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La tiranía en ”La República” de Platón y


Título ”La democracia en América” de Alexis
de Tocqueville

Nombres Christopher Daniel Salas La Fuente

Introducción El presente ensayo pretende pensar el concepto de “tiranía” en dos au-


tores con sus dos grandes obras. “La República“ publicada el 380 a.C
en Grecia y “La Democracia en América“ publicada en 1835 en Francia.
Se analizará en concepto de tiranía como pregunta transversal en am-
bos textos, empezando por el más antiguo. La tiranía en ”La República”
de Platón y ”La democracia en América” de Alexis de Tocqueville
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Desarrollo latón se propuso en La República el estudio de lo justo y de lo injusto.


P
Para él el ideal de una sociedad perfecta y dichosa consiste en que la
política esté subordinada a la moral. Así pues un alma (ideal) es perfecta-
mente regida y completamente dichosa porque es justa. Como conse-
cuencia el Estado y el individuo se inspiran en un principio contrario a la
justicia, son tanto más desgraciados en cuanto son más injustos. De los
diez libros que posee La República, el libro VIII y el IX son los que van a
tratar hablar sobre la tiranía. ¿porqué Platón desarrolla este concepto?
Alexis de Tocuqeville logra en nueve meses junto con Gustave de Beamont
concretizar una exelente profética imágen de los Estados Unidos, él ad-
mite que lo que más le llamaba la atención era la igualdad de condiciones.
La democracia avanzaba rápidamente hacia Europa y Tocqueville quiere
llevar sus teorías al otro hemisferio, por lo que se propone profundizar y
ver más allá la democracia, Tocqueville piensa (con una gran maestría) el
porvenir de ésta. Pero no dudo de que muchos lectores de La Democracia
en América hayan quedado estupefactos con los últimos capítulos, donde
después de conectar todas las carácteristicas del hombre democrático y
el Estado democrático, todo parece llevar a una tiranía implícita. Ya decía
el científico español Fernando Servera: “El estado sabe que un esclavo
que no sabe que es un esclavo jamás intentará revelarse.” ¿Entonces tiene
relación la tiranía que plantea platón con las conclusiones de Tocqueville
sobre la democracia?
Para Platón, el tipo de Estado se define según el carácter de los hombres
(libro VIII), y que aparte de los ya bien conocidos (monarquía, aristocra-
cia, democracia) existen otros tantos carácteres de hombres como es-
pecies de gobiernos, porque de las costumbres de los miembros de los
estados se imprime todo lo demás. En la escala de Platón sobre el mejor
gobierno, la tiranía es el peor de todos, y es interesante que Platón, en su
linea decreciente de formas de gobierno, la tiranía es el punto final, pero
su precedente es la democracia.
Al parecer Tocqueville de todas maneras queda sorprendido, no menciona
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a Platón en su obra, ya que la tiranía que precede a la democracia de
Estados Unidos tiene otras características de las que podría haber di-
lucidado Platón, Tocqueville dice:

“Si se reflexiona sobre lo que precede, no podrá uno menos


de sorprenderse e indimidarse, al ver que en Europa todo
parece concurrir a aumentar indefinidamente las prerroga-
tivas del poder central y a hacer la existencia individual cada
vez más precaria y más subordinada” (Tocqueville, 1840)

ocqueville dice que las naciones democráticas de Europa tienen todas


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las tendencias generales y permanentes de los norteamericanos hacia
la centralización de poderes. Por lo que se diría que cada paso que dan
hacia la igualdad, las acerca al despotismo, y hoy en día, donde una
gran mayoría de naciones de denominan democráticas, es muy posible
de que nuestro mundo está sumido en la tiranía, y muchos no son con-
cientes de este fenómeno.
Para Platón, la tiranía nace en el hombre democrático. Se pasa de la
oligarquía a la democracia por el hombre que tiene un deseo insaciable
de riquezas (a causa de desear las riquezas del otro en el gobierno ol-
igárquico), entonces la sociedad se divide entre los que consiguen este
fin y los queno, los ricos y los pobres. Pero la historia no acaba:

El gobierno se hace democrático cuando los pobres (siendo la


mayoría) consigue la victoria sobre los ricos, deguellan á los
unos, destierran á los otros, y reparten con los que quedan
los cargos y la administración de los negocios, reparto que en
estos gobiernos se arregla de ordinario por la suerte. (Platón,
Libro VIII, pág. 113)

Así pues el hombre democrático reúne ciertas carácterísticas, como


perseguir la satisfacción de deseos supérfluos, criando jóvenes maled-
ucados con amor al lucro, Platón añade que se crea un vacío en su
alma, y a ésta se añade la insolencia, la anarquía, el libertinaje y la
desvergüenza, satisfacho un deseo, se somete al imperio de otro y así
sucesivamente. Todo estas carácterísticas son a causa de que cuando
el hombre democrático es aún jóven, en el proceso de crianza y de
educación, este se considera igual o semejante a su padre, esto es lo
que propicia la igualdad, la desobediencia del hijo al padre, y el padre,
al no poder inculcarle la templanza, el jóven se desvía a la búsqueda de
riquezas:
Es evidente, que en todo gobierno, cualquiera que él sea,
es imposible que los ciudadanos estimen las riquezas y
practiquen al mismo tiempo la templanza, sino que es una
necesidad que sacrifiquen una de estas dos cosas á la otra.
(Platón, Libro XIII, pag. 110)

Sin embargo, las carácterísticas que porpone Tocqueville del hombre


que ha nacido en la democracia son diferentes:
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Bajo las leyes democráticas, los hijos son perfectamente
iguales, y por consiguiente, independientes; nada los aprox-
ima por la fuerza, pero nada tampoco los aleja; como tienen
todos un mismo origen, son educados y se crían bajo el mis-
mo techo y con el mismo cuidado, y ninguna prerrogativa
particular los distingue ni los separa, se ve fácilmente ren-
acer entre ellos la dulce y juvenil intimidad de los primeros
años. Formando así el vínculo de unión desde el principio de
la vida, no se presentan casi nunca ocasiones de romperlo,
porque la fraternidad los une diariamente sin encadnarlos.
(Tocqueville, 1840)

Desde la familia, Tocqueville se da cuenta de que la democracia ex-


tiende los lazos sociales, pero estrecha los naturales; acerca a los pari-
entes, al mismo tiempo que separa a los ciudadanos. ¿Pero qué es lo
que buscan los ciudadanos? En norteamérica, el cuidado de satisfacer
a las pequeñas comodidades de la vida, preocupa allí universalmente a
los espíritus. Además que se ve cada día más, alguna cosa semejante
en Europa (en tiempos de Tocqueville):

El bienestar material, no es, pues, para ellos, el objeto primi-


tivo de su vida, sino una manera de vivir. Lo consideran en
cierto modo como la existencia misma, y lo gozan si pensar en
él. (Tocqueville, 1840)

Este tipo de vida norteamericano, tiene sus razones, Tocqueville en-


cuentra un montón, la principal seria “la igualdad“, ya que la igualdad
de condiciones lleva a cada uno a buscar la verdad por sí mismo, esto
genera un ambiente de competividad muy alto, pero más que todo, lo
que más genera y lo que lleva a este pueblo a la tiranía, es la individu-
alidad.
La individualidad genera que el habitante de los Estados Unidos se in-
cline hacia las cosas temporales, y a medida que se igualan, no siendo
lo bastante ricos ni poderosos para ejercer una gran influencia en sus
semejantes, han adquirido bastantes luces y bienes para satisfacerse
a ellos mismos. No deben nadie a nadie; no esperan nada de nadie,
se habitúan a considerarse siempre aisladamente y se figuran que su
destino está en sus manos. Esto genera cierta apatía hacia asuntos de
la comunidad, es pues el hombre democrático débil, y es acá donde el
gobierno y las instituciones toma el poder.
Por lo visto Tocqueville no se aleja mucho de Platón, pues Platón solo
omite el factor de la individualidad del hombre democrático.
Platón describe a la tiranía y al tirano como “la forma más bella de
gobierno y el carácter más acabado (Platón, Libro VIII, pág 121)“. La
tiranía debe su orígen a la democracia, y la democracia a la oligarquía,
pero lo que causa la ruina de la oligarquía, es el deseo insaciable de en-
riquecerse y la indiferencia. Y la causa de la ruina de la democracia es el
deseo insaciable de loque mira como su verdadero bien “la libertad“. En
esto difiere con Tocqueville, que observa que el hombre democrático
prefiere siempre la igualdad frente a la libertad. Asi pues en un am-
biende democrático lleno de desorden, donde todo el mundo trabaja
para enriquecerse, los que se consideran como los más entendidos y
los más prudentes son los más ricos, y la plebe, la clase de artesanos,
que es más numerosa, apenas tiene con qué vivir, y las asambleas al
tratar de proporcionarles algo, se apoderan de los bienes de los ricos 5/7
quedándose ellos con la mayor parte, luego los ricos, viéndose de-
spojados de sus bienes, se quejan al pueblo, y el pueblo los acusan
de querer introducir la turbación en el Estado, entonces forman fac-
ciones oligárquicas. En seguida vienen las denuncias, los procesos y
las luchas entre partidos, y donde el pueblo confía su protección, es de
donde nacen los tiranos, ya que encuentra al pueblo sumido á su vol-
untad, se apodera de éste, y lo que lo mantiene en el poder es cuando
se libra siempre de sus enemigos exteriores, y tiene cuidado de man-
tener siempre en pié algunas semillas de guerra, para que el pueblo
sienta la necesidad de un jefe.

Platón describirá la vida de un Estado sumido en la tiranía, como una


vida donde las pasiones dominan al hombre y al mismo tirano, que
como no se domina ni a sí mismo, prefiere dominar a los demás.
Tocqueville describe la vida de un Estado sumido en la tiranía de otra
manera, y tal vez más tenebrosa que la de Platón:

Después de haber tomado así alternativamente entre sus


poderosas manos a cada individuo y de haberlo forma-
do a su antojo, el soberano extiende sus brazos sobre la
sociedad entera y cubre su superficie de un enjambre de
leyes complicadas, minuciosas y uniformes, a través de
las cuales los espíritus más raros y las almas más vigoro-
sas no pueden abrirse paso y adelantarse a la muched-
umbre: no destruye las voluntades, pero las ablanda, las
somete y dirige; obliga raras veces a obrar, pero se opone
incesantemente a que se obre; no destruye, pero impide
crear; no tiraniza, pero oprime; mortifica, embrutece, ex-
tingue, debilita y reduce, en fin a cada nación a un re-
baño de animales tímidos e industriosos, cuyo pastor es
el gobernante. (Tocqueville, 1840)

Lo peor es que el ciudadano democrático no vé esta tiranía, o más bien


la vé como un beneficio:
De este modo, hace cada día menos útil y más raro el uso
del libre albedrío, encierra la acción de la libertad en un
espacio más estrecho, y quita poco a poco a cada ciu-
dadano hasta el uso de sí mismo. La igualdad prepara a
los hombres para todas estas cosas, los dispone a sufrir-
las y aun frecuentemente a mirarlas como un beneficio.
(Tocqueville, 1840)

Así pues la causa de esto es como decía Platón, el ciudadano esta in-
buido en la búsqueda de lo que cree que es la verdad, la libertad para
Platón, pero para Tocqueville la igualdad, ésta llega a un grado que
llega a confundirse con la libertad:
Aunque los hombres no pueden llegar a ser del todo
iguales sin ser enteramente libres y, por consecuen-
cia, la igualdad, en su último extremo, se confunde con
la libertad, hay razón para distinguir la una de la otra.
(Tocqueville, 1840)
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Los hombres democráticos tienen el mismo gusto por la libertad que
el que tienen por igualdad, en efecto son cosas distintas, y en los
pueblos democráticos son desiguales.
Tocqueville dice que en cada siglo se encuentra un hecho singular
dominante del que dependen todos los demás, este hecho da casi
siempre origen a un primer pensamiento o a una pasión principal, que
acaba por atraer después hacia ella y por arrastrar en su curso todos
los sentimientos y todas las ideas:
Los pueblos democráticos quieren la igualdad en todas
las épocas; pero hay algunas en que llevan este deseo
hasta el extremo de una pasión violenta. Esto sucede
en el momento en que la antigua jerarquía social, por
largo tiempo amenzada, acaba por destruirse, después
de una lucha intestina en la que las barreras que separan
a los ciudadanos son al fin derribadas. Los hombres se
precipitan entonces hacai la igualdad como si fuera una
conquista y se unen a ella como a un bien precioso que
se les quisiese arrebatar. La pasión de la igualdad pen-
etra por todas partes en el corazón humano, se extiende
en él y, por decirlo así, lo ocupa por entero; y aunque se
diga a los hombres que entregándose tan ciegamente a
una pasión exclusiva comprometen sus más caros inter-
eses, no lo escucharán. También será inútil advertirles
que la libertad se les escapa de las manos mientras fijan
su vista en otra parte. Están ciegos y no descubren en
todo el universo más que un solo bien digno de envidia.
(Tocqueville, 1840)

Y en los países democráticos la igualdad de condiciones es la pasión


principal que agita el alma a los hombres.
Cabe resaltar que la igualdad es una consecuencia del amor exce-
sivo hacia la libertad en Platón, con Tocqueville esto se invierte.
Tiene pues este amor a la igualdad, origen en la lucha por éste, y
la lucha por éste ha sido la historia misma de los Estados Unidos,
desde familias que huyeron de Inglaterra la prohibición del prot-
estantismo, las batallas en busca de los derechos y ciudadanía de
los negros y los derechos y la ciudadanía de las mujeres. La histo-
ria de los Estados Unidos es la lucha por la igualdad. Y la igualdad
conducirá a la individualidad y ésta a su vez a la apatía algo que ya
hemos revisado.
Tocqueville se alarma, no sólo poruqe vé un despotismo absoluto,
sino porque la democracia está avanzando hacia Europa, entonces
es posible que todos los países tomen la tendencia democrática, y a
todos los domine el despotismo:

Sobre estos se eleva un poder inmenso y tutelar que se


encarga sólo de asegurar sus goces y vigilar su suerte.
Absoluto, minucioso, regular, advertido y benigno, se
asemejaría al poder paterno, si como él tuviese por ob-
jeto preparar a los hombres para la edad viril; pero, al
contrario, no trata sino de fijarlos irrevocablemente en
la infancia y quiere que los ciudadnos gocen, con tal de
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que no piensen sino en gozar. Trabaja en su felicidad,
mas pretende ser el único agente y el único árbitro de
ella; provee a su seguridad y a sus necesidades, facilita
sus placeres, conduce sus principales negocios, dirige
su industria, arregla sus sucesiones, divide sus heren-
cias y se lamenta de no poder evitarles el trabajo y la
pena de vivir. (Tocqueville, 1840)

Conclusiones
Empezaré diciendo que el concepto de tiranía es cambiante, pero sigue
conservando en su definición sumisión, opresión, violencia, etc. el-
ementos presentes en Platón y Tocqueville. No está de más decir que
la relación más directa entre La República y La Democracia en América
es la clara transición de la democracia a la tiranía, a la cual llega Platón
con el método dialéctico y a la que llega Tocqueville con su analisís
profundo y previsión del futuro. También agregar que Platón no da
una solución al Estado sumido en la tiranía,pero Tocqueville tiene es-
peranza en que estar en la servidumbre o la libertad es depende de la
desición de las naciones.
Por último, las dos obras de separan en el momento en que Platón
ve un estado donde las pasiones humanas reinan, un mundo de plac-
er, pero Tocqueville ve un Estado totalmente oprimido, embrutecido
e incosciente de su estado de sumisión. Hoy en día las predicciones
de Tocqueville se están cumpliendo, el estado de inconsciencia de los
habitantes del país que está dejando de ser potencia ha producido que
el planeta se esté destruyendo, la gente se está enfermando y los ani-
males están siendo explotados a causa de las grandes industrias, y el
gobierno “tiránico” de los países capitalistas estás subordinado a la
Economía y la lógica de consumo. Todo parece ser a causa de la de-
mocracia, y es algo alarmante ya que gran cantidad de países hoy en
día son democráticos. Me atrevo decir que la tiranía ha pasado de ser
de un tirano a un ente abstracto, la Economía o el capitalismo, porque
abusa del poder político, corrompe a los ciudanos y gobernates, gobi-
erna de manero totalitaria, sin limitaciones y legalmente. Pero la gran
pregunta será: ¿Cómo derrocar a este tirano abstracto? ¿Es posible?
¿Es posible derrotarlo en el tiempo adecuado antes de que sea dema-
siado tarde, el planeta quede con recursos limitados sin vuelta atrás y
nos matemos entre nosotros?

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