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REVELACIÓN

La Iglesia sabe, por revelación de Dios y por la experiencia


humana de la fe, que Jesucristo es la respuesta total,
sobreabundante y satisfactoria a las preguntas humanas sobre la
verdad, el sentido de la vida y de la realidad, la felicidad, la
justicia y la belleza. Son las inquietudes que están arraigadas en
el corazón de toda persona y que laten en lo más humano de la
cultura de los pueblos. Por eso, todo signo auténtico de verdad,
bien y belleza en la aventura humana viene de Dios y clama por
Dios.
Documento de Aparecida 380

¿QUÉ SIGNIFICA EL TÉRMINO REVELACIÓN?

Etimológicamente, "revelación" viene del verbo griego "apocalyptein" y de éste al


latino "revelare". Significan remoción de un velo que esconde algo a la vista. En el
lenguaje común, es dar a conocer lo que estaba previamente escondido. Es el acto de
una comunicación inesperada de un conocimiento con hondo significado vital.
Teológicamente es la manifestación libre de Dios al hombre dentro del marco histórico.
Es gratuita y aporta novedad sobre Dios que llama al hombre a la fe y de este modo lo
justifica.

La Revelación tal y como la entendemos tiene unos elementos característicos que le son
propios:
- Dios revelándosenos por pura iniciativa suya.
- El hombre con capacidad de acoger y responder en libertad (fe).
- Contenido objetivo revelado.
La revelación se presenta, ante todo, como la forma histórica de la salvación.

Para poder comprender lo que es la Revelación, describiremos tal como la presenta un


documento del Concilio Vaticano II, el número 2 de la Dei Verbum.

«La Revelación es una libre iniciativa de Dios, una gracia suya y una
muestra de la grandeza de su amor. Esta revelación de Sí mismo es una
verdad y una realidad salvífica. Él es objeto propio de la revelación.
Por esta revelación Dios hace de su Hijo Jesucristo el centro de la nueva
economía como principio único de salvación. El plan salvífico es hacer
que el hombre participe de la naturaleza divina».

¿CÓMO LLEGAMOS A DESCUBRIR EL SIGNIFICADO Y EL CONTENIDO DE


LA REVELACIÓN?

Si hacemos una lectura rápida de la Sagrada Escritura y recordamos algunas de las


escenas más conocidas podremos descubrir cómo Dios se revela al hombre y para qué.
Repasemos…

En el Antiguo Testamento
No aparece directamente la palabra revelación sino que esta realidad se expresa a través
de otras categorías que describen esta intervención de Dios en la historia. Encontramos
por ejemplo:
 Aparecerse. Gn 26,24ss., derivada del término "epifaino".
 Palabra. Elaboración israelita. Dios se comunica, habla, da a conocer su Palabra
de promesa. Es el "dabar" que puede resultar operativo como en el caso de la
creación (Gn 1) o noético, enseñando un contenido divino.
 Su nombre. Siempre se vincula a su actuar (Ex 3,14). Su nombre es su actuación
histórica. Se resalta su poder y se expresa con antropomorfismos (Ex 32,31; Jer
9,11; Is 30,27).
 Gloria de Yahvé. Es un concepto de tipo sacerdotal que expresa dinamicidad e
iniciativa divina, es Dios dándosenos, revelándosenos. Se presenta como
unicidad frente al politeísmo y el tiempo es siempre el mismo marco de
actuación.

Estas representaciones del Antiguo Testamento obedecen a un doble sentido:


 La revelación es siempre entendida como manifestación de Dios en el marco
de la historia, surge en un marco concreto, el Pueblo elegido, para
posteriormente tender a la universalidad. A lo largo de este proceso Dios se
revela, en un principio en la creación y después en la Alianza.
 La revelación siempre lo es del designio salvífico. Así se comprende el grado
procesual: Esclavitud --> Alianza --> Reino de Dios. Se muestra la misericordia
de Dios y se dirige al hombre para que salga del pecado y de este modo recupere
su dinamismo y su horizonte hacia un futuro salvífico. Mediando este diálogo de
Dios-hombre se haya la Alianza, que configura el proceso de tal manera que
cada cumplimiento progresivo abre a una nueva promesa. Tras la experiencia de
destierro y el movimiento profético, el futuro esperado de Salvación, se
proyecta al encuentro definitivo con Dios (escatología).

La manifestación de Dios por la historia, en el orden a la salvación, tiene en el


Antiguo Testamento unas características que la distingue de cualquier otro tipo de
conocimiento.
Dios se manifiesta para salvar de un modo interpersonal desde su iniciativa. Su
palabra es como signo y realidad de la unidad de la economía salvífica, que sitúa al
hombre ante al salvación. Esta posición exige del hombre una respuesta de fe, que
se acoge en libertad. La esperanza se convierte en el motor del movimiento
progresivo hacia la escatología.
Se nos presenta como la intervención gratuita y libre por la que el Dios santo y
oculto se va dando poco a poco a conocer, a sí mismo y su acción salvadora. Esta
acción de Dios es concebida como palabra de Dios que anuncia y promete.
Tiene estos rasgos específicos:
a) Es esencialmente interpersonal. Es manifestación de alguien a otro. Yhwh (Ex.
20,2)1[2] es a la vez el Dios que revela y el Dios revelado; se da a conocer y se
hace conocer.

1[2] " Yo soy Yhwh, tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto".
b) Procede de la iniciativa de Dios. No es el hombre quien descubre a Dios: es
Yhwh el que se manifiesta cuando quiere, a quien quiere y porque quiere. Es el
primero es escoger, prometer y hacer alianza (Gen 12, 1-3).
c) Lo que da unidad a la economía de la revelación es la palabra (Ex. 19,5-6).
Predomina la escucha frente a la visión. Dios le habla al profeta y lo envía a
hablar. La palabra es el intercambio entre Dios y el hombre pero inicia en la
visión. El pecado del hombre es el no oír la palabra.

El Nuevo Testamento
Sus términos son más frecuentes y matizados, y la razón de ser así es porque ya se posee
la experiencia singular de la manifestación de Dios por su Hijo (Heb 1,1).

Lo que intenta comunicarnos el N.T. es que La Palabra, Jesucristo, dirigida a los


hombres asume la carne humana y el lenguaje del hombre. Jesús es, pues, la palabra
última y definitiva: el centro, el culmen y consumación de la acción reveladora de Dios.
Utiliza diversos términos algunos son: apokalyptein, Phaneroo, Gnorítsein, Didaskein,
kerigma, Martyría, Mysterion. Sin embargo su referencia es siempre Jesús de Nazaret y
su actividad; por tanto la revelación es principalmente la descripción de su persona, de
su actividad y de su enseñanza.

Para Mateo, Marcos y Lucas: Cristo es el revelador en cuanto predica la Buena Nueva
y enseña con autoridad la palabra de Dios. El contenido de la revelación es la salvación
ofrecida a los hombres, que ha aparecido en persona y obras de Jesús, y que se expresa
singularmente en el acontecimiento pascual.
Para los Hechos de los Apóstoles: la clave son los apóstoles como los testigos de
Jesús, que proclaman la buena nueva y enseñan lo que han recibido del maestro. Su
función, por tanto, es ser testigos y heraldos del Evangelio.
Para Juan, el punto de partida es que Cristo manifiesta al Dios invisible (Jn 14,8).
Cristo es el Hijo que manifiesta al Padre por sus obras y palabras. Desde el prólogo lo
presenta como el perfecto revelador del Padre: su preexistencia como Logos de Dios (Jn
1, 1-2), su entrada en la carne y en la historia (Jn 1,14) y su intimidad permanente de
vida con el Padre, tanto antes como después de la encarnación (Jn 1,18).
Para Pablo, Jesús es el contenido de la revelación. La comunidad que ofrece la
salvación es la Iglesia de la que Cristo es Cabeza.

¿POR QUÉ CRISTO ES MEDIADOR? ¿QUÉ SIGNIFICADO Y CONSECUENCIAS


NOS DESCUBRE SU MEDIACIÓN? ¿QUÉ ME REVELA JESUCRISTO?

La mediación2 es un proceso de comunicación que permite abordar situaciones


conflictivas y que presupone la intervención de un tercero aceptable, imparcial y
neutro y que carece de poder de decisión y sólo está habilitado para ayudar a las partes a
lograr voluntariamente el arreglo de una situación conflictiva. La mediación es un

2
Según el Centro de Arbitraje y Mediación. Cámara de Comercio de Santiago. Mediación.
http://www.camsantiago.com/preguntas/mediacion.html
proceso voluntario que tiene como eje conductor direccionar la comunicación entre las
personas en conflicto para que puedan acceder a esclarecer sus intereses, deseos,
necesidades, a valorar sus alternativas en la situación y construir en conjunto con la otra
parte, un proceso de negociación. Esta característica es la que le otorga a la mediación
su carácter educativo ya que las partes mantienen su capacidad de actuación y de
aprendizaje para llegar a un acuerdo, en tanto que el mediador mantiene su rol
dialogando y negociando.
Esta definición nos permite descubrir que frente a un conflicto entre dos personas, una
tercera puede ayudar al diálogo.
En el caso del hombre y Dios, de este diálogo que el Padre inicia en la Historia de la
Salvación cuando crea el mundo y el hombre, cuando llama a un pueblo a ser Pueblo,
cuando se descubre “todo Amor” frente a la desobediencia del hombre, hace falta en
esta relación Dios-Hombre alguien que tenga en sí mismo esas dos realidades: por eso
Jesucristo ES Mediador, porque es verdadero Dios y Verdadero hombre. Al poseer estas
dos naturalezas es el único que conoce plenamente a Dios (Él es Dios) y conoce
plenamente al Hombre (Él es Hombre).

Consecuencias:
1-Cristo es el centro de la Revelación
a-Como plenitud. Es el culmen de la revelación, como acción, mensaje y
encuentro (Ef. 3,6; 2Cor 1,20). Cristo revela y se revela (es sujeto y objeto de
revelación). Es el medio privilegiado de comunicación de Dios. Es motivo de
credibilidad por su autoridad, milagros y resurrección.
b-Como personificación. Es el lugar en el que la Palabra y las obras se
encuentran. La palabra revela el sentido y lo interpreta. Cristo es la Palabra
que se hace historia.
c-Como cumplimiento de las promesa. Entre el Antiguo y el Nuevo Testamen-
to se da una continuidad porque Cristo es el cumplimiento de las promesas
del Antiguo Testamento y aporta la novedad de la intensidad, el modo y
forma de llevarse a cabo.
d-Como contenido de la historia de Dios. Dios desde el principio se hace
presente en la historia, ahora se hace plena su presencia por la encarnación,
así se manifiesta la historia como el lugar de la revelación de Dios Trinitario.
2-No existe otro mediador más que Jesucristo.
En el n° 2 de la Dei Verbum leemos: “Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a Sí
mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por
medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se
hacen partícipes de la naturaleza divina. Por esta revelación, Dios invisible habla a los
hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la
comunicación consigo y recibirlos en su compañía”.
3-Cristo revela el “Proyecto del Padre” a través de sus palabras y acciones.
Dios se dirige al hombre en un diálogo de amor. Por su Palabra hecha carne, se da a
conocer. Ha hablado a Abraham, a Moisés, a los profetas y, por medio de ellos a su
pueblo. Finalmente, por Cristo Dios ha hablado a los Apóstoles y a toda su Iglesia, y por
ello nos habla también a nosotros.
« Este plan de la revelación se realiza con hechos y palabras intrínsecamente conexos
entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación
manifiestan y confirman la doctrina y los hechos, significados por las palabras, y las
palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas.
Pero la verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta
por la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la
revelación3».
Es una revelación singular y especial, porque se concreta en determinados momentos
históricos y se dirige a personas concretas (Israel, profetas, Jesús). No obstante tiene un
carácter universal en tanto que es para todos los tiempos y para todos los hombres. Hace
que toda la historia se convierta en historia de Salvación.
La única respuesta posible a esta revelación de Dios es la fe y fidelidad del hombre. Ya
no basta la luz natural, se precisa una luz sobrenatural gratuita que asienta desde la
libertad personal.
La culminación y plenitud de la revelación sobrenatural se ha dado en Jesús.
4-Cristo me da a conocer al Padre
Dios quiere que el hombre se introduzca en la sociedad de amor que es la Trinidad.
Desde la gradualidad, y en un proceso histórico, la revelación me permite profundizar
cada vez más en el contenido y el significado de Dios, del Hombre y de la Salvación.
No olvidemos que la plenitud de la Revelación es Cristo Revelando al Padre.
5-La historia –mi historia- es el lugar donde Dios se me revela. Mi respuesta (fe) me
hace parte de todo este proceso de encuentro entre Dios y el Hombre. Ya no es el
Pueblo de Israel o el Dios de la Alianza. Ahora es MI Pueblo y MI Dios. La Salvación
se realiza en esta historia temporal: está vinculada a una sucesión de acontecimientos
que se desarrollan según un designio divino y se dirigen hacia un hecho único: la
muerte y resurrección de Cristo. La atención de Israel se centra en la historia, en lo
que Dios hizo, hace y hará según sus promesas. Israel confiesa que Dios intervino en su
historia y su existencia cambió por completo.
6-La Trinidad es plenitud de la Revelación.
Cristo es plenitud de la revelación del misterio Trinitario. Él ha sido enviado por el
Padre y obra con el poder del Espíritu Santo, “por Cristo, la Palabra hecha carne, y con
el Espíritu Santo pueden los hombres llegar hasta el Padre y participar de la naturaleza
divina. En la Revelación es toda la Trinidad la que actúa. El Padre envía al Hijo (1Jn. 4,
9-10; Jn. 3, 16), da testimonio en su favor (Jn. 10. 10, 25; 5, 36-37) y atrae los hombres
hacia el Hijo por medio de una fuerza interior que pone en su corazón (Jn. 6, 44). El
Hijo, por su parte, da testimonio del amor del Padre (Jn. 3, 11) y lo comunica a los
hombres, llevando a cabo la obra salvífica querida por el Padre. El Espíritu Santo es
quien da poder y eficacia a las palabras de Jesús, ilumina la mente y sostiene la voluntad
de los hombres para que se abran a la comprensión y a la acogida a la palabra divina,
permaneciendo presente y actuante a lo largo de toda la historia y asegurando la
continuidad y la fidelidad a la acogida de esa autocomunicación de Dios.
7-La Iglesia es testigo y custodia de la Revelación. Este encuentro de Dios con el
hombre, que se da en la historia, que busca la salvación-comunión ha quedado en la
Iglesia a través del mandato de Cristo recibido por los Apóstoles y continuado en la
historia en la vida de los Obispos y en su enseñanza. ¿Cuándo termina el proceso de
Revelación? ¿Cómo nos damos cuenta que las apariciones de la Virgen, o las
revelaciones a “algunas” personas en la oración son verdaderas?
El proceso histórico de Revelación culmina con la muerte del último de los
Apóstoles. Esto quiere decir que TODO lo que Dios quiso decirnos, nos lo reveló en la

3
Dei Verbum 2
Sagrada Escritura, por su Hijo y a través de testigos cualificados: los Apóstoles. Luego
de lo enseñado ya no hace falta conocer nada más, no hay nada nuevo de Dios o del
hombre que conocer.
Todas las revelaciones posteriores otorgadas por Dios se conocen como revelaciones
privadas, en razón de que no se dirigen a toda la Iglesia sino que son meramente para el
bien de miembros individuales. La Iglesia no nos las propone como parte de su mensaje,
aunque es cierto que en unos casos ha dado su aprobación a algunas revelaciones
privadas.
La Doctrina Católica acepta la existencia de las revelaciones privadas. Reconoce su
existencia el Catecismo de la Iglesia Católica (n.67) quien enseña que alguna de ellas
han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia. Su función es la de ayudar a vivir la
Revelación de Cristo en una determinada época de la historia.
Debe quedar claro que la autoridad de las revelaciones privadas es esencialmente
diversa de la única Revelación Pública.

LA REVELACION PÚBLICA LA REVELACION PRIVADA


a. Exige nuestra fe porque en ella a través a. “Es una ayuda para la fe y no es
de palabras humanas y de la mediación obligatorio hacer uso de la misma”.
viviente de la Iglesia Dios mismo nos “No se debe un asentimiento de fe
habla. católica a revelaciones, no es ni tan
b.- La certeza de que Dios habla me da la siquiera posible. Estas revelaciones
seguridad de que encuentro la verdad exigen más bien un asentimiento de fe
misma y de ese modo, una certeza que humana; según las reglas de la
no puede darse en ninguna otra forma prudencia, que nos las presenta como
humana de conocimiento. Es la certeza probables y piadosamente creíbles”
sobre la cual edifico mi vida y a la cual (Cardenal Próspero Lambertini).
me confío al morir. b.-El criterio de verdad es una orientación
a Cristo mismo. Cuando ella nos aleja
de Él, cuando se hace autónoma o más
aún, cuando se hace pasar como otro y
mejor designio de salvación, más
importante que el Evangelio, entonces
no viene ciertamente del Espíritu
Santo, que nos guía hacia el interior del
Evangelio y no fuera del mismo.

Criterios para creer en las revelaciones privadas


 Que el mensaje en cuestión no contiene nada contrario a la fe católica o a la ley
moral y las buenas costumbres.
 Que está autorizado por la autoridad de la Iglesia (el obispo) hacerlo público.
 Que hay suficientes indicios de su veracidad como para justificar que los fieles les
den crédito sin hacerse culpables de superstición o de imprudencia.

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