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Pero las fracturas no se detuvieron y cada vez tenía más yeso y vendas sujetándome
los huesos. Además, nunca dudé que aquello era el único deporte en el que tenía
patas, por tanto, me entrenaba cabeceando las paredes y doblándome los dedos.
Supe la historia de Nicanor en mi colegio, el grupo que tenía con Jorge Millas,
Oyarzún y el pinto Pedraza, su cuento "un gato en el camino" o algo así. Pero me
detuve en Jenaro Prieto, sobre todo en Prieto.
¿Ejercicio vacuo? Escribí y eso "no me fue negado", como Lihn decía. Es la fusión
sin complejos - y quizás antojadiza- entre el sujeto que conoce (el poeta que
describe) y el "objeto" del cual se pretendió dar cuenta (las tribus urbanas y su
filigrana cotidiana).
- Bueno, sí, como Pound decía... Sólo nos interesa terminarla y que no
te lleves una errada impresión de la revista...
— Ya me parecía, porque el ejercicio de la formación de toda revista es arreglárselas
en la administración de poder de fijación en algún espacio y tener la valentía de ser
el tiranuelo del resto... Pero podemos seguir sin rencores. Han pasado un par de
meses y ¿tiene nombre la revista?
La obra no sólo pretendió hacer un pequeño aporte a los discursos líricos que se
han centrado en esta preocupación (el «otro» culturalmente diferenciado, en este
caso, la horda juvenil, los núcleos donde se genera identidad cultural, la
cosmovisión de espacios territoriales heterogéneos, pluriétnicos, el choque e
hibridación de los significantes culturales en el tránsito de la periferia a la sociedad
masificada), sino también, continuar un proceso de re-legitimación de este tipo de
discurso en la presentación del relato científico, particularmente en la
antropología.
Este frágil intento no está sólo fertilizado por nuestra propia tradición
disciplinaria, sino más bien, germina de mi lectura sospechosa sobre los llamados
"popes" de las ciencias sociales. Fue el mismo Comte, el pope primigenio,
fundadador del positivismo en la ciencias sociales, el que me dio luces para
encaminar estos destellos. Comte, que en su afán obstinado por escapar de los
filósofos sociales, desdeñados como charlatanes por los "nuevos iluminados" de la
época -los científicos naturales-, dejó reglamentada la forma de escribir de un
científico social, paradójicamente, como si un poema métrico la escritura científica
fuera [ "(...) ninguna oración puede ser más larga que dos líneas, ningún párrafo
puede tener más de siete oraciones, debiendo cuidar todo hiato (...) Cada capítulo
debe tener tres partes, cada parte siete secciones, cada sección un párrafo principal
de siete oraciones y otros tres párrafos de cinco oraciones cada uno (...)"]. Fue él
légamo de este intento. Comte, que llegando a su plena madurez, reconoce al arte el
papel de hechizar la humanidad y mejorarla. Aún más, decide encaminar sus obras
posteriores por una vía diferente: accede a ser tratado por sus traductores como un
escribano frío y abre sus obras a los reparos estilísticos. Corrige su lenguaje neutral
para atenerse a lo que siempre negó: "las formas artificiosas y retóricas".
- Pero por qué la poesía como vehículo de discusión de esos temas, tan
ajenos a la poesía misma, ese exceso de complejización... ¿No pudiste
enfrentarte al tema de los jóvenes marginales sólo como poeta?
— ¡¡Por favor!!
- ¿¡Qué!?
— Mira, si hay algo asqueroso de nuestra "alma nacional" es este modo escolar de
comportarnos y relacionarnos. Esta necesidad tarada de encapsular, encasillar y
compartimentar a los demás. Aparentemente uno vino a este "chilito" a ser uno,
unívoco. Se le prohibe todo ejercicio ajeno al que la "escuela" lo capacitó. El modo
escolarizante se reproduce entre nosotros, más allá del colegio: disciplina,
competitividad, descalificación del diferente... matemáticos, humanistas,
biólogos... mateos, flojos. Le exigimos al resto que se comporte como quiere
nuestra mente chata. En las universidades chilenas si alguien se dedica a pintar o a
escribir, es síntoma que despreocupa sus responsabilidades, no que las amplía. Si
alguien es poeta, quiere decir que no es un antropólogo serio, es un bufón con algo
de genio, despreocupado, pero que debe volver a su carril. Ese es el defecto
endógeno: nos llenamos de baba hablando de interdisciplinariedad,
transdiciplinariedad, complementación de los hemisferios, el afecto y la razón, las 7
inteligencias, etc. pero nuestra práctica y habitus es de una estrechez aterradora.
Nuestras universidades capacitan, no educan. Sancionan toda manifestación
extraña al hoyo minúsculo donde te quieren ver trabajando. Y todo funciona en la
medida que no podemos levantar la vista para ver qué hace el autómata de al lado.
El ganar la libertad para hacer lo que tu aliento pide, en este país, es imposible. A
mi me descalifican desde la poesía porque soy antropólogo y desde la antropología
porque soy poeta. Obviamente hago lo que se me viene en gana, he traducido a
poetas, he publicado y he hecho ponencias sobre poesía chilena, hice mi tesis de
magíster sobre la relación eco-social que tiene un bambú muy abundante en el sur
llamado quila -pariente del coligüe- y el campesino e indígena, acabo de publicar
un libro de entrevistas a escritores del sur de Chile, hago clases de teoría
antropológica en la universidad, me gustan lo videojuegos y el rap, sigo
investigando subculturas juveniles, especialmente los cyberpunk, no sé... y hago
poesía y cuando poetizo, no me puedo seccionar, hago poesía desde todo lo que soy.
Estos carriles donde nos quieren ver, son ficticios. Se le ha dado forma por la
necesidad de la especialización del conocimiento en el surgimiento de la
industrialización y el capitalismo y se ha decantado con las ideas de Piaget: para
cada estadio de madurez fisiológica un tipo de contenidos y aprendizajes. Y por eso
existen los grados o cursos: primero básico, segundo básico, etc. porque se cree que
es imposible que un chico aprenda lo que biológicamente no puede aprender. Todo
lo contrario, va a aprender en la medida que tiene más disponibilidad de
aprendizaje, sus techos cognitivos se amplían perpetuamente, no tienen tope.
Entonces el profesor le dice a uno, déjate de pintar y dedícate a tus estudios,
creyendo que no puede hacer las dos cosas a la vez, porque es imposible
cognitivamente... Una mierda.
Sobre el panorama general, te diría que las estéticas emergidas desde los 80' son
fruto de fortalecer un trabajo individual que ha redundado en exploraciones
plurales. Se asombran algunos de no tener grandes voces actualmente. Lo que creo
sucede es que las hay, pero no se evidencian por que hay más de una. No es UN
Neruda solamente, es un Teillier y un Martínez -hasta hace poco vivos- un Parra,
un Rojas, un Hahn coexistiendo. Este fortalecimiento del individualismo literario
genera un reforzamiento en la búsqueda, en la cualificación de los proyectos
personales y creo que buena poesía se está haciendo ("buena"= acomodo a las
condiciones socioculturales existentes, las cuales modelan el gusto y generan
distinción). El revés: producto de este encapsulamiento, la poesía y el poeta,
pierden su correlato en la vida social y, como lo dice el título de mi libro, este
último es transformado por el Estado en un "héroe civil" o en un "santo laico",
intrumentalizando su imagen, vale decir, convirtiéndolos en mascotas identitarias
de las cuales el poder profita como un emblema para construir la ficción de una
"identidad nacional". Un mendicante.