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Hebe Andrea Lopez

L.U.: 0584_1

Año: 2017
LA OBLIGACIÓN DINERARIA CONTRAIDA DE ARGENTINA

En este trabajo se desarrollará como fue el progreso de las obligaciones contraídas por la

argentina con otros países a través del préstamo dinerario. Los orígenes se remontan al año

1922 donde se crea la ley en donde el contenido permite contraer obligaciones dinerarias

con otros países, José García, Ministro de Finanzas de Bernardino Rivadavia pidió el

empréstito por el monto de dos millones ochocientos 2.800.000 libras esterlinas, de esta

manera se convierte en el primer Representante en emplear dicha ley, y se debió

principalmente a Rivadavia tenía como objetivo generar cambios en la provincia de Bs. As

entre ellos, a mi modo de ver, la más importante: implementación de ag*as corrientes para

la población, no se concretaron las obras, al contrario, en vez de poder sacarse beneficios se

terminó pagando ochenta años más tarde. Por el empréstito de dos millones ochocientos mil

se hayan terminado pagando veintitrés millones setecientos mil, es decir, prácticamente

ocho veces más. Pero la crisis más próxima al día de la fecha es la se fijó en las

remembranzas de los argentinos: la acontecida en el dos mil con la presidencia de Menem y

generada por varios factores entre ellos el pago de dichas obligaciones.

Pero la raíz de remonta al golpe militar iniciado posteriormente del primer shock petrolero,

a partir de 1973, determinó que las grandes financieras internacionales contaran con

excedente de solvencia, basto para colmar todo el planeta con desarrollo con dólares; el

gobierno de facto y el plantel económico de tinte liberal conformaban el excelente blanco

para este diseño.

En 1976 la obligación externa era de dólares: 6648 millones y los pasivos privados 3091

millones de dólares; cinco años más tarde, entonces, Martínez de Hoz dejaba el poderoso
cargo, el país debía 35.671 millones de dólares, 48% del PBI y 390,4% de las ventas al

exterior.

En Diez años posteriores, los compromisos externos habían trepado a 61.334 millones de

dólares.

El staff económico arrancó con medidas destinadas a congelar los salarios y restringir el

recorrido monetario para contener la inflación de precios, la idea fracasó y obligó al

ministro a ordenar, lejos del ideario liberal, se forma el armisticio de precios por ciento

veite días. Con la reforma del sistema financiero de 1977, (liberó las tasas de interés y

minimizo las exigencias para la habilitación de entidades bancarias, cambió el foco de la

política económica y se sembraron los motivos de la crisis y estallaría tres años más tarde).

Tras el acerado ingreso de capitales registrado en 1979 por las altas tasas internas permitían

tal ganancia en dólares del 50% por año, comenzó a encenderse el espiral de desconfianza

en torno al modelo de la "tablita" cambiaria. Esta se basaba en la consolidación anticipada

del tipo de cambio, con el cronograma de desvalorización decreciente, convergiendo con la

tasa inflacionaria por el período de ocho meses y fracasado, disparó la acelerada perdida de

divisas y el atraso cambiario se ampliaba.

En 1980, la obligación neta ascendió en 4500 millones de dólares y ya totalizaba los 20.000

millones, los bancos más importantes del sistema se sofocaron, con el 12,7% de los

depósitos totales en las arcas.

Así, a fin de 1980, mientras se perdía el veinticinco por ciento de los depósitos, el poder de

Martínez de Hoz ya había dejado al país sin representante y Videla debía negociar el

abandono de la presidencia.
Entonces se origina la inflación de tasas internacionales debido a la estrategia del

presidente de la Reserva Federal, Volcker, para frenar la inflación en Norteamérica, el

Estado nacional ya se había obligado en el exterior en forma irresponsable a través de las

empresas del Estado para el programa de "inversión pública", solo se trataba de cierto plan

engañoso. En realidad, el plan se destinó para financiar sobreprecios , centrales atómicas e

hidroeléctricas gigantescas como Yacyretá y la "promoción ind*strial sin ind*strias", como

admitió cierto integrante de ese staff económico, entre otros proyectos-- y costear el

programa armamentista desproporcionado para las necesidades del país y terminó costando

10.000 millones de dólares.

Tal vez desgarrado por error de la convicción liberal, cierto integrante de la asociación

económica de ese momento, posterior a abandonar el cargo, dijo: "Los militares gastaban a

lo loco e inflaban los créditos; el poder político era: dividido, irresponsable y gastador;

Massera era el peor de todos y posteriormente venía el resto a pedir lo mismo por la regla

tripartita y obligaba a darles a los tres poderes la misma cantidad de fondos. B*ssi

(gobernador de T*c*mán) negociaba con arma sobre la mesa: el ejercito argentino tenía el

doble de oficiales necesarios y encima se lo pasaban comprando aviones para combatir “en

teoría” a los conflictos bélicos".

Desde el 26 de marzo de 1981, ajeno a los planes bélicos del gobierno, (el ministro de

Economía) Roberto Alemann comenzó a tejer en el Caribe colombiano la delicada

operación para sacar a la Argentina de la cornisa de la cesación de pagos. A cambio,

Alemann se comprometió a mantener la obligación pública y a achicar el déficit fiscal en

2% en el término de ese año. La realidad rompería con el compromiso propio, no lo

concretó, y a fines de 1982 los pasivos externos del Estado ascenderían millones de dólares.
Con menos reparos (respecto a Martínez de Hoz) para aplicar cierto programa con el

objetivo de minimizar la inflación, el ministro diseñó el modelo de "racionalización" del

gasto argentino con el secretario de Hacienda, Man*el Solanet. Así, Alemann dejó flotar el

tipo de cambio, y ordenó el congelamiento de los salarios.

Internamente en el sistema financiero inglés se congelarían mientras el conflicto bélico

persistiera; 1450 millones de dólares de residentes argentinos, abarcado 70 millones

pertenecientes a la comisión de compra de armas de la Armada argentina, siendo cierto

integrante de esa armada se olvidó de retirar.

Con el apoyo de los aliados de la OTAN y de la Sociedad Económica E*ropea, Gran

Bretaña ordenó el congelamiento de los fondos argentinos y el embargo de las de origen

nacional. En la Argentina el sector más resistente de la J*nta Militar pidió como represalia

la confiscación de los bienes británicos. Alemann no aceptó, pero sin pensarlo no concreto

el pago de los vencimientos de capital de la obligación externa para preservar el nivel de

reservas del Banco Central, generando la reacción de histeria entre los acreedores de todo el

planeta. Si bien el ministro afirmo: “la medida se basaba en el contexto bélico”, los

colaboradores más estrechos sabían: la contienda permitiría esconder el defa*lt y se

encontraba latente, sabían la realidad: no había dinero, solo se contaba con dinero para

pagar el primer o el posterior mes de vencimiento.

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