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INTRODUCCION

La terapia Cognitivo Conductual (TCC) puede definirse actualmente como la


aplicación clínica de la ciencia de la psicología, que se fundamenta en principios y
procedimientos validados empíricamente (Plaud, 2001). Desde los momentos
iniciales, hace ya cinco décadas, en que la Terapia de Conducta se adhería
fuertemente a los principios y teorías del aprendizaje, una larga y compleja
evolución se ha dado en esta disciplina, habiéndose ampliando su sustentación
teórica más allá de las teorías del condicionamiento, para pasar a considerar en la
explicación del comportamiento humano factores y modelos procedentes de otros
ámbitos de la psicología (e.g. psicología evolutiva, social, cognitiva, etc.).
La Terapia de Conducta (TC) hace su aparición en el escenario de los tratamientos
psicológicos a mediados de los años cincuenta del siglo pasado, como alternativa
radical a las psicoterapias imperantes de la época, posicionándose especialmente
frente al modelo psicoanalítico.
La TC parte de la idea de que toda la conducta (adaptada y desadaptada) es
aprendida y puede modificarse mediante los principios del aprendizaje. De esta
forma, en lugar de indagar acerca de posibilidades conflictos y estructuras
subyacentes, los terapeutas de conducta empezaron a centrarse en la conducta
observable y el ambiente en el que se produce.

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PROGRAMA DE ECONOMÍA DE FICHAS
La economía de fichas es un programa de contingencias que combina distintos
procedimientos de reforzamiento y de castigo. El procedimiento básico consiste en
entregar un reforzador generalizado (ficha) tras la emisión de una conducta
deseable y/o retirarlo cuando la conducta meta es inadecuada. El valor de la ficha
como refor-zador generalizado estriba en la posibilidad de canjearlo por numerosos
reforzadores previamente seleccionados.
Los componentes concretos del programa de economía de fichas son:

1. Lista de las conductas específicas que se pretenden modificar


Ejemplo: (Permanecer sentados, mirar hacia adelante, prestar atención al
profesor, etc.)

2. Indicación explícita del número de fichas que se pueden ganar por cada
comportamiento.

3. Reforzadores concretos por lo que se puede intercambiar las fichas o


puntos obtenidos
Ejemplo: (minutos de recreo extra, tiempo para ver la tv, ir al parque etc,)
procura exista una variedad en los reforzadores.

4. Indicación clara y detallada de las reglas que regirán el programa,


incluyendo la especificación de cuando se van a entregar las fichas y
cuando se cambiaran los reforzadores.

Recomendaciones para la aplicación correcta de los programas de


fichas:

1. Que los reforzadores hayan sido bien seleccionados, de modo que si se


aplican en una situación de grupo, todos los participantes encuentren
reforzantes al menos alguno de ellos.

2. Que se maneje correctamente la demora del refuerzo. Al principio conviene


que se entreguen las fichas muy frecuentemente y que se puedan cambiar
rápidamente por reforzadores. A medida que avance el programa, sin

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embargo, lo que interesa es que se acumulen las fichas para que adquieran
más valor simbólico y dependan menos del reforzador tangible.

3. El programa debe ir retirándose paulatinamente, de modo que se transfiera


el valor reforzante de las fichas a la propia realización de la tarea o conducta
(autorrefuerzo) y el refuerzo social.

Ventajas de los programas de economía de fichas


1. Se puede entregar el reforzador de forma inmediata sin que se necesite
interrumpir la actividad que se está llevando a cabo o salir del contexto en el
que se está desarrollando la conducta o actividad.
Ejemplo: En el ambiente escolar no se puede dejar salir al niño a recreo cada
vez que realice una conducta adecuada o darle el reforzador acordado y
distraiga su atención.
2. Permite cuantificar la entrega de los reforzadores de manera que a mejor
ejecución o mayor número de conductas correctas realizadas, mayor sea el
refuerzo según la propia valoración del individuo.
Ejemplo: conseguir una ficha en el día, equivale a un abrazo, conseguir 7
fichas en el día, equivale a un abrazo y 20 minutos de televisión.
3. Evita que se produzca el fenómeno de saciación al poder intercambiar la ficha
por varios reforzadores.
Ejemplo: si un niño casa vez que realiza una conducta deseable se le entrega
un caramelo u otro reforzador llega un momento en que pierde su valor, esto
no sucede en el caso de la ficha, ya que esta puede ser cambiada por
diversos reforzadores.

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CONTRATOS DE CONTINGENCIAS
Un contrato de contingencias es un acuerdo, por lo general escrito, en el que se
especifican las conductas que se desea instaurar o eliminar y las consecuencias
que le acompañarán. Una de sus funciones es conseguir la implicación de la
persona en el cambio de su conducta. Es, igualmente, un modo de dejar claro que
si uno se esfuerza por conseguir unos objetivos, va a obtener determinadas
refuerzos. Es decir, se trata de un acuerdo entre dos partes en el que se negocian
unos objetivos y se establecen claramente unas consecuencias por su cumplimiento
o incumplimiento.
Para fomentar la eficacia los contratos deben cumplir las siguientes normas:

1. En el contrato se debe dejar muy claro cuál es el cambio en la conducta con-


creta que se quiere obtener.

2. Se debe especificar el límite de tiempo de duración del contrato. Es un error


pedir un cambio de conducta a largo plazo o de duración ilimitada.

3. El contrato debe incluir una recompensa o consecuencia positiva por su


cumplimiento.

4. Debe incluirse también una consecuencia ligeramente aversiva si no se cum-


ple lo pactado.

5. Se debe incluir una "bonificación adicional" en el caso de que se supere el


criterio pactado, dejando abierta la posibilidad de que esto suceda.

6. Nunca debe hacerse un contrato que no pueda ser observado y registrado.


Especificar siempre cómo y cuándo se va a medir la conducta objeto de con-
trato. No sería nunca objeto de contrato, por ejemplo, ser amable con alguien,
o pensar más en los deberes. Además de demasiado generales, tal y como
se enuncian, son conductas no observables.

7. Tan pronto como se verifique su cumplimiento, debe administrarse la recom-


pensa. La demora del refuerzo es, en principio, perjudicial para la adquisición,
y, por supuesto, cuando se realiza con niños y adolescentes el adulto debe
siempre cumplir su parte en el contrato.

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Otras recomendaciones para optimizar el uso del contrato son las
siguientes:

1. Asegurarse de que la conducta a exigir es fácilmente comprensible y que la


persona puede realizarla (entra en su repertorio de conductas).

2. El contrato debe ser justo y negociado. Por ejemplo, en el caso de que se fir-
me con un niño, si éste no está de acuerdo con lo que se le pide, boicoteará
el plan. La obediencia como base del contrato contradice los principios en
que éste se apoya.

3. Siempre que sea posible, la formulación de la conducta a lograr debe hacerse


en términos positivos. Del mismo modo, es preferible pedir una conducta
incompatible con la que se desea cambiar, más que centrarse en reducirla
(e.g. la formulación: “cuando estés con tu hermano juega con él en paz” es
más adecuadas que si la formulación es: “cuando estés con tu hermano
jugando, deja de pegarle”).

4. Como en todos los casos, debe cuidarse que la recompensa sea en principio
pequeña, aunque reforzante y a ser posible de actividad o simbólica, y empe-
zar con reforzadores que motiven, y dejar el reforzador mayor para metas
finales que supongan el logro de todas las anteriores.

5. En este sentido, el contrato debe ser revisable y utilizarse sistemáticamente,


variando el contenido y las condiciones, de acuerdo con el progreso.

6. Ayuda y facilita el compromiso la redacción escrita de los términos del con-


trato, y la firma conjunta entre las personas que lo suscriben (e.g. profesor-
alumno, padres-hijo).

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EXPOSICIÓN IN VIVO
La exposición en vivo consiste en tomar contacto directo con la situación o estímulo
temido, bien de forma gradual, bien entrando en contacto desde el principio con
situaciones productoras de un alto nivel de ansiedad, en este caso la exposición se
denomina inundación.
La indicación básica en estas sesiones es mantenerse en contacto con el estímulo
temido hasta que la ansiedad se reduzca a la mitad, o bien hasta alcanzar un nivel
de 2 en una escala subjetiva de ansiedad de 0 a 8 (Bados y García, 2011). La
duración de las sesiones suele ser de una hora o más.
El individuo debe mantenerse en contacto con la situación o estímulo ansiógeno
aun cuando se produzca una elevación de la ansiedad, incluso en el caso de
producirse un ataque de pánico, se tratará de no abandonar la situación de
exposición, no obstante, si resultase imposible mantenerse en ella, es posible
abandonar temporalmente el contexto de exposición, tratando de permanecer cerca
y reanudando la exposición en cuanto sea posible.
Si se produce un incremento importante de la ansiedad durante la exposición será
útil para el individuo tratar de utilizar alguna estrategia moduladora de la ansiedad,
pueden ser estrategias de relajación como la respiración diafragmática, auto-
instrucciones, un proceso cognitivo breve de reatribución de sensaciones, o
incluso la distracción.
La distracción funciona como una retirada temporal de la exposición y no tiene
repercusiones negativas sobre sus resultados, siempre y cuando se redirija
nuevamente la atención al estímulo temido en el tiempo más breve posible.
Variante
Una variante de la exposición en vivo es la llamada exposición simulada. Este
procedimiento utiliza ensayos conductuales, donde participan varias personas, para
representar la situación temida que es objetivo de la exposición.
Exposición simulada es utilizada sobre todo en problemas de ansiedad social, en
donde resulta aconsejable ensayar en un ambiente controlado las conductas de
acercamiento social que deberán ponerse después en marcha en el contexto natural
del individuo.
Es considerada una forma de exposición en vivo en la medida en que el paciente
debe enfrentar una situación social real reproducida por los actores participantes
que el paciente no conoce, ahora bien, supone un mayor grado de control que una
exposición en vivo en contexto natural.

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EXPOSICIÓN SIMBÓLICA
La exposición simbólica hace referencia a la toma de contacto con el estímulo o
situación temida no de forma real sino a través de representaciones mentales
(imaginación), visuales (dibujos, fotografías, películas), estímulos físicos auditivos
(grabaciones de sonidos) o mediante programas informáticos de generación de
realidad virtual.
La técnica de exposición en imaginación implica la exposición al estímulo temido a
través de la imaginación, es decir, la visualización del estímulo fóbico. El objetivo es
conseguir la habituación y eventual extinción de la respuesta fóbica al estímulo.
Diferencia:
A diferencia de la Desensibilización Sistemática, que también utiliza la imaginación
para el acercamiento al estímulo temido, en la exposición en imaginación no se
utiliza un medio de supresión de la respuesta de activación fisiológica (como la
relajación) durante la exposición.

EXPOSICIÓN EN GRUPO
La exposición en grupo se refiere a la planificación y evaluación de las sesiones de
exposición en un contexto grupal, manteniendo la ejecución de la propia exposición
de forma individual. Este formato permite optimizar el tiempo de la intervención al
poder manejar conjuntamente a aquellos pacientes con problemas similares y que
se pueden beneficiar de la experiencia y retro alimentación de otros participantes.
A su vez, es importante destacar los efectos motivacionales que en general suelen
tener las intervenciones en grupo y que desde luego son también aplicables a este
ámbito concreto.
El sistema de exposición en grupo es especialmente útil cuando el paciente carece
de apoyo social y/o mantiene relaciones conflictivas con sus allegados, en este caso
el efecto motivador del grupo puede ser determinante a la hora de ejecutar las tareas
individuales de exposición. En algunos casos, como es el caso de la fobia social,
aunque sus ventajas pueden parecer evidentes, es importante tener en cuenta que
el propio contexto de grupo puede resultar amenazante para este tipo de pacientes
y que será necesario valorar si realmente están preparados para este tipo de
intervención, de otra forma, se pueden producir dificultades en el avance individual
que a su vez repercutan en el grupo, así como el abandono del tratamiento.

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DESENSIBILIZACION SISTEMÁTICA
La idea básica de la Desensibilización Sistemática es que la respuesta de ansiedad
o miedo puede ser reducida o inhibida mediante la generación de una respuesta
incompatible con la ansiedad (inhibición recíproca) tradicionalmente la respuesta de
relajación. La relajación debe mantenerse a medida que se van presentando
gradualmente en imaginación estímulos de intensidad ansiógena creciente, y de
esta forma se va produciendo el debilitamiento de la conexión entre el estímulo y la
respuesta de ansiedad que provoca (contra-condicionamiento).

Procedimiento de aplicación
La aplicación de la Desensibilización Sistemática requiere de unos pasos iniciales
preparatorios antes de comenzar con las sesiones de desensibilización
propiamente dichas. Estos pasos son:
1. Elección de la respuesta incompatible con la ansiedad y posible
entrenamiento. (Puede utilizarse meditación, hipnosis, estados emocionales
positivos, auto instrucciones asertivas, etc.).
2. Elaboración de una jerarquía de ansiedad (Para la graduación de la
intensidad de los ítems se utiliza una escala de ansiedad subjetiva de 0 a 100)

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3. Valoración de la capacidad imaginativa y entrenamiento en imaginación si
se requiere.
Estas tres actividades pueden llevarse a cabo en paralelo durante las primeras
sesiones en la consulta y deben estar dirigidas por el terapeuta. Es obvio que si el
sujeto tiene un buen entrenamiento previo en relajación y su capacidad imaginativa
es excelente el trabajo previo a las sesiones de desensibilización será únicamente
la elaboración de la jerarquía de ansiedad.

REFORZAMIENTO POSITIVO
Un reforzador positivo es un acontecimiento que presentado inmediatamente
después de una conducta, provoca que la frecuencia o la posibilidad de que ocurra
la conducta aumenten. El término reforzador positivo es a grandes rasgos, sinónimo
de premio o recompensa. Una vez que se ha establecido que un evento funciona
como reforzador positivo para una persona concreta en una situación determinada,
puede usarse para fortalecer otros comportamientos de esa misma persona en otras
situaciones. En conjunción con el concepto de reforzador positivo, el principio de
refuerzo positivo estipula que si, en una situación determinada, alguien hace algo
que es seguido inmediatamente de un reforzador positivo, es más probable que
repita la misma acción la próxima vez que se enfrente a la misma situación. Aunque
cualquiera tiene una noción de lo que es un premio o recompensa, muy pocas
personas son realmente conscientes de la frecuencia con que influye el refuerzo
positivo en su vida cotidiana.
Cada vez que hacemos algo, sea de la índole que sea, tiene consecuencias que
«nos activan», «nos desactivan» o no nos afectan en absoluto. Piense en algunos
de sus comportamientos en la última hora. ¿Les siguió inmediatamente alguna
consecuencia positiva? No siempre somos conscientes de esas consecuencias ni
de los efectos que están teniendo sobre nuestras conductas.

Las conductas que operan en el entorno para generar consecuencias, y están a su


vez influidas por esas consecuencias, se denominan conductas o respuestas
operantes. Las conductas operantes seguidas por reforzadores se fortalecen, en
tanto que si son seguidas por castigos se debilitan. Los comportamientos reflejos
son situaciones diferentes.

Es útil pensar sobre la conducta de la misma manera que lo hacemos sobre otros
aspectos de la naturaleza. ¿Qué ocurre si dejamos caer un zapato? Cae hacia la
tierra. ¿Qué le pasa a un lago cuando la temperatura desciende por debajo de 0º
C? El agua se congela. Estas son circunstancias que conocemos y que los físicos

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han estudiado en profundidad y sobre las que han formulado leyes, como la ley de
la gravedad. El principio del reforzamiento positivo también es una ley que la
psicología científica ha estudiado exhaustivamente desde principios del siglo
pasado, y sabemos que es un componente extremadamente importante del proceso
de aprendizaje. También conocemos que existen factores que determinan el grado
de influencia que tiene el principio del refuerzo en la conducta. Estos factores han
sido formulados como guías para usar el reforzamiento positivo en la consecución
de conductas deseables.

Factores que influyen en la eficacia del reforzamiento positivo


1. Selección del comportamiento que se quiere incrementar
Las conductas que se quieren reforzar deben ser antes identificadas
específicamente. Si se empieza con una categoría general de conducta (p.ej., ser
más simpático), habrá que proceder a identificar aspectos específicos (p.ej., sonreír)
que caractericen esa categoría. Este grado de concreción: (a) garantiza la fiabilidad
en la detección de la aparición de la conducta y los cambios en su frecuencia, que
es el criterio con que se juzga la efectividad de un reforzador, y (b) aumenta la
probabilidad de que el programa de reforzamiento se aplique de forma consistente.

2. Elección de los reforzadores


Existen estímulos que son reforzadores para casi todo el mundo. El alimento es un
reforzador positivo para casi cualquiera que no haya comido nada en las últimas
horas. Las golosinas son reforzadores para la mayoría de los niños. Por otro lado,
diferentes personas se activan ante distintas propuestas.

La mayoría de los reforzadores positivos se organizan conforme a cinco categorías:


de consumo, actividad, manipulativo, de posesión y social. Los reforzadores de
consumo son bienes comestibles, como golosinas, galletas, fruta y refrescos.
Ejemplos de reforzadores de actividad podrían ser la oportunidad de ver televisión,
ojear un libro de dibujos, o incluso mirar por la ventana. Los reforzadores
manipulativos incluyen el acceso al entretenimiento con un juego favorito, colorear,
montar en bicicleta, navegar por Internet, o juguetear con un radiocassette, iphone,
Tablet, computadora, etc.
Los reforzadores de posesión hacen referencia a las oportunidades de sentarse en
la silla preferida, ponerse el vestido favorito, tener una habitación individual, o
disfrutar en exclusiva al menos temporalmente de algún otro objeto.

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Los reforzadores sociales incluyen palmaditas afectuosas o abrazos, elogios,
gestos de aprobación, sonrisas, incluso una simple mirada o cualquier otra
indicación de atención social.
Para casi todos, recibir atención de otras personas es un reforzador muy potente.

Operaciones motivacionales
La mayoría de los reforzadores no serán efectivos a menos que la persona haya
sido privada de ellos durante cierto tiempo antes de otorgarlos. En general, cuanto
mayor haya sido el tiempo de privación, más efectivos serán. Los dulces no suelen
ser reforzadores para un niño que se acaba de comer una bolsa entera.

Tamaño del reforzador


El tamaño (cantidad o magnitud) de un reforzador es un determinante importante de
su eficacia. Considere el siguiente ejemplo: la plantilla de un gran hospital
psiquiátrico descubrió que sólo el 60% de las pacientes se cepillaban los dientes.
Cuando las pacientes recibían una ficha (que podía canjearse por un paquete de
cigarrillos, café o chocolatinas) por lavarse los dientes, el porcentaje que lo hacía
creció hasta el 76%. Cuando les dieron cinco fichas por lavarse los dientes, el
porcentaje llegaba a 91%. Ahora, analicemos un ejemplo de la vida cotidiana: la
mayoría de los adolescentes del estado de Minnesota no estaría por la labor de
quitar con palas la nieve de las calzadas por veinticinco centavos, aunque muchos
lo harían por diez dólares.

Instrucciones: el uso de reglas


Para que un reforzador incremente la conducta de una persona, no es necesario
que ella sea capaz de hablar o indicar que comprende los motivos por los que está
siendo reforzada. Después de todo, el principio ha demostrado sobradamente su
eficacia en animales no verbales. No obstante, por lo general es aconsejable
emplear instrucciones.

El reforzador ha de ser inmediato


Para conseguir una eficacia máxima, un reforzador ha de aplicarse inmediatamente
después de la respuesta deseada. Por ejemplo cuando el marido recoge la ropa de
su mujer y la pone en la cesta, ella le da las gracias inmediatamente. Si hubiera
esperado a la mañana siguiente para hacerlo, su agradecimiento no hubiera tenido
el mismo efecto.

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PAUTAS PARA LA APLICACIÓN EFECTIVA DEL REFORZAMIENTO POSITIVO
Ofrecemos estas pautas resumidas para favorecer el uso efectivo del reforzamiento
positivo.
1. Seleccionar la conducta que se quiere aumentar. Como hemos sugerido el
objetivo debe ser una conducta específica (como sonreír) en lugar de una categoría
general (como relacionarse). Además, si es posible, hay que seleccionar un aspecto
que pueda ocurrir bajo el control de reforzadores naturales después de la
intervención para aumentar su frecuencia. Finalmente, para juzgar con precisión la
eficacia del reforzador, es importante mantener un registro de la frecuencia de la
conducta antes del programa.
2. Seleccionar un reforzador.
a. Si es posible, hay que rellenar el cuestionario sobre reforzadores
Seleccionar aquellos que:
(1) ya estén disponibles.
(2) puedan presentarse inmediatamente después de la conducta deseada.
(3) puedan emplearse una y otra vez sin causar saciedad.
(4) cuyo consumo no requiera mucho tiempo (si para consumir el premio empleamos
media hora, reducimos el tiempo de entrenamiento).
b. Emplear tantos reforzadores como sea factible, y cuando sea apropiado, usar una
bandeja o un menú de reforzadores
3. Aplicar reforzamiento positivo.
a. Contarle el plan a la persona antes de empezar
b. Reforzar inmediatamente tras la conducta deseada
c. Describir la conducta deseada a la persona al otorgarle el reforzador (decirle por
ejemplo: «has ordenado muy bien tu habitación»).
d. Usar muchos elogios y contacto físico (si es apropiado y si son gratificantes para
los implicados) cuando se entreguen los reforzadores. No obstante, para evitar la
saciedad, hay que variar los comentarios positivos aplicados como reforzadores
sociales. No conviene decir siempre «¡bien!» (otras frases de este tipo son «muy
bien hecho», «esto está genial», «súper», «¡tremendo!»).
4. Independizar al estudiante del programa.
a. Si durante varios intentos, aproximadamente una docena, la conducta mantiene
una tasa deseable, se puede intentar eliminar gradualmente los reforzadores

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tangibles (como golosinas o juguetes) y mantener la conducta con reforzadores
sociales.
b. Buscar otros reforzadores naturales en el entorno que mantengan la conducta
una vez que se ha conseguido aumentar su frecuencia.
c. Asegurarse de que la conducta se está reforzando de vez en cuando y de que se
mantiene la frecuencia deseada, planear evaluaciones periódicas de la conducta
después de que el programa haya terminado.

REFORZADORES CONDICIONADOS

Los seres humanos contamos con la capacidad de ser reforzados por algunos
estímulos sin necesidad de que medie aprendizaje. Este tipo de estímulos o
acontecimientos, habitualmente importantes para la supervivencia o el
funcionamiento biológico, se denominan reforzadores incondicionados, es decir,
estímulos que refuerzan sin necesidad de haber sido previamente condicionados.
También se les denomina reforzadores primarios o no aprendidos, y algunos
ejemplos pertinentes serían la comida para una persona hambrienta, el agua para
alguien con sed, el abrigo para quien siente frío, y el contacto sexual para quien ha
estado privado de él. Otros estímulos que inicialmente no son reforzadores, llegan
a serlo debido a su emparejamiento o asociación con otros reforzadores y entonces
se les denomina reforzadores condicionados, porque el proceso de
condicionamiento ha sido necesario para su establecimiento.

FACTORES QUE INFLUYEN EN LA EFICACIA DEL REFUERZO


CONDICIONADO
La potencia de los reforzadores de apoyo
La potencia de un reforzador condicionado depende en parte de la potencia de
reforzadores de apoyo con que se asocia. Por ejemplo, imaginemos que un
entrenador sólo hubiera utilizado elogios como reforzador de apoyo para los
jugadores que ganaron puntos. En ese caso, los puntos sólo hubieran sido
reforzadores eficaces para aquellos estudiantes que percibieran los halagos del
entrenador como un reforzador eficaz.
La variedad de los reforzadores de apoyo
Un estímulo puede convertirse en un reforzador condicionado por su
emparejamiento con un solo reforzador de apoyo. Un ejemplo que ilustra esta
situación es el del vendedor de helados que toca la campana al llegar al barrio. Tras
unos cuantos emparejamientos, el sonido de la campana es un reforzador
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condicionado para los niños del vecindario. Se denomina reforzador condicionado
simple al que está emparejado con un único reforzador de apoyo y reforzador
condicionado generalizado, al estímulo que está emparejado con varios tipos
distintos de reforzadores de apoyo. Por ejemplo, durante la infancia, padres y
madres alimentan a los bebés, les bañan, juegan con ellos y satisfacen sus
necesidades de muchas maneras diversas. Por ello, al estar emparejada con mucho
tipos de reforzadores diferentes, la atención de los adultos se convierte en un
reforzador condicionado generalizado muy potente.

El programa de emparejamiento con el reforzador de apoyo


El reforzador condicionado resulta más eficaz si su aparición no es siempre seguida
por el reforzador de apoyo. Por ejemplo, los jugadores en el programa de un
entrenador de futbol tenían que obtener cierta cantidad de puntos antes de recibir
el reforzador de apoyo.

DIRECTRICES PARA UN USO ADECUADO


DEL REFUERZO CONDICIONADO
A continuación presentamos las directrices que debieran seguirse en la aplicación
del refuerzo condicionado.
1. El reforzador condicionado debiera ser un estímulo que pueda manejarse y
administrarse con facilidad en las situaciones previstas. Por ejemplo, los puntos
eran idóneos para los jugadores en el programa del entrenador.
2. Siempre que sea posible, hay que usar los mismos reforzadores condicionados
que la persona encontrará en su ambiente natural. Por ejemplo, es aconsejable que
en los programas de entrenamiento, el control se transfiera de los sistemas de fi
chas artificiales a los sistemas monetarios que se usan en los ambientes cotidianos
o se reciban elogios y atención de los demás como sucede en entornos naturales.
3. En las primeras fases del establecimiento de la conexión, hay que presentar el
reforzador de apoyo tan pronto como sea posible, inmediatamente después de la
presentación del reforzador condicionado. Si se desea, posteriormente se puede ir
aumentando la distancia entre el reforzador condicionado y el de apoyo.
4. Siempre que se pueda, hay que emplear reforzadores condicionados
generalizados; es decir, es preferible emplear muchos tipos distintos de
reforzadores de apoyo, ya que de esa manera en cualquier momento habrá al
menos uno con la fuerza suficiente como para mantener la potencia del reforzador
condicionado.

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5. Cuando los programas implican varios participantes (como en el caso del
entrenador), hay que evitar la competencia destructiva por conseguir reforzadores
condicionados y de apoyo. Si una persona recibe un refuerzo en perjuicio de otra,
hay que considerar que ésta última podría desarrollar comportamientos agresivos o
extinguir sus conductas deseables. Por ello no es adecuado poner demasiado
énfasis en que un aprendiz consiga más reforzadores condicionados y de apoyo
que otro. Por supuesto, los participantes contarán con habilidades diferentes, pero
los efectos negativos de estas disparidades se minimizan si se diseñan programas
en los que cada cual pueda lograr refuerzos cuando su rendimiento sea acorde con
su nivel de competencia.
6. Además de estas directrices, el refuerzo condicionado ha de seguir los principios
que se aplican para cualquier refuerzo positivo.

EXTINCIÓN
El principio de extinción establece que: (a) si, en una situación concreta, una
persona emite una respuesta previamente reforzada y ahora no va seguida por una
consecuencia reforzante, (b) esa persona es menos proclive a repetir la misma
conducta cuando se vuelva a encontrar en una situación similar. Dicho de otra
forma, si una respuesta se ha incrementado en frecuencia mediante reforzamiento
positivo, el cese completo del reforzamiento causará una disminución en la
frecuencia de la misma.

FACTORES QUE INFLUYEN EN LA EFICACIA DE LA EXTINCIÓN


El control de los reforzadores de la conducta que se quiere reducir
Considere el caso de Susie, de 4 años, que ha desarrollado una conducta de
lloriqueo excesiva, especialmente en situaciones en que quiere algo. Su madre ha
decidido ignorar su comportamiento, con la esperanza de que cese. En tres
ocasiones durante la tarde, la madre ignoró la conducta hasta que desapareció, y
entonces, después de, un breve periodo sin quejarse, le dio a Susie lo que quería.
Parecía que las cosas iban bien, hasta la noche, cuando el padre llegó a casa.
Mientras la madre estaba en la cocina, Susie se acercó a ella y en un tono
quejumbroso pidió palomitas de maíz para ver la tele. Aunque la madre ignoró a la
pequeña completamente, el padre entró en la cocina y dijo: «Mamá, ¿no oyes a la
niña? Ven aquí, Susie, yo te daré las palomitas». Estamos seguros de que usted
será capaz de predecir el efecto que tendrá este episodio sobre las futuras quejas
de Susie, por no mencionar el enfado de la madre con el padre.

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Los reforzadores presentados por otros o por el entorno físico pueden menoscabar
los esfuerzos aplicados en la extinción, pero lamentablemente, es difícil convencer
de esto a quienes no están familiarizados con los principios del refuerzo positivo y
de la extinción. Por ejemplo, si varias cuidadoras de la guardería ignoran las
pataletas de los niños y otras entran y dicen: «Oh, yo puedo hacer que este niño
deje de llorar, toma Tommy, ten un caramelo», probablemente Tommy dejará de
llorar en ese momento. Pero a largo plazo, las pataletas incrementarán su
frecuencia como consecuencia de haber reforzado esa ocasión. Como Tommy dejó
de llorar momentáneamente, será complicado convencer a la otra cuidadora de la
importancia de la extinción. En estos casos, es necesario controlar la conducta de
las personas que podrían entorpecer un procedimiento de extinción o llevar a cabo
el procedimiento en su ausencia.

Extinción de una conducta combinada con el reforzamiento positivo de una


conducta alternativa
La extinción es más efectiva cuando se combina con reforzamiento positivo de
alguna conducta alternativa. Así, no sólo se ignoraron las conductas de dolor de
Susie (extinción), sino que se reforzaron positivamente las conductas alternativas
(hacer ejercicio, hacer las tareas domésticas, etc.). Posiblemente, la combinación
de los dos procedimientos hizo decrecer la frecuencia de conductas no deseables
más rápidamente (y posiblemente hasta un nivel más bajo) de lo que se habría
conseguido sólo con el procedimiento de extinción.

El ámbito en que se lleva a cabo la extinción


Una razón para cambiar el entorno en que se lleva a cabo la extinción es minimizar
la posibilidad de que otras personas refuercen la conducta que se pretende reducir.
Pero existe otra razón, ya que sería desaconsejable, por ejemplo, que una madre
iniciara la extinción de las pataletas de su hija en unos grandes almacenes. Es
probable que la niña presente su conducta en la tienda, de forma tal que las miradas
desagradables de otros compradores y empleados reducirían las posibilidades de
que la madre siguiera adelante con el tratamiento de forma efectiva. En otras
palabras, es importante considerar el ámbito en que se va a llevar a cabo la extinción
para: (a) minimizar la influencia de reforzadores alternativos de la conducta no
deseada que se quiere extinguir y (b) maximizar las opciones de que los
modificadores de conducta persistan en el programa.

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Instrucciones: el uso de reglas
Aunque no es necesario que una persona sea capaz de hablar o de entender la
extinción, es probable que sí ayude a acelerar el decremento de la conducta si se
le ha explicado desde el principio que: «cada vez que hagas X, Y [el reforzador] no
va a ocurrir más».

La extinción puede ser más rápida tras un reforzamiento continuo


Echemos otro vistazo al caso de Susie. Antes de que la madre decidiera introducir
la extinción, ¿qué pasaba cuando Susie lloraba? A veces no pasaba nada porque
la madre estaría ocupada con otras cosas, como atendiendo el teléfono. Pero en
otras ocasiones, a menudos tras cinco o seis episodios de llanto, la madre atendía
a Susie y le daba lo que estaba pidiendo. Esta secuencia era la típica y de hecho,
el llanto de la pequeña no siempre recibía recompensa. Este tipo de situación se
conoce como refuerzo intermitente. Es necesario mencionarlo aquí por su influencia
en la efectividad de la extinción.

Una conducta que se intenta extinguir puede ponerse peor antes de


desaparecer
Hay conductas que durante la extinción se incrementan llamativamente antes de
empezar a desaparecer. En este caso, las cosas se ponen peor antes de mejorar.
Se denomina pico o explosión de la extinción al incremento en la respuesta que a
veces se produce durante la extinción. Imaginemos que una niña siempre está
levantando su brazo en clase y chasqueando los dedos para llamar la atención de
la profesora. Si la profesora llevara la cuenta de las veces que la alumna chasquea
los dedos, para introducir posteriormente la extinción (esto es, ignorar
completamente el chasqueo de dedos), probablemente observaría un incremento
en el chasqueo de la alumna durante los primeros minutos de la extinción antes de
que la conducta empezara a disminuir gradualmente.

La extinción puede producir agresiones que interfieran con el programa


Otra dificultad de la extinción es que el procedimiento podría provocar agresividad.
De nuevo, estamos frente a una situación conocida por todos. Probablemente
alguna vez hemos sacudido y golpeado (o hemos tenido el deseo al menos) una
máquina de refrescos que se ha quedado con nuestro dinero. Si reconsideramos el
ejemplo del chasqueo de dedos, podríamos ver una pequeña agresión. Si la
profesora ignora la conducta, la niña habría empezado a chasquear los dedos cada
vez más fuerte, y tal vez habría golpeado la mesa mientras grita «¡ey!». Esta

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característica de la extinción se ha estudiado en situaciones de laboratorio y en la
investigación aplicada.

Una conducta extinguida podría reaparecer tras una demora


Otra dificultad es que una conducta que ha desaparecido completamente durante la
extinción puede reaparecer si surge la ocasión transcurrido el tiempo. Retomemos
el ejemplo del chasqueo de dedos. Supongamos que la profesora inició un programa
de extinción para el chasqueo de dedos cuando la niña volvió al colegio después
del almuerzo. Durante la primera hora hubo diez episodios de chasqueo, que la
docente ignoró por completo y presumiblemente los demás escolares también.
Supongamos, más aún, que no hubo ningún chasquido durante toda la tarde y que
la profesora asumiera que había sido extinguido con éxito. Sin embargo, cuando
vuelve a clase al día siguiente, observa cinco chasquidos durante la primera hora
de clase. Esta reaparición de una conducta extinguida tras un descanso se
denomina recuperación espontánea.
Típicamente, su magnitud es inferior a la que exhibía el comportamiento inadecuado
durante la sesión de extinción previa. Tras varias jornadas adicionales de extinción,
la recuperación espontánea no suele plantear problemas. Aunque estas
características de la recuperación espontánea están bien documentadas en la
investigación básica, no se ha estudiado formalmente en investigación aplicada, y
son pocos los informes anecdóticos que describen su aparición tras finalizar
intervenciones de extinción. Si tuviera lugar una recuperación espontánea, es
recomendable estar preparados para continuar con el programa de extinción.

PAUTAS PARA UNA APLICACIÓNEFECTIVA DE LA EXTINCIÓN


A continuación presentamos una serie de directrices a modo de inventario de
comprobación para quienes quieran utilizar la extinción para reducir una conducta
concreta, asumimos que los usuarios son padres, madres, profesores u otros
profesionales que desempeñan su labor con personas con problemas conductuales.
1. Selección de la conducta a reducir:
a. Conviene elegir una conducta bien especificada y no esperar una mejoría
completa inmediata. Por ejemplo, no se pueden extinguir simultáneamente todas
las conductas problemáticas de Johnny. Es preferible elegir una concreta, como el
chasquido de dedos.
b. Recuerde que la conducta puede empeorar antes de mejorar y que a veces se
observa cierta agresividad durante el proceso de extinción. Por este motivo, hay que
asegurarse de que las circunstancias son tales que se pueda seguir adelante con el
procedimiento de extinción. Por ejemplo, estableceremos precauciones si la

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conducta objetivo es destructiva hacia la propia persona o hacia otras. ¿Sería
peligroso persistir con el programa de extinción si el comportamiento empeora?
Debe considerar también el entorno en que más probablemente ocurrirá la actividad
que nos interesa, ya que por ejemplo sería imposible extinguir pataletas en un
restaurante por las obvias presiones sociales existentes. Si quiere debilitar una
conducta concreta pero no puede aplicar la extinción debido a alguna de las
consideraciones expuestas, no hay que desesperar.
c. Hay que elegir una actividad de la que se puedan controlar los reforzadores que
la están manteniendo.
2. Consideraciones preliminares
a. Si es posible, registre la frecuencia de la conducta objetivo antes de empezar el
programa de extinción. Durante esta fase de registro, no debe retirarse el reforzador
de la conducta no deseable.
b. Hay que procurar identificar qué está reforzando la actividad inadaptativa para
poder retirarlo durante el tratamiento. Si no es posible, entonces, técnicamente, el
programa no tendría un componente de extinción. La historia de refuerzo de la
conducta no deseable podría proporcionar alguna idea sobre el tiempo que llevará
conseguir la extinción.
c. Es aconsejable identificar un comportamiento alternativo adaptativo que la
persona pueda realizar.
d. Identifique reforzadores efectivos para aplicarlos a la conducta alternativa
deseable.
e. Conviene seleccionar un entorno adecuado en que la extinción pueda llevarse a
cabo satisfactoriamente.
f. Hay que asegurarse de que las personas implicadas conozcan de antemano qué
conducta va a ser extinguida y cuál va a ser reforzada. Quienes van a estar en
contacto con la persona tienen que estar avisados para que ignoren las acciones a
extinguir y premien las alternativas buscadas.
3. Puesta en marcha del plan
a. La persona debe conocer con precisión cuál es el plan antes de empezar.
b. En relación con el refuerzo positivo para la conducta alternativa deseable, hay
que asegurarse de que cumple las reglas pertinentes expuestas en el Capítulo 3.
c. Después de empezar el programa, habrá que mantener la consistencia de la
retirada del reforzamiento después de todos los episodios de la conducta no
deseable y también al reforzar la actividad alternativa deseable.
4. Cómo independizar al estudiante del programa

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a. Después de que la conducta no deseable se haya reducido hasta desaparecer,
hay que estar preparados para posibles recuperaciones espontáneas.
b. Hay tres posible razones para que falle un procedimiento de extinción:
1. La atención que se retira después de una conducta inadecuada no es el
reforzador que estaba manteniéndola.
2. La conducta inadaptativa está recibiendo refuerzo intermitente de otra fuente.
3. No se ha fortalecido adecuadamente la actividad alternativa pertinente.
Si el procedimiento de intervención se está prolongando sin éxito más de lo previsto,
convendría repasar cuidadosamente estas razones.
c. En relación con el refuerzo de una actividad alternativa favorable, es aconsejable
seguir las pautas comentadas en el Capítulo 3 para independizar al niño del
programa.

EL REFUERZO INTERMITENTE

El término refuerzo intermitente hace referencia al mantenimiento de un


comportamiento mediante su refuerzo ocasional (es decir, de manera intermitente),
en vez de hacerlo siempre que se produce.
Para describir el refuerzo intermitente, tenemos que definir previamente el programa
de refuerzo. Un programa de refuerzo es una regla que especifica qué incidencia de
un comportamiento concreto será reforzada, si es que se puede reforzar alguna. El
programa de refuerzo continuo es uno de los más sencillos. Muchos
comportamientos cotidianos se rigen por un programa de refuerzo continuo: cada
vez que abrimos el grifo, sale agua que refuerza este comportamiento; cada vez
que giramos la llave en la cerradura de la puerta de casa, ésta se abre y así refuerza
nuestra conducta.
La situación opuesta al refuerzo continuo es la extinción, durante el programa de
extinción no se refuerza ninguna aparición de un comportamiento determinado, lo
cual en último término tiene como efecto que éste se reduce a un mínimo o
desaparece por completo.
El refuerzo intermitente se sitúa entre estos dos extremos, refuerzo continuo y
extinción. En entornos naturales, muchas actividades no se refuerzan
continuamente: no siempre se obtienen buenas notas después de haber estudiado,
o hay que trabajar toda una semana para recibir la paga semanal. Los experimentos
de los efectos de las distintas estrategias de refuerzo sobre el comportamiento se
organizan como parte del ámbito general de los programas de reforzamiento.

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Cualquier regla que especifique un procedimiento para reforzar un comportamiento
sólo en algunas ocasiones se denomina programa de refuerzo intermitente.
A.) RAZÓN FIJA
B.) RAZÓN VARIABLE
C.) INTERVALO FIJO
D.) INTERVALO BARIABLE
E.) INTERVALO CON MARGEN LIMITADO
F.) DURACIÓN FIJA
G.) DURACIÓN VARIABLE

DIRECTRICES PARA UN USO ADECUADO DEL REFUERZO INTERMITENTE


El uso adecuado de los programas de refuerzo intermitente para facilitar y mantener
los comportamientos deseables requiere ajustarse a las siguientes pautas:
1. Elegir un programa que sea apropiado para la conducta que se desea fortalecer
y mantener.
2. Elegir un programa cuya administración resulte sencilla.
3. Utilizar los instrumentos y materiales adecuados para determinar con comodidad
y precisión cuándo hay que reforzar una conducta. Por ejemplo, si se emplea un
programa de razón, hay que disponer de algún tipo de marcador, ya sea el contador
de golpes a modo de pulsera que se emplea en golf, una calculadora, una sarta de
cuentas o simplemente lápiz y papel. En la misma línea, si emplea un programa
variable, tendrá que disponer de una secuencia de números aleatorios que varíen
alrededor del promedio elegido.
4. Inicialmente, la frecuencia del refuerzo ha de ser suficientemente alta como para
mantener la conducta deseada; posteriormente se irá reduciendo hasta que cada
refuerzo logre mantener la tasa de conducta deseada. Recordemos que, por
ejemplo en el caso de Jan, la razón fija era inicialmente muy baja y se fue
aumentando paulatinamente. Todas las fases han de prolongarse el tiempo
necesario para que la conducta se consolide, al igual que sugerimos en el Capítulo
10 para el procedimiento de moldeado. Si los requisitos se incrementan a una
velocidad excesiva, el comportamiento se deteriorará y habrá que retornar a una
fase previa, posiblemente con refuerzo continuo, para recuperarla.
5. Hay que informar a las personas afectadas de los programas de refuerzo que se
están aplicando en términos claros que comprendan plenamente. Son varios los
estudios que han indicado que el rendimiento de los participantes es más eficaz si
conocen las reglas específicas que han de seguir para ajustarse al programa
vigente.

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CONCLUSIONES
1. Las técnicas operantes para incrementar, instaurar y reducir conductas se
basan en los principios del condicionamiento operante o instrumental.

2. El condicionamiento operante describe la influencia de los diferentes


estímulos y acontecimientos ambientales (antecedentes y consecuencias) en
la conducta. Los principios básicos que caracterizan las relaciones entre las
conductas y los sucesos ambientales son: Reforzamiento, castigo, extinción
y control de estímulos.

3. Cuando el objetivo de un proceso de intervención conductual es incrementar


conductas del repertorio de un individuo se utiliza el reforzamiento.

4. El reforzamiento hace referencia a la presentación o retirada de un estímulo


después de la realización de una conducta, que a consecuencia de ello
incrementa su frecuencia o probabilidad. Hablamos de reforzamiento positivo
cuando se presenta un estímulo positivo, hablamos de reforzamiento
negativo cuando se retira un estímulo negativo.

5. Los programas de reforzamiento son las reglas que describen cómo


incrementar y mantener una conducta en función de la aplicación de los
reforzadores una vez que ha sido emitida. Existen dos tipos de programas de
reforzamiento: Reforzamiento continuo y reforzamiento intermitente.

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RECOMENDACIONES
1. Se recomienda la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) como uno de los
tratamientos de elección para el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)
por su efectividad en la reducción de los síntomas de ansiedad, preocupación
y tristeza, tanto a corto como a largo plazo, aunque se deben tener en cuenta
las preferencias del paciente.

2. Las intervenciones con TCC deben incluir una combinación de


intervenciones tales como reestructuración cognitiva, exposición, relajación
y desensibilización sistemática.

3. A La TCC debe ser aplicada en unas 10 sesiones (unos 6 meses) como


media, ya que no se consigue una mayor efectividad aplicándola durante más
tiempo.

4. La TCC puede ser aplicada de manera individual o en grupo, ya que los


efectos son similares, aunque el tratamiento individual conlleva menores
tasas de abandono.

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BIBLIOGRAFIA
Mª ÁNGELES RUIZ FERNÁNDEZ - MARTA ISABEL DÍAZ GARCÍA - ARABELLA
VILLALOBOS CRESPO (2012) Manual de Técnicas de Intervención Cognitivo
Conductuales

DR PHILIP TIMMS (2007) Editorial de Educación Pública del Royal College of


Psychiatrists

Abelson, J.L., Weg, J.G., Nesse, R.M. y Curtis,G.C. (2001). Persistent respiratory
irregularity in patients with panic disorder. Biological Psychiatry

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ÍNDICE
INTRODUCCION ................................................................................................................................... 1
PROGRAMA DE ECONOMÍA DE FICHAS............................................................................................... 2
CONTRATOS DE CONTINGENCIAS ....................................................................................................... 4
EXPOSICIÓN IN VIVO ........................................................................................................................... 6
EXPOSICIÓN SIMBÓLICA ...................................................................................................................... 7
EXPOSICIÓN EN GRUPO....................................................................................................................... 7
DESENSIBILIZACION SISTEMÁTICA ...................................................................................................... 8
REFORZAMIENTO POSITIVO ................................................................................................................ 9
REFORZADORES CONDICIONADOS ................................................................................................... 13
EXTINCIÓN ......................................................................................................................................... 15
EL REFUERZO INTERMITENTE ............................................................................................................ 20

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