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meno, los consagrados a estudiar la rocledrd que Er rellejo y condi. torno a esas cuestioncs de génerO, i€XO, egerpo, movimiento, socie-
cionante al mismo tiempo de esa cultura de lr dcnzs y, por último, tlucl c industria del espectáculo ante¡ ¡eñslacla$,
pero no menos importantes, los discursos alredcdor de las condicio. Edgar Degas (lÜ4-1917) serfa el principal representante de la
nes del espectáculo asociadas al baile, y de las que éste vuelve a ser, primeia verriente. A 187), año en que precisamente se produjo el
al mismo tiempo, tanto motor como espejo. inccndio de Ia Ópera donde tenían lugar esta clase de espectáculos,
Esta necesidad se hace especialmente eüdente parala historia de a la que se
l)crtenecen las primeras obras que abordan esta temática,
la danza que puede trazarse desde finales del siglo XIX en adelante, aplicaría de mánera casi obsesiva durante el resto de su trayectoria
momento en que se constata un aumento importante de las obras nrtística. En ellas, más alláde las informaciones coreogúficas que las
relacionadas de un modo u otro con esta modalidad artística. Unas
mismas puedan apoftat, así como la reconstrucción de los lugares de
imágenes que, por 1o tanto, deberán estudiarse teniendo en cuenta no
cnsayo y trabalo de las bailarinas que a partir de su estudio pueda
sólo su dimensión formal y documental, es deci¡ 1o que las mismas
hacerse, útiles todas ellas para la historia dela danza, destaca, dentro
denotan, sino también desde el punto de vista de su capacidad paru
.lc esa offa dimensión connotativa que puede tener la imagen artísti-
producir y proyectar sentidos y significados como los ya citados, que
ca, la manera en que esas mu¡'eres aparecen representadas, que nO eS
en un primer momento pudiera parecer que se encuentran en un
otra que completamente integradas o bien en el propio espectáculo
segundo plano, pero que son fundamentales alahora de abrir esta
cn el q,re están participando o bien en el ensayo. Su capacidad para
disciplina hacia nuevos enfoques que le permitan ir madurando. En
.l"sco.recturse hasta el aislamiento más absoluto de 1o que tienen alre-
este sentido, cada una de esas imágenes habrá de ser concebida por
dedor, incluidas sus propias compañeras, es enorme. Entre ellas no
lo tanto como una especie de fuente en la que aparecen reflejaáos
cxiste en ningún momento comunicación, lo que les confiere, entre
esos y offos aspectos, y de la que deberá servirse la historia de la
otras cosas ,un carácter hermético, distante e inabordable, cuando no
danza y sus cultivadores para ttatar, en un primer momento, de
solitario, carente de naturalidad y despreocupación. También se des-
reconstruirlos y, posteriormente, interpretarlos.
prende de las mismas un cierto aire automátíco que se manifiesta en
Mi objetivo en este análisis, que no es más que el punto de parti-
da de un proyecto de investigación que aspira a extenderse en los
ia rcalización de sus números y en la repetición, hasta el infinito, de
sus figuras de caru a su perfeccionamiento y correcta ejecución. En
próximos años, es realizar un recorrido por algunas de las principa-
les representaciones pictóricas y escultóricas existentes sobre el tema cste sentido, el artista desarrolla a través de esa representación un
proceso de cosificación de la imagen femenina que acaba por hacer
de la danza a finales del siglo XIX y duranre las primeras vanguar-
dias, con el fin de evidenciar lo que su análisis, más allá del enfoque de la misma un objeto último de contemplación por parte de la mira-
formalista que siempre ha predominado en estas obras, puede upór- da masculina. Esta casi siempre es la del propio pintor, que observa
tar, sobre todo en lo que a la construcción de un cuerpo danzante se a distancia y como a escondidas dicho ensayo o la representación.
refiere. Surge de este modo, affavés de esos trabajos, una interesante con-
Así, si uno analiza las representaciones pictóricas l, escultóricas cepción del cuerpo humano que habrá de ser tenida en cuenta por los
relacionadas con el baile que se realizarcn a finales del siglo xIX en sobre el baile, y que se hace eüdente, por ejemplo, en obras
"sirdio,
como Lección de danza (fig. 1), en donde se detectan, como ha seña-
París, enseguida habrá de advertir la división que puede establecerse
entre una cultura dela danza más elevada, que es aquella asociada al lado \Werner Hoffmann:
escenario de la Óper a, y o¡¡.a más popular, vinculadá al fenómeno de
procesos a partir de monólogos posturales que se pueden leer como cadenas
los cafés-cantante o cafés-concierto. Las dos son netamente urbanas,
de variacionet y que sbarcan desde los ensayos en la barra, al fondo, pasando
pero cada una de ellas trae aparejada sus respectivo¡ discursos en por el mmelO Oxpcrto del abanico, hasta alca¡zar el primer plano, en cuya
:-'ñ:¡:.
que el t¡bservedor,
ffi,:T?i:..t,.il,ece ¡in rcr ,ñu, pu,lt.rn $brnd.na*e e h hrgnr, la mirada jerárquler, guc Fafr el e¡¡o del cuadro citado es la
Esa concepción del cuerpo qrre despliega el profesor; en regundo lugar, cl castigo o sanción nor.
humano nr¡rlizadora, al que estaban ¡ometida¡ conetüntemente las bailarinas;
X&.?Ii,ii;.:u*ilil:*,.,s;i:',:"';li:::'::$*; y, por último, el examen, únieo tiltro que les permitía promocionar
profesionalmente.
il::.::1,
Hav ::* :!
que re cord ar, q u:*,u,^9*
;i:; i;: :";:i;:ü if
;ny:)f, Unas bailarinas, las retratadas por Degas, a las que, por otra parte,
organisrno que pudier,
e er rirá*i" *i' :ig
T3 z!
r.r roÁ.ii¿",'rr¡¿áá",;rJ;;ado :'!;"ff:l!':i:¡ ¡e las conocía popularmente en su época con el apelativo de rats,
feccionado, fines todos dcbiclo a la dtra vida que tenían. En esta línea, resulta interesante
.r", pr., i, .¿r.r.l;';"#cacióny per., dcstacar la sutíl reflexión que a través de su arte hace en ocasiones el
de[,
lllr*::,:n::'"':i:::'.i::1T,#,:,.rcornoraescuera,ercuar.,
tet, el m ani cornio o .t .2., j ¿rtista francés aceÍca de un tema tan complejo como es el de las con-
no habría nada mejor,
t ro
ü;:#;q-?;.:T:i: ff
: :11;:,;n:: lrudicciones sociales y económicas en las que se movían estas profe-
según .r rrr"il.ila
q*.o ñi:J sus regra. ¡ionales a finales del siglo XIX. Esto se hace especialmente evidente
Iill?j, i:T:"i Í-:*::131a;"tr.., i;';';;i;;
espacio, tiempo y movimienror.Eilir{ , ;d':",ción de en su obra de 1881 Pequeña bailarina de 14 años (fig. J), escultura en
podríar;;;
cas, similares a las que ::Í:T:Aj:
;fft"r,TlX cora que representa a ufia adolescente prácticamente de tamaño
natural, con las manos hacia atrás, la espalda recta y la cabeza ergui-
fffi'Já,,.iil'#:' J ;'*r " ff;, íit¡iiií"; #J ie rosrar er
!:r¡ri*,ütrlu,..r.atados
d
tla. Su rostro escandalizó al público burgués de la época, al encon-
trarlo teriblemente desagradable y al detectar en él la inspiración
el. riguroso
"r,J
;lLT.Tr'J l:i1i,.'rr",en el espacio' reparro de los individuos, en
yifu"',tiá.j".rr,
lror parte de Degas en los rasgos definidos en los estudios fisonómi-
cos realizados por Lombrosso. Así, si se parte de la idea de que para
9 d.l .r..nrritÍl'"t'
yo el ¿.
2' en segundo lugar se
hanaría er contror de
"iü la sociedad de aquella época la prostitución pasaba por ser la crimi-
implantación de fér"reor la actividad mediante nulidad propia de la mujer, puede extraerse la conclusión de que
r,r*¡., señaraba
ra
l)cgas jugó sutilmente con el saber popular al querer subrayar que la
parulas citadas institucion"r,lrá.i.niáqr. ";}l"
er propio Foucaurt
pre seriado, pene*ara tu noción áe tfumpo,
siem- ¡rrecariedad económica en la que vivían las bailarinas obligaba a
.l Éu..f;¿ ¿, seres- allí muchas de ellas a convertirse en amantes de los adinerados, cultos ¡
"n alojados;
,,.i; por_las cualás ," l*pon",,;'l-o;"""to der
nica, Iilli':#il"':'X:l':::'1".ú1i..,,o del ejercicio y de la
tatéc-
téc. en definítiva, burgueses hombres que acudían ala Óperu de París'.
Frente a esta primera noción del cuerpo humano y del individuo
ill,X# j:variaciones,ot..;;;#::'ü'::f :§i.llill'Íj;i* vinculada al mundo del baile se alzaúa la representada por Henri de
'lloulouse-Lautrec (1864-1901), ilustrador de la segunda vertiente
de ese poder disciprinario
,"r,llir""',i**#::... se debía ar uso de antes citada, es decir, la de la danza como espectáculo popular al
conesa"**,poru#TTLIH:?{i!Hñ j:Jff mismo tiempo que urbano, asociado a los cafés-concierto o
fecrarnenre ilustrados Llit:::,}{:
., ;;;;;i. o"*u, .omo .l titrráao cafés-cantante del momento. En este caso, el baile aparece como un
de danza (fiu.2¡. f'enómeno relacionado con esos procesos modernos de urbanización
rrr"r-i*i**I"ilr'o Lección
o reurbanización que están viviéndose en París desde la década de
-..unismos eran, en primer
f 860, con motivo de la activación del Plan Haussmann, y que van a
.-'¿¡liiitiE¡*.
ftil
sión. Y es que danzas como el can-can y el ehsln,,tr {u€ rein a las que Zaratustra tuvieron tr¡m EhI h dffUff exprerioninta de vflnguar'
se enffegan normalmente esos cuerpos, rompieron eon la srmadura tlia como sobre unr Erft€ & lr dlnm de le época' En ambas mani-
de respetabilidad que había aprisionado d ser humrno en una celda fcstaciones artl¡tiCU l€ Éon:tltr lr prcreneia tle principios con los
de represión burguesa, dotando al físico de un vuelo erótico y de una que estos creadorg lUgrron gffiP ron lm de trsnce y concentración,
y-, en defi'
vitalidad sexual pero desde la repetición de una serie de movimien- fotencia de exprerldnihpulrc,luehr,llberación corporal
tos que podrían considerarse impersonales y deshumanizados, más niriur, ubris diáni¡iac¡. E¡ir interrefución, aclemás, cobra pleno sen-
propios a veces de una muñeca o una marioneta. ticlo cuando se constata la estrecha relación personal y profesional
Este último aspecto, con la consiguiente visión del cuerpo huma. que a comienzos de la segun da década del siglo- XX unió a un pintor
no danzante que lleva aparejado, y distinta, por lo tanto, a las dos como Emil Nolde y a una renovadora dela danza contempotánea
anteriores, aparece completamente eliminado en la maneru en que como fue Mary Vigman (1886-1973). De hecho, la cútica especiali'
algunos artistas de vanguardia, a comienzos del siglo XX, plasmaron naáaha tendiáo a"rr¡brayur el vínculo existente entre el trabaio de
el tema dela danza. En particula¡ merece la pena señalar, en primer cste artista ,y másconcretamente Ia pintura aquí comentada,y la obra
lugar, a los pintores y escultores ubicados dentro de las denominadas dc §ligman La danza de las brujas, cteada en l9I)''
vanguardias expresivas, entre las que destacan el fauvismo francés y, Fiámente, algo parecido, en lo que a Ia presencia de ese impul-
sobre todo, el expresionismo alemán. En ellas se asiste a la represen- so dionisia.o r. réfiá.e, y d la celebración que el mismo trae consigo
tación de motivos relacionados con el mundo del baile como un clcl cuerpo humano, puede decirse, por ejemplo, de la obra de
Matisse iitulada La daiza ll (fie,7) o de la de Picasso La danza
(fig,
modo de incorporur d, mismo tiempo que de proyectar una serie de
ideas de las que estos ismos hicieron bandera, y que, por otro lado, 3). Ahora bien, se apreciafiaen ellas, frente ala obru de Nolde, una
también flotaban en el contexto de las corrientes de renovación de la perturbación de la áiferencia sexual, asentaáa sobre la representa-
danza que irrumpieron por aquellos años. Entre esas inquietudes ción, en este caso, de unos cuerpos desanatomizados, que también
destacan el af.án de evasión por parte del sujeto creador en el tiempo hicieron acto de presencia en una parte de la danza de la época'o.
y en el espacio y, sobre todo, el canto a un cuerpo humano, ya no Esos cuerpo, i,r..t.rrrente Sexualizados o desanatomizados deja'
dócil ni tampoco híbrido, sino que ahora podría calificarse de libera- ron de interesar en el contexto de un movimiento de vanguardia
do, fuertemente sexualizado y atento a los ritmos de la naturaleza, como fue el futurismo italiano, ciertamente complejo y que, entre
En este sentido, destaca la figwa del pintor expresionista alemán otros aspectos, puso su énfasis en la cinestesia, es decir, la ruptura de
la distiniió., el organismo en reposo y el organismo en movi'
Emil Nolde (L867-1956), con obras como Danza alrededor del bece- "rir.
miento, y Ia sinestesia, entendida ésta como la fragmentaciín de las
rro de oro (fig.6), motivo bíblico que es utilizado por el artista como
front..u, entre los diferentes sentidos, de cara a la consecución de
excusa para plasmar una escena ambientada en los Mares del Sur di
una experiencia estética lo más global posible. En este sentido, el
marcado carácter salvaje y orgiástico. En ella, cuatro jóvenes desnu.
modvo del baile y de la bailarina, o bien aíslado, o bien plasmado en
das, o cubiertas tan sólo con una pequeña falda,llevan a cabo una
el ámbito del café y del cabaret contemporáneo, le permitía a e§te
danzaembriagante, sexual y extátiia,al son de unos tambores imagi;
conjunto de artistas reflexionar sobre estos temas, p9r lo que, a lo
narios y a modo de celebración pagana. Se tata de un baile ejecuta-
largo d. la segunda décadadel siglo XX, se hizo muy frecuente en el
do a base del moümiento de piernas, pelvis y torso, y que puede ser
leído como símbolo de las energías primitivas que parecen controlar
el destino humano. Así, a través de obras como ésta se constata le ', M. MentrN, Mod.ern Art and Dance: an lnttoductioa, en AA.W., Art €t Dance, catálogo
tlc cxposición, Boston, Instítute of Contemporary Att, 1982'
influencia que el antipositivismo, corientes como el anarquismo y, DE'Lac'{lVIpA'cNs, I' GNor Corps prouisoire' Danse'
"'J ' Roucu, M. FtNcx, B. REuv, C' '
sobre todo, el Nietzsche de El Nacimiento de la Tragedia y Así babló t:incma, peinturc, poésie,Paris, Armand Coli¡, 1992, pp' 171-181'
t4 feñloPtM
*ler pldstica¡ l4J
contexro del arte italiano. hrs más, el prlnclpd teédco dc e¡te movi.
l0), ¡rlantea unr nueva €6ü€EpEl6ñ del euerpo humano danzanre, que
miento de vanguardia, Filippo Tommaso'Muinettl [E76- 1944),
pasa, paradójicrmentcr p6t ru elhlnrclén y eonversión en otra cosa.
publicó en 1917 un Manifieitá d, to danw
futui¡iii,'it' ,ru. hry quo
añadr el hecho de que uno de sus miembro, *á, ¿irir.r¿*, -cino
Efectivamente, en obr¡: como érm ya no intcresa el cuerpo del
individuo, sino el rltmo,lr:oluelén dlnÁmtca que Ia música y b.il.
severini (1881-1966), rcalizara una serie bastarr,. n,r,,"io* i.
.ur. pueden aportar al erprelo. E¡r rnulación del organismo dete"itratar
dros dedicados a este tema entre 191 L y 1974. De ellos ,. d.rpr"nJe
de explicarse a partir de la búsqueda del anonimáto emprendida por
una nueva concepción del cuerpo humano danzante o bailanio que
parte de estos artistas y, con ello, del universalis-o. Úro, artiitas
puede ser bautizada como meianicista o mecán ica, ya que
en su que se impusieron como misión el volver a conectar la natutaleza
decantación se parte de Ia plasmación de una ,"ri" á"'*ovimientot
con un ser humano resultado de la síntesis de las diversas clases
maquinales que lleven a la realización del ideal de un cuerpo
multi- sociales y, al mismo tiempo, desmuctor de la sociedad de clases; con
plicado, en el que el concepto bergsoniano de duración, es'decir,
de un individuo amante de la colectividad, inteligenre y muy hábil
f.liación de los distintos tiempos y espacios por los
qr. prr, *a desde el punto de vista manual, que buscaba el equilibrio éntre la
forma, resulta fundamental. Asi, ., .rád.o, .áro Ba¡tir¡na'azul (Ág,
naturalezay el espíritu, entre el exterior y el interior. En obras como
9) de severini, se observa la fusión que a través del baile futurista
íe ósta de van Doesburg se pretende la anulación, incluso, de cualquier
da, desde-el punto de vista corporal, enffe el ser human o yla-drt principio femenino o masculino, de cata a la consecución de una
na, hasta llegar a una especie de metalismo en el que la ,ríb.u.i¿n
Jo nueva imagen en la creación artística con la que llegar a un ser huma-
todo el cuerpo, las ondulaciones de las caderas y lás moümientos
dé no universal, unitario, equilibrado, armónico, que debía formularse
los brazos se llevan a su paroxismo. Es más, esa fusión entre
el se[ cn clave de líneas y planos de color articulados en torno a determi-
humano y la máquin alTegariaa su máxima manifestación en los
denon nados ritmos. Esto es lo que hizo que artistas como el propio van
minados expresivos rcalizados por el aviador Fidele Ar;;;
luelo-s Doesburg y Mondrian se interesaran por la música y la daiza,bien
19L8, que los futuristas consideraríanla cima del baile y
la coreogra- fueran modernas, para el caso del primero, apasionado defensor de
fía. En este sentido,patael caso de estos artistas italiants y
su visión los ballets rusos de Diaghilev y de lo suecos de Rolf Maré, bien fuera
del cuerpo danzante, resultaron fundamentales las invlstigacionec
la de las grandes orquestas americanas de jazz y los bailes populares,
sobre.la descomposición mecánica del moümient o realizadípo.
tecnologías de la üsión y la rep-resentación existentes ., uqr.i
i., como el fox-trot, para el caso del segundo. Ahora bien, lás áos sin-
tiem, tieron un especial horror hacia los desplazamientos caprichosos,
po, como podían ser la f.otografíay el cine,,.
i sentimentales y curvos del vals, prefiriendo los movimientos rectos,
. Y" último ejemplo, en esre rápido muestreo que está haciéndosi exactos y sincopados".
de lo que el análisis de las_ imágenes artísticas p.r.de aporta*
loil En definitiva, estas son algunas de las líneas por las que un análi-
estudios sobre la danzay el baile, sería el que podiría u.nir de lu
,n.ril: sis de las imágenes artísticas, más allá de su dimensión formal, puede
de algunas de las denominadur- ,ourgrurtia, d. ,u*iirrÁnuil;ü;
hacer avanzar los estudios sobre determinados aspectos a los que la
como pueden se', por ejemplo, la abstracción geométricay.l
.onsi historia dela da¡za cada vez da más importancia. De ahí q,.r" r..
tructivismo. un artista clave, en este sentido, séría el hohád¿s,
fun" importante reclamar la necesidad de tender puentes entre esias dos
dador junto con Piet Mondrian del neoplasticismo, Theo va[
áreas de conocimiento, que hasta hace poco tiempo estaban desco-
Doesburg (18$-L%1), quien en su obru Ritrno de un tá¡tu
** tfl,
" Y. MTcHAU», Visualizaciony, El cu.e?o y lat-efia '' S. LEMoINE, [-iarte e la danza, da Edgar Degas a Rebecca Horn, en G. Btit,r.l, E. c)ur.z<¡
Courrnr. G. Vrcen¡u-o (eds.),Histoia det'aifio,lt !ffit 3t A, (krnnrN, J,-J, Vntx;,,tRlNo (eds,), I"¿ Danu delle Auanguardie. Dipinti, scene e costatni, da Dcgas a picarxr,
ffi*ñi¡dú, pp, 4o6y 407, la Matisse a Kcilh Harin¿, cntálo¡¡o dc exposición, Milano, Skira,200J, pp, 4f-48,
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TBonra E PRASSI
DEGLI STUDI COREOLOGICI EUROPE]
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