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BULMER THOMAS, Víctor

EL DESARROLLO ECONÓMICO AMERICANO: PANORAMA GENERAL.


Algunas teorías sobre el desarrollo económico de América Latina han hecho mucho hincapié
en los rasgos institucionales y estructurales de la región. El sistema de tenencia de la tierra,
legado de la colonia, fue considerado un obstáculo al desarrollo y el aparato jurídico
administrativo, heredado de las potencias coloniales, se consideró una barrera a la empresa
privada y a la eficiente toma de decisiones del sector público. Sin embargo, el panorama
institucional y estructural heredado del periodo colonial no fue homogéneo y con el correr
de los años ha cambiado considerablemente.
Por otra parte, la teoría de la dependencia, que subraya a dicotomía entre el centro (los países
avanzados) y la periferia (America Latina), asi como las desigualdades de intercambio entre
ambas regiones, pareció inicialmente una explicación convincente de la relativa incapacidad
de A. L. para alcanzar el alto nivel de vida que podía verse en los países desarrollados., pero
no pudo aclarar porque algunos países latinoamericanos tenían mucho mejor desempeño que
otros. Además tampoco pudo explicar la experiencia de un país como Argentina que paso del
éxito al fracaso en un lapso relativamente breve.
La teoría de la dependencia forma parte de una larga tradición de obras teóricas que han
considerado que el principal obstáculo para el dllo económico latinoamericano son sus
desiguales relaciones con las potencias extranjeras. Sin embargo, resulta insostenible la tesis
de que existe una relación negativa entre la cercanía de los nexos con una potencia exterior
y la tasa de dllo económico.
Las teorías ortodoxas no lo han hecho mejor. Incontables teorías sobre el crecimiento guiado
por las exportaciones han sostenido que los países con los niveles más altos de integración a
la economía mundial alcanzarían las mayores tasas de dllo económico y a la postre llegarían
a la categoría de país desarrollado. (p.26 caso de Honduras y Brasil contradicen la teoría).
El neoliberalismo, versión extrema de la ortodoxia, sostiene que América Latina fue
paralizada por la intervención del Estado, impidió el surgimiento de un sector privado
dinamico y obligo a muchas personas a desempeñar actividades informales. Sus críticos
hicieron notar que la intervención del Estado en América Latina fue en gran parte una
respuesta a las fallas del mercado en un medio liberal, no regulado. De hecho, el medio siglo
anterior a 1930, que en América Latina estuvo dominado por la ideología liberal, se
caracterizó por el modesto papel del estado y la importancia de la inversión privada
extranjera. Cabe aclarar que aun asi la intervención estatal no siempre fue la respuesta
apropiada a las fallas del mercado.
Bulmer Thomas destaca que la integración de América Latina a la economía mundial se llevó
a cabo por la exportación de productos primarios. Sin embargo los productos primarios no
son homogéneos y su frase “lotería de bienes” intenta llamar la atención hacia las diferencias
que hay entre ellos. Algunos productos (ganado ovino) se prestaron en forma natural a
establecer vínculos por medio de procesos previos a la exportación, mientras que otros como
el plátano tienen pocas posibilidades en ese sentido. Los artículos con nexo hacia adelante
pueden actuar como estímulo para la industria y la urbanización, pero los productos también
difieren en su demanda de insumos. Los que se extraen de la tierra solo usando mano de obra
como el guano no ofrecen ningún estímulo a las industrias que aportan insumos, mientras
que otros como los nitratos exigen toda una gama de insumos incluyendo maquinarias.
Los bienes también difieren en las características de su demanda. Algunos, como la carne,
gozaron y siguen gozando una elasticidad relativamente alta de demanda de ingreso
(elasticidad de ingreso: como afectan las variaciones de ingresos de los consumidores a la
cantidad demandada de un bien). Otros, como el café, han visto reducirse con el tiempo su
elasticidad de ingreso a medida que pasaban de ser artículos suntuarios a bienes de consumo
básico.
La diversidad geográfica y geológica de América Latina hizo que cada republica tuviese una
gama limitada de productos de exportación. Así, la lotería de bienes determino que Chile se
integrara a la economía mundial sobre la base de productos deferentes, por ejemplo, de los
de Colombia. Fue inevitable que las diferencias en la especialización de los productos de los
diversos países acarrearan importantes repercusiones para el dllo a largo plazo.
La especialización de la producción ocasiono una creciente productividad laboral en el sector
exportador y entraño la perspectiva de un dllo basado en la exportación. No obstante, la
mecánica del dllo encabezado por la exportación tiene un papel fundamental. Una maquina
bien lubricada puede transferir los aumentos de productividad del sector exportador al resto
de la economía elevando los niveles de vida y el ingreso real per cápita; una maquina
deficiente hará que los aumentos de productividad se concentren en el sector exportador, a
menudo para ser explotados por compañías extranjeras, y no por factores interno de
producción. El excedente capitalista posible por la especialización de las exportaciones no es
garantía de acumulación de capitales.
Hay tres mecanismos de especial importancia en la máquina de dllo guiada por las
exportaciones: el capital, la mano de obra y el Estado.
El primer mecanismo, el capital, incluye la transferencia de una parte del excedente de capital
del sector exportador a una inversión productiva en la economía no exportadora, transferencia
que no es automática.
Las dimensiones del mercado interno son función no solo de la población, sino también del
poder adquisitivo. Donde la mano de obra (el segundo mecanismo) del sector exportador se
paga en especie el mercado interno quedara restringido. En cambio una fuerza laboral
calificada y asalariada no solo representa una concentración importante del poder adquisitivo
para los vendedores en la economía no exportadora, sino también una fuente potencial de
futuros empresarios.
El tercer mecanismo se refiere al Estado. La expansión del sector exportador permite la de
las importaciones, y los impuestos al comercio exterior en las primeras etapas de dllo son
invariablemente la fuente más importante de ingresos para el gobierno. El monto de los
ingresos y la manera en la que se gastan resultan factores decisivos del éxito o fracaso del
dllo guiado por las exportaciones.
La lotería de bienes y la mecánica del crecimiento guiado por la exportación han sido factores
decisivos del éxito o fracaso del dllo económico de América Latina desde la Independencia,
pero también lo ha sido el medio político-económico. La política económica incongruente o
aplicada de forma incongruente ha causado considerable daño tanto al sector exportador
como al no exportador. La política económica congruente basada en un consenso gral y
apoyada por la estabilidad política ha creado un medio apropiado para transferir los aumentos
de productividad del sector exportador a la economía no exportadora.
Durante la mayor parte del primer siglo posterior a la independencia todas las repúblicas de
América Latina siguieron una política de crecimiento guiado por las exportaciones de sus
productos primarios. Donde la combinación de la lotería de bienes, la mecánica del dllo
guiado por las exportaciones y el medio político-económico fue favorable, los resultados
fueron impresionantes.
En el medio siglo que siguió a la depresión de 1929 cierto número de países se apartaron del
crecimiento guiado por las exportaciones y favorecieron el dllo interno basado en la
industrialización por sustitución de importaciones. En esos países el sector exportador perdió
dinamismo y la lotería de bienes dejó de ser relevante, aunque las exportaciones de productos
primarios siguieran siendo la principal fuente de captaciones de divisas. El nuevo sector
dinámico fue el ISI y el problema pasó a ser como transferir los aumentos de productividad
del sector ISI al resto de la economía.
A fines de los 60 algunos países comenzaron a apartarse del dllo hacia adentro y a buscar un
nuevo tipo de integración a la economía mundial, sobre la base de exportaciones no
tradicionales, incluyendo manufacturas. Este procesos acelero el paso duran te los 80 y se
había iniciado en toda América Latina una nueva era de crecimiento guiado por las
exportaciones.
EL SECTOR EXPORTADOR EN LA ECONOMÍA MUNDIAL 1850 – 1914
Durante el siglo XIX los gobiernos creían saber qué hacer para promover la exportación de
productos primarios: impuestos modestos a la exportación, inversión pública en
infraestructura social y promoción de la inversión extranjera. Pero no se analizaba demasiado
como transformaría el dllo del sector exportador al resto de la economía. La política
económica se ocupaba ante todo de las necesidades del sector exportador, la opinión
dominante subrayaba la necesidad de ampliar el sector exportador. Se suponía que el aumento
de las exportaciones era prácticamente lo mismo que el dllo guiado por las exportaciones.
Siempre que el sector de las exportaciones se expandiera el resto de la economía se las
arreglaría.
La demanda mundial y el modelo de crecimiento guiado por las exportaciones.
En el siglo XIX el producto nacional bruto real per cápita en Estados Unidos aumentó a un
ritmo anual de 1,5%. Podemos considerar esto como la meta de la tasa de dllo de los países
de America Latina después de 1850, es decir el ritmo que necesitaban si querían emular el
extraordinario éxito de la economía estadounidense. Para ver si era factible alcanzar este
objetivo a través del modelo de dllo guiado por las exportaciones, el autor propone analizar
el crecimiento de la demanda mundial.
Al llegar la segunda mitad del siglo XIX la Revolución Industrial había creado cuatro
potencias económicas mundiales (Gran Bretaña, Francia, Alemania y Estado Unidos) cuyas
tasas de crecimiento generaron una demanda de importaciones muy grande. Enorme fue el
peso específico de estos cuatro países en la economía mundial y desempeñaban un papel
predominante en el comercio exterior de América Latina.
Sin embargo la tasa de crecimiento de sus importaciones en general estuvo por debajo de la
tasa de crecimiento requerida por las exportaciones de América Latina para alcanzar la meta
de la tasa de crecimiento del PIB real. Esto no quiere decir que el modelo de dllo guiado por
las exportaciones fuera erróneo. Hubo cuatro razones principales para que las exportaciones
latinoamericanas pudiesen crecer con mayor rapidez que las importaciones mundiales.
Primero, iba cambiando la composición de las importaciones de los países avanzados y la
demanda de ciertas materias primas y productos alimenticios crecía con desproporcionada
rapidez. El surgimiento de la industria había desencadenado una demanda de materias primas
sin precedentes y el aumento del ingreso real iba estimulando una gran demanda de productos
alimenticios y suntuarios.
En segundo lugar, la industrialización de los países avanzados iba produciendo una
transferencia de recursos de la agricultura a las manufacturas, así como una rápida migración
rural urbana, lo que llevo a reconsiderar el proteccionismo a la agricultura y progresivamente
se fueron reduciendo las barreras arancelarias y no arancelarias.
En tercer lugar, el giro hacia el libre comercio en el siglo XIX redujo las preferencias
concedidas a las colonias europeas. La discriminación de América Latina en los mercados
europeos comenzó a menguar.
En cuarto lugar, más importante que los precios, lo más relevante para el PIB de América
Latina fue el volumen de las exportaciones. Si los precios descendían el volumen de las
importaciones de países desarrollados crecía con mar rapidez que su valor.
De esta manera, en teoría, era posible que los países latinoamericanos aumentaran sus
exportaciones a un ritmo congruente con un alza de los niveles de vida similar a los de Estado
Unidos. No obstante, si se buscaba un dllo guiado por las exportaciones, sin tomar mucho en
cuenta el aumento en la productividad en el sector no exportador, se requerían tasas de
crecimiento de las exportaciones que solo serían posibles en circunstancias muy especiales.
En cambio, si solo se esperaba que las exportaciones crecieran linealmente con las
importaciones de los países industrializados, la política económica tendría que enfrentarse a
los obstáculos que habían impedido un aumento más rápido de la productividad en el sector
no exportador. Es decir que tendrían que ocuparse del problema de transferir los aumentos
de productividad del sector exportador a la economía no exportadora.
En el primer caso, se debe tener en cuenta que el comercio internacional estaba sometido a
numerosos fuerzas que dificultaban enormemente el crecimiento mas rápido de las
exportaciones a largo plazo. El primer problema era el patrón cíclico del comercio
internacional (ondas de Kondratieff 50 años, Juglar 10 años, Kuznets 20 años). Estos ciclos
no afectaron al mismo tiempo a todos los países por lo que no todos los mercados cayeron
simultáneamente en la misma depresion. Sin embargo una depresion aunque fuese en un solo
mercado importante constituiría un grave golpe para un país que tratara de sostener un
crecimiento a ritmos muy rapidos, a largo plazo, de las exportaciones.
En segundo lugar, el comercio internacional se vio afectado con frecuencia por choques
exógenos, como la Guerra de Secesion de Estados Unidos en tre 1861-65 o la Guerra Franc-
Prusiana de 1870. En todos estos casos la tasa de crecimiento de las exportaciones a largo
plazo se vieron afectadas.
En tercer lugar, en muchos casos los países latinoamericanos adquirieron una posición
dominante en el mercado de determinados productos, esa posición dominante hacia mucho
más difícil sostener el ritmo de crecimiento de las exportaciones sobre la base de una mayor
participación en el mercado ya que las exportaciones tendían a aumentar al mismo tiempo
que las importaciones mundiales. De este modo la lógica del desarrollo guiado por las
exportaciones señalo la necesidad de la diversificación a fin de evitar una situación en la cual
las ganancias por exportación de pendieran de uno o dos artículos en los que el país ya
hubiese adquirido una posición dominante.
La difusión de la industrialización hacia la periferia europea o Japón, a finales del siglo XIX,
creo nuevas demandas de materia primas para sus crecientes sectores manufactureros. Pero
en los países muy industrializados el progreso tecnológico y el cambio estructural estaban
determinando una menor elasticidad del ingreso para las materias primas importadas. En las
naciones más avanzadas las nuevas actividades industriales dependían menos de las materias
primas. La lógica del modelo guiado por las exportaciones requirió una diversificación de los
mercados. Por lo tanto el modelo guiado por las exportaciones tenía que ser extremadamente
dinámico. Había que introducir nuevos productos y encontrar nuevos mercados. En esas
circunstancias solo sería posible lograr una considerable elevación de los niveles de vida si
el dinamismo del sector exportador se reflejaba también en un aumento de la productividad
en el sector no exportador. La peor situación era sin duda, aquella en la cual las exportaciones
se concentraban en un solo producto y en un solo mercado y en la que la productividad del
sector no exportador no era afectada por el aumento de las exportaciones.
El desempeño de las exportaciones
El periodo comprendido entre mediados del siglo XIX y la Primera Guerra Mundial presencio
el surgimiento de nuevos productos de exportación en toda América Latina como respuesta
a las demandas creadas por la Revolución Industrial. Los patrones coloniales de las
exportaciones, basados principalmente en metales preciosos, terminaron de eclipsarse. Pero
esto no significó la decadencia de la minería. En Perú la importancia del cobre aumento a
partir de 1890 hasta llegar a representar el 20% de las exportaciones en 1913. En Bolivia la
reducción de las exportaciones de plata a partir de 1890 fue compensada por el aumento de
estaño, que en 1905 representaba el 60% de sus exportaciones. En Chile el auge del nitrato
que se inició cuando este país se adueñó de los depósitos del desierto del norte durante la
Guerra del Pacifico, opacó las exportaciones de cobre y plata y en 1913 los nitratos sumaban
el 70% del total de las exportaciones. En el resto de América Latina las nuevas exportaciones
que llegaron a dominar los ingresos por ese rubro fueron de origen agrícola. Brasil y Perú
caucho, Argentina y Uruguay lana, México henequén. Carnes y cereales se expandieron en
relación a los requerimientos alimentarios de la Revolución Industrial. Y tambien productos
suntuarios como el café, el cacao y los plátanos.
Cabe destacar que a pesar de la gran cantidad de productos la concentración de exportaciones
siguió siendo muy alta y en la mayoría de los países un solo producto reprsentaba mas del
50% de las exportaciones en 1913. Las altas tasa de concentración de productos los volvieron
muy vulnerables a los ciclos de mercado de un solo producto. Por ejemplo, el café era el
principal artículo de exportación de siete repúblicas en 1913, y en todas, salvo en una
(Colombia), representaba más de 50% de las exportaciones. Era el segundo producto de
exportación en otros tres países (Costa Rica, Ecuador y Puerto Rico), y desempeñó un papel
predominante en el total de ingresos por exportaciones de América Latina.
Pocos y espaciados fueron los ejemplos de una buena diversificación de los productos de
exportación. Perú, tras el fin del auge del guano en el decenio de 1880, logró diversificar sus
ingresos por exportación entre una vasta gama de artículos que incluían azúcar, algodón,
café, plata, cobre, caucho y lana de ovejas y de alpaca. Sin embargo, la diversificación de las
exportaciones más exitosa fue la de Argentina. La introducción de nuevos productos no
eclipsó a los antiguos, y Argentina simplemente amplió la gama de sus exportaciones. En
1913 recibía divisas por una impresionante variedad de productos cerealeros y ganaderos.
Los primeros incluían trigo, linaza, centeno, cebada y maíz; los últimos, carne congelada y
refrigerada, corderos, lana y cueros. Ningún otro país se acercó siquiera a la variedad y
calidad de las exportaciones argentinas antes de la primera Guerra Mundial, que eran de tal
magnitud que para 1913 representaban casi 30% de los ingresos totales latinoamericanos por
exportación, pese a que Argentina sólo tenía 9.5% de los habitantes de la región.
Sólo dos repúblicas, Argentina y Chile, lograron alcanzar una tasa de crecimiento de las
exportaciones dentro del objetivo deseado durante el largo periodo de 1850 a la primera
Guerra Mundial.
Los ciclos de exportación
Casi todas las naciones experimentaron periodos de auge, que luego fueron parcial o
totalmente anulados por depresiones. Esta vulnerabilidad a los ciclos económicos es la
verdadera razón del mal desempeño de las exportaciones de la mayoría de los países
latinoamericanos durante la “edad de oro” del crecimiento impulsado por las exportaciones.

Perú representa el caso extremo de una caída de las exportaciones tras un periodo de auge.
La depresión peruana del periodo 1870-1890 se debió al desplome de las exportaciones de
guano como resultado del agotamiento de una riqueza (casi) no renovable, y a la pérdida de
depósitos de nitrato a manos de Chile. Por ello esta depresión no puede atribuirse a los ciclos
comerciales de la economía mundial Se debió, ante todo, a la derrota y la pérdida de
territorios en la Guerra del Pacífico. Otros ejemplos de caída de las exportaciones son México
(1850-1870), cuando la guerra civil y la inquietud política socavaron el desempeño de sus
exportaciones. Pese a lo que se ha dicho, sería erróneo atribuir el desempeño generalmente
mediocre de las exportaciones a las condiciones militares o políticas. Además, entre 1890 y
1913, cuando en América Latina la estabilidad política era la regla, y no la excepción, las
exportaciones de muchos países fueron insatisfactorias. En un caso, el de Bolivia, la
explicación es sencilla: sin duda el aumento de las exportaciones de estaño boliviano fue
espectacular, pero a la larga se vieron arrastradas por la caída relativa y absoluta de la plata.
Con frecuencia se seguían explotando las mismas vetas, pero con la diferencia de que los
empresarios mineros se concentraban en extraer el estaño, y no el contenido de plata.
En ciertos casos en que el clima y la tierra desempeñaron un papel de particular importancia
se podría atribuir el escaso crecimiento de las exportaciones al agotamiento de tierras
apropiadas para los cultivos de exportación, tras muchas décadas de expansión. Costa Rica,
El Salvador, Guatemala, Haití y Venezuela habían empezado a enfrentarse a este problema a
finales del siglo XIX con el café; República Dominicana, Ecuador y Venezuela tuvieron la
misma dificultad con el cacao. Los ciclos del comercio mundial también intervinieron en la
reducción de los ingresos por exportaciones, aunque ninguna de las depresiones comerciales
anteriores a la guerra parece haber afectado a todos los países industrializados al mismo
tiempo. Por ello, las naciones con exportaciones geográficamente diversificadas lograron
compensar la depresión de un mercado mediante el aumento de las exportaciones a otros, lo
cual no sirvió de mucho a los que vendían el grueso de sus exportaciones en un mercado
único.
El modelo del comercio exterior
La industrialización fue la fuerza impulsora del desarrollo de las exportaciones de productos
primarios en el largo periodo transcurrido entre mediados del siglo XIX y el estallido de la
primera Guerra Mundial. Al mismo tiempo, la industrialización produjo un excedente de
bienes manufacturados para el cual era necesario encontrar nuevos mercados. América
Latina, con su débil base industrial y su sistema de comercio abierto, era el mercado obvio.
A mediados del siglo XIX el principal mercado para las exportaciones de casi todos los países
latinoamericanos seguía siendo Gran Bretaña. En 1913 Gran Bretaña continuaba
representando un importador de primer nivel para América Latina, pero sólo era el principal
mercado en cuatro casos (Argentina, Bolivia, Chile y Perú). Francia aparece como principal
mercado para tres repúblicas (Ecuador, Haití y Venezuela),
En 1913 el principal mercado de exportación para la mayoría de las repúblicas
latinoamericanas era ya, en realidad, Estados Unidos. Nada menos que 11 de los 21 países lo
consideraban su principal mercado ya antes de la primera Guerra Mundial
Debemos señalar una vez más la posición extraordinariamente favorable de Argentina. Con
el ritmo más rápido de crecimiento de las exportaciones a largo plazo, la mayor proporción
del total de las exportaciones latinoamericanas y una producción diversificada, Argentina
también distribuyó sus productos en una gran variedad de mercados.
Las otras naciones que habían evitado la concentración de bienes (México, Perú y Paraguay)
no habían logrado evitar la concentración geográfica, mientras que Chile y, Cuba padecían
en vísperas de la primera Guerra Mundial tanto la concentración de bienes como la falta de
diversificación geográfica
La pérdida de la exclusividad de Gran Bretaña fue consecuencia inevitable de la difusión de
la Revolución Industrial. Otros países Francia, Alemania y Estados Unidos generaron un
excedente de bienes manufacturados para su venta en el exterior, y fue natural que su esfuerzo
exportador se enfocara en las naciones que, por no tener nexos coloniales, eran libres de
comprar al proveedor más barato.
Esa pérdida de predominio británico reflejó también el cambio en la composición de los
artículos de importación. Durante el periodo que culminó con la primera Guerra Mundial las
exportaciones británicas a América Latina siguieron concentrándose en los textiles y prendas
de vestir. La industria de las potencias rivales no llegó a representar una seria amenaza para
Gran Bretaña en este campo, pero sí lograron superarla en otros. A finales del siglo XIX la
maquinaria agrícola y minera de Estados Unidos tenía gran demanda, los artículos
“elegantes” alemanes eran muy apreciados y se consideraba a Francia como el mejor
proveedor de bienes de consumo suntuario.
En algunas de las naciones del Norte el predominio de Estados Unidos representaba un grave
problema. Con casi 70% del mercado hondureño de importación, los proveedores
estadunidenses (que por lo general trabajaban por medio de las compañías bananeras) tenían
poca competencia. Lo mismo podía decirse de Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Cuba, Haití
y República Dominicana. Estados Unidos también tenía una enorme participación en las
importaciones mexicanas (más de 50%), pero las dimensiones del mercado produjeron una
mayor competencia entre los proveedores.

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