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Gramaticalización y cuantificadores en el habla coloquial

del español rioplatense

Ángela Di Tullio (ditullio@uncoma.edu.ar)


Universidad Nacional del Comahue
Laura Kornfeld (lkornfel@ungs.edu.ar)
U. N. de General Sarmiento/ UBA/ CONICET
ARGENTINA

0. INTRODUCCIÓN
Las expresiones cuantificativas contienen, por lo general, algún elemento de naturaleza
gramatical que indica una medida (número, cantidad o grado) que se atribuye a una
entidad (tres días; algunos libros; varios insultos; nadie), sustancia (mucha manteca, un
poco de vergüenza), propiedad (demasiado ancho, bastante lejos) o evento (Llovió
algo; Viene poco por aquí). Esa versatilidad ontológica se corresponde con el carácter
transversal de la categoría, que cuenta, entre sus miembros, elementos de diferentes
clases, de acuerdo con las clasificaciones tradicionales: pronombres (Pocos lo saben),
determinativos (Pocas personas lo saben) y adverbios (Lo quieren mucho).
A estos cuantificadores, que, salvo en el caso de los numerales, forman parte de
paradigmas restringidos, se suman numerosos elementos léxicos provenientes de
diversas clases: numerosos libros; abundante manteca; increíblemente lejos; Te quiero
horrores; Llueve seguido por aquí. Un proceso de gramaticalización particular se
advierte en los sustantivos que se integran en construcciones pseudopartitivas, en las
que van precedidos de un determinante indefinido y seguidos por la preposición “por
defecto” de. El carácter cuantificativo de estas expresiones proviene precisamente del
primero de los sustantivos que la forman, que han recibido la denominación de
“sustantivos cuantificativos de grupo” o “colectivos no organizados”, como un montón/
grupo/ disparate/ tropel de o una cantidad/ barbaridad/ catarata de (Bosque 1999).
Este trabajo está dedicado a los que son propios del habla coloquial del Río de la Plata,
como los que se ilustran en (1):
(1) a. una ponchada de errores, un fangote de guita, una seguidilla de asaltos,
un toco de veces.
b. una punta de goles, una bocha de ganas, un choclo de exámenes, una pila
de archivos, una chorrera de imágenes, una chorrada de pesos, una
manga de atorrantes, un vagón de ideas1
Los que se reúnen en (1a) son sustantivos inherentemente cuantificativos; los de (1b), en
cambio, son polisémicos: la acepción cuantificativa se distingue de otra de carácter
descriptivo (2) por una serie de comportamientos derivados del proceso de
gramaticalización:
(2) una punta de lanza, una bocha de acero, un choclo de maíz, una pila de
ladrillos, una chorrera de encaje, una manga de camisa, un vagón de tren.
En la primera sección de nuestra ponencia analizaremos los sustantivos cuantificativos
en el contexto de la construcción pseudopartitiva a partir de una serie de distinciones.
1
En otras variedades del español pueden encontrarse expresiones equivalentes, como Esp.: un huevo / un
porrón/ una jartá/ un mogollón/ un chorro de cosas, Méx.: un chingo/ una burda de cosas.

1
En la segunda sección nos centraremos en las expresiones rioplatenses, entre las que se
hallan muchos usos propios del habla juvenil en el registro coloquial (bocha, banda,
pila) y otros que pertenecen a diferentes cronolectos (ponchada, punta, chorrera). Gran
parte de los sustantivos cuantificativos que aquí analizamos no están registrados en los
diccionarios de argentinismos, ni aparecen ejemplificados en los corpus (como los de la
RAE); por eso nuestros ejemplos provienen casi exclusivamente de Google Argentina.

1. LOS SUSTANTIVOS CUANTIFICATIVOS DE GRUPO

Como ya se ha señalado, los sustantivos cuantificativos de grupo aparecen, básicamente,


en las construcciones pseudopartitivas, como las ejemplificadas en (1). A partir de las
características del sustantivo cuantificativo, puede hacerse una distinción en tres grupos,
que se ejemplifican en (3):
(3) a. un montón de dinero, una cantidad de reclamos, un grupo de niños, una
serie de robos.
b. una barbaridad de reclamos, un disparate de dinero, una calamidad de
robos y asesinatos.
c. una montaña de dinero, una catarata de reclamos, una caterva de locos,
un tropel de recuerdos, una oleada de robos.
Mientras que las expresiones de (3a) constituyen la expresión léxica de la pluralidad de
los elementos nominales (Bosque 1999), las otras añaden algún tipo de valoración o
ponderación. Las de (3b) oscilan entre la interpretación cuantitativa y la de los nombres
de cualidad, que se predican del segundo sustantivo en epítetos atributivos, como una
calamidad de niño, un disparate de gasto. Por el contrario, la interpretación ponderativa
de (3c) recae sobre la cantidad, por ejemplo, en una escalada como cascada, catarata,
tsunami: {una cascada, una catarata, un tsunami} de sospechas de corrupción. La
interpretación cuantificativa desaparece cuando el segundo sustantivo es continuo: una
oleada de calor, una cascada de sangre, o cuando recibe la lectura de colectivo
organizado: El tropel fue cediendo; No me hables de esa caterva.
Como los sustantivos de (3a) y (3b) no imponen restricciones a los sustantivos que
cuantifican, sus posibilidades combinatorias son amplias: así, tanto montón como
barbaridad pueden ir seguidos de sustantivos contables o continuos, concretos o
abstractos, que denoten entidades, sustancias o eventos (4a); algunos sustantivos de
ambos grupos admiten incluso usos adverbiales (4b). Los del (3c), en cambio, imponen
mayores restricciones semánticas y categoriales, como se refleja en (4c):
(4) a. un montón de {amigos, libros, arena, oportunidades, tiempo, reuniones};
una barbaridad de {personas, gente, paciencia, problemas, clases}
b. Me divertí un montón. Lo quieren una barbaridad.
??
c. una montaña de amigos, ??una caterva de robos, ??un tropel de dinero.
??
Me divertí una montaña. ??Lo quieren una catarata.
Los comportamientos de (4a) y (4b) ponen de manifiesto el carácter gramaticalizado de
estas expresiones, asociado con su sentido cuantificativo. En cambio, este valor
gramatical se pierde cuando se interpretan en un sentido descriptivo. Así, si bien en
ambas interpretaciones montón admite el sufijo –azo (5a), la modificación de adjetivos
tiende a forzar la lectura descriptiva (5b) (cf. Saab. 2005):

2
(5) a. frente a un montonazo de papeles; tengo un montonazo de amigos.
b. Frente a cada puerta se veía un enorme montón de bosta seca que les
servía de combustible para calentarse y cocinar (Jodorowsky, Donde
mejor canta un pájaro); ?? Tengo un gran montón de amigos.
De hecho, los que tienen significado colectivo u otro significado no cuantificativo
pueden ser modificados por adjetivos que se aplican al conjunto (6a) o bien a sus
miembros (6b), posibilidades ambas que rechazan los sustantivos de grupo (6c):

(6) a. una multitudinaria caterva de etéreas voluntades metafísicas...(CREA,


R.Rubín. El canto de la grilla); Una hedionda caterva de colonos...
b. ...originan una descacharrante catarata de comicidad, un incontenible
alud de carcajadas (CREA, ABC Electrónico, 26/05/97)
??
c. un entrañable montón de amigos, ??una espeluznante barbaridad de
asesinatos.

Asimismo, las expresiones gramaticalizadas que funcionan como cuantificadores


nominales se distinguen de las expresiones descriptivas por el elemento que las
introduce: así, los cuantificadores solo pueden aparecer precedidos del artículo
indefinido (7a), mientras que las expresiones descriptivas permiten el artículo definido o
demostrativos (7b):

(7) a. Necesito un / #el montón de dinero2.


b. Sacó de su portafolio el montón de dinero.

Las construcciones pseudopartitivas también rechazan el artículo definido delante del


nombre al que modifican, lo que las diferencia de las partitivas, que cuantifican una
parte del conjunto denotado por el segundo grupo nominal. Véase el contraste de (8):

(8) a. Encontré un grupo de (*los / *unos) niños.


b. Encontré a la mayoría / la mitad / una parte de los niños.

Se produce así una suerte de “concordancia de (in)definitud”, que diferencia la


construcción pseudopartitiva (8a) de la partitiva (8b) (Brucart 1997, Saab 2004, Di
Tullio & Saab 2005). Por otra parte, ambas construcciones se caracterizan por admitir
dos tipos de concordancia con el verbo: una formal, con el verbo en singular y otra,
tradicionalmente llamada ad sensum, con el verbo en plural. Esta alternancia, sin
embargo, se explica a partir de un análisis diferente de los componentes: el singular
revela que el sustantivo cuantificativo se interpreta como el núcleo del grupo nominal,
mientras que la concordancia en plural indica que el núcleo es el segundo sustantivo,
modificado por el sustantivo cuantificativo:

(9) a. Un grupo de niños {cantó / cantaron} el himno nacional.


b. La mayoría de los niños {cantó / cantaron} el himno nacional.

Carecen de esta alternancia, en cambio, los dos tipos de construcciones que aparecen en
(10): sólo admiten el singular aquellas en las que los sustantivos, introducidos por el
artículo definido, reciben la interpretación colectiva, como en (10a), y con plural,

2
Se excluye la interpretación enfática del artículo porque esta se interpreta con un sentido cuantificativo.

3
cuando el elemento cuantificativo es incapaz de recibir tal interpretación (10b), como en
los usos ponderativos de (3b):

(10) a. El grupo de niños {cantó / *cantaron} el himno nacional.


b. Una barbaridad de niños {*cantó / cantaron} el himno nacional.

2. LOS SUSTANTIVOS CUANTIFICATIVOS DE GRUPO DEL ESPAÑOL RIOPLATENSE

La mayor parte de los sustantivos cuantificativos de la variedad rioplatense pertenecen


al primero de los tres grupos semánticos reconocidos en (3), es decir, reciben un
significado estrictamente cuantificativo, como en (11a). Agregan un significado
valorativo o ponderativo otros como fangote, manga, racha (cfr. 11b), equivalentes a los
casos de (3c). Son escasos, en cambio, los que pueden interpretarse también como
nombre de cualidad, en forma paralela a los ejemplos de (3b), ya que en general
coinciden con los de otras variedades (11c), o bien están poco gramaticalizados, como
en un mundo/ infierno / una locura de gente:

(11) a. Vino una bocha de gente; Recibió un toco de mensajes; Ya tiene una
punta de años; Los diarios denunciaron una seguidilla de secuestros.
b. Sacaron un fangote de guita; Son una manga de atorrantes.
c. Va a cobrar una chorrada de guita; Vinieron una bestialidad/ animalada
de personas.

En todos los casos de (11), hay un significado cuantificativo que puede ser inherente a
la expresión, como ya se ha señalado para ponchada, fangote y seguidilla, o haberse
adquirido a través de un proceso metafórico o metonímico. En ese sentido, los
sustantivos utilizados como expresiones cuantificadoras designan, en su significado
“literal”, una pluralidad o una cantidad, porque señalan ya sea objetos que funcionan
como continentes (vagón) o están compuestos de partes más pequeñas (choclo, rosario,
ristra), ya sea la forma más o menos ordenada de un conjunto de objetos (amasijo,
pila3); del mismo modo, se utilizan sustantivos colectivos (banda, manga) o nombres de
cualidad (chorrada). Otras expresiones metafóricas, que parecen comunes a diversas
variedades del español, implican una secuencia o sucesión, a veces con el agregado
connotativo de rapidez o brusquedad (bombardeo, desfile, campaña, huracán, ola,
catarata, racha, cascada, tsunami, tormenta, tempestad, procesión). En ciertos casos,
en cambio, el proceso de metaforización parece más difícil de determinar, como bocha o
punta.
Entre las expresiones de (11), las que muestran mayor vitalidad (bocha, banda, pila) son
propias del habla juvenil en el registro coloquial rioplatense, mientras que otras
(ponchada, punta, chorrada) pertenecen a diferentes cronolectos.

2.1. Combinatoria de los sustantivos cuantificativos


Algunas expresiones cuantificativas se combinan con todo tipo de sustantivos, por lo
que tienen una selección no especializada, asemejándose, así, a los cuantificadores
gramaticales como muchos o varios (cfr. los casos de 12). Por el contrario, las
expresiones cuantificativas de (13) muestran mayores restricciones semánticas. Así, las
3
Pila es utilizado en diversas variedades del español como sustantivo cuantificativo. Lo que distingue su
uso en Argentina y otros países hispanoamericanos es básicamente la extensión de sus funciones
sintácticas y la posibilidad de omitir el determinante (cfr. ejemplos 18-20).

4
expresiones de (13a) solo pueden combinarse con nombres de significado eventivo,
deverbales o simples; las de (13b) lo hacen exclusivamente con nombres que designan
seres humanos, y las de (13c) con objetos:
(12) una {bocha/ banda/ pila}; un {toco/ vagón/ amasijo} de desgracias/ asaltos/
delaciones/ delincuentes/ intolerantes/ libros/ guita

(13) a. una {seguidilla/ desfile} de problemas / desgracias/ asaltos


b. una manga de delincuentes/ intolerantes
c. {un fangote4/ choclo / una chorrada} de libros / guita

En (13b-c), las expresiones tienen un valor ponderativo (en general negativo), por lo
que el nombre al que cuantifican debería ser pasible de recibir, también, un valor
semejante.
Los casos de (13) muestran una compleja interacción entre los fenómenos de
gramaticalización y lexicalización, ya que se trata de expresiones gramaticalizadas (en
la medida en que se encuentran ligadas con proyecciones funcionales) pero que,
paralelamente, presentan fuertes restricciones de naturaleza léxica, vinculadas a la
densidad relativa del sustantivo de grupo, que combina elementos descriptivos,
cuantificativos y valorativos.

2.2. Propiedades sintácticas de las expresiones cuantificativas


Entre las expresiones cuantificativas se reconocen comportamientos diferenciados
respecto de diversas propiedades sintácticas, algunas de ellas mencionadas en la sección
1. Las pruebas que veremos a continuación permiten distinguir tres grupos de
cuantificadores con diverso grado de gramaticalización.

i. Modificación adjetiva: Entre los sustantivos que tienen una selección semántica
específica, algunos (por ejemplo los de 13a) pueden ser modificados por un adjetivo
calificativo. En cambio, otras expresiones no aceptan esa modificación, salvo en una
lectura “literal” del sustantivo que no se corresponde con el significado cuantificativo
(cfr. ejemplos de 5):
(14) a. Vivimos una seguidilla/ un desfile alucinante/ insólito de asaltos5.
b. *Tengo un toco/ vagón insólito/ hermoso de amigos.
c. * Vi una bocha/ banda/ pila insólita/ alucinante de películas6.

ii. Concordancia con el sujeto: Se relacionan con la propiedad ilustrada en (14) las
diferencias en los patrones de concordancia en el caso en que las expresiones
cuantificativas aparecen en el sujeto. Al revisar los ejemplos pertinentes que
proporciona el buscador Google se advierte que para la mayor parte de las expresiones

4
Si bien fangote parece especializado para combinarse con significados de dinero, se lo encuentra con
otros usos, como ilustran los siguientes ejemplos extraídos del Google:
(i) a. Fangote de amigos, fangote de nuevitos, fangote de risas, fangote de bailes, fangote de tortas,
fangote de cariños, fangotes de amistades
b. un fangote de jugadores extranjeros
5
Admite también la modificación adjetiva chorrera (i.e., una chorrera interminable de palabras), además
de las expresiones metafóricas que son, en su mayoría, comunes a diversas variedades del español (cfr.
bombardeo, campaña, racha, lista, sarta, rosario, cascada, tsunami, tormenta, huracán, tempestad).
6
No admiten tampoco la modificación adjetiva choclo, fangote, manga, punta, amasijo.

5
se registran los dos patrones, en singular y plural, como ya fue indicado en la sección 1
(cfr. ejemplos de 9). Sin embargo, en las expresiones de (b) y (c) la concordancia en
singular es realmente poco frecuente (como se refleja en 15 a través de los signos de
interrogación) y, en el caso de (c), está limitada a ciertas posiciones sintácticas, como la
de sujetos pospuestos de verbos inacusativos. En cambio, las expresiones de (a) admiten
por igual, y con la misma naturalidad, los dos patrones:
(15) a. Una seguidilla/ un desfile de accidentes se produjeron/ se produjo ayer.
b. Un toco/ vagón de amigos míos piensan/ ??piensa que es lo mejor.
c. Al recital van/ ??va a ir una bocha/ banda/ pila de personas.

El hecho de que la modificación por parte de un adjetivo está directamente ligada con la
concordancia entre el sustantivo cuantificativo y el verbo puede advertirse en ejemplos
como el siguiente, en el que la aparición del adjetivo fuerza la concordancia singular del
verbo:
(16) Continúa(*n) la alucinante seguidilla/ el incesante desfile de asaltos.

iii. Reemplazo pronominal: Los distintos grupos de expresiones cuantificativas


también presentan un comportamiento diferenciado en relación con la concordancia que
se establece al reemplazar por un pronombre acusativo los OD que tienen incluida una
expresión cuantificativa. En el reemplazo pronominal las construcciones de (a) reciben
un pronombre acusativo singular, que concuerda por tanto con el sustantivo
cuantificativo (seguidilla/ ola / lista); en cambio, en los ejemplos (b) y (c), el clítico será
plural, señalando la concordancia con el segundo sustantivo:
(17) a. Vivimos una seguidilla/ un desfile de asaltos → La/ Lo vivimos
b. Tengo un toco/ vagón de amigos. → Los tengo (*Lo tengo)7
c. Vi una bocha/ banda/ pila de películas. → Las vi (*La vi)

iv. Variedad de funciones sintácticas: Como hemos visto previamente, la mayor parte
de las expresiones cuantificativas analizadas funciona en el interior de un SD que podrá
ser, a su vez, sujeto de la oración, objeto directo, predicativo, etc. Sin embargo, como
hemos notado en la Introducción, algunas expresiones cuantificativas pueden satisfacer
otras funciones sintácticas, asociadas tradicionalmente a distintas categorías, de modo
semejante a las de cuantificadores verbales como mucho o bastante, de naturaleza
pronominal. Así, vemos que las expresiones correspondientes a los ejemplos (b) y (c)
pueden funcionar (solas) como predicativos en (18); en (19) saturan las posiciones
argumentales requeridas por el verbo, y en (20) cuantifican el evento (entre las de (b),
solo toco y vagón pueden cumplir esa función):
(18) a. *Es una manga/ seguidilla/ punta/ un desfile / amasijo.
b. Es un choclo/ fangote/ vagón / toco / una chorrada.
c. Es (una) bocha / banda / pila.
(19) a. * Tuvo una seguidilla/ un desfile/ una manga/ un amasijo / una punta.
b. Tiene/ Cuesta un toco/ un vagón/ un fangote/ un choclo.
c. Tiene/ Cuesta (una) bocha / banda / pila.8

7
Tampoco admiten la concordancia singular en el reemplazo pronominal choclo, fangote, punta, manga,
amasijo.
8
Expresiones equivalentes de otras variedades del español que también pueden usarse como
cuantificadores verbales son los siguientes: Esp.: te quiero mogollón/ mazo / un huevo / un porrón/ una
jartá, Méx.: te quiero cañón/ un chorro/ un chingo, Venez.: te quiero burda.

6
(20) a. * Me gustó una seguidilla/ un desfile/ una manga/ un amasijo / una punta.
b. Caminé / Me gustó un toco/ un vagón.
c. Caminé / Me gustó (una) bocha / banda / pila.9

v. Elisión del determinante y flexión plural: Las expresiones presentadas hasta aquí
en los ejemplos (a) y (b) nunca pueden prescindir del determinante que introduce la
construcción pseudopartitiva. En cambio, las expresiones de (c) pueden ser sintagmas
nominales escuetos (como ya se sugería en 18-20c al poner el determinante entre
paréntesis). Naturalmente, la ausencia de determinante en esos ejemplos puede
entenderse como indicio de un proceso de gramaticalización relativamente más
avanzado que distingue las expresiones de (c) del resto:
(21) a. Tuvo *(una) seguidilla/ *(un) desfile de accidentes
b. Compré *(un) toco/ vagón de hojas.
c. Vi bocha/ banda/ pila de películas.

En relación directa con la propiedad anterior se encuentra la (im)posibilidad de


pluralización del sustantivo. Así, bocha y banda no admiten el uso plural más que con
su valor “literal” original (cfr. 22c). Por el contrario, el resto de las expresiones sí
permite el plural manteniendo su carácter cuantificativo (22a-b):
(22) a. Vivimos seguidillas de accidentes.
b. Recibí tocos/ montones / vagones de mensajes.
c. #Tengo bochas/ bandas de amigos10.

2.3. Tres grupos de expresiones cuantificativas


Podemos resumir el apartado anterior señalando que, en función de sus características
gramaticales, pueden reconocerse tres grupos de cuantificadores que presentan distintos
niveles de gramaticalización. Poniendo en relación las propiedades sintácticas con la
combinatoria, puede decirse que las expresiones que imponen mayores restricciones al
segundo sustantivo, como las de (13), suelen estar menos gramaticalizadas, mientras
que las que tienen una distribución más amplia, como las de (12), exhiben un nivel más
alto de gramaticalización. Esa generalización puede relativizarse: fangote y choclo, por
ejemplo, pertenecen al grupo 2, pese a tener una combinatoria relativamente restringida
(pero ver ejemplos en nota 3). Parece claro, de todos modos, que, para llegar a los
niveles más altos de gramaticalización, una expresión debe perder las particularidades
de su combinatoria léxica y ser capaz de modificar a cualquier nombre (como sucedió,
por ejemplo, en el caso de banda, originalmente restringido a seres humanos).

Grupo 1
El grupo que corresponde al primer nivel de gramaticalización reúne aquellas
expresiones que presentan las siguientes características:
– admiten la modificación por parte de adjetivos (cfr. 14a);
– admiten por igual la concordancia en singular y plural (cfr. 15a);
– admiten el reemplazo por un pronombre singular (cfr. 17a);
– no pueden cumplir funciones como cuantificadores en el predicado (cfr. 18-
20a);
9
Equivalentes de otras variedades del español son los siguientes: Esp.: te quiero mogollón/ mazo / un
huevo / un porrón/ una jartá, Méx.: te quiero cañón/ un chorro/ un chingo, Venez.: te quiero burda.
10
En cambio sí es posible Tengo pilas de amigos.

7
– no pueden aparecer sin determinante (cfr. 21a) y admiten los usos plurales (cfr.
22a).

En cuanto a su función sintáctica, las propiedades recién enumeradas nos permiten


suponer que expresiones como una seguidilla/ un desfile / una chorrera funcionan en
principio como núcleos de un SN.

Grupo 2
El segundo nivel de gramaticalización corresponde a aquellas expresiones que presentan
las siguientes características:
– no admiten la modificación por parte de adjetivos (cfr. 14b);
– desencadenan mayoritariamente la concordancia en plural (cfr. 15b);
– no admiten el reemplazo por un pronombre singular (cfr. 17b);
– pueden cumplir funciones como cuantificadores en el predicado, como en (18-
20b);
– no pueden aparecer sin determinante (cfr. 21b) y admiten los usos plurales (cfr.
22b).

En resumen, las cuatro primeras propiedades del grupo 2 son inversas con respecto al
grupo 1, mientras que ambos grupos comparten la última propiedad. Entre las
expresiones que cumplen los requisitos enunciados se cuentan toco, vagón, choclo,
fangote (y tal vez chorrada); por su parte, serían casos intermedios entre los grupos 1 y
2 los sustantivos manga, punta, amasijo, que no admiten modificadores adjetivos ni
concordancia en el reemplazo pronominal, pero tampoco pueden funcionar como
cuantificadores verbales, como se ha visto en (18-20a).
En cuanto a su función sintáctica, las características anteriores nos permiten suponer
que o bien funcionan como algún tipo de núcleo complejo en D°, o bien se ubican en la
posición de especificador del SNúm, dada su evidente relación con la categoría
morfológica de plural (cfr. Saab 2004, Di Tullio & Saab 2005 para un análisis similar
aplicado a otras expresiones). A favor de esta segunda hipótesis cabe indicar el hecho de
que el determinante indefinido puede alternar con algún demostrativo (ese vagón de
cosas, aquel toco de problemas, por ejemplo).
Adaptando el árbol de Saab (2004), entonces, el segundo grupo de cuantificadores se
localiza en la posición de especificador del SNúm, como ilustra (23):

(23) SD

D SNUM
[indef.]
SN NUM’

NUM SN
[pl.]
N’

N
un vagón cosa
En cuanto a los ejemplos (18-20b), se explicarían por una estructura igual a la de (23)
en la que simplemente se elide el SN inferior, al igual que los usos pronominales o

8
adverbiales de cuantificadores como mucho o bastante (cfr. Kornfeld & Saab 2004,
2005, Saab 2004).

Grupo 3
Las expresiones que alcanzan el tercer nivel de gramaticalización presentan las
siguientes características sintácticas:
– no admiten la modificación por parte de adjetivos (cfr. 14c);
– desencadenan mayoritariamente la concordancia en plural (cfr. 15c);
– no admiten el reemplazo por un pronombre singular (cfr. 17c);
– pueden cumplir funciones como cuantificadores en el predicado, como en (18-
20c);
– pueden aparecer sin determinante (cfr. 21c) y no admiten los usos plurales (cfr.
22c).

Dado que comparten las cuatro primeras propiedades con el grupo 2, una primera
tentación es otorgarles el mismo estatuto sintáctico y suponer que responden a la misma
posición que se ilustró en el árbol de (23). Sin embargo, hay una característica relevante
que debe tomarse en cuenta antes de adoptar un análisis uniforme para ambos grupos:
las expresiones de (c) pueden aparecer sin determinante. Más aún, los ejemplos sin
determinante, como (21c), pueden aparecer también en posición de sujeto:
(24) a. Vi bocha/ banda/ pila de películas.
b. Bocha/ banda/ pila de películas se hicieron a partir de esa historia.

En estos casos, la concordancia en singular del verbo es totalmente imposible (*Bocha/


banda/ pila de películas se hizo a partir de esa historia). Además, en el caso de bocha,
a los usos adjetivos, adverbiales o pronominales (ilustrados ya en 18-20c), se suma la
posibilidad de que funcione como núcleo de una proyección de Grado (25), algo que
está vedado a pila y banda:
(25) Es bocha (= muy) difícil opinar.

A partir de esta distribución “ampliada”, que llega a su extremo con bocha, concluimos
que las expresiones gramaticalizadas del grupo 3 tienen la posibilidad de funcionar
como núcleos de proyecciones funcionales, como D°, Grado°, etc., por lo que realizan
directamente rasgos formales como ‘gran cantidad’ o ‘grado alto’, en competencia con
ítems declaradamente funcionales como mucho o bastante. De todos modos, en
determinados contextos (por ejemplo, cuando aparecen determinantes, tanto el
indefinido como los demostrativos), el análisis más adecuado sigue siendo el que se ha
propuesto en el árbol de (23) para las expresiones del segundo grupo.

3. CONCLUSIÓN
El propósito de este trabajo ha sido analizar las propiedades sintácticas de una serie de
expresiones gramaticalizadas que funcionan como cuantificadores en el habla coloquial
rioplatense. El análisis propuesto puede no solo extenderse a casos análogos en otras
variedades del español, sino también utilizarse para predecir el comportamiento de
ejemplos menos gramaticalizados como un mundo/ infierno / una locura de gente.

Bibliografía citada

9
Bosque, I. 1999. “El nombre común” en Gramática Descriptiva de la Lengua Española.
Madrid: Espasa Calpe, cap 1, vol 1. 3-77.
Di Tullio, A. & A. Saab. 2005. “Dos clases de epítetos en el español: sus propiedades
referenciales y distribución sintáctica”, trabajo presentado en el XIV Congreso Internacional de
Alfal, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, 17-21 de octubre de 2005.
Kornfeld, L. & A. Saab. 2004. “Nominal Ellipsis and Morphological Structure in Spanish”, en:
Bok-Bennema, R., B. Hollebrandse, B. Kampers-Manhe & P. Sleeman (eds.) Romance
Languages and Linguistic Theory 2002. Amsterdam: John Benjamins. 183-198.
Kornfeld, L. & A. Saab. 2005. “Hacia una tipología de las anáforas nominales en español”,
ponencia presentada en el III Encuentro de Gramática Generativa, Universidad Nacional del
Comahue (Neuquén), 18-20 de agosto de 2005.
Saab, A. 2004. El dominio de la elipsis nominal en español: identidad estricta e inserción
tardía. Tesis de Maestría inédita, Universidad Nacional del Comahue.

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