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DEFINICIÓN DE ALTERIDAD

Lo primero que vamos a hacer es determinar el origen etimológico del


término alteridad que ahora nos ocupa. En este sentido tenemos que
establecer que procede del latín, concretamente de la palabra “alteritas”, que
es fruto de la suma de dos componentes: “alter”, que puede traducirse como
“otro”, y el sufijo “-dad”, que se usa para indicar “cualidad”.

Alteridad es la condición de ser otro. El vocablo alterrefiere


al “otro” desde la perspectiva del “yo”. El concepto de alteridad, por lo
tanto, se utiliza en sentido filosófico para nombrar al descubrimiento de la
concepción del mundo y de los intereses de un “otro”.
La alteridad hay que entenderla a partir de una división entre un “yo” y
un “otro”, o entre un “nosotros” y un “ellos”. El “otro” tiene
costumbres, tradiciones y representaciones diferentes a las del “yo”: por eso
forma parte de “ellos” y no de “nosotros”. La alteridad implica ponerse en
el lugar de ese “otro”, alternando la perspectiva propia con la ajena.
Es decir, la alteridad viene a ser una buena muestra de interés por
comprenderse. De ahí que se encargue por fomentar tanto el diálogo como
los acuerdos e incluso las vías de paz a cualquier posible conflicto.

Precisamente por todo lo que es y lo que significa, normalmente cuando se


habla de alteridad también viene a la mente otro concepto, el de otredad. A
veces se emplean como sinónimos, no obstante, este último tenemos que
decir que es aquel término que se utiliza para expresar que cuando una
persona está entablando una conversación con otra lo que hace es adueñarse
de ella. ¿Cómo hace eso? Recurriendo a frases habituales como “si yo fuera
tú lo que haría sería…”.

Precisamente por lo que significan, por los valores que expresan y


transmiten tanto la alteridad como la otredad se usan en determinados
ámbitos de estudio como, por ejemplo, la Historia o la Antropología. Y es que
sirven para entender las posturas de unas partes u otras en cualquier
acontecimiento o hecho.

Esto quiere decir que la alteridad representa una voluntad de


entendimiento que fomenta el diálogo y propicia las relaciones pacíficas.
Cuando un hombre judío entabla una relación amorosa con una mujer
católica, la alteridad es indispensable para entender y aceptar las diferencias
entre ambos. En cambio, si se registra una escasa alteridad, la relación será
imposible ya que las dos visiones del mundo sólo chocarán entre sí y no
habrá espacio para el entendimiento.
La alteridad también puede entenderse a un nivel más amplio. El encuentro
entre dos países o dos pueblos implica poner diferentes formas de vida frente
a frente. Si hay voluntad de alteridad, la integración podrá ser armónica, ya
que cada pueblo respetará las creencias del otro. Ese diálogo, por otra parte,
enriquecerá a ambos. En cambio, si no hay alteridad, el pueblo más fuerte
dominará al otro e impondrá sus creencias. Eso ocurrió, por ejemplo, a partir
de la llegada de los conquistadores europeos a América.

Algunos estudiosos, como sería el caso de Adrián Vázquez Fernández, han


considerado que básicamente existen tres tipos de alteridad: alteridad
política, alteridad ética y alteridad ético-política.
Significado de Alteridad
Como alteridad se denomina la condición o estado de ser otro o de ser
diferente. Como tal, se aplica al descubrimiento que del otro hace el él y a toda la
amplia gama de imágenes y representaciones del otro y del nosotros que esto trae
consigo.
La palabra, como tal, proviene del latín alterĭtas, alteritātis, que a su vez deriva del
latín alter, que significa ‘otro’.

Para la filosofía, la alteridad es lo contrario a la identidad y, en este sentido,


puede ser definida como la relación de oposición que se registra entre el sujeto
pensante, es decir, el yo, y el objeto pensado, o sea, el no yo. Así, la alteridad es
el principio filosófico que permite alternar o cambiar la propia perspectiva por la del
otro.
En este sentido, la alteridad implica que un individuo sea capaz de ponerse en el
lugar del otro, lo cual posibilita que pueda establecer relaciones con el otro
basadas en el diálogo y la conciencia y valoración de las diferencias existentes.

Así, según la alteridad, para constituir una individualidad es necesaria, primero, la


existencia de un colectivo, pues el yo existe a partir del otro y de la visión de este.
El otro permite que el yo pueda comprender el mundo a partir de una mirada
diferente en relación con la propia.

De hecho, uno de los principios de la teoría de la alteridad es que el yo, en su


forma individual, solo puede existir a través del contacto con el otro, pues el ser
humano, como sujeto social, tiene inherentemente una relación de interacción y
dependencia con el otro.

De allí que se afirme que la diferencia constituye la base de la vida social y de sus
dinámicas y, al mismo tiempo, la fuente de sus tensiones y conflictos.

Alteridad en Antropología
La antropología, cuyo objeto de estudio es el hombre y sus aspectos biológicos y
sociales, es conocida por ser la ciencia de la alteridad, pues básicamente se
enfoca en el estudio de las diferencias que existen entre las diferentes culturas y
etnias, es decir, del otro. De allí que la alteridad tenga un papel fundamental en
esta disciplina.

Cómo citar: "Alteridad". En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/alteridad/


Consultado: 10 de abril de 2018, 05:07 am.
Otros significados y conceptos que pueden ser de su interés

Alteridad viene del [latín] alter ("otro"),significando el "otro" de entre dos términos y por tanto
es traducible de modo menos opaco como otredad. Considerado desde la posición del "uno"
(es decir, del yo) es el principio filosófico de "alternar" o cambiar la propia perspectiva por la
del "otro", considerando y teniendo en cuenta el punto de vista de quien opina.
Su uso actual se debe a Emmanuel Levinas, en una compilación de ensayos bajo el
título Alteridad y Trascendencia.
El término “alteridad” se aplica al descubrimiento que el “yo” hace del “otro”, lo que hace surgir
una amplia gama de imágenes del otro, del “nosotros”, así como visiones múltiples del “él”.
Tales imágenes, más allá de las diferencias, coinciden todas en ser representaciones más o
menos inventadas de personas antes insospechadas, radicalmente diferentes, que viven en
mundos distintos dentro del mismo universo.
La alteridad hay que entenderla a partir de una división entre un “yo” y un “otro”, o entre un
“nosotros” y un “ellos”. El “otro” tiene costumbres, tradiciones y representaciones diferentes a
las del “yo”: por eso forma parte de “ellos” y no de “nosotros”. La alteridad conlleva ponerse en
el lugar de ese “otro”, alternando la perspectiva propia con la de lo demás.
Esta filosofía de la alteridad representa una voluntad de entendimiento que fomenta el diálogo
y propicia las relaciones pacíficas.
Si hay voluntad de alteridad, la integración podrá ser armónica, una persona podrá respetar a
otra, un pueblo a otro, y ese diálogo, enriquecerá a ambos. En cambio, si no hay alteridad, la
persona o el pueblo más fuerte domina al otro y terminará por imponer sus creencias. Es
darme lugar a mí como otro de mí mismo, no lo que a veces entendemos como alteridad que
más bien es narcisismo que aborda esta visión como el darle lugar a los otros, es decir “yo”
soy por encima de los otro y les doy su lugar.
La alteridad es por tanto una ruptura con la mismidad, supone acabar con la existencia de “lo
otro”, para aceptar la existencia de diversos mundos, dando cabida a la diversidad.
Entendemos la alteridad como el principio filosófico de "alternar" o cambiar la propia
perspectiva por la del "otro", considerando y teniendo en cuenta el punto de vista, la
concepción del mundo, los intereses, la ideología del otro; y no dando por supuesto que la "de
uno" es la única posible.
Son muchos los grandes filósofos del siglo XX que han entendido la alteridad como una
manera de estar en el mundo y cómo nos relacionamos los seres humanos. Uno de los más
influyentes ha sido Jean Paul Sartre que ha tratado la alteridad de un modo transversal en
todas sus ideas respecto al ser humano. Algunas de estas disertaciones de Sartre en torno a
la alteridad difieren del concepto de alteridad aceptado por la mayoría, una cosmovisión que
no cae en la idea de que el sujeto pensante no puede afirmar ninguna existencia salvo la suya
propia que defiende el individualismo, pero tampoco cae en un realismo a ultranza del
concepto clásico de alteridad en el que se basan muchos dogmas religiosos y corrientes
filosóficas.
Sartre efectivamente, afirma la existencia del otro, pero lo reconoce situado, mediatizado por
el mundo. Asimismo, defiende la existencia del otro como constitutiva de la identidad propia, la
libertad del otro es el soporte de mi esencia “¿Por qué iba a querer apropiarme del prójimo
sino, justamente, en tanto que el prójimo me hace ser? (Sartre,1954: 228) igualmente,
“Nuestra esencia objetiva implica la existencia del otro y, recíprocamente, la libertad del otro
funda nuestra esencia.” (Sartre,1954: 231).1
Sartre no niega la existencia del otro porque es evidente su papel en la constitución del ser
como persona, pero afirma que tampoco debemos empoderar al otro, a tal punto que nos
cosifique, que nos anule, porque eso significaría renunciar a la libertad; el otro extremo sería
objetivar el alter ego y negarlo también, como en el caso del sadismo, pero sería también
convertirnos en un objeto que oprime. Afirma que es necesario el punto medio, tal vez, un
nosotros que involucre a la propia persona y, los otros. Para ello es necesario un compromiso,
donde sin negar mi libertad yo ceda parte de ella, para construir horizontes comunes. Además,
nos advierte Sartre que “toda situación humana, a más de ser compromiso en medio de los
otros es experimentada como nos” (Sartre,1954: 259).
Por otra parte, Miguel de Unamuno establecía una distinción tripartita entre lo uno y lo otro que
sustituía la "neutralidad" por la "alterutralidad" o neutralidad activa.2

Índice
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 1[Alteridad y educación]
 2Bibliografía en español
 3Referencias
 4Léase también

[Alteridad y educación][editar]
Focalizando más el concepto de alteridad en la educación es necesario profundizar más en su
interrelación, cómo a partir de la alteridad en la educación podemos combatir las
desigualdades y trabajar como bien proponía Paulo Freire desde las diferencias. Educación
nacida de una pedagogía de la emancipación partiendo de la alteridad y las particulares de
cada persona.
El ideal de educación universal parece la utopía a alcanzar en nuestra sociedad siempre y
cuando el modelo propuesto nazca desde las diferencias, se constituya desde la legitimación y
reconocimiento de todas las identidades, no siendo así se incurre en el error de prácticas
sociales excluyentes eliminando las diferencias e imponiendo un modelo “normalizado”
desintegrador, donde todos los alumnos y alumnas deben alcanzar las mismas expectativas
esperadas. Debemos partir de las diferencias evitando las relaciones asimétricas y la
homogeneización, estamos en una sociedad donde las diferencias se asocian al déficit, a la
desviación de la norma, estigmatizando y etiquetando a los sujetos.
“En los últimos tiempos, bajo discursos aparentemente progresistas, el argumento sobre las
diferencias ha sido y es sutilmente reemplazado por el discurso de la diversidad, escondiendo
renovadas políticas de homogeneización”. (Fernández, 2008: 343)
Si nos seguimos centrando en las diferencias es porque realmente existe un grupo dominante
que define un modelo único y determina las reglas del juego, resignándose a la existencia del
otro pero exponiéndolo a una situación de desigualdad e inferioridad, excluyéndolo y
apartándolo. En el espacio educativo se puede resumir de la siguiente manera: “En la
institución educativa las diferencias se inscriben en relaciones de poder y saber, instalando la
clasificación de los estudiantes y ejerciendo mayor control y regulación de la alteridad a través
de la predicción de trayectorias escolares vinculadas con el fracaso escolar, atribuido a causas
propias y naturales (Kaplan, 1997 citado en Fernández, 2008: 344).
Y no solo eso, no únicamente se excluye sino se fomentan actitudes que retroalimentan esta
situación a través de la competitividad, la rivalidad y la individualidad entre el grupo de iguales.
Pensar en una pedagogía de las diferencias implica una visión de la educación desde su
carácter político y ético, como Paulo Freire apuntaba desde su papel transformador. El
aprender a ser y el transmitir empieza desde la relación dialógica, desde la reflexión sobre las
relaciones con el mundo y la inserción crítica en él; el verdadero papel del educador/a tiene
que nacer desde la intervención docente solidaria. Ser un guía y acompañante que incite a la
interrogación, proveedor de criterios para la opción pero nunca desde la imposición, tomando
la causa del otro - educando - como propia y poder colocarse en su lugar. El educador/a debe
brindar su apoyo para transformar la dependencia hacia el proceso de reflexión y la acción
autónoma, fomentar la capacidad de diálogo y reflexión crítica para que el otro pueda definir y
sostener decisiones responsables.
La educación es el lugar de la relación, del encuentro con el otro. Por encima de contenido y
otras historias, es su razón de ser. Necesitamos una educación que se nutra de la experiencia
y de la alteridad, que nos permita vivir el encuentro con el otro desde la vivencia, desde el
sentir, desde la sensibilidad, desde las posibilidades de ser cada uno y cada una, en
verdadera democracia y libertad.

Bibliografía en español[editar]
 Aguilar, J.M. (1992). Trascendencia y alteridad. Estudio sobre E. Lévinas. Universidad de
Navarra, Pamplona, ISBN 8431311800

 Sartre, J. P. (1954). El ser y la nada. Ediciones Iberoamericana. Buenos Aires.


 Skliar, C. (2003). ¿Y si el otro no estuviera ahí? Notas para una pedagogía (improbable)
de la diferencia. Editado por Miño y Dávila editores. Madrid.
 Fernández, M. (2008). Hacia una pedagogía de las diferencias desde los aportes de la
propuesta de Paulo Freire. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. (CLASCO)
Buenos Aires. Disponible en:
http:bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/campus/freire/31Ferna.pdf
 Ferrer, J. (1998). Metafísica de la relación y de la alteridad. Persona y Relación. Colección
Filosófica nº 137. Editado por Ediciones Universidad de Navarra (EUNSA). Navarra.
Del latín alter (el “otro” desde el punto de vista del “yo”), alteridad es un
principio filosófico por el cual se cambia la propia perspectiva, la del yo, la
posición de “uno” por la del “otro”, considerando el punto de vista, la
ideología, los intereses y concepción del mundo del “otro”, dando por
supuesto y teniendo en cuenta que la posición propia o la de “uno” no es la
única posible. El concepto de alteridad aparece con el descubrimiento que
hace el “yo” del “otro”, con lo que surge una amplia diversidad de imágenes
del otro, representaciones del “nosotros” y múltiples visiones del “yo”.
Alternar es cambiar la perspectiva propia por la ajena, teniendo en cuenta
su punto de vista; no se trata de cambiar de opinión ni de convicciones, sino
de contemplar la posibilidad de otras miradas. Más allá de las diferencias,
todas las imágenes del “otro” conviven en mundos diferentes inmersos en el
mismo universo. Representaciones imaginarias de personas radicalmente
distintas, antes insospechadas. La alteridad que plantea la psicología social
y la filosofía, implica una división entre el yo y el otro, entre el nosotros y el
ellos, división en la que “el otro” o “los otros” tienen distintos intereses,
distintas costumbres, distintos hábitos y tradiciones a las del “yo”, por lo que
es necesario ponerse en su lugar (empatía) para comprender y tener en
cuenta su perspectiva. Reconocer la alteridad manifiesta la voluntad
existente para el entendimiento, propiciando el diálogo, la comunicación, el
respeto y las relaciones pacíficas. Por ejemplo si deciden unirse en
matrimonio dos personas con creencias religiosas distintas, es necesario
que exista alteridad para aceptar las diferencias que hay entre el hombre y
la mujer. En caso contrario no habrá punto de encuentro para el
entendimiento y una relación armoniosa será dificultosa. Del mismo modo
los países con culturas distintas deben reconocer la alteridad para respetar
la ley, creencias y cultura del otro. De otro modo el país más fuerte se
impondría sobre el otro aniquilando sus costumbres culturales como ocurrió
con los países conquistados en América Latina. Significados relacionados
Relaciones humanas Relativo Sexo Diversidad Extrospección Formato para
citar (APA) “Alteridad” (s/f.). En QueSignificado.com. Disponible en:
http://quesignificado.com/leyenda/ [Consultado: 10 de abril de 2018].

Fuente: http://quesignificado.com/leyenda/

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