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Lectura de la introducción a la filosofía de la historia.

Por Fernando Dávalos

Me queda claro que cada movimiento filosófico hace su reflexión sobre la filosofía
de la historia, dando su punto, su aportación respecto a lo que entiende a raíz de
pensar y reflexionar sobre el ser de la historia. El hombre como ser capaz de
observar, cuestionar y dudar, es el único que puede darse cuenta de una historia,
de sus actos realizados, pero ¿el hombre lo realizará para un fin? ¿Habrá un plan?
¿Un fin último para la historia? o ¿solo se puede cuantificar las acciones humanas
y plasmarlas sistemáticamente para dar una razón del proceder y actuar humano?

Lo que busca esta reflexión filosófica sobre la historia no es la historiografía, o


buscar la suma de hechos para que nos de la historia, o ver también la suma de
actos humanos para decir que es la historia o ser precisos en lo que realmente
sucedió, queriendo comprobar si realmente fue lo que sucedió, sino en la
organización de los hechos, la reflexión de los actos humanos como aprendizaje
en el presenta viendo el pasado, pero del pasado para vivir el presente.

Es más fácil ubicar que no es filosofía de la historia a lo que realmente es, ya que
la filosofía de la historia no es un tratamiento científico como tal, ni un historicismo,
una crítica.

La filosofía de la historia como se aborda en la introducción del libro al comentar


sobre las corrientes que por decir así afectan a la historia (racionalistas,
irracionalistas, progresistas y totalitarias) nos dejan ver cómo las diferentes formas
de reflexionar el actuar humano en la historia, es cierto que sin su debida reflexión
dentro de estas corrientes, la historia se vería como mera ciencia.

En un sentido amplio podría decir que entonces la filosofía de la historia es una


idea, es un recordar, viendo su contexto originador, es parte universal porque
abarca a todos los pueblos, ya que son hechos humanos, son hechos históricos
producidos en un tiempo específico y voluntariamente por personas, ya sea
hechos positivos o negativos que dieron rumbo al desarrollo de la humanidad.
Cada periodo tiene su reflexión su historia, su modelo filosófico.

A lo que observo con esta introducción que maneja el texto, al leer cómo el autor
maneja de manera breve el desarrollo de la temática, me da a entender y
reflexionar como la filosofía ha ido tomando un rumbo conforme al pensamiento
que ha ido madurando, ampliando, dudando, en fin, los avances de los hombres
en ese reflexionar sistemáticamente, racionalmente o como menciona con
revelaciones divinas (la biblia, Corán, etc.), hasta llegar al día de hoy con la
filosofía contemporánea.
- Ideas para una historia universal en clave cosmopolita. Es hora ya de llamar la atención sobre el doble
registro en el que se mueve la filosofía de la historia: por un lado las res gestae que son los hechos vividos por
los hombres y en los que Kant confía. Por otro, la memoria rerum gestarum, que es la organización de esos
hechos conforme a un plan o una idea. La filosofía de la historia se mueve preferentemente en el registro
segundo, es decir, en la representación del contexto global que componen los hechos. Hasta Kant, que coloca
en los hechos el sentido global de la actuación humana en la historia, de lo que se está hablando es de un
«plan» o «designio» global, es decir, de una memoria rerum gestarum. Es difícil, pues, separar los dos
registros aunque estén bien separados de hecho. Se da por descontado que la historiografía es una ciencia
histórica que se atiene a los hechos, pretendiendo reconstruirlos «como realmente fueron», en tanto que la
filosofía de la historia es una idea. Ahora bien, todo ese material histórico del que se ocupa la historiografía no
constituye la base empírica de la filosofía de la historia.

La realidad empírica de la actuación humana está más cerca de la locura y de la maldad que de la razón. La
filosofía de la historia es, pues, un constructo filosófico, un modo de recordar y no tanto una teoría científica de
la realidad tal y como ha sido. Conocimiento empírico del pasado sin un contexto globalizador, sin una
memoria, aunque no sea «mundial». Estos distintos enfoques son los contextos necesarios para encuadrar los
hechos. Pues bien, esos contextos no los dan los hechos sino que los pone el historiador. La filosofía de la
historia es siempre cualitativamente diferente respecto al material empírico del que parte y respecto a los
contextos paniculares. A la filosofía de la historia se opone, en primer lugar, un tratamiento científico de la
historia. Se trata de conocer el pasado como realmente ha sido. Otra modalidad del escepticismo respecto a las
grandes construcciones
de la filosofía de la historia reza así: Este segundo «historicismo» sería un talante filosófico dispuesto
a aceptar la validez de conceptos y normas tan sólo como «algo histórico
».

Anatematizar: Imponer anatema, maldecir a alguien, reprobar o condenar por mala a una persona
o cosa.

Anatema: Excomunión. Maldición, imprecación.

Teleología: es la rama de la metafísica que se refiere al estudio de los fines o propósitos de algún
objeto o algún ser, o bien literalmente, a la doctrina filosófica de las causas finales. Usos más
recientes lo definen simplemente como la atribución de una finalidad, u objetivo a procesos
concretos.

Buscamos en la historia sujetos ejemplares, la idea de Plutarco de la ejemplaridad de los


personajes ilustres.

Pero también se va al pasado, en segundo lugar, para fundarlo, para fundamentarlo. Es la


fundación del pasado. Inclusive, en esta línea, decimos que algo es nuevo no tanto porque no
tiene nada que ver con lo anterior, sino porque nos hace pensar lo anterior de manera diferente.
Es la memoria del pasado; pero no tanto como la de los vencido, de los pisoteados, etc

“no recordamos porque en algún momento actuamos, sino que actuamos para poder recordar.
Hasta el extremo de que bien pudiéramos decir, violentando apenas mínimamente los términos,
que vivir el presente con intensidad no es en el fondo otra cosa que atesorar recuerdos futuros”.

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