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Staff
Dey Turner
3
Melii AriannysG Fany Stgo. Laurita PI Helena Blake
florbarbero
Pilar.
Índice
Equipo de las sombras Capítulo 24
Capítulo 1 Capítulo 25
Capítulo 2 Capítulo 26
Capítulo 3 Capítulo 27
Capítulo 4 Capítulo 28
Capítulo 5 Capítulo 29
Capítulo 6 Capítulo 30
Capítulo 7 Capítulo 31
Capítulo 8 Capítulo 32
Capítulo 9 Capítulo 33
Capítulo 10 Capítulo 34
4 Capítulo 11 Capítulo 35
Capítulo 12 Capítulo 36
Capítulo 13 Capítulo 37
Capítulo 14 Capítulo 38
Capítulo 15 Capítulo 39
Capítulo 16 Capítulo 40
Capítulo 17 Capítulo 41
Capítulo 18 Capítulo 42
Comida Capítulo 43
Capítulo 19 Capítulo 44
Capítulo 20 Epílogo
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Sinopsis
A raíz de una guerra brutal, el arcángel Rafael y su cazadora
consorte, Elena, están tratando con las mareas cambiantes de la
política entre la traición de arcángeles y los habitantes de una ciudad
maltratada, pero no rota. Lo último que la ciudad necesita es más
muerte, especialmente una misteriosa muerte que lleva la firma de un
loco arcángel enemigo que no puede y no debe caminar por las calles.
Esta caza debe realizarse con sigilo y sin alertar a su gente. Debe
ser manejado por los que pueden convertirse en las mismas sombras...
Ash es una rastreadora dotada y una mujer maldecida con la
capacidad de detectar los secretos de cualquiera que llegue a tocar.
Pero hay un hombre que ella conoce muy bien, sin ni siquiera haber
tenido un solo instante de contacto con su piel: Janvier, el vampiro
Cajún peligrosamente sexy que la ha fascinado y enfurecido por años.
Ahora, a medida que siguen la pista de un asesino despiadado, su juego
del gato y el ratón de coqueteo y provocación se ha convertido en uno
5 profundo del corazón. Y esta vez, es el oscuro y terrible secreto de Ash
el que amenaza con destruirlos a ambos.
Guild Hunter, #7
EQUIPO DE LAS SOMBRAS
Traducido por Dey Kastély
Corregido por Melii
1 Querida, en francés.
Ashwini era hábil en combate cuerpo a cuerpo, pero se
encontraba en un espacio reducido, en la oscuridad con un vampiro
que claramente no era neófito en el arte. Y él tenía lo que parecía un
sable. Alzó sus cuchillos para parar el golpe, pero fue demasiado
pesado, un golpe demasiado exacto, el impacto brutal. Sus cuchillas
cayeron al suelo mientras le hacía un corte en la palma y el lado inferior
de su antebrazo derecho con la punta de la hoja, luego esa hoja fue un
fuego helado en su pecho.
El aroma a hierro, húmedo y oscuro, llenó sus fosas nasales, su
respiración sólo jadeos superficiales.
El vampiro se echó a reír.
Consciente de que ahora no podría salir de esto, no con el pesado
clamor de botas enemigas sólo un piso por debajo y el vampiro
espadachín enfrente de ella, se las arregló para que su mano derecha
funcionara lo suficientemente bien para agarrar el arma de la funda en
su muslo. Convertirse en un prisionero de guerra no era una opción;
nunca más dejaría que nadie la encerrara. Por supuesto, era poco
probable que eso fuera un problema ya que a Lijuan le
gustaba comer personas, los restos que quedaban después de que la
Arcángel de China se alimentaba se reducían a cenizas.
—Lo siento, cher —le susurró al hombre al otro extremo del
dispositivo de comunicación, el hombre que le enseñó a jugar mucho
8 después del final de su absurda infancia, y disparó. El sonido fuerte y
contundente de su arma escupiendo fuego llenó el hueco de la escalera,
las balas pasando a través de su atacante vampiro para rebotar en las
paredes. Gruñendo por el impacto, el vampiro retrocedió
tambaleándose. Sólo para recuperarse y gritarle obscenidades; en los
destellos de la pistola, lo vio alzar su sable para un golpe mortal.
Esa espada cayó al suelo antes de siquiera la alcanzara, sangre
rociando su rostro en un borbotón caliente. Dejó de disparar... y
escuchó el ruido sordo y mojado de su cabeza rebotando por las
escaleras, supo que fue cortada por una fluida hoja de acero que no era
una espada o un cuchillo, sino algo intermedio, tan afilada como una
guadaña y aún más letal.
—Nada de disculpas entre nosotros, preciosa —dijo Janvier y,
alzándola en sus brazos, subió corriendo por las escaleras.
No valía la pena protestar. Tan mal herida como se encontraba,
ella sólo los retrasaría si insistía en moverse por sus propios medios. En
su lugar, acercó su mano izquierda ensangrentada alrededor de su
costado por el arma que sabía él llevaba en una funda en su cintura.
Tomó un segundo conseguir un agarre, su cálido aliento en su cuello, y
los músculos abultándose y flexionándose contra ella mientras subía
por los escalones.
Tratando de no pensar en el hecho de que su pecho se hallaba
prácticamente cortado por la mitad, se incorporó y apuntó con ambas
armas, la de él y la suya, por encima de sus hombros. —Tus oídos
recibirán una paliza.
—Sobreviviré.
Apretó el gatillo de ambas pistolas.
Sus perseguidores cayeron bajo el bombardeo, pero sabía que no
duraría mucho. No solo pronto se quedaría sin balas, y eso contando los
dos cargadores de repuesto que tenía con ella, tenía que sacar el
corazón o el cerebro de un vampiro para matar con un arma. E incluso
entonces, eso dependía de la edad y fuerza del vampiro en cuestión.
Una vez, Ashwini había vaciado un cargador entero en el cerebro de un
vampiro psicótico sólo para que se abalanzara sobre ella.
Janvier se sacudió en ese instante, pero no detuvo su impulso.
Cuando le tocó el hombro, sintió la calidez resbaladiza de sangre
fresca. Se le revolvió el estómago. —Te ha dado una bala.
—No te detengas —ordenó—. Mantenlos distraídos.
Con el olor de su sangre encendiendo sus instintos más
profundos y primarios, ella hizo lo que le pidió, derribando a un
vampiro que estuvo a punto de saltar hacia ellos. Tres balas en el
cerebro, su puntería exacta gracias a la entrecortada visión inquietante
que captó en la fracción de segundo de un destello, y él se quedó en el
suelo, dándoles a sus compañeros una pausa. Su arma hizo clic en el
9 disparo final, quedando vacía. Sin embargo, cuando trató de utilizar ese
momento de respiro para colocar un cargador nuevo, casi se le cayó la
pistola.
—Me estoy mareando —dijo, la lengua gruesa en su boca—.
Déjame. Vete.
Él podía salir de la misma manera en la que sin duda había
entrado; escalando el lado del edificio. Janvier podía trepar hasta la
pared más perpendicular sin problema, sus movimientos tan hermosos
como si fueran otros, un recordatorio de que no era humano.
—Puedes beber mi sangre. —Las palabras salieron mal
articuladas, pero logró otro disparo cuando un estruendo traicionó a un
vampiro enemigo que había asomado la cabeza. Les compró unos
segundos más—. Por fuerza.
—Me encantaría. —Con el pulso golpeteando contra ella mientras
su rostro se hundía en su cuello, las armas colgando inertes de sus
dedos, él dijo—: Pero preferiría que estuvieras chupando mi pene en el
momento.
Trató de gruñir en respuesta, pero las palabras no saldrían.
—No te vayas, Ash. No te vayas, carajo. —Las palabras duras e
implacables mientras se detenía al final del rellano, el mismo lugar
donde ella colocó los cargadores.
—Estoy aquí —se las arregló para murmurar, dándole palmaditas
en la mejilla con una mano ensangrentada. Era tan pecaminosamente
guapo, era Janvier, con sus ojos verdes y cabello castaño oscuro que se
tornaba cobrizo bajo el sol de verano. Deseó haberlo besado de verdad,
deseó haberlo arrastrado a la cama y mordido ese trasero apretado
suyo.
—Podemos rectificar eso más tarde —dijo y cambió su agarre para
sostener todo su cuerpo contra él, un brazo alrededor de su cintura—.
Brazos alrededor de mi cuello. Vamos, preciosa. No me falles ahora.
Sus extremidades se sentían tan pesadas, sangre goteando sobre
su piel para empapar la cintura de sus pantalones, pero se las arregló
para entrelazar los brazos alrededor de su cuello. —¿Ventana?
—No, mi ruta de entrada habrá sido conectada a estas alturas.
Vamos hacia abajo. —Usando una cuerda que debió anclar a la
barandilla cuando llegó, se balanceó por un costado y se deslizó a una
velocidad impresionante.
Gritos y alaridos venían de arriba, pero todo en lo que Ashwini
podía pensar era en que no llevaba guante.
Él hizo que se detuvieran con violencia cuando llegaron a un piso
más abajo, lejos de sus perseguidores, pero no fuera de peligro. Fue
perfectamente calculado: escuchó la cuerda deslizarse un segundo más
11
12
2 Traducido por Josmary
Corregido por AriannysG
14 pequeño balcón. Ese balcón fue lo que hizo que Ellie le recomendara
este apartamento cuando lo vio de camino al mercado; Ashwini le dijo a
Ellie una vez lo mucho que le gustaba la forma en que el balcón de Ellie
ofrecía una sensación de libertad, aun en lo alto de un rascacielos.
El color de las cortinas era vibrante contra las paredes blancas
almidonadas que Ashwini dejó intactas, y un vivo contraste con el rosa
fucsia de las almohadas tiradas en su cama. Las sábanas eran color
crema con finas rayas rosadas, la alfombra de oro pálido. Una escultura
espiral de cristal azul cerúleo se encontraba en un alto taburete negro
de madera en una esquina; encontró la escultura en la acera en
Greenwich Village, después de que el dueño anterior lo tirara sólo
porque la base estaba agrietada. Ellos pierden si no podían ver la
belleza en la fractura, la cicatriz.
La habitación podría tener demasiado color para muchos, pero
después de la elegancia refinada del lugar en el que había pasado cinco
meses de su décimo quinto año de vida, no podía soportar la sencillez o
el minimalismo. La textura, el color, la historia, era lo que quería a su
alrededor, porque ella recogía trozos que otros desecharon y les daba
una nueva vida.
Una vez, ella también fue considerada demasiado rota para ser
útil.
Sus dedos rozaron la cicatriz que dividía diagonalmente su pecho
mientras se quitaba su camiseta gris, la marca un recordatorio de que
casi fue cortada fatalmente. Abrió la puerta de su armario para revelar
el alto espejo montado en el otro lado, el cual capturó la línea limpia
que declaraba la habilidad del vampiro que utilizó la espada. Ya no se
encontraba en carne viva y rojiza, y finalmente se desvanecía en un
color miel pálido que era la sombra de las otras cicatrices pequeñas en
su piel.
Los recuerdos, no obstante, nunca se desvanecerían.
No te vayas, Ash. No te vayas, carajo.
La voz de Janvier fue lo último que Ashwini escuchó antes de
desmayarse, y lo primero después de que despertó.
—Es de mala educación gruñirle al amable doctor, Ashblade.
En realidad, estuvo demasiado débil para gruñir, pero había
dejado claro su disgusto por el marco institucional. Así que Janvier la
llevó a su casa, la metió en su propia cama, y le hizo sopa. ¡Desde cero!
¿Quién hacía eso? Nadie más hizo eso por ella y no sabía cómo manejar
el extraño sentimiento que ese recuerdo le despertaba. Así que
simplemente le cerró la puerta, como hizo durante las dos semanas
desde que lo echó, y se centró en la cicatriz.
Al principio, se preocupó de que la herida hubiera causado daño
muscular que limitaría su rango de movimiento. Una visita al médico
principal del Gremio la semana anterior, sumada a su creciente
movilidad, borraron esa preocupación. Ya que planeaba mantener su
15 ritmo de recuperación, tomó la botella de aceite especial que Saki le dio.
—Frótalo dos veces al día después de que los puntos se disuelvan
—dijo la cazadora veterana—. Ayudará con la curación de tejidos
profundos.
Dado el impresionante récord de lesiones de Saki, Ashwini no iba
a discutir.
Frotó el aceite de olor dulce, entretejió su cabello en una trenza
floja, luego se quitó los pantalones de yoga y se puso vaqueros
adecuados para el invierno, botas de caza, un jersey de angora de un
naranja vibrante sobre una camiseta fina de manga larga diseñada para
retener el calor corporal, y una chaqueta de cuero negro con forro
térmico que le llegaba a la cadera. Encontró sus guantes metidos en los
bolsillos de la chaqueta, por lo que se salvó de tener que buscarlos.
Decidió dejarse los aretes de aro que llevaba puestos, si el pobre
perro muerto lograra levantarse y atacarla, merecía arrancarlos de sus
orejas, y comenzó a guardar sus armas. Cuchillos debajo de sus brazos,
así como uno en su bota izquierda, además de un arma en una
pistolera oculta y otra en una funda de muslo visible.
Agarrando su credencial del Gremio, la guardó en un bolsillo de
fácil acceso. La mayoría de los policías locales sabían de los cazadores
que vivían en la zona, pero siempre estaban los novatos. Les pondría
fácil el confirmar su identidad, ya que apestaría morir a tiros por un pez
gordo de gatillo fácil, sobre todo después de haber sobrevivido a una
guerra inmortal,
Una vez hecho eso, consideró su ballesta. Aunque la adoraba,
casi tanto como el lanzagranadas portátil almacenado en un depósito de
armas en la sede del Gremio, parecía un poco extrema para una visita a
un veterinario.
—Dios, Sara —murmuró recordando su asignación tan segura
que era una broma—. Estoy casi segura de que me estás jodiendo.
Sin embargo, incluso eso era mejor que sentarse de brazos
cruzados o destruir su apartamento con opciones de decoración
inducidas por el aburrimiento.
Antes de que hiciera girar el dial para bloquear las armas a salvo
escondiéndolas en la parte posterior de su armario, se puso el brazalete
negro brillante que Janvier le envió por correo un año antes. Sacúdelo
para revelar el alambre en el interior, y estarás sosteniendo un garrote
letalmente eficaz. El maldito hombre la conocía demasiado bien. Razón
por la cual ella no podía entender su comportamiento después de su
lesión. Ambos tenían un entendimiento, se irritaban y desafiaban el uno
al otro y sí, coqueteaban, pero el resto… la bondad, la ternura, eso
cruzaba una línea.
La acunó contra su pecho cuando ella tuvo problemas para
sentarse, le dio de comer cucharada por cucharada. Se había sentido
cálido y seguro, aterrador e indignante. Debido a que era la única cosa
que no podía tener, y ahora él había destrozado su equilibrio duramente
16 ganado mostrándole lo que se perdía.
Ocultando airadamente unos cuantos cuchillos más en su
cuerpo, por si acaso, se dirigió a la puerta principal y la abrió de golpe.
—Ahí estás, preciosa —dijo el vampiro de doscientos cuarenta y
siete años de edad en su puerta, su cabello del rico tono como el del
café de achicoria que una vez le hizo, y su piel de color oro bruñido.
Ella le enseñó los dientes de una manera que no podía siquiera
tomarse como una sonrisa. —Pensé que te dije que te alejaras. —La
última vez que él "pasó cerca de aquí", le trajo helado de chocolate y
menta. Su favorito. Tomó el helado y le cerró la puerta en la cara en un
esfuerzo de darle una lección. Él se rió, el sonido salvaje y descarado
penetrando el endeble escudo de la puerta para hundirse en sus
huesos, haciéndole doler el alma.
—Sí me alejé —señaló en esa voz acentuada con la cadencia única
de su patria, sus hombros moviéndose debajo de su chaqueta de cuero
de un color bronce suave, mientras cruzaba sus brazos—. Durante toda
una semana.
—¿En qué mundo alejarse significa que envíes repartidores de
comida para llevar a la puerta de mi casa?
Sus ojos del matiz de un musgo de pantano, luz del sol sobre
sombra, la escanearon de la cabeza a los pies.
—¿De qué otra me aseguraría de que no caíste colapsando en el
baño porque eres demasiado terca para pedir ayuda?
—No me he tropezado en ningún momento en el último par de
semanas. —Y a pesar de las predicciones sombrías de su padre en la
infancia, ella tenía amigos. Honor había venido cada par de días,
alternando con Ransom, Demarco, y Elena. Naasir llenó su congelador
con carne antes de partir hacia Japón cuarenta y ocho horas después
de la batalla.
—La proteína te ayudará a sanar. —Fue su concisa instrucción—.
Cómela.
Algunos otros cazadores pasado por ahí para comparar cicatrices
de batalla después de que escaparan del confinamiento del hospital.
Saki se quedó por dos noches, absorbiendo a Ashwini con sus padres
en Oregon. La pareja de ancianos le hizo una vez Ashwini un gran favor,
y aunque estuvo demasiado dañada entonces para confiar en ellos lo
suficiente como para forjar un vínculo emocional, nunca olvidaría su
generosidad. Como no podía olvidar la forma en que Janvier la sostuvo
en su regazo en el viejo sillón junto a la ventana, con la mano
acariciándole el cabello mientras la nieve caía sobre la ciudad.
Fue un momento en el que habría querido vivir para siempre.
Pero no podía.
—Fuera de mi camino —dijo, su odio ante el destino algo frío y
desgarrante dentro de ella que nunca fue capaz de domar a pesar de su
decisión de vivir la vida al límite—. Me dirijo a un trabajo.
17 Sin más gracia perezosa, su expresión era ahora sombría. —No
estás totalmente recuperada.
Saliendo y cerrando la puerta, avanzó por el pasillo. —El doctor
me dio un certificado de buena salud. —Incluso si no lo hubiera hecho,
Ashwini conocía su cuerpo. Estuvo en condición de cazadora antes de la
lesión y comenzó a ejercitarse tanto como podía en el instante en que no
hubo ningún peligro de que la herida se abriera.
—Ash. —Janvier puso la mano en su espalda baja.
—Nada de tocar. —Apretando los dientes contra el impacto de él,
extendió la mano para pulsar el botón para llamar al ascensor.
Janvier usó su cuerpo para bloquearla. —Voy contigo.
Su mente volvió a la última vez que dijo algo similar, a la primera
misión en la que trabajaron juntos. En ese entonces, eran enemigos que
se declararon una tregua temporal, y el problema fue un desastre en
Atlanta. Ahora, él se hallaba abiertamente unido a La Torre, lo cual
técnicamente los puso en el mismo lado. Trabajaron como un dúo bien
afinado en Atlanta, volviendo a caer en el mismo ritmo impecable
durante la batalla. Como si siempre hubieran estado destinados a ser
un par.
Y eso simplemente apestaba.
—Bien. —Negándose a enfrentar el terrible dolor que acechaba
bajo su ira, entró en el ascensor cuando se abrió para que saliera una
de sus vecinas.
Janvier esperó hasta después de que la otra mujer estuviera lejos
para decir—: Me da mala espina cuando cooperas. —Los ojos
entrecerrados.
—Entonces, no vengas.
—No te desharás de mí tan fácilmente, cher. —Extendiendo una
mano para bloquear la puerta que estaba cerrándose, entró.
La primera vez que la llamó cher, fue un coqueteo malvado. De
alguna manera, el término se convirtió en algo más en los años
siguientes, un cariño reservado para ella. Nunca lo escuchó usarlo con
alguien más.
Hoy, se quedó de pie demasiado cerca mientras bajaban, su
aroma una sexy y enfurecida mordida contra sus sentidos. Una gran
parte de ella quería jalarlo hacia su boca. Sabía muy bien que segundos
después de que lo hiciera, la estrellaría contra la pared, con las piernas
envueltas alrededor de su cintura mientras golpeaba su polla dentro de
ella, sus manos y bocas voraces tocando, poseyendo, saboreando.
La química entre Janvier y ella nunca fue cuestionada.
Cuando salió del ascensor en frente de ella, no podía dejar de
18 admirar su peligro elegante. Sus músculos, erigidos largos y delgados,
como los de un corredor o un nadador, se movían con una gracia
sensual que engañaba a la gente para que pensara que no era una
amenaza.
Ashwini sabía que no era así.
Poco menos de un año antes, enviaron tres cabezas decapitadas a
La Torre para indicar el final de una orden de ejecución. Esas cabezas
pertenecían a los vampiros que habían cortado a Ashwini después
arrinconarla en grupo. Ella mató a dos de los cobardes, hirió a los otros,
y esos otros fueron los que Janvier entregó.
Por supuesto, nunca reclamó la autoría del acto; casi todo el
mundo pensaba que los vampiros fueron ejecutados por un ángel.
Ashwini sabía la verdad sólo porque Sara se enteró por Dmitri, la mano
derecha del arcángel Rafael y el vampiro más poderoso del país.
Con una ceja levantada, la directora del Gremio había repetido la
respuesta de Dmitri al darse cuenta de que el Gremio estaba enviando
un equipo para capturar a los vampiros renegados.
—No hay necesidad. El Cajún se ocupó de eso. Los imbéciles
muertos tocaron a su cazadora.
Fue entonces cuando Ashwani comenzó a tratar de poner
distancia entre ellos, comenzó a tratar de cortar la conexión a la que no
podía permitírsele crecer. Janvier lo convirtió en una tarea imposible.
La rastreó en los rincones más remotos del mundo, enojándola hasta el
punto en que una vez lo ató y vació una olla grande de miel sobre su
cabeza, antes de pretender dejarlo para los insectos.
Él se rió con deleite y se liberó cortando la soga con una cuchilla
oculta, luego la persiguió a través de los árboles, amenazando con
hacerla lamer cada gota de la materia pegajosa dulce de su cuerpo. La
interacción la hizo sentir más viva de lo que estuvo en todas las
semanas desde que decidió alejarse de él. Y fue egoísta, continuó
jugando con él sin decirle que su coqueteo nunca podría ser algo
permanente.
Sus deseos no importaban. Tampoco los de él. No existía otra
opción.
19
3 Traducido por Marie.Ang
Corregido por Fany Stgo.
2 Hermosa, en hindú
3 Cada búho ama a su bebé, en francés cajún.
pequeño par de alas negras en la pintura rojo brillante del panel lateral,
sería un ladrón estúpido el que tomara la propiedad marcada como
perteneciente a la Torre.
—A los adictos no les importa —dijo ella, apuntando al
emblema—. Su cableado está demasiado enredado.
—Ese es el por qué le pedí al portero que mantuviera un ojo en
ella. —Le guiñó el ojo por haber sacudido su cadena así de larga, sus
pestañas gruesas y ligeramente curvadas en los extremos—. ¿Dónde
quieres ir? Hoy no soy más que tu fiel corcel.
Balanceándose tras él, puso una mano enguantada en su hombro
y le dijo la dirección de la clínica veterinaria. Él olía incluso más
delicioso de cerca, la peligrosa mordida de él recubierto con un matiz
terroso que hacía eco de su personalidad: Janvier podía quitarse lo
sofisticado, de eso no tenía duda, pero su piel real estaba llena de
ásperos bordes sexys.
La motocicleta volvió a la vida con un rugido gutural que vibró
entre sus piernas. Tomando aire con fuerza, se sujetó de la cintura de él
cuando le alcanzó para acariciarla en el muslo. —Manos y ojos al frente.
Riéndose, él regresó las manos a donde deberían estar después de
ponerse los guantes. —Agárrate.
Ashwini controló su posición con los muslos cuando él se deslizó
21 en el pesado tráfico, manteniendo sólo la mano en su hombro para
equilibrarse. Su chaqueta de cuero gastado no hizo nada para aislarla
de la intimidad de sentir su cuerpo moviéndose, músculo, tendón y
hueso cambiando bajo su toque mientras maniobraba la moto a través
del mar de autos.
Cuando un ángel se deslizó sobre los vehículos, el azul distintivo
de sus alas causando que lo automovilistas redujeran la velocidad ante
una maravilla que nunca se desvanecía, Janvier levantó una mano en
casual reconocimiento. En vez de regresar el saludo, Illium señaló la
acera y Janvier inmediatamente sacó la moto del flujo de tránsito, a
otro lugar de estacionamiento ilegal frente a una boca de incendios.
Illium aterrizó en la acera casi en el mismo instante, plegando las
alas en un susurro de sonido. Ojos dorados con cabello negro como la
tinta untada en azul y una impecable estructura ósea, era uno de los
ángeles más asombrosamente hermosos que Ashwini vio en su vida. Sin
embargo, él no le hacía nada, bien podría haber sido una escultura de
mármol creada por un maestro.
Sólo era Janvier quien penetró el cuidado acero de sus defensas,
sintiéndose como en casa. Como lo hizo en su sofá hace dos semanas y
media, su brazo envuelto alrededor de ella mientras se extendían para
ver una vieja película blanco y negro. Cuando ella empezó a quedarse
dormida, su cuerpo aún sin toda su fuerza, la arropó con un beso en la
frente que podía sentir incluso ahora.
—Ash —dijo Illium, un distintivo brillo en el oro—. Pensé con
certeza que estaría organizando el funeral de Janvier cuando dijo que
planeaba quedarse en tu guarida. Incluso llamé a una funeraria.
Subió la visera de su casco. —Guarda el número. Podría ser de
utilidad uno de estos días.
—Cómo sigues hiriéndome. —Janvier se golpeó en el corazón
dramáticamente con una mano antes de levantar el visor de su casco—.
¿Por qué sacaste, dulce Campanilla? ¿No puedes ver que estoy
actuando como el chofer de mi Ashblade?
Illium se metió una mano en el cabello, empujando hacia atrás
las hebras demasiado largas que caían en su rostro. —Dame una de tus
espadas —exigió—. Necesito cortar esto antes de que me deje ciego.
—Lo haces aquí y habrá una estampida para conseguir los
deshechos —señaló Janvier—. Por no mencionar la angustia que tal
barbarie causará en los tiernos corazones de todos aquellos que adoran
tu fina norma.
Illium murmuró algo ofensivo sobre Cajunes que deberían ser
arrojados de edificios que no hizo nada por atenuar la diversión de
Janvier. Su cabello también le rozaba la nuca, pero él estaba cómodo
con ese largo, y a Ashwini le gustaba. Demasiado. Pasar sus dedos a
través de la pesada seda era un profundo placer al que se había
24
4 Traducido por Zafiro
Corregido por Laurita PI
28 Dmitri—. Quiero que te centres en los hombres y las mujeres que los
sanadores hayan dado de alta. —Un considerable porcentaje de las
fuerzas de la Torre cayeron, pero suficientes combatientes heridos
ahora caminaban por sus propios medios, necesitaba que Illium se
hiciera cargo de su entrenamiento físico. Tomaría un diestro trabajo
para que vuelvan a toda su fuerza en un corto período de tiempo.
—Habla con Galen, lleguen a un régimen viable. —El maestro de
armas no podía salir del Refugio, sobre todo después de las recientes
tensiones allí, pero eso no quería decir que no se encontrara disponible
para el resto de los Siete—. Ya ha enviado su primera serie de órdenes,
tiene gente en movimiento.
Illium hizo una profunda reverencia, añadiendo una elegante
floritura con una mano. —Sí, Supremo Señor Oscuro.
Con los labios temblando, Dmitri esperaba con cada célula de su
cuerpo que Illium encontrara su camino a través de las aplastantes
presiones de la inmortalidad y el poder, que no perdiera la alegría de
vivir que fue parte de él desde que era un novato. Dmitri una vez fue
testigo de un pequeño bebé ángel de alas azules cayendo con fuerza a la
tierra después de enredar sus alas, su trayectoria de vuelo antes de la
caída era la de un abejorro borracho. A pesar de correr a toda velocidad,
Dmitri se encontraba demasiado lejos para atraparlo.
Cuando llegó al lugar del accidente, esperaba encontrar a un
sollozante niño herido. Lastimado y con un ala arrugada, Illium se
encontraba de pie, con los brazos magullados y raspados impulsándose
hacia arriba y las manos en puños, la cara radiante. —¡Volé tan lejos!
¿Lo viste?
Dmitri nunca olvidó ese primer encuentro con un niño que le
recordó el espíritu indomable de su propio hijo. La vida de Illium no
siempre fue sin dolor, y eso dejó cicatrices, pero nada de ello era tan
peligroso como el poder reuniéndose ahora dentro de él. Sin embargo, la
cuestión no era crítica.
No del todo aún.
—Vete, Campanilla —dijo, una imagen del pequeño niño que llevó
a la casa de su desesperada madre ese día ocupó el centro de sus
pensamientos—. El Supremo Señor Oscuro necesita hablar con un
cierto jefe de espías.
Caminando de espalda hacia la puerta, Illium dijo—: ¿Jason está
de regreso en el país?
—Regresó de China ayer por la noche. —Desde el territorio de la
arcángel loca que se creía una diosa—. Se las arregló para conseguir
pasar la frontera y atravesar toda su profunda fortaleza. —Dmitri no
tenía ni idea de cómo, pero esa era la razón por la que Jason era el jefe
de espías de Rafael y Dmitri era su espada y su segundo.
Un susurro de alas anunció la presencia de Jason en la puerta
del balcón.
29 Era el momento de examinar el corazón del territorio enemigo.
***
El cielo era una mancha gris con solo el más leve matiz de
naranja para el momento en que Ashwini y Janvier llegaron a su
siguiente destino, localizado en el vecindario Soho —aunque la zona
llevaba ese nombre sólo hasta la puesta del sol. Entonces, se convertía
en el Barrio Vampírico. Eso era cuando las tiendas a la moda y
cafeterías cursis cerraban sus puertas, para ser reemplazadas por
cafeterías de sangre y clubes de vampiro, llenos de lo cruel y lo bello.
Hmm…
Quitándose el casco, luego de que Janvier aparcara en la calle de
una mansión independiente de dos niveles en el borde del Barrio, dijo—:
El perro, podría ser un vampiro que perdió el control.
47 Él se quitó su casco y la caoba sedosa de su cabello salió
disparado. No pudo resistirse; se acercó y pasó las uñas ligeramente
desde la cima hasta la parte posterior de su cuero cabelludo, las hebras
frías y la textura exquisita. Inclinando la espalda contra su pecho, él
hizo un profundo sonido en su garganta.
Se quedó sin aliento, sus pechos hinchándose contra su
sujetador.
Quería envolver los brazos alrededor de sus hombros, enterrar la
cara en la cálida línea de su garganta, y lamerlo. Apretando los puños
tan fuerte que las uñas se le enterraron en las palmas, se bajó de la
moto y enganchó el casco sobre un manillar. Haciendo lo mismo con el
suyo, Janvier también se bajó de la maquina con una gracia perezosa
que siempre llamaba su atención —y la de cualquier otra mujer en la
vecindad.
—Podría ser —dijo, como si su conversación nunca hubiese sido
interrumpida por una caricia que ella se no tenía permitido hacer—.
Sabes que algunos vampiros no lo hacen bien después de trescientos
años o así.
Con la recordada sensación de él ardiendo contra su palma,
Ashwini desabrochó su chaqueta para darle a sus manos algo que
hacer. —¿Qué le haría beber sangre de animal a un vampiro?
Janvier se recostó contra la moto después de desabrochar su
propia chaqueta para revelar la delgada camiseta debajo. Sin embargo,
no estaba usando las espadas gemelas que eran sus armas preferidas.
Presionada contra él en la moto, no sintió nada más que Janvier, ni
rastro de la funda entrecruzada que normalmente usaba en su espalda,
sobre la camiseta.
Aunque no utilizó las espadas durante la misión en Atlanta, se
había acostumbrado a verlas en él desde que vino a New York. —
¿Dónde dejaste tus cuchillos kukris? —preguntó antes de que él
pudiera responder sobre la sangre de animal.
Él se frotó la nuca, un rubor en sus pómulos. —La funda se
rompió esta mañana.
Ashwini se mordió el interior de la mejilla, en un esfuerzo para
combatir su sonrisa. Le dijo que reemplazara el cuero gastado después
de ver el estado de este cuando se estuvo quedando en su casa.
Mientras las vainas eran de metal, para prevenir que las cuchillas
afiladísimas cortaran a través de ella, la funda construida alrededor
tenía que ser suave y lo suficientemente flexible para no limitar su
rango movimiento. —Eso es tan malo.
Disparándole una mirada de abierta sospecha ante la insulsa
respuesta, se encogió de hombros. —La llevaré a un artesano
especialista una semana para hacerle un reemplazo, una vez que le
envié la funda vieja. No tengo ninguna esperanza de ponerme en el
horario de Deacon por lo menos durante un año.
48 En ese instante, lucía tanto malhumorado como irritado consigo
mismo. Sabiendo cuan desnuda se sentía sin sus armas favoritas, no
pudo guardar el secreto por más tiempo. —O —dijo—, podrías usar la
funda que Deacon dejó caer en mi apartamento ayer.
Janvier se enderezó. —¿Para mí?
Cruzando los brazos contra el impacto de la feroz delicia en su
voz, asintió. —Él usó tu vieja funda para hacer un plano para la nueva
cuando saliste a conseguirme pastel ese día. —Lo envió a una pastelería
específica y distante por solo esa razón—. Las vainas deberían
deslizarse bien en ella. —Deacon no se cometía errores.
—¿Poro cómo? Deacon agenda con años de antelación.
—Siempre tiene tiempo para cazadores. —El marido de Sara fue
una vez un cazador.
La sonrisa de Janvier fue lenta, profunda y tan dolorosamente
real, que atrapó su corazón y se negó a dejarlo ir. —No soy un cazador.
Pero eres mío. Reprimiendo las palabras que nunca podría decir,
no si se preocupaba por él en alguna forma, frunció el ceño. —No hagas
un gran asunto de esto o la arrojaré al Hudson.
Con las mejillas arrugadas y la luz del sol en el pantano verde de
sus ojos cegadores, él sacudió su cabeza. —No puedo evitarlo, cher.
Ashwini rompió el contacto visual; no podía resistirse a él cuando
sonreía de esa forma. —Me estabas diciendo sobre lo que le pasa a los
vampiros que beben sangre animal.
—La sangre de los animales es demasiado débil para proveer
alimento —dijo, su cálida y líquida voz que se filtró en cada centímetro
de su cuerpo—. Recuerdo escuchar de un vampiro que se alimentó de
animales por dos meses después haberse perdido en las
montañas. Moitié fou Billy, lo llamaban. Pero, ya que se encontraba
demasiado débil, no era peligroso.
Ashwini había cogido lo suficiente de francés cajún de estar
alrededor de Janvier para saber que acaba de indicar que el vampiro se
volvió medio loco. —Entonces, nuestro hipotéticamente bebedor de
sangre animal podría estar ya fuera de combate.
Un asentimiento. —Pero existe la desecación… es innatural, a
menos que el cachorro muriera en un entorno que produciría ese
resultado.
El teléfono de Ashwini pitó en ese instante. Mirando a la pantalla,
vio una nota del veterinario. —La Dra. Shamar decidió darle otra
revisada al perro antes de irse por la noche, descubrió que tiene un chip
incorporado debajo de su piel. Es una especie de cosa que los dueños
ponen en gatos y perros para que puedan ser identificados si el control
de animales los recoge. —La doctora no lo descubrió durante el examen
49 inicial porque el chip se deslizó entre dos costillas.
››Fue capaz de escanearlo, buscar al perro en el sistema. Al
parecer, se perdió un par de días después del final de la batalla. —La
Dra. Shamar también agregó una nota que decía que no les había
notificado a los propietarios y no lo haría hasta que le recomendaran lo
contrario. Después de agradecerle a la otra mujer, Ashwini miró a
Janvier—. ¿Es eso suficiente tiempo para la momificación natural,
incluso en un ambiente óptimo?
Janvier extendió sus manos. —Tendremos que preguntarle a un
científico.
—Honor podría conocer a alguno. —Su mejor amiga era una
experta en lenguajes antiguos e historia, y poseía un amplio rango de
contactos—. La llamaré mañana. —Apartando su teléfono, se abrazó a
sí misma contra un repentino y escalofriante viento que sabía a nieve—.
Es posible que Lijuan compartiera su habilidad para succionar la vida
de las personas con alguien más.
Janvier cerró la distancia entre ellos, su cuerpo caliente una
caricia. —Era su as bajo la manga. No puedes imaginártela dando eso,
¿o sí, cher?
—No. —Fue Naasir quien les dijo que la Arcángel de China podía
compartir fuerza con sus generales, pero no era una transferencia
permanente. Tan pronto como Lijuan estuvo fuera de la ecuación, los
generales se desplomaron.
Con las manos en las caderas, consideró otra posibilidad. —Las
creaciones de Lijuan tienden a ser infecciosas. —La arcángel contaba
con horribles renacidos que fueron una plaga—. A menos que… —
Ashwini frunció el ceño—, no estuviera creando cuando se alimentaba.
Los sacrificios terminaban en conchas, así que supongo que estamos de
vuelta al punto de partida.
Janvier se desplazó para tomar la peor parte de una ráfaga fresca
de viento. —Sin embargo, le reportaré nuestras teorías a Rafael. Debe
ser alertado de la posibilidad de que Lijuan puede haber dejado una
mancha persistente en la ciudad.
Ashwini alzó ambas cejas. —En Atlanta, dijiste que nunca lo
habías conocido, ¿y ahora lo tuteas?
—No lo conocía en ese entonces —dijo, esa furtiva y seductora luz
solar aun en sus ojos—. Lo vampiros de mi edad no suelen tener
contacto personal con el arcángel a quien le damos nuestra lealtad.
—La mayoría de los vampiros de tu edad no son tan fuertes como
tú. —O tan inteligentes, tan duros. Habiendo pasado mucho tiempo
desde que cumplió los términos de su Contrato, Janvier no tenía que
servirle a nadie. Él escogió hacer eso—. Eres un activo.
—Y el Sire… —Janvier ahuecó su mejilla—, trata bien a sus
activos.
4 No, en francés.
—Necesitaré hablar con Brooke.
—Voy por ella. —Toda la furia se filtró fuera de ella tan rápido
como se construyó—. No estés enojado con ella, ¿bien? —Sus ojos
suplicaban a Janvier. —Está loca por Giorgio. Ella piensa...
—¿Qué, bébé? —Janvier metió su cabello detrás de la oreja de
ella, su voz amable.
Marie se derritió
Era bueno en eso, pensó Ashwini, en hacer que las mujeres
confiaran en él. La cosa divertida era, que nunca intentó sus tácticas en
ella, excepto a modo de juego, ambos plenamente conscientes de sus
motivos y deseos. Muy a diferencia a los inocentes Marie May.
—Brooke cree que está envejeciendo —susurró la chica,
resistiendo las lágrimas. —Incluso a pesar que Giorgio la ama, no cree
en él.
Ahí estaba, una inmutable razón de por qué una relación entre
un mortal y un inmortal nunca podía funcionar a largo plazo. Los
mortales inevitablemente se desvanecen, y aun cuando el amor
sobreviviera, dejaría al inmortal roto cuando su amante muriera. Sobre
todo, pensó, sus ojos demorándose en Janvier, cuando el inmortal era
el tipo de hombre que sabía cómo ser leal.
—Silencio. —Janvier dobló sus piernas para ponerse a la altura
53 de Marie—. Seré amable. —Llevó a la chica a sus brazos—. Sabes que
no hago daño a las mujeres.
Un espasmódico asentimiento, la garganta de Marie moviéndose
mientras se apartaba. —Iré a encontrar a Brooke.
—¿Son solo ustedes tres quienes sirven como familia de sangre de
Giorgio?
Sacudiendo su cabeza, Marie dijo—: Penelope y Laura, también.
—Tráelas a todas, ¿podrías, Marie?
—Lo haré. Puedes esperar en la sala. —Llevándolos al salón, la
chica se fue en una oleada de dulce perfume floral.
Ashwini y Janvier se quedaron de pie allí en silencio, la tensión de
un hilo firme que las ataba el uno al otro. La decoración cara pero fría
—paredes y sofás blancos, llenos de cojines negros, la pintura en la
pared un lienzo goteado de rojo oscuro— sólo intensificaron la cosa
silenciosa e íntima que latía entre ellos.
Como si se hubieran convertido en amantes hace mucho tiempo
atrás.
8 Traducido por Erly Obsess
Corregido por Amélie.
***
5 Mi amigo, en francés.
temblorosa, su sonrisa agrietada—. Mi Giorgio es inocente de todo,
excepto amarme aun cuando soy una tonta—. Una lágrima golpeo la
mano de Janvier donde él ahuecó la mejilla de Brooke, su otra mejilla
sosteniendo un mojado rastro.
No podría haber aparecido más trágicamente romántica si lo
hubiera intentado.
Janvier habló con Brooke durante otros diez minutos, pero la
mayor del rebaño de Giorgio se mantuvo firme en sus afirmaciones.
Soltándola, habló con Marie, Leisel, Laura, y Penélope una a la vez.
Todas respaldaron la declaración de Brooke de que ella se lastimó a sí
misma y que Giorgio no maltrataba a sus mujeres.
Las cinco se tomaron de las manos cuando se reunieron de
nuevo, unánimes en su declaración de que Giorgio era un buen y justo
"maestro".
—No somos prisioneras, Janni —dijo Marie, con los ojos brillantes
e ingenuos y fervientes a la mirada de Ashwini—. Cualquiera de
nosotras es libre de hacer lo que desee. Laura se está yendo en unos
pocos días, ¿no es así?
La morena asintió, su sonrisa conmovedora. —Voy a extrañar a
Giorgio y al resto de mi familia de sangre desesperadamente, pero estoy
nostálgica. El maestro me compró un boleto de primera clase a casa
67 Ashwini no podía discutir con él, esto no era un caso normal del
Gremio. —Tengo asistencia de la Torre —le dijo a Sara. Molesta como se
sentía por tener que pelear para hacer su trabajo, también sabía que la
Directora del Gremio tenía razón; no se encontraba en condiciones
físicas para manejar esto por su cuenta. Sería estúpido no tener
respaldo por si las cosas se ponían feas.
—¿Janvier? —preguntó Sara.
—Sí. —Transmitió lo que dijo sobre el estado sicológico de la
ciudad.
—Tiene un punto. —El sonido débil de un tamborileo vino a
través de la conexión, Sara probablemente daba golpecitos con su
pluma contra el escritorio—. ¿Asumo que Janvier le pasará los detalles
a Dmitri?
—Sí.
—Bien. Contactaré a Dmitri en la mañana, prepararemos nuestro
plan de acción, pero por ahora, trabaja bajo el supuesto de que la
investigación necesita mantenerse fuera del radar.
—Entonces, ¿el caso es mío?
—Llamaré a los policías para que mantengan la escena hasta que
llegues.
10 Traducido por Josmary
Corregido por Daniela Agrafojo
75
11 Traducido por Vani
Corregido por Val_17
***
88
Rafael bajó las largas escaleras después de la medianoche, su
ciudad envuelta en una aterciopelada oscuridad sin luna mientras su
consorte yacía pacíficamente en su cama. Ella estuvo durmiendo con la
mano sobre su corazón hasta que se fue. Aunque Elena se fue a la
cama cansada pero feliz y él no esperaba que las pesadillas la
encontraran, no le gustaba dejarla en las horas del crepúsculo. Sin
embargo, Dmitri hizo contacto directo, y su segundo no interrumpía a
Rafael en tales momentos por trivialidades.
Una mujer ha muerto, le dijo Dmitri, y su cuerpo tiene indicios de
la mano de Lijuan. Janvier está en camino al Enclave para darte un
informe.
Furia helada llenó a Rafael ante el pensamiento del arcángel que
buscó hacer daño a su gente en su ansia de poder. No quería ninguna
mancha de ella en su territorio. Con ese pensamiento en lo alto de su
mente, se dio la vuelta en la parte inferior de las escaleras y se dirigió a
la biblioteca.
El hombre que estaba frente a las puertas correderas de cristal
que daban al Hudson, y más allá, al millón de puntos de luz que era
Manhattan, se sostenía como un luchador, su postura ligera. Llevaba
una camiseta blanca y sobre ella, una funda que cruzaba su espalda.
Esa funda no era la marrón desgastada que Rafael había notado
anteriormente; el cuero flexible de esta era de color dorado, las cuchillas
tenían un distintivo.
Esas cuchillas hubieran sido letales en combate.
Rafael era muy consciente de que Janvier, junto con Naasir y
Ashwini, hizo mucho más detrás de las líneas enemigas de lo que era
conocido incluso entre sus propias tropas. Los tres tenían una manera
de hacer que todo pareciera un juego, que no debía tomarse en serio.
Cierto número de sus acciones durante la batalla podría haber parecido
tonto para los demás, pero él vió el cálculo estratégico detrás de ello:
distraer, molestar, o frustrar al enemigo en un momento crítico podría
ser tan mortal como un golpe de clivaje con una espada.
Girándose al instante en que Rafael entró en la habitación,
Janvier puso las manos detrás de su espalda, su postura alterando a
esa de un soldado con su vasallo. —Señor.
—Janvier.
El otro hombre no perdió el tiempo, dándole un informe fresco y
limpio del descubrimiento de la noche. —Aunque el estado final del
cuerpo de la víctima alude a Lijuan —añadió—, las cicatrices y
moretones señalan un abuso a largo plazo.
—Como es, todos sabemos que Lijuan ya no puede regenerarse.
Incluso si ella lo hubiera hecho, difícilmente estaría interesada en
89 rondar las calles, atacando a mascotas y mujeres, pero tampoco puedo
ver a Lijuan compartiendo este poder especial.
Rafael presenció a Lijuan volar en mil fragmentos y, a pesar de
sus intentos de convencer al mundo de que era una diosa, estaba
seguro de que necesitaba su cuerpo físico. Él lesionó ese cuerpo
múltiples veces durante la batalla y la única razón por la que fue capaz
de borrar tan rápidamente las heridas era porque se había alimentado
de la fuerza vital de sus soldados.
Y para eso, necesitaba su boca.
Incluso un arcángel no podía regenerar la boca sin primero
regenerar el cerebro y todos los sistemas del cuerpo que mantenían ese
cerebro vivo. Lijuan no estaba muerta, de eso no tenía ninguna duda,
pero tampoco era una diosa. Le tomaría un tiempo considerable reparar
su forma física, sobre todo teniendo en cuenta que él la borró usando
una combinación de pólvora y fuego de ángel.
El primero era un nuevo regalo nacido en Cascada, y demostró
tener un efecto debilitante en Lijuan. Rafael no se lo mencionó a nadie
más que Elena y Dmitri, pero creía que la pólvora había causado daños
que le tomaría mucho tiempo rectificar a Lijuan.
—Tienes razón en que ella no comparte esta habilidad —le dijo a
Janvier—. Está demasiado acostumbrada a controlar a su gente a
través de la correa para repartir el poder, y es demasiado codiciosa.
¿Dijiste que esta víctima no era una cáscara vacía como lo presenciaste
en la batalla?
—No, todavía tenía un sentido de la humanidad y de la carne, lo
suficiente para que pudiéramos identificarla inmediatamente como
mujer.
Considerando que las víctimas de Lijuan fueron tan encogidas
sobre sí mismas, determinar el género fue imposible a partir de una
exploración visual de las fotografías de alta resolución que Janvier
tomó. El equipo de las sombras tuvo tres reportados de los que no
fueron capaces de hacer la determinación en la escena —excepto, por
supuesto, para esos que presenciaron personalmente el ser
consumidos.
—¿Marcas de colmillos? —Un vampiro podría concebiblemente
drenar a una víctima de toda su sangre, dando un período de tiempo lo
suficientemente largo.
—Sí, pero no en el sitio fatal de la herida en la garganta. No había
demasiado daño para determinar qué causó esa lesión, al igual que el
perro, ella parecía mordida.
Eso no excluía a los vampiros; podría ser uno de los fabricados
que cedió a la sed de sangre, desgarrando y arrancando y mordiendo la
carne durante su alimentación. —¿Puede ser contenida la situación? —
Rafael tenía que ser implacable; un mortal perdió su vida y merecía
justicia, pero esa justicia no podía suceder en un escenario público. No
esta vez.
90 —Estoy seguro de que Ash y yo podemos tratar con esto en
silencio, con la ayuda del Gremio y la Torre si es necesario. Se puede
confiar en que los dos testigos, los oficiales que respondieron, y los
técnicos de la escena del crimen mantengan su silencio.
Antes de Elena, Rafael habría estado cien por ciento seguro de
eliminar los recuerdos de las personas involucradas, pero ahora que vió
a los mortales a través de sus ojos, comprendió que esas personas eran
sus amigos y colegas y ella los protegería —porque los recuerdos eran lo
que hacía a una persona.
Preferiría morir como Elena que vivir como una sombra.
El eco de lo que ella le dijo poco después de su primer encuentro,
a la par con sus palabras apasionadas antes de la batalla, lo hicieron
nada menos que implacable cuando se trataba de su ciudad, pero lo
hizo considerar otras opciones antes de tomar esta medida en
particular.
—Tendré a Dmitri poniendo una vigilancia en todas sus
comunicaciones como contingencia. —La avaricia podía hundir sus
ganchos en la persona más inesperada, y esta información tenía valor
para los medios de comunicación—. ¿Esperas descubrir más
información esta noche?
—Non. La hora tardía significa que tendremos que explorar otras
vías mañana. —El ritmo lánguido en la voz de Janvier desmentía el
borde duro en sus ojos—. Incluso las huellas de la víctima no se pueden
utilizar para buscar su identidad hasta que el patólogo rehidrate las
yemas de sus dedos.
—Cuida de ella, Janvier —dijo Rafael—. No dejaré que los
mortales en mi territorio sean cazados. —Las vidas humanas podrían
ser un parpadeo fugaz de luciérnaga en comparación con el periodo
interminable de un ángel, pero Rafael ahora sabía que su luz podía
quemar tan brillante, tenía la fuerza para vencer al hielo de la misma
eternidad.
—Señor.
Caminando hacia una pequeña mesa de madera de cerezo en la
que se encontraba un decantador de cristal y seis vasos, Rafael derramó
dos medidas del líquido ámbar cuidadosamente envejecido en el
decantador. Le entregó uno de los vasos a Janvier y dijo—: Tus
cuchillas son de la tierra de Neha. —El Cajun, también llamado Janvier,
ahora era una de sus personas de confianza, pero no tenían entre ellos
la relación que Rafael tenía con sus Siete.
Eso era de esperarse. Janvier aún no pasaba su tercer siglo —
incluso Veneno, el más joven de los Siete, tenía más de cien años sobre
el vampiro con el pantano en su voz. Sin embargo, Rafael vio en Janvier
lo mismo que vió en Veneno, en Aodhan, en Illium, y en el resto de sus
Siete: el Cajun tenía el honor tan profundamente entretejido en sus
huesos que tomaría un cataclismo para romperlo.
91 Dmitri no lo había perdido incluso durante los peores años de su
existencia.
—Sí. —Janvier tomó el vaso, su postura relajándose ahora que el
informe terminó—. Neha me las obsequió cuando dejé su corte, dijo que
tenía la sensación de que estaría metiéndome en problemas y que
disfrutaba demasiado de mi ingenio para oír que perdió la cabeza
porque no tenía las armas adecuadas. —Alcanzando su espalda, el
vampiro retiró una cuchilla curvada distintiva en un movimiento suave,
se la tendió por el mango primero a Rafael.
Él la tomó, probó el peso y el levante. Era más pesada de lo que
parecía cuando Janvier la utilizó. Ese peso, junto con el borde rapado,
explicaba cómo el Cajun era capaz de rebanar cabezas de un solo golpe.
Sin embargo, el arma curiosamente parecía decorativa a primera vista,
el mango de hueso tallado incrustado con pequeñas piedras preciosas
que brillaban con gracia, atrayendo la mirada lejos de la muerte afilada
de la hoja en sí.
—Neha te favoreció. —Más de lo que Rafael se dio cuenta, porque
reconoció la fabricación detrás de las cuchillas de Janvier ahora que
había manejado una—. Esas fueron creadas por el propio Rhys, si no
me equivoco. —El general de confianza de Neha, un hombre que fue
fabricante de armas en su juventud, y hasta la fecha realizaba cuchillas
de renombre por su fuerza y manipulación.
Se decía que sólo creaba un nuevo conjunto una vez cada década.
Janvier tomó la cuchilla de nuevo, la deslizó en la funda
especialmente diseñada. —Rhys es responsable en gran parte de mi
habilidad en el kukri.
—Y, como Veneno, mantienes esos vínculos. —El miembro más
joven de sus Siete fue creado por la misma Reina de los Venenos—. Él
se las arregla para hacerse bienvenido en sus tierras, incluso cuando
Neha tiene un resentimiento contra mí.
—Tal vez es por eso que ella ha sabido referirse a nosotros como
Encanto y Astucia. —Una débil sonrisa—. Nunca he averiguado cual de
nosotros es cual.
Hablaron durante varios minutos antes de que Rafael caminara
con el vampiro a la puerta principal.
—Señor. —Janvier se detuvo en el umbral después de encogerse
de hombros en la chaqueta de cuero que dejó con Montgomery, el
reluciente rojo de su motocicleta visible detrás de él—. Ash… su
Creación… sigue…
—Ella está borrada. —Pasaron cierto número de años, hasta que
sus habilidades vinieron por primera vez a la atención de la Torre, su
sangre secretamente obtenida y probada para la compatibilidad con el
proceso que llevaba al vampirismo—. Pero, Janvier —él sostuvo los ojos
del otro hombre—, ella no ha mostrado ninguna inclinación para
***
101 uno Naasir resopló a la literal traslación del nombre de Janvier. Era
inusual, que le fue dado por una chica de dieciséis quien se
enamoró de su bebé, un bebé que nació durante el primer minuto de
una muy lejana noche de enero. El tiempo y la fecha eran hechos que
su madre conocía sólo porque justo antes de que empujara su hijo al
mundo, escuchó el cielo explotar con fuegos artificiales mientras los
mortales e inmortales ricos que vivían en el asentamiento cercano
celebraban el año nuevo.
Esa dulce, romántica chica lo amó hasta el día que murió como
una delgada, arrugada mujer que vivió una vida gloriosa.
—Mi Janvier. Mi regalo de año. —Cálidas, suaves manos en sus
mejillas, una brillante sonrisa que no se desvaneció un ápice en todas las
décadas de su vida—. Estoy tan orgullosa de ti.
Calentado por el precioso recuerdo, le sonrió a Dmitri. —Al menos
las personas no corren gritando cuando me ven llegando. —Los otros
vampiros eran simplemente demasiado viejos para ocultar
completamente la profundidad de su poder letal.
—¿Crees que podría saltar al suelo desde aquí? —preguntó Naasir
conversacionalmente.
—No —respondió Dmitri—. Tendría que recogerte con una pala.
Naasir frunció el ceño, y bajó la mirada hacia la distante calle de
la cuidad. —Lástima.
Algunas veces, incluso Janvier no sabía si Naasir bromeaba o si
hacía preguntas serias. —Si no me necesitas para manejar nada más
inmediatamente, voy a visitar al herido. —Cayó en el hábito de
conseguir la actualización del estado de los hombres y mujeres caídos
en el mundo exterior, el tipo de cosas que harían reír o gemir—.
Golpearé los clubs de vampiros esta noche —agregó él—, para tener una
idea de las cosas.
Si las búsquedas en la computadora sobre el tatuaje y las huellas
dactilares llegaran con las manos vacías, los clubes también serían un
buen punto de partida a la hora de rastrear la identidad del suyo y el de
la victima de Ash.
Tan pronto como su nombre se formó en su mente, fue como si
los últimos minutos no existieron. Se hallaba de vuelta en la nevada
calle fuera de la morgue, viendo a la mujer por la que esperó dos vidas
para encontrarla caminar lejos de él.
***
***
—¡Está viva!
Ashwini señaló su dedo a Demarco. —No he disparado a nadie
esta semana.
El cazador incontenible saltó sobre una mesa en el comedor de la
Academia para agarrar sus hombros y apretarlos, con el rayado rubio-
castaño de su cabello, más en el lado marrón en este momento, dada la
luz del sol de invierno. Era su forma de darle un abrazo, la mayoría de
los cazadores que eran sus amigos cercanos sabían que tenía
problemas con demasiado contacto físico.
Inclinándose hacia delante, lo abrazó. Era parte de su familia y
entendía el valor de esa lealtad y afecto de una manera que nadie que
no perdió una familia podía. Todo salió mal hace mucho tiempo, y
ahora no existía manera de arreglar la familia en la que nació. Pero lo
que podía hacer era esto; podía aferrarse a la familia que había creado.
—¿Estás enseñando hoy? —preguntó cuando se apartó.
Demarco movió su dedo a uno de sus pendientes, la caída de los
círculos de bronce haciendo una pequeño silbido metálico del sonido. —
Sólo haciendo una lección de estrategia de uno a uno con un viejo
estudiante. —La llevó de vuelta a donde estuvo sentado con una copa
de café y un chip de chocolate de panecillo de plátano medio demolido,
los dos desviándose hacia el mostrador para que pudieran recoger una
magdalena y un batido de chocolate para ella.
Se acababan de sentar cuando Honor entró.
—Pensé que vi tu nombre en la pizarra —dijo Demarco—. ¿No se
supone que estés en clases?
—La pospuse por quince minutos para darle a los estudiantes
tiempo de cambiarse y recuperar el aliento después de una sesión de
104 combate que corrió horas extras. —Se deslizó en la silla junto a
Ashwini, codeando el hombro de Ash con el suyo a modo de saludo
antes de robar una pieza de chocolate del plato de Demarco—. Uhmm.
—Suspiró, sus ojos cerrados—. No importa cuán vieja me haga, nunca
voy a perder el gusto por el chocolate.
—¿Pensé que Dmitri daba buena sangre? —Sonrió Demarco.
—Voy a matar a Ellie —dijo Honor, con sus mejillas calientes.
—No culpes a Ellie. —Ashwini le dio a su amiga un pedazo de
chocolate de su propio panecillo—. Comienzas a tartamudear cada vez
que uno de nosotros pregunta sobre el beber sangre. —Honor era la
primera cazadora que todos ellos conocieron que se convirtió en vampir
y, siendo familia, eran entrometidos como el infierno sobre la
experiencia.
—Entonces —agregó Demarco—, ves este increíble tono de rojo y
parece que pierdes la habilidad para formar palabras.
—Cállate.
Riendo, Ashwini tomó un sorbo de su leche. Se sentía feliz de ver
a su amiga tan viva y vibrante. Dmitri podría ser un pequeño bastardo,
pero trajo a Honor de vuelta del mundo sombrío en el que existió
después del infierno de su cautiverio, y por ello, el vampiro tenía una
amiga en Ashwini.
—¿Mencionó Dmitri el caso en que estoy trabajando? —le
preguntó a su amiga, sintiendo su retirada antes de mencionar los
detalles. La última vez que quiso hacerlo estuvo arrastrando a Honor de
vuelta al horror al que sobrevivió.
—Sí. —La piel de Honor se tensaba sobre sus huesos, su voz vibró
de emoción retenida cuando dijo—: Espero que Rafael fría al demonio
bastardo después de que lo captures.
Demarco se inclinó hacia delante, y bajó su voz. —¿Cuál es el
caso?
Tranquilizada por la ira de Honor, viendo que su amiga no se
hallaba en un mal estado mental, Ashwini le dijo. Sabía que no le
hablaría de ello a nadie más a menos que ella le dijera que lo hiciera. —
¿Alguno de ustedes ha escuchado algo que podría ayudar?
—Desearía que lo hubiese —dijo Honor, su furia era un
repiqueteo bajo su piel—. Pero realmente no he estado en las calles
desde que regresé, mayormente enseñando en la Torre, ayudando a
Dmitri a lidiar con la Legión. Ahora y entonces, en la primaria me
hablan en un idioma antiguo que he estudiado, pero nunca esperaba
oír. Es fascinante.
Ashwini se estremeció ante la idea de que el ejército alado había
aparecido de la nada. La mayoría de la gente asumía que los
combatientes surgieron a partir de un compuesto secreto que
pertenecía a Rafael. Ash sabía que eso era incorrecto, muy, muy
105 incorrecto. Incluso desde una distancia, ellos despedían un sentido tal
de edad que era una aplastante presión contra sus sentidos.
Algunas veces se sentía como si todo el océano yacía encima de
ella, el peso de ello a la misma vez amplia y extrañamente liberador. La
última vez que despertó sin aliento de ese sueño en particular, se fue a
su pequeño balcón para ver a un luchador de la Legión sentado en la
barandilla.
Él la miró, y voló fuera, con sus alas de murciélago silenciosas en
el cielo cubierto de noche.
Demarco dio unos golpecitos a la mesa con su dedo, el sonido
tirándola de regreso fuera de la memoria del encuentro irreal. —Ranson
decía algo sobre sus amigos de las calles teniendo noticas de un
ambiente raro en los clubes. Deberías hablarle.
—Esperaba que estuviera aquí. —Como un formador de niños de
las calles, Ranson tenía contactos a los que el resto de nosotros no
podía acceder, y como su pierna actualmente enyesada significaba que
no podía cazar activamente, fue relegado como un instructor de la
Academia.
Demarco apartó la vista, mirando a través de los marcos de las
ventanas en la nieve que empezaba a caer, los copos de nieve más
gordos y más pesados que cuando Ashwini entró. —Se tomó el día libre.
Ashwini atrapó los ojos de Honor. Girándose a Demarco, dijeron—
: Derrámalo. —Al unisonó.
—Mierda. —Pasó una mano a través de su cabello—. No puedo.
Me matará. Lo sabrán está noche.
Lo intentaron mejor. —Habla o muere —dijeron con aspecto
amenazador, pero él cruzó sus brazos y entrecerró sus ojos. Ashwini
conocía esa mirada. No iba a ceder—. Bien —murmuró—. Pero será
mejor que tengas una maldita buena excusa para no decírnoslo.
—Confíen en mí. —Sonriendo, descruzó sus brazos, toda abierta
calidez, pero mientras sentía el afecto de un amigo en él, su sonrisa no
hizo nada para ella como una mujer.
No como la sonrisa de cierto vampiro.
—Hablando de secretos —Demarco arrastró las palabras—, tú y el
Cajún…
Ashwini golpeó una cuchilla en la mesa delante del otro cazador,
y la dejó temblando en una posición vertical.
—Obsérvala, Dem… —Rió Honor—, o puede que termines como
comida para perros.
El otro cazador alzó sus manos. —Era una pregunta inocente.
—Como sea —dijo Ashwini mordazmente—, si te enteras de algo
que podría ser útil, transmítelo. —Pensó que Ellie ya tenía la
información a través de Rafael.
106 —Lo haré. —Demarco miró su reloj—. Me tengo que ir. Tengo que
recoger a un vampiro que decidió saltar su Contrato.
Ashwini y Honor lo miraron. —¿Y te encontrabas aquí comiendo
panecillos? —preguntó Honor en un tono estupefacto—. No es la
camioneta un poco más, no lo sé, ¿importante?
—Genio, reservé un boleto de autobús. Lo juro por Dios —dijo
Demarco, abrochando los botones de su chaqueta de pana marrón
pálido con parches de cuero de color marrón oscuro en los codos—.
Bajo el nombre de Bill Smith.
Ashwini rodó sus ojos. —Supongo que es mejor que John Smith.
—No, ese es su nombre real. Además, ya que era lo
suficientemente bueno para proporcionar una identificación con foto
cuando reservó, ya sé que es mi objetivo. —Tomó una profunda bufanda
de lana azul y la envolvió alrededor de su cuello dos veces—. Sé lo que
estás pensando, que me está lanzando fuera de la escena, pero hice mi
búsqueda. Bill Smith es un contador que va por el libro.
—¿Entonces por qué está intentando saltarse su Contrato? —Sólo
los imbéciles, los ilusos, y el arrogante tratarían de engañar a los
ángeles. Especialmente cuando los castigos resultantes eran conocidos
por ser despiadados. Ashwini habría sentido lástima por los vampiros
que trajo de nuevo a ser castigados, excepto que nadie tenía que elegir
el vampirismo. Sin embargo, una vez que has tomado esa negociación,
era tu responsabilidad mantenerlo.
Después de todo, no existía vuelta atrás cuando se trataba de la
casi inmortalidad concedida a cambio de los cien años de servicio
contratado.
—Bill Smith cree que encontró una escapatoria —respondió
Demarco con una rodada de sus propios ojos—. Eso es en acuerdo con
la carta certificada que le dejó a su ángel. Y puede haber una mujer
involucrada. ¿No es eso siempre? —Una mirada desconsolada—.
Nosotros los pobres hombres no nos paramos ante la oportunidad. —
Con los guantes puestos, se fue con una rápida risa a modo de saludo,
prometiendo mandarles mensajes si de hecho recogía a Bill Smith en la
estación de autobuses.
Junto con Honor, Ashwini dijo—: Además de Dmitri propiciando
buena sangre, ¿cómo están yendo las cosas? —Ellas hablaron después
de que Honor retornó a la ciudad, pero su amiga continuaba
ajustándose a su nueva vida.
—Es un poco extraño, darme cuenta de que ya no soy humana.
Lo olvido todo el tiempo y entonces algo me lo recuerda y voy a través de
la sorpresa de todo ello de nuevo. —Coló un sabor del chocolate con
leche de Ashwini—. Pero nadie me trata diferente, en el Gremio, me
refiero. Me sentía preocupada sobre eso, ¿sabes?
—Idiota. —La única manera de que un cazador perdiera su
derecho a la lealtad de sus hermanos era si los traicionaba—. ¿No te
107 das cuenta de que ahora serás una cazadora por la eternidad?
La sonrisa de Honor volvió sus ojos de una sombra de joyas
increíble que era impresionante, su inmortalidad inconfundible en ese
instante. —Estoy feliz, Ash. Más feliz de lo que he estado alguna vez.
Dmitri... —Una sacudida de su cabeza—. No tengo palabras.
—No las necesitas. —Ashwini percibió la conexión de alma
profunda entre Honor y Dmitri la primera vez que los vio juntos. Como
si dos mitades rotas de un todo se acercaron el uno al otro, y en el
proceso se curaron las fracturas del otro.
Algunas veces, pensaba que Janvier podía hacer lo mismo para
ella, si sólo la dejara entrar.
Honor cerró su mano sobre la de Ashwini de donde reposaba
sobre la mesa, las dos eran amigas por suficiente tiempo que la otra
mujer no se sentía amenazada por sus habilidades. Ashwini, por su
parte, no tenía problemas para lidiar con el toque de Honor. Incluso con
el horror que sufrió, Honor era Honor, sin feas sorpresas, sólo una
vieja, vieja alma. Las pesadillas que la atormentaron a raíz de su
secuestro se habían ido, vencidas por un espíritu feroz que eligió el
amor sobre la oscuridad.
—Es una cosa maravillosa, Ash… y puedes tenerlo con Janvier.
Te adora.
—Lo sé. —Fue un rasposo sonido, la necesidad dentro de ella un
inmenso vacío.
Ella lo adoraba también.
Y debido a que lo hacía, tenía que encontrar una forma de decirle
la verdad.
108
16 Traducido por Erly Obsess
Corregido por MariaE.
***
112 pequeño
Era extraño. Ella inicialmente invitó a Naasir, Janvier, y Ash. El
equipo se había convertido en una unidad apretado durante
los combates y sabía que Naasir aún no tuvieron la oportunidad de
ponerse al día con Ash. Los tres aceptaron la invitación, pero lo raro era
que, de repente todos los miembros de los Siete que se encontraban en
las inmediaciones tuvieron la noche libre para unirse a ellos.
Los dorados ojos de Illium brillaban bajo el azul negrizco de sus
pestañas. —Oh, sí, definitivamente vendré a cenar.
Elena no era una idiota. —¿Qué estas esperando que Naasir
haga?
Illium se zambulló hacia el agua a una velocidad impresionante,
subió en un ángulo empinado. —La palabra es —dijo—, Naasir está
trayéndote un regalo.
Eso no sonaba siniestro... hasta que considero de quien estaban
hablando.
Illium se disparó al sol antes de que pudiera preguntarle sobre las
tendencias de Naasir sobre dar regalos.
Elena mantiene el perezoso vuelo hacia casa. Montgomery le
había prometido un pastel con doble de chocolate y caramelo, y,
cualquiera que sea el regalo de Naasir, no podía compararse al pastel
con doble de chocolate y caramelo del mayordomo. Montgomery lo hizo
por sí mismo de la nada, guardó la receta como un dragón con su
tesoro.
Cuando su teléfono sonó, ella respondió con una sonrisa. —
Estaba esperando saber de ti —le dijo a su hermana menor, Eva—.
¿Cómo fue el examen?
—No fue tan difícil como mis amigos y yo pensamos que sería —
dijo Eva, su voz entusiasta, y las dos cayeron en una conversación fácil.
Aterrizando en el césped cubierto de nieve de su casa y el Enclave
de Rafael no mucho tiempo después de que ella y Eva se dijeron adiós,
observó a Illium descender rápido y cuidadoso. Aodhan cayó del cielo a
un ritmo más lento, la luz de la tarde fracturando sobre él en chispas
deslumbrantes.
—¿Cómo se siente el ala? —preguntó, habiendo notado la
corrección de último minuto que hizo para impedir su caída hacia los
lados.
—Debilidad significativa, pero debo seguir ejercitándolo en esta
etapa del proceso de curación. —Estiró ambas alas en toda su
amplitud, y las dobló de nuevo.
Nunca, pensó, podría acostumbrarse a la imposibilidad de
Aodhan, a las plumas y el pelo que parecían cubiertos con diamantes
triturados que se refractan con la luz en fragmentos sin fin. —Sólo
asegúrate de no presionarlo demasiado —Los cazadores y el personal de
la torre, ambos se irritaban al ser castigados. Aodhan no había
113 mencionado el dolor, pero sabía que tenía que ser malo.
La inmortal capacidad de sobrevivir brutales heridas vino a un
agonizante precio.
—No te preocupes, Ellie —Illium chocó un puño suavemente con
la mandíbula de Aodhan, su piel de caliente oro contra el tocado sol de
alabastro de Aodhan—. Eche a Keir sobre él hace dos días cuando se
negó a escuchar a la razón. No has visto un aterrizaje brusco hasta que
has visto a Keir hacerlo —Una mueca de dolor—. Pobre Chispita.
Aodhan hizo algo que ella no llego a captar, y de repente, Illium
estaba en el suelo, de espaldas en la nieve. La mirada de asombro en su
rostro era casi tan buena como la cuidadosamente en blanco de
Aodhan. —¿Entramos, Elena?
—¿Qué hay de ayudarme primero? —Illium frunció el ceño y
levantó una mano—. Ahora mi espalda esta toda mojada.
Aodhan lo levantó con el brazo sano. —Pobre Campanilla.
Los labios de Elena se torcieron. Estaba empezando a quedar
claro el por qué Aodhan e Illium se habían hecho amigos. Aodhan
podría ser tranquilo, pero podía defenderse contra el ángel de alas
azules, que sigue siendo la única persona que Aodhan podía soportar
que lo tocara. Elena no sabía que traumatizó a Aodhan a esa
profundidad visceral, pero sabía de la batalla silenciosa que él luchaba
cada día.
—Tus sus cicatrices existen, pero es tu valentía la que te define.
Le dijo eso a él la semana pasada, recibió una penetrante mirada
a cambio de la atormentada fractura de su mirada. —Tengo miedo, a
cada instante, de que la oscuridad me lleve abajo de nuevo.
—Pero sigues adelante, Aodhan. Cualquier tonto puede saltar
inadvertidamente al peligro, tú sabes exactamente el riesgo que estas
tomando, y sin embargo aquí estás.
Frente a ella, le apartó la nieve de las plumas a Illium y dijo—: La
próxima vez que me llames chispita, te arrojo al rio Hudson.
—Puedo nadar.
—Vamos —dijo Elena con una sonrisa—, Montgomery estará
esperando.
Los tres sólo habían acabado de dar los primeros pasos hacia la
casa cuando se produjo una oleada de viento. Jason y Mahiya
aterrizaron a la derecha de Illium un segundo después. Las alas negras
del jefe de espías eran dramáticas contra el blanco de la nieve, su
tatuaje facial vívido incluso en la gris luz, pero eran las espectaculares
alas de Mahiya las que llamaban la atención. Verde gema y azul salvaje
con pinceladas de negro, el patrón era similar al spray de un pavo real.
—Elena —dijo Mahiya con la suave sonrisa que mantenía un
resplandor interior—. Gracias por invitarnos a cenar con tan poca
antelación. Me temo que no pudimos resistir la tentación.
114 —Estoy empezando a preocuparme por la idea de Naasir sobre un
regalo.
Jason agitó. —Él le trajo una vez a un ángel un cubo de pirañas y
le dijo al ángel que metiera la mano en el interior para que pudiera
recuperar su regalo.
—Pero no le gustaba el ángel —Illium repuso—, lo que debería ser
seguro. No sé por qué el ángel en cuestión se quejó a todos acerca de
ello, sólo perdió algunos dedos.
—Al menos no hay ningún lugar para que Naasir encuentre un
jabalí vivo aquí —Eso vino de Aodhan, Illium asintiendo sabiamente a
su lado—. En su defensa, él dijo que traería carne al fuego.
—Caramba, no traten de tranquilizarme todos a la vez —
Dirigiéndolos dentro, ella descubrió que Montgomery había establecido
una mesa en el comedor formal.
Elena y Rafael normalmente no utilizaban este sitio para nada
excepto en las reuniones con los arcángeles u otras personas de alto
rango, era tan distinguido. Sin embargo, tomó un aire diferente con
tantos de los Siete presentes. Ellos tendidos sobre el elegante
mobiliario, cavando en la comida de Montgomery, hablaron con la
facilidad de los hombres que se conocían unos a otros por siglos.
Esa sensación sólo se intensificó cuando Dmitri condujo su
reluciente Ferrari a la puerta principal, Honor en el asiento del
pasajero. Rafael volvió a casa casi en el mismo instante, y el zumbido de
la conversación y la risa crecio para llenar la casa. Quince minutos en
ello y Illium había engatusado a una ruborizada Mahiya para bailar con
él en el centro de la habitación, mientras Aodhan y Dmitri jugaron un
ajuste de cuentas de ajedrez usando un set sin precio tallado a mano
colocado en una mesa de madera antigua.
Honor, por su parte, acercó a examinar la magnífica pintura del
Refugio en la pared del fondo, y Jason se mantuvo hablando con Rafael
mientras observaban a Dmitri y a Aodhan intentar pensar más que el
otro.
Los únicos que faltaban eran las personas que había invitado
originalmente. —¿Alguien le preguntó a Naasir si necesitaba un
aventón? —Ella no estaba preocupada por Janvier y Ash, ya que ambos
eran locales, y estaban en un caso, los escalofriantes detalles que Rafael
compartió con ella.
Maldita Lijuan. Elena desdeaba que la loca arcángel por muriera
y permaneciera muerta.
—Naasir dijo que venía con Janvier y su cazadora —Illium giró a
Mahiya de nuevo con esas palabras, el naranja con bordes dorados de
la túnica hasta la pantorrilla que llevaba sobre los leggings de algodón
negro quemando en un ondulante círculo.
El ronroneo gutural de un potente motor sonó en ese momento, y
115 Elena se volvió hacia los grandes ventanales pasando por alto el camino
para ver a una reluciente pantera negra de un coche merodeando hasta
pararse junto al Ferrari de Dmitri. —Guau.
Mientras miraba, la puerta del lado del conductor se elevó al
mismo tiempo que la puerta del pasajero. Ash salió de un lado, Janvier
del otro... y fue entonces cuando se dio cuenta que Naasir estaba
agachado en la parte superior del coche.
17 Traducido por MaJo Villa
Corregido por Kora
117 lucía mucho más civilizado de lo que ella se esperaba. Se vistió con sus
pantalones negros y una camisa negra, un abrigo negro hasta los
tobillos, la austera sombra de su cabello y sus ojos con un enfoque
avispado.
Janvier, por el contrario, usaba unos vaqueros y un suéter
delgado de color avena por debajo de su chaqueta de cuero maltrecha.
Podía ver el borde de una camiseta blanca por debajo del suéter.
Alrededor de su cuello llevaba una bufanda de color borgoña tejida con
lana de angora. Ella se la había enviado después de la operación en
Atlanta, y no era la primera vez que la veía alrededor de su cuello. Si él
usaba una bufanda, era esta.
Así como ella usaba los pendientes de zafiro que él le dio. Justo
contra su piel.
—Mejor ve primero —le dijo Janvier a Naasir—. Montgomery está
abriendo la puerta.
Acunando su regalo protectoramente en sus brazos, Naasir se
acercó a la puerta.
—Hola, Montgomery.
—Señor, es un placer tenerlo aquí. —El acento engolado del
mayordomo sostuvo un afecto auténtico.
—Prometo no arañar los muebles.
—Eso sería más que bienvenido —respondió Montgomery, sin
abandonar su tono de mayordomo—. Señor, Cazadora del Gremio.
Asintiendo a modo de saludo, Ashwini entró para encontrarse a
Elena y a Rafael dirigiéndose hacia ellos. Continuaba teniendo
problemas para comprender cómo Elena podía confiarse a sí misma a
alguien así de mortal y despiadado. Con los ojos de un azul
terriblemente puro y cabello de un negro más oscuro que la
medianoche, el Arcángel de Nueva York no era de ninguna manera
humano. El poder que emanaba de él era como una tormenta violenta.
Con un toque en la parte baja de su espalda, la mano de Janvier
la ancló al presente cuando ella debería haber sido absorbida por el
torbellino que eran los más de mil años de vida de Rafael. Su habilidad
se estiró hacia él como un niño con miedo al fuego pero queriendo
tocarlo, todo al mismo tiempo. Dando una respiración profunda que fue
irregular en su interior, no le dijo a Janvier que rompiera el contacto, el
calor de su cuerpo un talismán contra su mente fuera de control.
En frente de ellos, Naasir inclinó su cabeza.
—Padre, Consorte.
***
***
131 alrededor—. Ella tenía que estar en una relación uno a uno.
—¿Por qué?
—Viste en Giorgio’s cómo el ganado se aferraba el uno al otro. Si
la víctima era parte de un grupo, sus compañeros de caza habrían
reportado su desaparición incluso si su vampiro no lo hizo.
—A menos que les haya dicho que ella lo iba a dejar, y la
secuestró después de permitir que ella —y ellos—, creyeran que la dejó
ir. Sabes cuántas veces eso sucede en las relaciones abusivas de
mortales. ¿Alguna razón por la que debería ser diferente para los
inmortales?
Con el rostro sombrío, Janvier dijo—: No.
Soltando un suspiro ante la deprimente fealdad de ello, pasó una
mano por su cabello, dejándolo suelto por esta noche. Sin embargo, ya
que no quería que nadie pasara los dedos a través de él en los clubes,
era espeluznante cómo mucha gente pensaba que eso estaba bien,
agarró su cabello en su espalda y comenzó a trenzarlo con fuerza a su
cráneo. —La situación con Giorgio me está molestando. No crees que
nuestra víctima pudo haber sido parte de su harén, ¿verdad?
Janvier sacudió la cabeza. —Me aseguré de revisarlo, todo su
ganado está contabilizado, incluso los expulsados fuera del nido
después de hacerse demasiado viejos. —Desagrado coloreó su tono—. El
uso de Giorgio hacia las mujeres al parecer no llega a un asesinato.
—Maldita sea, él es buen sospechoso. —Ató la trenza y consideró
la posibilidad de intercambiar sus botas rojas de tacón por las botas de
cazadora que dejó en el auto. Decidió seguir con los tacones, ya que
pronto iban a mezclarse en los clubes.
—Y tú, querida… ¿sentiste algún recuerdo perturbador haciendo
eco en su casa?
—No, pero es nueva. La única vez que tuve una reacción
abrumadora a un lugar más que a una persona, me encontraba en casa
de Nazarach. —Un escalofrío la recorrió—. Si he tenido pistas de vez en
cuando con las casas más antiguas, pero nada como los gritos en sus
paredes.
Janvier pasó los nudillos por su mejilla, la caricia ahuyentó el
escalofrío y envolvió otro conjunto de cadenas alrededor de su corazón.
—Incluso con la Torre —dijo, más allá del nudo en su garganta—. No
entiendo nada. Podría ser debido a que se ha modernizado
continuamente.
—O tal vez —dijo Janvier—, la razón es que está llena de tantas
almas diferentes, en lugar de una que domina a todos a encogerse en
obediencia.
Ashwini pudo ver que, Rafael era despiadado, pero reunió
hombres y mujeres fuertes en torno a él. Ellie, por su parte, nunca se
132 retractó ante nadie en su vida, y Dmitri no era exactamente débil. Luego
estaba Janvier. Tenía la capacidad de cambiar su temperamento de
calma a ira, pero también era su propio jefe. Ella sabía que si alguna
vez se desmoronaba por ello, Janvier se alejaría de la Torre en lugar de
ir en contra de sus principios.
—En cuanto a Giorgio —dijo Janvier—, no estoy convencido que
no está dañando a su ganado. —Sus manos se apretaron en el volante
antes de que pareciera consciente de aflojar su agarre—. Tengo gente
vigilando la situación, hubo algo demasiado enfermizo en todo ello.
—Como una esposa maltratada que ha sido cautivada por el
perdón y el olvido. —El estómago de Ashwini se revolvió. Sabía muy
bien lo que era querer creer en las promesas de alguien que amaba—.
Lo llamo: La fase de luna de miel. Antes del próximo golpe.
Janvier le lanzó una peligrosa y fulminante mirada antes de
volver la vista hacia la carretera. —Nadie te hará daño.
Oyó la ira de protección y, debajo de ella, una especie de
conmoción aturdida. —Nunca nadie me ha golpeado —aclaró—.
Excepto, por supuesto, durante mi trabajo como cazadora. —Entonces,
todo era justo.
Los hombros rígidos de Janvier no se relajaron. —¿Crees que no
te conozco lo suficiente como para ver a través de eso?
De repente, no existía espacio entre ellos, la intimidad era tan
cegadora como cuando él le quitó la miga del labio. —No hablo de esto.
—Trataba de ni siquiera pensar en ello, aunque ver a Arvi el día
anterior, hizo que el dolor regresara.
No, Ashwini, se dijo, sé brutalmente honesta. La razón por la que
no puedes encontrar una manera de decirle todo a Janvier, es que te
destruiría si te mirara con lástima.
El auto devoraba la carretera, una pieza elegante en la noche.
—Cuando era niño —dijo Janvier en el silencio que se convirtió
demasiado pesado, demasiado oscuro—, solía trabajar para un hombre
que atrapaba cangrejos y se los suministraba a los demás. Era una
manera de ganar un poco de dinero para mi familia, ayudar a mi madre
a mantener a mis hermanitas.
Ashwini se giró en su asiento, obligada por la vena íntima de los
recuerdos, el afecto y la tristeza en su tono. —¿Cuántas hermanas
tenías? —La sorprendió darse cuenta que no sabía esto de él cuando
habían hablado tantas veces, confiado en el otro tan profundamente.
—Dos. —Una sonrisa ensanchó sus mejillas—. Amelie llegó a
tiempo con un trueno un día lluvioso, Jöelle un año después en las
horas de la medianoche, ambas chillonas, con el rostro enrojecido y
diminutas. —Al llegar a la franja del Barrio del vampiro, condujo
alrededor del pequeño estacionamiento detrás una cafetería de sangre,
después de primero desbloquear la puerta pulsando un código en el
138 estratega
—Una tía es una asistente legal —continuó—, la otra una
política. Mis primos continúan con los estudios, desde
ingenieros a psicólogos hasta investigadores biomédicos. —Brillar
radiante, ese era el lema no oficial de la familia.
Incluso el rebelde en el grupo, la sonriente oveja negra que todo el
mundo amaba y en quien Ashwini quería convertirse al crecer, fue un
brillante erudito de las lenguas. Tanu había intercedido por Ashwini
más de una vez, pero su hermana fue mucho mayor, con su propia
vida. Lejos en la universidad cuando los problemas de Ashwini
escribiendo sus primeras palabras comenzaron aparentemente, Tanu
no estuvo ahí para mitigar la caía en casa.
—Mis padres estaban impacientes conmigo, pensaban que era
vaga, que no me esforzaba lo suficiente. —Como una niña confusa
quien no podía entender por qué estaba siendo castigada —teniendo
prohibido ir a las lesiones de baile que sanaban cada herida dentro
suyo— ella se quedaría despierta tratando de aprender a leer las letras
que estaban todas confusas en su cabeza.
—Ellos eran personas estudiadas. —El ceño de Janvier era
profundo—. ¿No deberían de haberlo sabido?
—Es gracioso como realmente las personas inteligentes tienen los
más inusuales huecos en su percepción del mundo. —Para la madre de
Ashwini, esta supremamente inteligente mujer quién estaba alrededor
de las letras todos los días, leer era tal alegría, tan hermoso escape, que
fue incapaz de envolver su mente alrededor del hecho de que eso era
una lucha para su hija.
—Era orgullo, también. —Al ver una señal intermitente que
indicaba que parte del barrio fue inundado por la lluvia, Ashwini y
Janvier tomaron un pequeño desvío—. La idea de pedir ayuda, de
hacerme ver diferente….
—El orgullo ha llevado a menudo a acciones insensatas.
—Sí. —Era muy orgullosa, también, y lo sabía—. De cualquier
manera, fracasaba desesperadamente en la escuela antes de que una
profesora se diera cuenta de qué estaba mal y me consiguiese ayuda. —
Desenterrando una sonrisa, le dijo—: Sin embargo, todavía me gustan
los libros. Escucho una tonelada de audiolibros.
—¿Qué si soy tu narrador personal? —Janvier cerró sus manos
alrededor de las de ella—. Mi voz no es tan mala.
Su voz era puro sexo y miel fundida. Ashwini no estaba segura si
comprendería una palabra de la historia si él le leyera.
—Pareciera que después de todo hemos terminado en lo
exclusivo. —Rompiendo el inusual agarre de manos, asintió hacia el
club que se encontraba delante.
El desvío los envió hacia el extremo opuesto del Barrio de la
cafetería de sangre. —Deberíamos empezar por aquí.
139 El Club Masque era la definición de exclusivo… y de peligroso.
Estaba en el centro del Mercado de la Carne, un grupo de clubs que
atendían el oscuro apetito de los sofisticados vampiros de clase alta. El
Club Masque era el causante de la mortal cola que se hacía en dirección
al club. Decía Carne Fresca.
Ashwini podía ver al menos cincuenta piezas de aspirantes a
“carne” en la línea.
La mayoría serían rechazados. Los gorilas permitían entrar sólo a
los espectacularmente bellos o los que estaban de la mano de uno de
los VIP de allí dentro. Los aspirantes eran uniformemente jóvenes y
brillantes y preciosos, su carne estaba en exhibición a pesar del frío, los
varones incluidos. Olvídense de las faldas diminutas y tops sujetadores:
un varón modelo de unos labios sensuales y pómulos graves se mecía
en unos pantalones cortos y tenía brillo en todo el cuerpo además de
botas de motorista.
La vista la hacía querer estremecerse. —Me siento como si
estuviese vestida para una tormenta de nieve en comparación.
Janvier torció sus labios ante el espectáculo. —La sangre fría es
tan poco apetitosa. —Ignorando la fila, y los ojos que veían en su
dirección de más de un aspirante, caminó directo hacia los gorilas.
Ashwini sabía que el encanto de Janvier podía ser letal, pero ella
no esperaba que el portero le abriera la puerta a primera vista.
—Guau —dijo mientras caminaban dentro de los pasillos
pintados de negro e iluminados con luces azuladas que creaban
profundas piscinas de sombras, el sonido de la música ensordecedora
vibrando a través de las tablas del suelo—. ¿Eres un VIP?
—¿VIP?
—Vampiro muy importante.
—Mais oui, ma belle.10 —Parpadeó, se volteó a la derecha y dijo—:
Dámelo, dulzura.
Dándose cuenta de que estaban donde guardaban los abrigos, y
si, un lugar así de exclusivo tendría un lugar para guardar abrigos, ella
le dio a la chica detrás del mostrador su abrigo, mientras Janvier se
quitaba su chaqueta, habiendo dejado su sweater y bufanda en el auto.
Ella no llevaba ninguna arma visible, por la cortesía de estar en la casa
de Ellie, aunque estaba segura de que a Ellie no le habría importado,
pero eso significaba que no habría preguntas extrañas.
No que la chica que guardaba los abrigos —toda palabras
susurradas y labios húmedos— incluso notara a Ashwini excepto como
una molestia en su intento por seducir a un divertido Janvier.
—¿Estás tan acostumbrado a que las mujeres solo se lancen
hacia ti, que lo tomas con calma? —murmuró después de que se
movieron de vuelta al corredor, usando la oportunidad para
140 desabotonar un par de botones extras
al ambiente.
en su blusa para adaptarse mejor
144 Ashwini decidió que podría gustarle este vampiro llamado Rupert.
—Eso es lindo —le dijo—. Que le importes lo suficiente como para
esperar.
—Él realmente lo es.
Colocándose un poco de labial con su dedo, lo tapo de nuevo y se
lo devolvió.
—Gracias.
—De nada.
—¿Ustedes vienen regularmente aquí?
—Venimos una o dos veces a la semana —dijo la chica,
guardando sus cosas en el bolsito—. ¿Querías reunirte? Podemos
intercambiar números. Soy Lacey, por cierto.
—Ash. —Ella anotó el número porque los contactos eran
contactos, y porque le agradaba la dulce morena.
—Te llamaré si volvemos por acá, pero estaba preguntándome si
conocidas a otra donante.
—Oh, ¿quién?
Ashwini decidió no mostrar la imagen que se envió a su propio
teléfono desde el de Janvier durante el viaje. Era obvio que no era de
una persona viva y esta investigación era todo acerca de la sutileza.
—Estoy preguntando por un amigo que es un vampiro. Ellos
tuvieron la cosa de una noche, tú sabes.
La cara de Lacey cayó en unas líneas de desaprobación que
habría hecho una profesora del siglo dieciocho.
—Tantas chicas hacen eso, pero yo soy una chica de relaciones.
Sin entregarme a mí misma por todos lados. Incluso le dije a Rupert la
primera vez que nos conocimos, que si estaba detrás de un rápido sexo
alimenticio, podía encontrar otra chica. —Aparecieron unos hoyuelos en
sus mejillas—. Pero Rupert es un caballero.
Ashwini escondió una sonrisa. Se estaba volviendo claro que
Lacey y Rupert eran una pareja perfecta.
—Bueno —dijo, esperando que esos dos pudiesen lograrlo—, mi
amigo nunca supo su nombre, pero ella tenía un tatuaje como este en
su tobillo.
Mostró a Lacey la foto del tatuaje, después de haber tenido a los
técnicos del gremio trabajando con ella por lo que ahora parecía ser una
imagen que había descargado de Internet. Más fácil que tratar de
explicar por qué su "amigo" tendría una foto del tatuaje de la chica,
pero no su rostro—. ¿Lo has visto antes?
Lacey frunció el ceño y sacudió su cabeza.
—Pero deberías preguntarle a Flynn. Conoce a todos, lo juro —
145 levantándose, le dijo—: ven, te lo presentaré.
—Gracias. —Siguió a la morena por las puertas, manteniendo un
ojo abierto por Janvier.
Su Cajún no estaba en el primer piso. Cuando subió las escaleras
con Lacey, lo vio tendido en uno de los conjuntos de sofás en el
entresuelo, hablando con una vampiresa con kilómetros de pelo rojo y
la piel como la crema, su cuerpo vertido en un vestido de noche negro
con un hondo escote. Posado en el centro de sus impresionantes pechos
había un diamante que brillaba aún en la suave luz de allí.
Pero eso no fue lo que llamó la atención de Ashwini. Era el hecho
de que la pelirroja tenía los labios en el oído de Janvier, su mano
acariciando su muslo, y el brazo de él rodeando los hombros de ella.
21 Traducido por Daniela Agrafojo
Corregido por AriannysG
149 encontró
Buscando en la declaración que no podía comprender, ella se
frente a una sólida pared de hombre con el cabello enroscado
apretadamente sobre su cráneo, su piel color moca picada por cicatrices
de acné y sus ojos gris-verdosos atraparon su atención y la habrían
mantenido si Janvier no hubiera estado en su vida. Este era un hombre
que nunca se querría para compañía femenina.
—Nunca busco problemas, Louis. —Janvier sonrió y, extendiendo
su mano, intercambió un par de palmadas en la espalda con el gorila.
Ashwini lo vió hacer lo mismo con otro hombre una vez, durante
la operación en Atlanta. Así que vio la diferencia. Con Callan, fue por
apariencia. Esta vez era genuina, afecto brotando de los dos.
—Esta es Ash. —Janvier se estiró y tomó su mano cuando ambos
hombres se separaron.
—¿Tú Ash? —Sonriendo ampliamente, Louis la habría abrazado si
Janvier no se hubiera deslizado en medio y ella no hubiera dado un
paso atrás. En lugar de sentirse insultado, el otro hombre se rió y dijo
algo más en un dialecto que compartía con Janvier.
Ashwini captó el tono, sabiendo que estaba enervando a Janvier
sobre estar celoso. —Creo que te estás adelantando, Louis —dijo ella—.
Aún no he decidido si quedarme con él o arrojarlo a los cocodrilos.
Louis golpeó una mano en su pecho. —Janvier, mi amigo, estoy
enamorado. Como veo que no llevas tus cuchillos hoy, creo que puedo
tomarte.
—No soy el peligroso —Janvier arrastró las palabras, su brazo
alrededor de su cintura—. ¿Qué puedes decirnos sobre el Hinge?
—Es un mercado de carne, pero más seguro que el Masque. —Su
expresión dejó claro que eso no era mucho—. Puedo recomendarles un
club con mejor música.
—No estamos aquí para bailar —le dijo Janvier a su amigo—.
Buscamos a una chica con un tatuaje en el tobillo. ¿Cher?
Sacando su teléfono, ella lo sostuvo hacia Louis. —Sí —dijo él
después de un par de segundos—, creo que podría haberla visto aquí.
Recuerdo el tatuaje porque los pies son la primera cosa que veo cuando
la gente viene por las escaleras. No conozco su nombre ni recuerdo
mucho más acerca de ella, pero uno de los habituales podría.
—¿Puedes señalar los regulares?
—Seguro. —Louis miró su reloj—. Tomaré un descanso en diez
minutos. Me uniré a ustedes.
No había guardarropa en el interior del Hingre, por lo que se
despojaron de sus abrigos y los pusieron sobre un taburete de la barra
abierta, mientras ordenaban bebidas. Ashwini no tenía intención de
consumir el suyo, pero con la acelerada capacidad de Janvier de
procesar el alcohol, eso sería bastante fácil de cubrir.
Su teléfono vibró en su bolsillo mientras el barman colocaba los
150 tragos frente a ellos con un destello coqueto de sus colmillos dirigido a
ella. Sacando el teléfono de su bolsillo, leyó el mensaje y tuvo que
ahogar un grito de deleite. Cuando levantó la mirada, fue para ver a
Janvier mirando su propio teléfono, una sonrisa en su rostro. —
¿Ransom? —Ella sabía que los dos hombres eran amigos, a menudo
iban a cabalgar juntos.
—Sí. —La sonrisa de Janvier se amplió mientras escribía una
respuesta—. Finalmente lo hizo, le pidió a la bibliotecaria que se casara
con él.
—¡Y ella dijo que sí! —Ashwini le envió un mensaje de
felicitaciones.
Los ojos de Janvier se demoraron en ella después de que hubiera
devuelto el teléfono a su bolsillo. —¿Qué hay de ti? —murmuró,
inclinándose para poder escucharse por encima de la música, su mano
en su espalda baja y su calor corporal una caricia lánguida sobre su
piel—. ¿Alguna vez dirás sí?
Aferrándose a su control con las uñas, llevó deliberadamente su
mezcla de vodka a sus labios, forzando distancia entre ellos. —Veo dos
mujeres que podrían ser donantes. —El vaso estaba frío contra su
palma, pero no hizo nada para enfriar el calor de su cuerpo—. Débil
moretón de mordida en una.
Janvier enrolló un brazo alrededor de ella cuando fue a moverse
en su camino hacia la mujer. Presionó un beso en su pómulo antes de
que pudiera evadirlo. Apretando los dientes contra el anhelo de
arrastrarlo con ella, tomar su deliciosa boca con la suya propia, en su
lugar movió sus labios a su oreja… y mordió lo suficientemente fuerte
su lóbulo para dejar una marca.
Él siseó. —¿Te das cuenta de que muchos vampiros consideran el
dolor un juego previo? —Su cálido aliento contra ella, los músculos en
sus brazos flexionándose para mantenerla cerca.
—Tú no. —Deslizándose fuera de su agarre, se acercó para
entablar una conversación con los objetivos.
La conversación resultó ser un fracaso, aunque parecía que
Janvier estaba teniendo cierto éxito con el barman. Louis se unió a los
dos hombres no mucho después, y ella decidió regresar.
El hombro de un vampiro la chocó en el camino, su mano
deslizándose sobre la de ella. No debería haber sido nada, el contacto
fue tan fugaz… pero desató una avalancha de pesadillas que inundó
sus sentidos, amenazando con derrumbarla. Gritos, tenía gritos dentro
de él. Con las piernas temblorosas y el estómago amenazando con
revolverse, extendió un brazo para aferrarse al bar, pero en lugar del
duro y frío borde de piedra, sintió un cálido y tenso cuerpo.
Deslizando su brazo alrededor de ella con una gracia perezosa
que desmentía la tensión de su cuerpo, Janvier la acarició con la nariz.
11 Gracias, en francés.
Las cosas que él decía. Las cosas que significaba.
Aflojando el agarre de su camiseta de algodón, ella deslizó su
mano en su cabello, haló su cabeza y lo besó suave y dulcemente y con
cada onza de desgarradora emoción dentro de ella. Duró un fugaz
fragmento de tiempo y cambió el mundo.
152
22 Traducido por Jane
Corregido por Sofía Belikov
***
154
Janvier observó a Ashwini alejarse, sus caderas moviéndose
provocativamente debajo del ajuste perfecto de sus vaqueros. —Cuida
de ella —dijo en voz baja a su amigo—. Es mi eternidad, Louis.
—Como señalaste, puede cuidar de sí misma —respondió el otro
hombre—, pero voy a cuidarla en caso de que lo necesite. —Agarrando
la chaqueta de Ash después de que Janvier deslizara sus ojos sobre
ella, Louis la siguió.
Girándose hacia el bar, Janvier encontró al camarero dándole una
mirada comprensiva. —Mujeres —dijo el hombre más joven con un
encogimiento de hombros—. Sin embargo, era bastante hermosa. Del
tipo peligroso.
Sí, su Ashblade era peligrosa.
La mujer de cabello oscuro que se acercó a él, su cuerpo vestido
con un traje verde brillante que terminaba justo por debajo de su
trasero, era un gatito maullando en comparación.
Fingiendo no verla, bebió su bebida. Era un whisky de malta, uno
bueno, con un rico sabor y textura.
No tenía ninguna comparación con el salvajismo embriagador del
sabor de su cazadora.
El beso de antes lo hizo tambalear, esclavizándolo. No se sentía
sorprendido por la respuesta: su cuerpo sabía desde hacía mucho
tiempo que Ash le pertenecía y siempre lo haría. Sólo tenía que
convencerla de reclamarlo, marcarlo. ¿Un beso público? Diablos, sí,
tomaría eso como un primer paso.
—Hola.
Tomándose su tiempo para responder al suave saludo, se
encontró mirando a un par de ladeados ojos marrones maquillados con
brillante kohl verde y negro, sus pómulos afilados debajo de la piel de
color marrón brillante y su cabello una capa de ébano. —Hola. —
Mantuvo su tono deliberadamente calmado, leyéndola como lo haría con
un libro abierto: la gatita, al parecer, quería jugar con un lobo.
Hundiendo los dientes en su mullido labio inferior, el brillo que
llevaba humedeciéndose, ella deslizó una mano por sus bíceps. —Vi a
tu novia irse.
Cuando él no se la quitó de encima, se acercó lo suficiente para
que sus pechos se apretaran contra su cuerpo, sus dedos curvándose
alrededor de su brazo al mismo tiempo. —No te trata bien.
—Es apasionada. —Una mujer que amaba y luchaba con el
corazón y alma, sin restricciones y con honesta furia.
—Puedo ser apasionada. —Una invitación ronca—. Y tengo
amigos.
Moviéndose para encarar al grupo hacia el que ella asintió, los
155 otros tres se acomodaban en una zona de estar íntima, encontró
sonrisas seductoras apuntando en su dirección. —¿Son serviciales tus
amigos? —Se echó hacia atrás, con los codos apoyados en la barra.
—Oh, sí. —La gatita rozó sus dedos sobre el pulso en su cuello—.
Mucho.
Janvier encontró divertidos los intentos de manipulación;
claramente no tenía idea de exactamente cuán grande era el lobo al que
se había acercado. —No me gustan los reclamados.
—No estamos con nadie. —Un tirón de pelo, dos manos que se
aferraban ahora a uno de sus bíceps—. Nos gusta nuestra libertad.
Traducción: les gustaba la adrenalina de los colmillos en sus
venas, pero en realidad no querían entrar en una relación con un casi
inmortal. Permitiendo que sus labios se curvaran en una sonrisa
ligeramente depredadora que hizo el aliento de la mujer detenerse y sus
pupilas dilatarse, se enderezó y, con la copa en una mano, la acompañó
hacia sus amigos.
Habían dejado un lugar para él entre las gemelas de fantasía de
Louis. Debió tomar la invitación, pero no lo hizo. No quería que nadie lo
tocara, hombre o mujer. El engaño que estaba interpretando no
alteraba la verdad de su naturaleza, Janvier se había entregado a Ash y
eso era todo. Haciéndose de rogar, quedó tendido en un sillón frente a
las gemelas, el donante masculino a su derecha. La del mono verde se
encaramó en el brazo de su asiento, muslos sedosos al alcance sin
esfuerzo.
No tocó, no agarró, pero su actitud fría parecía darle al cuarteto
aún más ganas de agradarle. En poco tiempo, todo el grupo se
agrupaba en torno a él, sin aliento y emocionados y listos para ir con él
a una de las cabinas privadas en la parte posterior. —A menos que
quieras comer aquí —dijo la rubia de la izquierda en un tono sensual—.
Eso también estaría bien.
—Sólo que no permiten la desnudez en la planta principal —
añadió la otra rubia, su palma sobre su pecho, por encima del escote de
corte bajo de un corpiño de encaje blanco incongruentemente
inocente—. Nos gustaría complacerte en todos los sentidos.
La pálida piel blanca del hombre se llenó de un rubor cuando
Janvier lo miró. —Si eso es lo que quieres.
Un guiño inmediato. —Todo lo que quieras.
Dejando a un lado su copa, Janvier se obligó a poner su mano en
el muslo exhibido, aunque tenía ganas de decirle al grupo que dejaran
la vida que llevaban. No era el estilo de vida beber-y-follar lo que le
preocupaba, era el hecho de que un vampiro fuerte podría incapacitar a
los cuatro en cuestión de segundos. Janvier podía hacerlo antes de que
un grito escapara de una garganta. No creía que lo comprendieran,
160
23 Traducido por Jessy.
Corregido por Dafne M
162 También tomó nota de que la sed de sangre parecía estar en ascenso,
pero que no parecía crítico en ese momento. Puede ser un residuo del
trauma de la batalla. Creo que los líderes vampiros deberían ser
contactados mañana para que puedan aplacar los ánimos. La sed de
sangre aún no era peligrosa, pero dale unos días más y podría
convertirse en una carnicería.
Janvier una vez había entrado a una ciudad que estaba destinada
a ser una parada de descanso solo para que los guías turísticos
encontraran cada parte del pequeño establecimiento pegajoso con rojo
óxido, y los dos vampiros residentes alimentándose como glotones del
cálido cadáver desnudo de la mujer que fue la amante de uno. Había
ejecutado a ambos en el lugar. Era la única manera de contener la
masacre.
La repuesta de Dmitri iluminó su teléfono. He recibido el mismo
reporte de otras dos personas de alto nivel en el área, tenemos vampiros
de la Torre dispersos por los clubes manteniendo un ojo en la
temperatura hasta que pueda hablar con los líderes.
Satisfecho con que el problema estuviera siendo manejado,
Janvier dijo—: Podemos irnos ahora, cariño.
—Gracias a Dios. —Ash guardó su teléfono con un gemido—. Son
contados los consoladores que brillan en la oscuridad que puedo mirar
con los ojos muy abiertos de interés.
Riéndose, paso su trenza entre los dedos. —No creo que debamos
ir a más clubes esta noche; tenemos el nombre de Felicity, y cualquier
otra pregunta podría despertar sospecha y preocupación. —Tenían que
equilibrar las necesidades de la investigación asegurándose que se
mantenía bajo el radar.
—Estoy de acuerdo.
—No me arranques la cabeza, cher, pero ¿te duele? —Tocó con su
mano su pecho para indicar su cicatriz, incapaz de olvidar lo mucho
que había sangrado en sus brazos, lo cerca que estuvo de perderla. Era
una pesadilla que lo despertaba, empapado en sudor y jadeando por
aire, más de una vez.
—Estoy bien. Hoy ha sido todo sobre hacer preguntas, sin
esfuerzo físico real.
Janvier la observó cuidadosamente esta noche, sin ver
indicaciones de dolor de su herida, así que aceptó sus palabras, y se
movieron en los delicados copos que caían desde el cielo.
—Me encanta la nieve —dijo Ash con un suspiro—. Mala para el
seguimiento cuando cae, pero es tan indulgente en el mundo, tan
pacífica.
Vio pequeños puntos recopilarse en sus pestañas, sabía que se
volvería incluso más hermosa para él al pasar los años. Alcanzando los
guantes que deslizó en sus bolsillos de su abrigo antes de salir a
recogerla para la cena, dijo—: Ponte estos. —Eran de su tamaño, los
163 que compró porque ella estaba muy a menudo sin guantes.
Inclinando la cabeza, lo inmovilizó con sus ojos negros que veían
demasiado. —Me he dado cuenta de algo sobre ti, Janvier.
Esperó a escuchar lo que ella tenía que decir.
—¿Es algo malo? —No podía cambiar su naturaleza elemental, no
podía deshacer esa parte de él.
—No. —Con una propagación cálida en lo profundo, Ashwini
aceptó los guantes, estirándolos sobre sus congelados dedos. Era raro
ser atendida, ser valorada de alguna manera, pero ahora que había
conquistado su inicial confusión y miedo ante su ternura, se sentía
como un regalo—. La mayoría de los cazadores pueden cuidar de sí
mismos.
—Así como también la mayoría de los vampiros de mi fuerza —
dijo él con la confianza que lo hacía tan atractivo—. Eso no significa que
no estaré encantado si mostraras cuidado por esta piel de Cajún.
Ashwini pensó en la manera en que la miró después del beso en el
bar, asimilando la débil medio sonrisa que no coincidía con las sombras
en sus ojos, y supo que todo iba mal. Intentando protegerlo, lo había
rechazado. —¿Janvier?
—¿Si?
—Estoy guardándote un secreto, algo grande, horrible y malo. —
Ahí, estaba afuera.
Él se detuvo en las sombras de un club privado, con una
expresión sombría. —¿No me dirás este secreto?
—No puedo. —La hacía enojar tanto, demasiado asustada de
cómo cambiaría todo entre ellos, la cobardía cerrando su garganta—.
Pero tienes derecho a saber, y una vez que lo averigües, me odiarás por
permitir que la relación fuera tan lejos.
—Ashwini, soy tuyo. —Absoluta incredulidad mezclada con
humor—. Odiarte es imposible.
Su corazón ya frágil amenazaba con destruirse. —No sabes lo que
te estoy escondiendo.
—No necesito saber, y ninguno de nosotros ha estado alguna vez
en control de esto entre nosotros. Tenía su propia voluntad terca e
implacable. —Empujó una mano en su cabello y comenzó a caminar
otra vez, sus siguientes palabras tan enojadas que el calor de ellas
parecieron derretir la nieve—. La única manera en la que moriría sería
si me repudiaras.
Deteniéndose nuevamente, los dos ahora en la periferia del
Barrio, la enfrentó. —¿Es eso lo que quieres hacer? —Su tono era
crudo, sus puños cerrados—. ¿Decirme que no me quieres?
—Eres un idiota. —Lo acercó hacia ella agarrando los lados
abiertos de su chaqueta, lo besó con furia frustrada—. Estoy intentando
164 protegerte. —Lo liberó, alejándose al avanzar.
Él la alcanzó, sus ojos brillantes con temperamento y pasión. —
Bueno, no lo hagas. Soy un vampiro grande. Puedo manejar cualquier
secreto que tengas por tanto tiempo como seas mía.
—Maldito seas. —Ella deslizo su mano izquierda en su derecha—.
Te arrepentirás de esto.
Él envolvió sus dedos alrededor de los suyos, el agarre
descaradamente posesivo. —¡Nunca me arrepentiré de ti!
Ashwini tampoco se arrepentiría.
Y lo supo. No más secretos, no más tiempo robado.
Tenía que decirle, mostrarle, todo.
Obligando a su mente a salir de del pesado peso de lo que estaba
por venir, dijo—: Le envié una nota a Ransom con el nombre de Felicity
en caso de que sus contactos callejeros supiera algo. También le
proporcioné su nombre al informático en servicio para que pudiese
merodear las bases de datos.
Vivek fue un llanero solitario por mucho tiempo en el cargo,
disponible veinticuatro horas al día, siete días a la semana. Lo sabría
todo, o eso parecía, pero era único en su especie. —¿Cómo está Vivek?
—le preguntó a Janvier—. ¿Lo has visto? —El cazador del gremio había
elegido el vampirismo no para la vida eterna, sino porque —con el
tiempo— le devolvería el uso a su paralizado cuerpo.
—No. —Aún con expresión oscura, Janvier siguió hablando—.
Pidió privacidad durante su transformación, y Elena se ha asegurado de
eso. No creo que ella lo haya visto tampoco.
Ella podía entender porque Vivek no quería que sus amigos lo
vieran mientras estaba débil e indefenso; paralizado o no, siempre fue
una fuerza a tener en cuenta. —Supongo que solo quería saber que
alguien lo vigile atentamente. No sé de ningún humano que haya sido
convertido después de sufrir ese tipo de lesiones desbastadoras y a
largo plazo.
—El mismo Keir está monitoreando su progreso.
Ashwini conoció a Keir tras la batalla. Ella fue suturada por
doctores humanos, pero el sanador angelical pasó inesperadamente por
su departamento dos días después que hizo que Janvier se fuera. Con
los ojos de un cálido marrón situados en un delicado y hermoso rostro,
su cabello negro liso y su cuerpo esbelto como el de un niño, Keir
parecía indeciblemente joven y aun así había sabiduría en su mirada
que le dijo que era un alma vieja y noble en su paz.
—Ya es hora de que viniera a verte —le dijo con una pequeña
inclinación de su cabeza.
Desconcertada, ella lo invitó a entrar, ofreciéndole una taza de té
de hierbas en vez de café.
165 que esoSuesrespuesta fue una sonrisa y las palabras: —Sí, por supuesto
lo que querría.
Lo más incomprensible fue que ella no tocó a Keir ni una sola vez,
y sin embargo, supo que disfrutaría el té, al igual que supo que estaba
agotado por el trabajo que estuvo haciendo con los heridos en la Torre.
Así que ella le ofreció un lugar donde descansar y, para su sorpresa, él
aceptó, cerrando los ojos y dormitando tranquilamente en su viejo sillón
favorito.
Fue extraño ver las angelicales alas de color dorado cubriendo
sus muebles, tener a alguien de esa edad y poder en su espacio de vida.
—Keir —le dijo a Janvier, ambos casi llegando al auto—. Él es tan viejo.
—El tipo de edad que ella siempre temió—. Pero no me hace sentir
incómoda. En todo caso, hace parecer todo pacifico, es tan amable y
centrado.
Sabía que Keir tenía profundidades increíbles en él, capas
intrincadas de dolor y vivencias que componen cualquier vida, pero no
había crueldad, ninguno de los horrores que ella asociaba con la
inmortalidad.
Janvier parpadeó un pequeño copo de nieve que intento aferrarse
obstinadamente a sus pestañas. —El erudito que me enseñó a leer —
dijo después de que hubieran entrado al estacionamiento y estuvieran
dentro del auto—, dijo que hizo lo mismo por Keir cuando él era un
niño. Ella me dijo que él fue el niño más inteligente que conoció alguna
vez, una vieja, vieja alma renacida en un cuerpo nuevo.
—Sí. Lijuan se jactó de haber evolucionado al siguiente plano de
la existencia, pero creo que Keir es uno de los que ha logrado eso. —El
sanador era algo mejor que este mundo, con una luz luminosa en su
interior.
La mirada que le regreso Janvier era dura. —No discutiré contigo
sobre ese punto.
Con los guantes fuera y la chaqueta desabrochada en el calor del
auto, Ashwini contempló el paisaje ligeramente nevado mientras salían
del Barrio. La ciudad brillaba a través del blanco y se sentía como si
viajaran al interior de un globo de nieve, como el que Arvi le dió cuando
tenía siete años. Ella rompió accidentalmente el preciado presente la
mañana del día en que la llevo al lugar donde ellos intentaron
“arreglarla”; y Arvi, él se quedó mirando los fragmentos con la expresión
más extraña en su rostro.
En ese momento, ella pensó que estaba enojado. Ahora, se
preguntaba si, solo por un instante, se dió cuenta que lo que estaba
haciendo también podría hacer añicos irremediablemente a la hermana
que adoraba.
—¿Ashwini?
—¿Quieres ir a dar una vuelta? —le pregunto al vampiro con los
ojos verde musgos que habían marcado su alma hace mucho tiempo y
166 cuyo corazón estaba a punto de romper como una vez hubo roto ese
globo de nieve—. Tengo que mostrarte algo.
***
170 ***
174 de ver a Tanu, Ashwini no le robaría tiempo a Arvi con su gemela. Los
dos nunca la hicieron sentir nada más que incluida cuando niña, pero
nada podía alterar el hecho de que eran hermanos diecinueve años
antes de que ella viniera a escena.
A diferencia de algunos gemelos hombre/mujer, Arvi y Tanu
nunca se habían separado, a pesar de vivir sus propias vibrantes vidas
individuales. Tanu fue a una universidad distinta a la de Arvi, su vida
social era un torbellino activo. Arvi, por el contrario, se enterró a sí
mismo en la escuela de medicina, sus novias a largo plazo, donde los
novios de Tanu cambiaban con la luna.
De todos modos, cuando los dos volvieron a casa para las
vacaciones, era obvio que se habían mantenido en constante contacto.
Hacían comentarios de los pequeños incidentes en la vida del otro, reían
sobre bromas secretas, bromeaban con el otro sin piedad por sus vidas
amorosas.
La única vez que Ashwini vió a Arvi reír en los últimos dieciocho
años y medio fue un día hace cinco años cuando llegó a visitar a Tanu y
la encontró coherente y siendo ella misma. Su hermana estuvo el doble
de risueña, la cabeza de Arvi cayó atrás de gozo mientras se sentaba en
el suelo con la espalda a la ventana. Cuando Ashwini se iba a retirar,
Arvi le dijo que entrara, afecto profundo en su voz.
Ashwini entró, todo el dolor que los separaba enterrado bajo la
maravilla de los instantes eternos en los que todo era como debería. Su
hermano la había sostenido a su lado con su brazo alrededor de su
cuello, y por una sola hora mágica, los tres fueron como antes, Ashwini
callada y feliz solo de estar en la habitación con sus hermanos mayores
mientras discutían y hablaban y se reían del mundo.
—Por supuesto, seré feliz de llamarte. —La voz de Carl cortó el
desgarrador eco del recuerdo—. Le pediré a la enfermera del turno de
día que haga lo mismo. —Él abrió la puerta delantera—. Hasta la
próxima.
Yéndose con asentimiento, inhaló el crujiente aire de la noche en
tragos profundos. Se sintió como si el agarre estrangulado alrededor de
su garganta se liberara al fin, sus pulmones expandiéndose con
gratitud. Ella odiaba Banli House tanto como amaba a Tanu. —
Vámonos de aquí.
Janvier no los llevó de regreso directamente a Manhattan, sino al
mirador Enclave al que la había llevado en la moto. Dejando el carro,
los dos caminaron a la orilla de los acantilados y se sentaron a pesar de
la nieve, sus piernas colgando al lado y el Hudson fluyendo suave y
profundo debajo de ellos.
El cielo de Manhattan brillaba en la distancia, la Torre una lanza
de luz. El brillo de esta atrapado en las alas de los ángeles que volaban
de aquí para allá, convirtiendo el vidrio de los rascacielos cercanos en
deslumbrantes espejos.
176
25 Traducido por MaJo Villa
Corregido por Amélie.
181 siempre. Lo hizo por lo que una vez creyó que era amor, a pesar de que
llegó a comprender que era una falsa promesa. Esto, esto era amor. Del
tipo que siempre cambiaba a un hombre.
Si sobrevivía a Ash, no sería por más tiempo el Janvier que ella
conocía, sería un hombre sin un corazón, enterrado junto al suyo. Con
el tiempo, se convertiría en los inmortales que tanto despreciaba,
aquellos para quienes la vida no tiene ningún sentido, y quienes
realizan cualquier crueldad en un esfuerzo por sentir de nuevo.
No, sin importar la esperanza de vida de Ashwini, también sería la
suya.
***
***
***
Ashwini pensó en el sexo antes, a veces tendía a dominar la
mente en momentos en que no tenía ninguno pensamiento,
especialmente cuando un cierto Cajún “sexo andante” se mantenía
coqueteando contigo. Pero la única cosa que nunca había considerado
realmente era cómo se sentiría ser sostenida… sostenida con una
devoción feroz que podía sentirla en sus huesos.
―No me sueltes ―susurró, con la voz quebrada―. No me sueltes.
―No lo haré. ―Caminando hacia atrás y llevándola en un alarde
de fuerza tranquila, los hizo caer sobre la cama. Y entonces él apretó su
abrazo, metió uno de sus muslos entre los suyos, y cerró su cuerpo
alrededor del suyo.
Metiendo la cabeza debajo de su barbilla, olfateó la esencia de él,
su calor, y sintió que las cosas se encontraban en su complemento y
descanso y sabía que nunca volvería a ser la misma. ―No creo ser tan
dura después de todo, Janvier. No sé si puedo ir más lejos. ―Podía
manejar el sexo, pero la forma en que la abrazó, destruyó eso,
amenazando con hacerla romper la promesa que le pidió.
La mano de Janvier se curvó sobre su nuca. ―Podría sostenerte
por toda la eternidad.
Cerrando los ojos ante ese voto agridulce, Ashwini sólo yació
envuelta en él, y cuando llegó el sueño, entró en ello más caliente y más
188 segura de lo que nunca ha estado. Sin embargo, la oscuridad rondaba
en los bordes de su mente, mostrándole cosas que no quería saber, que
no quería ver. Un vampiro con la piel de un tono más oscuro que sus
propios y brillantes ojos negros, su barba de chivo negro rasurada se
emparejaba con el pelo trenzado apretado en su cráneo, utilizaba un
látigo en la blanca, blanca piel de una mujer que gritaba, verdugones se
levantan sobre sus pechos y su estómago.
Dos golpes rompieron la piel, sacando gruesas gotas de sangre.
Sin embargo, cuando el vampiro usó el mango del látigo para
violarla, el grito de la mujer era el de un orgasmo. Párpados pesados
como consecuencia, le rogó para que la libere de sus cadenas. Él se rio,
le dio lo que quería… y se arrastró para humillarse a sus pies,
rogándole para darle placer.
―Maestro, por favor.
Riendo de nuevo, puso su bota en el hombro y la empujó al suelo,
donde cambió su pie a la garganta y la sujetó mientras besaba a una
chica de piel dorada con pechos jóvenes maduros e inocencia en sus
ojos. No podría haber tenido más de dieciséis años y usaba sólo su piel
y una fina cadena de oro alrededor de sus caderas. Cerrando su mano
alrededor de su garganta, el hombre con ojos negros comenzó a apretar.
El rostro de la chica se puso de color rosa, luego rojo, con los ojos
inyectados en sangre. Cuando rasguñó su brazo en un pánico final, él
sonrió y le dio un beso y siguió apretando. Demasiado pronto, estaba
floja en sus brazos, y utilizó su agarre en su garganta para tirarla sobre
la cama con sábanas negras en el centro de la habitación. Quitando el
pie de la mujer en el suelo, la hizo bajar su cremallera, luego ella usó su
boca con una viciosa falta de atención antes de que la pateara en las
costillas.
Se acurrucó en una bola, con los ojos húmedos y llenos de
adoración, pero la ignoró a favor de la débil, sin vida chica en la cama.
Cubriéndola con su cuerpo, comenzó a alimentarse, su garganta
moviéndose en largos, profundos tragos… y sus caderas de una manera
que dijo que no sólo se alimentaba.
―¡No! ―Despertándose de un grito, Ashwini agarró el teléfono de
Janvier donde lo dejó en la mesita de noche―. Llama a Trace ―le dijo a
Janvier, que despertó cuando ella lo hizo―. Averigua lo qué Khalil le
hizo a la chica.
Janvier no la cuestionó, solo hizo la llamada. ―Adele ya había
entrado en la habitación después de que la seguridad la alertara ―dijo
una vez que la conversación terminó, sus rasgos sombríos―. La chica
está viva. Apenas. Trace dice que tiene veinte y es una habitual en
Masque, muy popular debido a la ilusión que da al parecer más joven.
Con su corazón golpeando y la piel húmeda, Ashwini, no
obstante, no se separó del lado de Janvier, su brazo alrededor y el suyo
189 alrededor de él. ―¿Sabía que estaba a punto de ser estrangulada casi
hasta la muerte y luego utilizada sexualmente cuando entró en esa
habitación con Khalil?
―La ha utilizado de manera similar antes. ―Janvier puso su
teléfono de vuelta, sus movimientos espasmódicos, su voz áspera―. No
tengo ninguna discusión con adultos que optan por jugar en los bordes
de la sexualidad, pero en tiempos pasados, cuando las costumbres eran
diferentes, Khalil tenía como objetivo a verdaderas inocentes.
Ashwini escuchó un enfadado chirrido que rara vez escuchó en el
tono de Janvier. ―Conocías a alguien que él lastimó.
―Una chica del pantano, tal vez de catorce años y asombrada por
el vampiro rico que mostró interés en ella. Seis meses después de que
se escapara de casa para estar con él, el pedazo de mierda la devolvió,
sus ojos huecos, adicta al opio, y rota en el interior. ―Su voz
temblaba―. Un año después se ahogó a sí misma, su padre me dijo que
Khalil dijo que era basura, válida para un poco de diversión, pero no
para quedársela.
―Bastardo. ―Estrechando sus ojos, se centró en lo que Janvier
recordaba―. ¿Usó la palabra 'basura' en concreto?
―O algo muy similar. ―Janvier se envolvió completamente
alrededor de ella de nuevo―. Pero no pondría toda mi fe en ello,
querida. Hay demasiados vampiros viejos que ven a los humanos como
desechables… Pero Khalil tiene la crueldad de hacer lo que le hizo a
Felicity, y la riqueza y la experiencia para ocultar sus perversiones
mortales. Me aseguraré de que esté constantemente bajo vigilancia.
―Ni siquiera podrías necesitar espías ―murmuró Ashwini―. Me
parece que tiene una vigilancia de alimentación en su vida, gracias a un
simple contacto de piel. ―Golpeó la cabeza contra su esternón―. No me
importan los sueños sobre sexo, pero, ¿por qué no puedo tener sueños
sexuales que no hagan helar mi sangre y que mi mamo anhele un
arma?
Amasando la parte posterior de su cuello, Janvier se movió
ligeramente hasta que se hallaba encima de ella. Su beso era húmedo,
su peso corporal delicioso, y su piel tan caliente que su propia sangre se
encendió. ―Yo no soy un sueño sexual, pero ¿quizás este pobre Cajún
funcionará como un sustituto?
Ashwini fingió considerarlo. ―Funcionaría aún mejor si te sacas
la camiseta.
Janvier cumplió. Sentándose a horcadas sobre ella, dijo―: Yo
diría lo mismo. ―Era un desafío.
No a punto de romper su racha ni una sola vez por rechazar uno
de sus atrevimientos, Ashwini logró quitarse su camisa. La dejó vestida
con un sujetador de media copa con lunares negros con un poco de
190 amarillo detallando a lo largo de los bordes. Cuando él frunció el ceño y
pasó suavemente su dedo sobre su cicatriz, dijo―: No me duele y el
vampiro que hizo esto está muerto.
El ceño de Janvier se convirtió en una sonrisa brutalmente
satisfecha. ―¿Escuchaste cómo su cabeza rebotó por las escaleras?
Tun, plaf, tun, plaf.
Riéndose de una conversación que sólo los dos podrían tener en
la cama, alcanzó su espalda y desabrochó el sujetador.
No se encontraba muy segura de cómo terminó fuera de ella. Lo
único que recordaba era a Janvier bajando hacia ella, y luego se
besaban y tocaban y susurraban y llevándose entre sí a la locura. Él
palmeó sus pechos con una posesividad contundente, de a poco y
succionando. Pasó las uñas por su espalda y chupó una marca en su
garganta que le hizo oscilar su pene contra la unión de sus muslos y
llamarla bruja.
La risa se convirtió en un gemido cuando él hizo algo muy malo
que involucraba sus colmillos y su pezón, ella mordió su bíceps. Tomó
represalias soplando un aliento frío sobre su pezón húmedo por el beso,
burlándose hasta que Ash volcó sus posiciones e hizo lo mismo, la sal y
la masculinidad de él su nuevo postre favorito.
Los vaqueros de los dos se quedaron.
Pero ambos sudaban y estaban satisfechos para el momento en
que se durmieron de nuevo.
Esta vez, descansó en un calor apacible, las visiones derrotadas
por una noche al menos.
191
27 Traducido por *~ Vero ~*
Corregido por Kora
—¿Mmm?
El sonido bajo retumbante la hizo sonreír antes de tener que
volver a la fealdad de lo que le habían hecho a su víctima.
—Han podido seguirle la pista hasta hace unos doce meses a
través de una serie de puestos de trabajo de salario bajo, pero no hay
rastro de ella después de eso. Sin declaración de impuestos, sin pagos
de seguros, sin salario por desempleo.
—Pásame mi teléfono.
—Vago. Está en tu lado de la cama.
Él le mordió el hombro.
—No te burles del caimán.
Riendo, ella se retorció para conseguir el teléfono... y él succionó
la punta de su pecho dentro de su boca. Ella se quedó sin aliento y cayó
hacia atrás.
—Tramposo.
Con una sonrisa orgullosa, su mano se deslizó hacia arriba de su
caja torácica.
—Siempre.
Tomndo el teléfono, hizo una llamada.
Su cabello estaba revuelto, sus ojos todavía un poco soñolientos,
su voz lánguida. Y era suyo. Él lo sabía todo y eligió ser suyo. Era un
regalo al que tenía que aferrarse a con cada gramo de determinación en
su alma.
—¿El personal de la Torre se topó con el mismo obstáculo? —le
preguntó ella después de colgar.
—Oui. —Puso su brazo alrededor de ella de nuevo—. Parece que
tenemos que resolver esto a la antigua usanza.
Ella fue a contestarle cuando su teléfono sonó de nuevo. Esta vez,
todo lo que oyó le hizo fruncir el ceño, despertándole del todo.
—Tengo que salir para tratar con una cuestión de la Torre —dijo
después de colgar—. Te llamaré después de que esté hecho. —Un beso
fuerte, su mano acariciando su cuerpo de nuevo.
Ver la puerta que cerrándose detrás de él unos dos minutos
después hizo que cosas desconocidas se apretaran en su interior.
Nunca pensó en sí misma como una mujer que necesitara a nadie, pero
tal vez eso fue simplemente porque nunca tuvieron a alguien quien la
necesitara a cambio. Ya lo echaba de menos.
Un golpe en la puerta mientras iba a la ducha la hizo abrirla sin
mirar por la mirilla. Podía sentir a Janvier en el otro lado. Sin decir
nada, él tomó su cara y la besó como si le quisiera absorber la vida, una
193 de sus manos en su pelo, la otra acariciando su cuerpo. Envolvió sus
propios brazos alrededor del cuello de él y se apretó contra su cálida
fuerza. La camiseta ancha que se había puesto no era ningún
impedimento para sus caricias.
***
***
―Hace siete meses. Ella les dijo que iría con su amante a Europa,
así que no se preocuparon por eso. Las otras mujeres estuvieron felices
por ella, pensaron que lo había logrado, obtenido la vida que siempre
quiso. ―Terminó su dona y su café al mismo tiempo--. Estuvieron
sorprendidas cuando se alejó, pensaron que tal vez su tipo rico la
mantenía a raya, y volvería a poner en contacto cuando las cosas se
tranquilizaran un poco.
Pero Felicity, pensó Ashwini, probablemente se encontraba en
una situación desesperada en ese momento.
―¿Hablarían las mujeres conmigo? ―le preguntó a Ransom,
consciente de lo protector que era con sus amigos en las calles.
200 ―Sí. Ellas quieren encontrar a quien le hizo daño, espero que
atrapes al hijo de puta. ―Sacando su teléfono, les envió sus nombres y
números de contacto, le dijo que las mujeres esperaban su llamada―.
Sé que no tengo que pedirlo, pero ten cuidado con ellas.
―Lo haré. ―Miró al campo de entrenamiento, la nieve arrugada
brillando al sol―. Janvier trabaja esto conmigo. ¿Puedo llevarlo?
―No hay problema. Lo aclaré con las mujeres ―La Torre no va a
tener ningún interés en ellos aparte del caso y, como he dicho,
realmente les gustaba Felicity.
Suficiente, pensó Ashwini, como para asomarse. Eso le decía
mucho sobre su víctima.
―Así que ―dijo, después de unos minutos de silencio cómodo―,
¿cómo es que estás tan temprano? Pensé que saldrías con Nyree a
celebrar. Espero que mi solicitud no les haya dado problemas.
―Nop. Vi tu mensaje después de nuestra celebración. Es
bastante fácil hacer las llamadas mientras Nyree recupera el aliento.
―Un resplandor en el verde de sus ojos, su hermoso rostro feliz―. Dos
de las bibliotecarias en su trabajo se enfermaron con gripe así que fue a
cubrirlas. Se supone que diera una clase esta tarde, pero cambié con la
sesión en la mañana de Demarco, así que podía ir tan pronto Nyree
saliera de su turno.
―Más vale que invites a la boda.
―¿Bromeas? ―Ransom sonrió―. Planeo hacer una gran fiesta.
Mierda, me caso. ―Negó, como un perro sacudiéndose el agua―. Y
quiero hacerlo.
Muy consciente de su historial de citas, Ashwini apretó su
hombro. ―Estoy feliz por ti, Ramson.
***
203 hablaba. Solía volverme loca. ―Su voz dura en un esfuerzo por ocultar
el temblor bajo ella, Carys alejó la foto―. Su cabello era dorado oscuro,
no rubio blanco, pero sí, esa es Felicity. Grandes ojos color verde
azulado y todo.
Tan pronto fue posible la confirmación de la identidad de la
víctima, Ashwini les pidió a las mujeres que compartieran todos los
detalles que compartieron con Ramson. ―¿Recuerdan exactamente
cuándo comenzó a hablar sobre su nuevo novio?
Sina frunció el ceño. --Hace ocho meses.
―Suenas bastante segura ―dijo Ashwini.
―Me lo dijo el día de mi cumpleaños, es por eso. Salimos a tomar
una copa, las cuatro, y ella se hallaban llena de noticias. ¿Recuerdan?
Las otras dos mujeres respaldaron su recuerdo.
Fue Aaliyah quien habló luego―: Semanas luego de eso, Felicity
se encontraba muy feliz porque su chico le dijo que la llevaría a Europa,
le compraría cosas en Paris, Milán, Roma. Le encantaba eso de las
revistas de moda.
Carys frotó el cuello de piel sintética de su abrigo que le llegaba a
los muslos como si fuera una piedra de preocupación. ―Las chicas
suelen gastar mucho dinero en trapos, pero ella dijo que le gustaba ver
esas cosas.
―¿Alguna idea de cuándo se suponía que viajara a Europa?
―Ashwini se inclinó hacia al frente, sus antebrazos apoyados en sus
muslos.
Las tres negaron. ―Solo dijo que sería pronto. ―Sina metió sus
labios, mordiéndolo con sus dientes―. Esa fue la última vez que la vi…
alrededor de siete meses. ¿Ayuda eso?
―Comprobaremos los registros de las aerolíneas. ―Ahswini
apostaría todos sus ingresos del año entero a que Felicity nunca salió
del país, la promesa de Europa como un señuelo diseñado para colocar
un rastro falso.
―¿Saben donde vivía su amiga antes de que conociera a su
amante? ―Janvier empujó las galletas hacia Aaliyah, recibiendo una
pequeña sonrisa de regreso.
―Sí. ―Carys les dijo la dirección, en una parte no muy buena de
la ciudad.
―¿Y Felicity nunca mencionó el nombre de su amante? ¿Dónde
vivía? ¿Algo? ―preguntó Ashwini, queriendo estar segura―. Inclusive el
color de su cabello.
Carys y Sina negaron, pero Aaliyah de repente se sentó con la
204 espalda recta. ―Una vez nos dijo que se mudaría a una casa agradable
en un buen Barrio lleno de perras ricas, y que nos invitaría para tomar
café y comer pastel, y tendríamos que vestir sombreros y decir “oh, sí,
querida” y “Pasa a despedirte”. ―Parpadeando rápido, susurró―: Nos
reímos tanto.
Era un tenue vínculo, pero se hallaba vinculado con un Barrio.
―¿Recuerdas alguna otra cosa?
―No… pero le pregunté porque no nos presentaba a su adinero,
ya sabes.
―¡Aaliya! ―La boca de Sina se abrió―. Nunca nos dijiste eso.
―No quería hacer ver mal a Felicity, porque su hombre parecía
ser un imbécil de primera clase. ―Secando sus lágrimas, utilizando la
manga de su abrigo negro, dijo―: El idiota le dijo que si daba una pista
de que tenían una relación antes de que la llevara a Europa para un
cambio de imagen, así podría “encajar en su estilo de vida”, el trato se
cancelaba. Felicity quería eso demasiado, no quería traer la mala suerte
al decírnoslo.
Una pausa después, Aaliyah añadió―: Era raro… Felicity nunca
tuvo un chulo, pero, recordando eso, este chico, se le metió en la cabeza
como uno de ellos, haciéndola creer todo ese numerito de “papito”.
Que él era omnipotente, Ashwini pensó, sus adentros hirviendo,
que si él tenía que ser cruel era porque Felicity lo había decepcionado.
Bastardo.
―¿No te dimos mucha información, cierto? ―preguntó Carys,
directamente y a la cara.
―Nos dieron otro punto en la línea de tiempo. ―Ashwini no
irrespetaba a las mujeres endulzando la realidad―. Cada paso nos lleva
más cerca a descubrir que le sucedió.
―¿Quieres… ―Sina respiró hondo, sus pechos amenazaron con
salirse del top que llevaba puesto debajo de su chaqueta rosada―. ¿Nos
prometes que nos dirás lo que descubras?
―Lo prometo.
―No tenemos mucho. ―Carys apretó su mandíbula, hombros
tensos―. Pero queremos asegurarnos de que tenga una tumba, un
entierro apropiado. No tenía familia, creció en hogares de acogida luego
de que sus abuelos se fueran enredados en una inundación que hubo
cuando era pequeña.
Ashwini no se sorprendió de que su asesino se concentrara en
una presa herida, en una mujer hambrienta por amor y una vida
estable que estuvo dispuesta a dejar de ser ella misma para lograrlo.
205 ―El hombre cuyo hijo descubrió el cuerpo también quiere ayudar ―les
dijo a las mujeres mientras sacaba su teléfono―. Es un buen hombre.
Tal vez puedan hablarle para organizar el funeral de Felicity una vez
que sus cenizas sean liberadas.
Cinco minutos después, las mujeres se fueron con el número de
contacto de Tony Rocco, y Ashwini se encontraba de regreso en el auto
de Janvier, después de haber tomado el metro por llegar a Sangre por
Menos. Mientras se iba, preguntó lo que quería antes―: ¿Cómo un
vampiro puede ser forzado a trabajar en las calles? ¿Es parte de su
Contrato? ―Nunca antes consideró eso como una posibilidad.
―No ―dijo Janvier―. Algunas cosas están prohibidas bajo
Contrato, por la orden en curso de la Cátedra, incluyendo vender tu
cuerpo. El castigo no vale la pena. Por supuesto, eso no significa que no
un sinnúmero de maneras en las que el Contratado puede ser usado o
abusado.
Ashwini pensó en lo que vio en la corte de Nazarach, de las dos
mujeres arrodilladas, una a cada lado del ángel, sus rostros blancos y
músculos temblorosos bajo los vestidos de alta costura para la noche.
―¿A veces te preguntas… sobre Simone y Monique?
―Non. Ambas hicieron sus camas, como Sina pudo haber hecho.
—Se detuvo detrás de un auto negro reluciente con chófer que trataba
de estacionar en un pequeño espacio paralelo―. Ella tiene alrededor de
unos ciento cincuenta.
―Eso significa que recibirá un pago cuando termine su Contrato.
―Lo que se decía era, que inclusive cuando a un vampiro se le pagara
solo la cantidad mínima obligatoria, era lo suficiente para mantener a
una persona por un año.
Deslizándose alrededor del auto de la ciudad, Janvier dijo―: Los
vampiros no son inmunes a las malas decisiones o la mala suerte. ―Su
voz contenía oscuros recuerdos de la carnicería que presenció esta
mañana, de la mala decisión que acabó con dos vidas―. También existe
la posibilidad de que ella elija esta vida —para alguien, incluso cien
años es demasiada vida y se aburren. Puede ser una carrera para ella
entrar a autos con hombres desconocidos, para utilizar su cuerpo y
tomar control.
Cada vez que Ashwini pensaba que entendía a las personas,
aprendía algo nuevo que le decía que ni siquiera sus habilidades
pueden predecirlo todo. ―El bastardo calculador engañó a Felicity con
lo del viaje a Europa.
―Esa es mi opinión. Él debió saber qué les diría a sus amigas,
alardear un poco.
―Se encontraba tan emocionada de encontrarse tan cerca de sus
sueños. ―En su mente, Felicity se formaba completamente, una mujer
***
208
29 Traducido por Jane
Corregido por Laura Delilah
213 propias. La gente no siempre ama a quienes deberían, o a los que eran
buenos para ellos. —Me aseguraré de que te sean devueltos —dijo ella.
—Su funeral. . .
—¿Conoces a Sina, Carys, y Aaliyah?
Un guiño desigual. —Voy a hablar con ellos, ocuparme de Felicity.
Tantas vidas, Ashwini pensó, Felicity había tocado tantas vidas.
Incapaz de dejar a Seth sentado a solas con el gato en sus brazos
y lágrimas en los ojos, ella dijo—: ¿Tienes familia en la ciudad?
¿Amigos?
—Sí. —Una ronca respuesta—. Pero necesito estar solo ahora.
Tengo que tratar de entenderlo.
Ashwini no tenía el corazón para decirle que no podría haber
ninguna comprensión de esto. Dejándolo con su dolor, no dijo nada
hasta que guardaron la caja de pertenencias de Felicity en el auto. Su
primera parada fue el laboratorio forense del Gremio, donde un técnico
superior revisó la caja y se apoderó de una foto de marco negro diciendo
que tenía una buena superficie para huellas.
Tenía una foto de Felicity de pie en una azotea, con los brazos
levantados y pies separados mientras miraba hacia la Torre. Una foto
clásica de turista—y Felicity, se veía tan joven y llena de esperanza.
El técnico forense también tomó un pequeño cepillo para el pelo
con un mango de madera tallada. —Puedo ver varios cabellos que
podríamos ser capaces de utilizar para el ADN... sí, el folículo concuerda
—dijo el hombre con gafas, mientras meticulosamente recogía las
hebras.
Mientras tanto, la mujer de pocas palabras quien se hizo cargo de
las huellas dactilares levantaba varias del marco de la imagen. Varias
eran demasiado grandes, para ser las de Felicity, probablemente las de
Seth. Pero las más pequeñas correspondían con el cuerpo que habían
encontrado. Para confirmar, el técnico también imprimió una tarjeta de
identificación de una cadena de comida rápida que tenía el nombre y el
rostro de Felicity en el.
—Sin duda, concuerda —dijo ella.
El ADN pondría el sello final sobre la identificación, pero ya no
había ninguna duda en la mente de Ashwini que Felicity Johnson fue
su víctima.
Tomando el resto de las pertenencias de Felicity, se volvió hacia
Janvier. —Vamos a ir a un lugar bonito a ver esto. —Parecía un insulto
a las esperanzas de Felicity hacerlo en tales entornos clínicos.
—Conozco un lugar —dijo Janvier, y se dirigieron de nuevo a su
auto.
Mirando la ciudad que pasaba, la nieve convirtiéndose en hielo y
suciedad en lugares, prístina en otros, ella mantuvo su silencio. No
214 había necesidad de hablar. Vió la misma tristeza sombría que vivía en
su corazón en el rostro de Janvier. Cuando él se detuvo en un
estacionamiento cerca de Chelsea Market, pensó que significaba que
irían a una tienda de té en el interior, pero él la condujo a través de
High Line.
Las elevadas vías del tren originalmente se utilizaban por los
trenes de mercancías, el área se habían convertido en un espacio verde.
Los días de verano y las noches lo veían llenos de neoyorquinos para
tomar un poco de sol, dar un paseo, o simplemente pasar el rato. Y no
era popular sólo con los mortales y vampiros. A los ángeles le gustaba
pasar, a menudo se sentaban en las barandas especialmente
reforzadas, sus alas cayendo sobre los lados. Ashwini una vez vió a dos
de ellos comiendo helado y mirando el flujo de taxis amarillos abajo
mientras que un curioso niño de unos siete años se apoyó en la
barandilla junto a ellos y les hizo un millón de preguntas.
Pastos largos y flores silvestres, arrastrando vides establecidas en
los enrejados, piezas innovadoras de esculturas entre el verdor, el
estado de ánimo de High Line cambiaba a capricho de los jardineros y
curadores, por lo que era un lugar renovado una y otra vez y otra vez.
Luego estaban los pájaros y las mariposas, su canto y color llenaban el
aire en los días soleados de verano.
El sol de hoy no podía desterrar la nieve fría sobre los asientos de
madera donde a la gente le gustaba descansar en un clima más cálido,
pero seguía siendo un bonito lugar rodeado por el corazón palpitante de
la ciudad. Los jardineros permitían a las plantas y árboles crecer
libremente en invierno, por lo que en lugar de las líneas estériles de un
parque bien cuidado, aquí había hierbas agitándose que habían vencido
a la nieve con valor y resistencia, ramas de árboles desnudos duras
contra el cielo.
Janvier puso la caja de pertenencias de Felicity en un pequeño
bloque de madera libre de nieve, y luego se acercó a un árbol estéril de
invierno en el centro del jardín. —Ven aquí, cher. Mira esto.
Uniéndose a Janvier debajo de este, contuvo el aliento. Una nueva
escultura delicada y secreta fue añadida al árbol. Diminutas hadas de
bronce se sentaban en las ramas, se asomaban de un pequeño agujero
en el tronco, se paraban de puntillas para abalanzarse sobre los amigos
sentados, ajenos. Cada una era exquisita en sus detalles, sus
características únicas.
—¿Sabías que estaban aquí? —preguntó ella, con el corazón
dolorido por la belleza efímera de las piezas, porque los visitantes que
vislumbraban el secreto no serían capaces de resistir; se llevarían un
hada o dos casa como un tesoro.
—Es uno de Aodhan —le dijo Janvier—. Lo puso aquí hace tres
noches con la ayuda de Illium. Dice que son chispas de pequeñas risas
atrapadas en bronce, con la intención de viajar a donde las sorpresas
los lleven. —Recogiendo un hada que estaba sentada con la barbilla en
215 sus manos, su rostro expresivo con placer por el mundo ante ella, se la
dio a Ashwini. —Para cuando Felicity sea puesta a descansar. Creo que
se adapta a una mujer que nunca estaba triste.
Ashwini le dio un beso en la mejilla ante una ola de emoción
cruda y metió la pequeña criatura cuidadosamente en su bolsillo,
asegurándose de que la cara de la hada saliera para que pudiera
continuar observando el mundo. Entonces, haciendo a un lado la nieve
de un par de los asientos, se sentaron uno frente al otro, el bloque de
madera entre ellos.
Aunque los edificios altos los miraban, Ashwini no se sentía
encerrada. El ruido del tráfico, las bocinas de los autos, y las
conversaciones fragmentadas que flotaban desde la calle, sumado al
roce del aire, a la sombra de alas de ángel en la nieve cuando un
escuadrón pasó por encima, todo hablaba de libertad. Este era un buen
lugar para entrar en el pasado de Felicity, para ver quién fue antes de
que un monstruo decidiera tratarla como desechable.
Ashwini levantó la tapa de la caja.
30 Traducido por Jessy.
Corregido por Sofía Belikov
217 Janvier—Nocómo
tenía una lista de compras adecuada. —Ashwini le mostró a
Felicity escribió un recordatorio para comprar leche
alrededor de una receta que arrancó de una revista—. Pero era
compulsiva en lo que respectaba a sus finanzas. —Esos documentos
eran atados cuidadosamente con goma elástica.
—Cuando eres pobre —dijo Janvier—. Nunca olvidas el valor del
dinero, ¿non?
Ashwini pasó el dedo bajo la liga —Nunca fui pobre, salvo por el
tiempo que estuve por mi cuenta. —Siempre recordaría el día que
escapó de Banli House, huyendo del terror con un par de pantuflas
endebles que no se encontraban fabricadas para la grava y el asfalto.
Las plantas de sus pies lucían ensangrentados pedazos de piel, con
pequeñas piedras incrustadas en su carne.
El dolor no importó. Había encontrado la solitaria oscuridad de la
carretera, le hizo gestos a un camión para que se detuviera, y tomó su
vida en sus manos cuando subió a la cabina. Era mejor, pensó en su
estado de pánico y enfado, morir en libertad en las manos de un
camionero maniático que terminar loca en la prisión de Banli.
Sin embargo, el conductor no se hallaba demente. Sólo era un
hombre solitario que quería conversar, y que no vió ninguna razón para
no darle un aventón a la casa de su abuela fuera del estado. Por
supuesto, Ashwini no tenía una abuela fuera del estado, pero fue una
historia tan buena como cualquier otra.
—Por tu cuenta a los quince años, cher —dijo Janvier
suavemente—. Creo que entiendes el significado de la pobreza.
Ashwini pensó en cómo había rogado por entrar a un trabajo para
lavar platos en la cafetería donde el camionero la dejó, y con los salarios
pagaba las comidas. Había dormido dolorosamente en los bosques
cercanos, trasladándose después de tres vacíos días, con miedo de no
haberse alejado lo suficiente. Para entonces, ya sabía todo de los
conductores que frecuentaban la cafetería, usando deliberadamente su
habilidad para distinguir a los buenos de los malos por primera vez en
su vida. Y los buenos la llevaron lo suficientemente lejos como para
finalmente sentirse segura.
—Lo divertido de todo eso es que —dijo, con los ojos en la caja de
zapatos—. Corrí en la dirección opuesta a Felicity.
—¿A un área rural?
Ashwini asintió —Vió un documental, sabía que las grandes
plantaciones de frutas siempre necesitaban recogedores de frutas. —
Programó su escape para el verano, consciente de que nunca lo lograría
en invierno sin el equipo adecuado—. Me presenté, trabajé duro, y viví
en un granero o dos para guardar dinero para el invierno. Me metía
después de que todo el mundo se iba a casa, salía a hurtadillas antes
de que los agricultores despertaran.
220 problemas
La expresión de Janvier no se suavizó. —¿No quisieron causarte
después de que los heriste?
—Pudieron haberlo hecho, pero me subí a un tren de carga hasta
otra granja la misma noche en ambos casos. Sabía que no podía ganar
contra ellos. —El desamparo la molestó, pero sus instintos de
supervivencia le ganaron al orgullo.
—Siento muchas ganas de visitar esas zonas.
—No es necesario. Volví cuando era una cazadora completamente
formada. Ninguno de los dos volverá a molestar a otra chica de nuevo.
—Ante la ceja levantada de Janvier, dijo—: No están muertos, sólo…
fuera de servicio en ciertas funciones corporales.
—Bien. —Una lenta y peligrosa sonrisa, antes de Janvier inclinara
la cabeza sobre los papeles otra vez—. Las hojas de balance se
detuvieron hace siete meses, así que no hizo uno para el último mes
que Seth la vio viva.
—Puede que finalmente se hubiera vuelto completamente
dependiente del bastardo que la mató.
Estrechando los ojos, Janvier le pasó el resguardo de un ticket
que se había atascado en el interior de los documentos financieros. —
Opera. Nada de lo que Felicity pudiera permitirse y la actuación fue en
ese último mes.
Ashwini lo tomó, con los ojos en el código de barra. —Hay una
buena posibilidad de que podamos rastrear esto.
Asintiendo, Janvier volvió a los documentos financieros mientras
que ella escudriñaba las otros pedazos de papel.
—Sus ingresos bajaron durante las últimas cinco semanas de
llevar el registro —dijo Janvier unos minutos después—. Por lo que veo,
es cuando dejó de hacer sus trabajos de limpieza.
Ashwini le dio la vuelta a un talón de ticket para una película de
casa de arte. Sin código de barras. No había manera de perseguir un
solo patrón de hacía seis meses y medio. Poniéndolo a un lado, dijo—:
El viejo rico la convenció para que lo dejara, pero fue generoso en sus
términos. —Pagando por cosas, pero no dándole independencia
financiera—. Parece como algo que un abusador haría.
—Controlarla bajo una capa de devoción. —Los músculos de la
mandíbula de Janvier se movieron—. Ya ha hecho esto antes. Fue
demasiado sueva al operar.
—Sí. —La comprensión de que Felicity no hubiera sido la primera,
de otras víctimas perdidas y olvidadas, la enfureció—. Opera, películas
de casa de arte, el recibo de un vestido de diseñador… —Frunció el
ceño, y miró el total—. Cinco mil dólares, pagados en efectivo. —Debía
haber sido un apoyo, destinado a atraer a Felicity más profundamente
en la tela de araña. Cinco mil era el cambio para un vampiro viejo y
rico.
221 métodos
—O bien es un vampiro viejo que se siente incómodo con otros
de pago —dijo Janvier—. O uno joven presumiendo.
—Iría por el viejo con lo bien orquestado que está todo esto, lo
paciente, pero, ¿por qué limitarlo a vampiros? —Levantó una ceja—. Los
ángeles pueden ser incluso más retorcidos. —Nazarach le enseñó eso—.
Puede ser que un ángel este detrás de todo esto y que el vampiro que la
mordió simplemente sea quien hacía el trabajo sucio.
—Haré una investigación discreta, para ver si algún ángel es
conocido por gustos que pudieran haberse transformado en este tipo de
fealdad. —Abriendo una cuenta bancaria todavía en su sobre, como si
hubiera llegado después de la última visita de Felicity a su
departamento, se detuvo—. Compró algo en una tienda que es
inusualmente de lujo para una mujer con tan pocos ingresos como
Felicity. Llegó al máximo de su tarjeta de crédito… y esa tarjeta fue
pagada en su totalidad unas semanas más tarde.
Ashwini le echó vistazo al cargo, vio la referencia, y miró la
cartelera pegada en la pared de un edificio una cuadra abajo. —El reloj
de un hombre —dijo ella, la sangre un rugido en sus oídos—. Le compró
un regalo al bastardo.
Janvier siguió su mirada. —Es frío, calculador. Los bancos
pueden ser peores que los policías, así que se aseguró de que no
vinieran a indagar.
—Pero una tienda como esa —dijo en la oleada de rabia—, tendrá
vigilancia. —Tal vez, sólo tal vez, el monstruo estuvo con Felicity cuando
compró el regalo.
222
31 Traducido por Marie.Ang
Corregido por Lizzy Avett’
227 extrañar que Caliane intentara civilizarlo—. Tu madre debe temer que
seducirá a una de sus doncellas a alejarse dentro del peligro.
—La he calmado en ese punto. Naasir puede saborear como
refrigerio lo dulce y encantador, pero cuando escoja a una compañera,
ella será una criatura feroz con garras que lo harán sangrar y un
corazón tan salvaje como el suyo.
Riendo porque Rafael tenía razón, Dmitri observó mientras,
afuera, Naasir tomaba dos cuchillos de Elena y fingía no saber qué
hacer con ellos, así Elena le mostraría cómo. —Ten cuidado, Rafael —
dijo, consciente de que la lealtad de Naasir era tan inquebrantable como
la suya—. La criatura tigresa está coqueteando con tu consorte.
—Por supuesto que lo hace. Ella, también, es una criatura feroz
con un corazón salvaje. —Rafael empujó la puerta, su mano volando
para atrapar el cuchillo que Elena lanzó en su dirección.
32 Traducido por Mire
Corregido por Miry GPE
***
***
Janvier no durmió durante las diez horas en las que Ash estuvo
fuera, inmóvil y tan consumido por su mente que su vida era una
sombra silenciosa. Finalmente se movió mientras la ciudad despertaba,
los rascacielos envueltos en niebla y cubiertos con una ligera capa de
nieve que él vió caer una hora antes a través de las puertas corredizas
de su habitación.
Estirándose contra él, hizo un sonido en la parte posterior de su
garganta. Imaginó que fue su nombre, sabía que se estaba engañando a
sí mismo. Pero entonces se giró para acariciar su garganta. —Sabía que
eras tú, cher. —Una tranquila y adormilada declaración.
Janvier quería sonreír, molestarla con deleite acerca de su
244 nombre siendo la primera palabra en sus labios, pero no pudo detener
el temblor convulsivo que sacudió su cuerpo, entrelazando sus brazos a
su alrededor.
—Shh. —Contoneándose hasta que puedo conseguir ambos
brazos alrededor de su cuello, Ash lo retuvo en un doloroso agarre que
aún no era lo suficientemente apretado para él—. Lo siento —dijo,
frotando su mejilla contra la áspera suya—. No sabía que iba a suceder.
No podía hablar, la mano que lo estranguló durante las últimas
diez insoportables horas lentamente empezó a soltarse de su severo
agarre.
Ash continuó murmurando disculpas, presionando suaves e
inesperados besos a lo largo de su sien y mandíbula. —Mujhe maaf
kardo na, cher.
La privada e íntima mezcla de idioma, que rompió a través del
helado miedo, alivió el estrangulamiento, su respiración ya no afiladas
rocas en sus pulmones. Moviéndose para prepararse a sí mismo a una
batalla, metió la mano en su cabello. —¿Que te dije sobre las disculpas?
Nunca olvidaría esas diez horas interminables, pero tampoco iba
a olvidar su deslumbrante sonrisa pecaminosa mientras dijo—: No voy a
dormir ahora.
Alegría desnuda en su sangre, la levantó por encima de él, su
cabello suelto creando una cortina de seda negra alrededor de sus
rostros mientras se bebían mutuamente. —No estaba buscándote.
—¿Estás pensando en devolverme?
—Nunca.
La palabra empatía era mejor que cualquier declaración de flores
de amor.
Descendiendo, apoyó su cabeza sobre su corazón, sin disputar su
derecho al pasar sus dedos por su cabello. —No puedo recordar qué dije
en el hospital. ¿Te conté sobre los maníes?
—Intentaste decir algo, pero no completaste tu oración.
—Maldición. —Se alzó de golpe en una posición sentada—. Lilli
me di... —una pausa, su voz entrecortada y sus tensos puños pálidos
mientras dijo—: Ese era su nombre. Lilli Ying.
—No lo olvidare. —No podía apartar la agonía de su regalo, pero él
podría ayudarla a llevar los nombres de los perdidos—. ¿Qué dijo Lilli?
—Que podía oler maníes durante su cautiverio y que el lugar
donde estuvo detenida era uno grande.
Sofocando su necesidad de seguir abrazándola, Janvier agarró su
teléfono. —Tendré a los equipos informáticos en la creación de una lista
de posibles ubicaciones.
—Bien. —Empujó sus dedos por su pelo, quitándolo de su
rostro—. Actualizaré a Sara, luego me ducharé.
245 La vio balanceándose fuera de la cama, sacudiéndose en sus pies.
Estuvo a su lado con la velocidad vampírica, pero le tendió la mano. —
Dame un segundo.
Estirándose cuidadosamente, dijo—: Estoy un poco mareada,
pero me he sentido así antes. Un montón de líquidos, un poco de
proteína, y estaré bien. —Sombras oscurecieron su expresión—. Es
Felicity quien necesita nuestra ayuda. Lilli se ha ido, pero no creo que
Felicity lo esté. —Se froto un puño sobre su corazón, sus ojos charcos
de sombra que veían otro reino—. Tenemos que hacerle justicia, darle
paz.
***
247 idénticas no lejos del puerto donde Rafael había condenado y hundido
un barco lleno de renacidos de Lijuan.
—Almacenes con el mismo dueño. —Los ojos dorados de Illium
brillaron—. Giorgio.
La piel de Ashwini cosquilleó, pero sabía que no podían apresurar
la sentencia. Muchos de los inmortales mayores disfrutaron del placer
que era perverso para cualquier otra persona que poseía una pizca de
humanidad. Pero los pelos estaban subiendo en la parte posterior de su
cuello, la imagen "perfecta" de la fachada y centro del harén lava
cerebros de Giorgio. El hombre era un maestro de la manipulación.
Suficiente para embaucar mujeres vulnerables quienes querían
creer en la esperanza.
—Los almacenes están en uso activo —agregó Dmitri—, pero las
búsquedas en la computadora pescaron un interesante hecho, están
constantemente solo utilizando la mitad de su capacidad.
Ashwini se cruzó de brazos. —¿Así que uno podría estar vacío?
—O uno está en pleno uso, el segundo sólo utilizado lo suficiente
para encubrir otros movimientos de entrada y salida —señaló Janvier—.
El espacio extra se podría haber hecho en una grotesca "sala de juegos".
Hizo un tipo feo de sentido. ¿Por qué arriesgarse ocultando a las
mujeres en una zona residencial cuando el distrito de almacenes y
puerto tenía suficiente ruido constante para encubrir cualquier grito
durante el día? En cuanto a la noche, aparte de la escasa guardia de
seguridad, el área estaría abandonada. Giorgio podría haber rediseñado
el interior o parte de él a sus estándares antes de trasladar a sus
prisioneras.
Una presión perfecta dentro, relativamente a corta distancia de su
residencia en el Barrio Vampiro.
—¿Importa nueces o elementos que tengan el olor? —preguntó
Janvier, la tensión en sus hombros diciéndole que sus instintos
gritaban exactamente las mismas cosas que los suyos.
—Sí. —Dmitri sacó una lista de embarque en una libreta,
entregándosela—. No es el único que importa dichas mercancías, pero
los otros embarques se encuentran en almacenes compartidos entre
múltiples empresas.
—¿Y este último? —poniendo la lista de embarque sobre la mesa,
Janvier golpeó la X final.
—Una fábrica de tamaño medio que empaqueta maníes. Cerrada
hace un año y abandonada por los propietarios. —Puso sobre la mesa
de vidrio imágenes de las cuatro propiedades que Ashwini se dio cuenta
demasiado tarde que no era una simple mesa en absoluto—. La fábrica
también cuenta con espacio suficiente, por lo que tu asesino pudo
haber creado una habitación privada dentro, y Khalil era uno de los
empresarios detrás de la empresa.
***
Ashwini estaba acostumbrada a trabajar sola en su mayor parte,
pero no tenía ningún problema en ser parte de un equipo.
Especialmente cuando el núcleo del equipo se componía por ella,
Janvier, y Naasir. Ellos sabían sus ritmos, podían predecir decisiones
en fracciones de segundo con una precisión casi total y hacer las
correcciones necesarias en el rumbo.
Ahora, los tres se dirigieron a los almacenes sospechosos
mientras que otra unidad limpió la casa de Giorgio. Si él estaba allí,
seguro que tenía custodia. A Ashwini no le importaba eso en este
momento, ella quería que el bastardo pague, pero su primera prioridad
era rescatar a cualquier otra mujer que él había atrapado.
Dejando el coche a cierta distancia con el fin de mantener el sigilo
—la única cosa que no querían era que Giorgio asesinara a sus víctimas
en un ataque de rabia— los tres se movían a pie. —Arriba —le dijo a dos
de sus hombres.
249 que eraSonriendo, Naasir saltó sobre una azotea con una gracia salvaje
magnética. Pero no tan convincente para sus ojos como el fluido
salto de Janvier. Ella hizo la seña para "Ir" y se dirigieron hacia
adelante. Los dos tomarían a Naasir, mientras que ella iría al suelo, y
su reserva aérea caería desde las nubes a su señal.
Ella tiró el casquillo de la bala el cual había escondido en su
cabello después de ensuciar su cara, aseguró sus gafas de sol
maltratadas y remendadas en su nariz, y se inclinó hacia delante con
las manos en los bolsillos de su abrigo negro sucio. Un joven vampiro
en la Torre había desenterrado la pieza hasta los tobillos de Dios sabe
dónde.
En sus pies estaban las irregulares zapatillas de deporte. Odiaba
estar sin sus botas, pero eran lo que más a menudo le daba los
verdaderos motivos a la gente, especialmente a los cazadores y
militares. Era algo que Saki le enseñó poco después de su admisión en
el Gremio.
Zapatos y relojes de pulsera, ahí es donde la gente mete la pata.
Así que ella se inclinó con los hombros caídos, sólo otra persona
de la calle en busca de un lugar para salir del frío, miserable y ni un
poco intimidante. Cuando llegó al primer almacén, hizo como si fuera a
ver si podía conseguir la parte posterior, y cuando eso resultó
imposible, intentó abrir la puerta, murmurando tonterías en voz baja
para el efecto.
La puerta fue abierta desde adentro, el vampiro musculoso en el
otro lado vestido con un traje azul marino estampado, su tez tan blanca
que era inquietante. —¡Cretina! —Empujó su hombro con fuerza para
dejar moretones, mientras otro cuerpo se movía en las sombras detrás
de él—. ¡Fuera! Parásito apestoso.
Dejándose tropezar y caer a la fachada de hormigón barrida de
nieve, ella le tendió su mano vestida con guantes rotos. —Lo... Lo
siento. Lo siento. No sabía que estaba ocupado.
La puerta se cerró de golpe.
Empujándose a sus pies, las manos sobre las orejas mientras se
mecía, intentó lo mismo en el siguiente almacén, esta vez más
furtivamente, dando la apariencia de que tenía miedo de ser atrapada
de nuevo. Sin respuesta esta vez, y no recogió ni siquiera un atisbo de
sonido.
Yendo con su instinto, dijo—: Primer almacén —en el diminutivo
micrófono conectado al cuello de su abrigo—. Vi dos guardias vampiros,
armados con pistolas y cuchillos, probablemente. —Recuperando la
pistola de un bolsillo de la chaqueta, el silenciador encendido, se la
llevó a una mano; las mangas del abrigo eran lo suficientemente largas
para ocultar el arma—. No he oído ni visto nada que sugiera un
contingente más grande, pero podría haber más en la parte posterior.
250 Escucharé.
La voz de Naasir llegó a través del auricular en su oreja. —
—Un minuto más tarde—. Escucho una risa masculina,
movimiento, pero es pequeña. No más de dos o tres.
Otra voz siguió la de Naasir. —Giorgio —dijo Dmitri—, no está en
su casa o en cualquiera de sus lugares conocidos. Sus pasos están
contados salvo por la llamada de Brooke. Ella se fue con él alrededor de
las tres de la mañana.
La sangre de Ashwini salía caliente. Había una buena posibilidad
de que el hijo de puta estuviera dentro del almacén y que
probablemente tuviera a Brooke con él. Ella no sólo empañó su nombre,
sino sus acciones habían llamado la atención de la Torre; lo que puede
haber sido suficiente para hacer que Giorgio rompa el patrón y ataque a
una mujer que podría estar ligada a él.
—Danos un minuto —le dijo a Dmitri e Illium, luego señaló a
Janvier y Naasir.
Tranquilos como fantasmas, los dos hombres susurraban a través
del techo para saltar hacia abajo detrás del depósito, mientras ella
acomodaba su camino de regreso a la parte delantera. Dudando y
murmurando para darles suficiente tiempo para ponerse en posición,
desabrochó su abrigo para exponer la fina camiseta que llevaba debajo
antes de llamar a la puerta.
36 Traducido por Mire
Corregido por Marie.Ang
256 ninguna razón para tener cuidado… Giorgio se encontraba tan seguro
de que no podría ser rastreado que utilizó un almacén bajo su propio
nombre. Hay algo mal con esta pluma. —Sosteniéndola, la acunó
cuidadosamente en la palma de su mano, caminó afuera hacia la luz—.
¿Lo ves?
Primero Janvier examinó la pluma, luego Naasir. Incluso Trace.
Nadie podía ver nada malo, y cuando la miró en sus manos, tampoco
pudo. Pero tan pronto como la tomó, lo sintió de nuevo, lo incorrecto. —
Entonces, hay algo malo con Cornelius —dijo, su piel hormigueando—.
Muy, muy malo.
Deslizando la inquietante cosa en su bolsillo, después de hurgar
allí por algo que actuara como una bolsa y encontrando una arrugada
funda de plástico que una vez guardó pañitos, caminó con los hombres
hacia el otro almacén.
Era idéntico al primero en tamaño y forma, pero la iluminación
era mucho mejor, la mayor parte del espacio lleno de lo que parecía ser
mercancías normales. Abrieron algunas cajas para estar seguros, y
encontraron el tipo de cosas que un hombre que suministraba al
mercado de lujo podía adquirir —especias exóticas, antigüedades, ricos
rollos de seda.
Sin embargo, el lateral derecho del almacén se seccionaba en su
propia habitación con una sola ventana pequeña. Decía Oficina en la
puerta, y a primera vista era lo que parecía ser. Altos archivadores, un
escritorio, facturas, un teléfono. Había incluso un pequeño lavabo
detrás de los archivadores, así como una estufa de campamento.
Fue bajo ese lavabo que Trace encontró una caja de plástico
transparente que contenía un recipiente de acero, una jeringa sucia,
una pequeña cuchara, y lo que parecía ser un montón de cristales de
azúcar ordinarios junto a más bolsas con cierre. Poniendo todo en el
lavabo, Trace dijo—: O el jefe que dirigía este almacén no era consciente
de las actividades de su amo o era el cocinero.
››La bolsa que encontré estaba aplastada debajo del tazón, debe
haberse olvidado cuando se hizo el último lote. —Sostuvo la jeringa en
alto para mostrarles el residuo de color marrón en el interior antes de
volver a bajarla—. Con toda honestidad, no estoy seguro de cómo o qué
hacían, pero creo que debieron necesitar agua y la estufa. Las materias
primas reales en ninguna parte se evidencian.
Naasir olfateó el aire. —Huelo sangre.
Con el ceño fruncido, Ashwini, Janvier, y Trace se esparcieron,
buscando alguna evidencia que alguien haya sido retenido o lastimado
aquí. —No veo nada de sangre —dijo ella—. ¿Janvier?
—Nada.
La respuesta de Trace fue la misma.
Naasir olfateó el aire otra vez, caminando cada vez más y más
257 cerca del lavabo hasta que tuvo su nariz en el tazón. —Sangre —dijo
definitivamente—. Sangre fuerte. Sangre de ángel.
—¿Hicieron una droga de la sangre de un ángel? —Ashwini se
quedó mirando a la salvaje mirada plateada de Naasir.
37 Traducido por Jasiel Odair
Corregido por Eli Mirced
***
261 pero podía respirar, no podía pensar… podría recordar que ella también
tenía una vida.
A toda velocidad.
Al salir del vestuario después de la ducha, con su petate al
hombro, se encontró a Janvier charlando con Ransom. El otro cazador
se encontraba en sus muletas, pero vestido con ropa de entrenamiento
que probablemente significaba que había venido a levantar pesas, con el
pelo recogido en una trenza apretada. Sacudiéndola, ella dijo—: Linda.
—Nyree la hizo. —Una sonrisa de suficiencia.
Nunca había pensado que vería a Ransom entusiasmado por una
mujer. Era lindo. —Así que, ¿cuándo es la boda?
—No lo hemos decidido, pero no tan lejos. Me imagino que si voy
a hacer esto, lo haré. —Les dio una mirada de ella a Janvier—. Así
que…
El ceño de ella hizo que su sonrisa se ampliara. —¡Tengan una
buena cena! —gritó cuando salían, lo suficientemente fuerte como para
alertar a los demás en el gimnasio—. ¡Llámame si quieres algún consejo
sobre cómo hacer las cosas sucias, sucias en la parte trasera de una
motocicleta!
Sus compañeros de caza abuchearon y silbaron.
En vez de romperse con un rápido retroceso como hubiera hecho
antes, Ashwini giró para tirar de Janvier hacia ella con un agarre sobre
su chaqueta de cuero y reclamó su boca en un profundo beso mojado y
posesivo que puso a todo el gimnasio a gritar. Cuando lo soltó, él se veía
como si hubiera sido golpeado en la cabeza con un bate de béisbol. Ella
tomó su mano, ignoró el alboroto, y se dirigió hacia fuera.
Él no habló hasta que estuvieron en su moto y ella se montó
detrás, la lona colgada en su espalda. Luego él se inclinó hacia atrás,
con la mano en el muslo de ella. —Merci, cher.
Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello, acomodándose
sobre la motocicleta que le daba una altura extra. —Debería haberlo
hecho hace mucho tiempo. —Lo reclamó públicamente para sí misma.
—No estabas lista y este es un momento que nunca olvidaré. —
Acomodándose, le colocó el casco y se puso el suyo.
El tráfico era pesado, pero hicieron buen tiempo a pesar de eso,
gracias a la conducción de Janvier. Hubiera sido imprudente en un
hombre menos capaz. Con él, se trataba simplemente de ser
emocionante y estuvieron de vuelta en su apartamento no mucho
tiempo después, ambos excitados y riendo.
Cuando Janvier la empujó contra la pared después de que
entraron y la besó, su mano curvada alrededor de su cuello, ella
envolvió una pierna alrededor de la suya y metió las manos en su pelo,
hundiéndose en el calor y la fuerza de él. Se sentía tan bien tocar y ser
tocada, pero no era simplemente eso. Se trataba de él.
262 Su hombre.
Él la había besado con una media sonrisa, media risa en su cara
y se sentía como el sol en su sangre. Lamiendo y saboreándolo, como él
a ella, a su vez, le mordió el labio inferior. —¿Cómo lo estoy haciendo?
—Necesitas mucha práctica. —Un brillo en sus ojos—. En mí.
Insisto.
Ella lo mordió de nuevo antes de chupar el labio y chasquear la
lengua por el castigo sensual. —No te quejes si te uso, entonces. —
Volviendo al beso con una sonrisa que hacía eco de la suya, bebiendo
su sabor—. Me gusta besarte, cuddlebunny.
Sus hombros se estremecieron. Raspando sus colmillos
ligeramente sobre sus labios, deslizó sus manos hasta ahuecar su culo.
—Accedí a ser tu cuddlebunny, si cumplías con mis condiciones.
Implican caricias desnudas y sangre.
—Hecho. —Riendo, ella sólo bebió de su sonrisa, y luego se
besaron de nuevo. Sus respiraciones se acortaron, su cuerpo más duro,
más caliente. Sintiendo ardor en la piel bajo sus dedos, él se quitó la
chaqueta para dejarla caer al suelo. Ashwini pasó las manos por su
espalda, sobre el cuero de la pistolera—. Cuchillos —murmuró, besando
la mandíbula, la garganta.
Los músculos de Janvier se tensaron, sus brazos recorriendo por
encima de su espalda. Deslizando los cuchillos de la funda y luego el
golpe de las dos hojas incrustadas en las paredes a ambos lados de la
cabeza. Ella se rio en voz baja. —Estás fijando los agujeros.
—Va a ser un placer. —Se ocupó en besar su cuello mientras ella
desabrochó la correa en el pecho y empujaba la funda de sus hombros
musculosos. A veces, se olvidaba de lo fuerte que era, pero era
imposible hacer eso con él tan cerca, con sus músculos debajo de su
piel.
La funda y las demás cosas golpearon la alfombra con un ruido
sordo.
Chupándole el cuello, Janvier se apartó y cogió la pistola que
llevaba en la funda del muslo. —¿Me dispararás si toco tu arma?
—Hoy no.
Con su risa masculina, sus mejillas se arrugaron
maravillosamente. Incapaz de resistirse, tiró de él a su boca y le exigió
otro beso. Se lo dio, pero luego lo interrumpió. —No tengo intención de
recibir un disparo accidental en las joyas de la familia, cher.
—No, eso sería una vergüenza. —Ella tiró de su camiseta y deslizó
sus manos sobre las duras aristas de su abdomen.
—Eso no está ayudando. —Él gimió, pero sacó la pistola de la
funda. Asegurándose de que el seguro estaba puesto, la puso sobre la
mesa de entrada.
263 —Nuh-uh. —Se empujó contra él—. No aquí.
En lugar de quejarse, la soltó y tomó la oportunidad para quitarse
la camiseta. Para cuando llegaron a la habitación y puso la pistola en la
mesilla de noche, se había despojado de sus botas y los calcetines y
estaba trabajando en deshacer su cinturón, habiendo dejado un rastro
de artículos desechados detrás de él mientras la seguía. Su boca se hizo
agua. Dios, era sexy con el pelo todo revuelto y los labios húmedos de
sus besos, su cuerpo desnudo sólo para sus ojos.
Al tirar de la correa de sus bucles, la dejó caer al suelo.
Se acercó, puso las manos en sus caderas, luego se deslizó hacia
abajo para presionar los labios contra su ombligo, justo encima del
botón que había desabrochado de los vaqueros.
Él dijo palabras en su lengua nativa que no conocía, metió la
mano en su pelo, y se estremeció. —No puedes hacer eso, dulce. O voy a
avergonzarme a mí mismo.
Levantándose lentamente, beso a beso, se encontró con su boca.
Él la arrastró hacia su cuerpo, su erección empujando más exigente
contra su abdomen y su cuerpo calentándose más. Pasó las manos por
encima de él, amando la sensación, su olor. Olía… a Janvier. Masculino
y caliente y sólo Janvier.
Cuando se agachó y lo acarició a través de sus pantalones
vaqueros, rompió el beso para presionar su frente a la de ella, su
respiración forzada. —Ashwini. —Un susurro ronco—. No tengo las
defensas contra ti.
Seducida y excitada, bajó la cremallera, queriendo sentirlo en su
mano, darle placer como él a ella con todas sus caricias. —No estás
usando ropa interior. —Ella usó sus dientes para tirar sobre el lóbulo
de la oreja—. Debería haberlo sabido.
Agarrando la parte posterior de su cuello, la besó de nuevo
mientras ella cerraba los dedos alrededor del grueso calor de su
erección. Su polla se sentía como el hierro, pero su piel allí, era tan
delicada, tan suave. Fascinada, su propio pulso martillaba y su sangre
iba tan rápido que estaba cerca de la ignición, mientras acariciaba
suavemente hasta la punta, sintió la humedad allí. Su siguiente toque
acarició la gota de humedad en él, volviendo su cuerpo aún más rígido.
—Más fuerte. —Fue un soplo áspero contra su oído.
—No quiero hacerte daño.
Se rio entre dientes. —Hay una razón por la que el orgasmo se
llama la petite mort. —Cerrando su mano sobre la de ella, él le mostró
un ritmo tan rudo que ella nunca hubiera hecho por su cuenta. Pero ya
que él lo había pedido…
Soltó un gemido cuando ella demostró ser una alumna
aventajada, cerró su mano en el pelo, la besó, profundo, voraz y crudo.
264 Era sexo con su boca y eso revolvió sus neuronas. Sin embargo, la
mano de ella sabía qué hacer, lo hizo rápido y duro hasta que él rompió
el beso tirando hacia atrás su cabeza, los músculos y tendones
mostrándose en un marcado relieve mientras sus caderas bombearon
en el puño de sus dedos.
38 Traducido por Adriana Tate
Corregido por Meliizza
272
39 Traducido por Sandry
Corregido por Mire
***
278 una sensualidad que le hizo un nudo en la parte inferior del cuerpo. La
química entre ellos era imposiblemente más potente esta mañana, sus
cuerpos habiendo aprendido exactamente lo que podían hacer el uno al
otro.
Dándose un capricho acariciándolo con la mirada, cogió el borde
de tensión en la línea de su mandíbula. —¿Cuándo te has alimentado
por última vez? —Dejó de lado su café.
—No estoy a punto de desmayarme, cher. —Una lenta sonrisa—.
Puedo recoger una botella de la Torre.
Ella se subió el puño de su suéter en V de cuello negro,
desnudando su muñeca y la levantó para acariciar con ella los labios de
él. Sus ojos se volvieron pesados, su pecho expandiéndose en una
inhalación profunda. —No tienes por qué hacerlo.
—Lo sé. —Acariciando los dedos por su cuello, ella se inclinó aún
más cerca, el costado alineado con el suyo.
Él se estremeció, cogió el otro lado de su muñeca, y le dio un beso
en el pulso latiendo rápidamente. Luego pasó la lengua por fuera,
contrayéndose en otra larga respiración. Su sangre parecía correr a un
pequeño punto. Con los pezones frotándose contra su sujetador y la piel
tensa, esperó. Cuando sus colmillos rasparon su piel, se tragó un
gemido.
Sus ojos se levantaron. En ellos había puro sexo y afecto relajado,
posesivo, que la había atado con nudos mucho antes de admitir que era
mucho más que un trabajo para ella. —Ahora —dijo ella, con un tono
ronco.
Una sonrisa pecaminosa ante sus colmillos atravesó su carne.
Sus pestañas cayeron, con la garganta en movimiento mientras él
se alimentaba... y su sangre, se convirtió en miel. Con las piernas
temblando, se movió para apoyarse en el mostrador. Él la siguió,
colocando una mano en la parte baja de su espalda, acariciándola
suavemente mientras continuaba alimentándose. No estaba sacando
mucha sangre, se dio cuenta con la parte de su mente que no se
encontraba aturdida. Tomó la mayor parte de lo que necesitaba en los
dos primeros intentos, ahora se hallaba bebiendo... disfrutando. Ella
también estaba disfrutando. La excitación siguió aumentando y
aumentando, un puño bajo en su vientre. Era diferente al sexo, no tan
íntimo... excepto que este era Janvier. Deslizando sus dedos por debajo
de su camiseta para acariciar su piel, él levantó sus pestañas de nuevo,
sus ojos se encontraron, y el puño explotó.
Temblando a través de ondas, ella abrió los ojos que no se
acordaba de haber cerrado para verlo lamer la herida para cerrarla. Lo
hizo varias veces, hasta que no pudo ver nada más que diminutos
pinchazos que se desvanecerían en un día. Satisfecho, deslizó una
mano alrededor de su nuca y por la mandíbula, pasando el pulgar de la
otra mano sobre el labio inferior. —Podría acostumbrarme a este
279 desayuno.
Ella mordisqueó su pulgar. —Tengo que decir, que no es una
mala forma de despertar por la mañana. —Sí, le dió la vuelta, pero él
tampoco estaba exactamente controlado, su erección era agresiva
contra la cremallera de sus pantalones vaqueros—. Tal vez la próxima
vez deberíamos hacerlo antes de levantarnos de la cama.
—Yo digo que sí. —Frotándose contra ella, gimió—. Tenemos...
Ambos teléfonos sonaron a la vez. El mensaje era idéntico: Una
víctima ha despertado. Expresa su deseo de hablar.
La excitación se apagó, se dirigieron fuera y al hospital sin más
conversación. Era Brooke quien se encontraba despierta y lo
suficientemente estable para hablar. El miedo era un sabor metálico en
el aire alrededor de la maltratada mujer, pero cuando ella agarró la
mano de Ashwini, no protestó.
Con los tensos músculos del estómago contra el aluvión de dolor
y pánico que hizo que las náuseas se empujaran en su garganta, se
encontró con los magullados ojos marrones de Brooke. —Eres fuerte —
dijo—. Bien. Los hijos de puta no se lo esperarían.
La sonrisa de Brooke se convirtió en una mueca mientras sus
abusados músculos faciales se intentaron estirar. —No los han
encontrad.... —Tosió, pero hizo caso omiso de las virutas de hielo que le
ofrecía Ashwini de la taza en la mesita de noche.
—No —contestó Ashwini, poniendo en la mesa el hielo de nuevo—
. No los hemos rastreado aún, pero lo haremos. ¿Conoces algún lugar
donde Giorgio podría esconderse? —Sacó su teléfono, pasó por cada
una de las propiedades que ya habían limpiado.
—Tú los tienes todos. —Irritada, las palabras apenas audibles—.
Solo...
280
40 Traducido por K0TECITA
Corregido por Vane hearts
285 Penélope
Manteniéndose cerca para bloquear la expresión en el rostro de
de la cámara, ella dijo—: ¿Está Giorgio dentro de esa casa? —
Apuntó la pistola hacia Penélope cuando la otra mujer no respondió con
la suficiente rapidez, sin misericordia con la memoria del rostro
golpeado de Brooke al frente de su mente.
—S-sí.
—¿Quién más?
Torció sus labios. —Nada más que dos putas que recogí de la
calle.
Ashwini apagó la seguridad. —No me mientas. No me gustas y no
dudaría en poner una bala en tu bonita cara y estropearla.
Su petulancia borrada, Penélope gimió. —No puedes hacer eso.
—Defensa propia. ¿A quién crees que el gremio va a creer? ¿A mí
o una adicta a la sangre de muertos que vendió a su hermana?
—¡Brooke no es mi hermana! Es un pedazo de basura que
avergonzó a nuestro maestro.
—Una última oportunidad. —Ashwini empujó con el arma lo
suficientemente duro que la heriría, su voz helada—. ¿Quién más está
dentro de la casa?
La piel de gallina en su piel, Penélope se desmoronó. —El otro
maestro —susurró—. El viejo.
—¿Quién supervisa la alimentación de vigilancia?
—El maestro —dijo—. Lo verás. —Comenzó a reír burlonamente.
Ashwini se estiró como si quisiera abrazar a Penélope y apuñaló
con dos dedos una parte particular de su garganta. Hizo que los ojos de
la morena se ampliaran, un sonido de arcadas escapó antes de
desplomarse. Lanzando un brazo alrededor de la mujer aturdida,
renunció a cualquier intento de sigilo y empujó la puerta totalmente
abierta al ver a nadie al acecho.
Dejó caer a una Penélope gimiendo en el pasillo y, tirando de la
correa de la elaborada túnica de la mujer, lo utilizó para amarrarla, las
manos detrás de la espalda y los tobillos atados a las muñecas. Un
corte con una de sus cuchillas y tenía otro pedazo de la túnica para
utilizar como mordaza. —No quisiera que estés llamando a tu precioso
Giorgio en el momento equivocado —murmuró. Cuando terminó, fijó a
Penélope a su lado para asegurarse de que podía respirar.
Toda la operación le llevó menos de un minuto y su piel se
arrastró todo el tiempo, pero se imaginó que Giorgio era demasiado
cobarde para venir por ella directamente. No, el bastardo polla de lápiz
estaría escondido en algún lugar, listo para emboscarla como lo hizo
con las mujeres que habían confiado en él.
Haciendo caso omiso de las dagas que Penélope lanzaba con sus
286 ojos, se deslizó el cuchillo que había utilizado para cortar la túnica y
sacó su arma secundaria de una funda de tobillo. Ambas armas
tendidas, dio un paso hacia la primera puerta cerrada en esta planta.
***
291 detrás de Janvier. Entró tan bajo y silencioso como ella en la cocina y se
acercó dispuesto a defenderse de un ataque... excepto que no hubo
ninguno.
Sin embargo, había un ángel en la habitación.
Ashwini mantuvo sus armas levantadas, sus ojos negándose a
creer lo que veían. Cuando se arriesgó a dar un rápido vistazo a
Janvier, vio la misma incredulidad en sus ojos.
Janvier le mostró una foto de Cornelius poco después de que
encontraran sus plumas. El hombre en esa imagen tenía una
constitución fuerte, cabello castaño brillante tan oscuro que era casi
negro, ojos de un profundo avellana verdoso y piel de un suave
bronceado marrón que —cuando se combinaba con sus rasgos
esculpidos— hablaba del Mediterráneo o del norte de África. Sus alas se
hallaban extendidas en la imagen, un guerrero fuerte y listo para volar.
De pie en frente de las ventanas... no sabía cómo llamarlo. Él
pudo ser un ángel alguna vez, pero ahora sus alas eran dos trozos de
cartílago petrificado y hueso, lo crema de sus plumas visible sólo en
parches esporádicos, el rojo casi desaparecido. Cuando se giró para
hacerles frente, vio sus mejillas hundidas, su piel completamente
blanca y que su cabello marrón-polvoriento evidenciaba la misma muda
de sus alas, la piel de las partes expuestas de su cráneo evocaba un
oculto bronceado.
Ashwini podría haber rodeado su brazo con los dedos índice y
pulgar. Era como si hubiera perdido toda la grasa corporal y la masa
muscular. Pero incluso sus huesos no se encontraban del todo bien, su
mandíbula sobresalía de un modo extraño y su pierna derecha parecía
tener una segunda rodilla que empujaba los pantalones de fina seda
roja que colgaban sobre su forma descarnada, su mitad superior
desnuda para revelar una jaula de costillas que estaban aplastadas de
un lado.
Sus ojos eran de un azul transparente, sus dientes irregulares... y
cubiertos de sangre, la misma sangre que rodeaba su boca y caía por su
pecho.
Sonriéndoles grotescamente, se colocó de rodillas y se inclinó
como si fuera a alimentarse nuevamente de la mujer en el suelo, el
cabello de ella era un charco magenta y su piel un marrón pálido.
Ashwini le disparó a él en la cabeza, esperando que su cráneo no volara
en pedazos. Con un ángel normal, eso no sería un riesgo, pero con
este...
Cornelius cayó hacia adelante, pero con la cabeza entera. Bien. Él
también tenía que enfrentar a la justicia inmortal.
Janvier quitó el cuerpo del ángel enemigo de encima de la mujer,
mientras que Ashwini le revisaba el pulso. Tuvo que utilizar su muñeca,
la garganta de la mujer era todo un lío sangriento.
—Vamos —susurró ella, viendo en la víctima los signos más leves
292 de daño a largo plazo: su piel era un toque más seco de lo que debería
ser, el brillo de su cabello teñido desvanecido, pero no ausente. Le dio a
Ashwini esperanza de que no era demasiado tarde—. Vamos.
Entonces, allí estaba: un pulso, débil pero presente.
Escuchando botas resonando por las escaleras, corrió hacia la
puerta, y vio a Trace. —¡Trae a los paramédicos!
Él asintió y desapareció por donde había venido.
Los paramédicos llegaron a la habitación medio minuto después.
***
299 veré enSus labios se curvaron, un mar salvaje dentro de su mente. —Te
nuestra cama, Cazadora del Gremio.
—Cuenta con ello, Arcángel.
***
***
Catorce días más tarde y una semana después de que Felicity y
Lilli fueran sepultadas, Janvier condujo a su Ashblade al interior de las
montañas, donde espació las cenizas de su hermano y hermana en el
viento. De acuerdo a las autopsias, Tanushree y Arvan Taj habián
muerto de una falla cardíaca. Inexplicable, según el patólogo pero no
algo inaudito entre gemelos. Lo que sea que los conectaba, acortaba la
vida de ambos cuando solo uno se encontraba enfermo.
Dos jeringas se encontraron en el bolsillo de Arvan Taj, llenas de
una droga que hubiera detenido sus corazones si la aguja era insertada
en el órgano, y el émbolo presionado. Ninguna de las jeringas fue
destapada, mucho menos usada. Ninguno de los hermanos tenía
marcas en su cuerpo.
Era como si una vez que tomaron la decisión de irse, sus
corazones simplemente dejaron de latir. Los encontraron en paz sobre el
asiento de hierro forjado donde Ashwini y Janvier los vieron por última
vez, los brazos de Arvan se hallaban alrededor de los hombros de Tanu
y la cabeza de ella contra su pecho, sus ojos cerrados y el amanecer
calentaba sus rostros.
El patólogo hizo la autopsia especial solicitada para el cerebro de
Tanu, pero los resultados parecían normales a primera vista. Sin
embargo, cuando Ash llevó ese reporte y sus muestras de microscopia,
303 así como también las de su madre, con un neurocirujano que fue amigo
de Arvan, el doctor descubrió una anomalía dentro del lóbulo temporal.
Una pequeña malformación que era idéntica en madre e hija, excepto
que la de Tanu era un poco más grande.
—Es algo que no he visto nunca —dijo el doctor—. Nadie podría
haberse dado cuenta sin tener las dos muestras una al lado de la otra.
—Frunció el ceño—. No creo que tenga algo que ver con su muerte —le
dijo a Ash, inconsciente de la historia de la familia Taj, en el lado
femenino—. Pero incluso si era maligno, no hubiera habido nada que
pudiésemos hacer. Se halla en un lugar inoperable y no conozco
ninguna droga creada para ser capar de tratar algo como esto.
Ash se tomó la noticia mejor que Janvier. Fue ella la que lo
contuvo y consoló. Su fuerte y hermoso amante.
—Ya —susurró, dejando la segunda urna—. Siento que se van.
Creo que esperaban para asegurarse que me encontraba bien —La
bufanda larga de algodón blanco que llevaba alrededor del cuello, del
mismo color que su túnica y leggins, alejó la tristeza de su rostro y la
transformó en nítido alivio, el viento soplaba la rica seda de su cabello.
Deslizando los brazos a su alrededor, se mantuvo de pie con ella
en la cima de la montaña y pensó en la promesa que le pidió hacer. —Si
estas en lo cierto y a veces las personas regresan, entonces volveré
contigo. —No podía imaginarse que las cosas fueran de otra manera. Su
alma encontraría la de ella, sin importar lo desconocido después de la
muerte.
—Eres un hombre terrible y terco como una mula.
—También te amo.
Se rió de manera tranquila y ronca, mientras inclinaba su cabeza
contra su pecho. —Me hice la promesa de que no dejaría que esta cosa
en mi cabeza, te llevara a ti también.
—Tengo más de doscientos años. —Le recordó—. Justamente, ya
debería ser polvo en la tierra. La vida eterna por sí sola no tiene sentido
para mí, sólo estoy enojado porque no podré vivirla contigo.
Ella levantó la mano para acariciar su cabello, suspirando. —
Tengamos esperanza en el sueño de Tanu y discutamos tu terquedad en
otro momento. —Hizo una mueca de dolor cuando le dio un fuerte tirón
a su cabello—. Cuando tengas un kukri en tu garganta.
Él mordisqueó su labio inferior, y sonrió. —A toda velocidad
durante todo el camino, cher.
Los ojos de ella se calentaron. —Durante todo el camino, cariño.
304
43 Traducido por Pilar.
Corregido por Laurita PI
***
308 corazón, no hacía menos doloroso tener que aceptar el hecho de que ya
no presenciaría el ingenio mordaz de Tanu u oiría la voz de Arvi. Lo que
si ayudaba era la gente a su alrededor. Como la criatura salvaje sobre
su regazo y los cazadores que eran la familia que crearon.
Permanecieron hombro con hombro a su lado mientras ponía a
descansar a sus hermanos, hicieron cientos de pequeñas cosas para
hacerlo más soportable.
Y Janvier... fue su roca todo el tiempo, sólido, protector e
inquebrantable. No sabía cómo seguiría funcionando, existiendo, si algo
le sucediera, y en ese agonizante pensamiento, finalmente entendió su
propio rechazo obstinado de quedarse después de que ella ya no
estuviera aquí. Eso no significaba que planeara aceptarlo. Él tenía una
eternidad salvaje, hermosa y llena de aventuras por delante y lucharía
por asegurarse de que la reclamara.
—Esta es una fiesta divertida —dijo Naasir en la tranquilidad
perezosa entre ellos, el movimiento repetitivo de peinar la fresca plata
de su cabello la había relajado tanto como a él—. Creo que Ellie debería
estar a cargo de todas las fiestas inmortales.
Ashwini rió ante la idea de Ellie dejándose llevar por los bailes
angelicales congestionados. —Ve a divertirte —le instó, consiente que
regresaría a Amanat en veinticuatro horas. Lo extrañaría, tendría que
preparar una cacería en Japón para visitarlo—. Vi a la pequeña y linda
ángel de cabello castaño mirándote antes. En caso de que quieras ir a
calmar sus sentimientos, se encuentra por allí tratando de quemarme
hasta ser ceniza con su mente.
—No —dijo Naasir decididamente—. Quiero una pareja y he
decidido ir a cazarla. La pequeña ángel no olía como ella.
Ashwini sintió una punzada de simpatía por todas las mujeres
heridas que estaría oliendo y rechazando hasta que encontrara a su
pareja. —¿Sabes que puede llevarte mucho tiempo? No puedes forzarlo.
Con los ojos cerrados bajo sus continuas caricias, hizo un sonido
sordo con su pecho. —Una pareja haría esto por mí.
Sus labios se curvaron. —Sí. O tú puedes hacerlo por ella.
Abriendo los ojos, Naasir sonrió, sus colmillos destellando con la
luz. —¿Janvier te acaricia?
Golpeé su nariz.
Rió y, doblando una pierna por la rodilla, cerró sus ojos de nuevo,
el abanico plateado de sus pestañas vívido contra el marrón de su piel,
el tono de un hermoso y cálido dorado. En ese instante, casi imagino
ver tenues rayas bajo su piel. Asombrada, observó… para ver su piel
normal. Era lo suficientemente tocable como para tener mujeres
suplicando por acariciarlo, pero de otra forma era normal para Naasir.
Claramente, la teoría del “tigre” de Ellie comenzaba a afectar su
subconsciente.
—¿Dónde se encuentra Janvier?
309 —Poniéndose al día con amigos. —Esos lazos eran importantes
para ambos—. ¿Por qué has decidido repentinamente que quieres una
pareja?
Naasir se estiró con pereza, antes de volver a su posición anterior.
—Soy lo suficientemente mayor, y quiero a alguien con quien
jugar como lo haces con Janvier y como Rafael lo hace con Elena.
Incluso Dmitri juega con Honor. —Esto parecía fascinarlo—. Las reglas
son secretas en cada juego. Quiero tener reglas secretas con una mujer
que... —Una larga pausa—. Una mujer que me conozca, que entienda lo
que soy, y que quiera tener reglas secretas conmigo.
Era una definición del amor muy a lo Naasir y era maravillosa. —
Creo que tu pareja será una mujer afortunada.
La mirada de Naasir se hallaba raramente solemne cuando
levantó sus pestañas. —Soy diferente, Ash. Muy en mi interior. Nunca
seré como otros hombres.
—También soy diferente —susurró—. Janvier me ama
exactamente como soy. —Y ella lo amaba a él, obstinada voluntad
Cajun o no.
***
Elena se sentó junto a Izak donde el ángel herido yacía en una
cama junto a una enorme ventana que le daba una gran vista de los
fiesteros sobre la terraza a la izquierda, como también de los ángeles
volando de ida y vuelta. —Te he traído algo. —Levantó el platillo que
sostenía una porción de tarta—. Terciopelo rojo con glaseado de queso
crema.
La sonrisa de Izak era tímida. —Mis brazos…
—Me tienes a mí. —Recogió un bocado de tarta, usando el tenedor
que trajo, y se lo dio, consiente del hecho de que su cuerpo priorizó
sanar su cabeza y su médula espinal sobre sus huesos rotos—.
¿Entonces?
Tragando, dijo—: ¿Cómo sabías que era mi favorito?
—Lo sé todo. También conozco a Montgomery.
Rió, y era un sonido brillante, la luz volvió a sus ojos. —No
deberías estar cuidándome. Estaré en tu Guardia.
—¿Quién hizo esa regla? —Dándole otro pequeño bocado, dijo—:
Lo oí de Hannah, quien como tú has señalado, ya tiene una Guardia y
es, por lo tanto, una experta, mientras que mi Guardia se encuentra
destinada a ser mi escudo en caso de ser necesario, debo asegurarme
de que tengan todo lo que necesitan. En este momento, necesitas tarta.
Esta vez, el joven ángel sonrió. Realmente era adorable. Sería
310 difícil para ella tratarlo como un guerrero, pero supuso que lo trataría
como un cazador en entrenamiento hasta que creciera más. —He
contrabandeado algo más para ti. —Mirando alrededor para asegurarse
de que los sanadores no les prestaban atención, sacó una pequeña
botella de la funda en el tobillo donde usualmente guardaba un arma.
Abriéndola, deslizó una pajilla que ocultó junto a la funda del
cuchillo y acercó la bebida a sus labios. —Bebe —ordenó antes de que
pudiera tomar un largo trago—. Es la receta secreta de Illium y es letal.
Con los ojos brillando, tomó un sorbo y dijo—: Vaya.
—Sí, eso es lo que dije. Hay muchos ángeles bebiendo y volando
hoy, espero que ninguno caiga en el Hudson.
Izak rió. —El alcohol se esfuma muy rápido en los cuerpos
angelicales. No creo que tenga ningún efecto en los ángeles tan viejos
como Aodhan y Illium.
—No me extraña que lo haga tan fuerte. —Alejó la bebida de Izak
cuando comenzó a sonreír demasiado—. Esperemos a que se esfume de
ti antes de darte el resto. —Tan joven como era, la mitad de la botella
era más que suficiente para Izzy.
—Janvier me dijo que Titus se encuentra aquí.
Elena se acercó. —No lo oíste de mí —susurró—, pero la última
vez que lo vi, Titus se encontraba de parranda en la calle, besando a
una mujer diferente que se ofreciera cada cinco minutos. —Más de un
humano despertaría con un recuerdo surrealista que probablemente
dirían que fue por los tragos de más—. Y… hmm, no sé si debería estar
diciendo esto ante unos oídos tan sensibles…
—¿Qué? —Sus ojos eran enormes—. Quiero saber.
Demasiado adorable. Era ridículo. —Bueno —dijo en un tono
conspirativo—, estoy bastante segura de que habrá muchos engaños
subiendo alto en el cielo esta noche. —Cualquiera que tuviera un
telescopio apuntando a las estrellas podría echarles un vistazo.
—¿La gente está bailando? —Un pequeño puchero—. Quiero estar
afuera.
Con los hombros temblando, porque claramente aún sentía los
efectos de la preparación de Illium, palmeó su rostro. —Tendrás varias
oportunidades de seducir y ser seducido, Izzy.
—¿Puedes darme más tarta?
Le dio lo que quedaba. Al final, sus ojos comenzaban a cerrarse, y
cuando se levantó, él dormía pacíficamente. Dándole un beso en la
mejilla, miró la puerta para ver a Keir intercambiando una mirada
íntima con un guerrero muy musculoso. La mano del ángel guerrero se
curvaba sobre el lado del cuello de Keir, su cabeza inclinada hacia el
cuerpo más corto y más delgado de Keir. Lo que sea que hubiera dicho
hizo reír al sanador antes de que se escapara del agarre del guerrero y
311 se dirigiera hacia la enfermería.
Al ver a Elena, se acercó. —Luces desconcertada, Ellie.
—Lo estoy. La última vez que te vi con alguien, en el Refugio, era
una mujer. —Y, sin duda, tenía rastros de quemadura en la piel oscura
de su garganta. Lo que significaba que estuvo jugueteando sólo
segundos antes de que ella lo viera; Keir era demasiado grande como
para que la marca no se desvaneciera.
Sonriendo gentilmente, dijo—: He vivido miles de años, he
aprendido que el amor no siempre usa un solo rostro. —En sus ojos
brillaba una calidez—. Ah, pero si lo hará contigo, ¿no es así?
—Sí. —Rafael era su corazón, siempre lo sería—. Entonces, ¿eres
un jugador? —Suspiró—. Todo este tiempo, creí que eras un buen
chico. Te presenté a mis amigas solteras, como esa dulce líder del
escuadrón.
Su risa fue suave, y le permitió a sus alas tocar las de ella. —Si
pudiera encontrar lo que tienes con Rafael, dejaría de jugar. Hasta
entonces, compartiré placeres con pequeños amantes, quizás hasta tu
adorable líder del escuadrón. —Estirándose para colocar una manta
sobre Izzy, dijo—: El chico se encuentra bien. Sin embargo, creo que
está aún más enamorado de ti.
—Un poco de tarta y ponche y todos me aman. —Dejándolo con
un beso en la mejilla, fue a hablar con un ángel que se hallaba en cama
con las piernas cortadas, pero que podía sentarse sobre las suyas. Ella
tenía una bebida en su mano y un plato de golosinas en la mesa a su
lado—. Esta celebración fue una maravillosa idea, Ellie.
Antes de la batalla, nadie del escuadrón, excepto Izak, la había
llamado Ellie. Era un cambio bienvenido. —¿Cómo se encuentran tus
piernas? —dijo, capaz de preguntárselo como podría haberlo hecho con
cualquier otro cazador compañero.
—Duele, pero las heridas sanan más rápido de lo esperado. —Los
oscuros ojos de la mujer fueron hacia donde Rafael hablaba con otros
dos luchadores heridos, uno un ángel, el otro un vampiro—. El señor es
responsable de eso.
Elena no asintió, no necesitaba hacerlo. La habilidad de Rafael
para sanar se mantenía naciente, pero se necesitaban cuatro días, a
veces una semana para la recuperación del herido. De acuerdo con
Keir, lo que hacía Rafael no era sanar como lo conocía. La actual teoría
de Keir era que Rafael compartía poder.
Lijuan, pensó Elena, compartía la muerte. Rafael compartía la
vida.
En ese instante, sus ojos se encontraron a través de la
habitación, y vio el orgullo ardiendo en su mirada, el mismo orgullo que
llenaba sus venas. Por su gente, que sobrevivieron a lo inimaginable con
sus espíritus intactos; por su ciudad, que permaneció fuerte ante el
***
315 decidiera, él lucharía por ir con ella, poniendo fin a su existencia casi
inmortal.
—No —dijo, la palabra dura—. No tomes esta decisión por mí. La
decisión debe ser tuya o nunca me lo perdonaría.
—Deja de leer mi mente. —Lo fulminó con la mirada.
—Eres tú la que tiene el poder. —Le devolvió la mirada—. Deja de
pensar en mí.
—No sé cómo parar. —Con el ceño fruncido, pensó en lo sexy que
era su trasero, luego lo miró fijamente.
Él levantó las manos. —No tengo nada.
—Bien. —Tendría que encontrar la manera de bloquearlo
subconscientemente—. Me imaginaba hundiendo mis dientes en tu
trasero. Sabes que ha estado en mi lista de cosas por hacer durante un
tiempo.
Sus mejillas se estiraron. —Estoy disponible en cualquier
momento.
Apoyando la cabeza en su hombro, sacudió sus piernas como una
niña pequeña. —Si hacemos esto, podríamos tener todo o nada.
—Ya lo tengo todo. —Le besó los nudillos de nuevo—. Si estás de
acuerdo, tendrías que firmar para servir a Rafael durante cien años. No
tengo ningún temor en que el padre hará otra cosa más que tratarte
como el regalo que eres, él no pierde sus activos. —Había certeza
absoluta en su tono—. También está el riesgo de que la transición o
bien borre tu capacidad o que sea dolorosamente más viva.
Ashwini pasó la mano libre por su brazo, el olor a tierra,
masculino de él en cada respiración. —Nada está garantizado. Tengo
una cicatriz impresionante sobre mi pecho para probarlo. —El mundo
se encontraba en un estado de cambio mientras los seres más
poderosos del planeta peleaban por poder, la guerra de una promesa
más que una probabilidad—. Los dos somos luchadores, cazadores. —
Levantando la cabeza, besó su mandíbula, sus ojos aferrándose a los de
él—. Nuestra vida nunca será de arco iris y cachorros.
—No lo sé. —Sonriendo, la besó completamente en la boca—.
Tuve un cachorro cuando era un niño. Echo de menos su cara babosa.
Tocó su nariz con la de él. —¿Quieres un perro?
—Sí.
—¿Dónde vamos a tener un perro en nuestro apartamento?
—Tengo una casa en el Enclave.
Su boca se abrió. —¿Tienes una casa en el Enclave? —Esa era la
pieza más exclusiva de bienes raíces en el país—. Los vampiros de tu
edad no son tan ricos. —Le dio un codazo en el costado—. ¿Se te olvidó
decirme que estabas en la mafia vampiro?
317
EPILOGO Traducido por Miry GPE
Corregido por Victoria
Ash salió con una patada. Deteniéndola con una mano, Janvier
empujó su pie de manera que intentaba hacerle perder el equilibrio.
Sabiendo lo que él intentaba, cambió su peso y, agarrando el otro
antebrazo de él, lo torció hacia bajo y a la espalda —o lo habría hecho si
él no hubiera roto el agarre para girar alrededor de ella y quedar de
frente... y se hallaban de regreso a donde estuvieron antes de que ella
lanzara la patada.
Uno frente al otro, con piernas extendidas, antebrazos arriba y
sonrisas en sus rostros.
—¿Tregua? —preguntó Janvier, con su sangre bombeando—. Me
estoy poniendo algo hambriento. —Él también sabía que el cuerpo de
318 ella tenía que doler para este momento.
Su Ashblade reconstruyó su fuerza con enfoque determinado
después de despertar de la transformación del vampirismo con, como
ella dijo, “músculos como fideos”. Sin embargo, se llevó tiempo el que
ella recuperara su resistencia. No todo el mundo tenía esta severa
reacción física al proceso, pero ninguno de ellos se quejaba de los
efectos secundarios. Debido a que ella también despertó con su mente
alerta y activa, su personalidad no se alteró.
—Tregua —dijo ella, bajando los brazos para estirarse de puntillas
antes de bajar sobre su pie y subir hasta rozar la parte posterior de su
cuello.
Él se limitó a mirarla, asimilándola. El tiempo que pasó
inconsciente durante la transición, fue el más solitario de su vida, el
dolor “quita aliento” de eso aún no desaparecía. Pero no era la más
poderosa emoción que lo mantuvo prisionero. Esa fue la alegría total.
—Oye. —Ojos oscuros sobre él, su amante lo tomó en un lento y
caliente beso que era un sello de posesión—. Me encanta la forma en
que me miras.
—Bueno. Tengo la intención de hacerlo por toda la eternidad. —
Sosteniendo su mano en la suya, la llevó a su hogar. Como le dijo, no
era grande, pero era perfecto para ellos. Con cuatro dormitorios, tenía
un montón de espacio para que amigos y su familia pasaran —lo que
todo el clan estaría haciendo en masa dentro de un mes— y el piso de
madera pulida de la gran sala de estar, le dio a Ash un estudio de baile
incorporado.
La primera vez que bailó para él, se sintió como si ella le hubiera
regalado su alma. Fue un regalo que él atesoraba con feroz protección.
—Mira —susurró ella, señalando la felizmente agotada forma de
su nuevo tonto cachorro color chocolate—. Es adorable, pero es aún
más adorable cuando intentas enseñarle a hacer trucos y él sólo quiere
lamerte y amarte hasta la muerte.
—No renunciaré —prometió Janvier—. Buscará algo para mí
eventualmente. —Adoptaron a la desaliñada bola de pelo después que
alguien lo abandonó recién nacido en la clínica veterinaria del doctor
Shamar, y en este momento, soñaba sueños de perrito en la veranda,
oscuro contra el blanco de la paredes.
Ash y Janvier —con la ayuda de los amigos del gremio y la
Torre— quitaron la vieja pintura el mes anterior y pusieron una nueva
capa de blanco cremoso. Se adaptaba a la casa con sus delicadas
cornisas y terraza envolvente. En el interior, su Ash se entregó a su
gusto por el color, convirtiendo cada habitación en un cálido y acogedor
refugio.
Eran las piezas que ella restauró y salvó lo que él más amaba.
Ella fue la que descubrió la manera de pulir el columpio doble con
319 un armazón de hierro que encontró en una tienda de chatarra, ambos
trabajaron juntos para crear los grandes cojines planos para el asiento
y la parte posterior. El columpio rejuvenecido se colocó en la parte
trasera de la terraza, frente a su pequeña pero impresionante vista de
Manhattan.
Tomando asiento en el columpio, el cachorro acurrucado debajo
en su lugar favorito, ambos se desabrocharon y quitaron sus botas y
calcetines. —Ayer —dijo Ash, con sus ojos brillantes—, cuando
Campanilla vino, le pedí que se quitara las botas antes de que entrara y
me acusó de tener una relación antinatural con nuestro piso de
madera.
—¿No sabe que es el más decadente ménage à trois? —Janvier
golpeó con su mano sobre su corazón—. Querido y dulce piso, déjame
contarte las formas en que te amo.
Ashwini se rio de su seductora voz lánguida. —Ella es una divina,
otra mujer. —Fue durante los dos meses inmediatamente después que
despertó como un casi inmortal que ella y Janvier trabajaron en el piso.
Ella estuvo dolorosamente débil, y los movimientos repetitivos
necesarios para limpiar y pulir la madera actuaron como una terapia
física de bajo impacto.
Cuatro meses después, cada vez que miraba ese piso, ella se
recordaba yaciendo en la habitación, entonces vacía, con Janvier, el
beso del sol sobre sus cuerpos y sus manos entrelazadas mientras
discutían sus planes para la casa... y para el futuro. No había, por
supuesto, manera de ver la malformación en el cerebro, pero seis meses
después y ella no se sentía diferente de antes de ser Convertida.
—La cuenta atrás ahora se encuentra congelada en ámbar —le
había dijo Keir, sus manos gentiles en el rostro de ella—, o lo más
cercano a eso aunque no importa. Vive sin miedo.
El eco de las palabras de Arvi hizo que sus ojos quemaran, su
aliento se atrapó en su pecho. El agujero en su corazón, que era el
espacio donde Arvi y Tanu vivieron siempre, le dolía, pero ella honraría
el regalo que le dieron. Por primera vez en su vida, ya no sabía cuándo
dejaría de existir, y ese era un regalo maravilloso.
—¿Cómo fue tu encuentro con Dmitri? —preguntó Janvier
mientras caminaban dentro.
—Bien. —Sentándose sobre el mostrador, ella dijo—: tuve la
oportunidad de darle un mano a mano a ese vampiro espantoso que
Carys mencionó. —Ashwini trabajaba actualmente para la Torre en el
papel de enlace de las personas que vivían en el gris que fue coto de
caza de Giorgio, aunque también recibió permiso para trabajar con el
Gremio en su tiempo libre.
—Sería estúpido de nuestra parte privar al Gremio de uno de sus
mejores cazadores, ya que los cazadores realizan una tarea que hace
nuestro trabajo más fácil —dijo Dmitri a quemarropa—. Sin embargo,
***
FIN
Archangel’s Enigma
Naasir es el más fiero del poderoso grupo de
vampiros y ángeles conocidos como los
Siete, su lealtad prometida al Arcángel
Rafael. Cuando rumores surgen de una
conspiración para asesinar al primer
Arcángel de Persia, ahora perdido en el
Sueño de los Antiguos, Naasir es enviado a
encontrarlo. Porque solamente él posee las
habilidades de rastreo requeridas-esas más
comunes en animales predadores que en el
hombre.
Reclutada para acompañar a Naasir,
Andromeda, una joven ángel erudita con
peligrosos secretos, está fascinada por su
naturaleza-a la vez juguetona y brillante,
sensual y brutal. A medida que corren para
encontrar al arcángel que se encuentra en
323 el Sueño antes de que sea demasiado tarde, Naasir la forzará a
cuestionar todo lo que sabe… y tentará a caminar en la magnífica y
fiera oscuridad de su mundo. Pero primero deben sobrevivir a un
enemigo lo suficientemente vicioso para destrozar el más grande tabú
de la raza angelical y sumergir al mundo en una pesadilla de gritos…