Los seres humanos son criaturas sociales y no animales aislados. El hombre
difícilmente puede sobrevivir completamente aislado. A diferencia de las restantes especies animales, el hombre no posee las pautas, tendencias e instintos naturales heredadas que le permitan sobrevivir en un medio hostil como es la naturaleza. Su comportamiento es resultado, en gran medida, del aprendizaje y la experiencia, incluido el lenguaje, característica peculiar y básica del ser humano. El hombre vive en sociedad: desde el grupo tribal formado por un reducido número de individuos, hasta las modernas y complejas sociedades de masas. Pero, además de vivir en sociedad, el hombre presenta otra característica complementaria o derivada de este hecho: en su conducta observa pautas regulares más o menos estandarizadas de comportamiento. Una sociedad humana “es la agrupación sobre un territorio de seres humanos que participan de una misma cultura y de unas mismas instituciones sociales e interaccionan entre sí para el desarrollo de sus intereses comunes y la obtención de sus fines” (Rivera. Héctor, 2016, La vida en Sociedad, p.1) El ser humano es un ser social por naturaleza, necesita de la vida comunitaria. Por necesidad del contexto social. Los hombres pueden tener distintos tipos de relaciones, por ejemplo: relaciones de amistad, de parentesco, de trabajo, de solidaridad, de sometimiento, económicas, políticas. El Estado surge de este último tipo de relaciones, puesto que la política se encarga del orden jurídico de la sociedad. Así entendido, el Estado es una forma de convivencia entre otras, como pueden ser las que se dan en la familia, en la universidad, en la comunidad de vecinos, en la iglesia, y otras. En la mayoría de países hay individuos que se encuentran en una situación atípica: forman parte de la sociedad, pero viven al margen de ella.