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Comencemos el año con Jesús

No sólo los no creyentes necesitan vivir algo de lo sobrenatural en la vida para llegar a la fe;
las necesitamos también los creyentes para reavivar nuestra fe pues el mayor peligro que
corren los cristianos es el de convertir la fe a una sucesión de ritos y de formas repetidas
mecánicamente y sin participación de todo el ser, por eso es que:

“Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me
honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de
hombres que les ha sido enseñado” Isaías 29:13.

La navidad fue una ocasión privilegiada para tener este fortalecimiento de fe, pero por
desgracia el secularismo está despojando esta fiesta de su verdadero significado que lleva al
temor santo y a la adoración al Señor, para reducirlo a una fiesta familiar, del árbol y de Papá
Noel.

Y en medio de todo lo secular o comercial, ayuda mucho a hacer de la navidad el momento


para fortalecer la fe, el encontrar espacios de silencio donde deberíamos escuchar como
dirigida personalmente a nosotros la invitación del Salmo: “Estad quietos, y conoced que yo
soy Dios” Salmos 46:10.

Por eso, quiero aprovechar este momento para recordar todo lo que hemos aprendido este
año con nuestros hermanos, familia y con la escuela bíblica, asumiendo un compromiso con
el proyecto de la iglesia, en el cual recibimos un toque de atención que nos establece una
frase: “Año nuevo, idea nueva”, ya que este año vamos a dar un nuevo toque de trabajo en
la obra del Señor, dejando de hablar tanto de enfermedades o necesidades que afectan a una
minoría, para enfocarnos en la obra que nos incluye a todos, y estos son algunos de los tantos
propósitos y objetivos por los cuales trabajaremos a lo largo de este año, y que espero, y
deseo, podamos afrontar y superar con éxito, y para esto, “una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta”
Filipenses 3:13-14.

Leamos la Palabra de Dios en Isaías 30:18-21 “Por tanto, Jehová esperará para tener
piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque
Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él. Ciertamente el pueblo
morará en Sion, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene misericordia se apiadará de
ti; al oír la voz de tu clamor te responderá. Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua
de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán a
tus maestros. Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino,
andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”.

Un nuevo año está comenzando y muchos planes están siendo formados en nuestra mente y
anhelamos que muchos sueños sean realizados, queremos ser prosperados en nuestros
proyectos y anhelamos alcanzar éxito en todo lo que planeamos para llegar al último día del
2018 celebrando grandes victorias y agradeciendo a Dios por un año de mucha felicidad, pero
sabiendo que para que eso acontezca, debemos iniciar el año colocando nuestras vidas y
planes en el altar del Señor, pidiéndole que nos oriente y que dirija todos nuestros pasos
conforme a su perfecta voluntad.

Necesitamos confesar, con sinceridad, que dependemos en todo de Sus bendiciones, ya que
aun cuando nuestra capacidad sea muy grande, sabemos que no iremos a ningún lado sin Él,
que es la fuente de gracia, poder y la seguridad de todas nuestras conquistas; debemos hacer
un balance de nuestros errores en el año que está finalizando, y si nos faltó fe, pidamos a
Dios que nos permita dejar todas las dudas y confiar completamente en Él.

Si actuamos con mentiras y engaños, si fuimos mezquinos y orgullosos, si no practicamos el


amor que el Señor nos ha enseñado, es el momento para que haya una transformación en
nuestro comportamiento; y para esto, pidamos al Señor que nos conceda la bendición de saber
amar verdaderamente, de actuar con humildad y sinceridad, ya que el nuevo año será mucho
mejor para nosotros, para nuestra familia, y para la iglesia, si abandonamos los viejos hábitos
y empezamos a caminar en la presencia de nuestro Señor Jesucristo.

En todas partes hay pesimistas, gente que siempre considera el lado negativo de las cosas y
al comenzar un año nuevo, insistirán en el envejecimiento, en los problemas no resueltos y
los que se marcan una tormenta en el horizonte; por supuesto que no podemos eludir los
problemas de nuestro tiempo ni las preocupaciones que pueden oprimirnos, sin embargo, el
apóstol nos dice: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” Filipenses
4:4.

La vida sigue; otros dicen: “Mientras hay vida, hay esperanza”, y entonces, ¡regocijémonos!,
pero no busquemos la falsa felicidad que ofrece el mundo, sino acerquémonos a Dios, quien
nos brinda la verdadera alegría; pensemos que el hecho de empezar un nuevo año ya es una
bendición, y en él, “el gozo de Jehová es vuestra fuerza” Nehemías 8:10.

Este año quiérete a ti mismo, que sea un año de cambio para muchos, pues algunos escribimos
nuevas metas, y muchos más le pedimos a Dios que nos conceda una larga lista de deseos, lo
curioso es que para muchas personas esta lista de peticiones no cambia de año en año, y la
razón obvia para que muchas de estas peticiones estén siempre en la lista es que no las
alcanzamos porque no las ponemos en manos del Señor y vemos si son realmente la voluntad
de Dios.

Una de las razones por la cual las abandonamos es la falta de planificación de las metas, y
son solo deseos, pues la diferencia está en que la meta involucra acción y planificación,
mientras que el deseo es solo “pensamiento”, aunque muchas veces los deseos son el
comienzo para alcanzar algo, y nos dan motivación y nos empujan.

Comenzar el año con Jesús no debe ser un deseo sino una meta que nos requiera “acción”
donde se nos presenta la oportunidad de realizar el deseo y si tenemos la aptitud correcta se
nos olvidará pensar en los obstáculos que podrían presentarse para hacerlos realidad.

La clave para realizar un cambio en tu vida consiste en quererte más, esto significa que vas
a darte el mismo amor que le das a Dios y a alguien querido, y cuando te amas,
automáticamente actúas de un modo distinto que mejora la calidad de tu vida.
Por eso, ¡¡Basta de promesas!!, te sugiero que de hoy en adelante cuando sientas la tentación
de hacer algo que te perjudica, en lo físico o en tu relación con el Señor, antes de hacerlo, te
preguntes: ¿Esta acción demuestra que me quiero, o quiero a Dios?, y en la respuesta tendrás
la motivación de tomar la medida correcta y demostrar tu amor por Dios, y por ti mismo; y
si en algún momento fallas en tu intento, en vez de culparte, demuestra tu amor buscando un
nuevo plan o una solución, y recuerda siempre que mientras más altas sean tus metas más
difíciles serán de alcanzar, pero la satisfacción y los frutos también serán más grandes.

Estamos próximos a comenzar el año 2018 y creo firmemente que Dios tiene un plan para
cada uno de nosotros, tiene un camino que desea que sigamos, y además desea que lleguemos
exitosamente a la meta que nos tiene asignada.

Al enfrentar cada nuevo día de este año nuevo y tratar de seguir la senda que Dios quiera
que sigamos, encontraremos que se parece a un laberinto donde debemos enfrentarnos a
decisiones difíciles con respecto a lo que Dios desea que hagamos y a veces tendremos que
cambiar la ruta en que vamos o los planes que tenemos; a veces nos daremos cuenta que
hemos tomado una decisión equivocada y hemos llegado a un callejón sin salida, y allí
tendremos que ir atrás y comenzar nuevamente.

Seguir la voluntad de Dios para nuestra vida no es fácil, pero la buena noticia es que siempre
hay ayuda disponible, Dios está siempre listo para ayudarnos con solamente pedirle que nos
dirija, “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad
por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”, lo único es
que necesitamos estar seguro que estemos escuchando la voz del Señor y no la de nuestro
propio deseo.

Entonces, para que podamos avanzar sin fijarnos en los obstáculos, tengamos plena confianza
en Jesús a fin de vivir esta vida con Él desde el comienzo de este nuevo año, haciendo siempre
viva en nosotros las palabras del apóstol: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no
vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” Gálatas 2:20;

Escuchemos la voz de Dios, quien no nos promete un año fácil y sin preocupaciones, pero
que nos propone vivirlo con Él, confiando en el amor que demostró siendo capaz de todo
para hacernos felices, ya que sacrificó a su Hijo unigénito para que aquel que crea en Él tenga
vida eterna, Juan 3:16.

En éste año que empieza, que nuestro deseo y perseverancia sea en meditar en las Escrituras
para que la Palabra de Dios nos guíe en todas las cosas que deseamos alcanzar, y que sobre
todas las cosas, nuestra prosperidad espiritual sea muestro mayor anhelo, ya que la Biblia
revela la mente de Dios, el estado moral y espiritual del hombre, el camino de salvación, el
castigo del pecador y la bienaventuranza del creyente; la Palabra de Dios es fuente de
prosperidad, paraíso de gloria y río de bendiciones que promete al creyente que recompensará
la labor más excelente y condenará a todo aquel que juega con lo que ella dice.
Como creyente, “en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su
hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará” Salmo 1:2-3

Va a comenzar un año nuevo y hay muchas expectativas de que todo vaya bien en la familia,
en el trabajo, en lo económico, y espiritualmente seamos prosperados, en otras palabras,
deseamos que durante todo el año, que apenas está comenzando, haya todas las cosas
necesarias en nuestra vida, y que además sean en abundancia ya que “poderoso es Dios para
hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas
todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” 2 Corintios 9:8.

Pero como el salmista, debemos comenzar el año teniendo en cuenta una recomendación muy
importante para que tengamos prosperidad en la vida, el amor por la Palabra de Dios, llevar
la ley de Dios en el corazón, guiándonos para tener una vida que agrade a Dios, y que nos
permita andar en los caminos correctos ya que sólo así podemos tener bendiciones múltiples
en todas las cosas; entonces, como dice el Salmo: “Me regocijaré en tus mandamientos, Los
cuales he amado. Alzaré asimismo mis manos a tus mandamientos que amé, Y meditaré en
tus estatutos” Salmos 119:47-48.

El fundamento de la sociedad
Éxodo 20:12

INTRODUCCIÓN

Hemos visto que cada uno de los diez mandamientos que hemos estudiado nos habla de
asuntos que tocan nuestras vidas. Los primeros cuatro nos han desafiado en nuestra relación
con Dios. Pero con el quinto mandamiento el enfoque cambia. En tanto que los primeros
cuatro mandamientos hablan de nuestra relación con Dios, los últimos seis tratan de nuestra
relación con las personas.

Por decirlo de alguna manera, los primero cuatro son verticales y los últimos seis son
horizontales. El quinto mandamiento es especialmente relevante e importante para nuestro
tiempo. Vivimos en un mundo que ha desarrollado una adoración de la juventud.

A lo que me refiero es que ser joven es visto como la bendición más grande. Se cree que es
la juventud donde se encuentra la energía, donde están las ideas y donde descansan los
valores más grandes. Parece ser que la juventud es aquello que todo mundo desea tener y
retener. Esta adoración de la juventud ha conducido a una serie de repercusiones:

Se le presiona a la gente a jubilarse por su edad y no por un decaimiento en su habilidad.


Existe una obsesión por negar los efectos de la edad: cirugía reconstructiva, cualquier número
de intentos por combatir la caída del cabello; la coloración del cabello (tanto para hombres
como mujeres) para esconder las canas. La gente desea manejar automóviles que se ven
juveniles, usar ropa de moda y aun aparentar estar más joven… y todo porque no queremos
vernos o sentirnos viejos.

Muchas personas ancianas son enviadas a asilos (que en sí mismos no son malos) donde son
olvidados por sus amigos y familiares. Muchas personas en las casas para ancianos nunca
son visitados por su familia. Va en aumento el número de suicidios de ancianos que sienten
que por su edad ya no son útiles. Va en aumento el robo, homicidios contra la gente anciana.
Con mucha frecuencia se les trata como si sus opiniones no importaran.

Cuando se llega a cierta edad (y cambia con la situación) las opiniones ya no parecen tener
ninguna importancia y se les trata más como un estorbo que como una persona de valor. Pero
qué diferente es la perspectiva bíblica acerca del envejecimiento.

La Biblia nos dice que honremos a aquellos que son mayores y que valoremos la sabiduría
que viene con los años. Y ésta es la razón por la que el quinto mandamiento es relevante hoy.
Es claro y va directo al grano: “Honrarás a tu padre y a tu madre para que tus días se
alarguen sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.” (Éxodo 20:12). Creo que hay dos
principios básicos que vemos fácilmente. Primero…

I. EL RESPETO HACIA LA AUTORIDAD ES EL FUNDAMENTO DE LA


SOCIEDAD

Leamos el razonamiento que viene inmediatamente después del mandamiento y veamos


algunos de los beneficios que se prometen: ” para que tus días se alarguen sobre la tierra que
Jehová tu Dios te da.” En Deuteronomio 5 vemos una segunda lista de los diez
mandamientos. Y en el vers. 16 se nos dice que deberíamos honrar a nuestro padre y a nuestra
madre para que vivamos muchos años y para que nos vaya bien en la tierra que Jehová nos
da.

El Señor está diciendo que nuestra prosperidad y salud futuras están ancladas en la fortaleza
de nuestras relaciones familiares. Si la relación entre padres e hijos se desintegra, el mismo
fundamento de la sociedad comienza a cuartearse.

Un pastor nos recuerda por qué los valores familiares son importantes: El oscuro trasfondo
de este mandamiento debe encontrarse en el natural rechazo hacia la autoridad. Es por ello
que la familia es tan importante en la economía de Dios.

Si a los hijos no se les enseña a respetar a sus padres y se les deja sin castigo cuando
desobedecen y deshonran a sus padres, más adelante en su vida se rebelarán en contra de
otras formas válidas de autoridad. Si desobedecen a sus padres, desobedecerán las leyes del
estado.

Si no respetan a sus padres tampoco respetarán a sus maestros, ni aquellos que poseen una
sabiduría fuera de lo común, ni a los gobernantes electos, ni a otros. Si no honran a sus padres,
tampoco honrarán a Dios.
Este mandamiento es importante por la salud de nuestra sociedad. Pero es importante ver que
este mandamiento no debería ser interpretado de manera muy estrecha. En la sociedad de hoy
con tantas famitas fracturadas, los padres se podrían referir a: padres biológicos, padres
adoptivos o padrastros El quinto mandamiento tiene una gran relevancia para todas estas
personas.

En un sentido u otro, todos ellos son padres y a todos se les ha dado una posición de autoridad
de parte de Dios sobre nuestras vidas. Debemos respetarlos y honrarlos debido a su posición.
Pero es posible que perdamos de vista que este mandamiento se extiende hasta aquellos que
son padres en el sentido figurado: La intención de este mandamiento también está incluyendo
otras clases de “padres y madres”.

Los comentaristas han señalado que también existen padres políticos (aquellos que ocupan
posiciones seculares de autoridad), padres espirituales (pastores y otros ministros cristianos)
y aquellas personas que por su edad o experiencia también son llamados padres. Esto
significa que deberíamos considerar a aquellos que Dios ha puesto sobre nosotros y tratarlos
con “honor, obediencia y gratitud”.

El respeto a la autoridad (que es una condición para que haya orden) comienza en el hogar.
Pero el principio funciona hacia fuera hacia todos aquellos que están en una posición de
autoridad. Con toda seguridad la idea puede extenderse hasta incluir a los oficiales de la ley,
maestros, jefes, y otras personas.

El honrar a la autoridad no está de moda en la actualidad y esa puede ser la razón por la que
estamos viendo los problemas que estamos enfrentando: violencia, inmoralidad e impunidad.

II. PODEMOS HONRAR A LOS PADRES A TRAVÉS DE MUCHAS EXPRESIONES


PRÁCTICAS

La palabra usada en hebreo para “honor” es una palabra que significa “pesado” o “añadir
peso”. Desde la perspectiva bíblica, a los padres se les ha dado gran peso. Juan Calvino
escribió lo siguiente: La esencia de este mandamiento es que debemos considerar a aquellos
que el Señor ha puesto sobre nosotros, dándoles honor, gratitud y obediencia. De aquí que
cualquier cosa que implique desprecio, ingratitud o desobediencia queda prohibida.

Calvino usa las palabras “honor, gratitud y obediencia.” Miremos de cerca estas ideas. Ya
que debemos honrar o “dar peso” a nuestros padres esto significa que sus deseos, sus valores
y su sabiduría deberían importarnos también. Tratar a un padre con honor significa en primer
lugar que hablamos de él en maneras que los honren.
Que dice la Biblia:

 El que hiriere a su padre o a su madre, morirá. Éxodo 21:15


 Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá Éxodo 21:17
 Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre, de cierto morirá; a su padre o a su
madre maldijo; su sangre será sobre él. Levítico 20:9

Realmente no hay lugar ni razón para hablar mal de “los viejos”. Según la Biblia, los hijos
debemos hablar en términos positivos y no negativos de nuestros padres. Sin embargo, el
honrar a nuestros padres no sólo es un asunto de lo que hablamos de ellos, sino también de
lo que hacemos.

Honramos a nuestros padres cuando los escuchamos, cuando los tratamos con amabilidad,
cuando compartimos días especiales con ellos, y cada vez que hacemos un esfuerzo especial
en mostrarles amor y consideración. La gratitud significa que debemos estarles agradecidos
por lo que ellos han contribuido a nuestras vidas.

Alguien podría objetar: “Mis padres no me han dado en la vida”. Pero eso no es verdad. Los
padres biológicos han hecho posible nuestras vidas. Los padres adoptivos han provisto para
nuestras necesidades materiales como ropa, comida, un lugar para vivir.

Pensemos en todas las veces en que nuestros padres nos alentaron, pensemos en los valores
positivos que nos han inculcado. Tendemos a ser personas que se enfocan en lo que otros
están haciendo mal. Nos damos cuenta de lo que alguien no está haciendo mucho más de lo
que sí está haciendo. Y lo mismo es verdad de los padres.

 Nos enfocamos en lo que no nos compraron en lugar de lo que sí nos compararon


 Vemos los momentos especiales en los que no estuvieron en lugar de los momentos
especiales que compartieron
 Generalmente nos enfocamos en lo que no nos enseñaron en lugar de lo que sí nos
enseñaron
 Pensamos más en aquellas cosas que no nos permitieron hacer en lugar de aquello que nos
animaron a hacer
 Nos enfocamos más en sus debilidades que en sus fortalezas en su personalidad.

Pero no solo se trata de nuestros padres. También es verdad en maestros, pastores,


gobernantes y patrones. Podemos desarrollar una actitud de gratitud si nos enfocamos en lo
que tienen de positivo en lugar de lo que es negativo. La obediencia significa hacer lo que
nuestros padres nos dicen. Obviamente esto es especialmente verdadero cuando somos más
jóvenes.

Cuando dependemos económicamente de ellos. Es sumamente importante que un hijo confíe


en la guía que le dan sus padres. Es cierto que no estemos de acuerdo con muchas de las
reglas que nos ponen… pero esas reglas están diseñadas para enseñarnos cosas que no
entendemos.
¿Qué niño entiende cuando un padre le dice que debe ahorrar parte de su gastada? ¿Qué niño
entiende que debe ir a dormirse a cierta hora? ¿Qué niño entienden por qué los padres les dan
algunas tareas para realizar en la casa, o les prohíben ir a determinados lugares, o comer
chocolates?

Dios les ha dado padres a los niños para guiarlos en áreas en las que necesitan ayuda. Ahora,
también hay que admitir que los padres cometen errores. Algunas veces son abusivos.
Algunas veces nos piden hacer cosas que no son razonables. Y todos deben darse cuenta que
cuando los padres le pidan a los hijos que hagan cosas que Dios les manda que no hagan, los
hijos hacen lo correcto en desobedecerlos, porque nuestra primera responsabilidad es con
Dios.

Los hijos no tienen que obedecer a sus padres si ellos les piden que hagan algo deshonesto,
ilegal o inmoral. Pero la mayoría de las veces, los hijos deben obedecer a sus padres
simplemente… porque son sus padres. Una última manera de honrar a nuestros padres es
cuidándolos cuando sean viejos.

Hay una tierna historia llamada “Te amaré por siempre”. Esta historia trata de la relación
entre una madre y su hijo. Esta mamá cuida a su hija en las diferentes etapas difíciles de la
vida y en cada una de ellas ambos cantaban: “Te amaré por siempre. Siempre te amaré.
Mientras viva, mi bebé siempre serás.”

A medida que la historia avanza, los papeles se invierten. La madre, ya enferma, con varias
dolencias es cuidada por su hijo, mientras el hijo le canta: “Te amaré por siempre. Mientras
viva mi madre siempre serás.”

En 1 Timoteo 5:1-5 leemos: “No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los
más jóvenes, como a hermanos; 2 a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a
hermanas, con toda pureza. 3 Honra a las viudas que en verdad lo son. 4 Pero si alguna
viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia,
y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios. 5 Mas
la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y
oraciones noche y día.”

Vivimos en un mundo donde el gobierno ha tomado muchas de las responsabilidades que


solían ser de la familia. Con mucha frecuencia los padres son vistos como una carga en lugar
de verlos como una responsabilidad. Los padres deberían contar siempre con sus hijos cuando
estén en alguna necesidad.

El amor y el respeto deberían tener efectos visibles y tangibles. Es una verdadera vergüenza
que nosotros los hijos nos podamos consentir en muchas comodidades y gustos, cuando
nuestros padres apenas la están pasando. Así como nuestros padres se han sacrificado por
nosotros, de la misma manera, si es necesario, deberíamos sacrificarnos por ellos.
PREGUNTAS

Alguien podría preguntar: ¿Cómo debe encajar mi relación con mis padres en la relación con
mi propia familia? La Biblia parece ser clara cuando dice: “dejará el hombre a su padre y a
su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.”

El matrimonio cambia las cosas. Y creo que cuando un hijo se sale de la casa las cosas
cambian. El hijo casado tiene ahora como primera responsabilidad su esposa y sus hijos. Se
le debe permitir al hijo que sea un adulto… sin embargo esto NO significa que ya acabó con
sus padres… y es aquí donde está la delgada línea donde debemos caminar. Segunda.

¿Qué pasa si la mamá, o el papá u otra autoridad no se han portado dignamente? Tal vez
hayan sido abusivos, o hayan abandonado el hogar, o nunca estuvieron cuando más se los
necesitaron. ¿Cómo podemos honrar a unos padres así?

Bien, en estos casos, también debemos mostrarles honor por lo que sea posible. Puede ser
que sean los que de todos modos nos dieron la vida… debemos honrarlos como nuestros
padres biológicos. O podemos honrarlos por habernos cuidado cuando así lo hubieran hecho.
Si los padres son budistas, o ateos o incrédulos, todavía existen formas de tratarlos
correctamente, platicando con ellos de otros temas, estando con ellos, visitándolos,
invitándolos a comer, etc.

También se les puede escribir cartas si viven lejos, darles regalos por sus cumpleaños o
mostrarles amor de cualquier manera posible. También se les puede ayudar en privado, sin
que se den cuenta: orando por ellos en fiel y constante intercesión, pidiéndole a Dios que
abra sus mentes y corazones al Señor. El hecho que nos opongamos a sus creencias o
prácticas incorrectas todavía significa que nuestros padres deben ser tratados como seres
humanos. La puerta debe estar siempre abierta.

CONCLUSIÓN

Podemos encontrar bellos ejemplos de hijos que honran a sus padres en los siguientes casos:

1. Hijos que invitan a sus padres a vivir con ellos, (o se cambian a la casa de sus padres) para
hacerse cargo de ellos en la medida de sus posibilidades

2. Hijos que hacen planes para estar con sus padres en sus días especiales
3. Hijos que acuden a sus padres a citas o los acompañan en situaciones muy difíciles o
estresantes

4. Hijos que valoran las historias que les cuentan sus padres y se las transmiten a sus hijos

5. Padres que son alojados en casas de atención solamente como último recurso y los visitan
regularmente.

Nuestra sociedad peruana es más afortunada al tener a los padres más cerca al menos que
gente de otros países como usa. Sin embargo, si no están tan cerca como la mayoría de
nosotros, todavía tenemos el recurso del teléfono, las cartas, o el hacer un viaje. Tal vez no
podamos hacer todo lo que nos gustaría hacer, pero eso no significa que no hagamos NADA.

En una cultura como la nuestra donde la edad mayor es despreciada necesitamos recordarnos
que con la edad viene la sabiduría. Algunos de los trabajadores más hábiles no serán ya los
más fuertes o los más rápidos. Algunas de las personas más sabias pueden tener problemas
para recordar dónde dejaron las llaves y es posible que se les olvide lo que vayan a decir.

Los mayores deben ser respetados y honrados. Debemos demostrar respeto a los que están
en algún lugar de autoridad, no por su poder ni aún por su habilidad. Deben ser respetados
porque eso es lo que Dios ha mandado y porque Dios nos ha dicho que esa es la única forma
de construir una sociedad en la que valga la pena vivir. Hijos que viven en obediencia a sus
padres los preparará para que vivan en obediencia a los mandamientos de Dios.

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