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Universidad de Costa Rica Coloquio II

Seminario Frege, Husserl y la filosofía de la «Filosofía y ló gica: cercanas y


ló gica lejanas »

Prof. Dr. Jethro Masis Estudiante: Ruth M. Hazel

I Ciclo, 2018 B02978

Filosofía y ló gica: cercanas y lejanas.

A partir de la lectura efectuada por Husserl sobre la problemática a raíz de la


amalgama entre lógica y psicología, puntualmente por parte de la corriente del psicologismo,
se puede trasladar la discusión hacía una dupla distinta, pero estrechamente cercana, es
decir, la posición de la filosofía frente a la lógica. Partiendo de este nuevo ámbito de dialogo,
cabe esclarecer el problema que este breve coloquio pretende abordar, el cual es mostrar
que toda disciplina que se ocupe estrictamente de análisis lógicos para n objetos/problemas
de estudio y se auto denomine «filosófico», no es tal, en tanto la lógica y la pretendida
«filosofía de la lógica», cuyo método se apoye únicamente en el escrutinio lógico, no son
filosóficas.

Para demostrar lo anterior, se partirá de dos puntos:

 la relación entre filosofía y lógica,


 la metodología de ambas disciplinas.

¿ Es la filosofía una rama de la lógica? Es la pregunta que intitula el artículo de Eberle,


el cual retomaré para la exposición del primer punto. Inicia dando el paso en falso de
establecer como meta primaria para la filosofía, «disolver conflictos lingüísticos».
Ciertamente dicha tesis ya es problemática, puesto que compromete parte del intento de
una definición de filosofía (lo cual es un problema filosófico en sí mismo) y presupone otro
inconveniente: la posible atribución de dicha tarea a la lógica misma.
Ahora bien, en la breve exposición histórica que ofrece Crane, la «lógica» entendida
desde autores como Russell o Frege, supone un estudio en dos sentidos, el de la validez
general y el de la validez formal (particular), la primera se muestra en los argumentos, es
decir, un argumento es válido cuando contiene verdad y en la acepción formal el argumento
es válido según su forma. A partir de lo anterior, se establece la diferenciación entre la
lógica formal y la «lógica filosófica», entiendo esta última como la acepción de la lógica
generalísima: como el conjunto de principios que gobiernan un fenómeno o concepto.
Desprendiéndose inmediatamente la concepción de «filosofía de la lógica» como las
examinaciones filosóficas de las nociones lógicas de validez, vinculación y forma lógica (pp.
25-26)

Por otro lado, para Husserl la «lógica pura» parece coincidir en parte con la noción de
lógica general establecida anteriormente, una «disciplina normativa», la cual proporciona
las fundamentaciones para n fenómeno, por ejemplo, con las ciencias funciona a modo de
un suelo teórico que a su vez posibilita el progreso de las mismas, de allí su ámbito
pragmático (1999, pp. 43-44). Así mismo, dicho concepto tendría tres niveles (lenguaje
formal, cálculo lógico y las teorías deductivas) vistos desde dos puntos de vista a
considerar: el «apofántico», al cual le concierne la forma de las proposiciones, evidencias
y teorías como sistemas de proposiciones y el «ontológico» (conjuntos, relaciones de
conjuntos, conexiones, ordenes, magnitudes), acercándose en este punto a la lógica formal
(Hartimo, 2010, pp. 346-47).

Llegándose a este punto, aún no es clara la «tajante» división entre lógica y filosofía de
la lógica, volviendo a Eberle, se obtiene otra definición simplificada de lógica: esta concierne
al conjunto de consecuencias o a las más generales propiedades de una relación de
consecuencias (según Tarski, A.). Esas nociones son reducibles tanto a sus términos
semánticos como sintácticos, evidencias teoréticas, así como la posibilidad de abstracción
de las dos (pp. 164-65). Contrastando al menos estos tres acercamientos a una posible
definición de lógica o «disciplinas lógicas», parece ser que tanto la «lógica formal», «lógica
general» y «lógica pura», no se distancian lo suficiente de la «filosofía de la lógica» para
poder demarcar está última como otra disciplina lógica, esta conclusión es contundente al
analizar seguidamente el método filosófico.

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Hasta el momento, se ha expuesto los elementos alrededor de las «disciplinas lógicas»,
sin embargo, dada la complejidad de arribar a una delimitación de la filosofía y su método,
se puede asumir al menos en un primer momento que es allende a esta última una
indefinición de su método o en su defecto, una pluralidad metódica, aun así, si se mira mejor
se puede aseverar que su principal vía de teorización es el «análisis conceptual», el cual
no necesariamente requiere para su sistematización una conformidad con la formalización
lógica del lenguaje o con el lenguaje ordinario (Eberle , 1986, pp. 171-72), claramente esto
deberá ser demostrado en lo que resta del texto.

Lo anterior se puede explicar apelando a la construcción de sistemas cuyos principios


no sean generales, sino sujetos a posibilidades, situaciones y acontecimientos; por ejemplo,
en una conceptualización de la moral. Para dicho caso resulta inútil apelar a principios
generales que abarcan circunstancias estrictamente definidas, derivables a postulados de
leyes precisas, simples e intuitivas (Eberle, 1986, p. 173). Por esto mismo, es correcto
hablar del «concepto» asociado a la filosofía puesto que, como establecen Deleuze y
Guattari, los conceptos siempre son complejos, incluso suponiendo un concepto originario
ya es de suyo poseer componentes (p.21), esto de alguna forma choca con la noción de
enunciados simples, no divisibles, es decir, la empresa que supone una desambiguación
del lenguaje como el ideal de la formalización lógica de este.

Se desprende de dicho «análisis conceptual» particularidades inexpugnables para


los objetos de estudio filosófico, cuya misma caracterización, su enunciación, no puede ser
en todo caso simple, definitiva o precisa; por la forma en que se muestran y problematizan
los mismos. Se trata de «objetos» o fenómenos que no tienen igual tesitura que los objetos
de las ciencias, el arte y la lógica. Se puede derivar de tal observación, la existencia de una
diferencia radical en los campos de estudio de la filosofía y las disciplinas lógicas, cada uno
claramente delimitado, desde sus necesidades, la metodología admisible en sus sistemas
y por ende la «estructuración» de sus objetos de estudio.

Lo dicho hasta aquí respecto a la lógica también se puede ejemplificar con la crítica
que Husserl, en su etapa tardía, proferirá a dicha disciplina, alegándole la falta de
fundamento, mismo que resulta ser un fenómeno enteramente apto para el estudio filosófico,
el denominado «mundo de la vida» (1991, pp. 142,149), no precisa reproducir la crítica aquí,
solamente dejar en claro que la lógica de carácter normativo y objetivo, sería una lógica de

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la objetividad estricta, cerrada-en-sí, debido a la posesión de sus propias verdades lógicas,
completamente independientes de un objeto de estudio rotundamente dejado de lado para
su progreso mismo, (justamente por ser un objeto de estudio que no le compete) como lo
es el antes mentado «mundo de la vida», fenómeno de una tesitura inanalizable mediante
un cálculo lógico.

Recapitulando, se ha demostrado que tanto la filosofía como la lógica son disciplinas


disímiles, con objetos de estudios distintos y con una adecuación metodológica específica
a cada área, por lo tanto, propio de cada cual características independientes. Se puede
objetar a esta argumentación, el que la lógica se intersecte con la filosofía, pues como se
ha dicho más arriba, aunque el método principal del quehacer filosófico resulte en el
tentativamente denominado «análisis conceptual», ¿ puede valerse esta de los métodos de
la lógica? Más aún, ¿ no implica la formulación del concepto una dimensión lógica?

A lo primero se puede responder: en efecto, en la denominada «filosofía de la


lógica» se emplea la lógica simbólica, se puede proceder mediante un análisis formal de
enunciados y el fin último es una depuración de dichas estructuras, más vale devolver la
pregunta ¿ no resulta más bien que la «filosofía de la lógica» es tan solo otra disciplina
lógica? Es decir, si su método fuese exclusivamente lógico, es justamente porque no se
ocupa de objetos o problemas filosóficos, sino más bien, de problemas lógicos que caen en
el ámbito de la lógica misma.

La respuesta para lo segundo, conlleva distinguir entre la forma en la que se crea


un concepto, el concepto y el fin último del mismo. Un análisis lógico se puede efectuar al
concepto en cuanto tal, por ejemplo, respecto a su sintaxis o semántica determinada, se
podría decir que el concepto ya está siempre sujeto a una normativa lógica, debido a que
por decirlo de alguna forma es inescapable al lenguaje, la forma en la que se crea el
concepto puede ser un problema filosófico, mientras que el fin último del uso del concepto
apela al problema inicial para el cual fue creado, es decir, también de índole filosófica.

Finalmente, se concluye que una disciplina que se desarrolle exclusivamente


mediante los métodos de la lógica no es filosófica, esto se desprende de la demostrada
separación que existe entre filosofía y lógica, teniendo la primera objetos de estudio que,
por así decirlo, se resisten a ser tratados mediante procedimientos lógicos.

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Fuentes:

Crane, T. (2012). Philosophy, Logic, Science, History. Metaphilosophy, 43 (1/2), 20-37.


doi:10.1111/j.1467-9973.2011.01732.x

Deleuze, G. y Guattari, F. (1993). ¿ Qué es la filosofía? (Trad. T. Kauf). Barcelona:


Anagrama.

Eberle, R. A. (1986). Is Philosophy a Branch of Logic? Monist: An International Quarterly


Journal of General Philosophical Inquiry, 69, 163-169.

Hartimo, M. (2010). Stefania Centrone. Logic and Philosophy of Mathematics in the Early
Husserl. Synthese Library 345. Dordrecht: Springer, 2010. Pp. xxii + 232. ISBN 978-
90-481-3245-4. Philosophia Mathematica, 18(3), 344-349.
doi:10.1093/phimat/nkq020

Husserl, E. (1999). Investigaciones lógicas I. (Trad. M. Morente y J. Gaos). Madrid: Alianza.

Husserl, E. (1991). La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental.


(Trad. J. Muñoz). Barcelona: Editorial Crítica.

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