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. DEFINICION
2. El Poder Legislativo
3. El Poder Judicial
6. Los Organismos a los que la Constitución Política del Perú y las leyes
confieren autonomía.
Para el logro de sus fines el Estado realiza, a través de sus órganos, satisfacer
las necesidades colectivas o los intereses en conjunto de la sociedad, a esta
figura se le ha denominado Función Pública.
SERVIDOR PÚBLICO
AUTORIDAD
Actores de la corrupción
• Delito especial en sentido simple: según este enfoque, son delitos especiales aquellos
que no podrían ser cometidos a título de autor por cualquier sujeto, sino solo por
aquellos que tengan las cualidades y condiciones exigidas por el tipo penal.
• Delito especial en sentido complejo: este enfoque va más allá de la decisión formal
del legislador de delimitar el número de autores a través del tipo penal, y busca
encontrar el fundamento en el que descansa la restricción del círculo de autores. En
otras palabras, a diferencia del concepto en sentido simple, hace referencia a la razón
por la que el legislador decidió que solo determinados sujetos cualificados puedan ser
autores del delito especial.
De una primera mirada, parecería sensato afirmar que los delitos contra la
administración pública son delitos especiales en sentido simple, toda vez que delimitan
el círculo de autores y con ello, como se ha detallado en apartados anteriores, se protege
eficientemente el correcto funcionamiento de la administración pública.
Un amplio sector de la doctrina nacional utiliza este concepto simple de los delitos
especiales, criterio que también ha sido asumido por Corte Suprema de la República
cuando señala que “la consideración de un tipo penal como delito especial atiende
exclusivamente a su estructura formal”. Así, no se puede negar que el concepto simple
de delito especial brinda una herramienta útil para analizar estos delitos, ya que
distingue su único rasgo común; la inidoneidad para ser cometidos por cualquier sujeto.
Sin embargo, también es necesario analizar los delitos especiales en sentido complejo.
• Cohecho pasivo. •
Los cohechos pasivos Las figuras delictivas de cohechos pasivos, a grandes rasgos,
sancionan al funcionario que recibe, acepta o solicita recibir de una persona una ventaja
o beneficio de cualquier índole a cambio de realizar algún acto conforme o contrario a
sus funciones públicas, o por haber realizado, anteriormente, uno de estos actos. Es
decir, los cohechos pasivos se encargan de incriminar solo a una de las partes
intervinientes en el contexto de compra-venta de la función pública: el funcionario
público. Existen dos tipos de cohecho pasivo:
El cohecho pasivo propio sanciona tanto al funcionario que recibe, acepta recibir o
solicita recibir algún donativo, promesa de una ventaja o cualquier beneficio a cambio
de realizar u omitir un acto en violación de sus obligaciones (cohecho pasivo propio
“antecedente”), como al funcionario que recibe, acepta recibir o solicita recibir algún
donativo, promesa de una ventaja o cualquier beneficio como consecuencia de haber
faltado ya a sus deberes.
El delito de cohecho pasivo impropio sanciona tanto a aquel funcionario que recibe,
acepta recibir o solicita recibir un donativo, promesa de una ventaja o cualquier
beneficio a cambio de realizar un acto propio de su cargo, como al funcionario que
recibe, acepta recibir o solicita recibir algún donativo, promesa de una ventaja o
cualquier beneficio a consecuencia de ya haber realizado el acto funcional.
PECULADO
Del latín peculare (pecus=ganado, dinero), el peculado es un delito que
consiste en el hurto de los caudales públicos por quienes están
encargados de su cuidado, en clara referencia a la malversación de los
fondos públicos. El peculado es la apropiación indebida de los bienes o
dinero perteneciente al Estado por parte del funcionario público
encargado de su control o custodia.
b) Peculado culposo:
Se caracteriza porque la razón de la punibilidad se encuentra en el
descuido el sujeto activo lo cual produjo que un tercero sustrajera los
bienes públicos.
c) Peculado por utilización o distracción genérica:
Se configura cuando el sujeto activo emplea o utiliza bienes públicos
en beneficio propio o de terceros. Lo que existe es voluntad de usar
los bienes públicos pero no de apropiarse de los mismos.
PECULADO DOLOSO
El delito de peculado culposo requiere que el agente, por culpa, dé ocasión a que se
efectúe, por otra persona, la sustracción de caudales o efectos, que el hecho de impartir
distracción de caudales o efectos, que el hecho de impartir disposiciones a los
funcionarios encargados para la adquisición de útiles de oficina y limpieza, habiendo
estos último incurrido en actos delictivos, no se adecua a las exigencias típicas del delito
de peculado culposo, sino que, en todo caso, casi ha incurrido el acusado en una infracción
de carácter administrativo; por lo que debe absolvérsele, en estricta aplicación de los
dispuesto por el artículo 284 del Código de Procedimientos Penales. “En el peculado
culposos, debe tenerse en cuenta: “la sustracción y la culpa del funcionario o servidor
público” como elementos componentes típicos de esta figura penal, describiéndola como:
a) la sustracción, entendiéndosela como el alejamiento de los caudales o efectos del
ámbito de vigilancia de la administración pública, por parte de un tercero, que se
aprovecha así del estado de culpa incurrido por el funcionario o servidor público, culpa
es un término global usado para incluir en él todas las formas conocidas de comisión de
un hecho, diferentes al dolo, la fuerza mayor y el caso fortuito. Habrá culpa en el sujeto
activo del delito, cuando este no toma las precauciones necesarias para evitar
sustracciones (la culpa del peculado se refiere exclusivamente a sustracciones, no al
término impreciso de pérdidas), vale decir, cuando viola deberes del debido cuidado sobre
los caudales o efectos, a los que está obligado por la vinculación funcional que mantiene
con el patrimonio”.
1. TIPO PENAL
El delito conocido como usurpación de función pública se encuentra
regulado en el artículo 361º del Código Penal, el mismo que tiene el contenido
siguiente:
“El que, sin título o nombramiento, usurpa una función pública, o la
facultad de dar órdenes militares o policiales, o el que hallándose
destituido, cesado, suspendido o subrogado de su cargo continúa
ejerciéndolo, o el que ejerce funciones correspondientes a cargo
diferente del que tiene, será reprimido con pena privativa de libertad
no menor de cuatro ni mayor de siete años, e inhabilitación de uno
a dos años conforme al artículo 36*, incisos 1 y 2.
Si para perpetrar la comisión del delito, el agente presta resistencia
o se enfrenta a las fuerzas del orden, la pena será privativa de
libertad no menor de cinco ni mayor de ocho años”
Rojas Vargas12 precisa que "usurpar función pública" tiene en materia penal
dos significados: a) la noción de asumir o tomar posesión física del cargo o
empleo de manera arbitraria, es decir, sin que exista ley, orden o mandato
legítimo; b) el ejercer funciones o servicios oficiales relevantes que no le
competen. En la primera acepción jurídico-penal, el sujeto activo del delito que
carece de autoridad se autorroga sin derecho ni dignidades u oficios,
colocándose de hecho en un estado de disponibilidad para ejercer funciones de
contenido público. En la segunda, el sujeto activo del delito actúa como
funcionario público, es decir, decide firmar y desarrollar actos inherentes a un
cargo que no posee legalmente. Ambos contenidos ilícitos pueden darse juntos
o separadamente.
Conclusiones
Después de este apretado recorrido por el amplio capítulo de los delitos contra la
administración pública, se puede decir de manera resumida lo siguiente:
b.- No obstante, todavía existen una serie de problemas técnicos que solucionar.
Particularmente problemático es el concepto de “funcionario público” y los problemas
de autoría y participación que se derivan de él. Pero también tienen que solucionarse
aún cuestiones de la parte especial. Para ello, por lo visto, hay ya una corriente
internacional, basada en una serie de Convenios, que está influyendo en la legislación
penal nacional, sobre todo en lo que respecta al tratamiento de la “corrupción de
funcionarios” (introducción de la “corrupción transnacional”, la “corrupción privada” y
la “corrupción política”). Debe observarse, sin embargo, con cautela, los intentos de
introducir el tipo penal de “enriquecimiento ilícito” en el área Latinoamericana. En
Europa se ha prescindido hasta ahora de un tipo penal semejante por razones de
principio.
c.- Pero, en mi opinión, al igual de lo que se observa con los delitos económicos, hay
hasta ahora un “déficit de valoración” penal en cuanto a la gravedad e incidencia social
de los delitos contra la administración pública, en especial, en el caso de los tipos de
“corrupción”. Y es que los países parecen vivir bajo la ilusión de no ser afectados
mayormente por este grupo de delitos o de que el instrumental legal sería suficiente para
controlarlos. Un buen ejemplo de lo primero es Alemania, remecida desde hace algunos
años por escandalosos casos de corrupción, y donde, pese a la reforma de 1998, muchos
de estos casos terminan o bien con la absolución o bien con una pena meramente
simbólica. En el caso del Perú, aunque se es consciente del grave problema que se tiene
con estos delitos y, gracias a la coyuntura política, ha habido últimamente una ardua
labor judicial, la técnica penal ha sido deficiente por todos los lados: se ha pecado por
“exceso” introduciendo exageradamente tipos penales que dificultan la interpretación,
se han cometido fallas técnicas que dejan vacíos de punibilidad, y subsisten
posibilidades de lograr la impunidad aplicando una serie de medidas procesales y
materiales previstas en la legislación vigente (p. ej. la prescripción, la inmunidad
parlamentaria, las medidas alternativas a la pena, etc.)