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INTRODUCCIÓN

La definición de inteligencia emocional ha llegado a prácticamente a todos los


rincones del mundo, en diversas formas tales como de tiras cómicas, programas
educativos, y hasta en juguetes que dicen favorecer a su desarrollo de los niños, o
bien anuncios clasificados de personas que afirman buscarla en sus parejas.

En diversos estudios se ha demostrado que las vidas de las personas que


puntuaban más alto en las pruebas intelectivas o han comparado sus niveles de
satisfacción frente a ciertos indicadores (la felicidad, el prestigio o el éxito laboral)
con respecto a los promedios; todos ellos han puesto de relieve que el coeficiente
intelectual apenas si representa un 20% de los factores determinantes del éxito. El
80% restante depende de otro tipo de variables, tales como la clase social, la suerte
y, en gran medida, la inteligencia emocional. Así, la capacidad de motivarse a sí
mismo, de persistir en un empeño a pesar de las fracasos, de vigilar los impulsos,
diferir las gratificaciones, regular los propios estados de ánimo, controlar la angustia
y empatizar y confiar en los demás parecen ser factores mucho más determinantes
para la consecución de una vida plena que las medidas del desempeño cognitivo.

Si unimos en un jefe la inteligencia emocional con el liderazgo, este jefe tendrá


el conjunto de habilidades idóneas para poder influir en la manera de pensar o de
actuar de las personas, motivándolos para hacer que las tareas que deben llevar a
cabo dichas personas sean ejecutadas de manera eficiente ayudando de esta forma
a la consecución de los logros, utilizando diferentes instrumentos como el carisma y
la seguridad al hablar además de la capacidad de socializar con los demás.
La Inteligencia Emocional como un componente del liderazgo

La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de una persona para utilizar la


emoción de manera proactiva, tanto de sus propias emociones como las de los
demás a su alrededor, y tanto a nivel consciente como subconsciente, como una
herramienta para mejorar el razonamiento y la toma de decisiones.

Daniel Goleman, el "padrino" de la inteligencia emocional, ha publicado


extensamente sobre la importancia de las habilidades no técnicas en el lugar de
trabajo. Él conecta las cualidades de la inteligencia emocional directamente con el
liderazgo y argumenta que el éxito en éste no depende exclusivamente de las
cualidades más tradicionales de competencias prácticas e intelectuales.

Según Goleman “No es que las habilidades intelectuales y técnicas sean


irrelevantes. Ellas son importantes, pero sobre todo como ‘capacidades de umbral’,
es decir, que son los requisitos de nivel de entrada para los cargos ejecutivos. Pero
mi investigación, junto con otros estudios recientes, muestra claramente que la
inteligencia emocional es la condición ‘sine qua non’ del liderazgo. Sin ella, una
persona puede tener la mejor formación en el mundo, una mente incisiva y analítica,
y una fuente inagotable de ideas inteligentes, pero aun así no será un gran líder”
(Goleman, 1996).

Si bien una parte de estas habilidades pueden venir configuradas en nuestro


equipaje genético, y otras tantas se moldean durante los primeros años de vida, la
evidencia respaldada por abundantes investigaciones demuestra que las
habilidades emocionales son susceptibles de aprenderse y perfeccionarse a lo largo
de la vida, si para ello se utilizan los métodos adecuados.

¿Qué es la inteligencia emocional?

Podemos decir que la frecuencia en la que un individuo demuestra o hace uso de


sus competencias y capacidades inherentes a la inteligencia emocional determina
el modo en el que dicho individuo lidia consigo mismo, con el trabajo, con la vida en
general y con los demás
En otras palabras, la inteligencia emocional es algo que llevamos dentro, de carácter
intangible y que influye en cómo manejamos nuestro comportamiento, en cómo
atravesamos las complejidades sociales y en cómo tomamos decisiones personales
que nos permiten alcanzar resultados positivos (Bradberry, 2009). Por último,
Bradberry añade que la inteligencia emocional está compuesta por cuatro
competencias básicas que se pueden englobar en dos competencias principales: la
competencia personal y la competencia social.

Cinco dimensiones de la inteligencia emocional

Lo que el psicólogo Goleman (1998) propuso para simplificar y transmitir de manera


sencilla el concepto de inteligencia emocional fue dividirlo en cinco ámbitos de
actuación o dimensiones que se definen a continuación:

Autoconocimiento

Tal y como la palabra indica, el autoconocimiento consiste en tener conocimiento


de uno mismo, en definitiva, conocerse a sí mismo. No es lo mismo ver las cosas
desde una perspectiva interna que desde una perspectiva externa, es decir, desde
dentro o desde fuera. Las personas dotadas de autoconocimiento tienen la
capacidad de entender, conocer e identificar sus sentimientos, así como de
expresarlos sin que ello les suponga un gran esfuerzo. A su vez, pueden identificar
cómo sus emociones y sentimientos afectan a sus acciones y a su comportamiento,
lo que les proporciona una mayor seguridad en sí mismos. Ellos conocen cómo
actúan y reaccionan ante ciertos sentimientos y circunstancias y conocen mejor que
los demás sus fortalezas y debilidades. En resumen, el autoconocimiento refleja la
capacidad de auto evaluarse adecuadamente, así como de auto gestionarse los
sentimientos, pensamientos, acciones y rendimiento. Solo adoptando una
perspectiva desde el exterior uno es capaz de poder desarrollar el
autoconocimiento, resulta imposible poder desarrollarlo desde una perspectiva
interna.
Autocontrol/autorregulación de emociones

Para poder explicar esta dimensión se debe hacer hincapié en la conciencia, ya que
es la habilidad que tiene una persona de gestionar y controlar los sentimientos,
impulsos y estados de ánimo. Estas personas conocen las consecuencias de sus
actos, y asumen las responsabilidades que dichos actos conllevan. Además, no
sienten aversión hacia lo novedoso ni desconocido, es decir, cualquier idea nueva,
por muy distinta que resulte, será bienvenida por su parte. Asimismo, destacan por
su capacidad de mantener la calma en situaciones de gran dificultad, así como su
paciencia en situaciones de alta problemática, presión y estrés. 15 En un ámbito
organizacional, son personas que cumplen con su deber, puntuales, que trabajan
con precisión, orden, seriedad y claridad y que asumen sus responsabilidades, que
conocen a la perfección. Además, se desenvuelven bien en situaciones de
incertidumbre y reaccionan rápidamente ante cambios inesperados.

Motivación

La motivación es el motor más potente del que dispone todo ser humano para iniciar
una determinada acción, es algo intangible que hace que nos movilicemos para
lograr un determinado objetivo. “La base de la motivación es el deseo: la obtención
de aquello que se quiere es importante para alcanzar la felicidad” (Medinilla Durán,
2009). Las personas que poseen esta dimensión son las que gozan de un alto grado
de motivación, así como la capacidad de transmitirla. El hecho de tener una
estabilidad emocional constante y desarrollada contribuirá a que la persona esté
motivada y desarrolle capacidades como la creatividad, entre otras. Dicha
estabilidad facilitará el logro de objetivos y, por tanto, despertará el esfuerzo del
individuo para actuar con el fin de alcanzar su objetivo. Para ello, además de
esforzarse, la persona deberá ser innovadora, perseverante, creativa, optimista y
necesitará tener iniciativa. El hecho de estar muy orientado a los objetivos hace que
la persona se comprometa por completo a dedicar su esfuerzo a lograrlo, lo que
implica buscar el método más eficiente, que suele ser velar por el interés común –
aunque esto implique un sacrificio individual mayor– del grupo y querer obtener
feedback constante del mismo.
A lo largo del proceso de alcance de objetivos resulta fundamental estar motivado,
no perder la ilusión ni los ánimos y en especial, continuar estando convencido de
que se va a lograr.

Empatía

Se trata de la capacidad de una persona de ponerse el lugar del otro, de sintonizar


con los sentimientos, preocupaciones, necesidades y demandas de los demás.
Igualmente, una persona emocionalmente inteligente no solo identifica ese estado
de ánimo del otro sino que se interesa por las preocupaciones del sujeto en cuestión
y actúa dependiendo de cuál sea dicho estado de ánimo para contribuir a su
bienestar (Ioannidou & Konstantikaki, 2008).

Habilidades sociales

Son personas persuasivas, saben en qué centrarse y qué estrategias elegir para
recibir apoyo de los demás. Asimismo, saben detectar situaciones conflictivas y las
solucionarán de modo que dichos conflictos no afecten más a algunas personas que
a otras. El liderazgo es clara consecuencia de tener alta capacidad de
interrelacionarse, ya que el líder sustraerá lo mejor de cada persona, creará espíritu
de grupo y trabajará con ellos con un fin común que esperarán lograr. También
tendrá la capacidad de gestionar a las personas más difíciles y problemáticas con
paciencia, perseverancia y tacto, aportando en soluciones que satisfagan a ambas
partes.

Competencias personales de un líder

Para ser capaces de impulsar procesos que influyan en los demás de modo que se
sientan motivados para realizar un esfuerzo con el fin de lograr un determinado
objetivo o una meta, indudablemente las personas han de estar dotadas de ciertas
competencias o aptitudes para poder ser consideradas líderes.

Las competencias son las siguientes:

• Desarrollo de una perspectiva estratégica. Consiste en elegir las estrategias


adecuadas, lo que permitirá un avance sostenible de la empresa.
• Conexión del grupo con el exterior. Resulta fundamental que los trabajadores se
sientan tanto parte del equipo como de la organización.

• Exhibición de conocimiento técnico o profesional. Los líderes han de hacer uso de


sus conocimientos para poder aportar valor a su equipo y además de demostrar que
saben, han de ayudar.

• Práctica de autodesarrollo. Un líder ha de conocerse a sí mismo, estar dispuesto


a aprender cada día y de ir mejorando.

• Establecimiento de objetivos claros. De este modo los trabajadores tendrán


objetivos que cumplir, una meta a alcanzar, una razón de ser y una finalidad dentro
de la organización.

• Colaboración y adopción de trabajo en equipo. La empresa es una gran familia,


sin cooperación ni colaboración por parte de sus empleados difícilmente podrá
sobrevivir.

• Capacidad de resolución de problemas. Se trata de la capacidad de reaccionar


ante los cambios y dar solución a los problemas que se interponen en el camino de
la organización.

• Comunicación poderosa y sincera. Resulta esencial comunicar con sinceridad y


contundencia para ser transparente y evitar mentiras y polémicas, que solo
perjudicarán las relaciones laborales. • Guiar en los cambios. Un gran líder tiene la
capacidad de dirigir los cambios, convencer a sus trabajadores del motivo principal
del cambio y de encaminarlos hacia lograr el éxito.

• Capacidad de innovar. Los cambios son frecuentes, y cada vez exigen nuevos
métodos de resolución; por ello, innovar resulta fundamental.

• Construcción de relaciones. Consiste en ser capaz de transformar el sentimiento


de ser compañero de trabajo a ser compañero de equipo, el sentimiento
individualista ha se transformarse a un sentimiento colectivo.

• Manifestación de honestidad e integridad. Son los valores fundamentales que


inevitablemente atraen al talento, todo trabajador desea un líder sincero e íntegro.
• Orientación hacia resultados. Las tareas se desarrollan adecuadamente, lo que
implica que los resultados son óptimos. Ello crea ejemplo y suscita afán de querer
hacer lo mismo por parte de los empleados, que querrán entrar en el círculo del
éxito que refleja el líder.

• Contribución al desarrollo del compañero. Un líder siempre buscará el desarrollo


de sus compañeros, ayudándolos y aportándoles el mayor valor posible.

• Toma de iniciativa. Un líder es líder, entre otras cosas, porque cuando hay que
desarrollar alguna actividad o hay que llevar a cabo una determinada acción, tomará
el timón para encabezarla y guiarla.

• Capacidad de inspirar y motivar al equipo. Relacionada con el desarrollo de los


compañeros, es fundamental que siempre los motive y les demuestre lo importantes
que son dentro de la organización.

Cualidades emocionales en el liderazgo

Como ya se había mencionado antes, Goleman explica que la aptitud emocional


es de vital importancia en el papel que desempeñan los líderes en la empresa y los
demás miembros de la misma, sobre todo cuando existe un ambiente tenso o de
conflicto. De esta manera, una inefectiva aplicación de esta aptitud influye
negativamente en la efectividad de los trabajos a realizar y en el clima
organizacional: “la ineptitud de los líderes reduce el desempeño de todos: hace que
se malgaste el tiempo, crea asperezas, corroe la motivación y la dedicación al
trabajo, acumula hostilidad y apatía” (Goleman, 2010, p. 52).

Pero, ¿cómo deben reaccionar los líderes ante estas circunstancias de


conflicto? El manejo de una situación emocional requiere de un buen número de
capacidades para resolver los problemas y conflictos de raíz mediante el
restablecimiento del entendimiento y la confianza. Entre estas capacidades se
encuentra la escucha y la habilidad de persuadir con una recomendación para su
resolución. Tanto la resolución de problemas y conflictos como la generación de
entendimiento y confianza en las organizaciones son aspectos que constituyen el
liderazgo en las organizaciones. Sin embargo, en su libro Goleman nos cuenta que
el director de estudios de mercado de KODAK ha formulado algunas preguntas que
pueden resultar claves a la hora de identificar precisamente aquellos ingredientes
del liderazgo, a saber:

El empuje: Está relacionado con las ganas de realizar los trabajos eficientemente.
Indica el empuje que un trabajador puede tener y la necesidad intrínseca de
responder ante lo encomendado, aun cuando para lograrlo deba hacer sacrificios
personales. El empuje se ve reflejado en la entrega de un mayor esfuerzo y tiempo
del estrictamente solicitado, de la automotivación, de la disponibilidad de energía,
de la disposición al sacrificio, de la capacidad de trabajo en equipo y del liderazgo.
Por tanto, tener empuje es estar siempre dispuesto a sortear las dificultades y seguir
adelante ante las adversidades.

La diplomacia: Este aspecto juega un papel relevante dentro del ejercicio del
liderazgo. El análisis objetivo de ciertas situaciones y la forma en la cual se abordan
las mismas, es indispensable para un líder y para los miembros del equipo ya que
se convierte en una forma de analizar y difundir información de forma razonada.
Esto está relacionado con la capacidad para percibir puntos sensibles de los
individuos y de la organización, para aceptar los riesgos creativos, para adaptarse
a nuevas condiciones y para generar seguridad para todos y orientarlos. Para ser
diplomático el líder debe desarrollar al máximo sus habilidades sociales, las cuales
le permitirán orientar adecuadamente la información que posee.

La proactividad: Este aspecto implica que las personas se comprometan con la


empresa, que se orienten no sólo a realizar su trabajo, sino a dar más de lo que se
espera de ellos. Por ello, generar y difundir el ejercicio de la proactividad es también
una labor y una cualidad importante del líder, mediante la cual puede utilizar sus
habilidades personales y sociales para difundir mediante la práctica, entre los
demás miembros, que la orientación a la acción genera impacto en las empresas.
Este aspecto implica entonces evaluar si existe orientación hacia la acción y
continuidad en la misma hasta lograr impacto (Goleman, 2010). Para ser proactivo
quien se considere líder debe adelantarse a las necesidades de la empresa o de
una situación determinada, lo cual le permitirá, con el tiempo, irse adaptando a las
nuevas circunstancias y mantener un panorama completo de lo que sucede a su
alrededor. Solo así es posible identificar los momentos en los cuales se debe tomar
decisiones propias, y aquellos en los que se debe motivar a los demás para tomarlas
(Goleman, 2010).

Adicional a las cualidades ya descritas, como aspectos fundamentales del liderazgo,


también se encuentra una que complementa las anteriores y permite la motivación
de todos los miembros de la organización: La honestidad emocional. Robert Cooper
y Ayman Sawaf (1997) explican que la honestidad emocional no se refiere a ser
políticamente correcto, sino que consiste en la habilidad para prestar atención a lo
que dice el corazón que es la verdad, para aprender todo lo que se pueda de los
demás y de su potencial único, para ofrecer apoyo a los otros y para
responsabilizarse de los actos que desarrolla y hacer responsable a los demás de
los suyos (Cooper, Sawaf, 1997).

Así mismo la honestidad emocional requiere la escucha de los sentimientos sobre


la verdad interna que se origina del vínculo entre la inteligencia emocional, la
intuición y la conciencia. Sin embargo, para adquirir la honestidad emocional se
necesita reconocer los sentimientos propios, sobre todo cuando esto riñe con lo que
el pensamiento trata de racionalizar. La honestidad emocional implica el
permanecer honesto consigo mismo y respetar la sabiduría tanto del corazón como
de la cabeza (Cooper y Sawaf, 1997).

En la práctica, cuando los miembros de un equipo de trabajo sienten que su líder es


honesto emocionalmente ellos generen un respeto por él que no se puede comparar
con el que genera la autoridad, por que dicho respeto está basado en la cercanía
por las emociones del otro. Cuando ello ocurre, se genera una conexión
indestructible entre varios cerebros que se toleran y se consideran entre sí (Cooper
y Sawaf, 1997). Otra característica fundamental del liderazgo es la firmeza, ya que
en el desarrollo de las actividades y responsabilidades diarias también se requiere
tomar decisiones duras, dar lineamientos e instrucciones precisas, decir a los demás
lo que se debe hacer, en muchos casos forzar el cumplimiento de sus tareas y en
otros la necesidad de ser explícito en cuanto a las consecuencias de no realizarlas.
La firmeza implica entonces no solo persuasión sino, en algunos momentos, el uso
del poder que otorga un cargo (Goleman, 2010).

Competencias personales de un líder

Para ser capaces de impulsar procesos que influyan en los demás de modo que se
sientan motivados para realizar un esfuerzo con el fin de lograr un determinado
objetivo o una meta, indudablemente las personas han de estar dotadas de ciertas
competencias o aptitudes para poder ser consideradas líderes.

Las competencias son las siguientes:

• Desarrollo de una perspectiva estratégica. Consiste en elegir las estrategias


adecuadas, lo que permitirá un avance sostenible de la empresa.

• Conexión del grupo con el exterior. Resulta fundamental que los trabajadores se
sientan tanto parte del equipo como de la organización.

• Exhibición de conocimiento técnico o profesional. Los líderes han de hacer uso de


sus conocimientos para poder aportar valor a su equipo y además de demostrar que
saben, han de ayudar.

• Práctica de autodesarrollo. Un líder ha de conocerse a sí mismo, estar dispuesto


a aprender cada día y de ir mejorando.

• Establecimiento de objetivos claros. De este modo los trabajadores tendrán


objetivos que cumplir, una meta a alcanzar, una razón de ser y una finalidad dentro
de la organización.

• Colaboración y adopción de trabajo en equipo. La empresa es una gran familia,


sin cooperación ni colaboración por parte de sus empleados difícilmente podrá
sobrevivir.

• Capacidad de resolución de problemas. Se trata de la capacidad de reaccionar


ante los cambios y dar solución a los problemas que se interponen en el camino de
la organización.
• Comunicación poderosa y sincera. Resulta esencial comunicar con sinceridad y
contundencia para ser transparente y evitar mentiras y polémicas, que solo
perjudicarán las relaciones laborales. • Guiar en los cambios. Un gran líder tiene la
capacidad de dirigir los cambios, convencer a sus trabajadores del motivo principal
del cambio y de encaminarlos hacia lograr el éxito.

• Capacidad de innovar. Los cambios son frecuentes, y cada vez exigen nuevos
métodos de resolución; por ello, innovar resulta fundamental.

• Construcción de relaciones. Consiste en ser capaz de transformar el sentimiento


de ser compañero de trabajo a ser compañero de equipo, el sentimiento
individualista ha se transformarse a un sentimiento colectivo.

• Manifestación de honestidad e integridad. Son los valores fundamentales que


inevitablemente atraen al talento, todo trabajador desea un líder sincero e íntegro.

• Orientación hacia resultados. Las tareas se desarrollan adecuadamente, lo que


implica que los resultados son óptimos. Ello crea ejemplo y suscita afán de querer
hacer lo mismo por parte de los empleados, que querrán entrar en el círculo del
éxito que refleja el líder.

• Contribución al desarrollo del compañero. Un líder siempre buscará el desarrollo


de sus compañeros, ayudándolos y aportándoles el mayor valor posible.

• Toma de iniciativa. Un líder es líder, entre otras cosas, porque cuando hay que
desarrollar alguna actividad o hay que llevar a cabo una determinada acción, tomará
el timón para encabezarla y guiarla.

• Capacidad de inspirar y motivar al equipo. Relacionada con el desarrollo de los


compañeros, es fundamental que siempre los motive y les demuestre lo importantes
que son dentro de la organización.
CONCLUSIONES

Debemos de reconocer que un buen líder es una persona que tiene autoridad de
manera natural y que la ejerce también de manera natural, sin esfuerzo así como
sin autoritarismos. Como cabezas de una institución educativa debemos agrupar a
nuestros compañeros de trabajo por determinación, y desarrollar el tipo de gestor
administrativo con carisma, capacidades y seguridad para dirigir al grupo. En
muchas ocasiones, las situaciones que se experimentan dentro de la institución son
las que hacen que el director de la escuela o colegio en cuestión se convierta en
líder por sus propias características de la personalidad y el entorno inmerso en la
comunidad educativa.

Del liderazgo se ha hablado mucho, debido a su importancia en la historia de las


instituciones y hasta organizaciones, ya sea sociales, políticas hasta incluso
militares. Es un tema ha sido debatido entre grandes de los negocios, incluido el de
la educación privada, sin embargo, no importando si el líder en la organización nace
o se hace, es indudable que gente líder es valorada en su empresa por ser impulsor
y generador de valor agregado en ella. En importante poner en perspectiva el
liderazgo como una actividad amplia y visionaria que trata de discernir la
competencia y valores característicos de un centro educativo, comunidad específica
o determinado centro de población.

Como futuros líderes efectivos es de vital importancia que conozcamos nuestro


futuro personal lo suficientemente para dar respuestas apropiadas a las demandas
que las habilidades cambiantes de ellos como colaboradores exigirán en todo
momento. El líder debe recordar que los seguidores como individuos y como grupo
desarrollan sus propios patrones de conducta y formas de operar (normas,
costumbres, hábitos), puede que con frecuencia el líder tenga que comportarse de
modo diferente con cada uno de sus hombres, porque están en diferentes niveles
de madurez, y es a partir del conocimiento que tengamos de ellos y como gestores
visionarios de la administración educativa donde llevaremos con éxito la institución
que representamos.

Bibliografía
Bradberry, T. (2009). Emotional Intelligence. En T. Bradberry, Emotional
Intelligence. San Diego, California: TalentSmart.

Goleman, D. (1996). Inteligencia emoconal. En D. Goleman, Inteligencia emoconal


(pág. 528). Barcelona: Kairos.
Medinilla Durán, C. (2009). Componentes de La Inteligencia Emocional. In La
Inteligencia Emocional (Vol. 22, p. 10). Granada, Colombia: Innovación y
Experiencias Educativas.

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