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Psicología Positiva
Este enfoque de la psicología fue propuesto formalmente por David Seligman, psicólogo
estadounidense alrededor de 1990, definiendo este movimiento como el estudio científico
del funcionamiento humano óptimo.
Se les han denominado “emociones positivas” porque generan una sensación placentera
y se ha observado que presentan una gran cantidad de efectos positivos como la
capacidad para resolver problemas, aumento de la creatividad, mejorar la capacidad para
resistir el dolor, aumentar el altruismo, entre otras. Y aunque las emociones negativas
poseen una función específica y útil para la supervivencia y son, por tanto, adaptativas y
necesarias, éstas últimas no poseen el mismo efecto de potenciación de habilidades que
las emociones positivas.
Por mucho tiempo, el uso de la psicología dentro del ámbito laboral se enfocaba en la
resolución de los problemas de los trabajadores, buscando reducirlos con diversas
estrategias y técnicas, centrándose básicamente en lo negativo. Pero a partir de los
planteamientos de la psicología positiva, se ha comenzado a dirigir los esfuerzos de esta
disciplina para concentrarse , de forma complementaria, en las fortalezas de los
empleados, fomentando así el desarrollo de sus competencias personales y sociales, para
que se muestren motivados, proactivos, colaboradores y comprometidos con la
excelencia.
Zanabria, menciona que los procesos de gestión positiva buscan que interactúe el talento
con las destrezas de los miembros de una organización para guiar el trabajo de las
personas hacia las estrategias marcadas por la empresa. De esta forma, es importante
que sean los líderes quienes dirijan al personal para obtener cambios, por lo que
necesitará de habilidades que le permitan generar confianza y colaboración con la
finalidad de ir por los objetivos marcados, contribuyendo así a la efectividad y al éxito de
la empresa.
Un gestor positivo, puede ser una persona capacitada para ser un líder participativo,
capaz de movilizar a los grupos básicos de la empresa para agilizar procedimientos y en
general, para conseguir un cambio. También debe proporcionar apoyo técnico y
emocional a los trabajadores, con la finalidad de crear un buen ambiente laboral, mejorar
las relaciones entre ellos y permitiéndoles compartir sus experiencias. Esta tarea no debe
entenderse como una forma de control, sino más bien como la adopción de una actitud
que facilite las tareas y promueva la adaptación, motivando al grupo, reconociendo sus
esfuerzos y obteniendo así confianza y confidencialidad del mismo.
El líder debe mostrar que las metas son realistas y a su vez, estar comprometido con
dichas metas. Para ello, hay algunas estrategias que son útiles para que el personal esté
implicado, sea tomado en cuenta y sea más productivo:
Otras habilidades que debe tener y fomentar un gestor positivo son la de la flexibilidad, la
improvisación, la capacidad para innovar, la creatividad y la intuición. También la
capacidad para resolver conflictos y para comunicarse adecuadamente, ya que permitirá
un mejor funcionamiento de la dinámica laboral e indicará qué tanto ha impactado la
gestión positiva.
Fue a partir del reconocimiento del tema de la organización en el trabajo y el estrés como
preocupaciones crecientes a nivel social, que comenzó a realizarse más investigación
seria acerca de qué factores influyen en la salud y el rendimiento laboral. Fue en 1990,
cuando la APA y el Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional (NIOSH) unieron
sus esfuerzos por crear el campo de la Psicología de la Salud Ocupacional.
Referencias
Juárez, A., Hernández, J., Garza, A., Naccha, L., Heyer, L., Waksman, N., & Peraza, E.
(2007). Psicología de la salud ocupacional: área de oportunidad en México. Salus,
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