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5
Abril de 2009
Recorridos
de la infancia
Posibilidades educativas del lugar
2 En cursiva
Ocupar el espacio
Editorial
“En cursiva” nos hemos detenido a ob-
servar: ¿qué espacios públicos pueblan
Adentro–afuera; cerca–lejos; tuyo–mío; nuestro ámbito más cercano de vida?,
del gobierno–del pueblo; de todos–de ¿qué características tiene?, ¿quiénes los
nadie; público–privado… habitan?, ¿de qué modo?, ¿qué nos
muestran y qué nos esconden?, ¿para
Estas fueron algunos de los sentidos qué se usaron y para qué se usan hoy?,
que se nos plantearon a la hora de em- ¿quiénes los cuidan?.
pezar a jugar con una definición de es-
pacio público, y más aun cuando esta de- Sobre estas dos dimensiones de dis-
finición entraba en contacto con la preo- cusión nos hablan los especialistas, y
cupación institucional en torno a los ni- avanzan en analizar cómo se resignifica
ños, niñas y la educación. la idea misma de “espacio público” y su
valoración social e históricamente cons-
Una primera discusión hizo centro en truida. ¿Qué significa que el 90% de ni-
los espacios y su potencialidad educa- ños y niñas de distintos sectores econó-
tiva. Es decir cuánto educan los espa- micos afirmen que su espacio privilegia-
cios por los que los niños transitan o de- do de juego es la propia casa? (Funda-
jan de transitar; qué enseñan esos es- ción Arcor, UCA: 2007) ¿Qué nuevos
pacios, cuánto significan dichos espa- aportes nos dan estos datos para pen-
cios públicos para la socialización de los sar la constitución y generación de es-
niños y niñas. pacios públicos tendientes al encuentro
con el otro?
La segunda polémica se instaló cuan-
do se pretendió abordar la problemática Sabemos que la idea de contexto no
desde la categoría público – privado. To- puede ir disociada del concepto de tex-
mando la definición primaria de lo priva- to, de base material, de condiciones de
do, como el contrapunto de lo público. vida, de existencia real. Por eso alenta-
Allí el panorama se presento con mayo- mos y promovemos la creación de es-
res opacidades, recalcando las mixturas pacios públicos. Pero también entende-
de los proceso actuales. mos que la creación de éstos no sola-
mente implica construir las plazas, fo-
Lo cierto es que más allá de las de- restar los parques, equipar jardines,
finiciones múltiples, contradictorias, he- construir centros de desarrollo infantil y
terogéneas a las que desembocamos, espacios de socialización. Sino que la
llegamos a algunos consensos o “luga- política socio - cultural también debe
res comunes”: la primera premisa es gestionar los espacios públicos para que
que los espacios no son neutrales, edu- funcionen como tales, entendiendo que
can en el sentido amplio de la palabra. gestionar da la posibilidad de adminis-
Estos transmiten modos de hacer, de trar el proceso hasta que esos espacios
actuar, de entender la cultura, las cre- sean incorporados y asumidos por ca-
encias, las posibilidades de transforma- da uno de los sujetos.
ción. Transmiten un código social que
Creemos que es a partir de estas pre-
contiene en sí mismo tanto pasado co-
guntas, de esta discusión narrada, que po-
mo proyección.
dremos ir reconociendo las significaciones
en torno al espacio público, re-definiendo su
Si aceptamos esta premisa sobre la
valor actual como herramienta educativa, y
increíble potencialidad educativa que en-
trabajarlo para calificarlo tanto en su dimen-
cierra el lenguaje espacial, será enton-
sión de espacio físico como simbólico.
ces necesario volver la mirada a estos
espacios y los objetos que los compo-
nen, para decodificar qué mensajes nos
transmiten. Por ello, en esta edición de F u n d a c i ó n A rc o r
3 En cursiva
4 En cursiva
Sumario
5 En cursiva
INTRODUCCIÓN
De todos
amowski
Por Ana Abr
Antelo
y Estanislao
y de nadie
Una manera habitual de aproxi- la calle– y encontrarse con otros, cer y mundos por imaginar. Pro-
marse a la noción de “espacio pú- con seres extraños. Moverse, ex- pone pensar las ciudades como
blico” consiste en resaltar las bon- perimentar, mezclarse, investigar. artefactos prácticos que suscitan
dades de la libre circulación, la im- Estas son las vías necesarias para la vida en comunidad; sus calles
portancia de la participación ciuda- que el niño lleve adelante su cami- y barrios como usinas de encuen-
dana en la vida democrática, y la no hacia la autonomía, y no se re- tros e intercambios, y los espacios
primacía de lo público por sobre lo corre sin confianza, responsabili- urbanos como herramientas para
privado. Son menos frecuentes las dad y el compromiso de todos. que los niños, sus más nobles
intervenciones que procuran poner usuarios, inventen y reinventen sus
de relieve aquellos aspectos más Julio Moreno y Daniel Calmels fisonomías.
prácticos, o incluso cívicos, a los se animan a pensar transformacio-
que la noción hace referencia. Otro nes. El primero, esboza nuevos Paula Mateos y Cecilia Litiche-
tanto ocurre con las diversas posi- usos y significados de los espacios ver avanzan sobre la noción de chi-
bilidades que el sentido de lo pú- destinados a los niños y aventura cos de la calle, en primer término,
blico ofrece a todos los miembros mudanzas en la noción misma de para desplazarla: ambas afirman
de la comunidad, y en particular a territorio. La asombrosa plasticidad que los chicos y chicas que traba-
sus miembros más pequeños. de los seres humanos sumada a su jan y deambulan en las calles es-
incesante capacidad de variar, for- tán en situación de calle, aludien-
En este número de la revista “En matean las noción de espacio, si- do a un estado transitorio y diná-
cursiva” optamos por concentrar el tio o lugar. Como si los niños estu- mico antes que permanente y es-
esfuerzo en recorrer algunas aris- vieran entrenándose para habitar tático. Litichever posa su lupa en
tas de la cuestión que se caracte- un futuro que a tientas avizoramos. chicos y chicas en situación de ca-
rizan por incidir directamente en la El segundo, eficaz conocedor de lle de la ciudad de Buenos Aires,
vida cotidiana de los niños y niñas algunos de los secretos de nues- en sus modos de habitarla y reco-
que viven en nuestro país. tras infancias, propone una breve rrerla, y en sus maneras de agru-
historia de las formas recientes de parse (“las ranchadas”), dando
La nota central tiene como pro- habitar el mundo, la esquina, el cor- cuenta de experiencias individua-
tagonista al prestigioso e incansa- dón. Como si nuestra vida estuvie- les y colectivas singulares y com-
ble pedagogo Francesco Tonucci. ra hecha, en cierta forma, de ese plejas. Mateos pone énfasis en la
Sin desconocer las alarmas por la conjunto móvil de experiencias es- especificidad de la infancia margi-
inseguridad, y batallando en con- paciales, en la casa o en la vereda, nal en la ciudad de San Juan, si-
tra de la hostilidad de una ciudad en la calle o en el rincón. guiendo de cerca los efectos del
que echa a los niños de los luga- traslado de unas villas de emergen-
res públicos, Tonucci enfatiza lo im- Silvia Aderoqui echa mano de cia desde zonas céntricas hacia la
portante que es salir –a la puerta, su extensa trayectoria y en la ruta periferia. La autora elige la expre-
a la escalera, al patio, a la plaza, a de Tonucci enumera tareas por ha- sión de mapas existenciales para
6 En cursiva
describir cómo la casa, el barrio, muchos niños y niñas el primer y/o ñamente informados, contestaron
las calles y los recorridos –la di- único espacio disponible para ejer- las siguientes preguntas: ¿Sabés
mensión geográfica– afectan so- cer el derecho al juego de manera qué quiere decir espacio público?,
bremanera la existencia misma de intencional, cuidada y compartida. ¿A qué te suena?, ¿Cuál es el lu-
los chicos y chicas en situación de gar que más te gusta?, ¿Adónde
calle sanjuaninos. A Mariana Bernal le toca correr vas cuando salís?, ¿Qué lugar es
el foco, y luego de destacar que las el que menos te gusta y por qué?,
Teresa Chiurazzi nos acerca la transformaciones de los medios de Si fueras el presidente y pudieras
perspectiva de la arquitectura, in- comunicación masivos están gene- elegir en qué lugar vivir, ¿cuál ele-
eludible para pensar los lugares pú- rando nuevas experiencias en tor- girías?, ¿Qué lugar te da miedo?
blicos. En la entrevista que nos con- no a lo público y lo común, se cen-
cedió propone pensar a la escue- tra en las representaciones de la Esperamos haber reunido ma-
la como el primer edificio público infancia en el espacio público me- terial suficiente para que los lecto-
del niño, un lugar que permite re- diático, en particular, en el cine. A res puedan encontrar distintas pers-
crear la ciudad y enseñar a habitar- partir de analizar una serie de pe- pectivas sobre un mismo conjunto
la, compartiendo con pares y no lículas infantiles propone visibilizar de problemas. Por nuestra parte
pares. Arquitectura y pedagogía, presencias, ausencias y estereoti- preferimos reiterar la pregunta: ¿qué
juntas, son una vía para pensar al- pos en los medios de comunica- es el espacio público?, y dejar que
ternativas confortables, estimulan- ción, en los consumos infantiles y responda uno de los ejemplares
tes e inclusivas. en el espacio público en general. más pequeños que deambulan por
la revista:
Víctor Pavía centra su reflexión Por último, nos propusimos pre-
en el patio escolar, exigiendo que guntar a los niños qué es eso que “Me suena a que no es de na-
no se lo abandone, que se lo ten- llamamos espacio público. Desopi- die, es decir de todos”. Tiene 10
ga en cuenta sin mezquindad arqui- lantes pero precisos, atrevidos y años, se llama Milagros y nació en
tectónica. El patio escolar es para astutos, temerosos aunque extra- Córdoba.
7 En cursiva
ESCRITOS A MANO
La territorialidad
eno
Por Julio Mor
de hoy
El resto de los animales cuenta
1
relación que con ellos tienen desde
pecie venimos variando nues- vos cambios que, a su vez, quedan su vida desnuda (Agambem).
tro estar en el planeta. Cam- registrados.1
biando incesantemente de costum-
bres, medios de explotar la natura- ¿Por qué es crucial ese registro?
leza, formas de ser… Esa es una de Porque cada modificación, cada mu- Julio Moreno es Doctor en Me-
las diferencias que nos distinguen danza es el último eslabón de una se- dicina graduado en la Universi-
dad de Buenos Aires. Empezó
su carrera como investigador
del resto de las especies biológicas; cuencia enorme de cambios acumu-
científico en el campo de las neu-
la otra es que dejamos marcas y re- lados, uno basándose en los otros y
rociencias. En 1976 inició su for-
gistros de lo que producimos. Mar- formando así una larga cadena de re-
cas que, los que nos siguen, pue- sultados asombrosos: el fenómeno mación psiquiátrica y psicoana-
den leer en lo que llamamos “cultu- humano. lista. Es miembro titular de la
Asociación Psicoanalítica de
Buenos Aires y de la Asociación
Argentina de Psicología y Psico-
terapia de Grupo.
8 En cursiva
Nuestro pool informático princeps, conocerse entre sí. Ese modo de de- les ni temporales y que cambia sus
la cultura, acumula sus registros “en marcar territorios y distinguirnos pa- parámetros con una velocidad cada
paralelo” al genético. Quizás la dife- ra reconocernos como “pertenecien- vez mayor. Los celulares (particular-
rencia más destacada entre ambos tes”, fabricando o inventando mar- mente a través de los mensajes de
es que el pool genético incorpora no- cas, signos, distintivos, viene como texto), el chat, el MSN, las herramien-
vedades en tiempos largos, media- a suplantar lo no provisto por la na- tas de la Web 2.0, permiten que ca-
dos por el lapso entre el nacimiento turaleza. Y sea porque no nos alcan- da quien se relacione con gente que
y la reproducción de los individuos, zarían o porque hemos perdido la po- no habita territorios vecinos ni de to-
tiempo que en una bacteria puede sibilidad de registrarlas. pología espacial. Suele haber orde-
ser de segundos o minutos, pero en nadores de dichos territorios que tie-
animales “superiores” (como el hu- Hay cambios en nuestra histo- nen más que ver con formas de ser,
mano), llevaría cientos de miles, qui-
zás millones de años. En cambio, el
pool informático de la cultura está va-
4 ria que vale la pena enumerar.
En los tiempos de la infancia
de los adultos mayores de hoy, los
grupos sociales, tribus a las que per-
tenecen los usuarios; pero ninguno
de ellos tiene un correlato geográfi-
riando en nuestra especie en forma niños tenían una territorialidad mar-
cada vez más rápida. De modo que, cada, en primer lugar, por lo familiar.
mientras nosotros somos genética- La familia clásica que se ocupaba de
mente iguales a los antecesores emer- cuidar, proteger, y –por qué no de-
gidos en África hace 200.000 años, cirlo– en cierto modo, encerrar a sus
culturalmente somos dramáticamen- niños. No sólo en su espacio geo-
te diferentes a ellos. gráfico, sino también en el compás
temporal y en los hábitos que vivían.
Las marcas, lo que hace que Los que, a su vez, estaban atravesa-
9 En cursiva
en los que hay suficientes cuartos, en lugares diversos. Pero ese “es- do se aflojaron o rompieron los lazos
televisores y computadoras pueden tar” no se refiere al espacio material de parentesco y vecindad que fun-
habitar varios miembros en un mis- que ocupa su cuerpo, sino al “sitio” cionaban como nudos comunitarios.
mo espacio geográfico (la casa) pe- al que, por medio de la pantalla de Pero ahora surge lo que se ha llama-
ro cada uno de ellos conectados con TV o de la PC, está conectado cada do globalización negativa, una ruptu-
diferentes canales de TV o conecta- miembro familiar. Es más, es típico ra de las comunidades abiertas clá-
dos con otros a través del Chat o de de los niños, los púberes, los ado- sicas (de parentesco u otras “perte-
los mensajes de texto. El espacio cul- lescentes y los adultos de hoy pue- nencias”) generada en parte por la
tural se ha desplazado del comedor dan “estar” en varios a la vez (por globalización “positiva”. El miedo y
a los cuartos y/o a los cibercafés. ejemplo, chateando por Internet, la indefensión se vive dentro de las
abriendo su página de facebook, ha- mismas fronteras que se erigieron
La relación de las dos coorde- blando por el móvil, enviando men- para evitarlo (como “barrios cerra-
10 En cursiva
Hasta hace poco tiempo con- del antiguo cuerpo analógico, ana- nuestra conformación cerebral. Lo
1. El modo en que se registran esos cambios es crucial por dos razones: por la extensión de la red que abarcan y por la inercia que los man-
tiene vigentes (por ejemplo las tradiciones que registraban los mitos son de una enorme inercia, mientras que los registros de las “novedades”
actuales duran muy poco). El modo de transmisión fue, en los primeros tiempos de nuestra historia, oral, le siguieron las marcas materiales (ob-
jetos, dibujos signos representativos, rituales y ceremonias evocativas). Dichos testimonios pudieron, más tarde, quedar escritos y hasta circu-
lar en copias impresas. Hoy, los registros transcurren en un ámbito globalizado llamado Internet. Estos últimos “registros” tienen una nueva ca-
racterística cuyas consecuencias no podemos aún anticipar con justeza: impresionante capacidad acumulativa junto con la obsolescencia, la
fugacidad, lo transitorio de la influencia de cada uno de ellos.
2. En la revista Scientific American de noviembre de 2008, hay un artículo de título elocuente: “DNA logic: Program molecules for work and
play” (La lógica del ADN, moléculas programadas para trabajar y jugar) aludiendo a la similitud de la “Lógica genética” y la “Lógica computa-
cional”.
11 En cursiva
ESCRITOS A MANO
almels
Espacio habitado
Por Daniel C
Me propongo reflexionar acerca tro. Si un integrante de un grupo ac- Desde esta actitud de alerta, el rin-
de la casa, la vereda y la calle, así cede al rincón queda en un lugar di- cón puede ser un lugar de vigía, es
como también sobre el rincón. Ana- ferente. El imaginario colectivo privi- aquí donde el cuerpo se tensa y se
lizaré las vivencias espaciales, en par- legia el centro como lugar de encuen- flexiona, hay un cuidado del mirar
ticular la vivencia del jugar en el es- tro y los rincones como lugares de controlando las acciones de los
pacio. marginación. Esto se hace evidente otros.
cuando se castiga a los niños man-
Pensaré en la construcción de dándolos al rincón. En este caso, el También es posible habitar el rin-
una topografía vivencial, esto es, la niño debe estar “metido” en él, mi- cón como un refugio, en la búsque-
descripción o caracterización de un rando hacia la pared, arrinconado. da de soledad e inmovilidad. Dice
lugar a partir de la vivencia. Cons- Aquí es vivido el rincón como una pe- Bachelard: “Primeramente el rincón
trucción de un espacio habitado por queña celda, porque no hay necesi- es un refugio que nos asegura un pri-
el niño en épocas tempranas. dad de rejas para apresar al niño, mer valor del ser: la inmovilidad” (Ba-
bastan algunas maniobras de apri- chelard, 1965). Refugio e inmovili-
La relación con el espacio no es- sionamiento para lograrlo, entre ellas dad: sentidos propios del rincón, vi-
tá descargada de afectividad, pues el retiro de la mirada propia y ajena, vencias que le otorgan su valor de
es la experiencia corporal la que nos y la exposición paralizante de la es- casa, envolvente, tranquilizadora.
introduce en su mundo, y son los palda, lugar de ataques y amenazas.
adultos con su función corporizante Uno se adueña del rincón en la
quienes nos habilitan y acompañan Diferente es la situación de quien medida en que pierde la conciencia,
en la comprensión de sus variables. llega al rincón para poder mirar. Des- para dejar paso a un vago sentimien-
El rincón
de allí la mirada se hace extensa. El to de ensueño.
rincón es buscado como sostén del
cuerpo que mira: mirador (mangru- El rincón es un lugar transitorio,
Si bien el rincón es un espacio que llo, atalaya). En él, alguien se aga- en algún momento hay que salir de
puede encontrarse en los interiores zapa para controlar, actitud que de- él, está presente el riesgo de quedar
de las casas, el concepto de rincón bemos diferenciar de la acción de arrinconado, y el rincón que nos pro-
—tal como lo concibo aquí— puede agruparse (sobre sí) de quien bus- tege se nos vuelve incómodo. Co-
ser un espacio a construir en diver- ca inmovilidad. Quien se agazapa modidad o incomodidad, el rincón
sos huecos (el hueco de un árbol, por en un rincón nada deja atrás, no hay nos garantiza cierta soledad. Muchas
ejemplo). Todo hueco conlleva una in- quien lo mire desde sus espaldas. veces los adultos culpabilizamos y
vitación a ser ocupado. El rincón es juzgamos la necesidad de los niños
un pliegue, encuentro de lados, pro- de retirarse del trabajo y quedarse
12 En cursiva
La esquina es la contracara del
rincón, en ella se congrega el punto
de mayor concentración de perso-
nas, convocadas para la cita, el en-
cuentro o la reunión. Sin embargo,
el uso público de la esquina, encuen-
tro de veredas, se ve afectado. La in-
seguridad ha puesto a prueba el en-
cuentro fuera de las casas.
13 En cursiva
Para Gastón Bachelard, la casa
es “imaginada como un ser vertical
y como un ser concentrado que lla-
ma a la conciencia de centralidad”
(Bachelard, 1965) La casa es un cen-
tro, punto de partida, y así como re-
sume la verticalidad, se continúa con
un espacio horizontal: la vereda, y un
espacio profundo: la calle. El tango
“Sur”, desde la poética de la cotidia-
nidad, resume estos valores, al de-
cir Homero Manzi: “La casa, la vere-
da y el zanjón”.
La vereda
que forma el límite interno de la ve-
reda. Esta conducta no cuenta con Un niño que camine por el cor-
un sentido muy claro, una explica- dón de la vereda es reprendido, en
La vereda es una extensión de ción lógica o consciente. Es un mo- la vida moderna, por el peligro que
la casa, aunque también mantiene vimiento espontáneo. La primera implica la circulación constante de
una relación con la calle. Es un es- conducta no tiene mediación: la ma- vehículos en la calle. Así, el límite en-
pacio donde se deposita cierta con- no sin presión, apenas tomando con- tre la calle y la vereda está fuerte-
fianza, debido a esa proximidad que tacto, recorre la pared; mientras la mente marcado por el cordón.
mantiene con la casa. Jugar en la segunda conducta aparece ya me-
vereda permite un acceso rápido al diatizada por un objeto. La conducta de los niños de arri-
cuerpo protector de la casa cuan- marse a la pared y tocarla se expli-
do amenaza el peligro del “hombre Esta conducta espontánea es vi- caría como una necesidad de reco-
de la bolsa”, los ladrones, animales, gilada por los adultos cuando están nocimiento de este límite, asociado
etcétera. junto al niño. En algunos casos es al cosquilleo placentero que provo-
controlada; en otros, hay un pedido ca el pasar las yemas de los dedos
Con frecuencia vemos a los ni- de cese de la acción. No es ésta una por las distintas texturas que las pa-
ños caminar cerca de las paredes, conducta “enseñada” por los adul- redes de la ciudad ofrecen; es el
tomando un ligero contacto con ellas. tos, pero persiste transmitida por la placer de la seguridad. Tacto activo
Si observamos el frente de las ca- tradición que sostienen los niños. por el cual siente su mano y se sien-
sas, podemos encontrar a veces una te en su mano: palpación de rugo-
línea que a la altura de un niño las Sin duda, la pared que linda con sidades, lisuras, marca indeleble so-
recorre; ésta es una marca que de- las veredas es una aproximación a la bre el objeto.
14 En cursiva
LA
CASA
El acto de marcar una línea, de
DEL ÁRBOL
dejar una huella, podría entender-
se como un acto asociado y deriva-
do del anterior. Entre la mano y la
pared hay un objeto, principio de
distanciamiento. La línea marca un
camino, un sendero trazado con una
Existe un espacio que podemos deno-
piedra, la misma que desgranaba
minar casa nido, que “construye” el niño en
Pulgarcito para encontrar el regre-
el cuerpo del otro que lo sostiene; la bús-
so a su casa. Esta acción podría im-
queda de un lugar a través de movimientos
plicar la posibilidad de alejarse de
que van moldeando el cuerpo del adulto.
la seguridad que le brinda el con-
Beatriz Grego, en un estudio sobre D.
tacto directo con la pared, de atre-
Winnicott, dice: “Primero el niño anida en
verse a caminar sin ser llevado de
la madre, antes en el útero, luego en los
la mano. Espera un salto cualitati-
brazos”. (Grego, 1986) Acudir a la metáfo-
vo: cruzar la calle.
ra del nido para hablar del sostén no es
una elección desacertada. Posicionado en
El niño que cruza la calle prime-
el nido que se construye en el pecho, el ni-
ro es acompañado y luego es mira-
ño escucha el arrullo de su madre, el ro-ro,
do, hay toda una enseñanza para ir
el arrorró, término que proviene del canto del pájaro. Arrullar remite
más allá de las veredas.
a “la voz natural del palomo o tórtoro”, y es también “adormecer al
niño meciéndole o cantándole algo”.
Pasado el tiempo de desarrollo,
el niño va dejando su vereda para
La pasión que los niños demuestran ante la posibilidad de hacer
atreverse a transitar las veredas ve-
una casa en el árbol no es más que recuperar el nido fundante, es-
cinas. Ya mayorcito suele reunirse en
tar en brazos del árbol es volver al lugar primero, donde estaba el
la esquina; ésta es una vereda com-
fruto al alcance de la mano.
partida, colectiva, un espacio abier-
to, lugar de encuentro.
La esquina no es más que las es- to en nosotros la jerarquía de las di- de una calle…”, como expresa Noé
paldas de un rincón, es un lugar de versas funciones de habitar... está fí- Jitrik. En cada esquina se renueva
confluencia de todas las veredas del sicamente inscripta en nosotros” (Ba- una boca-calle.
barrio. chelard, 1965)
La calle
El cordón de la vereda es lugar
En las grandes ciudades, las ve- de oscilaciones: entre abajo y arriba
redas pasan a ser reemplazadas por hay cambios cualitativos; el cordón
las plazas, por los clubes, etc.; es- La calle transforma la horizontali- marca una frontera. El poeta G. Un-
tos lugares representan también un dad de la vereda en profundidad, es garetti escribe: “Oscilo/ al borde de
lugar de confianza, aunque no tienen el lugar del peligro, es terreno de na- una calle/ como una luciérnaga”. Luz
las mismas propiedades de la zona die. A diferencia de la vereda, no hay y sombra, avance y retroceso, arriba
que se extiende desde el umbral has- motivo para discutir la propiedad in- y abajo, oscilaciones en el lugar del
ta el cordón. dividual de la calle. límite.
El ir transitando, habitando, y com- En el campo óptico de la pers- Una escena lúdica: un niño ca-
binando estos espacios exhibe un ca- pectiva, la calle funciona como un mina haciendo equilibrio sobre el
mino de independencia y de autono- gran desagüe, desagote de los líqui- cordón, busca un riesgo posible de
mía en el niño. Las formas de habi- dos, como un canal que nos absor- transformarse en juego. Equilibrio
tar el espacio, la posibilidad de cons- be: “...las calles son como tubos don- - desequilibrio, la estabilidad que
truir una nueva casa, de dar permi- de son aspirados los hombres”, di- la casa delega en la vereda se po-
so a que la puerta se abra para ir a ce Max Picard, tubos que nos invitan ne a prueba en el cordón. Entre to-
jugar, tienen sus fuentes en nuestra peligrosamente a caer y deslizarnos dos los cordones, el de la esquina
casa primera. Dice G. Bachelard: en sus profundidades, “al salir de ca- se presenta como el más peligro-
“...en suma, la casa natal ha inscrip- sa como es habitual por el agujero so: “aquí me tienen en esta esqui-
15 En cursiva
na balanceándome peligrosamen-
te sobre el cordón de la vereda”,
decía César Fernández Moreno. La
expresión “callejero”, refiriéndose
a los niños que pasan mucho tiem-
po en las veredas, en ningún mo-
mento es suplantada por “verede-
ro”, porque aquí el término calle re-
presenta lo exterior a la casa. La
calle funciona como antítesis de ca-
sa, por eso es necesario nombrar-
los así, acentuando una carencia
de albergue de la casa.
Jugar en la vereda
La vereda es un límite y a la vez
una extensión, la casa se cierra en el
espacio que ella comienza, pero a su go clásico de persecución que inten- escondidas el niño dice “salvo”, anun-
vez desde y hacia ella la casa se pro- ta poner en discusión la posesión de ciando que se encuentra a salvo.
La fiesta en la calle
yecta. En lo que se refiere a su utili- dominio de un espacio, de tal mane-
zación, a la vereda la rige una nor- ra que un niño asume los derechos
matividad distinta que a la casa; es sobre el tránsito y permanencia en
limitado el poder de uso que tiene un espacio y al mismo tiempo los ve Así como la vereda habilita el jue-
sobre ella el dueño de casa. La ca- burlados y amenazados por quienes go compartido, la calle puede me-
sa es un espacio de permanencia y pasan corriendo de un extremo al otro tamorfosearse, convertirse en una
de tránsito privado de los cuerpos de los límites de la vereda; el “pa- gran vereda, perder los valores de
de los dueños y de los allegados a trón” entonces intenta tocarlos: si es- hostilidad y peligro. Si la vereda con-
ellos. La vereda no tiene privacidad to ocurre, deja su rol para que otro voca al juego compartido, la calle
en el tránsito y sí alguna privacidad lo ocupe o gana un aliado en defen- convoca a la fiesta pública. Para que
en la permanencia. sa de la propiedad que se ve invadi- esto sea posible, para que avancen
da. Transponiendo el límite de la ve- las propiedades de la vereda sobre
Los niños inventan juegos para reda, el “patrón” no tiene incumben- la calle, o sea para extender algu-
resolver sus contradicciones, o por cia; este espacio funciona como re- nas propiedades de la casa, es ne-
lo menos enriquecerlas. Uno de es- fugio y en las veredas vecinas el per- cesario cierto acontecimiento públi-
tos juegos es “el patrón de la vere- seguido se siente a salvo. co, comunal, una fiesta compartida.
da”, forma lúdica de desplegar la con- No basta una fiesta privada que ex-
tradicción entre lo público y lo priva- El “refugio”, “el lugar a salvo”, tienda su dominio sobre la vereda;
do. El juego consiste en asignarle un suele designarse en muchos juegos se requiere de una convocatoria a
“patrón” a la vereda, que no es lo como “casa”. Las manchas y las es- la vecindad. Si esto ocurre, los ve-
mismo que decir “dueño”: el patrón condidas poseen un espacio esta- cinos se apropian de la calle, cie-
manda, pero no es propietario. En blecido como “casa”, un lugar don- rran el paso de los vehículos, cor-
este juego, entonces, el tránsito por de el perseguidor se detiene porque tan la calle. La calle se convierte en
la vereda está permitido pero a su tiene la prohibición de ocuparlo; al un gran patio en el interior de la co-
vez es castigado. Se trata de un jue- tocar o estar en este espacio en las lectividad de casas.
16 En cursiva
ENTREVISTA
o Antelo,
Por Estanisla ski
Ana Abr ow rrena
am
na Arrua ba
y Maria
porque echa
a los niños de los
lugares públicos”
17 En cursiva
En segundo lugar, quisiera des-
tacar que hoy el espacio público
está desapareciendo: hay una sig-
nificativa presencia de medios pri-
vados que están privatizando el es-
pacio público. El 80% del espacio
público de una ciudad está siendo
privatizado por automóviles esta-
cionados o en tránsito.
18 En cursiva
–Usted describe a las ciudades Pero estos instrumentos útiles de cuentra en la calle porque no tiene
como hostiles, pero la salida que comportamiento solo se pueden cre- padres, o porque no hay nadie que
propone no es la de la seguridad. ar en condición de autonomía, por- lo cuide. El efecto puede parecer el
¿Cómo piensa la relación entre hos- que si el niño va acompañado por un mismo, pero las condiciones son to-
tilidad y seguridad? adulto es éste el que representa las talmente distintas. Yo creo que siem-
reglas y al niño lo que le toca es vio- pre es importante el cuidado, que el
Es interesante esto porque, por larlas. El adulto dice: “volvemos a es- niño se sienta acompañado. No hay
un lado, la ciudad es hostil porque ta hora” y lo que puede hacer el ni- nada que se parezca al abandono.
rechaza y echa a los niños de los lu- ño es ponerse en rebelión y decir “no, El abandono no produce autonomía.
gares públicos. Los echa como ima- yo quiero quedarme un rato más”. Nunca. Produce agresividad.
gen porque, de hecho, son los pa-
dres los que dicen que no pueden Los niños de hoy prácticamente –En su trabajo hay una invita-
salir porque la ciudad es peligrosa. frecuentan sólo a los “compañeros ción a encontrarse en el espacio
Es un poco como lo que ocurre en garantizados”, que son los compa- público con los otros, a favorecer
la escuela cuando se dice “los niños ñeros de clase o los hijos de los ami- el encuentro. Pero al mismo tiem-
se van de la escuela”. Podemos de- gos de los padres. Y se dan cuenta po el otro se presenta como alguien
cir que es la escuela la que los echa, de que si ocurre algo o hay un con- amenazante.
aunque, efectivamente, la decisión flicto, los padres seguramente se po-
de irse no es de la escuela sino de drán conectar o intervenir, por lo cual Esto es lo que está pasando. Yo
los niños. Pero no debemos perder hay muy poca libertad de actitudes. he tenido unas peleas muy fuertes
de vista que los niños se van porque Por el contrario, en las relaciones en- con una asociación de socorro infan-
se encuentran en una situación de tre pares es importante poder vivir til italiana que en una campaña invi-
incomprensión y de no reconocimien- experiencias como agresividad, en- taba a los padres a educar a los ni-
to. Y con los niños y la ciudad pasa vidia, amor, celos. ños desconfiando de los demás. Es-
lo mismo. to me parece una violencia impresio-
El niño autónomo es un niño que nante y una actitud que va a cons-
Por otra parte, la protección de tiene padres que confían en él y le truir debilidad en los niños. Porque
los padres construye una condición dicen “no te preocupes, tú puedes esta idea de aterrorizar a los niños
de control que no permite al niño des- salir”. Distinto es el niño que se en- para defenderlos –no hablar con na-
plegar lo que necesita para crecer,
es decir, ponerse a prueba con los
obstáculos de la realidad. Estos me-
canismos de enfrentarse con riesgos
valen en todas las dimensiones. Nor-
malmente pensamos en el aspecto
físico: Un niño que quiere ver si es
capaz de cruzar un río. Pero existe
también el riesgo cognitivo: Frente a
las cosas que no entiende, el niño
tiene que poner en marcha una acti-
tud investigativa. Y también hay un
riesgo social: Conocer una persona
que no conocía antes. ¿Será un ami-
go, será un enemigo, será una per-
sona con la cual yo pueda encontrar-
me bien y pasar buenos momentos,
o será una persona que me va a las-
timar, que me va a crear problemas?
Estos elementos enriquecen la vida
social y cultural de un niño, y si no
puede experimentarlos llega a ser
adulto y a enfrentarse con la vida sin
haber practicado esta gimnasia a tra-
vés de la cual se construyen reglas.
19 En cursiva
dad, no del tráfico. Porque el tráfico
es el movimiento de los coches. La
preocupación hoy es cómo solucio-
nar el tema de los atascos, cómo re-
lajar el tráfico y hacerlo seguro. ¿Y
qué se hace? Para evitar atascos se
amplían las calzadas, pero ya se sa-
be que ampliando la carretera y au-
mentando los carriles aumenta el nú-
mero de coches, y la velocidad, y el
número de accidentes.
20 En cursiva
mercado, el lugar de mezcla, de true- Que tenga materiales naturales, un mento en el cual termina una fase de
que, de cruce. Hoy la ciudad rompió tronco, piedras… De manera que ca- la vida, que era una fase de continui-
esta idea y volvió a un modelo más da uno pueda aprovechar lo que ne- dad. El niño estaba atado a su ma-
antiguo de separación y de aislamien- cesita. dre por una continuidad también fí-
to, porque nacieron los barrios ce- sica. En el momento del corte, los
rrados y la periferia pobre. –Cuando usted habla en contra dos se separan y gracias a la sepa-
de la vigilancia y el control sobre ración puede empezar la relación. Y
Como decía, el espacio debería los niños seguramente alguien le en la relación entre los dos puede
ser accesible y esto significa que to- habrá dicho “yo no lo hago para vi- empezar el camino de la autonomía
dos puedan aprovecharlo y utilizarlo. gilarlos sino para cuidarlos” del dependiente, es decir, del niño.
Los niños rechazan que les toque un Y es una autonomía que se puede
espacio separado y lo que piden es Sí. El tema es que, frente a un pe- medir y favorecer, desarrollar todos
que el espacio público sea público, ligro, una persona que tiene miedo los días.
que es aparentemente una tautolo- está en peores condiciones que una
gía. Pero, de hecho, significa que sea persona que se siente tranquila y se- Yo creo que sería interesante pen-
un espacio compartido. Un lugar pú- rena. Esto es evidente. Una persona sar que un niño pueda salir de su ca-
blico que sea público es adecuado capaz de un mínimo de razonamien- sa, abrir la puerta, tocar la puerta del
para distintas funciones, en distintos to puede buscar una manera para sa- vecino y ponerse a jugar allí, que sea
momentos del día, y para distintas lir. Los niños de Rosario lo expresan afuera de casa pero delante de la
categorías sociales y generaciones. muy bien. Una niña me decía “si me puerta, y que la puerta quede abier-
Esto hace al espacio público. ¿Y có- llevan siempre de la mano un día ten- ta, de manera que la mamá pueda
mo debería ser? Un lugar lo más na- drán que dejarla y ese día yo tendré verlo. Así el niño está viviendo una
tural posible. Los niños dicen “que miedo.” Entonces, la seguridad, la experiencia de estar afuera. Y des-
no sea todo llano, porque no es po- confianza, hay que construirla día a pués la escalera, que es un lugar de
sible esconderse”. Significa que es día. Este es el largo camino de la au- conexión entre niños que viven en el
divertido tener un lugar que tenga su- tonomía, y a mí me gusta decir que mismo edificio, y después el patio.
bidas y bajadas, niveles, huecos. Que empieza en el momento que se cor-
tenga obstáculos, como matorrales. ta el cordón umbilical. Este es el mo- –Hay una publicidad de un ba-
rrio privado en la que aparece un
chico que sale solo y juega con un
barquito de papel en la calle. Y la
leyenda es “aquí sí podés estar se-
guro”
21 En cursiva
ras de decirle a la gente “no tienen calle, pero de un modo diferente bién perder más tiempo, porque si
que preocuparse porque lo asumi- al que usted propone. cada media hora abre un nivel, si la
mos nosotros”. Y en este caso, la mujer tiene tres hijos en tres niveles,
gente se descarga de la responsa- Sí. Yo he tenido una experiencia va a estar acompañándolos durante
bilidad porque hay guardias, hay po- muy fuerte en Rosario. Salí a dar una una hora y media. Y probablemente,
licías, hay rejas, hay cámaras, hay vuelta y encontré cinco niños de la para recogerlos, pase lo mismo. Si,
control externo del barrio cerrado, calle, eran muy pequeños y uno de en cambio, conseguimos lo que ne-
por lo cual nadie se hace cargo de ellos estaba aspirando pegamento. cesitan y desean los niños que es ir
lo que está ocurriendo. Y me dio la impresión que todo su- solos a la escuela, la mamá podrá
cedía como si esos niños fueran trans- seguir durmiendo. Efectivamente no-
Esa es una forma de renunciar a parentes, nadie se daba cuenta. Y sotros tenemos datos que nos dicen
un espacio público. En una plaza, estos niños no están en la calle por- que los niños que van solos a la es-
por ejemplo, si la autoridad pone re- que hay personas que tienen confian- cuela también se hacen cargo de las
jas de alguna manera está diciendo za con ellos. Viven o están en la ca- operaciones previas a ir a la escue-
“yo lo protejo”. Y creo que no debe- lle porque no hay otro lugar para ellos. la. Preparan la mochila, se visten. Y
ría ser así. No debería ser la autori- son más puntuales que los demás.
dad la que protege un espacio pú- Yo soy un europeo que no cono- Esto significa algo importante: son
blico, debería ser la gente. Usar el ce la realidad de los chicos de acá, niños que manejan el tiempo y se ha-
espacio es una manera de cuidarlo por lo cual no me atrevo a decir qué cen cargo del tiempo. Y, en una ex-
y protegerlo. se debe hacer. Tengo solo una idea periencia que se está llevando a ca-
que puede correr el riesgo de resul- bo en Roma desde hace algunos
–Se delega la responsabilidad… tar un poco poética. Es la idea de años, los niños que iban solos a la
que si nuestros hijos recuperan la escuela, se pusieron de acuerdo pa-
Exactamente. Esta es una forma calle también la condición de estos ra encontrarse un cuarto de hora an-
muy preocupante de bajar el nivel de niños de la calle va a cambiar. No tes para jugar. Por lo cual, arman y
la democracia y la participación. Yo serán transparentes porque vivirán administran el tiempo y llegan pun-
siempre cito una experiencia educa- al lado de los nuestros. Y algo va a tuales a la escuela.
tiva muy importante en los años ‘60, cambiar.
de un cura llamado Milani que dedi- Yo he dibujado una viñeta en la
có su vida a la escuela, en Barbiana. –Usted ha dicho en varias opor- que hay unos niños jugando en la
En la puerta de la escuela estaba es- tunidades que si uno se pone a calle y se lee un cartel que dice
crito, en inglés, “I care”, que signifi- favor de los padres, de los adul- “Perdonen las molestias, estamos
ca “me preocupa”, “me interesa”, tos, se pone en contra de los ni- jugando para ustedes”. Los niños,
“me hago cargo”. Y es lo contrario ños. Pero si uno se pone a favor jugando en la calle, la hacen segu-
del “I don´t care”, que era la frase fas- de los niños, no se pone en con- ra para todos. Por eso estar a favor
cista “me nefrega”, que quiere decir tra de nadie. de los niños no es estar en contra
“no me importa.” Y este es el tema de nadie.
de lo público: Lo público es algo que Esto tiene una explicación muy
me interesa, y un buen administrador sencilla. Ahora se está hablando mu- Yo creo que las viñetas son bue-
no es el que dice “no te preocupes”, cho de los tiempos de las mujeres y nas cuando consiguen, con poco, ex-
es el que dice “preocupémonos”. hay un debate en Italia acerca de có- presar mucho. He hecho otra viñeta
“Preocúpate, porque es tuyo.” mo respetar los tiempos de las mu- que puede resultar interesante. Es
jeres. Una de las peticiones de las aquella que dice “Señor alcalde, no
–Usted debe saber que en Ar- mujeres es que la escuela no empie- queremos algo, queremos la ciudad”.
gentina existen los llamados “chi- ce a la misma hora en todos los ni- Los niños necesitan de la ciudad, no
cos en situación de calle”. Nos pa- veles, de manera que las madres pue- de algo dentro de la ciudad. A fin de
recía interesante reflexionar sobre dan acompañar a los hijos con tran- cuentas, el espacio público es la ciu-
eso. Estos chicos han tomado la quilidad, sin correr. Esto significa tam- dad misma.
22 En cursiva
EXPERIENCIA
eroqui
Por Silvia Ald
Los niños
y los espacios
Los espacios de los niños como pamientos especiales, los infantes pa-
Hace muchos años que Silvia Al-
deroqui trabaja para hacer visi-
tales surgen a principios del siglo XX. saron de ser “pequeños hombres” a
23 En cursiva
tan la experiencia de aprendizaje. Esto significa dar im-
portancia a las condiciones materiales que rodean a los
niños y jóvenes en el curso de su desarrollo, como la dis-
tribución del espacio y las cualidades constructivas, y
dejar que ellos como usuarios tomen iniciativas en fun-
ción del espacio.
24 En cursiva
las calles para bicis, de conocer los lugares de trabajo jueguen en condiciones de seguridad satisfactoria, sin
de los adultos, etc. impedir el pasaje de los automóviles (5km/ h).
Dimensión pedagógica
del planeamiento
• L a c i u d a d d e l o s n i ñ o s . (Italia) Desde 1980 con los
proyectos de Francesco Tonucci y experiencias simila-
res en la Argentina, en Rosario y Buenos Aires, relativas
a poder ir caminando a la escuela, el acceso a sanitarios
La reducción de espacios físicos disponibles para los
en las zonas comerciales, el rediseño de los cruces de
niños en la ciudad es evidente, sin embargo el reto es
calle, etcétera.
25 En cursiva
Ciudad de infancias
Lo que reclaman los niños es el derecho a la ciudad,
de recuperar el sentido de comunidad. Para algunos de
los niños, las ciudades (la calle) son casa, escuela, es-
pacio de juego, lugar de trabajo, pero también de degra-
dación. En vez de ser nuestro futuro, los niños son un
problema de nuestro presente. Se puede modelizar y es-
quematizar tres tipos de infancias: los chicos de las ca-
lles, los chicos encerrados en las casas y los chicos al
cuidado de instituciones. La realidad es mucho más ar-
ticulada y compleja y presenta diferentes grados de in-
tegración, intersticios y heterogeneidades. Sin embargo
no todos los aspectos negativos de la situación de las
infancias tienen que ver con la cuestión económica, la
forma de socialización, la cultura asimilada, las relacio-
nes personales que se elaboran, la escala de valores que
consideran propia, todo esto también determina la pro-
ducción de la vida y de la convivencia social. La ciudad
es uno de los factores que intervienen tanto en el senti-
do de la ciudad física como en el de su organización.
¿Qué hacer?
ción con los niños de la calle.
26 En cursiva
PALABRAS DE LOS CHICOS
Salvador, 9 años
• Sí. Un lugar donde • Que hay espacio y • Y… a un baño públi- • Me suena a un espa- • Espacio público….
puede entrar cualquier que sea público. No co. Es para vos. Co- cio en el cual depende me suena ¿como un
persona (Ramiro. 8 sé, no sé mamá, esa sas tuyas. Un baño de de cada ciudadano. teatro? (Martina. 6
años. Rosario). es difícil (Fermín. 5 todos. Las cosas de to- Pero que este limpio y años. Rosario).
años. Capital Federal). dos (Salvador. 9 años. cuidado en el cual nin-
• Yo escuché del hos- Capital Federal). guno se puede hacer • Más o menos. Que
pital público o de la es- • No sé, cómo te expli- dueño de él (Agustín. es un espacio (cultural
cuela pública….calcu- co…Un lugar público • La playa es un lugar 14 años. Córdoba). o físico) en el que pue-
lo que deben ser las es por ejemplo la pla- público, porque puede da entrar cualquier per-
cosas que aunque no za, es un lugar en el entrar toda la gente y • Sí sé. Me suena a sona o que lo pueda
sean totalmente gratis que todo el mundo somos distintos los que que no es de nadie, aprovechar cualquier
son más baratas (Jési- puede concurrir (Pi- están ahí (Federico. 8 es decir de todos (Mi- persona (Lucas. 12
ca. 12 años. Córdoba). lar.11 años. La Rioja). años. Córdoba). lagros. 10 años. Cór- años. Córdoba).
doba).
• Es como si fuera tu • Un espacio grande • Los ómnibus (Agus- • Un lugar adónde es-
casa pero de todos, (Laura. 6 años. Cór- tín. 5 años. Córdoba). • Si. Suena a un lugar tá toda la gente, no to-
entonces no lo tenés doba). donde la gente puede da pero puede entrar
que dañar porque es acceder sin problemas. cualquier persona. Por
un espacio privilegiado (Facundo. 11 años. ejemplo, una plaza.
(Maximiliano. 11 años. Córdoba). (Consuelo. 9 años.
Córdoba). Córdoba).
27 En cursiva
¿Cuál es el lugar que más te gusta?
• Mi cama porque tengo cer- • Me gustan las sierras y tam- • La pileta, porque ahí se pue- • Brasil, para ir al mar y las
ca a mi hermana y del otro la- bién la playa. La conocí una de nadar (Lara. 6 años. Cór- olas, aunque raspan (Agus-
do tengo el espejo y me mi- sola vez (Maximilano. 11 años. doba). tín. 5 años. Córdoba).
ro y me río mucho y puedo Córdoba).
saber cómo estoy (Consue- • ¿De la casa? ¿Sabés cuál? • El lugar que más me gusta
lo. 9 años. Córdoba). • Ya sé, la cancha de Velez. Mi casa. ¿De la ciudad? es la calle porque en ella me
Porque es mi club y enton- ¿Puedo decir dos? La libre- siento libre y feliz compartien-
- El/los bosque/s, por el to- ces por eso (Salvador. 9 ría y el shopping. El shopping do cosas con mis amigos y
que mágico que tienen y cual- años. Capital Federal). porque tiene muchas cosas divirtiéndome (Agustín. 14
quier lugar en el que esté con y las puedo ver. La librería años. Córdoba).
mis amigos (Lucas. 12 años. • El lugar que más me gusta porque hay libros y puedo ver
Córdoba). es mi pieza, porque es mi lu- los dibujos (Fermín. 5 años. • Dónde había piedras de co-
gar y tengo todas mis cosas Capital Federal). lores. Porque me gusta co-
• Me gusta mucho mi casa (Pilar. 11 años. La Rioja). leccionar piedras de colores
porque estoy con toda mi fa- • El Buen Pastor (paseo que (Quebrada de Humahuaca).
milia (Facundo. 11 años. Cór- • Mi casa porque puedo des- han construido en la zona de Y la heladería. Porque hay
doba). cansar (Ramiro. 9 años. Ro- Nueva Córdoba), por las helado y me gusta.
sario). aguas danzantes y el museo
• El colegio porque estudio (Federico. 8 años. Córdoba).
y juego con mis amigas y ami-
gos (Milagros. 10 años. Cór-
doba).
Magdalena, 6 años
28 En cursiva
¿Adónde vas cuando salís?
Milagros, 10 años
29 En cursiva
¿Qué lugar es el que menos te gusta y por qué?
• El bar de enfrente de la es-• La escuela. ¿Por qué? No • Un lugar donde fue un cum- • Todos los lugares me gus-
cuela. Porque tiene café y no sé. Porque estoy mucho tiem- pleaños de un amigo, no sé tan, me encanta la escuela.
me gusta el olor del café po. Mucho tiempo adentro. dónde pero había mal olor y Ningún lugar no me gusta
(Martina. 5 años. Rosario). Mucho tiempo escribiendo. el castillo se caía (Magdale- (Lara. 6 años. Córdoba).
No sé. Me gusta más mi ca- na. 6 años. Córdoba).
• El colectivo. Porque hay sa que la escuela (Ramiro. 9 • El EASY. Ahí no se puede
mucha gente, hace mucho años. Rosario). • El lugar que menos me gus- correr, no hay cosas para ni-
ruido, gritan un montón y ha- ta es la cárcel porque no me ños y los adultos te dejan de
cen cosas, no sé…fuera de • La cocina. Porque no quie- gusta estar encerrado y no lado mirando otras cosas
lo normal. No sé (Salvador. ro cocinar. Eso no lo pensé. poder estar cerca de mi fa- (Maximiliano. 11 años. Cór-
9 años. Capital Federal). Me aburre la cocina. ¿Qué milia y mis amigos (Agustín. doba).
voy a hacer?, ¿voy a agarrar 14 años. Córdoba).
unos Patys y juego? (Fermín. • Mi barrio, no es que sea al-
5 años. Capital Federal). • La escuela. No hay nada go feo por sí mismo, es que
de juegos divertidos (Agus- todos los demás piensan que
tín. 5 años. Córdoba). es feo. Entonces no puedo
salir a jugar, no puedo juntar-
• Los lugares aburridos que me con mis amigos, no pue-
no hay nada para niños, por do un montón de cosas (Jé-
ejemplo un supermercado… sica.12 años. Córdoba).
aunque en los grandes hay
lugares donde están los ju- • El médico porque te revisa
guetes (Federico. 8 años. y tenés que esperar para que
Córdoba). te atiendan (Milagros.10 años.
Córdoba).
Jésica, 12 años
• Me da miedo el museo por- • Un poco el cementerio (Sal- • El tren fantasma. No sé qué • Lo de la abu, porque cuan-
que tiene caras que a mí me vador. 9 años. Capital Fede- otro lugar. Me da miedo un do llego es todo oscuro. ¿Sa-
dan miedo (Martina. 6 años. ral). puente muy alto. Un puente bés dónde?
Rosario). colgante. (Ramiro. 9 años.
Rosario).
30 En cursiva
Si fueras el presidente y pudieras elegir en qué lugar vivir, ¿cuál elegirías?
• Un palacio de un montón de
pisos y que sea todo el palacio
de color rosa y el palacio que-
daría en Mar del Plata o Miami
(Milagros.10 años. Córdoba)
31 En cursiva
Mapas del
ESCRITOS A MANO
eos
Por Paula Mat
nuevo mundo
Niñez, situación de calle y traslado de villas de emergencia
en una capital de provincia
La calidad de la democracia de una sociedad se mide en función de cómo trata sus niños
Francesco Tonucci
32 En cursiva
entre niñas y niños de diversas ca- más jóvenes, y de construcción de Respecto de las familias, coinciden
racterísticas familiares, socioeconó- nuevas identidades infantiles: niño en reconocer una modalidad más ex-
micas, culturales, etc. La vereda, el consumidor-niño vendedor; niño es- pulsora que contenedora, que defi-
baldío, la plaza barrial, eran similares colarizado-niño trabajador; niño de la ne el alejamiento de los chicos y la
en su función al guardapolvo blanco pública-niño de la privada; niño den- temprana ruptura del vínculo con las
escolar: las diferencias de clase ten- tro de casa- niño que está en la ca- mismas.
dían a esfumarse al menos tempora- lle, en situación de calle.
riamente abajo del delantal, jugando Hay también alguna literatura acer-
en el baldío o chayando (jugando con El descalabro de los 80 saca a ca de realidades que se pueden de-
agua) en carnaval, y esa cierta ho- casi todos los niños de la calle y los finir como ciudades de tamaño me-
mogeneidad habilitaba al juego, al mete adentro: adentro de la escue- diano (Córdoba, Rosario), en la que
aprendizaje junto con otras y otros, la, adentro del club de fútbol, aden- se coincide en abordajes similares a
a la amistad, a pesar de que a me- tro de la tele, adentro de la casa. los de la megalópolis (modalidad ex-
nudo cohabitaban insoslayables di- pulsora y resolución de alejamiento
ferencias. Y a los que deja afuera, los deja del hogar familiar).
en la calle: una nueva marginalidad
Los quiebres políticos, económi- urbana infanto-adolescente cuya sa- La niñez en situación de calle en
cos y sociales de los 80 se manifes- lida y permanencia en la calle se aso- una ciudad como San Juan (de algo
taron en el retiro del Estado, lo cual cia a las extremas condiciones de po- más de 500.000 habitantes), difiere
a su vez impactó en la vida cotidiana breza de sus familias. En la calle que- en muchos aspectos de lo plantea-
infantil produciendo varios fenóme- dan pues, víctimas del desempleo de do en precedencia.
nos simultáneos. sus padres y de las sucesivas frag-
mentaciones y rupturas sociofamilia- En San Juan, al caer la tarde, la
En primer lugar, por miedo ante res derivadas de la caída en la mar- mayor parte de los chicos en situa-
una situación de cierta anomia y cre- ginalidad y en la miseria, víctimas de ción de calle retornan a sus hogares,
ciente inseguridad urbana, las fami- la precarización de una escuela que
lias de clases medias y altas se cie- deja de ser la promesa sarmientina
del segundo hogar, y víctimas hasta
Paula Mateos es profesora de
rran sobre sí mismas en el cuidado
Metodología de la Investigación
de los niños y adolescentes, que nun- de la desconfianza de sus vecinos,
Educativa y de Sociología de la
ca más vuelven a estar solos en la que hasta hace poco hubiesen sido
calle. Desde entonces se verifica la sus compañeros de juegos. Educación (Fac. de Filosofía, Hu-
Una mirada de la
paradójica situación de que los niños manidades y Artes de la Univ.
Nac. de San Juan). Investigado-
niñez en situación
y adolescentes son acompañados a
ra en temas de niñez y adoles-
cencia en situación de vulnera-
la escuela por adultos de confianza,
pital provinciana
padres hicieron a las mismas escue-
las, pero solos, o en grupos de her- lescentes de la UNSJ. Candida-
manos, vecinos o amigos, desde eda- ta a Dra. en Educación UBA
des muy tempranas. (beca CONICET)
¿Qué características específicas
Esto se combina con la precari- tienen los niños y niñas en situación
zación de la educación pública que de calle en el contexto de una capi- donde viven con sus familias y don-
se traduce en la decisión de muchas tal de provincia? de llevan una parte del dinero, mer-
familias de enviar sus hijos a colegios caderías o botines obtenidos en el
privados, fuertemente homogenei- La mayoría de los análisis sobre día. Esto hace que se constituyan en
zantes en sus poblaciones escola- niñez en situación de calle2 refieren pilares importantes de las estrategias
res, dada la pertenencia de clase, las a estudios realizados en las megaló- de supervivencia familiar cualquiera
convicciones religiosas o sus proyec- polis (Buenos Aires, Caracas, Bogo- sea la configuración familiar (muchos
tos políticos. tá o Río de Janeiro3, en el contexto hogares tienen al frente mujeres: ma-
latinoamericano), estudios que coin- dres, abuelas, hermanas mayores, tí-
La transformación se dio rápida- ciden en entender que la situación as; una parte importante de los varo-
mente mientras emergían nuevas po- de calle implica un total alejamiento nes ha abandonado el hogar, o se
líticas de crianza, inaugurando nue- de los niños y adolescentes de sus encuentra en situación carcelaria). El
vas formas de relacionarse con los familias y de sus barrios de origen. retorno al hogar se ve facilitado por
33 En cursiva
la relativa cercanía geográfica des- tiguas villas? ¿Continúan yendo al tenecer a un grupo (o barra). Por
de las villas de residencia al centro, Centro? ¿Cómo viven la nueva ca- ejemplo, a pesar del aspecto amiga-
situación que se ha visto sustancial- sa? ¿Qué prácticas inauguraron con ble del nuevo barrio –despejado, lim-
mente transformada a partir de las su mudanza de barrio? ¿Cuáles prác- pio–, permanece una desconfianza
relocalizaciones barriales. ticas reprodujeron? ¿Dónde se jun- insondable con “los de afuera”, ante
tan, de qué trabajan, a qué juegan? quienes se impone el recurso a in-
¿Qué pasó con sus historias esco-
Este retorno se va favorecido tam- formantes clave que encarnan lide-
lares?
bién por elementos socioculturales: razgos cristalizados y la vieja prácti-
la articulación entre los chicos en si- ca de esperar afuera hasta que te
Cada una de estas preguntas
tuación de calle y las estrategias de vienen a buscar, que se ha reprodu-
constituye de hecho una línea de in-
supervivencia familiar se resuelve con cido exactamente en el nuevo barrio.
vestigación que, por cierto trascien-
cierta contención de los chicos y chi-
de los alcances de este artículo. Es-
cas (al menos por más tiempo, y con Otra práctica reproducida en los
bozaremos algunas ideas, a modo
un vínculo afectivo más sólido que nuevos barrios son las murgas4. En
de reflexiones preliminares de abor-
cuando están solos en la calle), an- el contexto de los nuevos barrios, sus
daje de una situación absolutamen-
tes que con la expulsión familiar. Su pobladores, en particular los niños y
te transicional.
inclusión a la vida cotidiana familiar adolescentes, exportaron consigo la
se asocia a sus aportes económicos, práctica murguera, que se ve en pla-
La primera imagen en el Centro
pero encuentra andamiaje en la afec- zas y calles, pero que impacta la vi-
de la Ciudad fue la desconcertante
tividad construida en los vínculos de da cotidiana. La mudanza de las mur-
sensación de que ya no estaban los
la convivencia y en vínculos muy fuer- gas implica diversas transformacio-
chicos en la calle. Las primeras se-
tes con sus madres y abuelas, espe- nes en los lugares de llegada, sobre
manas, en efecto, chicos y chicas
cialmente. Este parece ser un emer- todo en las mujeres –expertas bor-
permanecieron en los nuevos barrios,
gente local (aunque probablemente dadoras de trajes murgueros– que
conociendo, experimentando las nue-
se puedan hacer analogías con rea- encontraron nuevos usos a sus sa-
vas condiciones de vida: el “está el
lidades provincianas similares de otras beres de costura y bordado, ahora
baño adentro ahora y hay agua ca-
ciudades en las provincias pobres de descubiertos en la nueva geografía
liente... y tengo gas también…”, de-
Argentina). que habitan. Ello abrió espacio a que
cía la Sra. Raquel, de Bo. Las Lilas.
muchas mujeres empleen en el ser-
Poco a poco comenzaron a conocer,
Estas particularidades suponen vicio doméstico en lugares cercanos
a descubrir su nuevo entorno y a le-
el conocimiento, aprendizaje y cons- a los nuevos barrios.
vantar las nuevas cartografías. El tras-
trucción de una particular cartogra-
lado al nuevo barrio inaugura en la
fía urbana: mapas de calles, referen- Pero el abrumador cambio en las
vida de las familias una verdadera
cias de casas, de árboles, de ace- condiciones de existencia no tiene co-
nueva vida y en todos, también en los
quias y canales, de panaderías, de rrelato en el ritmo de las prácticas, que
chicos y chicas, nuevas rutinas, al-
baños públicos, de modos de entrar es lento y demanda cambios superes-
gunas de las cuales son reorganiza-
y salir de la villa, de transitar los ba- tructurales sustanciales: esta política
ciones de las viejas prácticas y otras
rrios aledaños, de escapar rápido, de vivienda no se constituyó desde la
son claramente nuevas.
de transar (vender y comprar droga). lucha de los habitantes de las villas co-
Esta cartografía rutiniza los sitios de mo comunidades organizadas, sino
Hay cuestiones históricas ya se-
la experiencia de los niños y adoles- que se impuso “de arriba”, como un
dimentadas que se han reproducido
centes caminantes, evitando otros, molde, dentro del cual sus beneficia-
en los nuevos barrios: el kiosco-bar,
como las paradas de policías, pues- rios saldrían amoldados. La presencia
lugar de encuentro de barras, algún
to que el evitamiento es una conduc- constante de la vigilancia de la policía
lugar de transa (aún a pesar de la vi-
ta defensivo-autoprotectora. es sin duda un elemento necesario pa-
gilancia policial), otros lugares, po-
nueva?… Mapas de
yen para encontrarse. Se reproduce
Entre las nuevas prácticas infan-
también el cumplimiento de ciertos
un nuevo mundo
tiles se evidenciaron transformacio-
rituales de villa para vivir, permane-
nes en la cotidianeidad de los niños
cer o visitar el barrio: pedido de per-
tanto de índole intra-hogareña como
miso, consideración de los lideraz-
extra-hogareña. De las primeras re-
¿Qué pasó con los niños en si- gos cristalizados, realización de cier-
salta el complejo aprendizaje familiar
tuación de calle que vivían en las an- tos trabajos, compras, etc, para per-
de prácticas de higiene, uso de sa-
34 En cursiva
nitarios, nuevos modos de privacidad escuelas de llegada y sus comunida- ble asistencia a la escuela, la demo-
y respeto por los otros. Se trata de des viven como invasivos a los nue- ra de la caminata al centro o las difi-
aprendizajes nuevos, no siempre sos- vos ingresantes, asignándoles una cultades para tomar colectivos: el
tenidos con intervenciones estatales fuerte estigmatización social, refren- aprendizaje de la nueva geografía ur-
que no sean el control de las condi- dada por historias delictivas. Las vi- bana y cómo transitarla es un des-
ciones de permanencia en el barrio das e historias de los nuevos con- afío constante.
y la vigilancia policial. trastan dramáticamente con las idio-
sincrasias locales. Los chicos de la Estas cuestiones repercutieron
En cuanto a los cambios extra-ho- ciudad traen consigo a zonas rura- en las prácticas de trabajo y mendi-
gareños, resalta la re-escolarización. les o casi rurales la conflictual mar- cidad, puesto que no logran recons-
En general, los chicos de las viejas ginalidad urbana, trastocando vidas truir las viejas rutinas “…ahora ten-
villas, tenían trayectorias escolares escolares y rutinas de las comunida- go que salir un rato antes. A veces
más bien erráticas, con interrupcio- des de llegada, que no son paraísos no voy, porque no me conviene”, de-
nes para trabajar (o mendigar), sos- bucólicos y tienen ya sus propias di- cía Rubén (15 años). La convenien-
tenidas como modo de obtención de ficultades (a las que agregan las ten- cia dada por el esfuerzo, tiempo y
la certificación de asistencia para siones de una convivencia cuyas re- costo de la ida al centro, en relación
mantener algún beneficio social. Los glas se empiezan a construir). con la hipotética ganancia del día.
nuevos barrios irrumpieron en sus lu-
gares de llegada con poblaciones es- También resaltan cambios en la Este tipo de situaciones tiene lec-
colares que fueron inscritos en es- situación de calle de los chicos, nue- turas ambivalentes: en algunos ca-
cuelas que no estaban preparadas vas maneras de abordar la experien- sos se verifica un cierto retiro de la
ni infraestructuralmente ni en la for- cia de calle, dado que la llegada al calle de algunos chicos y chicas, y
mación de sus docentes en relación centro es más compleja por las dis- en otros se consolida un alejamien-
a la contención de grupos humanos tancias y cierta inaccesibilidad de los to definitivo del núcleo familiar.
complejos y conflictuales en sus his- nuevos barrios. Muchos de los chi-
torias. La convivencia es particular- cos y sus familias han readaptado Otra práctica infanto-adolescen-
mente delicada y no se resuelve. Las sus rutinas considerando la ineludi- te nueva radica en el descubrimien-
35 En cursiva
to de los juegos en la vereda de la Y es desde esta nueva cartogra- minuido. Aquellos que estaban en la
propia casa (con las connotaciones fía, desde donde se abren nuevos calle dejan de deambular o disminu-
de la mirada de las madres y los ve- mundos –hacia afuera del barrio–, yen el tiempo de deambulamiento
cinos, el acostumbramiento a la ruti- públicos y privados, mixturados de porque se fueron a vivir a otro lado,
na del juego, lo convivencial al cen- manera siempre original: caminos y más lejos.
tro tanto de los conflictos como de atajos por donde se entra y sale, por
su resolución). donde se va a la escuela o al centro; Hay, por cierto, un mejoramien-
canales de riego, colectivos, plazas, to en la calidad de la vida de los ni-
Resalta así el incipiente uso de instituciones barriales (de los otros ños en los nuevos barrios, pero las
las plazas. Los nuevos barrios tienen barrios); la iglesia, el templo, el pues- transformaciones en las prácticas
una gran plaza central alrededor de to sanitario; y por supuesto, los luga- no tienen la velocidad de la mudan-
la cual se distribuyen las viviendas. res donde viven los otros: sus ba- za. Respecto de la escolarización,
Al momento son aún un baldío que rrios, casas, edificios, fincas. parece estar produciéndose una bre-
se espera sea parquizado con el tiem- cha intergeneracional: a pesar de
po, pero se convirtieron en canchi- En el contexto de esta cartogra- las dificultades y los estigmas, mu-
tas barriales, espacio que antes no fía emergente se estructuran nuevos chos de los más pequeños volvie-
había en la villa. mapas existenciales , formateados ron a la escuela y están recuperan-
desde las nuevas condiciones de vi- do sus trayectorias escolares. Ello
da en tensión con las ideologías sub- habilita la posibilidad de que, bajo
Epilogando
yacentes a estas condiciones. Esto condiciones favorables –sociofami-
por ahora
es, las ideologías inscriptas en la pla- liares y económicas– se alejen de-
nificación urbana del nuevo barrio pa- finitivamente de la calle. Mientras
recen confluir en el control del Esta- tanto, a los más grandes –principal-
do, por un lado y en la estigmatiza- mente los adolescentes–, con ma-
Es siempre complejo hacer epí- ción social, por otro. La localización yor experiencia de calle, les cuesta
logos, pero lo es aún más para epi- de los barrios lejos del centro, con enormemente mantener la escolari-
logar algo que ocurre en este pre- fuerte vigilancia policial, con una ur- zación y los que se mantienen en la
ciso momento . Nuevos mapas se banización confluente en una gran escuela, lo hacen por motivos exter-
abrieron a partir de los traslados de plaza central desierta, son cuestio- nos a la educación (por ej. para te-
los asentamientos hacia la periferia nes que tienden a romper la lógica ner certificaciones que permitan el
urbana: nuevos mapas urbanos y autoprotectora del delito asociada al cobro de ayudas económicas).
nuevos mapas existenciales se es- hacinamiento, en el marco de las re-
tán construyendo y cualquier análi- presentaciones sociales acerca de Pero es probable que abandonen
sis se estructura en torno a la tran- los villeros. y no regresen a la escuela, ya que se
sicionalidad. incorporarán al mundo del trabajo –el
El estigma de la villa se traslada, mundo al que tienen acceso es, por
Diversas reflexiones emergen res- como una marca imborrable: en el cierto, precarizado o de tipo delicti-
pecto tanto de los mapas urbanos nuevo barrio se activan nuevas expe- vo?, y ya tienen capitalizada la expe-
como de los existenciales si pensa- riencias de discriminación barrial y riencia del rebusque y de la moviliza-
mos a ambos como descriptores-ana- escolar. Los chicos de los “barrios ción en grupo, a la que agregan el
lizadores de las nuevas cartografías nuevos” son vigilados por vecinos y aprendizaje reciente del manejo de
vivenciales de los chicos y chicas. policías hasta cuando transitan hacia nuevos circuitos/horarios de colecti-
Los nuevos barrios y sus formas, sus la escuela, donde el estigma también vos, y la autoorganización para ga-
urbanizaciones de viviendas, donde se manifiesta en relación con los com- nar dinero, dentro y fuera del barrio.
encuentran lugar la propia casa y las pañeros, los cuerpos docentes y las Como dijo Ezequiel (15 años) “Lo pri-
de los vecinos –viejos y nuevos, to- autoridades, quienes se quejan de la mero fue buscar a los amigos de an-
dos ex villeros-, las calles, la plaza, sobrematriculación. Ya en la escue- tes y ver quiénes estábamos aquí,
todo se constituye como una com- la se producen diversos problemas después nos empezamos a juntar y
plejidad sin historia vivida, más que de adaptación escolar que a menu- a conocer, nos aprendimos las ca-
la que empezó hace muy poquito, do se resuelven en la expulsión de lles de acá… Ahora ya estamos…Es
cuando llegaron al barrio. Así, el ba- los recién llegados. que no conocíamos “
rrio nuevo se erige como un nuevo
mundo a descubrir, pero también a Por otra parte, los niños en las Esta última expresión –ahora ya
crear y recrear. calles céntricas parecen haber dis- estamos– es cuasi fundante: implica
36 En cursiva
una especie de asunción de que las corso acá … que antes no había”. El augura prácticas y formas de vivir el
cosas nunca volverán a ser como fue- corso acá expresa el orgullo identi- tiempo y el espacio. Bauman sostie-
ron antes en la villa. El ya estamos tario de rescatar su vieja zona de re- ne que los pobres son estructural-
reconoce al mismo tiempo la condi- sidencia y decir que vienen del lugar mente superfluos y están encadena-
ción de existencia grupal y la cons- donde están los mejores carnavales. dos al espacio: sus vidas transcurren
trucción de las subjetividades ado- No obstante, la afirmación de “yo soy en un tiempo agobiante sin espacios,
lescentes asociadas a las nuevas car- de… y no de la villa” enfatiza la ne- constreñidos a moverse en zonas res-
tografías de sus vidas, al nuevo es- cesidad de reconstruir una identidad tringidas, de y para pobres5.
pacio del barrio. que no se reconoce en el contexto
del barrio nuevo. Sin embargo, a partir de las trans-
“Yo soy de Marquesado ahora, y formaciones en las vidas cotidianas
no de la villa …”, dijo un adolescen- No es posible concluir, más que de los niños ex-villeros muchos de
te de una villa trasladada. La reloca- provisoriamente, lo que ahora está los cuales estuvieron en situación de
lización de villas trastoca las subjeti- pasando. Y en tal sentido, conclui- calle, verificamos que, ante los es-
vidades de los habitantes, que se de- mos –por ahora– con una reflexión pacios de los nuevos barrios, los po-
baten entre mantener la identidad de acerca del uso generalizado de este bres, fundamentalmente los más jó-
un espacio al que ya no pertenecen adverbio, presente en todas las char- venes, comienzan a tener otros tiem-
y que ya no existe (más que como re- las con los niños, niñas y adolescen- pos y se empiezan a manejar con
cuerdo), y reconstruir sus subjetivi- tes de las ex villas trasladadas: aho- otras prácticas, ahora que viven sus
dades en la tensión sociourbana de ra ya estamos; ahora soy de…; aho- tiempos en otros espacios.
los nuevos espacios. ra hay corso acá; ahora tengo que
salir un rato antes. La expresión aho-
Más tarde, el mismo adolescen- ra sitúa la dialéctica espacialidad-tem-
te comentó que “… y ahora tenemos poralidad en una estructura que in-
1. Una reflexión especial se abre ante el análisis de este tipo de políticas de vivienda, basadas en traslados y re-localizaciones de grupos huma-
nos cuya distinción está dada por ser pobres y vivir en terrenos de los que no son propietarios, a menudo, con un alto poder inmobiliario, cir-
cunstancias estas que los vuelven más objetos que sujetos de políticas públicas, y que restringen al máximo sus márgenes de decisión. Diver-
sas cuestiones se ponen en tensión. Por una parte, hay un indudable sentido de dignificación de la vida de las personas, a través de la asigna-
ción de viviendas que no se caen con los sismos y que no son nidos de vinchucas. Hay sin embargo un sentido inquietante y poco claro, que
se invisibiliza bajo el discurso dignificador: el traslado, una mudanza traumática, no elegida, impuesta; el nombre de erradicación, su significa-
ción literal de arrancar las raíces –desarraigo- y su connotación chicagueana de higienismo urbano, remiten de manera directa a pensar en si-
tuaciones de discriminación encubierta.
2. El nombre de niñez en situación de calle alude al nombre conocido popularmente de chicos de la calle, que refiere a los niños, niñas y ado-
lescentes que, por motivaciones diversas transcurren una importante parte de sus vidas trabajando o deambulando en las calles de las ciuda-
des. Este concepto -chicos en situación de calle- constituye un concepto no acabado, en proceso de debate y de construcción y reconstruc-
ción teórica. Hay consenso en el uso del concepto, no obstante su condición de provisoriedad, puesto que se acuerda en que es teóricamen-
te más adecuado que la denominación popular de chicos de la calle, la cual designa más bien un conjunto de imaginarios y representaciones
sociales presentes en el esquema normativo hegemónico acerca de estos chicos y chicas.
La noción de chicos de la calle ha sido duramente discutida por su condición de estatizante y porque supone una parcialidad estigmatizante en
la cual se define a estos chicos y chicas, desde una mirada estática que se concentra en la situación actual desconociendo sus historias per-
sonales. En tal perspectiva estática, los chicos y chicas de la calle aparecen como si por algún acto de magia perversa no tuviesen otra madre
ni otra familia que la calle, como si perteneciesen a la calle y como si estuviesen irremediablemente condenados a ser parte de ella. Por el con-
trario, el concepto de situación de calle designa un estado temporal e incorpora un enfoque procesual, que contempla el análisis de las trayec-
torias de vida, con una visión no estigmatizante de los sujetos que designa. Hay una intencionalidad explícita de incorporar la historia personal
/ familiar previa a la llegada a la calle, entendiendo que es esta historia la que explica la situación de calle y también que es en ella donde resi-
de la clave para pensar en la posibilidad de un futuro fuera de esta.
3. La lista estudios es vasta. Nombramos aquí algunos de los estudios que tenemos como referencia, sin pretensiones de que sea excluyente.
Entre otros, DUSCHATZKY, S y COREA, C: 2002; EROLES, C. / FAZIO, A. / SCANDIZZO, G.: 2002; LLORENS, M.:2005; GUTIERREZ,
A.: 2005; AMAR AMAR / ABELLO LLANOS; DENEGRI CORIA /LLANOS MARTÍNEZ/ JIMÉNEZ GÓMEZ: 2001; MACRI /FORD / BERLI-
NER / MOLTENI: 2005; KUASÑOSKY / SZULIK: 2000. CARRAHER, T. / CARRAHER, D. / SCHLIEMANN, A: 1995.
4. Nacidas para participar de los corsos de carnaval y originarias de los barrios de Chimbas -departamento de la periferia urbana donde habí-
an numerosos asentamientos-, y con al aporte sincrético de la tradición inmigrante boliviana, las murgas sanjuaninas son un capítulo aparte en
materia de autogestión y desarrollo creativo de saberes de diversa índole: costura, corte y confección, bordado, carpintería, etc.
5. Bauman señala que las asimetrías se acentúan desde la perspectiva del espacio y del tiempo y precisa que, mientras los pobres se enca-
denan al espacio; los ricos, acomodados y propietarios globalizados viven en el tiempo y no tienen fronteras, por cuanto el espacio no es pa-
ra ellos un condicionante restrictivo (sí lo es para los pobres). Estas cuestiones abren una estratificación, una suerte de nuevo reparto: “lo que
para unos es libre elección para otros es destino implacable”. BAUMAN, Zygmunt (2000) Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica.
Buenos Aires.
37 En cursiva
R e f e re n c i a s b i b l i o g r a f í a y f u e n t e s
Bauman, Zygmunt (2000) Modernidad líquida. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires.
Carli, Sandra (2006) Notas para pensar la infancia en la Argentina (1983-2001). Figuras de la historia
reciente. Artículo en CARLI, S. (Comp.) (2006) La cuestión de la infancia. Entre la escuela, la calle y el
shopping. Ed. Paidós. Buenos Aires.
Corea, Cristina / Lewkowicz, Ignacio (2004) Pedagogía del aburrido. Escuelas destituidas. Familias
perplejas. Ed. Paidós. Buenos Aires
Duschatzky, Silvia, Corea, Cristina (2002) Chicos en banda. Los caminos de la subjetividad en el de-
clive de las instituciones. Ed. Paidós. Bs. As.
Eroles, C. / Fazio, A. /Scandizzo, G. (2002) Políticas Públicas de Infancia. Una mirada desde los dere-
chos. Ed. Espacio. Buenos Aires.
Gutiérrez, Alicia (2005) Pobres… como siempre. Estrategias de reproducción social en la pobreza Fe-
rreira Editor. Córdoba. Argentina
Mateos, Paula (2005) Lo legal y lo legítimo en el control social de los chicos y chicas en situación de
calle: trayectorias desde la marginalidad a la exclusión. Artículo en el libro Lo legal y lo legítimo en el dis-
curso y en las prácticas. Diana Coblier y Alfredo Grande (comp.) Fundación Tehuelche. Ed. Sapiens. Bue-
nos Aires.
Mateos, Paula (2007) Saberes estratégicos de supervivencia: circulación de saberes en el trabajo in-
fantil en situación de calle. Artículo en el libro ¿De la escuela al trabajo? Luis Garcés (comp.) Ed. del Sig-
no. Buenos Aires.
Mateos, P. (2006) Trayectorias y aprendizajes sociales de chicos y chicas en situación de calle, artícu-
lo en La cuestión de la infancia. Entre la escuela, la calle y el shopping. Compilación dirigida por Sandra
CARLI. Ed. Paidos. Buenos Aires. 2006.
Morales, Liliana A. (2001) Mujeres jefas de hogar, características y tácticas de supervivencia. Una in-
tervención desde el trabajo social. Ed. Espacio. Bs. As.
Pickenhayn, Jorge y otros (2006) Villas: ¿re-localización o erradicación? Habitat, salud y pobreza en
San Juan. Programa de Geografía Médica. Congreso Nacional de Geografía. LXVI Semana de Geografía.
UNSJ.
38 En cursiva
INVESTIGACIÓN
Chicos, Chicas
tichever
Por Cecilia Li
y la Calle
En la ciudad de Buenos Aires, for- ve exacerbada. En Argentina casi la lescentes en situación de calle for-
man parte del paisaje urbano diferen- mitad de niños y adolescentes son man parte del escenario donde dife-
tes manifestaciones de la pobreza. pobres: en el año 2005 el 49,5 % de rentes manifestaciones del mismo fe-
Al recorrerla todos los días vemos la población de 0 a 17 años del pa- nómeno configuran el mapa margi-
chicos vendiendo diversos produc- ís se encontraba por debajo de la lí- nal de lo urbano.
tos en subtes o trenes, cartoneros, nea de pobreza1. Niños, niñas y ado-
hombres y mujeres revolviendo la ba- Es complejo conocer con exacti-
sura, acomodados en una esquina tud cuántos chicos y chicas en situa-
junto a niños pequeños pidiendo mo- ción de calle hay en la ciudad de Bue-
nedas, durmiendo y viviendo en las Cecilia Litichever es licenciada nos Aires ya que se trata de una po-
en Sociología por la Universidad
de Buenos Aires y Maestranda
calles. Las políticas sociales y eco- blación muy difícil de censar, tanto por
39 En cursiva
Consuelo, 9 años
2001 (Lezcano: 2002), arroja la exis- compartidos por diversas investiga- res, y la propia historia marginal ur-
tencia de 1645 chicos y chicas me- ciones. La situación de calle es una bana va moldeando los modos en
nores de 18 años en situación de ca- realidad cambiante, donde la esta- que la pobreza subsiste en la ciudad.
lle de los cuales el 62, 6 % son varo- día puede ser larga o acotada, de-
nes y el 37,4% son mujeres. pendiendo de las historias persona- La calle se presenta para ellos co-
les, los vínculos familiares, los ba- mo un espacio ambivalente ya que es
En este artículo nos gustaría cen- rrios, los amigos, el consumo de dro- una mezcla de dificultades y liberta-
trarnos en la indagación sobre algu- gas, entre otras cuestiones. (Luchi- des, de violencias y complejidades,
nas de las condiciones que hacen a ni 1995, Llorens 2005, Pojomovsky peligros y modos de supervivencia.
la vida en calle de chicos y chicas, 2008). En general muchos chicos A la vez que es desprotección, es
considerando principalmente los mo- vuelven a sus casas -con mayor o también un lugar en el cual los chicos
dos de habitarla y los significados menor frecuencia- de modo que la desarrollan habilidades y estrategias
que ellos mismos elaboran para des- vida en la calle no suele ser una con- para responder a las exigencias que
cribir su tránsito por la ciudad, la re- dición estática ni definitoria. A su vez se les presentan. Establecen una se-
lación con sus amigos, sus códigos los vínculos familiares se mantienen, rie de vínculos muy estrechos entre
y ocupaciones. Para ello tomaremos ya sea volviendo a sus hogares o con sí que pueden representar protec-
las palabras, los relatos y las expe- encuentros esporádicos con sus pa- ción, acceso a recursos necesarios
riencias de chicos y chicas en situa- rientes en el ámbito callejero o en para sobrevivir pero también relacio-
ción de calle obtenidas a través de distintos puntos de la ciudad. Inclu- nes de sometimiento. Hay diversión,
entrevistas en profundidad, observa- so para muchos chicos el hecho de juego, aventura, satisfacción a cier-
ciones y testimonios en el marco del permanecer en la calle se establece tos placeres. La calle aparece como
taller literario y de radio realizados en como una estrategia familiar de sub- posibilidad de acceso a determina-
el Centro de Atención a la Niñez y sistencia donde contribuyen a la ren- dos bienes y experiencias que en sus
Adolescencia (CAINA)3. Nos basa- ta familiar en base a las actividades barrios no podían llevar adelante.
mos en los resultados preliminares allí desarrolladas4.
de investigación de la tesis de maes- Al observar los modos de transi-
tría “Trayectoria institucional y ciuda- Chicos y chicas, habitan la ciu- tar la calle, encontramos que los chi-
danía de chicos y chicas con expe- dad a su manera, como saben, con cos y las chicas conforman colecti-
riencia de vida en calle”, actualmen- la experiencia propia que los va a lle- vos que los aglutinan en base a vín-
te en curso (Litichever, mimeo) var a elaborar definiciones acerca de culos, necesidades e intereses co-
lo que pueden, no pueden, quieren munes. Rara vez encontramos chi-
En primer lugar, es posible reco- y les conviene en la ciudad. También cos solos en la calle; por lo general
nocer algunos aspectos generales las experiencias de los otros, sus pa- están en grupo y a estos grupos los
40 En cursiva
denominan “ranchadas”. Las mismas cos y chicas procesos constitutivos Con los compañeros comparten
constituyen territorialidad, grupalidad de su propia identidad. Se estable- experiencias, el cotidiano de transi-
y singularidad. Demarcan una “para- cen códigos y valores que estructu- tar por la ciudad a veces en busca
da” en la ciudad pero también son ran la vida en la calle, así como pro- de lo mínimo necesario para subsis-
Juan, Pedro, Marta, José… que se mueven fuertes alianzas que se es- tir, a veces en busca de entreteni-
juntan, se hacen amigos, se pelean; tablecen como vínculos de sostén. mientos o en búsqueda de objetos
se organizan para buscar comida, que les son preciados y que forman
obtener dinero, dormir y jugar La ranchada de la Shell, la de Flo- parte de los consumos que se esta-
rida, Lavalle, Retiro, Conti, El Obe- blecen en una ranchada. En este sen-
lisco, cada una de ellas elabora un tido es posible pensar que uno de
Ranchada?
diferencia de las demás. Sin embar- ranchada de otra es el tipo de dro-
go, no se trata de estructuras grupa- gas que consumen, siendo uno de
les fijas. Tanto sus integrantes como los rasgos que los identifican frente
sus propios valores, se van modifi- a otros grupos.
Cuando unos están juntos. Co-
cando, a la vez que permanece la
mo unidos. Te metés adentro de la
sensación de formar un grupo con Pero no sólo eso: muchas veces
ranchada y no salís más. La rancha-
otros, de no estar solos, de organi- la identidad de estos grupos está da-
da se forma ayudando entre todos.
zarse con los compañeros. da en base a trayectorias barriales
(Flavio, 16 años)5.
previas. Así vemos cómo la mayoría
Rancho es el que rancha con de los chicos que pertenecen a la
Siguiendo a Reguillo (1993), to-
vos, el que para con vos. Es la per- ranchada de Florida y de la Shell son
mamos algunos ejes para pensar la
sona que está ranchando con vos. de barrios de zona sur como Quil-
organización de las ranchadas: a) el
Una ranchada es mucha gente, un mes, Wilde y Bernal. De hecho son
sentimiento de c o m u n i d a d, donde
grupo de ranchos unidos. Rancho primos, amigos y vecinos que tienen
se comparten y construyen visiones
es tu compañero. Rancho es el que sus casas familiares unos muy cer-
de mundo, desarrollando sentimien-
está “parando” con vos pero como ca de los otros. Los del Obelisco y
tos de solidaridad y protección fren-
sos muy amigo de él, le decís “ran- Caballito suelen pertenecer a la zo-
te a la hostilidad del ambiente; b) el
chi”, como de buena onda. (Lucas, na de Moreno, se conocen entre sí
dominio t e rr i t o r i a l que se presenta
16 años). y andaban juntos por las calles de su
como un aspecto fundamental que
barrio.
confiere las propias bases de exis-
Entonces vemos cómo se confor-
tencia del grupo, identificando los orí-
ma un “nosotros” con fuerte senti- Si bien no son la mayoría, tam-
genes en la cultura del barrio. El te-
miento de solidaridad hacia el inte- bién nos encontramos en la calle con
rritorio brinda una forma controlable
rior del grupo. De este modo com- algunos chicos que prefieren estar
de relación con el entorno; c) la exis-
parten representaciones sociales, solos antes que acompañados de
tencia de ciertos c ó d i g o s que otor-
normas, códigos, consumos, rutinas, una ranchada. En ocasiones obser-
gan cierta normatividad al grupo don-
itinerarios en la ciudad, así como ge- vamos que es una elección en base
de se establece lo que se puede y
neran fuertes lazos de amistad es- a experiencias previas que no fueron
no se puede y lo que de alguna ma-
tructurantes de la experiencia de vi- del todo satisfactorias para ellos, ya
nera será sancionado.
da en calle. que al estar en una ranchada pasa-
ron por situaciones de sometimien-
La comunidad,
Nos cuidamos entre nosotros mis- to y abuso de poder que los llevaron
mos, no dejar que una persona más a alejarse de estos grupos. Otras ve-
“el nosotros”
grande venga y abuse de vos, o no de- ces se trata de períodos, siendo que
jar que la policía venga y te quiera lle- por momentos algunos chicos pre-
var por cualquier cosa. (José, 19 años). fieren estar solos o no encuentran la
La grupalidad que se genera en confianza suficiente en otras rancha-
las ranchadas es de fuerte identifica- Pepe es un amigo de la rancha- das como para permanecer con ellos;
ción, formar parte de estos grupos da porque él me llevó a la ranchada a su vez no coinciden con los códi-
da pertenencia. Las experiencias vi- y porque con él jodemos un rato, bar- gos o por algún motivo prefieren no
vidas en la calle y como parte de una deamos a la gente y nos divertimos. negociar con determinados valores
ranchada, resultan en la vida de chi- (Horacio, 12 años). o condiciones que hacen a su vida
diaria y que para ser aceptados en
41 En cursiva
una ranchada tendrían que admitir.
Jonathan explica que frente a los ries-
gos a los que se siente expuesto por
estar con otros, prefiere estar sólo y
de este modo evitar situaciones ries-
gosas a las que podría llegar acom-
pañado de la ranchada.
Los otros
Así como existe un “nosotros” de
los relatos de chicos y chicas se des-
prende que ubican como “los otros”
a otras ranchadas, con las que se co- Fermín, 5 años
nocen e incluso algunos de ellos en
algún momento fueron compañeros
o comparten itinerarios en la ciudad, te a ellos tratándolos de manera des- mo desde la interacción en la ciudad.
frecuentan los mismos cybers o se pectiva y agresiva, valiéndose de la Resulta así que en ocasiones los chi-
cruzan en alguno de los programas situación de desventaja en la que se cos exacerban las imágenes que tie-
de atención para chicos en situación encuentran para poder defenderse. nen sobre ellos como estrategia pa-
de calle. Sin embargo, cada rancha- ra obtener monedas o comida. Por
da “para” en distintos lugares e in- Te paran por nada (la policía). La momentos hacen jugar al niño sucio
cluso conforma modalidades de con- otra vez iba caminando, salía del CAI- y débil que necesita de la solidaridad
vivencia diferenciales. Además, en NA y me pararon, me hicieron tirar para poder comer o al chico malo y
ocasiones sucede que existen cier- todo lo que tenía en el bolsillo. Te ven violento que potencialmente puede
tos roces o malestares entre miem- así y te paran. Encima me decía: “si agredir o robar. Pero también pare-
bros de distintas ranchadas. te encuentro faso o base te llevo a la cen ser realidades irreconciliables
comisaría”. “Bueno -le digo-, llamá a que se chocan y contrastan entre sí.
Sin embargo, a quien principal- dos testigos, si no me encontrás na- De esta manera lo explica Flavio:
mente identifican como “los otros” da me vas a tener que dejar ir” -y el
es a la policía. Es con ellos con quie- chanta me dice- “vos no me vas a de- A veces te miran mal, a veces te
nes de alguna manera comparten el cir lo que tengo que hacer yo.” Ha- dan, a veces no. También necesitas
estar en la calle, se identifican, reco- ciéndose el piola. Encima me querí- plata y tenés que salir a laburar. No
nocen donde están unos y otros, más an quitar el celular. Una vez salimos laburar, sino laburar ilegal. Si le pe-
que cualquier transeúnte despreve- del CAINA con unos pibitos y nos dís monedas, no les gusta, y se les
nido. Es la policía la encargada de paró la cana y a un pibe que tenía el robas tampoco (Flavio, 18 años).
intervenir si realizan actividades ile- documento se lo querían romper (Fla-
gales, siendo las figuras que darán vio, 18 años).
Los códigos
lugar al tránsito por comisarías o ins-
titutos de menores. Pero además, A su vez ellos mismos se saben
por los propios testimonios de los como “otros” para el resto de la so-
chicos, encontramos que la policía ciedad, tanto desde el acceso a de- Las ranchadas tienen sus propias
realiza demostraciones de poder fren- terminados bienes y consumos, co- normas y valores, es posible obser-
42 En cursiva
varlos principalmente en los códigos Tenés que respetar a la familia, vez, yo estaba en Villa Luro y no sa-
presentes en cada una de ellas. Es- no te tenés que pelear con tus com- bía lo que era el CAINA. Empecé a
tos no son los mismos para todas las pañeros, no hay que faltarle el res- venir y seguía parando en Villa Luro,
ranchadas, chicos y chicas saben que peto a la gente mayor. (José, 19 pero como no podía seguir gastan-
para ser miembro de una hay que de- años). do para el boleto, empecé a parar en
jar de lado determinadas cuestiones la Shell, con mi hermano y con otro
personales, aceptando y negociando pibe más. (Flavio, 18 años).
Territorialidad
necesidades y valores al amparo del
grupo. Así, muchas veces se estable- En este sentido, el territorio tam-
cen autoridades que son aceptadas bién organiza muchas de las activi-
por todos. Son ellas quienes van a El espacio ocupado por chicos y dades cotidianas, como ir al CAINA,
delinear el marco en el que desarro- chicas puede analizarse como el lu- buscar un rincón para dormir por la
llen muchas de sus actividades, por gar donde se plasman muchas de tarde, pedir monedas, ir al cyber, dro-
ejemplo el modo de conseguir dine- sus condiciones de vida. El lugar mar- garse y jugar. Estas son las principa-
ro y comida, quiénes pueden ser ginal, alternativo y posible donde cons- les actividades descriptas por los chi-
miembros y quiénes no, dónde se truyen su vida y su identidad. El es- cos. Adaptadas a los otros también
puede jugar, las bromas aceptables pacio público que se transforma en presentes en la calle.
y las que no lo son. También son ellos lugar habitado. Es donde se buscan
o ellas quienes interceden en conflic- recursos necesarios para subsistir, Jugábamos en el Obelisco, o al
tos entre sus compañeros. donde duermen, guardan sus cosas, costado de Constitución, pero des-
comparten juegos, comida o entre- pués no sacaban los cobanis (policí-
Uno de los códigos que aparecen tenimientos. El lugar donde hay có- as) pero igual nos divertíamos un ra-
mencionados es lo que se puede ha- digos especiales porque es “su lu- to. Venía la policía a cortarte el mam-
cer y no en la ranchada, más que na- gar”, el lugar que aglutina y cobija. bo, también otros pibes. Ahora no
da enfocando en la posibilidad de cui- Pero también es donde se busca op- podés jugar más, o podés jugar pe-
dar el lugar y poder permanecer allí, timizar recursos, se acondiciona a ro en lugares más cerrados. En la
sin que sea un lugar “cuestionado” las necesidades para poder garanti- plaza del Obelisco no podés jugar
por los vecinos. Sin embargo, esto zar la subsistencia en calle. más porque pasa mucha gente, co-
no siempre sucede del mismo modo mo que los molestas. (Bruno, 16
para todas las ranchadas y está aso- Muchas veces se establecen en años).
ciado al tipo de actividades que los diferentes puntos de la ciudad y se
chicos realicen en ellas. apropian del espacio, redefiniendo Consideramos que niños, niñas y
los usos del mismo. Encuentran si- adolescentes que transitan las calles
Donde yo estaba, me fui porque tios cálidos en bocas de subte, o va- de la ciudad de Buenos Aires, des-
querían bardear en la misma rancha- gones abandonados, entradas de ne- arrollan aquello que Merklen (2005)
da. Pasaba un cheto con celular, iban gocios, plazas o rincones donde po- llamó lógica del cazador urbano, don-
y se lo sacaban, en la misma rancha- der instalar sus carritos, con uno de de individuos atravesados por dos
da, después caía toda la policía. Eso ellos siempre haciendo guardia y cui- condiciones ?inestabilidad institucio-
es lo malo, porque si te drogas, va- dando sus objetos y ropa. nal e inscripción territorial? se ven
mos a drogarnos tranqui, y ahí yo arrojados a la búsqueda de oportuni-
cuando empezaron a hacer eso me La territorialidad es cambiante, dades, donde la inscripción territo-
terminé yendo, no porque tenía mie- no siempre permanecen en los mis- rial, se constituye en la principal fuer-
do, sino porque bardeaban todos los mos lugares ni con las mismas per- za de sostén otorgando una “densi-
días, ya no se podía estar, la gente sonas. Los propios vínculos entre dad relacional que permite contener
pasaba y nos tenía miedo, agarré y ellos, la relación con los vecinos o la precariedad aunque sea parcial-
me terminé yendo. (Bruno, 16 años). comerciantes, otras ranchadas o la mente.” Frente a la falta de respues-
policía son algunos de los determi- tas por parte de las políticas públicas
Por otra parte existen acuerdos nantes a la hora elegir movilizarse ha- para solucionar esta problemática,
que tienen que ver con las familias: cia otra zona de la ciudad o cambiar- chicos y chicas se valen de sus ran-
el insulto hacia la madre es tomado se de ranchada. chadas, contactos en calle o en sus
como una de las perores agresiones. barrios, programas sociales, para ob-
Además, se establecen cuestiones Antes paraba en Villa Luro con mi tener recursos necesarios de subsis-
que tienen que ver con la conviven- hermano, y como un hombre me tra- tencia. De este modo en base a una
cia y el cuidado entre ellos mismos. jo acá, al CAINA, me había traído una red relacional, obtienen comida, ba-
43 En cursiva
ño, piden monedas juntos, se vincu-
lan afectivamente e incluso a veces R e f e re n c i a s B i b l i o g r á f i c a s
buscan la manera de salir de la situa-
ción de calle. Denis Merklen (2005). Pobres Ciudadanos, las clases populares
en la era democrática (Argentina 1983-2003) Editorial Gorla
Yo conozco mucha gente. Tengo
un amigo que hace tallares con los Gentile, M. Florencia (2005). Garçons et filles en situation de
chicos de la calle que tengo el núme- rue. Pertinence analytique des notions de genre et de rapports so-
ro de teléfono, después tengo una ciaux de sexe. GIS Réseau Amérique latine. Actas del 1er Congre-
amiga chilena, una amiga brasilera so del GIS Amérique latine, Universidad de La Rochelle.
que me regaló una remera de Brasil, http://halshs.ccsd.cnrs.fr/halshs-00005628/en/
un amigo de un bar donde me dan
para comer (Juan, 18 años). Lezcano, Alicia (2002). Condiciones de vida y laborales de los ni-
ños y adolescentes que transitan la Ciudad Autónoma de Buenos Ai-
Pero también desde otra óptica res. Bs. As. Mayo de 2002. http://dim.buenosaires.gov.ar/areas/des_so-
es posible reconocer cómo chicos y cial/chicos/censo.pdf
chicas desarrollan cierta capacidad
de agencia para llevar adelante su vi- Llorens, Manuel (2005). Panorama general del fenómeno de niños
da en la ciudad, y las formas posibles y niñas con experiencia de vida en la calle en Venezuela. En Llorens,
de satisfacción de sus deseos y ne- Manuel; Alvarado, Cristina; Hernández, Natalia; Jaramillo, Ursula; Ro-
cesidades. De este modo se recono- mero Mayra, Souto John, (2005) “Niños con experiencia de vida en la
ce un rol activo como agentes de ne- calle”. Ed. Paidos. Buenos Aires.
gociación tanto con las instituciones
como con las condiciones en las que Litichever, Cecilia (2008). Trayectoria institucional y ciudadanía del
se desarrollan sus vidas. Chicos y chicos y chicas con experiencia de vida en calle. Tesis para optar por
chicas negocian con sus grupos, con el título de Magíster en Políticas Sociales, FLACSO. Mimeo.
sus compañeros, con las institucio-
nes de atención para poder atrave- Lucchini, R. (1996) Niño de la calle, identidad, sociabilidad y dro-
sar el cotidiano en la ciudad de la ma- ga. En Características generales de los niños y las niñas con experien-
nera en que les sea posible. cia de vida en la calle. en Llorens, Manuel; Alvarado, Cristina; Hernán-
dez, Natalia; Jaramillo, Ursula; Romero Mayra, Souto John, (2005)“Ni-
ños con experiencia de vida en la calle”. Ed. Paidos. Buenos Aires.
1. Fuente: INDEC. Procesamientos especiales de la Dirección de Estadísticas Sectoriales. En observatorio de Jóvenes, Instituto Gino Germa-
ni. http://www.observatoriojovenes.com.ar
2. Algunas condiciones de la vida en calle hacen que sea compleja su medición -sin adentrarnos en la discusión acerca de los requerimientos
metodológicos-: por un lado, no siempre se encuentran en los mismos lugares ni se quedan en la ciudad. Por otro, hay períodos del año, co-
mo el mes de diciembre, donde una proporción importante de chicos y chicas vuelven a sus casas con motivo de acercarse las fiestas de na-
vidad y año nuevo.
3. El CAINA, Centro de Atención Integral a la Niñez y Adolescencia, es un centro de día para chicos y chicas en situación de calle, dependien-
te de la Dirección General de Niñez, Ministerio de Desarrollo Social, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Algunos de los servi-
cios prestados por la institución son: alimentación, atención en salud, asesoramiento jurídico, aseo personal, baño y talleres (escuela, plástica
música, circo, literario, murga, radio, etc.)
4. Si bien no abordaremos aquí los distintos modos de habitar la calle para varones y mujeres, cabe mencionar que existen diferencias tanto
en los motivos que hacen que las chicas se vayan de sus casas (Gentile 2005) como en la permanencia en calle.
5. Los nombres de los chicos fueron modificados por razones éticas
44 En cursiva
ENTREVISTA
ntelo
Estanislao A
amow ski
Ana Abr
“Falta título”
ENTREVISTA A LA ARQUITECTA TERESA CHIARUZZI
45 En cursiva
Un ejemplo: En el jardín de infan-
tes, tener las piletas adentro de la sa-
la puede ser más confortable, pero
si están afuera se puede promover
el encuentro con los niños de otras
salas y de allí pueden surgir otras ac-
tividades, otras sorpresas. En este
caso es importante poner en cues-
tión el límite de la sala y su relación
con otras áreas, o sea, con otros.
Esas son decisiones pedagógicas y
arquitectónicas.
46 En cursiva
algunos, espacio refiere a las dimen-
siones y lugar a las cualidades, y, pa-
ra otros, es a la inversa. Adhiero a
que lugar incluye la cualidad. Y la
cualidad de lo público tiene que ver
con las formas en que se lo concibe
y también con la forma en que se lo
diseña. El objetivo es que la gente se
sienta identificada y sienta los luga-
res como propios.
47 En cursiva
de lo que en arquitectura se llamó Desde lo instalado, uno de los cio público, ¿cuál es el espacio
el “Team 10” movimiento que supe- temas más conflictivos para repen- más público de los espacios es-
ró al CIAM (Congreso internacio- sar es el invento del SUM (salón de colares?
nal de la arquitectura moderna). El usos múltiples): esta idea de un úni-
CIAM avaló al funcionalismo, el “Te- co lugar grande en el cual conviven El espacio más público de los es-
am 10” propuso recuperar la ciu- el comedor, el salón de actos, el gim- pacios escolares debería ser la es-
dad. Y “Ecos” tiene calles y plazas nasio y el recreo de lluvia. Creo que cuela en su conjunto: áreas cubier-
y casas aulas, casas talleres. Me ha sido un ahorro metro cuadrado- tas (edificios), semicubiertas (galerí-
parece que la escuela es una opor- pensamiento. Así como está mal ex- as) y descubiertas (patios, terrazas,
tunidad de recrear la ciudad y de cluir para facilitar también está mal huertas). Es de especial interés el
enseñar a habitar (investir, apropiar- incluir para facilitar. Y desde las con- modo de proyectar los conectivos
se) en la ciudad. diciones del confort arquitectónico (corredores, galerías), el lugar que
es mentira que el SUM facilita. Esto se comparte. Es el lugar que tiene la
–¿Cuáles son los espacios más está instalado, entonces, una vez que oportunidad de poner en cuestión el
conflictivos de las escuelas, los se instala, desarmarlo es costoso. límite entre el aula y los afueras del
que, al momento de proyectar aula (interiores y exteriores).
una obra, demandan particular –El SUM parecería favorecer la
atención? interacción. Hablando del espa- –¿El conectivo sería como la ca-
lle de la escuela?
48 En cursiva
está expresando un modo de pensar
el deporte, la recreación el ocio, el
juego, como si ellos no formaran par-
te del procesos de enseñaza/apren-
dizaje. Esto se revierte si la estrate-
gia parte de concebir en forma simul-
tánea los llenos y los vacíos.
Lamentablemente la puerta de la
escuela está afectada como conse-
cuencia del deterioro del espacio pú-
blico. ¿Cómo era la puerta de la es-
cuela? Era un lugar entre la ciudad y
la escuela, era un umbral, no un lími-
te. El lugar donde las madres espe-
raban, los chicos se encontraban, ju-
gaban, se peleaban.
49 En cursiva
–Hoy es un problema abrir las talar alarmas en las escuelas, la tiene que ser confortable, la técni-
puertas de las escuelas, el con- los detectores de metales. ca debe estar a su servicio. El tema
tacto con la realidad, con lo que es ¿cómo es la seguridad de la es-
está afuera se vive como peli- Muchas escuelas no cumplen cuela? Primero, ¿se analiza profun-
groso. con los medios de salida, y luego se damente cuáles son las necesidades
preocupan porque los chicos se ti- reales? He visto escuelas rurales que
En el programa “700 escuelas” ran por la baranda. Hay muchas es- tienen rejas. ¿Son necesarias las re-
algunas provincias nos decían que cuelas de muchos metros cuadra- jas o es un registro televisivo? ¿Cuá-
había que “llavear” la escuela. No sa- dos y con planta alta que no tienen les son los peligros o los riesgos en
bíamos de quiénes la llaveaban. escalera de emergencia ni ascen- las escuelas? ¿Es para que no en-
sor. En el terremoto de Catamarca tren los que están afuera, o para que
Me parece que los arquitectos del 2004, algunas escuelas no pu- no salgan los que están adentro?,
tenemos que responder junto con dieron usar la escalera de escape como dice Gabriela Diker.
los pedagogos, ¿realmente la es- porque estaba cerrada con canda-
cuela necesita del afuera? ¿Es bue- do para que los chicos no se esca- Tal vez sería bueno pensarlo en
no que se fusionen? ¿Es bueno que paran. relación con las plazas de la ciudad
el afuera use la escuela? A partir de de Buenos Aires, que están enreja-
ello los arquitectos debemos tradu- Se descuenta que una escuela das. Creo que primero habría que
cir. Creo que lo que pasa es que no debe contar con vidrios laminados confirmar el diagnóstico sobre la in-
se sabe bien qué hacer con las es- de seguridad, sistemas de preven- seguridad, que es un tema de es-
cuelas. Creo que la respuesta ar- ción de incendio, barandas antitre- pecialistas, y no de apreciaciones.
quitectónica es acompañar la duda. pables, en cumplimiento de la ley Si fuera cierto que hay necesidad
Me parece que acompañar la duda 24.314. de cerrar las plazas, ¿sería un diag-
no puede restringir la oportunidad. nóstico definitivo o temporario? ¿Te-
Seguramente la solución no es po- Ahora se habla de arquitectura nemos esperanzas de recuperar ese
ner rejas. sustentable, como si fuera un agre- espacio público? Si es así, ¿no ha-
gado. Pero la arquitectura debería bría que hacer otro tipo de diseño?
–¿Cómo se piensa desde la ar- ser sustentable. La escuela debe ser Lo que varía es la forma de interpre-
quitectura el tema de la in/segu- segura, porque la seguridad es uno tar a la inseguridad como problema.
ridad y el riesgo? El tema de ins- de los datos del confort, y la escue- Deberíamos comenzar a discutir los
50 En cursiva
conceptos de identidad, pertenen- calidad de los materiales”. En ese ejemplo de creatividad sin incidencia
cia y habitar. sentido los últimos proyectos en Me- desfavorable en el costo.
dellín son un ejemplo elocuente.
–¿Hay una arquitectura para ri- No se puede construir sin dine-
cos y otra para pobres o solo hay –Se hace difícil pensar el confort ro. Pero con el mismo monto se pue-
arquitectura para ricos? en las escuelas, es como si se lo den hacer obras muy diferentes. Una
viviera como gasto superfluo. ventana a la altura adecuada para
Me parece que el problema es Hay cierto descuido de los edi- que un niño pueda ver el patio no
que la arquitectura de los ricos se lla- ficios que está prácticamente es más cara. Hay equipos técnicos
ma arquitectura y a la de pobres se naturalizado y se asocia casi de que siguen diciendo que las venta-
la llama infraestructura o construc- manera exclusiva a la variable nas tienen que estar altas para que
ción. De hecho, las reparticiones es- económica. el niño no se distraiga, y no sabe-
tatales hoy no se llaman más “arqui- mos bien de qué. La misma venta-
tectura escolar” sino “infraestructu- Me parece que el descuido está na, más alta o más baja, va a dar
ra escolar”. Eso es quitarle la cuali- relacionado con la edad. Las aulas una cualidad diferente. Los mismos
dad y avalar que se trata solo de de jardín, en general, son más ama- materiales bien usados o mal usa-
construir metros cuadrados y canti- bles. Las aulas de primaria son indi- dos, van a dar una cualidad distin-
dad de aulas. ferentes, y las aulas de secundaria, ta. Hacer una pared de bloque y en
están altamente degradadas. Y me esa pared poner nichos para que
Jordi Borja dice “el lujo del espa- parece que esto también habla de la los chicos guarden cosas vale lo
cio público y los equipamientos co- arquitectura y de la pedagogía. mismo que hacerla sin nichos. Mu-
lectivos, no es despilfarro, es justi- chas veces, lo económico es una
cia. Los programas públicos de vi- Otro ejemplo son los recursos excusa de los técnicos.
vienda, infraestructura y servicios, que se usan para las escuelas de ni-
deben incorporar la dimensión esté- ños con necesidades especiales. En –¿Qué particularidades de la in-
tica como prueba de calidad urbana una escuela de ciegos, unos jóvenes fancia tienen en cuenta los ar-
y de reconocimiento de la inclusión arquitectos de Entre Ríos trabajaron quitectos cuando piensan en di-
social. Cuanto más contenido social con las texturas, el hormigón tiene di- señar una escuela? Muchas ve-
tiene un proyecto urbano, más im- ferentes tipo de incrustaciones: pie- ces, parece una cuestión de di-
portante es la forma, el diseño y la dra, corteza de árbol, metales. Un mensiones, como si pensar a la
51 En cursiva
infancia fuera pensar sillas, me- cala es relación. Es la respuesta en- respetando su privacidad. Juegan
sas y baños chiquitos. tre lo que ocurre, cómo ocurre y el mucho en el piso: ¿cuál es la mejor
tamaño que lo aloja. calefacción? Pensamos mucho en
Ese es uno de los temas más di- esos temas. Pero los pensamos bá-
fíciles de la arquitectura escolar, la Primera medida: medimos mucho. sicamente como espacio público, en
equilibrada combinación entre lo do- Llevo en la cartera el metro. Medi- la búsqueda del carácter del espa-
méstico y lo institucional. Es frecuen- mos niños, no solo quietos, sino en cio. No es una casa en pequeño.
te pensar (erróneamente) que los movimiento: a qué profundidad lle-
jardines tienen que ser chiquitos. Es gan, hasta qué altura alcanzan, des- Me parece que la arquitectura
un ejercicio arquitectónico muy di- de y hasta qué alturas ven. A partir puede inducir y debe estimular. Ver
fícil conciliar que un niño esté có- de esos datos diseñamos, resolve- un pajarito o una mariposa a través
modo, que tenga confort, que el mos cómo proteger las aristas, cuá- de diferentes tipos de vidrios, refle-
equipamiento responda a la medi- les son los materiales más adecua- jar la copa de un árbol desde una
da, y que todo eso esté en un ám- dos, las alturas para colgar las mo- ventana, posarse sobre pisos mulli-
bito que además tenga escala insti- chilas, la configuración de los baños dos y duros, me parece que eso es
tucional. Y escala no es tamaño. Es- para que se sientan asistidos pero la arquitectura.
1. DGIMyE Secretaria de Educación del GCABA. Arquitectos Luis Rey y Agustín Garona
52 En cursiva
OPINIÓN
Víctor Pavía
El Patio de la Escuela
Un espacio público para aprender a ejercer el derecho al juego
53 En cursiva
mas emergentes, el diseño de los pa-
tios escolares de juego debe ser te-
ma de los planificadores urbanos en
la medida en que para muchos habi-
tantes es el primer escenario al que
acceden animados por lo que luego
será el espíritu de la plaza pública; que
la actividad de recreo es un tema edu-
cativo ya que en los fugaces encuen-
tros de descanso y esparcimiento se
aprende sobre el descanso y espar-
cimiento compartido; que el equipa-
miento y mantenimiento de espacios
protegidos adecuados para la activi-
dad lúdica en la escuela, es también
tema de los responsables de la salud
pública atentos a los ya evidentes pro-
ficios, ese escenario se muestra ya, resultado de experiencias directas en blemas de sedentarismo infantil. La-
desde el mismo diseño, mezquino en las que los sentidos juegan un papel mentablemente todavía son poco fre-
comparación con las necesidades de importante) y el espacio simbólico (el cuentes los llamados a concurso de
los usurarios. Digamos que, en térmi- patio como espacio querido, anhela- proyectos en los que se aborde al pa-
no de normativas para la arquitectura do, temido, etc.). Visto como lugar el tio escolar de juego, el espacio más
escolar, los parámetros de bienestar, patio de juegos es un escenario que- publico de la escuela pública, desde
seguridad y confort llegan hasta los rido, próximo y cotidiano, trajinado por esa mirada integradora.
espacios más jerarquizados de la es- los habitantes de una peculiar sede:
cuela. Rara vez incluyen el patio y me- la escuela. Debo aclarar que utilizo ex Para terminar, permítaseme una
nos aún éste es tenido en cuenta en profeso el término “habitantes” tal co- breve disquisición que, si bien no
el presupuesto de equipamiento y man- mo lo usa Ibáñez en su Sociología de apartará del tema del título, no quie-
tenimiento. Como el valor comercial la Vida Cotidiana, vale decir, los que ro dejar de hacerla. Veamos: en el
otorgado a los espacios materiales ha han hecho hábito, pauta de sus cone- ejercicio pleno del derecho al juego,
roto todo equilibrio, cada vez son más xiones con el espacio; y “sede” como el disponer de tiempos y espacios
escasos los escenarios públicos pro- lo entiende Giddens en La Constitu- adecuados, es condición necesaria
tegidos y adecuados para el juego, al- ción de la Sociedad: espacio físico pero no suficiente. Las niñas y los
go que, pensando en La Ciudad de destinado a encuentros sostenidos y niños también tienen derecho, diji-
los Niños de Tonucci, brinda elemen- sistemáticos cuyas fronteras, muy de- mos, a aprender a jugarlo de un mo-
tos suficientes para comenzar el aná- limitadas, encierran y, a su vez, son do lúdico. Para que ese aprendiza-
lisis de un evidente mal-estar. escenario de un conjunto de interac- je se dé, además de recursos mate-
ciones sociales rutinarias particulares. riales, el jugador demanda de un otro
De todas maneras, sería un error Y los utilizo en la medida en que de- significativo que actúe como inter-
circunscribir este comentario sólo a cir “habitantes” y decir “sede” me ayu- mediador. Entre esos “otros signifi-
la cuestión material de metros cuadra- da en este caso a esquivar dos cate- cativos” sin lugar a dudas están cier-
dos y costo de equipamiento. Intere- gorías tan cristalizadas por el sentido tos docentes. Aquellos que no sólo
sa, y mucho, la dimensión emocional común como son las de “alumno” y saben juegos sino que saben jugar
e ideológica. Distintos análisis de la “escuela” para, desde allí, comenzar del modo indicado (vale decir: des-
arquitectura, tal como la conciben los a entender un poco más lo que signi- preocupado, fantasioso, libre, no vio-
niños, apuntan hacia una misma con- fica el patio como espacio público pro- lento) y que en la práctica pudieron
clusión: lo que ellos diseñan o cons- tegido para aprender a ejercer el de- concretar un leve corrimiento: de la
truyen es un lugar no un espacio. Los recho al juego en contextos social, his- premisa que postula que el docente
pedagogos de la experiencia analiza- tórico y culturalmente determinados. enseña o educa a través del juego,
ron con interés lo diferente de estas a la posibilidad de que también en-
categorías. El “lugar” resume distin- Pensar el patio en esos términos señe o eduque en el jugar, en un con-
tas representaciones: la del espacio es una invitación a ensayar miradas texto emergente en el que ya se co-
concebido (el patio como definición), más integradoras y transdisciplinares. mienza a detectar cierto déficit en
el espacio percibido (el patio como Vislumbrar que en función de proble- ese sentido.
54 En cursiva
ESCRITOS A MANO
nal
Mariana Ber
Niños y niñas
fuera de foco
Infancia, espacio público y medios
la Nación.
partir de retomar algunos aspectos bate. En este sentido, la calidad del
generales del concepto de espacio espacio público se podrá evaluar so-
55 En cursiva
bre todo por la intensidad y la cali- gracias a los medios masivos de co- Vale recuperar parte de la pro-
dad de las relaciones sociales que municación. puesta teórica de Jesús Martín Bar-
facilita, y por su capacidad de poner bero acerca de los cambios que los
municación como
puntos de vista. autor se refiere a la experiencia que
produce la televisión en el ámbito co-
espacio público
En la actualidad, el desarrollo de tidiano al borronear los límites entre
la comunicación mediática crea nue- lo privado y lo público. Desde el es-
vos tipos de experiencia en común pacio doméstico las personas se
en las que a menudo las personas “A partir del momento en que el apropian de lo público. Sean noticie-
dejan de compartir el mismo lugar. espacio público cede ante la imagen ros o películas aquello que sucede
La proximidad espacial no es ya con- pública, es preciso percibir que la vi- en el espacio público, material o vir-
dición del espacio público. Esta afir- gilancia y la iluminación se desplazan tual, llega al hogar sin que tengamos
mación no niega la existencia de un a su vez, de calles y avenidas, en di- que salir, tal como planteaba Virilio.
espacio público donde todavía la gen- rección a ese terminal de recepción Así, la televisión convierte el espacio
te se reúne sino que hace hincapié de anuncios a domicilios que suple doméstico en territorio virtual. Aun-
en que no puede desconocerse la a la Ciudad, con lo que la esfera pri- que el cine proponga una salida al
existencia de los chat, foros, blogs y vada continúa perdiendo su relativa espacio público (salas de cine, cen-
de la televisión, que van reemplazan- autonomía” tros comerciales), la televisión ahon-
do a lo público en tanto presencia. da un repliegue sobre la privacidad.
Estas características del escenario Paul Virilio El desafío es pensar al espacio pri-
actual abren un abanico inmenso de vado de la mano de los medios de
ejemplos de espacios públicos; des- comunicación como un espacio que
de calles, parques, estaciones de produce una reconfiguración de lo
transporte, bibliotecas, escuelas, hos- Esta frase de Virilio invita a pen- público y que como tal interviene en
pitales y edificios públicos, hasta el sar cómo se dio y qué consecuen- la vida social de los sujetos.
espacio virtual de Internet. El desa- cias trajo pasar de la cinecittá (de la
rrollo mediático es inseparable de un ciudad, teatro de las actividades hu- Los medios, en tanto espacios de
proceso de transformación urbana y manas con actores y espectadores la visibilidad y reconocimiento social,
de una revalorización del ámbito pri- presentes) a la telecittá, poblada de generan productos que colaboran con
vado del hogar que rápidamente va telespectadores ausentes (Virilio, una estetización o espectaculariza-
incorporando lo público dentro de sí 1989). ción de la desigualdad y la pobreza
56 En cursiva
en la experiencia infantil –como suce- da en la transmisión cultural– sufre ños y la constitución de la subjetivi-
de a través de los noticieros–. A su los mayores embates de su historia. dad a menudo pasa inadvertido.
vez, invisibilizan algunos colectivos Los medios de comunicación van ad-
La representación
sociales y las consecuencias trágicas quiriendo gran preponderancia so-
que han tenido sobre los niños las cial y a la vez una creciente capaci-
de la infancia:
transformaciones en la estructura so- dad formativa. Los modos en que esa
visibles e invisi-
cial de las últimas décadas. presencia modifica la relación entre
niños y adultos, los cambios en los
bles en el espacio
Actualmente los medios de co- procesos de socialización anteriores
municación proponen formas de vi- y las formas de construcción de las
público actual
sibilidad, participación y construc- identidades infantiles, nos permiten
ción de lo público, y establecen nue- definir al mercado como un nuevo
vos patrones de reconocimiento co- agente de socialización, encargado
lectivo e identidad social1. En otras junto con los medios de la “pedago- Es innegable que los medios de
palabras, los medios de comunica- gía cultural2”. comunicación constituyen instancias
ción ponen en escena, hacen visi- de legitimación cultural y de orienta-
ble lo que anteriormente se concen- La creciente mercantilización de ción de la conducta. El cine es un me-
traba en ámbitos más exclusivos. los bienes y servicios para la infan- dio privilegiado en este sentido, con
Hoy asistimos a debates políticos cia ha sido estudiada ampliamente gran fuerza por el momento especial
de gran significado social que an- y debe pensarse, como afirma San- que supone mirar una película en la
tes transcurrían en espacios parla- dra Carli, en un escenario de acce- sala y también por su llegada masiva
mentarios. Sin embargo esta poten- so material desigual de la población a los hogares a través de la televisión.
cialidad democrática y popular no infantil al consumo y de debilitamien- La propuesta ahora es abordar algu-
siempre se concreta. La discusión to de los espacios públicos y de la nas representaciones de la niñez en
sobre la propiedad y modos de fi- interpelación estatal a la niñez3. El las películas dirigidas a la infancia re-
nanciamiento de los medios de co- mercado no debe ser considerado alizadas en Argentina. Estas pelícu-
municación y las limitaciones en la únicamente como un lugar de inter- las nos sirven como ejemplos de aná-
accesibilidad son centrales para es- cambio de mercancías y servicios lisis de las formas de representar a
tablecer qué tan públicos son los sino, como dice Renato Ortiz, co- la niñez y son una invitación a visibi-
medios, qué tan democráticos re- mo un tipo de ética. El consumo cul- lizar presencias, ausencias y estere-
sultan. tural –como las películas, progra- otipos en los medios de comunica-
mas de TV, juegos electrónicos y co- ción, en los consumos infantiles y en
midas rápidas– implica valores y el espacio público en general.
Infancia y mercado
perspectivas afines. Además, como
señala García Canclini, es un lugar Si nos preguntamos por las for-
de diferenciación social y de distin- mas en que la sociedad de los 90 en-
Asistimos –y con nosotros, la in- ción simbólica entre grupos, tanto tendió a la niñez, en un período de
fancia? a una creciente sustitución como un sistema de reconocimien- profundas mutaciones y de polariza-
del espacio público por el mercado to, integración y comunicación, he- ción social, el cine nos brinda un acer-
global, que abarca las industrias cul- cho que se observa en prácticas co- camiento interesante y hace visible
turales como el cine y una infinidad tidianas de consumo que favorecen en el análisis algunas cuestiones que
de productos asociados. La sensa- la sociabilidad. en principio están naturalizadas y po-
ción para muchos adultos y jóvenes, drían pasar inadvertidas.
instalada también desde los medios, La fuerte presencia de las indus-
es que la participación pasa cada trias culturales en el cotidiano infan- Vale mencionar que el cine infan-
vez más por el consumo de televi- til ingresa al patio de la escuela y al til argentino de esa década resulta
sión y la posesión de aquellas cosas living del hogar y ocupa cada vez más casi inexistente si se lo mide dentro
que se promocionan y venden a tra- terreno. Los canales de televisión por del contexto de todos los estrenos
vés de ella. cable especializados, los complejos del período y en comparación con el
de cine, las FM, los supermercados, cine infantil norteamericano. En la dé-
Particularmente, si echamos una los kioscos, los cyber, los shoppings cada actual la situación no cambió
mirada a la década del 90 vemos que o los restaurantes de comida rápida demasiado. Las productoras y direc-
durante aquellos años la escuela –que se vuelven espacios habituales cuyo tores locales tuvieron y tienen un des-
había sido una institución privilegia- impacto sobre la formación de los ni- afío más que difícil: competir con pro-
57 En cursiva
ductoras y con la maquinaria de pro- nes de poder que no alientan una mi- Por otro lado, muestran una natu-
moción de sus productos de la talla rada igualitaria de la niñez. Decons- ralización de las relaciones socia-
de Disney/Pixar, Fox o Dreamworks, truir estas representaciones y pen- les que oculta relaciones de poder
dedicadas casi exclusivamente al ci- sar nuestro papel frente a éstas es entre géneros, clases, etnias y re-
ne para niños. un primer paso para ofrecer a los ni- giones.
ños productos interesantes y promo-
La omnipresencia del cine norte- ver representaciones diversas, am- En este sentido, el espacio me-
americano se extiende también ha- pliando así la oferta cultural orienta- diático en tanto espacio público es
cia otras áreas de venta: remeras, si- da a niños y niñas. una arena de luchas de representa-
tios de internet, programación tele- ciones que “importan tanto como las
visiva, juguetes. A su vez, las técni- La pregunta que guía esta par- luchas económicas para compren-
cas de mercadotecnia producen una te del análisis podría formularse de der los mecanismos por los cuales
retroalimentación: se incentiva el con- la siguiente manera: ¿cómo es la un grupo impone, o intenta imponer,
sumo del filme (y más tarde del DVD representación de la infancia en el su concepción del mundo social,
y la transmisión televisiva) y éste ac- cine que consumen los niños y ni- sus valores y su hegemonía”, sos-
tiva la maquinaria de consumo exten- ñas, y por qué nos interesa hacer tiene el historiador Roger Chartier.
dido a los otros productos y subpro- este análisis?4 En las películas ar- Para él, remitirse al análisis de las
ductos asociados. Estas técnicas se gentinas mencionadas anteriormen- representaciones no implicaría ale-
replican, aunque con menor impac- te y en muchas otras se proponen jarse de lo social sino, por el con-
to, con los productos nacionales co- modelos de identificación que re- trario, “localizar los lugares de en-
mo Manuelita, Chiquititas y las más producen socialmente relaciones frentamiento tanto más decisivos
recientes Floricienta o Patito Feo, só- de poder y estereotipos diversos, cuanto menos inmediatamente ma-
lo por nombrar algunas. principalmente de etnia, género y teriales”. El componente político y
clase. Las películas presentan, por cultural que incorpora el autor al aná-
En el caso de la Argentina el de- un lado, operaciones de homoge- lisis de las representaciones es la
sarrollo del cine infantil es aún es- neización de la infancia, a partir de base de los trabajos más interesan-
caso y raramente encontraremos la invisibilización y estereotipación tes en educación audiovisual y alfa-
productos de calidad. Películas co- de determinados sujetos sociales. betización mediática. Chartier afir-
mo Manuelita (que produjo un his-
tórico y excepcional suceso de ta-
quilla del cine infantil argentino y
que consiguió convocar a 2.318.422
personas), Papá es un ídolo (en se-
gundo lugar en entradas vendidas),
Dibu o la más reciente Papá se vol-
vió loco repiten esquemas de las
películas estadounidenses. Ante la
avalancha y avasallamiento de las
grandes corporaciones, el cine ar-
gentino, en vez de proponer algo
distinto, con frecuencia apuesta a
la masividad y lucha contra la ma-
quinaria norteamericana como si
partiera de una igualdad en las con-
diciones de financiamiento, meca-
nismos de distribución, y espacios
de exhibición y promoción.
58 En cursiva
ma que las representaciones del Argentina. La respuesta es que se nuidad y candor; por otro, una re-
mundo social se sustentan siempre observa un muy bajo protagonismo presentación que vincula a la in-
en los intereses del grupo que las de ellas. Y en todos los casos don- fancia con el mercado y el consu-
forja. “De allí la comprensión de las de efectivamente hay presencia fe- mo. Esta infancia visibilizada en las
luchas entre las clases pero también menina los personajes femeninos películas –y que predomina en la
entre los sexos, razas, las confesio- suelen tener papeles subalternos. televisión y la publicidad– se aleja
nes, etc. como luchas de represen- Además, se observa una estereoti- de los arquetipos infantiles propios
tación”. (Chartier, 1990) pación muy fuerte de las mujeres y de la Modernidad y se vincula con
niñas de las películas que va des- nuevos rasgos como la adultiza-
Desde la pedagogía crítica norte- de la fragilidad, ingenuidad e impe- ción en sus hábitos, vestimenta y
americana, autores como Henry Gi- ricia que roza muchas veces con la lenguaje. Como ejemplos, los ni-
roux (Steinberg y Kincheloe, 2000), idiotez –como en Manuelita o Dibu–, ños de las películas de García Fe-
han señalado que las representacio- a la sensibilidad, el afecto y la pa- rré ( Manuelita y Corazón: las ale-
nes proponen a los sujetos una se- ciencia. grías de Pantriste) se refieren a una
rie de clasificaciones y exclusiones infancia carente que cuenta con la
que constituyen las configuraciones A su vez estas representaciones protección de los adultos. Las in-
sociales y conceptuales de una épo- de las mujeres se acompañan con fancias de las otras películas indi-
ca, un grupo social o una región. Así, estereotipos masculinos que los cadas muestran comportamientos
operan como una herramienta dis- muestran como fuertes, agresivos, y actitudes, y formas de vestir y ha-
cursiva que selecciona, jerarquiza, independientes, valerosos, activos blar de los adultos; presentan cier-
reorganiza, matiza y subraya los me- sexualmente, inteligentes, etc. El pro- ta autonomía respecto al mundo de
canismos a través de los cuales se tagonismo de un género –el mascu- los mayores y tienen rasgos con-
crea una imagen de lo real. lino– siempre va acompañado de la sumistas. Varios filmes presentan
raza –blanca– y de la clase –media modos de representación de la ni-
Cuando decimos que las pelícu- o alta– . ñez muy similares al protagonista
las representan a la niñez como una de la película estadounidense Mi
categoría homogénea que oculta sus Las configuraciones estereotipa- pobre Angelito , en relación con la
diferencias (de género, clase, etnia, das de masculinidad y feminidad he- autonomía del niño y su capacidad
geográficas, etc.) pretendemos insis- gemónicas son las dos caras de la para moverse cómodamente, des-
tir en que invisibilizan así a vastos sec- representación androcéntrica y nos envolverse y defenderse en el mun-
tores de la sociedad, como si no for- colocan ante generalizaciones y sim- do de los adultos. Estas dos for-
maran parte de ésta, como si no exis- plificaciones desmesuradas que in- mas predominantes de represen-
tieran. Entre los colectivos sociales fluyen como medio de presión so- tación de la infancia, más allá de
invisibilizados en la cultura popular in- cial sobre las personas a las que van sus diferencias superficiales, tie-
fantil del cine están los niños y niñas dirigidos. En el estereotipo, la com- nen en común que son conserva-
de las provincias, y los indígenas y plejidad de lo otro es reducida a un doras de las relaciones sociales
sus descendientes. Más que expre- conjunto mínimo de signos. Así, por predominantes.
siones directas de discriminación ét- medio de presiones sutiles y abier-
nica o geográfica lo que se hace no- tas sobre los niños y las niñas, és- En síntesis, en el marco de la glo-
torio es una ausencia, una clara ocul- tos comienzan desde muy pronto a balización cultural las productoras,
tación. De igual manera (y vinculado adoptar versiones en miniatura de aún con sus elecciones estéticas di-
a la etnia y a la clase) están ausentes las masculinidades y feminidades ferenciadas, producen una uniformi-
los inmigrantes y descendientes de hegemónicas. dad en el gusto estético de los chi-
inmigrantes de los países vecinos tan cos, gusto, además, que tiene com-
numerosos en nuestro país. La homogeneidad general de la ponentes ideológicos excluyentes,
representación de la infancia en androcéntricos, clasistas y a menu-
Para explicar mejor la naturali- los filmes, que trata a la niñez co- do autoritarios.
zación de las relaciones sociales de mo una categoría neutra, sólo de-
poder pensemos por un momento ja ver una diferenciación, aparen- Si bien no desconocemos las
desde la categoría de género. Po- temente opuesta, que construye habilidades y el capital cultural que
demos preguntarnos, por ejemplo, dos modos de representación de poseen los destinatarios de los pro-
cuántas niñas o mujeres protago- la infancia: por un lado, niños ca- ductos para interpretar diferencial-
nistas hay en las películas infantiles racterizados por la inocencia y el mente los contenidos y producir
de la década del 90 realizadas en idealismo, con atributos de inge- distintos significados en el momen-
59 En cursiva
to de la apropiación, la oferta cul- tencias. Esto, sumado a las posibi- Desde el primer ámbito, hay que
tura condiciona, en principio, los lidades que las tecnologías pueden crear nuevas estrategias, democrá-
gustos y las lecturas posibles. Por ofrecer como abolición de privile- ticas, populares, embarcadas en un
otra parte, las lecturas que hagan gios nos permite pensar los espa- proyecto nacional, que pongan en
los chicos y la ampliación de los in- cios en los que actuar para produ- juego y discusión lo que como socie-
tereses y gustos dependerá de no- cir visibilidades más democráticas dad deseamos para los niños. Los
sotros los adultos. Porque pode- y populares, donde emerjan y se dis- actores comprometidos con la infan-
mos facilitar escenarios decodifi- cutan las diferencias desde los pri- cia y la educación deben perder el
cadores y reinterpretadores de meros años de la vida. La televisión miedo a que el Estado tenga un pa-
aquello que los niños consumen, puede ser un dispositivo de comu- pel activo en los contenidos que pro-
las prácticas que propongamos a nicación capaz de ofrecer formas pician los medios5, y por el contrario
los niños y niñas terminarán de dar de contrarrestar el aislamiento de deben participar en este proceso. La
significación a aquello establecido las poblaciones marginadas al esta- televisión abierta de la Argentina es
en el “menú de opciones”, a ese blecer vínculos con el resto de la una de las más atrasadas en mate-
mundo dado. población. En un escenario globali- ria de programación infantil o para
zado con conexiones que unen es- jóvenes. En Inglaterra o en Francia
pacios distantes física y simbólica- el Estado tiene una fuerte incidencia
Ámbitos de
mente los chicos van representán- en los contenidos televisivos, a tra-
acción hacia un
dose su propio espacio. vés de la regulación (sobre el conte-
nido, publicidad, horarios de protec-
espacio mediático
Más que atemorizarnos pensan- ción, etc.) y las imposiciones de cuo-
más público
do en la influencia negativa de los tas de pantalla destinadas al público
medios y asumir posturas paralizan- infantil.
tes, la tarea que debemos proponer-
nos quienes trabajamos en educa- Asimismo, entre las políticas pú-
Decíamos al principio que esta- ción, en medios y con la infancia, es blicas para la infancia están las que
mos ante una creciente sustitución pensar qué posibilidades abren los competen al espectro radioeléctri-
del espacio público por el mercado medios de comunicación audiovisual co de un país6. Otras, refieren a la
global, ante una reconfiguración de- masiva, en tanto espacios públicos legislación en el campo cinemato-
cisiva del espacio público contem- mediatizados para reinstalar el de- gráfico a favor de producciones con
poráneo asociada al mercado y al de- bate, la discusión acerca de las di- un criterio valorativo (y no simple-
sarrollo de los medios de comunica- ferencias, del otro, del interés co- mente financiero). Resulta apremian-
ción. La proliferación de las nuevas mún, de la protección de los dere- te la necesidad de revisar la políti-
tecnologías, la privatización de los chos, del cuidado, de la cultura. ca de fomento del cine independien-
medios y del espacio público, y la po- te infantil y de las cuotas de panta-
larización entre ricos y pobres, con Hay tres ámbitos en los que se lla. Por último, es prioritario repen-
las exclusiones que provoca (exclu- puede actuar por una construcción sar la propiedad de los medios de
siones que también son mediáticas) distinta del espacio público media- comunicación y avanzar en la pro-
son aspectos del nuevo escenario en tizado. Uno se refiere a la legisla- piedad por parte del Estado y otras
el que crecen y se forman un senti- ción y una participación activa del instituciones como universidades,
do de lo común las nuevas genera- Estado frente a los contenidos di- sindicatos y organizaciones de la co-
ciones. rigidos a la infancia; el segundo tie- munidad para ofrecer alternativas
ne que ver con ampliar la oferta fuera de la lógica del mercado. Afor-
El espacio público nunca estuvo cultural y el tercero implica traba- tunadamente vemos formas alterna-
libre de coacción y poder. Desde jar desde los espacios educativos tivas de construcción de lo público-
comienzos de la modernidad ha ha- para acompañar y formar a los ni- común para la infancia en algunos
bido exclusión en la esfera pública. ños y niñas en su rol de ciudada- canales de cable y en los nuevos ca-
Sin embargo, si bien el espacio pú- nos y consumidores. En los tres nales públicos promovidos por el
blico es un dispositivo de poder tam- ámbitos –que suelen interrelacio- Estado, como Canal Encuentro y en
bién existe su contraparte que es la narse– estamos todos involucra- menor medida Canal 7, con sus fran-
resistencia al poder. Esta dialéctica dos: padres, educadores, organi- jas horarias especializadas en el pú-
de conflicto entre fuerzas resulta in- zaciones. El Estado puede no ser blico más joven. Dentro de la pro-
teresante como posibilidad de ex- el único actor pero es el que jamás gramación de Encuentro, Pakapa-
presión de las diferencias y resis- debe estar ausente. ka ocupa una importante franja ho-
60 En cursiva
raria e incluye el programa Pakapa- y gustos de los chicos, la escuela, preguntas que quedan pero debe-
ka ¡de película!, un ciclo de cine de las organizaciones sociales, las fa- mos comprender el alcance forma-
calidad para chicos y chicas. Ade- milias puedan abrir nuevas puertas tivo de los medios y del mercado in-
más, va en camino de constituirse y realizar cuestionamientos junto fantil y poner el foco en la necesi-
en un canal independiente especia- con los chicos. Este es el ámbito, dad de entender al espacio público
lizado en programación infantil. por ejemplo, de lo que se ha llama- como espacio político, resituar lo
do alfabetización audiovisual y edu- político en los medios y dar el de-
El segundo ámbito que presentá- cación mediática. Un camino anda- bate allí. Un espacio público cada
bamos se refiere a ofrecer a los chi- do que resulta enriquecedor son vez más mediatizado requiere una
cos una alternativa cultural audiovi- los talleres de producción que uti- posición activa de nuestra parte con
sual. Incluye al Estado –con accio- lizan el lenguaje audiovisual como el fin de transformar los medios de
nes como las anteriormente descrip- herramienta expresiva. Aquí encon- comunicación en espacios públicos
tas– pero alcanza a las familias, es- tramos múltiples experiencias y de- interculturales. La resignificación del
cuelas y diversas organizaciones de sarrollos8. espacio público debe apuntar a la
la comunidad. Frente a una propues- profundización de su componente
ta homogénea del mercado podemos En suma, participar como adul- democrático como espacio de cons-
sacar a flote esa diversidad y parti- tos de las decisiones en torno al con- trucción de la visibilidad de lo co-
cularidad local que la industria hege- sumo cultural infantil no es invadir el mún en las diferencias.
mónica solapa7, orientar a los niñas espacio de los niños ni vulnerar sus
y niñas en sus consumos y acercar- derechos sino orientar esos consu-
les propuestas diversas. mos; conocer las preferencias infan-
tiles y ponerlas en discusión, a la vez
El tercer ámbito de acción es el que ir abriendo nuevas alternativas.
educativo, en un sentido amplio,
para educar la mirada. La cuestión Hasta aquí hemos intentado re-
es estar atentos para que allí don- correr algunas cuestiones referidas
de los medios y el mercado tiendan a la relación entre infancia, medios
a modelar rígidamente los deseos y espacio público. Son muchas las
61 En cursiva
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Feldfeber, Myriam (comp.) Los sentidos de lo públi- Steinberg, S. y Kincheloe, J.L. (comp.): Cultura infan-
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Virilio P., La máquina de visión, Cátedra. Colección
Signo e Imagen. Madrid, 1989. Capítulo “La máquina de
visión”.
1. Quevedo analiza esta cuestión sobre las nuevas formas que toma lo público y sobre todo la política, siguiendo como eje la relación entre po-
lítica, medios y cultura en la era de la videopolítica. (Quevedo, 1997)
2. El concepto de “pedagogía cultural” remite a la idea de que la educación puede llevarse a cabo en diferentes espacios sociales que incluyen
la educación formal pero que no se limitan a ella. Ejemplos de lugares pedagógicos son diarios, revistas, bibliotecas, juguetes, juegos de video,
libros, publicidades, deportes, películas y, por supuesto, la televisión. (Steinberg y Kincheloe, 2000.) Una serie de hipótesis en torno a la in-
fancia que plantea Sandra Carli son retomadas en este trabajo. Entre ellas, la investigadora indica la relación de visibilidad/invisibilidad de la si-
tuación infantil, la mercantilización de la cultura infantil y el debilitamiento de las políticas públicas. (Carli, 2006)
3. Un análisis exhaustivo sobre el cine argentino de la década de los 90 dirigido a la infancia se encuentra en Bernal M., 2006.
4. El Observatorio de Discriminación en Radio y Televisión que depende del COMFER y tiene la colaboración del Consejo Nacional de la Mu-
jer y el Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y representa una posibilidad de intervención pública mul-
tisectorial.
5. Nuestro análisis invita a considerar el papel de los multimedios, de los grandes conglomerados privados, ya que cuatro cadenas de medios
controlan el 80% de los contenidos televisivos en Argentina. Entre otras acciones indispensables, urge sancionar una nueva ley de radiodifu-
sión.
6. Las experiencias en este ámbito no son muchas pero resultan significativas como los cine clubes infantiles y los festivales de cine para la in-
fancia y la juventud, como los organizados por la Fundación Nueva Mirada donde se accede a precios muy bajos -o para las escuelas, sin cos-
to- al mejor cine del mundo para niños y jóvenes.
7. Las experiencias en este ámbito no son muchas pero resultan significativas como los cine clubes infantiles y los festivales de cine para la in-
fancia y la juventud, como los organizados por la Fundación Nueva Mirada donde se accede a precios muy bajos -o para las escuelas, sin cos-
to- al mejor cine del mundo para niños y jóvenes.
8. Las escuelas que trabajan con alfabetización audiovisual y en el manejo por parte de los niños de las tecnologías de la comunicación; pro-
gramas de gobierno como “Escuela y Medios” o el programa de Fortalecimiento Pedagógico de las Escuelas del Programa Integral para la Igual-
dad Educativa (FOPIIE), uno de cuyos componentes es sobre el “Uso pedagógico de las tecnologías de la información y la comunicación”, am-
bos del Ministerio de Educación nacional; “Hacelo Corto”, del Ministerio de Educación de la Ciudad; Un minuto por mis Derechos, de Unicef;
talleres de realización audiovisual (animación, videoclip, cortometrajes, documentales, largometrajes y otros formatos) para niños, niñas y jóve-
nes como “Fierrito”, “El Mate”, “Cine+chicos” o el de la Fundación Kine y de los distintos Ministerios.
62 En cursiva
Infancias, educación, comunidad y agenda pública
Por ello, con la misión de “contribuir para que la educación sea un instru-
mento de igualdad de oportunidades para la infancia”, llevamos adelante diver-
sas iniciativas de fortalecimiento institucional y comunitario de inclusión, partici-
pación y articulación de distintos actores sociales.
Con la mirada puesta en este objetivo, expresarnos “en cursiva” nos permi-
te generar una conversación escrita con quienes compartimos convicciones,
compromisos, deseos y desafíos en el mejoramiento de las condiciones en la
educación de los niños y las niñas.