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El funcionamiento de los partidos en Colombia sigue siendo una caja negra. Casi desde
su nacimiento se habló de su venalidad, de sus carencias en relación con algún modelo
ideal de partido, de su caudillismo, de su enclaustramiento e irrealidad. Los unos les
atribuían esos defectos a los otros2 pero desde afuera parecía que "olivos y aceitunos
todos son unos”. Hace medio siglo Jorge Eliécer Gaitán se asomaba con un escalofrío
de horror al abismo creado entre "país político" y "país real", y desde entonces ese
abismo ha crecido día a día: no ha podido ser llenado ni con litros de sangre. El
extrañamiento de los políticos es ya tan grande, desde la perspectiva cotidiana así
como desde la erudita, que un especialista llegó a decir que simple y llanamente los
partidos en Colombia no existían3.
Hace más de dos décadas, políticos que querían tomar distancia del bipartidismo y de
las prácticas del Frente Nacional, periodistas e investigadores descubrieron una
categoría que les permitió aunar el rechazo a la comprensión: el clientelismo. Durante
lustros fue construyéndose un notable patrimonio intelectual sobre el tema, que
merecería un capitulo aparte en la historia de las ideas en Colombia4. Al señalar al
clientelismo como la principal distorsión de nuestro sistema político, y al oponerlo a la
1
Con la participación de César Rocha, Pilar Rueda y Yenny Caycedo.
2
Gary Hoskins; con la colaboración de Patricia Pinzón de Lewin: "Los partidos políticos colombianos y la
crisis coyuntural" en Patricia Vásquez de Urrutia (compiladora): “La democracia en blanco y negro”,
Uniandes-CEREC, Bogotá, 1989, pp. 199-227
3
La afirmación dio origen a una extraña forma de religiosidad: la teología política. Se discutió
acaloradamente sobre la posible existencia de los partidos liberal y conservador; cada bando ofreció en
el debate exquisitos entinemas. Mientras tanto, liberales y conservadores seguían arrasando en las
urnas.
4
He intentado caracterizar y hacer un balance de las principales tesis de dicho patrimonio en Francisco
Gutiérrez: "Dilemas y paradojas de la transición participativa" en Análisis político no. 29 1996 pp. 35-53.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
En este material, trataremos de mostrar cuánto tenemos que aprender del estudio del
clientelismo en contextos urbanos, y cuánto podemos ganar abandonando las
explicaciones más crudamente bipolares. En la primera parte, se proponen cuatro ejes
analíticos para la discusión del clientelismo. En la segunda, se exponen dos casos de
redes clientelistas (en adelante, RC) en Bogotá: se estudian su “vida cotidiana", su
"cultura” y sus curiosas relaciones con los partidos políticos, con el Estado, con los
procesos de participación. Se verá que la descalificación del clientelismo en el nivel
micro no es ni tan rectilínea ni tan sencilla. Los líderes locales y barriales de las RC se
sienten -¡se saben!- actores públicos, constructores de ciudad y de ciudadanía, a veces
de país y de humanidad7. Esta carga de sentido ha pasado desapercibida a quienes
intentan construir nuevas formas de intermediación.
5
Ver al respecto el excelente artículo de Fals Borda en Análisis Político no. 29 1996.
6
Lamentablemente, en nuestro medio funcionalista ha terminado por ser poco menos que un insulto. No
comparto esta connotación. Entiendo el término funcionalista en el sentido amplio, no peyorativo, como
en Jon Elster: “El cambio tecnológico-investigaciones sobre la racionalidad y la trasformación social",
Gedisa, Barcelona, 1992; sobretodo la primera parte, pp. 17-83. Muchas, no todas, de las críticas de
Elster al funcionalismo son acertadas, aunque esto naturalmente exigiría una discusión aparte.
7
En las actas de muchas juntas de acción comunal suena una nota ecuménica inconfundible, en la que
nos detendremos más adelante.
8
Lucy Mair: "Primifive government", Penguin, USA 1967.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
Dos efectos emergentes dimanan de aquí. Por una parte, aparece una racionalidad de
la interacción: se aprende que defeccionar hoy será castigado en el futuro, que los
pactos deben ser cumplidos so pena de consecuencias tangibles, que se debe ofrecer,
pero a la vez se tiene derecho a recibir, la reciprocidad. Por otra parte, se genera una
racionalización: los costos del vínculo clientelista se perciben por ambas partes como
menores que los beneficios. Es perfectamente factible que ambos efectos coincidan.
Por ejemplo, cada una de las partes (o ambas de común acuerdo) pueden transferir
parte sustancial de los costos de su relación a un tercero (el Estado, un adversario
político o la comunidad); o cobrar “peajes" exorbitantes por sus labores de
intermediación. Incluso cuando esto no resulta posible, tal vez simplemente no haya
alternativa mejor, y entonces el clientelismo se convierte en una forma de minimizar
costos. Con todo, hay que subrayar que racionalidad y racionalización no son
necesariamente coincidentes. Quizás alguien perciba que no está ganando en realidad
con el vínculo, pero está atado a valores tradicionales, o es débil de voluntad, o cree no
tener manera de desatarse de sus compromisos previos. Todo esto revela que el
clientelismo no es utilitario en el sentido más estrecho, aunque tampoco sea
auténticamente altruista. Mientras dura el pacto los socios se acompañan, como suele
decirse, "en las buenas y en las malas"; de hecho, ciertas relaciones clientelistas
contienen alguna cláusula explícita en favor de la parte débil en presencia de urgente
necesidad. Finalmente, las lealtades son necesaria y fuertemente asimétricas. La
asimetría se presenta en tres niveles: a) la calidad de la transferencia de recursos: los
que van en una dirección son distintos (por ejemplo, más escasos) de los que van en la
otra; b) la importancia que tiene para cada una de las partes los recursos que aporta a
la otra: el cacique puede darse el lujo de vivir sin los recursos ofrecidos por sus
clientes, mientras que para estos es mucho más difícil y doloroso prescindir de los
bienes de aquel; c) el carácter de los compromisos adquiridos por cada una de las
partes: mientras que, valga por caso, la parte débil adquiere compromisos obligatorios
la otra puede adquirir compromisos que le dejan sin embargo una amplia
discrecionalidad con respecto del cuándo y el cómo (lo que, a propósito, se subraya en
las frecuentes expresiones del tipo "Don. .me colabora.").
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
Varias preguntas vienen a la mente en el acto. La primera de ellas está relacionada con
el mantenimiento, rotación y distribución del poder dentro de las RC. Según lo vimos en
el párrafo anterior, el clientelismo no constituye, ni podría constituir, una forma de poder
absoluto, sino un pacto con obligaciones mutuas. Como todo pacto, éste está
permanentemente en curso. Incluso en el caso extremo de una adaptación funcional
incondicional, una RC constituye un equilibrio de mano temblorosa: los actores no sólo
conocen su mejor jugada, sino que saben que no deben apartarse de ella; pero no
tienen habilidades de cálculo omnisciente, cometen errores, carecen de información
perfecta, etc... Equivocaciones graves o muy repetidas menoscabarán seriamente las
lealtades u obligarán a una reformulación de todo el sistema de obligaciones acordado
con anterioridad. Si la RC es lo suficientemente "larga" y "grande”9, el patrón deberá
contar con intermediarios que, por la sola razón de serlo, adquieren ya atribuciones y
poder. Dicho de otra manera, se crea dentro de la RC una “mini-sociedad civil"10 (un
conjunto de barricadas y obstáculos, traduciendo a lenguaje gramsciano) constituida
por subordinados a quienes ya no puede tratarse con absoluta discrecionalidad; para
delegarles eficazmente se les deben dar explicaciones, cargos, visibilidad, derecho a
decidir; a menudo es menester responder ante ellos. La socio-técnica de la dominación
(con elementos mínimos de división del trabajo, gerencia, búsqueda de legitimidad) se
rebela contra el contenido (clientelista) de la dominación. Para ser sostenible, la RC
debe mantener un gradiente de asimetría menos que absoluto que entra en
contradicción con su forma ideal. En lugar de total verticalidad, tendremos una
permanente tensión dinámica entre la necesidad de formar y consolidar escalones
intermedios, y el repudio a hacerlo por el peligro que entraña de estar sembrando las
semillas de una oposición interna.
La segunda pregunta tiene que ver con la interacción entre la RC y su entorno. Una de
las maneras clásicas -y, ciertamente, la que al parecer ha predominado en Colombia-
de garantizar que ambas partes perciban que reciben beneficios por la relación es
explotando a un tercero: por ejemplo, el Estado. El patrón clientelista, a través de la
corrupción, transforma bienes públicos en privados y, después, redistribuye, de tal
suerte que efectivamente pueda otorgar beneficios tangibles y reales a sus clientes sin
pagar nada a cambio11. Pero obviamente la compra de favores privados -votos,
activismo en pro de mi causa, incluso servicios domésticos- con bienes públicos
depende de la capacidad de uso intensivo de recursos externos a la RC; esta forma
parasitaria de RC es únicamente un consumidor de riqueza12. Pero la capacidad de
9
Tanto en el sentido social como espacial.
10
Muchos lectores preferirán utilizar el prefijo "seudo" en lugar de "mini".
11
En realidad, si incurre en un costo: el riesgo de ser castigado por cometer un acto ilegal. En un
escenario de corrupción generalizada, la probabilidad de castigo se acerca a cero.
12
Es necesario subrayar que el parasitismo puro constituye, una vez más, un caso extremo. Las RC,
junto con la explotación de terceros, cumplen labores de intermediación necesarias allí donde el Estado
no puede hacerlo (Francés Hagopian: “Democracy and poIitical representation in Latin America in the
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
saquear al Estado no se puede tomar como un hecho dado. Ante todo, el saqueo tiene
obviamente límites; si no fuera así, se convertiría en una auténtica redistribución. Se da
a los unos, pero quitando a los otros. Por eso, diferentes RC deben competir entre si.
Incluso en una crapulocracia (expresión acuñada por el periodista Ernesto
McLausland), los caciques no las tienen todas consigo; un régimen de saqueadores es
en realidad tremendamente inestable y, aunque en momentos de emergencia puedan
cerrar filas para defenderse como capa social, en las situaciones normales estarán
trenzados en la "negociación del desorden"13 que implica ataques mutuos, intentos de
raparse el territorio y el personal político y, en general, constantes y a veces feroces
fricciones. Por otro lado, en un escenario menos estilizado que la crapulocracia, las
cosas son todavía menos claras para los caciques. En Colombia, tres grandes
tendencias han venido gravitando desde la década del 60 hasta hoy: un conjunto de
reformas institucionales que tienden a la modernización del Estado y a la tecnificación
de sus funciones gerenciales y de planeación; el desarrollo de una política de clases
medias profesionales, como lo fueron los movimientos de Lleras y Galán, que se ha
galvanizado precisamente alrededor de la consigna de denuncia al clientelismo; y la
esquizofrenia del espacio público, desquiciada por una radical ruptura entre
presentabilidad (capacidad de aparecer como respetable y con destrezas de alto
estatus ante los medios de comunicación masivos y las élites económicas y
profesionales) y representabilidad (capacidad de ganar elecciones)14. Las tres
tendencias en su conjunto han alterado radicalmente tanto la racionalidad y
racionalización predominantes dentro de las RC, como su topología. Las dificultades
crecientes para transferir recursos hacia la RC han significado reiterados y cada vez
mayores incumplimientos desde arriba, lo que a su vez genera nuevas expectativas y
conjeturas los clientes sobre su patrón, redistribuciones y reformulaciones del poder
dentro de la RC, etc... La enorme capacidad de adaptación de las RC no nos debe
llevar a subestimar las transformaciones cualitativas que se producen dentro de ellas;
hay un juego permanente entre desagregación y adaptación oportunista, en el que
ninguna de estas dos variables puede ser reducida a la otra.
La tercera pregunta tiene que ver con los juegos espaciales involucrados en las RC. En
este sentido, hay por lo menos tres dimensiones en las que se mueven las RC: uno
interpersonal (distancia social), un espacio físico y un espacio cívico. En cuanto a la
primera, veremos que los caciques clientelistas manejan con bisturí el doble
movimiento de "acercarse” y "alejarse”, de "ser de abajo" y "ser de arriba", de ser para
1990's: pause, reorganization or decline?", policopiado, 1996; en este caso, junto con el saqueo, hay
creación efectiva de bienes colectivos.
13
Maria Teresa Uribe de Hincapié: "La negociación de los conflictos en el ámbito de viejas y nuevas
sociabilidades" en Adriana Barrios (compiladora): "Conflicto y contexto", Tercer Mundo-Ser-Colciencias-
Programa de reinserción, Bogotá, 1997, pp. 165-183.
14
Para una exposición algo más detallada de este punto, ver Gutiérrez, 1996.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
los clientes a la vez un "él" y un "nosotros”, y que a eso le deben muchos de sus éxitos
y de su legitimidad. La segunda constituye el ancla y la tarjeta de presentación de las
RC. El acto fundacional de los partidarios de Forero Fetecua15 en el barrio en el que
nace su movimiento es colgar un gran pasacalle que proclama "Bienvenidos a territorio
Forerista". Protección, extraterritorialidad (en territorio forerista, es de suponer, se
aplican las leyes de Forero), pertenencia e identificación, son temas que entran en este
saludo y otros similares. El territorio define también un nosotros delimitado, físicamente
marcado, ajeno a las polisemias típicas de la gran ciudad. El clientelismo, en suma,
está hecho de espacio físico, de paisaje y barro, que constituyen su materia prima
imprescindible tanto como la explotación de terceros y la opacidad moral. En cuanto a
la tercera dimensión, la definimos como el lugar de creación y negociación de la res
populii, siguiendo un añejo y conocido tema ciceroniano. La res populii no es cosa
privada ni pública, sino la cosa de muchos (que puede obtenerse y crearse a costa de
otros). Así, pues, el reto que el clientelismo presentaría a la vida pública propiamente
dicha sería doble: fragmenta y a la vez esconde. En lugar de confluir a lugares en
donde todos presentan sus intereses y, negociándolos, los limitan mutuamente (la
tematización madisoniana de la ciudadanía) se reparte el espacio físico y cívico e
imputa a fragmentos de ellos bienes que pertenecen a todos. Haciéndolo, evade los
controles que resultan de la negociación de lo privado. Fragmentación y opacidad se
implican mutuamente.
15
Un auténtico clientelista "químicamente puro" y hombre de extracción popular, Forero Fetecua, amasó
un buen capital con actividades constructoras. Parte de él lo invirtió en formar un movimiento político,
perteneciente al liberalismo, que llegó a tener una de las más importantes votaciones de Bogotá. El
movimiento se desintegró luego de que Forero fuera encarcelado y, después, repentinamente enfermara
y muriera.
16
Schmidt S., Guasti L., Landé C., Scott J. (Edittors): "Friends followers and factions. A reader in political
clientelism", University of California Press, 1977.
17
En este capítulo, la mayoría de los nombres de personas y barrios han sido cambiados, con excepción
de los de políticos y caciques clientelistas de renombre nacional (y a veces internacional). También se
han mantenido los de las localidades de Bogotá.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
que es menester ganar una elección pero después los esconden18. La sensación es
que los usan y después los sacan del juego con criterios discriminatorios (por ser de
abajo, impresentables). Están hartos de que después de hacer el trabajo sucio de
nuestros delicados equilibrios democráticos, los usuarios de sus buenos servicios se
hagan cruces de sus prácticas y se autocalifiquen de decentes. b) autonomización:
instancias participativas tradicionalmente copadas por patrones clientelistas han ido
basculando hacia un discurso autonomizante; el ejemplo más claro, y por mucho el más
importante, es el de las juntas de vecinos. En lugar de deferencia con respecto de "los
de arriba" hay prevención y un programa explícito de negociar en pie de igualdad y "no
dejarse engañar". c) pulsión hacia 10 cívico y participación en movilizaciones de
protesta: una mayoría muy notable de líderes barriales y locales involucrados en
actividades bipartidistas, y clientelistas ciertamente, se califican y autoidentifican como
cívicos, repudian a los partidos liberal y conservador y a los "politiqueros" ("yo nunca he
sido liberal-yo soy izquierdo", dice don Evelio), son partidarios de la Constitución de
1991 (ver análisis estadístico, Anexo A) y piensan que es necesaria una pedagogía
ciudadana para acabar con las patologías de la política.
18
Evelio guarda con amor fotos de Forero Fetecua con liberales de amplia proyección nacional, como
Alberto Santofimio Botero y Juan Martín Caicedo Ferrer. “Con don Rafael subimos a Samper al Concejo,
llegamos al Concejo..."
19
Esta reconstrucción de los avatares de la red de Forero Fetecua se basó en entrevistas a don Evelio,
notable forerista, la revisión minuciosa de su archivo personal, que nos facilitó, entrevista a otros líderes
comunitarios del barrio y a trabajo de campo.
20
En realidad se compone de varios "sectores" que tienen la vida de un barrio independiente.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
urbanizador "pirata" iniciado en los primeros años de los ochenta cuando un grupo de
41 personas, conocidas popularmente como los "41 socios", vendieron los lotes. La
propiedad sobre el predio todavía está en discusión.
Las primeras personas y familias que compraron en La Meca eran inquilinos de barrios
populares que vieron allí la posibilidad de volverse propietarios. Son pocas las familias
que llegaron como emigrantes de otras partes del país21.
Fue entonces cuando Evelio, flamante presidente de la nueva junta, conoció a Forero
Fetecua. Este último estaba cada vez más desencantado con el Partido Liberal "porque
Rafael Forero antes de fundar su movimiento él respaldaba a una serie de líderes que
21
Actualmente se evidencian cambios en la población del barrio por que con su consolidación y su
rápido desarrollo en cuanto acceso a servicios sociales básicos los primeros propietarios han vendido y
se han marchado: un proceso frecuente en Bogotá. Nuevas gentes, más pobres, jóvenes y
emprendedoras se encargarán de expandir la frontera de la capital, más lejos y más alto.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
no es el caso mencionar porque la gente los conoce, pero eran políticos de honda
reigambre dentro de la política nacional, entonces vimos el desengaño de esas
campañas que no se lograba nada para las comunidades "; este su desencanto y las
dificultades que encontró para obtener los permisos necesarios para desarrollar sus
proyectos de vivienda lo llevaron a convertirse en un político diferente porque " política
no es hablar sino hacer"22. Típicamente, Evelio conoció a Forero Fetecua a través de
Carlos García, un connotado líder comunal, quien había visitado el único jardín infantil
del sector que se encontraba en las peores condiciones: una piecita con pisos de tierra,
los niños se sentaban en ladrillos porque no tenían sillas, dormían en el suelo sobre
cartones. García le propuso a Evelio aceptar la ayuda de Rafael Forero: "entonces yo
era presidente y vino un señor que se llama Carlos García, que era coordinador...y me
dijo: ¡hombre que mire que hay un señor así, que tal...!, a mi no me venga con cuentos
de eso tan bueno no dan tanto!, eso fue en el año 81. Yo le dije: bueno traiga a ese
señor, que de eso tan bueno no dan tanto, que regala, que yo no sé qué, vamos a ver.
Entonces llegó el tipo ahí, miró los niños y dijo: hoy por la tarde le envío unas cosas.
Dije: ¡puro cuento! Por la tarde llegaron 16 cunas...Entonces nos mandó colchonetas,
nos mandó fundas, olla a presión, licuadora, nos mandó mercado, nos mandó todo eso.
Y cuando yo comencé a ver eso dije: carajo, este señor como que verdaderamente si
sirve”.
Este (estamos hablando del año 83) es el inicio de la presencia de Forero en La Meca.
A partir de entonces se estableció el compromiso de Evelio y de los presidentes de las
Juntas de Acción Comunal de trabajar con el apoyo de y para Rafael Forero. Se trataba
de una clásica relación de reciprocidad: Rafael Forero proporcionaba lo necesario para
que el barrio pudiera iniciar su proceso de consolidación y los dirigentes comunales se
comprometían a trabajar con él y a garantizar el apoyo electoral a él y a los políticos
que apoyaba.
Ejemplos de la forma como funcionaba esa reciprocidad los hay a granel. Como
acabamos de ver, la relación comienza con uno de ellos. A los aportes para el jardín
comunitario don Evelio correspondió organizando una reunión con los presidentes de
las Juntas de Acción Comunal, a la que asistieron 18 líderes comunitarios, entre los
que se encontraban todos los presidentes de las JAC de La Meca. Le propusieron a
Rafael Forero iniciar la conformación de un movimiento político liderado por él, Forero.
A este ofrecimiento Forero respondió con escepticismo: ¿qué iba a hacer con 18
personas? Evelio cuenta reiteradamente como anécdota su respuesta a esta inquietud:
"Si Jesucristo empezó con doce y le fue tan bien, a nosotros nos sobran seis".
Finalmente convinieron en que de acuerdo a la cantidad de gente que asistiera a la
primera movilización que se propondrían se daría o no inicio al Movimiento Rafaelista.
22
Magazín 8 días, entrevista a Rafael Forero: Rafael Forero Fetecua: "fui y soy un obrero de mi madre",
p. 26-30
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
Si Forero creía que sus 18 apóstoles iban a resultar ineficientes o estaban echándose
un farol, se equivocó. La primera concentración del Rafaelismo marcó un hito. Algunos
líderes del barrio aseguran que asistieron más o menos 30.000 personas de distintas
localidades de Bogota. Según don Evelio, El Tiempo, el diario de mayor circulación en
el país, reseñó la concentración. "El Tiempo que nos daba ya palo en ese momento se
asustó cuando vio la plaza llena y dijo que habían asistido escasamente 15.000
personas. Todo el potrero de La Meca lo llenamos y después a la semana siguiente
llenamos la plaza de Bosa, toda llena completamente, ya como movimiento".
El movimiento había nacido23; ahora era preciso proceder al bautizo. Finalmente por
iniciativa del propio Rafael Forero se denominó Movimiento de Integración Popular. La
explicación del nombre por parte de Forero fue la siguiente: los sectores populares
deben integrarse en torno a un líder..."él creía que las masas estaban dispersas -
recuerda Evelio- y que se necesitaba un líder, que en ese caso era él, para integrar a
las clases populares".
Las movilizaciones no pararon con la creación del movimiento. Los primeros habitantes
de La Meca aún recuerdan la marcha de 7500 personas a la plaza de Bolívar para pedir
el no desalojo, que fue apoyada con buses por Rafael Forero, por los comerciantes del
sector y por "los socios" fundadores. A esta marcha le siguió otra a Planeación
Nacional que terminó en un enfrentamiento con la policía. "Nos cogieron los asesores y
la fuerza pública y nos dio una mano de bolillo horrenda, una señora abortó, a un señor
lo llevaron de urgencias a la clínica San Pedro Claver porque le dislocaron la mano".
Si don Rafael mandaba buses para "apoyar a su gente", estos también se la jugaban
por el patrón. El primer cargo de elección popular que ocupó Rafael Forero fue el de
concejal en 1984, con 36.800 votos. Evelio asegura que en ese momento esa fue la
votación más alta, por encima del "Galanismo que salió como con veintiún mil votos a
la vida política y Samper como con diez y seis mil, una vaina así, en todo caso es el
movimiento que más votos tuvo.. Fue el movimiento que en Bogotá ha nacido con más
votos...". De ese capital electoral, más de 7 mil sufragios provenían de Ciudad Bolívar.
23
Los líderes comunitarios de distintos barrios se disputaron durante mucho tiempo el lugar de origen del
Rafaelismo. La discusión quedó saldada en los siguientes términos: Rafael Forero nació como político en
el barrio Roberto Quiñones y como líder de su propio movimiento en La Meca.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
El apoyo electoral recibido por Rafael Forero en La Meca fue la respuesta de la gente
por los "servicios que don Rafa nos prestó". Los primeros habitantes de La Meca
recuerdan que las máquinas utilizadas para abrir los caminos de acceso fueron
prestadas por Rafael Forero; los presidentes de las JAC coordinaban con él y se
comprometían a que la comunidad aportaría la gasolina necesaria24. Además de los
buldózer para abrir las vías, Rafael Forero prestó carrotanques que transportaban el
agua para el consumo de los habitantes de Jerusalén y aportó la manguera para traer
el agua de una finca de su propiedad. Aportó también tubería, tejas, postes, ladrillos,
servicio de recolección de basuras dos veces por semana; todo esto lo entregaba a
través de la junta de acción comunal. Posteriormente, la relación de Forero con los
líderes comunales se deterioró. Forero decía que los comunales se quedaban con parte
de los recursos que él aportaba a las comunidades y comenzó a atender directamente
a las gentes sin que tuvieran que pasar por la intermediación de los líderes.
24
Rafael Forero era uno de los principales contratistas del Estado para la construcción de carreteras y
vías y por eso contaba con la maquinaria necesaria y los recursos económicos propios (además era
accionista mayoritario del Banco de los Trabajadores, de Seguros el Cóndor, de 64 empresas de
construcción, según don Evelio). Parece claro que tener votos le era útil como contratista del Estado.
25
Recuerda Evelio: “...nosotros nunca tuvimos infraestructura, era un movimiento completamente
despelotado, de pronto por eso fue que llegamos a ser lo que fuimos,...”.
26
El padre de Forero era albañil, la madre vendía hortalizas en una plaza de mercado. Su infancia y
juventud las pasó entre las privaciones y trabajo manual.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
que hoy en día están persiguiendo a Rafael Forero porque Rafael Forero ayuda a los
pobres, si no fuera que Rafael Forero.... esto era así, en todo caso eso le lavaba el
cerebro a uno y uno pues carajo, uno se mataba por esas vainas. .. Era un discurso
todo veintijuliero ahí, pero que llegaba, llegaba."
27
Estas preferencias no tenían nada de exótica. Entre los nombres de primera plana con quienes Forero
simpatiza o a quienes apoyó están, entre otros: Alberto Santofimio Botero, Ernesto Samper Pizano,
Dagoberto Charry, Hilda Mártinez de Jaramillo, Laurence Rodríguez, Mariano Porras, Edmundo Guevara,
Jaime Bogotá M., Roberto Bernal, Augusto Espinosa Valderrama, Juan Martín Caicedo, René Vargas,
Mauricio Jaramillo, Santiago Sala y el conservador Gabriel Melo Guevara, entre otros. Para presidentes
apostó a las candidaturas de Alfonso López Michelsen, Virgilio Barco y Álvaro Gómez. Como se notará,
hay muchísimos "decentes" en esta lista.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
• Las becas (completa o media), eran pensiones para las familias recomendadas por
los coordinadores con el fin de apoyar el estudio de los hijos de los militantes
foreristas (Evelio calcula que en Bogotá Rafael Forero tenía 13.000 becados.
• Los mercados que se entregaban, previa autorización de Forero, por tenderos del
28
Según Evelio, en este período "se veían muchas mujeres bonitas y hombres bien presentados en el
barrio".
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
• La atención médica que cuando era de primer nivel se hacia en la casa de los
coordinadores, por médicos del (o pagados por el) movimiento. Cuando era más
especializada Forero remitía a la gente a pequeñas clínicas privadas. Según
algunos habitantes de la Meca, Forero era accionista de las clínicas o les hacía
favores. "Allá nos atendían porque dan Rafa apoyó esas clínicas". También se
daban cheques o efectivo para los tratamientos.
Sin embargo, el bien más apetecido -y por mucho el más eficaz como carnada
electoral- seguía siendo la tierra. Rafael Forero, al parecer cediendo a la presión de los
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
29
El padre Saturnino Sepúlveda, conocido dirigente cívico y de izquierda. La interpretación que da Evelio
a su actividad puede ser totalmente errada; lo que importa es la manera como migran prácticas, ejemplos
y destrezas del campo "cívico-alternativo" al campo "clientelista-bipartidista ".
30
Para Evelio, ese formulario era una encuesta que les permitía a ellos dimensionar el problema de
vivienda para los sectores populares de Bogotá (ver anexo).
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
Así, la necesidad de eficacia y la fuerza expansiva del movimiento, junto con las
corrientes de competencia interna, desarrollaron en los cuadros inusuales capacidades
y destrezas de cálculo. Evelio, por ejemplo, creó un exitoso mecanismo para el manejo
de alta precisión de sus propias cifras electorales. Cuando alguien le llevaba los
formularios o encuestas de vivienda a su sede, él lo enviaba para que inscribiera la
cédula en el que siempre fue su puesto electoral (el No. 21 del barrio Nueva Vida32).
Luego, las personas volvían con la cédula y la radicaban en la sede política que
coordinaba Evelio; él mismo contaba el número de inscritos.
El día de las elecciones Evelio se ubicaba cerca de su puesto en Nueva Vida 21, el
lugar clave de toda su carrera política. Era allí donde media su eficacia electoral, tanto
en el sentido de "producción" como en el de "predicción": le entregaba las papeletas
con el voto a la gente, verificaba con su lista de inscritos quiénes se hacían presentes y
realizaba el último conteo. Como vimos, uno de los orgullos de Evelio es que casi
nunca la cifra prometida estuvo por debajo de la obtenida: baza declarada, baza hecha.
Cuando los éxitos del forerismo complicaron el manejo interno del movimiento,
haciendo a la vez imposible mantener un control cotidiano desde la periferia urbana,
Evelio trasladó la sede de su casa al barrio Tunjuelito: "...como el movimiento se creció
ya habíamos dos lideres o tres o cuatro líderes duros aquí entonces nos dábamos palo
por demostrar cuál era el mas Forerista y peleábamos por puestos electorales, el
puesto electoral mío era el puesto de Nueva Vida, el otro era en San Julián, el puesto
electoral de Carlos García, el de Hernán Jaramillo que fue edil también y del hijo de él
era el Perdomo, entonces una vez me ganaron ellos por 250, otra vez les gané yo por
1.000 y así, eso era una pelea horrible y dijo don Rafael: no ya no me aguanto esta
peleadera, Evelio usted verá para dónde se quiere ir, yo le dije listo yo me voy para
Tunjuelito, entonces me fui para Tunjuelito". El cambio de sede le significó a Evelio la
oportunidad de ampliar su base electoral que confluía siempre al puesto en Nueva
Vida. El orgullo que le queda de esa época es aún enorme: "...tuve once mil y pico de
cédulas inscritas, en ese momento el puesto de Nueva Vida tuvo 18.000 votos inscritos,
fue el puesto electoral más alto como puesto en el país y por ende el más alto de
Bogotá, vinieron investigaciones que por qué eso, que tanto, que yo no sé qué;
entonces yo tenia mas o menos póngale 10.000 votos esa vez ahí...."
Pero la maquinaria rafaelista sólo podía funcionar y, lo que es más importante, durar, si
tanto "los de abajo" como “los de arriba” no le quedaban debiendo favores. Aún
contando con que buena parte de los recursos con los que Forero aceitaba su
maquinaria fueran producto de alguna forma de corrupción33, algunos de los bienes
32
A veces, los votantes foreristas vivían demasiado lejos, y entonces Evelio los mandaba al puesto más
cercano posible a Nueva Vida. Quedaban así dentro de su radio de acción.
33
No se necesita ser un lince para darse cuenta de la posible conexión contratos - votos. En ese caso,
Forero se estaría pagando con creces (a costa del Estado) los mercados y las becas ofrecidos a sus
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
más deseados por los habitantes de los barrios deprimidos que constituían la base
social del rafaelismo no podían obtenerse sin movilizar instituciones y segmentos
enteros del Estado. Cosas como los servicios públicos, la legalización de un barrio, el
transporte, el no-desalojo, son distintas de los mercados, las becas y las peluquerías
ambulantes: exigen una negociación y una interacción permanentes con la urbe y la
política moderna. Y uno de los pocos recursos significativos con los que tanto Forero
como su base social podían ofrecer en esa negociación eran los votos34.
Los politólogos que se han acostumbrado a la cómoda división entre votos "de opinión"
(pensados, respetables, blancos) y "votos amarrados-clientelistas" deberían evaluar
experiencias como estas, que sin duda se cuentan por decenas en la década del 80.
Un cacique clientelista arma su red, conquista respaldos gracias a la transferencia de
recursos hacia abajo....pero no logra (o lo hace apenas muy parcialmente) imponer sus
preferencias políticas a su base social. El clientelismo coexiste con la opinión (¿es
necesario decirlo?: otra opinión), y el cacique se estrella contra la evidencia: no puede
fieles militantes de La Meca. Obviamente, tal vinculo sólo lo establecemos como hipótesis probable,
puesto que su comprobación no quedaba ni dentro de los propósitos ni dentro de las posibilidades de
este trabajo. Don Evelio, por su parte, sostiene que Forero se arruinó con la política, lo que tampoco es
improbable, incluso manteniendo la hipótesis de corrupción masiva: como en todo negocio, en esta clase
de política se puede perder o ganar.
34
Forero mismo estaba involucrado en una maniobra de avance social. Aunque evidentemente rico,
nunca estuvo ni siquiera cerca de ser un gran capitalista. No era aceptado ni por las élites económicas y
profesionales ni por los políticos tradicionales de los dos partidos. Estos últimos, típicamente, lo evadían
y temian, pero a la vez codiciaban sus votos.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
endosar sus votos por más mercados que reparta. Más adelante veremos por qué.
Los males no vienen solos. Forero Fetecua se encontró con que múltiples bombas de
tiempo explotaron simultáneamente, destruyendo su movimiento. Entre ellas, cabe
destacar:
Finalmente, la muerte física de Forero -relativamente joven, aquejado por una extraña
enfermedad- y la negativa de su familia a seguir involucrada en la aventura36,
terminaron con esto que, más que una novela, es una ranchera política.
1.8. El post-forerismo
Don Evelio heredó parte de la RC de Forero; a través de las prácticas tomadas del
movimiento del Integración Popular (énfasis en que la política no es hablar, sino hacer;
35
Ya había habido un declive pronunciado de 4000 a 1600.
36
Los hijos de Forero, que eran muy distintos a él (con formación profesional, con valores y percepciones
provenientes de otra clase y otro mundo), resentían la actividad de su padre como una fuente de
desprestigio e inestabilidad económica.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
realización de obras; uso de reparto de terrenos para hacer política) formó su propio
capital político. Llegó a edil de la Junta Administradora Local en 1992, y en 1994 fue
cómodamente reelegido37. Aún se reconoce orgullosamente forerista.
En su casa tiene un retrato hecho por un pintor ecuatoriano, en el cual según él Rafael
Forero quedó retratado tal y como era, con la mano izquierda en el pecho al estilo
napoleón y la mano derecha en el bolsillo: poder y dinero. Don Evelio cuenta que
cuando está mal de plata toca la mano derecha del retrato y sus problemas se
empiezan a solucionar.
Narraremos ahora un caso mucho menos tumultuoso, ejemplo de una modalidad que
llamaremos clientelismo institucional. Se trata del barrio Henares. El núcleo al que ha
confluido la vida pública de Henares (un barrio de tenderos, obreros, artesanos y
pequeños empleados, en donde el partido conservador gana con regularidad las
elecciones) es la junta de acción comunal. Allí nunca han tenido, ni posiblemente
tendrán, un jefe al estilo de Rafael Forero Fetecua.
No se debe olvidar que la JAC de Henares, como todas las del país, está inscrita en el
momento de su creación (1961) en un arreglo de pactos que semejan una muñeca
Matrioshka. El más amplio, sin duda, es la Alianza para el Progreso, cuyo rango es todo
el subcontinente; después viene el Frente Nacional, específicamente colombiano, por
debajo de los cuales están los atinentes a lo que hoy llamaríamos "gobernabilidad
urbana", para culminar en el puntual del propio barrio, consistente en un difícil intento
de convivencia y cooperación entre las distintas facciones de Henares, cada una
compuesta por los miembros de los dos partidos tradicionales39. El resultado de esta
37
Recientemente, dio con sus huesos en la cárcel, aunque acusado de un delito que no tiene ninguna
relación con actividades políticas o económicas.
38
Hemos cambiado el nombre del barrio, de sus instituciones (escuelas, etc.) y de los protagonistas de la
red. Las fechas son auténticas así como los nombres de los jefes políticos, las citas de archivo y, en
general, todos los demás detalles de la narración. Esta se basa en el archivo entre 1962 y 1995 de la
Junta de Acción Comunal; en entrevistas con todos los miembros de la red estudiada y con familiares de
don Roberto Villaveces (ya fallecido). También se entrevistó a miembros fundadores de Henares.
39
Guillermo Sánchez (promotor de Acción Comunal Distrital): "Informe sobre el conflicto surgido en el
barrio Henares", sin fecha, Archivo de la JAC de Henares. De ahora en adelante, citaremos este archivo
como AJH. El informe debe ser de 1962.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
intersección de pactos, desde el nivel más macro hasta el más micro, dará origen a la
peculiar manera de vivir la política y lo público que caracteriza a las JAC. En esencia,
los dignatarios (esta es la palabra que utilizan) de la JAC de Henares verán su actividad
inscrita en un sistema de transmisión que "sube" bienes (hacia el Estado y la sociedad
política) y los “baja" (hacia las comunidades: grupos sociales pequeños, fácilmente
delimitables y gobernables, con mucho menos poder de negociación que un macro-
conglomerado social). Los bienes que sube son deferencia, "pacificación", estabilidad,
legitimidad, control social y vigilancia anti-comunista. Los dignatarios saben que están
construyendo su barrio; pero también que hacen parte de una obra más grandes la
ciudad, y más aún, el régimen legal, los partidos, el país40; y, como culminación de la
cadena, la democracia y el "mundo libre”. Los bienes que baja son obras,
respetabilidad, “reconocimiento“y progreso.
40
Nos encontramos con cartas al alcalde de Bogotá (reiteradas), al presidente de la República, a
ministros, embajadas extranjeras, al poeta Carranza...
41
AJH, “Resumen de actividades del comité pro-pavimentación”, 8 de marzo de 1965.
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considerandos:
PRIMERO.- Que es de conocimiento que el próximo domingo 26 de los corrientes se llevará una reunión
en la Escuela República Helvética, a la cual concurrirá Ud. y algunos concejales, con el fin de tratar lo
relacionado con el cobro de la valorización.
SEGUNDO.- Que como desde hace algún tiempo se viene gestando un movimiento en tal sentido con
carácter netamente político y subversivo, contando con reuniones y hojas volantes en donde se atacan a
las autoridades legítimamente constituidas, nosotros no hemos querido participar, como Entidades que
laboramos en bien de la comunidad y como consecuencia lógica en forma apolítica de acuerdo con los
Estatutos que nos rigen.
TERCERO.- Que estas Juntas no han tenido un informe oficial por parte de los dirigentes del
movimiento, ni en forma verbal ni escrita, desconociendo de esta forma el conducto regular que debe
primar en estos casos.
CUARTO.- Que no desconocemos el interés creado en busca del bienestar social y económico de
nuestros por ser gentes de bajos recursos, pero tampoco aceptamos que se tomen estas solicitudes
como bandera de combate, sin el conocimiento de las Entidades representativas de la Comunidad como
42
somos nosotros .
Se pregunta uno leyendo estas líneas qué produjo más irritación: si la presencia
"netamente subversiva" o el hecho de que alguien estuviera "desconociendo... el
conducto regular que prima en estos casos".
"Laborarnos en forma apolítica...". Parecería una declaración más bien extraña - tal vez
abiertamente cínica - en una organización íntimamente vinculada con los partidos
tradicionales, cuyos líderes en los primeros años para aspirar a un cargo debían
explicitar su filiación43 (Fulano, liberal; mengano, conservador) y en la que todavía en la
década de los 70 tenían directa ingerencia los directorios bipartidistas locales que, por
ejemplo, se las arreglaban para aunar fuerzas y excluir a terceros44.
42
AJH, "Al Sr. Dr. Luís Prieto Ocampo, Alcalde Mayor del Distrito Especial de Bogotá", octubre 23 de
1975.
43
AJH, “Lista para elecciones de las JAC por partidos políticos”, 24 de octubre de 1962.
44
AJH, "Alianza Nacional Popular - Comando Barrio Henares: Señor Promotor de Acción Comunal del
Distrito", julio 21 de 1974.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
Pero, si se trataba de cinismo, era cinismo inconsciente. Cada vez más, las JAC (y la
de Henares en particular) rechazarán a los políticos y la política con múltiples objetivos:
hacer énfasis en los resultados concretos y tangibles, distanciándose así de los
"promeseros", que "sólo hablan"; mantener la unidad y la armonía del barrio, contra los
divisionistas; construir una base social estable, independiente de las preferencias
electorales macro. Nótese cómo, en cierta medida, el control social y el apoliticismo, se
funden en una sola fórmula produciendo un efecto muy curioso: la búsqueda de la
unidad y la denuncia al ideologismo es una barrera eficaz contra los agitadores "con
ideas foráneas” pero, extremándola un poquito, servirá para mantener a raya finalmente
a todos los agitadores (incluyendo a los de los partidos tradicionales). A la vez, la
denuncia a la política constituye muchas veces un desesperado y último recurso de
salvación de la propia JAC: en la medida en que las rencillas políticas se meten dentro
de la vida de la JAC, los afiliados (cada vez más alejados de los partidos e identificados
con intereses vitales concretos) abandonarán la organización, llevándola a la muerte
por sustracción de materia45.
Ahora bien, la otra cara de la moneda es que la JAC se sabía y se proponía "conducto
regular": el estrecho tubo por el que pasarían deferencia, demandas y denuncias, y
también recursos y obras (como hemos visto, "progreso"). Su contacto con los políticos
era, si, una maldición: fuente de grandes conflictos y deserciones, así como de
corrupción46. Pero a la vez era lo que le daba poder y sentido a su existencia. Lo cual
se reforzó decisivamente con la introducción de la figura de los "auxilios", partidas
especiales que los políticos obtenían del presupuesto nacional para entregárselo a sus
clientelas. Los auxilios institucionalizaron la privatización de lo público: se lograba una
inversión social relativamente ágil, a cambio de canalizarla como una compra de votos
con recursos del Estado47. Ya a finales de la década del 70, se juzgaba a los
presidentes de la JAC por su capacidad de conseguir auxilios, y la JAC de Henares,
como miles de otras en todo el país, estaba totalmente metida en el juego. Hasta las
vísperas de la eliminación de los auxilios en 1991, encontrarnos solicitudes y
agradecimientos a políticos que los han concedido. El tono predominante es de patética
humildad:
• Petición: "La palabra sabia de Jesús dijo DEJAD QUE LOS NIÑOS VENGAN A MI PORQUE DE
45
Lo que ocurrió varias veces a la JAC de Henares. Un primer episodio está en: AJH: "Solicitud de
vecinos de cambio inmediato de los miembros de la JAC", 13 de septiembre 1968. Antes de la primera
elección de Roberto Villaveces la JAC también estaba muerta.
46
Desde muy temprano se presentan denuncias de malos manejos y exigencias de que haya
“honorabilidad” en la vida comunitaria.
47
La Constitución de 1991 acabó con esa perversión; pero el muerto ha ensayado distintas intentonas de
resurrección.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
LOS TALES ES EL REINO DE LOS CIELOS. Que hermoso contar con espíritus llenos de AMOR Y
GENEROSIDAD como el suyo y por esto pedimos al Dios del UNO Y TRINO que envíe protección
sobre su vida y la de los suyos. Que precioso seria para los niños de nuestro barrio recibir un regalito
en su nombre, detalle que ellos y sus padres no olvidarán porque lo que se fija en la mente de un
48
niño se refleja en el comportamiento del adulto" .
• Un agradecimiento: "Personas que amen a los pobres como Ud. y que hagan efectivo el amor de
Dios sobre la tierra en favor de los más pobres son muy pocas. Nuestras palabras son insuficientes
ante la generosidad que Ud. ha tenido con nuestro barrio conglomerado de personas que lo admiran
y respetan su figura política. El dinero que tanto nos hace falta para obras de desarrollo tendrán un
uso honesto y cumplirá el objetivo que Ud. al donarlo se propuso...EI regalo maravilloso de los 3
millones de pesos es algo que nos hace sentir una deuda de lealtad y gratitud con Ud. EL
CANDIDATO EL PODER EN FUNCIÓN SOCIAL. Cuente con nuestro respaldo electoral”49.
• Y otro: “Es grato para nosotros escribirle un agradecimiento sincero por su gesto noble al ayudar con
nuestro barrio dando partidas que ayudan a la superación de quienes lo estimamos de verdad.
Agradecemos también su presencia y su grata compañía en el salón comunal y nos deja una bella
experiencia de solidaridad el tenerlos tan cerca. Nuestros más grandes anhelos son para que su
campaña triunfe y cuente con nuestro apoyo electoral. De antemano nos despedimos de Ud. como
50
sus fieles seguidores en la lucha electoral” .
Las cartas producen una profunda impresión. Parecen apuntar a un triunfo rotundo del
clientelismo: una conquista total del barrio vía JAC, muy barata además (3 millones de
pesos; una visita a un salón comunal para estar cerca). Pero hay un detallito picante:
casi ninguno de los que firman las misivas eran liberales sino conservadores; y el liberal
entre las firmas era militante de otra fracción del partido (la de Marco Tulio Gutiérrez),
totalmente alejada de la de Rafael Forero Fetecua y su Integración Popular. Ninguno
estaba dispuesto a cumplir su promesa de "respaldo electoral" ni tampoco movieron un
dedo para convenirse en sus “fieles seguidores"; y la votación de Forero en Henares
siempre fue insignificante, antes y después de las cartas.
48
AJH, "Doctor Rafael Forero, octubre 15 de 1991".
49
AJH, "Doctor Rafael Forero", octubre 15 de 1991.
50
AJH, "Doctor Guillermo Morales. Honorable Concejal Integración Popular”. octubre 15 de 1991.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
Se tomó como fecha de inicio el año de 1977, fecha en la cual el señor Roberto
Villaveces - líder que motivó el estudio - participó por primera vez como candidato a
Fiscal de la JAC. Inició su participación en la JAC, como presidente en 1979,
permaneciendo en ese cargo hasta 1985, y regresando al mismo en el 87 hasta el 90.,
cuando por razones de salud abandona su participación en este espacio. Es decir,
hablamos de 13 años de labor comunitaria.
El señor ViIIaveces estuvo como Presidente de la Junta durante tres periodos seguidos
(1979-1980; 1981-82 y 1983-84), para el siguiente periodo (1985-1986) no se postuló
debido a que estaba impedido (de acuerdo con el reglamento de la Acción Comunal), y
su última participación se registra en el periodo de 1987 a 1991, también como
presidente de la Junta. No logró concluir el periodo por razones de salud. Renunció al
cargo en 1990, quedando quien fungía como vicepresidente en ese momento (P.R.)
como nuevo presidente.
Los períodos en los que estuvo de presidente se destacan por la gran estabilidad en
sus planchas, es decir no existían mayores cambios en su conformación, el presidente
y el vicepresidente siempre fueron los mismos, y los cargos de tesorería y secretaría se
rotaban entre dos personas. También se caracterizan porque en la primera etapa (1979
a 1985) solo hubo una plancha inscrita.
Don Roberto Villaveces trabajó en el barrio como presidente de la JAC por varios años.
El era conservador del sector de Álvaro Gómez. Se identificaba como miembro del
Movimiento Nacional Conservador. También trabajó políticamente con Gustavo
Rodríguez Vargas, Pardo Koppel y Pava Camelo. Su experiencia comunitaria era
igualmente amplia. Antes de pertenecer a la Junta, participó en la creación de una
cooperativa de Ahorro y Crédito del barrio Henares y en la Defensa Civil. En estos
espacios se dio a conocer públicamente. Pero para cualquiera de los cuerpos
colegiados cambiaba fácilmente de candidato. Acompañó a Gustavo Rodríguez para el
Senado, a Álvaro Pava, Pardo Koppel, Rafael Forero Fetecua, Fernando Tamayo,
Jaime Casablanca, y a Enrique Forero Russi para el Concejo capitalino, y a Francisco
Afanador para la Cámara.
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
El grupo de personas con el que más trabajó don Roberto Villaveces, y que estaba
incluido en sus planchas, estaba conformado por: dos liberales (uno de ellos de Marco
Tulio Gutiérrez) y un conservador. Todos reconocidos líderes y fundadores del barrio.
En general se armaban las planchas para las elecciones del barrio por el liderazgo sin
tener en cuenta la fijación política. Fue un grupo estable y eran los mismos
asambleístas quienes proponían sus nombres.
Los viejos habitantes del barrio son conservadores, al menos así lo muestran las cifras
de votación antes y después de la década del 80. Eso explicaría el hecho de que fuera
un conservador el que tuviera las riendas de la JAC durante tanto tiempo, pero sin
embargo, el resto de los cargos de la JAC eran distribuidos equitativamente. Se
respetaron sus diferencias políticas, no había discriminación. Para la elección de la
Junta reunía a sus amigos, y en las elecciones nacionales (Concejo, Cámara, Senado)
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Anexo D: Clientelismo, política y participación
aunque la disputa era fuerte cada uno trabajaba su gente sin mayores problemas.
Don Roberto Villaveces tenía una relación directa con cada uno de ellos. Cuando se
presentaba algún problema en el barrio, cada uno de estos personajes acudía
directamente al señor Villaveces para obtener consejo o para que se apropiara de la
situación. Estos a su vez contaban con su propia red, que los mantenía al tanto de lo
que ocurría. Pero entre ellos sólo se hablaban cuando se reunían en el salón comunal o
en la tienda de don Roberto Villaveces con el fin de encontrarle solución a los
problemas que se presentaban.
Para Villaveces, ganar amigos era una premisa. Lo lograba de varias formas: poseía
una tienda, que él mismo atendía y en la que se relacionaba con mucha gente a la que
le hacia favores (fiaba), vendía o regalaba artículos (trago, en lo fundamental). También
conseguía becas para la Escuela Distrital General Obando, daba recomendaciones
para empleos, gracias a sus contactos con los políticos de turno, conseguía cupos para
el cocinol, que él personalmente administraba o prestaba su carro para hacerles vueltas
a los vecinos o amigos.
carrera comunitaria se vio enfrentado al cura de turno, y cada uno desde su púlpito
arremetió contra el otro. Pero esa discrepancia con el cura fue excepcional, en general
la relación fue estable. Otro de los argumentos que Villaveces esgrimía para convertirse
en el vértice de la red era el monto de los auxilios que conseguía. Por lo general era
mucho mayor que el de sus compañeros directivos. Y con ese dinero se logró construir
buena parte de las obras del barrio, y en especial la construcción del salón comunal.
Cuando hizo falta dinero, Villaveces impulsó los bazares. Estos pretendían obtener
fondos, pero lograban a la vez integrar a la comunidad. Gracias a estos eventos,
Villaveces pudo presentar en sociedad a los políticos de turno, comprometerlos
públicamente, darle uso a su vehículo (pasaba por las calles del barrio recogiendo a la
gente para que asistiera al bazar), y hacer gala de su aparente generosidad (el trago
por lo general corría por su cuenta).
Los recursos para la realización de las obras comunitarias las obtenían de la realización
de bazares (en un principio) del alquiler del salón comunal y de los auxilios
parlamentarios. Cada miembro de la Junta tenía sus padrinos políticos y acudían a
ellos para pedir auxilios; a cambio tenían que conseguir votos. Las directivas que eran
de filiación liberal trabajaban con Marco Tulio Gutiérrez. Los conservadores trabajaban
con Jaime Arias, Gustavo Rodríguez Vargas y Roberto Camacho.
Don Roberto Villaveces ganaba amigos por intermedio de una tienda que él mismo
atendía, de becas que conseguía para varios colegios, de cupos para el colegio y
también del trago que obsequiaba a sus amigos. Todo esto hacía parte de las
campañas para la elección de la Junta, además del perifoneo correspondiente. Este
método era el utilizado por los integrantes de la plancha y no solo para el momento de
las elecciones sino también en el transcurso de cada período en el que eran elegidos
(es decir, iban cultivando su propia reelección).
Antes de la elección sabían quiénes iban a votar por ellos. Lo sabían por la cantidad de
cupos que habían asignado para el cocinol o de becas educativas de la Escuela
general Obando que otorgaba. Esos votos se consideraban fijos. Además las
relaciones de amistad que cada uno tenía en su cuadra eran muy importantes: "entre
los miembros de cada plancha hay representantes de cada calle o cuadra y arrastran a
sus vecinos... esos líderes deben ser metelones...”.
Otra de las razones de su éxito en las elecciones era las buenas relaciones con la
comunidad; el saludo, la amabilidad, el tinto, etc. Esta actividad tenía tanta importancia
como los cupos para el cocinol, (obtención de cartón) o los cupos para el estudio
(Colegio General Obando). Otro factor importante era que los integrantes de las
planchas vivían en diferentes cuadras del barrio y formaban allí equipos de apoyo por
cuadra. Las campañas se basaban en las amistades de cada uno de los integrantes de
la plancha, que se encargaban de concienciar a los demás.
Esta red estaba constituida por los amigos o vecinos con los que siempre contaba a la
hora de conseguir votos, ya sea para la plancha de la JAC como para las elecciones de
Concejo, Cámara o Senado. Estas personas eran de los llamados "incondicionales” ya
que su amistad era de muchos años. Estaban ubicados principalmente en la cuadra
donde vivía Villaveces, y se conocían desde su llegada al barrio, en los comienzos del
mismo.
2.5 Contradictores
El principal contradictor era don Próspero, de filiación liberal (del grupo de Durán
Dusán). Este personaje demandó las elecciones de 1987 (en donde él se presentó
como candidato a la presidencia en una plancha), por considerar que no eran válidas.