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Efectos del consumo de marihuana sobre la atención y memoria en la adolescencia: Articulo


de revisión1

Buitrago Herrera Carlos Alberto2

Iodice Rosario3

Especialización en psicología clínica infantil y adolescente con énfasis en psicoterapia

Universidad Católica de Pereira

Resumen
La marihuana sigue siendo la sustancia ilícita más usada en Colombia y en los últimos
años la disminución de la percepción de los riesgos de su uso, ha generado un incrementar del
consumo en los adolescentes. El uso de marihuana ha sido asociado a un detrimento de las
funciones cognitivas, desde la coordinación motora hasta los desempeños más complejos de las
funciones ejecutivas como la capacidad de recordar, de prestar atención, el control emocional y
comportamental. Los déficits han diferido en su severidad debido a varios factores entre los
cuales se encuentran: la cantidad consumida, la frecuencia, la edad de inicio, el tiempo de uso,
entre otros. Entender como el uso de marihuana afecta las funciones ejecutivas, en particular la
atención y la memoria es importante para la planificación de posibles intervenciones. Las
personas que presentan trastornos en las funciones ejecutivas producidas por el uso de
marihuana, han mostrado problemas de aprendizaje, de atención y de recuperación de
información, poniendo a estas personas en alto riesgo de fracaso escolar y de recaída en el
consumo. En el presente trabajo se ha hecho una revisión bibliográfica para identificar y
describir los efectos agudos, residuales y a largo plazo del uso de marihuana en la adolescencia,
haciendo énfasis en las funciones de atención y memoria, para argumentar sobre las posibles
implicaciones de estas alteraciones en el funcionamiento neuropsicológico.

1
Artículo de revisión para optar al título de especialista en psicología clínica. Universidad Católica de Pereira.
2
Psicólogo, especialista en gerencia de la salud pública y consejero en abuso de sustancias. Aspirante a optar el título de
especialista en psicología clínica. Universidad Católica de Pereira.
3
Asesor Psicólogo PhD.
2

Palabras Claves: Marihuana (cannabis, marijuana), adolescencia, función ejecutiva, atención,


memoria, uso frecuente de marihuana, uso crónico de marihuana.

Abstract

Marijuana remains the most widely abused illicit substance in Colombia, and in recent
years, a decline in perceived risk of marijuana use has been accompanied by a
simultaneous increase in rates of use among adolescents. Cannabis use has been shown to impair
cognitive functions on a number of levels from basic motor coordination to more complex
executive function tasks, such as the ability to remember, keep attention and control emotions
and behavior. These deficits differ in severity depending on the quantity, recency, age of onset
and duration of marijuana use. Understanding how cannabis use impairs executive function is
important. Individuals with cannabis-related impairment in executive functions have been found
to have trouble learning and applying the skills required for successful recovery, putting them at
increased risk for relapse to cannabis use. In this work, we reviewed the research on the acute,
residual, and long-term effects of adolescent’s cannabis use on attention and memory executive
functions domains, and discuss the implications for learning and treatment.

Keywords: Marijuana (cannabis, marihuana), adolescence, executive function, attention,


memory, frequent use of marijuana, chronic use of marijuana. Tipología y metodología de
trabajo

Objetivo General
Identificar los efectos del uso de marihuana durante la adolescencia sobre la atención
y la memoria, dominios de las funciones ejecutivas.

Objetivo especifico
3

Entender como la edad de inicio del consumo, la frecuencia y la cantidad de


marihuana usada afecta la atención y la memoria, dominios de las funciones ejecutivas.

Método:
Para la realización del presente artículo se revisaron 50 escritos científicos de los
cuales se seleccionaron 22 que fueron referenciados en el desarrollo del mismo. El periodo de
publicación de los artículos citados es desde el año 2008 a 2016. Todos los artículos fueron
identificados a través de las bases de datos: PUBMED y GOOGLE ACADEMIC. Las palabras
claves para la búsqueda de los artículos fueron: Marihuana (cannabis, marijuana), adolescencia,
funciones ejecutivas, atención, memoria, uso frecuente de marihuana, uso crónico de marihuana.
Los artículos estudiados provinieron de publicaciones indexadas y todos comparten los
objetivos de la revisión.

Introducción:
Según el reporte mundial sobre drogas 2016 (United Nations, 2016), emitido por la
oficina de drogas y crimen de las Naciones Unidas, por lo menos 1 de 20 adultos (15 a 64 años)
usó una droga en el 2014. El mismo informe afirma que la marihuana es la droga más usada en el
mundo, se calcula, que por lo menos 183 millones de personas (15 a 64 años) la usaron en el
2014. Se estima que el trastorno por uso de marihuana ocurre en aproximadamente 1 de cada 11
personas que la han usado alguna vez y la proporción se incrementa de 1 entre 6 personas cuando
el uso se inicia en la adolescencia. En Centroamérica y Suramérica la mayoría de países tienen
prevalencia de consumo de marihuana inferior al 5%, mientras en Norteamérica y el Caribe la
prevalencia tiende a ser superior al 15% (CICAD, Secretaria Seguridad Multidimensional, &
Organización de los Estados Americanos-OEA, 2015).
Aproximadamente el 62% de los consumidores de marihuana en Colombia son
personas entre 12 a 24 años y casi el 87% de los consumidores tienen menos de 34 años. Un 25%
de las personas que dijeron haber usado marihuana alguna vez en la vida, lo hicieron a los 15
años o antes; otro 25% empezó a consumir marihuana a los 19 años o más. El estudio también
revela que las personas que consumen marihuana en Colombia y presentas signos y síntomas de
uso problemático tienen entre 18 y 24 años (Gomez, Alfonso, Ruiz Gomez, & Bo Mathiasen,
2013).
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Reportes recientes muestran que los adolescentes están iniciando el uso de marihuana
a una edad más temprana y pocos de ellos piensan que el uso regular de Marihuana es dañino
para la salud (Meier et al., 2012).
El uso de marihuana en la adolescencia puede tener implicaciones para el funcionamiento
académico, social y ocupacional del individuo, extendiéndose hasta la adultez (Jacobus &
Tapert, 2014). Un déficit cognitivo duradero y problemas comportamentales serían
particularmente secuelas asociadas a este uso (Dougherty et al., 2013).
La marihuana es fumada comúnmente como un cigarrillo, pero puede ser ingerida
oralmente en varias comidas, tés o capsulas que son usadas como Marihuana “medicinal”,
brownies, galletas o espaguetis. Un cigarrillo de marihuana promedio incluye más o menos 20
miligramos de delta-9-tetrahydrocannabinol (THC) que se obtiene de un gramo de hojas y
capullos. Actualmente existen muchas variedades de marihuana con diferentes concentraciones
de THC. La marihuana Cannabis Sativa contiene por encima de 60 cannabinoides y otras 400
sustancias químicas incluido el benzopireno que es un conocido cancerígeno (Greydanus,
Hawver, Greydanus, & Merrick, 2013).
El funcionamiento del sistema de cannabinoides endógenos en el sistema nervioso
central, hace el estudio de la marihuana particularmente complejo. Este sistema consiste en una
red de receptores de endocanabinoides y sus ligandos. Los ligandos son moléculas que se
movilizan para unirse a proteínas localizadas en receptores específicos (receptores agonistas de
cannabinoides endógenos). Los efectos complejos de este sistema sobre las emociones y el
comportamiento cognitivo pueden ser fuertemente influenciados por muchos factores
ambientales. El contacto del THC (Cannabinoide Exógeno) con los receptores de
endocanabinoides CB1 y CB2 en el sistema meso cortical y límbico, produce euforia y otras
reacciones emocionales y comportamentales. Los receptores de endocanabinoides pueden ser
encontrados en otros órganos del cuerpo como el hígado, el sistema gastrointestinal, tejido óseo y
graso. El sistema endocanabinoide está involucrado en los procesos cerebrales de recompensa
que están relacionados con el abuso de drogas; esto incluye efectos que inducen a la recaída en el
consumo (Greydanus et al., 2013).
Los canabinoides endógenos juegan un importante papel en el control de los circuitos
neurales y estructurales (ej. corteza prefrontal, y el hipocampo) que intervienen en la atención,
memoria y otras funciones ejecutivas (FE). Estas estructuras cerebrales y sus circuitos maduran
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activamente durante la adolescencia. El THC tiene una larga vida media en el cuerpo y es
acumulado en la grasa; posteriormente es devuelto al torrente sanguíneo para ser metabolizado;
este proceso puede tomar entre 5 y 95 días en usuarios frecuentes de abundante cantidad de
marihuana. Cualquier interferencia toxica sobre el sistema endocanabinoide (THC u otras
drogas) conduciría a una variedad de dificultades neurocognitivas en atención, memoria y otras
FE aun semanas o meses después del consumo en un cerebro en proceso de desarrollo como es el
caso en la adolescencia (Battistella et al., 2014; Hooper, Woolley, & De Bellis, 2014).
La marihuana es una sustancia adictiva que al ser consumida induce pérdida del
control interno y deterioro cognitivo, principalmente en aprendizaje, atención y memoria. Los
consumidores severos tienen alteración en el sistema ejecutivo, especialmente déficits
atencionales y de memoria, lo que provoca un decremento en la flexibilidad mental, aumento en
la perseveración, así como reducción de habilidades para el aprendizaje. (Velez Garcia, Borja
Jimenez, & Ostrosky-Solis, 2010).
Aunque el uso crónico de Marihuana se ha asociado con un deterioro en el
aprendizaje, la atención, la memoria y las FE, poco se sabe acerca de los efectos de su uso sobre
otros dominios cognitivos, tales como la toma de decisiones, la cual se piensa, tiene un
importante rol en el abuso de drogas y la adicción (Velez Garcia et al., 2010).
El uso crónico de marihuana (más de 20 años) está asociado con una disminución de
funciones neuropsicológicas como el funcionamiento ejecutivo, coeficiente verbal, aprendizaje y
memoria, atención, toma de decisiones y control de impulsos. Estos déficits son todavía más
evidentes cuando el uso persistente de marihuana inicia en la adolescencia temprana (Dougherty
et al., 2013; Meier et al., 2012).
Jacobus & Tapert, (2014) y Lubman, Cheetham, & Yücel, (2015) han propuesto que a
pesar de que el uso regular de marihuana en la adolescencia podría no siempre ser dañino, este es
un período crítico, en el cual, se incrementarían los riesgos de efectos adversos por el uso de
marihuana debido a la participación del sistema de cannabinoides endógenos en el desarrollo del
cerebro. La exposición a los cannabinoides externos (marihuana) pudiera tener un impacto
disruptivo sobre el desarrollo de la materia blanca y en el proceso de la poda neuronal. Todo esto
apunta a que el uso prolongado de marihuana durante la adolescencia interferiría con el sistema
de cannabinoides endógenos alterando el proceso de maduración neuronal y produciendo una
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alteración en la morfología cerebral. Estos efectos explicarían las consecuencias adversas en la


parte cognitiva y emocional de los usuarios crónicos de marihuana.

Funciones ejecutivas: una aclaración conceptual


Antes de efectuar un análisis de las alteraciones de la atención y memoria, subdominios
de las FE, y debido a la complejidad conceptual de las mismas, en el presente trabajo se ofrece
una aclaración conceptual con la finalidad de contextualizar el uso de la marihuana en las
alteraciones neuropsicológicas a ella asociadas.
Funciones Ejecutivas es un concepto genérico usado para designar una diversidad de
procesos cognitivos hipotéticos, llevados a cabo por las áreas prefrontales de los lóbulos
frontales del cerebro que son una de las últimas zonas encefálicas en mielinizarse durante la
adolescencia temprana (Battistella et al., 2014; Goldstein & Naglieri, 2014). Los procesos
cognitivos originados en estas áreas son la planeación, la memoria de trabajo, la atención, la
inhibición, el auto monitoreo, la auto regulación e iniciación.
A pesar de que el termino FE varia ampliamente en alcance, hay muchos aspectos
comunes que se tejen a través de él. Un tema que se comparte con respecto a las FE es que estas
siguen una trayectoria de desarrollo; algunos investigadores piensan que esta trayectoria va
paralela al desarrollo de los lóbulos frontales del cerebro (Goldstein & Naglieri, 2014). Otro
aspecto recientemente desarrollado y compartido es la identificación de dos grandes categorías
que identifican las FE: las frías y las calientes. Las FE frías han sido definidas como habilidades
orientadas hacia la consecución de metas en el futuro como son: la planeación, inhibición,
flexibilidad, memoria de trabajo y supervisión, que se manifiestan y estudian en situación de
evaluación con pruebas diseñadas para tal efecto, en ambientes aparentemente
descontextualizados y faltos de emocionalidad. En contraste con este postulado, las FE calientes
son habilidades orientadas hacia metas, procesos cognitivos dirigidos hacia el futuro que actúan
en contextos donde se generan emociones, motivación y tensión entre obtener una gratificación
inmediata o esperar para obtenerla (Goldstein & Naglieri, 2014).
Para Verdejo-García & Bechara, (2010), las FE son: “un conjunto de habilidades
implicadas en la generación, la supervisión, la regulación la ejecución y el reajuste de conductas
adecuadas para alcanzar objetivos complejos, especialmente aquellos que requieren un abordaje
novedoso y creativo” (227-235). Los mecanismos ejecutivos son coordinadores de la
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información que proviene de distintas fuentes de entrada como, por ejemplo: percepciones
generadas por distintas modalidades sensoriales; actividades de procesamiento como la atención,
memoria, emociones y actividades motoras. En este sentido las FE regulan no solo la conducta
manifiesta como los pensamientos, recuerdos y afectos que promueven el funcionamiento
adaptativo.
Los mecanismos ejecutivos coordinan también la información almacenada del pasado
como mecanismos de acceso y recuperación de la información, para evaluar y anticipar los
posibles resultados de un sin número de respuestas en el futuro, por ejemplo: mecanismos de
planificación y toma de decisiones. Las FE se nutren tanto de recursos atencionales como de
recursos mnésicos, con el objeto de generar un contexto de integración de estos procesos
buscando optimizar la ejecución en función del aquí y ahora y de la previsión de los objetivos
futuros. “Las FE constituyen mecanismos de integración intermodal e intertemporal, que
permiten proyectar cogniciones y emociones desde el pasado hacia el futuro con objeto de
encontrar la mejor solución a situaciones novedosas y complejas” (227-235).

Efectos del uso de la marihuana en la atención:


Es importante aclarar que los estudios que han examinado los efectos del uso intensivo de
marihuana sobre los dominios cognitivos presentan inconsistencias. No siempre se han podido
identificar alteraciones en atención y memoria, aun cuando estas hayan sido evaluadas por medio
de pruebas psicométricas. Los cambios fisiológicos, como la sudoración, la aceleración de la
frecuencia cardiaca y algunos efectos subjetivos han podido ser medidos y considerados como
fiables biomarcadores de la intoxicación por marihuana. Esto es debido, en parte, a que los
efectos producidos por el uso de THC varían con respecto a la dosis, siendo más agudas las
alteraciones producidas por cantidades altas (Lubman et al., 2015).
A pesar de las inconsistencias en los resultados, Fontes et al., (2011) han mostrado que
iniciar el uso de marihuana antes de los 15 años puede conducir a un déficit permanente de la
atención. Estos hallazgos sugieren que usar marihuana en periodos críticos del desarrollo del
cerebro, incluida la adolescencia temprana, podría tener mayores efectos neurotóxico a largo
plazo.
Mena et al., (2013), encontraron en un trabajo realizado con grupos de escolares
adolescentes usuarios y no usuarios de marihuana en la ciudad de Santiago de Chile, a los cuales
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se aplicaron test neuropsicológicos junto a la técnica de neuroimagen conocida como tomografía


computarizada de emisión monofotónica (NeuroSPECT; desde el inglés single (photon emission
computed tomography) que los consumidores de marihuana evidenciaron menores habilidades
con respecto al grupo de no consumidores en la atención, concentración, jerarquización,
integración viso espacial, retención inmediata y memoria visual, todos procesos asociados al
aprendizaje.
Dougherty et al., (2013) y Fontes et al., (2011) han encontrado evidencias de que los
adolescentes que usan marihuana regularmente, tienen dificultades en mantener la atención por
periodos prolongados, en comparación con usuarios que usan ocasionalmente marihuana o en
comparación con personas que no hacen uso de la sustancia. Se ha visto también que los
problemas atencionales en los adolescentes persisten inclusive después de tres o cuatro semanas
desde el último consumo, aun cuando el uso haya sido hecho por un corto periodo. Sin embargo,
otros estudios sugieren que después de un periodo de abstinencia más largo el déficit cognitivo
desaparecería totalmente (Lubman et al., 2015).
El uso intenso de THC ha sido consistentemente identificado como causante de
problemas en un amplio espectro de procesos cognitivos entre los cuales se encuentra la atención
sostenida, selectiva, centrada y dividida. A este propósito Crean, Crane, & Mason, (2011) han
observado que los efectos adversos del uso de marihuana son evidentes en las habilidades
atencionales y en el procesamiento de la información, con la recuperación de estas últimas
después de un mes o más de abstinencia. No pasa lo mismo con otras FE si el uso de marihuana
ha sido abundante y crónico. Las deficiencias podrían emerger y no recuperarse con la
abstinencia, particularmente cuando el uso de inició haya sido en un periodo crítico como la
adolescencia en el cual las FE aún no han encontrado su pleno desarrollo.
Hay algunas pruebas que sugieren que el uso de abundante cantidad de marihuana
durante la adolescencia (antes de los 17 años) podría causar déficits significativos en atención y
funcionamiento académico, que se pueden mantener a pesar de prolongados periodos de
abstinencia. El presente estudio uso un modelo de cambio individual para controlar todas las
preexistencias potenciales y estabilizar en el tiempo posibles confusiones cuando se examinaron
las asociaciones casuales en dos muestras longitudinales configuradas por sexo y que fueron
evaluadas anualmente desde los 11 a los 16 años (Pittsburg Youth Study N= 479; Pittsburg Girls
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Study N= 2296). El análisis fue controlado de la influencia potencial de varios factores que
pudieran variar en el tiempo por ejemplo: Otras sustancias, pares delincuentes.
Previo el control de las posibles variaciones y confusiones aparecidas en el tiempo, los
análisis indicaron que los adolescente tienden a experimentar un aumento de los reportes de los
padres sobre atención y problemas académicos, relativos a los niveles obtenidos antes del uso,
durante los años en que usaron marihuana. Después de controlar muchas veces las confusiones
aparecidas en el tiempo, únicamente la asociación entre uso de marihuana y problemas de
atención en el grupo de mujeres aparecieron estadísticamente significativas. No hubo evidencia
que indicara que los adolescentes que usaron marihuana experimentaran persistente problemas
en atención y problemas académicos, relativos con sus niveles anteriores al uso de marihuana,
después de abstenerse del uso por lo menos durante un año.
Estos resultados sugieren que los adolescentes que se relacionan con un bajo o
moderado uso de marihuana experimentan un incremento de problemas observables en atención
y problemas académicos, pero esos problemas parecen ser mínimos y pueden ser eliminados
mediante una abstinencia sostenida (Pardini et al 2015).

Efectos del uso de marihuana en la memoria:


Según Torres & Fiesta, (2012), la memoria esta constituida por varios procesos entre los
cuales se encuentra: a) la codificación o registro, por medio del cual desde un estímulo sensorial
la información se jerarquiza en el cerebro uniéndose a los conocimientos previos de la persona
para ser asociada a modelos y estructuras conceptuales previamente adquirida; b) la
consolidación, por medio de la cual la información es repetida, bien sea por el uso, o por un re-
aprendizaje de la misma, promoviendo la creación y consolidación de nuevos circuitos
neuronales estables; c) la recuperación, que consiste en activar los circuitos previamente creados
para hacer la experiencia del “recordar”, es decir identificar como “conocida” una información y
saberla usar, contextualizar y manipularla con base a las necesidades del momento.
La memoria está a la base de muchos procesos cognitivos, su afectación
automáticamente podría alterar funciones cognitivas asociadas a ella. Según Torres y Fiesta
(2012), el uso de THC, impactaría negativamente en la memoria a corto plazo, memoria de
trabajo y la toma de decisiones. Asimismo, los cannabinoides afectarían temporalmente la
atención y la interacción entre los eventos cognitivos y la emoción.
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Adolescentes consumidores de abundante cantidad de marihuana tienen


significativamente más afectada la memoria a corto plazo, la memoria de reconocimiento y el
proceso de recuperación explícita inclusive después de 6 meses de abstinencia. Esta
circunstancia se agudiza más con el inicio temprano del uso de marihuana. Estos resultados
indican que las alteraciones de la memoria podrían ya ser una característica prominente de los
adolescentes usuarios de marihuana (Dougherty et al., 2013; Lisdahl & Price, 2012).
Con respecto a los efectos del uso de marihuana en la cognición, numerosos estudios
reportados por (Lubman et al., 2015) en su artículo de revisión han mostrado que la aguda
administración de marihuana en roedores y primates adolescentes afecta la memoria de trabajo y
la memoria a corto plazo. En estudios más recientes, donde se ha comparado el rendimiento
cognitivo en ratas adolescentes y adultas, se ha encontrado que en las ratas adolescentes se
presenta un déficit más grande y persistente en la memoria, debido a que el cerebro en desarrollo
podría ser particularmente susceptible a la exposición crónica de las sustancias químicas
presentes en la marihuana (Fontes et al., 2011; Hooper et al., 2014; Lubman et al., 2015).
Similarmente Dougherty et al., (2013), compararon el funcionamiento neuropsicológico
en una muestra demográficamente controlada de adolescentes usuarios de marihuana y un grupo
control de adolescentes no usuarios, ambos sin comorbilidad de desórdenes psiquiátricos. El
grupo de usuarios de marihuana fueron sometidos a un mes de abstinencia monitoreada y fueron
evaluados con test neuropsicológicos durante el primer día del estudio y después de la primera,
segunda y tercera semana de abstinencia. El estudio identificó que después de pocos días de
abstinencia, los usuarios de marihuana presentaron un desempeño pobre en la memoria verbal,
atención sostenida y memoria de trabajo. Después de 3 semanas de abstinencia solo el
aprendizaje verbal mejoró significativamente.
Jacobus & Tapert, (2014), en su revisión sobre los efectos de la marihuana en el cerebro
de los adolescentes, entre 14 y 16 años de edad, encontraron que el desempeño de la memoria
verbal y no verbal ambas a corto plazo, así como la memoria de trabajo era más deficiente, con
respecto a un grupo de adolescentes no consumidores de marihuana, aun después de seis meses
de abstinencia. También encontraron que jóvenes entre 17 y 21 años de edad, usuarios de
abundante cantidad de marihuana, se desempeñaron con puntuaciones significativamente más
bajas cuando las evaluaciones fueron comparadas en los mismos participantes a la edad de 9 y 12
años cuando aún no habían iniciado el consumo de marihuana.
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Es significativo que también para el componente cognitivo de la memoria se refleja la


proporción cantidad – afectación. Los autores encontraron que los desempeños cognitivos en la
memoria y las FE, de los adolescentes entre los 13 y 18 años de edad, usuarios de marihuana,
con una frecuencia de una vez por semana, fueron inferiores con respecto a un grupo control. En
esta muestra se encontró que entre más marihuana se había fumado el último mes, peor había
sido el desempeño cognitivo.
Jacobus & Tapert, (2014), en un estudio transversal con adolescentes, entre los 16 y 18
años de edad, usuarios de marihuana, encontraron que los consumidores, se desempeñaron
pobremente en evaluaciones de memoria y FE aun después de 4 semanas de abstinencia
monitoreada. Los autores examinaron también el desempeño cognitivo de un grupo de
individuos entre los 15 y 19 años de edad, en atención, aprendizaje y memoria y con más de tres
semanas de abstinencia de marihuana. Los resultados obtenidos fueron comparados con un grupo
control y se vio que el desempeño en aprendizaje y memoria alcanzaron similares niveles aun
después de tres meses de abstinencia, mientras que las diferencias en atención persistieron
(Fontes et al., 2011; Hooper et al., 2014; Jacobus & Tapert, 2014; Lubman et al., 2015).
Jacobus & Tapert, (2014), en su revisión, encontraron que los consumidores de
marihuana entre los 13 y 24 años de edad, tuvieron un desempeño más bajo en la evaluación de
la memoria inmediata y demorada, comparados con un grupo control. Se encontró también que
los adolescentes usuarios de marihuana que reportaron inicio de consumo antes de los 15 años
demostraron más pobre desempeño en las FE.
En otros estudios donde se examinó la edad de inicio del uso regular o intenso de
marihuana, se encontró que la adolescencia es un periodo donde se incrementa la vulnerabilidad
de los efectos adversos con el uso regular de marihuana. El inicio temprano del uso de marihuana
ha sido asociado con profundos efectos adversos en memoria y otras FE, inclusive cuando el uso
no ha sido muy prolongado (2,4 años en promedio) (Fontes et al., 2011; Lubman et al., 2015;
Meier et al., 2012).
Hooper et al., (2014) examinaron los resultados de la evaluación del coeficiente
intelectual, desempeño académico, atención, memoria y FE, en adolescentes con desorden por
uso de marihuana en abstinencia. La muestra fue homogenizada por características demográficas,
psicopatología y uso de sustancias. Los autores investigaron el desempeño neurocognitivo en
tres grupos: adolescentes con desorden de uso de marihuana después de un exitoso primer
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tratamiento y en abstinencia por un largo periodo, un grupo control con adolescentes con
desorden psiquiátrico sin historia de desorden por uso de sustancias y adolecentes saludables.
Los resultados mostraron que los adolescentes con historia de desorden por uso de
marihuana en abstinencia no difirieron de los otros dos grupos de control sugiriendo que el
déficit cognitivo apreciado puede estar relacionado con otros factores, incluyendo el efecto
residual de la droga, un déficit cognitivo prexistente, el uso de otras sustancias junto con la
marihuana o la presencia de alguna psicopatología. El estudio infirió que los adolescentes con
desorden por uso de marihuana, podrían no ser vulnerables a déficit neuropsicológico una vez
alcancen abstinencia de todas las drogas por al menos 30 días.
Los individuos que usan marihuana usualmente usan otras sustancias como alcohol y
nicotina que podrían también afectar sus funciones neurocognitivas. Los adolescentes
consumidores de marihuana en abstinencia, que también eran fumadores de tabaco obtuvieron
resultados bajos en la memoria sostenida y memoria de trabajo, comparados a un grupo control,
además de mostrar un retraso en la recuperación de la memoria verbal cuando se encontraban en
abstinencia de la nicotina. Según los datos investigados, entre más joven se establezca el
desorden por uso de marihuana (uso regular y uso máximo por día), más bajo será el resultado
obtenido en la evaluación neuropsicológica. La edad de inicio del desorden por uso de marihuana
y el número de cigarrillos usados por semana han sido negativamente asociado con la sumatoria
de variables neurocognitivas analizadas.
Esto sugiere que los adolescentes más jóvenes podrían ser más sensibles a tener
disfuncionalidad cognitiva. Sin embargo, dada la dificultad de aclarar las diferencias entre los
grupos, se podría especular que el cerebro adolescente podría recuperarse una vez el uso de la
droga se termine (Hooper et al., 2014).
En un estudio reportado por Meier et al., 2012, donde se midieron la asociación entre uso
persistente de marihuana y deterioro neurocognitivo y donde se quería determinar si el deterioro
estaba concentrado en los usuarios que iniciaron el consumo en la adolescencia, se realizó un
seguimiento prospectivo de 1,037 individuos desde el nacimiento (1972/1973) hasta la edad de
38 años. El uso de marihuana fue determinado en entrevistas estructuradas a la edad de 18, 21,
26, 32 y 38 años. La evaluación neuropsicológica fue conducida a la edad de 13 años antes de
que los participantes iniciaran el uso de marihuana y otra vez a la edad de 38 años después de
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que un patrón de uso había sido desarrollado. El uso persistente de marihuana estuvo asociado
con un deterioro neurocognitivo en amplios dominios.
El deterioro estuvo concentrado en los usuarios de marihuana que iniciaron su uso en la
adolescencia sin que estos pudieran restaurar las funciones cognitivas después de un periodo de
abstinencia. El deterioro neurocognitivo se evidenció especialmente en las FE, en el coeficiente
intelectual, en el aprendizaje, la atención y la memoria (Meier et al., 2012).
Schweinsburg, Brown, & Tapert, (2008), haciendo una revisión de estudios sobre la
influencia de la marihuana en las funciones neurocognitivas en adolescentes, encontraron que los
usuarios de abundante cantidad de marihuana presentaron trastornos en aprendizaje y memoria
de trabajo seis semanas después de haber interrumpido el consumo. En la misma revisión los
autores analizaron un estudio de perspectiva neuropsicológica, en el cual se pretendió analizar la
disminución neurocognitiva en adolescentes usuarios de marihuana. Se constituyeron tres grupos
de adolescentes entre los 14 y 16 años de edad, a saber: adolescentes con diagnóstico de
dependencia a la marihuana, adolescentes usuarios de múltiples sustancias con poca experiencia
con marihuana y adolescentes no usuarios de marihuana.
Las funciones neuropsicológicas de los participantes fueron evaluadas entre los dos y
cinco días después del ingreso al programa y después de seis semanas. Los resultados indicaron
que los adolescentes dependientes a la marihuana mostraron un déficit en la memoria a corto
plazo comparados con los otros grupos.
Al ser evaluados al momento del ingreso, los adolescentes dependientes de marihuana
mostraron un desempeño más pobre en la memoria inmediata y de recuerdo visual y verbal con
relación a los adolescentes usuarios de múltiples drogas con poca experiencia con la marihuana y
los adolescentes no usuarios de marihuana. Haciendo un seguimiento en la evaluación del
desempeño cognitivo de los usuarios consumidores de marihuana, se vio que estos últimos
seguían teniendo un desempeño más bajo en la memoria a corto plazo, inclusive después de seis
meses de abstinencia. Los hallazgos encontrados hicieron concluir a los autores que la marihuana
podría afectar negativamente y por largos periodos la memoria a corto plazo y el aprendizaje de
nuevas informaciones.
De la misma manera se vio que el deterioro en las funciones cognitivas se veían
mayormente afectado por la cantidad de marihuana consumida. A la hora de evaluar el
coeficiente intelectual de adolescentes, divididos en cuatro grupos entre los consumidores de
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abundante cantidad de marihuana (más de cinco cigarrillos a la semana); usuarios de pequeñas


cantidades de marihuana (menos de cinco cigarrillos a la semana); usuarios con tres o más mese
de abstinencia y no usuarios. Se vio que entre las evaluaciones realizadas cuando los usurarios
tenían entre 9 y 12 años edad (periodo previo al consumo) y las evaluaciones realizadas cuando
los usuarios tenían entre 17 y 21 años de edad (consumo de marihuana), se arrojaron diferentes
puntuaciones: los consumidores de abundante cantidad de marihuana puntuaron 4 puntos menos
en el coeficiente intelectual que los no usuarios.
Los usuarios de pequeñas cantidades de marihuana no mostraron déficit en coeficiente
intelectual. Este resultados puede indicar que el uso abundante de marihuana puede impactar
negativamente en las funciones neurocognitivas (Schweinsburg et al., 2008).
En otros estudios se encontraron resultados diferentes, los adolescentes consumidores de
abundante cantidad de marihuana se desempeñaron similarmente a los del grupo control en
pruebas de atención, memoria de trabajo, abstracción y vocabulario. Los adolescentes en
abstinencia inclusive tuvieron un desempeño similar al grupo control en todas las pruebas,
sugiriendo que el uso abundante de marihuana en la adolescencia podría no estar asociado
necesariamente con cambios neurocognitivos permanentes. Este estudio provee importante
evidencia de la posibilidad de una recuperación potencial después de tres meses de abstinencia
(Schweinsburg et al., 2008).
Schweinsburg et al., (2008), concluyeron después de la revisión realizada que hay
evidencias que sugieren la posibilidad de desarrollar anormalidades neurocognitivas persistentes
en adolescentes usuarios de marihuana. Que los déficits son sutiles y se presentan
mayoritariamente en los procesos de aprendizaje donde está involucrada la memoria de trabajo.
Que los déficits son más evidentes en las primeras seis semanas después de haber interrumpido
el consumo y que estos pudieran prolongarse hasta los tres meses. Adicionalmente se ha visto
que los adolescentes son más vulnerables que los adultos en el desarrollo de las alteraciones
cognitivas, debido a su proceso evolutivo, esto conllevaría a la posibilidad de experimentar un
déficit permanente en la función de la memoria (Schweinsburg et al., 2008).
Según Gruber, Sagar, Dahlgren, Racine, & Lukas, (2012), relativamente pocos
estudios han examinado la relación directa entre la edad de inicio del uso de marihuana y el
desempeño cognitivo. Se ha visto que cuando el uso de abundantes cantidades de marihuana
ocurre en edades tempranas (antes de los 15 años) los usuarios pueden experimentar alteraciones
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estructurales en los lóbulos frontales con una afectación importante de las FE. Fumadores de
marihuana que iniciaron su uso antes de los 15 años se desempeñaron significativamente peor en
una batería de test neuropsicológicos que requerían FE y atención sostenida con respecto a un
grupo control de no usuarios de marihuana o que iniciaron el uso después de los 16 años de edad.
Bajo estas condiciones los usuarios de marihuana puntúan significativamente más bajo
que un grupo control que no hace uso de marihuana o que la consuma en pocas cantidades,
cuando se usan baterías neuropsicológicas que miden la atención, la memoria y las FE. Además,
se ha visto que el uso de abundante cantidad de marihuana deteriora la memoria, la atención, el
control inhibitorio, las FE y la toma de decisiones y que estos efectos pueden persistir más allá
de la intoxicación aguda, durando días, semanas o meses.
Al analizar todos estos hallazgos, se concluye que el inicio temprano, así como la
frecuencia del uso y la cantidad consumida pueden tener efectos negativos y duraderos en el
desempeño cognitivos de las personas (Shrivastava, Johnston, & Tsuang, 2011).
Finalmente Dervaux, Krebs, & Laqueille, (2014), analizaron los resultados de nueve
estudios longitudinales en la población general y encontraron que el uso de marihuana estaba
asociado con un incremento del riesgo dos veces mayor de tener déficits cognitivos en atención,
memoria episódica, memoria de trabajo y las FE; al mismo tiempo de tener desordenes
psicóticos, particularmente esquizofrenia. Estos desordenes han sido relacionados con la
duración, frecuencia, dosis y edad de inicio del uso de marihuana. Los déficits cognitivos
podrían desaparecer con una abstinencia prolongada, pero las anormalidades podrían durar más
tiempo en sujetos que empezaron a usar marihuana antes de los 15 años. La interacción del THC
con los receptores en el cerebro, podría interrumpir las últimas etapas de la maduración del
encéfalo e incrementar la insurgencia de psicosis durante la adolescencia.
En un estudio longitudinal analizado por Dervaux, Krebs, & Laqueille, (2014), en el cual
se monitorearon adolescentes con desorden de uso de sustancias hasta la adultez temprana, se
encontró que después de 8 años de uso de marihuana se identificó un déficit de memoria viso
espacial y otras FE. (559-74)
16

Conclusiones
El propósito de este estudio ha sido realizar una revisión de 22 artículos científicos, con
la finalidad de identificar y describir los efectos adversos que el uso de marihuana produce en la
atención y en la memoria en los adolescentes.
Luego del análisis de los hallazgos encontrados en los artículos analizados, se puede
concluir que la marihuana es una sustancia que afecta el comportamiento y las funciones
cognitivas de las personas a cualquier edad. El uso de marihuana a una edad temprana como la
adolescencia genera mayores riesgos de producir alteraciones en la estructura y funcionamiento
del cerebro, especialmente en funciones neuropsicológicas como la atención (sostenida,
selectiva, centrada y dividida) y la memoria (a corto plazo, prospectiva, de evocación y de
trabajo). La cantidad, frecuencia, cronicidad de uso y edad de inicio del consumo afectan de
forma significativa la atención y la memoria, teniendo mayor riesgo de producir alteraciones a
largo plazo.
El uso temprano (antes de los 15 años) de marihuana, genera trastornos en los dominios
de las FE, entre ellas atención y memoria. Estos trastornos aparecen como consecuencia del
consumo agudo o crónico, y tienden a ser más permanentes en personas que consumieron
abundante cantidad de marihuana, durante periodos largos y con una mayor frecuencia. Es
relevante mostrar que estos trastornos no aparecen tan acentuados en individuos que iniciaron el
uso después de los 16 años, lo que indica que la edad de inicio del consumo es determinante
como marcador para inferir el potencial daño neurocognitivo. Los usuarios de marihuana que
consumieron dosis moderadas y con menor frecuencia recuperaron su capacidad atencional y de
memoria después de algunos días, semanas o meses de abstinencia.

Discusión
Después de revisar la literatura contenida en los 22 artículos, se puede afirmar que el
uso de marihuana en la adolescencia es perjudicial para el desempeño cognitivo. Déficits sutiles
en la memoria de trabajo y en los procesos atencionales han sido observados en jóvenes
consumidores de abundante cantidad de marihuana por lo menos 6 semanas después de haber
suprimido su uso, a pesar de que estos déficits podrían no durar más de tres meses.
Adicionalmente parece que los adolescentes son más vulnerables al impacto neurológico del
consumo de abundante cantidad de marihuana con respecto a los adultos. A pesar de que los
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adolescentes consumidores de abundantes cantidades de marihuana, han mostrado un detrimento


cognitivo comparados con los no consumidores o los consumidores moderados, no está
totalmente comprobado que el uso de marihuana cause o contribuya a estos déficits.
En muchos casos, el deterioro ha sido asociado a un uso abundante y regular de
marihuana, mientras que un uso moderado, inclusive si fuera crónico, ha sido relacionado a una
menor afectación de la disfunción neurocognitiva. Sigue siendo poco claro si el solo uso de
abundante cantidad de marihuana sea perjudicial para el funcionamiento del cerebro. Por lo
general muchos consumidores de marihuana han experimentado también con el alcohol, la
nicotina y otras drogas, por lo tanto, es difícil determinar la influencia única de la marihuana en
los procesos cognitivos. El uso del alcohol, por ejemplo, es prejudicial inclusive en pequeñas
cantidades, si asociado con el uso de marihuana, comprometería la interpretación de los
resultados de las pruebas psicométricas, porque no sería claro cuáles de las dos sustancias
habrían generado el déficit. Aunque difícil a nivel experimental, porque no refleja la vida real, lo
ideal sería trabajar con muestras de adolescentes mayormente representativas y que hicieran uso
solamente de marihuana.
Es importante aclarar que la vulnerabilidad de los adolescentes frente al uso de
marihuana y a su impacto es un tema que aún no está totalmente resuelto. El cerebro del
adolescente podría ser susceptible al daño por uso de marihuana debido al proceso de
neurodesarrollo presente en esta etapa evolutiva, los daños podrían ser mayores y a largo plazo si
el uso fuera en grandes cantidades y prolongado en el tiempo, dado que la continua exposición a
cannabinoides exógenos impactarían negativamente en la maduración cerebral. Aun así, a la hora
de hacer análisis de resultados y formular conclusiones, no hay que descartar la posibilidad que
la exacerbación de los resultados obtenidos, pudiera ser relacionada también con los cambios
hormonales presentes en la adolescencia, así como patrones alterados del sueño, incremento de la
búsqueda de sensaciones y comportamientos de riesgo y cambios en el ambiente social. Todo
esto podría repercutir en los cambios observados en el funcionamiento cognitivos de los
consumidores de marihuana.
Los hallazgos de esta revisión deben llamar la atención a las autoridades encargadas de
diseñar políticas preventivas en el área de la salud pública y la educación, conducentes a evitar el
consumo temprano de marihuana entre los niños y los adolescentes en Colombia. La aprobación
reciente por el congreso de la republica del uso de marihuana con fines médicos, ha generado un
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clima de aceptación generalizada del consumo de la misma y la sensación de que su uso ya no es


tan perjudicial como hasta ahora se había creído. Nada más alejado de la realidad.

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