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correspondencia
María Laura MARTINEZ
Aunque hay un abanico de teorías que pueden ser llamadas realistas, es posible
distinguir en ellas algunos rasgos comunes, que Devitt[1] ha señalado como: 1) que
todas las nociones parecen ser al menos parcialmente semánticas, y 2) que entre ellas es
posible distinguir una doctrina metafísica.
El realismo se compromete con la idea de que hay entidades que son independientes de
la mente y que poseen una existencia objetiva. Habría lo que Devitt llama dos
dimensiones, la de la existencia: el realismo debe dar cuenta de lo que existe (en el caso
del realismo científico la principal controversia es acerca de las entidades
inobservables), y la dimensión de la independencia: el mundo real no está constituido
por nuestros conocimientos. El realismo trata acerca de la naturaleza de la realidad en
general, acerca del mundo externo. Cuando los realistas insisten sobre la objetividad del
mundo, dicen que el mismo no está constituido por nuestros conocimientos, por
nuestros valores epistémicos, por el poder sintetizador de la mente, o por la imposición
de conceptos, teorías o lenguaje; que no está limitado por lo que creemos o
descubrimos. Es una tesis metafísica, antes que semántica o epistémica. Es una posición
metafísica previa a la adopción de cualquier punto de vista epistemológico.
Hay dos tipos de realismo científico, uno para teorías y otro para entidades. El problema
respecto a las teorías es si son verdaderas o no, candidatas a la verdad o aspiran a la
verdad. El realismo en este sentido afirma que tratamos de formar teorías científicas
verdaderas acerca del mundo, independientemente de lo que sabemos: la ciencia aspira
a la verdad y la verdad se corresponde con el mundo.
No hay acuerdo sobre las definiciones precisas de realismo, de las entidades y las
teorías. Ambos tienen un componente epistemológico implicado: algunas veces tenemos
buenas razones para pensar que nuestras teorías son verdaderas, o, que algunas
entidades inobservables, tales como los electrones, existen. Ambos pueden parecer
idénticos. Pero según Hacking, es una identidad ilusoria, la mayoría de los físicos
experimentales son realistas acerca de las entidades pero no acerca de las teorías.
Aunque también los hay realistas en ambos sentidos. El realismo de las teorías y el de
las entidades pueden ser complementarios, pero distinguibles. Uno puede pensar que
muchas entidades teóricas existen, pero que nuestras teorías acerca de ellas no son
verdaderas. Hacking por ejemplo, es un realista acerca de las entidades pero no acerca
de las teorías.
Hacking usa teorías, modelos y fenómenos como un posible esquema en el cual pensar
acerca de la ciencia. Pero anota una simple razón para no considerar los modelos como
verdades acerca del mundo: que es una práctica frecuente usar diferentes modelos para
resolver la misma clase de problemas, aunque ellos sean inconsistentes entre sí, si se los
considera como estableciendo aserciones literales acerca del mundo. Afirma que se debe
ser antirrealista acerca de los modelos. Ellos son herramientas intelectuales que nos
ayudan a entender los fenómenos y a construir partes y piezas de la tecnología
experimental. Permiten intervenir en procesos y crear fenómenos nuevos hasta entonces
no imaginados. Pero lo que hace que las cosas funcionen son las entidades que están
produciendo los efectos. Las entidades son reales, ellas producen los efectos.
La manera en que los experimentadores son realistas científicos acerca de las entidades
es totalmente diferente de las maneras en que pueden ser realistas acerca de las teorías.
Solamente al nivel de la práctica experimental el realismo científico es inevitable. Hay
que pensar en la práctica, no en la teoría. Cuando pasamos de la representación a la
intervención, el antirrealismo se hace menos fuerte. Por ello Hacking cree que es el
trabajo experimental el que proporciona la mejor evidencia para el realismo científico,
porque las entidades que en principio no pueden ser observadas se manipulan
regularmente para producir nuevos fenómenos y para investigar otros aspectos de la
naturaleza. Son herramientas, instrumentos para hacer y no para pensar, son
manipuladas en la ingeniería del experimento científico, destinadas a extender las
fronteras del conocimiento[8]. Sin embargo, el argumento experimental a favor del
realismo científico no dice que sólo los objetos del experimentador existen, ni dice
tampoco que tal argumento sea el único viable para este realismo acerca de las entidades
inobservables, dice solamente que es el más irresistible y quizá el único irresistible.
La física es la ciencia preferida por Hacking para ilustrar su convicción acerca del
realismo de las entidades, que concierne a clases naturales no a individuos particulares.
Su ejemplo favorito es el electrón. La pruebadirecta es que pueden ser manipulados
utilizando propiedades causales de bajo nivel bien entendidas. Los electrones existen
aunque seamos incapaces de dar verdaderas descripciones de ellos más allá de un nivel
puramente fenomenológico. En los primeros estadios del descubrimiento de una entidad
como ésta, se puede poner a prueba la hipótesis de que existe, se puede dudar que
existan. Eso ocurría incluso después que Thomson midió la masa de los corpúsculos del
electrón y Millikan su carga. Había que estar seguro de que ambos medían lo mismo. Se
necesitaba una mayor elaboración teórica. Más tarde la mejor razón para pensar en su
existencia fue su éxito en la explicación, es decir, que la postulación de su existencia
podía explicar una gran variedad de fenómenos. Finalmente, el éxito no estuvo en la
explicación sino en que al entender mejor sus poderes causales, comenzaron a
construirse aparatos que lograron efectos bien comprendidos en otras partes de la
naturaleza. Cuando se logra usarlos para manipular estas otras partes en forma
sistemática, el electrón deja de ser un ente hipotético. Ha dejado de ser teórico y se ha
transformado en experimental, ha perdido su categoría de hipotético y se ha vuelto algo
común. La mayoría de los físicos experimentales son realistas respecto a las entidades
teóricas que usan, pues la manipulación de las mismas los obliga a serlo. No la
experimentación, sino la manipulación de esos entes. Los electrones no les sirven para
organizar el pensamiento o salvar los fenómenos que han sido observados, sino
para crear otros fenómenos nuevos. Ellos son herramientas.
Que los experimentadores sean realistas acerca de las entidades no quiere decir que
estén en lo correcto. Los instrumentos que se apoyan en las propiedades de los
electrones para producir efectos de precisión pueden hacerse de muchas maneras
diferentes. Es decir que del éxito que se obtiene con los electrones no se infiere su
realidad. No se hacen instrumentos y luego se concluye la realidad de los electrones. El
orden es el contrario. Se diseña un aparato apoyándose en un pequeño número de
verdades acerca de los electrones, para producir otros fenómenos que se quieren
investigar. El convencerse de la realidad de los electrones surge cuando se pueden
construir regularmente nuevos tipos de aparatos que utilizan diversas propiedades
causales bien comprendidas de los electrones, que permiten interferir con otras partes
más hipotéticas de la naturaleza. Hay una familia de propiedades causales (masa,
carga, spin), en términos de las cuales los experimentadores describen y utilizan
electrones para investigar algo más. Cuando tales propiedades son usadas en la
exploración más allá de la realidad física, se ve la ingeniería del instrumental científico
al servicio de la ciencia; el uso del spin como una herramienta es a posteriori una
prueba de la existencia de electrones. Tales propiedades son además relativamente
resistentes a los cambios de teoría.
Esta ingeniería es la mejor prueba del realismo científico acerca de las entidades, porque
para Hacking lo importante no es entender el mundo sino cambiarlo. Explica esto en su
libro mediante el ejemplo de PEGGY II[9], un cañón de electrones polarizados utilizado
para investigar las propiedades de corrientes neutrales débiles. El cañón es una
ingeniería maravillosa, una verdadera herramienta de la ciencia, usa una buena
comprensión de las propiedades causales de los electrones. Argumenta que si las
propiedades causales de una entidad inobservable se han vuelto parte de la maquinaria
de la ciencia, si los electrones son usados en sentidos análogos a centrifugadoras y
cámaras, para propósitos análogos, entonces ellos comparten el status ontológico con
esos aparatos. Su uso en experimentos hace a Hacking estar seguro de su existencia,
como los ojos le hacen estar seguro de objetos de tamaño mediano.
Estilos de razonamiento
Hacking no cree que haya una teoría de la verdad, o una semántica, que se
aplique a todo el conjunto de oraciones empíricas investigadas en la ciencia. La
condición de verdad de algunas oraciones está determinada por los caminos en que
razonamos sobre ellas. Y un estilo se vuelve una pauta de objetividad, porque “it has
the truth-producing virtue”[15]. Surge la sombra de la circularidad, pero es bien
recibida por Hacking, porque le permite mostrar que hay caminos en los cuales el estilo
de razonamiento y la condición de verdad de algunas oraciones son mutuamente “self-
authenticating”. La verdad es lo que es averiguado por tal y cual camino. Lo
reconocemos como verdadero por cómo lo averiguamos. ¿Y cómo se sabe que un
método es bueno? Porque proporciona la verdad. El estilo de razonamiento dicta normas
sobre la verdad y el establecimiento de las oraciones que él mismo define. Es cierto que
el valor de verdad real de esos enunciados es externo al estilo, no depende de cómo
pensamos. Pero que un cierto enunciado sea candidato para la verdad, puede depender
de un estilo de razonamiento, porque “there is no truth-or-false in the matter,
independent of the style of reasoning”[16]. No hay una verdad previa, profunda,
original, independiente del razonamiento y el que es descubierta por éste de acuerdo al
estilo. La verdad o falsedad y el estilo crecen juntos. Hay una interacción, entre las
causas sociales próximas y la organización del razonamiento, que se vuelve vital. Esto
es porque los enunciados tienen condiciones de verdad en momentos definidos del
tiempo, y esos momentos son producto de lo social. Al mismo tiempo esas oraciones y
sus modos de verificación se vuelven dadas dentro de la imponente marcha del estilo de
razonamiento. No hay que pensar que este cuerpo de doctrina acerca de la verdad y los
estilos de razonamientos sea relativista, o constituya algún tipo de antirrealismo. Un
estilo de razonamiento no es relativo a nada. No determina la norma de verdad objetiva.
Es la norma. Los aspectos que llamamos reales determinan lo que es verdadero o falso
de acuerdo a nuestro criterio. Nuestros estilos y verdades no existen hasta que las
construimos.
Reflexiones
Pero este realismo ontológico de Hacking no tiene que ver con la semántica, y como la
verdad para él es un problema puramente semántico, aunque no explique por qué,
entonces realismo y verdad no convergen.
NOTAS
BIBLIOGRAFIA
Devitt, Michael (1991) “Aberrations of the realism debate”, Philosophical Studies, 61,
p. 43-63.
Devitt, Michael (1997) Realism and truth, Princeton, Princeton University Press,
(edición original 1984).
Hacking, Ian (1980) “Is the end in sight for epistemology?”, Journal of Philosophy, 77,
p. 579-588.
Hacking, Ian (1988) “On the stability of the laboratory sciences”, The Journal of
Philosophy, 85, N° 10, p.507-514.
Hacking, Ian (1991) La domesticación del azar, Barcelona, Gedisa, (edición original
1990).
Hacking, Ian (1992a) “”Style” for historians and philosophers”, Studies in History and
Philosophy of Science, 23, p. 1-20.
Hacking, Ian (1992b)”Statistical language, statistical truth and statistical reason: The
self-authentification of a style of scientific reasoning”, Mc. Mullin, E. (ed) The Social
Dimensions of Science, University of Notre Dame, p. 130-157.
Hacking, Ian (1996) Representar e intervenir, México, Paidós-UNAM, (edición
original 1983).
Leplin, Jarrett (ed) (1984) Scientific realism, California, University of California Press.