Sie sind auf Seite 1von 15

Oralidad, literatura y desarrollo humano

Estrategias discursivas en el aula

Carolina Trujillo Peña

Introducción

El desarrollo de la expresión oral desde la primera infancia es una labor que parte

del núcleo familiar, pero es desde la escuela que se puede fortalecer o transformar esta

aptitud natural. En las aulas se pueden apreciar niños con ímpetu para comunicarse y

argumentar, otros con dificultades básicas en la vocalización o el volumen que no les

permite ser escuchados; ambos tipos de estudiantes merecen que los maestros se

enfoquen en pulir sus habilidades desde temprana edad, como parte de una formación

completa que influye en su desempeño personal y colectivo.

Marco Teórico y Conceptual

El ser humano, en la categoría de Homo Sapiens (nombre científico asignado por

Linneo en 1758, hace referencia a su rasgo biológico más característico: "sabio" o

"capaz de conocer") tiene una existencia que se remonta, según consenso entre los

estudios antropológicos, a 50 mil años (AP) y sólo en los últimos 6 mil se tiene

evidencia del surgimiento de la lengua escrita. Esta capacidad lingüística del ser

humano es nueva en comparación con su antecesora, la lengua oral, la cual existe

como parte esencial del Homo Sapiens, y que es la base de la evolución simbólica,

conceptual y abstracta del individuo y la sociedad.

“El lenguaje designa todas las comunicaciones basadas en la interpretación… pero la

mayoría de las veces el término se refiere a lo que los humanos utilizan para

comunicarse, es decir, a las lenguas naturales. El lenguaje es universal y es usado por


naturaleza en las personas y en los animales. Sin embargo, filósofos como Martin

Heidegger consideran que el lenguaje propiamente dicho es sólo privativo del hombre.

Es famosa la tesis de Heidegger según la cual el lenguaje es la casa del ser (Haus des

Seins) y la morada de la esencia humana. Este criterio es similar al de Ernst Cassirer

quien ha definido al Homo sapiens como el animal simbólico por excelencia; tan es así

que es casi imposible suponer un pensamiento humano sin la ayuda de los símbolos,

particularmente de los significantes que subyacen como fundamentos elementales

para todo pensar complejo y que transcienda a lo instintivo.” (Canal de ciencias, 2013)

¿Podemos imaginarnos el momento en que los significados y significantes de la

lengua oral inicial de una comunidad fueron apropiados por la mayoría permitiendo el

intercambio de ideas y conceptos? Esa tecnología alcanzada debió darle a nuestros

antepasados un aire de seguridad y progreso, que sería mayor en la medida que

muchos más tuvieran acceso a los signos acordados, y así, una caminata por la aldea y

el bosque, guiada por un maestro en los conceptos determinados, señalando

elementos u objetos, repitiendo en voz alta los nombres dados, era la más elevada

forma de alfabetización. Con el pasar del tiempo, cientos y miles de años, el

surgimiento de calificativos, adverbios, frases y discursos completos. Cuarenta mil años

después, seguramente tras muchos intentos, lograron traducir fonemas en grafemas y

crearon la primera lengua escrita. “El lenguaje es tan abrumadoramente oral que, de

entre las muchas miles de lenguas –posiblemente decenas de miles- habladas en el

curso de la historia del hombre, sólo alrededor de 106 han sido plasmadas por escrito

en un grado suficiente para haber producido literatura, y la mayoría de ellas no han

llegado en absoluto a la escritura. De las tres mil lenguas habladas que existen hoy en

día sólo unas 78 tienen literatura (Edmonson, 1971). Hasta ahora no hay modo de
calcular cuántas lenguas han desaparecido o se han transmutado en otras antes de que

llegara la escritura. Incluso actualmente, cientos de lenguas en uso activo no se

escriben nunca: nadie ha ideado una manera efectiva de hacerlo. La condición oral

básica del lenguaje es permanente.” (Ong, 1982)

Con el desarrollo del código escrito de la lengua surgió también un nuevo poder;

primero se guardaron datos de producción, comercio y propiedad, luego se amplió

para aspectos del derecho y la justicia; la necesidad de transmitir el legado oral se hizo

menos importante, la credibilidad depositada en los testigos orales y la palabra de los

ancianos con saberes ancestrales perdió fuerza; la propiedad de los textos escritos

equivalía a tener un tesoro. De alguna manera lo que en principio era patrimonio

colectivo se convirtió en ganancia individual y el conocimiento fue un cofre a

resguardar. Durante años se sumió la humanidad en la dificultad para hacer parte de sí

el código escrito que pretendía ser panacea y sólo quienes narraban historias,

repitiéndolas una y otra vez, mantenían el legado de los pueblos. La oralidad cobró una

nueva dimensión, en la que la memoria no sólo servía para mantener la lengua misma

sino la identidad cultural, aunque el imperio duradero e inamovible de las letras

parecía no tener fin. El dominio de quienes ostentaban la escritura y tenencia de textos

se impuso y el precepto de que lo escrito valía más que lo oral se propagó. “Cuando

una grafía totalmente desarrollada de cualquier tipo, alfabético u otro, irrumpe por

primera vez en una sociedad particular, al principio lo hace en sectores restringidos y

con variados efectos e implicaciones. Por lo regular, la escritura se considera en

principio como un instrumento de poder secreto y mágico (Goody, 1968b, p. 236)… El

novelista nigeriano Chinua Achebe describe cómo en una aldea ibo el único hombre

que sabía leer acumulaba en su casa todo fragmento de material impreso que
encontraba. Periódicos, cartones, recibos. Todo le parecía demasiado importante para

desecharse” (Ong, 1982)

La influencia de los griegos implementó la oratoria como medio de revolución social

y a pesar de los esfuerzos para darle un lugar predominante en la civilización

adolescente, la misma fue adoptada por quienes buscaban manipular a grupos de

gente, usando argumentos y técnicas orales que surtían efecto, obviándose de la

educación popular. Siglos después la alfabetización comenzó a abrirse paso

lentamente, bajo un sesgo de información que dictaba qué se podía leer y que no,

mientras las enseñanzas orales buscaban preservarse en contra de lo establecido.

Pasaron años hasta que la creación de la imprenta dio vía libre a la masificación del

conocimiento, aunque siguió siendo un lujo de burgueses, clérigo, gobernantes y reyes

hasta finales del siglo XIX. En la actualidad, con sólo un siglo de producción escrita,

muchos consideran que los libros han pasado a un segundo plano y que las bibliotecas

son lugares viejos y polvorientos donde se apilan textos sin sentido; la tecnología y los

formatos de lectura digitales se arruman en terabytes y se descargan con sólo pulsar un

botón, pero hay quienes defienden la relación íntima y natural del papel, la tinta, las

manos, la mente y el corazón como un derecho cultural e inalienable.

El progreso ha generado concepciones donde lo natural se asume como burdo y

atrasado, y la aparición de paradigmas cada vez más complejos da pie a una búsqueda

incesante de innovación epistémica, científica y mecánica. Lo natural en muchos casos

quiere ser civilizado, tecnificado, plastificado y rechazado, al parecer porque no

representa ninguna dificultad cognitiva para el “animal racional” en que nos hemos

convertido. Tal es el caso de la lengua oral. Cincuenta mil años de evolución de este

proceso son olvidados porque nacer, crecer, alimentarse y caminar es tan normal
como aprender a hablar y socializar desde temprana edad, necesitando sólo estar

cerca1 de personas que se comuniquen para absorber esta habilidad. Podemos

considerar que la oralidad es natural y la escritura es artificial, sin embargo “afirmar

que la escritura es artificial no significa condenarla sino elogiarla. Como otras

creaciones artificiales y de hecho más que cualquier otra, tiene un valor inestimable y

esencial para la realización completa de potenciales interiores humanos. Las

tecnologías no son simples recursos externos sino también transformaciones de la

conciencia, y mucho más cuando afectan la palabra. Tales transformaciones pueden

resultar estimulantes. La escritura da vigor a la conciencia. La alienación de un medio

natural puede beneficiarnos y en muchos sentidos es realmente esencial para una vida

humana plena. Para vivir y comprender totalmente, no necesitamos sólo proximidad

sino también distancia. Esto es lo que la escritura aporta a la conciencia como nada

más puede hacerlo.” (Ong, 1982)

El llamado hoy está hacia el empoderamiento de la oralidad como base

incondicional de las habilidades socioemocionales de las nuevas generaciones,

fortaleciendo los elementos que permiten una expresión oral completa y refutando la

premisa de que la lengua oral es un asunto al que no hay que dedicarle atención ni

tiempo y que es sólo un acto natural que depende de la personalidad. “Nada es más

lejano a la vida en las aulas que el silencio: el habla de las personas debe entrar en las

aulas de forma que sea posible, como sugiere Luci Nussbaum (1991), <<recuperar la

palabra en clase>> Porque si bien es cierto que somos iguales en lo que se refiere a

1 Esta cercanía abarca tanto la presencia física como las interacciones a través de pantallas y audios, un
ejemplo de ello es el uso de la televisión, tablets y teléfonos móviles como entretenedores, distractores
o emancipadores de las conductas infantiles, y en muchos casos la “niñera” o el cuidador son
reemplazados por aparatos tecnológicos. Además, la tendencia en los niños a adoptar palabras y acentos
distintos al de la familia o la localidad en que habitan, es resultado de los canales internacionales y los
programas transculturizantes a los que dedican una buena parte de su tiempo.
nuestra capacidad innata para adquirir y aprender las reglas del lenguaje, no es menos

cierto que, como subraya Amparo Tusón (1991), somos desiguales cuando usamos la

lengua. Por todo ello, la educación obligatoria debería contribuir al desarrollo de las

capacidades comunicativas de los alumnos de forma que les sea posible, con el apoyo

pedagógico del profesorado, comprender y expresar de forma correcta y adecuada los

mensajes orales que tienen lugar en ese complejo y heterogéneo mercado de

intercambios (Bourdieu, 1982) que es la comunicación humana.” (Lomas, 1995)

Al pensar, partimos de imágenes y conceptos de la realidad que forman los signos

(significado / significante), atravesamos por los saberes y emociones almacenados en la

memoria2 acerca de la situación o el tema en cuestión, luego las palabras se articulan

en nuestra mente bajo los conceptos de gramática que dan orden al discurso, y por

último nos expresamos, aunque no siempre de forma asertiva; pensar antes de hablar

implica poner en funcionamiento habilidades socioemocionales esenciales para

reconocer a nuestros interlocutores y gestionar el fondo y la forma del mensaje a

transmitir; para escribir es mejor hablar (contar y/o leer en voz alta, preferiblemente a

un tercero) la(s) idea(s) de lo que se quiere escribir, facilitando su organización en la

mente creativa. “Dondequiera que haya seres humanos, tendrán un lenguaje, y en cada

caso uno (un lenguaje) que existe básicamente como hablado y oído en el mundo del

sonido (Siertsema, 1955). No obstante la riqueza de la gesticulación, los complejos

lenguajes gestuales son sustitutos del habla y dependen de sistemas orales del mismo,
2 La memoria o la mente (en su hábitat: el cerebro), tanto consciente como inconsciente, puede ser una
poderosa aliada o enemiga de la comunicación humana, en la medida en que la dualidad CREATIVIDAD /
REACTIVIDAD (las mismas letras en diferente orden) se presenta en las situaciones de mayor
complejidad o que requieren hacer una elección, ya que son direccionadas “mecánicamente” por el
cerebro según lo vivido desde la infancia y el instinto de supervivencia adoptado ante una situación
parecida (física o emocional) y que para dar una respuesta inmediata recurre a la reacción del pasado
como la “mejor” solución implementada. En la medida en que maduramos, comprendemos otros puntos
de vista y reconstruimos nuestra personalidad con voluntad, logramos pasar de la Mente Reactiva a la
Mente Creativa, desligando las sinapsis que encadenan nuestras posibilidades de transformación y
comunicación íntima y social.
incluso cuando son empleados por los sordos de nacimiento (Kroeber, 1972; Mallery,

1972; Stokoe, 1972).” (Ong, 1982)

La oralidad se imparte a través de un entrenamiento que implica escucha, disciplina

y memoria. Hasta ahora, tanto su estudio como evaluación han sido difíciles debido a la

falta de instrumentos de sistematización (grabadoras de audio y video) ya que la

permanencia del discurso es fugaz y tendiente a diversas interpretaciones que no

pueden validarse con exactitud, diferente de la estructura de lo escrito, que si bien

permite múltiples miradas es concreta en sus planteamientos. Sin embargo, gracias a la

tecnología nos hallamos ante una nueva oralidad que puede ser contenida y archivada

como texto de audio y video, y esta dimensión trascendental amplía los usos y

prioridades de intervención de lo oral en la sociedad. “En una sociedad democrática, el

uso de la palabra en contextos formales, normalmente públicos, constituye un derecho

y un deber de los ciudadanos. Pero es que, además, en todas las lenguas se transmiten

y se han transmitido conocimientos oralmente: la explicación oral –no la mera

repetición de memoria o la lectura en voz alta de unos enunciados– se distingue como

una de las habilidades lingüísticas de rango más elevado, pues en cualquier campo del

saber uno de los indicadores que nos dice si una persona domina los conocimientos

propios de su área de interés es, precisamente, la explicación a otros de dichos

conocimientos.” (Martínez, 2004)

Las habilidades comunicativas: escuchar, hablar, leer y escribir, son habilidades

interdependientes, y todos, grandes o chicos, tenemos derecho a ejercerlas. Dar la

palabra a los integrantes de las aulas, ilustrados o no, ampliará los límites del progreso

y empoderará a estudiantes y maestros como autores de sentido, lectores de

significados y ciudadanos críticos y comprometidos. Dichas habilidades evolucionan


como lo hace una planta bajo el sol y la lluvia, pero una planta que crece en un

invernadero con el agua y el calor correctos, con fertilizantes y abonos bajo el cuidado

de un jardinero, esa planta dará flores, frutos y semillas sanos de las que nacerán

plantas más nutridas y aromáticas; la lengua requiere de maestros que sepan cómo

construir con sus estudiantes el conocimiento de la palabra y el silencio 3, que en lo más

sencillo se enfoca en la gramática y la ortografía, pero en su aspecto más elevado se

ocupa del desarrollo del pensamiento y la generación de seres humanos capaces de

convivir racional y emocionalmente.

La articulación de las habilidades comunicativas dará resultados duraderos y de gran

alcance en la medida en que sean vistas no como partes individuales o aisladas sino

como piezas del mismo engranaje; aunque siempre habrá personas más interesadas en

una habilidad que en otra, la posibilidad de explorarlas y distinguir las fortalezas que

cada una aporta facilitará su apropiación. Es en este punto donde la lectura cobra

mayor interés, siendo un puente entre la escritura, la oralidad y la escucha, sobretodo

enfocándonos en la lectura en voz alta, herramienta básica en los procesos de

alfabetización. Si desde la primera infancia se narran cuentos e historias, y además se

acompañan de libros álbumes coloridos, los niños se acercarán a la lengua con fluidez y

la lectura será parte de sus procesos lúdicos; una escuela primaria que ponga a

disposición de sus estudiantes todo tipo de textos (literarios, periodísticos, científicos,

epistolares, publicitarios, instruccionales) entendiendo que es mejor el desgaste por el

uso y no por el polvo, avanzará hacia nuevos contextos y relaciones académicas donde

3 El silencio es la base de la respiración, la escucha y la comprensión profunda. Enseñar el valor del


silencio no como mecanismo disciplinante sino como mecanismo de autocontrol y reconocimiento del
otro (lectura e interpretación del otro) formará una cultura escolar de respeto y valoración entre los
sujetos que cohabitan una institución educativa.
muchos de los pequeños recibirán la estimulación que no reciben en ninguna otra

parte.

Así, como plantea el documento del Plan Nacional de Lectura y Escritura de

Educación Inicial para Preescolar, Básica y Media (MEN, 2011) un escenario posible

para el posicionamiento de los textos literarios en el aula requerirá entender que los

niños y los jóvenes necesitan leer literatura al menos por diez razones:

1. Estimula la interpretación de la realidad de manera más ambiciosa y compleja.

2. Fomenta otras formas de ver el mundo y realidades diferentes a las que se viven

cotidianamente.

3. Facilita la formación de imágenes mentales propias, diferentes a las provenientes

de la televisión o de internet.

4. Invita a participar en el gran patrimonio lingüístico y cultural que subyace a los

textos literarios. Incorpora al diálogo con la humanidad.

5. Establece marcos de referencia ética que contribuyen a la educación integral.

6. Sirve como medio de catarsis y de liberación frente a una realidad que puede ser

opresiva y abrumadora.

7. Fortalece las competencias lingüísticas básicas: hacer lectura inferencial y crítica,

estimular la escritura creativa, reconocer estructuras narrativas complejas y diferentes

a las provenientes del folclore oral, ampliar el léxico personal, proporcionar elementos

para desarrollar la argumentación razonada, etcétera.

8. Introduce una dimensión estética en la existencia, es decir, que “el mundo de la

vida” va más allá de los límites de lo concreto y lo inmediato y funda un territorio de

utopías posibles.
9. Facilita hacernos un poco más aptos para enunciar nuestras propias palabras,

nuestro propio texto, volvernos más los autores de nuestra propia vida.

10. Crea identidad individual y social, y fortalece la memoria histórica.

“No podemos esperar que los niños lleguen a los grados avanzados de la educación

básica, media y universitaria para empezar a trabajar la argumentación, esa enseñanza

tardía puede ser una de las causas más significativas de las dificultades que

experimentan los jóvenes y adultos para ejercer esta competencia. Es función de la

escuela familiarizar a los niños desde temprana edad con este tipo de textos. Pues, uno

de los propósitos fundamentales de la educación es formarnos para la sensibilidad a los

argumentos y sobre todo a la calidad de los mismos” (Hurtado, 2006)

En Colombia y en el mundo, la educación vive una metamorfosis necesaria desde

hace más de 200 años; es en la búsqueda de autonomía e identidad sociocultural

desde las aulas que se promueven programas de innovación dedicados a construir y

reconstruir modelos pedagógicos en pro de una sociedad más justa y equitativa donde

la convivencia es el resultado de una dosis personal de sensibilidad, flexibilidad,

atención y afecto; como afirma Fernando Vásquez Rodríguez: “La convivencia no es un

estado o una condición espontánea…Tomar la palabra, disponerse para la escucha, dar

razones sólidas y convincentes sobre algo, cada una de estas acciones requiere un

tiempo para asimilarlas y, por supuesto, la intervención de mediadores cualificados

para hacerlo. Puesto de manera sintética, el convivir exige de nosotros una doble tarea:

de introspección y de comunicación.” (Vásquez, 2010)

Ideas para llevar al aula


Para concluir exponemos algunas herramientas discursivas en las que la expresión

oral puede fortalecer las habilidades comunicativas en la escuela, aunque no son

nuevas, se pueden retomar en los procesos escolares que entienden la educación más

allá de los contenidos y las pruebas estandarizadas:

- Creación de condiciones necesarias para que los estudiantes hablen y escuchen

a otros círculos en la institución escolar y fuera de ella, favoreciendo el diálogo con las

personas que encuentren en esos espacios.

- Alternar interacciones informales y formales, permitiendo que los estudiantes

hablen libremente sobre temas de su interés, pero también programando sesiones de

entrevistas y de exposiciones cortas.

- Creación y presentación de monólogos argumentativos (orales y/o escritos).

- Presentaciones de teatro y canto.

- Producción y transmisión de noticiero y radio escolar.

- Gestión interna de acuerdos y conflictos por medio de una asamblea de clase.

- Promoción de juegos de rol que faciliten momentos de discusión.

- Elaboración de corpus de textos orales que correspondan a los diversos géneros

de escritura trabajados.

- Grabación, audición y análisis de las producciones propias y/o de otros

estudiantes.

- Proponer a los estudiantes escuchar grabaciones de radio, de noticias, de

cuentos con narrador, ojalá de diferentes regiones del país.

- Grabar recitales, actos escolares, obras de teatro, obras de títeres, entre otros,

para luego escucharlos.


- Presentar a los estudiantes textos de diverso tipo: cuentos, relatos cotidianos,

canciones, poemas, proverbios, plegarias, adivinanzas, noticias radiales, noticias

televisivas, exposiciones, debates.

- Seleccionar un personaje que destaque por el desarrollo de la oralidad ya sea

en su comunidad, en el país o en el mundo y convertirlo en una actividad de

investigación en el que se discuta su biografía, sus presentaciones y los temas que este

desarrolla.

- Desarrollar una sesión de recuperación de la tradición oral en cuentos,

leyendas, juegos, poesía, rondas, creencias, dichos, narraciones fantásticas, entre

otros, convocando a los adultos que viven con los estudiantes.

- Destinar tiempo para escuchar el punto de vista de los estudiantes acerca de las

actividades desarrolladas.

- Seleccionar libros álbum y leerlos con los estudiantes. Cuando los estudiantes

estén familiarizados con el género literario plantear un proyecto de aula en el que cada

uno de los estudiantes cree un libro álbum apoyado en dibujos, recortes, fotografías

etc. Una vez el proyecto termine destine un espacio del salón para crear la biblioteca

de libros álbum del curso, la cual pueden utilizar estudiantes y docentes.

Párrafos para Diseño Editorial

“El ser humano tiene una existencia que se remonta a 50 mil años (AP) y sólo en los

últimos 6 mil se tiene evidencia del surgimiento de la lengua escrita. Esta capacidad

lingüística del ser humano es nueva en comparación con su antecesora, la lengua oral,

la cual existe como parte esencial del Homo Sapiens, y que es la base de la evolución

simbólica, conceptual y abstracta del individuo y la sociedad.”


“El lenguaje es tan abrumadoramente oral que, de entre las muchas miles de lenguas –

posiblemente decenas de miles- habladas en el curso de la historia del hombre, sólo

alrededor de 106 han sido plasmadas por escrito en un grado suficiente para haber

producido literatura, y la mayoría de ellas no han llegado en absoluto a la escritura. De

las tres mil lenguas habladas que existen hoy en día sólo unas 78 tienen literatura”

“Durante años se sumió la humanidad en la dificultad para hacer parte de sí el código

escrito que pretendía ser panacea y sólo quienes narraban historias, repitiéndolas una

y otra vez, mantenían el legado de los pueblos. La oralidad cobró una nueva dimensión,

en la que la memoria no sólo servía para mantener la lengua misma sino la identidad

cultural”

“El llamado hoy está hacia el empoderamiento de la oralidad como base incondicional

de las habilidades socioemocionales de las nuevas generaciones, fortaleciendo los

elementos que permiten una expresión oral completa y refutando la premisa de que la

lengua oral es un asunto al que no hay que dedicarle atención ni tiempo y que es sólo

un acto natural que depende de la personalidad”

“En la medida en que maduramos, comprendemos otros puntos de vista y

reconstruimos nuestra personalidad con voluntad, logramos pasar de la Mente

Reactiva a la Mente Creativa, desligando las sinapsis que encadenan nuestras

posibilidades de transformación y comunicación íntima y social”


“Las habilidades comunicativas: escuchar, hablar, leer y escribir, son habilidades

interdependientes, y todos, grandes o chicos, tenemos derecho a ejercerlas. Dar la

palabra a los integrantes de las aulas, ilustrados o no, ampliará los límites del progreso

y empoderará a estudiantes y maestros como autores de sentido, lectores de

significados y ciudadanos críticos y comprometidos”

Bibliografía

CANAL DE CIENCIAS (2013). Minicurso de Paleoantropología. Capítulo VII - El Homo

Sapiens. Lenguaje y semiótica. Recuperado de: https://www.canaldeciencias.com

HURTADO, V. R. D. (2006). La argumentación en la escuela primaria. Lectura Y Escritura

En La Infancia. Ed. Litoimpresos Ltda.

LOMAS, C. (1995). Aprender a comunicar (se) en las aulas. Centro de Profesores de

Gijón — Asturias (pp. 7)

MARTÍNEZ, M. A. (2004). Cómo preparar una exposición oral en todas las áreas de

secundaria. Colección Bibliotecas Escolares. Gobierno de Navarra, Departamento de

Educación. Blitz Serie Naranja. (pp.7)

MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL (2011). Plan Nacional de Lectura y Escritura de

Educación Inicial para Preescolar, Básica y Media. Dirección de Calidad de Educación

Preescolar, Básica y Media Subdirección de Fomento y Competencias. Recuperado de:

http://www.colombiaaprende.edu.co

ONG, J. W. (1982). Oralidad y Escritura. Tecnologías de la palabra. (pp. 4, 10, 15). Fondo

de Cultura Económica México.


VÁSQUEZ, R. F. (2010). La oralidad, la lectura y la escritura como mediaciones para la

convivencia. Ponencia leída en el Primer Concurso Distrital para colegios privados sobre

“Proyectos institucionales de lectura, escritura y oralidad” PILEO 2010. Secretaría de

Educación de Bogotá, Biblioteca Virgilio Barco.

Das könnte Ihnen auch gefallen