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Lucien Febvre: “Los combates por la historia” y Marc Bloch: “Apología para la historia o el oficio
del historiador”.
La escuela de los annales se funda sobre la base de una crítica al positivismo, a la vez que produce
una nueva orientación al quehacer de aquel pequeño artesano, que es el historiador. Es decir que
entre estas dos corrientes hay, no solo de orden cronológico, podemos observar que tanto critica
como propuesta, presenta también una serie de continuidades (rescate de los mejores elementos
de la corriente positivista), y que tienen como norte el desarrollo crítico de la historia como ciencia,
que, en palabra de los autores, es ciencia del hombre (humana).
Tanto Febvre como Bloch estiman que la sentencia característica del positivismo de que “la
historia se hace con documentos”.
De realiza una crítica a la concepción positivista de la historia, por su deificación del presenté con
ayuda del pasado. Los autores establecen que el trabajo específico de la historia no es ser mero
recolector de hechos o documentos. Si bien los documentos son la huella del fenómeno, la historia
no es posible construirla mediante hechos, ni así tampoco puede versarse el análisis en un resumen
general o global sobre dichos textos, sino también se trataría de volver a encontrarlos e
interpretarlos. Pues sino estaríamos cayendo en el como que hacer de la historia objetiva clásica:
reconstruir y reorganizar el pasado que el presente necesita.
Febvre también plantea de manera contundente, que el positivismo si bien busca volverse aséptico
en su propia objetividad de cualquier elemento subjetivo, igualmente construye las bases de su
propia crítica y socavamiento, debido a que en el mismo procedimiento de formular y plantear
problemas e hipótesis (ambas partes constitutivas de la variante historiográfica del método
científico) se está construyendo y dejando entrar a la ciudad a su propio caballo de Troya, en este
caso: la subjetividad. En este sentido el método estaría preñado de subjetividad tanto en la forma
en que el científico, de las ciencias humanas, jerarquiza, analiza e impregna su criterio en el
desarrollo de su propio quehacer.
Por otra parte, Bloch complementa a Febvre estableciendo que la historia no es ciencia del pasado,
no es una simple colección de hechos superficiales. En este sentido la crítica de Bloch esta
referenciada a la idea de que el positivismo comete un error grave cuando realiza un análisis de los
documentos que presentan, sin alegar ni menos aún profundizar en torno a las causas u orígenes
históricos de dicho documento, debido a que el positivismo lo que realiza es un análisis objetivo
pero formal de los documentos (de quien fue, quien los produjo) o profundiza en cuanto a la filología
del documento, para establecer una conexión.
Otro punto interesante que emerge de aquí, es que tanto Febvre como Bloch construyen también
su propia matización de su propia idea de historia.
La ciencia es unidad, Febvre toma como ejemplo la física que aúna la óptica, cuántica, el
magnetismo, etc.
La historia es la ciencia del hombre. Y ese hombre es la sociedad de humanos en perpetuo cambio
y sus condiciones materiales.
Bloch
Critica al positivismo (Durkheim y Comte) Trastocar los rigidos márgenes de la ciencia para
ampliarlos y hacer más rica la ciencia, el positivismo como algo rudimentario
Comparte Bloch la idea de que la historia es una ciencia de método indirecto (78) pero no solo de
documentos se hace la historia, el documento es una huella, una marca que deja el fenómeno.
(79)
No solo lo que escribe sino lo que fabrica o toca nos habla de aquello que estamos estudiando.
Manejo de herramientas, método supone que es mejor el trabajo por equipos, por el tamaño de la
tarea.
Las sociedades deben confiar mejor en sus propias tragedias en el manejo de sus memorias, pues
investigar es una apuesta con el destino (96)
La crítica no acepta ciegamente los testimonios históricos, pues existe el riesgo de la falsificación o
la ausencia.
Siempre cuando se mira el pasado debemos contextualizar, pues lo que antes era normal ahora es
visto como anormal, y viceversa.
El historiador es un juez (104-105) sabe que sus testigos pueden equivocarse o mentir, y el deber
el historiador es hacerlos hablar y comprenderlos.
Tanto el pasado como el futuro son aleatorios, se juegan en las probabilidades, y esa certidumbre
esta en nosotros, en nuestra memoria, en nuestros testigos, es el comportamiento humano, error
humano.
El método critico ayuda a construir una nuevo y certero camino a lo verdadero y lo justo.