Sie sind auf Seite 1von 2

En la década de los años 50, los austriacos integraron el soporte temporal con

el definitivo utilizando varias capas de concreto neumático adicionadas de


pernos y mallas. El sistema, conocido como el NATM, tiene dos ventajas
comparado con el sistema tradicional: la una, el menor costo, y la otra, la mayor
rapidez de construcción. Pero, como en muchos casos, lo tradicional es más
seguro que lo novedoso, la aplicación del NATM ha sido limitada. Por ejemplo,
según un experto en la materia, en las principales ciudades del mundo cuyos
acueductos utilizan túneles, todos tienen concreto convencional como
revestimiento definitivo, con excepción del acueducto de Bogotá.
Una vez escogido el NATM como revestimiento de los túneles de Chingaza,
para hacerles frente a las incertidumbres del sistema se plantearon dos
estrategias: La primera, revestir en concreto convencional, durante la
construcción, todos aquellos sectores donde los expertos indicaran que era
necesario por la mala calidad de la roca.
La segunda, inspeccionar los túneles periódicamente después de iniciada la
operación del sistema, para permitir la reparación oportuna de las fallas que
pudieran presentarse en el revestimiento de concreto neumático y evitar así
que ocurrieran desprendimientos de roca de consideración. Desde un
comienzo era claro que para que la estrategia funcionara era necesario
construir el embalse de San Rafael.
El deficiente resultado de la primera estrategia quedó demostrado con el
taponamiento del túnel Chuza-Ventana ocurrido en diciembre de 1983, en que
el revestimiento comenzó a fallar apenas a los 30 días de iniciarse la operación
del sistema.
El resultado de la segunda estrategia no pudo verificarse porque las
inspecciones periódicas que teóricamente hubieran permitido prevenir el
derrumbe de abril de 1997 en el túnel Chuza-Ventana, nunca se llevaron a
cabo por la muy tardía entrada en servicio del embalse de San Rafael, cuya
disponibilidad ha debido coincidir con la iniciación del servicio de dicho túnel en
1983.
Un kilómetro del túnel se revistió con 20 centímetros de concreto para disminuir
el riesgo de derrumbes por la filtración de agua, como ocurrió en 1997. De los
40 kilómetros de conductos con los que cuenta Chingaza, ya están revestidos
18 y faltan por recubrir 22.
De los 38 kilómetros de túneles que tiene el sistema Chingaza, veinte
kilómetros operan a flujo libre (sin presión) y 18 kilómetros del tramo
denominado Chuza-Ventana operan a alta presión. Con respecto a ese tramo,
un experto le recordó a la EAAB en 1981 que este túnel es especialmente
crítico comparado con los demás túneles del proyecto por los siguientes
motivos: primero, es el único que funciona a presión, con variaciones de
presión y con flujo a través del revestimiento; segundo, es el más largo y el que
tiene más metano; por lo tanto, es el más difícil de reparar; tercero, es
imposible garantizar la estabilidad indefinida de un túnel como el de Chuza-
Ventana sin frecuente inspección y adecuado mantenimiento .
Una alternativa que se considero fue operar a presión el túnel Chuza-Ventana,
lo que disminuye su capacidad de 26 metros cúbicos por segundo a 13 metros
cúbicos por segundo, y así reducir el peligro de que se produzcan nuevos; sin
embargo, se elimino la posibilidad de traer por esa vía el agua del proyecto
Chuza Norte, que requeriría entonces un nuevo túnel para llevar sus aguas al
embalse de Tominé.
En el año 2003 un kilometro del túnel se revistió con 20 centímetros de
concreto para disminuir el riesgo de derrumbes por la filtración de agua, como
ocurrió en 1997. De los 40 kilómetros de conductos con los que cuenta
Chingaza, ya están revestidos 18 y faltan por recubrir 22.
La Administración Distrital dejó suscrito un contrato por 11 mil millones de
pesos para que en los próximos tres años entren en mantenimiento preventivo
2,5 kilómetros de los túneles a presión y en el 2005 se inicien las obras para 3
kilómetros más.
La estrategia, según el gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de
Bogotá (EAAB), Astrid Alvarez, fueaplicar concreto convencional de
revestimiento a lo largo de los túneles que conforman la estructura del sistema
Chingaza.
Las obras se realizarían cada año, durante tres meses, con el fin de evitar
alteraciones en el suministro de agua a los bogotanos. La gerente del
Acueducto aclaro que estos trabajos tenían que realizarse durante los
próximos 12 años.

Das könnte Ihnen auch gefallen