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Silvia Fendrik

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PSICOANALISTAS DE NINOS
LA VERDADERA HISTORIA

ti Letra Vwa
Silvia Fendrik

PSICOANALISTAS DE NIÑOS
LA VERDADERA HISTORIA

l. Melanie Klein y Anna Freud

DIBUJOS DE )UAN PARLO PRFSTA

ti Letra VIVa
Fendrik, Silvia
Psicoanalistas de niños. La verdadera historia. 1. Melanie Klein 1Anna Freud-
1• ed. - Buenos Aires
Letra Viva, 2004.
112 p.; 23x15 cm.

ISBN 950-649-093-7

1. Psicoanálisis. l. Titulo A todos aquellos -analistas y pacientes, autores y


CDD 150.195 lectores, maestros y colegas, amigos y enemigos-, que
sabiéndolo o sin saberlo, con su escucha o sus palttbras
me han inspirado y ofrecido las letras con las que pude
concebir y escribir esta historia.
Y a mis editores Raimundo y Leandro Salgado,
que posibilitaron que un viejo sueño se tmnsforme
en "letra viva':

© 2004, LETRA VIVA, LIIlRER(A y EDITORIAL


Av. Coronel Díaz 1837, (1425) Buenos Aires, Argentina
letraviva@arnet.com

J.S.B.N.: 950-649-093-7

Primera edición: Octubre de 2004

Impreso en Argentina- Printed in Argentiwl

Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Prohibida la reproducción rotal o parcial de esta obra bajo cualquier mérodo,


incluidos la reprografía, la fotocopia y el tratamiento digital, sin la previa y
expresa autorización por escrito de los titulares del copyright.
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Prefacio

Este libro, al igual que el resto de los que componen esta serie
de "Psicoanalistas de niños", se dirige a aquellos cuyo oficio es es-
cuchar a los niños y se interesen por consiguiente en la "escucha"
de los analistas cuya obra se ha centrado principalmente en la in-
fancia. Mi propuesta es abordar dicha obra desde ese sesgo: escu-
charlos, imaginarlos, recrearlos, no sólo leerlos -o no leerlos- para
admirarlos, repetirlos, o despreciarlos. No se trata por lo tanto de
un enfoque totalizador de sus conceptos, sino de un hilo narrati-
vo que ofrezca una nueva vida, o mejor dicho, otras vidas posibles
a aquellos analistas cuyos nombres son referentes ineludibles en
el psicoanálisis con niños. Los lectores no encontrarán en ningu-
no de los libros de la serie, ni en su conjunto, una "obra comple-
ta", ni menos aún una historia completa del psicoanálisis de niños,
sino por el contrario, una serie referida al Otro. He incluido tam-
bién una sesión ilustrada, en la que intenté, con la ayuda de Juan
Pablo Presta, esbozar una mínima representación del gesto de los
pioneros, su postura, sus apuestas, sus límites, tal como los imagi-
no cuando los leo, intentando recuperar su gesto en el doble senti-
do de expresión y de don. 1"

La verdad a la que alude el subtítulo de la serie no se opone por


lo tanto a mentira sino a significación congelada, a pre-juicio, a re-
petición mecánica. Es "verdad" tan sólo como efecto de una trama
en la que se anudan vida y obra, pasiones que animan y desaniman,
moviendo de este modo los nudos y Cltknas que habitualmente ks

l)
quitan vida a los pioneros, al encerrarlos en caracteres o caracteri-
radas en los niños. Tal vez el paradigma más claro esté en los años
zaciones definitivas, -definitivamente ideológicas-, o sea en letra
20': cuando los ideales de progreso de Occidente se vieron profun-
muerta. La verdad-era-historia no es sino un modo de actualizar-
damente dañados por la gran Guerra, los niños empiezan a ser los
la, y abrirla a nuevas significaciones. En psicoanálisis no tiene sen-
destinatarios de ese duelo nunca elaborado. No es casual que sea
tido separar una obra de una vida de un modo purista, principista,
precisamente en esa época que nace el psicoanálisis-de-niños, por-
ni tampoco reducir la compleja trama que constituye los concep-
tando el ideal de un individuo autónomo, íntegro, no sujeto a sus
tos a datos psico-biográficos.
pulsiones: la sublimación mediante el arte y la ciencia serán los an-
Asimismo la obra de los psicoanalistas-de-niños no ha sido nun-
tídotos para el veneno que puede destruir a la humanidad. El prin-
ca considerada dentro de sus respectivos contextos históricos, con
cipio de realidad, la sublimación y la "reparación" sostienen la con-
sus correspondientes ideales culturales, y sus disputas por herencias
cepción teórica y clínica del primer psicoanálisis infantil.
y filiaciones teóricas. Ese es el argumento de esta historia: mosrr~u
Y si dirigimos nuestra linterna al final de la segunda guerra mun-
que no se puede hablar de Melanie Klein sin Anna Freud, de Ar-
dial, vemos que los ideales han cambiado. El Padre continúa decli-
minda Aberastury sin Telma Reca, de Winnicott sin las guerras ma-
nando en vertiginosa picada, y los ojos se dirigen a las Madres. Un
triarcales de la Sociedad Británica, de Bruno Bettelheim sin Benja-
singular espíritu matriarcal, predominante sobre todo en la Socie-
mín Spock, de Maud Mannoni y Franc;oise Dolto sin Lacan y sin
dad Británica, muestra el papel pre-dominante de las analistas mu-
mayo del '68. El "otro" a quien cada uno de ellos apunta -dardos
jeres, que rivalizan entre sí por un producto "cargado de futuro",
o deudas implícitas o explícitas- condensa no sólo historias perso-
el niño. Winnicott, el único analista-de-niños con una obra origi-
nales, luchas de poder y prestigio, sino también el "Otro" de las re-
nal en esa furiosa guerra plena de significaciones fálicas, pasará a la
ferencias teóricas y los ideales culturales.
historia como un niño que juega con otro niño o como un abueli-
En efecto, una historia del psicoanálisis de niños no debería pen-
to bondadoso. Curiosamente, el hombre Winnicott se tornará im-
sarse aislada de los ideales de época. El siglo XX fue llamado "el siglo
potente, como hombre, como padre, y como maestro.
del niño". La pedagogía, los derechos de la infancia, la puericultura,
En los 60, en los happy sixties nace en EEUU un niño extraño,
las revoluciones educativas, ponen en evidencia que el niño no es
mitad ángel y mitad demonio, un niño "libre", cuyo destino será
sólo es una proyección del narcisismo de los padres (his Majesty the
cumplir con el sueño americano (el American Dream) del consumo
Baby) sino un proyecto cultural, donde anidan grandes ilusiones y
sin límites de todo tipo de bienes, en continuidad moebiana con el
también grandes temores. A través de las expectativas depositadas
consumo también sin límites de drogas, de pornografía, de violen-
en el futuro de sus niños, Occidente apunta a su propio futuro .
cia. El psicoanálisis de niños, o mejor dicho, la psicología de inspi-
A partir del descubrimiento del inconsciente, de la sexualidaJ in-
ración psicoanalítica, se interesará primordialmente en la psicosis
fantil y del Edipo y sobre todo de las consecuencias de los traumas
infantil, en el autismo, y posteriormente en los niños "desviados"
en la vida adulta, el psicoanálisis con niños no sólo jugó un papel
de las normas. El niño se ha vuelto potencialmente violento, de-
extraordinario -y sin embargo marginal- en los desarrollos del psi-
trás de su apariencia angelical, retratada y resaltada en el mito del
coanálisis, sino un papel protagónico en la construcción de la iden-
autismo. Antes de que los genes y el determinismo genético em-
tidad ideal del niño, un papel normativo y moralista respecto al lu-
piecen a jugar un papel protagónico, y los fármacos a aplicarse in-
gar del niño en la familia occidental, sin reconocerlo como tal.
discriminadamente en los "trastornos de conducta", las exigencias
Es en las posguerras donde vemos renacer las esperanzas proycc-
l·ulturalcs se vuclwn abusivas. l.os niños deben comer de todo, sa-

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ber de todo, ser "mentes brillantes", estar todo el tiempo estimula- niños, como diferente de un psicoanalista a secas, o de un psicoa-
dos en sus supuestos intereses. nalista-de-adultos? ¿Es una marca de filiación, de pertenencia a dis-
Las contradicciones alcanzan su paroxismo: La TV crea robots tintas familias o rangos de psicoanalistas?
hipnotizados por super-héroes. También nacerá Barbie y su mara- Es por eso, para no obturar estas preguntas, que he propues-
villoso mundo de consumo de juguetes. Algunos psicoanalistas se to titular de niños a este recorrido por la obra de los pioneros. No
desesperan. Quieren actuar antes de que sea demasiado tarde, pre- sólo para no olvidar las marcas de filiación que constituyen los ba-
tendiendo reintroducir por la fuerza el inconsciente en los peque- samentos teórico-clínicos de la práctica analítica con niños, sino
ños robots. No por nada el pediatra Benjamín Spock, promotor de fundamentalmente para situar la dimensión fantasmática del de de
los ideales del Sueño Americano se arrepiente. Y Bettelheim, sobre- la alienación /separación y señalar que no es posible prescindir de
viviente de los campos de exterminio, arremete y no cesa de hablar ella sin ponerla a trabajar, así como no es posible suprimir por vo-
de cuentos de hadas y de pulsión de muerte. Finalmente se suicida luntad o decreto en el psicoanálisis con niños las huellas de un pa-
en una ceremonia ritual que evoca la asfixia en las cámaras de gas. ciente-niño como "cosa" de analistas mujeres ...
En la Argentina, donde el psicoanálisis-de-niños se consolida
en la clase media como en ninguna otra parte del mundo, su pio- Cuando escribí, hace quince años, Psicoanálisis para niños: Fic-
nera, Arminda Aberastury, también se suicida. La "psiquiatra" Tel- ción de sus orígenes, me encontré, sin proponérmelo, siguiendo el
ma Reca hereda a su vez un espíritu freudiano des-leído en virtud rumbo que enmarca, explícita o implícitamente, el tiempo del re-
de sus válidas críticas al sectarismo de los psicoanalistas kleinianos. lato en los cuentos infantiles: "Había una vez ... continuará". Y me
Los discursos-amos enloquecen cuando de niños se trata. di cuenta que no es sólo una fórmula feliz que hace felices a los ni-
Fran~oise Dolto y Maud Mannoni abren en Francia un nuevo ños. Tampoco es una promesa banal de padres o autores, destinada,
camino en donde la enseñanza de Lacan se diluye y al mismo tiem- como tantas otras, a no ser cumplida, con la vana ilusión de man-
po se concentra, sobre todo, en el afán de otorgarle a toda costa al tenerlos quietitos, en estado hipnótico, esperando el próximo ca-
padre su lugar de "ley", y al niño un lugar de "sujeto" en términos pítulo. Es, pienso, la fórmula "feliz" que, reuniendo el origen -per-
no fácilmente diferenciables de los de una prédica humanista. dido desde y para siempre- al futuro, -inexorablemente incierto-
pide volver a escuchar, volver a leer, volver a experimentar la mis-
Hasta Franc;:oise Dolto, la primera en proponer "con" en lugar ma historia, el mismo cuento, cada vez de un modo diferente. Es
"de", el psicoanálisis-de-niños se llamó así. ¿Qué decía o escribía lo que yo misma he hecho, pero a diferencia de Ficción de los or~r¿;e­
este "de"? ¿Una especialidad? ¿Una especificidad? ¿Otro psicoaná- nes y Desventuras de/psicoanálisis, ya no busco las huellas del origen
lisis? ¿La separación de niños y adultos desde el punto de vista del del psicoanálisis de niños silenciadas por la historia oficial, sino la
psicoanálisis? ¿La vocación de un psicoanalista? trama intersubjetiva, y la referencia al Otro de cada discurso. Pero
La adopción, hoy casi unánime, del "con niños" no garantiza el sigo sin pretender revelar ninguna verdad oculta, para ofrecer, en
desprendimiento del peso histórico-gramatical del "de". No sólo la cambio, un hilo narrativo que permita sonreír o llorar a algún vie-
obra de los pioneros está cargada de este genitivo que sugiere la pre- jo analista, interesar a los más jóvenes, y abrir a los de mi genera-
sencia de un fantasma revelador de la ambigüedad sujeto/objeto. ción las puertas de una renovada apuesta al psicoanálisis de niños.
También lo está la clínica, tanto con niños como con adultos. ¿Es Un hilo narrativo que intenta ser, literalmente, una puesta en "se-
el "niño" el que determina el "ser" del sintagma psicoanalista-de- rito", un recorrido abierto por la obra de los mencionados autores

12 u
con toda la seriedad que se merecen, en el espíritu del "Había una
. ,,
vez ... contmuara .
Después de muchos años de análisis con distintos analistas y de Melanie Klein
muchos de analista con distintos pacientes, he renunciado defini-
tivamente al monoteísmo. Los psicoanalistas son definitivamente
mortales, pero en algunos de sus nombres consagrados habita toda
la gama de pasiones y trasgresiones que llevaron a Lacan a decir que
nada hay más parecido a lo real que los dioses griegos. Esta colec-
ción es una apuesta, (iconografía incluida), al politeísmo ... del in-
consciente. El "valor" de Melanie Klein

La obra de Melanie Klein sufrió un gran desprestigio en los úl-


timos treinta años, y sus aportes al psicoanálisis, a partir de Lacan,
llevaron durante mucho tiempo el sello de la equívoca y errada ca-
lificación de "puramente imaginarios", una suerte de psicoanálisis
salvaje, un tanto obsceno y bastante extravagante. No es sino recien-
temente que surgieron algunos intentos de revalorizar su teoría y de
su clínica por parte de psicoanalistas no kleinianos. {1) En el reco-
rrido que por mi parte propongo de los aportes de Melanie Klein
al psicoanálisis de niños, que también he hecho en otras oportu-
nidades, lo que ahora quisiera destacar es mi profunda admiración
por su inquebrantable optimismo en la eficacia de las interpreta-
ciones kleinianas, en contraste con el pesimismo que se desprende
de su exploración del sadismo. La gran mayoría de los psicoanalis-
tas kleinianos han heredado ese optimismo en términos excesiva-
mente dogmáticos, que no les permiten incorporar otros aportes
que podrían enriquecerlos, ni tampoco leer a Melanie Klein des-
prejuiciadamente. Por otra parte son ellos los primeros en no auto-
rizarse a interpretar como lo hacía Melanie Klein, y recurren a fór-
mulas más livianas, menos intrusivas, más edulcoradas, y por ende
más vacuas. Parecen ignorar que carece de sentido ser kleiniano,
con sutilezas, con eufemismos (y sobre todo con sentido común).
así como no reconocen que en la disociación entre lo idealizado y
lo persecutorio, la envidia y la gratitud, el ataque y la reparación,
predomina un rono clerical afín al de cualquier prédica religiosa.

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Estos pares de opuestos, sin embargo, aparecen tardíamente en la
sas contra esas ansiedades, y la existencia de un objeto "total", cuya
obra de Klein.
pérdida -o el temor a su pérdida- es el motor del duelo, impedido
El viraje de la clínica de la propia Melanie Klein hacia una suer-
o dificultado por la extrema disociación entre objetos idealizados y
te de pastoral psicoanalítica se puede observar particularmente en
objetos persecutorios. Como consecuencia, el principal fin del aná-
el caso de Richard, un niño al que analizó en la época de la segun-
lisis será la reparación de los objetos internos dañados por el sadis-
da guerra mundial. El Relato del psicoanálisis de un niño recién fue
mo. Sin embargo, el modo "primitivo", los comienzos de Melanie
publicado en forma póstuma en el año 1961, y puede conside-
Klein, son netamente diferenciables de este "sistema" -sistema en
rarse como un verdadero testamento en materia de análisis de ni-
el sentido de un conjunto cerrado en donde las distintas piezas en-
ños. La extensa explicación de sus conceptos y su técnica eviden-
cajan entre sí adquiriendo estatuto de doctrina. Los primeros ca-
cian allí esa suerte de contrapunto constante entre el ataque y la re-
sos de Melanie Klein, Trude, Rita, Erna, Peter, publicados en el El
paración, los objetos persecutorios y los idealizados, el pecho bue-
psicoanálisis de niños revelan en cambio el germen de sus ideas m~is
no y el pecho malo. Pero este no es sino el sistema kleiniano tar-
originales. Vale la pena leerlos detenidamente, para que la obra klei-
dío, en el que adquirieron protagonismo las posiciones esquizopa-
niana no sea menospreciada o reducida a un esquema cerrado en el
ranoide y depresiva.
que resuenan las notas de una paradójica prédica pastoral.
En efecto, las ansiedades paranoides y depresivas fueron descri p-
Melanie Klein merece que se la piense, no desde una crítica des-
tas por Melanie Klein recién en el año '35 en un artículo titulado
piadada o tendenciosa que desconoce los elementos m~ís creativos
"Contribución a la psicogénesis de los estados maníaco-depresiyos",
de su obra, sino desde un lugar que permita reconocerles su interés
pQco después de la trágica muerte de su hijo Hans en un accidFn-
actual. Entre otras cosas por su osadía en haberse aventurado en zo-
te d~; montaña. Al mismo tiempo que Melanie Klein presenta sus
nas del psiquismo ¿infantil? donde reinan la agresividad y el sadis-
conceptos de "etapa depresiva" y de "mecanismos del duelo", Me-
mo; hoy más que nunca, cuando la dimensión de lo real ha adqui-
litta Schmideberg, la hija de Melanie Klein, que también era ana-
rido un inevitable protagonismo, en virtud de los límites que nos
lista y paciente de Edward Glover, -hasta entonces uno de los más
ha revelado el intento de domesticación de la agresividad por la vía
fervientes defensores de la causa kleiniana y presidente de la Socie-
del significante, la lectura desprejuiciada de Melanie Klein no pue-
dad Británica- emprende con el sostén de su analista una insisten-
de soslayarse. (3). No estoy proponiendo una consigna estilo "Me-
te campaña de difamación contra su madre. Afirmaba que su her-
lanie Klein, volvé, te perdonamos", sino un trabajo de lectura crí-
mano mayor se había suicidado por culpa de ella, quien lo había
tica y respetuosa de sus aportes al psicoanálisis de niños, al que su
analizado cuando era apenas un adolescente. El caso de Hans figu-
nombre, quiérase o no, ha quedado profundamente ligado.
ra en El Psicoanálisis de Niños bajo el nombre de Féli~, un pacien-
Lacan se refirió en varias ocasiones a Melanie Klein en términos
te de trece años que padecía de tics nerviosos. (2)
ambiguos. Solía decir que era una destripadora, una "bruta", al mis-
mo tiempo que destacaba sus sorprendentes intuiciones. Muchos
discípulos de Lacan decidieron apresuradamente que sin duda era
El corpus kleiniano
una bruta, (brute) o una boba (béte) o una salvaje (béte).
En el Seminario I Lacan se ocupa de los psicoanalistas de ni-
Recién en ese momento se comenzará a configurar el corpus kld-
ños y se detiene en una detallada comparación entre la práctica de
niano, que incluye las ansiedades paranoides y depresivas, las dl'IC.·n-
Mclanic Klcin y la de Anna Freu.d, destacando los méritos de una

16
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y cuestionando severamente a la otra, de quien decía, entre otras
cosas, que era una institutriz solterona y amarga que nunca había El ambiente intelectual en el que creció Melanie Klein estuvo di-
tenido un hombre en su vida (4). Sin embargo, muchos años an- vidido entre la tradición -Libuza provenía de una familia de pres-
tes, en "El estadio del espejo" Lacan había citado la obra de Anna tigiosos rabinos ortodoxos- y el ateísmo progresista al que se había
Freud El yo y los mecanismos de defensa en apoyo de su tesis sobre volcado su padre. Sin duda el cambio radical en la vida de Moritz
el yo como instancia de desconocimiento y sede de las defensas in- Reizes debe haber marcado profundamente a Melanie, quien tam-
conscientes. En cambio, en "Las tesis sobre la agresividad", que da- bién a sus treinta y siete años, en 1919, decidió dejar de ser ama.-de
tan del 1946, es la obra de Melanie Klein la que Lacan elogia por casa para dedicarse al psicoanálisis. ~
primera vez sin ninguna ambigüedad. A los catorce años ella también había tenido el firme propósito
de estudiar medicina. Emmanuel, que por distintas razones, entre
otras su frágil salud, no pudo entrar a la universidad, y que al igual
Pequeña biografía que el padre tenía una gran pasión por los idiomas, la ayudó a Mc-
lanie con el griego y el latín, que eran materias obligatorias para in-
La vida de Melanie Klein estuvo atravesada por la pérdida pre- gresar en el Gimnasium, (preparatorio de la Universidad). Duran-
matura de seres muy queridos. Su hermana Sidonie, que le había te la adolescencia de Melanie la unión intelectual y afectiva con su
enseñado a leer, murió a los ocho años, cuando Melanie KleiJJ. te- hermano fue particularmente intensa. Cuando muere Emmanuel,
nía apenas cinco. Desde muy pequeña Melanie estableció un fuer- Melanie contrae matrimonio con Arthur Stephen Klein, a quien ha-
te lazo afectivo con su hermano mayor, Emmanuel,,que era un jo- bía conocido por intermedio de su hermano, y en lugar de estudiar
ven sobresaliente, la apuesta intelectual de la familia, pero que taDJ.- medicina, sigue cursos de arte e historia en la Universidad de Vie-
bién murió muy joven, a los veinticinco años de edad. Poco tiem- na. Su marido era ingeniero químico experto en la hbricación de
po antes también había fallecido su padre, Moritz Reizes, un sin- papel. Luego de vivir en pequeñas ciudades de Eslovaquia, el matri-
gular personaje que hasta sus treinta y siete años había sido un ex- monio Klein, con sus dos hijos, Melina, nacida en 1904, Hans,
perto en estudios judaicos y llegado a dominar casi diez idiomas. en 1907, se msta ó en Budapest.
Pero Moritz Reizes a esa edad abandonó el Talmud y se divorció
de su primera esposa para casarse con una mujer veinticinco años
más joven, Libuza Deutsch, con la que tuvo cuatro hijos. La me- Budapest
nor fue Melanie. Para ayudar a la precaria economía del hogar, Li-
buza se ocupaba de un pequeño negocio de venta de pájaros, rep- Allí, a com~enzos de la Segunda Guerra Melanie Klein empie-¡'
tiles, y flores. Moritz Reizes no sólo había abandonado a su prime- za un análisis con Sandor Ferenczi, en la misma época en que nace
ra esposa y los estudios judaicos, también decidió estudiar medi- Erich, a quien le tocará jugar un papel protagónico en la entrada de
cina. No sabemos si su deseo era seguir una carrera académica, o Melanie al psicoanálisis. Ferenczi había inventado una "técnica acti-
~
convertirse en un especialista, pero el hecho es que tuvo que con- va", basada en el lazo afectivo recíproco con sus pacientes, a los que
tentarse con trabajar como médico generalista en sindicatos y clu- analizaba en los intervalos en los que retornaba del frente donde se
bes nocturnos, lo cual no era particularmente prestigioso ni renta- desempeñaba como médico de trincheras. No sabemos qué clase de
ble económicamente. activ' · ' · ctio) con Mclanic Klcin ero sin duda le trasmitió sus
idc.~as acerca dd pskoan;llisis, no sólo como .una e tcaz terapia sino

18
lll
también como una extraordinaria herramienta para la educación de Educación analítica
los niños. Basándose en una determinada concepción de la realidad,
Ferenczi hizo una gran propaganda sobre los beneficios de una ecju- Melanie Klein presentó el caso de un niño -al que llamó Fritz- al
cación guiada por una canee ción sicoanalítica: no hay que repri- que describió como un poco atrasado e inmaduro: a los cuatro ~ños
mu a curiosidad sexual de los niños, no hay que sugestionados con tenía dificultades para distinguir los colores, confundía el ayer con el
la creencia en Dios o en Papá Noel, no hay que contarles demasia- mañana, y su lenguaje era bastante pobre para su edad. Estos supues-
dos cuentos de hadas, brujas y ogros, no hay que castigarlos arbitra- tos déficits madurativos habrían justificado la necesidad de una "edu-
riamente, en pocas palabras, una educación progresiva y progresista cación analítica", mediante la cual ampliar el universo del niño, in-
al servicio del "principio de realidad" .(5) La idea era que a través de troduciendo en él lo que denominó -al igual que Ferenczi- el "prin-
dicha educación basada en el psicoanálisis, no reprimiendo su curio- cipio de realidad". (8) Melanie además quería evitar a toda costa que
sidad sexual, no castigándolos o inventando mentiras tontas, se po- Erich/Fritz padeciera las "malas influencias" intelectuales -qoe habrían
día garantizar un futuro mejor para los niños, al evitarles las inhibi- sufrido sus hijos más grandes- provocadas por las creencias paternas.
ciones y represiones que tanto habían afectado a sus padres. Artlmr Klein era de origen judío, pero tenía ideas panteístas. Para el
En el año '18, poco antes de que finalizara la segunda guerra panteísmo Dios existe en cada objeto, todo lo que nos rodea es un
mundial, y en medio de una gran tensión política y social (6) Me- fiel testimonio de la presencia de Dios; como religión no institucio-
lanie se vio obligada a abandonar Budapest jJ.Into con su marido~ nalizada, pregona la presencia de Dios en la naturaleza y combate los
que fue trasladado a Ruzemborok, un pequeño pueblo de Eslova- rituales que exigen la concurrencia a la iglesia o al templo. Dado que
quia. Este es el contexto en el que comienza la educación analítica en cierto modo en el panteísmo hay algo de pensamiento m<ígico-
de su hijo más pequeño. Los dos mayores, Hans y Melitta, ya eran todo es Dios-, sin duda significaba una afrenta a la concepción ma-
un poco grandes como para beneficiarse plenamente con los nue- terialista para la cual Dios, al igual que las hadas o las brujas, pueden
vos principios educativos, pero quedaba Erich, a quien Melanie perturbar el pensamiento creativo y el raciocinio.
se aferrará para paliar su depresión por la partida de Budapesr y la La educación "psicoanalítica" por el contrario debía estar basada
crisis que atravesaba su matrimonio. Erich será entonces el princi- en principios racionales: saber la verdad de las cosas va a despejar
pal destinatario de la educación del principio de realidad. En 1919 la mente del niño, lo ayudará a desarrollar su intelecto, a aprender
Melanie hace un corto viaje a Budapest, donde se conecta nueva- mejor en la escuela, a enfrentarse a las dificultades de la vida, etc,
mente con Ferenczi, quien la invita a leer las notas que había escri- en tanto su mente no estará confundida por el pensamiento mági-
to durante la observación de Erich en la Sociedad Psicoanalítica de co y/o por prejuicios religiosos. Había una gran esperanza en el mi-
Budapest. Luego de la lectura del su comunicación, publicada mu- lieu psicoanalítico de que la conquista del conocimiento racional
chos años después bajo el título "El desarrollo de un niño" fue ad- influyera en la armonía de las pulsiones. El camino para lograrlo se
mitida como miembro de dicha sociedad. (7) creía que era bastante sencillo: no reprimir la curiosidad sexual de
los niños, no sugestionados con cuentos de hadas, no atemorizar-
los ni tranquilizarlos mediante creencias religiosas. Este fue el ini-
cio de Mel:.tnie Klein, una mamá deprimida, atea, culta y analiza-
da, que estaba decidida a aplicar a toda costa esos "principios" del
psicoan:llisis en la l·ducaci<'>n del menor de sus hijos.

20 21
Análisis temprano
Análisis en el tocador

Después de presentar el caso en la pequeña Sociedad Psicoanalí-


El momento llegó a los pocos días, durante una conversación
tica de Budapest, Melanie Klein continuó ocupándose de Fritz. Lo
acerca de los distintos caminos que, según Erich, recorrían las cacas.
interesante es que a partir de ese momento nota que el niño em-
Melanie, quien lo ha acompañado al baño, le pregunta si estas cacas
pieza a sufrir graves inhibiciones, mal humor, dolores de panza, a
no serán los niños -recuerden la ecuación freudiana: caca=niño-
la vez que dejará de jugar con otros chicos, y tendrá mucho miedo
que qecen en el estómago. Alentada por el interés del niño, conti-
de salir de su casa. En su ponencia había descripto a Fritz como un
núa: "porque la caca está hecha de comida, pero los niños verdade-
niñito un tanto inmaduro, pero sin mayores problemas, y se ha-
ros no están hechos de comida'~ Esta es la realidad: los niños ver-
bía mostrado muy satisfecha porque la educación analítica le per-
daderos no están hechos de comida. Ench le respondr "Yo sé eso.
mitió aprender rápidamente los colores y las letras, y ya casi sabía
Están hechos de leche."- "No, están hechos de algo que hace papá
leer. Nada la hacía sospechar que pudieran surgir críticas por par-
y de un huevo que está dentro de mamá." Aquí vuelve a interrum-
te de algunos analistas que escucharon su testimonio. Pero precisa-
pirla: ''eso también lo sé". Melanie no se detiene: "Papá puede ha-
mente eso fue lo que ocurrió: "Lo que había contado era sin duda
cer algo con su pipí gue se parece bastante a la leche y que se ll~ma
de mucho interés ... el único problema es que había omitido el in-
semen. Lo hace como haciendo pipí pero no en tanta cantida~. "--
consciente ... " le dijo Antón von Freund.(9) Melanie Klein respon-
"Ya sé eso". Melanie continúa: "El pipí de mamá es como un agu-
dió con mucha honestidad: ella no estaba analizando a Fritz, sólo
jero. Si papá pone su pipí en el pipí de mamá y hace su semen allí,
se trataba de una educación basada en el psicoanálisis. Pero obvia-
entonces el semen corre muy adentro de su cuerpo y cuando Sf en-
mente comentarios de esta naturaleza no pudieron dejar de afec-
cuentra con alguno de los hueviros que están dentro de mamJ, ese
tarla. Por eso no debe extrañarnos que a partir de allí, señale en el
hueviro empieza a crecer y se transforma en un niño." Melanie re-
niño "verdaderos" síntomas': con frecuencia se siente mal, está tris-
gistra que Erich aquí por primera vez expresa mucho interés: "Me
te, no juega, se desinteresa de todo, no la escucha cuando le habla,
gustaría tan ro ver cómo se hace un niño así". Respuesta: esto es
tanto a ella, como a su madre.
imposible porque él aún es un niño, y no va; poder hacerlo h<JS-
Melanie se había presentado a sí misma como una vecina, ami-
ta que sea grande. Aquí es Erich quien no se detiene: "pero cup.n-
ga de la madre, a quien el niño le tenía mucho afecro y confianza,
do sea gran d e me gustana ' h acerse
' 1o a mama'" - "Eso no pue d e se1::_,
y con quien pasaba muchos momentos del día. Una vecina aten-
Mamá no puede ser tu esposa porque es la esposa de tu pa~ Si
ta, que luego de exponer el caso en la Sociedad de Budapest, llegó
mama'Emera tu esposa papa' no ten d' na esposa. "
a la conclusión de que seguramente la "educación analítica" había
Este diálogo es extraordinario. Sobre todo por el modo sui gmeris
omitido aclararle al niño cuál era el papel del padre en la fecul)-
de explicarle al niño por qué no puede ser el marido de la mami..una
dación. De allí que el pequeño padeciera -o empezara a padecer-
manera de formular la interdicción del incesro sin duda confusa y
d e " o h ' " preocupactpnes,
seswas . ademas
' del os menciOna
. d '
os stnto-
un tanto melancólica, además de equívoca desde el punto de vis-
mas. Con su flamante nombramiento de analista, Melanie busca-
ta generacional. Sin embargo, o precisamente por eso, Erich se en-
rá entonces la ocasión propicia para brindarle a Erich "la informa-
tusiasma: "entonces se lo hacemos los dos a ella, la compartimos",
ción faltante\'.
Mdanie responde: "No, eso no puede ser. Cada hombre tiene ;/!JUZ
.wklt')jJOStl. ( :uando rü seas grande tu mamá sed vieja, entonces te

22
.u
casarás con una hermosa joven". Erich, casi llorando y tembloroso:
trico también tenía una biela, una cosa hermosa y grande de pla-
"¿Pero no viviremos en la misma casa?"- "Sí. Sí, viviremos juntos.
ta y bronce. El chiquito tenía algo parecido a dos ganchitos; el chi-
Y tu mamá siempre te querrá, pero no puede ser tu esposa".
quito estaba entre el tren eléctrico y el motor grande". Melanie le
A pesar de este diálogo "esclarecedor" los síntomas de Erich con-
explicó inmediatamente que el motor grande era su papá, el coche
tinuaron. De todas maneras Melanie Klein consignará en su próxi-
eléctrico su mamá y el motorcito él mismo, y que él se había in-
ma exposición del caso, que presentó al año siguiente en la Socie-
terpuesto entre mamá y papá porque le gustaría mucho apartar a
dad de Budapest, que esa conversación, que trascribió lo m;Ís fiel-
papá y quedarse solo con su mamá para hacer con ella lo que sólo
mente que pudo, aportó la ansiada claridad en la mente de Erich
a su papá le está permitido.
sobre el papel del padre en la fecundación.
Cuando poco tiempo después el pequeño volvió a jugar y su-
Vale la pena destacar que esta interpretación se basa en el mo-
peró sus inhibiciones, ella le dio mucha importancia a dicha con-
delo freudiano que atribuye la angustia a la represión de la lib\do.
versación, como punto de partida en "la liberación de sus bnta-
Aún estamos en 1921, donde rige la primera teoría de la angustia,
sías". En efecto, una vez liberadas, las fantasías de Erich le fueron
que Freud no cambiará hasta el '26, hasta lnhzbzcu)n, smtoma{an-+
revelando la verdadera razón -inconsciente- de sus dificultades, a
gustia, donde la angustia pasará a ser causa y no consecuencia de la
la vez que la alentaron a comprender que es la vida tmtasm;ítica la
represión. Pero no pasará mucho tiempo para que Melanie Klein
que modela y modula la realidad, y no al revés, como lo proponía
tome un rumbo muy distinto, aún no explorado por ningün ana-
la educación analítica inspirada por Ferenczi. Una vez que penetró
lista antes que ella : la angustia, la ansiedad, los síntomas, las Ít}hi-
en ese territorio, en donde rápidamente descubrirá que los objetos
biciones de los niños, son una consecuencia del sadismo y no de)a
"internos" son mucho más amenazadores y crueles que la realidad,
libido reprimida. Este nuevo rumbo coincidirá con una nueva mu-
ya no lo abandonará.
-----á'anza, esta vez rumbo a Berlín, donde buscará y encontrará tam-
bién a un nuevo analista: Karl Abraham.

Naturaleza de las fantasías


Berlín
La conversación sobre las cacas y la fecundación fue el pasaporte
que abrió las puertas de la etapa analítica del tratamiento de Erich,
Es entre los añOs '23 y '26, en Berlín, y en plena transferencia
en donde -para nuestra sorpresa- ya encontramos en status nascendi
con Abraham, cuando analiza los casos que aparecen en El psicoa-
una interpretación casi idéntica a la que diez años más tarde Mela-
ndlisis de niños. La originalidad y la audacia clínica de Melanie se
nie le hará a un pacientito llamado Dick. A los tres días de la "con-
apoya en los siguientes elementos(}) las fantasías modelan la tota-
versación", Erich tuvo la siguiente fantasía: "Había un gran motor
lidad de, las conductas, de las actividades y del conjunto de la per-
que p~recía igual a un tren eléctrico. Había un motorcito que co- " No hay nada que escape al dominio que ejerce la f.m-
sonalidad.'
rría ju,nto con el grande. Los motores siguieron corriendo, se en-
tasía -inconsciente- sobre la vida consciente. Freud nunca fue tan
contraron con un tren eléctrico y lo chocaron. El motor grande se
kjos, y la escuela americana muchos años después postulará la exis-
6u; encima del tren eléctrico y llevó al chiquito tras él. Entonces
tencia de ;Íreas autónomas, libres, de la personalidad y del yo, no
todos se juntaron: el tren eléctrico y los dos motores. El tren eléc-
influidas por d inconscit·ntc. Pero Mclanie Klcin sosruvo, desde

24 H.
entonces y para siempre, que toda actividad de un niño y de una to y, como consecuencia el deseo de destruir al progenitor del pro-
persona adulta no es sino la expresión de una f1nrasía inconscien- pio sexo -el Edipo positivo tal como Freud lo enunciar;!- Md,l-
te. No sólo las actividades que pueden ser afectadas por una inhi- nie Klein va a privilegiar el odio contra ambos padres, que ~1.!11-
bición -el lenguaje, el aprendizaje- sino los conciertos, los espec- tan y excluyen al niño.
táculos, el cine, la apreciación artística de los colores, las formas,
el arte, todo, todo tiene el mismo origen@rodas las fantasías de-
rivan de la escena primaria, que es el motor de la puesta en mar- La escena primaria
cha de la fantasía. El mero hecho de escuchar o de mirar simbo-
liza la observación, real o imaginaria, del coit<(}}El juego es una. El sadismo es el ataque por todos los medios que le proporcio-
descarga permanente -por eso los niños juegan tanto- de fanta- na su organización (o desorganización) pregenital a la unión geni-
sías masturbatorias, provocadas por la escena primaria. (1 O) Dicha tal de sus padres. El niño no es aun genital, es un "pre-genital", y
escena no tiene que ver con la realidad. Necesariamente va a pro- el sadismo oral, el sadismo anal y el sadismo uretral serán los me-
ducirse una deformación, porque cuando un niño pequeño pre- dios simultáneos con los que en su fantasía va a concebir y atacar
sencia el coito de los padres, no puede distinguir, ni ~iera per- el coito de los padres y su séquito de objetos parciales. Y sus f:ulla-
ceptualmente, qué es del padre y qué es de la madre<¿; Inventa- sías, necesariamente masturbatorias, serán puestas en escena a tra-
rá la técnica del juego, luego de haberla probado espondneamen- vés del juego, del juego permanente, del juego continuo, gel juego
te, por primera vez, en el análisis de la pequeña Rita, de dos años compulsivo. Por eso, cuando aparece una inhibición, cuando 1111
y tres meses de edad. niño deja de jugar, o juega poco, o juega estereotipadamentc, sc'>lo
puede haber una razón: el niño está muy angustiado y la inhibi-
Ahora bien, la escena primaria kleiniana tiene características pro- ción del juego es un modo de controlar la angustia. Cuando el ex-
pias, que van mucho más allá del modo, comparativamente inge- ceso de angustia, producto de las fantasías sádicas destructivas, no
nuo, con el que fue caracterizada por Freud, que por otra parte no puede ser controlado, lo que aparece es una detención dd jul·~~~
entró en mayores detalles sobre la "concepción sádica del coito pa- o un empobrecimiento, o una total falta de creatividad. El niflo,
rental" (11). Melanie Klein en cambio es precisa: el pene está con- confrontado a una angustia que no puede soportar, se inhibe, Sl'
tenido por el cuerpo de la madre, el pecho está mezclado con el repliega, se paraliza.
pene, es un pc;;cho-pene, que a su vez se multiplica en muchos pe- La conclusión de Melanie Klein es que todo estallido de rabia,
nes, pechos, excrementos, léche, pis, caca, bebés voraces. En tanto de ansiedad, de intolerancia a la frustración, es producido por una
objetos y pedazos de objetos combinables, pueden insertarse uno angustia, que no logra ser controlada, ligada al sadismo que d nifw
dentro del otro, sin posibilidad de diferenciarlos, todo está junto ha proyectado sobre la escena primaria. Pero entonces surge el s<.·n-
y mezclado, mezclado perceptualmente y mezclado fantasmática- timiento de culpa y el miedo, el miedo a la retaliación. El in<..:ons·
mente bajo el dominio del ataque sádico que el niño, por medio de ciente kleiniano obedece a la ley del talión, es un inconsciente dl·
sus fantasías edípicas pregenitales, sádico-orales, sádico-anales y sá- ojo por ojo y diente por diente. El temor que les inspiran sus fau~
dico-uretrales, va a hacer a la unión entre sus padres. La escenct pri- t:~'iías s:ídicas. unido a la angustia que se les vuclw in<..:ontrolahll·,
maria de la que el niño es excluido es pregenital y edípica. Por eso hace lJUe muchos niños se vayan encerrando en sí mismos, dl'il'll
en lugar de predominar el amor por el progenitor del sexo opues- de: jugar, o vivan tl·nic:ndo accidentes o c:nlcnmlndosc.
L----~---·---~--' --- --~

26 17
Angustia precoz
fluyó la clínica, sino también algunas ideas de su segundo ana-
lista, Karl Abraham. (13)
¿Qué es lo que hace Melanie Klein con todo este repertorio de
signos inconfundibles de la existencia de un gran monto de angus-
tia en los niños pequeños? Los transforma en conceptos, mal o bien
El análisis con Abraham
formulados, y mal o bien articulados entre sí: el Edipo tempranoj
el sadismo, la crueldad del superyó arcaico, la escena primaria, las
Ya divorciada de Arthur Klein, Melanie Klein en Berlín empie-
pulsiones destructivas y los objetos parciales, el miedo a la reralia
za un nuevo análisis con Abraham, interrumpido, catorce o quin-
ción, el sentimiento de culpa. (12)
ce meses más tarde, por la trágica y repentina muerte de su analista.
Aquí debemos detenernos un instante, porque es necesaria una
(14). Nuevamente la muerte se hace presente en la vida de Mela-
aclaración. Para Freud, -y este será también el punto más impor-
nie, esta vez de un modo casi grotesco: Abraham, que sufría de un
tante e irreductible de la diferente concepción del psicoan<ílisis de
enfisema, murió muy joven, a los cuarenta y ocho años, a causa de
niños en Anna Freud y Melanie Klein- el superyó es un herede-
una espina de pescado que le atravesó la faringe. Este fue un golpe
ro del complejo de Edipo, con sus aspectos buenos y sus <1spcc-
tremendo para Melanie Klein quien, recientemente divorciada, y
tos malos. Para Melanie Klein en cambio el complejo de Edipo y
peleando por la tenencia de sus hijos, había encontrado en Berlín
el superyó surgen juntos, se constituyen paralelamente: HJy una
un lugar en el que esperaba rehacer su vida. Impulsada y protegida
distorsión estructural de las imagos internas de los padres, o sea de
por Abraham, abrió su primer consultorio, y comenzó a recibir pa-
los objetos introyectados bajo el dominio del sadismo, que nunca,
cientes. Más aún, Abraham le escribió a Freud una carta muy en~u­
inevitablemente, van a coincidir con los padres reales. El verdack-
siasta diciéndole-que Frau Klein había demostrado que el futuro del
ro superyó se caracteriza ~or su extrema crueldad y su aut2!lQ.!nÍa
psicoanálisis estaba en el psicoanálisis del juego infantil. (15) Indu-
respecto a los padres reales. No importa cuán buenos, amorosos,
dablemente Abraham también valoraba mucho las corroboraciones
simpáticos, protectores, sensibles, inteligentes, maduros, o analiza-
clínicas de Melanie sobre el sadismo pregenital, que se complemen-
dos, sean éstos. Cualquier niño, hijo de vecino o de analista, ten-
taban con sus teorías sobre las pulsiones canibalísticas.
drá síntomas, inhibiciones, ataques de angustÍ¡l.
Al morir Abraham, Melanie Klein quedará pues bastante desam-
Este punto es fundamental para entender el psicoanálisis klei-
parada. Los analistas de Berlín que comenzaban a aventurarse en la
niano, uno de cuyos mayores méritos es haber hecho de la an-
práctica del análisis de niños, se inclinaban más por la alianza en-
gustia precoz el centro, el núcleo organizador de la clínica y de
tre P.edagogía y psicoanálisis establecida desde hacia ya más de una
la teoría. Sólo que dicha angustia, en lugar de reveladora, de las
década por Hermine von Hug-Hellmuthj16) y más recientemen-
vicisitudes de la libido, es signo inconfundible ge las vicisitt~des
te preconizada -y fundamentada- por Anna Freud. Decide enton-
del sadismo.,Melanie Klein encuentra que en el niño pequeño
ces probar suerte en Inglaterra. Hacía poco, en el año 25'- había
hay una compleja y sólida construcción fantasmática, que va a
sido invitada a Londres, para exponer sus ideas sobre el análisis de
ubicar, lógica y cronológicamente, en el primer año de vida. Su
niños y allí había conocido personalmente a Ernest Jones y a otros
trabajo con niñitos de dos o tres años le demostró que la angus-
analistas que simpatizaron mucho con ella. (17) Luego de la muer-
tia está ligada al sadismo y dirigida contra los objetos parciales
le de Abraham, Mdanie se dio cuenta que en Berlín, sin el sostén
de \a escena primaria. Sin duda que en esta premisa no sólo in-
de su analista, no iha a tener d apoyo que ~1ccesitaba para conti-

28 Hl
nuar adelante y a fines de ese mismo año se fue a vivir a Londres, gros parciales, pero fracasará en alcanzar los estratos más profundos
en donde estableció su residencia definitiva. del psiquismo infantil. El gran error de los analistas que siguen el
Nunca lamentó esta decisión. rumbo de Anna Freud es dirigirse al yo y a la conciencia, en lugar
de trabajar desde el comienzo con el inconsciente. El análisis-de-ni-
ños no debe retroceder frente a ningün límite racional, ni imponer-
Londres se ninguna restricción en nombre del sentido comün o de supues-
tos obstáculos que sólo existen en la cabeza de analistas cobardes o
Con Ernest Jones a la cabeza, la Sociedad Británica se convirtió mal analizados" (sic) (19) que sostienen, en cambio, que el análisis
rápidamente en un poderoso bastión del _pensamiento kleiniano, de un niño no debe ser llevado demasiado lejos. La hostilidad hacia
hasta que en 1935 comenzaron los primeros ataques -a la persona el analista no es sino una manifestación de angustia, que debe inter-
antes que a las teorías-, seguidos por las famosas controversias que pretarse de entrada remitiéndola a sus raíces inconscientes.
se iniciaron luego del exilio de Anna Freud en Londres, en 1938, y
que alcanzaron su apogeo durante la 2a guerra mundial. Recién en
esa época comienzan oficialmente las batallas conceptuales e ins- Klein con Kant
titucionales entre anna{reudianos y melaniekleinianos, que marca-
rían la historia de la práctica analítica con niños y del psicoanáli- Sin embargo, uno de los indicadores de que Klein nunca renun-
sis en general ( 18). ció a sus ideales educativos iniciales es precisamente la absoluta cer-
Ahora bien, ¿el objetivo de Melanie Klein dejó de ser en algún teza de que todos los niños están afectados por fantasías sádicas, que
momento la ampliación de la realidad y el óptimo desarrollo de las necesariamente influirán, tarde o temprano, en la limitación de sus
potencialidades intelectuales de los niños? ¿O su apuesta al análi- capacidades intelectuales y afectivas. Esto es universal. Por lo tanto
sis temprano no es sino el camino que eligió para alcanzarlas? Si la no debe pensarse como un complemento o un aliado de la educa-
educación analítica mostraba su ineficacia y su impotencia para en- ción, el psicoanálisis precoz debe ser previo, preliminar a la educa-
frentar los fantasmas sádicos que dominaban al niño, debía ser re- ción. Si extremamos este planteo de Melanie Klein, podríamos afir-
emplazada definitivamente por el "análisis puro", sin ninguna con- mar que ningün niño será totalmente educable ni nunca alcanzará
taminación con medidas educativas. Por eso Melanie Klein, alenta- su plenitud intelectual, si previamente no ha sido analizado.
da por Ernest Jones, y también por numerosas analistas mujeres, - De allí que el kleinismo no necesitará prácticamente ninguna
Joan Riviere, Susan Isaacs, Ella Sharpe, yAlice Strachey entre otras- •
justificación para el aná:lisis de un ntno pequeño, en tanto el sadis-
ya de entrada definió su postura de un modo contundente, atacando mo y sus consecuencias forman parte de la evolución de cualquier
explícitamente a Anna Freud. Ella Sharpe dirá que la combinación niño. Las inhibiciones, las dificultades, los ataques de angusti~ so¡;
entre psicoanálisis y pedagogía provenía sin duda de que el analis- universales. Esta será una de las principales banderas kleinianas, que
ta insuficientemente analizado tenía un superyó tan anclado y tan tanto entusiasmó a sus colegas británicos: no es preciso distinguir si
sexualmente represivo como el del niño. Otra analista, Nina Searl, d niño que llega a una consulta necesita o no análisis, si lo pide o lo
la única que hasta ese momento practicaba el análisis de niños en rechaza, si tiene o no síntomas que lo justifiquen. A un buen analis-
Londres, fue la primera en aplicar entusiastamente a las nuevas ideas: ta-de-niños 'la demanda' del niño no debe importarle, dado que el
"Asegurar la transferencia mediante la autoridad sólo permitirá lo- an;ilisis, sobre todo d an;llisis temprano, es un bien universal.

30 .\1
Esta consigna no pareció inquietar a los analistas ingleses, más
de la escena primaria, como le enseñó la "conversación" que man-
bien todo lo contrario. Aparentemente no comprendieron que al
tuvo con Erich en el tocador. Su origen es edípico, y por lo tanto
ser un bien universal, el análisis, paradójicamente se transforma en
hará su entrada en la vida psíquica en pleno auge del sadismo, agre-
un ideal. Esta no es sino la premisa de cualquier modelo "pedagó-
gará más tarde. Escena primaria, pareja combinada, pecho, pene o
gico", al modo de un imperativo categórico, de una ética trascen-
vientre materno, el vínculo arcaico de la pulsión de saber con el sa-
dental: Lo que es bueno para uno es bueno para todos. Es pensan-
dismo explica que el objeto fantaseado (distorsionado), sea un ob-
do en el futuro, y sobre todo en la conquista del pensamiento li-
jeto interno persecutorio que no coincide con el objeto real. (Tal
bre y creativo, que Melanie Klein hizo su apuesta kantiana al aná-
cual es en la realidad).
lisis temprano.
Este origen primitivo, arcaico, abre tanto el camino a la subli-
mación como a las inhibiciones, cuya consecuencia paradigmática
será la detención en el desarrollo del yo. Que saber/ver/poseer, po-
La pulsión de saber
see una dimensión fantasmática que domina sobre la realidad ex-
terna, será Dick, luego de Erich, Rita, Erna, Peter y Felix, quien se
La insistencia en el deseo de saber atraviesa de punta a punta la
lo demuestre definitivamente.
obra de Klein. Ya desde Erich, las explicaciones racionales sobre la
sexualidad y el papel del padre en la fecundación, tropiezan con
la eguivalencia inconsciente verlsabe'i Deseo de saber=curiosidad
El tren Dick
sexual=escena primaria=interior del cuerpo materno, plantean des-
de los inicios de la vida psíquica, una equivalencia entre el interior
Dick no puede jugar porque la lucha del yo contra el sadismo ha
del cuerpo materno y el mundo exterior.
fracasado, y lo llevó a la detención de la construcción de fantasías
En el pasaje de la educación sexual al análisis precoz Klein ya
y a su desconexión de la realidad. Sólo le quedó recurrir a una de-
había justificado su cambio de vía. La curiosidad sexual inf:.mtil no
fensa extrema: bloquear toda elaboración simbólica de su sadismo
puede satisfacerse del todo, porque los niños aún son niños y "no
y correlativamente detener el desarrollo de su capacidad simbólica,
pueden hacerlo", -y asimismo porque aún no comprenden el len-
que Melanie Klein atribuía al yo. El término "capacidad simbólica"
guaje adulto. Pero por sobre todo porque el saber/ver no proviene
o "función simbólica" no era corriente en esa época. Sí se hablaba de
sólo de una fuente libidinal, su principal motor son las pulsiones
ecuaciones simbólicas, o de equivalencias, en el sentido de que cier-
sadicas, alimentadas y retroalimentadas por la inevitable frustra-
tos objetos pueden ser equiparados, entre sí, o con un objeto "in-
ción. La envidia al saber del analista y a su capacidad creativa tam-
terno". La angustia, dirigida contra los objetos internos en primer
bién abundará en las interpretaciones de Melanie Klein correspon-
término, comienza a volcarse al exterior y a distribuirse, a repartir-
dientes a la época de Envidia y gratitud.
se sobre otros objetos, neutros, los objetos de la realidad. Cuando
~stos a su vez quedan demasiado cargados, y se tornan demasiado
Recordemos que para Freud el deseo de saber (pulsión episte-
"iguales" a los primitivos, el interés se desplaza sobre otros, y así su-
mofílica) no era una auténtica pulsión parcial, sino un producto
cc.~ivamente. Las equivalencias son el primer paso en la formación
combinado -ver, poseer, dominar- que acompañaba a las ¡misiones
de ve!dadcros sÍI:_l~~<_>los, o sea de una re-presentación, de un signi-
parciales auténticas. Para Melanie Klein en cambio es inseparable
ficante quc_r_cprcsenta al objeto, pero t¡ue no es el ol~jeto_en sí. La

3:?
.u
ecuación simbólica hace que dos objetos, aunque permanezcan a Oick era un niñito de cuatro años que apenas hablaba y se mos-
universos diferentes, puedan ser confundidos entre sí. Una inocen- traba completamente indiferente a los objetos y las personas que lo
te taza de leche puede así llegar a provocar tanto temor como el pe- rodeaban, su madre y su niñera incluídas. Su actitud "perfectamen-
cho materno persecutorio. Ni que hablar de un inodoro. te negativa", su falta de sensibilidad cuando se lastimaba, su torpe-
La equivalencia simbólica entre los objetos parciales se basa en las za en el manejo de cuchillos y tenedores- será calificada por la ana-
ecuaciones freudianas pene/niño/heces/regalo, sólo que Freud plan- lista como un "negativismo alternado de manifestaciones de obe-
teaba que estos objetos son "igualados", y por ende intercambiables diencia automática". Dick desconcertó bastante a Melanie, que por
sólo en y para el inconsciente. No se refirió explícitamente a que es- primera vez -estamos en 1929- se encontraba frente a un niñito
tuvieran en el origen de la investidura simbólica de no importa qué con tales características. Tal vez sea el ünico caso en el que admitió
objeto de la realidad, aunque los mecanismos de formación de sín- que no sabía bien qué hacer. Oick sólo mostraba un interés limi-
tomas en la histeria, sin duda tienen que ver con las equivalencias tado por los trenes y los picaportes y deambulaba por el cuarto de
simbólicas. Pero en la época en que Freud escribió sus Estudios sobre juegos sin prestarle la más mínima atención a la analista, cuya pre-
la histeria las equivalencias simbólicas eran singulares -válidas úni- sencia era ignorada, "un mueble más", dirá Melanie Klein.
camente para cada sujeto- y no universales. El cuerpo fanrasm;ítico Por lo tanto Melanie Klein decide intentar un contacto con Dick
de la histeria era un cuerpo conjugado en singular. recurriendo a su batería interpretativa, cuyos resultados ya había
Melanie en cambio llegó mucho más lejos y fue mucho m;is taxa- probado en otras oportunidades. Formula entonces una primera in-
tiva: Cualquier alimento líquido puede rechazarse en virtud de ser terpretación aproximando dos trenes de distinto tamaño, y llaman-
equiparado, puesto en pie de igualdad (Gleichsetzung) con leche do "Dick" al tren pequeño y "papá" al grande. Para su sorpresa el~ . f-.
u orina, incluso con heces envenenadas. No obstante esta farídica niño inesperadamente agarra el tren "Dick" y lo arrastra hasta una f _pl C
equivalencia, tanto de los objetos internos entre sí, como de los ob- ventana balbuceando la palabra "estación". Melanie Klein no pier-
jetos externos entre sí, como de la relación entre objetos internos de tiempo e interpreta: "la estación es mamita". "Dick está entran
y externos, para el psicoanálisis, freudiano, kleiniano, y lacaniano, do en mamita". A continuación Dick se esconde en un espacio ce-
la equivalencia es el mecanismo primitivo, la base, la materia pri- rrado, un pequeño pasillo que separaba el consultorio del exterior.
ma para la formación de símbolos. La analogía y la metonimia son Y l?ronuncia la palabra "oscuro". Melanie Klein interpreta: "Dick
las precursoras de la metáfora. En el inconsciente un mismo obje- entra en mamita oscura". La secuencia se repite y en pocas sesiones
to puede ser "objeto" de diferentes representaciones, y una sola re- aparecen los primeros signos de angustia. El niño lloriquea y pid_s
presentación puede aludir a diferentes objetos. En ese sentido Me- por su niñera. Se tranquiliza cuando Melanie le dice que la ni riera
lanie Klein, no dejaba de tener una concepción "significante" del lo está esperando. Mientras tanto la angustia liberada comienza a
objeto, como se observa claramente en Dick, en Richard, y en los entrar en escena y en las sesiones siguientes nuevos objetos comien-
pocos casos de adultos que publicó en Envidia y Gratitud. (20) de zan a ser rápidamente investidos para escapar de los persecutorios.
ningún modo podemos afirmar, como suele creerse, que ella esta- Se han sentado las bases para el mecanismo de la formación de au-
blecía una correspondencia biunívoca y fija (significado) entre cada ténticos sím o os cuyo impedimento era una gran angustia latente,
objeto y su representación inconsciente. Curiosamente, ¿curiosa- pero sin signos visibles. Dick empieza a jugar y a incluir a Melanie
mente? los símbolos kleinianos desde esta perspectiva bien pueden en sus juegos. Bas<índose en el principio de que un monto excesivo
considerarse como "objetos" significantes. y precoz de sadismo -como producto de una genitalidad precoz-

.i~
34
Ja,,¡,(,, 1111lu l.t l•lll.~.l d,· ,,u rcpliq-\lll' psicótico/ esquizofrénico -hoy di-
l~•llllm dt' MI "auti!lmo", Mdanic Klein irrumpe en la realidad/irreal
dt·l pnpll'llol >ick y pone en marcha simultáneamente la vida de
Lmtasfa, la relación con la realidad, y el desarrollo del yo.

Dick deambulaba sin rumbo por el cuarto de juegos y sólo manifestaba un


Interés muy limitado por los picaportes y los trenes. Aunque no tenía muchos
alamanto~. decidí arriesgar una interpretación:

36
~ ·¡
0
oo
Tret1 grat1de papá,
tret1 chiquito Dick

Wr6

3H j\)
·-~-«~'~v.«

De aquí en más el análisis comienza a progresar... Lacan lee a Melanie Klein

Dick empezó a examinar los juguetes con curiosidad creciente, y a investigar Ampliación de lo imaginario a partir de la interpretación simbó-
cómo estaban hechas las cosas ycómo se llamaban, incorporando correctamet1te lica sobre lo real, dirá Lacan, inyección de un núcleo, de una célu-
sus nombres a su todavía limitado lenguaje. Mis continuas interpretaciones la edípica en un mundo apenas diferenciado de lo inanimado, un
ayudaban a resolver la at1gustia, que se había vuelto manifiesta y estaba ligada mundo real/irreal, carente de vida psíquica. Cuando Dick se an-
al sadismo. También apareció la necesidad de reparación. Una vez que. al gustia y llama a la niñera, quedará establecida su primera deman-
sacarle punta a los lápices, sobre mi falda quedaron desparramados pedacitos da. Y Lacan concluirá: Destripando significantes, la béte, la "bru-
de aserrín, Dick exclamó: Poor Mrs Kleinl Y en otra oportunidad, se llevó a la
ta" de Melanie K.lein habrá "inyectado" el inconsciente en el cuer-
boca un hombrecito de Juguete y apretando los dientes, dUo:
po automáta y dormido de Dick.
A esta brillante, a la vez que sensible lectura que propone La-
can, me permito agregar que tal vez no sea casual que los "objetos"
en cuestión reciban nombres, casi propios. Por empezar el nombre
de Dick- y los nombres mamá y papá, que de ese modo no sólo se
constituyen en significantes -inyectados en el cuerpo-, sino que es-
tablecen una trama imaginario/simbólica: nada más y nada menos
que la cadena de la filiación.

Hoy podemos leer a Dick con Klein y a Dick con Lacan en el Se-
Té'f """" minario l. La conclusión de Lacan es sumamente interesante, entre
otras cosas porque cuestiona la de Melanie Klei!!. En efecto, según
Melanie Klein, la interpretación de la escena edípica primaria y su
contenido sádico -aunque su primera interpretación no fue nada
"sádica", a menos que el sadismo se condense en "entrar en mami-
ta"- le abrió a Dick las puertas de su inconsciente. Lacan no esrá
de acuerdo, según él lo que hizo Klein fue inyectar el inconsciente
en el ~miverso indiferenciado de Di~, no le abrió las puertas sino
que "generó" un inconsciente donde no lo había, y en consecuen-
cia instituyó la represión primari~ Es sin duda una discusión me-
tapsicológica muy interesante. Lacan dice que lo que hizo Melanie
K.lein es bárbaro -seguramente en el doble sentido de la palabra-
Eat daddy sólo que hizo otra cosa que lo que ella pensó que había hecho, no
"abrió" sino gue "creó". (21)
El caso Dick es del año '29. Está en Contribuciones al psicoaná-
lisis, ha jo el título "El mecanismo de la formación de símbolos".

40 41
El análisis como bien universal
la transferencia negativa, remitiéndola a la hostilidad dirigida ha-
cia los objetos primordiales, introyectados bajo el dominio del sa-
Dijimos que Melanie Klein rápidamente impuso en la Sociedad
dismo, el niño nos abrirá inmediatamente las puertas de su incons-
Británica una militancia, militancia en el sentido del an<ilisis como
ciente. Inmediatamente aparecerán fantasías, y cuando reaparezca
un bien universal aplicable a todos los niños, grandes y pequeños
la angustia, a consecuencia de la interpretación del contenido sim-
y militancia en el sentido de la adhesión incondicional de sus se-
bólico de las fantasías, ésta podrá ser vuelta a interpretar, y así su-
guidores a sus canones interpretativos. Ella no tenía dudas sobre su
cesivamente. El vínculo analítico queda así asegurado, y el circuito
función, no sólo terapéutica, sino preventiva, y una convicción ab-
angustia-interpretación-fantasía inconsciente-interpretación-angu_stitt,
soluta de que si el análisis duraba el tiempo necesario, iba a lograr
muestra claramente que la angustia es sin la menor duda el eje prin-
un equilibrio psíquico definitivo, a prueba de casi cualquier obstá-
cipal de la clínica kleiniana. La relación analítica no hace sino ex-
culo que la vida pudiera depararle al niño. Por eso estableció de un
presar y reflejar el vínculo con los objetos originarios. Por eso Me-
modo canónico que el rechazo al análisis o las resistencias comunes
lanie Klein podrá desentenderse de los padres reales, y de su rela-
de los niños frente al analista, debían ser consideradas como otros
ción con el niño y con el analista, considerando más que suficiente
tantos signos de transferencia negativa. }.112 niño que manifiesta rf-
la confianza inicial que estos pusieron en el análisis. (22)
cgazo al analista, está expresando una transferencirt negativa, o sea
la relación negativa que tiene con los objetos introyectados arcai-
¿El analista de niños será entonces el destinatario natural de los
cos que dominan su vida psíquica.
hijos de analistas y el análisis un acontecimiento natural en la vida
No cabía para Melanie la más mínima posibilidad de pensar
del niño kleiniano? En efecto, parece haber una relación lógica en-
que el negativismo del niño hacia el analista no fuera transferencia!,
tre el superyó temprano y sus exigencias, la desresponsabilización de
no fuera un producto de su mala relación, no con los padres reales,
los_padres reales, y el análisis precoz como bien universal. La certe-
sino con sus objetos internos. Cualquier signo de rechazo al análi-
za de Melanie en este punto contrasta, como luego veremos, con las
sis era inmediatamente atribuido a la transferencia negativa movi-
dudas de Anna. (23) Lejos quedaron las épocas en que debía acep-
lizada y potenciada por el sadismo. Lejos estamos del niño sujeto
tar la presencia de la niñera, la madre o la hermana mayor del niño
a presiones externas, familiares y culturales, que debe ser educado
en las sesiones. Más lejos aún los tiempos en que el analista, como
con ayuda del psicoanálisis. El niño kleiniano, gestado en Buda-
estableció Freud en el caso Juanito, o ella misma con sus hijos, no
pest, nacido en Berlín y criado en Inglaterra sólo puede ser ayuda-
se animaba a separar al niño de sus padres.
do a conocer y dominar sus pulsiones sádicas mediante la transfe-
En algunos de los casos que relata en El psicoanálisis de niFws,
rencia analítica.
los niños, sobre todo los más pequeños, como Rita y Trude, a ve-
ces no querían entrar solos a sesión, por lo cual se veía obligada a
Sin embargo, Melanie Klein pensaba, al igual que Freud, que la
aceptar la presencia de la niñera, la hermana mayor, incluso la ma-
transferencia positiva es el motor del análisis. La diferencia es que
dre del niño ... Desde ya que consideraba que esto no era lo mejor
para obtenerla consideraba [l_ec~SE-ÜQ iilt_erpretar rápidament,e, lo
del mundo, pero en algunos chicos muy angustiados, admitía que
antes posible, sin perder tiempo, la transferencia negativa. Esta es
no se podía hacer otra cosa. Sólo que cuando se les interpretaba la
la manera que concibió para llegar, lo antes posible, al inconsciente
angustia, rápidamente aceptaban quedarse a solas con el analista.
dd niño. Una vez que se interpreta la angustia que se manificsLl cn
¿Se tratad de una suene de resignación o de sometimiento a la au-

,U
~.\
toridad o a la sugestión ejercida por el ;malista con sus interpreta- sión interpretativa, o de un upricho "técnico". Era la lógica con-
ciones, como lo sostendrá firmemenre Anna Freud en el año '27 secuencia de sus primeras aproximaciones a la angustia y el sadis-
en el Simposio Londinense y lo reafirmará durante la época de las mo, remitiéndolos a sus raíces arcaicas, es decir a objetos parcia-
controversias que dividieron a los analistas británicos en la década les e internos, que no tienen ninguna correspondencia con la rea-
del 40'? ~O efectivamente, si el niño se sienre bien "interpretado" lidad, y por lo tanto no se parecen en nada al analista ni a los pa-
dará su consentimiento al análisis? Esa es la gran pregunra que ge- dres reales. Sin embargo, es fundamental comprender que el niño
nera Melanie Klein si se la lee desprejuiciadamente. kleiniano tiene que saber, tarde o temprano, que esos ataques, di-
En efecto, a través de sus interpretaciones Melanie parecía lograr rigidos contra sus objetos internos, de no mediar el análisis, termi-
que sus pacientitos dominados por la angustia, se sintieran alivia- narán por perturbar, tanto la relación con sus padres como su ca-
dos cuando ésta era puesta en palabras y remitida al sadismo. Me- pacidad intelectual.
diante la interpretación de la angustia, del sadismo y del miedo a Aquí encontramos una paradoja: si bien se dirige al inconscien-
la retaliación, ella obtenía rápidamente la confianza del niño en el te Melanie no ignoraba las dificultades que el niño tiene con figu-
análisis. Esta fue la gran apuesta de Melanie Klein, que ha queda- ras de su vida real, sus padres, la maestra, o cualquier otro adulto-
do bastante diluída y edulcorada con el correr del tiempo: "Vos me incluidos los analistas que no saben "interpretarlo". Se le hizo im-
tenés miedo porque no me conocés". Pocos analistas, aún aquellos perioso entonces demostrarles a sus pequeños pacientes, transferen-
"teóricamente" kleinianos, entienden y en consecuencia se animan cia analítica mediante, que los verdaderos destinatarios de sus ata-
a interpretar "brutalmente" los objetos y las pulsiones que dan cuer- ques sádicos son sus objetos internos, con el objetivo de que la lu-
po a los fantasmas sádicos del niño y a su angustia (24). cha del niño se dirima en su mundo interior. Y demostrarles tam-
La comprobación de que con su sadismo no destruyen al analis- bién que sólo podrán lograrlo a través de la reparación de sus ob-
ta, tranquiliza enormemente a los niños. Esta fórmula también será jetos internos, luego de constatar, todas las veces que sea necesario,
una de las principales banderas de la clínica kleiniana desde sus ini- que su sadismo no daña "realmente" al analista. Este ~aprendizaje?
cios, aunque cobró mayor fuerza luego de la aparición del concep- podrá luego hacerse extensivo a la relación con sus padres y con los
to de ansiedad depresiva, para consagrarse definitivamente cuando objetos del conocimiento. Así es, el sadismo también puede dañar
el concepto de reparación, a fines de la década del 40', se articule a las palabras, a las letras, o a los números. En este sentido pode-
con el de envidia y gratitud. La apuesta a la capacidad reparadora, mos reconocer que no deja de haber en el pensamiento de Melanie
-cuya prueba es que el analista jamás será destruido por los ataques Klein un lugar para la realidad exterior, que la "realidad" no es ex-
sádicos- va a formar parte del habeas corpus kleiniano, que no sólo clusivamente psíquica, endo o intrapsíquica.
remite a las posiciones, paranoide y depresiva, sino al derecho del Esta aclaración es necesaria, toda vez que el pensamiento kleinia-
niño a que se lo defienda de sus fantasmas sádicos. no suele vincularse sólo a un adentro, a un mundo interno donde
acaecen toda suerte de dramas y de luchas apocalípticas entre obje-
Desde sus primeros tiempos en Berlín, cuando aún las posicio- tos parciales, en lugar de una ida y vuelta entre lo interno y lo ex-
nes y sus correspondientes ansiedades "psicóticas" estaban muy le- terno. El concepto kleiniano de reparación remite a un "objeto to-
jos de ser formuladas, Melanie Klein ya sostenía que había que in- tal", que a su vez remite a objetos reales, el analista, los padres, las
terpretar de entrada la transferencia negativa, y buscaba el modo de maestras, los hermanos, etc, y a objetos "simbólicos", como son los
hacerlo lo más rápido posible. No sólo se trataba de una compul- objetos del conocimit·nto. En todo caso, la reparación de un obje-

1•\ ..¡e;
to interno se reflejará inmediatamente en el vínculo "externo" del
que nunca reconoció "oficialmente" dicho interés. Debemos ad-
niño con los objetos, tanto animados como inanimados. Sólo así
mitir que después de todo la "realidad real" fue una de sus mayo-
el análisis podrá llegar a su fin, cuando el niño se de cuenta de que
res obsesiones, desde sus inicios como mamá-analista hasta que se
sus padres reales -vía reparación transferencia!- no quedaron da-
transformó en Melanie Klein.
ñados por sus -ya superados- ataques sádicos y cuando disponga
libremente del lenguaje -por más pequeño que sea- que le permi-
Dijimos que en el año '35, cuando aparecen las ansiedad9- las
ta enunciarlos con palabras. Hay una interioridad del objeto, cuyo
defensas, las posiciones paranoide y depresiva, se produce un im-
destino no puede dejar de reflejarse en el mundo exterior. También
portante giro en su obra -y en su vida- La muerte de su hijo ma-
hay una apuesta al lenguaje. Y por supuesto al intelecto.
yor, Hans, en un accidente nunca del todo clarificado-la pelea con
su hija Melitta, la campaña de desprestigio que juntos, Melina Sch-
mideberg y Edward Glover emprendieron contra Melanie Klein c;n
Melanie Klein y el mundo externo
la Sociedad Británica, acusándola de avasalladora e intrusiva: como
madre, en el mundo privado de las fantasías de sus hijos y, como
Phyllis Grosskurth, una periodista canadiense que escribió una
analista, en la vida "real" de sus pacientes.
excelente biografía de Melanie Klein: Melanie Klein, su vida y su
Para esa misma época -1935- comienza también la estrssha
trabajo, recogió los testimonios de muchas personas que habían co-
vinculación con Paula Heimann, una analista formada en Alem· -
nocido personalmente a Klein. Por ejemplo, la maestra del jardín
nia que había emigrado a Inglaterra con su pequeña u¡a lllyen,clo
de infantes adonde había asistido una de las pacienritas de Melanie
del nazismo. Melanie Klein se refugió en esa relación -entre otras
Klein durante su época en Berlin, que le contó que Melanie la lla-
cosas en esos momentos tan difíciles podía hablar con ella en ale-
maba casi todos los días a la escuela para preguntarle, después de
mán- y faula Heimann se transformó en poco tiempo en secreg-
una sesión, cómo se había comportado la nena en la escuela.
ria, asistente, confidente, y también durante casi veinte años, en su
Es difícil afirmar, a partir de éste y otros testimonios similares,
paciente, aunque el vínculo analítico, a pedido de Melanie Klein se
que Melanie no le otorgaba ninguna importancia a los efectos inme-
mantuvo en secreto. Fue la propia Paula Heimann quien lo reve-
diatos de las sesiones de análisis, a la vez que atribuía bastante im-
ló, cuando logró romper, abruptamente, la compleja relación que
portancia -lo veremos cuando hablemos de Arminda Aberastury-
mantuvo con su analista. Pero todas estas vicisitudes, que hicieron
a la influencia en la vida del niño de las conductas de los padres.
de Melanie una figura tan controvertida y polémica, no impidie-
También solía informarse sobre la marcha del tratamiento a través
ron que produjera una obra que merece un lugar destacado en el
de cartas que intercambiaba con ellos. Seguramente no podía ser
psicoanálisis.
de otro modo, tratándose como se trataba de los hijos de colegas o
de pacientes. Tengamos en cuenta que, a pesar del creciente entu-
siasmo de analistas y analizados en los posibles beneficios del análi-
Complicaciones del sadismo. Hipótesis
sis infantil, sin duda el dejar a un niño en manos de un analista era
muy difícil para los padres de esa época, incluso hoy lo sigue sien-
En las primeras elaboraciones kleinianas sobre la íntima vincula-
do. Por eso no debe extrañarnos que Melanie Klein estuviera aten-
ción entre la angustia, y el sadismo correspondiente al Edipo tem-
ta a los efectos inmediatos de las sesiones en la vida del niño, aun-
prano, no hay 11na garantía, ni nad;-~ que se parezca a un objeto buc-

4(l
47
no que preanuncie y garantice el triunfo del bien sobre el mal. Sólo hizo Melanie Klein. Tampoco Freud consideró que estos límites al
en el sistema kleiniano tardío aparecerá este objeto bueno, produc- análisis fueran irreductibles en virtud de un determinismo innato.
to del análisis del objeto persecutorio y del objeto idealizado, que En ese sentido dejó abierta la puerta al futuro, admitiendo los im-
no es sino el reverso, la antítesis, el "corolario" del objeto persecu- passes del presente.
torio. Una de las más famosas fórmulas de Melanie Klein establece Entre sus comienzos educativos y laicos, y los en un ciados casi
que el pecho idealizado es el corolario del pecho persecutorio, o sea su apocalípticos que Melanie Klein formuló explícitamente o entre lí-
contracara exacta. El análisis pasará entonces a ser el ámbito don- neas en los últimos años de su vida, debemos situar la angustia y
de pueda construi-rse o repararse dicho objeto bueno, a través de la las fantasías sádicas descubiertas en los análisis tempranos, que du-
elaboración del sadismo, de la disminución de la ansiedad persecu- rante muchos años fueron el eje central de su quehacer clínico y
toria, consecuencia de la disociación extrema entre el objeto ideali- sus principales referentes teóricos. Desde esa perspectiva, podemos
zado y el objeto persecutorio. La estabilización definitiva del niño afirmar que se atrevió a adentrarse en zonas del psiquismo donde
necesitará de un objeto bueno y protector que le permita tener fe sin duda se encontraba muy sola, sin nada ni nadie que la frenara,
en sus posibilidades de reparación. un mundo oscuro donde no había límites ni referencias tranquili-
Poco a poco el pensamiento kleiniano se vuelve así progresiva- zadoras. Un mundo que muchos analistas no dejarán de enunciar
mente religioso, con enunciados muy próximos a la idea del pe- en la teoría, pero que pocos se atrevieron a penetrar en la clínica. El
cado original, a la lucha entre el bien y el mal, a la fe (en el objero sadismo -como el masoquismo- parece desconocer la ley, los pac-
bueno interno) a la reparación, etc. Otros tantos componentes de tos, los límites. Ningt'm superyó benévolo puede ganarle la batalla
una concepción cuasi cristiana de la vida. Tan es así que en sus úl- al superyó cruel que impulsa al sujeto del sadismo y domina al del
timos años Melanie sostendrá la existencia de elementos innatos y masoquismo. Sólo queda una salida: la interpretación de la trans-
hasta cierto punto irreductibles. La envidia será la traducción lite- ferencia. Por eso, propongo la siguiente hipótesis: probablemente
ral del monto constitucional del instinto de muerte. La pulsión de Melanie Klein no dejó de temer -o de angustiarse- por las eventua-
muerte y su cortejo, el sadismo y la envidia extremas; son intrínse- les consecuencias de la interpretación del sadismo, así como fren-
cos a cada ser humano, y en tanto componentes constitucionales te a sus posibles fracasos.
de cada individuo, a veces ni siquiera el análisis puede eliminarlos. En efecto, el niño kleiniano por momentos revela una cuasi
Melanie Klein terminará por plantear que después de todo existen confusión entre la realidad y la fantasía, y no por nada Klein in-
montantes, constitucionales, que hacen que algunos seres humanos siste reiteradamente que si se le interpreta que él quiere matar a su
sean ,irremediablemente envidiosos y pecadores. mamá, hacerla pedacitos y comérsela, esto no significa que "real-
mente" quiera matar a la mamá. Sin embargo, muchas veces se-
La función del sadismo en la génesis de la angustia, es una cues- rán los propios niños los que tendrán que recordarle a Melanie que
tión que Freud no destacó, ni clínica ni teóricamente. El había des- no es a su mamá o a su papá "verdaderos" a quienes quieren ma-
cripto la reacción terapéutica negativa debida al sentimiento in- tar, que a ellos los quieren. En cierto modo son los propios pacien-
consciente de culpa, conceptualizado el masoquismo primordial, tes niños los que le fueron proponiendo la existencia de un obje-
la compulsión a la repetición, la roca viva de la castración, y por to bueno como límite -¿interno o externo?- a los fantasmas sádi-
supuesto la pulsión de muerte, pero no había creado toda una na- cos, son los buenos niños los que le enseñaron a Melanie que ni su
rrativa y un imaginario interpretativo para abordarlos, como sí lo papá ni su mand "de: verdad" están de verdad afectados por su sa-

4H ~t)
dismo. Ella más bien pensaba lo contrario, "es necesario vencer te- sado y la guerra se encuentra en su apogeo. Cuando Melanie Klein
naces resistencias para que los niños admitan que sus agresiones es- le anuncia su decisión de volver a Londres, Richard le dice que se
tán dirigidas contra objetos "reales". quiere ir con ella. Sin duda esto no era posible, porque la f1milia
de Richard vivía en otra ciudad, desde la que el niño -acompaña-
do por su madre- se había trasladado a Pitlochry para que Mela-
Richard nie Klein lo analizara. Richard muestra mucho temor, -justo aho-
ra que se está sintiendo mejor Melanie Klein se va, cómo saber que
Lo podemos corroborar leyendo el Relato del psicoanálisis de un no volverán las angustias y los miedos que lo invadían cuatro me-
niño, el caso Richard. ses atrás, antes del "trabajo" que hicieron juntos-.
Richard era un niño de diez años que sufría de una intensa an- El trabajo consistía en, sesión tras sesión, analizar las vicisitudes
gustia y fobias diversas. Al iniciarse los bombardeos nazis sobre Lon- de la guerra -los países aliados, los atacados, las batallas, los sub-
dres, Melanie Klein se trasladó a Pitlochry, un pueblito de montaña marinos, los barcos, los aviones, las bombas- en términos de la an-
en Escocia, donde analizó a Richard durante los cuatro meses que gustia y el miedo que le producían sus fantasías sádicas. Ejemplo:
estuvo refugiada allí. A la Segunda Guerra Mundial se sumaba, no Hitler era el pene malo del padre, que se metía en mam<í-Polonia
lo olvidemos, su propia guerra con Anna Freud, quien por su parte y Roosevelt el pene bueno, reparador. Melanie Klein no se cansaba
había permanecido en Londres. Es por eso que Melanie Klein qui- de interpretar los sucesos exteriores de la guerra como un fiel reflejo
so que Richard fuera una prueba definitiva del poder de su teoría y de los objetos fantasmáticos que poblaban el mundo interno de Ri-
de su técnica, y el hecho de tener mucho tiempo disponible, le po- chard. Los barcos, los submarinos, las bombas, podían ser pechos,
sibilitó tomar notas detalladas y comentar puntualmente cada se- bebés, heces, penes, y las batallas mostraban sin cesar sus ataques y
sión de las noventa y tres que duró el análisis de Richard. Sin duda contraataques. Idem sucedía con el enfrentamiento entre buenos y
era el momento adecuado para poner al día sus ideas. El Psicoaná- malos, vg. Roosevelt vs. Hitler. Es en términos de ataques, contra-
lisis de niños en donde figuraban sus primeros casos, había sido pu- ataques, e intentos fallidos o exitosos de reparación de los objetos
blicado en 1932, y en el 35' el ya mencionado artículo sobre los parciales introyectados bajo el dominio del sadismo, que Melanie
mecanismos del duelo. Faltaba un testimonio clínico de cómo ella interpreta la guerra mundial que tan intenso temor le producía a
concebía el análisis de un niño a la luz de su teoría sobre las ansie- Richard -y desde luego también a ella.
dades depresiva y paranoide.
Richard fue el elegido para que, sesión tras sesión, comentan- El análisis fue decidido porque Richard no podía ir al colegio a
do detalladamente cada una de ellas, Melanie Klein pudiera ha- causa de su intenso miedo a los otros niños, estaba muy pegado a la
cer un alegato, dar pruebas, demostrar la superioridad de su téc- mamá, y a raíz de un accidente grave que había tenido su padre, no
nica contra la de Anna Freud. Todo esto es el Relato del psicoaná- podía dormir pensando que en cualquier momento el papá se podía
lisis de un niño. morir. Pero desde las primeras sesiones Melanie le ofrece un mun-
do alternativo, un universo paralelo habitado por penes malos, pe-
Las últimas sesiones de Richard constituyen un verdadero para- chos persecutorios, heces envenenadas, bebés devoradores, dicién-
digma. Melanie ha decidido retornar a Londres y el fin del an<llisis dole que estos eran los que en última instancia no le permitían es-
se precipita por su inminente partida. Los bombardeos no han ce- tar en paz consigo mismo y con los suyos. Dobles, réplicas, refle-

~() )1
jos o símbolos, los juguetes en miniatura, submarinos, barcos, avio-
de guerra, haciendo que era un comerciante que vendía mercancías
nes, ametralladoras, bombas, con los que Richard sigue de cerca la
-bebés buenos- que le habían permitido enfrentarse -y reparar- la
evolución de la guerra -estaba muy informado, y cada sesión pare-
imago materna persecutoria dañada por su sadismo.
ce un parte de guerra-, Melanie Klein interpreta e interpreta sin ce-
Escribe Melanie como comentario a la sesión ochenta y nueve:
sar, para demostrarle a toda costa que en su interior existía un ob-
jeto bueno prisionero, al que era necesario liberar para vencer a los
malos. El niño se irá tranquilizando, de eso no hay dudas, aunque "En mi 'Psicoandlisis de niños' he dado mucha importancia a la figum prl-
rerztal combinada, la cufll, tal como yo sugiero, cumple urw parte esencial
por momentos la tranquilidad se parezca mucho a un estado depre-
en los primeros estadios del complejo de Edipo. En dicho libro, y en otrm·
sivo. Más aún, es precisamente ese estado depresivo el que Mela- trabajos mios, llego a la conclusión de que si la fontasía de esttz figura com-
nie interpreta como reparatorio, pero no suficientemente reparato- binada permanece arraigada fuertemente a la mente ir~fmtil, llega a ejer-
rio, o no definitivamente reparatorio, como para alejar para siem- cer una influencia enorme, tanto en la sexualidad corno en todo el desarro-
pre -objeto bueno mediante- el temor a una nueva invasión de los llo del niño. Una de estas figums fimtdsticas comiste en que la madre con-
tiene dentro de sí eL pene del ptzdre o, muchos de sus penes. Otrrts obseriJtt-
(objetos) malos.
ciones sugieren que el niño muy pequeño llega a fantasear que es el pecho
No debe causar extrañeza que poco antes de su última sesión, de la madre el que contiene también el pene deL padre, fantasía quf', por lo
cuando están por despedirse, Richard le diga a Melanie que se sien- general, contribuye a que se perturbe el amor por eL pecho y a que disminu-
te mucho mejor que antes de empezar el análisis, que está menos an- ya la creencia que el niño tiene en la bondad del pf'cho. Podemos comidr-
gustiado, y que incluso tiene menos miedo a jugar con niños de su rar que esta fontasírt, relacionada con Los okjetos parciales, constituye unr1
de lrufoses, uno de los estadios mds temprr~nos del complejo de Edipo. MAs
edad ... hasta cree que al volver a su casa podrá animarse a ir a la es-
tarde, he llegado a la conclusión de que hay un breve periodo, que M-
cuela. Melanie Klein se muestra de acuerdo con él: éstos son sin duda ría de acuerdo a cada individuo, dura1tte el cual el niño siente que La
algunos de los beneficios del análisis, pero no es lo más importan- relación que guarda con su madre y con el pecho es exclusiva, sin que
te. Lo esencial es que Richard ahora tiene más seguridad en sí mis- entre en ella un tercer objeto. Esta relación exclusiM con la madre es tle
mo, pues siente dentro de sí a la mamá "celeste", a la mamá buena- una importancia decisiva para la estabilidad de las relaciorus objeta/es
en general y en particular para el desarrollo de las relaciones amorosas
representada por ella- que lo va a proteger siempre contra los bebés
y para el establecimiento de amistades duraderas".
malos y voraces y contra el genital malo del papá. Le propone enton-
ces, a modo de conclusión, que los temores que el niño expresa por
el retorno de Melanie Klein a Londres, -y a los bombardeos- son Los últimos párrafos de esta cita confirmarían que, en efecto,
una manifestación del deseo de protegerla, de mantenerla viva, para una fusión maternal arcaica, ¿incestuosa? pre-edípica y... religiosa
así mantener vivo al análisis, y por lo tanto para mantener vivo en su subyace a sus enunciados. Para el cristianismo la figura arquetípica
interior al objeto bueno, el único que puede contrarrestar, disminuir de la madre, es la de una mujer virgen y protectora, en donde no
y ¿por qué no? permitirle superar definitivamente los temores perse- hay ninguna huella de la presencia de un padre sexuado. No hay
cutorios, internos y externos. Los beneficios que Richard enumera pene que mancille el cuerpo de María, se trata de una concepción
-otros tantos resultados del análisis- son una prueba suficienre para sin mancha, "purísima" e "inmaculada"; el espíritu santo no es el
Melanie Klein de que el niño tiene una buena capacidad creadora y pene, es una manifestación celestial, divinamente providencial, en
reparadora, cosa que ella ya había notado -e interpretado- en una todo caso un acto sólo simbólico, donde no hay una intervención
sesión en la que Richard por una vez había abandonado sus juq~os real de un hombre real en la concepción de Jesús. Melanie Klein va

12 1~
a idealizar cada vez más, al final de su vida y de su obra, el objeto
"bueno" como un objeto exclusivamente Materno. se, aún cuando algunos fragmentos le resultaban vagamente fami-
liares yJo hacían pensar que a lo mejor Richard era él. Según Gros-
De allí mi hipótesis de que Melanie Klein habría retrocedido,
skurth era un hombre bastante depresivo, algo angustiado, y cuya
es decir, traducido su concepción del psicoanálisis a términos cua-
vida había sido relativamente mediocre. Una de las pocas cosas que
si religiosos, cuando se encontró con la tremenda dificultad de in-
le valieron un cierto prestigio, era que de niño había sido paciente
terpretar indefinidamente el sadismo sin encontrar ningún obje-
de la famosa Melanie Klein. La periodista sospechó que tal vez este
to "bueno" interno que garantizara para siempre el cese definitivo
señor del que le habían hablado podía tratarse de Richard, pero él
de las guerras sádicas. Su teorización sobre el masoquismo es casi
en principio lo negó -evidenremente, Richard no era su verdadero
inexistente, -o mejor dicho, este no es sino el sadismo ejercido so-
nombre- . Tampoco recordaba gran cosa del análisis, excepto que
bre uno mismo- y su limitada fe en las bondades de algún agente
algo lo había ayudado, y que Melanie tenía una mirada muy pro-
externo -padre o madre terrestres- no podía compararse con su fe
ilimitada en el psicoanálisis. funda, y era muy cariñosa, aungue para su gusto un tanto gordita.
Lo que sí recordaba perfectamente era que su mamá terminó muy
Tampoco podemos desestimar los fracasos que como todo analis-
i,nojada con Melanie Klein, y decía que el análisis no había servido
ta sin duda habrá tenido, aunque nunca los mencionó. Freud fue el
parar nada, que había sido un sacrificio inútil. También recordaba
único analista que dejó grandes casos de su clínica -Dora, El horn-
bre de las ratas, El hombre de los lobos- como testimonio, no sólo que le había escrito varias cartas diciéndole que su hijo no estaba
de sus descubrimientos, sino también de sus dudas, incluso de sus bien, que el análisis no había funcionado, etc. Y que Melanie Klein
fracasos terapéuticos. Pero ni Dora ni el Hombre de los lobos han sólo una vez le había respondido, diciéndole que por el contrario
lo único que demostraban sus quejas es que el an;llisis había dura-
perdido interés después de más de un siglo de vida del psicoanálisis.
En cuanto a Melanie Klein, ella jamás dio el brazo a torcer. Si un do muy poco ttempo y que aün no estaba concluido. Tal vez por
esa razón cuando tenía diecisiete, o dieciocho años, Richard de"-i-
ex-paciente suyo andaba mal, jamás pudo admitir un posible fra-
dió viajar solo a Londres para pedirle a Melanie Klein ue volvie-
caso del tratamiento, sólo podía tratarse de una interrupción pre-
ra a an tzar o. Q..Cterto es que ella se negó. El señor que fue Ri-
matura del análisis. La teoría y la clínica kleiniana no conocen el
chard siempre supuso -y así se lo manifestó a Grosskurth- ®e s.s;-
fracaso, excepto -y sólo al final de su vida- cuando el límite apare-
guramente no quiso volver a analizarlo porque no disponía de sufi-
ce bajo la forma del monto excesivo, innato o constitucional, de la
ciente dinero. O que quizás se desilusionó, porgue esperaba enco_i1-
envidia y la agresividad. Pero veamos, sin ir más lejos, el "después" /

del análisis de Richard. trarlo curado, o al menos mucho mejor de lo gue él se sentía.

Podemos enumerar estos y otros argumentos en contra de Me-


Final de juego lanie, como analista, como madre, o como madre y analista: el pre-
sunto suicidio de su hijo Hans, la guerra sin cuartel que le decla-
ró su hija Melitta, el odio de Paula Heimann obligada a mantener
Phyllis Grosskunh, la autora de la biografía de Melanie Klein,
el vínculo analítico en secreto durante más de veinte años, el pedi-
localizó a Richard a sus cincuenta y tantos años en Estados Uni-
dos. Y le dio a leer El relato del psicoandlisis de un niño. Cuando Ri- do que le hizo a Winnicott y que Winnicott rech¡g2 cuando le
mand6 a Erich como paciente -también en 1935- de que supervi-
chard se encontró retratado en el libro le costó mucho reconocer-
sara el caso ron dla.(2'i) Pero sería un modo de seguir ignorando o

~~
1)1)
desvalorizando sus descubrimientos clínicos, (26) que brillan sobre Referencias bibliográficas:
todo en algunos capítulos del Psicoanálisis de niños, un libro esen-
cial que no sólo revela la frescura de los inicios, sino la osadía de Michel Pérot. Melanie Klein. Primeros descubrimientos. Primer Sistema. Paidós 1982.
haberse aventurado en el mundo del sadismo (¿infantil?), un mun- Phyllis Grosskurrh. Mélanie Klein. Su mundo y su obra. Paidós. 1990
do que Freud había descuidado un tanto y que muchos discípulos Julia Kristeva. El genio femenino 2/Melanie Klein. Paidós. Buenos Aires. 200 l.
de Lacan a su vez no supieron cómo abordar. Melanie Klein. El psicoanálisis de niños. Ediciones Hormé. Buenos Aires 1964.
También muestran la apuesta, equivocada o no, pero apuesta Melanie Klein. Relato del Psicoanálisis de un niño. Paidós. Buenos Aires. 1961.
al fin, al análisis temprano. Debate que sería menester retomar a Melanie Klein. Envidia y gratitud. Buenos Aires. Hormé. 1964
la luz de la tan menospreciada "prevención". Sólo por esto Mela- Melanie Klein. Obras Completas. El mecanismo de formación de símbolos Paidós/Hormé
nie Klein tiene un lugar fundamental en la historia del psicoanáli- 1982.
sis, más allá del Dick que mereció los elogios de Lacan. Los casos Silvia Fendrik. Psimanálisis para niños. Ficción de sus orígenes. Amorrorru. Buenos Ai-
princeps de Melanie Klein aún aguardan un debate serio y despre- res, 1989.

juiciado, en vistas, entre otras cosas, de los impasses del análisis de Pearl King 1 Riccardo Sreiner. Las contro11mias. Arma Freud-Melanie Klein (1941 · 1945).
Sínrcsis, Madrid, 2003.
la agresividad en la clínica lacaniana. Incluso Richard, aunque sin
duda nos resultará un tanto patético.
En efecto, en una de las últimas sesiones Melanie llega a decirle
que ahora que se siente mejor podrá perdonar a sus enemigos, en-
tre otros el objeto pene malo=Hitler=papá malo. Esto es verdade-
ramente insólito, al menos desde el punto de vista del psicoanáli-
sis. Es casi inimaginable que Melanie Klein haya podido interpre-
tarle a Richard. gue Hitler era "reparable". Aunque se tratara de una
metáfora, o de un simple extravío, esto no quita lo dicho ni lo jus-
tifica. ¿Qué le pasaría por la cabeza para llegar a la conclusión de
que si Richard estaba mejor podría no sólo reparar sus objetos in-
ternos sino también perdonar a Hitler? (27) El trayecto de Mela-
nie Klein desde el fervoroso ateísmo de los orígenes hasta los tin-
tes religiosos que impregnan el final de su obra, demuestra que su
versión del psicoanálisis de niños no era tan "pura" como ella y sus
seguidores lo sostuvieron dogmáticamente.

')(, 1)7
Notas del capítulo "Melanie Klein"

l. Particularmente interesante es el libro de Julia Kristeva El genio fimenino 11, basado en la


excelente biografía de l'hyllis ( ;rosskurth, Melanie Klein, su mundo y su obrrz, que a dife-
rencia de esta autora, tiene el mérito de tratar los descubrimientos de Melanie (ksdc un
ángulo más centrado en sus aportes al psicoanálisis.
2. Mclanie también habrfa analizado a Melitta, bajo el nombre de 1.isa, una adolescente de
quince años "llena de inhibiciones y de mediocre inteligencia". Sin embargo Mditta es-
tudió medicina y obtuvo su diploma en la universidad de Berlín en 1927. Casada con
W.1lter Schmideberg, en 1930 ambos se instalaron en l.ondres, donde Melina comienza
un nuevo análisis, primero con Ella Sharpe y luego con Edward Clover, al mismo tiem-
po que asiste a las reuniones de la Sociedad Bridnica. I.uego de la muerte de su h,·rnLuw
emprende una guerra abierta contra su madre, plagada de escenas en las que la incn:pa
abicrramentt: ventilando antiguas historias de bmilia. Mdanic se abstiene püblicamente
de comentar los excesos de su hija, pero en privado los atribuye a "la grave neurosis" de
Melina. Luego de la demisión de Glovcr de la Sociedad 1\rit;ínica, en 1944, emigra wn
su marido a los Estados Unidos. Allí se ocupad de adoksccntL'S delincuentes desde una
perspectiva psicoanalítica. La rdaci6n madre/hija nunca se recompuso y Melitta no asis··
ti6 a los fi.tnerales de su madre .
.1. Durante muchos aíws predominó en d psicoan;ílisis lacaniano la idea de que la a~rcsivi­
dad -imaginaria- podía, a partir del trabajo con lo simbólico, encausarsc pacíficamen-
te. En muchos casos los análisis han dejado al rojo vivo d desborde de la a~rcsividad y
los pasajes al acto. Por otra parte, el malestar en nuestra cultura, en particular las guerras
fundamentalistas, merecerían una lectura de los aportes de Mdanie Klein. "No pnde-
mos dejar de constatar las inquietantes perspectivas -i~ualmcnte lt:cundas- qm: abre d
pensamiento klciniano para la noche oscura y tenebrosa que atraviesan nuestras sociL·da-
des", escribe Julia Kristeva, destacando la concepción klciniana de una economía psíqui-
ca dominada por el sadismo y la pulsión de muerte, y una visión del hombre como cs-
trucruralmcnre esquizo-paranoico. Si para Mdanie Klcin todos somos esquiwparanoi-
cos, cómo no entender que sea, precisamente en EEUU, donde su pcnsamicntn fiJe ra-
dicalmente rechazado. Desde que Mdanie Klein propusiera en la década del 30' sus hi-
pótesis sobre el mundo interno esquizoparanoidc, lleno de "penes" y "pechos'' volad, >res,
Occidente no ha cesado de "volar en pedazos".
4. Cabe recordar que Anna Freud era secretaria de la Asociación l'sicoanalítica Internacio-
nal cuando Lacan y Dolro fi.tcron destituidos como analistas didactas. Por otra parte, in-
dependientemente de razones teóricas, o de la política del psicoan:ílisis, la obra de Anna
Freud, a la inversa de Melanic Klcin, tuvo una gran influencia en EE.UU., a partir de los
años 50'. El psicoan:ílisis de niños versión Anna heud. tuvo una gran repercusión entre
los analistas de la escuela americana, embanderados en torno al yo "fuerte", a la adapta-
ción, a la armonía genital, otros tantos correlatos del American Dream. El esquematis-
mo al que nos referimos y nos referiremos favoreció este emhandcramiemo simplista.
5. Una comunicación que Ferenczi presemó en el Congreso de Salzhurgo en 1908 se titulaba:
"¿(~u.: iudicKiom·s 1mkt icas se tkrivan de las ¡:nseiíanzas freudianas para b ¡:ducaci<'>n <k
los nif\os?" Y 1'11 1<J 1.1 puhliu'> un ;trrfculo titulado "FI desarrollo dd sentido de n·alidad )'

'ji)
sus estadios" donde afirma: "las tr:ndmcim reprimidas por la educt~ciriiJ !le u, m,, ft¡ COIJJtruc- líricas de Mclanie, o su rotundo n:chaw :1que el an;ílisis se ¡;uiara por la "coll!ralransl(:-
ción de poderosos sistemas defemivos, la neuroJi.r y la hipocre.rirl son el remltad() de w'ltl dum- rencia" (a diferencia de la escuela kleiniana argentina).
ción ajt'rmada en dogmas, que descuida la verdadera psicología dd hombre. f./ remedio mntm 13. En Euvidia .Y gratitud, Mdanie Klcin reconoce su deuda con Abraham: "Abraham haJI,)
estos males serd una pedagogía al servicio de la psicología, que tenga por objetÍll() el dtsarrollo que la envidia es un rasgo oral pero -y aquí es donde mis puntos de vista difieren de los
sin restricciones del incremento de la capacidad de experimentar el placer en la vida. " suyos, ... de acuerdo con su hipótesis hay que ubicarla en un segundo período, el oral s;Í-
6. En 1918 también tuvo lugar en Budapest el 5° Congreso Psicoanalítico Internacional dico ... también consider61os impulsos anales como un importante componente de b en-
en el que Freud presentó un trabajo titulado "Los caminos de la terapia psicoanalítica". vidia y enEuizó su derivación de los impulsos sádico-orales." Karl Ahraham pasó a la his-
En él expresa un marcado escepticismo frente a las innovaciones tL=cnicas que proponían toria del psicoanálisis. no sólo como el tc6rico de los impulsos canibalísricos sMico-nra-
Ferenczi en Budapest y Wilheim Reich en Berlín. Sin embargo, en lo que respecta al fi.l- les, sino por haber propuesto un esquema "evolutivo" para la teoría freudiana de la libido.
mro, Freud se mostraba esperanzado en que el psicoanálisis pudiera llegar a un número Esta cita muestra con claridad que a lo que m;Ís se opone· Melanic Kkin es a 1111 desarro-
cada vez mayor de personas, incluso que funa brindado en tcmna graruita en imritucio- llo evolutivo lineal: primera etapa. segunda etapa. ere.
nes creadas a tales fines. Entre el público asistente al Congreso se hallaban Anna heud y 14. !.a fecha exacta del an:ílisis de Melanie con Abraham, así como el inicio de su pr:íc1ica
Melanie Klein. analítica, no coinciden en los diferentes bicígrat(Js. !'ara Han na Sc:gal, discípula liell· ín-
7. La Sociedad de Budapest estaba constituída por muy pocos miembros, entre los que ocu- tima amiga de Mdanie Kleiu, el an:ílisis de Mdanie con Ahraham habría durado 'l me-
paba un lugar destacado Anton von Freund. Para la misma época -1 9 1')- el gobierno ses, y había emp('zado a recibir pacientes en el aíio 1')' (época en que sólo se dedicaba a
de Bela Kun le ofreció a Ferenczi una cátedra universitaria. Si hien la experiencia duní la educación analítica de Erich) Phyllis c;rosskurrh, m:ís distante y objetiva de su hiP-
poco, ya que el régimen comunista fue derrocado en sólo cuatro meses, Sl' trata de la pri- grafiada, en cambio dice que se analizó con Ahraham durante catorce meses, etc. !.a d:l-
mera ocasión de la entrada del psicoanálisis en la Uniwrsidad. tación "exacta" obviaincnte no tiene mayor importancia. salvo cuando la alrcraci,ín de
8. La oposición binaria entre principio de realidad y principio de placer es una mala ll'clura una fecha revela algo que consciente o inconscientemente se quiere ocultar. '[ti vo. sea
de "Los dos principios del suceder psíquico" (1914) donde Freud SL'líala daramL'Ille que el caso de Hanna Segal. que sin duda estaba al tanto de que Mdanie había anali1.ado :1
el principio de realidad está al servicio del principio dd placer, o dicho de otro modo, sus propios hijos. En mi 1'.-imalliíli.ri.r para uiíw.r. FicCÍIÍII de lo.r orí,_'(mt·.r induyo entre e·s-
que es un principio de placer diferido. tas omisiones el origen del apellido paterno de Mdanie, que .>iguió siendo A"ll'i11, lltl obs-
9. lambién se había creado una clínica en Budapest financiada por Antón von hl'und, <JUe tante haberse divorciado de Arrhur antes de mudarse a Berlíu.
era amigo personal de Freud y Doctor en filosofía. Perteneciente a una rica f:unilia de in- 1). En 1924. en Wurrzbourg, en el primer congreso de psicoanalistas de habla alemana, Ahr.l-
dustriales húngaros, había donado parte de su patrimonio a la causa psicoanalírica. En ham también había elogiado la comunicación de Mclanie sobre la neurosis obsesiva de·
algunas biografías se menciona que Melanie trabajó durame un tiempo en dicha clínica. unani1ía de 6 aíios, afirmando pühlicamente que "d porvenir del psico:u1:ílisis esi:Í en el
El proyecto se habría truncado por la muerte prematura de Amón von Freund, ('11 1920, análisis dd juego", que Melanie evoca en el prefacio al /'rirmmrílisi.r de IJÍJío.r. En los mis-
a causa de un tumor maligno. Por otra parte la dictadura que había derrocado al gobier- mos términos Abraham le había escrito a Freud: "Melanie Kkin ha conducido durante
no comunista de Bela Kun, sumió a Hungría en una grave situación política y ecoiHími- los últimos meses con gran sagacidad el análisis de una niíi:l de tres aíios y obtenido 11n
ca, y una fuerte ola de antisemitismo obligó a algunos psicoanalistas judíos a buscar re- importante éxito terapéutico ... la niüa (Rita) erala vívida imagen de la melancolía pri-
fi.1gio en ... Berlín. El propio Ferenczi estuvo a punto de emigrar. mordial de la que yo he hablado, en estrecha concxitín con el erotismo oral ... sin duda
1O. En esa época era bastante común que los niüos pequeiíos compartieran el dormitorio de es un ejemplo sorprendente de la vida pulsional infimtil .... el ti1turo dd psicoanálisis l'SI;Í
sus padres -recordemos el historial de él hombre de lo.r lobo.r- y presenciaran sus relacio- pues en el análisis del juego infantil" (cit. por Jones).
nes sexuales. El psicoanálisis -¿tal vez a partir de dicho historial?- siempre ha insistido 16. Hermine von Hug-Hellnmth jugó un importante papel. del que hablaremos en d pn\xi-
en el carácter traumático de "ver" la escena primaria en lugar de Emrasearb. mo capíwlo, en los orígenes silenciados del psicoan:ílisis de niJios.
11. La escena primaria y su tinte violento fue descripta por Freud con términos latinos: Coi- 17. Alice Srrachey se había hecho amiga de Mdanie en Berlín. en la época en que ambas SL'
to a tergo, Coito more ftrarum. analizaban conAbraham, y le había hablado de ella a su marido, James Strachey. d fin u-
12. La necesidad de sistematizar y de ordenar los descubrimientos "caóticos" de Mdanie Klein ro traductor al inglés y editor de la obra de Freud. Los Strachey téxmaban parte del grup< >
caracteriza la obra de los estudiosos de su pensamiento. No es casual que el primer romo literario de Bloomsbury, además de ocupar un papel destacado en la Sociedad Brit:ínic:l.
del excelente ensayo de Michel Pétor, se titule precisamente: Melanie Klein: "Primeros James Strachey, el analista de Winnicott, fue quien le sugirió que se pusiera en conracr"
descubrimientos y primer sistema': Mientras que un espíritu de corte claramente evolu- con Melanie Klein cuando Winnicott empezó a interesarse en el análisis de niíios.
tivo anima el propósito de Willy Baranger: "Posición y objeto en la obra de M.Kiein" y 1R. En las llamadas "Controversias" es necesario destacar el escrito de Susan lsaacs "Natura-
el de Elsa del Valle "La obra de Melanie Klein", al pretender hacer de los "últimos con- leza y función de la fantasía", que buscaba demostrar de un modo canónico (y prolijo)
cepros" los más abarcativos, los mas "evolucionados". Estos abordajes tienen en connín la ínrima relación entre el concepto kleiniano de fantasía con el inconsciente fn:udiann.
el intento de borrar o disimular las contradicciones, las v;Kil;KÍOIIL'S, los impasst's, par:1 !.a ünica que pudo responder mostrando la distancia conceptual y clínica entre Freud \'
hacer un "todo" puro y cohcrcntt·, omitiendo, por cjt'IIIJ'Io, las Í11']11Ít'lud,., lll.lh'rtiO.IIl.l- Mdanie· Kkin, fu,· Ann:l Freud.

(,() (,1
19. Si bien jones se abstuvo de criticar abiertamente a Anna frcud, declarando su incompe-
tencia en materia de análisis infantil, elogió abiertamente los resultados clínicos que, se-
gún les constaba, a él y a otros miembros de la Sociedad Bridnica, obtenía Melanie Klcin
con los niños. Luego de esros acontecimientos Freud le escribió una cana a )<mes: "Sólo AnnaFreud
su amabilidad ha compensado el modo en que los analistas de la Sociedad Bridnica se
han comportado con Anna. Si bien creo que siguiendo a Melanie Klcin ustedes van por
mal camino, la esfera de donde ella saca sus conclusiones me es ajena. Por esta razón no
tengo derecho a emitir una opinión definitiva."
20. En Envidia y gratitud, y a modo de ejemplo sobre la relación entre el odio, la frustración
y la incapacidad de reparar el pecho da1íado por la envidia, Melanie rdata el Slll'Jío de
una paciente, en el que destaca, "que los pastel iros, cuyo nombre la paciente no recorda-
ba bien -¿petits[01m, petit ftu?- revelan su avidez por las interpretaciones de "rlmt Klein"
a pesar de que las rechaza permanentemenre". La escucha de los significantes fimt-kkin-
petit-ftu guiaron, ratificaron, o, posibilitaron, la interpretación "kleiniana".
21. l.acan siempre mostró un gran interés por los aportes de los analistas de niíws. En el elo-
gio de Lacan a la interpretación de Melanie Klein resuenan los ecos del gran respeto que Infancia y juventud
le mcreda la clínica de Franc;:oise Dolto. Entre otros gestos de reconocimiento, le man-
daba casos particularmente difíciles, aunque también solía decir que era una "bruta", y Anna Freud, si bien trece años mi~ joven que Melanie, comen-
al mismo tiempo una analista genial.
22. Vale la pena aclarar que sus primeros pacientes, cuando llegó a Inglaterra, fueron los hi-
zó a recibir sus primeros pacientes aproximadamente en la misma
jos de Ernest Jones y de otros colegas. época -1923- en la que Melanie Klein inició su práctica analítica
23. Al desarrollar las ideas de Anna Freud en el próximo capítulo examinaremos en detalle en Berlín. Al igual que Melanie, ella tampoco poseía un título uni-
las paradojas del concepto de transferencia.
versitario, pero sin duda había respirado desde pequeña la atmósfe-
24. Una excepción es Betry Garma, una de las más destacadas analistas de ni1íos dl·la escue-
la argentina, quien siempre sostuvo la importancia del an,íJisis dd sadismo y de la trans- ra impregnada de psicoanálisis que se vivía en su propio hogar. Al-
ferencia negativa. Volveremos sobre este punto en el libro dedicado a Arminda Aheras- gunos de sus sueños -Anna nació en el año 1895 y La interpreta-
tury y Tdma Reca.
ción de los sueños fue publicada en el 1900- figuran en la Traunuleu-
25. Durante el curso de su análisis con Winnicott -entre 1935 y 1939- Erich Klcin cambi6
su nombre y su apellido, y pasó a llamarse Eric Clyne. El apellido británico Clyne guar- tung, el más famoso es el de las fresas donde Freud demuestra 1 ana-
da sólo relaciones de homofonía con el alemán Klein. Pero a la vez incluye otra cuasi ho- lizando un sueño de la pequeña Anna, que la censura y la represión
mofonía: clyne en inglés suena a clean (limpio).
también forman parte de los sueños infantiles (1). No mucho m<ÍS
26. Como sucedió luego de la aparición del Lacan de Elizabeth Roudinesco. En dectn, mu-
chos analistas que nunca habían leído a Lacan, porque les parecía demasiado hermético,
fe sabe sobre la infancia y la adolescencia de Anna, quien, al igual
encontraron la justificación para seguir sin leerlo, en virtud de algunos episodios que el li- que otras jóvenes vienesas de su generación, mostró muy tempra-
bro revela de su vida privada. El enfoque reduccionista de Roudinesco se vale de los vulga- namente una vocación por la pedagogía.
res estereotipos de las psicobiografías -que establecen relaciones de causalidad lineal entre
vida y obra-lo que la lleva a afirmar, entre otras arbitrariedades, que fueron las dificulta-
En aquella época no era frecuente que las mujeres siguieran estu-
des de Lacan con la paternidad las que subyacen a su "sintomática" y "confusa" teoría del dios universitarios, pe~o sí que se recibieran de maestras, pedagogas,
nombre-del-padre. o institutrices. Luego de obtener un diploma de maestra-institutriz,
27. Más allá de que como psicoanalistas tengamos que respetar, nos guste o no, las distintas
Anna trabajó durante cinco años en la misma escuela primaria a la
vicisitudes de la subjetivación del padre, no podemos pregonar en nuestra práctica pn:-
ceptos morales y/o sentencias pastorales estilo "lo que han hecho es terrible, pero son tw que había asistido de niña. (2) No obstante ella no estaba muy con-
padres y debes perdonarlos". La religión podrá apoyarse en ese argumento, pero no c:l vencida de que esa fuera su verdadera vocación, aunque su padre le
psicoanálisis. Del sadismo sin límites a la piedad infinita hay un contimmm que no supo,
había aconsejado no precipitarse: "El tiempo de matarte trabajan-
no pudo, o no quiso reconocer Melanie Klein.
do también te llegará, pero aún eres muy joven". Una de sus gran-

62
(,J
,_1
des pasiones era la literatura, -fue una gran admiradora de Rilke y
de Schnitzler- La otra sin lugar a dudas fue la obra de FreU<j. olvidar, desde luego, que por razones nunca del todo aclaradas ha-
bía decidido que nadie mejor que él podría analizarla.(S) El análi-
Durante la juventud de Anna no había institutos ni esc~elas de
psicoanálisis, ni normas establecidas para formarse como analista: sis com~nzó en 1918 y finalizó en 192 ~ Uno de los proyectos de
título profesional, cursos obligatorios, supervisiones, ¡hasta se dis- Anna, irse a vivir a Berlin para iniciar allí una vida independiente,
cutía si era necesario el análisis personal! Mientras trabajaba como nunca pudo llegar a concretarse. En 1923 instala su consultorio en
maestra, Anna pudo asistir a las conferencias de "Introducción al su propia casa, enfrente del de su padre. La sala de espera era com-
psicoanálisis" que dictó su padre en el Hospital Psiquiátrico de Vie- partida. Para la misma época, poco después de haber sido admi ti-
na durante los años 19,14-15 y allí entró en contacto con jóvenes da como analista en la Sociedad Psicoanalítica de Viena, vuelve por
psiquiatras como Wilheim Reich, Helen Deutsch, Paul Schilder, un breve tiempo al diván de Freud.
Heintz Hartmann, que trabajaban en el hospital y al mismo tiem:
po comenzaban a interesarse en el psicoanálisis. ]unto a ellos la jo-
ven Anna participaba en ateneos e intercambios clínicos, presenta-
Análisis puro vs. análisis impuro
ciones de pacientes, lecturas y discusiones de textos (3).
Los analistas argentinos durante el apogeo del kleinismo, com-
Muchos años después, cuando ejercía el cargo de secretaria de
la IPA, en conferencias públicas o en cartas privadas, la "burócra- partían un desprecio unánime hacia a la obra de Anna Freud. Con-
ta" Anna expresaba una gran añoranza por esas lejanas épocas. No siderada como paradigma de un psicoanálisis degradado por el uso
parecía muy contenta con el orden normativo y jedrquico que con de criterios evolutivo-normativos, por pautas educativas, por el
análisis del yo vs. el inconsciente, por privilegiar la adaptación en
el correr de los años se había consolidado en las instituciones per-
lugar de la "liberación" (6), el nombre de Anna Freud quedó fuer-
tenecientes a la IPA, y solía lamentar su cúmulo de reglamentos y
exigencias, en contraste con los primeros tiempos, aquellos "bue- ,.¡ temente asociado a la combatida escuela americana. Sus concep-
tos eran mencionados casi siempre en forma negativa o peyorati-
nos viejos tiempos" en los que la formación era mucho m;Ís abier-
ta y "profana", e incluía un constante intercambio entre los analis- va, comparados con los de Melanie Klein cuyo valor positivo era
tas más jóvenes y los de mayor experiencia. necesario destacar.
La decisión de Anna de dedicar su vida al psicoan;ílisis y a su Ahora bien, cuando comienza a circular en la Argentina el pen-
padre, coincide con el final de la primera guerra mundial, .Y con samiento de Lacan, introducido por Osear Massona, los nombres
una sucesión de hechos tremendamente dolorosos para la familia de Anna Freud y Melanie Klein, asociados por otra parte sólo al psi-
Freud: la muerte de su hermana So hie, víctima de una e idemia coanálisis de niños, sufrieron un descrédito similar. Primero Anna
de fiebre tl 01 ea 1920) los primeros síntomas del cáncer de Fre~td Freud fue despreciada por el kleinismo argentino y luego, cuando
(1923), la muerte de Heinele, el hijo menor de Sophie a causa de comenzó a imponerse el lacanismo, ambas compartieron la mis-
una meningitis aguda, a los cuatro años de edad0923)- Todos es- ,-'¡ ma suerte.

~
La universidad, donde debería impartirse una enseñanza exen-
tos acontecimientos sin duda consolidaron la relación extremada-
1 ta de amores y odios, o al menos respetuosa de la obra de aque-
mente dependiente que Freud había establecido ya desde tiempo
atrás con la menor de sus hijas, "la única que le quedaba" después llos que han dejado alguna marca en la disciplina que se está estu-
del casamiento de Sophie. A menudo la llamaba "su Antígona", sin diando, se transformó en el principal bastión del adoctrinamiento
"contra". "Contra" Melanie Klein, "contra" Anna Freud. A la mili-

Cl4
(,)
tancia contra Anna Freud desde las cátedras kleinianas se sumó, en
Contextos
el auge dellacanismo, el desprecio hacia ambas. Dos nuevos nom-
bres comenzarán a circular rápidamente, dos nombres no contami-
Apenas dos o tres años después de haber iniciado su práctica,
nados, ni por los "delirios" kleinianos, ni por la "psicología del yo"
Anna dictó cuatro conferencias en el instituto de enseñanza de la
annafreudiana, dos nuevos nombres para el "nuevo" análisis de ni-
Asociación Psicoanalítica de Viena, en las que da pruebas de una
ños que se desprendía de la enseñanza de Lacan. Maud Mannoni 1::.
gran lucidez y claridad en cada una de las cuestiones que aborda,
Fran<;oise Dolto serán consagradas en poco tiempo como las n~¡e­
al mismo tiempo que examina y discute con profundidad y saga-
vas sacerdotisas del "verdadero" psicoanálisis de niños.
cidad las nuevas ideas sobre el análisis inf:'lntil que Melanie Klcin
Anna Freud y Melanie Klein quedaron, en el mejor de los casos,
comenzaba a difundir en Berlin. Los analistas vieneses cercanos a
como representantes de un psicoanálisis obsoleto, y su obra sólo se
Freud no tenían demasiados argumentos que justificaran el an;íli-
conoció reducida a un esquema binario de oposiciones recitadas de
sis-en-niños, que a su vez era objeto de grandes expectativas, pero
memoria. Dicho esquema heredó y reforzó el anterior esquematis-
también de fuertes temores y suspicacias, toda vez que aún no exis-
mo promovido durante el auge del kleinismo, que ubicaba a Me-
tía una especialidad llamada "psicoanálisis-de-niños" y que una te-
lanie Klein del lado del análisis "puro", y a Anna Freud del an;ílisis
rrible tragedia recientemente había sacudido a la opinión püblica
"impuro" aliado al yo y a la educación. Sin embargo, los "delirios"
y al milieu analítico.
kleinianos gozaron de una cierta simpatía en comparación con la
El 9 de setiembre de 1924 Hermine voh Hug-Hellmuth, a la
condena unánime que recayó sobre los mecanismos de defensa an-
edad de cincuenta y tres años, había sido asesinada por su sobrino
nafreudianos, paradigma de los desvíos analíticos que Lacan había
Rudolph. El joven, de dieciocho años, no sólo había recibido una
señalado en el psicoanálisis posfreudiano, particularmente en su
educación basada en los principios del psicoanálisis, sino que tam-
versión americanizada.
bién había sido el primer paciente de su tía Hermine, quien lo ha-
En cuanto a los contenidos de las oposiciones binarias, tene-
bía adoptado cuando el niño, que no había conocido a su padre, a
mos: del lado de Melanie Klein, la transferencia desde el inicio del
los nueve años también pierde a su madre, la hermana de Hermi-
análisis, del lado de Anna Freud, un niño incapaz de transferencia.
ne. A partir del análisis, (o de la educación basada en el psicoan;Í.-
Melanie Klein se dirige al inconsciente, Anna Freud se dirige al yo.
lisis) de Rudolph, Hermine escribió una serie de notas, agrupadas
Melanie Klein habla de un superyó arcaics, Anna Freud habla de
bajo el título "Sobre la verdadera naturaleza del alma infantil" que
un superyó heredero del complejo de Edipo. Melanie Klein equi-
fueron publicadas en la revista !mago.
para el juego a la asociación libre, Anna Freud dice que no hay aso-
Desde 1914 hasta su muerte Hermine von Hug-Hellmuth había
ciación libre. Sin olvidar la oposición de base: psicoanálisis puro/
dirigido un servicio psicoanalítico de ayuda a la educación en Vie-
psicoanálisis impuro.
na, lo que la consagró, junto con sus publicaciones y el gran respeto
Ahora bien, si esta polarización tiene aún hoy algún valor, no de-
que Freud tenía por su trabajo, como la pionera del análisis inLm-
beríamos recitarla mecánicamente sino proflmdizar los puntos nocla-
til. Cuando Freud leyó el manuscrito de El dim-io de una jozJCncita,
les, los puntos no esquemáticos, los puntos irreductibles de las diver-
basado en recuerdos autobiográficos de la propia Hermine 1 la im-
gencias entre Melanie Klein y Anna Freud, que como iremos vien-
pulsó a publicarlo, recomendándolo como un libro de lectura im-
do son de una gran riqueza y de una actualidad sorprendente.
prescindible. Se trataba, según él, de una pequeña "joya", un testi-
monio que ha de inspirar el mayor interés a pedagogos y psicólo-

(l(l
(17
gos, sobre las vicisitudes del pasaje de la niñez a la adoksc,:ncia en
las niñas, o sea, un gran estímulo para la investigación psicoanalí- tían para Melanie en la cabeza de analistas temerosos o prejuicio-
tica de la sexualidad femenina: "Creo que usted tiene el deber de sos, lo cual, entre paréntesis, equivalía a sugerir que estaban insu-
entregar este diario al conocimiento público ... mis lectores le que- ficientemente o mal analizados (7). Quizás ese desafío de Melanie
darán agradecidos por ello". Klein a los límites haya sido uno de los principales motivos políti-
cos para que Anna Freud se mostrara mucho más prudente, y pun-
tualizara insistentemente sobre los límites, teóricos y clínicos, que
El alma infantil era necesario tener en cuenta para analizar a un niño. Anna Freud
"limita'' mientras Melanie "extiende". Ahora bien, estos límites a
En cuanto a sus aportes al futuro psicoanálisis de niños, Her- veces son sólo una cuestión de forma y otras revelan diferencias de
mine dejó establecido que el análisis no debía profundizar dema- fondo. Pero existe sin duda un común denominador: ambas esta-
siado, porque no lo consideraba necesario. Mediante los dibujos o ban apasionadas por los resultados de sus primeros análisis infan-
el juego espontáneo los niños elaboran muchas situaciones dificul- tiles y tenían grandes expectativas en el recién nacido psicoanáli-
tosas, incluso traumáticas y el lugar del analista es alentar sus pro- sis-de-niños.
ducciones sin abrumarlos con interpretaciones. En estos postula-
dos podemos reconocer los antecedentes de algunas de las futuras
afirmaciones de Anna: "el niño no acude al analista por su propia Precauciones
determinación ... no hay asociación libre ... el niño se halla inmer-
so en experiencias reales que están provocando su neurosis ... " Pero Por empezar la hija de Freud se opone a una generalización, en
en su caso, ninguno de ellos alcanzó el estatuto de doctrina, y de cuanto a si sí o no el análisis de niños. ¿El análisis beneficia a todos
hecho la mayor parte de la obra de Hermine nunca fue traducida los niños, es un complemento indispensable, o mejor dicho, previo
del alemán. a la educación -como planteaba Melanie Klein-, o sólo es legítimo
Anna Freud casi no menciona el nombre de Hcrmine von Hug- en los casos en donde existe una verdadera neurosis en el niño? Sin
Hellmuth en las conferencias sobre el análisis inbntil que dictó en el duda estaba presente en este planteo la necesidad de abrir un nue-
invierno de 1926/27 en el Instituto de Psicoanálisis de Viena y que vo territorio, diferenciando la neurosis infantil como hipótesis de la
fueron publicadas bajo el título El psicoanálisis del niño en 1927. La existencia de un núcleo reprimido, pero activo en los síntomas de
que no perderá la ocasión de citarlo, como "digno" antecedente de los adultos, de la neurosis de o en un niño, como aquellos sínto-
las ideas deAnna, es Melanie Klein, cuando fue invitada por primera mas o dificultades observables en vivo y en directo.
vez a Londres para exponer sus ideas. Sin embargo, no obstante los Ella, dice, sólo puede hablar a partir de los casos que hasta ese
vientos de guerra que empezaban a soplar, algo que merece ser des- momento atendió, y desde allí plantear sus dudas e interrogantes
tacado es que ambas se leían y cuestionaban mutuamente con suma sobre la aplicación del psicoanálisis a esos niños en particular y no
agudeza, era mucho lo que estaba en juego en términos de patrimo- a los niños en general. En otras palabras, en materia de análisis in-
nios y filiaciones, y por lo tanto las críticas debían estar sólidamen- fantil, propone un abordaje "caso por caso". Su primer límite es en-
te fundamentadas. tonces una negativa a la generalización, mientras Melanie pregona-
Como ya lo hemos dicho los límites al análisis infanril sólo nis- ba entusiastamente que el análisis no sólo podía, sino que debía in-
tentarse en todos los niños, cuanto más pequeños mejor.

ClH
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La llegada del niño al análisis traído por los padres plantea una que están preocupados, asustados, o angustiados, son los padres.
cuestión de orden práctico. Melanie Klein proclamaba -y funda- Faltaría en el niño ese elemento tan necesario para la entrada de un
mentaba- que la hostilidad y la desconfianza son signos de trans- paciente en análisis, que podemos resumir como "conciencia de en-
ferencia. Aunque una vez iniciado, el análisis se desarrolle bajo la fermedad" es decir, el malestar, la distancia, incluso la extrañeza en
transferencia positiva, es necesario, para generarla, analizar el recha- relación al síntoma o a su repetición: "¿qué es lo que me pasa y por
zo, la desconfianza, la resistencia inicial, como signos de transferen- qué siempre me pasa lo mismo?"
cia negativa. Por consiguiente debetl ser interpretados para tener
acceso al inconsciente del niño. Anna Freud no está de acuerdo, y
(se) pregunta si efectivamente la desconfianza o la hostilidad pue- Entrevistas preliminares
den ser consideradas sin más como pruebas irrefutables de transfe-
rencia negativa. Ella por su parte consideraba totalmente lógico y ¿En qué puede ayudar un analista a un paciente que no tiene
previsible que un niño tenga una actitud de desconfianza frente a conciencia de enfermedad, sobre todo si el paciente es un niño?
un extraño que lo observa inquisitivamente y le pide que hable o No mucho, pero precisamente por eso lo primero que debe inten-
juegue en su presencia. Un niño llega al análisis sin tener la menor tarse es que el niño admita su sufrimiento como un síntoma, o al
"conciencia de enfermedad", menos como un problema a resolver. Para ello es necesario recurrir
a una preparación previa, una etapa preliminar al análisis propia-
mente dicho, donde el analista le vaya mostrando que, por ejem-
Goce del síntoma plo, una conducta de excesiva rebeldía es un problema, porque no
le trae ventajas sino desventajas, como ser un castigo desproporcio-
¿Qué era la conciencia de enfermedad? El malestar, el sufrimiento nado frente a algo que tal vez hace "inconscientemente", sin saber
que se experimenta frente a una dificultad o a un síntoma y que lleva o sin querer, algo más fuerte que él. Si junto con el analista logra
a alguien a pedir ayuda a un analista. Lo que Anna Freud sostiene es dilucidar de qué se trata este "síntoma", guizás conseguirá quf los
que ella ha observado que algunos niños están identificadouon sus padres no lo castiguen injustamente.
síntomas y gozan co.Q ellos. En el caso de un niño que parecía tener Anna Freud pasa del "problema'' al "síntoma" al plantearle al niño
el propósito de analizarse, sin embargo no surgía una razón de peso, no sólo la desventaja que esto significa, sólo porque los padres ya
un asidero sólido, para comenzar el análisis, hasta que ambos -niño no saben qué hacer con él, sino también el excesivo gasto de ener-
y analista- comprobaron que el niño defendía orgullosamente sus gía que le insume "portarse bien" y "ser bueno" sólo para compla-
ataques de cólera y gozaba con las preocupaciones que ocasionaba. cer a sus padres. En el período de entrevistas preliminares no sólo
Estaba pues, en cierto modo, identificado con este síntoma y habría alude al goce del síntoma, o a sus beneficios secundarios, sino tam-
luchado por conservarlo si el analista lo hubiese cuestionado. O si bién a su beneficio primario en la economía psíquica, es decir a la
hubiera querido librarlo de él por medio del análisis. solución de compromiso entre las fuerzas de la represión y lo repri-
El síntoma es algo a lo que un niño con frecuencia se apega, sin mido. En síntesis, cuando el goce se torna en desgaste, él se pierde
sentir mayor extrañeza, ni tener idea de que puede tener un "pro- la oportunidad de ser más feliz.
blema'' que hay que resolver. Por otra. parte, se sientan bien o mal, Anna Freud les contaba a los niños para qué sirve el análisis, con-
los niños difícilmente reconozcan "sus" problemas como tales. Los versaba con ellos para convencerlos, desde un lugar de saber, un lugar

70 71
de autoridad, un lugar de comprensión y un lugar de aliada del niño. nie Klein en cambio enfatiza el lado oscuro del corazón, el superyó
"[ ... ] le pregunté si sabía por qué venían a verme sus dos amiguitos: uno como influencia nefasta, sádica, y se propone "interpretarlo" desde
de ellos porque nunca podía decir la verdady quería librarse de esa cos- el inicio. Anna Freud prefiere encarnar la figura de un superyó be-
tumbre; la otra, porque lloraba tanto que ya estaba harta de sí misma. névolo, paliando, amortiguando, transformando los signos de re-
¿venía ella por algún motivo semejante, cuál era su problema?" chazo al análisis en interés, en aceptación, en confianza, a fin de
Sostenía que en esta etapa preliminar, previa al análisis, no hay poder llevar al niño al terreno en donde el analista interpreta, no la
que escatimar ningún tipo de recursos ni de estrategias para ganarse transferencia sino las formaciones del inconsciente.
la confianza del niño e interesado en el análisis. A la vez que en los
casos donde es notoria la falta de afecto, consideraba imprescindi-
ble que el analista se ponga del lado del niño contra quienes no lo Consideraciones clínicas
quieren o lo maltratan, aún cuando los resultados no sean los es-
perables. Así, en el caso de una niña de once años que vivía en una Las cuatro conferencias de Anna Freud están desarrolladas en un
situación de enfrentamiento constante con su familia, Anna Freud estilo muy académico, muy claro, que incorpora nuevos elementos
se propuso como aliada de la niña en contra de sus padres. Esto lle- en cada formulación. Hay una dialéctica progresiva donde avan-
vó a una situación muy conflictiva entre padres y analista, y el aná- za, sintetiza, y vuelve a avanzar. Su método era muy freudiano. Así
lisis se interrumpió a poco tiempo de iniciado. es cómo la vemos abordar, en la segunda conferencia, otras cues-
Para Melanie Klein la desconfianza u hostilidad contra el ana- tiones de orden práctico: ¿se justifica el análisis?, ¿para qué?, si es
lista, es signo de que el niño está bajo el influjo de un superyó se- muy costoso, si no parece tener mucha utilidad, si no hay ninguna
vero, de un objeto interno que lo está dominando y castigando. La garantía...supongamos que el analista logra liberar al niño de sus im-
transferencia negativa es la señal de que el niño está bajo el efecto pulsos destructivos oficiando como superyó benévolo, pero su labor
del sadismo del superyó arcaico. No es natural, según ella, que un no es comprendida ni apoyada por la familia .... ¿Habría que traba-
niño, sobre todo si es pequeño, desconfíe de un adulto si no está jar sólo con los chicos cuyos padres sean inteligentes y sensibles, dis-
ajo el influjo del superyó sádico. Para Anna Freud en cambio no puestos a colaborar con el analista, con padres que sean ellos mismos
es natural que el niño confíe, por qué habría de confiar si no tiene analistas o analizados? ... Esto implica condiciones muy ideales y, si
idea de qué es la enfermedad, si está gozando con su síntoma, si la estas condiciones no se cumplen el análisis no serviría?
pasa bien ... Por otra parte, ¿necesariamente la desconfianza tiene Anna se coloca aquí, como muchas veces lo hacía su padre (con
que ser la repetición de un conflicto psíquico arcaico? ¿No es po- quien conversaba, o "supervisaba" sus casos diariamente) en el lugar
sible considerarla como una expresión del juicio crítico de un pa- de un interlocutor lego pero inteligente que legítimamente podría
ciente -sea niño o adulto- antes de entregarse al análisis? preguntarle "¿y entonces en qué quedamos, sirve o no sirve?" Sor-
La diferencia aquí es de fondo y no sólo de forma: para Mela- prendentemente, (al igual que solía hacerlo Freud) ella responde que,
nie Klein, el superyó es un objeto interno; para Anna Freud el su- pese a las dificultades que viene señalando, el análisis sirve, es eficaz,
peryó de un niño cabalga a medio camino entre el objeto interqo y y sin duda cumple una función muy importante. ¿Por qué?
el objeto externo. Anna Freud enfatiza el lado bueno del corazón: Porque si bien con un niño no puede prescindirse de las expli-
el superyó como ideal del yo, como influencia benéfica, como un caciones, se trata en última instancia de que no se beneficie del
"buen" administrador de los impulsos sádicos o libidinaks. Mela- síntoma, de que no lo considere un bien preciado y se idenrifique

72 7~~
con él. Es por eso que es necesario demostrarle que en realidad es
alianza con un paciente depresivo, en contra de sus familiares o de
un infeliz, que sufre mucho, que hay un costo, un padecimien-
su jefe? ¿No hay un despliegue estratégico de habilidad e inteligen-
to, una inhibición, un excesivo desgaste para poder mantener él
cia para interesar en el análisis a un paciente obsesivo particular-
solo su lucha interna contra sus demonios. Cuando una de sus pa-
mente culto e inteligente? Estos recursos sin duda son más frecuen-
cientitas le dice "yo soy más fuerte que mi demonio, no necesito
tes en los analistas de adultos "principiantes", mientras que los que
tu ayuda", ella -estratégicamente- le da la razón. Respuesta de la
ya tienen prestigio y renombre no necesitan hacer nada para evitar
niña: "la verdad es que la paso tan mal, gasto tanta energía pelean-
que el paciente se les "escape". El analista consagrado no tiene que
do sola con mi demonio ... sí, necesito de tu ayuda". Anna Freud
enfrentarse con expresiones de descrédito particularmente violen-
utilizaba este tipo de tácticas para demostrarle al niño, a Melanie
tas, a las que suele llamarse "transferencia negativa", en las prime-
Klein, a sus colegas- y a nosotros- cómo hay que hacer para ga-
ras entrevistas.
narse el lugar de analista con cada niño.

La transferencia negativa es el drama inaugural. ..


¿yo o Superyó?
Un pequeño paréntesis: En las "Tesis sobre la agresividad" La-
Algo que no aparece en los primeros tiempos de Anna Freud,
can afirmará, enigmáticamente, que la transferencia negativa es el
y a lo que sin embargo su nombre quedó fuertemente asociado a
drama inaugural del análisis, a lo cual Anna Freud seguramente le
partir de Elyp y los mecanismos de defensa, es la idea de que hay que
respondería, que cuando el analista tiene prestigio, fama, renom-
fortalecer el yo: el yo débil tiene que hacerse fuerte. Sin embargo
bre, este drama está encubierto... si el analista es una "autoridad",
en los primeros tiempos de su práctica ella dice claramente que el
puede existir un sometimiento, una dependencia por efecto de su-
yo fuerte es "un infeliz". Ese que lucha, que gana, que puede todo,
gestión, que hace que la transferencia negativa quede encubierta.
era un infeliz con todas las letras, antes de que se considerara que
¿Por qué la transferencia negativa es parte del "drama inaugural del
Anna Freud, al igual que la escuela americana, apuntaba al fortale-
análisis"? Lacan no da una respuesta explícita, cada uno puede in-
cimiento del yo. Sin embargo se trata de una confusión: de lo que
tentar responderlo desde su propia experiencia. Hay una cantidad
se trataba a todas luces era de fortalecer el superyó, no el yo.
de argumentos triviales -y no tan triviales- para admitir que, efec-
En la segunda conferencia, y nuevamente desde el lugar de un
tivamente, existe algún grado de hostilidad y desconfianza: "¿me va
mterlocutor, sólo que en este caso el interlocutor no es un lego sino
a ayudar?" "¿va a justificar el costo?", "hablé y hablé y no me dijo
un analista, reconoce: cualquiera (cualquier analista) puede pre-
nada, ¿para eso le pago?" No es tan común que un paciente llegue
guntarse qué tiene que ver esto que digo con el análisis. ¿El analis-
ta como autoridad, como aliado] Todos se me van a venir en con- f a un analista por primera vez confiado y entregado.
1111 Anna Freud señalaba que existe un prejuicio en el medio analí-
tra diciendo "esto no es análisis". Sin embargo, en lugar de respon-
tico: si el paciente faltó a su segunda entrevista, es porque el ana-
der, muy freudianamente formula otra pregunta: ¿acaso los analis-
lista no tiene experiencia, algún error de principiante habrá come-
tas de adultos no asumen a veces actitudes parecidas, no hay un su-
tido ... En síntesis, la fama le ahorra a un analista tener que lidiar
til ejercicio del poder, no distinto en el fondo de sus evidentes ma-
de entrada con la transferencia negativa. Claro está que como la
niobras? ¿No muestran acaso interés y preocupación, o hacen una
lama a los niños no les importa, se puede reemplazar por el hecho

74 7C,
de que después de todo el analista es una persona "grande" aunque ronces: los síntomas admitidos como tales, la confianza del niño en
no sea un "gran" analista. Por otra parte, en esa época aün no ha- el analista, los sueños, los ensueños, los dibujos, ¿qué más podemos
bía analistas de niños de gran fama. Ella y Melanie sólo eran "prin- pedir? El siguiente argumento es contundente: Nada de esto equi-
cipiantes". (8) vale a la asociación libre.
El poder sólo se revelará como un recurso legítimo, dirá Anna
Freud, en la medida en que sea utilizado por un analista para po-
sibilitar el análisis. En caso contrario el así llamado análisis no será Asociación libre
sino una práctica de "sugestión". Lo importante es que el pacien-
te, niño o adulto, anhele un cambio en su estado. Sin embargo, un ¿Cómo? ¿Hemos leído bien? Si todos los elementos menciona-
principiante puede lograr mediante el poder que un niño adquiera dos no son ni equivalen a la asociación libre, ¿qué será entonces la
conciencia de enfermedad, que pida ayuda, que confíe en el ana- asociación libre? Sorprendentemente, una y otra vez Anna Freud
lista, en suma, puede armar un dispositivo que coloque al niño en insiste en que todo esto no alcanza a ser asociación libre. Y señala
posición de paciente, sin considerarlo, eso sí, un fundamento se- que hasta la propia Melanie Klein admite la falta de "asociación li-
guro para la labor analítica. bre" si bien decía que el juego del niño equi11alía a la asociación li-
Supongamos que el niño ya está preparado, con confianza, con bre. Si no hay asociación libre en sentido riguroso, a ella no le im-
conciencia de enfermedad, con ganas de analizarse, ¿qué ocurre? portaba, porque el juego era un sustituto perfecto: "No importa,
Anna Freud señala otras dificultades clínicas, cuya importancia teó- yo me arreglo con el juego". Hermine von Hug-Hellmuth tam-
rica sin embargo también irá minimizando. Por ejemplo, un niño no bién decía "no hay asociación libre, pero no importa, yo me arre-
nos puede contar bien su historia y tenemos que recurrir a los pa- glo con los dibujos" Pero para Anna Freud la continuidad o la in-
dres. Claro está que los padres tampoco son muy confiables, siem- terrupción del juego o de los dibujos, no puede ser la ünica garan-
pre van a distorsionar algo ... Por eso, aunque el niño no nos cuen- tía de que el niño comprende perfectamente la labor analítica. Por
te bien su historia, no importa, tampoco sus padres vari a hacerlo, eso ella, en cambio, dirá: "no hay asociación libre, y a mí sí me im-
cada uno va a dar su propia versión. No es grave entonces que no porta que no haya asociació'n libre".
pueda contarnos él mismo "su" historia. Para algo están los sueños. Qué era entonces "asociación libre" para Anna Freud no es una
Por ahí vamos bien, dado que no hay demasiada diferencia entre lo pregunta fácil de responder. A menos que "asociar" significara mu-
que muestra el análisis del sueño de un niño y el de un adulto. cho más que asociaciones verbales o sus equivalentes -juegos y di-
Pero por sobre todo están los sueños diurnos, las llamadas "en- bujos-. En efecto, "asocia{ parece ser una cuestión de fondo y no
soñaciones". Las leyendas, los mitos, las historietas, los cuentos de de forma, es decir, la aceptación "libre" de las reglas del juego, del
hadas, les brindan a los niños una materia prima privilegiada para pacto que une a un paciente con su analista. El fondo de la cues-

•r la puesta en escena de sus fantasmas. Y si no hay ensoñaciones diur-


nas verbales tampoco importa, están los dibujos. Algunos analistas
, tión aquí ya no es ni teórico ni clínico. Se trata, a mi entender, de
una cuestión ética. Anna Freud sabía perfectamente que ella usaba
V" han analizado niños valiéndose de dibujos -esta es la única vez que demasiados artificios para inducir en el niño el deseo de analizars(·,
~ Anna menciona a Hermine van Hug-Hellmuth, quien a través de y que en ese sentido este deseo no dejaba de ser "forzado".
1 los dibujos pudo analizar incluso a chicos que no hablaban-. Los
dibujos son un recurso excelente para analizar niños. Tenemos t:n-

76 77
¿En qué consiste el pacto analítico? No sólo en la libre decisión ¿Limitaciones o límites?
de analizarse, sino en que ciertas cosas que en la vida cotidiana no
son interpretables, el analizan te acepta que se "le" interpreten. Aun- Y sin embargo, luego de señalado este límite, clínico, teórico -y
que no le guste y pueda rechazar una interpretación, estas son las ético- también admitirá que se puede lograr que un niño asocie li-
reglas del juego. A partir del momento en que decide analizarse, bremente. Así como de algún modo se indujo su consentimiento al
haga lo que haga y diga lo que diga, "es resvonsable" de sus palª- análisis, también se lo puede llevar a la asociación libre. Un niño pue-
bras, de sus gestos, incluso de sus sueños. de en determinadas circunstancias -por sufrimiento excesivo o por
En la asociación libre Anna Freud parece estar apuntando al sometimiento excesivo- asociar libremente, es decir, no sólo acep-
tema de la responsabilidad. Lo dice de otra manera, afirma que el tar una interpretación, y brindar más material asociativo. En con-
adulto sabe que está en análisis y que -como decía Freud- tiene. diciones de sufrimiento o de sometimiento, se puede sin duda lo-
una "representación-meta'', acepta por lo tanto que se trata de un grar que el niño se asocie con el analista, pero, ¿es conveniente ha-
dispositivo, un "artificio", que no estamos todos locos, que lasco- cerlo? Más aún, ¿es legítimo? Y aun si el analista considera que sí,
sas que decimos e interpretamos en ruptura o corte con las conven- ¿hasta dónde, cuál es el límite para que un niño pueda hacerse res-
ciones establecidas y con la intencionalidad del discurso, el sentido ponsable, no sólo de su palabra y de sus actos, sino también de su
que le damos a las palabras, o el sin-sentido, valen dentro del aná- vida? Por eso Anna Freud considerará que es necesario que el ana-
lisis pero no fuera de él. El paciente sabe que está en análisis. Aún lista se responsabilice, no sólo por el análisis sino también por el fu-
cuando para Anna Freud ese "todo" interpretable dentro del aná- turo del niño analizado.
lisis, también tiene ciertos límites: "Tampoco en el adulto consi- Obviamente, las presiones que gravitan sobre el análisis de un
deramos justificado atribuir un sentido simbólico a todos sus ac- niño son mayores, o por lo menos de distinta índole que en el aná-
tos y ocurrencias, sino sólo a aquellos que toman un sentido den- lisis de adultos. Hay demasiadas expectativas provenientes del en-
tro del análisis". torno: es común que el pediatra o la maestra pidan un "informe" o
Dicho de otro modo, si bien la regla fundamental establece que quieran intercambiar opiniones con el analista del niño sobre una
"todo" puede ser interpretable, guarda del analista que crea que todo realidad que no es la realidad psíquica. ¿El analista debe evitar emi-
tiene que ser interpretado. Que "todo" sea interpretable no significa tir su opinión o aceptar que la interacción con el mundo exterior
que todo "tenga" que ser interpretado. Pero hay una asociación li- del niño es parte de su función terapéutica? Es una cuestión difí-
bre, es decir, una aceptación libre de una regla de juego que es, jus- cil de responder, que cada analista-de-niños, como iremos viendo,
tamente, la regla fundamental del análisis: "todo lo que digas, pue- respondió a su manera. Una cuestión que remite inevitablemen-
de ser interpretable". De allí que Anna Freud se hiciera tanto pro- te a una cuestión de fondo: ¿Qué es un niño para el psicoan;ilisis?
blema con el tema de la asociación libre, luego de haber admitido, No vamos a desarrollar aquí todas las resonancias teóricas -y clíni-
previa exploración de sus límites, todos estos elementos -juego, pa- cas- que tiene esta pregunta, que en sí misma daría lugar a un li-
labra, dibujo, ensoñaciones, sueños- como válidos y valiosos en el bro aparte. (9)
análisis de un niño. Sólo que esto para ella no era suficiente. A mi En uno de sus primeros seminarios, Lacan dice, por ejemplo, que
criterio esta insistencia de Anna concierne a la ética del analista. la única diferencia entre un niño y un adulto no es que ambos no
estén determinados por el lenguaje, es decir, que el inconsciente de
ambos no esté estructurado como un lenguaje, sino que la diferen-

7H 7')
cia es la resp.onsabilidad que el niño tiene en relación a la palabr,a.
El adulto en análisis tiene una responsabilidad frente a lo gue dijo,
....
r Ahíhay una radical diferencia, radical para los juicios -y los pre-

no frente a lo gue guiso decir, pero esa responsabilidad se extiende


(en fin ... debería extenderse) a las distintas esferas de su vida. ¿Po-
1
!f'
juicios- a los que dará lugar esta gran diferencia.
Para Anna Freud el superyó es una instancia con la que se pue-
de negociar, e; accesible a la razón, a la razón analítica. Cuando
demos esperar lo mismo de un niño, que económicamente, social-
hay un superyó que está dominando excesivamente al sujeto adul-
mente, jurídicamente, y por supuesto afectivamente, depende del
to, la función del análisis es desintegrarlo históricamente. ¿Qué sig-
mundo adulto? Tal vez así podamos entender este "está todo bien,
nifica desintegrarlo históricamente a través del análisis? Explorar y
pero no hay asociación libre", más que como un enunciado, como
encontrar sus raíces en la identificación temprana con la persona
una enunciación que revela una ética: "Todo bien, pero ... " que sue-
amada/odiada. Cuando ese superyó, en un adulto, es excesivamen-
na tan enigmático, incluso contradictorio con su propia argumen-
te severo, el análisis tiene que apuntar a su desintegración históri-
tación y sobre todo con sus ejemplos clínicos. A Anna al parecer no
ca, llegar a las raíces infantiles de las identificaciones con la persona
le gusta forzar nada, pero si no hay más remedio, lo hace.
amada/odiada, en relación a la cual se instauró ese superyó excesi-
Ahora sí, retomemos el mayor obstáculo, ahí donde no sólo se
vamente severo, pero accesible a la razón analítica. Pero en el niño,
dividen las aguas entre Melanie Klein y Anna Freud, sino que se
para Anna Freud, el superyó no es independiente del mundo extcrim~
divide la historia del psicoanálisis. Ya no se trata de niños o adultos
Depende, fluctúa, cambia, de acuerdo a la relación con la persona
sino de un tema fundamental del psicoanálisis.
amada. Es un superyó bajo influencia.
La labor analítica con el niño podría ser sólo analítica si el su-
peryó fuera, como en el adulto, una instancia del mundo interno,
Superyó(s) totalmente independiente de factores exteriores. Lo que es eviden-
te es que ella no se autoriza todo el tiempo como analista. En este
En los razonamientos que va haciendo Anna Freud, en cada pre-
punto se opone tajantemente a Melanie Klein, al dictaminar como
misa que sostiene, va avanzando y diciendo "este obstáculo no es
"imposible" que el análisis de un niño no incluya un accionar pe-
esencial". Sin embargo, los argumentos no se agotan, siempre que-
dagógico, que la tarea del analista de niños no sea analítica y pe-
da un resto, o un restito, y este restito es lo que va a retornar en el
dagógica. Analítica en tanto el superyó es independiente, pedagó-
siguiente enunciado. Y así, de restito en restito, de interrogante en
gica en tanto el superyó es dependiente (lO). No sólo se trata del
interrogante, nos lleva a un punto decisivo. Todas las otras cuestio-
superyó, también la excesiva severidad o arbitrariedad de los pa-
nes son negociables. Incluso el reparto de territorios. Anna Freud
dres reales, traen consecuencias patológicas. En cambio para Me-
admitió, muchos años después, que después de todo ella trabajaba
lanie Klein el superyó no es una consecuencia, es una causa, el su-
con chicos más grandes y Melanie Klein con chicos más chicos, y
peryó es el que causa el padecimiento neurótico y no tiene nada
que había inventado la técnica del juego para chicos que están en el
que ver con los padres reales. Mientras que para Anna Freud el su-
borde mismo del inicio del lenguaje, mientras que ella había anali-
peryó severo en la infancia es una consecuencia de la neurosis del
zado chicos más grandes, que ya tienen un lenguaje. Son cosas que
niño, no su causa.
pueden irse negociando, y es un hecho que ella misma lo fue ha-
ciendo. Pero donde la cuestión es de fondo, esencial e irreductible,
es en el tema de la transferencia y en la concepción dd supnyó.

HO H1
Causa o consecuencia
cuenta: el análisis empieza si existe un enigma, ahí donde el senti-
do común ya no cuenta -por sentido comün me refiero a la obvie-
La diferencia entre causa y consecuencia ~s fundamental. Si un
dad de la relación causa/efecto-. Si un niño está expresando me-
niño enfermara a causa de su superyó, ningün cambio de actitud
diante sus síntomas un conflicto familiar, o una actitud equivoca-
de los padres podría incidir en sus síntomas. Estos no serían en ab- ,}.
soluto permeables a ningün tipo de influencia "exterior". Intenta- ,,
·.~-~- da de sus padres para con él, el niño no está bajo el dominio de
sus imagos intrapsíquicas, sino que tiene un problema, un conflic-
rá demostrarlo mediante algunos ejemplos, como el de una nena
muy chiquita, -este caso lo tomó del informe de un pediatra- que l to, un "síntoma" con sus papás reales. Esos padres tienen que ser

'~\~1
orientados. (11)
estaba muy angustiada. Al comprobarse que había sido excesiva-
mente violentada en el control de esfínteres, los padres lo enten-
dieron y cambiaron de actitud, y la nenita inmediatamente mejo-
Pedagogía: ¿una mala palabra?
ró y se puso contenta.
Es un ejemplo banal, pero importante paraAnna Freud, porque
Anna Freud agrega algo interesante, que habla nuevamente de
le permite afirmar rotundamente que el niño está bajo influencia,
su postura ética, algo así como: "No nos asustemos. Yo ya sé que
que no se angustió por su superyó, sino por la educación de esfín-
ustedes van a pensar que esto es pedagogía. Creo que no hay mo-
teres excesivamente prematura. Es difícil discutirle esto desde el
tivo para asustarse de esta palabra, considerando de antemano tal
punto de vista de la observación empírica, porque hechos como
amalgama de actitudes como algo denigrante para el análisis. Yo no
éste los podemos observar diariamente. Si se trabaja con los padres
me confundo, no se confundan -ni me confundan- ustedes." Es la
y se van viendo qué pautas educativas pueden estar mal, se intenta
primera en admitir que sabe de qué está hablando: "Ya sé que esto
que cambien esas pautas. Si el chico empeora o sigue igual, la con-
es pedagogía, y lo digo yo antes de que me lo digan ... lo sé, pero
clusión es que sin duda su malestar no tiene una relación directa
no puedo pensar en el análisis de niños sin esta influencia pedagó-
con las pautas educativas, y lo que le pasa al niño es otra cosa. El
gica, cuando sé que algunas actitudes de los padres pueden hacer-
malestar se vuelve enigmático.
le tanto mal a un niño". (11 bis)
Cuando se puede establecer una relación de causa-efecto obser-
Por lo tanto sería ami-ético no hacerse cargo de algo que no es
vable, por ejemplo : si a un chico le pegan y llora, le dejan de pe-
ningün enigma, es obvio que si un niño es maltratado se va a sen-
gar y deja de llorar, el análisis no tiene nada que hacer allí. Pero si le
tir mal, se va a angustiar, va a manifestar algün "síntoma". Si esto
dejan de pegar y el chico cada vez llora más, ¿qué es lo que pasa? La
se impone como una evidencia, qué otra cosa puede hacer un ana-
causa exterior ha sido eliminada, corregida, pero el niño está cada
lista sino tratar de influir sobre el entorno del niño ... Anna Freud
vez peor. Evidentemente le está pasando otra cosa que es indepen-
es taxativa, se trata de una cuestión de fondo: "las potencias que es-
diente de la actitud de los padres. Este es un elemento fundamental
tdn en conflicto en el niño, no son nunca puramente interiores, como
para tener en cuenta en un diagnóstico: Cuando se observa una re-
cree Melanie Klein"
lación de causalidad directa, el análisis no tiene razón de ser. Cuan-
¿Como cree Melanie Klein? Hasta ahí nomás, porque hemos vis-
do la relación de causalidad es invisible, y el chico sigue mal, nos
to que Melanie Klein tampoco creía que el superyó que dominaba
enfrentamos con un enigma, ¿qué es lo que le está pasando?
al niño era cien por ciento interno, o mejor dicho, que no todo era
Esta es una pauta bien clara que muchas veces no se tiene en
atribuible al superyó, como cuando buscaba informarse de lo que les

82
H.\
ocurría a sus pacientitos en el "afuera", en la escuela, en la familia. la Sociedad Británica, la apoyó abiertamente a Melanie Klein, tal
Pero como vimos nunca admitió "oficialmente" su curiosidad por vez como un modo de tramitar su ambivalencia hacia él. Es indu-
el "afuera", aunque este "afuera" se limitara a los efectos inmediaros dable que Melanie Klein fue una pieza clave para imponer en In-
de las sesiones. Sin embargo la trasmisión del psicoanálisis decretó glaterra un "nuevo psicoanálisis" Por eso muy pronto, luego de "e
este reparto esquemático: el mundo interno para Melanie Klein, y studiarse"minuciosamente con atención e interés, y más allá de la
el mundo externo paraAnna Freud. También difundió la idea pre- rivalidad o la mutua antipatía que ambas pudieran experimentar,
J
juiciosa de que Anna Freud tenía un método infalible para distin- ~1
o del deseo de ser la única, la elegida, la mejor, Anna Freud y Me-
guir lo normal de lo patológico, un eje cartesiano para clasificar las lanie Klein se vieron obligadas a representar posiciones clínico-teó-
normas y sus desvíos. Un sistema clasificatorio que permite diag- rico~políticas radicalmente enfrentadas que no tardarían en criticar
·¡!
nósticos taxativos basados en un canon preestablecido: -si nace un l o descalificar a priori, según el bando, los aportes de la "otra".
hermanito y no experimenta celos, si entre los tres y los cinco años i La guerra entre Viena y Londres fue fría pero intensa, como
no se masturba visiblemente, si no se adapta en un tiempo "pru- no podía ser de otro modo tratándose de una guerra de analistas,
dente" al jardín de inf.mtes- es necesario hacerle un diagnóstico y una especie de guerra santa que a partir de los años 40' dividió al
un tratamiento. El sistema "evolutivo" tardío de Anna Freud, don- psicoanálisis en un psicoanálisis puro y un psicoan~ílisis evolutivo/
de se establece un paralelismo entre los instintos del yo y los instin- adaptativo. Oposición de la que en cierto modo se valió Lacan
tos libidinales, a la vez que el superyó ~ficia de instancia regulado- para ... cuestionar a ambos. (12)
ra, dio lugar a este tipo de derivaciones. Si bien los gérmenes de ese
sistema están prefigurados en el punto donde Anna Freud defendió
la acción pedagógica como complemento indispensable del análi- Las defensas del Yo
sis infantil, son sólo los gérmenes. Y los gérmenes, como la palabra
lo indica, pueden devenir tanto anticipaciones, prefiguraciones del "El yo y los mecanismos de defensa", publicado en el año '35,
futuro, como significantes de un organismo infectado. es el libro más famoso de Anna Freud, una minuciosa descripción
de las defensas inconscientes en el análisis del yo y de sus mecanis-
mos. Anna Freud es freudiana, y los mecanismos de defensa inclu-
Políticas del psicoanálisis yen por lo tanto el aspecto inconsciente del yo, no sólo resistencias
o estrategias conscientes. Pero el concepto de defensa inconsciente
Tal vez si no hubiera habido una guerra en la que, tanto Mela- ..
k
se desdibujó rápidamente, y sufrió una torsión/distorsión que ter-
nie Klein como Anna Freud, fueron utilizadas por las políticas del '
'·•
e
minó por confundir al yo con una fortaleza de la voluntad ganado-
psicoanálisis, las posiciones de ambas no se hubieran tornado en ra, un bastión del imperialismo de la conciencia. Esa pérdida, esa
sistemas rígidos y esquemáticos. Jones la utilizó a Melanie Klein distorsión, es la que la destinó a Anna a ser considerada una analistja
para combatir las ideas de la hija de Freud. Este a su vez la mandó del yo, alineada con la escuela americana, con la cual efectivamente,
a Anna al Simposio de Londres para ver de cerca quién era esa tal luego de 2a guerra mundial, tuvo muchas coincidencias. (13)
Frau Klein que Abraham tanto había elogiado, y que tan rápida- Pero tengamos presente que en 1935 también surge el corpus
mente había ganado prestigio y adeptos en Inglaterra. Ernest Jones kleiniano cuyo eje serán las ansiedades paranoides y depresivas y las
nunca se enfrentó abiertamente a Freud, pero como presidente de defensas contra esas ansiedades, un sistema con elementos complc-

H4 H'l
mcnrarios que se armará como un puzzle en el que no falta ningu-
na pieza: la ansiedad persecutoria, la reparación, el objeto bueno, del instinto de muerte y la libido del instinto de vida. Esa es la ver-
el objeto malo. (14) .~
sión definitiva, final, el Más a!ld del principio de! placer, en donde

'
Sin embargo, antes, previamente al surgimiento de los respec- ~ se introduce la noción de "instinto de muerte".
tivos "sistemas" (o dogmas) lo que tenemos que reconocer en am- Melanie Klein profundizó la noción de instinto de muerte, a di-
bas es una clínica y una reflexión teórica profundamente compro- ferencia de Anna Freud, quien parece haberla minimizado, sino ig-
metida en la apuesta al psicoanálisis de niños. La política del psi- .,'
norado. Sólo que para Melanie Klein la agresividad es casi lo m~-t
coanálisis esquematizó sus descubrimientos de una manera injus- S moque el instinto de muerte, es decir, no tiene en cuenta la dimen-
ta, distorsionando, empobreciendo y/o encubriendo las cuestiones sión metapsicológica de la compulsión a la repetición. Para ella la ·
de fondo no sólo para el psicoanálisis con niños sino para el psi- agresiyidad homologada al sadismo como expresión del instinto
coanálisis en general ( 15) de m.uerte es inseparable de la acción del superyó tempran9, mien-
tras que para Anna, al igual que para Freud, el instinto de muerte
es la condición estructural de la compulsión a la repetición, mien-
Transferencia(s) tras que el superyó es fundamentalmente una instancia regulado
ra, correlativa a la incorporación de la moral.
Ya dijimos que el superyó en el niño para Anna Frcud no puede
ser considerado solamente como una instancia interior y adem;is,
~

i El concepto del superyó en Freud es sin lugar a dudas muy com-


es una consecuencia y no una causa, un heredero del conflicto edí- J plejo, sus formulaciones son muy paradojales, porque dice una cosa
1
~
' pero luego sugiere o afirma otra. Lacan hará lo mismo. Por eso, en
pico -en su aspecto de ideal del yo-. Y que este planteo la condu-
términos muy simplificados e imaginarios, antes hablé de la parte
jo a considerar la tarea analítica como inseparable de la tarea edu- 1 "benévola" y la parte "maligna" de la instancia superyoica. Y segün
cativa, cuyo éxito siempre depende de la buena vinculación afecti-
va del educando con el educador. las épocas, ambos oscilarán entre enfatizar el aspecto benévolo o el
Ahora bien, afirmar que el superyó infantil no es autónomo equi- aspecto destructivo, o autodestructivo de los propios logros, -los
vale a decir que funciona más en el registro del amor que en el de que fracasan al triunfar o los criminales por sentimiento inconscien-
la identificación. No es que Anna desconociera o minimizara la di- te de culpa (Freud), la ética vs. la moral superyoica (Lacan). Frcud
mensión de la agresividad, la hostilidad y el odio, sino que los re- unió en el superyó tanto mociones positivas como negativas de la
mitía (a diferencia de Melanie Klein para quien el superyó primi- herencia familiar y cultural y, segün los momentos y los contextos
tivo, la angustia y el sadismo constituyen la tríada inseparable del de su obra, le dará más peso a uno u otro valor de la instancia su- . ,./"
complejo de Edipo temprano) a la teoría freudiana de los instin- peryoica, pero la balanza se inclina en Freud nús hacia el aspecto~~ .'/
tos. En su primera teoría de los instintos Freud sostuvo que el sa- positivo del superyó, al que llamó "ideal del yo". Mientras que La- ~~
dismo está al servicio de los instintos sexuales, opuestos a la auto- can, por su parte, cuando introduce la noción de superyó materno
conservación. Pero como sabemos Freud fue cambiando su teoría arcaico, le rinde una vez más tributo a Melanie Kleip, en tanto en-
de los instintos. Luego, a partir de "Introducción al narcisismo", el fatizará su carácter obsceno y feroz. ( 16)
sadismo continuó del lado de los instintos sexuales y, finalmente, En síntesis, en Melanie Klein nada permite pensar que en la dia-
en la dialéctica entre Eros y Tánatos, la agresividad estaní tkl lado réctica que conduce a la reparación del objeto interno interviene el
supcry6. La reparación del objeto es producto de la interacción en-

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} ....

trc la introyección y la proyección, que primero actúan en forma


disociada y finalmente se van a reunir en los mecanismos de iden- ticipó esta diferencia al plantear que sobre el analista pueden recaer
tificación, inrroyectiva y proyectiva. Para Melanie Klein el superyó obviamente todo tipo de afectos, amorosos u hostiles, que pueden
es esencialmente cruel y autodestructivo y la única manera de abor- desplazarse de los padres al analista y viceversa. Pero para hablar de
análisis en sentido estricto, es necesaria una operación de sustitu-
darlo es interpretándolo, no hay otra. Ni domin<índolo, ni su gestio-
ción, que Lacan por su parte llamó "transferencia simbólica". El lu-
nándolo, ni seduciéndolo, ni negociándolo. Solamente interpretán-
gar del analista como sujeto-supuesto-saber no es un mero despltt-
dolo, e interpretándolo de entrada. La transferencia negativa, para
Melanie J9ein hay que interpretarla cuanto ~nt~s. zamiento de afectos, es una sustitución. Dicho de otro modo, sólo
a través de esa operación simbólica el analista devendrá el destina-
En cambio para Anna Freud, por esclarecedora que pueda ser,
tario de la neurosis, es decir, de su interpretación.
hay que eliminarla cuanto antes. Es evidente que la dirección de la ~

cura, es decir, el abordaje de la transferencia -y esto es lo esencial-, es Si bien Anna Freud también llamó "transferencia" a las manifes-
para ambas inseparable de cómo cada una concibe al superyó. Pero taciones afectivas, y se enredará con Melanie en una discusión bi-
es Anna Freud la que pondrá el dedo en la llaga: así como el recha- zantina (pero en el fondo esencial), acerca de si hay que interpre-
zo al análisis no es sinónimo de "transferencia" negativa, la simpatía tarla o no interpretarla de entrada, todo se adara si logramos en-
y la confianza tampoco son sinónimos de "transferencia" positiva. tender que no están hablando de lo mismo. Lo que para Melanie
Transferencia no es lo mismo que transftrencia, o viceversa. es transferencia, para Anna no es transferencia analítica. La trans-
ferencia analítica necesita de una sustitución, a la que llamó neuro-
sis de transferencia, no transferencia a secas. Es decir, puede haber
Padres transferencia, cómo no va haber transferencia en términos de des-
plazamiento de afectos, lo que no habría en los niños es una susti-
tución. Y para hablar de análisis, tiene que haber una sustituciór~,
Para Anna Freud mientras estén presentes los padres como ob-
jetos reales para el niño, el analista sólo puede compartir con ellos no un mero desplazamiento.
la "transferencia" en el sentido kleiniano. Es probable que el ni tí. o
experimente hacia el analista el mismo tipo de sentimientos ambi-
valentes que tiene hacia sus padres, sus tíos, sus hermanos mayo- Neurosis de transferencia
res, sus maestros, en síntesis, hacia el mundo de los adultos. Pero
también es probable que si ama a sus padres, experimente hostili- "El pequeño paciente no está preparado, como lo está el rtdulto, para reedi-
dad hacia el analista, o viceversa. Todo es posible, en la medida en tar sus vinculaciones amorosas con los padres, porque, por así decirlo, atÍn
no ha agotado la uieja edición. Sus primitivos okfetos amorosos, los padres,
que el analista es una figura más, un representante más del mun-
todavía existen en la realidad, y no sólo en la fantasía, como en el neurótico
do adulto. Es por eso que le he puesto comillas a la palabra trans- adulto. El niño mantiene con ellos todas las relaciones de la vida cotidiana
ferencia, no precisamente para enfatizada sino para mostrar la con- y experimenta todas las vivencias reales de la satisfacción .Y el desengaño. El
fusión habitual. analista compartirá con los padres el amor o el odio del niño·:
Es preciso recordar que Lacan fue el primero en señalar claramen-
te la necesidad de diferenciar entre una transferencia irnm¡inflria ;¡ Esta es su famosa formulación, que ha sido objeto de tantas crí-
una transferencia simbólica. Pero sin la menor duda Anna l~rl'tld an- ticas dc.:spiadadas a la vez que insuficientemente fundamentadas por

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parte de los analistas "puros". Cuando la transferencia es confundi- ferencia negativa en lugar de intentar dominarla o eliminarla. Como
da con cualquier forma, positiva o negativa, de manifestación afec- J¡· la dimensión del objeto es interna, y el objeto es "parcial" la inter-
tiva, es necesario ampliar, precisar, o limitar, el concepto de trans- ' pretación del odio estará por lo tanto dirigida al "objeto parcial".
ferencia. Por eso no debe sorprendernos encontrar que la fórmula No es que un niño odie a la persona del analista toda, entera, no
de Anna precisa, precisamente, la diferencia entre desplazamiento es un odio narcisista, el analista como un intruso, o como un alia-
y sustitución, a la vez que preanuncia la diferencia entre la transfe- do de los padres, que irrumpe en su vida. Es un odio objeta!. El
rencia imaginaria y la transferencia simbólica, en términos de La- analista también es un objeto, en tanto representante de un obje-
can. De allí que según ella el niño no pueda sustituir a sus padres to interno. Lo cual no quita que a través de su intenso bombardeo
por su analista, y no pueda hacerlo por estructura. interpretativo Melanie Klein se situara como una persona "total",
La solución que encontró Anna para convencer al niño de las vir- una persona grande llamada Analista que lo-sabe-todo instantánea-
tudes del análisis fue presentarse ante él como una figura poderosa, mente sobre el inconsciente. En ese sentido era más "pedagógica"
más fuerte, más inteligente, más sabia, y por supuesto m<is bené- que Anna. Si bien la boca devoradora, las heces explosivas, los be-
vola que los padres. El analista debe ser todo, todo menos una som- bés-penes, los pechos atacados, todas las interpretaciones kleinianas
bra (¿de los padres?) en el universo infantil, debe representar el lu- apuntan al lugar del objeto parcial, y al sadismo dirigida a este ob-
gar del gran Otro desde el inicio y a lo largo de toda la cura. Más jeto, nos encontramos frente a una paradoja: el analista es un ob-
aún, cuando esta termina, debe seguir funcionando como referen- jeto parcial y al mismo tiempo un Otro, un grande que sabe todo
cia, como el gran Otro que orienta al niñQ. sobre el mundo interno del paciente.
Esta paradoja hizo que para Melanie los afectos transferencia-
les fueran los mismos que el niño experimenta hacia sus padres rea-
El grande Otro les, en tanto ellos también han sido objeto de una transferencia.
Sin duda ella quería "desplazar" esa transferencia desde el exterior
El lugar de Anna Freud en la cura analítica de un niño es, literal- al interior, así como desplazarla de los padres al analista en la me-
mente, el del Otro grande gue sabe, no el de sujeto-supuesto-saber. dida en que éste, a diferencia de aquéllos, sabrá cómo interpretarla.
Más aún, con los niños ella no admitía que el analista, en el caso de No hay una neurosis de transferencia, el odio y/o el amor de transfe-
que llegue a poder ocuparlo, sea destituido de ese lugar, sea desalo- rencia son los mismos que el niño siente con sus padres, pero debe
jado de ese lugar de gran Otro. En consecuencia no pudo concebir "aprender" a reconocer que ni ellos ni el analista son sus verdade-
que el fin de la cura analítica sea una caída, una destirución y no ros destinatarios. Estos son los objetos internos.
una reafirmación del analista. Y no pudo hacerlo, más altl de cues-
tiones de índole subjetiva (como hija y analizada de Freud), por las .
razones teórico-clínicas que ordenan su concepción del an~ilisis in- Odio en la transferencia
fantil: un analista de niños no puede ser destituido en tanto los pa-
dres nunca han sido totalmente sustituidos. Podemos no acordar Los analistas lacanianos hemos señalado la importancia del ana-
con ella pero estos son los términos que debemos tener en cuenta lista en gosición de objeto, y no de persona. El sujeto supuesto sa-
para "leerla bien" y fundamentar nuestras críticas. ber no es un objeto ni un sujeto, es un sujeto supuesto al saber in-
Mclanie Klein concibe de otro modo la cura al analizar la lrans- consciente, una ficción necesaria para transferirle al analista el pro-

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pio deseo de saber del analizante. Pero no hemos abordado en pro-


sin duda allí se presentifica la nada sencilla dimensión de la agresi-
fundidad, o en extensión, la cuestión del odio en la transferencia. vidad. (18). Quizás sepan sin saberlo que la concepción de la trans-
Por otra parte, en la enseñanza de Lacan el objeto no es un objeto ferencia de Anna Freud es inquietante por la proximidad con la no-
parcial, un objeto interno, sino un objeto-causa del deseo, un ob-
ción lacaniana de sujeto supuesto saber en tanto ficción de amor.
jeto -que sin embargo no tiene la consistencia de tal- al que La-
En cuanto a Melanie Klein, no pueden no saber -aunque lo igno-
can propuso llamar "a".
ren- que si el sujeto supuesto saber va con el amor, el objeto va con
Pero para Melanie Klein, para quien los objetos sí tenían una
el odio. Lacan mismo lo decía: no hay amor "sin odio", por ende
consistencia, aunque fueran "parciales", no habría objeto sin odio,
no hay transferencia sin odio. Sin embargo, tanto lo que pasa en
el odio es correlativo al objeto parcial. Mientras que el correlato del
muchos análisis como lo que se refleja en las instituciones muestra
sujeto-supuesto-saber es el amor de transferencia, porque el Sujeto
que el tema del odio de transferencia ha sido muy descuidado por
Supuesto Saber sólo genera amor. Lacan no lo ignoraba, y por eso
muchos analistas lacanianos.
en el seminario Encore introduce la palabra "odioenamoramiento",
Ya dijimos que Anna Freud estableció que en el análisis de ni-
aunque no haya desarrollado todo el alcance de esta htzúmzmoura-
ños no habría más remedio que hacer que el superyó del niño se
tion en la dirección de la cura .. Sin duda se encontró con la para- vaya modificando por la influencia benévola del analista. Sin em-
doja de que el sujeto supuesto saber puede generar también mu-
bargo, el caso que menciona en varios capítulos de El psicoanálisis
cho odio, sobre todo si se lo confunde con el gran Otro que sabe,
del niño (19), la niña del demonio, es desde esta perspectiva, que
el que sabe todo, el que sabe m;ís.
me atrevo a proponer como lacaniano/annafreudiana, sumamente
Confusión que no sólo se produce del lado analizante, sino tam-
interesante. Al igual que ella la llamaremos "la niña del demonio",
bién del lado analista, que no pocas veces se cree el "gran" analista.
ya que Anna, tal vez siguiendo el ejemplo de Freud en sus historia-
Dicho de otro modo, si no se introduce la cuestión del odio, que-
les -excepto Dora y Juanito- no le pone un nombre ficticio sino
da renga la teoría de la transferencia -y la clínica ni qué hablar-. El
que la denomina con un genitivo.
odio no fue tomado suficientemente en cuenta, apostando a la ilu-
sión de que con el sujeto supuesto saber por un lado, y con el ana-
lista en posición de ;emblant de objeto por otro, ,la cura podía lle-
La niña del demonio
gar a su fin. En ese sentido, sin saberlo, muchos lacanianos actüan
al principio del análisis a la manera de Anna Freud sólo que, a di- Anna Freud debía observar a esta niña durante tres semanas para
ferencia de ella, postulan que en el fin de análisis el analista se re-
informarles a los padres si su naturaleza difícil era una consecuen-
vela en posición de semblant, representante de objeto-causa del de-
cia de algún defecto congénito, o si se trataba de una "neurosis par-
seo, en el punto en que cae su aparente consistencia, o sea, en el
ticularmente grave".
punto en que es desriruído y se deja destituir de su lugar de suje-
"Observándola con detenimiento, comprobé que sufría una neu-
to-su puesto-saber.
rosis obsesiva extraordinariamente grave, a la vez que conservaba
Pese a las enseñanzas de Lacan muchos lacanianos fueron, son,
una gran inteligencia y la lógica más aguda". "-Tengo un demo-
o serán annafreudianos sin saberlo. (17) Más aún, frente a los "im-
nio dentro de mí ¿puedes sacármelo?" [... ] "Me quedé atónita fren-
pases" de algunos tratamientos, recién ahora se están preguntando
te a una respuesta tan inesperada, pero luego le contesté que era po-
qué será la transferencia negativa, pero no les gusta nada, porque
sible, aunque difícil, y que si quería que lo intentase debería decir

'J2 !. 'J.1
...

cosas que no le resultarían agradables (naturalmente me refería a la sita en la que vivía una niña (dice su propio nombre). Ésta lo oyó
obligación de decirme lo primero que le pasase por la mente)" [... ] llorar, bajó a abrirle y lo dejó entrar. Desde entonces se quedó a vi-
"Si me dices que es la única manera, acepto". vir con la niña". Aquí vuelve a aparecer el sentimiento de no ser
Bien. Pero para eso hacía falta tiempo. Cuando, transcurri- querida ... representándose a sí misma en este ensueño diurno bajo
das las tres semanas, los padres vacilaron entre confiar en Anna dos aspectos, como el conejito malquerido y como la niña que tra-
Freud o buscar otros caminos, la niña se inquietó mucho y lo- ta bien al conejo, dice Anna Freud.
gró convencer a los padres de la necesidad de seguir yendo a lo Pronto el análisis le reveló su odio a la madre, contra el que se
de Anna Freud. había protegido creando su "demonio" -representación impersonal
[... ] "Cierto día me contó una lucha con su demonio en la que de todas sus tendencias hostiles- a través de fantasías transferencia-
había logrado un extraordinario triunfo y de pronto exigió mi apro- les en las que se alternaba el amor con la hostilidad. [... ] "tt't sólo me
bación: 'Anna -me dijo-, ¿no soy más fuerte que mi demonio? ¿No amabas a mí y yo sólo a ti, y siempre estábamos juntas. Todos los
puedo dominarlo sola?' No vacilé en responderle que sin duda ella demás eran muy ricos y nosotras muy pobres. No teníamos nada,
era mucho más fuerte sin mi ayuda. Después de reflexionar duran- ni siquiera vestidos ... sólo nos quedó el sofá, y en él dormíamos las
te unos instantes me dijo: "Pero es claro que te necesito para no ser dos juntas. Eramos muy felices [... ] O bien: "No le creas nada a esa
tan infeliz cuando debo ser más fuerte que él." Anna Freud, pues te miente. No te ayudará, y sólo te pondrás peor.
También te cambiará la cara, y serás mucho más fea. Ahora estás
muy cansada, quédate en la cama y no vayas a verla."
Sueños y ensueños Una vez que la analista logró convencerla de que hiciera a ha-
blar a su demonio en el análisis, la niña comenzó a expresar innu-
El análisis transcurre de allí en más entre sueños y ensueños: merables "fantasías anales", al principio vacilando, y luego cada vez
"Quisiera no haber nacido nunca; quisiera morirme. A veces me más decidida, al advertir la falta de toda censura de su parte. Poco
imagino que estoy muerta y que vuelvo a nacer como animal o a poco las sesiones se volvieron un depósito de las fantasías que la
como muñeca. Si vuelvo a nacer como muñeca, ya sé a quien qui- oprimían. "la hora que paso contigo es la hora de recreo durante la
siera pertenecer: a una niña muy buena, con la que antes estaba cual no necesito dominar a mi demonio ... pero también descanso
mi niñera. Yo sería su muñeca y no me importaría que me tratase cuando duermo". Esta liberación se manifestaba en su nueva ma-
como se trata a las muñecas. Yo sería un bebé encantador; me po- nera de ser, despierta y vivaz, dice Anna Freud.
dría lavar y haría conmigo lo que quisiera. La niña me querría por Paralelamente, también en su casa comenzó a expresar multi-
sobre todas las cosas, y si en Navidad le regalasen otra muñeca, yo tud de ocurrencias anales, hasta entonces celosamente ocultas bajo
seguiría siendo la preferida''. No es necesario agregar que dos de el disfraz del demonio que la poseía. No se privaba, al sentarse a la
sus hermanos, objeto de sus celos más violentos, son menores que mesa, de hacer comparaciones de la comida con las materias fecales
ella, dice Anna Freud. que asqueaban a todo el mundo. La niñera le advierte a la analista
"Había una vez un conejito al que su familia no trataba nada lo que está sucediendo y le pide consejo sobre la actitud a adoptar.
bien. Querían mandarlo al carnicero para que lo matara. Pero él se "Mi falta de experiencia hizo que no le atribuyera mayor importan-
enteró a tiempo. Tenía un automóvil viejísimo, pero que aún fun- cia a la situación y aconsejé no reprenderla ni reprobada, sino de-
cionaba. Se subió al auto y escapó. Así llegó a una encanradora ca- jar pasar lo que decía como si no la hubieran escuchado". Ante la

'J4 a. ')';
falta de toda censura, la niña rápidamente perdió los estribos, y no varias veces en el curso del análisis, donde los ensueños diurnos em-
vaciló en empezar a cometer todo tipo de maldades y a expresar en pezaron a revelar sus fantasías sádicas. Un ejemplo: recorría su casa
familia las fantasías, expresiones y comparaciones anales que antes de punta a punta destrozando todo lo que encontraba a su paso y
manifestaba sólo en la sesión analítica. decapitando a cuantas personas encontraba en su camino. Decapi-
Al poco tiempo esta actitud la hizo insoportable para sus fami- tar a la gente era el pasatiempo favorito del demonio, a quien ade-
liares, que uno a uno abandonaban la mesa en silencio dejándola más le gustaba comer excrementos y todo tipo de inmundicias. Has-
sola. [... ] "Mi pequeña paciente se conducía como una perversa o ta que ... "finalmente logramos que hallara el término medio entre
un adulto demente ... colocándose fuera de la comunidad humana. los dos extremos, la perversidad diabólica y la inhibición neuróti-
Yo había evitado que la castiguen y el resultado es que ahora nadie ca", dirá Anna Freud.
podía soportarla. Pero al mismo tiempo la niña se había convc"rti-
do en una diablilla alegre, juguetona y maleducada, y en modo al-
guno descontenta de sí misma, en tanto la vida familiar estaba to- Deseo del analista, demanda del paciente
talmente convulsionada", dice Anna Freud.
¿Qué hacer?[ ... ] "Hube de confesarme que cometí un tremendo Anna Freud descubrió en el amilisis de la niña del demonio, to-
error al atribuir al superyó de la niña una capacidad de inhibición dos los elementos que configuran una neurosis obsesiva grave, -cada
de sus impulsos para el que no tenía la foerza necesaria. Al mismo uno de los triunfos del demonio era seguido por ataques de angustia
tiempo había malogrado el análisis, la niña había extendido su recreo y de arrepentimiento-, la escisión de la personalidad inf.1ntil bajo
al día entero y ya no se interesaba en venir a sesión, ni traía material la presión del miedo a la pérdida de amor, las intensas fantasías in-
útil, puesto que podía descargarlo durante todo el día". (20) cestuosas con la madre, el padre y los hermanos, los deseos homici-
Anna Freud decide entonces volver a instalar el demonio. En das, etc. El caso es sin duda interesantísmo y podría dar lugar a un
primer lugar le dice a la niñera que tengan un poco más de pacien- montón de reflexiones, teóricas, técnicas, y éticas. Pero lo que aquí
cia, seguramente ella podría volver a "encaminar a la niña", pero quiero resaltar es la maniobra en la transferencia donde Anna Freud
no podía garantizarle cuánto tiempo llevaría. En la sesión siguien- reinstala la demanda, vuelve a instalar la demanda de an;ílisis, o si
te adopta una actitud enérgica diciéndole "que había roto nuestro se quiere, la responsabilidad de la niña frente a sus actos.
pacto, las dos creímos que ella deseaba contarme esas cosas para li- Este material clínico también es sumamente valioso, porque se
brarse de ellas, pero que por lo visto no era así. Por mi parte no te- ve cómo la analista está implicada, y sobre todo porque hace pre-
nía nada que objetar, pero entonces no veía para qué me necesita- sente el tema de la responsabilidad. Sin duda podemos decir dpi-
ba. Ahora le tocaba a ella decidirse". La niña, muy pálida y pensa- damente que Anna Freud se puso en una posición de autoridad, in-
tiva, vuelve a mostrar la misma comprensión que al inicio del aná- cluso de autoritarismo. Sin embargo, cuando la nena le cuenta un
lisis: "Necesito tu ayuda, si es como tú dices, nunca volveré a de- sueño y le dice que no sabe por qué en ese sueño odia tanto a su
cir estas cosas en casa''. mamá si en realidad la quiere mucho, Anna Freud le dice que ella
Nuevamente apareció su control obsesivo, y de mala y perversa, tampoco no sabe, y que sólo las asociaciones les irán mostrando a
se convirtió otra vez en una niña inhibida, taciturna, e indiferen- ambas de qué se trata ese odio en ese sueño. En ese punto no actúa
te, que cada tanto actuaba como una "posesa'' arrojándose al suelo como un amo autoritario, ni como Otro-que-sabe anticipadamen-
y gritando desaforadamente. Estas transformaciones se .~w.:~·dinon te, ni si<]Uicra hace una interpretación transferencial-quc bien po-

9(,
l ')7
día haber hecho- y el análisis continúa. ¿Continúa sólo porque ella
le impuso la demanda -este sueño fue soñado el mismo día en que
,,
la niña volvió a pedirle ayuda a Anna-, o continúa porque el ana- !W'
lista se ubica en otro lugar: no puede saber nada de antemano sin
las asociaciones del paciente?
A priori sería indecidible, sino contáramos con la secuencia aso- :1,
ciativa de la pacientita. Y estas asociaciones muestran que lo que
hizo Anna fue introducir un significante "amo" -el análisis vs la li-
bertad de hacer o decir en la casa lo que se le antoje- que se reveló
necesario para "despertar" la cadena significante. La nena -o me-
jor dicho su inconsciente- dijo "bueno", y soñó, y entonces Anna
pudo hacer un giro desde el lugar de agente de un discurso "auto-
ritario" al lugar del analista como intérprete del inconsciente.
La eficacia del análisis, depende mucho de que el analista pue-
da hacer estos giros, no a la idealización de su deseo, ni a su lu-
gar de supuesto saber, ni al de sembfant de objeto, causa del des~:o. le respo11dí que sí, que .•• me co11t~ba sus sueños y
La eficacia del análisis no está sólo en una "buena interpretación", podía, pero ella debía sus e11sueiíos diur11os. Luego
sino en la capacidad de un analista de hacer estos "pases". Sin duda co11tarme muchas cosas y
que llevaba tiempo ••.
Anna Freud lo sabía.

decía que su demo11io le


advertía, te11 cuidado co11
esa A1111a Freud ...

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iRompiste nuestro pacto! Crei
que me contabas esas cosas para
librarte de ellas, pero no es así. Por
mi parte no tengo inconveniente
pero entonces, no veo para que me
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Responsabilidad

En el psicoanálisis de niños no es frecuente que se mencione la


responsabilidad, aunque el tema de la responsabilidad sea un tema
analítico. Freud habló incluso de "la responsabilidad moral del su-
jeto frente al contenido de los sueños", no sólo de la responsabil i-
dad del sujeto frente a sus palabras, a sus actos, es decir, la respon-
sabilidad del sujeto frente a su destino, sino también frente a su in-
consciente. El tema de la responsabilidad es un tema importantísi-
mo en el psicoanálisis, un tema muy poco trabajado, en general, y
que en el análisis de niños brilla por su ausencia.
Aquí vale la pena recordar nuevamente lo que decía Lacan, que
la única diferencia entre el niño y el adulto, es si el niño puede o no
\1- hacerse cargo de su discurso. ¿Acaso no está aludiendo a la respon-
f sabilidad? La relectura de Anna Freud hace nuevamente presente,
.t no sólo la diferencia entre transferencia y neurosis de transferencia,
entre sugestión y análisis, también introduce el tema de la responsa-
bilidad. Sólo que Anna Freud no lo hacía responsable al niño sino

1 que se hacía responsable ella, como analista del niño, de los actos
del niño, siempre y cuando él se hiciera responsable de su an<ílisis.
No encontramos en Melanie Klein -por lo menos en lo mani-
fiesto- este tipo de responsabilidad, ese asumir las riendas del des-
tino del niño, pensando que el niño no es responsable, que el res-
ponsable es el analista, ni menos aún la vemos hacerlo responsable
de su inconsciente. En cambio, al considerar que el niño no es en-
teramente responsable de sus palabras ni de sus actos, en tanto d('-
pende de un superyó externo, Anna Freud propone, esto esd cla-
ro, que el analista asuma la responsabilidad. Sin embargo, en "la
niña del demonio" también la vemos hacer responsable a la nií1a
f.s:tas transformaciones se sucedieron varias veces en el curso del análisis...
de sus actos y de su análisis. En Melanie Klein no vemos para nada
Cada uno de. los triunfos del demonio era seguido por ataques de angustia o
esto, recordemos cuando Richard le dice: "¿y ahora qué vos te vas
expresiones de exagerada bondad. Finalmente pudimos encontrar el término medio
yo qué voy a hacer... " y ella le dice "no hay problema, vos ya tcnl-s
entre. la perversidad diabólica y la inhibición neurótica.
tu objeto interno bueno". No vemos una postura en la que Mcla-
nie Klein se haga responsable, pone la éuestión más dellndo dl' los
fantasmas del niño, al suponer que una vez analizado el sadismo,

102
11\l
los mecanismos de reparación van a ser suficientes como para con-
Referencias bibliográficas
trarrestarlo y permitir la sublimación.
Elizaberh Young-Rruchl. Arma fl·eud. Emecé. Bs. A~. 1991
Lo fundamental de la disputa entre Melanie y Anna, que el es- U.H.Petcrs Arma F'reud. Ed. Ralland. Paris. 1987
quema de oposiciones binarias no cuenta ni tiene en cuenta, es el Anna Freud: !'sicoandlisis del niño. Ed. Hormé. Paidós. 1989
lugar del analista en la dirección de la cura, y el lugar del niño como
Anna Freud. Elyo y los mecrmisrnos ele dcfi~nsa. Honné. Paidós (varias reediciones)
analizante, en otras palabras, se trata de importantísimas cuestio-
Arma Frcud. Norma!idrld y j>rlto!ogítl en lt1 infancia. Bueno.~ Aire~. Paidós.
nes que conciernen al tema de la responsabilidad. Pero no sólo de
Silvia Fcndrik. !'sicomuílisis pam niños. Ficción de sus orígenes. Ed. Amorrortu. Buenos
la responsabilidad del analista. Anna Freud, al menos en el caso de Aires. 1989
la niña del demonio, también apela a la responsabilidad de su pa-
cientita frente a sus actos.
El tema concierne a todos los que trabajan con niños, un rema
que se hace presente todo el tiempo, sin ser nombrado, y no hay
textos que nos sirvan de referencia. (21) Por eso, si no lo llamamos
por su nombre -responsabilidad es el que creo que corresponde- :·
'i'

no podemos reconocerlo, ni abordarlo, ni reflexionar sobre él.


Anna Freud destacó, sin duda exageradamente, la responsabili-
dad del analista en la vida del niño. A la vez que abrió una dimen-
sión que aún no ha sido aún suficientemente explorada: la respon- lr,
sabilidad del niño frente a sus actos, sus palabras, sus síntomas ... sus
padres. Como psicoanalistas no podemos considerar que el niño,
por serlo, es "irresponsable", como lo es para la ley social y jurídica,
porque si lo consideramos "irresponsable" no podemos analizarlo.
Y si no nos permitimos abordar el tema de la responsabilidad del
niño, nos guste o no, el psicoanálisis con niños será inseparable de ,¡
un accionar pedagógico, (por más que éste se disfrace de psicoaná-
lisis "puro") sobre él y/o su familia, como bien lo planteó, a gusto
o a disgusto, la tan cuestionada y controvertida Arma Freud.

104
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f
Notas del capítulo '54na Freud"

l. Una mañana la pequeña Anna había sufrido una descompostura, L17.Ón por la cual se la
había obligado a cumplir una dieta durame el resto del día. Esa misma noche se la oy6
gritar, en medio de un sueiío agitado: Arma F®ud, f"®esas, f®ambucsas" heud imer-
pretará ese sueiío diciendo que la pequeña empleaba su nombre para expresar la toma
de posesión sobre todo aquello que le resultaba deseable ... su sucrío era una manifesta-
ción contra la policía doméstica que le había prohibido comer lo que k gustaba. En !u-
troducción al psicoanálisis Freud utiliza el sueño como ilustración de la rcali·Lación de de-
seos, pero esta vez sin mencionar que es un sueiio de su propia hija.
2. En esa época estaban de moda nuevos métodos pedagógicos, como los que había impul-
'" sado María Montessori en Italia, que, sin ningün punto de cont;JCro ('On el psicoan:ili-
1' sis, revolucionaron la pedagogía tradicional introduciendo una enseríanza pcrsonalil.a-
da basada en el humanismo y la psicología en muchas escuelas privadas de toda Europa.
Es probable que el método Montessori o alguno similar se aplicar;! m la escuela privada
donde Anna l'reud ejerció como maestra.
3. Anna también asistía, aunque sin participar activamente en dlas, a las reuniones de los
miércoles, en las que se suscitaban apasionados debates clínicos, literarios y culturales.
El psicoanálisis empezaba a rallar, no sólo en la clínica sino también en la cultura. 1)es-
de 1908 se realizaban en casa de: Freud las bmosas reuniones de los miércoles, en las que
participaban no s6lo analistas, sino también gerue de la cultura, como por ('jemplo Max
Graf, el padre de Juaniro, que era un conocido musiccílogo.
4. Resulta significativo el hecho de que Anna Frcud fuera secreraria de la II'A en la misma
época en que la práctica de Lacan de las sesiones cortas y las innovaciones de Fran<;oise
Dolto en el terreno de la psicosis infimtil, hizo que ambos tireran "investigados", y final-
mente dcsaurori1.ados por la !PA en el ejercicio de la tirncil>n "diddctica". O que Win-
nicott nunca pudiera dictar su propio seminario, a pesar de que fue dos veces presiden-
te de la Sociedad Británica. Las jerarquías, la aceptación del orden establecido, los me-
canismos institucionales de valoración/exclusión se impusieron muy r:ipidamentc en la
lPA. La finalidad de controlar los excesos del !aimmw{y_re condujo a mecanismos insti-
tucionales muy rígidos que no condccían ni con la letra ni con el espíritu de Freud ni de
los pioneros del psicoanálisis,
5. Una de las pocas referencias que se conocen al ardlisis de Arma en la pluma de heud, la
encontramos en una cana que Freud le envío a Edoardo Weiss, quien lo había consulta-
do sobre la posibilidad de analizar él mismo a su propio hijo: "Evidentemente este es un
problema delicado[ ... ] con mi propia hija yo he tenido éxito (sic), pero un hijo en cam-
bio plantea problemas particulares .. , no me sorprendería que a pesar de todo usted ten-
ga éxito. Sería difícil juzgarlo desde afuera (sic) No se lo aconsejaría pero no rengo nin-
gún derecho a prohibírselo".
6. Tanto en Francia como en Argentina eran los tiempos de las luchas antiimperialisras.
T<1do lo que estuviera asociado con EE.UU. era considerado nefasto. La ideología políti-
ca no podía dejar de afectar al psicoan:ílisis, más allá de las críticas válidas que se pudie-
ran h:Kt·r a la esnrda americana.
7. Sin duda lm J'll'M'nlt"s t'stahan al tanto de que Anna había sido analizada por Freud. Y ral
V!''tllll\llllll~ t.uuhit'-n supil'l'<lll IJIII' Mdanit· había anali1ado a's11s pmpios hijm. F.l incipil'll·

111'7
l'

te psicoanálisis de niíws debía enfrentarse con este Emtasma incestuoso cuyos ecos aún es-
taban presentes, antes de desaparecer de la historia oficial. Por eso no neccsariamcnre el que se fue a EE.UU. antes de que comenzara la guerra. El hecho de que Arma apoyara a
"mal" analizada equivalía a decir o sugerir que hcud tiJera un mal analista. En todo e<1so, Hartmann no significa que coincidiera wralmenre con sus postulados sobre el yo sa11o,
¿ no había otros analistas que pudieran analizar a Anna? De hecho, también se le atribu- la autonomía del yo, el yo fuerte, etc
yó un análisis con Lou Andrcas Salomé, con quien Arma mantuvo una gran ami.srad. 14. En cierto sentido también puede considerarse "sistema" como equivalente a dogma, un
8. Es muy llamativo cómo enningúnmomenro ni Anna heud ni Mdanic Klcin dejan tras- conjunto cerrado de enunciados qu..: no está abierto a modificaciones ni da lugar a inr,·-
lucir que su práctica analítica databa de muy pocns años. Cuando Anna r'reud habla de rrogantes. Sistenu también tiene el sentido de una lectura ordenadora, que gana t:n or-
"la niña del demonio" dice "en esa época (o sea en 1925) yo no tenía la experiencia que den pero pierde en riqueza. Willy Barangn, Elsa del Valle, Michel Petot, fueron los prin
rengo alwra" (o sea en 1926) Desde sus primeras confrontaciones las dos se presentaron cipalcs autores que buscaron "sistematizar" los descubrimientos de Melanie Klein. do·
como experimentadas analistas. tándolos de coherencia y rellenando las lagunas o los saltos del discurso. El "sisrt·ma" .¡,.
9. ¿Qué es un niño? No es lo mismo d niño como futuro adulto (teorías evolutivas) <¡ue el Arma Freud en cambio no necesitó de ningún ordenamiento conceptual porque ella ti1v
niño hecho de fragmemos que se construye o reconstruye en Ll transferencia analítica. siempre muy ordenada.
No es lo mismo, conceptualmente, la hipótesis de la neurosis inbntil. que "!-lis Majcsrv 1 ). !.a ense1íanza del psicoan,ílisis de niííos en el seuo de la IPA sufi·ió variantes segün los
the baby" como paradigma del narcisismo de los padres. ·1:unpuco es lo mismo un niüo distintos países e institutos. Muy ligado al rema de la "laicidad", siendo la mayoría de los
como un ser cuyo crecimiemo es observable empíricamente que d niño romo el lugar psicoanalistas de niiws, mujeres nom~dicas. en algunos lugares se legitimó como una L'S-
donde se inscribirán las huellas que aprh~wup mostrarán sus d~ctos. l'or ühimo, no es pecialidad, (Argentina) y en otros ni siquiera figuraba en los programas oficiales de fi>r-
lo mismo el niño como equivalente Eílico o como objeto EuHasnl<Ítico, que el nifio como mación de la ll'A.
equivalente a "inconsciente". !.a fundacit\n de la.s Hampstead ( :linic por Arma Fre11d y Dorothy Burlingham, en 194 ~.
1O. En la correspondencia entre Frcud y Pfister, que era un pastor protestante con quien Frcud entre otras cosas se debió a la falta de un rL'C<HlOcimicnto "oficial" hacia los psicoanalis-
mantuvo un intercambio episrobr a lo largo de j() aríos, ambos hacen un mont<Ín de re- ras de niíms.
ferencias a la pedagogía. Entcnd iendo por "pedagogía" la misi(Ín de mi e mar a los pacien- 16. !.os dos libros de Mana Ccrl'z Amhcrtin, !.ti.< l'IICl'J' tld Supl'ryrí e Imperativos del Suj>l'r)'IÍ
tes una vez liberados sus impulsos. Pfister decía que era necesario llevarlos a la "sublima- en la clínim constituyen una rdúencia imprescindible para esrudiar en detalle bs para
ción". Freud decía que ;¡spiraha a que el lugar dclpsicmnalista no .se cohfundiera con d dojas del concepto de supcryó.
de un médico ni con el de un sacerdote, que le gustaría que exisrier'l un grupo (k profe- 17. No deja de ser soriHL'IHiente escuchar que algunos ;ulaiistas lacanianos, por indicaci<'Ht
sionales que aún no existía, los pastores de almas "probnos", que no necesitan ser médi- de Jacques Ala in M ilkr, intenten reflexionar ,,obre la transferencia negativa, citando a
cos y no deben ser sacerdotes. lal vez este grupo de profesionales "prof:mos" fueron, pur Willhcim Reich. Han encontrado que Willheim Reich en los años 20' "ya" hablaba dt·
lo menos al comienzo, en su mayor parte, psicoanalistas de niños. En sus violentos en- "transferencia negativa" ¿Y Ferenczi? ¿Y las controversias MeLmie Klein/Anna Freud? Ni
frentamientos resuenan los ecos de las polémicas, pero hasta ese mome11to pacíficas dis- noticias. ¿Y el análisis de niños? Menos aún.
cusiones, entre Freud y Pfisrer. 1R. Miller dice, por ejemplo, que un "poquito" de odio est;Í bien, pero no mucho, que inclu-
11. Maud Mannoni en cambio llegó a la conclusión de <¡u e para hacer un d iagn(ístico w- so l.acan en algún momento dijo tambi~n que un poquito de odio estaba bien, pero que
rrecto en un niüo era necesario diferenciar d símoma que tiene un valor de mensaje (a había que evitar que éste invada el an,ílisis. Por otra parte es necesario establecer las difl-··
el síntoma como respuesta a una situación f.1miliar (sin valor de
descifrar en análisis) y rencias entre odio, sadismo y agresividad, cosa que imL·ntaré hacer más adelante en el li-
mensaje). Por ejemplo, cuando se dice que el niño es "síntoma de los padres". bro dedicado a Winnicott. En las postulacinncs annafreudianas y melanickleinianas, por
ll(bis) Las palabras ele Anna Frcud provienen de sus textos, pero las he seleccionad,, (Undu- lo general, SL' usan indistintamente.
les un tono m,\s coloquial. 19. Un detalle interesante en cuanto a la sin¡,;ularidad y a la generalización: el primer lihru de
12. La consigna de l.acan ele retorno a Frcud fue porque consideraba d "nuevo psico,Hdli- Arma se llama F/ p.<icoallrílúis dcl11ilío mientras que el de Mebnie Klein. publicado rin
sis" como "otro psicoan;ílisis", es decir como un psicoardisis en el que se había perdido, co años nüs tarde, se llamad "El Psicuarúlisis de niüos".
ni más ni menos que la dimensión del inconsciente freudiano. Sin embargo, paradójica- 20. Anna Freud sostiene que la labor analítica sólo puede ser realizada en estado de in.,,ll i'·
mente, nunca dejó, aunque bien podría haberlo hecho, ele llamarlo "psico,udlisis". facción o de sufrimiento, y que esto es más válido en el análisis infantil que en el dt· adul
13. Sin duda se puede decir que la temprana inHuencia de Anna Freud en la psiquiatría ame- ros. Sin duda se trata de una opinión muy "jugada", que nada tiene que vn con la 1"'
ricana incidió en esta esquematización. Cuando finalizó la 2°guerra mundial Anna fi.rc dagogb, y que a mi parecer t;unbién merece ser incluida en d debate acrual sol m·..! t"i
invitada a dar conferencias en diferentes universidades de EE.UU. Algunos psiquiatras, coan;ílisis con niños, que suele morderse la cola en torno a cuestiones como "la dcru,ut
empezando por Leo Kanner, estaban muy interesados en los aportes del psicoanálisis de da", el "lugar de los padres", etc.
niños. No creo que pueda hacérsela totalmente responsable de las derivaciom·s posterio- 21. Por eso, a lo largo del recorrido que iremos haciendo, veremos que estl' tema se pt'L''<'Il
res que llevaron a la construcción de lm crite.rios diagrHÍsticos dL· los manrralt·s de psiqu i,, .. tifica al modo del síntoma, diciendo y callando a la vez, bajo denunciado ''tktuand;t d(·
tria (1 1SM). Ht•im. f lanmann fi1e 1111 ¡;r;m ami¡;o d,· i\nna Fn·ud, y lwnu,u'" de div.ín los padres" us "la demanda del nirio". Sería bueno poder dil(·rcnciar hie11 "dctll.lllda" )'
e' "responsabilidad", de su uso corriente L'll el discur~o jmídin>.
1

IOH .1 1()1)
,, 1

PSICOANALISTAS DE NIÑOS:
LA VERDADERA HISTORIA

Colección de 6 volúmenes

1. Melanie Klein y Anna Freud (octubre 2004)

2. Donald Winnicott y la Sociedad Británica (abrii2005)

3. Arminda Aberastury y Telma Reca Uulio 2005)

4. Frangoise Dolto y Maud Mannoni (noviembre 2005)

5. Bruno Bettelheim y el Dr. Spock (abril 2006)

6. Haciendo el amor de transferencia: Miscelánea Uulio 2006)

* * *

t
S
ilvia Fendrik -reconocida autora en la materia- brinda con esta
obra un trabajo de investigación para -de una manera amena-
conocer a quienes hicieron historia en el psicoanálisis de niños.
Por sus características se trata de un texto de indispensable consulta
para aquellas personas cuyo oficio está dedicado a explorar el incons-
ciente de los más pequeños, en un enfoque en el que se toma en cuenta el
contexto histórico del surgimiento de cada teoría contemplando ideales
culturales, y sus disputas por herencias y filiaciones teóricas.
Esta colección de cinco volúmenes da cuenta de que no se puede hablar
de Melanie Klein sin Anna Freud, de Arminda Aberastury sin Telma
Reca, de Winnicott sin las guerras matriarcales de la Sociedad Británica,
de Bruno Bettelheim sin Benjamín Spock, de Maud Mannoni y Franc;oi-
se Dolto sin Lacan y sin mayo del '68. El "otro" a quien cada uno de ellos
apunta -dardos o deudas implícitas o explícitas- condensa no sólo his-
torias personales, luchas de poder y prestigio, sino también el "Otro" de
las referencias teóricas y los ideales culturales.
En esta obra se muestra que el niño es el constructor de las nuevas socie-
dades iluminadas por el descubrimiento del inconsciente, de la sexuali-
dad infantil y del Edipo y, sobre todo, de las consecuencias de los trau-
mas en la vida adulta.
Lo que la autora nombró en un tiempo "una fórmula feliz" (extraída de
la estructura de la narrativa clásica infantil), se.ha utilizado en este volu-
men para exponer los avatares de dos pioneras: Melanie Klein y Anna
Freud, explayándose no sólo sobre las teorías de estas psicoanalistas,
sino en el choque con los demás exponentes en la materia apelando a las
ilustraciones, como en todo cuento, del dibujante Juan Pablo Presta.
Esta es una obra que encierra una realidad teórica en un marco de litera-
tura para, a partir de una mirada lúdica, poder comprender las entraña-
bles pasiones de la infancia.

ISBN 950-649-093-7

111111111
9 789506 490935
lm Letra VIVa

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