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“SÍNTESIS SOBRE LA JUEZA DÉBORA”

Antes de comenzar propiamente con la síntesis sobre la Historia de Débora, se nos ha hecho
importante dar una explicación sobre cómo es que comienzan a surgir los Jueces y sobre
cuál es el contexto en el que Débora aparece.
Podemos decir que después de que Josué murió había dejado ya a las 12 tribus establecidas
en tierras que él les había repartido y las cuales las 12 convivían como un solo pueblo que
servían y adoraban a Dios.
Después de la muerte de él, Israel se ve en un período en el que carece de un líder, que los
mantuviera unidos y que los siguiera guiando por el camino y por las leyes que Dios les había
encomendado, curiosamente dentro del pueblo de Israel habían más autoridades, tal y
como se menciona en la cita bíblica Josué 24, 1: “Josué reunió a todas las tribus de Israel
en Siquén y convocó a los ancianos de Israel, a sus jefes, jueces y oficiales…”, sin embargo
ninguno de ellos parecía tener un verdadero espíritu de liderazgo para poder guiar al pueblo
de Israel.
Es así como el pueblo de Israel comienza a tomar otros caminos, comienza a desunirse y a
dejar aún lado lo que Dios les había ordenado y la alianza que Josué había hecho con ellos
tiempo antes de su muerte. Israel cae en la desobediencia de no destruir los altares de los
cananeos y de mezclarse con ellos y terminan adorando a un dios pagano, llamado Baal.
Pero es importante decir, que quienes cayeron en esta desobediencia fue la generación
siguiente de Israel, tal y como dice la cita bíblica Jue 2, 10: “Toda aquella generación murió
y le sucedió otra que no conocía a Yahvé ni lo que había hecho por Israel.”
Dios al ver todo esto se molestó, y los dejó en manos de sus enemigos los cuales eran
pueblos paganos como los cananeos, los madianitas, los filisteos, etc., Pero la situación del
pueblo de Israel se vuelve más desesperada y es aquí cuando Dios en un acto de
misericordia hace surgir líderes, a personas capaces para guiar a su pueblo, quienes reciben
el nombre de Jueces y que fueron escogidos entre las tribus, algunos por Dios y otros por
su pueblo.
Pero en Jue 2, 18-19 nos dice que en cuanto uno de los muchos jueces, que Dios había
preparado, salvaba al pueblo de sus enemigos, permanecían con Dios por un tiempo pero
que, al morir ese juez, el pueblo volvía a dejar a Dios aún lado y volvían a caer en el pecado
de adorar a dioses paganos, se volvían a olvidar de Dios.
Entonces podemos darnos cuenta de que el periodo de los Jueces fue un periodo de muchos
pecados, desobediencias, dificultades, suplicas a Dios, que por mucho tiempo se repetía
como un círculo vicioso, que dejaban y volvían a caer en él.
Y este es el contexto en el que aparece Débora en una situación difícil para Israel, en este
tiempo el pueblo después de la muerte del Juez Aud, había vuelto a pecar y ésta vez Dios
los había entregado a manos de Yabín, rey que gobernó Jazor, en Canaán y quien mantuvo
oprimido durante 20 años al pueblo de Israel; es aquí donde Dios, ante los ruegos de los
israelitas, hace surgir a Débora quién fue la única mujer juez de aquella época, y la cuarta
en liderar a Israel además de que a diferencia de los demás jueces que eran reconocidos
como líderes militares, ella era reconocida como profetisa (como se menciona en Jue 4, 4:
“Débora, una profetisa (…), actuaba como juez de Israel por aquel tiempo”),es decir, era
alguien que hablaba a su pueblo en nombre de Dios.
De ella se dice que estaba casada con Lapidot, quienes vivían entre Ramá y Betel, fue una
de los 6 jueces mayores, en ese entonces de los 12 Jueces, había 6 principales a los que se
les llamó “mayores” porque de ellos son sobre los que más se habla en la biblia y también
estaban otros 6 llamados “menores” porque de ellos no se conoce mucho y apenas hay uno
o dos versículos sobre ellos.
Débora desempeñó un papel importante en su época y era admirable, era sorprendente
que en aquella época en el que las mujeres estaban sometidas solo a actividades del hogar,
ella fuera elegida para desempeñar un cargo como ese, las razones fueron porque Dios al
ver la falta de liderazgo, de autoridad en los hombres, Él quiso valerse de una mujer como
ella, una mujer con ciertas cualidades para poder enfrentar a los enemigos que ella
enfrentó. Era una mujer con mucha fe, fe que quizá fue más grande que la de los hombres
o que se complementó con la de ellos, era obediente y fiel a Dios.
Como jueza y profetisa ella hablaba en nombre de Dios a quienes la buscaban para resolver
sus problemas o para pedir algún consejo, y por la situación en la que Israel se encontraba
y para no ser descubierta por los cananeos, ella realizaba su ministerio profético de una
manera un tanto privada, tal como se menciona en la cita bíblica de Jue 4, 5: “Juzgaba bajo
la Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en las montañas de Efraín, y los israelitas
acudían a ella para arreglar sus litigios.”, es decir que ella no caminaba entre el pueblo de
Israel para ejercer sus actividades de Jueza o profetisa, sino que los israelitas llegaban hacia
donde ella estaba.
En la época en que ella ejercía como jueza, Yabín el rey de Canaán, por medio Sísara, quien
era el jefe del ejército de Canaán, había oprimido al pueblo de Israel durante veinte años,
sometiéndolos a castigos muy fuertes y valiéndose de la fuerza que habían adquirido y que
superaban al pueblo de Israel, ya que contaban con novecientos carros de guerra y un gran
número de tropas.
A raíz de todo esto es que Dios llama a Barac, quien era hijo de Abinoán, por medio de
Débora para ordenarle que reuniera y preparara un ejército de 10 mil hombres de las tribus
de Neftalí y Zabulón y que se reunieran en el monte Tabor para prepararse para una guerra
y enfrentar a sus enemigos en una batalla cuya victoria ya estaba asegurada por Dios, tal y
como se confirma en la cita bíblica de Jue 4, 7: “Yo haré que Sísara, jefe del ejército de
Yabín, vaya hacia ti al torrente Quisón con sus carros y sus tropas, y te los entregaré.”
Barac aceptó, pero poniéndole condiciones a Débora, Jue 4, 8: “Barac respondió: -Si tú
vienes conmigo, iré, pero si no vienes, no iré.”, podemos darnos cuenta de que él desconfió
de la voluntad de Dios, no actuó de forma valiente ni con obediencia a lo que Dios le
ordenaba, por lo que Débora le responde que sí irá con él, pero que, ante esa desconfianza
a Dios, la victoria le será atribuida a una mujer y no a él, Jue 4, 9: “Débora contestó: -Iré
contigo, pero ya no será tuya la gloria de esta expedición, porque el Señor entregará a
Sisara en manos de una mujer…”
El ejercito que Barac había preparado se reunieron en el monte Tabor, acompañados de
Débora. Sísara al darse cuenta de esto preparó a sus novecientos carros de guerra y a todas
sus tropas y se dirigió al torrente Quisón. Y es aquí cuando Débora vuelve a llamar la
atención de Barac, Jue 4, 14: “Entonces Débora dijo a Barac: - ¡Ánimo, que en este día el
Señor va a entregar a Sísara en tu poder. El Señor va delante de ti!
Al llegar Sísara, Barac bajó del monte Tabor, y Dios desató una fuerte tormenta que hizo
que el suelo se convirtiera en lodo, provocando que parte de los novecientos carros de
guerra se destruyeran, y de esta forma los israelitas pudieron acabar con el ejército de
Sísara, quién al ver esto, huyó a pie a esconderse a la tienda de Yael y quien se ganó la
confianza de él, ofreciéndole protección y también un poco de agua, Jue 4, 18-19: “Yael le
salió al encuentro y lo invitó: -Entra, señor mío, entra; no temas. (…) y ella lo tapó con una
manta… Ella abrió el odre de la leche, le dio de beber y lo tapó de nuevo”, hasta que se
quedó dormido y Yael se acercó con cuidado hacia él y le clavó una estaca en su sien y lo
entregó a los israelitas cuando Barac entró. Y es así como Barac junto con su ejército
tuvieron la victoria que Dios ya les había asegurado. Pero el triunfo fue para Yael, tal como
Débora ya se lo había dicho a Barac cuando éste desconfió de Dios.
En el capítulo 5 se habla sobre el Canto de Débora que junto a Barac cantaron ese día y el
cual fue por motivo de la alegría por la victoria que ese día se había tenido, pero además
fue también un llamado para adorar a Dios quien había sido el dador de tal triunfo.
Además, llama a Yael “Bendita entre las mujeres”, y es un canto dirigido también a todos
aquellos que aceptaron ir a la batalla, pero también es un reproche para aquellos que no
fueron en ayuda de Dios. Jue 5, 23: “Maldigan a Meroz, maldíganla, dice el ángel del
Señor: maldigan a sus habitantes, porque no vinieron en ayuda del Señor, entre los
héroes.”
Finalmente podemos decir que Débora fue una mujer que siempre estuvo al lado de su
pueblo y que lo amaba, y que nunca se exaltó, porque siempre fue fiel a Dios y sabía que la
victoria era de Él, quien lucho al lado de ellos para liberarlos, y no del pueblo al que ella
había guiado. De este modo hubo paz durante 40 años en Israel y Débora fue considerada
un modelo de mujer para las israelitas.

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