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La psiquiatría infanto- juvenil es la rama de la psiquiatría que se ocupa de las alteraciones de las funciones
cerebrales superiores que se manifiestan desde el nacimiento hasta la adolescencia. Los trastornos mentales
pueden ser de causa orgánica, funcional o emocional producidas por factores exógenos o endógenos.
Estos trastornos se denominan híper cinéticos para la CIE 10 y trastorno por déficit de atención con
hiperactividad para el DSM IV.
En la CIE 10 el Trastorno Negativista Desafiante se considera un subtipo más de trastorno disocial, este se
caracteriza con un patrón recurrente de comportamiento negativista, desafiante, desobediente y hostil hacia
figuras de autoridad.
La CIE 10 ubica como trastornos del comportamiento social, la presencia de anomalías del comportamiento
social que comienzan durante el periodo de desarrollo y que, a diferencia de los trastornos generalizados del
desarrollo, no se deben a una capacidad o déficit del comportamiento de origen constitucional y no se
extienden en todas las áreas del mismo. En muchos de estos casos suelen producirse por distorsiones o
privaciones ambientales graves que desempeñan un papel importante en si etiología.
El Mutismo selectivo se trata de un trastorno caracterizado por una selectividad de origen emocional para
hablar en situaciones sociales determinadas ( ej: en la escuela) a pesar de hacerlo sin dificultad en otros
lugares.
El Trastorno reactivo de la vinculación de la infancia o la niñez que describe el DSM IV se divide en dos tipos
(inhibido y desinhibido), consecuencia de un contexto sumamente alterado e inadecuado en las relaciones
sociales, o a cambios en las circunstancias ambientales.
Otro trastorno es el trastorno de los tics múltiples motores y fonatorios combinados (Síndrome de Gilles
Tourette) comienza en la infancia o en la adolescencia, generalmente ha habido tics motores antes de la
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aparición de los fonatorios. Estos últimos suelen ser complejos, son vocalizaciones explosivas reiteradas,
carraspeos, gruñidos y palabras o frases obscenas, a veces ecopraxia también de naturaleza obscena.
Es el trastorno psiquiátrico más frecuente en la edad pediátrica, fue descrito hace más de un siglo y desde
1994 se llama así. La frecuencia máxima ocurre entre los 6 y 9 años. Se da en todas las zonas del mundo y es
más frecuente en varones. Con frecuencia aparece acompañado de otros trastornos. Se desconoce su causa
aunque hay componentes genéticos y medioambientales.
Descripción clínica
Es un trastorno psiquiátrico de origen biológico con transmisión genética, que afecta la capacidad para
regular el nivel de actividad (hiperactividad), inhibir o frenar sus pensamientos o su comportamiento
(impulsividad) y prestar atención a las acciones que realizan (inatención).
Los niños con inatención presentan muchas dificultades para mantener una actividad, no completan los
trabajos ni atienden a detalles, por lo que tienen malos resultados académicos. No atienden y no cumplen
las normas de los juegos, en las tareas repetitivas no obtienen un buen rendimiento y se distraen con
facilidad con estímulos irrelevantes.
La hiperactividad consiste en un movimiento continuo, sin motivo, fuera del sitio adecuado, con dificultades
para permanecer sentados por mucho tiempo, esto molesta a quienes intentan concentrarse a su alrededor.
Son ruidosos y hablan en exceso. Con la edad, la hiperactividad tiende a disminuir y se convierte en un
movimiento continuo de pies mientras están sentados, por ejemplo.
Los niños impulsivos tienen dificultades para inhibir o modular sus respuestas o reacciones inmediatas ante
un estímulo. Les resulta difícil no hacer lo primero que se les ocurre o esperar su turno y no reflexiona sobre
las consecuencias de sus actos. La impulsividad persiste en la edad adulta, por lo que se ven con mayor
frecuencia involucrados en actividades peligrosas como accidentes de transito.
Dificultad para las relaciones con otros niños y adultos. Tienen pocas amistades duraderas.
Bajo rendimiento escolar. Mala memoria, dificultad para organizarse y habilidades cognitivas
improductivas.
Baja autoestima: debido a tener pocos amigos, a meterse en problemas y al mal rendimiento tienen
una sensación crónica de fallar en todo.
Comorbilidad: No suele aparecer aislado, en más del 50% de los casos se asocia a otros trastornos
como fracaso escolar, dificultades en las relaciones con los compañeros, accidentes y otros.
Diagnóstico
Es clínico y en ocasiones resulta difícil porque los síntomas pueden cambiar con la edad. Se necesita una
historia clínica detallada. Es importante detectar la presencia de TDAH en otros familiares. Generalmente
son los padres y profesores los que sospechan sobre este problema. Se hacen pruebas de visión y audición,
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tests de atención, evaluación pedagógica y pruebas de aprendizaje, EEG, análisis genéticos. Luego del
diagnostico se establece un plan de tratamiento.
Tratamiento
Un diagnóstico correcto y temprano es el primer paso para un adecuado tratamiento. La certeza científica
indica que el tratamiento farmacológico con estimulantes es más eficaz que la psicoterapia conductual. La
mediación ha de emplearse todos lo días. En ningún caso se recomienda psicoterapia psicoanalítica.
Este comportamiento tiene lugar varias veces a la semana o con regularidad, y dura al menos seis meses en
forma continuada (esto lo diferencia de la rebeldía típica del adolescente).
Con frecuencia se mantiene y supone enfados explosivos, molestar a otros, culpar a otros de sus errores y
ser muy resentido y vengativo. Es más frecuente en niños. Sucede con más frecuencia en niños con TDAH (se
diferencian en que en el último no obedece porque no recuerda las ordenes, está despistado).
Se requiere para el diagnostico que estén presentes al menos tres de los siguientes comportamientos
durante al menos 1 año:
El tratamiento incluye medidas conductuales con normas claras sobre las consecuencias.
Ansiedad normal
Los niños son capaces de referir sólo una cantidad de información limitada respecto a sus miedos y
ansiedades. Su escasa capacidad para entender el futuro les protege de la ansiedad.
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De los 6 a los 11 son frecuentes los miedos a perder a los padres, enfermedad, hacer el ridículo, ladrones,
castigos. Esta es una edad en la que deben aprender a manejar sus dificultades.
En la adolescencia de los 12 a los 18 adquiere gran importancia la opinión del grupo, comparaciones
respecto al cuerpo, la ropa apareciendo el miedo a hacer el ridículo, a mostrarse diferente.
Es más frecuente en niñas. La principal característica es la presencia de una ansiedad excesiva persistente e
inapropiada para la edad de desarrollo, por verse separado de sus padres o de las figuras más importantes,
causando un importante estrés y perjuicio de las relaciones sociales. EL inicio puede ser agudo o insidioso y a
menudo sigue a un episodio estresante o pérdida.
Los niños de 5 a 8 años suelen tener miedo a monstruos o fantasmas por lo que les cuesta separarse de los
padres. Las pesadillas aparecen a esta edad.
A los 9 y 12 años pueden volverse más introvertidos, irritables. La asistencia al colegio y el rendimiento
pueden verse afectados y aparecen quejas somáticas. Dolores abdominales y cefaleas.
Es importante hacer un diagnóstico diferencial de fobia social u otros trastones de ansiedad. En general se
resuelven con un tratamiento adecuado; es importante que los niños no dejen de ir a la escuela, realizar una
desensibilización progresiva y otorgarles seguridad.
Son consideradas manías. Son patológicas cuando causan un estrés importante en el niño. Su edad de
aparición es entre los 7-10 años. Es difícil de detectar y los niños lo ocultan. Lo más frecuente es lavarse las
manos, repetición y comprobación.
Depresión
El niño puede sentirse triste de manera normal. Sin embargo si esto continúa mucho tiempo e interfiere en
su funcionamiento puede indicar una enfermedad. No hay una causa concreta, pueden ser problemas
familiares, abuso de sustancias, historias de abusos, alteraciones hormonales.
Distimia
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Se caracteriza por la presencia de humor depresivo o irritable durante un año que aumenta el riesgo de
desarrollar una depresión en los próximos años.
Los síntomas son similares a los de la depresión mayor pero con intensidad menor, y no interfieren tanto en
su vida como sucede con la depresión.
Enfermedad bipolar
Los criterios diagnósticos en el niño son los mismos que en el adulto- La ciclotimia se caracteriza por la
presencia de síntomas de intensidad leve, que no cumplen con los criterios de manía ni de depresión y en
niños debe estar presentes durante al menos un año (en los adultos 2).
Un diagnostico de enfermedad bipolar debe ser considerado cuando un niño tenga deterioro funcional
severo asociado a síntomas de humor o psicóticos.
El suicidio es poco frecuente antes de los 12 años. El método más común es la sobredosis de pastillas.
El inicio de la enfermedad puede ser un patrón Agudo: sin aparentes signos premórbidos; Insidiosos con
deterioro gradual del funcionamiento o Insidioso con exacerbación aguda. Hay una presencia temprana de
problemas del desarrollo, del comportamiento y psiquiátricos.
Para un diagnostico correcto hay que realizar una historia completa y descartar el uso de tóxicos o la
presencia de otro cuadro médico que se asemeje a la esquizofrenia. El abordaje se realiza con un equipo
multidisciplinar.
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En la mayoría de los casos las funciones afectadas son el lenguaje, las funciones viso espaciales y la
coordinación de los movimientos. Se piensa en la influencia de factores familiares, genéticos y ambientales.
En línea general, un retraso en el desarrollo del habla y del lenguaje o del aprendizaje escolar o del
psicomotor, si es suficientemente grave puede ser considerado como anormal solo si supera el límite ya
mencionado de dos desviaciones estándar en las evaluaciones habituales del nivel esperado para la edad,
inteligencia general y nivel escolar ( deterioro clínicamente significativo).
El DSM IV dentro de los trastornos del aprendizaje incluye: trastornos de lectura, del cálculo, de la expresión
escrita y trastornos del aprendizaje no especificado.
La interacción social,
La comunicación y,
Los intereses y actividades (conductas repetitivas y restricción notable de intereses).
La causa más frecuente es de tipo genético si bien aún no están identificadas las alteraciones específicas. La
evolución es crónica pero está muy condicionada por el cuadro clínico concreto y la intensidad de los
síntomas. Los TGD más importantes son el autismo, el síndrome de Asperger y el síndrome de Rett.
El síndrome de Asperger comparte muchas características con el autismo pero se diferencia por la ausencia
de retraso mental, la mayor frecuencia de alta capacidad de algunas áreas (música, matemáticas, memoria)
y la normalidad en la adquisición y el desarrollo del lenguaje, si bien el uso que hacen de él suele ser
anómalo o peculiar (tienden a comprender todo literalmente y no manejan metáforas o ironías) y a utilizar
vocablos rebuscados o no plenamente apropiados, limitando su carácter comunicador.
El síndrome de Rett presenta también muchas de las características del autismo pero se da preferentemente
en niñas. Suele tener un período inicial de absoluta normalidad en las pautas del neurodesarrollo, se asocia a
alteraciones importantes en la conducta vertebral y actualmente se ha identificado una alteración genética
que da más precisión a su diagnostico.
En conjunto, los TGD suponen una importante fuente de estrés y frustración familia que siempre hace
necesario facilitar apoyos personales y soporte institucional.
Retraso mental
Representa el desarrollo incompleto o limitado de las funciones cognitivas de la persona. El grado se estima
mediante test de inteligencia estandarizada que proporcionan un cociente intelectual, que se puede
complementar con escalas que miden la adaptación social.
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Entre 70 y 89 es normal bajo y,
entre 90 y 110 es un coeficiente intelectual normal o medio.
Está asociado con mayor frecuencia a la presencia de enfermedades psiquiátricas, pero en sí no se considera
una enfermedad psiquiátrica.
Encopresis, enuresis
La encopresis en el DSM IV es la emisión repetida de heces en lugares inadecuadas (ej: en la ropa o en
suelo). La emisión puede ser involuntaria o intencional, con un episodio por mese y durante un mínimo de
tres meses. La CIE 10, en cambio, exige que dure como mínimo seis meses. Ambas clasificaciones tiene como
parámetro la edad cronológica de por lo menos cuatro años.
La enuresis se caracteriza por la emisión repetida de orina durante el día o la noche en la cama o en los
vestidos, la CIE 10 toma en cuenta a partir de los 5 años de edad y con un umbral de frecuencia de al menos
dos veces al mes en niños menores de siete años y al menos una vez al mes en los de siete o mas.
Esta clasificación incluye un criterio de exclusión muy estricto que descarta el diagnostico de enuresis no
orgánica si existe cualquier prueba de la existencia de otro trastorno mental.
Si la enuresis se acompaña de alguna otra alteración emocional o del comportamiento será el primer
diagnostico solo si la emisión involuntaria de la orina tuviese lugar al menos varias veces por semana y el
resto de los síntomas presentasen variaciones a lo largo del tiempo relacionado con la intensidad de la
enuresis.
Trastornos de la alimentación
La CIE 10 considera al trastorno de la conducta alimentaria en la infancia que se presenta con un rechazo a la
alimentación que puede acompañarse o no de rumiación (regurgitación repetida), de nauseas o malestar
gastrointestinal. Esa clasificación incluye la Pica, o sea, la ingesta de sustancias no nutritivas (tierra, pintura).
El DSM IV habla de trastornos persistentes de la alimentación como por ejemplo: la Pica, Trastornos de la
Ingestión, etc. También incluye la anorexia y la bulimia.
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