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Trastorno de personalidad dependiente

TRASTORNO DE PERSONALIDAD DEPENDIENTE

Realizado por:
 Miriam Pagán
 Cristina Ramiro
 Jose Alberto Viana

1. INTRODUCCIÓN

En el proceso de investigación que hemos realizado acerca del


Trastorno de personalidad dependiente comenzamos
subdividiéndonos los procedimientos y métodos que íbamos a
utilizar para estudiar el problema, así como las partes en las que se
iba dividir el trabajo. Todos los miembros del grupo hemos utilizado
los mismos procedimientos tales como la consulta de material
bibliográfico mediante el método de lectura y comprensión de los
temas pertinentes, material empírico (el test MCMI-III de Millon, que
mide el grado de dificultades personales y emocionales de este
trastorno), así como investigando casos de trastorno de
personalidad dependiente en la vida cotidiana para hacer un trabajo
de campo con casos reales y así poder contrastar los datos
empíricos.
El trabajo se divide de la siguiente manera: comienza con una
descripción divulgativa del trastorno de personalidad dependiente
que realizamos mediante consenso entre todos los miembros,
tratando de explicar de la forma más clara y concisa posible las
ideas principales que lo determinan.

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Trastorno de personalidad dependiente

A continuación exponemos un caso clínico (producto de nuestra


imaginación) pensado de nuevo entre todos, con el fin de dejar más
claros los conceptos previamente descritos.
Cristina Ramiro se ha encargado de redactar los criterios
diagnósticos del TPD según el DSM-IV y el CIE-10 y también de las
características clínicas del trastorno.
Miriam Pagán ha reflejado los datos epidemiológicos, el curso del
trastorno, y el diagnóstico diferencial y la comorbilidad del TPD.
Jose Alberto Viana ha descrito la etiología y evaluación.
El último apartado lo hemos dedicado a citar los tratamientos y
técnicas terapéuticas de mayor éxito en la curación de este
trastorno.

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Trastorno de personalidad dependiente

2. TIPO DE PERSONALIDAD:

Una de las características distintivas del Trastorno de Personalidad


por Dependencia (TPD), es la necesidad intensa e internalizada de
que se ocupen de uno y de establecer relaciones interpersonales, por
miedo a ser incapaz de hacer algo o de cuidarse por sí mismo. Un
ejemplo de esto podría ser una persona que cuando no están sus
vínculos de apoyo más próximos se siente indefensa e inútil. Una
mujer que cuando su marido se va a trabajar fuera un fin de semana,
se deprime, llora, no quiere salir de casa sola, no tiene fuerzas para
hacer nada, le llama constantemente y tiene que recurrir a otros
familiares para poder sobrellevar el fin de semana sola.
Es característico por tanto en este tipo de personalidad forjar lazos
de unión muy estrechos con personas, que les lleva a una sumisión
y una pasividad tal, que necesitan de ellos para realizar actividades,
para tomar decisiones, o realizar cualquier acción de la vida diaria.
Por ello cuando esta relación se rompe, es vital para ellos encontrar
otro vínculo. Una chica que necesita a su novio para cualquier tipo de
tarea cotidiana como: que le acompañe al trabajo, salir de fiesta, ver
qué cosas tiene que comprar, para tomar todo tipo de decisiones
incluidas aquellas relacionadas con su trabajo, en el momento que él
no está presente, ella es incapaz de realizar ninguna de esas
actividades. (Lo que le pasa es que tiene poca seguridad en sí misma
y ella no se siente capaz de realizar esas actividades sin la
supervisión de su novio, se siente inútil, inferior y piensa que ella sola
lo haría mal)
Su vida sólo tiene sentido, cuando hay personas dentro de ella.

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Trastorno de personalidad dependiente

Son personas extremadamente agradables, comprometidas,


diplomáticas, no les gusta dar su opinión y no suelen negarse a
favores que les pidan, muchas veces anticipándolos y sacrificando
sus propias necesidades. Esto es debido al temor poco realista de
ser abandonados, y por ello de estar solos, creen que comportándose
así la gente estará de su parte y nunca les darán la espalda.
Se sienten inferiores a los demás, se infravaloran, sólo resaltan sus
aspectos negativos, en cambio tienden a idealizar todo lo de los
demás. Este patrón de autodesprecio se considera como una
estrategia para llamar la atención en los demás y así tener la
seguridad de que son queridos y de que tienen algún valor y
conseguir los elogios y la consideración por parte de ellos. Estas
mismas características también influyen en la dificultad que les
supone iniciar proyectos o hacer cosas por propia iniciativa (debido a
la falta de confianza en sus propios juicios y a la falta de habilidades
instrumentales en vez de a una falta de motivación o energía).
Necesitan que otras personas asuman la responsabilidad en las
tareas más importantes de su vida.
Cuando se les critica lo aceptan, y tratan de corregir sus conductas,
por ello son muy sensibles a la opinión de los demás.
Cuando estos comportamientos se llevan al extremo, resultan
pegajosos, molestos y pesados, lo que puede llegar a constituir un
verdadero problema para los demás y entonces podemos decir que
este patrón de comportamiento se constituye como un verdadero
trastorno de personalidad por dependencia.

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Trastorno de personalidad dependiente

Es conveniente especificar que los comportamientos de dependencia


no se dirigen hacia un individuo específico ni vienen determinados y
promovidos por los sentimientos de seguridad que surgen de la
proximidad con figuras a las que se está vinculado. En lugar de esto,
son comportamientos más generalizados, diseñados para suscitar
asistencia, guía y aprobación de los demás.
No hay que distinguir este tipo de comportamientos dependientes con
el apego que es cualquier forma de comportamiento que provoca
que una persona se vincule o se mantenga próxima a otra preferida,
que normalmente es concebida como alguien más fuerte y/o más
sensato.
Aunque se da en ambos sexos, aparece normalmente en las
mujeres.

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3. CASO CLINICO

Rosa, 29 años, casada.


Acude a consulta con su madre debido a una serie de problemas que
le han surgido a raíz de su matrimonio como que siente un inmenso Comporta-
miento de
vacío cada vez que se separa de su marido, por una parte, se siente
apego y
incapaz de hacer cualquier cosa en su ausencia y por otra parte temor a la
separación.
piensa que cabe la posibilidad de que su marido encuentre a alguien
mejor que ella y le abandone. Cuando esto sucede llama una
Necesita
que otras cantidad exagerada de veces a lo largo del día para consultar las
personas decisiones cotidianas y pedir consejo para todo. Últimamente esto se
asuman las
responsabi- ha agravado dándose la circunstancia de que la madre ha tenido que
lidades en
su vida mudarse a su casa siempre que su marido se va a trabajar fuera.
Para poder comprender mejor su problema le pedimos que nos hable
sobre su historia previa.
Rosa es la pequeña de cuatro hermanos, todos ellos varones. Ha
Familia y
recibido una educación sobreprotectora por parte de todos los educación
miembros de la familia, por su frágil condición física, desde pequeños demasiado
protectora
sus hermanos le llevaban la mochila, le privaban de hacer las tareas
del hogar, le colmaban de todo tipo de antojos y deseos. No le
dejaron salir hasta los 20 años, e incluso los primeros años de
universidad iba acompañada de uno de sus hermanos.
Cuando define a su madre habla de ella como una mujer atenta,
especialmente interesada por las necesidades de sus hijos y de su
marido, anteponiéndolas a las suyas propias y sacrificando su vida
por el bienestar familiar.
El padre trabajaba mucho y pasaba poco tiempo con ellos.
Dice tener una buena relación con ellos y con sus hermanos.

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Trastorno de personalidad dependiente

Se ha casado recientemente, llevaba con su marido dos años de


noviazgo, le conoció a través de unos amigos de sus padres.
Sus padres vieron conveniente que se casaran pronto, y aunque ella
en un principio tenía miedo a la separación y se sentía confusa a
cerca de su futuro, decidió dar el paso a delante para contentar a sus
padres.
Ella se ve como una chica agradable que se lleva bien con toda la
gente, conformista, tolerante, no le gusta tener problemas con los
Temor de
demás, no le gusta la soledad, se siente un poco insegura y no se ve que le
abandonen
capacitada para llevar las tareas del hogar ni una familia, lo que le y se siente
hace pensar que su marido le puede abandonar. indefensa
cuando esta
Decidimos pasarle el MCMI-III, los resultados que arroja son una alta sola e
incapaz de
dependencia, un grado de ansiedad elevado y una excesiva cuidar de sí
misma.
vulnerabilidad cuando no recibe el apoyo de sus vínculos sociales.
Rosa reconoce haber tenido estos sentimientos con anterioridad: en
una ocasión, cuando tenía 22 años, viajó por primera vez sin sus
padres a la playa con unas amigas unos días. Esta fue la primera vez
Siente que ella y sus familiares se dieron cuenta de que algo no iba bien.
miedo y se
ve incapaz Durante todo el viaje experimento un sentimiento de miedo y
de cuidar
de sí ansiedad ante la adversidad que para ella suponía tener que
misma y
necesita
funcionar sola. Se sentía insegura y desamparada y no paraba de
que otros llamar a su madre para contarle lo mal que lo estaba pasando. Por
asuman la
responsabi- otra parte, el resto de las chicas al ver este comportamiento, que no
lidad por
ella. era propio de alguien de su edad, estaban desconcertadas, unas al
verla triste se volcaban en ella e intentaban animarla, otras en cambio
se burlaban de la situación. .

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En toda esta situación se hacía evidente su falta de iniciativa para


desenvolverse, su evitación de las formas de autonomía adultas y su
necesidad imperiosa de que estuvieran pendiente de ella, así como
su voluntad de aceptar la vergüenza y las críticas inmerecidas.
Situaciones como esta se repitieron a lo largo de los años hasta
hacerse insostenible.
En la actualidad, los mayores problemas se reflejan en su
matrimonio. Rosa es extremadamente dependiente de su marido,
cuando está con él todo va bien, se siente feliz ya que tiene cubiertas
sus necesidades de asistencia, guía y aprobación, él toma las
decisiones importantes, asume las responsabilidades, le aporta el
cuidado y apoyo que ella demanda. Cuando están juntos no hecha
de menos a su madre. Los problemas se desencadenan en el
momento en el que se separan si él tiene que viajar por su trabajo.
En estas ocasiones es cuando ella comienza a sentir un profundo
abatimiento, se siente inútil, incapaz de realizar las tareas del hogar,
Le es
no quiere estar sola, piensa que su marido no va a volver porque difícil
tomar
considera que no es una buena esposa. Es cuando empieza a llamar decisiones
sin una
a su madre insistentemente para pedirle consejo y ayuda en las cantidad
tareas cotidianas. Esto a llegado a tal extremo, que últimamente su excesiva de
consejo.
madre tiene que dormir con ella los días que su marido está fuera ya
que se siente tan sola y tan vulnerable que no puede conciliar el
sueño.
Ella no quiere hablar con su marido, ni explicarle lo que le pasa Le es
difícil
cuando él se va, a ella no le gusta que trabaje tanto, ni mucho menos expresar
desacuerdo
que pase tanto tiempo fuera de casa, tiene miedo a su posible por temor a
perder su
reacción, ella no quiere ser un problema para él y mucho menos que apoyo o
le deje por ello. Está muy triste pero no quiere ser un incordio para él aprobación
ni que deje su trabajo por ella.

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Trastorno de personalidad dependiente

Podemos decir que esta persona tiene un trastorno de personalidad


dependiente, tiene una necesidad excesiva de que se ocupen de ella,
lo que ha producido un comportamiento de apego, sumisión y temor
a la separación. Además cumple 5 de los criterios del DSM-IV para
clasificarlo como un trastorno de personalidad dependiente.

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4. CRITERIOS DIAGNOSTICOS SEGÚN DSM-IV CIE-10
Trastorno de personalidad dependiente

Una necesidad general y excesiva de A) Deben cumplirse los criterios


que se ocupen de uno, que ocasiona generales del trastorno de
un comportamiento de sumisión y personalidad.
adhesión y temores de separación, B) Al menos cuatro de los siguientes
que empieza al inicio de la edad ítems deben de estar presentes:
adulta y se da en varios contextos,
como lo indican 5 o más de los 1. Capacidad limitada para tomar
siguientes ítems: decisiones sin el consejo o
1. Tiene dificultades para tomar reafirmación de los demás.
las decisiones cotidianas si no 2. Fomenta o permite que otras
cuenta con un excesivo personas asuman
aconsejamiento y reafirmación responsabilidades importantes de
por parte de los demás. la propia vida.
2. Necesita que los demás 3. Resistencia a hacer peticiones,
asuman la responsabilidad en incluso las más razonables, a las
las áreas más importantes de personas de las que depende.
su vida. 4. Subordinación de las
3. Le es difícil expresar necesidades propias a las de
desacuerdo ante otras aquellos de los que dependen;
personas por temor a perder su sumisión excesiva a sus deseos.
apoyo o aprobación. 5. Sentimientos de malestar o
abandono al encontrarse solo,

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4. Se esfuerza en exceso para debido a temores exagerados a


obtener cuidado y apoyo por ser incapaz de cuidar de sí
parte de los demás, hasta el mismo.
punto de hacer voluntariamente 6. Temor a ser abandonado por una
cosas que les desagradan. persona con la que tiene una
5. Se siente incómodo o relación estrecha y temor a ser
indefenso cuando está solo, dejado a su propia suerte.
debido a temores exagerados a
Puede presentarse además la percepción
ser incapaz de cuidar de sí
de sí mismo como un individuo inútil,
mismos.
incompetente y falto de resistencia.

Incluye:
6. Está preocupado de forma poco Personalidad asténica
realista por el temor a que le Personalidad inadecuada
abandonen y tenga que cuidar Personalidad pasiva
de sí mismo. Personalidad derrotista
7. Busca urgentemente otra Trastorno asténico de la
relación como fuente de personalidad
cuidado y apoyo cuando Trast. Inadecuado de la
termina una relación íntima. personalidad
8. Está preocupado de forma no Trast. Pasivo de la personalidad
realista por el miedo a que le
abandonen y tenga que cuidar
de sí mismo.

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5. CARACTERISTICAS CLINICAS DEL TRASTORNO.

Para hablar de las características clínicas de este trastorno, es


necesario dividirlas en una serie de dimensiones para que sea más
fácil reconocer que patrón es el que lo caracteriza.
A nivel conductual, estos pacientes muestran una característica falta
de confianza en ellos mismos, que se hace evidente a través de su
postura, de sus gestos y de su voz. Además muestran abiertamente
signos de indefensión y comportamientos de apego, apoyo y
sacrificio.
En ellos suele apreciarse un tono depresivo, manifestando en
muchos casos nostalgia y tristeza.
Son personas proclives al autosacrificio y a la cooperación, fieles,
conformistas, empáticos y conciliadores.
Están continuamente buscando la atención y la aprobación por parte
de los demás, especialmente en condiciones de estrés.
Carecen de habilidades para cuidar de ellos mismos, dependiendo
del consejo y de la ayuda de los demás. Y a la vez no son capaces
de reforzarse a sí mismos, por lo que lo están buscando
constantemente en sus círculos más próximos. Para cubrir sus
necesidades y objetivos, aprenden a vincularse con las personas,
anulando su personalidad sin manifestar oposición o asertividad, por
lo que son claramente pasivos y sumisos.

Se ven a sí mismos como personas débiles, inadecuadas, inútiles y


tienden a infravalorar sus logros y sus virtudes, además creen que
las personas los valoran poco, (muchas de estas de estas
valoraciones negativas tienen poca base real). En cambio ellos
suelen idealizar a las personas de su entorno.
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Todo esto les lleva a tener sentimientos de vacío y terror a quedarse


solos, que también manifiestan abierta y conductualmente.
A nivel cognitivo presentan una serie de pensamientos automáticos
negativos que conllevan errores o distorsiones cognitivos que
interfieren con su vida diaria.
Básicamente tienen una idea exagerada de que van a ser
abandonados y al quedarse solos serán incapaces de seguir con su
vida adelante, necesitando ayuda para tomar decisiones o para que
alguien les diga lo que tienen que hacer. Para que esto no les ocurra
piensan que deben mostrase sumisos y conformistas, haciendo todo
lo posible por ellos, incluso si es necesario sacrificándose para ello.
Para controlar estos pensamientos media en ellos la introyección,
que es un proceso a través del cual internalizan las creencias y los
valores de otros, imaginándose a ellos mismos como una persona
mejor. (Se crea una ilusión de competencia compartida)
Es característico en ellos los mecanismos de de negación,
suavizando, el malestar interpersonal que les crea esta situación e
incluso encubriendo los sentimientos que les suscita una situación
difícil como la ira, la hostilidad…
Es probable en ellos encubrir su necesidad de dependencia hacia los
demás, justificándolo a través de alguna enfermedad física/ mental o
alguna circunstancia desafortunada.

A nivel emocional, son personas afables, bondadosas, tiernas, que


evitan tensiones y conflictos interpersonales. Todo esto les libera del
rechazo social y además les proporciona una indulgencia hacia ellos
mismos y hacia sus características negativas.
Tienen temor a que se les abandone, se sienten desamparados
cuando se encuentran solos e inseguros.

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Cuando una relación acaba, se sienten utilizados, dominados y


anulados. Pudiendo no sentir ninguna satisfacción en la vida.
A nivel fisiológico pueden sufrir fatiga crónica y problemas
psicosomáticos al reprimir emociones que pueden molestar a otros.

6. EPIDEMIOLOGÍA Y CURSO

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Según el DSM-IV-TR (APA, 2000), el TPD es uno de los trastornos


de personalidad que se encuentra más frecuentemente en las
clínicas de salud mental, aunque no ofrece porcentajes concretos. En
las investigaciones más recientes se ha hallado una prevalencia del
47% en pacientes ambulatorios (Alnaes y Torgersen, 1988).
Bornstein (1993), al revisar varios estudios, encontró una prevalencia
del 21% entre sujetos con problemas psiquiátricos ingresados en
clínicas, del 4% en sujetos con tratamiento ambulatorio y del 9% en
muestras de sujetos sin problemas psiquiátricos.
La gran diferencia de porcentaje encontrada en los estudios de
población clínica parece deberse al empleo de distintas entrevistas
diagnósticas, al punto de corte para incluirlo en una categoría
determinada y a diferentes poblaciones utilizadas (p. ej., pacientes
internos o pacientes externos).
Con respecto a la población general se han informado de porcentajes
que van del 1,6 al 6,4% (Weissman, 1993), del 2 al 4% (Widiger y
Sanderson, 1997) o el 1,6% (Maier et al., 1992).
Es probable que en determinadas culturas o subgrupos el TPD tenga
una prevalencia mucho mayor. Por ejemplo, es posible que los
ejércitos favorezcan conductas de dependencia (hacia los
superiores) en sus soldados y que, por lo tanto, los criterios del TPD
pueden satisfacerse con una elevada frecuencia en este grupo social.
Igualmente, algunas determinadas culturas pueden favorecer el
desarrollo de los criterios que definen al TPD en un determinado
género, habitualmente en mujeres (p. ej. La cultura musulmana o la
hindú).
El DSM-IV-TR aconseja tomar en cuenta la edad y los factores
culturales del sujeto a la hora de diagnosticar un TPD y señala que
“es característico de algunas sociedades el énfasis sobre la

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pasividad, la cortesía y el trato respetuoso, algo que puede ser mal


interpretado como rasgos del TPD. De igual manera, algunas
sociedades pueden promover o desalentar la conducta dependiente
de modo diferente en hombres y mujeres. Esta conducta debe
considerarse característica del trastorno sólo cuando sea claramente
excesiva para las normas culturales del individuo o refleje
preocupaciones poco realistas. Además hay que tener cuidado al
hacer este diagnóstico, si es que se utiliza en niños y adolescentes,
ya que la conducta dependiente puede ser apropiada en el proceso
de desarrollo.
Los datos sobre la diferente prevalencia del trastorno en hombres y
mujeres no están claros. El DSM-IV-TR (APA, 2000) no presenta
datos a este respecto, indicando que en muestras clínicas el trastorno
ha sido diagnosticado más frecuentemente en mujeres.

Se conoce muy poco sobre el curso y el pronóstico del trastorno.


Suele haber un deterioro en el funcionamiento laboral, ya que los
pacientes son incapaces de actuar de forma independiente y sin
supervisión. Las relaciones sociales pueden limitarse a aquellas
personas de las que depende el sujeto y pueden abusar de el/ ella
física o mentalmente debido a que no son capaces de comportarse
de forma asertiva.
Existe un cierto riesgo a sufrir un trastorno depresivo mayor (Kaplan
et al., 1994; Perry y Vaillant, 1989).

7. COMORBILIDAD

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Los principales trastornos del Eje I y el Eje II que suelen covariar con
el síndrome de personalidad dependiente (TDP) con más frecuencia
son:

Comorbilidades del Eje II:


Entre los trastornos del Eje II que desde el punto de vista empírico
covarían con la personalidad dependiente, el grado de
correspondencia más alto es el encontramos con los tipos evitador y
masoquista. Con los tipos histriónico y depresivo encontramos
menos comorbilidad. Tampoco deben pasarse por alto las
concurrencias en menor grado con los tipos de personalidad
obsesivo- compulsivo y negativista.

Comorbilidades con el Eje I:


Los trastornos del Eje I que con más frecuencia acompañan a
trastorno de la personalidad por dependencia son los siguientes:

-Síndromes de ansiedad. Las personalidades dependientes son


extremadamente vulnerables a los trastornos de ansiedad,
especialmente los que hacen referencia a la ansiedad de separación.
Otro factor que puede desencadenar la crisis de angustia es la
anticipación de nuevas responsabilidades y el terror que esto supone.
Como las manifestaciones de ansiedad suelen servir para provocar
en los demás respuestas de protección y apoyo, un trastorno de
ansiedad puede utilizarse como instrumento que permite al sujeto
dependiente evitar las molestas responsabilidades de la autonomía y
la independencia.

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-Síndromes fóbicos. Las personalidades dependientes desarrollan


trastornos fóbicos cuando su seguridad se ve amenazada o las
demandas que se les hacen exceden de las capacidades que ellos
se suponen. Las fobias sociales son frecuentes. Los síntomas fóbicos
no sólo externalizan la ansiedad y evitan las amenazas a su
seguridad, sino que, vinculando sus tensiones internas a fuentes
externas tangibles, los dependientes inducen a los demás a
prestarles ayuda. Son especialmente vulnerables a las crisis
agorafóbicas. Estos miedos anticipatorios a abandonar los lugares
que les resultan familiares y seguros, constituyen un medio para
solicitar cuidado y protección. La maniobra fóbica consigue
ganancias secundarias que son coherentes con la orientación
dependiente básica.

-Síndromes obsesivo- compulsivos. Preocupados con frecuencia por


las dudas sobre sí mismos, los individuos dependientes pueden sufrir
diferentes trastornos obsesivo- compulsivos. Estos síntomas
acostumbran a proceder de sentimientos de inadecuación que se
reactivan y son desencadenados por situaciones que demandan
independencia y responsabilidad. Es probable que estas personas
sopesen interminablemente los pros y los contras de la situación. Los
pensamientos obsesivos y los actos compulsivos aparecen también
en respuesta a la ansiedad de la separación o a la ira reprimida.

-Síndromes somatomorfos. Las personalidades dependientes


pueden desarrollar síndromes somatomorfos para controlar la
aparición de impulsos prohibidos.
Con frecuencia, estos síntomas promueven la evitación de las
responsabilidades y ayudan a conseguir ganancias secundarias

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Trastorno de personalidad dependiente

como el cuidado y la comprensión. Los síntomas de conversión


pueden ser una forma de autocastigo por los sentimientos de culpa y
minusvalía. Es probable de los síntomas de conversión adopten la
forma de anestesias sensoriales relativamente leves, como una
sensación generalizada de entumecimiento en manos y pies. Entre
los principales objetivos de los trastornos hipocondríacos y de
somatización están los deseos de los dependientes de solicitar la
atención y los cuidados de los demás. Sin quejarse directamente
sobre su decepción y resentimiento, los dependientes todavía
pueden utilizar sus limitaciones físicas para atraer el interés de los
otros.

-Síndromes disociativos. Aunque no es frecuente, las personalidades


dependientes pueden presentar trastornos disociativos. Estos
estados de trance similares a los sueños aparecen cuando se
enfrentan a responsabilidades que sobrepasan sus competencias. A
través de este proceso el dependiente rehúye el contacto con estas
realidades amenazadoras.

-Síndromes afectivos del estado de ánimo. Debido a que las


personalidades dependientes son especialmente susceptibles a la
ansiedad de separación, emergen con prontitud los sentimientos de
indefensión cuando anticipan el abandono. La pérdida real de una
persona significativa es muy probable que provoque diferentes
trastornos afectivos, incluyendo una Depresión mayor. El abandono
real puede llevar al dependiente a suplicar este apoyo y esta
seguridad.
Los dependientes suelen contener su ira, ya que temen que su
expresión les cause problemas. Para prevenir que esto ocurra,

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Trastorno de personalidad dependiente

suelen introyectar sus impulsos agresivos; en este momento


podemos observar el desarrollo de estados crónicos de distimia.
Estos períodos depresivos menos graves no sólo atenúan la
exasperación de los demás, sino que suelen incitar en ellos
respuestas que hacen que el paciente vuelva a sentirse amado y
aceptado.
En ocasiones, estas personalidades presentan de forma notable,
aunque normalmente temporal, la otra cara de su estilo sumiso y
aquiescente. Estos casos de Trastorno bipolar, con sus inusuales
episodios maníacos, el aire de felicidad, la enorme energía y el
excesivo optimismo, son simplemente una farsa, un acto mediante el
cual intentan convencerse a sí mismos y a los demás de que todo irá
bien.

-Síndromes esquizofrénicos. Las personalidades dependientes


sucumben en raras ocasiones a los trastornos esquizoafectivos. En
estos casos observamos a menudo una enorme tristeza que deriva
más de los otros que del propio paciente. La fragilidad interna refleja
una inclinación al acuerdo con los deseos de los demás, en la
esperanza de mantener cierto grado de afecto y apoyo por su parte.
Podemos apreciar la flexibilidad cérea propia del trastorno catatónico.
Su voluntad de ser moldeados según los deseos de los demás
significa el completo abandono de la iniciativa y la total dependencia
y sumisión a directrices externas.

7.DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

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Trastorno de personalidad dependiente

Las características de dependencia se encuentran en muchos


trastornos psiquiátricos, por lo que a veces puede ser difícil el
diagnóstico diferencial.
Es importante hacer una clara diferenciación entre los trastornos. La
principal razón es reducir la confusión diagnóstica y no separar los
síndromes que se solapan de forma natural. La claridad diagnóstica
es importante porque tiene implicaciones en la naturaleza y los
objetivos del tratamiento.
Cuando se separan los síndromes de personalidad de los trastornos
del Eje I, surgen algunos problemas. Como el diagnóstico multiaxial
requiere una lista de alteraciones tanto para el Eje I como para el Eje
II, la tarea no consistiría básicamente en diferenciar estas dos
esferas, sino en hallar las categorías del Eje I que covarían con las
del Eje II. Además si los comportamientos que estamos estudiando
ofrecen evidencias de una larga duración (toda la vida) se
identificarán como representaciones de un trastorno de la
personalidad más que de un síndrome clínico. De forma parecida, si
los síntomas se manifiestan en diversos ámbitos y circunstancias, en
vez de limitarse a situaciones específicas, el diagnóstico de un
trastorno de la personalidad vuelve a ser el más adecuado.

Existen dos síndromes del Eje I que presentan dificultades especiales


en el diagnóstico diferencial de la personalidad dependiente. El
primero es el Trastorno distímico y el segundo la Agorafobia.

En el Trastorno distímico el problema se centra en la llamada


estabilidad, o larga duración de la categoría del Eje I: la distimia
requiere un periodo de tiempo prolongado. Sin embargo los criterios
descriptivos de este diagnóstico se centran casi exclusivamente en

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Trastorno de personalidad dependiente

el estado de ánimo depresivo del paciente no incluyen los diversos


rasgos clínicos que comprende la personalidad dependiente.
En el caso de la Agorafobia, el elemento esencial es la duración y
extensión de la sintomatología. Con frecuencia los síntomas de la
agorafobia son situacionalmente específicos y aparecen de forma
episódica. Además, las dudas del sujeto dependiente para asumir
responsabilidades y autonomía toman una forma pasiva, mientras
que los agorafóbicos insisten y demandan activamente el apoyo de
los demás. Por otra parte, la sumisión interpersonal de los
dependientes y los sentimientos de inadecuación son características
que no suelen observarse en la mayoría de los pacientes que sufren
un temor agorafóbico a quedarse solos o verse en situaciones en las
que se sienten desprotegidos.

Volviendo a las discriminaciones diagnósticas del Eje II que implica


la personalidad dependiente, las confusiones surgen la mayoría de
las veces con tres patrones de personalidad que a veces se solapan
y son el histriónico, el masoquista y el evitador.

-Las principales características que diferencian al paciente


dependiente del histriónico son la pasividad, la sumisión, la docilidad
y la autoanulación, que contrastan con los comportamientos
activamente manipuladores, gregarios, encantadores y con
frecuencia seductores de estos últimos.

-Cuando diferenciamos la personalidad evitadora de la dependiente,


la principal distinción hace referencia a la confianza; ambos tipos
tienen una gran necesidad de afecto y cuidado, pero el evitador teme
y duda de la buena fe de los demás, anticipando el rechazo y la

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Trastorno de personalidad dependiente

humillación, y buscando por tanto el distanciamiento de las relaciones


interpersonales íntimas; el dependiente por el contrario, no es
únicamente muy receptivo hacia los demás y desea confiar en su
buena voluntad, sino que ha aprendido a anticipar las consecuencias
gratificantes de vivir orientado hacia ellos.

-La personalidad masoquista también presenta dificultades


diagnósticas. Tanto los dependientes como los masoquistas se
anulan a sí mismos y adoptan papeles sumisos en sus relaciones. La
diferencia es en parte una cuestión de grado, aparte de los motivos
que dirigen sus comportamientos y las cualidades autofrustrantes del
masoquista ayudan a establecer estas diferencias. La alianza del
dependiente con los otros a sido en la medida en que estos
históricamente les han cuidado y apoyado. La confianza del
dependiente es débil a causa de las deficiencias reales de su
capacidad para conducirse deun modo maduro. Por el contrario, las
personalidades masoquistas pueden ser muy competentes pero
desprecian esa competencia y todo lo que son capaces hacer, se
crean dificultades a sí mismos debido a su temor de que el éxito
provoque rechazo y desprecio. Aunque puedan parecer similares,
sus motivos y anticipaciones sobre su relación con los demás difieren
notablemente.

-Es difícil trazar la línea divisoria entre la personalidad dependiente y


los tipos límite (borderline). Lo más correcto sería aplicar la
calificación límite cuando el autocontrol y el afrontamiento de las
citaciones han quedado más colapsados.

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8. ETIOLOGÍA

Acerca de los factores ambientales Millon y Everly (1994) destacan


las siguientes influencias para que aparezca el TPD:
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La sobreprotección parental: el hecho de que los padres


sobreprotejan a sus hijos impide que estos se comporten de forma
autónoma y sufran tanto dependencia física como psicológica.
También la restricción del apego altera la capacidad de buscar
refuerzos por sí mismo. Estos apegos patológicos se desarrollan a
partir de cuatro estadios de desarrollo neuropsicológico:

El primer estadio, llamado de fijación sensorial, sostiene que, si los


niños reciben estimulación reforzante de una sola fuente, la falta de
variedad de la estimulación provocará que el niño fije en un solo
objeto, pasando por alto los demás. Puede ser causado por
enfermedades físicas que hagan que la madre se vuelque
excesivamente.

El segundo estadio pertenece a la autonomía sensoriomotora y en él


se aprenden habilidades para comportarse de forma independiente.
La falta de talento o los problemas físicos mueven a los padres a la
sobreprotección. Los padres ansiosos evitarán con su temor que
salga el niño de casa o emprenda acciones independientes,
recompensándole si se queda con ellos. Por ello el niño abandona
todo esfuerzo para conseguir para conseguir sus fines y pierde
interés en la adquisición de habilidades instrumentales.

El tercer estadio es la individuación puberal-crecimiento donde se


sufre la deficiencia en competir. Es importante sobre todo en la
adolescencia.
Evitar enfrentarse a los problemas y sentirse desmotivado ante la
competición puede provocar sentimientos de humillación y duda que,

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Trastorno de personalidad dependiente

si se mantienen, harán que la persona crea que es mejor ser sumiso


que luchador.
Un hermano problemático o agresivo fomenta la dependencia, un
hermano competente promueve las comparaciones desfavorables.
Ante el hermano tirano el niño puede mostrarse dependiente y busca
la protección paterna o se fomenta una imagen de “niño bueno” que
acepta todas las decisiones maternas para ganarse su afecto.

El cuarto estadio, de iniciativa intracortical, muestra que los excesivos


mimos hacen daño a la autoimagen del niño, impidiendo que la
desligue de la imagen del cuidador. Han perdido la imagen de su
competencia y no saben quienes son en realidad. El niño interioriza
que no puede cuidar de si mismo, se ve débil.
Al salir al exterior los niños son mas inmaduros que los demás, gozan
de pocos recursos e intentan acomodarse a los otros.

Otros temas serían:


Seguimiento de roles sociales: la mayor afluencia de mujeres con
TPD es consecuencia de la cultura, ya que se asocia a la mujer un
comportamiento pasivo- dependiente, mientras que al hombre se le
relaciona con la autonomía y la dominancia.

Las influencias biológicas no están claras, aunque se sostiene que la


genética puede hacer que la persona reaccione a las experiencias de
tal forma que desarrolle un comportamiento pasivo y dependiente.
La constitución corporal sería un factor a tener en cuenta ya que las
deficiencias del desarrollo corporal dificultan la independencia y

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Trastorno de personalidad dependiente

fomentan el uso de los otros para asumir las responsabilidades


normales. Los niños poco ágiles o los que se fatigan fácilmente tienen
menos éxito en su independencia y una baja seguridad en si
mismos…
Por otro lado se piensa que estos individuos tienen los mecanismos
excitatorios reticulares inactivos, encontrando deficits para afrontar el
estrés. Esto, unido a un sistema límbico muy sensibilizado a la
experiencia de dolor, les hace buscar ayuda en los demás, recibiendo
un refuerzo que hace que cada vez se sientan más dependientes.

9. EVALUACIÓN

Según Millon, al pasar test de personalidad como el test de


Rorschach se reflejan aspectos del dependiente como el
convencionalismo o su deseo de complacer. Producen muchas D
(detalles grandes) y Dd. Se observan también muchas F+ (formas
acertadas) y respuestas de movimiento asociadas a animales. Esto
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Trastorno de personalidad dependiente

último indica sujetos poco maduros. El número de respuestas que


ofrece el sujeto dependiente es alto.
Son interesantes también los resultados del TAT en cuanto a las
descripciones de los personajes y de la historia. Los niños ocupan un
papel protagonista en estas historias y el dependiente describe
minuciosamente los sentimientos de dichos niños. Suelen negar
todas aquellas tarjetas que les producen sensaciones de ansiedad,
aunque pueden describir temas sobre la pérdida de personas
significativas.
Es también bastante útil el MMPI, donde encontramos altas las
escalas 3 y L. La disminución en la escala 4 y 9 son bajas, debido a
su docilidad, la falta de energía o la pasividad.
Quizás el más representativo sea el MCMI-III de Millon. Encontramos
en él distintas categorías: los índices modificadores, los patrones
clínicos de personalidad, la patología grave de la personalidad, los
síndromes clínicos y los síndromes graves. A todas ellas les
corresponden una serie escalas diagnósticas que interpretaremos
con un perfil de puntuaciones.

A continuación expondremos la aportación de Caballo a este


apartado:

Usamos entrevistas y cuestionarios de autoinforme. Según Othmer y


Othmer en la entrevista inicial el paciente espera que el terapeuta
inicie la conversación. Describirán su situación, pero luego se
callarán. Tras la ansiedad inicial se establece la confianza. El
terapeuta debe ser empático y apoyar al paciente en todo lo que
necesite.

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Trastorno de personalidad dependiente

Cuando el terapeuta intenta explorar los problemas que conlleva la


conducta sumisa, el paciente buscará evadir dicha situación. Si la
interacción es agradable el paciente se mostrará cooperativo.
Robinson (1999) apunta que son pacientes muya atentos a los gestos
y expresiones de los demás y pueden percibir al terapeuta
impaciente. Estos pacientes intentan agradar al terapeuta a toda
costa.
Hay que tener en cuenta que el paciente debe llegar a solucionar sus
problemas solo y por ello deberá irse alejando progresivamente del
lazo férreo que el paciente le propone.

10. TRATAMIENTO

El pronóstico del patrón dependiente es relativamente bueno.

Las primeras experiencias de aprendizaje de los sujetos


dependientes han condicionado su forma de ser y de actuar, su forma
de ser esta muy arraigada y también la manera con que las personas
actúan con ellos, y esto se convierte en un ciclo que perpetúa la

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Trastorno de personalidad dependiente

personalidad dependiente. Es importante equilibrar su vida y


centrarse en las áreas más débiles del paciente.
La figura del terapeuta es muy importante, estos pacientes adquieren
muy pronto confianza con su terapeuta y son muy participativos en
las sesiones. Para ellos su terapeuta es sinónimo de seguridad y de
afecto, por ello el terapeuta debe dejar muy clara su función y la
relación únicamente profesional que les une. A veces incluso
aprenden a depender de su terapeuta, y hay que tener especialmente
cuidado con ello.

El principal objetivo del tratamiento es ayudarles a que aprendan a


ser gradualmente más independientes, a aumentar la confianza en
ellos mismos, a ser más autoeficaces y a aprender a reforzarse a
ellos mismos.
Para empezar con el tratamiento, habrá que hacer un análisis
funcional del caso para ver cuáles son las conductas problema y que
variables las han ocasionado y cuales las mantienen.

Es importante explicarle en qué consiste su problema y que aunque


el crea que es positivo tener dependencia hacia las personas, a largo
plazo se convierte en algo contrario al efecto deseado provocando
hostilidad en los demás. Tienen que empezar a conocer su patrón de
dependencia, incluyendo los acontecimientos y las cogniciones que
acompañan al problema.

Gran parte de la terapia se centrará en las relaciones interpersonales


y en los pensamientos automáticos negativos.

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Trastorno de personalidad dependiente

Lo normal es que los sujetos tengas problemas de habilidades


sociales, siendo necesario entrenarles en ellas. La imitación y el
modelado pueden proporcionar al sujeto las habilidades básicas
para desarrollar un nuevo repertorio de comportamientos, durante la
sesión el refuerzo y el feedback positivo se proporcionarán de forma
inmediatamente contingente al comportamiento correcto.

Podríamos enseñar a los pacientes técnicas de reducción de


ansiedad, tales como la respiración y la relajación.

Al igual, sería inconveniente tratar mediante la exposición.


Estableciendo una jerarquía de comportamientos que al sujeto le
producen ansiedad, para ir afrontándolos paulatinamente. Luego
habrá que potenciar su generalización y el mantenimiento de esas
competencias recientemente adquiridas.

Por otra parte en lo referente a su cognición, estos pacientes


presentan un pensamiento dicotómico con respecto a la
independencia, creyendo que un es totalmente dependiente de los
demás y que necesita constantemente su ayuda o bien que es
completamente y que por eso se encuentra solo.
Dentro de las estrategias cognitivas para ayudar a estos pacientes
encontramos la técnica de solución de problemas de Zurrilla y
Goldfried.

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Trastorno de personalidad dependiente

La técnica de valoración cognitiva de Wessler, los terapeutas


cognitivos consideran el cambio cognitivo como un medio para
realizar el cambio conductual y emocional. Esta técnica no sólo
supone esto, sino que las modalidades psicológicas de cognición,
afecto y conducta guardan una relación interdependiente entre si. Su
principal objetivo no es corregir los pensamientos disfuncionales.
Además supone que la relación terapéutica es muy importante. Es un
punto de vista sobre la resistencia al cambio terapéutico. El llegar a
comprenderse a uno mismo es uno de los principales objetos de esta
técnica que consiste en:
1. No sentir lástima por el paciente, ni expresar una actitud que
pudiera trasmitir compasión.
2. No dejar que el paciente complazca al terapeuta, ya que
pueden buscar favores por medio de comportamientos
diferenciales.
3. No tomar la responsabilidad de arreglar la vida del paciente,
estos son habilidosos para conseguir que los demás solucionen
sus problemas, y esperan que el terapeuta hago lo mismo.

4. Incitar la ira. El pasivo se guarda para sí ciertos sentimientos


por ello es útil intentar provocar sentimientos negativos en
situación de terapia. Se puede hacer frustrando las peticiones
o bien defendiendo a la persona de la que el paciente se queja.
Además el terapeuta puede comentar el lenguaje corporal del
paciente como forma de manifestar su vida.
5. Pedir al paciente que sea su propio terapeuta, esta táctica
puede utilizarse también para generar ira.

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Trastorno de personalidad dependiente

6. Asumir que el paciente etiquete erróneamente, al menos parte


de, la ira como “ansiedad”. A veces los ataques de pánico son
en realidad ataques de ira.
7. Ayudar al paciente a poner límites en sus relaciones
interpersonales. Significa que la persona no dejará que los
demás se aprovechen de él o le menosprecien.
8. Utilizar la autorevelación para contrarrestar las maniobras
dependientes por parte del paciente. Anima al paciente a
expresarse `por medio del modelado y establece un clima de
honestidad.

Otra Técnica que podemos utilizar es la Técnica cognitivo-


conductual de Overholser y Fine que se divide en cuatro etapas:
1. Dirección activa: los pacientes con una dependencia elevada
se implica en el proceso terapéutico, para ello se les enseña
habilidades conductuales para que realicen pequeños cambios.
2. Aumento de la autoestima: se utiliza la exploración psicosocial,
la reestructuración cognitiva y las autoverbalizaciones de
afrontamiento.
3. Fomento de la autonomía: se utiliza el entrenamiento en
solución de problemas, el método socrático y las estrategias de
autocontrol.
4. Prevención de las recaídas: es esencial para una intervención
con éxito. Utilizamos la identificación de situaciones de alto
riesgo, en la práctica respuestas de afrontamiento variadas y la
exposición a estímulos que puedan provocar la conducta
problema.

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Trastorno de personalidad dependiente

11. CONCLUSION/OPINION PERSONAL

Para comenzar este apartado queremos reseñar que bajo nuestro


punto de vista, el trastorno de personalidad dependiente es un
comportamiento aprendido desde la infancia, seguramente a través
de unos padres demasiados protectores que no supieron educar o
infundir a sus hijos valores, de tal manera que ellos pudieran tener
confianza en ellos mismos y supiesen desenvolverse en situaciones
cotidianas y mucho menos en las difíciles. En vez de dar autonomía
y responsabilidad a sus hijos, delegaron en ellos las

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Trastorno de personalidad dependiente

responsabilidades ignorando que su hijo en un futuro no aprendería


a valerse por sí mismo y solucionarse sus propios problemas.
Afectando esto a su autoestima y la seguridad en si mismo.
Una vez que desde pequeño el niño aprende que le dan todo hecho
y que otras van a solucionar sus problemas y tomar decisiones por
él, recurre constantemente a los demás.
La gente de su entorno refuerza la búsqueda por parte del niño de
apoyo en los demás, haciéndole pensar que es alguien frágil y que
necesita constantemente ayuda.
Según esto pensamos que el sujeto se vuelve un inadaptado. En un
mundo que sufre constantes cambios parece necesario adaptarse a
los mismos para sobrevivir, de tal forma que el individuo no puede
orientar sus sentimientos, percepciones, pensamientos y conductas
como algo externo a él. Para nosotros constituye una desviación
importante de lo que serían los patrones de vida normal.
Somos conscientes del sufrimiento que pueden experimentar estos
individuos, tanto al darse cuenta de su situación personal como en el
hecho de callarse tantos sentimientos negativos en consecuencia a
satisfacer a los demás.
Antes de iniciar este trabajo, algunos de nosotros pensábamos que
mucha gente tenía dentro de sus rasgos de personalidad un fuerte
carácter dependiente pero, tras conocer los criterios DSM-IV y las
características del cuadro clínico, nos damos cuenta de la gravedad
de la sintomatología de estos individuos y que no es tan común como
pensamos en un principio.
Como apunte hubiéramos preferido que la asignatura tratara otros
tipos de personalidad aparte del límite, sabemos que este trabajo nos
ha ofrecido conocimiento sobre otros tipos de trastornos. No
sabemos si la duración de la asignatura nos hubiese permitido esto

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Trastorno de personalidad dependiente

pero en el fondo nos alegramos de haber estudiado el trastorno de


personalidad dependiente y haber aprendido algo más sobre él.

12. BIBLIOGRAFÍA

 Millon, T. 1998. Transtornos de la personalidad. Más allá del


DSM-IV. Masson.

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 Caballo, V. E. (coord.) 2004. Manual de transtornos de la


personalidad. Descripción, evaluación y tratamiento. Síntesis.

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