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Definición:

El Análisis del Ciclo de Vida (ACV) es un proceso para evaluar, de la forma más objetiva
posible, «las cargas ambientales asociadas a un producto, proceso o actividad identificando y
cuantificando el uso de materia y energía y los vertidos al entorno; para determinar el impacto
que ese uso de recursos y esos vertidos producen en el medio ambiente, y para evaluar y llevar
a la práctica estrategias de mejora ambiental.

El estudio incluye el ciclo completo del producto, proceso o actividad, teniendo en cuenta las
etapas de: extracción y procesado de materias primas; producción, transporte y distribución;
uso, reutilización y mantenimiento; y reciclado y disposición del residuo.» (SETAC, s.f.)[2].

De esta forma un ACV completo permite atribuir a los productos «todos los efectos
ambientales derivados del consumo de materias primas y de energías necesarias para su
manufactura, las emisiones y residuos generados en el proceso de producción así como los
efectos ambientales procedentes del fin de vida del producto cuando este se consume o no se
puede utilizar.

El ACV consiste por tanto en un tipo de contabilidad ambiental en la que se cargan a los
productos los efectos ambientales adversos, debidamente cuantificados, generados a lo largo
de su ciclo de vida.» (Antón Vallejo, 2004).

Cuestiones clave: un indicador en construcción

Orígenes
Los primeros estudios enfocados sobre algunas etapas del ciclo de vida de ciertos productos se
remontan hacia fines de la década de los años 60 y principios de los 70. Esos estudios pusieron
el énfasis en el análisis de la eficiencia, en el consumo de la energía y sus fuentes, el consumo
de materias primas y, en menor medida, en la disposición final de los residuos generados.

En 1969 la Coca Cola estadounidense financió un estudio destinado a relacionar y comparar el


consumo de recursos para fabricar los envases para sus bebidas con las emisiones asociadas a
los procesos productivos correspondientes. Por la misma época, también en Europa se estaba
estudiando una especie de inventario que más tarde se conoció como «Ecobalance». En 1972, en
el Reino Unido, Lan Boustead se dedicó a calcular la energía total que se requería para la
fabricación de diversos tipos de envases (de vidrio, plástico, acero y aluminio) para bebidas.
Sus conclusiones pueden consultarse en su artículo «LCA-How it came about-The beggining in
the UK», publicado en International Journal of Life Cycle Assessment, 1 (3), 1996.

Al principio, se consideró que el consumo de energía tenía mayor prioridad respecto de la


generación de residuos, las descargas y emisiones hacia el medio ambiente, entre otras cosas
quizás porque todavía no había tantas demandas por parte de la opinión pública para que las
empresas tuvieran en cuenta la prevención del deterioro ambiental, y porque el precio de los
combustibles energéticos había subido tan abruptamente como para justificar darle esa
prioridad.
Recuérdese además, que por esa época se produjo la crisis del petróleo, la que afectó
principalmente a los países no productores, y que se manifestó por restricciones en la provisión
de energía eléctrica, entre otras limitaciones al consumo de energía procedente de
combustibles fósiles. Luego de superada esa crisis hubo un decaimiento en la importancia
asignada al problema energético.

Trama y Troiano, 2001

Casi treinta años después, el ACV ha avanzado bastante pero, como expresa la norma IRAM-
ISO 14040, «se reconoce que el ACV está todavía en una etapa temprana de su desarrollo», y
hay quienes dicen que en realidad está en su primera infancia.

Puntos fuertes: una herramienta para medir el impacto sobre el medio ambiente
Una de las principales virtudes del ACV, al igual que ocurre con otros indicadores como la
Huella Ecológica, es que permite integrar en un solo valor la complejidad de los sistemas de
producción y consumo de productos, haciendo visibles impactos que otros indicadores no
reflejan. En su cálculo se ha conseguido reflejar el factor duración y los ciclos de reutilización
y reciclaje. Dado su enfoque integral permite saltar entre disciplinas relacionando diseño,
fabricación, construcción y mantenimiento. Finalmente, en relación al sistema de consumo
actual, permite valorar los productos desde el punto de vista de su impacto sobre el medio
ambiente contrastando el simple enfoque económico del mercado.

Puntos débiles: complejidad y subjetividad

Complejidad

Su desarrollo como método de valoración está todavía en sus etapas iniciales y cargado de
polémica:

 El ACV es una herramienta que por su complejidad resulta en procesos que requieren
tiempo y recursos materiales y humanos, muchas veces incompatibles con la capacidad
actual de la industria de desarrollar este tipo de iniciativas.
 La información relativa a los inventarios de impactos ambientales en el ACV requiere un
elevado nivel de información sobre materiales y procesos, que puede no estar
disponible para un amplio espectro de situaciones.
 La aplicación del ACV en productos complejos, en los que los límites del sistema se
extienden en una multiplicidad de actividades, puede resultar en grados de complejidad
incompatibles con evaluaciones fiables del Ciclo de Vida. Es este el caso de la
construcción en el que la complejidad es evidente.
 El ACV incide sobre una gran diversidad de variables que no poseen siempre el mismo
sentido, es decir, puede darse el caso de que la mejor opción energética no sea la que
genere menos residuos o emisiones. Además de este condicionante, hay que considerar
cuestiones como la definición de escalas comunes de evaluación entre variables y
situaciones distintas.
Subjetividad

Uno de los puntos débiles de la metodología del ACV es la subjetividad de la que depende en
algunos pasos del cálculo:

La metodología del ACV pretende objetividad y transparencia. En la fase del Inventario de


Ciclo de Vida (ICV) los valores de cargas ambientales corresponden a un esfuerzo de
objetivizar al máximo todo el conjunto de datos y parámetros utilizados. Dichos valores pueden
variar en función de la exactitud de los datos y de su precisión. No ocurre así con la
determinación de los impactos ambientales introducidos en el paso Evaluación del Impacto del
Ciclo de Vida. Tanto su identificación, su evaluación, como su ponderación respecto a otros
impactos puede responder a criterios subjetivos.

La utilización de modelos para el cálculo de los impactos resulta a su vez una fuente de
subjetividad. Un modelo es una representación simplificada de los fenómenos y mecanismos que
se dan en la realidad. La elección de dónde y de qué simplificación introducir no deja de ser
parcialmente subjetiva. Diferentes investigadores pueden desear usar diferentes modelos que
corresponden a diferentes premisas y simplificaciones.

La naturaleza de las elecciones e hipótesis que se hacen en el ACV, el establecimiento de los


límites del sistema, la selección de la fuente de datos, las categorías de impacto, pueden ser
subjetivas (ISO 14040). Diferencias en los datos de entrada pueden causar diferencias en el
alcance, límites geográficos, etc. Estas diferencias pueden ser originadas por diferentes
actitudes relacionadas con el concepto de naturaleza e intereses: sector industrial, movimiento
ecologista, asociación de consumidores, gobierno...

Esto influye por tanto en la validez y representatividad de los datos obtenidos:

La calidad e incertidumbre de los datos utilizados en el inventario influirán en la interpretación


de los resultados. En vistas a una mayor transparencia han habido diferentes propuestas de
normalización de los datos. Cabe destacar el trabajo previo desarrollado por The Society for
Promotion of Life-cycle assessment (Spold) (1997). Sin embargo el trabajo más reciente es el
informe técnico que propone la estructura y los requerimientos de los datos utilizados en el
inventario.

Responsabilidad social de las empresas

Actualmente se encuentran muchas páginas en la red que ofrecen sus servicios a empresas
para calcular el ACV de sus productos. Gracias a cierta inquietud en los consumidores, las
responsabilidades legales, sociales y políticas que pueden implicar los impactos ambientales, y a
algunas medidas que empiezan a tomarse, como el ecoetiquetado, ciertas empresas empiezan a
interesarse por el ACV; especialmente en realizar estudios comparativos para determinar las
ventajas y desventajas medioambientales relativas de productos que pueden desarrollar la
misma función. Esto les permite identificar hacia dónde deberían dirigir prioritariamente los
esfuerzos para minimizar dichos impactos, al tiempo que ofrecen una imagen de preocupación
por el medio ambiente al consumidor. Si continuaran y se apoyaran este tipo de iniciativas se
podría lograr que cada fabricante se hiciera responsable de saber de dónde vienen sus
materias primas, su energía y sus insumos, y cuál será el destino final de sus productos. El ACV
podría por tanto tener aplicaciones interesantes si se pone esa información de cada producto a
disposición del consumidor.

Relación con la construcción sostenible

Numerosos autores, como Margarita de Luxán (1996), reivindican el ACV como una herramienta
necesaria en una arquitectura más sostenible:

Para descubrir la incidencia de la construcción y el alojamiento en los problemas


medioambientales hoy, se debe de analizar por entero el proceso que engloba la edificación.
Habitualmente al hablar de alojamiento, se valora la adecuación o la conciencia energética de
los edificios en función solamente del gasto o ahorro energético en la climatización e
iluminación durante su uso, así como la contaminación que produce en su entorno inmediato. Sin
embargo, las relaciones entre edificación y medio ambiente son mucho más extensas y
complejas.

Si se analiza la actividad entera que implica una construcción, se habrá de valorar su incidencia
medioambiental en todo el proceso:

 Extracción de rocas, minerales y materiales de todo tipo.


 Gastos energéticos y procedimientos para la fabricación de elementos constructivos.
 Gastos energéticos y procedimientos para la fabricación de sistemas y equipos de
instalaciones.
 Transportes de materiales, elementos y equipos.
 Puesta en obra, medios y maquinaria.
 Gastos energéticos en climatización e iluminación y contaminación derivada.
 Mantenimiento y uso, agua, residuos y vertidos.
 Reutilización y procedimientos para cambios de uso.
 Derribo y derivaciones del abandono de las edificaciones.

Al relacionar cada una de estas fases con los principales problemas medioambientales actuales,
se descubre la verdadera extensión de las repercusiones derivadas de la construcción:
Cuadro 1: Actividades relacionadas con la contrucción y su incidencia medioambiental
Rocas Fabric
Mant
Industri Fabri. . Constr Gasto Reutil
Gasto en. Derrib
ales elemen sistem Transpo uc. energé iz.
energé agua o.
Minerale tos as, rte a Puesta tico cambi
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MUNDIALES
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del mar y x x x x x x
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x x x x x x x x
tóxicos
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industrial x x x
es
Erosión y
desertiza x x x x
ción
Abuso de
recursos
x x x x
renovable
s
Ocupación
de suelo
x x x x x
con
vertidos

Por tanto, para resolver los problemas generados a lo largo del proceso de edificación se debe
revisar e intervenir en la fase a la que están ligados:

 La obtención y extracción de materiales para la construcción, que aproximadamente


representan el 50 por 100 de los totales, se encuentran ligadas a revisiones necesarias
desde la minería y la industria.
 La corrección que debe darse en la fabricación de elementos constructivos, sistemas y
equipos avanzará en paralelo a las mejoras en los procedimientos industriales, y sus
resultados son imprescindibles para una valoración global del gasto energético en la
edificación.

Para apreciar su importancia, y a falta de muchos datos precisos, cabe comentar como
ejemplo que la energía gastada en la fabricación de los elementos básicos, sin equipos
de instalaciones, de una vivienda de 75m2 útiles, convencional, en bloques de 3 plantas,
del nivel correspondiente a las exigidas para la vivienda de promoción pública en España
en los años 80, representa el equivalente al consumo en calefacción de la misma
vivienda durante aproximadamente 45 años en el área de Madrid y 51 en el área de
Barcelona.
 La fase en la que deviene del transporte a obra depende del aprovechamiento de
materiales y elaboraciones del entorno, del tipo de transporte y de las distancias de
recorrido a las que se vean obligados.
 La adecuación y reorganización que cabe irse planteando en la puesta en obra implica la
apreciación de las mejoras en rendimientos de maquinarias y su diseño, y un mayor
cuidado en el tratamiento provisional y temporal de las condiciones naturales del
entorno afectado.
 Las fases siguientes: las que habitualmente se ligan a la edificación, son también
determinantes; no podemos olvidar que el mantenimiento de los edificios representa el
33 por 100 de la energía gastada, de la que el 12,5 por 100 del consumo total en España
corresponde a las viviendas, lo que equivale al 40 por 100 del consumo por habitante;
que el consumo eléctrico de las viviendas absorbe el 70 por 100 del producido; y que el
50 por 100 de la contaminación que sufrimos, deriva del alojamiento.

Por tanto «la importancia en la elección de los elementos y materiales es fundamental, y tiene
una incidencia mucho mayor de lo que se supone generalmente en el comportamiento de
adecuación de los edificios y el gasto energético» (Luxán, 1996).

Etapas del ciclo de vida

Las etapas del ciclo de vida, según Gonçalves (2004), son:

1. Adquisición de materia prima: etapa de actividades de acción directa sobre el medio


natural. En este punto se incluye el material no renovable, el agua y la biomasa de
recolección.
2. Procesamiento de material a granel: tratamiento de la materia prima (separación y
purificación por ejemplo) para adecuar los materiales a transformaciones posteriores.
3. Producción de materiales técnicos y de especialidad: algunos autores combinan esta
etapa con la anterior designándola «tratamiento de materiales».
4. Fabricación y ensamble: en esta etapa se acaban de producir los materiales de base y
los materiales técnicos.
5. Transporte y distribución: con el actual sistema globalizado, esta etapa adquiere
especial importancia dadas las grandes distancias que deben recorrer los productos
para su comercialización en lugares distintos a donde se han producido. En muchos
casos, los componentes necesarios para la fabricación del producto final también
recorren importantes distancias.
6. Uso y servicio: en esta etapa se contabiliza el mantenimiento y las reparaciones que
necesita el producto durante su uso por el consumidor (algunos productos no pueden
usarse directamente, necesitan acciones, como por ejemplo los alimentos congelados).
En esta fase también se considera la reutilización interna de materiales, por ejemplo la
reutilización de botellas de cerveza en una casa.
7. Retiro y tratamiento: en este paso es clave la posibilidad de reutilización o reciclaje de
los materiales (valorización del material), en algunos casos es posible cerrar los ciclos
de vida insertando el material retirado en un punto de la fabricación de un nuevo
material.
8. Disposición, destino final: cuando el material no es valorizado termina su ciclo de vida.
En este punto se valora la forma en que éste es depositado en el medio natural. En el
depósito de un material se pueden tener en cuenta y controlar sus características
físico-químicas por ejemplo y tomar medidas para evitar efectos negativos del material
desechado sobre el entorno.

Etapas del ciclo de vida en la arquitectura

El ACV de la arquitectura considera el Ciclo de Vida de los edificios o estructuras físicas que
constituyen el espacio urbano. Se podrían considerar las siguientes etapas:

1. Extracción de recursos: en la construcción de edificios se utiliza una gran variedad de


materiales, algunos renovables, otros no. En cualquier caso, la construcción dinamiza
actividades con importantes impactos ambientales como la tala de madera o la
explotación de canteras.
2. Producción de materiales.
3. Distribución: los materiales tradicionales eran, por cuestiones de transporte,
materiales locales; actualmente con las facilidades de transporte que existen, los
materiales tienen orígenes geográficos diversos, especialmente cuando incluyen ciertas
maderas y metales de orígenes lejanos.
4. Construcción: desde el punto de vista de un Análisis del Ciclo de Vida, los edificios
tienen la característica de que, en la gran mayoría de los casos, son terminados en su
lugar de implantación, el solar es en sí mismo una industria donde los materiales se
acoplan o se añaden en procesos físicos de producción; además las construcciones
suelen realizarse al descubierto produciendo impactos medioambientales como el ruido
o las partículas.
5. Ocupación y mantenimiento: los impactos más importantes derivados del uso suelen ser
los relacionados con el consumo de energía. La forma en que se utiliza un espacio puede
generar más o menos impactos ambientales por los residuos generados, el consumo de
agua, etc. En esta etapa también es importante considerar las reparaciones,
remodelaciones o cualquier intervención que no implique la demolición.
6. Demolición: en un edificio que se va a demoler se puede considerar la reutilización de
ciertos componentes de su estructura, sus revestimientos, etc. Otros pueden ser
materiales reciclables. Los materiales desechados en la demolición de una construcción
suelen depositarse en el subsuelo. En algunos casos, como el amianto, se necesitan
tratamientos previos al depósito.

Aplicaciones: normalización y métodología

ISO 14000: normalización de herramientas ambientales

Orígenes
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo llevada a cabo en
Río de Janeiro en 1992 [también llamada Cumbre de la Tierra] se suscribió La Declaración de
Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, la que contiene principios aprobados por los Estados
para lograr acuerdos internacionales que respeten los intereses de todos y protejan la
integridad global del ambiente. Específicamente, el Principio 16 dice: «Las autoridades
nacionales deben tratar de promover la internacionalización de los costos medioambientales y
la utilización de instrumentos económicos teniendo en cuenta el enfoque que, en principio, los
que contaminan deben asumir el costo de la contaminación sin menoscabo del interés público y
sin distorsionar el comercio ni la inversión internacional.»

[...] la International Standards Organisation (ISO) y la International Electrotechnical


Commission (IEC), en agosto de 1991, establecieron formalmente el Strategic Advisory Group
on the Environment (SAGE), cuya misión consistió en desarrollar:

 un enfoque común de la gestión ambiental similar a la administración de la calidad;


 la capacidad de alcanzar y medir mejoras en el desempeño ambiental;
 normas internacionales para facilitar el comercio y eliminar las barreras comerciales.

Se consideró que era responsabilidad de cada país definir criterios de control de acuerdo con
su realidad interna y teniendo en cuenta el efecto regional o global. Para ello se deberían
considerar criterios ambientales, niveles de contaminantes, evaluaciones de riesgos para el
ambiente y la salud, y especificaciones tecnológicas para productos y procesos.

Como resultado del trabajo del SAGE, en enero de 1993, la ISO creó el Comité Técnico 207,
encargado del desarrollo de normas sobre Sistemas de Gestión Ambiental (SGA), las que
deberán incluir un amplio rango de disciplinas ambientales. Estas normas están agrupadas en la
ISO 14000.

La finalidad fundamental es promover una gestión más eficaz del medio ambiente en las
empresas u otras organizaciones y proporcionar instrumentos útiles (prácticas óptimas de
organización) para recopilar, interpretar y transmitir información ecológicamente pertinente a
fin de mejorar la actuación ambiental.

El conjunto de normas y guías ISO 14000 define la esencia de un sistema de gestión ambiental
y los procedimientos de auditoría necesarios para la verificación. También define tres
conjuntos de herramientas importantes de implementar en un Sistema de Gestión Ambiental:
evaluación del ciclo de vida, evaluación del desempeño ambiental y etiquetado ecológico.

ISO 14040 y ACV

En el conjunto de normas anterior, la ISO 14040 es la relativa al ACV. Dada su complejidad,


esta normativa establece un protocolo al cual deberá ajustarse todo estudio de ACV. La
ISO 14040 da la siguiente definición del ACV:

«El ACV es una técnica para determinar los aspectos ambientales e impactos potenciales
asociados a un producto: compilando un inventario de las entradas y salidas relevantes del
sistema; evaluando los impactos ambientales potenciales asociados a esas entradas y salidas, e
interpretando los resultados de las fases de inventario e impacto en relación con los objetivos
del estudio.»
ISO 14040, 1997

Las categorías generales de impactos medioambientales que precisan consideración incluyen el


uso de recursos, la salud humana y las consecuencias ecológicas (ISO, 1997). [...]

Dentro de la normalización ISO se deben distinguir normativas e informes técnicos. A día de


hoy se han elaborado cuatro normativas relacionadas con el ACV:

 ISO 14040: Gestión medioambiental, ACV, Principios y estructura (1997).


Especifica el marco general, principios y necesidades básicas para realizar un estudio
de ACV, no describiéndose la técnica del ACV en detalle.
 ISO 14041: Gestión medioambiental, ACV, Definición del objetivo y alcance y el análisis
del inventario del ciclo de vida (1998).
En esta normativa se especifican las necesidades y procedimientos para elaborar la
definición de los objetivos y alcance del estudio y para realizar, interpretar y elaborar
el informe del análisis del ICV (LCI).
 ISO 14042: Gestión medioambiental, ACV, Evaluación del Impacto del Ciclo de Vida;
Environmental management LCA-LCIA/Life Cycle Impact Assessment (2000).
En ella se describe y establece una guía de la estructura general de la fase de Análisis
del Impacto del Ciclo de Vida (AICV) (LCIA). Se especifican los requerimientos para
llevar a cabo un AICV y se relaciona con otras fases del ACV.
 ISO 14043: Gestión medioambiental, ACV, Interpretación del ciclo de vida.
Environmental management, LCA-LCI (2000).
Esta normativa proporciona las recomendaciones para realizar la fase de interpretación
de un ACV o los estudios de un ICV, en ella no se especifican metodologías
determinadas para llevar a cabo esta fase.

Se han elaborado además documentos técnicos para ayudar a la elaboración de estudios de


ACV como son:

 ISO/TR 14047: Ilustrative examples on how to apply ISO 14042: Life cycle
assessment, Life cycle impact assessment (2002).
Proporciona un ejemplo de cómo aplicar la norma ISO 14042.
 ISO/CD TR 14048: Environmental management Life cycle assessment LCA data
documentation format (2002).
Este documento proporciona información relacionada con los datos utilizados en un
estudio de ACV.
 ISO/TR 14049: Ilustrative examples on how to apply ISO 14041 (1998).
Este informe técnico proporciona ejemplos para realizar un ICV de acuerdo con
ISO 14041. Estos ejemplos deberán entenderse como no exclusivos y que reflejan
parcialmente un ICV.

Antón Vallejo, 2004


Metodología propuesta por la ISO 14040
De acuerdo con la metodología propuesta por la normativa ISO 14040 un proyecto de ACV
puede dividirse en cuatro fases: objetivos y alcance del estudio, análisis del inventario, análisis
del impacto e interpretación.

Tal y como ilustra la figura siguiente estas cuatro fases no son simplemente secuenciales. El
ACV es una técnica iterativa que permite ir incrementando el nivel de detalle en sucesivas
iteraciones.

Objetivo y alcance del estudio

En esta fase se define el tema de estudio y se incluyen los motivos que llevan a realizarlo. Un
objetivo podría ser por ejemplo comparar dos o más productos diferentes que cumplen las
mismas funciones, para aplicar la información que se obtenga en la comercialización o en la
reglamentación del uso de alguno de ellos. Otra meta podría ser determinar posibilidades
concretas de introducir mejoras en el diseño de productos existentes, o en la innovación a
través del diseño de nuevos productos, etc.

También en esta fase se establece la unidad funcional. La unidad funcional describe la función
principal del sistema analizado. Un ACV no sirve para comparar productos entre sí, sino
servicios y/o cantidades de producto que lleven a cabo la misma función. Por ejemplo, no es
válido comparar dos kilos de pintura diferentes que no sirvan para realizar la misma función,
cubrir un área equivalente con una duración similar.

En el caso de los sistemas agrícolas, por ejemplo, la principal función es la producción de


alimentos (Audsley, 1997). En estos casos, normalmente se considera como unidad funcional un
kilo de producto fresco. La unidad funcional proporciona una referencia respecto a la cual las
entradas y salidas del sistema pueden ser normalizadas en un sentido matemático.

Debido a su naturaleza global un ACV completo puede resultar extensísimo. Por esta razón se
deberán establecer unos límites que deberán quedar perfectamente identificados. Los límites
del sistema determinan qué procesos unitarios deberán incluirse dentro del ACV. Varios
factores determinan los límites del sistema, incluyendo la aplicación prevista del estudio, las
hipótesis planteadas, los criterios de exclusión, los datos y limitaciones económicas y el
destinatario previsto.

Según el Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (CEPIS),


en los límites del sistema generalmente se incluyen:

 La secuencia de producción principal, es decir, desde la extracción de materias primas


hasta la eliminación final del producto, inclusive.
 Operaciones de transporte.
 Producción y uso de combustibles.
 Generación de energía, es decir, electricidad y calor (incluyendo producción de
combustible).
 Eliminación de todos los residuos del proceso.
 Fabricación del embalaje de transporte.

En los límites del sistema generalmente se excluyen:

 Fabricación y mantenimiento de equipos de producción.


 Mantenimiento de plantas de fabricación, es decir, calefacción e iluminación.
 Factores comunes a cada uno de los productos o procesos en estudio.

Análisis del Inventario del Ciclo de Vida (ICV)

El segundo paso es recolectar y cuantificar las entradas y salidas de materia y energía


correspondientes al sistema producto durante su ciclo de vida.

Esta fase comprende la obtención de datos y los procedimientos de cálculo para identificar y
cuantificar todos los efectos ambientales adversos asociados a la unidad funcional. De una
forma genérica denominaremos estos efectos ambientales como «carga ambiental». Ésta se
define como la salida o entrada de materia o energía de un sistema causando un efecto
ambiental negativo. Con esta definición se incluyen tanto las emisiones de gases contaminantes,
como los efluentes de aguas, residuos sólidos, consumo de recursos naturales, ruidos,
radiaciones, olores, etc. Cuando se trabaje con sistemas que impliquen varios productos, en
esta fase se procederá a asignar los flujos de materia y energía así como las emisiones al
medio ambiente asociadas a cada producto o subproducto.

Análisis del Impacto del Ciclo de Vida (AICV)

La estructura de esta fase viene determinada por la normativa ISO 14042, distinguiendo entre
elementos obligatorios y elementos opcionales (ver figura 4).

Los elementos considerados obligatorios son:

 Selección de las categorías de impacto, indicadores de categoría y modelos.


 Clasificación: en esta fase se asignan los datos procedentes del inventario a cada
categoría de impacto según el tipo de efecto ambiental esperado. Una categoría de
impacto es una clase que representa las consecuencias ambientales generadas por los
procesos o sistemas de productos.
 Caracterización: consiste en la modelización, mediante los factores de caracterización,
de los datos del inventario para cada una de dichas categorías de impacto.

Cada categoría de impacto —por ejemplo acidificación— precisa de una representación


cuantitativa denominada indicador de la categoría, —por ejemplo emisión de ácido equivalente.
La suma de diferentes intervenciones ambientales para una misma categoría se hará en la
unidad del indicador de la categoría. Mediante los factores de caracterización, también
llamados factores equivalentes, las diferentes intervenciones ambientales, emisiones de gases,
por ejemplo, se convierten a unidades del indicador. Es necesario el uso de modelos para
obtener estos factores de caracterización. La aplicabilidad de los factores de caracterización
dependerá de la precisión, validez y características de los modelos utilizados.

En la fase de elección, modelización y evaluación de categorías de impacto hay cierta


subjetividad ya que no todas las categorías están consensuadas. [3]

Un ejemplo de categorías de impacto que, según el CEPIS, se incluyen generalmente es:

 Disminución de recursos.
 Efecto invernadero (directo e indirecto).
 Disminución de la capa de ozono.
 Acidificación.
 Nutrificación/eutrofización.
 Formación de oxidantes fotoquímicos.

Sin embargo las siguientes categorías están peor definidas o sólo son usadas por algunos
profesionales:

 Volumen de depósito en vertederos.


 Destrucción de paisajes.
 Toxicidad humana.
 Ecotoxicidad.
 Ruidos.
 Olores.
 Salud laboral.
 Recursos bióticos.
 Congestión.

También existen una serie de elementos opcionales que pueden ser utilizados dependiendo del
objetivo y alcance del estudio de ACV:

 Normalización: se entiende por normalización la relación de la magnitud cuantificada


para una categoría de impacto respecto un valor de referencia ya sea a escala
geográfica y/o temporal.
 Agrupación, clasificación y posible catalogación de los indicadores.
 Ponderación: consiste en establecer unos factores que otorgan una importancia relativa
a las distintas categorías de impacto para después sumarlas y obtener un resultado
ponderado en forma de un único índice ambiental global del sistema.
 Análisis de calidad de los datos: ayudará a entender la fiabilidad de los resultados del
AICV. Se considerará obligatorio en análisis comparativos.

Una diferencia importante entre los diferentes métodos de evaluación de impactos reside en la
opción de analizar el efecto último del impacto ambiental, o bien, considerar los efectos
intermedios, importantes. Las categorías de impacto ambiental intermedias se hallan más
cercanas a la intervención ambiental, permitiendo, en general, modelos de cálculo que se
ajustan mejor a dicha intervención. Éstas proporcionan una información más detallada sobre de
qué manera y en qué punto se afecta al medio ambiente. Las categorías de impacto finales son
variables que afectan directamente a la sociedad, por tanto su elección resultaría más
relevante y comprensible a escala global. Sin embargo, la metodología para llegar a cuantificar
el efecto último no está plenamente elaborada, no existe el suficiente consenso científico,
como se menciona en Hertwich (2002), necesario para recomendar su uso. Por todo ello,
actualmente, es más común recurrir a categorías de impacto intermedias.

ISO 14042 define de manera implícita tres áreas de protección, AoP, como categorías de
impacto finales (salud humana, entorno natural y recursos renovables). Udo Haes et al (1999a)
en el primer informe del segundo grupo de trabajo en AICV de la Society of Enviromental
Toxicology And Chemistry (SETAC) añade una cuarta: entorno modificado por el hombre (man-
made environment). Esta cuarta área cubriría los aspectos de protección de los cultivos,
bosques productivos, edificios y materiales de fenómenos como la lluvia ácida o impactos de
ozono. Udo de Haes et al (2002) sugiere dividir el AoP, entorno natural en dos: 1.
Biodiversidad, que incluye la diversidad genética, de especies y ecosistema y 2. Funciones de
soporte a la vida, que se refiere a aquellas funciones tales como: clima, ciclos hidrológicos,
fertilidad de los suelos y ciclos biogeoquímicos que regulan la vida en la tierra.

Interpretación
La interpretación es la fase de un ACV en la que se combinan los resultados de análisis del
inventario con la evaluación de impacto. Los resultados de esta interpretación pueden adquirir
la forma de conclusiones y recomendaciones para la toma de decisiones. Permite determinar en
qué fase del ciclo de vida del producto se generan las principales cargas ambientales y por
tanto qué puntos del sistema evaluado pueden o deben mejorarse. En los casos de comparación
de distintos productos se podrá determinar cual representa un mejor comportamiento
ambiental.

En su artículo «De la sostenibilidad a los ecobarrios», Verdaguer habla de la importancia de


este concepto como uno de los principios básicos de la sostenibilidad:

La información constituye precisamente el elemento básico del siguiente principio, que hace
hincapié en la desmaterialización de los procesos. Si se consideran el conocimiento y la
experiencia como recursos fundamentales, la sustitución generalizada de flujos de materiales
por flujos de información y el énfasis en los procesos de difusión, coordinación y planificación
puede permitir un mejor aprovechamiento de los recursos materiales y energéticos en todos
los órdenes. Extendiendo el concepto a la energía humana en general, considerada como el
recurso renovable por excelencia, y dentro de ciertos umbrales, la sustitución de procesos
basados en el uso intensivo de recursos materiales por otros más volcados hacia el uso de
recursos humanos puede constituir en muchos casos la solución más innovadora y sostenible.
En relación con lo anterior, y de acuerdo con el principio relacional, cobra especial importancia
la necesidad de considerar los procesos en toda su secuencia. En el ámbito de la producción de
objetos, una herramienta esencial a este respecto es el llamado análisis mina-vertedero,
imprescindible a la hora de establecer comparaciones entre la carga ambiental asociada a
procesos diferentes destinados a conseguir fines similares. En relación con el principio de
prevención y evitación, y con la idea global de cerrar los ciclos, este análisis puede contribuir a
diseñar procesos circulares del tipo mina-vertedero-mina en el que los residuos de un
determinado proceso, reducidos al mínimo, puedan pasar a formar parte como materia prima o
producto de mina del mismo u otro proceso. Este es un campo especialmente estudiado por la
denominada economía ecológica, frente a la economía convencional que no tiene en cuenta a la
hora de establecer valores los costes asociados al impacto ambiental. Este tipo de análisis
puede ayudar a dilucidar con rigor si algunos procesos aparentemente inmateriales o de alta
eficiencia no van unidos en segunda instancia a otros procesos que pongan en cuestión la
supuesta sostenibilidad.

Conceptos relacionados

 Análisis mina-vertedero/análisis de la cuna a la tumba: sinónimos de Análisis del Ciclo


de Vida.
 Análisis del Inventario del Ciclo de Vida (ICV) (CEPIS, 1997): sirve para cuantificar el
consumo de materias primas y energía, así como las emisiones a la atmósfera y al agua y
los residuos sólidos para un sistema determinado (teóricamente «de la cuna a la
tumba»).
 Construcción sostenible: en el artículo La construcción sostenible. El estado de la
cuestión (Alavedra, Domínguez, Gonzalo y Serra, 1998) se recogen las siguientes
definiciones:

La Construcción sostenible, que debería ser la construcción del futuro, se puede


definir como aquella que, con especial respeto y compromiso con el Medio Ambiente,
implica el uso sostenible de la energía. Cabe destacar la importancia del estudio de la
aplicación de las energías renovables en la construcción de los edificios, así como una
especial atención al impacto ambiental que ocasiona la aplicación de determinados
materiales de construcción y la minimización del consumo de energía que implica la
utilización de los edificios.

Casado, 1996

La Construcción Sostenible se dirige hacia una reducción de los impactos ambientales


causados por los procesos de construcción, uso y derribo de los edificios y por el
ambiente urbanizado.

Lanting, 1996
 Evaluación de Impactos del Ciclo de Vida: trata de relacionar los parámetros
identificados en la fase de inventario con medidas de preocupación medioambiental
como el calentamiento global o la reducción de las reservas.
 Sistema producto (product system): la expresión sistema producto (product system, en
la bibliografía en inglés) proviene del enfoque ingenieril inherente a los procedimientos
del ACV. Los ingenieros admiten que hay una multitud de operaciones y procesos
diversos e individuales que son necesarios para extraer materias primas y energía,
elaborar productos intermedios, diseñar, formular, fabricar, transportar y usar un
producto, y gestionar los residuos generados en cada eslabón de la cadena de
producción y disposición final. Esos procesos y operaciones están vinculados en el ciclo
de vida de un producto, y ese conjunto integrado de procesos y operaciones es lo que
constituye un sistema para ese producto. (Trama y Troiano, 2001)
 Ecodiseño/diseño ecológico: «Concepto que se refiere a introducir criterios
ambientales en el diseño de productos, tratando de minimizar los principales impactos
ambientales en todo el ciclo de vida del producto.» (Gonçalves, 2004)

Bibliografia:

Textos
Clements, Richard B. et al. (1997) Guía Completa de las Normas ISO 14000 Barcelona,
Ediciones Gestión 2000, S.A. (tr. del inglés: Ana García Beltrán) ISBN: 84-8088-209-3

Vázquez Espí, Mariano (2001) «Construcción e impacto sobre el ambiente: el caso de la tierra
y otros materiales», Informes de la Construcción, vol. 52, no. 471. También publicado en
Boletín CF+S 20: http://habitat.aq.upm.es/boletin/n20/amvaz.html

Construcción sostenible[4]
Daumal, Francisco y Gerardo García (1978) «La energía y el ciclo vital del edificio», CAU,
n. 50, pp 30-37.

Estevan, Antonio, Mercedes Llop, Marta Román, Alfonso Sanz y Pilar Vega (1992) Análisis
comparativo de externalidades y condicionantes de la competitividad por modos de
transporte Madrid: Dirección General de Planificación Interregional de Grandes
Infraestructuras. Ministerio de Obras Públicas y Transporte.

Maldonado Ramos, Luis (investigador responsable) et al (1999) Determinación del


rendimiento y coste energético en la construcción de cerramientos de fábrica de adobe, bloque
de tierra comprimida y entramado, para su aplicación en proyectos de desarrollo sostenible y
política medioambiental Acción especial: Memoria. Programa Nacional de I+D en
Medioambiente. CICYT. Departamento de Construcción y Tecnología Arquitectónicas de la
UPM.
Roodman, David M. & Nicholas Lenssen (1995) A Building Revolution: How Ecology and Health
Concerns Are Transforming Construction Washington: World Watch Institute. Traducción
castellana: Revolución en la construcción, Bilbao: Bakeaz, 1997.

Valero, Antonio (2000) El marco termodinámico para iluminar la sociedad actual, en


Economía, ecología y sostenibilidad en la sociedad actual. José Manuel Naredo y Fernando
Parra (eds). Madrid: Siglo XXI, pp. 67-95.

Woolley, Tom, Sam Kimmins, Paul Harrison y Rob Harrison (1997) Green Building
Handbook London: E & FN Spon.

Recursos en internet

 Normativa:
o http://www.iso.org/iso/en/ISOOnline.frontpage

International Organization for Standardization (ISO): se puede a acceder a


una breve descripción de la serie de normas ISO 14000, y comprar las series
(standards)

o http://www.iso-14001.org.uk/index.htm

ISO 14000: tiene breves resúmenes y guías en línea, y permite comprar


manuales y standards

o http://www.cepis.ops-oms.org/

Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (CEPIS)


organismo de la Organización Mundial de la Salud (OMS): en su página dispone
de dos artículos relativos a la familia de normas ISO 14000 con textos
disponibles y una amplia bibliografía comentada sobre el tema en el apartado
«Evaluación del ciclo de vida»:

 «Repindex 63: ISO 14000»

http://www.cepis.ops-
oms.org/eswww/proyecto/repidisc/publica/repindex/repi063.html

 Herramientas para la elaboración de ACV (Antón Vallejo, 2004):


o Gabi (Universidad de Stuttgart, Alemania):
http://www.lbpgabi.uni-stuttgart.de/
En contraste con las herramientas clásicas de ACV, este programa ofrece
además un análisis económico.
o Simapro (Pré-consultants, Paises Bajos):
http://www.pre.nl
Compara y analiza complejos productos descomponiéndolos en todos sus
materiales y procesos.
o Boustead (Bousted Consulting, Suecia):
http://www.ekologik.cit.chalmers.se
Aplicación para la industria química, plásticos, acero...
o Euklid (Frauenhofer-Institut, Alemania):
http://www.ivv.fhg.de
Productos industriales.
o KCL ECO (Finninsh Pulp and Paper Research Institute, Finlandia):
http://www.kcl.fi/eco/
Industria papelera.
o WISARD (PriceWaterHouse&Cooper, Francia):
http://www.pwc.com/es/es/index.jhtml
Análisis del impacto económico y ambiental del residuo sólido municipal.
o Umberto (Ifeu-Institut, Alemania):
http://www.umberto.de/en/
Preparación de ACV, ecobalances empresariales.
o TEAM (Ecobilan, Francia):
http://www.pwcglobal.com
Muy completo; su base de datos incluye más de 500 módulos de diferentes
sectores.
UNIVERSIDAD TECNICA DE ORURO
FACULTAD NACIONAL DE INGENIERIA
CARRERA INGENIERIA DE PROCESOS QUIMICOS

NOMBRE : TARQUE MOLLER ROBERTO EMANUEL

MATERIA : GESTION AMBIENTAL

FECHA DE ENTREGA : 16 DE JULIO

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