Sie sind auf Seite 1von 17

Auge y ocaso de la primera sociedad minera de

América. Santo Domingo 1503-1520


Résumés
Con la llegada en 1502 de la expedición pobladora de Nicolás de Ovando termina en La Española la
época de los experimentos colombinos y empieza la construcción de la primera sociedad colonial del
Nuevo Mundo, cuyo objetivo es la búsqueda y explotación del oro. La afluencia de los inmigrantes es
masiva hasta el 1510, cuando la producción aurífera de la isla llega a su cumbre. La industria minera
está apoyada sobre los hombros de los Taínos, quienes se extinguen rápidamente. Con la caída de la
mano de obra taína, y el agotamiento de los depósitos, se disminuye también la producción aurífera,
que en la segunda década del siglo está superada por la de Puerto Rico y Cuba. A partir de los años
Veinte, la producción casi termina y la sociedad minera de La Española se evoluciona en una sociedad
agro-pecuaria. Contemporaneamente la mayoría de los españoles, a quién la industria minera no ha
llevado el deseado enrequecimiento, retoma la emigración y va a conquistar las otras tierras del
Nuevo Mundo.
Plan
La Española y la « fiebre del oro»
Estimación del número de pobladores a La Española a principios del siglo XVI
Motivos de la emigración y direcciones aternativas: Africa, Italia, Andalucía oriental,
América
La escasa emigración minera
La economía minera de La Española: la fundación de ciudades y el trabajo indígena
Agotamiento de las minas de oro y la transición a la agricultura
Haut de page

intégral

La Española y la « fiebre del oro»


1La Española, la primera tierra conquistada en el Nuevo Mundo, es también la primera tierra en
ofrecer la imagen familiar de la fiebre del oro, imagen que ha caracterizado a América hasta el siglo
XIX, con la carrera hacia los campos auríferos de California y Alaska. Desde el principio, en la isla del
Caribe, la psicología particular de buscador de tesoros ha definido el ambiente. Su ciudad capital,
Santo Domingo, cuya misma fundación estaba vinculada a la explotación de las nuevas minas de
Haína, ofrece, come dice Erwin Palm:

 1 Palm, Erwin W., Los monumentos arquitectónicos de la Española, 2 vols., Ciudad Trujillo, República(...)

“el espectáculo peculiar de la ciudad del oro que luego tantas veces había de repetirse en la historia
de la colonización de América... La fortaleza de las minas viejas de San Cristóbal, al otro lado del río
Haína, una especie de faro de la fortuna, ya que edificada de piedra aurífera, fue bautizada Torre de
Oro, quizá no sin el recuerdo de su compañera sevillana.”.1

2Los españoles se trasladaron en la isla como buscadores de fortuna, sin intención de quedarse.
Tesoros, esclavos o metales monetarios constituían la materialización de la fortuna de los
conquistadores. La Española fue el primer ejemplo de frontera inestable que atraía a los desarraigados
que llegaban para enriquecerse rápidamente, para escapar de las limitaciones de la vida en su lugar
natal y para progresar sin industria ni competencia. La actitud imperante en la isla era la disposición a
partir en cuanto se presentaran nuevas oportunidades en otra parte.

 2 Excelentes síntesis del primer periodo de la historia de la isla Española se encuentran en Cassá, R (...)

3Ovando logró estabilizar la población española de la isla, vinculándola a las villas que fundó en 1504
y 1505. Pero las villas eran siempre provisorias, porque lo que atraía a los vecinos no era la
agricultura, sino el oro y los repartimientos de indios. El oro, la búsqueda y la producción del preciado
metal, fue el aliciente que permitió a los españoles emigrar a La Española. Mas el oro no era
inagotable y no era inagotable la mano de obra gratuita constituida por los míseros Taínos con la
consiguiente emigración hacia nuevas tierras con las mismas promesas de riquezas ‘fáciles’.2

Estimación del número de pobladores a La Española a principios


del siglo XVI
4Con la llegada en 1502 de unos treinta navíos con alrededor de 2.500 españoles bajo el comando de
Nicolás de Ovando termina en La Española la época de los experimentos colombinos y empieza la
construcción de la primera sociedad colonial del Nuevo Mundo, cuyo objetivo es la búsqueda y
explotación de oro. Las autoridades reglamentan minuciosamente las actividades de extracción,
fundición y circulación del preciado metal. La afluencia de los inmigrantes, procedentes sobre todo de
Andalucía, es masiva hasta el 1510, cuando la producción aurífera de La Española llega a su cumbre.
Para esta época Las Casas nos da una población de diez o doce mil españoles.

 3 Rodríguez Morel, GenaroCartas del Cabildo de la Audiencia de Santo Domingo en el Siglo XVI, Santo (...)

5Estas son las cifras que normalmente encontramos en los estudios sobre La Española en la primera
década del siglo XVI. Precisamente vamos a hablar de estas cifras. Además, ¿es masiva la emigración
desde España hacia el Caribe en estas primeras décadas del Quinientos? Como escribe Genaro
Rodríguez Morel,3es muy poco probable que llegaban estos 2.500 españoles, según la estimación de
Bartolomé de las Casas a la Española y también tenemos que matizar la posible llegada masiva de
españoles en la primera década del siglo XVI.

 4 León Guerrero, María Monserrat, El segundo viaje colombino, Valladolid: Universidad de Valladolid,(...)

6Estimar la población europea de la isla Española en las primeras décadas después del Descubrimiento
no solo es difícil por la falta de datos fiables sobre inmigración en la isla sino también por carecer de
datos del retorno a España. Además, había pobladores que no se quedaron en La Española pero se
fueron a buscar su fortuna en otras partes del Caribe. Los datos del segundo viaje de Colón son
indirectas, los datos de los salarios de la ‘corte‘ de Colón.4 Lo único que se podría afirmar es que
Colón llegó en 1493 a España y salió de nuevo a las Indias a finales de este año. Es decir, que solo
podían haberle acompañado desde Barcelona donde Colón se encontró con los Reyes Católicos algunos
aragoneses mientras la gran parte de los estimados 1.200 pasajeros, aunque carecemos de datos
sobre su origen geográfico, tendrían que haber salido de Sevilla y su inmediato entorno por la falta de
tiempo de poder preparar un viaje de este índole. La flota de Ovando está algo mejor documentada
pero también para esta flota existe el problema de llegar a un coeficiente fidedigno de pasajero por
tonelada porque es tan elevado que confirma lo que muchas estimaciones suponen silenciosamente
que los españoles podrían aguantar un número de incomodidades difíciles de imaginar cuando hubiera
alguna promesa, por virtual que fuera, de riqueza o tesoro. Las estimaciones de Las Casas de 10 a 12
mil habitantes en la Española en 1510 son un claro ejemplo de la sobrevaloración del número de
pobladores españoles.

 5 Thomas, Hugh, El imperio español. De Colón a Magellanes, traducción Victor Pozanco, Barcelona, Plan (...)

 6 Gil, Juan, ‘Emigrantes a la isla Española en 1506’,Anuario de Estudios Americanos, 2006, vol. 63,2(...)

7En estas estimaciones se olvida también que el número de pasajeros que llega a La Española puede
ser menos que los embarcados en España por naufragio o por fallecimiento durante el viaje por mar.
La flota de Ovando experimentó una tormenta en que una carabela ‘La Rábida’ de 160 toneles se
naufragó con sus 120 pasajeros a bordo. En esta misma tormenta la tripulación de las otras naves de
la flota se vio obligada a lanzar el cargamento por la borda. Todos los barcos se dispersaron y gran
parte de los cofres aparecieron en la costa andaluza.5 En 1506 el bachiller Bernardino de la Isla,
clérigo presbítero, vecino de La Aldehuela en la provincia de Salamanca, pagó 2.000 maravedíes
(mrs.) por el flete de dos líos y una caja que había de llevar “ençima de cubierta”.6 Muchos pasajeros
en la flota de Ovando perdieron de esta manera sus líos, cajas y cofres en la tormenta en el camino
hacia las islas Canarias. Quizá fuera esta pérdida de cargamento también la causa de la alta
mortandad entre estos pasajeros una vez trabajando en sacar y cavar oro en la isla por las hambres
que sufrían. La agricultura de La Española aún no podía alimentar a todos los inmigrantes y las
reservas de alimentos se agotaron más rápido de lo previsto por la tormenta. Según el relato de
Bartolomé de las Casas sobre lo que pasó con los integrantes de la flota de Ovando murieron mucho
“más de mil de los dos mil quinientos y los quinientos con grandes angustias, hambres y necesidades
quedaban enfermos”. Las Casas repite este argumento cuando los supuestos labradores de Antequera
llegaron a la isla en 1521 con el fraile dominicano:

 7 Citado en Rodríguez Reyes, Pedro Samuel, ‘Fray Bartolomé de las Casas, Luis de Berrio y los labrado(...)

“Llegados a esta isla y ciudad de Santo Domingo, donde tuvieron mayores peligros y trabajos, porque
los oficiales del rey no habían recibido cédula tampoco alguna del rey, ni mandado, porque el clérigo
[Casas] no la había enviado por la razón dicha, ningún remedio se les dio ni tuvieron, sino morirse
muchos dellos y henchir los hospitales de los demás…”.7

 8 Mena García, Carmen, ‘Preparativos del viaje de Diego de Nicuesa a Tierra Firme, Revista de Indias,(...)

 9 Arranz Márquez, Luís, ‘Emigración española a Indias. Poblamiento y despoblación antillanas’,Améric (...)

8¿Pero estos posibles factores demográficos negativos serían suficientes para explicar que la
emigración desde España podía ser muy numerosa y que una vez en el Caribe disminuyó
enormemente a causa de enfermedades, naufragios, cosechas insuficientes, hambres y accidentes por
desconocimiento de los territorios que descubren? El reclutamiento para las expediciones en Tierra
Firme de Diego de Nicuesa y Hojeda8 de más de mil personas se realizan en muy poco tiempo en La
Española a finales de 1509.9 Una clara indicación de la sobrepoblación de La Española pero ¿tanta
como parecen indicar las estimaciones de Las Casas?

Motivos de la emigración y direcciones aternativas: Africa,


Italia, Andalucía oriental, América
9Hay que estudiar también la emigración a las Indias en estas primeras décadas después del
Descubrimiento dentro del conjunto de las corrientes migratorias españolas en esta época para poder
poner en perspectiva el posible número de emigrantes a las Indias y los motivos de la decisión de ir
en busca de la fortuna. La crisis de subsistencias de 1503-1508 no parece haber tenido gran influencia
en las conquistas casi continuas en el norte de África y en Italia, al contrario, parece que haber sido
motivo de empuje a la emigración. La situación socioeconómica castellana no podía ser más
dramática. De 1502 a 1508 las cosechas de cereales fueron catastróficas, sucediéndose año tras año
sin ninguna recuperación; la tasa sobre el trigo que se estableció en 1502 tuvo efectos negativos y
quien tenía grano lo guardaba, a pesar de la vigilancia que se ordenó. Andrés Bernáldez nos explica
cómo la tremenda escasez de cereales propició un mercado negro a altísimos precios, llegándose a
pagar la fanega de trigo a mil maravedís, entre 1504 y 1507, cuando la tasa lo había regulado a 110 y
en una cosecha abundante rondaba los 100 maravedís. El hambre, en especial durante 1506, fue
haciéndose general:

“despoblábanse los lugares e las villas e dexadas sus casas e naturalezas se ivan los onbres e las
mugeres de unas tierras en otras, con sus hijitos a cuestas, por los caminos, a buscar pan, e con otros
por las manos muertos de hanbre; demandando por Dios a los que lo tenían, que era muy grand dolor
de ver. Muchas personas murieron de hanbre, y eran tantos los que pedían por Dios en cada lugar,
que acaescían llegar cada día a cada puerta veinte o treinta pobres, onbres y mugeres y muchachos.
Comían carne y pescado, yervas e frutas, cuando lo podían aver, sin pan, en lugar de pan; de donde
quedaron infinitos onbres perdidos y en pobreza, vendido cuanto tenían para comer”.

10Como consecuencia sobrevinieron las enfermedades y durante 1507 hubo gran mortandad en
Castilla y León,

 10 Bernáldez, Andrés,Memorias del Reinado de los Reyes Católicos, edición de Juan de Mata Carriazo, M (...)

“e moríanse por los caminos e por los montes y en las campiñas, y no avía quien los enterrase. Huian
los unos de los otros, y los vivos de los muertos, y los vivos unos de otros, porque no se les pegase.
Moríanse tanbién muchas gentes de hanbre. E acaescía hallar muchas mañanas en la plaza de Sant
Francisco de Sevilla hallar diez, doze, veinte e treinta pobres muertos de pestilencia e hanbre, y
enterrávanlos todos juntos en un hoyo”.10

 11 Martínez Torres, José Antonio Prisioneros de los infieles. Vida y rescate de los cautivos cristiano (...)

11El hambre empujaba a la emigración, pero los españoles de los comienzos del siglo XVI tenían
varias alternativas: el reclutamiento para poblar las Indias estaba en plena competencia con el
reclutamiento de soldados. Los portugueses, supuestamente también reclutando soldados andaluces,
conquistan en 1502 Mazagán [El Jadida], un puerto en la costa marroquí, y de 1504 a 1508 se
producen las conquistas de Tanger, Agadir y Safi. Entre tanto, el Gran Capitán Gonzalo Fernández de
Córdoba conquista en 1503 en reino de Napolés con un contingente de soldados españoles. En la costa
norteafricana toma el duque de Medina Sidonia el presidio Cazaza. Y los castellanos ocupan Mers-el
Kebr en 13 de septiembre de 1505, para continuar en 1508 con la conquista del Peñon de Vélez de la
Gomera por Pedro Navarro y el año siguiente Orán el 17 de mayo que lleva finalmente al tratado de
Sintra con los portugueses sobre las fronteras africanas entre España y Portugal. En 1510 siguen la
conquista de Bugia, el 5 de enero, la de Tripoli, el día de Santiago, el 25 de julio y la de Peñon de
Argel. Los españoles sufren una derrota en Djerba con la pérdida de 4.000 soldados
españoles.11Todas estas conquistas prometían grandes botines para los soldados como los logrados
en la conquista del Reino de Granada y podían ser igual o hasta más atractivos para los españoles que
la emigración a las Indias donde las riquezas aún eran más imaginarias que reales.

 12 Archivo General de Indias, Sevilla, AGI,Indiferente General, legajo 1221 s/n, 12 de agosto de 15 (...)

“yten si saben que al tpo que thenian los dhos capitanes allegado muncha cantidad de jente con la
nueba de la guerra de granada y benida de la exselençia de don juan de austria se yban todos y
dezian que thenian mejores yndias y mas çerca y sin pasar la mar ni dexar de comer pan ni de beber
bino y ansi en dibersas vezes y lugares y tpos seles deshazia la jente que thenian lebantada digan lo
que saben”.12

 13 Ladero Quesada, M.A, ‘La repoblación del reino de Granada anterior al año 1500’, Hispania, 1988, vo(...)

12Parece pues que ir a conquistar en las Indias era una segunda opción cuando hubiera posibilidades
dentro de la Península misma de lograr botín. Un motivo fundamental para no meterese en aventuras
indianas pero si en aventuras granadinas era seguir comiendo pan y bebiendo vino. Esta motiviación
para evitar el viaje a las Indias durante la segunda Guerra de Granada no habría diferido mucho al
decidir su participación en la primera Guerra de Granada. Al mismo tiempo de los primeros viajes a las
Indias la repoblación de Granada consumó, según Ladero Quesado, en los años noventa del
Quinientos otros 40.000 pobladores que se establecieron en el Reino de Granada después de la
conquista procedentes de otras partes de Castilla.13 Parece pues, que la crisis en la primera década
del Quinientos forma más bien un empuje para el reclutamiento de soldados y probablemente también
para los emigrantes que podían escapar así de la miseria en España.

 14 Mena García, ‘Preparativos del viaje de Diego de Nicuesa a Tierra Firme’, p. 298.

13Tanto los que buscaban soldados como los que buscaban pobladores solían pasar a su tierra natal o
vecinal para buscar a la gente y emplear sus redes sociales para animar a sus paisanos de alistarse en
esas aventuras. La expedición de Diego de Nicuesa a Tierra Firme tenía problemas para encontrar los
200 pobladores por los que tenían permiso real. A última hora, agosto de 1509, y en vista que en la
capital hispalense no consigue con hacerse con la gente necesaria porque poco antes había salido el
virrey Diego de Colón con su flota de nueve naves y un numeroso contingente, comisiona a un
labrador de Écija, llamado Juan Carmona, para que contrate en su localidad de origen hasta cincuenta
personas dispuestas a acompañarle en aquella aventura. El flujo migratorio de los ecijanos a las
nuevas tierras parece que no cesa. Meses atrás el alcalde mayor del virrey Colón Marcos de Aguilar,
acababa de reclutar también en Écija un buen número de vecinos y familiares.14 En este mismo año
de 1509 había salido la flota del virrey Diego Colón y además había competencia de reclutamiento de
Cisneros para la conquista de Orán.

14En los documentos conservados sobre la preparación de esta expedición de Cisneros se recomienda
reclutar para la expedición gente procedente de la baja Andalucía como más diestra y acostumbrado a
guerrear en África y en tierra de moros:
 15 Citado en Joseph Pérez,Cisneros el cardenal de España, Madrid, Santillana Ediciones Generales S.L.(...)

“Otrosí, que la gente que ha de ir en esta armada, es necesario que sea de Xerez de la Frontera y del
Puerto de Santa María y de Cáliz y de San Lúcar y de la costa de la mar, porque en estos dichos
logares lo tienen por uso de ir á África y saltear y correr la tierra y […] tomar navíos de los moros en
la mar; entre los cuales hombres y gentes en los dichos logares hay adalides que desde Bugía hasta la
Punta de Tetuan, que es cabe Çebta, no hay lugar cercado ni aldea ni […] valles ni sierras ni puertos
ni desembarcaderos ni atalayas […] adonde puedan ofender y hacer guerra que ellos no lo sepan
cómo se ha de saber; y son tan diestros, que muchas veces saltan en la tierra de los moros á tentar y
á espiar, y están dos días y dos noches con concierto de su navío ó navíos, y después los tornan á
recoger á su salvo con toda discreción”.15

 16 Ibid., 154-155.

15Parece que Cisneros al final no sigue estas recomendaciones y recluta, sobre todo, personas de su
Arzobispado. En todos los pueblos de España se predica la guerra contra los infieles para que se
alisten los que lo deseen. Cisneros pone a disposición de la empresa un verdadero ejército reclutado
por sus propios medios; la gran masa de los combatientes la formaron labradores de las tierras de
Toledo y Guadalajara. Por fin, en la primavera de 1509, se reúne en Cartagena una armada de 10
galeras, 80 naos y otras muchas embarcaciones menores para el transporte de un ejército de 10.000
piqueros, 8.000 escopeteros y ballesteros, 2.000 jinetes de caballería pesada y ligera.16 Suponemos
que también hubiera andaluces entre este hueste por sus experiencias en guerras costeras en el
Mediterráneo.

16También Bartolomé de las Casas encontró problemas en reclutar labradores para su particular
proyecto de colonización de las Indias por la oposición de los señores. Según nos cuenta Las Casas,
entre los pueblos donde mayor número de gente se apuntó para la emigración hallábase:

“Berlanga, que sin entrar en ella, teniendo la villa 200 vecinos se inscribieron más de 70 dellos, y para
inscribir, entraron en el cabildo secretamente por miedo al Condestable…”

 17 Giménez Fernández,Manuel, Política ininicial de Carlos I en Indias, Sevilla, CSIC, Escuela de Estu (...)

 18 D’Esposito, Francesco, ‘Portuguese settlers in Santo Domingo in the Sixteenth Century (1492-1580)’, (...)

17Que un señor se opone a la salida de casi la mitad de toda una villa no me parece muy inverosímil,
pero sí dice también algo sobre la forma de gobernar sus tierras. Además, Las Casas no quería
reclutar labradores cuando no le diese una cédula para dar de comer a los labradores un año como se
había prometido. Sin esta cédula, entonces perecieran, y en cualquier tiempo perecerán los labradores
que a estas tierras vendrían, si de comida y de posada y de cura carecieron. Su asistente en el
reclutamiento el capitán Luis de Berrio pidió muchas veces licencia al fraile dominicano de irse al
Andalucía, precisamente a Antequera, donde estaba casado.17 Al final de Berrio va a Antequera y
recluta allí 217 pobladores que al parecer no eran los labradores que Las Casas tenía en mente.
Paulatinamente se cambia el corto plazo de los mineros y lavadores de oro por el largo plazo para
poder fundar lugares con un objetivo más duradero. En los años veinte del siglo XVI ya se buscaban,
sobre todo, en las islas Canarias a colonos con experiencia en establecerse en tierra extraña y que
también buscaban mayores subsidios de la corona para poder tener mejores oportunidades de
establecerse y colonizar la tierra.18

La escasa emigración minera


 19 Juan Gil, ‘La gente de Ovando en los protocolos hispalenses’, Anuario de Estudios Americanos, 2006,(...)

 20 Gil, ‘Emigrantes a la isla Española en 1506’, pasajero n° 196.

 21 Giménez Fernández,Política ininicial de Carlos I en Indias, I, p. 581-597.

 22 Boyd-Bowman, Peter,Indice geobiográfico de más de 56 mil pobladores de la América hispánica I. (14(...)


 23 Ibid., pasajero n° 2664.

18Reconstruir la emigración minera a La Española es aún más difícil. Es posible pensar que los
mineros a la salida son contados, pero se vuelven tales a la llegada. En los protocolos de 1502 figuran
dos mineros y cuatro lavaderos de oro19 y en 1506 existe una sola alusión a lavar oro en el contrato
de Martín Bogado, vecino de Bollullos de la Mitación, hijo de Fernando Bogado: con Martín de Gamboa,
“así en cavar e sacar oro como en todas las otras cosas que vos me dixeredes e mandardes”. 20 Sin
embargo, había más contratos para cavar y sacar oro con trabajadores.21 Parece que la mayoría de
los pasajeros de la flota de Ovando se convierten rápidamente en mineros, pero su número será difícil
de calcular. Tampoco la emigración conocida para la época de 1492 a 1519 que ha estudiado Boyd-
Bowman ofrece muchas noticias sobre mineros, lavadores de oro y plateros. El mayor número de
mineros se registra en 1514 en que 14 mineros van a La Española y en tres años, 1495, 1512 y 1513,
se ha localizado un escaso cinco mineros al año. Pero sí hay indicaciones sobre la movilidad geográfica
de los mineros. Por ejemplo Gutierre de Badajoz va a Santo Domingo en 1512 y en 1514 es
encomendero de Buenaventura. En 1519 está en la isla de Cuba para unirse a la hueste de Hernán
Cortés para la conquista de México en 1520. Es capitán en el sitio de la ciudad de México en 1521 y se
vuelve vecino de la ciudad de México. En 1525 ha vuelto a ser minero. Otros también siguen un
itinerario similar de primero emigrar a Santo Domingo y después a Puerto Rico o Cuba para
encontrarse en 1519 y 1520 en la conquista de México.22 Diego de Castañeda que acompaño a fray
Bartolomé de las Casas a Indias en 1519, él mismo dice que se fue en 1517, a México en 1521,
conquistador de Mechoacán Xipotecas y Motín y los Yepes, era de los primeros descubridores de
minas. En 1547 reside en Minas Zumpango.23

Mineros, lavaderos de oro y plateros a las Indias, 1492-1519

Año Número

1495 5

1496 -

1497 -

1498 1

1499 -

1500 -

1501 1

1502 1

1503 -

1504 -

1505 -

1506 -

1507 -

1508 1

1509 1 (a Puerto Rico)


1510 3 (2 a Puerto Rico)

1511 2

1512 5 (1 a Cuba y otro a Tierra Firme)

1513 5

1514 14

1515 1

1516 -

1517 1

1518 2

1519 1

Total 44

Fuente: Boyd-Bowman, Peter, Indice geobiográfico de más de 56 mil pobladores de la América


hispánica I. (1493-1519), México, Fondo de Cultura Económica, 1985.

 24 Ibid., pasajero n° 1201.

19De todas formas estos 44 trabajadores de oro serán demasiado pocos para esta época porque bajo
la apariencia de otras profesiones se escondió el verdadero motivo para pasar a las Indias. Como por
ejemplo Juan del Puerto que en 1512 va a Tierra Firme que dice ser “hombre de la mar y minero” una
combinación de profesiones no muy obvia.24 Las indicaciones de profesión de minero en España no es
una indicación del número de los mineros que se fueron. En la Española todo el mundo se volvió
minero por ser una profesión que no necesitaba mucha especialización porque era una minería fluvial
y garantizaba los mayores ingresos a corto plazo.

 25 Gil, Juan, ‘La gente de Ovando en los protocolos hispalenses’.

 26 Gil, Juan, ‘Emigrantes a la isla Española en 1506’, los pasajeros n°. 15, 31, 131 y 133.

20Y los ingresos a corto plazo eran necesarios para extinguir las deudas contraídas a la salida. En
1502 había 41 contratos de préstamos por un valor total de 420.241,5 mrs. Sin incluir a los préstamos
a los maestres de las naos ni a los de Luis de Arriaga a sus colonos. Estos créditos tenían que pagarlo
en un plazo de 8 a 31 días después de la llegada a La Española y si no hubieran hecho el viaje tenían
que saldar la deuda en un plazo de dos a seis meses o un plazo variable que terminaba en
Navidad.25 El reclutamiento para las Indias de labradores no era tan exitoso como los reyes querían.
Luis de Arriaga no logra reclutar a 200 labradores sino sólo a unos 35 que figuran todos en la lista de
pasajeros con una deuda con Luis de Arriaga por la compra de una o dos botas de vino. Estos créditos
ascienden a 44 botas de vino por un total de 86.380 mrs. En 1506 sólo había nueve contratos de
préstamo incluyendo cinco contratos para pagar el flete, contratos que faltan en el año de 1502. Por
otra parte en 1506 había cuatro pasajeros que llevan mercancías sin que se mencione préstamo
alguno.26 En medio de los años de crisis, el año de 1506, el crédito casi desapareció mientras parece
que para muchos pasajeros aún no se habían acabado los medios económicos para poder financiar un
viaje a las Indias. El argumento que no se levanta tanta acta ante notario por la crisis no parece válido
al menos para este año 1506 en que más de 253 pasajeros dejaron sus huellas en los protocolos, un
número parecido al año 1502.

La Española en 1508. Mapa procedente de la Biblioteca Universitaria de Bolonia


Agrandir Original (jpeg, 2,5M)

La economía minera de La Española: la fundación de ciudades y


el trabajo indígena
21La geografía urbana de La Española fue determinada por el oro. Los hermanos Colón, avanzando
desde el efímero asentamiento de la Isabela hacia los sitios auríferos indicados por los indios,
encontraron los placeres de Cibao y de San Cristóbal. Para su explotación fundaron las ciudades de
Concepción de la Vega, Bonao y Santo Domingo, en la banda central de la isla. Después de su llegada,
a partir de 1504, el governador Nicolás de Ovando, el funcionario que logró establecer un gobierno
estable en la isla después los inconcluyentes tentativos de Colón y de Bobadilla, conquistó la partes
occidental y oriental de La Española.

 27 El mapa está encuadernado con un ejemplar de la edición del De Orbe Novo Decades de Pedro Martir de (...)

22Ovando fundó otras ciudades en los lugares de mayor presencia indígena, para permitir la
utilización de la población local en la producción aurifera o en el abastecimiento de los centros
mineros. La red de ciudades de la Española se puede observar en el mapa de Andrés Morales, un
marino a quien en el 1508 el gobernador encargó el periplo de la isla para llegar a un correcto dibujo
de su territorio. Hay dos copias – ligeramente diferentes entre ellas – de ese mapa: la primera
guardata en la Biblioteca Colombina de Sevilla y la segunda, aquí reproducida, en la Biblioteca
Universitaria de Bolonia. El mapa fotografa presumiblemente la situación del 1508 y presenta quince
ciudades embellecidas con imaginarias torres y murallas, en el estilo medieval español.27

 28 Sauer, Carl O.,Descubrimiento y dominación española del Caribe, México, Fondo de Cultura Económica (...)

 29 Ibid., p. 296.

23La distribución de las poblaciones españolas indica en lineas generales la geografía económica de la
isla en su momento de mayor auge económico, de 1505 a 1508.28 Santo Domingo, confirmada como
capital, poseía un cómodo puerto y se hallaba en uno de los extremos de un buen camino terrestre
que cruzaba la isla hacia el norte, pasando cerca de los dos campos auríferos. Era, además, el eje de
los caminos que llevaban hacia el oeste, hacia Xaraguá y Maguana. Buenaventura y Concepción eran
los cuarteles generales de la minería y lugares de almacenamiento del oro producido. Hubo un
renacimiento del campo aurífero del Cibao, que mantenía a Concepción, ya explotado en tiempo de
Colón. Sauer opina que mineros españoles con experiencia estaban trabajando nuevamente en las
toscas excavaciones de años anteriores para sacar el oro finamente diseminado.29 Concepción,
Santiago y Bonao tenían excelente terreno para conucos, donde se producía el pan de cazebe, el
principal alimento de los indígenas, buenos campos de pastoreo para los crecientes rebaños ganado.
Las siete nuevas villas del oeste eran ventajosas, sobre todo como fuentes de mano de obra para los
distritos mineros. Hubo un breve periodo de actividad minera en la zona montañosa, a espaldas de
Puerto Real, incluyendo el descubrimiento de cobre.

24Las dos villas del sureste tenían la ventaja de terrenos muy estimados por su producción de cazabe,
que se cargaba en barcos o se transportaba por tierra hacia la capital y las minas. También estaba en
lugar conveniente para enviar cuadrillas de trabajadores a las minas.

Ciudades de La Española y vecinos titulares de encomienda (1514)

Ciudades Vecinos

Santo Domingo 201

Concepción de la Vega 82

Santiago de los Caballeros 49

Puerto Plata 20

Salvaleón de Higuey 45

Azua 25

Buenaventura 65

Bonao 42

Puerto Real 36

Lares de Guahaba 23

San Juan de la Maguana 45

Santa María de la Vera Paz 48

Salvatierra de la Sabana 22

Villanueva de Yáquimo 35

Total 738

Fuente: Nuestra elaboración de los datos ofrecidos por Moya Pons, Frank,Después de Colón. Trabajo,
sociedad y politica en la economia del oro, II ed., Madrid, Alianza, 1987, p. 99-118; Arranz Márquez,
Luís, Repartimientos y encomiendas en la isla Española, Madrid, Fundación García Arévalo, 1991, p.
529; Mira Caballos, Esteban El Indio Antillano: repartimiento, encomienda y esclavitud (1492-1542),
Sevilla-Bogotá, Muñoz Moya, 1997, p.122-9.

 30 Ibid. p. 297.
25Carl O. Sauer ha ilustrado las características de los depósitos auríferos de las islas del Caribe.
Según el escribe, el oro de las islas se hallaba en forma de placeres, producto del trabajo de la
intemperie y la erosión sobre las montañas, recogido en cauce de los arroyos, y ocasionalmente como
residuo en un manto rocoso en desintegración. En el largo proceso de desgaste de las montañas,
trozos de oro pesado e inerte quedaban atrapados en algunas laderas bajas por los depósitos de
pequeños arroyos. Las llamadas minas eran bancos sumergidos (significado original de la palabra
"placer") bajo agua o aluvión. Las zonas productivas eran pocas, de escasa extensión y poca
profundidad.30

26El trabajo para la producción del oro fue proporcionada casi totalmente por la población indígena.
Los españoles empleaban a los indios fundamentalmente para lavar las arenas y gravas auríferas, y
hacer otros trabajos pesados en los campamentos. Los caciques y sus súbditos fueron adjudicados, en
números estipulados, a los colonos o vecinos para que prestaran servicio a éstos, sus encomenderos.
Aunque la isla no estaba totalmente explorada en los años 1504 y 1505, las poblaciones indias que
vivían en los cacicazgos fueron repartidas por aquel tiempo entre los españoles. La destrucción de la
vida política de la sociedad india no fue, sin embargo, acompañada por la destrucción de su estructura
social. La clase dominante Taina fue hecha responsable del servicio de los indios que estaban bajo su
mando y, por otra parte, los caciques continuaron ejerciendo su autoridad sobre sus súbditos. Esta
autoridad consistía en hacer cumplir las órdenes españolas, tan contrarias a sus costumbres y manera
de ser; ello condujo a la desintegración de la sociedad nativa y a la completa extinción de la población
originaria.

 31 Zavala, Silvio, ‘Los trabajadores antillanos en el siglo XVI’, en Idem,Estudios indianos, México,(...)

27Sin embargo, la encomienda no fue la única institución para el aprovechamiento de la fuerza de


trabajo indígena: junto a los indios encomendados – ¡teóricamente libres para la legislación indiana! –
había indios esclavos – capturados en guerras muchas veces iniciadas precisamente para hacer
esclavos – y los llamados ‘naborías’, la clase servil de la sociedad taína, originariamente adscrita al
servicio doméstico de la nobleza indígena y después pasada al servicio de los encomenderos, quienes
utilizaban los naborías en el mismo modo de los ‘indios de servicio’ habidos en encomienda.31

Población indígena en el repartimiento de 1514.

Ciudades Caciques Indios de servicio Naborías Viejos Chicos Totales

Santo Domingo 71 4.259 1.794 607 531 7.262

Concepción de la Vega 53 2.098 839 229 223 3.438

Santiago de los Cabelleros 56 1.519 812 159 130 2.676

Puerto Plata 16 277 316 39 45 693

Salvaleón de Higuey 7 912 297 3 8 1.227

Azua 20 675 170 84 60 1.009

Buenaventura 30 1.067 441 78 97 1.713

Bonao 16 719 364 22 51 1.172

Puerto Real 12 540 290 55 48 945

Lares de Guahaba 10 266 189 8 9 487

San Juan Maguana 31 1.101 469 204 137 1.942


Santa María de la Verapaz 25 559 713 32 97 1.426

Salvatierra de la Sabana 21 696 194 34 111 1.056

Villanueva deYáquimo 40 800 231 19 53 1.143

Totales 408 15.488 7.119 1.573 1.600 26.188

Fuente: Nuestra elaboración de los datos ofrecidos por Rodríguez Demorizi, Emilio, Los Dominicos y
las Encomiendas de Indios en la Isla Española, Santo Domingo, 1971, p. 16-18; Moya Pons,
Frank, Después de Colón. Trabajo, sociedad y política en la economía del oro, II ed., Madrid, Alianza,
1987, p. 99-118; Arranz Márquez, Luís, Repartimientos y encomiendas en la isla Española,Madrid,
Fundación García Arévalo, 1991, p. 529; Mira Caballos, Esteban El Indio Antillano: repartimiento,
encomienda y esclavitud (1492-1542), Sevilla-Bogotá, Muñoz Moya, 1997, p.122-9.

 32 Sued Badillo, Jalil, El dorado borincano: la economía de la conquista 1510-1550, San Juan (P.R.): E (...)

28La prospección y extracción del oro se llevaba a cabo por bateadores, o buscadores individuales o
por grupos organizados que se llamaron cuadrillas. De acuerdo con Jalil Sued Badillo, quien ha
estudiado la minería en Puerto Rico, muy parecida a la de La Española, las cuadrillas fueron la
verdadera unidad de trabajo en las que se distribuían los indios encomendados y esclavos. Su tamaño
podía fluctuar entre diez y cincuenta, pero se consideraba más efectivo dividir la fuerza disponible en
unidades de 12 a 15 indios con un español a su cargo.32 De esta forma, al menos los que tenían
indios suficientes, podían disponer de un número mayor de unidades buscando los placeres. Las
cuadrillas podían pertenecer a un solo propietario o ser el esfuerzo de varias personas. Una valiosa
fuente de información articulada sobre los campamentos mineros es la Historia General de las
Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo, que representa una de las aportaciones más ricas al estudio
de la minería dominicana. La descripción del trabajo minero insular por Oviedo es más valioso por la
experiencia directa que el cronista tuvo como titular del oficio de la fundición del oro del Darién y por
su extensa estadía en La Española. De acuerdo con Oviedo, el oro podía encontrarse en una sábana, o
llano, en un arcabuco o bosque, en río seco o quebrada o en haldas de los cerros. La cuadrilla
determinaba donde asentarse después de catar el sitio:

 33 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Historia general y natural de las Indias, 5 tomos, ed. de Juan Pérez(...)

“Pero no acostumbran cojer el oro a do quiera que se halla (a causa de ser la costa grande, que en
ello se pone de bastimentos e otros aparejos, así como de las compras de los esclavos y herramientas
y bateas y otras cosas) sino donde haya tanto, que se supla la costa y sobren dineros, y sea tal la
ganancia que puedan medrar los que en este ejercicio entienden”.33

29Mientras unas brigadas de trabajo encaraban continuamente las tareas que podríamos llamar de
infraestructura o de logística, de lo cual lo más pesado era la remoción de peñascos y gravillas, el
desmonte de maleza y árboles, en lugares donde siempre fueron abundantes, otros, los más
importantes con respecto a la extracción de oro, acarreaban en largas filas la tierra al río y lavaban la
tierra para remover los granos auríferos. Después de unos días, las excavaciones eran más profundas
o las distancias más largas. La mina podía extenderse a los cerros y entonces la ingente tarea de
limpiarlos de espesura y literalmente desmontarlos, fue tarea que impresionó a los observadores.
Bartolomé Las Casas – quién había llegado en la La Española con Ovando y había sido él mismo titular
de una encomienda – es testigo de la dureza de este trabajo, que llevó al aniquilamiento de la
población india de la isla. En su Historia de las Indias escribe:

 34 Las Casas, Bartolomé de, Historia de las Indias, 2 tomos, ed. de Juan Pérez de Tudela, Madrid : Edi (...)

“el oro es tal, que ha menester para sacarlo de las entrañas de la tierra ser los hombres de hierro,
porque se trastornan las sierras, lo de abajo arriba y de arriba abajo mil veces, cavando y quebrando
peñas y meneando piedras, y para lavallo en los ríos llevan la tierra a cuesta y allí están los lavadores
siempre metidos en el agua y corvados los lomos, que se guiebran por el cuerpo; y cuando la mina
hace agua, sobre todos los trabajos es con brazos y ciertas gamellas de abajo arriba echalla fuera y
por consiguiente, queda probado que no son imposibles las calamidades que padecen los indios en
sacarlo”.34

30No conocemos el número de la población indígena al momento de la llegada de los españoles.


Según Las Casas, entre 1494 y 1508 habían desaparecido de la isla más de tres millones de indios.
Otros autores hablan de cien mil o cuatrocientos mil. Sin embargo todos están de acuerdo sobre la
total extinción de la población originaria de La Española.

La población indígena de La Española

Años Vecinos

1508 60.000

1509 40.000

1512 33.523

1514 26.189

1518 11.000

1548 500

1570 100

Fuente: Rosenblat, Angel, La población indígena y el mestizaje en América, Buenos Aires,, Editorial
Nova, 1954, vol. I, p. 102 e 293; Idem, La población de América en 1492. Viejos y nuevos cálculos,
México, Ediciones del Colegio Nacional, 1967 p. 9-23; Cook, Sherburne F. and Borah,
Woodrow, Ensayos sobre historia de la población: México y el Caribe, México-Madrid-Bogotá, Siglo
Veintiuno, 1977-8, vol. I, p.23; Moya Pons, Frank, ‘Datos para el estudio de la demografía aborigen en
La Española’, en Estudios sobre política indigenista española en América, vol.III, Valladolid 1977, vol.
III, p. 15-18, reimprimido en Idem, Después de Colón. Trabajo, sociedad y política en la economía del
oro, II ed., Madrid, Alianza, 1987, p. 181-189; Arranz Marquez Luís, ‘Emigración española a Indias.
Poblamiento y despoblación antillanos’, en América y la España del siglo XVI, Madrid, CSIC- Instituto
Fernández de Oviedo, vol. II, p. 63-65 ; Idem, Repartimientos y encomiendas en la isla
Española, Madrid, Fundación García Arévalo, 1991; Mira Caballos, Esteban, El Indio Antillano:
repartimiento, encomienda y esclavitud (1492-1542), Sevilla-Bogotá, Muñoz Moya, 1997, p. 122-9.

 35 D’Esposito, Francesco, ‘El oro de la Española’, en Bernal, Antonio-Miguel (ed.), Dinero, Moneda y C(...)

31Iniciado el siglo XVI, la disponibilidad de mano de obra después de la pacificación de Ovando – es


decir, la total sumisión de la población indígena – trajeron consigo un repentino aumento de la
producción de oro.35 Al principio se celebraron dos fundiciones por año en Buenaventura y en
Concepción de la Vega. En 1506 el número de fundiciones aumentó a cuatro, hasta que el continuo
incremento de la producción exigió, por fin, una disposición que en 1509 estableció que se efectuaran
fundiciones cada cuatro meses. Como se han perdido los libros de los oficiales reales de Santo
Domingo hasta el 1520, sobre la producción minera total de La Española en las primeras dos décadas
del siglo XVI tenemos sólo los datos de las remesas de las tesorerías coloniales a Sevilla registrados
en las cuentas de la Casa de la Contratación. Estos datos muestran claramente el protagonismo de La
Española en la primera fase de la conquista y colonización de América: las remesas que llegan en
Sevilla desde 1503 hasta 1510 proceden totalmente de La Española. Solamente a partir de esta fecha,
empieza la producción de otros regiones.

Remesas de oro de Santo Domingo a Sevilla (1503-1520). En pesos

Año La Española Puerto Rico Cuba Tierra Firme Totales


1503 5.292 5.292

1504 39.985 39.985

1505 47.984 47.984

1506 35.800 35.800

1507 45.508 45.508

1508 40.497 40.497

1509 47.667 1.000 48.667

1510 44.000 44.000

1511 44.000 16.222 60.222

1512 72.013 72.013

1513 43.845 27.289 1.200 72.334

1514 32.000 26.041 58.041

1515 28.000 14.998 12.408 4.500 59.906

1516 15.626 9.491 125 516 25.758

1517 28.784 10.000 21.000 59.784

1518 23.000 33.997 45.407 102.404

1519 15.998 10.000 25.000 4.000 54.998

1520 5.004 20.990 25.994

Totales 615.003 170.028 103.940 10.216 899.187

Fuente. AGI, Contratación 4674 e 4675 A.

Agotamiento de las minas de oro y la transición a la agricultura


 36 Sauer, Descubrimiento y dominación española del Caribe, p. 296-297.

32Durante la segunda década del siglo XVI, la situación de la economía minera de La Española se fue
deprimiendo cada vez más, debido a que las dificultades de la producción de oro fueron en constante
aumento y el rendimiento de las minas disminuyó bruscamente. Generalmente se sostiene que el
progresivo abandono de la minería de oro fue causado únicamente por la desaparición de los indios;
sin embargo, según Carl O. Sauer, hubo también el agotamiento de los depósitos.36Las zonas
productivas eran pocas, de escasa extensión y poca profundidad. En La Española, como se ha dicho,
habían sido encontradas inmediatamente, gracias a la información proporcionada por los aborígenes y
no hubo más descubrimientos de importancia. Los placeres más grandes y ricos, los de las regiones de
Cibao y San Cristóbal, habían sido explotadas alrededor de veinticinco años y para la tercera década
del siglo XVI estaban agotados. Solo hoy, con medios modernos, se vuelve a la explotación del oro en
la Republica Dominicana!
33Con la crisis de la economía minera, iba creándose en La Española una población flotante de pobres
y desheredados, de «vagamundos», retenida en la isla a causa de sus deudas, dispuestos a
abandonarla cuando tuvieran la oportunidad. Había llegado el momento para salir de la isla, para a ir a
conquistar nuevos mundos. Muchos formaron parte de las huestes que iban a continuar la conquista
del continente americano. A partir de 1509, podemos hablar de un descenso demográfico progresivo
en la isla. A mediados de 1510, las autoridades de Santo Domingo se quejaban al Rey de la caída de
los comercios, pues apenas iban navíos y los arrendamientos del almojarifazgo y salinas no
encontraban postores. En 1511 el Rey mandó pregonar a los oficiales de la Casa de Contratación
libertades y franquezas a comerciantes y pobladores, tanto para La Española como para San Juan.
Asimismo, resultaba preocupante el escaso número de personas de servicio que pasaban a las Indias,
siendo sumamente necesarias en el proceso descubridor y colonizador del entorno antillano.

34Pero la emigración constituía la única posibilidad para quién había llegado en La Española con gana
de enriquecimiento. En 1509, el Comendador autorizó a Ponce de León a colonizar la vecina isla de
Puerto Rico y, como se ha dicho, la Corona había empezado la ocupación de la Tierra Firme por medio
de Nicuesa y Hojeda. En el segundo decenio del siglo la emigración desde La Española fue de
constante e importante. Cuando Velázquez partió hacia Cuba, fueron tantos los que lo siguieron desde
las villas occidentales, que éstas quedaron prácticamente despobladas. Los elementos más
insatisfechos y aventureros abandonaban la isla, a veces para trasladarse de un lugar a otro hasta las
partes más remotas del Nuevo Mundo, donde adquirían el orgulloso título de conquistadores. Otros,
que habían permanecido en la isla después del decenio de la gran migración, la abandonaron después
para adquirir fama o infamia en otros lugares: Ponce de León y Vázquez de Ayllón en La Florida;
Rodrigo de Bastidas en Santa Marta, Juan de Ampués en Venezuela; Gil González de Ávila en la costa
de Centroamérica, sobre el Pacífico; Cristóbal de Tapia y Ñuño de Guzmán en México.

35Informaciones posteriores dirigidas al Emperador con el fin de poner remedio al hundimiento de La


Española, verdaderamente crítico durante la década de 1520 a 1530, relatan la evolución sufrida por
la población castellana. Es ilustrativa la relación hecha el año 1528 por los oidores de la Audiencia de
Santo Domingo, Espinosa y Zuazo, en que calculan en el momento de apogeo de la Española – en
torno a 1509-1510 – que ocho de las quince ciudades de la isla, Concepción, Santiago, Puerto Real,
Salvaleón de Higüey, Azúa, San Juan de la Maguana. Santa María del Puerto y Salvatierra de la
Sabana, albergaban más de novecientos vecinos. No señalan población alguna a las villas de Santa
Cruz de Icagua, Yaquimo, Lares de Guahaba, Buenaventura y Bonao, por estar en 1528 totalmente
abandonados «sin quedar memoria dellos». En este cálculo se excluye a la ciudad de Santo Domingo,
sobre la que no dan cifras, pero que «está poblada y edificada» y ha seguido creciendo aún en los
momentos de depresión por ser la gran capital de las Indias.

Villas y vecinos de La Española en 1509 y 1528

Villas 1509 1528

Santo Domingo ? 285

Concepción de la Vega 200 20

Santiago de los Caballeros 100 8

Puerto Plata ? ?

Salvaleón de Higuey 100 15

Azua 80 ?

Buenaventura ? despoblada

Bonao ? despoblada

Puerto Real 100 15


Lares de Guahaba ? despoblada

San Juan de la Maguana 150 15

Santa María de la Vera Paz 100 25

Salvatierra de la Sabana 80 10

Villanueva de Yáquimo ? despoblada

Fuentes: “Relación de los oidores licenciado Espinosa y licenciado Zuazo al Consejo de Indias: sobre lo
que conviene hacer para estabilizar y poblar la Isla Española”, Santo Domingo, 30 de marzo de 1528,
en AGI, Patronato 172, ramo 35; “Carta a S.M. del Obispo electo y Presidente de la Audiencia, Don
Sebastián Ramírez de Fuenleal: avisa su llegada a Puerto Rico, donde se detuvo algunos dias, y a
Santo Domingo y da cuenta del estado en que encontró aquellas tierras” Santo Domingo, 1 de marzo
de 1529, en AGI, Patronato 174, ramo 51 (documentos publicados en J. Marino Incháustegui, Reales
Cédulas y Correspondencia de Gobernadores de Santo Domingo, 2 voll., Madrid 1958, vol. I, p. 200-
212 y p. 215-219).

 37 Río Moreno, Justo L. del, Los inicios de la agricultura europea en el Nuevo Mundo, Se villa, A.S.A. (...)

36Terminada la época de la economía minera, que había producido riqueza para muy contadas
personas, en La Española se pasó a una economía agropecuaria que llegó a ser el verdadero futuro de
la isla.37 La explotación agrícola y ganadera ya había sido empezada con éxito en los primeros
tiempos de la colonización, cuando todo el mundo pensaba en el oro. Aunque los beneficios obtenidos
de las minas seguían una curva ascendente durante la administración de Ovando, no se ocultaba al
gobernador que esta actividad tendría sus límites debido al agotamiento de los yacimientos. La
necesidad de proveer alimentos para los mineros estimuló la producción agrícola y proporcionó una
fortuna segura y, a menudo, considerable a quienes atendieron esas necesidades. Los ingresos que
reportaban los productos agrícolas, que en el clima tropical de La Española no estaban expuestos a
ningún riesgo apreciable, fueron un atractivo para los hombres que acudieron a la colonia para
obtener tierras y hacerse hidalgos del Nuevo Mundo.

Haut de page

Notes

1 Palm, Erwin W., Los monumentos arquitectónicos de la Española, 2 vols., Ciudad Trujillo, República
Dominicana, Publicaciones de la Universidad de Santo Domingo, 1955, vol. I, p. 79.

2 Excelentes síntesis del primer periodo de la historia de la isla Española se encuentran en Cassá,
Roberto, Historia social y económica de la República Dominicana, Santo Domingo, Editora Alfa y
Omega, 1994, Tomo I; Moya Pons, Frank, Después de Colón. Trabajo, sociedad y politica en la
economia del oro, II ed., Madrid, Alianza, 1987; Mira Caballos, Esteban, El Indio Antillano:
repartimiento, encomienda y esclavitud (1492-1542), Sevilla-Bogotá, Muñoz Moya, 1997.

3 Rodríguez Morel, Genaro Cartas del Cabildo de la Audiencia de Santo Domingo en el Siglo XVI,
Santo Domingo, República Dominicana 1999, p. 18.

4 León Guerrero, María Monserrat, El segundo viaje colombino, Valladolid: Universidad de Valladolid,
tesis doctorial inédita, 2000, p. 157-186. Consultado el 10/08/2014 URL:
http://www.cervantesvirtual.com/obra/el-segundo-viaje-colombino--0.

5 Thomas, Hugh, El imperio español. De Colón a Magellanes, traducción Victor Pozanco, Barcelona,
Planeta, 2003, p. 246.
6 Gil, Juan, ‘Emigrantes a la isla Española en 1506’, Anuario de Estudios Americanos, 2006, vol. 63,2,
p. 291, n° 60.

7 Citado en Rodríguez Reyes, Pedro Samuel, ‘Fray Bartolomé de las Casas, Luis de Berrio y los
labradores llegados de Antequera Al Santo Domingo de 1520’,Boletín del Archivo General de la Nación,
2011, LXXIII, XXVI, 131, p. 549.

8 Mena García, Carmen, ‘Preparativos del viaje de Diego de Nicuesa a Tierra Firme, Revista de Indias,
2012, LXXII, 256, p. 617-650. Obtuvieron un permiso real para reclutar 200 hombre en la Península y
otros 600 en La Española.

9 Arranz Márquez, Luís, ‘Emigración española a Indias. Poblamiento y despoblación


antillanas’, América y la España del siglo XVI, 2 vols., edición a cargo de Francisco de Solana y Fermín
del Pino, Madrid, CSIC, Instituto Fernández de Oviedo 1983, vol. I, p. 63-93. Sobre Hojeda y Nicuesa,
p. 78.

10 Bernáldez, Andrés, Memorias del Reinado de los Reyes Católicos, edición de Juan de Mata Carriazo,
Madrid, 1962, caps. CCIX y CCXIV, p. 515-519 y 535-536, citado en Arranz Márquez, ‘Emigración
española a Indias’, p. 72.

11 Martínez Torres, José Antonio Prisioneros de los infieles. Vida y rescate de los cautivos cristianos
en el Mediterráneo musulmán [siglos XVI-XVII], Barcelona, Edicions Bellaterra, 2004, p. 177-178.

12 Archivo General de Indias, Sevilla, AGI, Indiferente General, legajo 1221 s/n, 12 de agosto de
1569.

13 Ladero Quesada, M.A, ‘La repoblación del reino de Granada anterior al año 1500’, Hispania, 1988,
vol. 110, p. 489-563.

14 Mena García, ‘Preparativos del viaje de Diego de Nicuesa a Tierra Firme’, p. 298.

15 Citado en Joseph Pérez, Cisneros el cardenal de España, Madrid, Santillana Ediciones Generales
S.L., 2014, p. 147, nota 53.

16 Ibid., 154-155.

17 Giménez Fernández, Manuel, Política ininicial de Carlos I en Indias, Sevilla, CSIC, Escuela de
Estudios Hispano-Americanos, 1960, p. 623-639.

18 D’Esposito, Francesco, ‘Portuguese settlers in Santo Domingo in the Sixteenth Century (1492-
1580)’, Journal of Euopean Economic History, 1998, vol. 27-2. p. 315-330.

19 Juan Gil, ‘La gente de Ovando en los protocolos hispalenses’, Anuario de Estudios Americanos,
2006, vol 63, 1, p. 255-287.

20 Gil, ‘Emigrantes a la isla Española en 1506’, pasajero n° 196.

21 Giménez Fernández, Política ininicial de Carlos I en Indias, I, p. 581-597.


22 Boyd-Bowman, Peter, Indice geobiográfico de más de 56 mil pobladores de la América hispánica I.
(1493-1519, México, Fondo de Cultura Económica, 1985, véase los pasajeros, n° 893, 2.015, 2.597,
2.664, 2.833, 3.877 y 5.062.

23 Ibid., pasajero n° 2664.

24 Ibid., pasajero n° 1201.

25 Gil, Juan, ‘La gente de Ovando en los protocolos hispalenses’.

26 Gil, Juan, ‘Emigrantes a la isla Española en 1506’, los pasajeros n°. 15, 31, 131 y 133.

27 El mapa está encuadernado con un ejemplar de la edición del De Orbe Novo Decades de Pedro
Martir de Anglería hecha en Alcalá de Henares en 1516, guardado en la biblioteca boloñesa. La
signatura es Raro B 26.

28 Sauer, Carl O., Descubrimiento y dominación española del Caribe, México, Fondo de Cultura
Económica, 1984 (ed. or. Berkeley 1966), p. 229-234.

29 Ibid., p. 296.

30 Ibid. p. 297.

31 Zavala, Silvio, ‘Los trabajadores antillanos en el siglo XVI’, en Idem, Estudios indianos, México,
Edición del Colegio Nacional, 1984, p. 97-203.

32 Sued Badillo, Jalil, El dorado borincano: la economía de la conquista 1510-1550, San Juan (P.R.):
Ediciones Puerto, 2001, p. 310-312.

33 Fernández de Oviedo, Gonzalo, Historia general y natural de las Indias, 5 tomos, ed. de Juan Pérez
de Tudela, Madrid, Ediciones Atlas, 1959, (Biblioteca de Autores Españoles), t. I, p. 159, citado en
Sued Badillo, El dorado borincano, p. 312.

34 Las Casas, Bartolomé de, Historia de las Indias, 2 tomos, ed. de Juan Pérez de Tudela, Madrid :
Ediciones Atlas, 1958 (Biblioteca de Autores Españoles), t. 2, p. 86.

35 D’Esposito, Francesco, ‘El oro de la Española’, en Bernal, Antonio-Miguel (ed.),Dinero, Moneda y


Crédito. De la Monarquía Hispánica a la Integración Monetaria Europea, Madrid, Fundación ICO-
Marcial Pons, 2000, p. 203-212.

36 Sauer, Descubrimiento y dominación española del Caribe, p. 296-297.

37 Río Moreno, Justo L. del, Los inicios de la agricultura europea en el Nuevo Mundo, Se villa,
A.S.A.J.A., 1991, p. 7-16.

Das könnte Ihnen auch gefallen