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Por ejemplo, si creemos que ciertas personas "nacen para ser líderes" debido a
sus rasgos de personalidad, necesidades u orientación, entonces se podría
seleccionar a los gerentes en parte basándonos en sus calificaciones en ciertas
pruebas. Pero si pensamos que el liderazgo consiste en habilidades o conductas
específicas, entonces teóricamente podríamos capacitar a cualquier empleado
para que sea un líder sobre-saliente. Si creemos que el buen liderazgo es el
resultado de una interacción entre ciertos tipos de conductas y aspectos
particulares de la situación, entonces podríamos elegir a cierto tipo de personas
para que sean líderes en cualquier momento dado o podríamos enseñar a los
líderes a adaptar su conducta para hacer frente a determinada situación.
La persona que reúne y llena dicha necesidad, es aquél a quien se le llama líder.
Esta persona es la que logra encauzar la actividad social y personal hacia la
realización de las metas convenidas, comúnmente llamadas valores (las
consideraciones máximas que una sociedad puede alcanzar).
¿De donde surge el líder? ¿Cómo se forma? ¿Qué tipos de liderazgo existen?
El liderazgo no entraña una distribución desigual del poder, ya que los miembros
del grupo no carecen de poder, sino que dan forma a las actividades del grupo de
distintas maneras. Aunque, por regla general, el líder tendrá la última palabra.
En los últimos cien años se han hecho muchos intentos por identificar las
características personales relacionadas con el surgimiento y el desempeño de un
líder.
Surgimiento de un líder
Las personas más inteligentes tienen más probabilidad de ser líderes que
las personas menos inteligentes.
Desempeño de un líder
Rasgos
Como en el caso del surgimiento de un líder, los individuos con alto automoni-
toreo o supervisión de sí mismos tienden a ser mejores líderes que quienes lo
hacen poco. El concepto de automonitoreo es muy interesante, ya que se enfoca
en lo que hacen los líderes y no en lo que son.
Capacidad cognoscitiva
Un meta-análisis de 151 estudios realizado por Judge et al. (2004) encontró una
correlación moderada pero importante (r = .17) entre la capacidad cognoscitiva y
el desempeño en el liderazgo. Además, el meta-análisis descubrió que la
capacidad cognoscitiva es más importante cuando el líder no se distrae con
situaciones estresantes y cuando tiene un estilo de liderazgo más directivo.
Necesidades
Las necesidades de poder, logro y afiliación se pueden medir con varias pruebas
psicológicas. La más común es el Test de apercepción temática (TAT, por sus
siglas en inglés). El TAT es una prueba proyectiva en la cual a una persona se le
muestra una serie de imágenes y se le pide que cuente una historia sobre lo que
está ocurriendo en cada una. Después, un psicólogo capacitado analiza las
historias para identificar los temas de necesidades que contienen. Obviamente,
esta técnica requiere tiempo y mucha capacitación.
Género
Como en el caso del surgimiento de un líder, los meta-análisis sugieren que el rol
del género en la eficacia del líder es complejo. Cuando se combinan todos los
estudios, parece que los hombres y las mujeres no difieren en cuanto a la eficacia
en el liderazgo. Sin embargo, los hombres fueron líderes más eficaces en
situaciones definidas tradicionalmente en términos masculinos y en situaciones
en las que la mayoría de los subordinados fueron hombres. Las mujeres fueron
lideresas más eficaces en situaciones definidas tradicionalmente en términos
menos masculinos. Aunque los hombres y las mujeres parecen ser líderes
igualmente eficaces, un meta-análisis de estilos de liderazgo indicó que las
mujeres tuvieron mayor probabilidad que los hombres de presentar conductas
relacionadas con el liderazgo de alta calidad.
Los rasgos y conductas de los líderes sin éxito no son necesariamente opuestos a
aquellos de los líderes exitosos (Hackman y Wageman, 2007). Apartándose de su
investigación para identificar las características de los líderes exitosos, Hogan
(1989) intentó identificar los rasgos de los líderes sin éxito. Se interesaba en
investigar a los malos líderes porque, de acuerdo con la investigación empírica y
los relatos anecdóticos, casi todos los empleados reportan que una de sus
mayores fuentes de estrés en el trabajo es el desempeño deficiente de sus
supervisores, su conducta extraña, o ambos.
Conveniencia situacional
La teoría situacional más conocida y más controvertida fue desarrollada por Fred
Fiedler a mediados de la década de 1960 (Fiedler, 1967). Él creía que el estilo de
liderazgo de un individuo es el resultado de toda una vida de experiencias y que,
por ello, es sumamente difícil cambiar. El modelo de contingencia de Fiedler
sostiene que cualquier estilo de liderazgo de un individuo es eficaz sólo en
ciertas situaciones. Por lo tanto, Fiedler argumentaba que en lugar de enseñar a la
gente a cambiar su estilo de liderazgo, la capacitación sobre liderazgo debía
centrarse en ayudar a la gente a entender su estilo de liderazgo y aprender a
manipular una situación de manera que ambos coincidieran.
Otra teoría situacional, conocida como teoría IMPACT, fue desarrollada por
Geier, Downey y Johnson (1980), quienes creían que cada líder tiene uno de los
siguientes estilos conductuales:
1. Introducen ideas
2. Interactúan informalmente con sus subordinados
3. Defienden y apoyan a sus subordinados
4. Asumen la responsabilidad
5. Desarrollan una atmósfera de grupo
6. Organizan y estructuran el trabajo
7. Se comunican formalmente con sus subordinados
8. Recompensan y castigan a sus subordinados
9. Establecen metas.
10 Toman decisiones
11. Capacitan a los empleados y desarrollan sus habilidades
12. Resuelven problemas
13. Generan entusiasmo
Otra estrategia que utilizan con frecuencia los líderes es la gestión mediante el
poder. El poder es importante para un líder porque conforme éste aumenta
también se incrementa el potencial del líder para influir en los demás (Nesler,
Aguinis, Quigley, Lee y Tedeschi, 1999). Los líderes que tienen poder son
capaces de obtener más recursos, dictar políticas y avanzar más en una
organización que aquellos que tienen poco o ningún poder.
En los últimos 20 años, se ha vuelto muy común separar los estilos de liderazgo
en dos tipos: transaccional y transformacional. El liderazgo transaccional
comprende muchas de las conductas orientadas a la tarea (fijar metas, monitorear
el desempeño y establecer consecuencias para el éxito o el fracaso). Se cree que
el liderazgo transaccional tiene tres dimensiones: recompensa contingente,
administración por excepción-activa y administración por excepción-pasiva.
Una habilidad vital para los líderes es la capacidad de persuadir a los demás. Los
Supervisores a menudo necesitan convencer a los gerentes de niveles superiores
de que un nuevo programa va a funcionar; los políticos requieren persuadir a
otros políticos de votar en una manera en particular, y los ejecutivos de
relaciones públicas a menudo deben persuadir al público de cambiar su
percepción de una organización o un producto.
Conclusión
Aunque son diversas y siempre con algunas variantes de un autor a otro, las
definiciones tienen un elemento en común, el liderazgo se refiere a un proceso en
el cual el líder ejerce alguna influencia sobre sus seguidores y/o subordinados.
De todo lo planteado se concluye que un individuo para ser líder debe en primer
lugar desearlo, en segundo lugar formarse para desarrollar o fortalecer sus
competencias, luego debe elegir un estilo de liderazgo que le permita obtener los
mayores beneficios de su equipo, considerando que son elementos de vital
importancia para el logro de las metas propuestas: las tareas u objetivos
planteados, la satisfacción de las necesidades de sus subordinados y el fomento
de las relaciones interpersonales.
Bibliografía
Psicología industrial organizacional, 6ta Edición –Michael G. Aamodt