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con dinámicas
J. Bernardo Sahagún
Sarahí Zepeda
“El mundo, frecuentemente sin sentirlo o expresarlo, tiene sed de ideal y de valores que vamos
a llamar morales para no ofender a nadie. ¡Qué noble tarea de la educación la de suscitar en
cada persona, según sus tradiciones y sus convicciones y con pleno respeto del pluralismo, esta
elevación del pensamiento y el espíritu hasta lo universal y a una cierta superación de sí
mismo! La supervivencia de la humanidad—la Comisión lo dice midiendo las palabras—
depende de ello.”
El lema del Encuentro XV, “leer para aprender a ser,” busca fortalecer la parte valoral en la
educación, ya que existe una íntima relación entre la lectura y la formación de la persona, al
influir en su pensamiento con la construcción de sus creencias y sensibilidad ante los valores,
conformando una estructura mental que aproxima a la persona en relación al mundo, en
consecuencia la lectura incide en su actuación, y se busca que éste actuar sea ético.
Pablo Latapí, gran investigador e impulsor de la educación en México, asegura que aprender
a leer es, después de la adquisición de la lengua, la transformación mental más maravillosa
que puede experimentar un ser humano. La UNESCO dice que es adquirir la tecnología
básica de la inteligencia. Mientras nuestros ojos recorren unos diminutos signos, la mente
como en un segundo piso, va creando y recreando el pensamiento: descifra símbolos, analiza y
sintetiza, abstrae, relaciona y decodifica; bajo el mando de una coordinación silenciosa,
reconstruye así el lenguaje que otro escribió, se adentra en su significado y lo incorpora a
nuestro ser (Latapí S. P., 1996:25).
Mismo autor reconoce que leer es ejercitar la razón, poner en marcha el pensamiento,
aventurarnos por nuestro interior, acercarnos al alma, viajar por sus laberintos y, a partir de
la exploración de lo que somos, entrar en contacto con la experiencia de la humanidad en los
diversos géneros en que ésta se expresa y se celebra a sí misma: relato, poesía, reflexión y
ensayo, historia, ficción, drama y comedia, información científica o simple reporte de lo que
sucede (Latapí, 2001:114).
BIBLIOGRAFÍA
Latapí, S. P. (1996). Tiempo educativo mexicano II. México: Universidad Autónoma de Aguascalientes.
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Desarrollo: Se dividen el salón en grupos cada grupo tendrá que organizar un evento, por
ejemplo, una fiesta, quermes, etc., a cada integrante del equipo se les asignaran actividades
para la organización del evento según la etiqueta que traiga en la frente, el primer equipo
que logre tener su evento planeado en determinando tiempo gana.
Conclusión o cierre: Se reunirá el salón una vez que se terminó la actividad y por equipos
compartirán su experiencia de trabajar en grupo, la organización de su evento y lo más
importante como se sintieron con los cargos de acuerdo a su etiqueta.
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Consignas de partida: Se acomodan a los niños en equipos y cada equipo tendrá que
encontrar lo que se les asigne después de esconderlos en determinado tiempo y lugar.
Desarrollo: El que está dirigiendo la actividad organiza pequeños equipos con los niños
mostrándole a cada equipo lo que les tocará encontrar. Por determinado tiempo el dirigente
de la actividad les tapa los ojos a los niños y esconde en diferentes lugares los objetos
asegurándose de que los niños no vean donde los ha escondido una vez hecho esto los
equipos comienzan a buscar lo que les tocó.
Conclusión o cierre: Cada uno de los participantes expresaran ante todo el grupo sus
experiencias vividas.
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quedaran enfrente de ellos. El otro equipo se sitúa relativamente cerca de sus contrincantes
con 2 o más balones que considere necesarios la dirigente.
Desarrollo: El juego comienza cuando el dirigente de la actividad da la señal para empezar
y el equipo que comenzará se coloca en su lugar y los jugadores del otro equipo se
coloquen relativamente lejos del equipo contrario. El equipo que inició por orden tendrá
que ir y recoger todas las pañoletas que están en el otro extremo, en determinado tiempo
mientras que el equipo contrario hace todo lo posible por evitarlo obstruyéndoles el paso
botando el balón. Se cambian los papeles para que el siguiente equipo participe siguiendo la
misma dinámica. Gana el equipo que en total alcance a tomar el mayor número de
pañoletas o todas, en determinado tiempo.
Conclusión o cierre: Los niños se sientan en el suelo en círculo para compartir sus
experiencias tanto en equipo como individual encontrando las ventajas y desventajas de
trabajar en equipo o solos.
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Definición: Consiste en que cada uno de los niños elabore lo que sea de su preferencia con
los materiales, para el compañerito que el considere su mejor amigo/a del salón.
Objetivo: Reconocer y valorar el significado de la amistad en alguno de sus compañeros
rescatando el valor inmerso en el cuento.
Participantes: Todo el grupo.
Materiales: Hilo para pulsera o resorte de hilo, cuentitas, chaquira, para decorar la pulsera,
aguja de plástico.
Consignas de partida: Cada niño dispondrá del material que el desee para elaborar su
detalle, una vez que lo hayan terminado todos, se le dará a el amigo(a) que el elija.
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Desarrollo: se le entrega el material a cada niño, la maestra tiene que estar al pendiente de
que el niño no se lastime y tampoco a su sus compañeros con la aguja mientras elabora el
detalle que prepara para su amigo una vez que lo hayan terminado todos se recoge el
material. La maestra les pide que formen un círculo para que cada niño le valla entregando
al compañero que el eligió lo que elaboraron.
Conclusión o cierre: a cada uno de los participantes se les preguntará cuál era su concepto
previo de la amistad antes de comenzarla y en qué cambió al finalizar la actividad.
Preguntándoles cómo se sintieron en cada uno de los papeles que desempeñaban en ese
momento.
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nombre de la persona a la que va dirigido, el cual irá depositando en el cofre una vez que
termine.
Desarrollo: se le entrega a cada uno de los niños una hoja de papel en blanco para que el
plasme lo que sea de su preferencia de acuerdo a la edad en la que se encuentra. Una vez
que lo termina la encargada de la actividad pasa el cofre para que cada uno de los niños
deposite su papel, una vez que están todas adentro, la encargada de la actividad saca todas
la hojas una por una para entregársela a la persona que va dirigida y el que la elaboró le
dará un abrazo a quien se la hizo.
Conclusión o cierre: primeramente se les cuestiona acerca del significado del valor de la
amistad, en seguida cada uno expresa lo que al compañero le quiso decir con el dibujo. La
persona que lo recibió comunica lo que significa la amistad de su amigo.
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Objetivos: Favorecer el sentimiento de grupo, desde una acogida positiva a todos los
participantes o compañeros inculcando en cada uno de los abrazos el valor inmerso en el
cuento.
Participantes: Grupo, clase, todo el salón.
Materiales: Aparato de música o instrumento musical.
Consignas de partida: Que no quede ningún participante sin ser abrazado.
Desarrollo: Una música suena, a la vez que los participantes danzan por la habitación.
Cuando la música se detiene, cada persona abraza a otra. La música continúa, los,
participantes vuelven a bailar (si quieren, con su compañero). La siguiente vez que la
música se detiene, se abrazan tres personas. El abrazo se va haciendo cada vez mayor, hasta
llegar al final.
Conclusión o cierre: Se formará un círculo y cada compañero expresa como se sintieron al
recibir abrazos consecutivamente por sus compañeros.
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- Hijo, debes levantarte, acaso ¿Te has roto algo?- Padre, le dijo el caballito, creo que no
me he roto nada, sin embargo, un caballo nunca se cae y cuando lo hace, le resulta
sumamente difícil levantarse. - Hijo, estás equivocado, algunos animales como nosotros
caen, pero vuelven a levantarse y tú te levantarás, porque tú no tienes nada roto, tu voluntad
hará que te levantes y vuelvas a caminar y a correr como siempre lo has hecho, no
permitirás que tu mente te haga tomar una decisión equivocada, creyendo que porque has
caído no podrás levantarte, además, yo te ayudaré a hacerlo, porque yo precisaré de tu
ayuda, cuando caiga y necesite levantarme igualmente.
- Pero padre, ¿cómo podría yo ayudarte a levantar si soy tan pequeño? - Hijo no se necesita
fuerza física para dar esa clase de ayuda, solo se requiere un gran amor, esa es la clase de
ayuda que necesitamos, sentirnos apoyados por nuestros seres más queridos, y yo te amo
mucho y por esa razón te digo que te levantes, porque todavía tenemos muchos caminos
que recorrer juntos. Y nuestro pequeño caballito, se levantó, se sacudió el polvo, empezó a
caminar junto a su amado padre y pronto empezaron a correr como era su costumbre.
CAERSE no es lo importante, lo importante es LEVANTARSE cuantas veces sea
necesario.
Anónimo
Definición: El niño superará todos los obstáculos que se encuentren a su paso buscando la
mejor estrategia o forma para hacerlo.
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¿No sabes admirar la belleza del arco iris?: Dijo un pequeño pajarillo que estaba en la rama
de un árbol cercano. Si no sabes valorarlo, continuó, es difícil que conozcas las verdades
que te enseña la naturaleza. ¡Si quieres, yo puedo ayudarte a conocer algunas!.
¡Está bien!: dijo el camaleón. Los colores del arco iris te enseñan a vivir, te muestran los
sentimientos. El camaleón le contestó: ¡Mis colores sirven para camuflarme del peligro, no
necesito sentimientos para sobrevivir! El pajarillo le dijo: ¡Si no tratas de descubrirlos,
nunca sabrás lo que puedes sentir a través de ellos!
Además puedes compartirlos con los demás como hace el arco iris con su belleza. El
pajarillo y el camaleón se tumbaron en el prado. Los colores del arco iris se posaron sobre
los dos, haciéndoles cosquillas en sus cuerpecitos. El primero en acercarse fue el color rojo,
subió por sus pies y de repente estaban rodeados de manzanos, de rosas rojas y
anocheceres.
El color rojo desapareció y en su lugar llegó el amarillo revoloteando por encima de sus
cabezas. Estaban sonrientes, alegres, bailaban y olían el aroma de los claveles y las
orquídeas. El amarillo dio paso al verde que se metió dentro de sus pensamientos. El
camaleón empezó a pensar en su futuro, sus ilusiones, sus sueños y recordaba los amigos
perdidos. Al verde siguió el azul oscuro, el camaleón sintió dentro la profundidad del mar,
peces, delfines y corales le rodeaban. Daban vueltas y vueltas y los pececillos jugaban con
ellos.
Flotaban entre nubes y miraban el cielo. Una nube dejó caer sus gotas de lluvia y se
mojaron, pero estaba contento de sentir el frescor del agua. Se miraron a los ojos y
sonrieron. El color naranja se había colocado justo delante de ellos.
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Por primera vez, el camaleón sentía que compartía algo y comprendió la amistad que le
ofrecía el pajarillo. Todo se iluminó de color naranja. Aparecieron árboles frutales y una
gran alfombra de flores.
Cuando estaban más relajados, apareció el color añil, y de los ojos del camaleón cayeron
unas lagrimitas. Estaba arrepentido de haber sido tan orgulloso y de no valorar aquello que
era realmente hermoso. Pidió perdón al pajarillo y a los demás animales y desde aquel día
se volvió más humilde.
¿Qué fue lo que provocó cada uno de los colores en los animales?
Hasta que un día un par de amigos no se hablaron más, y las flores de sus jardines se
marchitaron, cuando se veían en la calle se ignoraban como si nunca se hubieran conocido,
y cuando esto ocurría los jardines aledaños también se marchitaron. Este par de amigos
empezó a enfermar a su familia, amigos, teñían todo a su alrededor con la falta de amor. Y
un picaflor que venía de un lugar muy lejano se sorprendió de los cambios que se habían
producido allí, ya no era el país lindo que era. Entonces se propuso que visitaría todas las
casas que estaban un poco feas, y que con su cantar alegraría las flores y estas volverían a
ser partícipes de jardines muy bellos.
Así que con su alegre cantar, lleno de música los jardines y estos empezaron a mejorar poco
a poco. Y los corazones nuevamente estuvieron felices, pero hubo algunos jardines que no
tuvieron remedio, era del par de amigos que no se hablaban. Un día el pajarito cantó una
canción muy triste en casa de uno de ellos, y éste lloró amargamente y se dio cuenta que si
no volvía a conversar con su amigo, él ya no podría ser feliz, el rencor le roía el alma.
En otro día cantó la misma canción al otro amigo, pero este tenía duro el corazón, el
picaflor lo intentó tres días la misma canción al no obtener resultados, cantó la canción de
cuna que cantaba a sus hijitos y éste se sintió triste y se dio cuenta que le faltaba algo y que
no podía ser feliz. Esa misma tarde al pasear por allí, se encontró con su amigo, le miró a
los ojos y le dijo: ¿cómo esta, querido amigo? y él sólo le abrazó y le dijo que lo amaba y
que su amistad era un tesoro que había perdido.
Materiales: Una poesía o rima, una lámina, recortes de periódicos con fotos de adultos en
actitud de pelea, y otras en actitud amistosa, etc. Envoltorios pequeños con papel vistoso
que semejen caramelos
Participantes: Todo el grupo.
Desarrollo: El educador pedirá a los niños que formen un círculo, uno de ellos se colocará
en el centro del círculo y dirá la poesía:
Traigo en mis manitas
muchos caramelos
y se los daré
al amigo que quiero.
Le dará el caramelo al niño o niña que señale y dirá lo que hará por su amigo. El niño que
le ha tocado ocupa el centro del círculo y repite la actividad. Así, sucesivamente hasta que
todos encuentren el amigo (El educador estará atento para que a todos les corresponda un
amigo y en ese momento finaliza).
Conclusión o cierre: Se sentaran en círculo una vez que terminaron la actividad, para
compartir sus sentimientos y experiencias vividas.
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Un día escuchó el árbol - porque saben oír muy bien ellos, eh! - que alguien leía el cartelito:
- Árbol centenario. Monumento histórico nacional. Plantado por..... Pero al árbol no le
interesaba nada esas cosas, él quería oír risas y sentir cómo se trepaban los chicos... oír los
secretos que le contaban... pero no le gustaba nada cuando las personas grandes le hacían
daño, escribiéndolo o rompiéndolo.
Tanto tiempo había pasado... que el árbol ya se había cansado de esperar. Cuando esa tarde
de primavera, un chiquito, de unos 10 años, pasó la cerca ¡Qué contento se puso el árbol...!
Tanto, que escuchen bien lo que pasó:
El chiquito fue a buscar a otro amigo para no estar tan solito. Treparon a una rama que iba
para el costado del sol y se quedaron recostados contándose cosas... pequeños secretos de
cosas que les gustaría hacer. El árbol escuchaba todo y se reía con sus hojas alegres.
Entonces pensó que sería una linda idea hacer un poquito de magia.
El chiquito que primero había trepado se llamaba Guillermo, el otro Agustín. Guillermo le
contó a Agustín que él quería poder ganar muchas veces a las bolitas para que Jorge no se
riera más de él en el colegio, y así Carlota se haría su amiga. Al día siguiente
misteriosamente, Guillermo ganó en todos los recreos a las bolitas y Carlota le dijo que lo
había hecho muy bien y le regaló una bolita preciosa. Guillermo estaba muy contento y
guardó esa bolita como "la bolita de la buena suerte"
Esa misma tarde, después del cole, fue saltando y cantando de alegría al árbol, a
encontrarse con Agustín y le contó todo lo que pasó. Así, el árbol escuchó todo y estaba
muy feliz, ahora se reía muy fuerte con sus ramitas y sus hojas... - La magia funcionó! se
dijo el árbol. Agustín también le contó lo que quería hacer con muchas ganas y fue así
como el árbol abuelito se convirtió en el ÁRBOL MÁGICO, el que concedía los sueños.
Las horas pasaban junto a la chimenea y las dos se entretenían bordando y haciendo punto.
La viejecita, apenas podías sostener las madejas y los hilos en sus brazos. ¡Qué cansada me
siento!, ¡Me pesan mucho estas agujas!. Decía la ancianita. La arañita, la mimaba y la
sonreía.
Un día, la araña, pensó que ya había llegado el momento de poner en práctica su idea.
¿Sabes, lo que haremos?¡Iremos al mercado a vender nuestras labores! ¡Así, ganaremos
dinero y podremos ver a otras personas y hablar con ellas!
La anciana no estaba muy convencida. ¡Hace mucho tiempo que no hablo con nadie! Dijo:
la anciana. ¿Crees que puede importarle a alguien lo que yo le diga? ¡Claro que sí! ¡Verás
cómo nos divertimos! Se pusieron en marcha, bajaron despacito, como el que no quiere
perder ni un minuto de la vida.
Iban admirando el paisaje, los árboles, las flores y los pequeños animalitos que veían por el
camino. Llegaron al mercado y extendieron sus bordados sobre una gran mesa. Todo el
mundo se paraba a mirarlos. ¡Eran tan bonitos! La gente les compró todo lo que llevaban.
¡Además hicieron buenos amigos!
Enseguida, los demás, se dieron cuenta de la gran persona que era la viejecita y le pedían
consejo sobre sus problemillas. Al principio, le daba un poco de vergüenza que todo el
mundo, la preguntara cosas. Pero poco a poco descubrió el gran valor que tienen las
palabras y cómo muchas veces una palabra ayuda a superar las tristezas.
Palabras llenas de cariño como: ¡Animo, adelante, puedes conseguirlo! ¡Confía en ti, cree
en ti! Ella también aprendió ese día, que las cosas que sentimos en el corazón, debemos
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sacarlas fuera, quizá los otros puedan aprovecharlas para su vida. La arañita le decía a la
anciana: ¡Deja volar tus sentimientos, se alegre, espontánea, ofrece siempre lo mejor de ti!
¡Un amigo, es más valioso que joyas y riquezas, llora y ríe contigo y también sueña!
Mientras sentía estos pensamientos, la viejecita se iba quedando dormida, sus ojos cansados
se cerraron y la paz brilló en su cara. La luna les acompañaba e iluminaba la pequeña
casita y nunca, nunca estaban solas. Más allá, muy lejos, sus seres queridos velaban sus
sueños.
Materiales: Diversos objetos que servirán de tesoros: caracoles, piedras de colores, flores,
láminas, fotos, dibujos, papel para decorar, sobres, lápices de cera o rotuladores.
Participantes: Todo el grupo.
Consignas de partida: El educador creará un circuito en el que esconderá objetos que
deben encontrar los niños pues es el que les preparo su amigo. Cuidar que todos los niños
obtengan su tesoro.
Desarrollo: Los niños prepararán el regalo para su amigo. Puede ser un dibujo, una piedra
bonita, una foto, algo que ellos eligen entre sus cosas. Guardarán los regalos en sobres
decorados por ellos o los envuelven con papel de regalo, con el nombre a quien va dirigido.
El educador prepara un circuito en la sala de psicomotricidad o preferentemente al aire libre
en el área exterior, con diferentes obstáculos para encontrar su tesoro escondido, y donde
los niños tendrán que saltar, bordear, o pasar por debajo de los obstáculos para obtenerlo.
Mariana salió y no los vio. Le llamó la atención que no pasaran a buscarla. Justo a ella que
garantizaba la diversión y ahora tenía una nueva bicicleta color rosa tornasol. -¡Qué tontos!
Pensó. Y Salió a dar vueltas alrededor de la manzana. Al pasar por la reja vio a todos sus
amigos disfrutando bajo un árbol. Entonces les dijo-¡Tengo una bicicleta nueva! Pero los
amigos no la escucharon. Gritó más fuerte-¡Ey, Aquí estoy yo! pero los amigos parecían
estar sordos.
Volvió preocupada a su casa, y le pidió a su mamá una muñeca nueva.-Quiero una muñeca
Barbie vestida de playa. El Hada también tocó con su varita a sus padres. -Pero si tienes
veinte muñecas. Juega con esas. Respondió la madre. -Ya te dije que quiero una vestida de
playa. -Pues no. Dijo la madre por primera vez, ya que nunca le había negado nada.
Mariana se pescó una rabieta, se tiró al piso pataleando y gritando. Pero su madre hizo
oídos sordos hasta que se calmó. Se encerró en su habitación a estudiar la lección para el
día siguiente. La aprendió a la perfección para dejar a todos boquiabiertos. Pero el Hada
madrina, también sacudió su varita sobre la maestra y los compañeros.
Cuando llegó el momento de tomar la lección, la maestra pidió que levantaran las manos y
Mariana la levantó rápidamente al grito de –¡Yo, yo, yo! La maestra, parecía no verla ni
escucharla. Todos los que levantaron la mano, dieron su lección, menos Mariana que se
revolvía de rabia en su pupitre.
Volvió a su casa muy triste. Jamás le había pasado algo así. Y no sabía cómo hacer para
revertir esta dificultad. Pensó y pensó sin encontrar la solución del problema que la
afectaba. Mientras dormía el Hada se le apareció en sus sueños y le enseñó la importancia
de las palabras mágicas: ¨PERDÓN¨, ¨POR FAVOR¨ Y ¨GRACIAS¨.
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Al día siguiente Mariana le pidió PERDON a su mamá por la rabieta y le dio las GRACIAS
por la nueva bicicleta. Fue a visitar a sus amigos y les pidió POR FAVOR que abriera la
reja para jugar con ellos, y sus amigos la dejaron pasar. Luego les dio las GRACIAS por
invitarla. Luego le pidió PERDON a uno de sus amigos por haberse reído cuando se cayó
dolorido en la vereda, Y él la perdonó. En el colegio, pidió POR FAVOR que le
permitieran dar su lección y la maestra la felicitó.
Anónimo
¿Por qué los niños se cansaron y se quedaron detrás de la reja del jardín?
¿Qué fue lo que hizo para poner en práctica las palabras mágicas?
¿Qué fue lo que le pasó a Mariana para que llegara triste a su casa?
Así equipados, los derviches miraron en el Espejo para encontrar la fuente del Agua de la
Vida, que les permitiría vivir lo suficiente como para dar uso eficaz a estos instrumentos.
Encontraron la Fuente de la Vida; volaron a ella en el Bastón mágico y bebieron del Agua.
Una vez hecho esto, efectuaron una invocación para descubrir quién era el ser más
necesitado de sus servicios. Apareció en el Espejo el rostro de un hombre que se encontraba
al borde de la muerte. Se hallaba a muchos días de viaje.
Cuando el enfermo oyó esto, ordenó que los derviches fuesen traídos hasta su lecho. Sin
embargo, tan pronto los vio, su salud empeoró; casi como si hubiese sufrido un ataque.
Fueron echados de su presencia. Uno de los sirvientes les explicó que el enfermo era
enemigo de los derviches y los odiaba.
Colocándose, uno por uno, la Capucha mágica, cambiaron su apariencia tomando así un
aspecto agradable para el enfermo. De esta manera se presentaron nuevamente, pero esta
vez como cuatro médicos diferentes. Tan pronto el hombre hubo bebido una medicina del
Tazón Mágico, se sintió como nunca en su vida. Estaba contentísimo, y como era un
hombre rico, recompensó a los derviches, obsequiándolos con una de sus casas; los
derviches se instalaron en ella.
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Se quedaron a vivir en esta casa, y todos los días se alejaban en distintas direcciones
usando, para beneficio de la humanidad, los objetos mágicos que habían reunido.
Un día, sin embargo, cuando los otros derviches estaban haciendo sus recorridas habituales,
llegaron unos soldados y arrestaron al derviche que poseía el Tazón que curaba. El rey de
ese país había oído hablar de este gran médico; había mandado por él para que curase a su
hija, que sufría una extraña enfermedad.
El derviche fue conducido junto al lecho de la princesa. Le ofreció una de las medicinas
que ella solía tomar, pero servida en el Tazón especial. Mas, encontrándose imposibilitado
de consultar con el Espejo mágico cuál era la cura, ésta no dio resultado. La princesa no
mejoró, y el rey ordenó que se clavara al derviche en una pared. Este rogó que le dieran
tiempo para consultar a sus amigos, pero el rey, que era impaciente, pensó que esto sólo era
una estratagema para poder escapar.
Tan pronto como los otros derviches arribaron a su morada, miraron en el Espejo mágico
para descubrir dónde había ido su compañero. Viéndolo al borde de la muerte volaron
inmediatamente en su ayuda, utilizando el Bastón mágico. Lo salvaron justo a tiempo. Pero
no pudieron salvar a la hija del rey, pues el Tazón no pudo ser encontrado.
Mirando en el Espejo mágico, los derviches vieron que había sido arrojado, por orden del
rey, a los abismos del océano más profundo de la Tierra. A pesar de disponer de los otros
objetos milagrosos, les tomó mil años recobrar el tazón. A partir de la experiencia con la
princesa, estos cuatro derviches trabajaron siempre en secreto, de manera que, mediante
una hábil manera de actuar, cuanto hicieran en beneficio de la humanidad pareciese haber
sido hecho en forma fácilmente explicable.
Anónimo
Anónimo
Desarrollo: Cada persona buscará una pareja, con quien intercambiará el corazón que se le
entregó. Le dirá cuánto significa para él su amistad y lo que sienta decirle en ese momento.
Lo mismo hará su pareja. Esto lo harán con todos, después el que está manejando la
actividad toma tres sillas (o las necesarias) las coloca frente a los jóvenes y les explica:
"tomaré algunos jóvenes al azar y los sentaremos aquí, vendaremos sus ojos y cada uno
vendrá y les dirá algo al oído... alguna palabra de aliento, o algo que les gusta de ellos" Las
sillas deben estar separadas y el líder debe asegurarse que los que están vendados no
puedan ver nada. Cuando todos hayan acabado, elige otros más, hasta que todos participen.
Conclusión o cierre: Se acomodarán los niños en círculo para compartir cada uno sus
experiencias en el desarrollo de la actividad.
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¿¡Has visto!? Preguntó una piedra triangular a otra hexagonal con un tono de ofensa
inaudita. No, ¿qué pasó? Dijo la otra casi con un bostezo, porque hacía mucho tiempo que
nadie la cambiaba de sitio. Han venido unos humanos y dejaron un escritorio de tres patas
allí ... ¿Dónde? Allííí, ¿no lo ves? En ese barranco.
Las demás piedras prestaron más atención también, y estirándose todo lo que pudieron,
observaron el escritorio de tres patas. La que dio la voz de alarma, casi se tuvo que tapar las
orejas, porque todas las piedras del camino empezaron a comentar como locas a la vez, la
osadía de dejar allí mismo un mueble, ¿Cómo era posible aquello? En medio de pinos
añejos, y de algún que otro roble casi abuelo, yacía un viejo y destartalado escritorio, que le
faltaba algún cajón, la barandilla de arriba estaba suelta y maltrecha, pero que además,
estaba todo rallado por la caída.
Qué tristeza más grande, después de tantos años de servir, de enseñar, de dar todo de mí,
aquí termino mis días..., Se quejaba el escritorio. ¡Eh! Qué te pasa, por qué estas
lloriqueando y además recostado en mi tronco, no sé por qué, me suenas conocido.
El escritorio con un poco de timidez intentó quitarse del árbol tan grandote, pero claro solo
tenía tres patas así que fue a dar de cabeza contra otro colega aunque esta vez quedó patas
para arriba.
Ahh... No sé qué hacer, es muy difícil estar aquí, me han abandonado por tener solo tres
patas, mi cuarta pata no se podía reparar más, así que me tiraron, como un viejo trasto. Yo
también creo sentir algo especial aquí, pero... no sé qué es con exactitud. Yo siento que tú
tienes algo mío, le contestó un roble viejísimo, quizás somos parientes y todo. Anda, es
verdad, tu madera es igual que la mía, y mira aquí, la forma de esta veta, aquí debajo se
parece a esa tuya, aunque bien mirado la tuya es más pequeñita. ¡Sí, tienes razón! Esto ha
de ser porque mi padre la tenía mucho más grande. Dijo el árbol alegrándose con todas sus
hojas al aire.
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Estos dos siguieron charlando como si se conocieran de hace años mientras que más arriba
se podía oír: ¡Socorro, que alguien ponga el freno!, Gritaba tanto como podía un viejo
neumático que caía rodando cuesta abajo, rebotando contra todo lo que se encontraba por el
camino. Toda una estela de murmuraciones dejó detrás de sí el neumático, antes de caer
redondo entre la zarzamora.
A no muchos metros de allí, se oía otra voz lamentándose: ¡Ah, qué cosa más repugnante!
Con lo delicada que siempre he sido, con el cuidado que siempre me han tratado, con tantos
placeres que he brindado... Estar aquí no es justo, todo este polvo, todas las hormigas que
están subiendo por mis costados y este pajarraco que no deja de mirarme e intentar
picotearme sin parar. Oiga, un poco más de respeto que yo soy un Señor Carpintero, y usted
ha caído aquí, sin pedir permiso a nadie, por cierto... ¿Qué clase de cosa es usted?, Porque a
decir verdad, es imposible hacer un agujero de los bonitos como yo hago. Le soltó el pájaro
carpintero, restregándose el pico en su ala. Ja, Ja, Ja, Se rio. ¿No sabe quién soy? Si soy de
lo más importante, y sobre todo necesaria, soy una nevera, averiada, eso sí, pero nadie me
quitará mi condición de nevera de cinco estrellas. Terminó diciendo la nevera ufana, como
si se estuviera mirando las uñas recién pintadas.
Sí que corres más rápido ahora ardilla, parece que has estado entrenando mucho ahí dentro.
Dijo el hombre de verde al ver como huía el animalito. ¡Buf! Buena la tenemos hoy, han
dejado tirado de todo por aquí. ¡Ay, ay, ay!
Pensaba que se estaba creando una costumbre, cuando les estorba algo o les queda viejo, no
tenían mejor lugar donde ir a tirar las cosas que al bosque. Dentro de poco tendría lugar la
fiesta de verano del pueblo, aprovecharía para crear una campaña de solidaridad con el
bosque y reclutaría voluntarios que ayuden a limpiar el bosque. Una de las primeras cosas
que hizo el guarda forestal fue poner un gran cartel anunciando: Salvemos los pulmones de
la tierra, nuestros bosques nos dan el aire puro. Los bosques son el jardín de todos, Cuidarlo
y mantenerlo limpio también es cosa de todos.
Mucha gente de todas las edades se apuntó para ir al bosque a limpiar y los restos
encontrados los pondrían, un día en la plaza del ayuntamiento para que todos puedan
contemplar, y leer el cartel que dice: ¿Te gustaría tener esto en el salón de tu casa?
Anónimo
Conclusión o cierre: Por orden los niños nos compartirán como se sintieron en el rol que
desempeñaron cada uno y como pueden ayudar a otros siendo solidarios.
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Érase una vez una niña que vivía con sus padres y su
mascota. Un día al salir de casa, cerraron la puerta de la
calle y la televisión empezó a hablarle a las estanterías
del salón.
"Yo, que soy una mantita, tengo todo el día al perro encima". "Y nosotros" -dijeron las
cintas de vídeo- "tenemos que estar siempre una encima de la otra". "Pues yo" -dijo la
estantería de la televisión- "tengo que estar soportando a la señora televisión que siempre se
calienta y hace mucho ruido". El frigorífico dijo- "yo tengo que estar abriendo y cerrando
todo el día la puerta y se me escapa el frío".
En fin, nadie estaba contento con su papel en la casa. Así que decidieron cambiar sus
puestos, el sofá quería ser la nevera y se puso encima toda la comida; las tres estanterías de
libros querían ser cada una un sofá y se tumbaron en el suelo; la estantería de la televisión
quería ser la cama del perro; la televisión quería ser la estantería de los libros y se puso
todos los libros encima; las cintas de vídeo se metieron en la nevera y la manta del perro
que quería ser cuadro se puso en la pared.
Cuando llegó la familia a su casa se encontraron todo patas arriba y se pusieron a chillar:
"¡Que escándalo es este!, ¿quién ha hecho todo esto?"
La familia salió horrorizada de la casa y llamaron por teléfono desde una cabina a la
policía. Cuando llegó la policía y entraron con la familia a la casa, se encontraron todos los
muebles en su sitio. La policía regañó a la familia diciendo: "la policía no tiene tiempo para
bromitas". La familia se quedó alucinada.
Al día siguiente, pasó exactamente igual, todos los muebles de la casa habían cambiado de
sitio y su trabajo era otro. Al tercer día, cuando se iban a ir, la madre fue la última en salir.
Cerró la puerta de un portazo y se quedó dentro de la casa. Vio como los muebles se ponían
a hablar, pero antes de que pudieran moverse de su sitio, dijo: "quietos, que nadie se
mueva". Los muebles se quedaron asombrados, los habían pillado.
"Quiero hablar con vosotros un momento, antes de que hagáis el loco" -dijo la madre-
"¿Porque todos los días os cambias vuestros puestos?" Contestaron los muebles- "Es un
rollo estar haciendo todos los días lo mismo". Pero la madre les dijo, "para eso estáis
hechos".
36
"Pero vosotros nos tratáis muy mal" -dijeron los muebles- "así que no os haremos caso y
todos los días estaremos haciendo lo mismo, hasta que aprendáis que a las cosas, por muy
inútiles que sean, siempre tienen un corazón".
La madre les pidió perdón e hicieron un acuerdo: "Desde este momento el perro, mi hija,
mi marido y yo os trataremos con cuidado y cariño". Y así cuando los muebles vieron que
no les trataban con indiferencia decidieron estar en paz y ser todos felices.
Anónimo
El zoo era muy grande y había todo tipo de animales. Daniel y su amigos estaban
entusiasmados, entre los animales que habían se encontraban, los fieros leones, los
dormilones osos, los grandes elefantes, las altísimas jirafas, los simpáticos pingüinos, los
amistosos delfines, los divertidos monos...Cada animal tenía algo de especial y todos están
disfrutando del paseo.
De pronto sonó una voz de alarma, uno de los monos se había escapado de la jaula e iba
corriendo y asustando a la gente por todo el zoo. Los cuidadores del zoo intentaban cogerle
pero no podían, entonces Daniel y sus compañeros, decidieron unirse a la captura y por fin
le cogieron. Los cuidadores se pusieron muy contentos y le dieron las gracias a Daniel y sus
compañeros, como recompensa por su ayuda, el dueño del zoo les invito a bañarse en la
piscina con los delfines.
Todos los niños empezaron a gritar y reír de alegría y de esta forma pasaron la tarde,
jugando y divirtiéndose con los delfines. Para Daniel y sus compañeros este fue el mejor
día de su vida.
Anónimo
Nombre: El escultor
Anónimo
40
El gato desesperado
Muy cansado, sin lograr tener siquiera una manzana, decidió darse por vencido y pensó
que mejor era irse a su casa a dormir. El gato no pensó que trepando por un muro que
estaba al costado del árbol, hubiera podido alcanzar fácilmente las manzanas, sin intentar
en vano saltar y gastar sus energías para no obtener nada. Por no detenerse a pensar un
momento, se rindió y perdió una gran oportunidad.
Anónimo
41
Ana, era una niña de 10 años que vivía en una zona fría de
Europa con unas tías, hermanas de su padre. En un
accidente automovilístico, en el que ella viajaba con sus
padres cuando era una bebé, ellos perdieron la vida y la niña
fue la única sobreviviente. Afortunadamente pudo quedarse
con unas tías. Ella tuvo tanto amor, que no sintió la ausencia
de los seres más importantes en la vida de todo ser humano,
nuestros padres. La tía Julia era una gran pianista y Ana
aprendió a tocar el piano con mucha pasión, destacando en
todas las actividades en las que podía participar, ya sea en el
colegio, la iglesia o en reuniones familiares. Ana también tocaba la guitarra, era bailarina
de ballet y dibujaba muy bien. “¿Cómo puede hacer tanto una niña?”, decían las amistades
de las tías.
“¡Ah!, es que ella es muy disciplinada. No pierde el tiempo. Es una niña pero sueña con
llegar muy lejos. Sabe que la constancia y tener metas claras, hará que logre todo lo que se
propone, así como nosotras”, decía la tía Lupe. “¡Sí!”, decían sus hermanas a la vez. Ana
tenía buenos ejemplos y eran una familia luchadora que no se rendía ante nada. “Todo tiene
solución”, decían siempre. La constancia es muy importante. “Debemos perseguir nuestros
sueños”, repetían en sus conversaciones. Ana siempre recordaba lo que oía y sobre todo lo
que veía, como todos los niños que aprenden por imitación. Hacen todo lo que ven.
Anónimo
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Cuando llegó la hora de pasar lista, notaron la ausencia de tres niños. Estos alumnos se
perdieron y confundieron la ruta hasta que llegaron cerca de un río. Hacía tanto calor que
los niños decidieron bañarse. César que no sabía nadar, empezó a ahogarse y a gritar
desesperadamente por lo que sus compañeros arrojaron unas ramas para sujetarlo pero la
corriente pudo más y arrastró a César. Los padres que estaban cerca de la orilla del río,
vieron al niño y uno de los padres que era salvavidas se lanzó a rescatarlo.
Afortunadamente, se salvó César, pero quedó con algunas heridas que pudieron
solucionarse gracias al seguro de salud escolar que todo colegio debe tener en casos de
emergencia. Desde ese día, César y todos sus amigos entendieron que era mejor obedecer
ya que así no pasarían por momentos desagradables. Entendieron que lo que les exigen sus
padres y maestros es para el bienestar de ellos.
Anónimo
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Anónimo
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Anónimo
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Anónimo
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Un día la mamá hacía limpieza en la habitación de Tony y consideró que los juguetes
estaban de más. Como ya era grande y Tony estaba en la universidad le dijo a su hijo por
teléfono que regalaría sus juguetes favoritos y él se molestó. Es que los recuerdos y los
buenos momentos de su niñez estaban justamente ahí, con sus juguetes favoritos, aunque
solo estuvieran ahora como adorno, pensaba el joven. Tony regresó a casa el fin de semana
y separó sus juguetes, se quedó con algunos y lo demás pensó que debía dárselos a alguien
muy especial. Recordó a la hija de una vecina y él sabía que la niña era muy cuidadosa con
sus juguetes.
La carita de la niña desbordaba de alegría al ver las cajas llenas de juguetes, que Tony le
había regalado y estaba feliz. Tony se fue algo triste pero sabía que cuando el tiempo pasa,
muchas veces hay que aceptar los cambios en nuestras vidas. Antes que se llenaran de
polvo y se maltraten por falta de uso era mejor compartirlos y así hizo Tony.
Anónimo
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Anónimo
48
Camila detestaba estar con sus abuelos por qué eran muy disciplinados y ella no. El papá
que estaba preocupado por su hija, habló con su esposa y le dijo: “Tenemos que motivar a
Camila. Debe aprender a ser obediente. Tal vez si le hablamos con amor y paciencia, sin
gritos y órdenes, podría ser más fácil que entienda”. Así lo hicieron y prometieron a la niña
que por cada logro y por el esfuerzo que ella mostrase por cambiar, le regalarían una
estrella muy brillante, que aunque fuera de papel la haría muy feliz, porque se la darían con
mucho amor. Camila en una semana llenó su dormitorio con decenas de estrellas de todos
los tamaños y colores que le regalaban sus padres. Hasta en la escuela notaron el cambio
que se dio en Camila y se lo comunicaron a los padres. Por fin Camila había cambiado para
bien.
Anónimo
49
Cuando empezaron a correr, todo iba muy bien hasta que la cometa de Carlos se enredó en
un árbol. Adrián no se dio cuenta y siguió corriendo muy contento al ver tan alto su cometa
de colores. Cuando volteó a buscar a su amigo, lo vio sentado en el parque, llorando
desconsoladamente. Al regresar donde estaba Carlos y enterarse de lo sucedido, lo abrazó
fuerte y le propuso jugar un rato cada uno con su cometa, con tal de no verlo triste. Así
terminó la competencia entre amigos y empezaron a compartir como cuando eran más
pequeños.
Anónimo
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Alicia muy molesta gritó: “¡No molesten a mi hermano, déjenlo tranquilo!”, Julián que oía
todo con paciencia empezó a reírse. “¿Qué te pasa Julián, estás loco?”, dijo más enojada
Alicia. “Lo que pasa, es que estos niños no saben que siguiendo mi tratamiento algún día
yo creceré. Tal vez sea hasta más grande que ellos, en cambio yo no sé si a ellos, algún día
se les quitará lo tontos que se ven”, dijo riéndose Julián. Ahora Alicia entendía las
carcajadas de su hermano y se dio cuenta de lo inteligente que era para responder y salir de
ese mal momento. Ahora se reían todos, menos los niños que se burlaban de él quedando
muy avergonzados. Alicia abrazó a Julián y dijo muy orgullosa: “Ése es mi hermano”.
Anónimo
51
Cuando la rueda empezó a girar, Bobby que nunca estuvo en esos juegos se asustó con la
altura y en un descuido ¡zas!, se cayó y quedó atrapado entre los fierros. Todos gritaban
desesperados, pero afortunadamente, se detuvo la rueda. Un señor que estuvo muy cerca,
pudo rescatarlo a tiempo, sin embargo hasta el señor se enojó por la imprudencia de llevar
al animalito y sin correa que es peor. Llegando a casa, le llamaron la atención a Ángela por
terca y desobediente. Esa noche no pudo ver su programa favorito de dibujos, pero
aprendió que nunca más llevaría a cualquier sitio a su perrito.
Anónimo
52
En el reino de las hadas, vivía un hada muy joven, hermosa y bondadosa que se llamaba
Bella. Así le pusieron sus padres al verla tan hermosa cuando nació. La niña creció y todos
se deleitaban con ella al verla jugar. La pequeña Bella adoraba las aves, las mariposas, las
tortuguitas y todos los días jugaba con ellos y con sus amigos en el bosque. Una mañana,
jugaban todos a las escondidas pero algo extraño sucedió; sus amigos de Bella no la
encontraban por más que la buscaban y pronto se dieron cuenta que había desaparecido.
Cansados de buscar tuvieron, que avisar a sus padres que la niña había desaparecido. Muy
preocupados los padres convocaron a todas las hadas del reino para buscar a su hija. Las
hadas sabían que una bruja le tenía mucha envidia a la niña por su belleza. “Tal vez ella la
secuestró”, dijeron todas. Fueron a buscarla por todo el bosque y encontraron a la pequeña
atada a un árbol y a la bruja a punto de lanzar uno de sus conjuros sobre Bella para quitarle
su hermosura. La mamá de Bella se acercó sigilosamente a la bruja para echarle un hechizo
y liberar a su hija, pero la bruja se dio cuenta a tiempo y se apuró en hacer un conjuro
maléfico contra Bella. La mamá de Bella se interpuso entre el hechizo de la bruja y su
hija.
Ella dio su vida para salvar a su hija. Las otras hadas al ver esto, atacaron a la bruja y la
encerraron para siempre en una botella. Bella se puso muy triste y se puso a llorar durante
horas. Las hadas la calmaron y le hicieron ver a la niña que solo le quedaba ser feliz
sabiendo que su mamá la quería mucho. El padre de Bella ahora la cuida más, pero ella
sabe que siempre habrá un hada invisible que estará a su lado protegiéndola de todo mal,
pase lo que pase.
Anónimo
53
A pesar del calor y el esfuerzo, la mamá hormiga buscaba y buscaba alimentos sabrosos
para hacer una comida especial, pero no encontraba. En el camino solo encontraba granos
de trigo, arroz, pedacitos de pan, unas hojas de colores y dos nueces pequeñitas; pero ella
quería algo especial para el cumpleaños. Se acercaba la noche y la mamá volvió triste con
poco alimento. Al día siguiente la mamá le preparó a su hijo algo que inventó en la cocina.
Hizo todo lo posible para que saliera rica la comida con lo poco que tenía, pero no salió
rico. Aunque no estuvo rico el almuerzo, su hijo le dijo que no le importaba. Que el
ingrediente principal era el amor y que para él eso era suficiente. El hijo estaba feliz y le
dijo a su mamá que lo mejor no era recibir regalos ni comida en su cumpleaños; para él lo
mejor era todo lo que su mamá hacía por él. Aunque fuera poco, lo hacía con mucho amor y
eso era suficiente para él.
Anónimo
54
Los ratones respondieron: “Gracias señor tigre, le prometemos que no se arrepentirá y que
le devolveremos el favor algún día”.
El tigre se fue riéndose y pensando: “¿Cómo es que siendo tan pequeños me podrán ayudar
algún día?”
A la mañana siguiente, los ratones jugaban como siempre alocados con las frutas del
bosque y con su hula-hula pero con más cuidado para no molestar al tigre. De pronto
escucharon unos gritos que les llamó la atención. Fueron todos a ver qué sucedía y vieron al
tigre que colgaba de unas redes; había caído en una trampa.
El tigre vio que su amigo el oso pasaba cerca y le dijo: “¡Oso, ayúdame por favor que ya
vienen los cazadores y me van a llevar!” El oso se asustó y se fue corriendo para que los
cazadores no lo atrapen a él también. Los ratoncitos que estaban mirando al tigre le dijeron:
“Nosotros le podemos ayudar señor tigre”. El tigre triste porque pensaba que ya era presa
segura de los cazadores, les dijo sin ganas: ”está bien ratones, hagan lo que puedan antes
que vengan los cazadores y me lleven. De todos modos ya me resigné.”
Los ratones empezaron a morder la red hasta que se rompió y por fin salvaron al tigre. Esta
noble acción dejó meditando al tigre gruñón ya que él pensó que los ratones lo dejarían allí
para que no vuelva a ser un peligro para ellos. Desde entonces fue un gran amigo de los
ratones y entre todos ahora se cuidan para que nadie les haga daño.
Anónimo
55
El flautista de Hamelin
Fue entonces cuando el flautista volvió de nuevo a la ciudad para cobrar su recompensa.
El caso es que el alcalde y sus compañeros, a no tener ya el problema, decidieron no pagar
al flautista.
Esto hizo que se enfadase y comenzó a tocar de nuevo la flauta, pero en esta ocasión, los
que le seguían no eran los ratones, sino los niños del pueblo. Por mucho que sus padres los
llamaban, ellos no hacían caso. Finalmente, el flautista consiguió llevárselos muy lejos, por
lo que el pueblo se quedó sin niños para siempre.
Anónimo
56
Cuando empezó a actuar, muchas personas que habían a su alrededor empezaron a mirarlo
de forma extraña. Los padres empezaron a recoger a sus hijos del parque y les dijeron que
nunca se acercasen a ese payaso. Después de varios días intentándolo, finalmente el
hombre se dio por vencido y se sentó en un banco donde empezó a llorar. En ese mismo
instante, un niño pequeño se acercó y le regaló una flor que había cogido del mismo
parque.
Aquí fue cuando este entrañable anciano se dio cuenta de que todo no estaba perdido, ya
que en el corazón sincero de los niños, siempre existirá esa sonrisa que, aunque no la vea,
siempre seguirá buscando.
Anónimo
57
Algunos decían que Paganini era muy raro. Otros, que era sobrenatural. Las notas mágicas
que salían de su violín tenían un sonido diferente. Por eso nadie quería perder la
oportunidad de ver su espectáculo. Una noche, el escenario de un auditorio repleto de
admiradores estaba preparado para recibirlo. La orquesta entró y fue aplaudida. El director,
a su vez, fue muy ovacionado. Pero cuando apareció triunfante la figura de Paganini,
aquello fue el delirio. Paganini acomodó el violín contra su hombro, y lo que siguió fue
indescriptible: blancas y negras, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecían tener
alas y volar con el toque de aquellos dedos encantados. De repente, un extraño sonido
interrumpió el ensueño de la platea: una de las cuerdas del violín de Paganini se había roto.
El director se detuvo. La orquesta dejó de tocar. El público contuvo el aliento. Pero
Paganini, mirando su partitura, siguió extrayendo sonidos deliciosos de un violín con
problemas. el director y la orquesta, admirados, volvieron a tocar. El pueblo se calmó.
De repente, otro sonido perturbador atrajo la atención de los asistentes. Otra cuerda del
violín de Paganini había saltado por los aires. El director se detuvo de nuevo. La orquesta
volvió a dejar de tocar. Paganini, no. Como si nada hubiera ocurrido, olvidó las dificultades
y siguió arrancando sonidos imposibles. El director y la orquesta, impresionados, volvieron
a tocar. Pero el público no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación. Todas las
personas, asombradas, gritaron un ¡Ohhhhhh! que retumbó por toda la sal: una tercer
cuerda del violín de Paganini se había quebrado.
inercia al delirio. Paginini alcanzo la gloria. Su nombre perdura a través del tiempo. Él no
es un violinista genial. Es el símbolo del que continúa adelante aun en medio de las
dificultades, de los problemas y de todo lo que parece imposible.
Anónimo
59
Al principio el padre no creyó al niño. Pensó que sería imposible que, a su edad hubiera
conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico
levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.
Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus
debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? De esta manera, el
padre preguntó con asombro a su hijo: - Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo
lograste? - Papá, respondió el niño, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el
mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así
que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era.
"Cuando conseguí arreglar al hombre, di la vuelta a la hoja y vi que había arreglado el
mundo"
Anónimo
60
Había una vez un rey muy poderoso que reinaba un país muy
lejano. Era un buen rey. Pero el monarca tenía un problema:
era un rey con dos personalidades. Había días en que se
levantaba exultante, eufórico, feliz. Ya desde la mañana, esos
días aparecían como maravillosos. Los jardines de su palacio
le parecían más bellos. Sus sirvientes, por algún extraño
fenómeno, eran amables y eficientes esas mañanas. En el
desayuno confirmaba que se fabricaban en su reino las
mejores harinas y se cosechaban los mejores frutos. Esos eran
días en que el rey rebajaba los impuestos, repartía riquezas,
concedía favores y legislaba por la paz y por el bienestar de
los ancianos.
Durante esos días [...] el rey pensaba en los compromisos contraídos en otros tiempos y se
asustaba pensando en cómo cumplirlos. Esos eran los días en que el rey aumentaba los
impuestos, incautaba tierras, apresaba opositores... Temeroso del futuro y del presente,
perseguido por los errores del pasado, en esos días legislaba contra su pueblo y su palabra
más usada era NO. Consciente de los problemas que estos cambios de humor le
ocasionaban, el rey llamó a todos los sabios, magos y asesores de su reino a una reunión.
—Señores –les dijo— todos ustedes saben acerca de mis variaciones de ánimo. Todos se
han beneficiado de mis euforias y han padecido mis enojos. Pero el que más padece soy yo
mismo, que cada día estoy deshaciendo lo que hice en otro tiempo, cuando veía las cosas de
otra manera. Necesito de ustedes, señores, que trabajéis juntos para conseguir el remedio,
sea brebaje o conjuro que me impida ser tan absurdamente optimista como para no ver los
hechos y tan ridículamente pesimista como para oprimir y dañar a los que quiero. Los
sabios aceptaron el reto y durante semanas trabajaron en el problema del rey. Sin embargo
todas las alquimias, todos los hechizos y todas las hierbas no consiguieron encontrar la
respuesta al asunto planteado. Entonces se presentaron ante el rey y le contaron su fracaso.
Esa noche el rey lloró A la mañana siguiente, un extraño visitante le pidió audiencia. Era un
misterioso hombre de tez oscura y raída túnica que alguna vez había sido blanca.
—Majestad –dijo el hombre con una reverencia—, del lugar de donde vengo se habla de tus
males y de tu dolor. He venido a traerte el remedio. Y bajando la cabeza, acercó al rey una
cajita de cuero. El rey, entre sorprendido y esperanzado, la abrió y buscó dentro de la caja.
Lo único que había era un anillo plateado. —Gracias –dijo el rey entusiasmado— ¿es un
anillo mágico? —Por cierto lo es –respondió el viajero—, pero su magia no actúa sólo por
llevarlo en tu dedo... Todas las mañanas, apenas te levantes, deberás leer la inscripción que
tiene el anillo. Y recordar esas palabras cada vez que veas el anillo en tu dedo. El rey tomó
el anillo y leyó en voz alta: Debes saber que ESTO también pasará
61
Y dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez siendo literalmente tragada por el
espeso líquido blanco.
La otra rana, más persistente o quizás más tozuda, se dijo: - No hay caso! Nada se puede
hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo ya que la muerte me llega, prefiero luchar
hasta mi último aliento. No quisiera morir un segundo antes de que llegue mi hora.
La rana sorprendida dio un salto y patinando llegó hasta el borde del pote. Desde allí, sólo
le quedaba ir croando alegremente de regreso a casa.
Anónimo
62
- Esa piedra representa lo más valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazón. Y
también es sincera, porque aún no es vuestro y es duro como una piedra. Sólo cuando se
llene de amor se ablandara y será más tierno que ningún otro
Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la
piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus riquezas a separar lo inútil de lo importante.
Acabó con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del país tuvieron comida y libros.
Cuantos trataban con la princesa salían encantados por su carácter y cercanía, y su sola
presencia transmitía tal calor humano y pasión por cuanto hacía, que comenzaron a llamarla
cariñosamente "La princesa de fuego". Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura
corteza del corazón del joven, que tal y como había prometido, resultó ser tan tierno y justo
que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus días.
Anónimo
63
Había una vez un hombre que salió un día de su casa para ir al trabajo, y justo al pasar por
delante de la puerta de la casa de su vecino, sin darse cuenta se le cayó un papel importante.
Su vecino, que miraba por la ventana en ese momento, vio caer el papel, y pensó: - ¡Qué
descarado, el tío va y tira un papel para ensuciar mi puerta disimulando descaradamente!
Pero en vez de decirle nada, planeó su venganza, y por la noche vació su papelera junto a la
puerta del primer vecino. Este estaba mirando por la ventana en ese momento y cuando
recogió los papeles encontró aquel papel tan importante que había perdido y que le había
supuesto un problemón aquel día. Estaba roto en mil pedazos, y pensó que su vecino no
sólo se lo había robado, sino que además lo había roto y tirado en la puerta de su casa. Pero
no quiso decirle nada, y se puso a preparar su venganza. Esa noche llamó a una granja para
hacer un pedido de diez cerdos y cien patos, y pidió que los llevaran a la dirección de su
vecino, que al día siguiente tuvo un buen problema para tratar de librarse de los animales y
sus malos olores. Pero éste, como estaba seguro de que aquello era idea de su vecino, en
cuanto se deshizo de los cerdos comenzó a planear su venganza.
Y así, uno y otro siguieron fastidiándose mutuamente, cada vez más exageradamente, y de
aquel simple papelito en la puerta llegaron a llamar a una banda de música, o una sirena de
bomberos, a estrellar un camión contra la tapia, lanzar una lluvia de piedras contra los
cristales, disparar un cañón del ejército y finalmente, una bomba-terremoto que derrumbo
las casas de los dos vecinos…
Y así fue, hablando, como aquellos dos vecinos terminaron siendo amigos, lo que les fue de
gran ayuda para recuperarse de sus heridas y reconstruir sus maltrechas casas.
Anónimo
64
Al llegar a casa, contó la historia y su encuentro con el mago a sus papás, que se mostraron
muy orgullosos por su comportamiento. Y cuando iba a sacar la ramita, llegó su hermanito
pequeño. Llorando de hambre, y también se la dio a él.
En ese momento apareció el mago con gran estruendo, y preguntó al conejito ¿Dónde están
las ramitas mágicas que te entregué? ¿Qué es lo que has hecho con ellas? El conejito se
asustó y comenzó a excusarse, pero el mago le cortó diciendo ¿No te dije que si las usabas
bien serían más mágicas? ¡Pues sal fuera y mira lo que has hecho!
Y el conejito salió temblando de su casa para descubrir que a partir de sus ramitas, ¡¡todos
los campos de alrededor se habían convertido en una maravillosa granja llena de agua y
comida para todos los animales!! Y el conejito se sintió muy contento por haber obrado
bien, y porque la magia de su generosidad hubiera devuelto la alegría a todos.
Anónimo
65
Una vez más, nadie parecía haber sido el ladrón. Pero de pronto, uno de los jardineros
comenzó a toser, a retorcerse y a quejarse, y finalmente cayó al suelo. El enano, con una
sonrisa malvada, explicó entonces que la comida que acababan de tomar estaba
envenenada, y que el único antídoto para aquel veneno estaba escondido dentro del rubí que
había desaparecido esa noche. Y explicó cómo él mismo había cambiado los rubíes
auténticos por unos falsos pocos días antes, y cómo esperaba que sólo el ladrón salvara su
vida, si es que era especialmente era rápido…
Las toses y quejidos se extendieron a otras personas, y el terror se apoderó de todos los
presentes. De todos, menos de uno. Un lacayo que al sentir los primeros dolores no tardó en
salir corriendo hacia el escondite en que guardaba las joyas, de donde tomó el último rubí.
Efectivamente, pudo abrirlo y beber el extraño líquido que contenía en su interior, salvando
su vida. O eso creía él, porque el jardinero era uno de los ayudantes del enano, y el veneno
no era más que un jarabe preparado por el pequeño investigador para provocar unos fuertes
dolores durante un rato, pero nada más. Y el lacayo así descubierto fue detenido por los
guardias y llevado inmediatamente ante la justicia.
Anónimo
66
Don Estudiete les explicó divertido que aquella forma de actuar no tenía tanto que ver con
los enfados, sino que era un ejemplo de los distintos niveles de inteligencia y reflexión que
tenían los animales, y acordaron llevar al día siguiente una lista con los animales ordenados
por su nivel de inteligencia... Y así fue como se armó el gran lío de la clase de ciencias,
cuando un montón de papás protestaron porque sus hijos... ¡¡les habían puesto entre los
menos inteligentes de los animales!! Según los niños, porque no hacían más que protestar y
no escuchan a nadie. Y aunque Don Estudiete tuvo que hacer muchas aclaraciones y calmar
unos cuantos padres, aquello sirvió para que algunos se dieran cuenta de que por muy listos
que fueran, muchas veces se comportaban de forma bastante poco inteligente.
Anónimo
67
Gracias a su leal Sombra pudo el hada por fin encontrar la Piedra de Cristal, pero el
monstruoso Guardián de la piedra no estaba dispuesto a entregársela. Entonces Sombra, en
un último gesto de lealtad, se ofreció a cambio de la piedra quedándose al servicio del
Guardián por el resto de sus días... La poderosa magia de la Piedra de Cristal permitió al
hada regresar al lago y expulsar a los seres malvados, pero cada noche lloraba la ausencia
de su fiel Sombra, pues de aquel firme y generoso compromiso surgió un amor más fuerte
que ningún otro. Y en su recuerdo, queriendo mostrar a todos el valor de la lealtad y el
compromiso, regaló a cada ser de la tierra su propia sombra durante el día; pero al llegar la
noche, todas las sombras acuden el lago, donde consuelan y acompañan a su triste hada.
Anónimo
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Anónimo
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Pero Nico, que guardaba plátanos por si alguna vez en el futuro hicieran falta, y que a
menudo dudaba de que todas aquellas pulseras sirvieran para algo, pensó que eran
demasiado caras. Pero como no quería desaprovechar la visita de Mambo, rebuscó entre sus
cachivaches algo interesante, hasta dar con una caja extraña llena de hierros torcidos. "No
sirve para nada, Nico", le dijo el vendedor, "puedes quedártela por un par de plátanos".
Así, Mambo se fue habiendo vendido sus pulseras, dejando a los bubuanos encantados y
sonrientes. Pero al poco tiempo comenzaron a darse cuenta de que aquellas pulseras, tan
anchas y alargadas, no dejaban mover bien los brazos, y eran un verdadero problema para
hacer lo más importante en la vida de un bubuano: coger plátanos. Trataron de quitárselas,
pero no pudieron. Y entonces resultó que todos querían los plátanos de Nico, que eran los
únicos en toda la selva que no estaban en los árboles. Así, de la noche a la mañana, Nico se
convirtió en el bubuano más rico y respetado de la selva.
Pero no quedó ahí la cosa. Aquella caja de raros hierros torcidos que tan interesante le
había parecido a Nico y tan poco le había costado, resultó ser una caja de herramientas, y
cuando Nico descubrió sus muchas utilidades, no sólo pudo liberar a los demás bubuanos
de aquellas estúpidas pulseras, sino que encontraron muchísimas formas de utilizarlas para
conseguir cosas increíbles.
Y así fue como, gracias a la sensatez de Nico, los bubuanos comprendieron que el precio de
las cosas nada tiene que ver con su valor real, y que dejarse llevar por las modas y demás
mensajes de los vendedores es una forma segura de acabar teniendo problemas.
Anónimo
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Anónimo
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Pero un día, las brujas del país vecino arrasaron el país, haciendo prisioneras a todas las
hadas y magos. Nuestra hada, poco antes de ser atacada, hechizó sus propios vestidos, y
ayudada por su fea cara, se hizo pasar por bruja. Así, pudo seguirlas hasta su guarida, y una
vez allí, con su magia preparó una gran fiesta para todas, adornando la cueva con
murciélagos, sapos, arañas y música de lobos aullando.
Durante la fiesta, corrió a liberar a todas las hadas y magos, que con un gran hechizo
consiguieron encerrar a todas las brujas en la montaña durante los siguientes 100 años.
Y durante esos 100 años, y muchos más, todos recordaron la valentía y la inteligencia del
hada fea. Nunca más se volvió a considerar en aquel país la fealdad una desgracia, y cada
vez que nacía alguien feo, todos se llenaban de alegría sabiendo que tendría grandes cosas
por hacer.
Anónimo
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La princesa lloró durante días, comprendiendo la verdad de las palabras de su cruel marido.
Y se acordaba de tantos jóvenes honrados y bondadosos a quienes había rechazado sólo por
convertirse en una princesa. Dispuesta a enmendar su error, la princesa trató de huir de
palacio, pero el príncipe no lo consintió, pues a todos hablaba de la extraordinaria belleza
de su esposa, aumentando con ellos su fama de hombre excepcional. Tantos intentos hizo la
princesa por escapar, que acabó encerrada y custodiada por varios guardias constantemente.
Uno de aquellos guardias sentía lástima por la princesa, y en sus encierros trataba de
animarle y darle conversación, de forma que con el paso del tiempo se fueron haciendo
buenos amigos. Tanta confianza llegaron a tener, que un día la princesa pidió a su guardián
que la dejara escapar. Pero el soldado, que debía lealtad y obediencia a su rey, no accedió a
la petición de la princesa. Sin embargo, le respondió diciendo: - Si tanto queréis huir de
aquí, yo sé la forma de hacerlo, pero requerirá de un gran sacrificio por vuestra parte.
Ella estuvo de acuerdo, confirmando que estaba dispuesta a cualquier cosa, y el soldado
prosiguió: - El príncipe sólo os quiere por vuestra belleza. Si os desfiguráis el rostro, os
enviará lejos de palacio, para que nadie pueda veros, y borrará cualquier rastro de vuestra
presencia. Él es así de ruin y miserable. La princesa respondió diciendo: - ¿Desfigurarme?
¿Y a dónde iré? ¿Qué será de mí, si mi belleza es lo único que tengo? ¿Quién querrá saber
nada de una mujer horriblemente fea e inútil como yo? - Yo lo haré - respondió seguro el
soldado, que de su trato diario con la princesa había terminado enamorándose de ella
Para mí sois aún más bella por dentro que por fuera. Y entonces la princesa comprendió
que también amaba a aquel sencillo y honrado soldado. Con lágrimas en los ojos, tomó la
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mano de su guardián, y empuñando juntos una daga, trazaron sobre su rostro dos largos y
profundos cortes… Cuando el príncipe contempló el rostro de su esposa, todo sucedió
como el guardián había previsto. La hizo enviar tan lejos como pudo, y se inventó una
trágica historia sobre la muerte de la princesa que le hizo aún más popular entre la gente.
Y así, desfigurada y libre, la joven del bello rostro pudo por fin ser feliz junto a aquel
sencillo y leal soldado, el único que al verla no apartaba la mirada, pues a través de su
rostro encontraba siempre el camino hacia su corazón.
Anónimo
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Tanto, que los duendes de la mentira, mucho más tramposos y marrulleros, enviaron un
grupo de duendes al mundo para conseguir que los niños dijeran más y más mentiras. Y
como lo fueron consiguiendo, empezaron a tener muchos más ladrillos, y su palacio se fue
haciendo más grande y espectacular. Pero un día, algo raro ocurrió en el palacio de la
mentira: uno de los ladrillos se convirtió en una caja de papel. Poco después, otro ladrillo se
convirtió en arena, y al rato otro más se hizo de cristal y se rompió. Y así, poco a poco,
cada vez que se iban descubriendo las mentiras que habían creado aquellos ladrillos, éstos
se transformaban y desaparecían, de modo que el palacio de la mentira se fue haciendo más
y más débil, perdiendo más y más ladrillos, hasta que finalmente se desmoronó. Y todos,
incluidos los duendes mentirosos, comprendieron que no se pueden utilizar las mentiras
para nada, porque nunca son lo que parecen y no se sabe en qué se convertirán.
Anónimo