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El Quechua agoniza

Somos un país multicultural, con un pasado ancestral inigualable. ¿Quién no conoce a la cultura inca?
Poco a poco, el Perú se está ganando un lugar en el mundo. Ya no somos ignorados ni desconocidos.
Pero ¿De qué nos sirve ser visibles y admirados por otros, si entre nosotros nos limitamos y
marginamos? Para emprender es necesario un país unido, sin exclusiones.

Nadie es más que otro. A caso ¿No todos somos procedentes de una mezcla cultural y racial entre un
país conquistador y otro conquistado? La discriminación es la causa principal de nuestro retroceso.
Estamos estancados en una manera de pensar errada y sin fundamento, resultado de la pérdida de
identidad y la influencia de una sociedad globalizada.

La lengua es la expresión más fuerte que posee el ser humano y la discriminación sobre esta es la más
lamentable. ¿Quién dicta que unas lenguas sean superiores a otras? ¿Quién tiene el derecho de
subyugar lenguas aborígenes? La discriminación lingüística es hoy en día un problema que se está
expandiendo y no debemos ser indiferentes.

El quechua en el Perú es el ejemplo más resaltante y cercano. El quechua fue el idioma de los incas,
tiene cientos de años. Al conquistarnos, los españoles nos impusieron su lengua. Adoptamos su cultura.
Actualmente la hemos asimilado totalmente, podría hasta decir que está tan impregnada en nosotros
que a veces nos olvidamos de nuestro verdadero origen. He ahí el problema. Es un tema de identidad y
aceptar nuestra cultura. Son muy pocos los países con lenguas propias, oriundas; y en los que las hay, las
valoran y promueven. ¿Es necesario que se extinga para empezar a apreciarla? Indirectamente lo
estamos logrando. La discriminación lingüística provoca que los hablantes de lenguas aborígenes se
sientan inferiores y nieguen su idioma, asimismo, menos personas tienen deseo de aprenderlo.

El dominio del español se refleja a diario a través de la exclusión y hasta en algunos casos la
discriminación. Estamos tan occidentalizados debido a los medios, que nos olvidamos de donde
venimos. Es necesario que surja un cambio para crecer como país. Para avanzar, es necesario recordar
de dónde venimos. Quizá llegue el día en que seamos un país desarrollado, pero será posible si tenemos
en cuenta los pilares que nos identifican y definen: nuestra cultura ancestral.

¿Tienen futuro las lenguas nativas del Perú?

De las 47 lenguas originarias del país, 17 están en serio riesgo. El Estado impulsa una política para evitar
el olvido de nuestros idiomas

Lenguas Nativas

Según el censo del 2007, más de 4 millones de personas tenían una lengua nativa como idioma natal en
el Perú. (Foto referencial: Dante Piaggio / El Comercio)

Las lenguas nativas del Perú, aquellas que se hablaban desde antes de la Conquista, afrontan un ocaso.
Varias están a punto de desaparecer. Si en 1961 el 33% de los peruanos tenía al quechua como idioma
natal, en el 2007 solo el 11% declaró lo mismo. El aimara, por su parte, pasó de ser la lengua materna
del 3,5% de la población, a serlo del 0,4% en el mismo período. De continuar esta tendencia, el censo de
este año ratificará que somos un país que se entiende cada vez más –exclusivamente– en español.

Los motivos que explican el abandono de nuestras lenguas abundan. Ya sea por la marginación o la
violencia, miles de peruanos dejaron de transmitir su idioma a sus hijos. “Fue para protegerlos, para que
no los discriminen”, dice Melania Canales, ayacuchana, quechuahablante y vicepresidenta de la
Organización Nacional de Mujeres Indígenas, Andinas y Amazónicas del Perú (Onamiap).
Canales recuerda, por ejemplo, cuando tenía 7 años y sus profesores la reprobaban por confundir la ‘e’
con la ‘i’ y la ‘o’ con la ‘u’ en los exámenes. Fuera del aula, en Nasca, sus compañeros se burlaban de su
acento y le decían “comecancha” y “comequeso”. El mensaje que recibió desde niña fue simple y cruel:
“Nuestra cultura e idioma no servían”, dice.

Miqueas Sanchoma, nativo de la selva central e intérprete acreditado de asháninka, también conoció el
maltrato por su lengua. Fue hace pocos años, cuando acudió al Congreso para exponer los problemas de
su comunidad. “Un agente de seguridad nos dijo: ‘Ustedes son chunchos, no saben hablar castellano,
¿con quién van a conversar?’”, cuenta Sanchoma, quien aprendió castellano en la selva de Junín a los 15
años.

Lenguas nativas

En las últimas décadas, muchos padres decidieron dejar de enseñar sus lenguas nativas a sus hijos. El
Ministerio de Educación busca revertir la pérdida de los idiomas con Educación Intercultural Bilingüe.
(Foto referencial: Liz Tasa / El Comercio)

“Lima tiene más quechuahablantes que cualquier lugar del país [hay 72 mil en San Juan de Lurigancho].
Muchos de los que vinieron a Lima nacieron en lugares donde se hablaba quechua, ¿pero quién lo usa
en Lima?”, cuestiona Richard Webb, economista y director del Instituto del Perú de la U. San Martín de
Porres.

El diagnóstico de Webb para las lenguas nativas no es optimista. “Es demasiado práctico hablar y ser
entendido por cualquiera. Es una necesidad de la vida, del trabajo, de la educación. Mi pronóstico sigue
siendo el mismo, va a seguir reduciéndose el uso de esos idiomas [quechua y aimara], y los idiomas
minoritarios van a desaparecer”, afirma.

En esta especie de darwinismo lingüístico, mejor suerte correrían aquellas lenguas con más hablantes.
Después de todo, el quechua y el aimara gozan de un gran número de usuarios en el país. El panorama
es más sombrío aún para idiomas como el jaqaru (Lima) o el iquitu (Loreto), que tienen menos de 600
hablantes, en su mayoría adultos mayores.

“No creo que lleguemos al punto del idioma mochica [que desapareció en el siglo XX]. Estamos
trabajando para la supervivencia de nuestra lengua”, dice Yolanda Payano, lingüista y traductora de
jaqaru, una lengua que solo se habla en el distrito de Tupe, en Yauyos.

San Juan de Lurigancho

Lima es la ciudad con más quechuahablantes del país. Solo en San Juan de Lurigancho (en la foto), hay
72 mil, según el censo del 2007. No obstante, muchos solo usan su lengua natal en contextos
domésticos. (Imagen: Miguel Bellido / El Comercio)

—Contra la corriente—

Para evitar la desaparición de las 47 lenguas nativas del Perú, el Estado ha implementado varias
estrategias en los últimos años. La más reciente es la Política Nacional de Lenguas Originarias, Tradición
Oral e Interculturalidad que fue promulgada por el Ministerio de Cultura el 10 de agosto último.

Agustín Panizo, jefe de la Dirección de Lenguas Indígenas del sector Cultura, resume la política en tres
ejes: garantizar la transmisión de idiomas nativos, trabajar en su valoración positiva y preservar su
conocimiento mediante la pedagogía y el estudio lingüístico.

Respecto al primer punto, el Ministerio de Cultura propone, por ejemplo, crear espacios en las
comunidades nativas donde los adultos mayores puedan compartir su idioma con los niños. Luego, se
trabajarán campañas para erradicar la discriminación y que se reconozca a las lenguas nativas como una
potencialidad y no como un símbolo de atraso. Finalmente, se harán materiales didácticos y se
fomentará el estudio académico de estos idiomas en las universidades.
Panizo admite que las metas de la política de lenguas son ambiciosas e involucran a casi todo el Estado.
No obstante, varias entidades han mostrado logros en los últimos años: el Poder Judicial, por ejemplo,
da capacitaciones en temas de acceso a la justicia a quechuahablantes de Huancavelica. Y Reniec
implementó hace tres años un registro civil bilingüe que ya opera en cinco idiomas nativos: aimara,
awajún, jaqaru, wampis y shipibo-konibo.

Por su parte, la Academia de la Magistratura acaba de iniciar un ciclo de capacitaciones en quechua a


ochenta funcionarios del Poder Judicial y del Ministerio Público de Ayacucho. Según informó esta
entidad, el objetivo es que los operadores de justicia conozcan la terminología jurídica quechua y
compongan resoluciones orales y escritas en ese idioma. Pronto, se realizarán nuevas capacitaciones -en
quechua y aimara- en Puno, Apurímac, Huancavelica y Cusco.

Además, el Ministerio de Educación –otro de los organismos involucrados en la preservación de lenguas


nativas– tiene desde el 2012 un sistema de Educación Intercultural Bilingüe (EIB). Según informó el
sector a El Comercio, en 24 mil escuelas pública del país se imparten clases en lenguas nativas a niños.
De ellas, 2.900 están en ambientes urbanos.

Lograr un estado multilingüe, asegura Agustín Panizo, no solo implica garantizar los derechos lingüísticos
de los pueblos originarios, sino ser más eficientes en la prestación de servicios públicos a los más
pobres. No obstante, el funcionario recalca que la última palabra siempre la tendrán los hablantes. Ellos
decidirán si conservan sus idiomas o los destierran de su memoria.

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