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En realidad tales métodos hacen ver que esta manera de pensar apunta más al
carácter dominante de la conciencia sobre las cosas. La sentencia de los
dominadores Romanos hacen alusión a ello ‘divide et impera’, es el mismo fin
que se persigue en campo epistemológico, divide con el fin de dominar, es
entonces cuando el conocimiento se entiende como poder. Sin embargo, es
importante destacar que los diversos métodos de pensamiento muchas veces no
se adecúan a lo real y esto es lo que frena el progreso del conocimiento. Sin
embargo, se pueden entender las cosas y sus estados cuando se considera su
respectividad que guardan con su contexto y entorno. Es aquí cuando se integra
también la misma persona del hermeneuta.
Se entenderán mejor los significantes cuando no se interpretan de modo
independiente, sino vinculados, no separados sino desde una visión holística, en
su unidad. Una interpretación integral quizá tenga la humildad de tener menos
precisión que una interpretación positiva dominante y segmentadora, pero
posiblemente tenga un mayor alcance en su sentido gracias al contenido que
surge de lo que en ella respecta.
El significante, por ser efecto de la trascendencia del significado, también tiene
un carácter trascendente que le hace entrar en respectividad con otros
significantes y seres humanos. Se cataloga al significante como ‘letra muerta’.
Eso sería verdadero si se pierde el sentido de su trascendencia. Si se le percibe
desde una postura aislada, entonces se evoca a la muerte para todo significante.
Por consiguiente, si queremos entender lo sensible como sensible y lo inteligible
como inteligible, se debe considerar su relación originaria, su respectividad y
su horizonte. Entonces habrá que considerar el devenir que implica todo lo
sensible y todo lo inteligible. Una síntesis y manifestación de lo que en ellos
respecta, tanto como relaciones y horizontes. Es cierto que la conciencia es una
facultad sintética que integra el todo. Tiene un sentido que es capaz de englobar
todo elemento opuesto.
Esto hace ver la conciencia de modo distinto. Pues ya no es una facultad que
para conocer busca el dominio mediante el análisis o la desjerarquización.
Ahora el fin del conocimiento es: participación. Es decir, participar a la materia
sensible de la cualidad inteligible y, viceversa, de modo recíproco. La
conciencia sintética funciona en clave holística que favorece la integración entre
lo sensible e inteligible, imprescindible para el conocimiento. Se entiende lo
sensible tanto a la materialidad del significante como el significado
materializado. Esta integración deja ver la reciprocidad que existe dentro la
inteligibilidad simbiótica. Esta materialidad tiene diversas manifestaciones en
distintos planos. En el plano lingüístico y hermenéutico debe percibirse como
un pacto con la materia conservando de modo equilibrado su manifestación en
lo inteligible y lo sensible. No se puede seguir considerando la materia como
pura indeterminación. En el plano metafísico se determina como un
hypokeimenon que participa su forma al entendimiento. No se debe considerar
la materia del significante simplemente como lo sensible que tiene el
significante. En el plano lingüístico hay que entenderla como elemento
intrínseco de la respectividad en la materialización. En alguna manera se debe
entender por materialización lo sensible, a lo que es accesible para el
conocimiento humano. La conciencia sintética a priori pretende introducir esta
totalidad, en una reciprocidad armónica, sintetizarla después de haber
analizado. Dentro de la hermenéutica, la imaginación es inseparable del
significado y de su mundo inteligible. Una hermenéutica necesita de la
imaginación para proyectar una futura interpretación.