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Foucault, Michel. “El juego de Michel Foucault” en “Saber y Verdad”, La Piqueta, Madrid, 1991, pag 128.
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una parte puesto que cada efecto, positivo o negativo, querido o no, llega a entrar en
resonancia, o en contradicción, con los otros, y requiere una revisión, un reajuste de los
elementos heterogéneos que surgen aquí y allá. Proceso, por otra parte, de perpetuo
relleno estratégico”2
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Foucault, Michel, idem, pag 129.
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No vamos a trabajar directamente aquí la temática del Biopoder debido a, por un lado, la complejidad de la
cuestión; y por otro, lo que concierne a la extensión y objetivos del presente trabajo. Proponemos profundizar nuestra
investigación en estas direcciones
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En el intento de situar lo que consideramos un punto nodal y oscuro, y por ello mismo
problemático, sobre el que viene girando el dispositivo Rehabilitador desde mediados del
siglo XX, creemos necesario formular los siguientes interrogantes:
¿En qué medidas, y sobre quiénes, los objetivos del dispositivo de Rehabilitación -estos
son: integrar socialmente y mejorar la calidad de vida de los sujetos discapacitados -
encuentran las posibilidades de su cumplimiento? Resumiendo ¿La rehabilitación
rehabilita?
transite algún tiempo por este mundo sabe que no existe el poseedor de un saber sobre el
buen vivir, un conocimiento clave que pueda ser transmitido y utilizado por otros para
mejorar sus vidas. Por supuesto que hay miles, pero no uno. Esta clase de saber quizás
sirva, de vez en cuando y únicamente, para uno mismo y sus hijos. Pero dejemos nuestras
conjeturas a un lado e intentemos responder a la cuestión antes planteada.
El concepto de calidad de vida comienza a aparecer en el discurso de la rehabilitación
como un objetivo nada menor. Podríamos decir, haciendo una analogía musical, que
aparece a modo de una segunda voz junto al afinado objetivo de integración e inserción
social. Más allá y más acá de toda integración, la rehabilitación actual apunta a mejorar la
calidad de vida del paciente o cliente-discapacitado. Se nos podrá decir que la integración
social es parte del objetivo de calidad de vida, ya que siendo insertado e integrado
socialmente el discapacitado mejorará su vida. O, contrariamente, siéndole mejorada su
calidad de vida los objetivos de la rehabilitación están siendo cumplidos. Si, es cierto, y
es justamente esto lo que vamos a reprocharle: Que los objetivos que siempre prometió y
promete la rehabilitación se incluyan dentro de un discurso tan inconsistente como lo es
el de la calidad de vida; que un objetivo como el de calidad de vida englobe, o más bien
represente, la finalidad de las prácticas rehabilitadoras, nos está señalando que el eje por
el cual se pensaba la problemática de la rehabilitación-discapacidad se ha corrido. Se ha
pasado de la preocupación por la inserción e integración social, al problema de la calidad
de vida. Que como veremos más adelante, este último, no es ningún problema; más bien,
para decirlo de otro modo, que no lo sea, es el mayor problema de todos.
Vemos reflejado lo que estamos tratando de decir en la insistente recurrencia al concepto
de calidad de vida cuando se habla de los objetivos de la Rehabilitación Médico-
Kinésica. Ya sea en libros, revistas, conferencias, etc, calidad de vida es lo que se
promete. Solamente le bastará leer7 el prefacio del libro “Krusen, Medicina Física y
Rehabilitación”8 donde este concepto aparece 16 veces en solo dos paginas, o
“Rehabilitación: Enfoque integral” de Doreen Bauer, por nombrar algunos, libro en el
cual podemos hallar definiciones como la siguiente:
7
Proponemos estas citas aprovechando el reconocimiento de las fuentes en el ámbito de la rehabilitación. Se sugiere,
al interesado, consultar cualquier libro, revista, escrito, etc, que proponga los objetivos de la rehabilitación actuales.
8
Kottke F. y Lehmann J., “Krusen. Medicina Física y Rehabilitación”, 4º edición, Panamericana, Madrid, 1999
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Ahora bien, ¿Qué podemos entender por este objetivo llamado calidad de vida?
Recurriendo al filósofo Tomás Abraham, diremos que la calidad de vida10 es un concepto,
una noción, un lenguaje de nuestro tiempo con características imperiales. Y es imperial
porque no reconoce fronteras. Por estos días, la calidad de vida va desde viajar, pasando
por tomar agua mineral, a tener un auto; de practicar yoga, a tener un buen par de
zapatillas; de dormir ocho horas por día, a poder estudiar; de que recojan la basura a
determinada hora, a tener obra social; de comer alimentos con bajo porcentaje graso, a
poder comer, y por supuesto acceder a servicios de rehabilitación si se los necesita. En
palabras del filósofo:
Entonces, ¿Cómo es posible saber cuándo mejora la calidad de la vida? A menos que
postulemos que todo sea calidad de vida, lo cual equivaldría a que nada lo fuera en
absoluto, nos hallaremos con una problemática de difícil solución. Una cosa es saber
cuando mejora la fuerza y la coordinación neuromuscular de alguien que no podía pararse
debido a una debilidad muscular, patología u otro motivo, y luego de un plan de
entrenamiento o tratamiento se para; y otra muy distinta es decir que mejoró su calidad de
vida. Pero así mismo y todo se podría arriesgar una respuesta: La calidad de vida mejora
cuando el otro, o uno mismo, lo dice y no antes. Ya que para algunos pasará por poder
adelgazar, mientras que para otro por aprender un idioma, y para un tercero quizás no
pase por ningún lado. No hablamos de cosas como por ejemplo comer, tener luz, agua,
9
Jiménez, Antonio Narbona, Prologo la edición española de Doreen Bauer, “Rehabilitación: Enfoque Integral”,
Masson-Salvat, Barcelona, 1992.
10
Sugerimos consultar sobre este concepto Abraham, Tomás, “Psicología y Misterios (Entre la paz y la guerra)” en
“La empresa de vivir”, Sudamericana, Buenos Aires, 2000. Pág. 367.
11
Abraham, Tomás, ídem, Pág. 382.
12
Abraham, Tomás, idem, pag 392.
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poder ir a la esuela, trabajar y ganar algo de dinero, aunque son cuestiones que
seguramente mejorarían la calidad de vida de muchas personas.
Repetiremos las palabras de Abraham así, por un lado, cerramos esta cuestión y, por el
otro, la abrimos definitivamente: la calidad de vida es un concepto imperial porque no
tiene límites, siempre puede mejorarse. Y agregaremos: puede, por ello mismo, empeorar
persistentemente.
Por último, un objetivo que tenga como blanco conceptos como el de calidad de vida está
revestido de una inconsistencia absoluta, y nos lleva hacia una problemática que debería
ser estudiada desde una perspectiva que involucre en su análisis cuestiones como el saber,
el poder y los efectos de dominación que estos producen y perpetúan.
Bibliografía: