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CURSO DE ESCRITOS PAULINOS

SEMINARIO MAYOR SAN JOSÉ DE CÚCUTA


Prof. Juan Elías Muñoz Gómez p.s.s.
2do. semestre 2010

1. OBJETIVO

Adentrarse con profundidad en la enseñanza de los escritos paulinos,


descubriendo la experiencia de Cristo Resucitado que marcó la vida del decimo tercer
apóstol; para que nuestro caminar como discípulos misioneros de Jesucristo y su Iglesia
encuentre nuevos impulsos de vida que nos ayuden a madurar nuestra vocación al
ministerio ordenado en el contexto del PDRE que vive nuestra Diócesis.

2. JUSTIFICACIÓN

En la introducción del mensaje final del Sínodo sobre la Palabra de Dios (Octubre
2008) encontramos el quid que da razón a nuestro estudio. “A los hermanos y
hermanas… «Paz y caridad con fe de parte de Dios Padre y del Señor Jesucristo. La
gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo en la vida incorruptible».

Con este saludo tan intenso y apasionado san Pablo concluía su Epístola a los
cristianos de Éfeso (6, 23-24). Con estas mismas palabras nosotros, los Padres sinodales,
reunidos en Roma para la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos
bajo la guía del Santo Padre Benedicto XVI, comenzamos nuestro mensaje dirigido al
inmenso horizonte de todos aquellos que en las diferentes regiones del mundo siguen a
Cristo como discípulos y continúan amándolo con amor incorruptible.

A ellos les propondremos de nuevo la voz y la luz de la Palabra de Dios,


repitiendo la antigua llamada: «La palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu
corazón, para que la pongas en práctica» (Dt 30,14). Y Dios mismo le dirá a cada uno:
«Hijo de hombre, todas las palabras que yo te dirija, guárdalas en tu corazón y
escúchalas atentamente» (Ez 3,10)”.

Como futuros sacerdotes de la Iglesia católica que peregrina en las Diócesis de


Cúcuta y Tibú, al hacer “acercamiento al corazón de Dios” por el mensaje que nos
transmiten los escritos paulinos, queremos convertir en viva y actual la Palabra que da
vida y salvación eterna.

PLAN GENERAL

- EL ORIGEN DE LOS ESCRITOS DEL N.T. (Esquema fundamental)


PARTE I: PERFIL BIOGRAFICO-MISIONERO DEL APÓSTOL DE LAS
GENTES

I. ¿Dónde conocer la persona y la obra de Pablo?

II. “Yo perseguí a muerte este camino”

1. Cronología paulina
2. El itinerario de su vocación
- Hechos 9,1-25
- Gálatas 1,11-24
3. Hombre de tres culturas
4. El mayor misionero en los inicios del cristianismo
5. los opositores de Pablo
6. El final de la vida del Apóstol

III. “Para que le anunciase entre los gentiles”

1. Primer viaje misionero


2. Segundo viaje misionero
3. Tercer viaje misionero
4. Cuarto viaje misionero

IV. “El Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano”

1. Notas generales sobre el género literario “carta”


2. El género “carta” en los escritos paulinos
3. Preguntas clave para estudiar con profundidad y fruto los escritos paulinos

PARTE II: LA ENSEÑANZA DE BENEDICTO XVI SOBRE SAN PABLO

I. Catequesis bíblicas sobre textos paulinos

II. La vida y la enseñanza de San Pablo

III. San Pablo y las columnas de la Iglesia

IV. Pablo, Jesucristo y la Iglesia

V. Otros mensajes sobre figuras cercanas a San Pablo

BIBLIOGRAFÍA
“EL EVANGELIO ANUNCIADO POR MÍ,

NO ES DE ORDEN HUMANO”

PARTE I

PERFIL BIOGRÁFICO-MISIONERO DEL APÓSTOL


DE LAS GENTES

I
¿DÓNDE CONOCER LA PERSONA Y LA OBRA DE
PABLO?

Cuando intentamos una reconstrucción de la vida y obra del “Apóstol de los


gentiles” es preciso echar mano de las fuentes antiguas de las cuales tenemos alguna
disponibilidad. Para el caso de nuestro personaje tenemos la ventaja de contar con
documentación abundante. “De hecho, de ningún personaje de la primera generación
cristiana poseemos una documentación tan amplia como la que poseemos de este
incansable organizador de la primera misión cristiana en el Imperio Romano”. 1 Veamos
con algún detalle tales fuentes, destacando que las mismas pueden clasificarse en tres
grupos:

1.) Fuentes cristianas canónicas: En este grupo tenemos el conocido epistolario


paulino, por una parte, y por otra, el libro de los Hechos de los Apóstoles. 2 Conviene
1
Fabris, Rinaldo., Para leer a San Pablo, Bogotá, San Pablo, 2002, p. 5.
2
Es muy importante tener presente que no siempre los datos sobre la vida y acción evangelizadora de San
Pablo ofrecidos por Hch corresponden con el testimonio ofrecido por el mismo apóstol en sus cartas
auténticas. R. Fabris hace esta anotación: “En muchos casos, el autor del libro de los Hechos utiliza datos
tradicionales acerca de Pablo y de su actividad, particularmente en lo que se refiere a sus viajes misioneros.
Algunas tensiones o contradicciones que se descubren entre estos datos y los que resultan de las cartas
auténticas de Pablo hacen pensar que el autor de los Hechos no había conocido el epistolario paulino o, por
lo menos, no lo tuvo en cuenta para reconstruir la figura y la obra del Apóstol”. Cf. Fabris, R., Para leer a
San Pablo, p. 6.
decir ya desde el principio una palabra orientadora sobre este primer grupo. Por lo que se
refiere a Hechos de los Apóstoles tenemos sobre todo un testimonio posterior 3 y que
obedece a un proyecto teológico muy bien concebido por su autor, el evangelista San
Lucas; en relación con los escritos paulinos podemos utilizar como fuentes directas sólo
aquellas que son llamadas cartas auténticas (también llamadas protopaulinas4), es decir: 1
Tesalonicenses, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Romanos, Filipenses, Filemón; estás nos ofrecen
el testimonio vivo, en la persona del propio Apóstol. Un estudioso actual de los escritos
paulinos indica un criterio orientativo a la hora de valorar las fuentes canónicas, en
efecto, escribe: “Parece lógico pensar que la primacía documental la tienen las cartas
auténticas de Pablo. Lo cual no significa que éstos sean testimonios históricos puros, de
tipo aséptico, ya que también en ellas se descubren intereses especiales que condicionan
su visión sobre la realidad histórica” 5 Las otras cartas, a saber: Colosenses, Efesios, 2
Tesalonicenses (también llamadas deuteropaulinas), 1 y 2 Timoteo, Tito (conocidas como
tritopaulinas o también pastorales) nacieron al interno de la segunda y tercera generación
de creyentes, por tanto, nos regalan un testimonio que ha sido madurado por las
comunidades eclesiales fundadas o evangelizadas por el gran Pablo de Tarso.

2.) Fuentes extrabíblicas (apócrifas): Existen además una serie de escritos a los
cuales no siempre podemos acceder, pero que han servido y sirven a los estudiosos para
verificar por lo menos ciertos datos de la vida y obra del Apóstol. No todos tienen
informaciones de interés, ni todos fueron escritos de buena intención; algunos incluso
pueden tergiversar u oscurecer determinados aspectos o enseñanzas paulinas. Sobre el
valor y la importancia de los mismos los expertos no están de acuerdo. Así por ejemplo,
Vidal reflexiona: “En ocasiones, se descubren en ellos tradiciones especiales conservadas
por las comunidades paulinas, con importantes recuerdos históricos sobre la vida y la
misión de Pablo. Pero también es evidente en ellos el influjo de la incontrolable leyenda
popular sobre aquel famoso personaje de los primeros tiempos cristianos” 6 Este parece

3
El libro de los Hechos de los Apóstoles fue escrito unos treinta años después de las primeras cartas del
Apóstol Pablo.
4
La clasificación en Protopaulinas, Deuteropaulinas y Tritopaulinas es propuesta por el P. Ugo Vanni, cf.
Corso di Corpus Paulinum, P.U.G. Roma, 1996-1997, p. 160.
5
Vidal, Senén, Pablo, de Tarso a Roma, Santander, Sal Terrae, 2007, p.17.
6
Vidal, S., Pablo, de Tarso a Roma, p. 18.
ser un hecho que siempre ha escapado al control en relación con grandes personajes de la
historia, tanto religiosa como pagana.

Entre éstos podemos hacer mención de los siguientes: Los hechos de Pablo y
Tecla (s. II d.C.), El Apocalipsis de Pablo (s.III-IV d.C.), El martirio de Pablo (s. IV),
algunas homilías atribuidas a Clemente Romano (s. IV), la Oración de Pablo (sin fecha
precisa), entre otros de menor importancia.

Un criterio valorativo se puede decir sobre ésta obras: el conjunto de las mismas
confirma el impacto e interés que suscitaba la personalidad de Pablo al interno y al
externo de las comunidades cristianas de los primeros siglos. Se puede decir con bastante
seguridad que “ninguno de los autores que ha escrito sobre los orígenes del cristianismo
en los últimos cien años ha prescindido de las fuentes judías y paganas” 7 Esto es clave, ya
que hoy el trabajo interdisciplinario es imprescindible.

3.) Fuentes paganas: Sin embargo, la personalidad del Apóstol también puede
conocerse mediante las fuentes literarias, epigráficas, papirológicas y arqueológicas. Son
fuentes literarias las obras de Flavio Josefo (s. I d.C), entre las que tenemos: Guerra
judaica, Antigüedades judaicas, Autobiografía, Contra Apión; otro autor muy destacado
es Filón de Alejandría (s. I d.C.), particularmente su obra titulada Contra Flaco, y la carta
enviada al emperador Calígula titulada: Legatio ad Gaium.

A la precedente documentación hay que agregar las diversas inscripciones


halladas en los últimos años en la ciudades antiguas por donde paso el Apóstol; de la
misma manera los hallazgos arqueológicos que nos permiten informarnos sobre las
condiciones de vida de las ciudades del cercano oriente, Asía y Grecia en tiempos la
misión paulina.

7
Sánchez Bosch, Jordi, Nacido a tiempo. Una vida de Pablo, el apóstol, Estela (Navarra), Verbo Divino,
1994, p. 10.
Por último, señalamos la multitud de papiros8 antiguos hallados en diversos
lugares, los cuales se conservan de manera fragmentaria o completa. Estos han sido
descubiertos en Egipto y otros lugares del mundo bíblico. Todo sumado, nos ayuda para
profundizar en el perfil humano y cristiano de este hombre de tres culturas.

8
Entre los papiros antiguos destaca el P46 (también llamado: Chester Beatty) del 200 d.C. que contiene gran
parte de Rom, 1 y 2 Cor, Gál, Ef, Flp, Col, 1Tim; también buena parte de hebreos; se encuentra en la
biblioteca de Dublín (Irlanda). Cf. Nestle-Aland, Nuovo Testamento Greco – Italiano, Roma, 1996, p.686-
687.
II

“YO PERSEGUÍ A MUERTE ESTE CAMINO”

Podemos preguntar si es posible trazar un itinerario biográfico de Pablo de Tarso.


La pregunta ya comienza a tener respuesta en los labios del mismo Apóstol, según el
programa que San Lucas ha trazado en su segunda obra. En efecto, allí le oímos decir:
“Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad, instruido a los
pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres; estaba lleno de
celo por Dios, como lo estáis todos vosotros el día de hoy. Yo perseguí a muerte a este
Camino…” (Hch 22,3-4). Esto aún y a pesar de las dificultades y riesgos que ofrece
tomar Hechos de los Apóstoles como fuente para la elaboración del plano de vida de tan
ilustre personaje.

Si prescindimos de los acalorados debates entorno a la validez o no de Hechos


para tal elaboración, podríamos postular que estamos ante uno esos versículos
programáticos que nos aportan bastantes claves e información para esta aventura. Además
una adecuada complementación con el testimonio directo que tenemos en sus cartas
auténticas (que, a decir verdad, nos regalan pocos elementos biográficos concretos), lleva
necesariamente a confeccionar una biografía muy aproximada a la realidad del personaje
histórico.

De hecho, varios son los datos9 para un estudio biográfico que estos dos
versículos nos ofrecen. Su origen de raza, su lugar de nacimiento, el lugar donde se
educó,10 el nombre del maestro de quién recibió su formación, el espíritu en el cual fue

9
“En pocas frases Lucas traza un esquema de la biografía de Pablo: su origen y su formación judíos, su
papel como perseguidor de la Iglesia, su conversión por iniciativa de Dios y su misión universal como
testigo de Jesús”. Fabris, Rinaldo., Pablo. El Apóstol de las gentes, Caracas, Hijas de San Pablo, 1999, p.
14.
10
A partir de las diversas noticias que actualmente se han podido establecer se puede sostener que Pablo en
su educación vivió dos fases. La primera en Tarso de Cilicia y la segunda en Jerusalén, y que cada una le
dio aspectos que caracterizarán su personalidad. Sobre este punto puede verse: Comblin, José., Pablo,
Apóstol de Jesucristo, Madrid, San Pablo, 1996, pp.9-16; Fabris, R., Pablo. El Apóstol de las gentes, pp.
36-64.
formado, su actitud como hombre religioso, y hasta su campaña contra la nueva religión
que está surgiendo. Trazar un perfil básico de la vida y acción misionera del Apóstol de
las gentes constituye nuestro cometido inmediato.

El camino a recorrer tendrá en cuenta los siguientes aspectos: cronología básica


del Apóstol, el itinerario de su vocación, Pablo como hombre de tres culturas, como el
mayor misionero en los inicios del cristianismo, los opositores de Pablo, el final de la
vida del Apóstol. Los viajes y los escritos paulinos serán objeto de estudio de dos nuevas
secciones. Entremos, pues, en detalle:

1.) CRONOLOGÍA PAULINA11

En términos generales es bastante fácil trazar un cuadro cronológico de la vida de


Pablo. Nuestro Apóstol nació a comienzos de la era cristiana, entorno al año 36 d.C. se
convierte e ingresa en el grupo de los seguidores de Jesucristo; todo indica que sube
varias veces a Jerusalén, dónde se encuentra con Pedro y algunos otros de los apóstoles,
participa en la famosa “asamblea de Jerusalén” (cf. Hch 15,5-29).

Desarrollando una intensa actividad misionera se convierte en peregrino por todo


el área del Mediterráneo oriental. Se detiene de manera más prolongada en ciertos lugares
como Antioquía de Siria, en Corinto, en Éfeso y en Roma, donde muere como mártir bajo
el imperio de Nerón.

Pero cuando intentamos concretar de manera lógica y cronológica el conjunto de


los episodios de su vida, sus viajes y hasta su misma muerte, entonces las cosas se tornan
complejas. El punto de referencia más seguro e importante con el cual contamos es la
inscripción de Delfos, de la que se deduce que el procónsul romano Galión 12 residía en
11
Las indicaciones generales sobre la cronología paulina siguen a P. Rossano en su artículo. Cf. P. Rossano,
“PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, Madrid, San Pablo, 1990, pp. 1351-1352.
12
Este encuentro que ha sido testificado como seguro, es piedra angular para construir la cronología de San
Pablo. “El hecho más seguro nos lo da la comparecencia de Pablo ante el procónsul Galión en Corinto (Hch
18,12-17). De una carta del Emperador Claudio, descubierta en Delfos en 1905, combinada con un texto
del Corpus inscriptionum latinarum (CIL 1256) y con Dión Casio LX 17,3, se puede deducir, con un
posible pero improbable descarte de un año, que Galión fue «procónsul anthypatos» de Acaya entre mayo
Corinto en el 50/51 d.C. (o como muy tarde en el 51/52 d.C.); pues bien, Pablo se
encontró con Galión en Corinto, bien sea al principio o al final del proconsulado. Se
puede decir con buena certeza que Pablo estaba en Corinto por el año 50 d.C. Entonces
esta fecha resulta clave para ordenar la cronología paulina.
Todavía es necesario agregar que las últimas décadas de los estudios paulinos ha
vivido una constante discusión entorno a la problemática que plantea organizar un
itinerario cronológico sobre el gran misionero del cristianismo naciente. Se pueden
constatar dos posiciones básicas:

a.) Esquema tradicional clásico: Este sigue en líneas generales los datos
ofrecidos por los Hechos de los Apóstoles. En consecuencia sigue el ritmo de la misión
de Pablo en sus cuatro grandes viajes. Además coloca la llamada “Asamblea de
Jerusalén” (años 49-50d.C.) después del primer viaje; la prisión en Cesárea marítima en
los años 58-60 d.C. y la prisión en Roma en el bienio 60-62 d.C.; por tanto, el segundo
arresto y la consecuente muerte quedan situados entorno al año 64 ó 67 d.C.

b.) Esquema crítico (revisionista): Sigue los datos ofrecidos por los escritos
auténticos de Pablo. Este coloca la “Asamblea de Jerusalén” después del segundo viaje
misionero que llevó a cabo Pablo a Grecia, es decir por el año 50/51 d.C.; en los 52/55
d.C. su estancia en Éfeso; en el año 56 d.C. su arresto en Jerusalén; por el invierno del
57/58 d.C. su viaje a Roma; por los años 58-60 d.C. su residencia obligada en la capital
del imperio y entorno al año 64 d.C. bajo Nerón13, su martirio.

Aún no hemos terminado este aspecto. Parece bastante sugerente indicar un


cuadro complexivo de las fechas de la trayectoria vital de Pablo como creyente en Jesús.
El cuadro que a continuación presentamos está estructurado tomando como centro los
sucesos de la vida del Apóstol y a cada costado la cronología tradicional y revisionista
respectivamente. También es bueno anotar que las ciudades en que Pablo se detiene por
largo tiempo aparecen en mayúscula; entre paréntesis y de forma abreviada van los

del 51 y mayo del 52. Por tanto, en el decurso de este año, Pablo estuvo en Corinto”, Penna, Romano., Un
cristianismo posible, Pablo de Tarso, Madrid, Paulinas, 1993, p. 17.
13
Nerón reino en el Imperio Romano entre los años 54-68 d.C. Se sabe que se suicidó en Junio del 68 d.C.
nombres de las cartas paulinas, cuando se plantea una fecha alternativa para el
surgimiento de alguna carta, ésta aparece con un signo de interrogación. La cronología
tradicional va en negrita, mientras que la cronología revisionista va en cursiva.

A modo de conclusión urge decir que a pesar de todos los esfuerzos y logros
aportados por la crítica bíblica en los últimos años, es necesario reconocer que “la
cronología paulina es todavía una cuestión abierta a la discusión”. 14 Un punto focal para
descifrar las cosas es la colocación del segundo viaje misionero antes o después de la
“asamblea de Jerusalén”. La posición entre la línea tradicional y la revisionista se halla
encontrada. Sin embargo, podemos decir que los logros son tan positivos que ahora
contamos con un marco bastante definido que nos asegura un conocimiento suficiente de
los hechos más significativos de la vida y obra de nuestro célebre personaje.

14
Bartolomé, Juan José., Pablo de Tarso, una introducción a la vida y a la obra de un Apóstol de Cristo,
Madrid, Ed. CCS, 1997, p. 76.
CRONOLOGÍA PAULINA15
TRADICIONAL SUCESO REVISIONISTA

36 Conversión a Cristo 30/34

39 Visita a Jerusalén tras Damasco 33/37

40-44 En Cilicia Después del 37


44-45 En Antioquía
46-49 (Primer) viaje misionero partiendo de Después del 37
Antioquía, hacia Cipre, sur de Asia Menor;
vuelta a Antioquía
cf. infla 39-41/43
(Segundo) viaje misionero, partiendo de
Antioquía, a través del sur de Asia Menor, hasta (41-43)
el norte de Galacia, Macedonia y CORINTO
(1Ts), vuelta a Jerusalén y Antioquía

49 Concilio de Jerusalén 47/51


50-52 (Segundo) viaje misionero. Comienza en Cf. supra
Antioquía y llega hasta CORINTO (1Ts)
(51-52) pasando por toda Asia Menor, Galacia y
Macedonia. Vuelta a Jerusalén y Antioquía.

54-58 (Tercer) viaje misionero. Comienza en No distinto del


Antioquía y llega hasta EFESO; tres años de segundo
(54-57) estancia allí, ¿en prisión? (Ga, Flp, Flm, 1Cor) (48/55)

(verano 57) Pablo va a Corinto a través de Macedonia Después del 54


(2Cor, ¿Ga?); invernada en CORINTO (Rom);
(57/58) vuelta a Jerusalén

58-60 Arresto en Jerusalén, dos años de prisión en 52-55


Cesarea (¿Flp?) o 56-58

60-61 Envío a Roma. Larga travesía

61-63 Prisionero en Roma durante dos años


(¿Flp?; ¿Flm?)

Después del Muerte en Roma en el reinado de Nerón


verano del 64

15
Es de Raymond Brown de quien tomamos nuestra tabla; cf. Brown, R. Introducción al Nuevo
Testamento, II, Madrid, Trotta, 2002, p.566. A la presente tabla bien se pueden agregar al menos tres datos
previos: Fecha de nacimiento (7-10 d.C.), formación académica del Apóstol (± 25-30 d.C.), Pablo
perseguidor (33 d.C.).
2.) EL ITINERARIO DE SU VOCACIÓN

De manera paralela tanto en los Hechos de los Apóstoles como en los escritos
paulinos deducimos con claridad que Pablo fue enemigo encarnizado de las comunidades
cristianas de los primeros momentos. Por ejemplo en Gálatas nos cuenta: “Pues ya estáis
enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a
la Iglesia de Dios y la devastaba, y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis
compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis
padres” (Gál 1,13-14). A su vez la segunda obra lucana constata como Saulo aprobaba la
muerte de Esteban; también testifica las primeras persecuciones contra los neocreyentes y
su primera dispersión: “Saulo aprobaba su muerte. Aquel día se desató una gran
persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se
dispersaron por las regiones de Judea y Samaria” (Hch 8,1).

Los dos bloques literarios, también nos entregan el testimonio del sorpresivo
proceso de cambio en el decimotercero de los Apóstoles. Se trata de una especie de
cataclismo repentino que lo transforma de perseguidor en discípulo misionero de
Jesucristo y de su Iglesia.

El libro de los Hechos de los Apóstoles narra en tres ocasiones este hecho, pero
cada narración plantea un gancho teológico-misionero que encaja perfectamente con el
plano del autor. En Hch 9, 1-25 tenemos un relato en tercera persona, donde se narra con
mayor detalle su vocación y su posterior testimonio ante los propios discípulos del Señor;
en Hch 22, 1-21 tenemos un relato en primera persona, allí habla autobiográficamente a
la multitud de Jerusalén, se mueve en el marco del judaísmo contemporáneo; en Hch
26,1-23 el propio Pablo tiene ocasión de testificar su visión y sus primeros pasos
misioneros ante el representante del Imperio de turno, ante el rey Agripa, se mueve en el
horizonte de los gentiles. Como vemos, los tres relatos16 tienen un alcance teológico-
misionero intencionado.
16
Un ejercicio comparativo sobre los tres relatos nos permite visualizar un elenco valioso de semejanzas y
diferencias notables.
Consideremos el primer relato de la vocación de Pablo más en detalle:

Hechos 9,1-2517
1
Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del
Señor, se presentó al Sumo Sacerdote, 2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco,
para que si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera
llevar atados a Jerusalén. 3 Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de
Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo, 4 cayó en tierra y oyó una voz que
le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» 5 El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y
él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. 6 Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo
que debes hacer.» 7 Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto;
oían la voz, pero no veían a nadie. 8 Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos
abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco. 9 Pasó
tres días sin ver, sin comer y sin beber. 10 Había en Damasco un discípulo llamado
Ananías. El Señor le dijo en una visión: «Ananías.» El respondió: «Aquí estoy, Señor.» 11
Y el Señor: «Levántate y vete a la calle Recta y pregunta en casa de Judas por uno de
Tarso llamado Saulo; mira, está en oración 12 y ha visto que un hombre llamado Ananías
entraba y le imponía las manos para devolverle la vista.» 13 Respondió Ananías: «Señor,
he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus
santos en Jerusalén 14 y que está aquí con poderes de los sumos sacerdotes para apresar
a todos los que invocan tu nombre.» 15 El Señor le contestó: «Vete, pues éste me es un
instrumento de elección que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de
Israel. 16 Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre.» 17 Fue Ananías,
entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saúl, hermano, me ha enviado a ti el
Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la
vista y seas lleno del Espíritu Santo.» 18 Al instante cayeron de sus ojos unas como
escamas, y recobró la vista; se levantó y fue bautizado. 19 Tomó alimento y recobró las
fuerzas. Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco, 20 y en seguida se puso a
predicar a Jesús en las sinagogas: que él era el Hijo de Dios. 21 Todos los que le oían
quedaban atónitos y decían: «¿No es éste el que en Jerusalén perseguía
encarnizadamente a los que invocaban ese nombre, y no ha venido aquí con el objeto de
llevárselos atados a los sumos sacerdotes?» 22 Pero Saulo se crecía y confundía a los
judíos que vivían en Damasco demostrándoles que aquél era el Cristo. 23 Al cabo de
bastante tiempo los judíos tomaron la decisión de matarle. 24 Pero Saulo tuvo
conocimiento de su determinación. Hasta las puertas estaban guardadas día y noche
para poderle matar. 25 Pero los discípulos le tomaron y le descolgaron de noche por la
muralla dentro de una espuerta.

ALGUNAS NOTAS PARA PROFUNDIZAR LA PERICOPA

17
Uso la versión de la Biblia de Jerusalén en los textos citados.
No hay duda que en el plano teológico de Lucas existen unas coordenadas bien
precisas, también unos personajes columna que él resaltará muy bien. El libro de los
Hechos es, sin duda, la realización de tal plano. Así por ejemplo, al leer Hch 1,8:
“recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos
en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”, notamos en
seguida que el evangelista coloca como centro geográfico de la misión la ciudad de
Jerusalén, desde ella parten los Apóstoles enviados por el Resucitado, es allí donde
entregan el primer testimonio 18 los creyentes de la primera generación, allí comenzará la
predicación del Evangelio hasta los confines de la tierra. Estamos, sin duda, ante un
versículo programático.

En este sentido resulta importante considerar los rasgos más influyentes que el
autor de los Hechos de los Apóstoles 19 ha querido tener en cuenta a la hora de ensamblar
su obra, esto nos ayudará a comprender en detalle el itinerario de la conversión del
Apóstol de las gentes. Entre esos rasgos destaca la actividad de Pedro 20 como jefe de los
doce, y el proceso continuado de ruptura con la matriz judía inicial.

La llamada de Saulo queda enmarcada dentro del proyecto lucano en un antes y


un después. En efecto, Lucas presenta ya a Saulo como perseguidor: quienes lapidan a
Esteban dejan sus vestidos a los pies de Saulo (cf. Hch 7,58 21), poco después nos dice
que Saulo aprobaba la muerte de Esteban (cf. Hch 8,1), así como causaba estragos en la
Iglesia (cf. Hch 8,3).

18
Por ejemplo San Esteban el protomártir del cristianismo fue lapido en Jerusalén y ese día se desató una
gran persecución contra la Iglesia de la ciudad santa, cf. Hch 7,55-8,1.
19
Es importante subrayar que el testimonio dado en Hechos no puede ser considerado directo. Los exegetas
miran con mucha atención este aspecto; por ejemplo, S. Légasse indica al repecto: “Los relatos de los
Hechos de los Apóstoles, no hace falta decirlo, no constituyen un testimonio directo. Ahora bien, es
deplorable que en las cartas de Pablo falte un relato personal, aunque fuera poco detallado, sobre el hecho
que cambio su vida por completo”. Légasse, Simon., Pablo Apóstol, ensayo de biografía crítica, Bilbao,
Desclée de Brouwer, 2005, p. 77.
20
Desde el punto de vista de los protagonistas, Hechos de los Apóstoles esta estructurado en dos grandes
partes: tras el prólogo (1,1-6) viene la primera parte 1,7-12,25 dónde es San Pedro el protagonista por
excelencia; la segunda parte 13,1-28,31 coloca como misionero protagonista a San Pablo.
21
En Hch 7,58 es la primera vez que aparece mencionado Saulo.
El paso siguiente es convertirse en perseguidor de la Iglesia de Damasco. 22 Este
propósito de Saulo le servirá a Lucas para presentarnos su primera narración de la
vocación de su famoso héroe. Solo que su intención en Damasco no se realizará, pues, el
Resucitado le cambiará los planes. Su antes (perseguidor) ahora termina, comienza su
después (evangelizador): es transformado por el propio Cristo resucitado.

La narración pone el énfasis no tanto en lo acontecido “cuanto en la elección de


Saulo por el Señor Jesús como instrumento de evangelización” 23 Son varios los detalles
del relato que se pueden resaltar:

a.) Realidad de Saulo antes de su encuentro con Jesús resucitado (vv. 1-2): Sin
duda continúa la descripción de Hch 8,3; el perseguidor sigue en acción. La forma como
es narrado da a entender que Saulo ha perseguido a los seguidores del camino 24 en
Jerusalén y su entorno. Además, los dos versículos preparan el escenario para lo que esta
por suceder en la vida de nuestro personaje. Nos ofrecen el escenario geográfico y
cronológico sucesivo.

En el versículo 2 es mencionada Damasco. Es una ciudad importante de Siria,


situada en la planicie oriental del Antilíbano, en las faldas del monte Hermón, en la parte
occidental del desierto sirio, era cruce de importantes rutas de caravanas comerciales.
Esta ciudad ya aparece mencionada en la Biblia incluso en tiempos de Abrahám (cf. Gén
14,15), también en 2 Sam 8,5; 1 Re 11,24; Is 7,8, etc. A la muerte del emperador Tiberio
(37 d.C.) quedó bajo el dominio de los nabateos. En los días de la llamada (conversión)
de Saulo, la ciudad era gobernada por el etnarca nabateo del rey Aretas IV Filopatris (cf.
2 Cor 11,32). En la ciudad la presencia de judíos era significativa, se entiende porque
Saulo va de camino a sus sinagogas.25
22
Es importante esta anotación de J. Fitzmyer: “por primera vez tenemos noticia de la existencia de
cristianos más allá de las proximidades de Jerusalén, Judea y Samaría”. Fitzmyer, Joseph., Los Hechos de
los Apóstoles, II, Salamanca, Sígueme, 2003, p. 15.
23
Fitzmyer, J., Los Hechos de los Apóstoles, II, p. 16.
24
Aunque en Hch 11,26b leemos: “En Antioquía fue donde, por primera vez, los discípulos recibieron el
nombre de cristianos”, en realidad, el libro de los Hechos usa la expresión “el camino” para hablar de los
cristianos. Es la manera como la segunda obra lucana gusta mencionar a los seguidores de la nueva
religión. Puede verse Hch 9,2; 16,17; 18,25.26; 19,9.23; 22,4; 24,14.22.
25
Fitzmyer, J., Los Hechos de los Apóstoles, II, p. 22.
b.) Encuentro con Jesús (vv. 3-6): Estamos ante una cristofanía. El propio Jesús
resucitado le dice claramente a Saulo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (Hch 9,5b); le
manifiesta cual es su voluntad. Ha cambiado para siempre la vida del perseguidor.
Algunos detalles de la manifestación requieren ser entendidos:

Estaba cerca de Damasco (v. 3): La identificación es concreta; Pablo esta en las
proximidades de la ciudad, esta para llegar a su meta. Algunos han identificado el lugar
con Kaukab; sin embargo, es difícil determinar con certeza la localización precisa de la
revelación.

Yendo de camino26…le envolvió una luz venida del cielo (v.3): El término
“camino” esta cargado de sentido teológico: El mismo Resucitado hace que Saulo vaya a
su encuentro por el camino a Damasco. Esta claro que Pablo percibe la luz divina, pero
no parece ser este el aspecto más influyente. El énfasis es puesto en la visión y sus
efectos sobre la vida del notable protagonista.

Cayó en tierra y oyó una voz que le decía (v. 4): Indiquemos con precisión que en
los tres relatos de la vocación de Pablo (cf. Hch 9,4; 22,7; 26,14) el énfasis esta puesto en
el aspecto auditivo. El caer con el rostro en tierra normalmente es identificado con el
reconocimiento de la grandeza y sublimidad de Dios, a su vez expresa la pequeñez y
finitud del ser humano. En las teofanías del primer testamento, Ezequiel y Daniel son
presentados con un gesto similar de reconocimiento; así por ejemplo, Ez 1,28b después
de darnos los detalles de la visión del carro de Yahveh, termina diciendo: “Era algo como

26
El término griego hodos que se puede traducir en nuestra lengua como: camino, ruta, viaje; se encuentra
101 veces en el N.T. especialmente en los textos del Evangelio, de modo especial en la obra de Lucas, en
práctica una tercera parte del total. Esta presencia marcante en Lucas no es casual, muestra un claro
propósito teológico de nuestro autor. Cuando Lucas habla del “camino”, podemos decir que se refiere a dos
sentidos: (a) sentido literal, que tiene que ver con la senda o ruta por la que se transita; (b) sentido
metafórico, que tiene que ver con la opción por un modo de vida o conducta. En el Evangelio de Lucas el
término es usado con frecuencia en los dos sentidos; especialmente en el viaje de Jesús a Jerusalén (cf. Lc
9,51-19,27), incluso en ocasiones es difícil distinguir entre uno y otro sentido. En los Hechos de los
Apóstoles, el “camino” designa una nueva vida que se genera por la fe en Cristo (cf. Act 22,4.14.22). Balz,
A. – Schneider, G., Diccionario Exégetico del Nuevo Testamento, Salamanca 2001, p.
la forma de la gloria de Yahveh. A su vista caí rostro en tierra y oí una voz que hablaba ”.
Aparecen pues los dos elementos señalados: caer rostro en tierra y escuchar una voz (cf.
también Ez 3,23; 43,3). Por su parte, leemos en Daniel: “Mientras él me hablaba, yo me
desvanecí, rostro en tierra. El me tocó y me hizo incorporarme donde estaba” (Dn 8,18a),
es decir, el vidente acoge con sublime respeto lo que está escuchando.

Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? (v. 4): El mismo Cristo resucitado dirige la
palabra a Saúl. Nótese que sólo el Resucitado y Ananías usan la forma hebrea (¿aramea?)
del nombre (cf. Hch 26,14). Es típico de los relatos de llamada (vocación) a los grandes
personajes bíblicos oír nominar a la voz divina por doble vez el nombre del elegido (cf.
Ex 3,4; 1 Sam 3,10; Lc 8,24; 10,41; 22,31). El reclamo es directo, va al objeto de sus
obras pasadas.

El preguntó: ¿Quién eres Señor? y él: «Yo soy Jesús a quien Tu persigues » (v. 5):
La expresión “Señor” (Ku,rioj) que también se encuentra en 22,8 y 26,15 parece dar
inicio a la paulatina profesión de fe que el Apóstol dará incluso con su propia vida. Por su
parte, el Resucitado responde a Pablo identificándose como normalmente se identifica
con sus discípulos,27 con la propia Iglesia (cf. Hch 22,8; 26,15; 1 Cor 15,8-9; Gál
1,12.16; también Lc 24,39). La identificación del Señor incluye lo divino (Yo Soy) y lo
humano-histórico (Jesús). Se puede decir, que quien lo persigue, persigue a su Iglesia.

Levántate, entra en la ciudad y te dirán lo que debes hacer (v. 6): El Resucitado
ordena a Pablo terminar su recorrido, pues al llegar a Damasco un judeocristiano
elegido,28 servirá como mediación en el inicio de la misión que está por recibir.

c.) Actitud de los acompañantes y situación provisional de Pablo (vv. 7-9): Los
acompañantes están llenos de sorpresa, no atinan a comprender lo que está sucediendo; su
papel, sin embargo, permanece en un segundo plano. El detalle indicado en el v. 8 sobre
como Saulo tiene los ojos abiertos, pero no ve nada es muy sugerente. Llega siego a su
destino; sin duda, esto tiene un sentido profundo que Colzelmann explica: “La ceguera no
27
Fitzmyer, J, Los Hechos de los Apóstoles, II, p. 23.
28
El detalle de la mediación no aparece en el tercer relato, cf. Hch 26, 1-23.
es un castigo físico, sino una indicación de la impotencia del que anteriormente fue un
adversario poderoso”29 A la ceguera es agregado otro detalle: el ayuno, es decir, el elegido
debe prepararse para recibir el bautismo30 y para la sublime misión que ahora le espera.

d.) La mediación de Ananías (vv. 10-19a): Un judeocristiano ha sido elegido por


Jesús resucitado para rehabilitar a Saulo y disponerlo para dar inicio a su misión. Este
Ananías es llamado discípulo31 (cf. Hch 6,1) y curiosamente tiene el mismo nombre del
famoso Ananías autor con su esposa Safira de un fraude (cf. Hch 5,1). “No se explica
cómo él, un cristiano, había llegado a Damasco; de hecho, habría estado entre aquellos a
los que Saulo pensaba llevar presos a Jerusalén”.32 Es sumamente interesante ver como el
Señor hace uso de un adversario de Saulo como instrumento para su conversión y misión.

El diálogo entre el Señor y Ananías sigue adelante usando el estilo del primer
testamento (cf. Gén 22,1ss). A este discípulo se le encomienda una misión precisa en
relación con Saulo; parece lógico que experimente sorpresa y un poco de resistencia, pero
la respuesta del Señor es contundente: “El Señor le contestó: «Vete, pues éste me es un
instrumento de elección para que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos
de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre.»” (Hch 9,15-
16). En efecto, Pablo una vez bautizado (cf. Hch 9,18; 22,16) da comienzo a su misión,
comenzando por los Hijos de Israel y pasando luego a los gentiles. Ananías cumple la
misión que le sido dada; al instante vienen los primeros efectos salvíficos sobre la vida de
Pablo: caen de sus ojos las escamas, recobra la vista, se levanta y es bautizado (cf. Hch
9,18). No cabe duda que la ceguera es signo de la ausencia de Dios, mientras que el
hecho de recuperar la vista (la caída de las escamas, cf. v. 18) revela la presencia de Dios

29
Fitzmyer, J, Los Hechos de los Apóstoles, II, p. 24.
30
Sobre el ayuno como preparación para el bautismo puede verse la Didajé 7,4.
31
Hechos de los Apóstoles usa la expresión “discípulos” para designar al nuevo grupo de cristianos (cf. Hch
6,1.2.7; 9,1.19.25.26; 11,26.29; 13,52; 14,20.22.28; 15,10; 18,23.27; 19,1.9.30; 20,1.30; 21,4.16),
seguidores de Jesús resucitado. De esta manera los asemeja al grupo de los setenta y dos de los cuales nos
dan cuenta los sinópticos (cf. Mt 10,1; Mc 3,14; Lc 9,1)
32
Fitzmyer, J., Los Hechos de los Apóstoles, II, p. 25. Por su parte, Légasse dice: “la presencia del
cristianismo en Damasco escapa al esquema geográfico trazado por el autor para la propagación del
Evangelio (Hch 1,8). El origen del grupo sigue siendo, sin embargo, incierto. Sin que debamos descartar
una infiltración desde Galilea, tal vez no nos equivocaríamos al reconocer en estos primeros cristianos de
Damasco el fruto de una propaganda realizada por algunos de los fugitivos helenistas, a raíz de la de la
persecución de Jerusalén (Hch 8,1)” Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía crítica, p. 75.
(cf. Ex 24,15-17; Mt 17,2); la luz de Dios ilumina más los ojos del corazón que los ojos
del cuerpo.33 Ahora Pablo tiene certeza que Ananías es el enviado del Señor porque le es
revelado que éste ha tenido una visión en relación con él.

e.) Enseguida se puso a predicar y los judíos deciden matarle (vv. 19b- 25):
Dos escenas sucesivas dan inicio a la misión del recién llamado. La primera nos da
cuenta de la misión inaugural de Pablo (vv. 19b-22) en la sinagoga judía de Damasco. El
contenido central de su mensaje no puede ser más claro: “este es el Hijo de Dios”
(Hch9,20b). Tal hecho no podía menos que causar admiración y sorpresa; sin embargo,
Pablo continúa adelante.
La segunda escena (vv. 23-25) nos da cuenta de las primeras decisiones de los
judíos contra la vida del Apóstol, como también de la protección que recibió por parte de
los discípulos de la Iglesia de Damasco. No se precisa al cabo de cuanto tiempo comienza
esta fase de persecución; en cambio en Gál 1,17-18 el Apóstol nos dice: “Sin subir a
Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente
volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y
permanecí quince días en su compañía”; lo cual nos permite indicar que esto ocurrió
unos tres años más tarde.

33
Odoríssio, Mauro., Atos dos Apóstolos, texto e comentário leitura facilita, Sao Paulo – Brasil, Ed. Ave-
María, 2001, p. 74.
He aquí el mapa del camino de la vocación de Saulo de Tarso:

La sencilla lectura de la vocación de Pablo que hemos hecho, nos sugiere un


ejercicio espiritual sobre nuestra vocación personal. He aquí un sencillo esquema que nos
puede ayudar:

EL ITINERARIO DE MI VOCACIÓN

MI REALIDAD PERSONAL
ANTES DEL ENCUENTRO
CON JESÚS RESUCITADO

MI ENCUENTRO CON
JESÚS RESUCITADO

ACTITUD DE MI FAMILIA,
AMIGOS Y CONOCIDOS

PERSONAS DE LOS
CUALES SE VALE JESÚS
RESUCITADO PARA QUE
ME AYUDEN EN MI
PROCESO DE FE

MIS RESPUESTAS A
JESÚS, LOS PASOS MÁS
SIGNIFICATIVOS EN MI
PROCESO DE
CONVERSIÓN Y LAS
DIFICULTADES MÁS
SENTIDAS

Ahora tomemos en consideración el testimonio directo del mismo Apóstol. En sus


cartas auténticas habla de la transformación de su vida; unas veces en tono apologético y
otras en tono polémico, para defenderse de los adversarios y para sostener el fundamento
sobre el que ahora se eleva su vida. Como en el caso de los Hechos de los Apóstoles, nos
encontramos tres testimonios directos del Apóstol sobre su vocación y elección. Sin
embargo, no hay que perder de vista la ausencia de precisiones sobre la revelación en las
mismas, ya que como dice Vidal: “Tampoco las cartas contienen ningún relato que
ofrezca detalles sobre el modo de la revelación recibida por Pablo”. 34 Si Pablo nos
hubiera dado detalles las cosas serían a otro precio a la hora de comprender la visión.
Partiendo de los pocos detalles que nos ofrece en sus narraciones podemos deducir en
términos generales que la revelación concedida al Apóstol de las gentes está en estrecha
relación con aquellas concedidas a los profetas.35 Se trata de un proceso de habilitación
por parte del Resucitado para la misión que inmediatamente deberá comenzar. Vayamos a
los tres testimonios de primera mano:

Primero: Cuando testifica la Resurrección, después de hablar de la aparición a


Cefas (Pedro), a los doce, a más de quinientos hermanos, a Santiago, luego a todos los
apóstoles, agrega de modo claro: “Y en último término se me apareció también a mí,
como a un abortivo” (1 Cor 15,8), como indicando el modo fuera de lo común como él se
le manifestó. Aunque el detalle es muy somero, este permite pensar que estamos ante un
evento de revelación en la vida de Pablo.

Segundo: Pero es sobre todo en su carta a los Gálatas dónde nos regala una
indicación directa de todo su camino vocacional y de conversión. Hoy muchos de los
estudiosos están de acuerdo en considerar esta perícopa como clave fundamental para
diseñar un plano biográfico sobre el décimo tercero de los Apóstoles; hay incluso quienes
piensan que se debería prescindir de cualquiera otro testimonio por ser la única referencia

34
Vidal, S., Pablo, de Tarso a Roma, p.53.
35
En este sentido puede compararse p.e. Gál 1,15 con Jer 1,5.
de primera mano que nos ha llegado. “De todos los acontecimientos de su agitada vida,
Pablo no retiene como fundamental más que el de su encuentro con Cristo en el camino
de Damasco”.36 Será este el que marque su vida y constituya el eje central de su nueva
realidad espiritual como también punto básico de partida en su pensamiento teológico.
Conviene, por tanto, detenernos unos momentos en este pasaje primordial:

Gál 1,11-24.
11
Porque os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden
humano, 12 pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de
Jesucristo. 13 Pues ya estáis enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán
encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, 14 y cómo sobrepasaba
en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo
por las tradiciones de mis padres. 15 Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de
mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien 16 revelar en mí a su Hijo, para que le
anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, 17 sin
subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde
nuevamente volví a Damasco. 18 Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer
a Cefas y permanecí quince días en su compañía. 19 Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a
Santiago, el hermano del Señor. 20 Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que no
miento. 21 Luego me fui a las regiones de Siria y Cilicia; 22 pero personalmente no me
conocían las Iglesias de Judea que están en Cristo. 23 Solamente habían oído decir: «El
que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva de la fe que entonces quería
destruir». 24 Y glorificaban a Dios a causa de mí.

ALGUNAS NOTAS PARA PROFUNDIZAR LA PERICOPA

Varios puntos saltan a la vista en esta perícopa. Nos detendremos a considerar


algunos de ellos. Veamos:

a.) El Evangelio anunciado, no es de orden humano (v. 11): La manera como el


Apóstol comienza la narración de su llamada pone de relieve cuál es el único Evangelio. 37
36
Reynier, Chantal., El Evangelio del Resucitado, una lectura de Pablo, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1996,
p. 15.
3737
Importante distinguir entre el Evangelio y los cuatro Evangelios. El término “evangelio” en las lenguas
modernas en general es la trascripción literal del original griego euanghélion, adjetivo sustantivado, que
significa “buena nueva” o “alegre mensaje”. Consta de eu, “bien-bueno”, y de ánghelos, “mensajero-
anuncio”, o del verbo anghéllein, “anunciar”. Con el plural “evangelios” en el uso común se designan los
cuatro libros del canon cristiano, atribuidos respectivamente a Mateo, Marcos, Lucas y Juan. El término
griego euanghélion era conocido ya por los autores clásicos (Homero) y aparece también en los
documentos más cercanos a los escritos del NT. Su significado fundamental es el de buena nueva o alegre
El Evangelio no es de Pablo, es de Cristo. Bien lo dice en su primera carta a los
Tesalonicenses: “De ahí que también por nuestra parte no cesemos de dar gracias a Dios
porque, al recibir la Palabra de Dios que os predicamos, la acogisteis, no como palabra
de hombre, sino cual es en verdad, como Palabra de Dios, que permanece operante en
vosotros, los creyentes” (1 Tes 2,13). Ese Evangelio ha sido siempre el objeto de su
kerigma (cf. 1 Cor 15,1). Con frecuencia habla de “mi/nuestro Evangelio” (cf. 1 Tes 1,5;
2 Cor 4,3; Rom 2,16) que es salvación para todos mediante la fe. En la misma carta a los
Gálatas dedica un espacio concreto a explicar cual es su Evangelio (cf. Gál 2,15-20).

No hay duda que en el v. 11 “subraya que su Evangelio procede de Dios, sin


mediación humana. Es tan importante para él aclarar este punto que lo señala dos veces
(v.11) y dos veces escribe que el Evangelio le fue revelado, sea por Jesucristo (v.11) o por
Dios (v.15)”.38 Sin el menor atisbo de duda, “Pablo, exactamente al igual que los
primeros Apóstoles ha recibido de Cristo su Evangelio. El origen del mensaje esta en
Cristo. Esto es lo importante para Pablo”. 39 Como ya podemos percibir el punto de

mensaje, preferentemente de carácter público - victoria militar o deportiva-, pero también privado, como el
éxito o la curación. Por asociación con la experiencia gozosa comunicada o proclamada como euanghélion,
el término indica antes que nada la recompensa (por lo general en la forma plural euanghélia) al portador
de la alegre nueva, o bien los sacrificios ofrecidos a los dioses como agradecimiento o propiciación por
recibir el beneficio recién anunciado. Así vemos como la expresión griega euanghélia thyein o epághein se
vuelve estereotipada para indicar las fiestas y celebraciones con ocasión de una alegre noticia. El uso del
término “evangelios“ (plural) para indicar los libros se remonta al siglo II d.C. (en el año 150 San Justino,
Apología I, 56,3); San Ireneo de Lyon emplea la palabra aun en el doble sentido de predicación oral y de
texto escrito (Adv. Haer. III, 1,1.8; cf II, 11,7). En la época del Nuevo Testamento y en la inmediatamente
posterior el término evangelio no tiene aún este sentido. Indica más bien una actividad: lo que Jesús hizo y
enseñó (cf. Mt 26,13; Mc 1,1) y lo que de él transmitieron los apóstoles mediante su predicación (cf. Flp 4,
15). Evangelio, de una forma bastante amplia, indica en la edad apostólica bien la obra de la
evangelización (cf. 1 Cor 9, 14-18; Flp 4,3.15), bien el mismo mensaje predicado (cf. Rom 1,3-9.16), bien
finalmente toda la realidad cristiana (cf. Rom 1,16). En el Nuevo Testamento tenemos dos expresiones: «el
evangelio de Dios» (cf. Rom 1,1; 2 Cor 11,7) y «el evangelio del Hijo»; la primera dice al mismo tiempo
que Dios es su autor y su objeto; la segunda indica que fue Jesús el primero en predicarlo y que todavía
hoy actúa en el predicador que lo proclama, o bien que él constituye su objeto. En síntesis podemos decir:
el Evangelio o “buena nueva o alegre mensaje” es que Dios nos salva en Jesucristo. Cuando los Apóstoles
comunican esta noticia (”Jesús nos ha salvado”) entonces evangelizan. Después se escribió este anuncio o
Evangelio y cuatro de estos escritos o Evangelios han sido declarados inspirados y por tanto son
canónicos (forman parte del canon de las Sagradas Escrituras). Puede verse: www.wikipedia.com
38
Elsa Tamez, “CARTA A LOS GÁLATAS” en Comentario Bíblico Latinoamericano, Nuevo Testamento,
Navarra; Verbo Divino, 2003, p. 902. En el mismo sentido se pronuncia Fitzmyer, cf. Joseph A. Fitzmyer,
“CARTA A LOS GÁLATAS” en Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo, Nuevo Testamento y artículos
temáticos, Navarra, Verbo Divino, 2004, p. 293.
39
Schneider, Gerard., Carta a los Gálatas, (colección: El Nuevo Testamento y su mensaje, Comentario para
la lectura espiritual) Barcelona, Herder, 1980, p.32.
arranca de la autonarración paulina es claro y centra su atención en la fuerza del
Evangelio y su contenido, no tanto, en la visión.

b.) Es recibido por revelación de Jesucristo (v. 12): Es decir, sin mediación de
intermediario alguno. No se puede dudar que la visión camino de Damasco iluminó a
Pablo acerca del significado del acontecimiento Cristo para toda la humanidad, pero a la
vez queda claro que “el v. 12 no significa que los hechos acerca de la vida de Jesús le
fueran comunicados a Pablo de manera que no tuviera que depender nunca de ninguna
tradición primitiva procedente de la Iglesia de Jerusalén”.40 Podemos vislumbrar un
proceso continuado de conocimiento y profundización sobre el gran acontecimiento del
Cristo en su pasión, muerte, resurrección y exaltación.

c.) La conducta anterior de Pablo (vv.13-14): Estos versículos describen con


bastante
claridad cuál era su conducta antes de ser llamado por Cristo. Formado en el mundo judío
y defensor muy fiel de las tradiciones mosaicas, atento a los posibles riesgos 41 que
pudieran surgir para la ortodoxia de su religión, él mismo dice que aventaja en “celo”
(cf.v.14b) por las tradiciones de los padres a muchos de su raza. Estamos ante alguien que
ama con convicción sus raíces y fundamentos religiosos.

d.) “Aquel que me separó desde el seno de mi madre” (vv. 15-17): Ahora
quiere fundamentar la gracia que ha recibido por revelación colocándose en el plano de la
elección vocacional profética. Sus palabras nos recuerdan a Isaías (cf. Is 49,1), a Jeremías
(cf. Jer 1,5), a Juan el Bautista (cf. Lc 1,15). “Como a un profeta, Dios había separado ya
a Pablo desde el seno de su madre. Esta separación significa que Dios cubre al hombre
con armadura, le consagra y le santifica para su servicio. El servicio había de consistir en
la predicación del Evangelio de Dios. El Apóstol es instrumento en la mano de Dios”.42

40
Joseph A. Fitzmyer., “CARTA A LOS GÁLATAS” en Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo, Nuevo
Testamento y artículos temáticos, p. 293.
41
Sobre la figura de Pablo como perseguidor de la Iglesia podemos ver varios pasajes: 1 Cor 15,9; 2 Cor,
11,1ss; Hch 8,3; 9,1-2.
42
Schneider, G., Carta a los Gálatas, p. 35.
En esta autonarración de Pablo no es mencionada Damasco, lo cual ha dejado
perplejos a los estudiosos. Después de decir “tuvo a bien revelar en mí a su Hijo” (Gál
1,15c-16a) pasa a narrar su misión entre los gentiles, hace mención de su ida a Arabia y
su posterior regreso a Damasco. Con decisión indica que no subió inmediatamente a
Jerusalén (cf. Gál 1,17), lo cual contrasta con los datos ofrecidos en Hechos (cf. Hch
9,26ss).

e.) Su experiencia en Jerusalén, la continuación de su misión (vv. 18-24): Su


viaje a Jerusalén viene colocado después de narrar lo que bien podríamos considerar
como su primera experiencia misionera. Precisa que después de tres años sube a la ciudad
santa con una intención determinada: conocer a Cefas. Tendrá, sin embargo, ocasión de
conocer también a Santiago, el hermano del Señor. No nos entrega testimonio sobre que
haya tenido la posibilidad de conocer a otros de los Apóstoles. Podemos deducir
inspirados en otros pasajes que durante los quince días que compartió con el Apóstol
Pedro pudo enriquecerse con las tradiciones de la Iglesia de Jerusalén (cf. 1 Cor 11,23-
25; 15,3-7), pero al instante salta a la vista una inquietud: “Pablo no hace mención de su
actividad misionera en la ciudad y omite las dificultades de su corta estancia”.43 Quizá lo
que para él realmente cuenta sea comunicarnos su experiencia junto a las columnas de la
Iglesia en la ciudad santa, para hacer ver su comunión eclesial con la comunidad madre.
En efecto, termina su narración colocando un sello muy personal; todo un juramento: “Y
en lo que os escribo, Dios me es testigo de que no miento” (Gál 1,20).

Luego de su estadía en Jerusalén nos relata de manera muy breve lo que será la
continuación de su misión. Dice que se fue a las regiones Siria y Cilicia (cf. Hch 9,30;
11,25-26). Hace notar la falta de conocimiento personal que sobre él tienen las Iglesias de
Judea, y los deja declarando acerca de él: “«El que antes nos perseguía ahora anuncia la
buena nueva de la fe que entonces quería destruir»” (Gál 1,23). Vemos que “en Judea se
comentaba por todas partes con asombro la conversión del que había sido perseguidor
encarnizado”.44
43
Barnabas, P. – Ahern, M., Epistolas a los Gálatas y Romanos, (colección: Conoce la Biblia: Nuevo
Testamento), Santander (España), Sal Terrae, 1966, p.21.
44
Kuss, Otto., Carta a los Romanos, Cartas a los Corintios, Carta a los Gálatas, Barcelona, Herder, 1976,
pp. 407.
Tercero: En su carta a los Filipenses escribe: “continúo mi carrera por si consigo
alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús” (Flp 3,12b), estando en
controversia con sus adversarios judaizantes y seguramente combatiendo contra el ideal
de la autojustificación, declara con precisión que ha sido alcanzado por Jesús resucitado.
Al decir que ha sido alcanzado por el Señor, está aludiendo al acontecimiento que marco
su vida y su camino como evangelizador para siempre.

Una mirada general, con carácter de conclusión puede expresarse así: Son tres
testimonios los que encontramos en sus cartas (como tres son los relatos que hallamos en
Hechos), de los mismos ofrece una valoración P. Rossano: “A pesar del carácter
autobiográfico, tanto las tres narraciones de los Hechos como las tres referencias de las
cartas aparecen sensiblemente teologizadas y reflejan una lectura retrospectiva del
acontecimiento a la luz de toda la vida del Apóstol y del camino de la Iglesia. Pero lejos
de debilitar su valor histórico, todo ello revela el carácter cierto del suceso”.45

3.) HOMBRE DE TRES CULTURAS

A Pablo se le ha definido como un “cosmopolita” 46 ya que sin duda está marcado


por tres mundos y tres culturas: (1) Es judío de nacimiento y de religión, (2) se expresa en
la lengua47 y en las formas del helenismo de su tiempo (ambiente griego), (3) es
ciudadano romano, ya que se enmarca en el eje político – administrativo del Imperio de

45
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1353.
46
Así por ejemplo A. Diessman, un gran estudioso del Apóstol a comienzos del siglo XX. Puede verse su
obra: Paulus. Ein kultur – und religionsgeschichtliche Skizze, Tubinga 1925.
47
Sobre la lengua que Pablo utilizó se pronuncia Legasse en favor de un bilingüismo (Griego-Hebreo) del
Apóstol. Cf. Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía crítica, pp. 49-51.
turno. Hasta su mismo nombre48 ha sido considerado como descriptivo de su procedencia
y riqueza cultural.

a.) “Yo soy judío”: En Hch 21,39 responde al Tribuno romano: “Yo soy un judío,
de Tarso,49 ciudadano de una ciudad no oscura de Cilicia. Te ruego que me permitas
hablar al pueblo”. Estamos en la ocasión de su arresto en Jerusalén. La declaración y
solicitud de Pablo están “indicando de este modo que pertenece a la diáspora judía
dispersa por el mundo helenizado”.50 Es un reclamo de su derecho de ciudadanía.

En un pasaje de segunda Corintios podemos leer: “¿Que son hebreos? También


yo lo soy. ¿Que son israelitas? ¡También yo! ¿Son descendencia de Abraham? ¡También
yo!” (2 Cor 11,22). Esta reivindicando frente a los detractores corintios que niegan su
autoridad apostólica, su origen por nacimiento y religión y lo hace modo contundente. Es
un reclamo claro de su ascendencia judía. Argumenta, incluso, apelando a la misma base:
reclama su descendencia de Abrahám.

Por otra parte, les dice a los Filipenses que fue “circuncidado el octavo día; del
linaje de Israel; de la tribu de Benjamín; hebreo e hijo de hebreos; en cuanto a la Ley,
fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia de la Ley,

48
El libro de los Hechos lo presenta con doble nombre (cf. Hch 7,58; 8,1.3; 9,1.11, etc.), mientras que en
las cartas aparece únicamente el nombre grecorromano de Pablo (cf. p.e. el inicio de las mismas). “El doble
nombre era un fenómeno ordinario entre los judíos helenistas que utilizaban su nombre judío para el ámbito
de la comunidad judía, y otro nombre helenista, elegido normalmente por su semejanza fonética con el
nombre judío, para el ámbito de fuera de la comunidad. En el caso de Pablo, el nombre helenista Paulos, se
eligió probablemente por razón de su semejanza fonética con el judío Sha´ul (Saulos)”. Vidal, S., Pablo, de
Tarso a Roma, p.36; sobre el nombre también puede verse: Fabris, R., Pablo, el Apóstol de las gentes, pp.
32-35. Resulta evidentemente llamativo que a partir de 13,9 Hechos use solamente el “Pablo”, obedece
seguramente a su propósito teológico de mostrar la grandeza del cambio de vida en el Apóstol.
49
Una sencilla descripción de la ciudad se puede hacer en éstos términos: “la ciudad helenista de Tarso era
uno de los puertos más importantes del Mediterráneo, con libertad, inmunidad y derecho de ciudadanía
concedidos por marco Antonio y confirmados por Augusto. Era un lugar muy abierto a las civilizaciones
griega y romana, muy cosmopolita, conocido como centro de cultura, filosofía y enseñanza, Así como, en
las escuelas de Atenas y Alejandría, la mayoría de los estudiantes eran extranjeros, en Tarso, la mayor parte
eran de la misma provincia de Cilicia. Eso da idea del nivel cultural de la población”. Sánchez Bosch, J.,
Nacido a tiempo. Una vida de Pablo, el apóstol, p. 21. Otros detalles sobre Tarso pueden leerse en: Fabris,
R., Pablo, el Apóstol de las gentes, pp. 14-20; Vidal, S., Pablo, de Tarso a Roma, p. 35; hoy también es
posible observar críticamente materiales audiovisuales que han surgido como fruto de las diversas
excavaciones arqueológicas, por ejemplo: San Pablo y Tarso en: The History Channel (Documentales).
50
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1353.
intachable” (Flp 3,5-6).51 Con ello resalta todavía más el nuevo estado en que se
encuentra después de haber sido alcanzado por Jesús resucitado. Denota de igual manera
que ha cumplido todo lo que su religión de origen le pedía, pero que ahora las cosas han
sido cambiadas por Cristo.

Una nota teológica especial nos ofrece un texto de su carta magna. “Pues desearía
ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la
carne, - los israelitas -, de los cuales es la adopción filial, la gloria, las alianzas, la
legislación, el culto, las promesas, y los patriarcas; de los cuales también procede Cristo
según la carne, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos.
Amén” (Rom 9, 3-5). Este pasaje figura dentro de la sección de la carta a los Romanos
donde reflexiona sobre la situación en orden a la salvación de sus hermanos de credo
religioso; son los capítulos 9-11 de la carta. En estos versículos aparece con lucidez su
conciencia de pertenecer por origen al pueblo llamado por Dios para su designio de
salvación a favor de toda la humanidad.52 Sobre ellos declara que les pertenecen en
primer lugar: la adopción filial, la gloria, las alabanzas, la legislación, el culto, las
promesas, los patriarcas, y por último dice, de ellos también procede Cristo.

Existe hasta un texto donde aparece un talante de orgullo separatista judío


expresado por Pablo. En efecto, en Gál 2,15 se expresa de este modo: “Nosotros somos
judíos de nacimiento y no gentiles pecadores; a pesar de todo”.

Son diversos los influjos que encontramos del judaísmo en el clima espiritual que
expresa el décimo tercero de los Apóstoles. En 1 Cor 16,8 al fijar el plazo de su estancia
en Éfeso se ve que lo hace en términos del calendario judío; por dos ocasiones los Hechos
de los Apóstoles lo presentan comprometido con el voto de nazireato (cf. Hch 18,18;
21,17-18); cuando usa la Sagrada Escritura lo hace con la propiedad de quien se ha
formado en el mundo judío, sigue los métodos de lectura y modos de interpretación

51
En Rom 11,1b en práctica encontramos que repite lo mismo: “Que también yo soy israelita, del linaje de
Abraham, de la tribu de Benjamín!”
52
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1353.
(Veáse, por ejemplo, 1 Cor 10,1-1053); en un versículo realiza en práctica una síntesis de
su vida, destacando junto a quien es educado (cf. Hch 22,3); el oficio que desempeña
como “fabricante de tiendas” atestiguado en Hch 18,3, también procede del ambiente
judaizante. Este oficio le servirá, como él mismo lo dice, para no ser gravoso a nadie (cf.
1 Tes 2,9; 1 Cor 9,13-15; Hch 18,1-3; 20,34).

b.) El influjo griego: Tarso, la ciudad de nacimiento del Apóstol de las gentes,
por la época experimentaba un gran apogeo helenista y cosmopolita. Era una las patrias
del estoicismo, no será extraño, por tanto, que Pablo haya conocido este estilo de
pensamiento con sus rasgos característicos y con su ideal ético. Algunos textos denotan
que ha asimilado ciertos rasgos del estoicismo (cf. Flp 4,11; Rom 1,19-20).
Una semblanza del influjo griego puede expresar de esta manera: “Todo el marco
de su actividad se coloca en un ambiente cultural helenista; utiliza el griego con
desenvoltura y de forma personal; no le resultan extrañas ni las formas de la diatriba ni
las figuras de la retórica contemporánea y se manifiesta lingüísticamente creativo”. 54
Muchas veces adapta las palabras griegas a su intención de comunicar el Evangelio,
incluso hasta se atreve a crear ciertos términos, si es del caso. No cabe duda de su
esfuerzo para inculturizar el Evangelio echando mano de la riqueza cultura que conocía.
Es un evangelizador que “en medio del fuego de su acción misionera, dictaba sus cartas
y, con toda probabilidad, no las leía. No obstante, maneja el griego con soltura (su lengua
no es un griego de traducción), mostrando con ello que lo habló desde la infancia”. 55 Este

53
En 1 Cor 10,1-10 estamos ante un caso de midrashim: una relectura de la historia de Israel en clave de
salvación, buscando lecciones de vida para los nuevos creyentes. Sobre el significado del término tenemos:
Midrash (‫ ;מדרש‬plural midrashim) es un término hebreo que designa un método de exégesis de un texto
bíblico, dirigido al estudio o investigación que facilite la comprensión de la Torá. El término midrash
también puede referirse a una compilación de enseñanzas midrásticas en forma de comentarios legales,
exegéticos u homiléticos del Tanaj (Biblia hebrea). Toma elementos actuales para ejemplificar de modo
comprensible textos antiguos. Proviene etimológicamente del verbo hebreo darâs, que significa «buscar,
investigar, estudiar». Como segunda acepción, no compartida por todos los estudiosos, en los últimos años
se viene hablando de estilo midrástico para denominar al utilizado en algunos pasajes del Nuevo
Testamento, por el cual se hace referencia a textos del Antiguo Testamento, que mezclados con hechos
actuales para el autor, intentan hacer comprensibles los relatos neotestamentarios. Puede verse:
www.Wikipedia.com

54
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1354.
55
Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía crítica, p. 49.
aspecto denota, sin duda, como el mundo griego permeó la vida y obra de nuestro
Apóstol.

Se ha preguntado cómo pudo alcanzar su conocimiento de la cultura griega, como


llegó al conocimiento suficiente de la lengua griega. Los diversos intentos de respuesta
llegan en general a un consenso, aunque no sin dificultad. Se puede entonces decir que
“el buen conocimiento que Pablo tenía del griego invita a pensar que vivió en Tarso de
Cilicia por lo menos hasta su adolescencia”.56

Como sabemos esta era una ciudad prospera por la época, famosa por la
fabricación del “cilicio”, una tela muy resistente que se hacía de pelo de cabra y estaba
destinada a las tiendas de los nómadas; en consecuencia este dato, nos lleva a pensar que
allí mismo debió aprender su oficio como fabricante de tiendas.

c.) “¿Eres ciudadano romano?”: En Hechos de los Apóstoles57 encontramos un


pasaje donde Pablo reivindica con claridad su ciudadanía y derechos como ciudadano
romano. En un primer momento, ya encadenado, formula una pregunta al centurión:
“Cuando le tenían estirado con las correas, dijo Pablo al centurión que estaba allí: «¿Os
es lícito azotar a un ciudadano romano sin haberle juzgado?»” (Hch 22,25), poco
después el centurión va donde el Tribuno para percatarlo de la ciudadanía de Pablo; éste a
su vez, pregunta al Apóstol si es romano y, comprobándolo experimentó miedo por haber
hecho con un romano algo que no le era lícito. El diálogo se desenvuelve de modo fluido:
“Al oír esto el centurión fue donde el tribuno y le dijo:¿Qué vas a hacer? Este hombre es
ciudadano romano. Acudió el tribuno y le preguntó: Dime, ¿eres ciudadano romano? -
«Sí», respondió. - «Yo, dijo el tribuno, conseguí esta ciudadanía por una fuerte suma.
«Pues yo, contestó Pablo, la tengo por nacimiento.» Al momento se retiraron los que
iban a darle tormento. El tribuno temió al darse cuenta que le había encadenado siendo
ciudadano romano” (Hch 22, 26-29). No solo es ciudadano romano por derecho propio, 58

56
“PABLO Y LAS CARTAS PAULINAS” en Comentario Bíblico Latinoamericano, Nuevo Testamento, p.
750.
57
Se puede decir que existe una especial insistencia en Hechos de los Apóstoles sobre Pablo como
ciudadano romano. En este sentido pueden verse los siguientes textos: Hch 16,37-38; 22,25-29; 23,27.
pues, ha nacido en una de las ciudades del imperio, sino que quien lo está juzgando, el
tribuno, ha comprado la ciudadanía.

Su condición de ciudadano romano,59 seguramente la aprovechó en favor de su


proyecto misionero. Roma, la capital del imperio, es colocada en el centro y cumbre de su
evangelización. Cuando escribe su carta a los creyentes de la Iglesia de Roma, les expresa
su vivo deseo de ir allí desde hace tiempo. Ve su visita a Roma como una especie de
culmen a su itinerario misionero; es por eso que les escribe: “Mas ahora, no teniendo ya
campo de acción en estas regiones, y deseando vivamente desde hace muchos años ir
donde vosotros” (Rom 15,23). Como sabemos, su llegada a la capital imperial no estará
libre de diversos sufrimientos, pero a la vez, todo parece indicar que los acontecimientos
durante el viaje a la capital imperial enlazan con su celo y anhelo evangelizador. Algo así
como si San Pablo aprovechará la ocasión como estrategia misionera preconcebida. En la
ciudad eterna coronó su obra evangelizadora muriendo como mártir.

4.) EL MAYOR MISIONERO EN LOS INICIOS DEL CRISTIANISMO

Tanto el testimonio de los Hechos de los Apóstoles, como el testimonio del propio
Pablo en sus escritos nos ponen en evidencia que estamos ante la grandeza del Apóstol
como difusor del Evangelio del Resucitado. El itinerario trazado por la obra lucana no
coincide en muchos aspectos con la información que nos brindan las cartas, pero en
líneas generales confirman los datos recogidos por Hechos.
58
¿Cómo se adquiría la ciudadanía romana?. “La adquisición individual podía llevarse a cabo en virtud del
nacimiento de padres romanos (y de una madre romana, no peregrina). El niño debía ser inscrito en el
registro, a lo que parece, tres días después de su nacimiento. En las provincias, el padre en persona o por
persona delegada, hacía una declaración (professio) ante el gobernador de la provincia en una especie de
oficina del registro civil (tabularium publicum) y su declaración quedaba asentada en un registro (album
professionum). Pero también era posible convertirse en ciudadano por la manumisión (manumissio) de
esclavos de amos romanos o incluso a título de recompensa por algún servicio insigne rendido al estado.
También existía la concesión colectiva, como aquella con la que la autoridad favorecía a ciertos municipios.
Las legiones no enrolaban en el ejército más que a romanos y, a partir de Claudio, las tropas auxiliares y la
flota adquirieron el derecho de ciudadanía. Hemos de añadir aún que algunos lo obtenían por medios
financieros, y éste fue el caso especialmente en tiempos de Claudio”. Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de
biografía crítica, p. 37-38.
59
También nos preguntamos, ¿cómo podía demostrarse el derecho de ciudadanía?. Parece que la forma más
común consistía en portar la professio, en forma de tabletas unidas entre sí y selladas con el sello de los
testigos, que eran como la referencia al original. Cf. Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía
crítica, p. 38. Es probable que pudieran existir otros mecanismos, pero no ha sido fácil su determinación.
Cuando se sigue de cerca el recorrido seguido por el Apóstol descubrimos que nos
hallamos con una intencionalidad bien determinada. Pablo, en su proyecto misionero
consideró como puntos clave las ciudades y regiones más importantes de la zona costera
del Mediterráneo. Lo encontramos evangelizando Damasco, Tarso, Antioquía de Siria,
Chipre, Anatolia sudoriental, después siguen las ciudades de Filipos, Tesalónica, Berea,
Atenas, Corinto, Éfeso, que es capital de la provincia romana de Asia, y Roma, la capital
del imperio. No hay duda que “escogía intencionadamente las grandes aglomeraciones de
las ciudades más pobladas, sobre todo las que no habían sido tocadas aún por el
Evangelio, en donde intentaba hacer surgir al menos una pequeña comunidad cristiana,
que estuviera animada y presidida por personas especialmente entregadas y generosas”. 60
Sobre este detalle puede verse, por ejemplo, 1 Tes 5,12-13; 1 Cor 16,15-16. Por el siglo I
d.C. estas ciudades tienen un papel destacado bien como centros políticos, bien como
centros de intercambio comercial. Nuestro Apóstol sabía muy bien a donde y desde donde
realizar la difusión del Evangelio.

Por los datos que se han podido reconstruir, en especial mediante los aportes de
las investigaciones arqueológicas, en tales ciudades existían grupos de judíos, 61 por
consiguiente, había por lo menos una sinagoga en la mayoría de ellas. Desde la
sinagoga62 Pablo solía iniciar su camino evangelizador; esto era una táctica constante en
él (cf. Hch 13,14; 14,1; 16,13; 17,2.10.17; 18,4.19; 19,8; 28,17.23). Primero buscaba
dirigirse a sus hermanos de religión; esto con seguridad debe responder a un principio: la
prioridad en la predicación de la fe corresponde a los judíos.

Esto lo expresa con suma claridad en Hch 3,26: “Para vosotros en primer lugar
ha resucitado Dios a su Siervo y le ha enviado para bendeciros, apartándoos a cada uno
60
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1355.
61
Los judíos presentes en estas ciudades seguramente procedían de la diáspora. El término diaspora,,
significa dispersión. Son seguramente los LXX quienes lo acuñan; con él expresan la situación de destierro
en el que el pueblo de Dios vivía entre los gentiles (cf. Dt 28,25; Sal 146,2; Is 49,6; Jer 15,7; 2 Mac 1,27;
Jdt 5,19). Balz, Horst – Schneider, Gerhard., Diccionario Exegético del Nuevo Testamento, I, Salamanca,
Sígueme, 2001, p.941. La realidad de dispersión esta presente ya desde el 586 a.C. con ocasión de la caída
de Jerusalén, el consiguiente destierro a Babilonia, y se prolongará en los siglos sucesivos.
62
En el libro de los Hechos las referencias a la sinagoga son bastante constantes: Hch 6,9; 9,2.20;
13,5.14.43; 14,1; 15,21; 17,1.10.17; 18,4.7.19.26; 19,8; 22,19; 24,12; 26,11.
de vuestras iniquidades” (cf. también Hch 13,46; Rom 1,16; 2,9-10). Tan sólo después,
debido a la negativa de sus correligionarios decide dirigirse a los gentiles; esta es la razón
por la cual leemos: “Entonces dijeron con valentía Pablo y Bernabé: «Era necesario
anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios; pero ya que la rechazáis y
vosotros mismos no os juzgáis dignos de la vida eterna, mirad que nos volvemos a los
gentiles” (Hch 13,46). Este anuncio tiene lugar en Antioquía de Pisidia; después
dirigiéndose los Corintios también encontramos la decisión rotunda de dedicarse a la
evangelización de los gentiles: “Cuando llegaron de Macedonia Silas y Timoteo, Pablo
se dedicó enteramente a la Palabra, dando testimonio ante los judíos de que el Cristo
era Jesús. Como ellos se opusiesen y profiriesen blasfemias, sacudió sus vestidos y les
dijo: «Vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza; yo soy inocente y desde ahora me
dirigiré a los gentiles.»” (Hch 18,5-6). Lo mismo encontramos ya casi al final de su vida;
estando en Roma mientras se dirige a los judíos de Roma les declara: “Sabed, pues, que
esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles; ellos sí que la oirán” (Hch 28,28).

En un pasaje un tanto largo, de uno de los escritos auténticos paulinos,


corroboramos como las columnas de la Iglesia de Jerusalén ratifican la elección de Pablo.
“en todo caso, los notables nada nuevo me impusieron. Antes al contrario, viendo que me
había sido confiada la evangelización de los incircuncisos, al igual que a Pedro la de los
circuncisos, - pues el que actuó en Pedro para hacer de él un apóstol de los circuncisos,
actuó también en mí para hacerme apóstol de los gentiles - y reconociendo la gracia que
me había sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como
columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a mí y a Bernabé: nosotros nos
iríamos a los gentiles y ellos a los circuncisos” (Gál 2,6b-9). La perícopa estable una
división de tareas: Pedro dedicado a los judíos y Pablo dedicado a los gentiles. Denota de
igual forma, el testimonio de la comunión apostólica, y el reconocimiento mutuo de la
obra ya realizada en la predicación del Evangelio.
Otro aspecto que vale la pena descubrir es el corazón de pastor 63 que muestra
Pablo. En sus cartas una y otra vez resuena su preocupación por las Iglesias que ha
fundado y evangelizado, bien por su propio esfuerzo, bien por intermedio de uno sus
63
Considero que este es un aspecto de la vida de San Pablo todavía por descubrir, estudiar y proyectar en la
vida y misión de la Iglesia.
entrañables colaboradores. Aunque es el Evangelio lo que él comunica, no cabe duda de
la conciencia que tiene sobre el significado del mismo. “Puesto que el Evangelio no es
una teoría, sino un modo de existir, Pablo sabe que tiene que transmitirlo con su misma
existencia”.64 Esta es la clave para comprender su corazón de pastor.

Varios textos nos prueban lo que estamos afirmando. Por ejemplo, en su primer
escrito lo constatamos cuando exhorta a los cristianos de Tesalónica en estos términos:
“Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús a que viváis como
conviene que viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros, y a que
continuéis progresando…” (1 Tes 4,1ss). Sin duda, ese progresar tiene el sentido del
avanzar espiritual. En su carta a los Gálatas, después de reconocer los valores y
antivalores de la fe de ellos, usa un tono sumamente paternal para invitarles a la
corrección; les habla al corazón, casi consintiéndolos con sus palabras: “¡Hijos míos!,
por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros.
Quisiera hallarme ahora en medio de vosotros para poder acomodar el tono de mi voz,
pues no sé cómo habérmelas con vosotros” (Gál 4,19-20). Da la impresión que no sabe
como dirigirse a ellos, por tal motivo, preferiría estar entre ellos para adaptarse mejor a
las circunstancias.65 Bien se podría elaborar el lenguaje pastoral que caracteriza a San
Pablo.

5.) LOS OPOSITORES DE PABLO

El camino evangelizador de nuestro Apóstol no estuvo libre de dificultades, de


resistencias y opositores encarnizados. No faltan las presencias molestas, que con
frecuencia se revelan como verdaderos adversarios de su obra. Nos preguntamos
¿Quiénes son estos enemigos declarados de San Pablo y en qué cosa se le oponen?
En un intento generalizado de respuesta se puede seguir la opinión de P. Rossano,
quien en este sentido reflexiona: “La mayor parte de los autores ve en ellos a los
judeocristianos integristas, que le echaban en cara haber renegado de su herencia hebrea,
64
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1355.
65
Muchos otros pasajes nos muestran el corazón de pastor del Apóstol de las gentes, por ejemplo: 1 Cor
4,16; 2 Cor 5,20; 1 Tes 2,13; 2 Tes 3,7; Gál 4,15; Rom 1,16; Flp 4,9; Ef 3,12, etc.
al no imponer los dictámenes de la ley mosaica; por consiguiente, su pretendida autoridad
apostólica carecería de todo valor”.66 Sin embargo, el frente antipaulino67 esta
caracterizado por una gran variedad. Para nada parece que los opositores de Corinto sean
los mismos de Galacia, como tampoco los de Filipos.

En la primera carta a los Corintios, se encuentra un versículo emblemático, este ha


dado mucho de qué hablar. Se ve una división interna en facciones o pequeños partidos,
al menos cuatro: “Me refiero a que cada uno de vosotros dice: «Yo soy de Pablo», «Yo de
Apolo», «Yo de Cefas», «Yo de Cristo»” (1 Cor 1,12). Al instante, surge la pregunta
¿quienes han generado esta división?. Solo se puede atinar a responder que son
seguramente enemigos judaizantes del Apóstol. Esta situación de partidismo cristiano
ponía en riesgo la comunión tan anhelada por Pablo, aunque si “los partidos eran hostiles
unos a otros. Todavía no se daba, sin embargo, un desmembramiento completo”. 68 Esto
era lo había que evitar al máximo.

En la segunda carta a los Corintios las cosas parecen haber tomado un tono mayor.
Haciendo apología de su tarea evangelizadora, el mismo Pablo recoge un dicho que
rondaba sobre él: “Porque se dice que las cartas son severas y fuertes, mientras que la
presencia del cuerpo es pobre y la palabra despreciable” (2 Cor 10,10). Una crítica al
parecer severa hacia carrera al interno de la comunidad; el Apóstol responde invitando a
la reflexión (cf. 1 Cor 10,11).

En la misma carta se evidencia la oposición, cuando Pablo denuncia la presencia


los llamados “superapóstoles”69 que se creen superiores a él. Incluso los califica de

66
P. Rossano, “PABLO” en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, p. 1356.
67
“Se trata por lo general de grupos sectarios y marginales de origen judeocristiano como los Ebionitas, los
Cerintianos, los Nazoreos y los Elkiasitas. Sus posturas antipaulinas son conocidas de una manera
fragmentaria a través del testimonio de Ireneo, Tertuliano, Orígenes, Jerónimo y Epifanio”. Fabris, R., Para
leer a San Pablo, p. 194. Siendo sinceros, el frente antipaulino, en realidad ha perdurado a lo largo de los
siglos.
68
Jerome, Murphy–O`Connor., “PRIMERA CARTA A LOS CORINTIOS” en Nuevo Comentario Bíblico
San Jerónimo, Nuevo Testamento y artículos temáticos, p. 317.
69
El término aparece en 2 Cor 11,5; y 12,11. Son seguramente “falsos apóstoles” infiltrados en la
comunidad (cf. 2 Cor 11,13). No se trata, sin duda de los Doce, pues a ellos, Pablo les reconoce su
autoridad (cf. Gál 1,18; 2,9). Veáse nota a 2 Cor 11,5 en: Biblia de Jerusalén, 1998, p. 1701.
“falsos apóstoles” (2 Cor 11,13), que engañan y se disfrazan de Cristo (cf. 2 Cor 11,13).
Todavía, a renglón seguido, emite un juicio muy riguroso (cf. 2 Cor 11,14-15).

Por su parte, en la carta a los Gálatas la presencia de adversarios se deduce del


hecho que éstos se han dejado fascinar por algunos que astutamente los han seducido. En
efecto, leemos: “¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién os fascinó a vosotros, a cuyos ojos fue
presentado Jesucristo crucificado?” (Gál 3,1). Se pregunta quienes pueden ser aquellos
famosos personajes. E. Tamez sugiere que “los oponentes tuvieron que ser excelentes y
sofisticados predicadores para fascinar de esta manera a quienes se suponía estaban
firmes en la fe”.70 Lo cierto es que por dos veces71 Pablo los llama “insensatos” y les
invita a reflexionar sobre su vida pasada y presente.

De otra parte, en la carta a los Filipenses cuando esta hablando de su situación


personal, deja entrever la presencia de opositores en la comunidad, ya que “es cierto que
algunos predican a Cristo por envidia y rivalidad” (Flp 1,15a), y lo hacen pensando que
aumentan el sufrimiento del Apóstol: “aquéllos, por rivalidad, no con puras intenciones,
creyendo que aumentan la tribulación de mis cadenas” (Flp 1,17). Pero, él sabe que no es
así. No podemos establecer con claridad a quienes se refiere cuando habla de envidia y
rivalidad. E. Tamez piensa que “tampoco es muy claro a quienes se refiere Pablo cuando
habla de que algunos lo hacen por espíritu de envidia y rivalidad; quizá deba entenderse
en el sentido de que algunos quieren fundar comunidades rivales, no sometidas a la
autoridad de Pablo”.72 Todo parece indicar que se trate de rivalidades personales entre los
mismos cristianos; en este punto del camino evangelizador es difícil pensar en sectas
como tal. Lo que si queda claro, es que las cosas a nivel de relaciones no son tan
cordiales.

70
Elsa Tamez, “CARTA A LOS GÁLATAS” en Comentario Bíblico Latinoamericano, Nuevo Testamento,
p. 905.
71
Esto ocurre en Gál 3,1.3. Aunque el término también lo usa pero en otro sentido en Rom 1,31; Ef 5,17, Tt
3,3.
72
Pedro Ortiz, “CARTA A LOS FILIPENSES” en Comentario Bíblico Latinoamericano, Nuevo
Testamento, p. 939.
La manera como reacciona el Apóstol ante sus opositores tiene sus matices
característicos, pero en líneas generales se puede decir que gira entorno de los principios
y a la apología personal. Su caballito de batalla consiste en “salvaguardar para vosotros
la verdad del Evangelio...” (Gál 2,5; cf. también 5,14). En su defensa personal saca, una y
otra vez, sin ambages la grandeza de su carisma apostólico: “Pablo, apóstol, no de parte
de los hombres ni por mediación de hombre alguno, sino por Jesucristo y Dios Padre,
que le resucitó de entre los muertos” (Gál 1,1); poco después vuelve a ratificar: “Mas,
cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a
bien revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir
consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores
a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco” (Gál 1,15-17). Como a los
demás apóstoles, también siente que su carisma apostólico le ha sido dado por el Padre y
por el Resucitado como don y gracia, y eso es lo que realmente cuenta.

La legitimidad de su apostolado le viene pues, de la revelación que ha tenido a


bien otorgarle el Resucitado. En una lista jerárquica él es el último, pero no por eso el
menos importante (cf. 1 Cor 15,1-11). La eficacia de su apostolado, no hace otra cosa que
certificar el don que Pablo ha recibido (cf. 1 Cor 9,1-2). Además, es reconocido por las
columnas de la Iglesia de Jerusalén; el testimonio al respecto es claro: “pues el que actuó
en Pedro para hacer de él un apóstol de los circuncisos, actuó también en mí para
hacerme apóstol de los gentiles, y reconociendo la gracia que me había sido concedida,
Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos tendieron la mano
en señal de comunión a mí y a Bernabé: nosotros nos iríamos a los gentiles y ellos a los
circuncisos” (Gál 2,8-9).
6.) EL FINAL DE LA VIDA DEL APÓSTOL

No tenemos información precisa de primera mano sobre el final de la vida del


Apóstol de las gentes. El silencio que guardan Hechos de los Apóstoles sobre el particular
es una de las causas de tal incertidumbre Según una antigua tradición se podrían
establecer los siguientes puntos:73

1.) Pablo sufrió el martirio cerca de Roma en la plaza llamada Aquae Salviae (hoy
Piazza Tre Fontane), un poco al oeste de la Via Ostia, a cerca de tres
kilómetros de la actual y espléndida basílica de San Pablo Extramuros, lugar
donde fue enterrado.
2.) El martirio tuvo lugar hacia el final del reinado de Nerón, en el duodécimo
año (San Epifanio), en el decimotercero (Eutalio), o en el decimocuarto (San
Jerónimo).
3.) De acuerdo con la opinión más común, Pablo sufrió el martirio el mismo día
del mismo año que Pedro; algunos padres latinos disputan si fue el mismo día
pero no del mismo año; el testigo más anciano, San Dionisio de Corinto, dice
solamente: kata, to,n auto,n kai,vron (kata ton auton kairon), lo que
puede ser traducido por “al mismo tiempo” o “aproximadamente al mismo
tiempo”.
4.) Durante tiempo inmemorial, la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo se
celebra el 29 de Junio,74 que es el aniversario, sea de la muerte, sea del
traslado de sus reliquias. El Papa iba antiguamente con sus acompañantes a
San Pablo Extramuros después de haber celebrado en San Pedro, aunque la
distancia entre las dos basílicas (unos 8 Kms) hacía dicha ceremonia
demasiado agotadora, particularmente en este momento del año. Así surgió la
costumbre de transferir al día siguiente (30 de junio) la conmemoración de
San Pablo. La fiesta de la conversión de San Pablo (25 de enero) tiene un
origen más bien reciente. Hay razones de creer que este día fue celebrado para
marcar el traslado de las reliquias de San Pablo a Roma, puesto que así
aparece en el Martirologio Hieronimiano.

73
Estos puntos de información sobre el final del Apóstol Pablo están apoyados en: Dowden, The Church
Year and Kalender, Cambridge, 1910, p. 69.
74
Según el testimonio dado por el actual patriarca de Constantinopla Bartolomeo I, con ocasión de la
inauguración del año santo paulino, la solemnidad se celebra en oriente en esta fecha, desde el año 258 d.C.
Eusebio de Cesarea, aquel gran historiador de los orígenes del cristianismo nos
regala la siguiente información:

Una vez que defendió su causa, según se dice, el Apóstol salió otra vez de Roma
para el ministerio de la predicación; volvió luego por segunda vez a la misma
ciudad y consumó su vida con el martirio. (Poco después agrega) Hacemos notar
que el martirio de Pablo no tuvo lugar durante su primera estadía en Roma, la
descrita por Lucas. Por otra parte, es probable que Nerón, al menos al comienzo,
se mostrara más propicio y aceptara más fácilmente la defensa de Pablo a favor de
su doctrina; pero después que avanzó en sus audacias criminales acometió contra
los Apóstoles lo mismo que contra los demás (Historia Eclesiástica, II, 22,2.7-8).

El intervalo de tiempo indicado después de su defensa es el que ha servido a


muchos para postular el viaje del apóstol a España. De hecho, en su carta a los Romanos
expresa tal deseo cuando dice: “Mas ahora, no teniendo ya campo de acción en estas
regiones, y deseando vivamente desde hace muchos años ir donde vosotros, cuando me
dirija a España... Pues espero veros al pasar, y ser encaminado por vosotros hacia allá,
después de haber disfrutado un poco de vuestra compañía” (Rom 15,23-2475). Al inicio
del versículo 24 usa la expresión. “cuando me dirija a España”. Sobre si estuvo o no en
España los autores no están de acuerdo, pero lo más factible es que nunca lo hizo.

San Clemente Romano se expresa de la siguiente manera: “Después de haber


enseñado la justicia a lo largo del mundo entero y de haber alcanzado los confines de
occidente, dio testimonio ante los gobernantes. Así dejó el mundo y se fue a la morada de
la santidad, como ilustre modelo de confianza”. 76 Con ello parece indicar que
efectivamente estuvo en la provincia ibérica, pero eso no es del todo claro, porque no es
preciso que quiere indicar con la afirmación: “y de haber alcanzado los confines de
occidente”.

75
En Rom 15, 28 vuelve a expresarlo: “Así que, una vez terminado este asunto, y entregado oficialmente el
fruto de la colecta, partiré para España, pasando por vosotros”.
76
Clemente Romano, Primera Carta a los Corintios, 5,4-7.
En los debates recientes sobre el asunto, las cosas no cambian mucho. Así por
ejemplo, S. Légasse después de sacar a flote los diversos testimonios antiguos, concluye:
“A pesar de la ignorancia total que se cierne sobre el desarrollo de esta expedición, no
puede ser suprimida de la historia sin incurrir en ligereza”. 77 Por su parte R. Penna, un
estudioso actual, que modo especial se ha detenido a profundizar en la carta a los
Romanos, al hablar de los motivos por cuáles Pablo escribió esta carta, considera que es
prácticamente insostenible que Pablo hubiese podido hacer un viaje hasta España.78

77
Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía crítica, p. 267.
78
Penna. Romano, Lettera ai Romani, I, Rm 1-5, Bologna, Dehoniana, 2004, pp. 44-50.
III

“PARA QUE LE ANUNCIASE ENTRE LOS


GENTILES”

Podemos comenzar diciendo que la vida de Pablo después de su encuentro con


Jesús resucitado fue una carrera por el Evangelio. Por tanto, hacer un acercamiento al
camino misionero es una necesidad inaplazable. Una figura utilizada por el propio Pablo
es descriptiva de su celo apostólico; en primera Corintios dice: “¿No sabéis que en las
carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el premio? ¡Corred de manera
que lo consigáis!” (1 Cor 9,24). La imagen se aplica en primer lugar a él, pero luego, se
constituye en una invitación para todos los creyentes.

Aunque en el proceso de reconstrucción de los viajes misioneros del Apóstol, los


datos que nos brindan los Hechos de los Apóstoles solo coinciden de modo parcial con la
información de primera mano que nos entregan las cartas auténticas, es necesario intentar
trazar el itinerario completo sirviéndonos de la información que disponemos. Por otra
parte, las noticias79 que tenemos en las cartas auténticas son fragmentarias y ocasionales,
lo cual impide tener un cuadro completo (sólo basados en ellas) de la actividad
evangelizadora de Pablo. Es la razón por la cual debemos hacer esta reconstrucción
basados ante todo en Hechos de los Apóstoles.

Sin embargo, en los escritos auténticos no faltan referencias que lleven a pensar
sobre una basta y agotadora actividad misionera de Pablo. Por ejemplo leemos: “tanto
que desde Jerusalén y en todas direcciones hasta el Ilírico he dado cumplimiento al
Evangelio de Cristo” (Rom 15,19b). Es muy seguro que en este punto esté convencido
que su actividad evangelizadora por la zona oriental del imperio haya sido cumplida, y
entonces, haya decido ir a la capital y luego a la zona occidental (cf. Rom 15,23-24). La
capacidad pastoral de Pablo desborda los límites de la normalidad, es sin la menor duda,
79
En Gál 2,1-10 tenemos una reseña muy breve con unos cuantos detalles sobre su actividad misionera y su
encuentro en Jerusalén con las columnas de la Iglesia. A partir de este texto se podría intentar una
reconstrucción, pero nos faltarían muchos detalles para trazar un cuadro lo más completo posible.
uno que ha cumplido su propia palabra muy a cabalidad, tal cual dice “Por mi parte, muy
gustosamente gastaré y me desgastaré totalmente por vuestras almas” (2 Cor 12,15a).
Una descripción de la grandeza pastoral del Apóstol de las gentes la encontramos
formulada por San Juan Crisóstomo así:

No nos equivocaríamos al describir el alma de Pablo como un prado de virtudes y


un paraíso espiritual, con tanta magnificencia germina en él la gracia y tanto se
manifestaba en él una sabiduría digna de esa gracia. De hecho, cuando se
convirtió en el instrumento elegido y estuvo perfectamente purificado, el don del
Espíritu se difundió sobre él con abundancia. Allí es donde nacieron para nosotros
aquellos ríos admirables, que no son simplemente cuatro, como los que brotan de
la fuente del paraíso, sino mucho más numerosos, y fluyen todos los días: no
riegan la tierra, sino el alma de los hombres, alentándola a producir frutos de
virtud. ¿Qué discurso estará, pues, a la altura de las grandes gestas de este
hombre? ¿Qué lengua será capaz de recitar los elogios de este personaje En
efecto, cuando una sola alma posee todas las virtudes, y todas en su forma más
elevada, y no sólo las humanas, sino también las de los ángeles, ¿cómo es posible
proclamar sus elogios de un modo igual de sublime? (Panegíricos de San Pablo,
I,I).

Desde el momento en que vivió su experiencia de la revelación del Resucitado en


el camino hacia Damasco hasta su arribo a Roma, 80 en práctica esta siempre en viaje. Se
han hecho cálculos que permiten establecer que pudo haber recorrido entre 10.000 y
15.000 kms, (otros pronostican hasta 30.000 Kms); lo cual es admirable, si tenemos en
cuenta las condiciones de movilización de la época. Teniendo en cuenta la base datos
brindada por Hechos de los Apóstoles hablamos de cuatro grandes viajes. Se suele hablar
de los tres primeros y pasar por alto el cuarto, que es aquel de la cautividad y apelación al
Emperador; los tres primeros partieron de Antioquía de Siria, y al menos los dos primeros
terminaron allí mismo.

Una descripción81 de los mismos es más o menos la siguiente:


1.) Primer viaje misionero (Hch 13,1-14,28): Una descripción somera del
mismo resulta así: Pablo parte de Antioquía de Siria acompañado por Bernabé
80
Su actividad evangelizadora abarcó un arco de tiempo aproximado de quince años muy intensos.
81
Para un estudio más detallado puede verse: González Ruiz, José María., El Evangelio de Pablo,
Santander, Ed. Sal Terrae, 1988, pp. 19-59. 157-170; Metzger, Henri., Las rutas de San Pablo en el oriente
griego, Barcelona, Ed. Garriga, 1962; Este último un libro dedicado a estudiar los cuatro viajes del
Apóstol.
y Juan Marcos, que los deja cuando llega a Perge de Panfidia; desde el puerto
de Seleucia el equipo misionero desembarca en la isla de Cipre (Salamina) y
luego pasa a las costas mediterráneas de Anatolia (Atalía, Perge), y desde allí a
las ciudades de la altiplanicie: Antioquía de Pisidia, Iconio, listra y Derbe;
desde allí de nuevo a Antioquía de Siria. Es una especie de recorrido circular.

Descripción detallada: Enviado por el Espíritu para la evangelización de los


gentiles y luego de ayunar, orar y recibir la imposición de manos (cf. Hch 13,3), Pablo
junto con Bernabé se embarcó con destino a Chipre, predicaron en la sinagoga de
Salamina,82 cruzaron la isla de este a oeste siguiendo sin duda la costa sur y llegaron a
Pafos, residencia del procónsul Sergio Paulo, 83 quien tras el signo realizado por Pablo,
queda impresionado y cree (cf. Hch 13,6-12). Un detalle a tener en cuenta es que después
de la conversión del procónsul romano, Pablo, es citado por San Lucas antes de Bernabé
y asume la dirección de la misión que hasta entonces había ejercido Bernabé.

Los resultados de este cambio son rápidamente evidentes. Pablo comprende que,
al depender Chipre de Siria y Cilicia, la isla entera se convertiría cuando las dos
provincias romanas abrazaran la fe de Cristo. Escogió entonces el Asia Menor como
campo de su apostolado y se embarcó a Perge de Panfilia, once kilómetros por encima del
puerto de Cestro. Fue entonces cuando Juan Marcos, desanimado quizá por los
ambiciosos proyectos del apóstol, abandonó la expedición y volvió a Jerusalén, mientras
que Pablo y Bernabé trabajaban solos entre las arduas montañas de Pisidia, infestadas de
bandidos y atravesando profundos precipicios. 84 Su destino era la colonia romana de
82
Hechos testifica también la presencia de Juan, quien les ayudaba. “Llegados a Salamina anunciaban la
Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan que les ayudaba” (Hch 13,5). El
personaje llamado Juan, que tiene como segundo nombre “Marcos” (cf. Hch 15,37), era hijo de una tal
María, que acogía las asambleas cristianas en su casa de Jerusalén (cf. Hch 12,12-17); en Hch 12,25
aparece en Antioquía de Siria, y finalmente abandonará a Pablo y Bernabé en Perge (cf. Hch 13,13), y
regresará a Jerusalén, quizá por lo exigente del proyecto que está emprendiendo Pablo.
83
El acontecimiento es atestiguado sólo por Hechos; lo cual no ha dejado de generar polémica, por
ejemplo, Légasse comenta al respecto: “La existencia de un procónsul llamado Sergio Paulo en Cipre por
este tiempo no tiene ninguna confirmación documental verdaderamente convincente…” Légasse, S., Pablo
Apóstol, ensayo de biografía crítica, p. 107-108.
84
En 2 Cor 11, 26-28 el propio Pablo recuerda esta realidad y otras más: “Viajes frecuentes; peligros de
ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad;
peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin
dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi
Antioquía de Pisidia, situada a siete días de viaje desde Perge. Aquí, Pablo habló en la
sinagoga del destino divino de Israel y del providencial envío del Mesías (cf. Hch 13,16b
- 43). La estancia de los dos misioneros en Antioquía de Pisidia fue lo suficientemente
larga como para que la Palabra del Señor fuera conocida por toda la región (cf. Hch
13,49).

Cuando los judíos consiguieron con sus intrigas un decreto de destierro (cf. Hch
13,50), continuaron hacia Iconio, distante tres o cuatro días de viaje, donde encontraron
la misma persecución por parte de los judíos y la misma acogida por parte de los gentiles
(cf. Hch 14,1ss). La hostilidad de los judíos los forzó a buscar refugio en la colonia
romana de Listra, distante unos veinticinco kilómetros. Aquí, los judíos de Antioquía y de
Iconio tendieron celada a Pablo, habiéndolo apedreado y dado por muerto, pero él logró
una vez más escapar buscando esta vez refugio en Derbe, situada alrededor de sesenta
kilómetros de la provincia de Galacia (cf. Hch 14,20). Después de completar su circuito,
los misioneros volvieron sobre sus pasos para visitar a los nuevos cristianos, designando
algunos presbíteros85 en cada una de las Iglesias fundadas por ellos y finalmente
volvieron a Perge, donde se detuvieron a predicar de nuevo el Evangelio, mientras que
esperaban quizá la oportunidad de embarcar para Atalía (cf. Hch 14,25), un puerto a
dieciocho kilómetros de Perge.

Al volver a Antioquía de Siria, después de una ausencia que había durado cerca de
tres años, fueron recibidos con mucha alegría y acción de gracias, pues Dios había abierto
las puertas de la fe a los gentiles. La narración termina diciendo que “a su llegada
reunieron a la Iglesia y se pusieron a contar todo cuanto Dios había hecho juntamente

responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias”


85
La cuestión de la designación de presbíteros en estas Iglesias no ha dejado de generar debates. Se piensa
en general que esto es más probable en la organización eclesial posterior, de hecho “Pablo no habla nunca
de ancianos o de presbíteros en sus cartas auténticas”, cf. Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía
crítica, p. 114. La posición de Fitzmyer va en el mismo sentido, ya que “esta noticia crea algún problema,
pues ni en sus cartas auténticas ni en las deuteropaulinas el Apóstol habla jamás de los ancianos o
presbíteros en las Iglesias a las que escribe, ni él designo a tales personas… De manera que esta noticia
puede ser un anacronismo lucano, pues atribuye a Pablo y a Bernabé ese cuidado de la estructura de las
comunidades recién fundadas”, cf. Fitzmyer, J., Los Hechos de los Apóstoles, II, p. 177.
con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. Y permanecieron no poco
tiempo con los discípulos” (Hch 14,27-28).

¿Es necesario circuncidar a los gentiles?: Surge entonces un problema que


había que resolver. El problema del estatuto de los gentiles en la Iglesia se hizo sentir con
toda su agudeza. Algunos judeocristianos que venían de Jerusalén reclamaron el que los
gentiles fueran sometidos a la circuncisión y tratados como los judíos trataban a los
prosélitos. Contra esta opinión, Pablo y Bernabé protestaron y se decidió convocar una
reunión en Jerusalén86 para resolver el asunto (cf. Hch 15,5ss). En esta asamblea, Pablo y
Bernabé representaron a la comunidad de Antioquía. Pedro defendió la libertad de los
gentiles, Santiago insistió en lo contrario, pidiendo al mismo tiempo que se abstuvieran
de algunas de las cosas que más horrorizaban a los judíos.

Una carta87 apostólica da cuenta de la misión encargada a Pablo y Bernabé y de


las decisiones tomadas. Se decidió que los gentiles quedaban exentos de las exigencias de
la ley mosaica en lo relacionado con la circuncisión. También se decidió que los de Siria
y Cilicia deberían abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales
estrangulados y de la fornicación. En tercer lugar, que su decisión no era promulgada en
virtud de la ley de Moisés sino que era dada en nombre del Espíritu Santo, lo cual se ha
interpretado como un triunfo de las ideas de San Pablo (cf. Hch 15,23-29).

86
Los datos presentados en Hch 15,1ss no coinciden con el relato paralelo que hallamos en Gál 2,1-10. La
versión que nos ofrece Pablo indica que subió a Jerusalén por una visión privada; consultó en privado a los
notables; no menciona la llamada carta apostólica; menciona a Tito y a los falsos hermanos que
solapadamente se infiltraron; dice que sólo les pidieron acordarse de los pobres. En consecuencia da la
impresión que no se trato siquiera de una reunión, sino de consultas privadas. De todos modos, los textos
nos revelan que estamos ante un debate histórico y de importancia en la Iglesia primitiva. Para ampliar
sobre el particular se puede ver: Fitzmyer, J., Los Hechos de los Apóstoles, II, pp. 185-188; Benoit, P. La
deuxième visite de saint Paul à Jérusalem: Bib 40 (1959) 778-792; Burgos Nuñez, M. de, Asamblea de
Jerusalén (Hch 15) y Gál 2,1-14, en : M.- E. Boismard – A. Lamouille., Les Actes de Deux Apôstres:
Communio 23 (1990) 405-428; Ravarotto, E., De hierosolimitano concilio (Act 15): Antón 37 (1962) 185-
218; Légasse, S., Pablo Apóstol, ensayo de biografía crítica, p. 159-170; entre otros.
87
La cuestión del envío de una carta con orientaciones precisas parece estar fuera de duda. Si fue redactada
en el marco de la misma reunión o un poco después, es una cuestión más compleja. “Cuando realmente se
redactó este decreto de Jerusalén y se envió a las Iglesias locales de Antioquía, Siria y Cilicia es una
cuestión abierta al debate”. Fitzmyer, J., Los Hechos de los Apóstoles, II, p. 214.
La restricción impuesta a los gentiles convertidos procedentes de Antioquía, Siria
y Cilicia no se aplicaba a sus Iglesias y “ni siquiera Tito que estaba conmigo, con ser
griego, fue obligado a circuncidarse” (Gal 2, 4) su compañero, no fue apremiado a
circuncidarse, a pesar de las protestas de los judaizantes. Se presume que Gálatas 2,1-10
y Hechos 15, 1ss. refieren el mismo caso ya que, por un lado, los actores son los mismos:
Pablo y Bernabé, y por el otro, Pedro y Santiago; el debate versa sobre lo mismo: la
cuestión de la circuncisión de los gentiles; la escena es idéntica: Antioquía y Jerusalén; y
la fecha idéntica: Aproximadamente el 50 d.C. y el resultado uno solo: el éxito paulino
sobre los judaizantes. Sin embargo, la decisión no fue adelante sin dificultades.

La cuestión no concernía solo a los gentiles, y mientras que se les exoneraba de la


ley de Moisés, se declaraba al mismo tiempo que hubiera sido más meritorio y más
perfecto para ellos el observarla, ya que el decreto parece haber complacido a los
prosélitos judíos de la segunda generación de cristianos. Además, los judeocristianos, que
no habían sido incluidos en el veredicto, podían seguir considerándose como ligados por
la observancia de la ley. Este fue el origen de la disputa que surgió inmediatamente
después en Antioquía entre Pedro y Pablo.

El Apóstol de las gentes enseñó abiertamente que la ley había sido abolida para
los judíos mismos. Pedro parece no pensar tan diferente, pero consideró oportuno evitar
la ofensa a los judaizantes e impedirles comer con los gentiles que no observaban las
prescripciones de la ley. Así influenciaba a los gentiles a vivir como los judíos lo hacían.
Pablo hizo ver que esto abría el camino a futuros malentendidos y conflictos, y que,
incluso, tendría consecuencias nefastas (cf. Gál 2, 11-20).
El mapa del trazado del primer viaje misionero lo tenemos a continuación:

2.) Segundo viaje misionero (Hch 15,36-18,22): Una descripción breve de este
viaje se formula en los siguientes términos: Pablo se asocia como compañero a
Silas o Silvano, y parte nuevamente desde Antioquía de Siria, va por la región
de Cilicia (Tarso), pasa por las localidades ya visitadas en el primer viaje,
aquellas que están sobre la vía imperial que atraviesa la altiplanicie de la
Anatolia: Derbe y Listra. En esta última toma consigo a Timoteo, y
atravesando las regiones de Frigia y Galacia (Iconio, Antioquía de Pisidia),
llega a Tróade; en este puerto se embarcan hacia la Macedonia, pasando por
las ciudades de Filipos, Tesalónica y Berea. Pablo llega solitario a Atenas y
después a Corinto. En esta ciudad se detiene año y medio, y se reencuentra
con sus compañeros. Desde el puerto de Cencreas, acompañado por Aquila y
Priscila (Una pareja neocreyente), se embarca para Éfeso, y desde allí toma
ruta marítima hacia Cesarea del mar; de allí pasará a Jerusalén a la Iglesia de
la ciudad santa, antes de ir nuevamente a Antioquía de Siria donde termina su
viaje.
Descripción detallada: El segundo de los recorridos misioneros de Pablo
comienza con un propósito pastoral, pues el Apóstol dice a Bernabé: “volvamos ya a ver
cómo les va a los hermanos en todas aquellas ciudades en que anunciamos la palabra
del Señor” (Hch 15,36b). Pero pronto surge un impace: La discusión a propósito de Juan
Marcos, que Pablo rechazó como compañero de viaje. Así pues, Bernabé partió con Juan
Marcos (Chipriota) y Pablo escogió a Silas o Silvano, un ciudadano romano como él y
miembro influyente de la Iglesia de Jerusalén, y partió para Antioquía a fin de llevar el
decreto de la asamblea apostólica (cf. Hch 15,37-40).

Los dos misioneros fueron primero de Antioquía de Siria a Tarso, con un alto en el
camino para promulgar el decreto del primer Concilio de Jerusalén, y luego fueron de
Tarso a Derbe a través de las puertas de Cilicia, de los desfiladeros de Tarso y de las
llanuras de Licaonia. La visita de las iglesias fundadas en la primera misión se realizó sin
incidentes si no es a propósito de la elección de Timoteo, 88 que los apóstoles en Listra
persuadieron para que se circuncidara para poder llegar mejor a los judíos, numerosos en
estos lugares.

Fue probablemente en Antioquía de Pisidia, aunque los Hechos no mencionan tal


lugar, donde el itinerario de la misión fue cambiado por intervención del Espíritu Santo.
Pablo pensó en entrar en la provincia de Asia Menor por el valle del Meandro, lo que le
permitiría un solo día de viaje, y sin embargo, pasaron a través de Frigia y Galacia pues el
Espíritu Santo les había impedido predicar la Palabra de Dios en Asia: “Atravesaron
Frigia y la región de Galacia, pues el Espíritu Santo les había impedido predicar la
Palabra en Asia” (Hch 16,6).

Sea como sea, los misioneros viajaron hacia el norte en la región de Galacia
llamada así en propiedad y cuya capital era Pesinonte, aunque la cuestión de si predicaron
o no en ella, sigue sin aclarar. Esto no esta despejado, pero sabemos que la
evangelización de los Gálatas se debe muy seguramente a la enfermedad de Pablo, como
él mismo nos lo atestigua: “Pero bien sabéis que una enfermedad me dio ocasión para
evangelizaros por primera vez” (Gál 4,13). En cualquier caso, los misioneros después de
alcanzar la Misia Superior, intentaron llegar a la rica provincia de Bitinia, que se extendía
ante ellos pero el Espíritu no les consintió (cf. Hch 16,7). Por tanto, atravesaron Misia,
sin detenerse a predicar, y bajaron a Tróade, donde la voluntad de Dios les fue revelada
por la visión de un macedonio que los llamaba para evangelizar allí (cf. Hch 16,9-10).

Pablo continuó utilizando en el suelo europeo los métodos de predicación que


había utilizado desde el principio. Hasta donde fue posible, concentró sus esfuerzos en las
metrópolis desde las que la fe se extendería hacia ciudades de segundo rango y,
finalmente a las áreas rurales. Allí donde encontraba una sinagoga, empezaba por
predicar en ella a los judíos y prosélitos que estaban de acuerdo en escucharle. Cuando la

88
En adelante Timoteo permanecerá como apoyo insustituible para Pablo (cf. Hch 17,14-15; 18,5; 19,22;
20,4; 1 Tes 3,2.6; 1 Cor 4,17; 16,10; 2 Cor 1,19; Rom 16,21), además será un compañero fiel hasta el final,
incluso dos cartas de los escritos paulinos están dirigidas a él: 1 y 2 Tim.
ruptura con los judíos era irreparable, lo que ocurría tarde o temprano, fundaba una nueva
Iglesia con sus neófitos en la fe. Permanecía entonces en la misma ciudad a no ser que
una persecución se declarara, normalmente a causa de las intrigas de los judíos. Existían,
sin embargo, algunas variantes del plan. En Filipos, donde al parecer no había sinagoga,
la primera predicación tuvo en circunstancias particulares: “El sábado salimos fuera de
la puerta, a la orilla de un río, donde suponíamos que habría un sitio para orar. Nos
sentamos y empezamos a hablar a las mujeres que habían concurrido” (Hch 16,13). Esto
provocaría la insidia de los judíos contra los misioneros.

Pablo y Silas, acusados de alterar el orden público, recibieron azotes y fueron


arrojados en prisión (cf. Hch 16,16-24), sólo que de allí fueron milagrosamente liberados
(cf. Hch 16,25ss). Incluso, tras el hecho milagroso les piden que dejen la ciudad (cf. Hch
16,39).

Después atravesando Anfípolis y Apolonia, llegan a Tesalónica, donde tras su


predicación en la sinagoga, vuelven a tener dificultades (cf. Hch 17,2ss); en consecuencia
son enviados a Berea por los hermanos en horas de la noche; después se dan a la
predicación de la Palabra en la sinagoga con gran éxito: “Estos eran de un natural mejor
que los de Tesalónica, y aceptaron la palabra de todo corazón. Diariamente examinaban
las Escrituras para ver si las cosas eran así. Creyeron, pues, muchos de ellos y, entre los
griegos, mujeres distinguidas y no pocos hombres” (Hch 17,11-12). Pero poco tardó en
aparecer la resistencia de los judíos (cf. Hch 17,13), y por consiguiente, el auxilio
inmediato de los hermanos (cf. Hch 17,14s).

El apostolado de Atenas fue absolutamente excepcional. Aquí no se planteaba el


problema de los judíos o de la sinagoga, y Pablo, en contra de su costumbre, estaba solo
(cf. 1 Tes 3,1). Desarrolló en el areópago una especie de discurso del que se conserva un
resumen en los Hechos de los Apóstoles (cf. Hch 17,22b-31) como un modelo en su
género; el mismo conllevó reacciones positivas y negativas, así como algunas pocas
conversiones: “Pero algunos hombres se adhirieron a él y creyeron, entre ellos Dionisio
Areopagita, una mujer llamada Damaris y algunos otros con ellos” (Hch 17,34). Parece
haber dejado la ciudad de buen grado, sin haber sido forzado a ello por persecución
alguna.

La misión de Corinto, por otro lado, puede ser considerada como típica. Pablo
predicó en la sinagoga todos los sábados y cuando la oposición violenta de los judíos le
negó la entrada, se retiró a una casa próxima, propiedad de un prosélito llamado Tito
Justo (cf. Hch 18, 1ss). De esta forma prolongó su apostolado por dieciocho meses
mientras los judíos atentaron contra él en vano; fue capaz de resistir gracias a la actitud,
por lo menos imparcial si no favorable, del procónsul Galión (cf. Hch 18,12-15).
Finalmente, se embarca para Siria, acompañado por Priscila y Aquila, y en Cencreas hace
un voto (cf. Hch 18,18b). Llegan a Éfeso, donde se separa de la pareja misionera; después
de haber predicado brevemente, va a Jerusalén, y de allí, de acuerdo con su costumbre,
volvió a Antioquía de Siria (cf. Hch 19-22).
El mapa del trazado del segundo viaje misionero lo tenemos a continuación:

3.) Tercer viaje misionero89 (Hch 18,23-20,14 (26,32)): En breve el viaje tiene
este itinerario: Por poco tiempo Pablo se detiene en Antioquía de Siria, y parte para
recorrer buena parte de las etapas anteriores por las regiones de Anatolia central, Frigia y
Galacia, hasta llegar al puerto de Éfeso. En esta ciudad se detiene unos tres años (cf. Hch
19,1-20,1), desarrollando una intensa actividad evangelizadora que alcanza las ciudades
del Asia Menor o proconsular. Deja Éfeso, en medio de una situación dramática, y
pasando por Macedonia (Tesalónica, Atenas) llega a Corinto; allí permanecerá por tres
meses. En compañía de los delegados de las jóvenes Iglesias, vuelve a pasar por Filipos y
Tróade; desde las costas del mar Egeo se embarca para Siria haciendo una parada en
Mileto para saludar a los presbíteros de Éfeso; después pasa a Patara para el cambio de
nave, y viaja a Tiro; pasando luego por los puertos de Tolemaida y Cesarea del mar y

89
Nunca han faltado los cuestionamientos para este viaje. Los juicios son diversos, por ejemplo: “El tercer
viaje no es un viaje misionero, sino más bien una visita a las Iglesias fundadas para fortalecer su fe”.
Perego, Giacomo., Atlas bíblico interdisciplinar, Madrid, San Pablo, 1999, p. 98. El versículo que sirve
como rampla de lanzamiento nos deja con esa impresión: “Después de pasar allí algún tiempo marchó a
recorrer una tras otra las regiones de Galacia y Frigia para fortalecer a todos los discípulos” (Hch 18,23).
finalmente a Jerusalén. Estando en la ciudad santa es arrestado en el templo y mantenido
durante dos años bajo custodia militar, por último será llevado a Cesarea marítima.

Descripción detallada: El destino del tercer viaje de Pablo fue evidentemente


Éfeso, donde Aquila y Priscila lo esperaban. El había prometido a los efesios volver a
evangelizarlos si tal era la voluntad de Dios: “Volveré a vosotros otra vez, si Dios quiere”
(Hch 19,21) y el Espíritu Santo no se opuso esta vez a su entrada en Asia. Así que,
después de una breve visita a Antioquía se fue a través de Galacia y de Frigia (cf. Hch
18,23) y pasando a través de las regiones del Asia Central llegó hasta Éfeso (cf. Hch
19,1).

Su manera de proceder permaneció intacta. Para ganarse la vida y no ser una carga
para los fieles, tejió todos los días durante muchas horas tiendas (cf. Hch 18,3), lo que no
le impidió predicar el Evangelio. Como de costumbre, empezó en la sinagoga donde tuvo
éxito durante los primeros meses (cf. Hch 19,8). Después enseñó diariamente en un aula
puesta a su disposición por un cierto Tirano (cf. Hch 19,9). 90 Así vivió por dos años de tal
forma “que pudieron oír la Palabra del Señor todos los habitantes de Asia, tanto judíos
como griegos” (Hch 19,10). Todo da la sensación de una misión bastante exitosa en la
ciudad de Éfeso.

Pero supuesto que hubo pruebas que sufrir y obstáculos que superar. Algunos de
esos obstáculos surgieron de la envidia de los judíos, que intentaron inútilmente imitar los
exorcismos de Pablo, otros vinieron de la superstición de los paganos, particularmente
acentuada en Éfeso (cf. Hch 19,11ss). Sin embargo, triunfó de una manera tan clara que
los libros de superstición que fueron quemados tenían un valor de 50,000 monedas de
plata.91 Esta vez, la persecución fue debida a los gentiles y fue por motivos interesados.
Los progresos del cristianismo arruinaron la venta de las pequeñas reproducciones del
templo de Diana y las de la diosa Artemisa, estatuillas muy compradas por los peregrinos,
con lo que un cierto Demetrio, en cabeza de los orfebres, arengó a la plebe contra San

90
“Desde la hora quinta a la décima” (de las once de la mañana a las cuatro de la tarde aproximadamente)
de acuerdo con la interesante tradición que nos ha legado el llamado código " Beza".
91
Para la época una moneda de plata correspondía aproximadamente a un día de trabajo.
Pablo. San Lucas describió con realismo y emoción la escena, transpuesta luego al teatro
(cf. Hch 19,23-40). El apóstol tuvo que rendirse seguramente a la tormenta.

Después de su estancia en Éfeso y tras animar a los discípulos, partió para


Macedonia y de allí para Corinto, donde pasó el periodo invernal (unos tres meses) (cf.
Hch 20,1-3). Su intención fue la de seguir en primavera para Jerusalén, sin duda para
Pascua, pero al saber que los judíos habían planeado atentar contra su vida, no les dio la
oportunidad de hacerlo al viajar por mar, volviéndose por Macedonia (cf. Hch 20,3b).
Muchos discípulos, divididos en dos grupos, lo acompañaron o lo esperaron en Tróade.
Entre otros, se encontraban Sópatros de Berea, Aristarco y Segundo de Tesalónica, Gayo
de Derbe, Timoteo, Tíquico y Trófimo de Asia (cf. Hch 20,4s). La continuación del viaje
prosigue así: Filipos, Tróade, Asos, Mitilene, Quíos, Samos, Trogilión, Mileto, Cos,
Rodas, Pátara, Tiro, Tolemaida, Cesárea (hospedaje en casa de Felipe) y finalmente hacia
Jerusalén (cf. Hch 20,13- 21,26).

Todavía es importante citar aún tres hechos notables: en Tróade Pablo resucitó al
joven Eutico que se había caído de la ventana de un tercer piso mientras que Pablo
predicaba a altas horas de la noche (cf. Hch 20,7-12). En Mileto pronunció un discurso
emotivo que arrancó las lágrimas a los ancianos de Éfeso (cf. Hch 20, 18b-38). En
Cesárea el Espíritu Santo predijo por la boca de Ágabo que sería arrestado (cf. Hch
21,10b-12), lo que no le disuadió de ir a Jerusalén; la respuesta del mensajero del
Evangelio es contundente: “Entonces Pablo contestó: ¿Por qué habéis de llorar y
destrozarme el corazón? Pues yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, sino a morir
también en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Como no se dejaba convencer,
dejamos de insistir y dijimos: «Hágase la voluntad del Señor»” (cf. Hch 21, 13-14), pero
lo es también, como vemos, la comprensión de los creyentes que querían disuadirlo.

La presencia del Apóstol en Jerusalén, su arresto, su discurso ante los judíos de la


ciudad santa, su declaración publica de ser ciudadano romano, su comparecencia ante el
sanedrín, los ataques insistentes de los judíos contra él y su posterior traslado a Cesarea
marítima con los consiguientes procesos en esta ciudad, determinan el final de este viaje
y el enlace con el viaje hacia Roma (cf. Hch 21,27-26,32).

El mapa del trazado del tercer viaje misionero lo tenemos a continuación:

3.) Cuarto viaje misionero o viaje a Roma (Hch 27,1-28,16): La visión


somera del último viaje se especifica de este modo: Pablo había sido
arrestado en el templo de Jerusalén y después llevado a Cesarea del mar, desde
allí llegará a Roma después de una travesía afortunada por el Mediterráneo,
justo en el otoño avanzado, cuando de norma el mar esta cerrado. La nave
mercantil zarpa desde Cesarea, hace escala en Sidón y Mira, luego en las
costas meridionales de Licia (Cnido); en este puerto, toman una barca
proveniente de Alejandría, y el grupo de 276 personas sigue su ruta hacia
Italia. Sin embargo, cuando toman mar abierto, al sur de la isla de Creta
(después de Buenos Puertos y Cauda), la nave debe enfrentar una violenta
tempestad quedando a la deriva durante catorce días; por fortuna, al final
encalla en las costas de la isla de Malta; allí deberán estar los tres meses del
gran invierno. Luego, en otra nave también proveniente de Alejandría, toda la
comitiva se embarca hacia Roma, pasando por Siracusa, Regio Calabria, el
puerto de Pozzuoli, última localidad de la vía Appia. Pablo llegará a Roma
después de haber pasado por el Foro Appio donde encontró un grupo de
cristianos que le recibieron, luego a Tres Tabernas (donde otro grupo de
cristianos le recibió) y por fin la capital del imperio.

Descripción detallada: Cuando los judíos acusaron en falso a Pablo de haber


introducido a los gentiles en el templo, el populacho maltrató a Pablo, y, cubierto de
cadenas, el tribuno Claudio Lisias lo echó a la cárcel de la fortaleza Antonia (cf. Hch
21,27ss). Cuando éste supo que los judíos habían conspirado para matar al prisionero, lo
envió bajo fuerte escolta a Cesárea marítima, que era la residencia del procurador Félix,
junto con una carta de recomendación (cf. Hch 23,23-35). Pablo no tuvo dificultad para
poner en claro las contradicciones de los que lo acusaban pero, al negarse a comprar su
libertad, Félix lo mantuvo encadenado durante dos años e incluso lo arrojó a la cárcel
para dar gusto a los judíos en espera de la llegada de su sucesor el procurador Porcio
Festo (cf. Hch 24,1-27).

El nuevo gobernador quiso enviar al prisionero a Jerusalén para que fuese juzgado
en presencia de sus acusadores, pero Pablo, que conocía perfectamente las argucias de sus
enemigos, apeló al César en términos bien claros: “Pablo contestó: Estoy ante el tribunal
del César, que es donde debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún mal, como
tú muy bien sabes. Si, pues, soy reo de algún delito o he cometido algún crimen que
merezca la muerte, no rehúso morir; pero si en eso de que éstos me acusan no hay
ningún fundamento, nadie puede entregarme a ellos; apelo al César” (Hch 25,10-11). En
consecuencia, esta causa sólo podía ser despachada en Roma (cf. Hch 25,12).

Este periodo de cautividad se caracteriza por cinco discursos del Apóstol: El


primero fue pronunciado en hebreo en las escaleras de la fortaleza Antonia ante una
multitud amenazante; Pablo relató su vocación y su conversión al apostolado, pero fue
interrumpido por los gritos hostiles de la gente (cf. Hch 22,1-21). En el segundo, al día
siguiente ante el Sanedrín reunido bajo la presidencia de Claudio Lisias, el apóstol enredó
hábilmente a los fariseos contra los saduceos con lo que no se pudo llevar adelante
ninguna acusación (cf. Hch 23,1-8). El tercero fue la respuesta al acusador Tértulo en
presencia del gobernador Félix; en ella hizo ver que los hechos habían sido manipulados,
probando, por tanto, su inocencia (cf. Hch 24,10b-21). Se puede leer por ejemplo la
referencia al juicio ante el Sanedrín: “o si no, que digan estos mismos qué crimen
hallaron en mí cuando comparecí ante el Sanedrín” (Hch 24,20). El cuarto discurso es
una simple explicación resumida de la fe cristiana ante el gobernador Félix y su mujer
Drusila (cf. Hch 24,24-25). El quinto, pronunciado ante el gobernador Festo, el rey
Agripa y su mujer Berenice, repite de nuevo la historia de su conversión y quedó sin
terminar debido a las interrupciones sarcásticas del gobernador y la actitud molesta del
rey (cf. Hch 26,2-23). Este último le sirve a Pablo para expresar una gran esperanza ante
el rey Agripa: “Quiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino todos los
que me escuchan hoy, llegaran a ser tales como yo soy, a excepción de estas cadenas”
(Hch 26,29). Es el corazón del pastor que lleva dentro quien le impulsa a hablar de este
modo.

El viaje del prisionero Pablo de Cesárea Marítima a Roma es descrito por Lucas
con una viveza de colores y una precisión que no dejan nada que desear. El centurión
Julio había enviado a Pablo y a otros prisioneros en un navío mercante en el que estaba
también Aristarco. Dado que la estación se encontraba avanzada, el viaje fue lento y
difícil. Costearon Siria, Cilicia y Panfilia. En Mira de Licia los prisioneros fueron
transferidos a una nave alejandrina que se dirigía a Italia, pero unos vientos contrarios
persistentes los empujaron hacia un puerto de Chipre llamado Buenos Puertos, alcanzado
incluso con mucha dificultad y Pablo aconsejó invernar allí, pero su opinión fue
rechazada y el barco derivó sin rumbo fijo durante catorce días terminando en las costas
de Malta (cf. Hch 27,1-44). En medio de la gran tempestad Pablo aparece siendo animado
por Dios y a su vez dando un mensaje de esperanza a los desesperados pasajeros: “No
temas, Pablo; tienes que comparecer ante el César; y mira, Dios te ha concedido la vida
de todos los que navegan contigo. Por tanto, amigos, ¡ánimo! Yo tengo fe en Dios de que
sucederá tal como se me ha dicho” (Hch 27,24). Este mensaje lo ha recibido por
mediación de un ángel de Dios (cf. Hch 27,23). Lo que prosigue en la narración deja la
impresión que Pablo toma la batuta del viaje.

Durante los tres meses siguientes, la navegación fue considerada demasiado


peligrosa, con lo que no se movieron del lugar (cf. Hch 28,1-10), mas con los primeros
días de la primavera, se apresuraron a reanudar el viaje en otra nave alejandrina que se
dirigía a Italia (cf. Hch 28,11-13). Pablo debió llegar a Roma algún día de marzo de aquel
año. Hechos de los Apóstoles concluye en estos términos: “Pablo permaneció dos años
enteros en una casa que había alquilado y recibía a todos los que acudían a él;
predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo referente al Señor Jesucristo con toda valentía,
sin estorbo alguno” (Hch 28,30-31), es decir, Pablo desarrolla una actividad intensa de
apostolado en la capital del imperio. Como ya se ha indicado, es lamentable que Lucas no
nos ofrezca ningún dato sobre el final de la vida de tan insigne Apóstol.

El Papa San León Magno habla en estos términos de la llegada del Apóstol de las
gentes a Roma, capital del gran imperio y del final de su vida:

San Pablo, vaso de elección y doctor singular de los paganos, llegó a esta misma
ciudad (Roma) para ser asociado a Pedro al mismo tiempo que toda inocencia,
pudor y libertad eran oprimidas bajo el poder de Nerón. Su furor, inflamado por
los excesos de sus vicios, lo precipitó en un torrente de locura, hasta el punto de
que fue el primero en decretar una persecución general y atroz contra el nombre
cristiano, como si la gracia de Dios pudiera ser extinguida a través de la masacre
de los santos; cuando, por el contrario, sacaba el provecho más grande,
transformando el desprecio de esta vida efímera en la posesión de la
bienaventuranza eterna. Preciosa es a los ojos de Dios la muerte de sus santos, y
ninguna especie de crueldad puede destruir la religión fundada sobre el misterio
de la cruz de Cristo. La Iglesia no ha disminuido sino que ha sido magnificada por
las persecuciones, y el campo del Señor se reviste sin fin de una cosecha cada vez
más rica, cuando los granos de trigo, cayendo solitarios, resurgen multiplicados.
¡Qué descendencia han originado al desarrollarse estas dos excelentes plantas
divinamente sembradas (Pedro y Pablo)! Miles de santos mártires están ahí para
atestiguarlo: émulos de los triunfos de los dos apóstoles, han colmado nuestra
ciudad de multitudes empurpuradas y luminosas, cuyo esplendor se extiende
ampliamente, y la han coronado con una diadema única engastada con el fuego
entre numerosas perlas preciosas (Homilías IV (SC 200) 69,6).
El mapa del trazado del cuarto viaje misionero lo tenemos a continuación:
IV

“EL EVANGELIO ANUNCIADO POR MI NO ES DE


ORDEN HUMANO”

Del Apóstol de los gentiles nos ha quedado como legado no sólo su testimonio
como el más grande misionero en los inicios del cristianismo, también nos han llegado
sus valiosos escritos (cartas) que contienen sus enseñanzas fundamentales, sus
orientaciones teológicas que son fruto de su experiencia evangelizadora, y su herencia
espiritual que perdura con el paso de los siglos.

Para realizar un recorrido adecuado ahora consideraremos algunas notas generales


sobre el género literario “carta”, después nos detendremos en el género aplicado a los
escritos paulinos, indicando los aspectos más genéricos y una propuesta de clasificación,
y por último buscaremos indicar las claves esenciales que nos ayuden a estudiar con
profundidad y fruto cada uno de los escritos paulinos. Es sin duda, un campo exigente,
delicado y de suma atención.

1.) NOTAS GENERALES SOBRE EL GÉNERO LITERARIO “CARTA”

Antes de ir adelante, cae muy bien preguntarse ¿porqué hablamos de cartas de San
Pablo? El intento de respuesta a la pregunta pasa a través de un estudio por lo menos
somero del género literario. A partir de los estudios de G. A. Deissmann 92 se ha hecho
distinción entre “carta” y “epístola”. La carta normalmente es considerada como una
realidad no literaria, un medio de comunicación entre personas que están separadas. Por
su confidencialidad, está orientada a la persona o personas a las que va dirigida, y no para
el público en general o para la publicidad; esto de hecho lo deducimos y sabemos cuando
hablamos de una carta. Por lo que se refiere a su estilo, tono y forma puede ser libre,
íntima, familiar, franca y escueta como se hace en lo corriente con una conversación entre
92
Su propuesta aparece esbozada en su clásico libro: Deissmann, G. A., Ligth from The Ancient East,
London, 2ª. Ed, 1927.
amigos(as); también puede ser oficial, es decir, ir dirigida a un grupo o varios con un
propósito determinado.
En cambio, cuando este autor define qué es una epístola 93 habla en éstos términos:
“Es un género literario artístico, una clase de literatura, lo mismo que el diálogo, el
discurso o el drama. No tiene nada en común con la carta salvo su forma; aparte de eso,
se podría aventurar la paradoja de que la epístola es lo contrario de una verdadera carta.
Los contenidos de una epístola van encaminados a la publicidad – pretenden interesar al
público”.94 Podemos compartir casi todos los aspectos mencionados por Deissmann, pero
a la vez consideramos que, una distinción tan neta es absolutista; lo cual nos deja con
cierta insatisfacción. En el uso cotidiano advertimos lo no existencia de una notoria
diferenciación.

Ahora bien, en la Sagrada Escritura hallamos algunos testimonios que denotan la


existencia de correspondencia oficial.95 En el primer testamento hay pasajes que se juzgan
pertenecientes a los reyes preexílicos, p.e. 2 Sam 11,14-15, 1 Re 21,8-10; 2 Re 5,5-6;
10,1-6. Después hay resúmenes exílicos y postexílicos, p.e. Esd 4,11-16; 17-22; 7,12-26;
Bar 6 que conserva la llamada carta de Jeremías (cf. Jer 29,1). Luego del período más
reciente tenemos: 1 Mac 5,10-13; 8,23-32; 10,18-20.25-45; 2 Mac 1,1-2,18, por
mencionar los casos más importantes.

En Jer 29,4-23 encontramos lo que bien podríamos llamar un caso típico del uso
religioso del género literario “carta” con un mensaje específico para los deportados de
Jerusalén a Babilonia; sin embargo, será en el Nuevo Testamento cuando encontremos un
uso concreto de tipo religioso para tal género. Para el caso del “corpus paulinum” y de las
93
Las epístolas fueron cultivadas en el mundo de las escuelas filosóficas (Grecia) del s. IV a.C. y tienen el
estilo de un tratado, de un diálogo o de un ensayo con finalidad instructiva sobre determinado argumento.
En Séneca y Epicuro entre otros hallamos testimonios; cf. Joseph A. F., “INTRODUCCIÓN A LAS
CARTAS DEL NUEVO TESTAMENTO” en Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo, Nuevo Testamento
y artículos temáticos, p. 273.
94
Deissmann, G. A., Ligth from The Ancient East, London, 2ª. Ed, 1927, p. 229.
76
La práctica de escribir cartas está ya presente en el ambiente pagano. Es una práctica presente en las
regiones egipcia y mesopotámica; existen testimonios milenarios muy anteriores al A.T. tanto de tipo
oficial, comercial, regio y privado; lo mismo debe decirse y aplicarse para el caso del mundo semita. Cf.
Joseph A. F., “INTRODUCCIÓN A LAS CARTAS DEL NUEVO TESTAMENTO” en Nuevo Comentario
Bíblico San Jerónimo, Nuevo Testamento y artículos temáticos, p. 273.
77
Ibid, p. 273.
95
cartas católicas, podemos atender este juicio: “Aunque las epistolai del NT constituyen
un corpus dentro de la Biblia, esto no quiere decir que originariamente pretendieran ser
epístolas”96 se trata más bien de un cuerpo de mensajes dirigidos a comunidades
específicas o personas en particular, que nacen del corazón pastoral del Apóstol y tienen
como finalidad animar, educar, seguir formando, exhortar, dar entusiasmo y nuevas
energías en el camino de fe de los destinatarios; por tal motivo, se pueden considerar
como verdaderas cartas, pues, trasluce en ellas un toque íntimo, familiar y hasta
confidencial que les es característico.

2.) EL GÉNERO “CARTA” EN LOS ESCRITOS PAULINOS

Las cartas paulinas sin lugar a dudas comparten elementos típicos de las cartas
grecorromanas, como también de las semíticas. Por otra parte, en su estilo, fondo,
estructura, orientación del mensaje comunicado y contenido presentan el gusto,
pensamiento y sentimiento del Apóstol de las gentes. Casi nos podemos atrever a
vaticinar que representan la psico-afectividad espiritual de Pablo.

De norma los escritos paulinos presentan tres elementos estructurales:

(a) Fórmula introductoria y acción de gracias: Está constituida por la fórmula


grecoromana ampliada. Pablo coloca ciertos epítetos que cualifican su papel y resaltan su
relación con los destinatarios. En algunos de sus escritos se mencionan corremitentes 97
como p.e. Timoteo, Silvano, Sóstenes. Algunos de los saludos son mucho más
prolongados y expresan desde ya lo que será su programa teológico (mensaje) a lo largo
del escrito.98

96
97
Dentro de las cartas auténticas, Timoteo es mencionado en 2 Cor 1,1; Flp 1,1; Flm 1; Silvano y Timoteo
aparecen mencionados en 1 Tes 1,1; Sóstenes es nominado en 1 Cor 1,1. Entre las deuteropaulinas, Timoteo
es mencionado en Col 1,1; Silvano y Timoteo en 2 Tes 1,1; mientras que en Gálatas y en Romanos, Pablo
se reserva la exclusividad del remitente.
98
La carta a los Romanos contiene el saludo más prolongado y teológico; cf. Rom 1,1-7.
La mayoría de las cartas paulinas99 hacen seguir al saludo inicial una acción
gracias que de una u otra forma hace la descripción situacional del escrito; detalla
innegables comportamientos positivos de las comunidades, con lo cual consigue atraer la
atención de los destinatarios originales y de los lectores de todos los tiempos. En la
mayoría de los casos el tono del agradecimiento está marcado por la oración que se
expresa con frecuencia recurriendo a fórmulas eucarísticas.

(b) Cuerpo de la carta: Está constituido por dos partes con una insistencia
temática especial para cada una de ellas. Las dos partes a su vez pueden subdividirse
internamente en bloques más específicos y característicos. La primera parte es de carácter
magisterial, pues expone verdades fundamentales del mensaje cristiano; mientras que la
segunda es exhortatoria, ya que da instrucciones precisas para un adecuado
comportamiento del creyente. La extensión de los dos bloques no es uniforme, el primero
de los mismos suele ser más prolongado.

(c) Conclusión y saludo final: Con alguna frecuencia remite noticias personales o
mensajes para personas específicas; termina por lo general con una bendición
característica: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros” (cf. 1 Tes 5,28;
Gál 6,18; Flp 4,23; 1 Cor 16,23; 2 Cor 13,13; Rom 16,20; Flm 25).

Clasificación de los escritos paulinos: Una clasificación de las cartas paulinas ha


de tener en cuenta las circunstancias de la vida del Apóstol; el momento cronológico en
que surgieron; el camino de madurez de las comunidades eclesiales de origen paulino; la
recepción y el proceso de canonicidad neotestamentario.

Con el correr de los siglos algunas de las cartas no han encontrado dificultad en
ser consideradas como auténticas del Apóstol; otras han estado seriamente debatidas en
este aspecto, y un último grupo ha sido considerado como no procedente directamente de

99
Entre las auténticas solo la carta a los Gálatas omite la típica acción de gracias y, la sustituye con fuerte
regaño; entre las deuteropaulinas en Efesios no encontramos acción de gracias; entre las tritopaulinas 1ª.
Timoteo y Tito omiten una específica acción de gracias.
Pablo, sino de discípulos suyos o de escuela paulina. El debate sobre este asunto es
sumamente complejo; por tanto, habrá que estudiarlo para cada carta por separado.

He aquí una tabla orientativa:

Clasificación de los Escritos Paulinos100


Protopaulinas Deuteropaulinas Tritopaulinas
1 Tesalonicenses Efesios 1 y 2 Timoteo
Gálatas Colosenses Tito
1 y 2 Corintios 2 Tesalonicenses
Filipenses
Filemón
Romanos

3.) PREGUNTAS CLAVE PARA ESTUDIAR CON PROFUNDIDAD Y FRUTO


LOS ESCRITOS PAULINOS

Es necesario leer y profundizar con fruto cada una de los escritos paulinos. Para
responder a este objetivo se presenta a continuación un cuestionario básico 101 que
posibilite tal ejercitación y ayude en el camino de interiorización.

1 Tes

1. ¿Cuál es la estructura de la carta?


2. ¿Qué datos da la carta sobre el tipo de destinatarios (origen, estatus, etc.)?

100
Tradicionalmente se han clasificado las cartas de Pablo en: (1) Auténticas, (2) de la cautividad, y (3)
Pastorales. Hoy muy pocos estudiosos sostienen esta clasificación, debido básicamente a problemas
asociados con la certeza sobre ciertos datos de la vida del Apóstol y al proceso de surgimiento de las
primeras generaciones de cristianos, lo mismo que a las temáticas tratadas en cada una de las cartas.
Nuestra clasificación se apoya en el aporte de expertos como Raymond Brown y Ugo Vanni. En nuestro
estudio de los escritos paulinos seguiremos este orden.
101
Este cuestionario en su parte fundamental ha sido propuesto por el Prof. Carlos Gil A. en el curso para
profesores de Sagrada Escritura en los Seminarios Mayores y Universidades, organizado por el CEBIPAL
(Centro Bíblico Pastoral para América Latina) en Junio- Julio de 2007. El mismo sigue un esquema
particular fruto de la investigación del docente ya mencionado. Normalmente una o dos preguntas por carta
procede de nuestra investigación, y están al final de cada elenco.
3. ¿Cuál es el tono de la carta? ¿Qué tipo de vocabulario predomina? ¿Cómo habla
Pablo?
4. ¿Qué función tiene la mención a la oración (1,2–3; 3,9–10.11–13; 5,17.23–24.25)? ¿Y
el recuerdo de los orígenes de la fe (1,5–10; 2,1–13; 3,4–5; 4,1–2.6.11)?
5. En 3,10 Pablo menciona “deficiencias” en la fe de los tesalonicenses. ¿Cuáles son
estas “deficiencias” en el conjunto de la carta? ¿A cuál da más importancia?
6. ¿Cómo sale al paso Pablo de las hostilidades (2,14; 3,3.7; etc.) que sufren los
Tesalonicenses?
7. Con todos estos datos, ¿cuál es la situación de la carta?
8. Y ¿cuál es la estrategia de Pablo para hacerle frente?
9. ¿Cuál es el pasaje de la carta que más te llama la atención? ¿Razones?

2 Tes

1. ¿Qué elementos se repiten respecto de 1 Tes? ¿Los datos que da 2 Tes de sus
destinatarios coinciden con los de 1 Tes?
2. ¿Qué más datos de la situación nos da el autor?
3. Compara 1 Tes 4,13–18 y 5,1–11 con 2 Tes 2,1–12, ¿qué cambio percibes en la
situación de cada uno?
4. ¿Cuáles son los dos temas que más preocupan al autor? ¿Por qué se escribe esta
carta?
5. ¿Dirías que esta carta es de Pablo? ¿Por qué?
6. ¿Existe algún cambio en el estilo del lenguaje con respecto a 1 Tes?
7. De esta carta, ¿Cuál texto te resulta más formativo?

Gál

1. ¿Cuál es la estructura de la carta?


2. ¿Qué llama la atención del prescriptum, del proemio y del postcriptum respecto a lo
dicho sobre las cartas de Pablo?
3. Recaba los datos que da la misma carta sobre los destinatarios y los oponentes de
Pablo.
4. ¿Por qué insiste tanto Pablo en 3,6–29 en la fe de Abraham? Compara ese texto con
St 2,20–26.
5. ¿Qué función tiene en medio del capítulo 4 el texto de 4,12–20?
6. ¿Por qué concluye Pablo (5,13–6,10) con un aviso sobre los peligros de la libertad y
del egoísmo? ¿Qué función tiene ahí la mención de la “norma de Cristo” (6,2)?
7. Con todos estos datos, resume la situación y la estrategia de Pablo en esta carta.
8. ¿Encuentras algún contraste especial en la carta?
9. ¿Como se manifiesta Pablo en sus sentimientos hacia los Gálatas? ¿los ama o los
odía?

Cor A (1 Cor 6,1–11; 10,1–22; 11,2–34; 15,1–58; 16,13–18)

1. A juzgar por los temas que se abordan en esta primera carta a los corintios, ¿cuáles
son los problemas que tiene la comunidad de Corinto en este momento? Haz una
escueta presentación de la comunidad.
2. ¿Se dirige Pablo a algún grupo concreto dentro de la comunidad?
3. ¿Qué función tiene 10,1–11 en el segundo fragmento de la carta?
4. ¿Cuál es el problema que está detrás de 11,2–16 y qué estrategia de solución plantea
Pablo ahí?
5. A juzgar por la argumentación de Pablo, ¿qué es lo que rechazan esos “algunos que
dicen que no hay resurrección de los muertos” (15,12)?
6. ¿Cuál perícopa te resulta más llamativa espiritualmente hablando?

Cor B (1 Cor 1,1–5,13; 6,12–9,27; 10,23–11,1; 12,1–14,40; 16,1–12.19–24)

1. ¿Cuál es la estructura de la carta?


2. Según el contenido de esta segunda carta, ¿Cómo ha variado la situación respecto a
Cor A?
3. A juzgar por las respuestas de Pablo, ¿cómo identificarías a quienes remiten la carta
que le llevan a Pablo los de Cloe?
4. ¿Qué problema subyace a los capítulos 1–4? ¿Qué datos da la misma carta? ¿Qué
estrategia de solución adopta Pablo?
5. ¿Por qué repite en 10,23 la misma expresión que en 6,12? ¿Tienen alguna relación
ambos temas?
6. En el capítulo 9 subyace una acusación a Pablo; ¿de qué se trata y cómo la resuelve
Pablo?
7. El texto de 1 Cor 11,17–34 (Cor A) ha dado lugar a 1 Cor 12–14 (Cor B). ¿Cuál es la
nueva situación? ¿Cuáles son los núcleos de la respuesta de Pablo?
8. Averigua sobre las divisiones (grupos) indicados en 1 Cor 1,12.

Cor C (2 Cor 2,14-7,4)

1. El cuerpo de esta carta tiene tres partes. ¿Cuál es el tema sobre el que se elabora cada
parte?
2. ¿Dónde aparecen datos que revelan la situación de esta carta?
3. En el capítulo 3 Pablo da respuesta a una crítica; ¿cuál es y cómo argumenta Pablo?
4. ¿De qué acusación se defiende Pablo en 4,7–5,10? ¿Cuál es la estrategia que sigue
para resolverla?
5. ¿A qué sale al paso Pablo en 5,16–21? ¿Cómo lo hace?
6. ¿Crees que 6,14–7,1 pertenecía originalmente a Cor C? ¿Por qué?
7. ¿Qué sientes como creyente cuando lees las acusaciones contra Pablo?

Cor D (2 Cor 10,1–13,13)

1. Aunque en esta carta la estructura no es muy clara, ¿puedes distinguir tres partes?
2. ¿Qué nuevos datos aparecen en esta carta sobre la situación de la comunidad de
Corinto? ¿Cómo aparecen identificados los opositores de Pablo?
3. ¿Qué efecto tuvo la defensa de Pablo en 1 Cor 9? ¿Cómo ha evolucionado este
problema?
4. Pablo hace alarde de recursos retóricos en esta carta apologética. ¿Dónde utiliza la
ironía, el sarcasmo o la burla? Pon ejemplos.
5. ¿Dónde aparece el argumento teológico de fondo que sostiene la apología de Pablo en
esta carta?
6. Esta carta, según sabemos, sí causó el efecto deseado que no consiguió Cor C.
¿Dónde crees que está el éxito o el acierto de Cor D?
7. Escoge una perícopa breve de esta parte de Corintios como slogan para tu vida.

Cor E+F (2 Cor 1,1-2,13; 7,5- 8,24 + 2 Cor 9,1-15)

1. ¿Qué estructura tiene la carta?


2. ¿Qué papel cumple la oración en 1,9–11?
3. ¿Qué puedes decir a propósito de la situación actual de la comunidad de Corinto a
partir de 2,1–11?
4. ¿Cómo rentabiliza Pablo en 7,8–13 el arrepentimiento de los corintios?
5. ¿Qué papel cumple la mención a las comunidades de Macedonia en 8,1–6 (Cor E) y
9,1–2 (Cor F)?
6. ¿Qué argumento teológico utiliza Pablo para estimular la colecta?
7. ¿Qué piensas de la serie de divisiones hecha sobre las dos cartas a los Corintios?

Flp A (4,10–20)

1. ¿Dirías que Pablo se entrega al agradecimiento o guarda algún tipo de reserva?


2. En 4,11 Pablo utiliza un término que sólo aparece aquí: “autarquía”. ¿qué función
tiene en la carta?
3. Esta carta la escribió poco después de Cor D en la que polemizaba de nuevo contra
los corintios, precisamente, por que no quería recibir ayuda de ellos. ¿Por qué la
recibiría de los filipenses?
4. ¿Te parece que se puede hacer una división de este estilo en Filipenses?

Flp B (1,1–4,9.21–23)

1. ¿Cuál es la estructura de esta carta?


2. Compara 1,20–26 con 1 Tes 4,16–17 y 1 Cor 15,51. ¿Qué le hizo a Pablo evolucionar
en este sentido?
3. ¿Cuáles son los dos problemas principales que le hacen a Pablo escribir esta carta?
4. ¿Cómo los aborda? ¿A qué estrategia recurre? ¿Qué función tiene ahí Flp 2,6-11?
5. ¿Crees que 3,1b–4,1 pertenece a Flp B? ¿Por qué?
6. ¿Por qué Pablo trata con tono cariñoso a los Filipenses? Dé ejemplos.

Flm

1. ¿Dirías que es una carta personal de Pablo a Filemón? ¿Qué papel juega la comunidad
en el tema de esta carta?
2. ¿Qué datos da la carta sobre la persona de Filemón?
3. ¿A qué recursos echa mano Pablo para conseguir el favor de Filemón?
4. Escoge el versículo que más edifica tu vida interior.

Rom A (16,1–27)

1. ¿Qué conclusión puedes sacar de esta breve carta sobre el papel de las mujeres en las
comunidades paulinas?

2. ¿Por qué llama la atención la abundancia de saludos personales en este capítulo de


Romanos? Cuéntalos.

Rom B (1,1–15,33)

1. A juzgar por lo que dice Pablo en 15,14–33, ¿cuáles son los dos motivos
fundamentales por los que escribe Rom B? ¿Dirías que es un “tratado”?
2. En esta carta, según la tesis fundamental de 1,16–17 que desarrollará en 1,18–8,39,
Pablo recoge el sentido de “su evangelio”. Resume en unas líneas el hilo de la
argumentación de Pablo.
3. En 3,21-26 Pablo hace una interpretación de la muerte de Jesús. Lee Lv 16,14-16 e Is
53,4-5.11. ¿Cómo están influyendo ambos textos en esa interpretación?
4. ¿A qué experiencia acude Pablo en 5,1–11 para demostrarles a los romanos que
estaban salvados?
5. ¿Cómo argumenta Pablo en 6,1–11 para convencer a los romanos de que deben dejar
atrás el pecado? Ahí Pablo ofrece una lectura de la muerte de Jesús, semejante a la de
2 Cor 5,14-21. ¿Tiene alguna diferencia con la de 3,21-26?
6. En los capítulos 7 y 8 Pablo desarrolla un concepto importante en su antropología: la
“carne” (cf. Gál 5,13ss). ¿Dónde aparece? ¿A qué se está refiriendo Pablo con este
término?
7. En los capítulo 9 a 11 introduce un nuevo tema; ¿qué lo provoca? ¿Cómo argumenta
Pablo?
8. Rom 14,1–15,13 es el único texto en el que Pablo hace referencia directa a un
problema de la comunidad de Roma. ¿De qué se trata? ¿Cómo lo aborda?
9. ¿Por qué crees que Romanos es un escrito complejo? Razones y ejemplos a partir del
mismo texto.
10. Elige un texto de esta carta y haz una oración inspirado en él.

Col

1. ¿Dónde aparecen los datos sobre la situación de la carta? ¿Cuál te parece que es esta
situación?
2. ¿Dónde aparece formulada la cristología de la carta? ¿Cuáles son los elementos más
importantes?
3. ¿Cómo evoluciona el símbolo del cuerpo de Cristo en Col 1,18–20.21–22; 2,9–10.19
respecto a, por ejemplo, 1 Cor 12,12–30?
4. ¿Cuál es el problema que subyace en 2,8-23 y cómo se aborda?
5. ¿Qué relación tiene el revestirse del hombre nuevo de Col 3,9-11 con la idea del
revestirse de Cristo en Gál 3,26-29? ¿En qué varía?
6. ¿Cómo es el comportamiento con los de fuera y qué importancia tiene para la
comunidad?
7. ¿Percibes alguna evolución entre lo que decía Pablo en 1 Cor 7,20–24; 11,2–16 y en
Flm 10–20, a propósito de las mujeres y de los esclavos respectivamente, con el
“código doméstico” de Col 3,18–4,1?
8. Haga un juicio pastoral sobre la carta apoyándose en algunos de sus textos.
Ef

1. ¿Dónde aparecen en la carta a los Efesios frases o ideas tomadas de Colosenses?


¿Qué nos dice este dato sobre la situación de Ef?
2. En la carta aparecen dos grupos, ¿cuáles? ¿A cuál de ellos se dirige Pablo? ¿Qué
función tiene Ef 2,13–18 en la carta?
3. ¿Dónde aparece el desarrollo de la idea teológica sobre la Iglesia universal? ¿Cómo?
4. ¿Qué imagen de Pablo aparece en esta carta?
5. ¿Qué semejanzas y diferencias tiene el símbolo del cuerpo de Cristo usado en Ef
2,14–22; 4,7-12 con el uso en Col y 1 Cor según hemos visto? ¿Qué relación tiene
con la estructura de autoridad?
6. Comparado con el “código doméstico” de Colosenses, ¿qué resalta en el código de
Efesios (Ef 5,21–6,9)?
7. ¿Cómo se refleja la eclesiología de la carta en estas relaciones internas?
8. ¿Se puede decir que Efesios hace un avance en la comprensión de la Iglesia ya
presentada por las cartas auténticas?

Cartas Pastorales (1 y 2 Tim, Tit)

1. ¿Cuál sería la estructura de cada una de las tres cartas? ¿A cuál de las dos cartas a
Timoteo se parece más la de Tito?
2. ¿En qué lugares de las cartas se refiere el autor a los “falsos maestros”?
3. ¿Dónde aparece la preocupación por la ortodoxia (la sana doctrina, sanos discursos, la
verdad)? ¿Qué relación tiene con lo anterior? ¿Qué revela esto sobre la situación de
las cartas?
4. ¿Dónde aparecen los códigos domésticos de las Pastorales? ¿En qué se diferencian de
los de Colosenses y Efesios? ¿Dónde se percibe la evolución?
5. ¿Cómo legitima la carta a Tito los códigos domésticos?
6. ¿Cuál es la idea teológica fundamental sobre la que se apoya 2 Tim?
7. ¿A qué estrategia acude el autor de las Pastorales como respuesta a la situación
subyacente? ¿Qué ideas teológicas maneja? ¿Qué otros recursos utiliza?
8. Escriba tres aspectos que diferencian las tritopaulinas de los demás escritos paulinos.
9. ¿Qué le llama la atención de las diversas recomendaciones a los distintos miembros
de la Iglesia?
10. ¿Dónde se manifiesta la actualidad de las pastorales? Dé ejemplos.

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