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Emoción- tono-postura. (escrito inédito D.

Cores, 2003)

“A través de las emociones el niño domina


su medio antes de dominarse a si mismo”
Henri Wallon

Desde su nacimiento y sujeto a la condición humana de un proceso de


maduración el bebé atraviesa por diferentes etapas de relación con el medio.
No solo se encuentra incapacitado de realizar movimientos coordinados y
apropiados para la obtención de resultados, sino que también carece de una
adecuada percepción del mundo exterior.
Asimismo, basándose en su desarrollada capacidad afectiva, el bebé establece
con el otro un vínculo que le permitirá relacionarse con el exterior y satisfacer
sus necesidades. Al irrumpir en el bebé la necesidad, este la manifiesta a
través de explosivas y desordenadas reacciones de movimiento.
La emoción se convierte así en una función expresiva accesible para el
lactante, es por medio de este mecanismo que logra establecer sus primeros
vínculos con el adulto.
Las manifestaciones emotivas comportan dos tipos de reacciones: vegetativas
y motrices.
Si la emoción une ambas reacciones debe existir una función intermediaria
que participa de la una y de la otra. Esta es la función postural, que engloba
todas las reacciones tónicas, viscerales o motrices del organismo.
El comportamiento emocional se caracteriza por la coordinación de las
manifestaciones internas y visibles, viscerales y expresivas.

El rasgo más importante de la emoción es para el bebé su función expresiva, e


incide en el exterior modificándolo a través del otro.
La emoción posee una doble función: asegurar la adaptación al entorno y
preparar los siguientes estadios de desarrollo abriendo nuevos canales de
relación. Las manifestaciones afectivas tienen circulación en doble sentido, por
un lado provocan reacción en los demás, y por el otro es motivo de atracción
para el niño. Él los produce y comprueba sus efectos acercándose así más a la
representación que a la acción.

Según Wallon: …”las emociones, esencialmente función de expresión, función


plástica, son una formación de origen postural y tienen por material el tono
muscular. Su diversidad está ligada a la hiper o a la hipotensión del tono, a su
libre afluencia en gestos o en acciones o a su acumulación sin salida y a su
utilización en el lugar por espasmos. A través del tono, que recibe sus
estimulaciones de todas las superficies de excitación: exteroceptiva, laberíntica,
propioceptiva, interoceptiva, están constantemente como en tensión latente por
la suma de las incitaciones que nacen en el organismo o que llegan a él”…

Estas disponibilidades emocionales interactúan por intermedio del tono y


permiten reaccionar al organismo en los diferentes dominios de la actividad
regulada y medida esta por diversas clases de sensibilidades.
Todas estas sensibilidades no sólo están relacionadas por su carácter afectivo
sino que conectan a su vez con reacciones motrices, lo que permite que la vida
vegetativa este influenciada tanto por las secreciones glandulares como por las
contracciones musculares, llamadas actividad tónica, que es la que le
proporciona a los músculos de primer grado consistencia y forma determinada.

La función postural, al unir estrechamente las reacciones motrices y viscerales,


posibilita la función expresiva de la emoción, reconociéndola el entorno y
afirmándose en el lactante. Así, la mímica inicial, si bien al comienzo no tiene
un carácter específicamente psicológico, sino exclusivamente fisiológico, al
situarse en un contexto determinado – ambiente humano – se modela sobre él,
traduciendo rápidamente necesidades afectivas.

La movilidad se divide en propiofectiva y exterofectiva. La movilidad


propiofectiva está fundada en la contracción tónica de los músculos. En tanto
que la movilidad exterofectiva resulta de contracciones fásicas, es decir, de sus
reducciones rápidas; la función tónica es, por lo contrario, la que mantiene en
todo momento los músculos en la forma que han tomado y que le da un grado
variable de consistencia. Esta función al ejercerse sobre todos los músculos del
cuerpo regula constantemente sus diferentes actitudes.
Los estados de hipotonía, de hipertonía o de espasmo de donde proceden las
emociones se deben también a las variaciones locales o generalizadas del
tono, pues a las modificaciones del tono y de las actitudes están ligadas las
modificaciones de la sensibilidad afectiva. Entre las dos hay reciprocidad de
acción inmediata.
Así se especifican y se intensifican las emociones.

El papel que juega en la vida psíquica se debe al dominio particular de la


sensibilidad y del movimiento de donde nace la emoción, dominio de la
sensibilidad y de las reacciones posturales. Es el dominio de las actitudes, es
decir, de una actividad muscular que está más en relación con el cuerpo mismo
que con los objetos exteriores.
La progresiva organización del movimiento se establece con el progreso de las
relaciones entre el ser vivo y el medio. El movimiento es, por tanto,
indispensable para la edificación del ser, y pertenece a la estructura de la vida
psíquica. El movimiento es la emoción exteriorizada; es todo lo que puede
testimoniar la vida psíquica, la traduce por completo, al menos hasta el
momento en que aparece la palabra.

La importancia de la obra de Wallon reside en percibir con claridad la relación


entre la emoción, el movimiento y la integración social del bebé.

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