus. Un principio que como hemos mencionado tiene su ante- Una fotografía de 1911/1912 de la entonces recién construida
fábrica Fagus en Alfeld por Walter Gropius y Adolf Meyer
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y profesora de música.
La Carta de Atenas En 1900 Le Corbusier comenzó su aprendizaje como gra-
La Carta de Atenas es un manifiesto urbanístico ideado en bador y cincelador en la Escuela de Arte de La Chaux-de-
el IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna Fonds. Uno de sus profesores, Charles L'Eplattenier, le
(CIAM) celebrado a bordo del barco Patris II en el año 1933
durante la ruta Marsella-Atenas-Marsella (Debido a unos orientó hacia la pintura y después hacia la arquitectura.
problemas con unos organizadores soviéticos, no se cele- Su influencia, o quizás sería mejor decir su impacto, en el
bró en Moscú, tal y cómo se había previsto) siendo publi- mundo de la arquitectura contemporánea ha sido inmenso
cado en 1942 por Sert y Le Corbusier.
Contenido del manifiesto y, en buena medida, la mayor parte de los movimientos ar-
La Carta de Atenas solicitó en materia de habitación: quitectónicos posteriores son en alguna medida pro-lecor-
Que los barrios ocupen en lo sucesivo, en el espacio ur- busieranos o anti-lecorbusieranos; es decir, este
bano, los mejores emplazamientos, aprovechando la topo-
grafía, tomando en cuenta el clima, la luz solar y las áreas
arquitecto—como la Bauhaus—marca una línea divisoria
Verdes que sean posibles.Que la elección de las zonas de en la historia de la arquitectura. Sin duda, el nombre del
vivienda venga dictada por razones higiénicas. Que se im- movimiento racionalista (que a veces no se distingue,
pongan densidades razonables, según las formas de vi-
vienda impuestas por la naturaleza misma del terreno.
como ya advertimos, del funcionalista) está indisoluble-
Debe prohibirse la alineación de las viviendas a lo largo de mente unido al nombre de Le Corbusier. El manifiesto pro-
las vías de comunicación. Se tienen que tener en cuenta gramático del nuevo movimiento urbanístico será la Carta
los recursos de la técnica moderna para levantar construc-
de Atenas (1933), pero antes el arquitecto suizo había de-
ciones altas, estas deben ser construidas a gran distancia
unas de otras, liberando suelo en favor de grandes áreas jado claros los principios de la nueva arquitectura (que re-
verdes. cogía el así llamado nuevo espíritu). Se fundamentaba,
La Carta de Atenas apuesta por una separación funcional especialmente, en el uso del hormigón (nuevo material),
de los lugares de residencia, ocio y trabajo poniendo en en-
tredicho el carácter y la densidad de la ciudad tradicional. que permitía liberar el espacio y modelarlo. Los principios
En este tratado se propone la colocación de los edificios en son los siguientes:
amplias zonas verdes poco densas. Los artículos de la
Carta están acompañados por explicaciones redactadas por
vEl uso de pilares de hormigón armado (pilotes) que serán
Le Corbusier y por Jeanne de Villeneuve la sustentación del edificio; esta tipo de sustentación per-
Estos preceptos tuvieron una gran influencia en el desarro- mite que la planta baja sea aprovechable como terreno de
llo de las ciudades europeas tras la Segunda Guerra Mun-
dial y en el diseño de Brasilia.
paseo tanto para las personas como para los vehículos.
El manifiesto fue muy criticado por la simplificación de al- vLa terraza jardín, que debe usar cubiertas planas para
gunos de sus contenidos. aprovechar la terraza como zona de esparcimiento y jar-
dín.
vLa planta libre, pues el hormigón permite distribuir el
espacio interior de las plantas como se desee, ya que no
hay muros de carga.
vPuesto que no hay muros de carga (el muro es sólo ce-
rramiento), pueden aparecer las ventanas longitudinales.
vTodo lo anterior se expresa en la fachada libre, porque
la fachada no ejerce ya una función estructural y puede dis-
Imagen de Brasilia, cuyo urbanismo está influenciado por la ponerse de ella libremente.
Carta de Atenas Estos principios pueden observarse aplicados—al menos
parcialmente—en la contribución que Le Corbusier hizo a
la Weissenhofsiendlung hacia 1929 o también en el Palacio
de las Naciones de Ginebra, aunque el edificio clásico que recoge los principios es sin duda la Villa Saboya (puede verse
también la villa La Roche como un ejemplo de estos principios).
De todos modos es la referida Carta de Atenas el manifiesto por exce-
lencia del urbanismo
del siglo XX, que
pone de manifiesto
los que debían ser los
principios de la ciu-
dad del futuro. En un
resumen podría de-
cirse que la propuesta
se basa en cuatro ne-
cesidades: habitabili-
dad, ocio, La casa de Le Corbusier construida para la exposición
comunicación y tra- Weissenhofsiedlung en Stuttgart en 1927 es un perfecto
Villa Saboya de Le Corbusier 1929 ejemplo de sus «Cinco puntos de una nueva arquitectura»
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bajo. La ciudad debe ser habitable, es decir, debe cuidarse no solo la zona
en la que se levantan las viviendas (insolación, aire, etc., es decir, razones
higiénicas), sino que deben contar con espacios verdes y estar alejadas de
las zonas con circulación densa. Esto implica también condiciones sobre la
densidad de pobla-
ción, pues una densi-
dad alta convierte a la
ciudad en inhabitable.
Sin embargo, la ciu-
dad es también lugar Unidad habitacional en Marsella. Para Le Corbusier este
de trabajo y ocio. Por tipo de vivienda deja mayor suelo libre, fue diseñada
en1945, y construida entre los años 1947 y 1952
último, la ciudad es
El Modulor también un lugar de
Le Corbusier ideó el Modulor, un sistema de me- comunicación. Por eso, la planificación urbanística debe tener en
didas basado en las proporciones humanas, en cuenta estas cuatro necesidades (habitabilidad, ocio, trabajo y circu-
que cada magnitud se relaciona con la anterior
por el Número Áureo, para que sirviese de me- lación).
dida de las partes de arquitectura. De esta forma En conexión con estas ideas podemos acercarnos a una de las apor-
retomaba el ideal antiguo de establecer una re- taciones más discutidas de Le Corbusier: la vivienda como máquina
lación directa entre las proporciones de los edi-
ficios y las del hombre. Se une de seta forma a para habitar. Simplemente el nombre nos pone sobre aviso del con-
una larga “tradición” vista en personajes como texto, pues las máquinas (y Le Corbusier parecía sentir fascinación
Vitruvio, Da Vinci y Leon Battista Alberti en la por ellas, por su eficacia) invaden la vida contemporánea, y no sólo
búsqueda de una relación matemática entre las
medidas del hombre y la naturaleza. En cierta
en el ámbito econó-
manera es una búsqueda antropométrica de un mico; además, parece
sistema de medidas del cuerpo humano en que evidente que con ese
cada magnitud se relaciona con la anterior por el
número áureo, todo con la finalidad de que sir-
nombre el acento se
viese como medida base en las partes de la ar- ha puesto en la fun-
quitectura. ción de la vivienda.
Las medidas parten desde la medida del hombre
Parece lógico pensar
con la mano levantada (226 cm) y de su mitad,
la altura del ombligo (113 cm). Desde la primera que no se tienen en
medida multiplicando sucesivamente y divi- mente las viviendas
diendo de igual manera por el número de oro se burguesas (como Villa
obtiene la llamada serie azul, y de la segunda del
mismo modo la roja. Siendo cada una sucesión Saboya), sino que más
Haus Citrohan, Le Corbusier.
de Fibonacci y permitiendo miles de combinacio- bien se está pensando
nes armónicas. en las grandes concen-
Serie azul, en metros, sería: ..., 9,57; 5,92; 3,66;
2,26; 1,40; 0,86; 0,53; 0,33; 0,20; ... traciones de trabajado-
Serie roja, en metros, sería: ..., 4,79; 2,96; 1,83; res de las ciudades
1,13; 0,70; 0,43; 0,26; 0,16; 0,10; ... (unidades de produc-
Tomó como escala del hombre francés medio de
esa época: 1,75 m de estatura; y más adelante
ción y consumo). Las
añadió la del policía británico de 6 pies (1,8288 viviendas deben ser
m), lo que dio el Modulor II. Los resultados de dignas y funcionales,
estas investigaciones fueron publicados en un
libro con el mismo nombre del Modulor.
prácticas y funcionar
como espacios en los Convento de Couvent Sainte-Marie de La Tourette.
que los individuos Le Corbusier
puedan vivir cómoda-
mente. La belleza es aquí, sencillamente, el juego que el arquitecto
ha de establecer entre la luz y el volumen. Construidas en serie, las
viviendas serán colectivas: unidades de habitación, que deben contar
con todos los servicios necesarios. Predominarán las líneas rectas…
y así se deberían proyectar los barrios. Por lo tanto, aquí la arquitec-
tura es a la vez urbanismo. Las casas Citrohän responden a estos
principios, que Le Corbusier llevará a la práctica en numerosas oca-
siones. El modelo característico es la Unidad de Habitación en Mar-
sella. Esta manera de construir puede verse incluso en el Convento
de Santa María de La Tourette.
Sin embargo, no es posible reducir a Le Corbusier a unas ideas, pues
El Modulor de Le Corbusier
sus edificios son verdaderas obras de arte, que a veces nos impactan
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por la belleza nueva que anuncia. Quizás el ejemplo más claro sea
la Capilla Notre Dame du Haut en el que el juego entre luz, volú-
menes y formas se expresa en un lenguaje arquitectónico nuevo
acorde con la sensibilidad espiritual de los hombres del siglo XX.
Eero Saarinen (1910-1961) fue tanto un arquitecto (que durante
bastante tiempo permaneció bajo la sombra de Eliel Saarinen, su
padre) como diseñador. Los padres de Eero Saarinen se trasladaron
a EEUU cuando él tenía apenas trece años y, aunque hablemos de
arquitectura nórdica, Eeero Saarinen es un arquitecto estadouni-
dense. De hecho, estudió en la prestigiosa Universidad de Yale y
muy pronto colaboró con el estudio de su padre, cuando apenas con-
La capilla de Notre Dame du Haut, conocida informalmente taba veintiséis años. Saarinen, como veremos, supo manejar muy
como Ronchamp por el lugar en que se encuentra, fue
construida entre 1950 y 1955. Es una creación del arquitecto Le
bien sus conexiones empresariales y con los medios de comunica-
Corbusier, y uno de los ejemplos más importantes de la ción de masas; por esta razón recibió numerosos encargados—desde
arquitectura religiosa del siglo XX sedes de grandes empresas a iglesias. Sin embargo, esto no debe en-
tenderse como una crítica, sino como la flexibilidad de un quehacer
arquitectónico que, usando el espacio como lenguaje, sabe insertarse
en su época sin renunciar a su identidad. Esto se aprecia claramente
en la capilla que Saarinen diseñó para el MIT cuyo exterior extra-
ñamente clausurado es capaz, sin embargo, abrirse a una experiencia
de luz enormemente bella en su interior en la que el espacio queda
transformado precisamente por el peculiar uso de la luz, que real-
mente crea el espacio.
Los trabajos de Eero Saarinen pueden catalogarse en ocasiones de
funcionalistas (así, por ejemplo, el Milwaukee County War Memo-
rial, cuyo diseño muestra una clara preferencia por las líneas rectas
Interior de la capilla de Notre Dame du Haut
y los volúmenes cúbicos) como organicista (por ejemplo, el TWA
Flight Center, de 1962, cuya sinuosidad y líneas curvas lo alejan de
los modelos funcionalistas). Sin duda, hubo una evolución en el lenguaje
arquitectónico de Saarinen que si bien al principio aparece asociado a la tra-
dición europea de las primeras décadas del siglo XX, cambia posteriormente
y se acerca a los modelos organicistas. En los comienzos el uso de los ma-
teriales revela su conexión nórdica, por llamarla así, pero después de la gue-
rra fue capaz de usar los nuevos materiales adecuados a las nuevas
necesidades (como se expresa en su casa desplegable). Quizás podamos ha-
blar de eclecticismo refiriéndonos a su arquitectura o tal vez de la búsqueda,
siempre inacabada, de responder a las necesidades de habitabilidad de ma-
nera humana (algo que lo haría engrosar las filas de los organicistas).
Cabe citar por último—y
también por ser mundial- Eero Saarinen Arco Gateway (San Luis, Misuri)
mente conocido—el Arco
Gateway, en San Luis (Mi-
suri), que ha sido calificado
en ocasiones como una obra
Capilla para el Instituto Tecnológico de Massachusetts del expresionismo estructu-
(MIT), Eero Saarinen 1955
ral: los materiales son moder-
nos (hormigón, acero), pero
la forma es claramente orga-
nicista, aunque su desmesura
(no sólo por su tamaño, sino
también por el uso de acero)
lo aleje de la escala humana.
Al fin y al cabo, el Arco es un
monumento a la política ex-
pansiva (imperialista) de los
Estados Unidos.
El Centro de Vuelos TWA, diseñado por Eero Saarinen
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El organicismo
Como reacción al funcionalismo, el valor expresivo de los materiales y las formas comenzaron a acentuarse, algo a lo
que contribuyeron no sólo algunos arquitectos como Frank Lloyd Wright, sino también al conocimiento más profundo de
algunos materiales como el hormigón, que supusieron una auténtica revolución. Podríamos decir que se exprime a este
material mediante las formas parabólicas y las llamadas bóvedas-membranas, de forma que se pretende que la obra se
inspire en la naturaleza orgánica, pues esta es la que aporta soluciones más humanas a las estructuras arquitectónicas
Quizás el rasgo más característico del organicismo es que en cada país adopta soluciones diferentes, es buscar la armonía
entre la arquitectura y el entorno natural proyectando construcciones
no invasivas respetuosas del medio, la planta libre y, claro, el rechazo
Robie House en el campus de la Universidad de Chicago, de lo puramente ornamental—como en su predecesor, el racionalismo
Illinois. 1909. Frank Lloyd Wright
arquitectónico.
En palabras del propio Frank Lloyd Wright en 1939:
"Y aquí estoy ante ustedes predicando la arquitectura orgánica, decla-
rando que la arquitectura orgánica es el ideal moderno y la enseñanza
tan necesaria si queremos ver el conjunto de la vida, y servir ahora al
conjunto de la vida, sin anteponer ninguna "tradición" a la gran TRA-
DICIÓN. No exaltando ninguna forma fija sobre nosotros, sea pasada,
presente o futura, sino exaltando las sencillas leyes del sentido común
—o del super-sentido, si ustedes lo prefieren— que determina la forma
por medio de la naturaleza de los materiales, de la naturaleza del pro-
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pósito... ¿La forma sigue a la función? Sí, pero lo que importa más ahora es que
la forma y la función son una."
Como ya hemos visto la arquitectura orgánica deriva del funcionalismo o racio-
nalismo, es decir, aparece como una reacción al movimiento anterior. Los prin-
cipales encargados de promover este estilo fueron algunos arquitectos
escandinavos como Alvar Aalto, Saarinen y el americano Fran Lloyd Wright.
Las características principales del organicismo son:
vtienen relación con el hombre y la naturaleza; pues la arquitectura debe estar
a disposición del hombre y de los ambientes. Frank Lloyd Wright. Casa Ennis, en estilo
Maya, Los Angeles, California (1924).
vlas obras intentan estar inspiradas en la naturaleza, en función de las necesi-
dades humanas
vdeben ser sostenibles y tener una relación con el entorno que la rodea.
vuna arquitectura adaptable, muy flexible
vhecha con materiales que permitan la flexibilidad, como el hormigón.
vsatisfacer al ser humano y responder a las necesidades sociales y físicas del
mismo.
vse le da bastante importancia a los espacios interiores
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Diseño
El racionalismo fue un movimiento que influyó en el diseño industrial y gráfico y
que debe contextualizarse dentro del primer capitalismo (hasta la Segunda Guerra
Mundial), pues es la producción industrial la que fuerza la necesidad de que los
objetos tengan un diseño que puede estandarizarse. Sin duda, los materiales jugaron
en esta concepción un papel nada desdeñable, pues no sólo se popularizó el hierro
como elemento de la vida cotidiana, sino que aparecieron tintes, productos quími-
cos nuevos, colorantes… El diseño racionalista no puede pensarse tampoco sin
una de las consecuencias con más impacto del capitalismo: los procesos crecientes
de urbanización. En efecto, en las nuevas ciudades (ya se tratase de ciudades de
nueva planta, como en Estados Unidos, o del crecimiento desmesurado de las áreas
urbanas) la población se amontonaba en complejos de viviendas en los que era un
problemas no sólo la distribución de espacios, sino también los utensilios muebles.
El diseño racionalista vendrá a pensar y resolver estos problemas planteando la
vida de una manera cuando menos diferente. El desarrollo científico y técnico con-
Hervidor de agua eléctrico AEG diseñado
tribuyó no sólo a crear nuevos problemas, sino también a resolverlos. por Peter Behrens en 1909.
Puede decirse que, como en arquitectura, las características del diseño racionalista
se fundan en la utilidad, es decir, en que las formas sean las adecuadas para la fun-
ción y no sea necesario añadir nada al objeto. De nuevo encontramos, pues, el prin-
cipio la función hace la forma y se declara a guerra a todo lo que sea adorno
añadido.
Fue precisamente en Alemania donde el diseño industrial (y gráfico) encontró su
mayor exponente, debemos acudir al contexto y recordar que en Europa fue ese
país donde el capitalismo se desarrolló con más fuerza en las primeras décadas del
siglo XX. De hecho, encontramos los principios del racionalismo en la Deutscher
Werkbund (DWB), era una asociación mixta de arquitectos, artistas e industriales,
fundada en 1907 en Múnich por Hermann Muthesius La Werkbund más que un
movimiento artístico era una acción sufragada por el Estado para integrar los ofi-
cios tradicionales con las técnicas industriales de producción en masa a fin de poner
a Alemania en un lugar competitivo con otras potencias tales como Gran Bretaña
o los Estados Unidos. Su lema era "Vom Sofakissen zum Städtebau" (desde los co-
jines de los sofás a la construcción de ciudades) indica su amplio abanico de inte-
reses.
Buscaba una nueva expresión artística en la era de la máquina, con una componente Cartel para la Exposición de Colonia de la
importante de teoría, como todos los movimientos de principios del siglo XX. Entre DWB, diseñado por Fritz Hellmund Ehmcke
en 1914
estos, tres claves hacen destacar estéticamente a este movimiento: por un lado se-
parar la estética de la calidad material, frente a las ideas anteriores que las vincu-
laban; por otro lado, imponer la normalización del formato DIN; y finalmente, la adopción de la forma abstracta como
base estética del diseño industrial, sustituyendo al ornamento.
Lo que antes se veía como una restricción es ahora una virtud, especialmente a partir de 1914, cuando la necesidad militar
hace que cada vez más la producción industrial siga estos estándares. La Bauhaus tomaría esta base, permitiendo el na-
cimiento de la fabricación modular. Se pensó hasta en la posibilidad de fabricar edificios en serie.
Tuvo una primera etapa hasta el año 1934, con una breve pausa en sus actividades en 1918, por los costes en la industria
debido a la Primera guerra mundial. Disuelta en la época del nazismo, fue restablecida después de la Segunda guerra
mundial en 1950.
Ningún aspecto de la industria debía quedar al margen del diseño. Evidentemente, entre sus intereses estaba el diálogo
sobre el diseño, pero con la finalidad no sólo de mejorar la calidad de los productos, sino también de hacer más competitiva
a la industria alemana. Sin embargo, el DWB no fue un movimiento homogéneo pues, por ejemplo, había partidarios de
la estandarización y otros que eran contrarios, aunque todos parecían regirse por los mismos principios: sencillez, eco-
nomía (pensando, sin duda, en los trabajadores), eficacia, adecuación del producto a la función (en eso consistirá la
belleza) y, por tanto, oposición a todo lo que fuese puramente decorativo…
Dos nombres aparecen asociados al DWB: Hermann Muthesius, ya nombrado, y Henry van der Velde. Sin embargo, es
Peter Behrens el representante más destacado del racionalismo en el diseño. Desempeñó diversos oficios artesanos
(pintor, carpintero, cristalero…) y en 1903 dirigió la Escuela de Artes y Oficios de Düsseldorf. En 1907 se sumó a la
Deutscher Werkbund con cuyo fundador, Hermann Muthesius, compartía ideas, así como con el resto de los integrantes.
Ese mismo año fue nombrado consejero artístico de la AEG (Allgemeine Elektrizitäts-Gesellschaft) y se muda a Berlín.
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se sentían como en casa, libres para crear y embriagados por el ambiente eferves-
cente dentro de la escuela.
Sin embargo, fuera de ella las cosas eran distintas. Alemania, agobiada por sus
obligaciones con el Tratado de Versalles y viendo como empezaba a reinar el des-
orden social y las luchas entre las más variadas facciones políticas.
Oliéndose el desastre, y presionado políticamente por acoger a todo tipo de iz-
quierdosos, excéntricos y holgazanes, Gropius se vio obligado a tomar cartas en
el asunto. La filosofía artesanal y antimaterialista había acabado para la escuela.
Se produce un cambio de orientación ahora había que hacer dinero y llevar el con-
cepto de Bauhaus a una escala más industrial, pero sin perder la esencia.
Un golpe maestro fue traerse al neoplasticista Theo van Doesburg, que fue más o
menos el creador de la Bauhaus que todo el mundo conoce. Líneas rectas, simpli-
cidad, eficacia.
Los estudiantes acudieron en masa para ver al holandés dando clases y de paso si-
guieron nutriéndose de los profesores de siempre, llegando a juntarse más talentos
artísticos en una sola institución como no se había hecho desde la Florencia del
La influencio del neoplasticista Theo van Renacimiento o algún café del París de fin de siglo.
Doesburg es palpable en este cartel de Joost
Schmidt de1926. Schmidt fue alumno de la
La maquinaria de la escuela se puso a trabajar y de la Bauhaus de esos años salieron
Bauhaus, también colaboró en la imprenta. Al todo tipo de cosas, desde diseños para barrios enteros a juegos de té. Lámparas,
partir Herbert Bayer en 1928 se hizo cargo sillas, mesas, escritorios, juguetes, señalización, murales, vidrieras, alfombras,
también de la docencia de tipografía y gráfica
publicitaria
joyas…
En todo el mundo empezaron a conocerse las creaciones de diseño fresco y original
de la Bauhaus, sin importar ideologías ni fronteras. Del comunismo soviético a
los áticos más exclusivos de Manhattan, todos querían un pedazo de ese nuevo
arte que se estaba haciendo en una pequeña región de Alemania.
Pero Gropius tenía enemigos. Quizás el
peor era Adolf Hitler, antiguo artista fra-
casado, que estaba empezando a subir
políticamente con su partido de agitado-
res y bravucones que parecía tener hip-
notizada a cada vez más gente.
Hitler odiaba tres cosas: el arte moderno,
La silla B3, más conocida como Silla Wassily, los intelectuales y los judíos. En la Bau-
diseñada en la Bauhaus en 1925 por el haus abundaban todas estas especies, así
húngaro Marcel Lajos Breuer
que cuando el führer se hizo al fin con
el poder, la escuela tenía los días conta-
dos. Alma Buscher, juego de construcción. Un
principio de la Bauhaus para la organización del
Gropius decidió hacerse un lado y le material: la conquista de la abstracción se
cedió las riendas a un más que eficiente convierte en un proceso pedagógico inverso. El
Mies van der Rohe (si… el de «Menos incentivo que suponía organizar personalmente
los bloques estereométricos en construcciones
es más») que trasladó la escuela a Des- navales u otras formas fomentaba la
sau y luego a Berlín. interpretación individual de la geometría. Los
En 1933 la más grande escuela de arte y colores aportaban la decoración.
diseño del mundo se convirtió de la
noche a la mañana para el gobierno en
Silla “MR”, Ludwig Mies van der Rohe, 1927
un nido de víboras y alimañas creando
arte decadente y subversivo, por lo que
se ordenó su cierre inmediato. Y para que nadie olvidara lo que detestaba las
abominaciones que se hacían ahí, se organizó una exposición de Entartete Kunst.
Todo el arte moderno del país fue saqueado y destruído.
Pero los artistas que ahí habían creado (al menos los que pudieron) divulgaron
la doctrina de la Bauhaus por todo el mundo, creando una frecuencia cuyas vi-
braciones llegan a hoy en día, desde el iPhone hasta Ikea.
La Bauhaus influyó poderosamente en la arquitectura moderna, marcó una
nueva pauta. Simultáneamente, creó una nueva estética. …sentó las bases nor-
mativas y los patrones de lo que hoy conocemos como diseño industrial y grá- Portada del libro Staatliches Bauhaus, 1923,
Herbert Bayer
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fico; puede decirse que antes de la existencia de la Bauhaus estas dos profesiones
no existían tal y como fueron concebidos dentro de esta escuela.
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