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La ciudad tiene fama tanto nacional como internacional gracias a sus piezas de
artesanía, motivo por el cual fue declarada como «Capital del Arte Popular y de la
Artesanía del Perú». Destacan los tallados en alabastro (material conocido en la zona
como piedra de Huamanga), la alfarería -en especial los toros e iglesias de Quinua-, la
filigrana del barrio de Santa Ana y principalmente los cotizados retablos
ayacuchanos. En honor a esta ciudad peruana y a la batalla de independencia ocurrida
en su suelo, los países andinos de Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, refundaron
una ciudad denominada 'Ayacucho' en su territorio.
QUINUA
Por la frescura de su aire y sutileza de las casitas que adornan el
ambiente mezclado de verde y marrón, el Pueblo de la Quinua es una
gran opción para los amantes de la alfarería, debido a que la mayor
parte de su población se dedica a este noble arte.
HISTORIA DE MONUMENTO
Para el aniversario del sesquicentenario de la batalla, el Ministerio de Guerra del
Perú dispuso erigir un monumento a los combatientes en la pampa. Mediante
concurso público en 1968, se eligió como ganador la propuesta de un obelisco
en mármol blanco, obra del artista español Aurelio Bernandino Arias. Según su
autor, La obra representa, cerca de medio siglo de lucha por la libertad e la
independencia americana, desde la Revolución de Túpac Amaru en 1780 hasta
su culminación victoriosa en este lugar.
la Batalla de Ayacucho(preparativos)
Después del retiro de José de San Martín por la falta de éxitos militares de la
expedición chileno-argentina en suelos peruanos. Simón Bolívar ingreso al Perú
para apoyar a los independisistas peruanos en el año 1820-1822 a petición del
Congreso en Lima para promover la emancipación del país. En primer lugar, tuvo
que resolver el conflicto interno entre los patriotas y luego preparar su campaña
para liberar al Perú
BATALLA DE AYACUCHO (9 de diciembre de 1824)
La primeras horas del día se pasaron con fuegos de artillería y de los cazadores.
A las diez de la mañana los realistas situaron al pie del cerro Condorcanqui cinco
piezas de artillería. El general Sucre ordenó a sus tiradores forzar la nueva
posición artillera, y ésta fue la señal de comienzo de la batalla.
Visto el éxito del ala derecha, los mariscales Monet (centro) y Villalobos
(izquierda) adelantaron sus divisiones para atacar el centro y derecha de la línea
enemiga. Sin embargo, esta maniobra fracasó gracias al contraataque que
realizó inesperadamente el general Sucre. En efecto, el general Sucre, que
observaba la batalla desde un lugar llamado la Sabaneta, se dió cuenta de que
las tropas del centro realista no estaban aún ordenadas y que el ataque del
general Valdés aún no se había resuelto. Por ello ordenó al general Córdoba
(derecha) que atacara al centro de la línea realista protegido por la caballería del
general Miller, mientras reforzaba la maltrecha división del general La Mar,
primero con el batallón Vencedor y luego con el Vargas, dejando al batallón Rifles
en reserva.