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EL FENÓMENO DEL SIGNIFICANTE TRASCENDENTAL

POR MARTÍN CLETO GUTIÉRREZ

Quienes han logrado una correcta comprensión del significado interpretaron el


significante materializado bajo la perspectiva una inteligibilidad futura del
significado en lo sensible y, a la inversa, reconocieron en el fenómeno
reinteligido al propio significante material en la presencia de la huella sensible.
¿Bajo qué forma fue el acto fenoménico del significante temporal? ¿Qué es lo
que comprendieron en realidad? Se puede afirmar que interpretaron la
inteligibilidad del significado reflejada en la materialidad del significante. ¿El
significante se manifestó como imagen del significado, como reflejo de su
inteligibilidad y huella de su esencia?
La inteligibilidad del significado cobra figura, en cuanto imagen y reflejo. La
inteligibilidad del significado no es reflejada en otro sino sobre sí mismo.
Aunque la imagen del significado puede aplicarse a la imagen de las cosas, se
puede afirmar que el significante trascendental, en cuanto forma y figura del
significado, es imagen del significado y reflejo de su inteligibilidad antes de su
elaboración o materialización. La inteligibilidad del significado en la imagen
del significante, no sólo como modelo para los oyentes, sino también para el
propio significado. El significado encuentra en el significante su huella
trascendental. En cualquier caso, estas observaciones no deben dar pie al
ocultamiento de la similitud inteligible que se manifiesta en todos los
significantes y en la materialidad de los signos. El significado comunica al
significante trascendental. No solo se comunica a sí mismo sino al significante
trascendental. Este no se identifica con la mismidad del significado, sino que es
un hypokeimenon.
El fenómeno del significante temporal de la futura inteligibilidad del significado
es el significante trascendental. El significante temporal es el significante
trascendental del significado. El significante tempóreo enuncia la inteligibilidad
del significante trascendental. De este modo se enuncia la trascendencia de los
significantes temporales del significado. En virtud del juego de significantes se
hace una semejanza con los significantes trascendentales y tienden a la
inteligibilidad.
Con esta temática de la materialización se da un avance dentro del camino que
se emprendió con la reflexión sobre la inteligibilidad del significado. Allí se
puso de manifiesto la respectividad que guarda el significante, significado y el
sentido. Aquí expondré la correspondiente reflexión sobre la materialización.
Mientras se podía entender al significado como un contenido trascendente, era
inevitable entender a la materia como el objeto de su actuación materializadora,
durable y reinteligidora. Cuanto más se profundizaba la trascendencia del
significante se parecía resaltar la inmanencia del significante. La propiedad
trascendente del significado se automaterializó y la materia se inteligió con
propiedad trascendente. Por consiguiente el significante, como huella del
significado en el horizonte del lenguaje, debería entenderse como sustancia
cognoscible y con un sentido. Y así contraponerse a la mera materia en cuanto
tal. En efecto, sólo tenía un camino para asemejarse a su significado siendo
forma de él en la materia. Como el significado posee las imágenes de las cosas
en el mundo inteligible así también el significante posee las formas de las cosas
en la materia. Esto constituyó que el significante se le viera como dominio y
centralización. Frente a tal concepción, el significado en conciencia de su
sentido por el contenido cognoscible del significante, se entiende como una
unidad dialéctica entre el significado originante, el significante trascendental
originado y del sentido. Si se abandona la concepción monádica del significado
se dejará de entender como único, absoluto y se entenderá en la intencionalidad
entre el originante, lo originado y la vinculación de ambos. Entonces ya no se
entenderá su relación con el significante material como una relación unilateral
dominante. Se debe entender como una intencionalidad policéntrica y
poliestrática. De este modo se habrá llegado al cometido de una
desjerarquización y descentralización de los signos como era el deseo de
Jacques Derrida.
Para ello, es necesario una formulación de conceptos directrices por los que se
puede orientar la temática de la materialización.
1. El conocimiento del significante como una materialización del
significado es un conocimiento participativo.
Este enfoque sobre la materialización debe abandonar un pensamiento
tradicional haciendo distinción entre materia prima y materia segunda. Se debe
repensar de una manera integradora. Se debe entender la conciencia como la
facultad participante y capaz de experiencia. Se ha entendido a esta facultad
sólo desde una perspectiva objetivizadora, analizadora, particulizadora y
reductora. Se intenta reducir la cosa a sus elementos intrínsecos, indivisibles,
para después rejerarquizar. Todo con el fin de procurar un conocimiento más
científico y justificar la filosofía como ciencia.

En realidad tales métodos hacen ver que esta manera de pensar apunta más al
carácter dominante de la conciencia sobre las cosas. La sentencia de los
dominadores Romanos hacen alusión a ello ‘divide et impera’, es el mismo fin
que se persigue en campo epistemológico, divide con el fin de dominar, es
entonces cuando el conocimiento se entiende como poder. Sin embargo, es
importante destacar que los diversos métodos de pensamiento muchas veces no
se adecúan a lo real y esto es lo que frena el progreso del conocimiento. Sin
embargo, se pueden entender las cosas y sus estados cuando se considera su
respectividad que guardan con su contexto y entorno. Es aquí cuando se integra
también la misma persona del hermeneuta.
Se entenderán mejor los significantes cuando no se interpretan de modo
independiente, sino vinculados, no separados sino desde una visión holística, en
su unidad. Una interpretación integral quizá tenga la humildad de tener menos
precisión que una interpretación positiva dominante y segmentadora, pero
posiblemente tenga un mayor alcance en su sentido gracias al contenido que
surge de lo que en ella respecta.
El significante, por ser efecto de la trascendencia del significado, también tiene
un carácter trascendente que le hace entrar en respectividad con otros
significantes y seres humanos. Se cataloga al significante como ‘letra muerta’.
Eso sería verdadero si se pierde el sentido de su trascendencia. Si se le percibe
desde una postura aislada, entonces se evoca a la muerte para todo significante.
Por consiguiente, si queremos entender lo sensible como sensible y lo inteligible
como inteligible, se debe considerar su relación originaria, su respectividad y
su horizonte. Entonces habrá que considerar el devenir que implica todo lo
sensible y todo lo inteligible. Una síntesis y manifestación de lo que en ellos
respecta, tanto como relaciones y horizontes. Es cierto que la conciencia es una
facultad sintética que integra el todo. Tiene un sentido que es capaz de englobar
todo elemento opuesto.
Esto hace ver la conciencia de modo distinto. Pues ya no es una facultad que
para conocer busca el dominio mediante el análisis o la desjerarquización.
Ahora el fin del conocimiento es: participación. Es decir, participar a la materia
sensible de la cualidad inteligible y, viceversa, de modo recíproco. La
conciencia sintética funciona en clave holística que favorece la integración entre
lo sensible e inteligible, imprescindible para el conocimiento. Se entiende lo
sensible tanto a la materialidad del significante como el significado
materializado. Esta integración deja ver la reciprocidad que existe dentro la
inteligibilidad simbiótica. Esta materialidad tiene diversas manifestaciones en
distintos planos. En el plano lingüístico y hermenéutico debe percibirse como
un pacto con la materia conservando de modo equilibrado su manifestación en
lo inteligible y lo sensible. No se puede seguir considerando la materia como
pura indeterminación. En el plano metafísico se determina como un
hypokeimenon que participa su forma al entendimiento. No se debe considerar
la materia del significante simplemente como lo sensible que tiene el
significante. En el plano lingüístico hay que entenderla como elemento
intrínseco de la respectividad en la materialización. En alguna manera se debe
entender por materialización lo sensible, a lo que es accesible para el
conocimiento humano. La conciencia sintética a priori pretende introducir esta
totalidad, en una reciprocidad armónica, sintetizarla después de haber
analizado. Dentro de la hermenéutica, la imaginación es inseparable del
significado y de su mundo inteligible. Una hermenéutica necesita de la
imaginación para proyectar una futura interpretación.

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