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ADQUIRIDA A LA
COMUNIDAD
MONOGRAFÍA
AUTORES:
15 DE MARZO DE 2018
FACULTAD ACADÉMICA DE CIENCIAS MÉDICAS
ESCUELA DE MEDICINA
ÍNDICE
1. INTRODUCCION____________________________________________________ 2
2. MARCO TEORICO ____________________________________________________ 3
2.1. Generalidades de la Enfermedad __________________________________________ 3
2.1.1. Definición __________________________________________________________________ 3
2.1.2. Epidemiología _______________________________________________________________ 3
2.1.3. Fisiopatología _______________________________________________________________ 5
2.1.4. Etiología____________________________________________________________________ 6
2.1.5. Clasificación ________________________________________________________________ 7
2.1.6. Manifestaciones Clínicas ______________________________________________________ 8
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1. INTRODUCCION
La NAC es una infección aguda del parénquima pulmonar, que afecta a pacientes no
hospitalizados y se caracteriza por la aparición de fiebre y síntomas respiratorios
acompañado con la presencia de infiltrado en la radiografía de tórax.
Desde el punto de vista epidemiológico asistimos a varios hechos que han tenido un
significativo impacto en la presentación de la neumonía. El incremento logrado en la
expectativa de vida ha determinado un aumento progresivo en la proporción de
individuos de edad avanzada. Además, nos enfrentamos a un creciente número de
pacientes inmunocomprometidos como consecuencia de la epidemia de SIDA y el
aumento de terapias inmunosupresoras para pacientes receptores de trasplante de
órganos o con cáncer. Como resultado de estos factores se ha configurado un
importante grupo de población con un gran riesgo de sufrir neumonía, producida por
una más amplia diversidad de microorganismos y con tendencia a desarrollar formas
más severas de la enfermedad.
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Por otro lado, desde la dramática epidemia de neumonía en la reunión de Legionarios
en Filadelfia en 1976, que dio origen a la descripción de la Lesiónela pneumophila como
germen responsable, se han descrito nuevos patógenos respiratorios como la Chlamydia
pneumoniae en 1989, y se ha señalado un nuevo papel en la infección del tracto
respiratorio inferior a viejos patógenos como la Moraxella catarrhalis y el Haemophilus
influenza, que han modificado y ampliado el espectro microbiológico de la neumonía. A
este nuevo panorama se ha sumado la evolución de los mecanismos de resistencia
bacteriana que han determinado importantes cambios en los patrones de sensibilidad a
la quimioterapia antimicrobiana.
La lista de los posibles agentes causales de la NAC son muy variados entre los que se
incluyen bacterias, hongos, virus y protozoos. Sin embargo el agente etiológico más
frecuente es el Estreptococos Pneumoniae.
2. MARCO TEORICO
2.1. Generalidades de la Enfermedad
2.1.1. Definición
2.1.2. Epidemiología
3
pacientes manejados ambulatoriamente, con un incremento
significativo entre aquellos pacientes que requieren hospitalización, alcanzando una
cifra cercana al 25 %.
Los factores de riesgo de que surja neumonía neumocócica comprenden demencia senil,
cuadros convulsivos, insuficiencia cardiaca, enfermedad cerebral vascular, alcoholismo,
tabaquismo, neumopatía obstructiva e infección por VIH. Existe mayor posibilidad de
que surja infección por Staphylococcus Aureus resistente a la meticilina en
estadounidenses nativos, jóvenes sin hogar, varones homosexuales, residentes de
prisiones, reclutas militares, niños en guarderías y deportistas como los dedicados a la
lucha grecorromana.
Pseudomona aeruginosa también infecta a estos pacientes y a los que tienen alguna
neumopatía estructural grave. Algunos factores de riesgo para infección por Lesiónela
son diabetes, canceres hematológicos, neoplasias, nefropatía grave, infección por VIH,
tabaquismo, sexo masculino y permanencia reciente en un hotel o en un crucero.
En el Perú, en el adulto mayor (60 a más años) las infecciones respiratorias agudas se
mantienen como primera causa de mortalidad el año 2007 y como segunda causa de
morbilidad el año 2008 (12.1%) del total de atenciones de consulta externa realizadas.
(Juan, 2013)
Aunque el perfil etiológico puede ser diferente en nuestro país, varios estudios han
señalado repetidamente que Streptococcus pneumoniae es el principal agente causante
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de la neumonía de la persona mayor (36 – 49% de los casos), seguido en
frecuencia por las asociaciones polimicrobianas (19%), incluyendo la flora anaeróbica y
Haemophilus influenzae (11%). Asimismo, se ha señalado, que microrganismos
«atípicos» como Lesiónela y Mycoplasma, también podrían estar presentes en el
anciano. Es más, Chlamydia pneumoniae podría ser el segundo agente etiológico en
orden de frecuencia.
Según el censo 2007-INEI, el 9,1% corresponden a adultos mayores (60 a más años),
grupo etario que tiene tasas de crecimiento anual cercana al 3,1% y se prevé que para
el 2050 alcance al 21,8% de la población total. Debido al envejecimiento de la población
se requiere que las políticas en salud, se orienten a que las coberturas de prevención y
control en el grupo de adultos mayores sean consideradas con mayor atención a fin de
disminuir el riesgo de fallecer por NAC.
2.1.3. Fisiopatología
La mayoría de las neumonías está producida por microorganismos que llegan hasta los
alveolos y bronquiolos terminales a través de las vías aéreas, bien formando parte de
aerosoles inhalados o, más frecuentemente, contenidos en las secreciones orofaríngeas
aspiradas. La inhalación es la forma más frecuente de alcanzar el tracto respiratorio
inferior para los virus, los organismos «atípicos», los hongos y las micobacterias. Para el
resto de los microorganismos, el mecanismo habitual de producción de la neumonía se
basa en la colonización de las vías aéreas superiores y la posterior aspiración de
secreciones contaminadas.
La respuesta inflamatoria aguda que se desarrolla para asegurar la completa eliminación de los
gérmenes es la manifestación histológica de la neumonía. Consiste en una infiltración
neutrofílica y en la exudación de proteínas plasmáticas, que afectan preferentemente a los
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alveolos y que puede extenderse a las unidades respiratorias adyacentes. Algunos
microorganismos, especialmente anaeróbicos, como S. aureus o Klebsiella pneumoniae, pueden
producir una necrosis, con formación de abscesos. Normalmente, la recuperación estructural
del pulmón es total, aunque en algunos casos puede originarse una fibrosis local residual.
La neumonía clásica pasa por una serie de cambios histopatológicos. La fase inicial es de
edema por la presencia de exudado proteináceo y a menudo bacterias en los alveolos.
Esta fase rara vez se identifica en autopsias o por medios clínicos, porque
inmediatamente es seguida de la llamada fase de hepatización roja. La presencia de
eritrocitos en el exudado intraalveolar celular es la que da a esta fase su nombre, pero
también existen neutrófilos, que son importantes en las defensas del hospedador. A
veces se identifican bacterias en cultivos de muestras alveolares reunidas durante esta
fase. En la tercera fase, de hepatización gris, no se advierte extravasación de nuevos
eritrocitos y los que estaban presentes sufren lisis y degradación. La célula
predominante es el neutrófilo, abundan depósitos de fibrina y han desaparecido las
bacterias. La fase anterior corresponde a la contención satisfactoria de la infección, es
decir, el organismo la circunscribe y así mejora el intercambio de gases. En la fase final,
la resolución, el macrófago es la célula dominante en el espacio alveolar y han sido
eliminados los restos de neutrófilos, bacterias y fibrina y también ha cedido la respuesta
inflamatoria.
2.1.4. Etiología
La NAC puede ser causada por una amplia variedad de microorganismos y, aunque lo
ideal es la identificación del agente etiológico, el patógeno responsable no es definido
en cerca del 50% de los casos, a pesar de la búsqueda juiciosa y sistemática del mismo.
El análisis de los estudios realizados en los últimos 20 años revela, además de la alta
frecuencia de agente etiológico no definido, amplias diferencias en la incidencia de los
gérmenes aislados. Tales diferencias pueden ser explicadas por: 1. falta de definición
homogénea de la NAC; 2. variabilidad en los criterios de inclusión de los pacientes,
particularmente con relación a la presencia o no de inmunosupresión y a la escasa
inclusión de pacientes de manejo ambulatorio; 3. diferencias en los criterios para
establecer el diagnóstico etiológico; 4. disponibilidad de recursos diagnósticos como
pruebas serológicas y medios de cultivo especializados, y, 5. variabilidad epidemiológica
dada por la situación geográfica, el estado socioeconómico y la distribución por edad de
la población. De todas maneras, en las últimas décadas se han verificado cambios
significativos en la etiología de la NAC. En la era preantibiótica, el S. pneumoniae era el
responsable de cerca del 85% de los casos registrados. En la actualidad, si bien este
germen continúa siendo la causa más común, es responsable sólo del 30% de las
neumonías de manejo ambulatorio y del 50-70% de aquellas que requieren tratamiento
hospitalario. La etiología bacteriana, en general, ha presentado una progresiva
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reducción en aproximadamente un 15% en la última década mientras las
llamadas neumonías atípicas han llegado a representar entre el 30 y el 50% de las NAC
de manejo ambulatorio.
Por otro lado, dos nuevos agentes bacterianos han emergido en el panorama
microbiológico de la neumonía. En 1976, en la ciudad de Filadelfia, se presentó entre los
asistentes a una convención de la legión americana, una epidemia de neumonía que
afectó al 4% de los asistentes, con una mortalidad del 16%. La bacteria Gram negativa
responsable de tal epidemia fue denominada Lesiónela. Desde entonces, más de 30
especies de Lesiónela han sido descubiertas y, al menos 19 han sido implicadas como
agentes causales de neumonía. Hay más de 50 serogrupos entre todas las especies. La
mayoría de los casos de neumonía son producidos por la Lesiónela pneumophila,
serogrupos 1, 6 y 4 y por la Lesiónela micdadei. En diferentes series se ha señalado como
responsable del 0-15% de los casos de NAC. En nuestro país se desconoce su real
incidencia. Posteriormente, en 1983, se aisló de un estudiante de la Universidad de
Washington con faringitis, un germen que en aquel momento se denominó TWAR. En
1989 se estableció que esta cepa correspondía a una tercera especie de Chlamydia, hoy
denominada Chlamydia pneumoniae por ser frecuente causa de neumonía en adultos,
responsable, de acuerdo a diferentes series, del 6-12% de los casos de NAC.
Así como han aparecido nuevos microorganismos responsables de NAC, existen otros
que han ganado importancia como el H. influenzae y la Moraxella catarrhalis. Este
último, conocido anteriormente como Branhamella catarrhalis, después de haber sido
tradicionalmente considerada como una bacteria comensal frecuente colonizante del
tracto respiratorio superior, ha recibido en los últimos 15 años reconocimiento como
agente causal de bronquitis y menos comúnmente de neumonía, especialmente en
adultos con enfermedad pulmonar crónica. Por su parte, el H. influenzae es en la
actualidad un agente causal de NAC de gran importancia, especialmente en pacientes
ancianos o con enfermedad pulmonar crónica de base, ocupando en muchas series el
segundo lugar después de S. pneumoniae. El incremento del protagonismo de este
germen podría explicarse por la mejoría en las técnicas de aislamiento, la disminución
de la inmunidad específica y el incremento absoluto en la incidencia. Este
microorganismo se recupera en el material expectorado hasta en el 60% de los pacientes
con bronquitis crónica, usualmente como formas no encapsuladas (Cuadro 2).
En un estudio realizado en el Hospital Santa Clara de la ciudad de Santafé de Bogotá
encontramos, en 99 pacientes con NAC, que el germen causal en el 50% de los casos fue
el S. pneumoniae; el H. influenzae ocupó el tercer lugar siendo responsable de 7% de las
neumonías y en el 16% no se pudo definir el agente etiológico (Cuadro 3).
2.1.5. Clasificación
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Clásicamente se ha diferenciado la NAC en neumonía típica y neumonía
atípica, cuyas características se han propuesto para orientar el tratamiento. Aunque
puede orientar el diagnóstico en gente joven y sin comorbilidad, esta clasificación carece
de utilidad en la actualidad. Sí se mantiene el término de gérmenes atípicos para
nominar a los gérmenes intracelulares, en contraposición a las bacterias causantes de
neumonía piógena. La neumonía necrotizante y el absceso pulmonar se reconocen por
la presencia de factores de riesgo, como enfermedad periodontal, pérdida de
conciencia, patología esofágica, trastornos de deglución o aspiración previa, o por la
cavitación radiológica, muy sugerente de la participación de gérmenes anaerobios,
aunque la mayor parte son polimicrobianas.
Actualmente la clasificación se basa en la identificación de factores que han demostrado
tener importancia para predecir etiologías menos habituales, mala evolución y
mortalidad. Con ellos se orienta el tratamiento antibiótico inicial y se establece el nivel
de cuidados necesarios, indicando el ingreso hospitalario o el tratamiento ambulante.
Esta clasificación en función de la necesidad de ingreso del paciente es la más
importante en la actualidad. En la mayoría de estudios, un 30- 40% de pacientes con
clases de riesgo bajas son ingresados justificadamente. Por tanto, la clasificación para
elegir el lugar de cuidados se debe hacer en tres pasos. En primer lugar, hay que
considerar si existe alguna condición que comprometa el cuidado en el domicilio, como
la insuficiencia respiratoria aguda o crónica, inestabilidad hemodinámica,
descompensación grave de otra enfermedad, problemas psiquiátricos o sociales
importantes, etilismo o la incapacidad para ingesta oral. En segundo lugar, evaluar el
pronóstico con una de las escalas como la de Fine o la CURB65. El tercer paso es el juicio
clínico del médico responsable sobre las condiciones y salud global del paciente y la
idoneidad del tratamiento ambulante.
2.1.6. Manifestaciones Clínicas
La NAC se caracteriza por la existencia de fiebre, afectación del estado general
y cualquier combinación de síntomas atribuibles al aparato respiratorio, tales
como tos (90%), expectoración (66%), disnea (66%), dolor torácico pleurítico
(50%) y hemoptisis (15%).La forma de presentación varía considerablemente de
unos pacientes a otros. En los ancianos, los síntomas iniciales son a menudo un
cuadro confusional, una disminución del nivel de conciencia o la
descompensación de una enfermedad crónica preexistente. En general, suelen
tener un cuadro clínico menos florido que el de los pacientes más jóvenes, lo
que no debe interpretarse como expresión de una menor gravedad de la
neumonía. En la exploración física, los signos que más frecuentemente se
recogen son la taquipnea, la taquicardia y la hipertermia. La auscultación
pulmonar suele ser anómala, aunque los signos específicos de una
consolidación pulmonar como la matidez a la percusión, el soplo tubárico o la
egofonía están presentes solo en un tercio de los casos que precisan ingreso
hospitalario y casi nunca se observan en los cuadros más leves. (Mendez, 2013)
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3. PLAN DIAGNOSTICO
El valor del estudio del material expectorado como método útil en el diagnóstico
etiológico de la NAC sigue sometido a una agitada controversia. Sus limitaciones más
prominentes se relacionan con los siguientes hechos:
Cerca del 30% de los pacientes con neumonía son incapaces de expectorar.
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El uso frecuente de antibióticos previo a la consulta inicial dificulta
la interpretación del examen y la recuperación eventual del agente etiológico.
Sin embargo, consideramos que la tinción de Gram analizada cumpliendo los
criterios tradicionalmente aceptados de muestra representativa de la vía aérea
inferior, es decir, presencia de más de 25 polimorfonucleares y menos de 10
células epiteliales por campo de bajo poder, en la cual se pueda identificar un
germen claramente predominante que correlacione con los hallazgos clínicos y
radiológicos, permite razonablemente la elección inicial de un tratamiento
antibiótico. El empleo de tinciones diferentes a la tinción de Gram se llevará a
cabo en aquellos casos en los cuales se sospeche la presencia de patógenos
especiales. Tinción con KOH o Grocot en caso de sospechar hongos; ZN para BK
o Nocardia; plata metenamina para P. carinii; o métodos más complejos,
costosos y específicos como pruebas inmunológicas destinadas a la identificación
de componentes antigénicos de diversos agentes, como la
contrainmunoelectroforesis en la identificación del neumococo o la utilización
de anticuerpos fluorescentes para infección por Legionella.
3.4. Hemocultivos
3.5. Inmunodiagnóstico
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Corresponde a un reactante de fase aguda, que se eleva
fundamentalmente en infecciones bacterianas por lo que se ha recomendado para
diferenciar éstas de infecciones por virus. Es particular mente útil en el seguimiento de
la respuesta al tratamiento al verificar el descenso progresivo de la misma.
3.6.2. Crioaglutininas
Se encuentran títulos mayores de 1:32 en 35-75% de los pacientes con infección por
Mycoplasma. Pueden elevarse también, ocasionalmente, en infecciones virales.
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3.7.2. Detección de anticuerpos
4. Plan de Tratamiento
4.1. Sitio de Atención
En la decisión de hospitalizar a una persona con NAC deben incluirse factores como la
escasez de recursos asistenciales y los costos cada vez mayores del tratamiento. El costo
del tratamiento intrahospitalario excede al extrahospitalario (ambulatorio) en un factor
de 20 y comprende gran parte de los gastos vinculados con NAC. Sin duda, algunos
pacientes pueden ser tratados en su hogar y otros necesitan la atención dentro de un
hospital, pero a veces es difícil tomar esta decisión. Los medios para evaluar de manera
objetiva el riesgo de resultados adversos, incluidos enfermedad grave y muerte, pueden
hacer que se lleven al mínimo las hospitalizaciones innecesarias e identifiquen a las
personas que se beneficiaran de la asistencia intrahospitalaria. Se cuenta con dos
conjuntos de criterios: el llamado Índice de Gravedad de la Neumonía (Pneumonia
Severity Index, PSI), un modelo pronostico que permite identificar individuos con poco
peligro de fallecer y los criterios CURB-65 que evalúan la gravedad de la enfermedad.
Los criterios de CURB-65 incluyen cinco variables: confusión(C); urea, >7 mmol/L (U);
frecuencia respiratoria ≥30/min (R); presión arterial, sistólica ≤90 mm Hg o diastólica
≤60 mm Hg (blood pressure, BP) (B); y edad ≥65 años (65). Los pacientes con puntuación
de 0, en quienes el índice de mortalidad a los 30 días es de 1.5%, pueden ser tratados
fuera del hospital; en el caso de una puntuación de 2, el índice es de 9.2% y habría que
hospitalizar a los enfermos. Si los pacientes tienen puntuaciones de 3 o más, las cifras
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de mortalidad en forma global son de 22% y en estos casos es indispensable
internarlos en una unidad de cuidados intensivos. (Cuadro 6)
Al comenzar el tratamiento el médico rara vez conoce la identidad de NAC, razón por la
cual las primeras medidas son empíricas y con ellas se busca abarcar en su espectro a
todos los microorganismos causales más frecuentes (Cuadro 7). En todos los casos hay
que iniciar a la mayor brevedad posible la antibioticoterapia. Las directrices terapéuticas
contra NAC (resumidas en el cuadro 7) constituyen criterios conjuntos y unificados
planteados por la Infectious Diseases Society of America (IDSA) y la American Thoracic
Society (ATS); las directrices canadienses han sido planteadas por la Canadian Infectious
Disease Society y la Canadian Thoracic Society. En estas pautas se logra actividad contra
neumococos y microorganismos atípicos. A diferencia de ello, las directrices
provenientes de algunos países europeos no siempre incluyen la protección contra
gérmenes atípicos, basados en datos epidemiológicos locales. La estrategia
estadounidense-canadiense se basa en datos retrospectivos de 13 000 pacientes,
aproximadamente, que han tenido más de 65 años de edad. La protección contra
microorganismos atípicos que brinda un macrólido o una fluoroquinolona se ha
acompañado de notable disminución en las cifras de mortalidad en comparación con las
obtenidas con la acción de un solo lactámico β.
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terapéutico con la sola penicilina. En todos los casos hay que pensar en
el paciente y los diversos factores de riesgo.
En el caso de personas con CAP internados en UCI, aumenta el peligro de infección por
P. aeruginosa o CA-MRSA y hay que pensar en el espectro de protección si la persona
tiene factores de riesgo o la tinción de Gram sugiere la presencia de estos
microorganismos (cuadro 7). Los principales factores de riesgo de infección por
P.aeruginosa son alguna neumopatía estructural (como bronquiectasia) y
administración reciente de antibióticos o glucocorticoides. Si se sospecha infección por
CA-MRSA habrá que agregar al régimen empírico inicial linezolid o vancomicina.
Por costumbre, el tratamiento inicial en sujetos hospitalizados incluye la vía intravenosa,
pero algunos medicamentos y en particular las fluoroquinolonas se absorben
perfectamente bien y se pueden administrar por vía oral desde el comienzo, para así
seleccionar a los pacientes. En el caso de que el tratamiento inicial sea por vía IV,
conviene cambiar a la presentación ingerible en el momento en que la persona ingiera
y absorba los medicamentos, muestre estabilidad hemodinámica y también mejoría
clínica.
El enfermo puede ser dado de alta del hospital una vez que tiene estabilidad clínica y no
existen problemas médicos activos que obliguen a la atención nosocomial constante.
Otro aspecto importante por considerar, en particular en los ancianos, es el sitio en que
vivirá el paciente una vez que salga del nosocomio (en un asilo, en su hogar con
familiares o en su hogar pero solo). (Monedero MJ, 2016)
Como se observa en otras infecciones graves, entre las complicaciones comunes de NAC
grave están la insuficiencia respiratoria, el choque y la insuficiencia de múltiples
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órganos, diátesis hemorrágicas y la exacerbación de enfermedades
coexistentes. Tres problemas particularmente importantes son la infección metastásica,
los abscesos de pulmón y el derrame pleural. La infección metastásica (p. ej., abscesos
cerebrales o endocarditis), a pesar de ser poco común, justifica la atención inmediata
por parte del médico y la práctica de investigaciones detalladas y tratamiento
apropiado. El absceso de pulmón puede aparecer por broncoaspiración o por infección
causada por un solo microorganismo de NAC como CA-MRSA, P. aeruginosa o en raras
ocasiones S.pneumoniae. En forma típica, la neumonía por broncoaspiración es una
infección por varios gérmenes mixtos, aerobios y anaerobios. En una u otra situaciones
hay que iniciar el drenaje y administrar antibióticos que tengan acción contra los
microorganismos identificados o sospechados.
El derrame pleural notable debe ser evacuado por punción con fines diagnósticos y
terapéuticos. Si el líquido tiene pH <7, concentración de glucosa <2.2 mmol/L,
concentración de deshidrogenasa de lactato >1 000 U/L o si se identifican las bacterias
o se detectan en un cultivo hay que drenarlo por medio de una sonda torácica.
5. DIAGNOSTICOS DIFERENCIALES
6. PREVENCION
7. CONCLUSIONES
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asociados a un infiltrado en la radiografía de tórax y que se presenta en
pacientes no hospitalizados.
La NAC afecta a los extremos de la vida, pero el mayor número de casos se
registra en pacientes ancianos mayores de 65 años.
El agente etiológico más prevalente es el S. pneumoniae, seguido por
Haemophilus influenzae en nuestro país y en muchos lugares del mundo.
EL tratamiento empírico consiste en la administración de un macrólido o una
tetraciclina.
8. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Alvarez, J., & Rodriguez, F. (2010). Neumología Clínica. España: Elsevier.
9. ANEXOS
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CUADRO 2.
17
CUADRO 3. Etiología de la NAC en el Hospital Santa Clara
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CUADRO 4. Métodos para el diagnóstico etiológico de la NAC.
19
CUADRO 6: CURB 65
CUADRO 7. Antibioticoterapia
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Figura 1. Radiografía posteroanterior de tórax altamente
sugestiva de una tuberculosis pulmonar.
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Figura 2. Tomografía computarizada de tórax que muestra un
infiltrado neumónico y un claro broncograma aéreo.
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