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QUETECUENTO
S U M AR I O
P re s e n t a c i ó n
Bienvenidos al nuevo número digital de la revista de nuestro instituto. Se sigue
llamando Quetecuento, aunque estrena capitán al timón e intrépidos grumetes como
colaboradores en busca de un impulso que la permita mantenerse recia, verbosa, vivaz.
Dejó dicho el novelista norteamericano John Steinbeck que 'por el grosor del polvo
en los libros de una biblioteca pública puede medirse la cultura de un pueblo', y
arrimamos aquí su frase para enmarcarla como lema iniciático de la nueva andadura de
nuestra publicación, pues pretendemos que esta revista sirva de plumero con el que
mantener impolutos sus hermanos libros gracias a que será acicate de la curiosidad y
del ingenio que los desempolve.
Sin ánimo de ponernos estupendos, pero con el afán de arrimarnos a los buenos por
ser uno dellos, dejaremos que sean cráneos privilegiados los que amenicen esta tirada
inicial e ilustren el propósito de Quetecuento tras su último punto y seguido:
Agua en el vino
Tenemos dos jarras exactamente iguales.
Una contiene 1 5 cl de vino y la otra 1 5 cl de agua.
Llenamos una cucharada en la jarra de agua
y la vaciamos en la jarra de vino.
Después de mezclar bien el líquido,
llenamos la misma cuchara
en esa última jarra
y la vaciamos
en la jarra de agua.
Ahora hay otra vez 1 5 cl
de líquido en cada una de las dos jarras.
¿Hay más agua en el vino o más vino en el agua?
Llovizna en mi interior
Me gusta ver cómo llueve, ver cómo esas gotas caen sin miedo alguno empapando cuerpos ajenos.
Quiero ser como la lluvia y dejar caer mi tormenta sobre las personas que hay a mi alrdedor, sin
importarme tan siquiera mojarles. Quiero hacer ruido y que la gente comprenda lo que es llevar ese peso
encima, ese peso en los ojos. Quiero que se pierdan con mi neblina y que se encuentren a ellos mismos
de una vez por todas.
Y me encanta oír cómo cae la lluvia. Ese sonido de liberación, golpeando una y otra vez contra el cristal
de mi habitación. Llamando a cada ventana y manifestando la furia que guardaba. Poco a poco,
liberándose, liberándome.
Pero sobre todo amo seguir a la lluvia. Inundando mi cabello y recorriendo con ella cada calle. Sin temor,
paso a paso. Explotando mil veces sobre todo ser, vivo o inerte. Quiero eso, ir sin pánico, rompiéndome,
mostrando mi verdadero yo. Pues por algo estamos atormentados, para crear la tormenta que haga sentir
al mundo el océano de sensaciones que habita en nuestro corazón. Y deseo que se grite sobre cada una
de mis gotas y deseo soltar cada suspiro generando niebla, para no ver nada, solo dejarse llevar por el
instinto y el sentimiento de los que tanto decidimos privarnos.
Así que esta noche me convertiré en agua limpia, cuando el dolor haya pasado y ya no esté abrumada
ante mis verdades. Entonces tú y yo seremos llovizna y caeremos suavemente sobre los pensamientos
de miles y las ilusiones apagadas. Empapemos cuerpos ajenos.
Jaula
Vuelve el tiempo de cometer fallos y caigo en la trampa, pensando que ya saldré de esta. Como las
anteriores. Subiendo y bajando, harta de vivir en montañas.
'Lo tenéis todo, no os falta de nada.' Libertad, querida. Libertad es la única amiga que huye de nuestros
brazos y no nos muestra la salida.
El secreto, las alas con motor. Salir de nuestro país es lo que queremos desde que supimos del resto.
Blanco, con letras inteligibles por la distancia. Daría mi vida por salir y no volver, daría mis pertenencias
por alas con las que poder recorrer otro mundo que no me ate los pies. Daría suspiros, llantos, roces,
cortes. Daría tacto, y arañazos. Pelearía y perdería, pero me levantaría y destrozaría hasta las lágrimas
de mis heridas con tal de llegar a una partida.
Estudios, trabajos, un sistema y su liderazgo. Pero estamos encerrados, estamos atados y condenados.
¡ATRÉVETE A MIRAR!