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Universidad de Guayaquil

Facultad de Psicología
Quinto Semestre (m3-109)
Asignatura: Psicopatología general
Nombres:
Elizabeth Cherrez
Jayna Espinoza
Marcela Guerrero
Xavier Vera
Tema: Psicopatología de la percepción e
imaginación:
- Clasificación
- Distorsión
- Alucinaciones
- Principales tendencias
- Psicoterapia actuales
Docente:
Psi. Tanya Barcia
Fecha:
27/7/16

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Contenido

Introducción ................................................................................................................ 3

Clasificación de los trastornos perceptivos y de la imaginación ............................ 7

Distorsiones perceptivas o sensoriales .................................................................... 9

Engaños perceptivos................................................................................................ 12

Principales tendencias ............................................................................................. 27

Psicoterapias actuales ............................................................................................. 31

Caso ........................................................................................................................... 35

Bibliografía ................................................................................................................ 38

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Psicopatología de la percepción y de la
imaginación

Introducción
La psicología de la Percepción o de la Forma es una corriente surgida en Alemania a
principios del siglo XX, cuyos fundadores son Max Wertheimer, Wolfgang Köhler, Kurt
Koffka y Kurt Lewin. El término Gestalt proviene del alemán y fue introducido por primera
vez por Christian von Ehrenfels. No tiene una traducción única, aunque se lo entiende
generalmente como "forma". Sin embargo, también podría traducirse como "figura",
"configuración" o "estructura". La escuela de la psicología de la Gestalt, tal como fue
desarrollada por Wertheimer, Kofka y Köhler, llegó a su apogeo en los años 30´s, y poco
a poco fueron adhiriéndose nuevos investigadores europeos y norteamericanos
distinguidos, y se fue internando a campos de la psicología más amplios, tales como la
Psicología Animal (Köhler), la Psicología Infantil (Werner y Wolf), la Psicología Social
(Lewin), el estudios de las post-imágenes (Rothsduld) del razonamiento (Wertheimer y
Duncker) de la memoria (Wulf, Lewin y Birenbaum) de la vida emocional y de la conducta
en grupo (Lewin), de la estática de las perturbaciones psíquicas (Goldstin, Gelb,
Gotschaldt) del psicodiagnóstico (Bender y Anstey, Casullo, Rey y Koppitz).

Principios Gestálticos de la Percepción

1. Principio de la Relación Figura-Fondo - Afirma que cualquier campo perceptual puede


dividirse en figura contra un fondo. La figura se distingue del fondo por características
como: tamaño, forma, color, posición, etc.

2. Principio Holístico: El Todo es siempre más que la suma de sus partes que lo
componen.

3. Principio del Isomorfismo: los procesos psicológicos se relacionan de modo directo


con procesos biológicos y fisiológicos. Es la hipótesis general de la Gestalt desde los
años 20´s, la cual afirma que: “los hechos psicológicos y los procesos fisiológicos que
los sustentan en el cerebro y el sistema nervioso central, se parecen en todas sus
características estructurales y de organización”. Con el Isomorfismo se superan los
paralelismos que pretenden explicar la relación entre sustancias de diferente naturaleza
(dualismo sustancial mente-cuerpo). Como principio plantea más que una relación
causal entre lo físico y lo psicológico, una simultaneidad y reciprocidad bidireccional
entre ambas dimensiones, que además se determinan mutuamente.

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 Primera Totalidad: La integración de ambas dimensiones: mente y cuerpo.

 Segunda Totalidad: el ser es en el mundo y con los otros.

Las propiedades de las formas especiales como totalidades principales perceptuales,


poseen cualidades que las distinguen de sus elementos; las sensaciones se organizan
en la conciencia y crean cualidades formales que pueden ser novedosas. Estas
percepciones, surgen como un todo y en forma gradual. Tales figuras demuestran que
nuestras percepciones son activadas, vívidas y organizadas; no somos simples
receptores pasivos de estímulo sensoriales. Los psicólogos de la Gestalt consideraban
que los principios de la organización perceptual no sólo explican nuestras percepciones
visuales, sino también nuestras percepciones auditivas y táctiles y demás procesos
mentales superiores.

Leyes Gestálticas de la Percepción

La experiencia se asimila y se incorpora a través del campo perceptual, el cual se


organiza formando una gestalt (totalidad, configuración o forma) o estructura, la cual se
divide en dos partes: una figura y un fondo. La Figura se pone de relieve, se destaca y
aparece al centro, al frente y sobre el fondo; y tiene un contorno bien definido.

La gestalt o forma que se percibe puede ser simple o compleja, y su grado de


complejidad es su grado de articulación. Las gestalten que están bien articuladas se
consideran una gute gestalt (buena forma). La gute gestalt es una forma fuerte que tiene
cohesión y se resiste a la desintegración por el análisis de la atención, o por su fusión
con otras formas, porque tiende a persistir o dejar huella en el observador. Cuando hay
un conflicto entre dos formas superpuestas, la gestalt más fuerte absorbe a la más débil.
Las gestalten tienen significados y tienden a preservar su forma y consistencia, a pesar
de los cambios en la situación de estímulo, es decir, a pesar de los cambios en el fondo.

1. Ley de la Constancia La forma, la organización y el carácter de la gestalt, depende


generalmente de las relaciones entre sus partes y no de sus características particulares.
De esto resulta que si las partes cambian, pero las relaciones se mantienen constantes,
la estructura total no cambia. La ley de constancia permite a la gestalt tender a la
conservación de su forma.

2. Ley del Todo Los organismos tienen una tendencia apercibir los objetos y los
estímulos como un todo bien estructurado, el cual es diferente a la suma de sus partes;
esto es, lo que percibimos o experimentamos está en sí mismo estructurado en grados
variable: son configuraciones o formas más o menos definidas con sus propiedades y
leyes del todo. Las partes aparecen no siempre aisladas sino organizadas como un todo

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y por lo tanto, el estudio de los fenómenos psicológicos debe realizarse a partir del
análisis del todo, no de sus partes aisladas.

3. Ley de la Proximidad Frente a una constelación de estímulos tendemos a agrupar los


miembros más cercanos o próximos en el espacio, integrándolos en una unidad
completa o un todo.

4. Ley de la Semejanza Frente a una constelación de principios diferentes, la percepción


tiende a agrupar en una figura o estructura a aquellos elementos que son parecidos o
iguales entre sí. La igualdad de tamaño o forma constituyen un factor organizador y se
visualiza el estímulo espontáneamente en parejas agrupadas.

5. Ley de la Continuidad Frente a una serie de datos tendemos a agrupar en una figura
aquellos datos que manifiestan una dirección continua. Las formas equilibradas y
simétricas se perciben más fácilmente que las vagas, mal construidas o ambiguas, por
ejemplo, entre más cercanos son los puntos tienden a percibirse como líneas.

6. Ley del Cierre Frente a una constelación de estímulos, la percepción tiende a


completar la forma y significado de conformidad con el todo cuando falta una parte
pequeña. Esta ley se relaciona con la ley del Todo porque a partir de esta se determinan
las partes. Por ejemplo, una serie de puntos que casi forman un círculo son percibidos
como si se tratase de un círculo.

7. Ley del Destino Común Esta ley establece que cuando una serie de elementos se
mueven juntos en la misma dirección y a la misma velocidad, estos elementos tienden
a ser agrupados en un todo perceptual. Por ejemplo, cuando un tirador que está
perfectamente disimulado entre la hierba, es invisible mientras no se mueve, pero
cuando mueve por lo menos una mano, se percibe en su totalidad, y no solo se percibe
su mano. Los elementos de su cuerpo comparten el sentido común.

8. Ley de la Dominancia Frente a una serie de datos, la percepción tiende a visualizar


aquellos que no se alejan demasiado de la forma en que más se destacan como
pertenecientes a ella, por ejemplo, una serie de puntos que no se hallan exactamente
sobre el perímetro de un círculo, se visualizan como un círculo.

9. Ley de la Buena Forma Esta ley se refiere que frente a una constelación de datos, la
percepción tiende siempre a las formas regulares, simples, simétricas. Toda figura
tiende a ser lo mejor posible, a alcanzar el máximo de regularidad, simetría, totalidad,
unidad, equilibrio y máxima sencillez.

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Las psicopatologías de la percepción y de la imaginación constituyen temas centrales
para la investigación psicopatológica por varias razones. Por un lado, porque los
fenómenos que abarcan suelen ser muy llamativos y extraños. Por otro, porque en
muchos casos estos fenómenos conllevan anomalías en la imaginación. Y finalmente,
porque se imbrican también con uno de los procesos mentales más importantes para la
supervivencia y la adaptación: la percepción.
La percepción no implica una mera copia de la realidad, sino un proceso constructivo
mediante el que se interpretan los datos sensoriales. La percepción es un proceso
fundamentalmente psicológico, entendiendo por tal la interpretación activa que hace el
individuo de aquello que están captando sus sentidos, y que se fundamenta en las
experiencias previas, las expectativas y las predisposiciones personales. La ilusión es
un ej. De que la percepción no está determinada solamente por las características
físicas del estímulo: el contexto nos proporciona las reglas en las que se basan nuestras
percepciones a la vez que guía nuestras interpretaciones.
El interés de la investigación psicopatológica por las imágenes mentales ha atravesado
fases desiguales. Frente al rechazo por psicometristas como Galton o de los
conductistas, Tolman afirmó que los mapas cognitivos constituían la guía fundamental
del comportamiento. Desde entonces, existen dos opciones teóricas antagónicas sobre
el modo de abordar el estudio de las imágenes mentales. Una de naturaleza dualista
defiende la existencia de un código representacional específico para el procesamiento
de imágenes mentales y otro para el procesamiento proposicional. La otra es de
naturaleza reduccionista o uniforme, que aboga por la existencia de un único formato
para las representaciones mentales, que subyace tanto a "las palabras" como a “las
imágenes", y cuya naturaleza es proposicional y abstracta.

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Clasificación de los trastornos perceptivos y de la
imaginación
Los trastornos de la percepción y de la imaginación se suelen clasificar en dos grupos:
distorsiones y engaños perceptivos. Las distorsiones solamente son posibles mediante
el concurso de los órganos de los sentidos (muchas veces se les llama sensoriales), es
decir, se producen cuando un estímulo que existe fuera de nosotros, es percibido de un
modo distinto a como cabría esperar dadas las características formales del propio
estímulo.

Las características físicas del mundo estimular se perciben de manera distorsionada,


entendiendo por tal distorsión:

•Una percepción distinta a la habitual y/o probable teniendo en cuenta las experiencias
previas, características contextuales, y el modo en que otras personas perciben ese
estímulo, como sucede en las distorsiones relativas al tamaño, forma, intensidad,
distancia.

•Una percepción diferente de la que se derivaría en caso de tener solamente en cuenta


las características físicas del estímulo, como sucede en las ilusiones.

La anomalía no reside en los órganos de los sentidos, sino en la percepción que la


persona elabora a partir de un determinado estímulo, es decir, la construcción
psicológica que el individuo realiza acerca del mismo.

De todos modos, en algunos casos las distorsiones tienen su origen en trastornos de


naturaleza orgánica, que suelen ser transitorios y que pueden afectar tanto a la
recepción sensorial como a su interpretación. Pese a ello, es más correcto calificarlas
como perceptivas que como sensoriales porque es la construcción que el individuo hace
la que está primariamente alterada. Así, las distorsiones serían el resultado final de una
interacción defectuosa entre las características del estímulo, las del contexto y las del
receptor. A excepción de las ilusiones, las distorsiones perceptivas suelen afectar a una
o más modalidades sensoriales y pueden involucrar todos los estímulos de mundo
sensorial que se halle afectado.

Sin embargo, en el caso de los engaños perceptivos se produce una experiencia


perceptiva nueva que:

•Suele convivir con el resto de las percepciones normales.

•No se fundamenta en estímulos realmente existentes fuera del individuo.

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•Se activa a pesar de que el estímulo que produjo la percepción inicial ya no se halla
físicamente presente. Se han denominado también percepciones falsas, aberraciones
perceptivas y errores perceptivos.

En definitiva, en los engaños perceptivos el estímulo es mayoritariamente sólo un


supuesto (alucinaciones). Sin embargo, en las distorsiones perceptivas los estímulos
son un punto de partida necesario (aunque no suficiente). Lo común a los engaños y
distorsiones es que la persona tiene una experiencia perceptiva, tanto si ésta se
fundamenta como si no en una “percepción auténtica”.

Clasificación de las psicopatologías de la percepción y la imaginación:

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Distorsiones perceptivas o sensoriales
Trastorno percepción

Anomalías en la percepción de la intensidad de los estímulos

En este grupo se incluyen las anomalías que se producen en la intensidad con la que
solemos percibir los estímulos. Pueden producirse tanto por exceso (hiperestesias),
como por defecto (hipoestesias). La ausencia absoluta de percepción de la intensidad
estimular se denomina anestesia. Una modalidad especial es la percepción de la
intensidad de los estímulos que causan dolor: en este caso se habla de hiperalgesias
vs hipoalgesias, en donde la ausencia total de percepción de dolor se llama analgesia.

La intensidad con la que percibimos los estímulos no sólo depende del propio estímulo,
sino también de otros factores como el cansancio, habituación, nivel o intensidad
estimular previa… Puede hablarse de un continuo de percepción de la intensidad de los
estímulos que varía como consecuencia de las características del estímulo a percibir, el
contexto el momento en que se produce la percepción y el sujeto que percibe (receptor).

Pero existen ciertas situaciones en las que podemos hablar de anomalías,


especialmente cuando una persona califica como exagerada o mínima la intensidad de
un estímulo que está al alcance de sus sentidos, a pesar de que otras personas que se
hallan en la misma situación dicen percibirlo con una intensidad normal. Por tanto, son
las características del receptor las que se hallen aquí alteradas. La anomalía puede
tener origen neurológico, o guardar relación con una alteración transitoria de los órganos
sensoriales o puede ser de origen funcional. En este último caso, la alteración sería
claramente de naturaleza perceptiva, ya que tanto los receptores neurales como los
sensoriales funcionan correctamente.

Así, la intensidad de las percepciones puede verse alterada en trastornos mentales


complejos como las depresiones, y se manifiesta en quejas sobre la incapacidad para
sentir o notar los sabores, olores, sonidos. Otros pueden presentar hiperacusia, es decir,
quejarse de que todos los sonidos que escuchan son exageradamente altos. Esta
alteración también puede aparecer asociada a un trastorno de ansiedad, a migrañas o
en estados tóxicos (ingestión aguda de alcohol). También en algunas esquizofrenias, en
los estados maníacos y en éxtasis por drogas (hiperestesias visuales: los colores
parecen mucho más intensos).

Otro ejemplo son las histerias de conversión o disociativas, donde la persona no da


muestras de sentir dolor a pesar de que se le aplique algún estímulo que lo produzca.
Pero también pueden presentar síntomas opuestos como hiperalgesias o hiperestesias

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referidas al dolor, cuyo carácter suele ser discontinuo y cambiante, lo que sirve para
distinguirlas de otras hiperalgesias de origen orgánico.

Anomalías en la percepción de la cualidad

Van asociadas en muchas ocasiones a las anteriores y hacen referencia a visiones


coloreadas, cambios en la percepción del color de los objetos y a la menor o mayor
nitidez de las imágenes. Por lo general están provocadas por el uso de ciertas drogas
como la mescalina y/o de ciertos medicamentos, así como por lesiones de naturaleza
neurológica. Pero también pueden aparecer en trastornos mentales como las
esquizofrenias o depresiones.

Metamorfopsias: anomalías en la percepción del tamaño y/o forma

Son distorsiones en la percepción visual de la forma (dismorfopsias) y/o del tamaño


(dismegalopsias) de los objetos. Dentro de estas últimas están las micropsias y las
macropsias (o megalopsias), en la que los objetos reales se perciben, respectivamente,
a escala reducida (o muy lejana) o a escala aumentada (o muy cercana). Cuando estas
distorsiones se refieren al propio cuerpo reciben el nombre de autometamorfopsias. La
persona suele ser consciente de su anomalía, y sus reacciones emocionales varían
desde el agrado al terror y la ira. En la mayoría de los casos las Metamorfopsias se
asocian a distorsiones en la percepción de la distancia (ver los pies muchos más
grandes y a una distancia mucho mayor). Estas anomalías se presentan en una amplia
gama de situaciones: desde los trastornos neurológicos hasta como consecuencias de
los efectos de determinadas drogas. Sin embargo son muy poco frecuentes en los
episodios agudos de esquizofrenia y en los trastornos neuróticos.

Anomalías en la integración perceptiva

Son anomalías poco frecuentes que a veces aparecen en los estados orgánicos y en la
esquizofrenia. El paciente parece incapaz de establecer los nexos existentes entre dos
o más percepciones procedentes de modalidades sensoriales diferentes.

Ejemplo: un paciente que está viendo la TV experimenta la sensación de que existe una
especie de “competición” entre lo que oye y lo que ve, como si ambas sensaciones no
tuvieran nada que ver entre sí y lucharan por atraer su atención. Las conexiones entre
ambas modalidades sensoriales fracasan. Se tiene la sensación de que provienen de
fuentes diferentes y de que atraen al mismo tiempo sus recursos atencionales. Esto se
denomina escisión perceptiva, en la que el objeto percibido se desintegra en fragmentos
o elementos. Además, las escisiones pueden ceñirse sólo a las formas (morfolisis) o a
la disociación entre el color y la forma (metacromías).
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El fenómeno opuesto a la escisión es la aglutinación: distintas cualidades sensoriales
se funden en una única experiencia perceptiva, produciendo incapacidad para distinguir
entre diferentes sensaciones. Una forma especial es la sinestesia, una asociación
anormal de las sensaciones en la que una sensación se asocia a una imagen que
pertenece a un órgano sensorial diferente. Ej.: la audición coloreada (ver colores cuando
se escucha música).

Anomalías en la estructuración de estímulos ambiguos: las ilusiones

La ilusión es una percepción equivocada de un objeto concreto. Desde una perspectiva


psicológica clásica, las ilusiones son el resultado de la tendencia de las personas a
organizar en un todo significativo, elementos más o menos aislados entre sí o con
respecto a un fondo. Por su parte, la vida cotidiana nos ofrece ej. De experiencias
ilusorias. Ej.: alguna vez hemos escuchado pasos detrás de uno al caminar por una
oscura calle o hemos creído ver a un amigo que no era tal. En estos casos hay
elementos comunes: por un lado, una predisposición personal a interpretar la
estimulación en un sentido y no en cualquiera de los otros posibles; y por otro, la
ambigüedad o falta de definición clara de esa estimulación y/o de la situación en que se
produce.

Un tipo especial de ilusión es la pareidolia, en la cual el individuo proporciona una


organización y significado a un estímulo ambiguo o poco estructurado. Ej.: caras que
vemos en el perfil de una montaña. No son patológicas, y son un ej. De experiencia
mental anómala, en la que el término anómala no implica patología. Otro tipo es el
sentido de presencia, una especie de sexto sentido que conlleva una experiencia senso-
perceptiva en la que la persona tiene la sensación de que no se está solo aunque no
haya nadie ni ningún estímulo que apoye esa sensación. Este fenómeno es frecuente
en ciertas situaciones como el cansancio físico extremo o la soledad con disminución
drástica de estimulación ambiental, pero también puede aparecer asociado a estados
de ansiedad y miedos patológicos, esquizofrenia, histeria y trastornos mentales de
origen orgánico.

Según Hamilton, las ilusiones tienen importancia diagnóstica por 3 motivos:

•Por su probable asociación con otros signos o síntomas.

•Porque son indicativas de un estado emocional elevado.

•Porque pueden alertar al clínico acerca de la existencia de una base etiológica para la
falta de claridad perceptiva.

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Las ilusiones son el resultado de una combinación entre predisposiciones internas o
subjetivas (deseos, motivos, emociones…) y predisposiciones externas (características
físicas del estímulo, contexto…). En gran medida se pueden concebir como
identificaciones y/o interpretaciones nuevas de estímulos que se hallen presentes y al
alcance de los estímulos.

Engaños perceptivos
Trastorno percepción

Alucinaciones

Las alucinaciones constituyen los trastornos más característicos de la psicopatología de


la percepción y la imaginación, y es uno de los síntomas de trastorno mental por
excelencia. Sin embargo, no siempre indican la presencia de un trastorno mental:
algunas personas sanas pueden experimentarlas en ciertas situaciones o pueden ser
provocadas bajo condiciones estimulares especiales. Históricamente han constituido
incluso un objeto de deseo.

Concepto de alucinación

Una de las características más evidentes de la alucinación es una de las más difíciles
de entender y explicar: lo que el clínico llama alucinación es una experiencia sensorial
normal para el paciente. La primera definición se atribuye a Esquirol en 1832: "En las
alucinaciones todo sucede en el cerebro, imágenes que la memoria recuerda sin la
intervención de los sentidos". En 1890, Ball las definió como percepciones sin objeto.
Esta definición sigue manteniéndose hoy en muchos textos. A su amparo surgieron
muchos modelos y teorías explicativas que tienen en común la insistencia en los
aspectos perceptivos de la alucinación ("falsa percepción"). Constituyen la postura
perceptualista, con tres acercamientos:

Las alucinaciones son imágenes intensas, por tanto, serían más bien un trastorno de la
imaginación. El sujeto percibe la imagen con tanta intensidad que cree que ha adquirido
un carácter perceptivo. La alucinación sería considerada como una representación
exteriorizada. Psiquiatras de la escuela francesa como Falret son representantes.

Las alucinaciones son un fenómeno más sensorial que perceptivo. El matiz se sitúa en
las estimulaciones externas, tan intensas que harían que el sujeto tuviera un recuerdo y
las experimentara como si la estimulación estuviera realmente presente.
Representantes son Baillarger y Glodstein.

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Las características fundamentales de las alucinaciones son corporeidad (tienen
cualidades objetivas) y espacialidad (aparecen en el espacio objetivo exterior y no en el
espacio subjetivo), y por tanto se pueden concebir como percepciones corpóreas
vivenciadas en el espacio externo. Jaspers es representante.

Los planteamientos perceptualistas han recibido críticas, fundamentalmente porque el


paciente que alucina distingue perfectamente entre su imaginación y sus experiencias
alucinatorias, las cuales conviven con el resto de sus percepciones normales. Otras
críticas aluden a que se trata de una conceptualización incompleta: no hace referencia
al trastorno de la conciencia que casi siempre acompaña a las alucinaciones, que altera
el juicio de la realidad y hace que la persona que alucina acepte esas imágenes como
reales. Por otra parte, la definición de Ball es inexacta y contradictoria, puestos que las
condiciones necesarias de la percepción son la presencia de un objeto además de una
estimulación sensorial adecuada. Las alucinaciones, al no reunir estas dos condiciones
no pueden ser clasificadas como percepciones.

El DSM-IV-TR las define como una “percepción sensorial sin estímulo externo del
receptor correspondiente”.

Frente a este tipo de planteamientos se encuentra un segundo grupo de definiciones


que subraya la importancia de la convicción íntima frente a los componentes
sensoriales. La alucinación sería un fenómeno de creencia, de juicio, y por tanto debería
ser considerada como un trastorno de naturaleza intelectual. Este grupo de definiciones
se ha denominado "postura intelectualista". Se enfatizan dos aspectos de la creencia
alucinatoria: por un lado, la creencia de que se percibe algo (juicio psicológico), y por
otro, la creencia de que lo que se percibe es real (juicio de realidad).

Admitir este principio permite distinguir entre alucinación psicopatológica y alucinación


experimental, ya que en esta última el sujeto tiene alterado el juicio perceptivo o
psicológico pero no el de realidad, es decir, no está convencido de que lo que está
percibiendo es real. Este enfoque choca con la constatación de que el sujeto, cuando
recuerda su alucinación, la recuerda siempre con carácter perceptivo ("yo escuchaba",
"yo veía").

Un tercer grupo lo constituyen los autores que consideran, siguiendo a Esquirol, que la
alucinación es una alteración tanto de pensamiento como de percepción. Ésta es la
postura mixta. Uno de sus representantes es Marchais, que conceptualizaba las
alucinaciones como percepciones sin objeto que implican la convicción del paciente.

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Todos estos planteamientos se enmarcan dentro de la psicopatología de corte
psiquiátrico tradicional. La investigación psicológica se ha interesado muy poco por las
alucinaciones.

Horowitz fue de los primeros en ofrecer una visión diferente de la tradicional al adoptar
un esquema típico del modelo del PI intenta estructurar los aspectos involucrados en el
fenómeno alucinatorio sobre la base de anomalías en tres procesos de conocimiento:
codificación, evaluación y transformación. Horowitz afirma que las alucinaciones son
imágenes mentales que:

Se producen en forma de imágenes.

Proceden de fuentes internas de información.

Son evaluadas, incorrectamente, como procedentes de fuentes externas de


información.

Habitualmente se producen como una intrusión.

Slade y Bentall proponen una conceptualización comprehensiva de las alucinaciones


según las cuales se definen como una experiencia similar a la percepción que:

•Ocurre en ausencia de un estímulo apropiado,

•Tiene toda la fuerza e impacto de la correspondiente percepción real, y

•No es susceptible de ser dirigida ni controlada voluntariamente por quien la


experimenta.

Estos tres criterios permiten establecer diferencias entre las alucinaciones y otras
experiencias similares. El primer criterio es útil para diferenciar entre ilusión y
alucinación. Incide en la ausencia del estímulo apropiado. La persona que experimenta
una alucinación se encuentra en un mundo pleno de estímulos sensoriales, pero entre
ellos no se encuentra el que da origen a la alucinación. El segundo criterio es tenido en
cuenta para diferenciar entre alucinación y pseudoalucinación. Indica que el sujeto que
experimenta una alucinación otorga a ésta todas las características de una percepción
real. Bentall cataloga esta convicción como ilusión de realidad.

El tercer criterio intenta distinguir entre alucinación y otra clase de imágenes mentales
vívidas, y se refiere a la imposibilidad de alterar o disminuir la experiencia por el simple
deseo o voluntad de la persona. Esta incapacidad es una de las cosas que hace que el
sujeto vivencie casi siempre sus alucinaciones con miedo y angustia. De todos modos,

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se trata de un criterio que no es exclusivo de las alucinaciones (delirios, ideas obsesivas,
imágenes parásitas).

Clasificación de las alucinaciones

Complejidad vs Simplicidad

Por un lado están las elementales, que son impresiones difusas, sencillas e
indiferenciadas como ruidos, luces, zumbido. Por otro, las complejas o formadas, que
consiste en la percepción de cosas concretas como voces, personas, animales. La
mayoría de las alucinaciones se sitúan en el extremo menos complejo del continuo.

Temas o contenidos

Pueden versar sobre cualquier temor, emoción, expectativa, deseo, sensación, recuerdo
o experiencia vivenciadas anteriormente por el individuo. Además reflejan
características culturales propias del medio en que la persona se ha desarrollado. Por
otro lado, hay situaciones vitales extremas que predisponen a alucinar sobre contenidos
específicos.

Ej.: la persona que permanece cerrada en una celda puede tener alucinaciones
relacionadas. La mayoría de las veces el tema alucinatorio está ligado al contenido del
delirio, pues en muchos casos ambos trastornos aparecen conjuntamente.

Ej.: la persona que se siente perseguida probablemente tendrá alucinaciones auditivas


en forma de voces que le amenazan.

Modalidad sensorial

Las dos modalidades sensoriales en las que con más frecuencia se experimentan
fenómenos alucinatorios son la auditiva y la visual, pero también pueden darse en las
restantes modalidades. Además, las alucinaciones pueden presentarse en una sola
modalidad sensorial o en más de una (alucinaciones multimodales o mixtas). Las
alucinaciones visuales suelen alertar de un síndrome orgánico cerebral, mientras que
las auditivas son más comunes en la esquizofrenia.

Modalidades sensoriales de alucinación que aparecen más frecuente en distintos


trastornos:

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F: frecuente, O: ocasional, R: raro

Alucinaciones auditivas

Son las más frecuentes, y las más comunes son las verbales. Pueden ir desde las
alucinaciones más elementales o acoasmas (pitidos, ruidos, cuchicheos), hasta
alucinaciones más estructuradas o fonemas (palabras con significado). El paciente
puede que no manifieste ninguna preocupación. En otras, como en la esquizofrenia,
explica el origen de las voces de diversas maneras: telepatía, ondas de radio… otras
asegura que provienen del interior de su cuerpo: sus piernas, su estómago… Y otros
son capaces de describir claramente la procedencia, el sexo y el idioma de las voces.
Una forma especial es el eco del pensamiento, en el que el paciente oye sus propios
pensamientos expresados en voz alta a medida que los piensa. Similar a este fenómeno
es el eco de la lectura, donde el sujeto oye la repetición de lo que está leyendo.

En algunas circunstancias, en especial cuando el paciente presenta delirios las voces


dan órdenes y se habla de alucinaciones imperativas. Tienen una gran fuerza sobre la
persona, que se siente obligada a ejecutar lo que ordena la voz. Suele aparecer en la
depresión mayor, psicosis exógenas y estados orgánicos. También se dan
alucinaciones en segunda persona (vas a morir, eres un cobarde), que son típicas de la
depresión cuando hacen comentarios desdeñosos sobre el paciente. También están las
alucinaciones en tercera persona (es homosexual), que se dan en la esquizofrenia. El
esquizofrénico a veces protesta contra las voces, lo que no ocurre con el depresivo,
especialmente si hace comentarios despectivos sobre él.

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También pueden aparecer en estados orgánicos agudos como la alucinosis alcohólica.
Aquí se suelen describir sonidos pobremente estructurados e incluso inconexos, son
alucinaciones que se vivencian como desagradables o elementales.

Alucinaciones visuales

Son muy variadas. A veces son imágenes elementales o fotopsias o fotomas, que son
destellos, llamas inmóviles o en movimiento, con carácter geométrico, colores vivos o
incoloras. Otras veces son complejas (figuras humanas, escenas de animales...) y
pueden tener un tamaño natural, reducido (liliputienses), o gigantesco (gulliverianas).
No hay que confundirlas con las macropsias y micropsias, ya que en éstas el campo
perceptivo real se ve a escala reducida o aumentada, y no se trata de alucinar objetos,
personas o animales dentro del marco perceptivo normal. Las alucinaciones visuales
poseen cierta perspectiva, por lo que se experimentan con mayor realismo, aunque
pueden aparecer superpuestas a objetos, paredes. Cuando están intensamente
coloreadas, se acompañan de un tono afectivo de exaltación o euforia (en delirios
místicos en estado de éxtasis) o pueden tener un tono afectivo pasional (en delirios
eróticos). Estas alucinaciones aparecen en forma de visiones escénicas, similares a las
imágenes de los sueños, como sucede en estados confusionales y en los delirios
tóxicos. Ej.: visiones religiosas del infierno. Una variedad de experiencia alucinatoria
visual poco usual es la autoscopia, que consiste en verse a sí mismo como un doble
reflejado en un cristal, a menudo con una consistencia gelatinosa y transparente.
También se le conoce como “imagen del espejo fantasma”. En la autoscopia negativa
ocurre lo contrario: el paciente no se ve a sí mismo cuando se refleja su imagen en un
espejo. Puede darse en estados orgánicos como la epilepsia del lóbulo temporal y en
esquizofrenia, que suelen ser pseudoalucinaciones. En nuestra cultura, las
alucinaciones visuales son más características de los estados orgánicos agudos con
pérdida de conciencia como el delirium tremens, en el que la alucinación más frecuente
es la de ver toda clase de animales repugnantes, vivenciándolo con terror, y por
supuestos en los estados producidos por los alucinógenos. En cambio son poco
comunes en la esquizofrenia.

Alucinaciones olfativas

Son poco frecuentes, de ahí que para estar seguros de su presencia es importante
observar al paciente en el momento en que está experimentando la alucinación. Pueden
darse en la depresión, en la esquizofrenia, en la epilepsia (aura) y en otros estados
orgánicos. Los sujetos que las sufren dicen "oler" algo extraño, casi siempre
desagradable, y con un significado especial, como ser envenenado con gas. Pueden

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atribuir la procedencia de los olores al mundo exterior (los juzgan como una agresión o
persecución). Otros, mantienen que los producen ellos mismos. Lo más común es que
aparezcan conjuntamente con alucinaciones gustativas.

Alucinaciones gustativas

Las personas que las tienen perciben gustos desagradables (podrido, excrementos) y
las pueden atribuir tanto a una fuente exterior como a su propio cuerpo. Aunque son
poco frecuentes, pueden darse en diversos trastornos (histeria, alcoholismo crónico,
epilepsia del lóbulo temporal…), aunque son más típicas de la esquizofrenia
(acompañadas del delirio de ser envenenados), las depresiones severas y los estados
delirantes crónicos. Además, suelen ir acompañadas de alucinaciones olfativas.

Alucinaciones táctiles o hápticas

Pueden manifestarse en cualquier parte del cuerpo. Los pacientes se sienten tocados,
pellizcados, manoseados o pueden sentir calambres por supuestas corrientes
eléctricas, o que se les está quemando una parte del cuerpo. Unas son activas, en las
que el sujeto cree que ha tocado un objeto inexistente. Son poco frecuentes,
observándose especialmente en delirios tóxicos. Otras son pasivas, en las que el
paciente cree que alguien o algo le agarran, le toca, le quema y pueden acompañarse
o no de dolor.

Hay diferentes modalidades. Las alucinaciones térmicas, en las que hay una percepción
anormal y extrema de calor o frío, hídricas o percepción de fluidos (“tengo el pecho lleno
de agua”), parestesias o sensaciones de hormigueo, y aquellas en las que el paciente
tiene la falsa sensación de haber sido tocado por algo, incluida la estimulación genital.
Con frecuencia se dan en la esquizofrenia. Una forma específica es la fornicación,
sensación de que pequeños animales o insectos reptan por debajo o encima de la piel.
También se han catalogado como delirios dermatozoicos, zoopáticos o enterozoicos.
Característicos de estados orgánicos como la abstinencia del alcohol o la psicosis
cocaínica.

Alucinaciones sobre sensaciones procedentes del propio cuerpo (corporal, somático,


cenestésico o visceral Son alucinaciones que remiten a sensaciones que el paciente
considera procedentes del propio cuerpo o que afectan a sus órganos internos y
externos (genitales), o a sus miembros distales (brazos, piernas). Ej.: un paciente que
siente que por dentro es de oro. Suelen estar presentes en la esquizofrenia. Una
variante es la que se asocia a los delirios zoopáticos. Estas alteraciones están

18
relacionadas con una alteración de la conciencia del Yo en su vertiente somática o "Yo
corporal" (el propio cuerpo se percibe de una manera especial).

Alucinaciones cinestésicas

Hacen referencia a percepciones de movimiento de ciertas partes del cuerpo que


realmente no se están moviendo. Aunque se pueden presentar en la esquizofrenia, se
dan con mayor frecuencia en trastornos neurológicos como la enfermedad de Parkinson,
en la que antes de que se manifieste el temblor característico experimentan la sensación
de que están temblando interiormente. También se dan ante la retirada de tratamientos
psicofarmacológicos con benzodiacepinas.

Variantes de la experiencia alucinatoria

Pseudoalucinación

Fueron descritas por Griesinger como alucinaciones pálidas. Están a medio camino
entre las imágenes y las alucinaciones, puesto que comparten características de ambos
tipos, es decir, tienen un reconocimiento de subjetividad por parte del que las
experimenta (ocurren en el espacio subjetivo interno), los mismos elementos
sensoriales que las alucinaciones (viveza, frescura sensorial), y no dependen de la
voluntad de la persona para ser experimentadas.

Se producen normalmente en las modalidades auditiva y visual, y se asocian a estados


hipnagógicos e hipnopómpicos, trance, deprivación sensorial, drogas, etc, es decir,
están ligadas a situaciones en las que se produce una disminución de la claridad de
consciencia o del estado de alerta. La nota más característica es la ausencia de la
convicción de la realidad por parte de la persona, que las describe como visiones o
imaginaciones. Pueden darse en personas sanas en momentos de crisis, como las
alucinaciones de viudedad (oír la voz del marido muerto), aunque sería mejor
clasificarlas como pseudoalucinaciones, pues la persona que las sufre no las considera
reales.

Según Jaspers, las pseudoalucinaciones son una clase de imágenes mentales que,
aunque claras y vívidas, no poseen la sustancialidad de las percepciones. Sedman
confirmó la existencia de pseudoalucinaciones al modo jasperiano, pero también
encontró pacientes que sufrían alucinaciones pero luego las definían como experiencia
subjetivas y no como percepciones auténticas. Según Sedman, la cuestión estribaría en
la cualidad de realidad de la experiencia, es decir, a menos que el sujeto informe de que
su experiencia es tan vívida y convincente como una percepción real, se ha de hablar
de pseudoalucinación.
19
Kräupl-Taylor señala que el término de pseudoalucinación se ha utilizado de dos
maneras: para hacer referencia a alucinaciones que un sujeto reconoce como
percepciones no reales (pseudoalucinaciones percibidas) y para referirse a imágenes
introspectivas de gran viveza y nitidez (pseudoalucinaciones imaginadas). Hare
señalaba que la diferencia entre alucinación y pseudoalucinación depende de la
ausencia o presencia de Insight. Dado que el Insight es un fenómeno fluctuante y parcial,
no debería ser considerado como una cuestión de todo o nada, sino de grado. En
términos actuales se podría explicar como un continuo o dimensión de convicción de la
realidad de la experiencia alucinatoria. El concepto de pseudoalucinación es superfluo.
Es más útil calificar las experiencias alucinatorias según criterios dimensionales de
claridad perceptiva, convicción, juicio de realidad, duración, etc.

Slade y Bentall han señalado el problema de los pacientes que han presentado en
repetidas ocasiones alucinaciones (crónicos). Aprenden que lo que están
experimentando es una alucinación. Las pseudoalucinaciones son verdaderas
alucinaciones que aparecen en personas con una larga historia de experiencias
alucinatorias. Señalan que para que una experiencia sea calificada como alucinación es
estos casos, sólo se requiere que la experiencia se parezca en todos los aspectos a la
percepción real correspondiente, pero sin exigir que el sujeto crea que pertenece al
mundo exterior.

Alucinación funcional

Un estímulo desencadena la alucinación, pero este estímulo es percibido al mismo


tiempo que la alucinación y en la misma modalidad sensorial. Ej.: oír la voz de Dios al
tiempo que oye las campanadas del reloj, cuando cesan las campanadas cesan deja de
oír la voz. Lo que ocurre es que la percepción correcta del estímulo se superpone a la
alucinación. Se denomina funcional porque la aparición de la falsa percepción está en
función de estímulos externos. Es frecuente en la esquizofrenia crónica.

Alucinación refleja

Es una variedad mórbida de la sinestesia en la cual una imagen basada en una


modalidad sensorial específica (ej.: un rostro humano), se asocia con una imagen
alucinatoria basada en otra modalidad sensorial diferente (ej.: sentir una punzada en el
corazón).

Alucinación negativa

Lo contrario a la alucinación: el sujeto no percibe algo que existe. La experiencia que


más se parece es la contrasugestión hipnótica, en la que se le dice al sujeto. ej., que no
20
lleva ropa encima, y se comporta como si fuera cierto. El que experimenta alucinaciones
negativas no percibe el objeto, pero tampoco se comporta como si su ausencia fuera
real. Ej.: dice que no ve a una persona, pero hace ademán de esquivarla. Tiene aspectos
comunes con la sugestión. Kihlstrom y Hoyt señalan que el estímulo ha de ser
procesado hasta algún punto antes de que la persona pueda construir una alucinación
negativa.

Autoscopia

El fenómeno del doble. El paciente se ve a sí mismo y sabe que es él, por lo que se
denomina también la “imagen fantasma en el espejo”. Suele estar acompañada de
sensaciones cinestésicas y somáticas que confirman a al sujeto que la persona que está
viendo es él mismo. También puede darse la autoscopia negativa (no ver la propia
imagen cuando se refleja en el espejo). Se presenta en pacientes con estado delirantes,
en algunos esquizofrénicos, es estados histéricos, en lesiones cerebrales. También
pueden darse en sujetos normales alterados emocionalmente, exhaustos o muy
deprimidos.

Alucinación extracampina

Son alucinaciones que se experimentan fuera del campo visual (ver a alguien sentado
detrás de él cuando está mirando de frente). Hay que distinguirlas de la experiencia de
"sentido de presencia", ya que en ésta el sujeto tiene la sensación de que hay alguien
presente, aunque no lo pueda oír ni ver.

Cómo y donde aparecen las experiencias alucinatorias

Esquizofrenia

Los pacientes esquizofrénicos presentan una amplia variedad de trastornos perceptivos:


ilusiones, alteraciones en la intensidad y calidad de la percepción, pseudoalucinaciones
y alucinaciones parcial y/o totalmente formadas. Ludwig estima que el 75% de los
pacientes en su primer ingreso informan de alucinaciones en más de una modalidad: las
auditivas son las más frecuentes, seguidas de las visuales, somáticas, olfativas, táctiles
y gustativas. Durante los episodios agudos, las alucinaciones auditivas suelen ser
acusadoras, demandantes o imperativas. Cuando el trastorno está en remisión pueden
adoptar un contenido más positivo.

Kurt Schneider propuso una "guía diagnóstica práctica para la esquizofrenia". Los
síntomas específicamente alucinatorios son:

21
1) el paciente oye comentarios continuos sobre sus propias acciones,

2) las voces hablan sobre el paciente en tercera persona

3) el paciente oye sus propios pensamientos (eco de pensamiento). Los dos primeros
tipos son suficientes para el diagnóstico de esquizofrenia o de trastorno psicótico no
especificado según el DSM-IV.

Las voces que escuchan suelen ser la suya propia, alguien de su familia, de Dios… el
paciente puede que no sepa si las voces provienen de ellos o de objetos como
televisores, radios, en caso de que además presente experiencias delirantes de
pasividad (trastorno que consiste en que la persona no atribuye a sí misma las cosa que
hace, dice o experimenta).

Si las alucinaciones son visuales se suelen diferenciar de las que se presentan en las
psicosis orgánicas en dos aspectos: en que suelen ir acompañadas de alucinaciones en
otras modalidades y en que tienden a presentarse casi continuamente, excepto durante
el sueño (en las psicosis orgánicas se presentan con mayor frecuencia durante la
noche).

Trastornos afectivos mayores

El tipo de experiencia alucinatoria más frecuente suele ser la auditiva. Su presencia es


uno de los criterios más importantes para calificarlos como severos o para añadirles la
connotación de episodios con características psicóticas.

Episodio depresivo

En la depresión mayor, los pacientes pueden experimentar diversas alteraciones


perceptivas: ilusiones, cambios en la imagen corporal y alucinaciones. Las
alucinaciones no suelen ser frecuentes (25%), y normalmente son auditivas y,
frecuentemente, en consonancia con su estado de ánimo. En la modalidad visual se
pueden presentar escenas de cementerios, infiernos. También pueden aparecer
alucinaciones olfativas, en las que el paciente huele, o se huele a sí mismo a cadáver,
a cementerio o se queja de que todo huele igual. Junto a éstas pueden aparecer
alucinaciones gustativas con los mismos contenidos.

Episodio maniaco

Sólo se da en un 25% de los pacientes. Normalmente en la modalidad auditiva (las


voces le comunican una misión o status especial), o visual (visiones inspiradoras o
panorámicas). Al contrario que en las de la esquizofrenia, las alucinaciones suelen ser

22
más breves en su duración y no de naturaleza imperativa. Una vez que el episodio ha
remitido es frecuente que el propio paciente ya no considere sus alucinaciones como
reales, sino como visiones.

Síndrome orgánico del estado de ánimo

Las alucinaciones aquí son similares a las que se presentan en trastornos del estado de
ánimo. Son más frecuentes en la forma maníaca que en la depresiva. Las causas de
este síndrome son sustancias como la reserpina, metildopa, alucinógenos; alteraciones
endocrinas (hipo/hipertiroidismo, hipo/hiperadrenocorticalismo)

Deficiencias sensoriales

Las alucinaciones pueden aparecer sobre todo en reducciones de la agudeza visual o


auditiva, especialmente en la vejez. Respecto a la sordera, se han dado casos de
alucinaciones después de varios años de sordera progresiva que incluyen componentes
formados o no formados. Se producen sobre todo en situaciones y/o periodos de bajo
ruido ambiental y pueden llegar a controlarse con entrenamiento en concentración o en
subvocalización. Ninguno de los sujetos en los que se han descrito esta experiencia
eran sordos totales. Los intentos de reducirlas con fármacos antipsicóticos son poco
eficaces, de hecho, una vez que la alucinación ha sido experimentada es muy probable
que los pacientes la sigan experimentando en el futuro.

También se han dado alucinaciones en la ceguera progresiva y en la pérdida visual por


lesiones de quiasma óptico. Destaca el síndrome de Charles Bonnet, trastorno
alucinatorio que se da en ancianos con patología orgánica central o periférica, cuya
característica es la presencia de alucinaciones liliputienses, frecuentemente al
anochecer, con ausencia de delirios y de alucinaciones de otras modalidades.

Han intentado explicarse a partir de estudios de deprivación sensorial: los bajos niveles
de estimulación causan la desinhibición de los circuitos relacionados con la percepción,
lo que tiene como resultado que los trazos perceptivos de acontecimientos previamente
experimentados son "liberados" hacia la conciencia. Por eso también se le conocen
como alucinaciones liberadas o emitidas. Pero los datos no son concluyentes, pues en
condiciones de alta estimulación también pueden producirse.

Variaciones fisiológicas

Una temperatura corporal anormal, alta o baja, puede llevar a alucinaciones. La


deprivación de alimento y bebida también, al igual que su exceso. También la
hiperventilación.

23
Enfermedades del SNC

Existe una amplia gama de condiciones que afectan al SNC y que producen
alucinaciones: síndrome postcontusional (golpe violento en la cabeza), migrañas,
meningiomas, encefalitis vírica. Las experiencias alucinatorias variarán en función de la
localización del tumor o del daño.

Lesiones focales del cerebro. Para que se produzcan alucinaciones debe estar intacto
el córtex temporal. Las alucinaciones que se producen como consecuencia de un tumor
cerebral suelen ser de gran viveza. Normalmente no son atemorizantes y surgen
súbitamente sin que se pueda predecir su aparición. La modalidad variará en función
del área afectada. Las lesiones en el lóbulo temporal pueden producir el fenómeno del
doble y alucinaciones negativas, olfativas, auditivas o visuales. Las lesiones en el lóbulo
occipital pueden dar lugar a alucinaciones visuales como flashes de luz. Y las lesiones
del hipocampo provocan distorsiones liliputienses, cambios en la imagen corporal y
olores desagradables.

Epilepsia del lóbulo temporal. Los episodios comienzan con una experiencia alucinatoria
elemental, normalmente en la modalidad olfativa o gustativa, aunque también pueden
aparecer visuales y auditivas.

Complicaciones quirúrgicas

Quetamina. Es un anestésico general que produce alucinaciones, normalmente


visuales. También se han descrito experiencia de flash-backs transcurridas varias
semanas tras su utilización.

Miembro fantasmaI. Es una experiencia que aparece inmediatamente después de la


amputación. Se han descrito alucinaciones cinestésicas. Suelen producirse en los
miembros más distales (dedos).

Dolor fantasma. Consiste en sentir dolor en el miembro que ha sido extirpado. Solo se
da en los casos en los que ya existía alguna patología (infrecuente en amputaciones
debidas a accidentes).

Pseudopercepciones o imágenes anómalas

Las Pseudopercepciones son anomalías mentales que pueden concebirse como


imágenes, esto es, como procesos mentales similares a los perceptivos que, o se
producen en ausencia de estímulos concretos (imágenes hipnopómpicas e
hipnagógicas y alucinoides) o se mantienen y/o activan después de que el estímulo que

24
las produjo ya no se encuentre presente (imágenes mnémicas, consecutivas o
postimágenes y parásitas).

Imágenes hipnopómpicas e hipnagógicas

Son imágenes que aparecen en estados de semiconsciencia entre la vigilia y el sueño:


hipnagógica (en el adormecimiento) e hipnopómpicas (en el despertar). Se caracterizan
por su autonomía, ya que aparecen y se transforman sin control alguno por parte del
individuo. Son vívidas y realistas, aunque su contenido puede carecer de significado. Se
pueden dar en todas las modalidades sensoriales, aunque las más frecuentes son las
auditivas y visuales.

Se dan tanto en población normal como clínica: fiebres agudas, episodios depresivos,
ansiedad. Se diferencian de las alucinaciones por el contexto de fluctuación de
conciencia en que se producen y porque el individuo que las padece es consciente de
lo irreal de esas imágenes. Son difíciles de detectar (se atribuyen al soñar). Por lo
general se trata de impresiones sensoriales poco elaboradas: destellos, luces, sonido
brusco

Imágenes alucinoides

Se producen en ausencia de estímulos que las activen. Se caracterizan porque son


subjetivas y autónomas y poseen un claro carácter de imagen y plasticidad. Se dan en
el "espacio negro de los ojos cerrados" (fenómeno de Müller o imágenes de la fiebre), o
en el espacio físico externo a causa de intoxicaciones o uso de drogas (fantasiopsias).
También se pueden dar en la modalidad auditiva. El individuo no les otorga juicio de
realidad.

Imágenes mnémicas

Son imágenes de nuestros recuerdos que pueden presentarse de un modo


transformado (a veces la persona puede recombinarlas en función de sus deseos). Si
no se mantienen voluntariamente, comienzan a desvanecerse hasta su desaparición.
Su naturaleza es subjetiva y son experimentadas con poca nitidez o viveza. Un tipo
especial son las imágenes eidéticas ("recordar sensorial"): representaciones exactas de
impresiones sensoriales que quedan fijadas en la mente de la persona. Pueden
provocarse voluntariamente o irrumpir involuntariamente. Según Jaspers, estas
imágenes son imaginadas (no corpóreas) y tienen determinación espacial (objetivas),

25
pero el sujeto no las vivencias como reales. Son más habituales en la infancia y en
culturas primitivas.

Imágenes consecutivas o postimágenes

Se dan como consecuencia de un exceso de estimulación sensorial inmediatamente


antes de la experiencia, por lo que se diferencian del eidetismo en que solamente duran
unos segundos (las eidéticas pueden ser evocadas transcurrido mucho tiempo). La
imagen que se produce tiene las propiedades opuestas a la original, por lo que a veces
se llaman negativas. Ej.: después de mirar un color intenso oscuro, se ve uno claro. El
individuo no las considera como reales y rara vez revisten características patológicas.

Imágenes parásitas

Se diferencian de las mnémicas por su autonomía, y de las consecutivas por su


subjetividad, pero al igual que ellas son consecuentes a un estímulo que ya ha
desaparecido. Se denominan parásitas porque "aparecen" cuando el individuo no fija su
atención en ellas y desaparecen cuando se concentra en la experiencia. Suelen
aparecer en estados de cansancio o fatiga extremos.

26
Principales tendencias
Teorías psicológicas sobre las alucinaciones:
• Teorías dinámicas (psicoanalíticas).
Aquellas posturas que consideran a la alucinación como la representación de deseos
inconscientes, luchas y esperanzas del individuo. En el caso de que su contenido sea
desagradable, proporciona igualmente un dolor deseado inconscientemente.
Las alucinaciones tanto en su contenido latente como manifiesto, ofrecen al clínico una
importante oportunidad para entender los deseos y conflictos del paciente y pueden ser
trabajadas como lo son los sueños, puesto que, al igual que ellos, revelan el
inconsciente del paciente.
• Teorías de la “destilación” (“seepage theories”)
Teorías que explican el fenómeno alucinatorio como resultado de una “destilación” en la
conciencia de la actividad mental que, en condiciones normales, permanecería a nivel
preconsciente.
West (1962):
Partía del hecho de que un input sensorial eficaz ha de servir para organizar el proceso
atencional que controla el paso de información a la conciencia. Las alucinaciones se
producirían cuando el nivel del input fuera insuficiente para organizar ese filtrado y al
mismo tiempo hubiera un nivel suficiente de arousal para que se produjera una
conciencia de ese input.
Charles Frith (1979):
Se basa en la distinción entre procesamiento preconsciente y consciente de la
información. Parte de la idea de que la conciencia es un mecanismo de capacidad
limitada, entre cuyas misiones se hallan las de controlar y supervisar todos los procesos
mentales (conscientes y no conscientes).
Desde esta postura se considera que la percepción tiene lugar gracias a la generación
de hipótesis perceptivas realizadas a nivel preconsciente y sólo aquellas hipótesis que
resultaran más probables son las que entrarían en la conciencia.
Las alucinaciones se producirían porque las hipótesis preconscientes que se realizan
acerca de la naturaleza del estímulo percibido no se han podido filtrar, y en
consecuencia, la conciencia se ve invadida por un exceso de información.
Si esta postura se lleva hasta sus últimas consecuencias, habría que admitir que en las
condiciones en las que hubiera mucha estimulación se produciría un mayor número de
hipótesis preconscientes y, por tanto, habría mayor probabilidad de que se produjera la
alucinación, mientras que se reducirían en aquellas situaciones de escasa estimulación.

27
• Teoría de las representaciones mentales en imágenes
Desde esta postura se defiende que hay una conexión entre la alucinación y la calidad
de las imágenes mentales del individuo.
Horowitz (1975):
Propone que las alucinaciones son imágenes mentales que el sujeto atribuye
equivocadamente a fuentes externas.
Las alucinaciones serían experiencias mentales que:
 Se dan en forma de imágenes.
 Derivan de fuentes internas de información.
 Se evalúan incorrectamente como si surgieran de fuentes externas
 Normalmente aparecen como intrusiones en el proceso perceptivo,
Lo que postula es que en los sujetos que tienen predisposición a alucinar se produce un
desequilibrio entre esos sistemas a favor del sistema de las imágenes, desequilibrio que
tiene origen bien en factores psicológicos, bien en fisiológicos.
Para que se produzca un procesamiento correcto es imprescindible que exista un
equilibrio entre la información procedente tanto del exterior como del interior; de lo
contrario la información de origen interno, lejos de atenuarse, se intensifica e irrumpe en
la conciencia.
 Teorías de la subvocalización
Son aquellas que establecen una relación entre las alucinaciones auditivas y la
Subvocalización. Se fundamentan en las evidencias de que el habla interiorizada se
acompaña la mayor parte de las veces de subvocalización, esto es, de la actividad de
los músculos responsables del habla que, en ocasiones, acompaña al pensamiento
verbal.
Estas teorías sólo se ciñen a la alucinación auditiva, dejando sin explicación el resto de
modalidades sensoriales en las que aparecen experiencias alucinatorias.
 La teoría de Slade y Benfall: El déficit en la habilidad metacognitiva de
discriminación de la realidad.
Slade y Bentall han propuesto que las alucinaciones se producen a causa de una
deficiencia en la capacidad para distinguir cuándo un hecho es real y cuándo es
producto de su imaginación.
Las alucinaciones están causadas por deficiencias en la habilidad metacognitiva
(distinguir o controlar los propios pensamientos) de evaluación y/o discriminación de la
realidad. Lo que plantean es que las personas que experimentan alucinaciones
presentan diversos tipos de deficiencias en alguna o varias de las habilidades que

28
forman la capacidad general de metacognición. Habilidad para discriminar el origen o
procedencia de la realidad, o de los estímulos.
El fracaso en esta habilidad, o una disminución de su eficacia, llevaría a atribuir
equivocadamente la procedencia de un estímulo por el propio sujeto a fuentes externas
de estimulación.
Es posible que la alucinación no sea tanto un problema de la información que está
disponible, sino que puede que más bien radique en las inferencias que la persona hace
sobre esa información.
Factores que facilitan la aparición de la experiencia alucinatoria y/o que la aumentan:
 Arousal inducido por estés:
Un incremento en el nivel de arousal, producido a su vez por factores estresantes, puede
conducir a diversas alteraciones entre las que se encuentra el inicio de las
alucinaciones, ya que éste se asocia a un aumento en el nivel basal de arousal.
Los niveles normalmente altos de activación hacen que, por un lado, se produzca un
aumento de la selección de información que tienen que ver con las características físicas
del estímulo y, por tanto, disminuya el procesamiento de la información semántica.
 Factores predisponentes:
Existen algunos datos, aunque a veces son contradictorios, que proporcionan cierto
apoyo al papel que tienen las diferencias individuales en la vulnerabilidad a la
experiencia alucinatoria.
 Estimulación ambiental:
Hay ciertos tipos de estimulación externa que tienen un efecto inhibidor sobre la
experiencia consciente de la alucinación.
El hecho de que una alucinación sea o no experimentada en la conciencia depende de
parámetros tales como la calidad, la intensidad, la estructuración o el tipo de
estimulación externa al que está sometido el individuo.
 El papel del refuerzo:
Algunos estudios de casos indican que algunos pacientes experimentan una reducción
de ansiedad después de la alucinación, mientras que otros informan de una mayor
perturbación:
 Reducción de ansiedad: la alucinación actuaría como refuerzo: la alucinación
tendría efectos reforzantes en el paciente, ya que haría disminuir la ansiedad.
 Incremento de ansiedad: la presencia de alucinaciones aumentaría el nivel de
ansiedad del paciente porque elevaría todavía más el nivel de arousal.
Lo que produciría una especie de círculo vicioso.

29
Expectativas:
Del mismo modo que las expectativas de una persona le inclinan a “ver” un estímulo
ambiguo con una forma estructurada concreta, las creencias y expectativas demasiado
concretas le llevarán a experimentar un estímulo ambiguo como real o, por el contrario,
como imaginario.
Este puede ser uno de los pilares básicos de la explicación de por qué las alucinaciones
pueden ser experimentadas por personas mentalmente sanas y de por qué se puede
hablar de un continuo entre experiencias alucinatorias y no alucinatorias.
Por tanto, las expectativas influyen tanto en la aparición de la alucinación como en el
contenido. Así las creencias de que un fenómeno va a tener lugar pueden producir que
el sujeto acabe teniendo una alucinación.

30
Psicoterapias actuales
1.- TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL, DELIRIOS Y
ALUCINACIONES
Aun siendo la medicación, fundamentalmente los neurolépticos, un tratamiento de
primera elección en la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, presenta una serie de
limitaciones de cara a ofrecer una respuesta a la complejidad y variedad de los
problemas y necesidades de las personas que presentan estos diagnósticos. Ante la
enorme variabilidad individual, con frecuencia el facultativo se ve obligado a prescribir
distintas modalidades y combinaciones de medicamentos, a veces a modo de ensayo y
error, hasta que el paciente responde; con frecuencia, aparecen indeseables efectos
secundarios; muchos pacientes no presentan una adecuada adherencia al tratamiento
prescrito; e incluso, la adherencia al tratamiento no garantiza la desaparición de los
síntomas psicóticos residuales; además, en las personas con experiencias psicóticas
son frecuentes las alteraciones del ánimo y la ansiedad; por otra parte, la medicación
no es la terapia de elección para mejorar la competencia personal y el funcionamiento
social.

La atención a la salud mental de las personas con trastornos psicóticos ha de incluir la


administración de intervenciones psicológicas de eficacia comprobada. Así, tras los
avances observados en la mejora de la competencia social a través de los
entrenamientos en habilidades sociales, y el desarrollo de intervenciones dirigidas a
apoyar a los familiares o cuidadores, más recientemente, y fruto de la investigación
empírica realizada en las últimas décadas, la terapia cognitivo conductual (TCC en
adelante) ha sido considerada por diferentes instituciones científicas internacionales
como un componente básico en el tratamiento de la esquizofrenia.

La TCC se desarrolló en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado para el
tratamiento de los trastornos de ansiedad y depresión, pero su adaptación y aplicación
a delirios y alucinaciones ha sido tardía (años noventa), en parte debido a la creencia
de que estos síntomas no se podían abordar con terapias verbales (Jaspers, 1963), y a
que por su gravedad debían de ser objeto de la psiquiatría. Pero reflexiones de autores
como Bentall, Jackson y Pilgrim, sobre la utilidad y validez del constructo esquizofrenia,
junto a la alternativa de estudiar el síntoma en vez del síndrome, favorecieron el
desarrollo de la TCC para los delirios y alucinaciones.

La TCC se dirige a resolver el sufrimiento que ocasionan los síntomas psicóticos y a


crear una relación paciente/síntoma que resulte en una mayor tolerancia a la experiencia
31
psicótica y en una mejor calidad de vida. La intervención se fundamenta en una buena
relación terapéutica y en el desarrollo de una nueva comprensión de la vivencia
psicótica. Su práctica se realiza dentro del marco teórico de vulnerabilidad y estrés, e
implica tener en cuenta los factores de estrés (estrés social, psicológico o biológico,
como por ejemplo un medio adverso, cambios importantes en la vida o el abuso de
drogas) que pueden incrementar la vulnerabilidad del paciente, así como sus reacciones
a nivel cognitivo y conductual. La TCC de delirios y alucinaciones contempla las
siguientes modalidades:

1) Realización del análisis funcional del síntoma psicótico y desarrollo de recursos


cognitivos y conductuales que mejoren la situación clínica y el funcionamiento personal.

2) Focalizar la atención en las voces con el fin de que la persona realice una nueva
atribución, entendiéndolas como fenómenos auto-generados y no procedentes de
fuentes externas.

3) Trabajar y flexibilizar las creencias disfuncionales desarrolladas sobre sí mismo, el


mundo, los demás, y sobre los delirios y voces. Las creencias se analizan desde un
punto de vista empírico, lógico y funcional, y se llevan a cabo experimentos
conductuales que tratan de examinar su validez. Se presta especial importancia al
significado personal que tienen los delirios y las alucinaciones, así como el poder
atribuido a los agentes transmisores de las voces y/o a los perseguidores.

4) Las técnicas de exposición en imágenes son


una buena opción terapéutica. Muchas veces el
miedo producido por las creencias delirantes es
tan intenso que interfiere el desarrollo de la
reestructuración cognitiva. La administración de
las técnicas de exposición masiva, en imágenes,
a los contenidos temidos que se expresan en los
delirios (me están observando a través de alguna
cámara oculta) y en las voces (te vamos a matar), puede aliviar el sufrimiento emocional
y facilitar la terapia cognitiva.

Los datos empíricos disponibles sugieren la bondad terapéutica de la TCC en el


tratamiento de los síntomas psicóticos positivos y la angustia asociada, si bien el
beneficio es superior en el caso de los delirios que en las alucinaciones. No obstante, el
conocimiento en esta área todavía se encuentra en fases tempranas y es preciso un
mayor desarrollo de la investigación que permita establecer los efectos específicos de
esta intervención psicológica y los componentes responsables del efecto terapéutico,

32
pues con frecuencia la TCC se administra a modo de paquetes que incluyen múltiples
estrategias, cognitivas y conductuales.

En el tratamiento de delirios y alucinaciones no sólo es importante determinar si las


intervenciones son efectivas, sino también la estabilidad temporal de los logros. Los
pacientes psicóticos son muy vulnerables al estrés y dificultades de la vida y en muchos
casos el apoyo psicológico que precisan es indefinido. De manera similar al tratamiento
neuroléptico, que no se plantea como una intervención limitada en el tiempo, en los
protocolos de tratamiento de las psicosis debería contemplarse que la TCC reglada
fuese un componente esencial. De manera complementaria, se deberían mantener
sesiones de seguimiento y apoyo psicológico, junto a las llamadas sesiones de recuerdo
(de lo aprendido durante la terapia) que podrían intensificarse en los momentos de
incremento del estrés o ante la aparición de francas recaídas psicopatológicas.

GUÍAS PARA EL DIAGNÓSTICO DE LAS EXPERIENCIAS ALUCINATORIAS

Existen problemas para asegurar que se está ante un caso de alucinación o de otro
engaño perceptivo. Según Ludwig, para asegurar la fiabilidad del informe verbal es
necesario tener en cuenta aspectos como la consistencia de dicho informe, el grado en
que la conducta se ve afectada por la experiencia alucinatoria, el grado de convicción
de la misma, su concordancia con otros signos o síntomas. También señala una serie
de indicios y consejos:

• Claridad del informe verbal del paciente. Cuanto más vaga es la experiencia,
más borroso es el informe. A veces es difícil determinar si lo que es poco claro es la
experiencia en sí o su descripción. Hay menos dudas en las alucinaciones visuales o
auditivas.

• No presuponer que un paciente que presenta delirios también presentará


alucinaciones. Cuando se sufre una alucinación se intenta buscar algún tipo de
explicación, que es en lo que consisten los delirios que se producen como consecuencia
de una alucinación.

•En el 20% de los pacientes las alucinaciones son mezcla de distintas modalidades
sensoriales, por lo que deberemos preguntar por posibles "sensaciones" en otras
modalidades.

•Hay que tener en cuenta la cronicidad de la enfermedad. Cuanto más crónica, menos
perturbadoras suelen ser las alucinaciones y es más probable que no informe sobre
ellas espontáneamente.

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•Cuanto menos formadas estén las alucinaciones, más probable es que se deban a
causas bioquímicas, neurofisiológicas o neurológicas. Y cuanto más complejas y
formadas, más probable que se trate de síntomas nucleares de trastornos como la
esquizofrenia.

•Los distintos trastornos tienen diferentes probabilidades de presentar uno o más de los
diversos tipos de alucinaciones.

Según Soreff la gama de respuestas emocionales que un paciente puede desarrollar


ante sus experiencias alucinatorias, son:

 Terror. Es típico especialmente de los estados orgánicos y de la esquizofrenia


aguda. En muchos casos se acompaña de agitación motora.
 Desagrado. Ciertos pacientes describen sus alucinaciones como algo
desagradable e incómodo. Los deprimidos consideran sus voces como un
castigo merecido.
 Agrado. Especialmente bajo los efectos de drogas, fármacos o episodios
psicóticos de naturaleza exógena pueden experimentar un sentimiento de
alegría, bienestar o satisfacción.
 Indiferencia. Se da mucho en los pacientes crónicos. Las reconocen como su
síntoma, su problema. Algunos llegan a negar que las tengan por miedo al
tratamiento.
 Curiosidad. Son las personas que quieren saber la causa, el significado y el
curso de la sensación.

Respecto a las respuestas conductuales:

 Retirada: el paciente se encierra en su propio mundo, en sus pensamientos,


visiones y creaciones. Puede deberse tanto a que le produzcan placer y alegría,
como dolor y molestia.
 Huida: escapa de voces acusadoras, de las imágenes amenazantes. Están en
un estado de gran agitación motora: corren, se tapan los oídos.
 Violencia: luchar con enemigos imaginarios, atacar a otros siguiendo las
indicaciones de una orden (alucinaciones imperativas).

Por último, las respuestas fisiológicas dependen del tipo de trastorno que presente el
paciente. En síndromes de abstinencia alcohólica las alucinaciones suelen ir
acompañadas de taquicardia e incremento de la temperatura. En otros casos nos
podemos encontrar con los componentes típicos de ansiedad, como pulso acelerado,
incremento de la presión arterial.

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Caso

EL HOMBRE LOBOY SECUACES.


Ingresa en el Hospital, una mujer de 44 años, de buen aspecto, un tanto segura en sus ademanes, de su propia presencia,
más llamativa que guapa, alta, perfectamente lúcida. Según explica el marido, si bien la había encontrado más nerviosa
últimamente, el día anterior al ingreso, a la noche y al solicitarla de amores, la respuesta de su esposa, fue totalmente
despreciativa e insultante: " Con esto, con esto lo voy a hacer, después de que no me has defendido y me ha violado, el
Hombre Lobo con sus siete metros de cosa". El marido, por supuesto quedó totalmente perplejo, fue a ver al Médico de
Cabecera, y este aconsejó el ingreso urgente. La paciente, en inicio, se muestra reticente, despreciativa y recordándonos
qué tenía ella que decir cuando era Reina de la Medicina. Posteriormente una vez ingresada, me empezó a contar la
historia, dentro de uno de los delirios Parafrénicos más floridos, que nunca he visto en mis años de profesional, llegando
a hacer un diario sistematizado de sus distintos avatares. Podemos resumir el cuadro como sigue: De niña ya había
estado bajo la protección de Conde A... que la protegía para ser alguien el día de mañana, ya que si bien vivía en una
familia normal estaba destinada a grandes logros, al punto, que cuando tuvo el sarampión, el Marqués de Villaverde
inventó para ella la Penicilina, y así logró sobrevivir. Pero los enemigos envidiosos, la perseguían, el peor de todos era
El Hombre Lobo, el jefe de todos ellos, aunque eran más. Cuando la rabia de los enemigos alcanzó el punto máximo, fue
cuando la transportaron en espíritu a Nueva York, dejando aquí su cuerpo, para adoración de los estudiantes de medicina,
y en América la nombraron Reina: Reina de la Medicina. Esto irritó sobremanera al Hombre Lobo y sus amigos y cercaron
el Caserío donde vivía, con cámaras y micrófonos, para así saber sus pasos. No sabe si aprovechando que su marido la
dejaba sola en Bilbao al acompañarlo a las mañanas, o con el beneplácito de él, la siguieron por las Siete Calles (Casco
Viejo de Bilbao), hasta que la acorralaron y el Hombre Lobo, sacando un miembro de 7 metros, la violó. Después de esto,
ya no pudo resistirse a ellos, y cada día la llevaba el Hombre Lobo a una buhardilla de la Parte Vieja y hacía con ella lo
que quería, (con un lujo de detalles, que no entran en esta exposición), mientras su amigo "el Tacto", se alargaba desde
los tejados de las casas cercanas, para ver lo que hacían, lo que le daba mucha vergüenza. A todo esto tenían engañado
al Conde A... su valedor, que ya era muy viejo, y le habían convencido que la defendían de otros enemigos, por lo que
no pudo ponerse en contacto con él.
Así había pasado los últimos tiempos, a veces la transportaban, pero siempre era devuelta después de que diferentes
amigos del Hombre Lobo, hacían con ella, sexualmente, lo que les daba la gana, todos menos "el Tacto", que solo miraba
alargándose metros y metros de sitios inverosímiles. El cuadro delirante de la paciente mejoró enseguida, con tratamiento
neuroléptico (Perfenacina), a dosis no muy severas, fue de permiso a casa, con su marido y no hubo problemas (tampoco
me relataron si la había requerido de amores), y al poco fue de alta. Nunca tuvo la más mínima conciencia de enfermedad,
todo lo más que llegó a expresar con relación a sus vivencias era que había sido dejada en paz por la banda que la
perseguía, convencida de que yo tenía cierta influencia con ellos y podía hacerles entrar en razón. Seguí tratando
ambulatoriamente a la paciente y no tuvo que volver a ingresar, al menos hasta que salí del Hospital, en que perdí la
pista, si bien, cada cierto tiempo y coincidiendo que dejaba la medicación, al cabo de unos meses llamaba el marido,
venía la paciente al Centro y me explicaba, unas veces que había comenzado a ver cables e hilos de luz en las zonas
adyacentes de su Caserío, o bien ciertos micrófonos que apuntaban al restaurante propiedad de la familia. Venía a
pedirme que usando mi influencia, pudiera librarla de ellos, como ya había dejado de intentar cualquier tipo de
convencimiento razonado con la paciente con relación a su enfermedad, yo la proponía, que ya que estaba nerviosa por
el acoso, tomara una medicación que le prescribía mientras intentaba hacer algo. A la semana siguiente y sin necesidad
de ingreso, venía a decirme que parecía que yo había hablado con alguien porque ya no veía las cosas fuera de casa,
continuábamos con el tratamiento unos meses, hasta que volvía a abandonarlo y se volvía a repetir el ciclo. Después,
perdí la pista de la paciente, al dejar el Hospital, pero no he tenido información de ingresos sucesivos. El matrimonio me
invitó infinidad de veces a su restaurante, pero nunca fui, no sea que estuvieran de verdad los cables y micrófonos y la
historia se desvaneciera.

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Motivo de consulta

Según explica el marido, si bien la había encontrado más nerviosa últimamente, el día anterior al ingreso,
a la noche y al solicitarla de amores, la respuesta de su esposa, fue totalmente despreciativa e insultante

Percepción del sujeto

La paciente tiene buen aspecto, un tanto segura de sus ademanes, de su propia presencia, más llamativa
que guapa, alta, perfectamente lúcida… en inicio, se muestra reticente, despreciativa y recordándonos qué
tenía ella que decir cuando era Reina de la Medicina.

Identificación de los sujetos

Paciente: mujer de 40 años que tiene delirios parafrénicos

Esposo: solicitante de la terapia para la paciente

Personajes alucinatorios: hombre lobo y sus secuaces

Caracterización

Según el CIE 10 encontramos la siguiente caracterización

• ALUCINOSIS ORGÁNICA: Trastorno caracterizado por alucinaciones persistentes o recurrentes,


normalmente visuales o auditivas, que se presentan en un estado de conciencia clara y que pueden ser o
no reconocidas como tales por quien las padece.

• TRASTORNO DE IDEA DELIRANTE ORGÁNICO: Trastorno en cuyo cuadro clínico predominan


ideas delirantes persistentes o recurrentes. Las ideas delirantes pueden acompañarse de alucinaciones
pero éstas no se limitan a su contenido.

• PRESENTA RASGOS DE ESQUIZOFRENIA

Relación con el medio

En la niñez: proviene de una familia normal y estaba destinada a grandes logros. Tuvo sarampión

En vida adulta:. su marido la dejaba sola en Bilbao

Antecedentes

• De niña aseguraba estar bajo la protección de conde A.

• Destinada a obtener varios logros.

• Afirma que el Marqués de Villaverde inventó la penicilina para tratar su sarampión

• Los enemigos empiezan a perseguirla donde el hombre lobo es el jefe

Posteriormente una vez ingresada, me empezó a contar la historia, dentro de uno de los delirios
Parafrénicos más floridos, que nunca he visto en mis años de profesional, llegando a hacer un diario
sistematizado de sus distintos avatares. Podemos resumir el cuadro como sigue: De niña ya había estado

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bajo la protección de Conde A... que la protegía para ser alguien el día de mañana, ya que si bien vivía en
una familia normal estaba destinada a grandes logros, al punto, que cuando tuvo el sarampión, el Marqués
de Villaverde inventó para ella la Penicilina, y así logró sobrevivir. Pero los enemigos envidiosos, la

perseguían, el peor de todos era El Hombre Lobo, el jefe de todos ellos, aunque eran más .

Consecuencias del problema (actualidad)

No aceptaba tener relaciones sexuales con su esposo y mostraba desprecio

Tentativas de solución

Tratamiento neuroléptico (Perfenacina), a dosis no muy severas

Definición operativa (actividades u operaciones se utilizan para medir una


variable)

Tomaba medicación prescrita, y al pasar un tiempo determinado continuaba con el tratamiento durante unos
meses

TCC: 1) Realización del análisis funcional del síntoma psicótico y desarrollo de recursos cognitivos y
conductuales que mejoren la situación clínica y el funcionamiento personal.

2) Focalizar la atención en las voces con el fin de que la persona realice una nueva atribución,
entendiéndolas como fenómenos auto-generados y no procedentes de fuentes externas.

3) Trabajar y flexibilizar las creencias disfuncionales desarrolladas sobre sí mismo, el mundo, los demás, y
sobre los delirios y voces.

4) Las técnicas de exposición en imágenes son una buena opción terapéutica

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Bibliografía
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