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LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

La declaración de derechos fundamentales significa el establecimiento de principios sobre los


cuales se apoya la unidad política de un pueblo y cuya vigencia reconoce como el supuesto más
importante del surgimiento y formación que da a lugar a la integración de la unidad estatal.

No todos los derechos fundamentales se encuentra garantido en las constituciones del estado de
Derecho por una regulación constitucional . Estos derechos fundamentales no son, pues, según su
sustancia, bienes jurídicos, sino esferas de la Libertad, de las que resultan derechos, precisamente
derechos de defensa. Esto se ve con toda claridad en los derechos de libertad, que históricamente
significan el comienzo de los derechos fundamentales: libertad de religión, la libertad personal,
propiedad. Los derechos fundamentales en sentido propio son, escencialmente derechos del
hombre individual libre, y, por cierto derecho que el tiene frente al Estado.

Pero también los derechos del individuo en relación con otros individuos tienen que ser
considerados como auténticos derechos fundamentales, en tal caso, la necesidad de una
regulación y normación resulta del hecho de que esos derechos no quedan en la esfera del
particular, sino que contienen manifestaciones sociales tales como la libertad de asociación, tales
posibilidades de lucha, ha desaparecido el supuesto fundamental del Estado liberal de Derecho, y
entonces “Libertad” ya no significa la posibilidad de actuación, ilimitada en principio, del individuo,
sino el libre aprovechamiento de la fuerza social mediante organizaciones sindicales.

Los derechos ciudadanos democráticos no presuponen al hombre individual libre en el estado


extraestatal de “libertad”, sino al ciudadano que vive en el Estado. A estos derechos democráticos
pertenecen: la igualdad ante la Ley, el derecho de petición, el derecho de sufragio, acceso igual a
todos los cargos públicos. Tales derechos presuponen una organización estatal a la que se
incorpora el individuo titulare del derecho. Con ese, su derecho se relativiza ya. Es acondicionado y
ciertamente, por una organización que incluye al individuo, le asigna su puesto, mide y raciona su
pretensión. Cuando una ley constitucional proclama el “derecho al trabajo”, no puede pensarse
con ello en un derecho ilimitado en principio. Son ejemplos de esa especie de derechos: el
derecho al trabajo, a la asistencia y al subsidio, derecho a la enseñanza e instrucción gratuita.

La garantía institucional tiene la finalidad de hacer imposible una supresión en vía legislativa
ordinaria. La garantía institucional es por su esencia, limitada. Existe solo dentro del Estado, y se
basa, no en la idea de una esfera de libertad ilimitada en principio, sino que afecta a una
institución jurídicamente reconocida que, como tal es una circunscrita y delimitada, al servicio de
ciertas tareas y ciertos fines, aun cuando las tareas no estén especializadas en particular, y sea
admisible una cierta “universalidad del círculo de actuación”.

Dentro del estado no pueden darse derechos fundamentales de una comunidad, natural u
organizada; en estos llamados derechos fundamentales hay una garantía institucional. La familia
como tal no tiene ningún derecho fundamental en sentido auténtico. Solo puede ser
constitucionalmente protegida como institución.
Sobre la distinción entre derechos fundamentales absolutos y relativos , de estas condiciones de
absoluto y de limitado en principio no se sigue la imposibilidad absoluta de injerencias y
limitaciones. Pero estas aparecen como excepción, y ciertamente como una excepción calculable,
mensurable y controlable con arreglo al supuesto y contenido. Poor eso no pueden tener lugar,
sino a base de leyes, entendiéndose Ley, en el concepto propio dl Estado de Derecho, como una
norma General.

Las libertades individuales funcionan como controles verticales sobre el poder político. Las
garantías fundamentales son el núcleo inviolable del sistema político de la democracia
constitucional, rigiendo como principios superiores al orden jurídico positivo, aun cuando no estén
formulados en normas constitucionales expresas. A la primera categoría hay que asignar: la
protección contra la arbitraria privación de la libertad, la inviolabilidad del domicilio, la protección
contra registros y confiscaciones ilegales, la libertad y el secreto de correspondencia y de otros
medios de comunicación. La segunda categoría de las libertades fundamentales abarca todo
aquello que cae bajo el concepto de autodeterminación económica: la libertad de la actividad
económica en general, la libertad de competencia,, la libre disposición sobre la propiedad y la
libertad de contrato. Las libertades políticas fundamentales, finalmente, hacen referencia a la
participación del individuo en el proceso político, las más importantes entre ellas son las
relacionadas con la formación de la opinión pública: la libertad de asociación, la libertad de
reunión y el derecho a organizarse en grupos, el derecho de votar y de tener igual acceso a todos
los cargos. La declaración universal de los derechos del hombre de las Naciones Unidas de 1948
elevó el derecho de participar en el gobierno a la categoría de derecho fundamental clave y
decisivo en un orden social libre. El reconocimiento y la protección de los derechos y de las
libertades fundamentales son el núcleo del sistema político de la democracia constitucional. El
reconocimiento o el no reconocimiento de los derechos fundamentales están en la más estrecha
relación con el telos ideológico de los dos sistemas. En la democracia constitucional con el
desarrollo de la persona humana y de su dignidad. En la autocracia se les niega su legitimidad.

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