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I.

MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL

I.1. Adolescentes

La Organización Mundial de la Salud (OMS), define la adolescencia como la etapa


que transcurre entre los 12 y 19 años considerándose dos fases, la adolescencia
temprana 12 a 14 años y la adolescencia tardía 15 a 19 años. En cada una de las
etapas se presentan cambios tanto en el aspecto fisiológico (estimulación y
funcionamiento de los órganos por hormonas femeninas y masculinas), cambios
estructurales anatómicos y modificación en el perfil psicológico y de la
personalidad, sin embargo la condición de la adolescencia no es uniforme y varía
de acuerdo a las características individuales y de grupo.

Cada individuo posee una personalidad y en esta etapa es cuando más la


manifiesta generalmente, no solo de manera individual sino de forma grupal, para
poder medir el grado de aceptación en los diferentes escenarios sociales e ir
haciendo los ajustes o modificaciones necesarios para sentirse aceptado
socialmente.
El desarrollo de la personalidad dependerá en gran medida de los aspectos
hereditarios, de la estructura y experiencias en la etapa infantil preescolar y
escolar y de las condiciones sociales, familiares y ambientales en el que se
desenvuelva el adolescente. (1)
La población adolescente de México se duplicó en números absolutos en los
últimos 30 años. En 1970 representaba 11.4 por ciento de la población nacional
hoy representa 21.3 por ciento. Entre 2000 y 2020 el grupo de edad más grande
de la población será el de 10 a 19 años. (2)

1.2. Bullying

El acoso escolar, llamado bullying en inglés, se refiere al uso repetido y deliberado


de agresiones verbales, psicológicas o físicas para lastimar y dominar a otro niño,
sin que hayan sido precedidas de provocación y en el conocimiento de que la
víctima carece de posibilidades de defenderse. (3)

Conceptualizaremos el bullying, como una forma de conducta agresiva,


intencionada y perjudicial, cuyos protagonistas son niños o jóvenes escolares
(Olweus, 1973; Lowenstein, 1974; Besag, 1989; Cerezo, 1991). Debemos
considerar que esta forma de conducta agresiva no se manifiesta en un episodio
aislado o esporádico, sino persistente y que se mantiene en el tiempo, el cual
inclusive puede llegar a durar años. Se plantea además que la mayoría de los
agresores o bullies actúan movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar
y dominar a otro compañero al que consideran su víctima habitual. (Cerezo, 2001)

Respecto a la definición de bullying con mayor aceptación que se utiliza es la


propuesta por Olweus (2000): El bullying o maltrato entre iguales por abuso de

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poder, se define como: ​“​una conducta de persecución física y/o psicológica que
realiza un alumno o alumna contra otro, al que elige como víctima de repetidos
ataques. Esta acción, negativa e intencionada, sitúa a las víctimas en posiciones
de las que difícilmente pueden salir por sus propios medios. La continuidad de
estas relaciones provoca en las víctimas efectos claramente negativos: descenso
en su autoestima, estados de ansiedad e incluso cuadros depresivos, lo que
dificulta su integración en el medio escolar y el desarrollo normal de los
aprendizajes​” ​(Pág. 35)

Los estudios realizados en los últimos años sobre la violencia escolar Olweus
(1998), Lecannelier (2002), Cerezo (1992) reflejan que dicha violencia: 1) suele
incluir conductas de diversa naturaleza (burlas, amenazas, intimidaciones,
agresiones físicas, aislamiento sistemático, insultos); 2) tiende a originar
problemas que se repiten y prolongan durante cierto tiempo; 3) suele estar
provocada por un alumno (el agresor), apoyado generalmente en un grupo, contra
una víctima que se encuentra indefensa, que no puede por sí misma salir de esta
situación; 4) se mantiene debido a la ignorancia o pasividad de las personas que
rodean a los agresores y a las víctimas sin intervenir directamente.

Finge todo tipo de dolencias que justifiquen ante sus padres la inasistencia, antes
que declarar que está siendo víctima de un bullie o grupo de compañeros que le
hace la vida imposible. Algunos niños víctimas del bullying son objeto de chantajes
económicos por parte de un grupo de compañeros y son obligados a actuar así,
complaciendo las amenazas de los bullies, de lo contrario podrían pasar de una
agresión verbal a una física (golpes, empujones, peleas).

Avilés (2003) dice al respecto:


Cuando hablamos de bullying nos referimos a casos como en los que el escolar se
niega a ir al colegio fingiendo todo tipo de dolencias, porque ya sobrelleva el papel
de víctima del matón y que sistemáticamente es denigrado, insultado, humillado y
puesto en ridículo ante sus compañeros quienes comparten esta situación de
forma tácita. (cit. en Garaigordobil y Oñederra, 2010, p.35)

En conclusión, bullying es todo tipo de conducta que se da con una intencionalidad


y premeditación y que implica un maltrato verbal, físico y psicológico en un tiempo
prolongado, basado en el principio de bravuconería del acosador que abusa de las
debilidades de la víctima. Este tipo de violencia es más sutil y es por ello que es
difícil de identificar cuándo un niño sufre realmente bullying.

I.2.1. Diferenciación de conceptos

Es de gran importancia aclarar algunos conceptos relacionados con el tema del


bullying. Las definiciones no están consensuadas siendo este uno de los aspectos
que dificultan la unificación de criterios desde el inicio. Aún así y como aspecto
necesario para conocer el problema.

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Violencia: En primer lugar, la violencia se define como algo evitable que
obstaculiza la autorrealización humana explicando que las personas sufran
realizaciones afectivas, somáticas y mentales, por debajo de sus realizaciones
potenciales. Así mismo, se considera como aquella situación o situaciones en que
dos o más individuos se encuentran en una confrontación en la cual una o más de
una de las personas afectadas sale perjudicada, siendo agredida física o
psicológicamente. (Lleó, 2000)

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2002) define la violencia como:


“El uso deliberado de la fuerza física o el poder ya sea en grado de amenaza o
efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o
que tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos,
trastornos del desarrollo o privaciones¨.

Conflicto: Este concepto aparece generalmente asociado a una valoración


negativa, debido a que se confunde conflicto con violencia. Un conflicto puede
resolverse también de forma no violenta. Mientras que a violencia no es innata en
los seres humanos sino que es un aprendizaje, el conflicto sí es consustancial a la
vida humana, algo natural y por tanto inevitable. De esta manera, más que
eliminar el conflicto, de lo que se trata es de saber regularlo creativa y
constructivamente de forma no violenta ya que es una energía y una oportunidad
para el cambio (Lleó, 2000)

Agresividad: es una característica innata de todos los seres vivientes


En tanto que la agresión: es una conducta interpersonal cuya intensión es herir o
causar daño simbólico, verbal o físico a una persona que no desea sufrir esa
suerte y que provoca daño real.
Existen dos formas de agresión:
 La agresión activa es todo aquello que se conoce como golpes, torturas.
También se incluyen aquí las amenazas fundadas. En conclusión se podría decir
que la agresión activa es una táctica de supervivencia.
 La agresión pasiva es todo aquello que no se ve, pero que dañan mucho más y
se manifiestan en conductas de intimidación, el daño es más psicológico.

1.2.2. Criterios diagnósticos para el Bullying

Según Serrano (2005, p. 11) hablamos de bullying cuando se cumplen al menos


tres de los siguientes criterios:
- La víctima se siente intimidada.
- La víctima se siente excluida.
- La víctima percibe al agresor como más fuerte.
- Las agresiones son cada vez de mayor intensidad.
- Las agresiones suelen ocurrir en privado.

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I.2.3. Fases del bullying

Según Piñuel y Oñate (2005) el bullying sigue habitualmente cinco fases típicas:

1) Incidentes críticos.
2) Acoso y estigmatización del niño.
3) Latencia y generación del daño psicológico.
4) Manifestaciones somáticas y psicológicas graves.
5) Expulsión o autoexclusión de la víctima.

Las características del bullying se puede señalar lo siguiente:

A.-Debe existir una víctima (indefensa) atacada por un bullies o grupo de


agresores.
B.- Debe existir una desigualdad de poder “desequilibrio de fuerzas” entre el más
fuerte y el más débil. No hay equilibrio en cuanto a posibilidades de defensa, ni
equilibrio físico, social o psicológico. Es una situación desigual y de indefensión
por parte de la víctima.
C.- La acción agresiva tiene que ser repetida. Tiene que suceder durante un
período largo de tiempo y de forma recurrente. Olweus (1998) indica “de forma
repetida en el tiempo”. La agresión supone un dolor no sólo en el momento del
ataque, sino de forma sostenida, ya que crea la expectativa en la víctima de poder,
es decir, ser blanco de futuros ataques.

El objetivo de la intimidación suele ser en un solo alumno, aunque también pueden


ser varios pero este caso se da con mucha menos frecuencia. La intimidación se
puede ejercer en solitario o en grupo, pero se intimida a sujetos concretos, nunca
se intimida a un grupo. (4)

I.2.4. Tipos de Bullying

Según Gunter (1998), estos tipos de maltrato presentan un porcentaje diferencial


por su ocurrencia entre las cuales está el abuso verbal y acoso, comentarios sobre
apariencia física, agresión social, agresión física y daño real o amenaza contra sus
pertenecías señaladas de manera descendentes respectivamente.

Según Avilés (2002) los principales tipos podemos considerar se suelen clasificar
en:

A.- Físico:
- Directo: contra el cuerpo como pegar, empujar, patadas, agresiones con objetos.

- Indirecto: dirigidos contra la propiedad como robar, romper, ensuciar y esconder


cosas.

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B.- Verbal: Diversos autores reconocen esta forma como la más habitual en sus
investigaciones. Suelen tomar cuerpo en insultos y peleas. También son
frecuentes los menosprecios en público o el estar resaltando y haciendo patente
de forma constante un defecto físico o de movimiento.

C.-Psicológico: Son acciones encaminadas a disminuir la autoestima del individuo


y fomentar su sensación de inseguridad y temor. El componente psicológico está
en todas las formas de maltrato.

D.- Social: conductas mediante las cuales se aísla al individuo del grupo, se le
margina, se le ignora, se le hace el vacio.

Con el avance de la tecnología se está observando un rápido desarrollo y


utilización de los medios informáticos y teléfonos celulares para generar nuevas
modalidades de bullying, como son:

E.- Ciberbullying: uso de las nuevas tecnologías de la información y la


comunicación como internet y el teléfono móvil. Es una forma de acoso indirecto y
anónimo. Las grabaciones de agresiones físicas brutales que son difundidas a
través del teléfono móvil o internet se denomina Happy slapping.

F.- Dating violence: es el acoso entre parejas de adolescentes, donde prevalece el


chantaje emocional. Es considerado como la antesala de la violencia de género.

1.2.5. Perfil de riesgo para convertirse en víctima o agresor

Cada una de las partes involucradas en la conducta de agresión entre pares,


parecen reunir un perfil o una serie de características personales que están
asociadas con la permanencia de esas conductas.
Las características más resaltantes del perfil de riesgo para convertirse en víctima
de bullying:

 Tener baja popularidad entre sus compañeros, con los que no logra tener
buenas relaciones y es rechazado como para no recibir ayuda de ellos en
situaciones de maltrato.
 Sentimientos de culpabilidad, lo que le imposibilita comunicar su situación a los
demás.
 Sentimientos de soledad, marginación y rechazo.
 Miedos que lo hacen padecer de angustia y ansiedad
 Temperamento débil y tímido. Falta de asertividad y seguridad
 Baja autoestima
 Tendencia a la depresión
 El estrés, ansiedad, angustia y el miedo pueden llegar a causarle ataques de
pánico
 Tendencia a somatizar pueden fingir enfermedades e incluso provocarlas por

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su estado de estrés
 Aceptación pasiva de la frustración y el sufrimiento, incapacidad para hacer una
confrontación, generar competitividad, venganza o agresión.
 Sobreprotección de la familia con carencia de habilidades para enfrentarse al
mundo. Dependencia emocional.
 Gestos, postura corporal, falta de simpatía y dificultades para la interpretación
del discurso entre iguales con características que les ubican en el punto de mira
de los agresores.
 Creencias irracionales, como creer en los horóscopos.

Las características del perfil de riesgo para convertirse en agresor o acosador:

 Gozar de mayor popularidad y apoyo pero con sentimientos ambivalentes de


respeto o miedo.
 Temperamento impulsivo y agresivo, ira incontrolada.
 Muchos proceden de hogares que se caracterizan por su alta agresividad,
violencia y falta de comunicación y cariño entre la familia.
 Tienen complejos con necesidad de autoafirmación.
 Falta de normas y conductas claras, constantes en la familia que no le pone
límites ni lo controla.
 Tiene comportamientos agresivos con los miembros de la familia.
 Carece de sentimientos de culpabilidad.
 Falta de responsabilidad y tendencia a culpar a los demás.
 No respeta a la autoridad y trasgrede las normas.
 Mal estudiante y sin motivación hacia los estudios, baja autoestima académica.
 Necesidad de sentirse autoafirmado y miedo a la soledad pero las relaciones
sociales las interpreta en términos de poder-sumisión.
 Consume alcohol y otras drogas.

En general, los agresores suelen ser fuertes físicamente, impulsivos, dominantes


con conductas antisociales y poco empáticos con sus víctimas.

I.2.6. Descripción de los sujetos

Los perfiles psicosociales de los participantes del fenómeno bullying, se definen a


partir de las investigaciones realizadas por Dake, Price, Telljohann (2002). Estos
perfiles se dividen en bullies (agresor), víctimas y espectadores:

Bullies (victimario): Olweus (1998 en Castro, 2009, p.81) define tres tipos de
acosadores:

a) Acosador Asertivo. Es aquel que con buenas habilidades sociales y popularidad


en el grupo es capaz de organizar o manipular a otros para que cumplan sus
órdenes. En definitiva, es aquel que es capaz de enmascarar su actitud
intimidatoria para no ser descubierto.

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b) Acosador Poco Asertivo. Es aquel que manifiesta un comportamiento antisocial
y que intimida y acosa a otros directamente a veces como reflejo de su falta de
autoestima y de confianza en sí mismo. Gracias a su comportamiento de acoso
consigue su rol y status dentro del grupo.

c) Acosador Víctima: Es aquel que acosa a compañeros más jóvenes que él y es a


la vez acosado por chicos mayores o incluso es víctima en su propia casa.

Víctimas: Según las investigaciones hechas por Díaz-Aguado (2004) se puede


precisar la existencia de dos tipos de víctimas: pasivas y activas.

 Las víctimas típicas o pasivas, se caracterizan por ser aislados, poco


comunicativos, baja popularidad, una conducta muy pasiva, manifestado por el
miedo o ser muy vulnerables con incapacidad para defenderse por sí solos. Estas
conductas se suelen observar en hijos de familias muy protectoras que no brindan
la oportunidad de cierta independencia a los hijos.

 Las víctimas activas, este tipo de víctimas se caracterizan por un fuerte


aislamiento social y por estar entre los alumnos más rechazados por sus
compañeros, presentan una autoestima baja y un pronóstico a largo plazo
negativo. Son más vulnerables que las víctimas pasivas.

Para Olweus (1993), hay ciertos signos visibles que el agresor/a elegiría para
atacar a las víctimas y que separarían a las víctimas de otros estudiantes. Serían
rasgos como los lentes, el color de la piel o el pelo y las dificultades en el habla.
Sin embargo, considera que los rasgos externos no pueden ser considerados
como causa directa de la agresión ni del estatus de la víctima. El/la agresor/a una
vez elegida la víctima identificaría esos rasgos diferenciadores.

Espectadores u observadores: Podemos distinguir cuatro tipos de espectadores

a) Espectadores Pasivos. Alumnos que saben de la situación y callan porque


temen ser las próximas víctimas o porque no sabrían como defenderse.

b) Espectadores Antisociales. Alumnos que hacen parte del agresor o acompañan


en los actos de intimidación. El acosador suele estar acompañado por alumnos
fácilmente influenciables y con un espíritu de solidaridad poco desarrollado.

c) Espectador reforzador. Aunque no participan de la agresión de manera directa,


observan las agresiones, las aprueban e incitan

d) El espectador Asertivo. Son alumnos que apoyan a la víctima y a veces hacen


frente al agresor.

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I.2.7. Consecuencias del Bullying

Consecuencias del bullying, ya sea para la víctima como para el agresor dado las
repercusiones que puede tener esto en el ámbito escolar.

Consecuencias sobre las víctimas recopilados por Garaigordobil y Oñederra,


(2010)
 Sentimientos de inseguridad, soledad e infelicidad.
 Timidez, introversión, aislamiento y soledad
 Baja autoestima y bajo autocoencepto
 Síntomas de depresión y ansiedad

El niño que sufre de bullying suele terminar aceptando que es un mal estudiante,
un mal compañero, incapaz de valerse por sí solo. Y todo esto genera un
sentimiento de culpa y afecta a su autoestima y por ende el autoconcepto que el
niño se va formando de sí mismo en una etapa crucial de su desarrollo y
maduración psicológica. De este modo un niño normal o incluso brillante puede
pasar a ser una sombra de lo que fue.
Un niño que sufre bullying piensa que todo lo que hace está mal, se autoinflige un
castigo psicológico de minusvalía, generando un concepto negativo de sí mismo y
esta baja autoestima es probable que lo acompañe hasta la vida adulta. Y muchas
veces este puede ser el motivo principal del ausentismo escolar. Aquí es
importante precisar la falta de interés de los padres que mantienen escasa
comunicación con el hijo en edad escolar y no saben realmente lo que sucede y si
lo saben no les dan importancia y creen que esas conductas son parte del colegio
y que el ​“​varón debe aprender a ser macho por sí solo​¨​. Otro aspecto importante
que cabe mencionar es sobre los niños que vienen de provincia hacia la capital y
viven con familiares de segundo orden que muchas veces son maltratados y
humillados por los propios integrantes de la familia donde vive y son víctimas
fáciles de los acosadores que se les “prenden¨ y le comienzan a “agredir¨,
dañando así a su autoestima.

Garaigordobil y Oñederra (2010) citan las principales causas y consecuencias del


bullying para los agresores:

 Baja capacidad de empatía, en sensibilidad hacia el dolor ajeno, ausencia de


sentimiento de responsabilidad o culpa, alta autoestima, bajo autoconcepto.
 Capacidad de liderazgo. En algunas investigaciones los agresores se veían a sí
mismos como líderes, mostraban cierto nivel de liderazgo
 Bajo rendimiento académico. Los estudios evidenciaron que los agresores
acudían menos a clases y presentaban una actitud negativa hacia la escuela y su
rendimiento escolar era bajo.
 Impulsividad, sentimientos de ira, hostilidad, depresión y riesgo de suicidio. Los
estudios mencionan que los agresores se caracterizan por la impulsividad con
tendencia a la violencia y dominio de los demás, tienen baja tolerancia a la

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frustración y dificultades para cumplir
 Psicotismo, el agresor muestra alta tendencia al psicotismo
 Síntomas psicopatológicos: depresión, consumo de alcohol y drogas. Los
estudios evidenciaron que los agresores tienen problemas de personalidad como
rasgos depresivos. Los niños acosadores de 8 y 12 años tienen más
probabilidades de desarrollar síntomas psiquiátricos a los 15 años y el consumo
de drogas y licor es más común en los agresores
 Conductas antisociales, delincuencia, psicopatía

Después de lo anterior expuesto podemos concluir que el agresor en muchos


casos revive el maltrato sufrido en el hogar, ya sean estas físicas o psicológicas.
Es necesario también señalar que existen muchos centros educativos nacionales
que no cuentan con un departamento de psicología y los directores, los profesores
y los auxiliares de educación minimizan estas conductas de bullying entre
escolares, ya sea por falta de información o porque lo ven algo “rutinario¨ en el
proceso de la convivencia escolar.

Consecuencias del bullying para los espectadores

Para Olweus (1993), la falta de apoyo social de los compañeros hacia las víctimas
es el resultado de la influencia que los agresores ejercen sobre los demás. Esta
influencia puede ser de dos maneras. La primera, cuando se produce un contagio
social que inhibe la ayuda e incluso fomenta la participación en actos intimidatorios
por parte del resto de los compañeros. Y en segundo lugar, el espectador tiene
miedo a ser incluido dentro del círculo de victimización y convertirse en blanco de
las agresiones lo que le impide que aunque quiera ayudar a la víctima, no lo haga.
Esta pasividad por parte de los compañeros favorece la dinámica bullying entre los
escolares.

En cuanto a las repercusiones que tiene el bullying para los espectadores, es que
genera tres tipos de conductas.

1. El de callar por miedo para no ser la próxima víctima de la agresión.


2. El de convertirse en “ayudante del agresor¨.
3. El de hacerle frente al agresor y convertirse en su “rival¨, actuando de esta
forma como el defensor o solidario de la víctima.

Otro aspecto importante de la influencia del bullying sobre los observadores, es


que produce un efecto de desensibilización y la pérdida de empatía frente al dolor
ajeno.

I.2.8. Influencia de los distintos ámbitos en Bullying

Ámbito familiar:
El contexto familiar tiene una fundamental e indudable importancia en el

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aprendizaje de las formas de relación interpersonal. Así la estructura y dinámica
de la familia los estilos educativos de padres y madres, las relaciones con los
hermanos, son aspectos fundamentales que hay que tener en cuenta ya que
pueden convertirse bien en factores de riesgo para que los niños o niñas se
conviertan en agresores o víctimas en su relación con los iguales.

Dentro de estos factores encontramos los siguientes:


- Las relaciones que se establecen entre los adultos de la familia, los conflictos y
su frecuencia, las discusiones entre los padres y si están presentes los hijos o no.

- El uso y tiempo que se hace de la televisión y de algunos programas que en


cierto grado elevan el nivel de agresividad en los niños y niñas que los ven.

- La presencia de un padre alcohólico y agresivo se manifiesta también como un


factor de gran importancia.

Además Olweus (1998) ha sido quien, ya en 1980 y más recientemente en 1998,


ha ubicado dentro del ámbito familiar tres de los cuatro factores, que a su juicio
considera decisivos y conducentes, en orden de importancia, al desarrollo de un
modelo de reacción agresiva:

a.- Actitud emotiva de los padres o de la persona a cargo del niño.


La actitud emotiva es decisiva durante los primeros años. Una actitud negativa,
carente de afecto y de dedicación incrementará el riesgo de que el niño se
convierta más tarde en una persona agresiva con los demás. En sentido contrario
será un factor de protección.

b.- Grado de permisividad de los padres ante la conducta agresiva del niño/a. El
niño y la niña deben ir aprendiendo donde están los límites de lo que se considera
conducta agresiva con el resto de la gente. Un comportamiento demasiado
permisivo de los adultos podría distorsionar la visión que finalmente el sujeto debe
aprender. Este aprendizaje, si se realiza de forma desenfocada podría favorecer
junto con el primer factor un modelo de reacción agresiva.

c.- Métodos de afirmación de la autoridad. Las personas que cuidan al niño/a


habitualmente para afirmar su autoridad utilizan, el castigo físico y el maltrato
emocional, esto generará más agresividad y pondrá en práctica la frase de que la
“violencia engendra violencia”. La interiorización de las reglas que el niño debe
aprender y hacer suyas, nunca tiene que instalarse mediante el castigo físico.

Ámbito social:
Existen otros factores sociales y culturales implicados en el fenómeno cuyo
conocimiento permite la comprensión del mismo en toda su complejidad. Así, por
ejemplo, los medios de comunicación, especialmente la televisión, se han
convertido en un contexto educativo informal de enorme importancia en el

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desarrollo del aprendizaje de los niños y niñas. No es que los medios de
comunicación por si solos pueden explicar la violencia infantil y juvenil, sino que la
visión de programas violentos socialmente aceptados puede agregarse a otros
factores de riesgo. También los recursos comunitarios, tales como los servicios
sociales, jurídicos o policiales juegan un importante papel en la prevención del
abuso. Finalmente no se puede olvidar la importancia de las creencias y los
valores culturales a la hora de explicar el problema del maltrato entre iguales.

De indudable importancia son las características que se postulan como deseables


para la propia sociedad Mooij, (1997) y los medios de comunicación y que son
estructuralmente violentas por gran parte de la población. Existe una gran
distancia entre los puntos de partida, en gran parte de la población y la meta que
se les presenta como deseable. Así la valoración del poder, del dinero, del éxito,
de los bienes de consumo, la glorificación del machismo con el ensalzamiento de
la masculinidad, la violencia como herramienta de uso corriente en los medios,
generan un clima de tensión estructural que ayuda al mantenimiento de los
modelos de conductas agresivas.

Ámbito personal:
Las características o circunstancias personales de ciertos sujetos pueden ser
factores de riesgo para que, en determinadas condiciones, los agresores/as se
comporten de forma violenta con sus compañeros/as (Olweus, 1998). Estas
características como la agresividad, la falta de control, las toxicomanías (estado de
intoxicación crónica por consumo reiterado de una droga natural o sintética) o el
aprendizaje de conductas violentas en los primeros años de la vida, se han
utilizado frecuentemente para explicar el fenómeno bullying, pero no pueden
aceptarse como causas únicas de maltrato. Algo semejante podría decirse
respecto a ciertas peculiaridades de las víctimas, tales como su debilidad física o
psicológica, baja autoestima, etc.

Dentro del ámbito personal es importante incluir el concepto de desviaciones


externas como aquella apariencia física que se va de lo normal para el grupo y
que es un factor de riesgo para la víctima, además solo para el agresor se incluye
como factor de riesgo el que este sea de mayor estatura y fuerza física que los
demás.
Las desviaciones externas apuntan a aquellos rasgos que pueden identificar al
individuo y hacerlo diferente del grupo general (Olweus, 1993). Entre estos
encontramos: la obesidad, lentes, la estatura, el color de la piel, la manera de
hablar o gesticular, la forma y el color del pelo, etc., en la medida que son muy
diferentes de lo que es la norma del grupo, pueden suponer elementos que
pueden ser ridiculizados por parte de los agresores/as.
El hecho de que los o las agresores (as) se ensañen en las desviaciones externas
de las víctimas como medio para hacer daño no significa que estas desviaciones
sean la causa de los ataques. En este sentido las desviaciones tendrían un papel
mediador en el inicio de los ataques, pero no decisivo a la hora de desarrollar, salir

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o solucionar el problema.
Sin embargo, hay una desviación externa que se asocia a la figura del agresor (a):
su fortaleza física. Esta desviación externa está a favor del agresor (a) en relación
con sus compañeros en general y de forma acusada si lo comparamos con las
víctimas. A continuación y debido a su importancia, el ámbito escolar será
analizado con mayor énfasis.

Ámbito Escolar
Según García (2002) la convivencia en los centros escolares es tanto una
condición necesaria para el aprendizaje y la enseñanza como un objetivo en sí
misma tanto para profesores como para alumnos.
Por tanto el ámbito escolar es determinante en el establecimiento de las relaciones
del alumnado entre sí y de éste con su profesorado. Tanto los aspectos
estructurales de la institución educativa como su dinámica son muy importantes a
la hora de explicar y sobre todo de prevenir los abusos entre iguales en la escuela.

Algunas características importantes:

a.- La escuela y la existencia o no de unas normas de conducta establecidas.


b.- La existencia y conocimiento de un código de pautas de actuación concretas y
el proceso que se desencadena cuando se incumple ese código. Es necesario, por
tanto, establecer causas de participación del alumnado en el establecimiento,
asunción y evaluación de esas normas para favorecer su internalización y
responsabilización.

La falta de un modelo participativo en la comunidad educativa puede provocar que


tanto el profesorado como el alumnado no encuentren causes de consenso en la
toma de decisiones.

Un sistema disciplinario inconsistente, ambiguo o extremadamente rígido, puede


provocar que surjan y se mantengan situaciones de violencia e intimidación.
Olweus (1998) descubre una relación entre la presencia del profesorado y la
cantidad de problemas de agresión en la escuela. A mayor número de profesorado
que vigila durante los períodos de descanso desciende el número de incidentes
relacionados con la agresión en la escuela.
Por ello enfatiza la importancia de disponer de número de personal suficiente con
intención de intervenir en las instituciones educativas para abordar los períodos de
descanso.
Las actitudes del profesorado frente a las situaciones de intimidación y
victimización son decisivas para abordar el problema.
Por tanto la poca o escasa supervisión de los recreos, la falta de respuesta de
apoyo a la víctima por parte del profesorado y del alumnado no implica, la falta de
reglamentación sobre este tema.
Y cohesión entre el profesorado, se señalan como otros aspectos organizativos y
de convivencia de la comunidad educativa que puedan estar influyendo sobre las

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conductas agresivas e intimidatorias (Fernández, 1996).
Podemos decir que en la intimidación y victimización escolar están influyendo
factores que las acrecientan y factores que protegen a los individuos y los grupos
de esos problemas. La situación concreta de cada escuela será el producto de la
confluencia e importancia de esos factores.
La adaptación del escolar al grupo depende, fundamentalmente, de las relaciones
que el alumno sea capaz de mantener con sus compañeros y profesores. Cuando
estas se establecen adecuadamente proporcionan “según la opinión de los
alumnos lo mejor de la escuela” y la principal fuente de apoyo emocional. (Cerezo,
2001). Pero en ocasiones estas relaciones no son adecuadas como ocurre con los
niños rechazados e ignorados y la escuela se transforma en fuente de estrés e
inadaptación, teniendo como contrapartida el no cumplimiento de la función
socializadora que debe cumplir. La interacción entre iguales conlleva la posibilidad
de un correcto desarrollo de la competencia social. (5)

​1.3. Personalidad.

La personalidad puede sintetizarse como el conjunto de características o patrón de


sentimientos, emociones y pensamientos ligados al comportamiento, es decir, los
pensamientos​, ​sentimientos​, actitudes , hábitos y la conducta de cada individuo,
que persiste a lo largo del tiempo frente a distintas situaciones distinguiendo a un
individuo de cualquier otro haciéndolo diferente a los demás. La personalidad
persiste en el ​comportamiento de las personas congruentes a través del tiempo,
aun en distintas situaciones o momentos otorgando algo único a cada individuo
que lo caracteriza como independiente y diferente.
Cada persona al nacer ya tiene su propia personalidad con ciertas características
propias, que con el paso del tiempo más el ​factor ambiental y las circunstancias es
como se definirá esa persona. La personalidad será fundamental para el desarrollo
de las demás habilidades del individuo y para la integración con grupos sociales.
(6)

La adolescencia es reconocida en la sociedad occidental como una fase de


transición en el desarrollo de la personalidad, en donde se abandona el mundo
infantil buscando un espacio psicológico y social en el mundo adulto (Alarcón,
1997). La psicología evolutiva ha descrito como eje motivador de esta etapa la
búsqueda y delimitación de la identidad (Erikson, 1969). No obstante, se discute
aún, si esta fase del desarrollo sigue una evolución continua y predecible desde
los años intermedios o irrumpen transformaciones de tal intensidad que dan origen
a una fase de crisis, inestabilidad y fragilidad emocional (Crockett & Crouter, 1995;
Rice, 2000).

Dentro de las diversas formas en que los adolescentes tratan de lograr hallar su
identidad, es partiendo de los demás es decir, de su grupo de amigos o
compañeros, se tratara de lograr el mayor grado de aceptación y comodidad
social, por lo que experimentara diversos cambios de conducta, pensamiento,

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vestir, entre otros hasta que poco a poco comience a seleccionar los aspectos con
los que mejor se sienta. Tal vez esto no sea tan fácil en unos como en otros, por
que habrá algunos que se dejen dominar por sus otros y pierdan su identidad y
comiencen a imitar la de otro. Se menciona en primer lugar el ámbito social que el
familiar, por que pese a todo en la sociedad actual, los jóvenes conviven más y se
llevan mejor con su grupo de iguales que con su misma familia. (7)

1.5. Autoestima

En la literatura científica sobre violencia escolar se ha constatado en numerosas


ocasiones la estrecha relación existente entre los problemas de victimización y la
baja autoestima de las víctimas (Austin y Joseph, 1996; Guterman, Hahm y
Cameron, 2002; Olweus, 1998; Musitu, Buelga, Lila y Cava, 2001). Sin embargo,
los resultados relativos a la asociación entre la conducta agresiva y la autoestima
son mucho más contradictorios. Algunos autores sostienen que los adolescentes
agresivos presentan una autoestima más baja que aquellos sin problemas de
conducta (Mynard y Joseph, 1997; O’Moore, 1997), mientras otros afirman que los
agresores por regla general se valoran positivamente a sí mismos y muestran un
nivel de autoestima medio o incluso alto (Olweus, 1998; Rigby y Slee, 1992).
Esta aparente contradicción de resultados se podría atribuir al tipo de instrumentos
utilizados para obtener medidas de autoestima, y en concreto, a si el instrumento
seleccionado proporciona una medida de autoestima global o bien
multidimensional. Parece ser que las medidas de autoestima global, como por
ejemplo la Escala de Autoestima de Rosenberg (1986), no reflejan posibles
diferencias existentes entre agresores y víctimas (Dorothy y Jerry, 2003; Rigby y
Slee, 1992), mientras que cuando se analiza la autoestima desde un punto de
vista multidimensional, agresores y víctimas muestran un perfil diferente en
algunos dominios (Andreou, 2000; O’Moore y Hillery, 1991).
Debemos tener en cuenta que la autoestima alude a la valoración que la persona
hace de sí misma, de modo que por un lado el adolescente puede tener una
imagen general de sí mismo favorable o desfavorable y por otro lado, puesto que
se desenvuelve en diversos contextos como el familiar, el escolar y el social,
también desarrolla una imagen de sí mismo específica en cada uno de ellos
(Cava, Musitu y Vera, 2000). La autoestima, por tanto, refleja una actitud general o
global hacia uno mismo, así como actitudes hacia aspectos específicos que no
son equivalentes ni intercambiables (Rosenberg, Schooler, Schoenbach,
Rosenberg, 1995). En este sentido, por ejemplo, un adolescente puede tener un
buen concepto de sí mismo en el ámbito familiar, pero no en el académico, o
viceversa (Cava y Musitu, 2003). Por ello, para comprobar si existen diferencias en
autoestima entre agresores y víctimas, es necesario adoptar una perspectiva
multidimensional de este constructo (Herrero, Musitu y Gracia, 1995).
O’Moore y Kirkman (2001) utilizaron en su estudio medidas tanto globales como
multidimensionales de autoestima para comprobar las diferencias entre agresores,
víctimas y un tercer grupo de adolescentes que eran a la vez agresores/ víctimas.
Estos autores concluyen que tanto los agresores como las víctimas presentan el

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mismo nivel de autoestima que además es significativamente inferior al de
aquellos adolescentes no implicados en problemas de agresión ni de victimización
en la escuela por otro lado, el grupo de agresores/víctimas es el que obtuvo los
niveles más bajos de autoestima global en comparación con el resto de grupos.
Sin embargo, al analizar las distintas dimensiones de autoestima, los resultados
mostraron que las víctimas se valoraban más positivamente en el dominio escolar,
mientras que los agresores lo hacían en el dominio social. De hecho, no se
encontraron diferencias significativas en autoestima social entre el grupo de
agresores y el de adolescentes no implicados en problemas de violencia escolar.
También en el estudio de Andreou (2000), los adolescentes agresivos y aquellos
sin problemas de agresión ni victimización en la escuela presentaron los niveles
más elevados de autoestima social, las víctimas se situaron en una posición
intermedia y las puntuaciones más bajas correspondieron al grupo de
agresores/víctimas. En la dimensión de autoestima escolar, las víctimas ocuparon
de nuevo la posición intermedia, aunque en esta ocasión tanto los agresores como
los agresores/víctimas se valoraron más negativamente, mientras que las
autopercepciones más positivas en el dominio escolar correspondieron a los
adolescentes sin problemas de victimización ni agresión en la escuela.
Estos estudios se centran fundamentalmente en los dominios social y escolar de la
autoestima pero no consideran, sin embargo, otras dimensiones como la familiar o
la emocional. Estas dos dimensiones, la familiar y la emocional, han quedado
relegadas en las investigaciones sobre violencia escolar, hasta el punto de que
apenas existen referentes de su estudio en agresores y víctimas. No obstante, los
resultados de algunos trabajos sobre el funcionamiento familiar o el bienestar
emocional de agresores y víctimas, nos sugieren que también pueden existir
diferencias entre estos adolescentes en ambas dimensiones. Por ejemplo, se ha
constatado que las familias con hijos agresivos se caracterizan por la existencia de
problemas de comunicación, frecuentes conflictos y falta de apoyo parental
(Dekovic, Wissink y Meijer, 2004; Estévez, Musitu y Herrero, en prensa; Martínez,
Estévez y Jiménez, 2003), factores que fácilmente pueden desarrollar en el
adolescente una autopercepción negativa de su ámbito familiar. Respecto del
bienestar emocional, se ha comprobado que los adolescentes victimizados suelen
presentar más problemas de estrés, ansiedad, depresión y sentimientos de
soledad (Guterman et al., 2002; Herrero, Estévez y Musitu, en prensa; Rigby,
2000; Seals y Young, 2003), por lo que su autoestima emocional podría estar
seriamente afectada. (8)

La autoestima permite a las personas enfrentarse a la vida con mayor confianza,


benevolencia y optimismo y por consiguiente alcanzar más fácilmente sus
objetivos y autorrealizarse.

Permite que uno sea más ambicioso respecto a lo que espera experimentar
emocional, creativa y espiritualmente. Desarrollar la autoestima es ampliar la
capacidad de ser felices la autoestima permite tener el convencimiento de merecer
la felicidad.

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Comprender esto es fundamental y redunda en beneficio de todos, pues el
desarrollo de la autoestima positiva aumenta la capacidad de tratar a los demás
con respeto, benevolencia y buena voluntad, favoreciendo así las relaciones
interpersonales enriquecedoras y evitando las destructivas (9)

1.5. Depresión

La depresión en décadas pasadas se estudiaba entre la población adulta pero a


últimas fechas se ha reconocido como un problema de salud cada vez más
creciente entre la población adolescente. Se le ha achacado su presencia a los
cambios físicos, afectivo-emocionales, sociales e intelectuales que la etapa de la
adolescencia representa en el ser humano y que puede ser una queja pasajera o
constituirse como una entidad que de agravarse puede traer consecuencias
asociadas con el consumo de drogas, la violencia, las dificultades escolares, la
propensión a los accidentes o hasta el suicidio. (10)
En la revista Salud Pública de México se publicó otro artículo (No.5, sep-oct de
2004), también a partir de la información de la ENEP, que nos informa que el 2%
de la población, es decir, 2 000 000 de personas, tuvieron por primera vez un
episodio depresivo antes de los 18 años y aunque el porcentaje es menor que en
otros países (en Estados Unidos algunos estudios reportan hasta un 5%), no deja
de ser alarmante. (11)

1.5.1. Definición

La depresión es un estado emocional caracterizado por una tristeza y aprensión,


sentimientos de inutilidad, culpabilidad, retraimiento, pérdida del sueño, apetito,
deseo sexual, indefensión y desesperanza profundos. La depresión es el más
frecuente de todos las trastornos mentales, afecta a hombres y a mujeres de
cualquier edad y clase social, aunque las mujeres, y las personas en ciertos
periodos del ciclo vital (adolescencia, menopausia y andropausia) en general los
periodos de crisis o cambios.

La depresión comúnmente ha sido considerada como un trastorno psíquico de tipo


afectivo, intelectual y de conducta caracterizado por tristeza, pesimismo,
irritabilidad, ideas de culpa, desesperanza, problemas de memoria, concentración
etc. (Calderón 1990). (12)
I.5.2. Causas de depresión
La depresión puede ser una respuesta a muchas situaciones y factores de estrés
en los adolescentes. En ellos el estado anímico depresivo es común debido a:
● El proceso normal de maduración y el ​estrés​ que se presenta con éste.
● Los conflictos de independencia con los padres.
También puede ser una reacción a un suceso perturbador, como:

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● La muerte de un amigo o pariente.
● La ruptura con la novia o novio.
● El fracaso en la escuela.
Los adolescentes que son más propensos a resultar deprimidos cuando
experimentan eventos estresantes:
● Tienen baja autoestima.
● Son muy autocríticos.
● Sienten poco control sobre los acontecimientos negativos. (13)
I.6. FUNDACIÓN DE LA ESCUELA PREPARATORIA OFICIAL N. 19

El municipio de San Martín de las Pirámides se encuentra situado en la parte


noreste del Estado de México. Se localiza a una distancia aproximada de 40
kilómetros del Distrito Federal. San Martín de las Pirámides tiene límites al
noroeste con Temascalapa, al noreste con el municipio de Axapusco, al oriente
con Teotihuacán, al poniente con el municipio de Otumba y al sur limita con el
municipio de Tepetlaoxtoc. El municipio de San Martín de las Pirámides cuenta
una superficie territorial de 70 kilómetros cuadrados y presenta una altitud
promedio de 2,300 metros sobre el nivel del mar. ​El INEGI informó que los
resultados del tercer conteo de población del año 2010 tiene una población de
24,604 habitantes. (14)
El 20 de Octubre de 1986 se fundó la Escuela Preparatoria por cooperación de
San Martín de las Pirámides, se trataba de una escuela particular incorporada al
estado. El 7 de Julio de 1987 se cambia el nombre a Escuela Preparatoria Oficial
No. 19. La institución ha ido creciendo con los apoyos de los alumnos y se ha
adquirido infraestructura actualmente el director es el Profesor Arturo Morales
Reyes. Está ubicada en Av. Rosendo Arnaiz y Barranquilla S/N Col. Centro, San
Martín de las Pirámides Estado de México, C.P. 55850. (15)

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