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Sabemos que la tierra es nuestra herencia de parte de Dios, quien nos la dio desde el
inicio del tiempo para cuidarla, sojuzgarla y hacerla producir bendición. La tierra es
valiosa y nuestra vida en este mundo es importante porque tiene un propósito, pero
debemos acercarnos al Señor para descubrirlo y esforzarnos por alcanzarlo. Sin nuestro
Padre, nada podemos hacer, por ello, hay que darle gracias con nuestra adoración,
servicio y con el fruto de nuestro trabajo. Nuestra ofrenda le agrada, pero el enemigo
intenta provocar que no seamos obedientes en ese aspecto porque sabe que es un arma
poderosa a nuestro favor, ya que el Señor dice que si le honramos de esa forma, Él
reprenderá al devorador para que no destruya el fruto de la tierra[1].
La ofrenda es tan importante delante de Dios que el mismo Jesús se convirtió en una
para salvarnos. Él es el Cordero de Dios que quita nuestro pecado[2] y también, quien
sana nuestra tierra. Así que si ya perdonó nuestros pecados, roguémosle que sane
nuestra tierra, porque ya estamos cansados de que reine la maldad. La Palabra lo dice,
Jesús se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante[3]. En la
cruz del Calvario, Él era el Cordero a ser sacrificado. Así que debemos dimensionar la
gran importancia que tiene el acto de honrar a Dios con la ofrenda, ya que el hecho más
importante que nos ha sucedido, implicó el sacrificio de dar lo más valioso. Por lo tanto,
al hablar de salvación inevitablemente hablamos de ofrenda. Nos encanta recibir el
beneficio de la cruz, pero debemos entender que fue una ofrenda, un sacrificio con el
cual incluso Jesús experimentó esa sensación de abandono que a veces nosotros
experimentamos.
Cierto que la ofrenda es un tema delicado porque aborda las finanzas, y muchos,
equivocadamente, consideran que el Señor no desea instruirnos sobre ello, cuando Su
promesa ha sido darnos abundancia en todo sentido, material y espiritualmente.
Entonces, no podemos esperar que todos comprendan lo que significa la ofrenda; incluso
en tiempo de Pablo, solo los filipenses lo habían comprendido. Sin embargo, cuando el
apóstol habló sobre el tema, mencionó los mismos calificativos que se dicen de Jesús:
“sacrificio acepto, olor fragante a Dios”. Por lo tanto, dale a la ofrenda la importancia
que tiene. Muchas veces recitamos de memoria: “El Señor suplirá mi necesidad
conforme a Sus riquezas en gloria”. Pero lo sacamos de contexto, ya que en la Escritura,
la condición es ser responsable con la ofrenda; de esa forma, el Señor suplirá de acuerdo
a Sus riquezas en gloria[4].
Ahora nos preguntamos lo mismo que los israelitas en tiempos de Gedeón. Si Dios está
con nosotros, ¿por qué estas tinieblas? Porque como Sus hijos no nos hemos levantado
con valor a recuperar la tierra que nos pertenece, entonces, la dejamos a merced de los
corruptos, asesinos y ladrones. Pero esta situación se acaba ahora, ya que estamos
convencidos de que Dios quiere santificar la tierra.
Tal como sucedió con Gedeón, no hay excusas, no importa tu condición, Dios te puede
usar para liberar tu tierra de la maldad, porque Él se manifiesta con poder en nuestra
debilidad y nos dará la victoria sin violencia, sino con hechos sobrenaturales. El Señor
confundirá a los malos, quienes se exterminarán entre sí. Eso es lo que el Espíritu de
Dios puede lograr si clamamos, suplicamos y ofrendamos para llamar Su atención y que
acabe de una vez por todas con esta terrible situación en nuestro país.
Entonces, ¿cuál es una de las claves para hacernos escuchar? ¡Claro que la ofrenda!
¿Ves por qué es tan importante la honra en el reino de Dios? Gedeón, en medio de su
pobreza, ofrendó para que se cumpliera la promesa que el Señor le estaba dando de
derrotar a los enemigos. Si tuviéramos el corazón de Gedeón deberíamos acercarnos al
Señor, tomar Sus promesas y ofrendarle[6]. esa es un arma que Dios te dejó para
reprender al devorador. ¡Úsala para recuperar tu tierra, derrota al diablo! Pero hazlo con
el corazón correcto, con amor, con fe, con deseo de agradarle, ya que la ofrenda no es
una exigencia, sino que es una disposición del corazón. No dudes, al obedecer al Señor y
honrarlo con tu ofrenda, Él abundará en gracia y provisión para buenas obras[7].
Recuerda que cosechas según siembras, Dios es justo y no le dará poco al que ha dado
mucho. ¡Deja tu ofrenda delante del altar y clama a Dios, profetiza que Guatemala será
transformada!
Padre, sana nuestra tierra, así como has sanado nuestro corazón de pecado y culpa. Nos
acercamos delante de ti con ofrenda que esperamos sea olor fragante que te agrade
para que selle el pacto que hacemos hoy, porque sabemos que nos darás la victoria
frente al enemigo y recuperaremos la tierra que nos pertenece. Te damos el honor y la
gloria porque bendices y proteges a nuestra familia que desde hoy es libre de
persecución y de temor. Reprendemos todo lo malo en nuestro país, no hay más
violaciones, secuestros ni extorsiones. ¡Dios poderoso, confunde a los malos, que se
larguen, que nos dejen en paz! Bendice a nuestros gobernantes y a cada ciudadano,
danos ideas para crecer en el bien y desterrar el mal. Tú eres nuestra esperanza,
¡gracias, porque sabemos que nos escuchas y nos respaldas para llevar paz y
restauración a los confines de nuestra tierra!
Versículos de Referencia:
[1] Malaquías 3:10-11 asegura: Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi
casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las
ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni
vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
[2] Juan 1:29 dice: El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
[3] Efesios 5:1-2 enseña: Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en
amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y
sacrificio a Dios en olor fragante.
[5] Jueces 6:1-14 relata: Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová; y
Jehová los entregó en mano de Madián por siete años. Y la mano de Madián prevaleció
contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los
montes, y cavernas, y lugares fortificados. Pues sucedía que cuando Israel había
sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían
y los atacaban. Y acampando contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a
Gaza; y no dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. Porque subían
ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y
sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla. De este modo
empobrecía Israel en gran manera por causa de Madián; y los hijos de Israel clamaron a
Jehová. Y cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová, a causa de los madianitas,
Jehová envió a los hijos de Israel un varón profeta, el cual les dijo: Así ha dicho Jehová
Dios de Israel: Yo os hice salir de Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre Os libré
de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales eché de
delante de vosotros, y os di su tierra; y os dije: Yo soy Jehová vuestro Dios; no temáis a
los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis; pero no habéis obedecido a mi voz. Y
vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de
Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo
de los madianitas. Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo,
varón esforzado y valiente. Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con
nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas,
que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora
Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Y
mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los
madianitas. ¿No te envío yo?
[6] Jueces 6: 15-18 explica: Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo
a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi
padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como
a un solo hombre. Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me
des señal de que tú has hablado conmigo. Te ruego que no te vayas de aquí hasta que
vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré
hasta que vuelvas.
[7] 2 Corintios 9:5-8 dice: Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que
fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida,
para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra. Pero esto
digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso
es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre
en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;
SIETE COSAS QUE DIOS DETESTA
A algunas personas les puede resultar increíble que Dios sea capaz de detestar, de
aborrecer. Ellas le consideran solamente como un Dios de amor. Como saben que Dios
es amor, y que el amor es lo opuesto al odio entonces deducen que Dios no puede odiar
a nadie ni a nada. Pero ello no es cierto. Dios es amor, pero El aborrece el mal.
La Palabra de Dios nos dice que amemos lo bueno y detestemos el mal. Cuando
lleguemos al libro de Eclesiastés, veremos que en una parte, en el 3:8 dice que hay
tiempo de amar y tiempo de aborrecer.
Ahora veremos que hay siete cosas que Dios aborrece. Aquí está la lista. Leamos los
versículos 16 al 19:
"Seis cosas aborrece el Señor, y aun siete le son abominables: los ojos altivos, la lengua
mentirosa, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que maquina
pensamientos inicuos, los pies que corren presurosos al mal, el testigo falso, que dice
mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos."
Dios dijo claramente que detestaba estas cosas, y nosotros también deberíamos
incluirlas en la lista de cosas que aborrecemos. No fue la primera vez que Dios declaró
que El detestaba algo. Si vamos al libro de Deuteronomio 16:22, leeremos lo siguiente:
ni te levantarás estatua, lo cual aborrece el Señor tu Dios. Dios aborrece cualquier clase
de ídolo, o cualquier cosa que ocupe en nuestros corazones el lugar que solo le
corresponde a Él. Un gran salmo mesiánico, el Salmo 45:7 dice: Has amado la justicia y
aborrecido la maldad. Una sigue a la otra como la noche sigue al día. En el libro de
Apocalipsis 2:6, Dios le dijo a la iglesia primitiva: pero tienes esto: que aborreces las
obras de los nicolaitas, las cuales yo también aborrezco. Es que, estimado oyente, Dios
ama, pero también detesta. Dios es amor pero, por el mismo motivo, puede odiar. Y las
Sagradas Escrituras presentan sus argumentos, es decir, que exponen su caso.
La idea de que tenemos que ser benévolos y comprensivos con los culpables está
ampliamente difundida, y los que la propugnan no han tenido el valor de aplicar un
programa severo de castigo. Ese es uno de los problemas de la sociedad actual, y uno de
los factores que está desintegrando esta sociedad. Dios está dispuesto a castigar a los
culpables. A Dios no le afecta la opinión pública. A Dios no le intimida ninguna apariencia
que pueda ofender al ser humano. Dios no es cobarde. Dios dijo que de ninguna manera
tendría por inocente al culpable. Sus leyes son inviolables e inexorables.
Vamos entonces a examinar esta desagradable lista, que aparece en la sección negativa
del libro mayor de Dios:
1. LOS OJOS ALTIVOS. (v. 17) Este es el significado literal, los ojos altaneros. Es la
actitud de una persona que se sobrevalora a sí misma y subestima a otras. Se trata del
orgullo. Es ese pensamiento del corazón, es esa mirada leve y al desviar la cabeza, ese
destello en la mirada expresa que una persona se considera mejor que los demás. Dios
dice "Yo detesto esa actitud". Es la primera cosa mencionada en esta lista. Y El la puso
por delante del homicidio y la ebriedad. Dios detesta la mirada altiva.
Es extraño que hoy en círculos cristianos o en la misma iglesia uno puede ser aceptado o
conseguir pasar inadvertido con esa mirada altanera que revela orgullo, y nadie dirá
nada al respecto. ¿Sabía usted que el primer pecado manifiesto en el cielo, el pecado
original, fue el orgullo? Fue cuando Satanás, Lucifer, el hijo de la mañana dijo en su
corazón: Subiré al cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono y en
el monte del testimonio me sentaré, en los extremos del norte; sobre las alturas de las
nubes subiré y seré semejante al Altísimo (Isaías 14:13-14).Y él fue el que se presentó
ante el hombre en el jardín del Edén y le dijo: seréis como dioses (Génesis 3:5).
Recordemos que en las bienaventuranzas del Sermón del Monte, en Mateo 5:3, el Señor
Jesús dijo: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los
cielos. Y esto es lo que dijo el Salmista en el Salmo 131:1: Señor, no se ha envanecido
mi corazón ni mis ojos se enaltecieron; ni anduve en grandezas, ni en cosas demasiado
sublimes para mí. Estimado oyente, necesitamos ocupar un lugar humilde y decir: "Oh,
Dios, yo soy débil, no puedo hacerlo; te necesito a Tí."
2. DIOS ABORRECE LA LENGUA MENTIROSA (V. 17) ¿Ha notado alguna vez que en
la Biblia se dice más acerca del uso y abuso de la lengua, que del abuso del alcohol? El
abuso de la lengua es algo muy común en todas las razas y en todos los idiomas.
Permítanos decirle estimado oyente, que eso es algo verdaderamente trágico.
3. LA TERCERA COSA QUE DIOS DETESTA SON LAS MANOS QUE DERRAMAN
SANGRE INOCENTE (V. 17). Un asesino es especialmente odioso e inaceptable ante
Dios y los hombres. Dios dice que el asesino debe ser castigado porque arrebató a
alguien algo que Dios dijo que era sagrado, la vida humana.
5. ASÍ QUE TENEMOS AHORA A LOS PIES QUE CORREN PRESUROSOS AL MAL.
(V. 18) ¿Sabe, amigo oyente, que el corazón abre el camino que van a recorrer los
pies? Es interesante notar lo que Isaías dijo en el capítulo 59 de su libro, versículo 7:
Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar sangre inocente; sus pensamientos
son pensamientos perversos; destrucción y quebrantamiento hay en sus caminos. Esta
es la lista de las cosas que Dios dice que aborrece.
Esta lista de siete pecados es como un espejo. Echamos una mirada al espejo y nos
avergonzamos, porque nos vemos a nosotros mismos. Estimado oyente, permítame
pedirle que se dirija una buena mirada a sí mismo, en este espejo de la Palabra de Dios.
Después de que usted y yo nos veamos tal como realmente somos, vayamos ante la
presencia de Dios y confesemos estas cosas que a El tanto le desagradan. Seamos
honestos con El y pidámosle que nos limpie.