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El secreto de la Estrella

Capítulo V

Eriol observó a la mujer que había dejado sobre el futon, eran cerca de las nueve de la noche y el templo
Tsukimine finalmente se había quedado en silencio, los monjes parecían haber decidido que la limpieza
podía esperar un poco y se habían retirado temprano, nadie los vio entrar por la puerta lateral, ni acercarse
a la residencia de la familia Mizuki, tampoco notaron as puertas que se deslizaron silenciosamente sin que
ninguna mano las tocara, ni al joven de cabellos azules seguido por un cuerpo flotante.

Ella emanaba un aura oscura, los residuos de la energía de aquella criatura, Eriol se tomó la molestia de
usar su magia para purificarla antes de revisarla, no tenía daños más allá de un corte en su mano izquierda,
lo suficientemente grande como para haber liberado una buena cantidad de sangre, estaba fresco y
parecía propenso a infectarse, pero él no lo curo, no, ella merecía sufrir un poco de dolor por lo que había
hecho.

Revisó la habitación en busca de algo inusual, pero todo parecía estar en orden, dejó a Kaho
profundamente dormida y salió al patio, si mal no recordaba había un pequeño altar privado dentro de los
jardines de aquella casa, Nakuru y Spinel esperaban afuera, en silencio, estaban molestos con ella, podía
sentirlo, la desaprobación, la desconfianza, el recelo y la ira manando de sus guardianes.

-No debimos traerla, intento hacerle daño- Susurró Nakuru.

-Es verdad, pero quería ver que es lo que ha estado haciendo, no creo que haya caído por casualidad en
manos de ese roba cuerpos.- refutó Eriol- Vayan a casa, yo me quedare un rato-

-Como tú desees- Nakuru se puso de pie, Spinel la siguió a través del corredor que daba al templo.

-Utilicen la puerta trasera y procuren no hacer ningún ruido- Murmuró Eriol.

-¿Por qué?- Inquirió Nakuru.

-Que ciega estas- dijo Spinel, Eriol se limitó a sonreír.

-No querrás interrumpir algo importante querida Nakuru-

Los guardianes desaparecieron en medio de la noche, Eriol dejó fluir su magia, hilos de luz azul se
desprendieron de sus manos; acariciando las paredes y el suelo, se entrelazaron en una red de búsqueda,
desperdigándose por cada rincón, analizando cada energía, cada minúscula partícula de esencia en aquel
lugar, los jardines, las estancias, las habitaciones de los monjes, nada, ni rastro de aquella energía que
había sentido en Kaho.

Decidió caminar hacia afuera, recorrió el templo, los jardines y los estanques, el altar de las ofrendas, las
tiendas y los nichos, entonces lo sintió, una ráfaga, un aroma pululando en el aire frio, desplegó su magia
en aquella dirección, pasando los árboles, en el lindero del bosque de pinos que rodeaban el templo, siguió
el camino de migajas hasta un árbol especialmente grande, su tronco desgastado y musgoso delataba su
edad, entre las raíces la tierra había sido removida, no lo pensó, se quitó la chaqueta y dobló la camisa
sobre sus brazos, una niebla oscura era el único atisbo de lo que allí había habido, hurgó en la tierra, cavo
y cavo, finalmente encontró lo que buscaba, una caja de madera enterrada bajo el viejo pino, envuelta en
seda negra y aun húmeda, dentro una daga de plata teñida de sangre, un amuleto de piedra negra con la
forma de un ave, sus ojos le devolvieron la mirada, rojos, como rubíes.

La furia se apoderó de él en el mismo instante en que dedujo el ritual que había sido llevado a cabo, flamas
azules lo rodearon, incinerando aquel esplendido y antiguo árbol desde sus cimientos, él se mantuvo
quieto, de rodillas, hasta que no fue más que cenizas y humo, entonces caminó de regreso a la casa, no se
molestó en entrar o en no hacer ruido, le daba lo mismo, si ella despertaba, si se atrevía a darle la cara,
que los dioses tuvieran clemencia.

Se detuvo frente al pasillo principal, justo donde sabía que ella encontraría su mensaje, dejo caer la caja,
la seda, la daga y el amuleto se desparramaron por el suelo formando una silueta, el estrepito resonó en
las paredes de bambú, Eriol sonó los dedos, apenas un movimiento de su mano y ardieron, cenizas, humo
y metal burbujeante mancharon el suelo, la única prueba de su presencia en aquel lugar, una advertencia,
una amenaza, una promesa.

Pocas veces en la vida se llega a ese momento trascendental, cuando los planetas se alinean, el tiempo se
detiene y el corazón late desbocado, sabiendo, como solo él puede hacerlo, que la respuesta está allí,
ofreciéndose como se ofrecen las olas a la orilla del mar. Aquella noche todo parecía haberse calculado
para ponerlos a ambos en tales posiciones que no hubiera más opciones que abordar el tema, Shaoran
tomó asiento en la escalera junto a Sakura, un presentimiento recorriendo su espina dorsal, ¿Qué era lo
adecuado? ¿Debería hablar él primero?, no, sabia por experiencia propia, por los años de vivir bajo las
estrictas normas de su madre, que una mujer debe ser escuchada primero y Sakura distaba mucho de ser
esa niña de la que él se había prendado, no, ella se había convertido en una mujer, y no cualquiera, sino
una muy especial para él, lo había sabido desde la primera vez que la vio y quizás por eso la había odiado
tanto, porque incluso a la tierna edad de once años ella había ejercido sobre su corazón un control
absoluto. El escucharía lo que ella tuviera que decir y estaría listo, rogaría a los dioses para que ella pudiera
comprender tantas cosas.

-El día de hoy me pediste una conversación, lo lamento si fui grosera al negártela- comenzó diciendo ella-
me temo que la explicación que buscas no es fácil de dar- sus ojos se fijaron en el cielo, la niebla se había
ido dando paso a un manto estrellado, la luna, en su fase creciente, se reflejó en su rostro níveo, dándole
un brillo platinado a sus facciones.- Te diré… no- se corrigió, si había un buen momento para poner en
practica algunas de las lecciones de Eriol, era este- te mostrare mis motivos para alejarme de ti Shaoran,
si me prometes no hacer preguntas hasta que termine.- Cada palabra rasgó en su garganta como cientos
de vidrios quebrados, ella le estaba ofreciendo una oportunidad, para conocer las consecuencias, para
darle un motivo que le hiciera marchar, pero ¿Qué haría si el decidía quedarse?

-Te prometo no interrumpirte- respondió él solemnemente.

Sakura volvió la vista hacia él, había hecho todo lo posible para evitar este momento, todos sus esfuerzos
habían sido en vano, tomo un profundo respiro y con un movimiento lento y calculado rozó la mano de
Shaoran, el chino, aturdido y maravillado por aquel tenue contacto, apenas reacciono cundo ella entrelazó
sus dedos con los de él.

-Hace algunos años tuve un sueño, más allá de eso, es una especie de premonición, una terrible
premonición- dijo Sakura- Mis sueños suelen hacerse realidad, como bien sabes, me costó mucho esfuerzo
tomar las decisiones que tomé, pero no tuve opción, espero puedas comprenderme- Sus ojos se nublaron
por las lágrimas contenidas, él la observó girarse levemente y mirarlo directo a los ojos- Lo que verás ahora
Shaoran son mis recuerdos- murmuro ella antes de juntar su frente con la del chico.

Sakura cerró sus ojos, su energía cobro vida alrededor de ella, su sello mágico brilló bajo sus pies, el viento
se detuvo y los sonidos de la noche se apagaron a su alrededor, ella atrajo sus memorias, desde ese lugar
recóndito de su mente, donde permanecían ocultas, a paso lento ella avanzó, encontró la mente del chino
totalmente abierta, sin guardas ni cerraduras, un lienzo en blanco donde sus memorias fueron plasmadas
con delicadeza, le enseño aquel terrible sueño, su sufrimiento y las largas noches de contemplación, su
miedo, su angustia.

Shaoran pudo sentir la magia fluyendo desde ella, sus energías entrelazándose desde sus manos y a través
de su cuerpo, el mundo a su alrededor desapareció, los rodeo la oscuridad y momentos después ya no era
consciente de su cuerpo, él era bruma, era aire, un suspiro, un susurro correteando a través de la nada,
solo sus manos entrelazadas eran una conexión con el presente, el aroma de Sakura, su aliento rozando
sus labios, ¿Qué estaba haciendo? ¿Cómo era capaz de usar su magia de esta manera?, la sintió entrar a
su mente, un roce tan suave como el que había ejercido con sus dedos.

Proyección, pensó Shaoran, eso era, ¿Cómo lo había logrado? Él mismo había intentado durante años y
después de tanto esfuerzo se le hacía aun imposible, y allí estaba ella, había tardado medio latido de
corazón en alcanzar los rincones de su mente, sin esfuerzos, sin problemas, era impresionante, pero sería
muy poco el tiempo para maravillarse de tal proeza, las imágenes aparecieron poco a poco ante sus ojos,
el cielo, el suelo, los árboles cubiertos de musgo, reconoció el bosque, los árboles y la hierba, el pequeño
poblado, cada casa, cada rostro, los gritos y el terrible olor de la madera quemada, el sonido de las armas
al ser desenvainadas, el acero chocando con acero, piel y huesos, sintió la desesperación, lloró al verse
inútil, vio las sombras y a esa criatura que amenazaba a aquella persona tan especial, escuchó su voz
llamarla, Sakura, se vio a si mismo corriendo en su búsqueda, vio la desesperación de su mirada y su pecho
ardió con el ímpetu del dolor desgarrador, intento moverse, pero no era más que un espectador, sitió
como se ahogaba, como cada respiración representaba un esfuerzo, la voz de ella grito palabras inteligibles
y sus ojos se fijaron en la figura delante de él, era como verse en un espejo, sentía su confusión y el horror
de ella, el pánico y la impotencia. Shaoran sintió venir las arcadas, sus ojos no daban crédito a lo que había
visto, jamás olvidaría aquel crujido, el acero atravesando los tejidos y las pequeñas gotas calientes
salpicando su rostro, el rostro de ella, jamás podría olvidar esa sensación al verse a sí mismo degollado
sobre un charco de sangre.

Shaoran sintió el calor de las lágrimas surcar sus mejillas, pero no eran suyas, las imágenes se esfumaron
rápidamente como el humo que es desmenuzado por el viento mientras Sakura se desplomaba en sollozos,
densas gotas caían de sus preciosos ojos esmeralda y rozaban las mejillas, descendiendo hasta el rostro
del chico, él solo atino a rodearla con sus brazos, en un instinto tan fuerte, tan natural, protegerla.

-Sakura- susurró a su oído, ella se aferró a él, había sido tan vivido, tan real, tan terrible, pero no había
pasado, no aún, él estaba allí, era real, estaba allí, con ella, en peligro.

-¿Lo comprendes ahora? Sucederá, lo que sea que sea esa criatura, si tiene relación o no con lo que
enfrentamos esta noche, viene por mí, me quiere a mí y no descansará hasta encontrarme- dijo ella- No
puedo permitirlo Shaoran, no puedes quedarte, tienes que alejarte de mí- sollozó contra su pecho,
aparentemente todo raciocinio se había esfumado de ella, pero él no se alejó, por el contrario la apretó
más cerca.

Sakura podía oír los latidos de su corazón, serenos, acompasados, como su respiración, ¿Es que no había
visto nada? El haberlo presenciado, teniéndolo tan cerca, había sido mucho más doloroso que las otras
veces.

-Mírame Sakura- pidió Shaoran, ella alzó la cabeza lentamente, sus ojos verdes empañados por las
lágrimas, pero él le sonreía, a pesar de todo lo que había visto, del horror que ella sabía debía haber
sentido, aun así él sonreía.- ¿Es por esto que te has alejado de mí?- pregunto, Eriol se había quedado corto
con su breve relato acerca de los sueños de la chica, si, él había sentido miedo, horror, su boca se había
secado y por un momento su corazón había dejado de latir, pero no le temía a la muerte, no le temía a
aquella criatura, ni siquiera ver su hogar destruido lo había asustado tanto como aquel detalle que ella
parecía no haber notado.

-Si te quedas conmigo pasaran cosas terribles- susurró ella.

-Creo que cometes un error Sakura- Refutó él, elevó su barbilla con una mano, un toque tan gentil como
su sonrisa- No seas tonta, ¿Es que no te diste cuenta?-

-¿A qué te refieres?- preguntó ella desconcertada.

Shaoran volvió a juntar sus frentes, mantuvo sus ojos fijos en los de ella y tomo su rostro entre sus manos.

-La única forma de evitar que eso ocurra, si es que hay posibilidades de que ocurra, es mantenernos juntos,
si no me haces correr por todos lados buscándote entonces no hay motivos para que ese hecho suceda-
dijo simplemente.

Sakura lo observó por unos instantes, tenerlo tan cerca parecía abrumarla demasiado, su mente no
reaccionaba y su cuerpo lo hacía con demasiado ahínco, su corazón latía tan fuerte que podía escucharlo
en su cabeza, su piel quemaba donde él la tocaba y muy dentro de ella anhelaba estar más y más cerca.

-¿Eso crees Shaoran?- pregunto, el chino asintió.

-Estoy seguro- Shaoran sonrió.

Sakura estuvo a punto de estar de acuerdo con él, pero entonces ese miedo que la había acompañado por
tantos años se apoderó de ella, luchó con esa voz que le decía que él tenía derecho a decidir, el anhelo
profundo e intenso que le hacía desear que se quedara.

-No puedes estar seguro- refutó ella intentando apartarse, él no permitiría tal cosa, no después de haber
dado un paso al frente, no después de tantos años de añorarla, de imaginar cómo sería estar así, tan cerca
de ella.

-Dame la oportunidad de demostrártelo entonces- dijo Shaoran sonriéndole- ¿Hemos enfrentado algún
obstáculo que no pudiéramos vencer juntos? Somos un equipo Sakura, ¿Lo recuerdas?- ella intentó
retroceder nuevamente, pero él aprovecho el impulso, girándola entre sus brazos, separando sus manos
únicamente para señalar la manguera desparramada sobre el suelo- Mira lo que hicimos esta noche, no
hay nada que no podamos vencer si estamos juntos-
Sakura se sentía abrumada, los recuerdos, los hechos recientes y el contacto con Shaoran la habían sacado
de centro, escondió su cara entre sus manos y sollozó, dejando que toda la presión se escurriera por sus
ojos, ¿Y si él tenía razón?

-¿Y si te equivocas?- susurro entre sollozos.

-No lo hago- respondió él- No hay nada que no podamos superar juntos Sakura, por eso estoy aquí.- él hizo
una pausa, considerando si sería el momento adecuado para hacer mención de su segundo motivo, si ella
volvía a cerrarse a sus emociones después de esto estaría perdido- Porque estoy seguro de que no hay
otra persona con la que pueda sentirme de esta manera Sakura, porque los sentimientos que tengo por ti
son tan grandes que me han hecho superar cada obstáculo hasta volver a encontrarte y no puedo permitir
que el miedo sea el motivo para separarnos-

-No comprendes el riesgo- musitó Sakura.

Shaoran se irguió a toda su altura y la hizo girar nuevamente, frente a frente, su mirada era tan severa que
la chica habría jurado verlo envejecer unos diez años frente a sus ojos.

-Cuando volví a Hong Kong me enteré de que ese sujeto, Wuya, había estado enviando criaturas extrañas
a atacar al círculo de magia, empezó justo después de tu visita a Hong Kong y se detuvo cuando pareció
darse cuenta de que tu no estabas allí, tu familia, como la mía, pertenecen al círculo de magia Sakura, sin
importar cuanto haya intentado alejarlos tu antepasado, es un nexo de sangre que no se romperá, Wuya
lo sabe, el captó tus poderes y los de tu hermano, su esencia Feng sigue intacta y se ha potenciado gracias
a que heredaron dones de una reencarnación del mago Clow- Shaoran hizo una pausa para hacer que ella
le mirara de directamente a los ojos y mantuvo sujeto su mentón para impedir que ella desviara el rostro.-
Me temo que esta batalla no es solo tuya y no puedes ganarla sola.- Las palabras hicieron eco en la chica,
inmediatamente sus ojos volvieron a desbordarse, esta vez con un toque de rabia, él no le permitió hablar-
Eres fuerte Sakura, mucho más de lo que cualquiera hubiera esperado, te he visto hacer cosas en las
últimas horas que la mayoría de nosotros, aun siendo entrenados desde la infancia, somos incapaces de
hacer, tu poder no tiene límites, pero no puedes librar tu sola esta guerra, no sé porque ese sujeto te
persigue, pero sé que no estarás a salvo si continuas alejándome.- Li Shaoran respiró profundamente,
había llegado la hora.- Además… - sintió sus mejillas arder- Además yo vine a Japón por ti Sakura, te hice
una promesa hace mucho tiempo, cuando decidiste alejarte de mí, cuando no respondiste mis llamadas o
mis cartas, cuando ninguno de nuestros amigos quiso darme información, creí volverme loco, quise
regresar de inmediato, fue Eriol quien me lo impidió, me pidió que te diera espacio…- Sakura lo miraba
atónita, había estado al tanto de sus intentos por llegar a ella, cuando pasaron los meses y él no regreso,
ella había hecho un pésimo trabajo convenciéndose a sí misma de que quizás Li Shaoran la había olvidado-
Lo hice, ha sido lo más difícil que he hecho en toda mi vida, no pasó un día en los últimos seis años sin que
temiera que tú… que tu pudieras olvidarme.-

-Shaoran…- musitó ella, vio esos ojos chocolate, las lágrimas pugnando por salir, su sinceridad, la
intensidad de aquella mirada, respiro hondo y su aliento se coló entre sus labios, era dulce y fresco, como
los bosques de pino, su espina dorsal tembló y sus rodillas amenazaban con dejarla caer, Sakura supo que
estaba perdida.- ¿Cómo me olvidaría de ti? Eso Jamás Shaoran- las palabras salieron de su boca antes de
que pudiera detenerlas.-Él sonrió, en medio de lágrimas retenidas por demasiado tiempo.

-Déjame quedarme a tu lado Sakura- susurró, y allí estaba, Sakura escuchó las voces en su cabeza, allí
estaba su respuesta, su anhelo y su miedo, todo en una sola frase, su corazón latía más fuerte que nunca.
-¿Y si no puedo protegerte?- preguntó, él sonrió.

-No hay nada que no podamos lograr si estamos juntos, confía en mi Sakura- Era más de lo que ella podía
soportar, más de lo que podía desear, por un instante dudó, debería dejarlo ir, aunque le doliera, por su
bien.

“La fuerza de los dos será la victoria de muchos, quédate a su lado”

Aquella voz sonó clara en su mente, extrañamente familiar, cálida y serena, ¿Habría sido su imaginación?,
por un momento Sakura creyó reconocerla, un atisbo de su pasado, lo que hubiera sido, había despertado
en su interior un sentimiento que ella creía muerto para siempre.

-Juntos- se limitó a decir ella.

Li Shaoran creía conocer la felicidad, la había experimentado de niño al jugar con sus hermanas, cuando
recibía la aprobación de su madre, cuando ella, la persona más especial para él le había compartido sus
sentimientos, la primera vez que la había abrazado, cuando la había tomado de la mano, ¿Cómo era
posible sentir algo más intenso que eso? Pero así era, “Juntos”, si, juntos desde ahora y, que los dioses lo
ayudaran, no la dejaría ir jamás.

Sus miradas se cruzaron, sentimientos desbordados en lágrimas, dos corazones latiendo a la par de una
misma emoción, él se acercó y Sakura tuvo que luchar con las mariposas en su estómago, con el temblor
de sus rodillas y ese nuevo calor formándose dentro de ella, sus frentes se tocaron nuevamente y aquella
electricidad arrasó en su interior cuando él le rodeó la cintura con su brazo, la mano libre acarició su mejilla
atrayéndola más y más cerca, y entones…

-¡Finalmente!- Exclamo una vocecita desde el pórtico.

Sakura y Shaoran se separaron tan bruscamente que el chino cayó sentado sobre las escaleras, sonrojados
hasta las orejas y con los corazones desbocados, posaron sus ojos en la pequeña niña, sus cabellos largos,
de un tono marrón ceniza caían a cada lado, su vestido amplio parecía flotar sobre el suelo, estaba rodeada
de luz dorada que parecía provenir de una estrella de cinco puntas en su frente y sus ojos grises refulgían
casi tanto como su sonrisa.

-Pero que demo…- comenzó a decir Shaoran desde el suelo, pero una segunda figura apareció por la
puerta.

-Discúlpenos por favor- Una segunda niña, vestida con un kimono y con el cabello adornado por cintas de
un azul claro, hizo una profunda reverencia hacia Sakura.- Ha estado muy inquieta esta noche, mis
hermanas y yo hemos intentado contenerla, pero ella parece olvidar su lugar constantemente.-

Sakura no sabía si reír, llorar o ambas cosas, vio a sus cartas, materializadas, brillando con una intensidad
que hacía mucho tiempo no veía en ellas, y se preguntó si no había sido la voz de esa niña, la carta
Esperanza, la que había escuchado hacia un momento, no, había sido algo más, aun así… Esperanza, ese
era el sentimiento que había renacido en ella, la esperanza de un futuro, juntos.

-Joven Li- Dijo la carta Espejo, un profunda reverencia en dirección a el chino hizo caer sus largos cabellos
hasta rozar el suelo, él pudo notar que ambas flotaban, había pasado un tiempo desde que él había estado
en presencia de una carta Clow, más bien, cartas Sakura, pero recordaba muy bien el sentimiento, el hecho
de que ellas se manifestaran a voluntad, como claramente lo habían hecho, daba mucho que decir sobre
el creciente poder de su ama, aun así se sentía diferente, había sido poca su conexión con ellas y muy poco
el tiempo que las había tenido en su poder, al menos las pocas que había logrado conseguir, pero ahora
era como si esa magia antigua, de alguna forma, también fluyera en su interior, se preguntó si tendría algo
que ver con aquel asunto…

-Amo Shaoran- Dijo la carta Esperanza, Sakura volteó a verla ¿Lo había llamado Shaoran?

-Discúlpela Joven Li, como dije ella olvida su lugar- Volvió a intervenir espejo.

Sakura miró a la niña, que sonreía sin tapujos hacia el chino con una ternura infinita, ¿Cuándo había sido
la última vez que esa carta se había manifestado? El recuerdo la abordo al tiempo que Li se ponía de pie.

-Ella conoce su lugar- Dijo Sakura- La carta Esperanza fue creada de la unión de La Nada y aquella carta
fruto de mis sentimientos por Shaoran- Una sonrisa surcó sus labios, seguramente hacia mucho que no
sonreía, si podía confiar en la expresión de sorpresa de Espejo.- Es tanto parte de él como parte de mi-

Shaoran sonrió, su mano se alargó para tomar la de la castaña en un gesto aprobatorio.

-Será mejor que me vaya a la cama- dijo Sakura, habían sido demasiadas emociones por un día, se sentía
agotada.-

-Si- Dijo el chino. Estaba tan feliz, podría esperar un poco antes de decirle todo.

-Vamos- Dijo Sakura, una orden, sí, pero dicha con tanto afecto que Shaoran no necesitó ver el
asentimiento de las cartas para saber que la seguirían con gusto- Buenas noches Shaoran- sus manos se
alejaron más lentamente de lo necesario, finalmente ella cruzó el umbral.

Shaoran observó la puerta entreabierta por unos largos minutos, una sonrisa instalada en su rostro, podría
saltar y alcanzar la luna, recoger estrellas y traerlas en cofres de oro, si ella se lo pidiera, le entregaría el
firmamento, el mar, el sol. Dejó escapar un largo suspiro y miró el cielo, agradeciendo a quien quisiera
escucharlo por aquella noche.

-No le contaste todo… ¿O me equivoco?- La voz lo hizo girar sobre sus talones, moriría de un ataque al
corazón antes de alcanzar los veinte si seguía por ese camino.

Eriol Hiragizawa lo miraba divertido a un par de metros de distancia, llevaba la chaqueta colgada del brazo
y la camisa remangadas, tenues semilunas violáceas bajos sus ojos, estaba manchado de tierra y algo como
ceniza en sus mejillas, había sido descuidado, algo muy extraño en él, parecía estar pasando un mal
momento, aun así, se las arreglaba para ser sarcástico.

-¿Pero de dónde demonios sale todo el mundo?- exclamó el chino.- ¿Qué fue lo que te ocurrió?- preguntó
al verlo en aquel estado.

-No lo has hecho- continuó el inglés acercándose con una media sonrisa.

-Bueno no era el momento- se excusó Shaoran.

-No tardes mucho querido Li- sin mediar más palabras, Eriol paso de largo y entró a la casa, en el silencio
de la noche un murmullo se escuchó entre los árboles, seguido por lo que Shaoran habría jurado, parecía
el clic de una cámara, decidió no darle importancia, estaba cansado, ya tendría tiempo para los asuntos
pendientes, sin más siguió a su anfitrión y se dispuso a subir a su habitación, necesitaba una buena noche
de sueño.

Kerberos se sostuvo a la rama de un árbol, contuvo las carcajadas lo mejor que pudo mientras se aseguraba
de haber guardado todo en la memoria de la cámara de video, era uno de los nuevos productos de la
compañía Daidoji, pequeña, ligera, con visión nocturna a color y un micrófono de largo alcance, perfecta
para trabajos de incognito como aquel.

Aún estaba molesto con su ama, tratar de distraerlo con un delicioso postre, que artimaña tan malvada,
pero él había sido mucho más listo, había tomado la tarta y la cámara y se había escabullido entre los
árboles justo a tiempo.

Poco había faltado para que interviniera, había sentido la energía de Sakura fluctuar, no dejaba de
sorprenderlo el poder de aquella chica, haba crecido, como ella, y ahora era indudable su lugar como
maestra de las cartas, como heredera irrefutable del mago Clow, se preguntaba si ella tendría que
enfrentar tantos problemas como su antiguo amo, no era un secreto para él ni para Yue que Clow había
sufrido mucho durante su vida pasada, no quería ver a Sakura pasar por lo mismo.

Por ese motivo se había frenado, cualquier reserva que él tuviera acerca de Li Shaoran, fácilmente podía
ser dejada de lado, siempre que esa sonrisa, ese brillo, que hacia tanto tiempo no aparecía en el rostro de
su ama, regresara. Como guardián, él había notado que las cartas permanecían en constante perturbación,
ellas eran parte de Sakura, igual que él y Yue, si ella estaba feliz, ellos estaban felices, si ella se sentía
consternada, deprimida o angustiada, su fuerza se tambaleaba y con ella, sus poderes. Los dones de un
mago están ligados indiscutiblemente a sus emociones, Kerberos poda sentir la magia renovada fluir
dentro de él, Equilibrio, Sakura había retomado un poco de equilibrio.

Aun así eso no significaba que él se quedara de brazos cruzados, como un mero espectador, no, claro que
no, tendría que tener una larga conversación con el mocoso. Casi había perdido el agarre al ver lo que ese
chiquillo pretendía hacer con Sakura, tendría que recompensar a las cartas por su oportuna intromisión.

-¡Ah! Pero ha valido la pena, Tomoyo va a recompensarme con deliciosos dulces cuando le muestre el
video que tome de Sakura y el Mocoso- Susurró para sí mismo.

Tomo la cámara y se apresuró a volar directo a la ventana de Sakura, donde una última ración de tarta le
esperaba, tendría que fingir que no se había movido de allí en un buen rato.

Una actualización rápida, la inspiración ha tardado mucho menos esta vez, me alegra que les guste, no
dejen de decirme que opinan, me encanta leer sus reviews!

Por las estrellas que escuchan y los sueños que son contestados”

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