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INTRODUCCIÓN

En el tema a tratar sobre un ensayo sobre el proyecto de ley partido en la Republica


Dominicana, los partidos políticos se definen como entidades de interés público que
buscan garantizar la participación de los ciudadanos al ejercicio del activismo
democrático, contribuyen al fortalecimiento del sistema de representación nacional
y comparten entre sus miembros intereses, visiones, ideas y perspectivas comunes
que irán a implementar una vez alcancen la administración del Estado.

De la anterior definición se deduce que los partidos políticos, como organizaciones


sociales, conservan dos objetivos fundamentales: garantizar la participación de los
ciudadanos en la actividad política y concretar sus ideas desde la administración
pública.

En la Republica Dominicana no existieron partidos políticos sino hasta llegado el


año de 1865; año en que triunfa la Restauración nacional. El conocimiento que se
tiene sobre la existencia de partidos políticos en aquella época no se debe al registro
de documentos o evidencias históricas de “organizaciones partidarias” propiamente
dichas, sino de textos que evidencian la existencia de instituciones a la que algunos
llaman protopartidos.

La sociedad dominicana está despertando y cada día que pasa asiste con
decepción a la traición de la confianza depositada en los partidos políticos
tradicionales, lo que debe llamar a una profunda reflexión a los diversos dirigentes
políticos que aun presiden nuestras organizaciones partidarias; pues de mantenerse
el actual estado de cosas el colapso del sistema de partidos será una realidad, y en
la tragedia, venida más temprano que tarde, desaparecerán por igual aquellos
dirigentes partidarios.
ENSAYO SOBRE EL PROYECTO DE LEY DE PARTIDOS POLÍTICOS

La presente Ley regula el ejercicio del derecho de todos los ciudadanos y


ciudadanas a organizar partidos y agrupaciones políticas o formar parte de ellos, y
establece las normas que regirán la constitución y reconocimiento, organización,
autorización, funcionamiento, participación en procesos electorales, vigilancia y
sanciones de los partidos y agrupaciones políticas.

Las Agrupaciones Políticas, tendrán alcance local, cuyo ámbito puede ser de
carácter provincial o, municipal o del Distrito Nacional. En el caso de las
agrupaciones políticas provinciales, estas pueden presentar candidaturas
municipales en todos los municipios de la provincia. En el caso de las agrupaciones
políticas municipales, estas pueden presentar candidaturas en el municipio al cual
corresponde, así como en todos los distritos municipales del municipio, en los casos
que apliquen.

Estas agrupaciones tienen los mismos objetivos señalados para los partidos
políticos en el Artículo 2 de la presente ley, y estarán igualmente sujetas a la
Constitución y las leyes.

Los partidos y agrupaciones políticas son instituciones esenciales para el


funcionamiento del sistema democrático y presentarán al país sus declaraciones de
principios, políticas y programas de conducción del Estado; deben contribuir con la
formación de los y las ciudadanas en materia de ética ciudadana, educación cívica
y manejo de las funciones públicas, y realizar otras actividades complementarias
que no estén expresamente prohibidas por la Constitución de la República y las
Leyes.

Los partidos y agrupaciones políticas estarán obligados a llevar un registro general


actualizado de todos sus afiliados, ordenado por circunscripción, municipio y
provincia, así como los del exterior. Deberán, asimismo, proporcionar un duplicado
de este registro a la autoridad competente de la Junta Central Electoral y comunicar
a dicha institución las nuevas afiliaciones y las desafiliaciones que por cualquier
causa se produzcan en su organización política.
Principios y Valores Fundamentales.

Se consideran principios y valores fundamentales para el ejercicio de la democracia


política: la libertad, la justicia, la solidaridad, el pluripartidismo, la diversidad
ideológica, el acatamiento a la voluntad de las mayorías, la equidad y transparencia
en la competencia partidaria, la alternabilidad en el poder, el uso de medios
democráticos para acceder a la dirección del Estado, y el reconocimiento de los
derechos de las minorías.

La República Dominicana realizó un proceso en el que se emprendieron acciones


conjuntas desde diferentes sectores con el objetivo de consensuar una plataforma
de acción nacional para mejorar las condiciones y la posición de las mujeres en la
sociedad, partiendo de un diagnóstico mínimo, así como de la definición de los
principales obstáculos que en ese momento limitaban el adelanto de la mujer
dominicana en todos los ámbitos de la sociedad.

El escenario del momento se caracterizaba por el avance del país en el plano


económico y las reformas estructurales, juntamente con la persistencia de los
problemas de pobreza, agudizados por los programas de ajustes macroeconómicos
y medidas antiinflacionarias.

El diagnóstico realizado en ese contexto sobre la mujer dominicana en los


principales escenarios, mostraba la persistencia de desigualdades en el acceso al
poder y a los procesos de toma de decisiones, inexistencia de una política pública
que promoviera el avance de la mujeres, acceso desigual al empleo, legislación
discriminatoria, contenidos educativos que refuerzan el rol tradicional de la mujer en
la familia y la sociedad, imagen estereotipada de las mujeres en los medios de
comunicación, alto número de mujeres jefas de hogar, crecimiento de la
participación de las mujeres en el sector informal de la economía, aumento de
embarazos en adolescentes, alta tasa de mortalidad materna y aumento de la
violencia contra la mujer.

Democracia estrictamente hablando, no es más que el gobierno que se sustenta en


el principio de la soberanía popular, es decir el gobierno del pueblo por el pueblo.
En República Dominicana tenemos que partir del hecho de que tan cierta es esta
definición de democracia debido a que hasta el momento muchos de nuestros
ciudadanos muestran inconformidades en los diferentes estamentos que están
llamados a trabajar por el Pueblo.

La democracia en la República Dominicana desde el año 1961 tras la muerte del


tirano Rafael Leónidas Trujillo, ha tenido sus altas y bajas, acontecimientos
importantes que la han fortalecido y momentos de debilidad los cuales han hecho
de nuestra democracia una interrogante en diferentes aspectos.

Por ejemplo, una de las debilidades fundamentales que podemos apreciar es la falta
de credibilidad y confianza que tienen los ciudadanos en las instituciones en
República Dominicana, en los partidos políticos es que menos las personas confían,
solo el 32.3% de la población confía en los mismos según una encuesta del
Barómetro de las Américas por LAPOP (Proyecto de Opinión Pública de América
Latina 2012), esto hace de nuestra democracia una democracia un poco inestable
debido a que los partidos políticos son los llamados a establecer medios para el
fortalecimiento de la democracia ya que ellos constituyen la pieza angular del
sistema y a través de los mismos es que se ejercen los diferentes procesos
democráticos, entonces esto nos obliga a decir que para tener una democracia
sólida, los partidos políticos tienen que comenzar a jugar su rol de una manera más
directa con el pueblo y que estos se sientan identificados con los mismos.

Otro punto importante es la falta de confianza en el sistema de Justicia solo el 45.1%


confía, así como también la falta de confianza en la Policía Nacional solo el 34.9
confía, entre otros estamentos.

Ha habido poco movimiento para impulsar la igualdad de condiciones en el acceso


a los bienes sociales, el Estado debe de seguir implementando políticas públicas
firmes para reducir la desigualdad de ingresos entre ricos y pobres como lo ha
venido haciendo en los últimos años.

Por ejemplo, políticas como la tarjeta de solidaridad que les permita a familias
pobres poder tener acceso a los elementos básicos, educación, salud y alimentos.
El 31% de los dominicanos ya ha tenido este beneficio, ahora solo queda ampliarlo
y aumentarlo económicamente, crear políticas para la creación de nuevos empleos,
combate frontal a la corrupción, seguridad ciudadana entre otros.

La igualdad en la participación política es vital para el fortalecimiento de la


Democracia, hay que definir cuotas reales de participación tanto para mujeres y
jóvenes que les permitan participar en los procesos democráticos y poder tener
representatividad en los poderes del Estado, la juventud y mujer representa más del
60% del electorado y según encuesta del Barómetro de las Américas por LAPOP
(Proyecto de Opinión Pública de América Latina 2012), las mujeres deberían
participar más en política ya que la percepción que se tiene es que serían mejores
administradoras de la economía del País. Sin embargo, existe la creencia de que
los hombres son mejores líderes que las mujeres debido a la poca oportunidad que
ha tenido la mujer desde su historia en la participación política y de principalía.

Sin lugar a duda uno de los aportes más significativo para los procesos
democráticos de la República Dominica fue el Pacto por la democracia del año 1994
ya que generó una ola de acuerdos que contribuyeron a procesos electorales
legítimos, legales y transparentes, por ejemplo, las elecciones Presidenciales del
año 1996-2000, las elecciones congresuales y municipales del año 1998-2002, las
elecciones Presidenciales del año 2004-2008, las elecciones congresuales y
municipales del año 2006-2010, las elecciones Presidenciales del año 2008-2012,
las elecciones congresuales y municipales del año 2010-2016 y las elecciones
Presidenciales del año 2012-2016, fueron estos procesos sin cuestionamientos y
libres, debido a que hoy en día contamos con una Junta Central Electoral que ha
logrado ganar la confianza de la mayoría de la población y el Mundo, además la
creación de una nueva y legitima Suprema Corte de Justicia en el año 1997, estos
han sido acontecimientos que ha fortalecido nuestra democracias Dominicana.

La constitución del año 2010 del gobierno del Dr. Leonel Fernández constituye un
avance de democracia moderna donde el pueblo tiene deberes y derechos claros y
establecidos constitucionalmente. Esta constitución también establece la no
reelección Presidencial consecutiva en el Artículo 124, lo cual era una lucha
histórica del País, la creación del Tribunal Superior Electora Artículo 214, la creación
del Tribunal Constitucional Articulo 184 y la creación del Consejo Nacional de
Magistratura Articulo 178, ambas leyes han venido a fortalecer el sistema
democrático de Republica Dominicana.

Una declaración de los organizadores, en la cual se haga constar que el partido o


agrupación política tiene organismos de dirección provisionales operando y locales
abiertos funcionando en, por lo menos, cada uno de los municipios cabeceras de
provincias del país y del Distrito Nacional. Para las Agrupaciones locales solamente
se requerirán los datos e informaciones que correspondan a la demarcación
geográfica que es ámbito de su alcance y competencia.

Esta declaración deberá acompañarse de una relación de dichos organismos de


dirección, en la que se indiquen los nombres, direcciones, profesiones, números de
cédulas de identidad y electoral, residencias y cargos de cada uno de los directores,
así como las direcciones de los locales.

Constitución del Partido o agrupación política. Una vez recibida toda la


documentación necesaria, si la Junta Central Electoral encontrare que los principios
y propósitos que sustentará el partido o agrupación política no entran en conflicto
con la Constitución y las leyes y que los documentos presentados en la solicitud se
ajustan en su esencia y forma a las prescripciones legales, y luego de verificar que
los requisitos establecidos en los literales f), g) y h) del artículo anterior se han
cumplido, hará las consultas y deliberaciones de lugar, y posteriormente extenderá
el reconocimiento de dicho partido o agrupación política y lo comunicará así a los
organizadores, quienes podrán entonces proceder a su constitución formal.

Con los documentos sometidos, según antes se ha dicho, la Junta Central Electoral
formará el expediente del partido o agrupación política, según sea el caso, que
podrá ser libremente consultado.
A dicho expediente serán incorporadas las resoluciones de carácter general que
dicten las asambleas, las cuales, para su obligatoriedad, deberán ser autenticadas
por la Junta Central Electoral con la leyenda: Es conforme con la Ley". Al expediente
serán también incorporados todos los documentos que se relacionen con alianzas,
fusiones o coaliciones concertadas por el Partido o agrupación política o con la
extinción de éste por cualquiera de las causas previstas por la Ley.

Personalidad jurídica.

Todo partido o agrupación política reconocida estarán investidos de personalidad


jurídica y podrán en consecuencia, ser sujeto activo y pasivo de derechos y realizará
todos los actos jurídicos que fueren necesarios o útiles para los fines propios. Será
representado de pleno derecho por el presidente de su organismo directivo central
o por quien haga las veces de éste, salvo cuando los organismos colegiados
competentes hubiesen otorgado regular mandato a otra u otras personas para tal
representación, de conformidad con los estatutos.

El financiamiento privado a los partidos constituye un tema de vital importancia para


la democracia. Su baja regulación tiende a aumentar la influencia de grupos
económicos, a disminuir la equidad en la competición política y electoral, y deja la
puerta abierta al financiamiento a los partidos por parte del crimen organizado.

En República Dominicana, el financiamiento a los partidos políticos es mixto, admite


tanto el financiamiento público como el privado, siguiendo la tendencia
latinoamericana. Consciente de los riesgos, la Ley Electoral 275-97 delimita las
fuentes de financiamiento privado lícito, que en general se circunscriben a las
contribuciones de personas naturales y jurídicas nacionales, prohibiendo de manera
explícita el financiamiento de empresas que caigan dentro de la aplicación de la Ley
de Inversión Extranjera.

Sin embargo, el marco regulador ha sido insuficiente. El hecho de que la ley no


prohíba las contribuciones anónimas y que tampoco establezca límites a las
contribuciones individuales a los partidos constituye un significante vacío.
El Proyecto de Ley de Partidos de la JCE contempla la prohibición de las
contribuciones anónimas, salvo las colectas públicas. A la vez, establece un límite
al aporte máximo que una persona física o jurídica puede hacer a un partido. Ese
tope equivale al 0.5% de la suma correspondiente al partido que mayor cantidad de
fondos públicos tenga asignada.

En 2012, el Estado desembolsó RD$374,189,000.00 a cada uno de los tres partidos


que superaron el 5% de los votos en 2010 (PLD, PRD y PRSC). Se trata del mayor
monto de fondos públicos desembolsado a un partido político. Acorde con el límite
establecido por el proyecto de la JCE, la donación máxima de un particular a un
partido político para 2012 tendría el tope de RD$1,870,945.00.

En cuanto a la prohibición de las contribuciones hechas por personas jurídicas


extranjeras, el proyecto contempla como excepciónlas provenientes de
organizaciones extranjeras de carácter académico, destinadas a la formación
política.

El proyecto no prohíbe de manera explícita las contribuciones hechas por


contratistas del Estado, contrario a la tendencia latinoamericana.

El proyecto de Ley de Partidos y Agrupaciones Políticas de la JCE implementará


importantes avances en torno a la regulación de las fuentes de ingreso de los
partidos políticos. En muchos aspectos esa regulación entraría en consonancia con
avances de la región frente a los cuales la legislación dominicana ha quedado
rezagada. El límite a las contribuciones privadas y la prohibición de las
contribuciones anónimas son ejemplo de ello.

No obstante, quedan por considerar restricciones explicitas a empresas contratistas


del Estado o empresas con participación del Estado.

En otro orden, el proyecto de la JCE se enfoca en las contribuciones hechas a los


partidos y deja de lado las donaciones a los candidatos. En países como Guatemala
y Perú, es obligatorio que las contribuciones a candidatos sean canalizadas a través
de los partidos que los nominan. Si eso se combina con que sólo los partidos tengan
capacidad para contrataciones de publicidad proselitista, se podría asegurar el
impacto que se espera de mecanismos de control contenidos en el proyecto como
son la cuenta única y la nómina de contribuyentes.

Regulación de los partidos

Naturalmente, no es que los partidos políticos hayan estado operando en nuestro


país sin ningún tipo de reglamentación. No es así. La actual ley electoral, la número
275-97, dedica dos títulos y 37 de sus artículos al régimen de partidos políticos,
desde el 41 hasta el 78.

En esos dispositivos legales se hace referencia a las condiciones para el


reconocimiento de los partidos; su personalidad jurídica; de las formas de
financiación; de las fusiones, alianzas o coaliciones; de la nominación de
candidatos; y hasta de las causas de su extinción.

En la República Dominicana el régimen de partidos políticos se encuentra


constitucionalizado.

En el artículo 216 de nuestra Carta Magna se consigna que en nuestro país la


organización de partidos, agrupaciones y movimientos políticos es libre; y que su
conformación y funcionamiento solo dependen de que sean de conformidad con la
ley.

Más aún, según la propia Constitución, los fines esenciales de los partidos políticos
son, entre otros, garantizar la participación de los ciudadanos en los procesos
políticos que contribuyan al fortalecimiento de la democracia; respetar el pluralismo
político mediante la propuesta de candidaturas a los cargos de elección popular; y
servir al interés nacional, al bienestar colectivo y al desarrollo integral de la sociedad
dominicana.

Para lograr esos objetivos es que en estos momentos se reclama, con carácter de
urgencia, la aprobación de una ley de partidos políticos, ya que resulta esencial para
el adecuado funcionamiento de la democracia.
Debido a que la Comisión Mixta ya ha aprobado más de la mitad de los artículos
que contiene el proyecto de ley, ahora, como han dicho sus voceros, se proponen
examinar los temas más complejos y peliagudos.

Entre esos temas se encuentran el del reconocimiento a los partidos con el dos por
ciento de los votos válidos emitidos en las últimas elecciones generales; el de las
causas para la pérdida de la personería jurídica del partido o de la agrupación
política; el de la cuestión de género o cuota de la mujer; el del porcentaje de
candidaturas para la alta dirección de los partidos; el del financiamiento público y
privado; y el de la organización de las primarias y uso del padrón electoral para la
selección de candidatos para puestos de elección popular.

Diversidad de criterios

La complejidad de la tarea que tienen por delante los legisladores se debe, entre
otros motivos, a que no existe una legislación de validez universal que pueda servir
de referencia o paradigma.

Sobre los variados tópicos a ser abordados, los países, sobre todo en América
Latina, tienen legislaciones muy disímiles entre sí.

Por ejemplo, en lo relativo a los votos válidos emitidos para que un partido mantenga
el reconocimiento legal, en Chile, Guatemala y Perú, se requiere el 5 por ciento. En
Nicaragua y Panamá, el 4 por ciento; en Bolivia y Colombia, el 3 por ciento; en
Argentina y México, el 2 por ciento; y en Brasil no se requiere nada.

Entre nosotros se discute que sea un dos por ciento, pero hay quienes sugieren que
sea más o que sea menos. ¿Cómo resolver? ¿Cuál será el criterio para decidir? En
cuanto a la cuota femenina, o el porcentaje a ser asignado para las candidaturas de
las mujeres, en Ecuador, Nicaragua y Venezuela, es de un 50 por ciento, o paridad
de género; en México es de 40 por ciento; en Chile, Colombia, El Salvador y
Guatemala, es cero.

En el caso de República Dominicana, se contempla que sea de 33 por ciento, como


actualmente se prevé en la Ley 275-97, sobre asuntos electorales.
En algunas legislaciones de los países latinoamericanos no se concede derecho
para que la alta dirección de los partidos pueda reservarse la facultad de escoger
candidatos. En otras, el porcentaje llega hasta 40 por ciento. Aquí contemplamos
que sea de 20 por ciento.

El del financiamiento a los partidos es uno de los aspectos más espinosos. La


propuesta que figura en el proyecto de ley es que en República Dominicana , en lo
concerniente a la distribución de los recursos económicos del Estado, un setenta y
cinco por ciento sea distribuido en función de los votos obtenidos en la última
elección, y un veinticinco por ciento en partes iguales entre todos los partidos.
Influidos por el sistema norteamericano, la mayoría de los partidos latinoamericanos
han adoptado el mecanismo de las elecciones primarias para la escogencia de sus
candidatos.

Esas elecciones primarias pueden ser abiertas, lo que significa que pueden votar
todos los ciudadanos, con el padrón del órgano electoral; o pueden ser cerradas, en
cuyo caso sólo pueden ejercer el derecho al sufragio los miembros de la institución
con su padrón de registro de militantes.

En el artículo 32 del proyecto de ley de partidos se establece que para la selección


de las candidaturas de las organizaciones políticas para la Presidencia de la
República, Senadores, Alcaldes y Regidores, se realizarán primarias simultáneas
utilizando el padrón universal de la Junta Central Electoral.

Actualmente, ese método en América Latina sólo se utiliza en Argentina, Chile y


Uruguay.

Como puede apreciarse, son diversos los criterios que se emplean para definir los
contenidos de una regulación del sistema de partidos políticos en un país.

Pero a pesar de esa diversidad, lo que emerge como elemento en común es la


necesidad de que a través de una ley de partidos se estimule la participación de los
ciudadanos en los procesos políticos; haya mayor democracia interna en los
partidos y reglas claras para la competencia electoral; se promueva la transparencia
en la financiación de las organizaciones políticas; se incentive la participación de la
mujer en la actividad política; se fortalezca la democracia; y se eleve la calidad del
debate público.

Si con la aprobación de la ley de partidos, hoy en manos de la Comisión Bicameral,


podemos cosechar todos esos logros, podremos decir, a pesar de la larga espera,
que bien vale una misa.

Finalizo diciendo que para hablar de democracia plena en Rep. Dom. Primero
debemos practicar los valores de la democracia a plenitud, fortalecer nuestra cultura
Política de democracia en los diferentes aspectos, escuchar al pueblo e
identificarnos con sus necesidades, proporcionar desde el gobierno el cumplimiento
de las Leyes de nuestro país, promover la igualdad en todas sus dimensiones y
sobre todo aplicar el gobierno del pueblo por el pueblo.
CONCLUSIÓN

Según la Constitución de la República Dominicana, en su artículo 216, la


organización de los partidos políticos es libre. Para su conformación y
funcionamiento deben sustentarse en el respeto a la democracia interna y a la
transparencia. Por su lado, el apartado 41 de la ley electoral reseña que el fin
primordial de los mismos es participar en la elección de ciudadanos aptos para los
cargos públicos y de propender a la realización de programas trazados conforme a
su ideología particular, con el objetivo de alcanzar los puestos electivos del Estado.

Finalmente, considero que es cierto, la ley no es la panacea definitiva, pero sí el


inicio del encauzamiento hacia lo que debe ser. Se hace necesaria una ley de
partidos políticos, es más, se hace urgente, pero una ley que esté acorde a las
exigencias constitucionales y democráticas, al respeto a los derechos
fundamentales, a los derechos de ciudadanía. No una “ley parche” que tape
debilidades y las disfrace de fortalezas. Bendiciones.
BIBLIOGRAFÍA:

Gutiérrez, P. y Zovatto, D. (Cord.). (2011). Financiamiento de los partidos políticos


en América Latina. Ciudad de México: IDEA, UNAM, OEA

Observatorio Político Dominicano (2012). Matriz de legislación electoral y de


partidos de Latinoamérica. Recuperado el 14 de agosto de 2012 desde:
www.opd.org.do.

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