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Resistencia, 14 de octubre de 2015

EL CULTO A SAN BALTASAR

INTRODUCCIÓN
En este trabajo nos ocuparemos del estudio de las coordenadas culturales de las
festividades que se realizan a San Baltasar en el Nordeste argentino, en especial en las
provincias de Corrientes y Chaco.
Los diferentes estudios que existen sobre la colonización europea en nuestro
continente dan cuenta que el pueblo africano al ser introducido en América, en tiempos de la
colonia, trajo consigo sus costumbres, sus cantos, sus ritmos, sus credos y sus dioses. Estos
importantes elementos identificadores de la comunidad se pueden ver plasmados en varias
manifestaciones culturales que se desarrollan en la actualidad. Nuestro desafío será
reconocerlos y desentrañarlos desde la festividad o ritual que se le realiza a San Baltasar.
Cabe destacar que la realización de nuestro trabajo no coincide con la fecha de esta
celebración, por lo tanto nos remitiremos a distintos testimonios que hemos podido recabar de
lugareños y promeseros del Santo.
Para documentarnos sobre el significado, la historia y los ritos que se siguen en la
celebración a San Baltasar tanto en Corrientes como en Chaco decidimos concretar entrevistas
con personas y familias reconocidas por conservar el culto. En el caso de Corrientes,
entrevistamos grupalmente a cinco personas: Manuel Durán, reconocido historiador de
costumbres correntino nacido en Empedrado; el matrimonio Torres compuesto por Francisco
y Mercedes, ambos oriundos de Goya, Corrientes; y, a dos miembros de la familia Borja
Ballón también de Goya. Para el caso de Chaco, a raíz de que no pudimos concretar una
entrevista con miembros de la Flía. Francia de Resistencia, seleccionamos para este trabajo la
última entrevista en prensa escrita que Daniel Francia dio a Diario Norte, con fecha 7 de
agosto de 2008.
A fin de asegurar el éxito del trabajo congregamos a los entrevistados desde hora
temprana de la mañana en una casa amplia, cómoda, y entre mateadas y posterior almuerzo,
desarrollamos una entrevista que duró siete horas. Si bien todos los diálogos recolectados son
importantes, no podremos plasmarlos en este trabajo por la extensión que ello requeriría.
Destacamos que el culto a San Baltasar no es celebrado de igual manera en todos los
sitios donde se lo realiza, sino que posee una amplia variedad en sus modos de celebración.

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Se destacan las fiestas que se realizan en Corrientes, Chaco y Norte de Santa Fé. Este estudio
se enfocó en las celebraciones de la ciudad de Goya, Provincia de Corrientes y de la ciudad de
Resistencia, Chaco.

DESARROLLO
Descripción de las entrevistas y documentos usados

En primer lugar, daremos cuenta de las personas con las que nos hemos reunido y
dialogado para la realización de esta investigación.
Entre nuestros entrevistados se destaca el Sr. Manuel Durán. Nacido en Empedrado,
Corrientes en 1962. Considerado por la comunidad correntina un historiador de sus
costumbres, da conferencias y escribe sobre ellas. Es uno de los referentes del Festival
“Circuito Chamamé” que recorre toda la provincia y llega hasta Puerto Tirol, en Chaco.
Entre sus escritos se destaca "Chamamé, Cultura y pasión regional" (2012). Su última
charla fue “Homenaje al Día Nacional del Chamamé” en Septiembre de 2012, organizada por
el Instituto Superior de Profesorado de Música “Lilia Yolanda Pereno de Elizondo” y por el
Museo del Hombre Chaqueño “Profesor Ertivio Acosta”.
Fue testigo desde corta edad de las celebraciones de San Baltasar en su ciudad y en la
adolescencia también de las festividades realizadas en Goya. Su interés en las tradiciones de
su provincia lo llevó a ser un activo participante en las mismas. Actualmente está realizando
una compilación de historias del Chamamé.
Otros de nuestros entrevistados fueron Francisco Torres y su señora Mercedes. Se
consideran “auténticos descendientes” de los negros. En su vivienda, ubicada en el Barrio de
Lavalle en Goya, considerada la principal del barrio, mantienen un pequeño altar que
manifiestan que está en la familia desde hace tres generaciones.
También tuvimos la oportunidad de charlar con La familia Borja Ballón, de Goya.
Tienen en su casa dos figuras de San Baltasar y se enorgullecen que toda la familia participa
en la organización de las festividades del Santo.
Para el caso de Chaco, como se refirió, tras varios intentos por concretar la entrevista
con los “dueños” del Santo en la ciudad de Resistencia, inconvenientes de distinta índole
imposibilitaron su realización. Por ello, decidimos utilizar para este estudio el último reportaje
realizado para Diario Norte con fecha 7 de agosto de 2008 a uno de los referentes más
destacados de la Familia Francia, a saber Daniel Francia.

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Breve contextualización histórica

Lione Moscoso, investigador de la herencia cultural africana en el mundo, destaca en


una de sus publicaciones en “Imágenes Latinas” (Nov. 2012) que los africanos que llegaron a
las Américas, en tiempos de la colonia, fueron traídos por españoles o portugueses como
esclavos. Actualmente son denominados afro-latinos y constituyen uno de los varios grupos
que forman parte de la población latinoamericana. Cuando arribaron al continente no se les
permitió mantener sus creencias, sus familias fueron repartidas a distintos “dueños” y se les
impuso un credo religioso diferente a los suyos.
Al no poder adorar a sus dioses libremente, lo hicieron a través de los santos e
imágenes que les proporcionaba la Iglesia católica.
El mismo investigador destaca entre sus danzas al candombe. Esta danza es la más
popular y central en las celebraciones de San Baltazar, y es una manera del pueblo de valorar
a sus ancestros.

Las entrevistas

El primer comentario vino de parte de Manuel, dando gracias al Karaí Octubre1 por
habernos reunidos a compartir alegremente. Y ante nuestra tristeza por no haber podido
realizar las entrevistas en Goya y Empedrado como estaban previstas, nos tranquilizó
diciéndonos: “De todos modos no lo iban a ver, porque no lo iban a mirar con nuestros
ojos”.
Aquí Manuel nos habla del poder de la mirada. De la mirada como un dominio,
fijando sus espacios. Las dimensiones que cada uno le otorga en función de la conexión que
exista con esos espacios que se observan. Tendrá diferentes dimensiones en función de las
representaciones vividas y construidas en esos sitios.
Y también nos recitó:

“Y todas las miradas aprendieron los primeros hombres y mujeres. Y la más


importante que aprendieron es la mirada que se mira a sí misma y se sabe y se
conoce, la mirada que se mira a sí misma mirando y mirándose, que mira caminos y

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El 1 de octubre, se revive una tradición anual, muy arraigada en las creencias de la zona de Chaco y Corrientes. Octubre es el mes más
difícil antes que la tierra comience a ofrecer masivamente sus productos: maíz, mandioca, frutas, etc., devolviendo de esa manera la
abundancia a los hombres. Es un mes de sensible carestía. Solamente las familias previsoras podrán sobrellevar estos momentos difíciles.
Por ello se reúnen a compartir (fuente: http://avefenix.fullblog.com.ar/autor/pazybien/)

3
mira mañanas que no se han nacido todavía, caminos aún por andarse y
madrugadas por parirse.”

Fue muy emotivo el recitado, pertenece a un extracto del cuento de la pág. 13 de "La
historia de las miradas", del proyecto independiente “Los Otros Cuentos” (1999), realizado
por las comunidades zapatistas desde la Red de Solidaridad de Chiapas del Sub Comandante
Marcos. Al igual que San Baltasar es un símbolo de resistencia, su imagen de rostro siempre
cubierto por un pasamontañas, ha recorrido el mundo.
Cabe también reflexionar mucho sobre el paralelismo del pueblo de Chiapas y el
pueblo africano, pero eso será un nuevo desafío para otra investigación.
Volviendo a nuestra entrevista, retomamos las palabras de Manuel:

“En la actualidad, el estilo con que se realizaba el culto a nuestro San Baltasar y
sus danzas ha desaparecido siendo difícil su reconstrucción. Quedan solo los
recuerdos…
Por empezar debemos tener presente que los negros que traían del África en
aquellos tiempos no procedían de la misma zona, ni de la misma tribu. Y esto se
reflejó en los modos de realizar el ritual, a lo que se sumó el influjo que se ha
recibido en estas tierras. Por lo tanto, las festividades adecuadas a las
circunstancias de tiempo y lugar son distintas en cuanto a la forma de expresar el
culto.” (Manuel)

No ha desaparecido el estilo, lo que sucedió es que al igual que los espacios y los
tiempos éstos fueron mutando, adaptándose, integrándose. Y el cuerpo, como espacio de
cultura, no escapa tampoco a esas mutaciones.
Los cuerpos de los africanos esclavizados traían en su interior su cultura, y ésta
necesitaba, cual semilla buscando el sol, una manera para expresarse, un espacio para
arraigarse. El tiempo, que ya no les pertenecía, pasó a ser secundario para ellos.
Numerosas lecturas dan cuenta que en la época de la colonia existían entornos bien
definidos entre los diferentes estratos sociales y las prácticas, que cada uno realizaba, eran su
distintivo. Lo que le hacía único, distinto del otro.
Estas prácticas, usadas como elemento de segregación para los que ostentaban el
poder, era elemento de sobrevivencia para los sometidos.
Ello nos demuestra que toda manifestación humana tiene un origen que le da sentido,
no son espontáneas. Las manifestaciones de devoción a San Baltasar nacieron como una
necesidad del pueblo africano, de su espíritu, ante el desamparo que sentían de sus dioses y
para poder mantener contacto con ellos. La adopción del Mago Baltasar, perteneciente a la

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Iglesia Católica, fue apropiada para ello, dado el color de su piel. Pero si ésta no hubiera
existido, sin duda alguna otra hubiera emergido.
Jean Masisonneuve en su publicación “Las conductas rituales” (2005) nos habla sobre
los sistemas de codificación de las prácticas de las conductas rituales bajo ciertas condiciones
de lugar y tiempo. Estas reflexiones nos ayudan a entender la construcción del Rey Mago
Baltasar. Reflexión que retomaremos más adelante para analizarla más detenidamente.
Lo que comenzó siendo, sin duda alguna, una manifestación en la cual demostraban su
dolor, desamparo y nostalgia de sus dioses hoy es una celebración de alegría.
Continuamos con Manuel….

“Comenzando por el nombre, por ejemplo. En Goya existe la adoración de


algunos al “Rey Baltazar” y de otros al “Rey Mago Baltazar”, figura bíblica que
visitó a Jesús en su nacimiento. Ello deviene de errores en la interpretación de las
transcripciones. Baltazar, Melchor y Gaspar eran poderosos mercaderes
ilustrados. El mago en esos tiempos estaba asociado a los “augures”. Éstos eran
quienes estaban preparados para interpretar la realidad en función del futuro.
Habían augures que leían las entrañas de las aves, otros que leían desde el estado
del tiempo, otros desde los vientos. De ahí viene la idea de “mago” que se instaló
en el imaginario”.

Estas declaraciones colaboran en afirmar que la manifestación nació como una


necesidad del pueblo africano de plasmar sus creencias, y que la adopción del personaje
bíblico se debió, fundamentalmente, a la afinidad que vieron en su color de piel.
Podemos sostener esta idea basados en las investigaciones de Norberto Pablo Cirio en
un artículo publicado en el 2003 con el título Vistiendo las ropas del santo: Atributos afro en
la personalidad de san Baltasar a través de algunos cargos devocionales en su culto en la
Argentina de la cual extraemos:

“…el culto a San Baltazar vigente en el Litoral guarda escasa relación con el San
Baltazar del pesebre. Así, se entiende cómo desde el inicio oficial del culto con la
instauración en Buenos Aires de la Cofradía de San Baltazar y Ánimas, en 1772,
los negros cofrades fueron objeto de continuos problemas con las autoridades…”
(p. 126)

En el mismo texto nos ayuda a interpretar esta idea indicando:


“…puede ser que en el contexto colonial en que se gestó la devoción los negros
hayan advertido en San Baltazar una doble cualidad: divina, al ser santo, y humana,
al ser rey, y lo hicieron suyo al reinterpretarlo en términos afro. De hecho, los
devotos hacen explícita diferenciación entre Rey Mago Baltazar (o Santo Rey
Baltazar) y San Baltazar, reconociendo como su santo patrón al primero y

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relegando al segundo al contexto navideño del pesebre, manteniendo, así, la
concepción ancestral divina-regia de su entidad ya desde su nombre…” (p. 126)

Lo que sí está clarito es de donde llegaron. Su origen viene de los


soldados africanos que quedaron en el país luego de participar de la guerra de la
Triple Alianza. Una vez terminada la guerra, sabiendo que en Argentina eran
libres, y no así en Brasil, decidieron quedarse en nuestro territorio, precisamente
en el Barrio Camba Cuá (cueva de negros) de la ciudad de Corrientes. Donde
realmente existían formaciones basálticas tipo cuevas que fueron utilizados como
viviendas. Recordemos que eran grupos extremadamente pobres. Ahí dieron rienda
libre a sus danzas, pues nadie los controlaba, hasta que llegó a ser muy popular.
Se hablaba solo en guaraní y se bailaban danzas formando rondas.” (Manuel)

“El barrio en ese momento no se llamaba así, a raíz de que los negros decidieron
quedarse ahí recibió ese nombre. Cuando preguntaban dónde vivían los negros, la
gente decía “en las cuevas”. Esto permitió que el negro conservara su sentido de
comunidad, y practicar allí, en la esclavitud, el ser libre, por lo menos en el
espíritu.” (Borja)

“Cueva de negros era una manera despectiva de llamarlos. Era lo más marginal
que existía. Era muy difícil que alguien que no sea negro llegara.” (Manuel)

Entonces, también fueron utilizados para que peleen en guerras que no eran las de
ellos, en un mundo que no era su mundo, dejando hasta su vida en ello.
¿Porque decidieron “no volver”, o “no pelear”? Suponemos que son por las opciones,
las alternativas que el hombre puede tener desde los márgenes, desde los resquicios del
control omnímodo que ejercía el blanco. Podían “no volver”, pero si se quedaban en estas
tierras no podían “no pelear”. Pero entonces: ¿Cómo podían guiar sus cuerpos hasta
sacrificarlos por una causa que no les pertenecía?, ¿qué designios y qué sentidos atribuirle a la
lucha (en definitiva: a la vida)?
Lo que si podemos afirmar es que la decisión de establecerse en estas tierra entrelazó
los espacios que traían consigo con el nuevo espacio, de ese modo se configuraban
nuevamente las actividades y movimientos. (De Certeau en Harvey, 1998)
La espiritualidad cobra acá un rol trascendente. Manejada por la idea de un futuro
mejor, de mantenerse vivo hasta que todo termine, de regresar a lo que fue su vida antes que
todo esto empezara. Un espíritu cuya visión del espacio y el tiempo estaba muy distante de lo
que el contexto proyectaba.
Ello se proyecta también en los parámetros para la selección y posterior apropiación
del espacio. Independientemente de su geografía, era la idea de libertad que el espacio ofrecía
lo que importaba. Es la importancia de la trayectoria que el propio sujeto puede construir con
las limitaciones y condiciones que existen (De Certeau en Harvey, 1998).
Entonces el espacio es concebido asociado a una idea, a un pensamiento.

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Jesús Martín Barbero en “Tecnicidades, identidades, alteridades” (2002) nos desarrolla
como un proceso de des-territorialización conlleva a una discontinuidad cultural. Fue este
proceso el que obligó a los africanos libertos a plantearse nuevas formas para mantener su
cultura en un medio geográfico y social totalmente adverso a ella.
Por tal motivo, las formas de moverse, la música que acompaña a la acción del ritual
ha ido mutando y adaptándose al contexto social en el que se encontraban. Los esclavos
africanos, trataron de no perder sus costumbres y en la medida que se les permitió,
conservaron algunos movimientos y ritmos. Pero con el paso del tiempo y la transformación
cultural, estas formas de manifestación se fueron transformando y adaptando.
Y Andrea Nensthiel Orjuela en su obra “Religiosidad, cuerpo y resistencia:
aproximación a algunos mecanismos de resistencia negros para sobrevivir en el mundo
colonial” (2003) dará cuenta que el espacio era una condición necesaria, pero debía estar
munido a otros aditamentos. Y lo expresa así:

“…fue la religiosidad negroafricana la que permitió que en condiciones tan duras


como las que vivía el esclavo durante el periodo colonial, “pues además de
convertirlo en objeto mediante las leyes de indias con el fin de someter su cuerpo y
rentabilizarlo, el poder colonial perfecciono un sistema para borrar su memoria”, él
pudieran sobrevivir física y espiritualmente en América. Fue la religión la que
permitió que el negro no fuera vaciado de su pasado y su cultura…” (pág. 5)

Es decir que la espiritualidad munida al cuerpo actúa como motor de la sobrevivencia.


La iglesia en su proceso de convertir a todos al catolicismo, se enfrentó a elementos
que fueron imposibles de oprimir, por ejemplo los modos de manifestarse, entonces se
produce una mezcla entre elementos impuestos por esta institución y elementos de resistencia,
como se menciona anteriormente que dan origen a este tipo de ritual como es el de San
Baltasar. Se produce una lucha constante entre lo que se quiere imponer y lo que no se puede
quitar, produciéndose así esta mezcla cultural.
La importancia y la fuerza que imprime esta espiritualidad también lo vemos reflejada
en párrafos extraídos de la obra de Ana Pratesi en “Una pasión recorre el Chaco” (2010:13)
reflexiona: “El sujeto queda reducido a un estado pasivo desde el que sufre el dolor y los
agravios.”… “También la comunidad padece el vacío dejado por la ausencia prematura de
individuos de su generación joven, se ha roto la red social.”
A lo que se suma algo más… “generación joven” y “red social”. Con respecto a estos
conceptos al comienzo de nuestro texto comentamos el desmembramiento que sufrían las
familias africanas al llegar a las colonias. Este desmembramiento producía un quiebre en la

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unidad comunitaria básica del individuo (la familia), con efectos devastadores en el grupo,
para hacerlo vulnerable.

“Hay que tener en cuenta también que no todos los negros adoraban
a San Baltazar, algunos adoraban a la Virgen. Los que adoraban a San Baltazar
eran considerados el último escaño de los marginados. Fue el aferrarse a sus
creencias lo que permitió a los esclavos vivir durante ese período colonial. Física
y espiritualmente.” (Mercedes)
“Primeramente se identificaron con la imagen, por el color de la piel. Ellos
[refiriéndose a los fieles de la Iglesia católica] les querían meter su santo, pero
los negros insertaron los valores de su propia cultura, como el canto y el baile.
Como no les permitían adorar a sus dioses y al mismo tiempo les echaban de la
sociedad blanca, construyeron su propio Dios, porque lo necesitaban, necesitan
hacerlo. Tomaron lo que les servía de la religión católica, lo que se ajustaban con
sus necesidades espirituales y rituales y los mezclaron con su fe ancestral, así
hicieron un cristianismo simulado para no ser molestado y manifestaban una
religión con su propia fuerza y fe.” (Manuel)

En la página 5 de nuestro análisis hemos reflexionado sobre puntos muy similares que
se destacan en esta parte de la entrevista.
En lo que cabe reflexionar sí es en la idea de varios espacios (africanos y blancos)
conviviendo dentro de un solo espacio (sociedad colonial). Tanto uno como otro se sirven, se
necesitan y al mismo tiempo se repelen y combaten. Pero es solo uno de ellos que,
manteniendo sus fronteras, al mismo tiempo ejercer poder sobre otro espacio.
Barbero (2002) nos dice al respecto: “...esta fuerte identificación que apelaba a su
devoción llevó que la Curia Eclesiástica y la Corona Española la oficialicen al fin de
evangelizar a los negros y tenerlos bajo control…” (p. 12)
Y David Le Breton, en su obra “Antropología del cuerpo y modernidad” (1990) nos
señala que “cada sociedad esboza, en el interior de su visión del mundo, un saber singular
sobre el cuerpo: sus constituyentes, sus usos, sus correspondencias. Le otorga sentido y valor”
(p. 8). El autor describe lo que creemos que ayudó al pueblo africano en la búsqueda y
construcción de sus símbolos para mantener viva sus creencias: La comunión de todos ellos
(tanto física como espiritual), solo así pudieron conseguir que se tolere y hasta se acepte esta
festividad que aún, pese a todos sus avatares, continúa desarrollándose.

“Los días 5 de Enero se rinde el homenaje a las 12 de la noche. Se hacen bailes.


Ahora se baila mucho Chamamé, porque la fiesta se acriolló. La fiesta es alegría,
baile y comida. Las familias se juntan a conversar, a compartir.” (Francisco)

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“Cada Santos tiene dueño, y es la familia que tiene el Santo la que se encarga de
organizarle la fiesta. En mi familia hay dos, uno mío y de mi señora, y otro de la
familia de mi hija” (Borja)

“En Empedrado, cada 6 de enero los devotos y “promeseros” bailan en grupo de


parejas, la charanda. Es un baile rítmico con canto, que hace de fondo musical
para el ceremonial. En la pista de tierra una multitud de creyentes rinden con
danzas su homenaje y devoción al Santo Cambá2. A la izquierda: charanda y a la
derecha: el bombo con el que se toca la charanda. Nunca debe falta el
tambor.3Antes era tocado solo con las manos, hoy usan palitos. El tambor, que era
de 2,5 metros por 70 cm de diámetro, se lo ponía en forma horizontal, en el suelo,
y se lo montaba, y así se tocaba.”(Manuel)

Manuel expreso al principio… “los negros que traían del África en aquellos tiempos
no procedían de la misma zona, ni de la misma tribu”. Ello habrá dado origen a diferentes
construcciones de San Baltasar desde la mirada y cultura de cada grupo.
En este punto de la entrevista podemos recoger datos de los ritmos y las danzas que se
ejecutan en las festividades. Los mismos tampoco pudieron escapar de las influencias de su
contexto, estando en esta región muy influenciada por el chamamé.
Cabe destacar al tambor como el elemento insignia de su ritmo. No es difícil deducir
que es el instrumento más básico para reproducir sonidos. La sencillez de este instrumento
que se debió [en un primer momento] a los únicos elementos que les brindaba el medio, hoy
se trata de reproducirlo en la misma forma por motivos tradicionales y simbólicos.
Hay una reflexión muy interesante sobre la dimensión del ritmo que realiza Jean
Masisonneuve (2005:11) “…se trata de un conjunto de conductas corporales (posturas, gestos,
danzas, vocalizaciones) sin las cuales esta fe no podría expresarse, encarnarse (…)
probablemente no exista ningún ritual que no tome al cuerpo como soporte directo o
indirecto de su accionar o de su proyecto”
La compresión de los ritmos africanos nos hace recaer en el tema de la fe,
consolidándose así una terna entre fe, cuerpo y ritmo, imposible de separar.

En las fiestas de Goya, los promeseros se visten de reinas y de reyes. Sus cuerpos
son como una extensión del poder divino, por eso tratan de no moverse, para
parecerse al Santo en el altar. Para los otros la fiesta es un honor estar bailando
delante de ellos, pues es como estar bailando delante del santo mismo. Por otro
lado los camba’angá con máscara bailan, ríen, saltan, simular peleas, no pueden
descansar. Ocultan el rostro para no ser individualizado y la voz también se
falsea, así tienen toda la libertad para dar rienda suelta a su ingenio.” (Manuel)

“Los que ocupaban los cargos de reinas, reyes, y camba’angá renuncian a su ser,
intentando representar un papel no humano, el santo encarnado festeja su día

2
‘santo negro’, en idioma guaraní. Denominación de San Baltazar en Empedrado.
3 Consistía en un tronco ahuecado de dos parches de cuero, uno en cada extremo.

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junto a sus fieles. Hay festejos y sacrificios: los reyes no pueden moverse y los
camba’angá no pueden descansar. Unos desean bailar, mientras que otros desean
descansar, pero ninguno puede hacer lo que desea. Ahora casi no hay promeseros
para estos puestos, convirtiéndose la celebración en un recital o bailanta con la
imagen del Santo observando.” (Borja)

Cabe aquí la reflexión de Marcel Mauss (1938) acerca de las técnicas del cuerpo,
según la cual nuestro cuerpo, es decir la forma cómo nos movemos, bailamos, hablamos,
comemos, sentimos, etc. no es más que un producto de un proceso cultural (Marcel Mauss,
1938).
Los dioses de los pueblos africanos eran diferentes al de la Iglesia Católica.
Sus dioses bajaban y se materializaban en sus cuerpos. Lo que significa que asignaban
una gran importancia a su cuerpo. El cuerpo acá es visto como elemento conductor, de
transmisión, de comunicación, de portador de mensajes. Esta idea de cuerpo que tenían los
africanos (tan íntima con sus dioses) era tan distinta del “cuerpo pecador” de la sociedad
colonial que produce un gran choque cultural. Obsérvese como en este tramo de la entrevista
el cuerpo se nos aparece como algo infinito, sin límites.
Por su parte, Roberto Motta apunta lo siguiente: “… no hacen la distinción entre el
cuerpo y el espíritu, los afrobrasileños no conciben ninguna experiencia religiosa como solo
un pensamiento abstracto, autosuficiente y puramente interno (…) Cada uno de ellas tiene su
ritmo, su coreografía, sus gestos…” (Roberto Motta, 1995: 478-479).
Además hay que destacamos que el papel que se le asigna al cuerpo en cada
celebración, establece distintos grados de conexión, y éstas conexiones se manifiestan en
forma distinta a través de danzas, ritmos y variadas formas de expresión donde las emociones
tiene un papel importante. Los gestos, los ritmos, las mímicas van a depender de la identidad
que tome el cuerpo.
Entonces el cuerpo también es la condición imprescindible para la existencia de sus
dioses.
El cuerpo es aquí un portador de mensajes humanos y espirituales o divinos. No es
mera materia. Es una realidad simbólica, un texto, un entretejido de relaciones entre lo visible
y lo invisible, un espacio de fuerte solidaridad cósmica.4

“Algo que está claro es que siempre la humanidad trató de tener certeza sobre el
futuro. Lo único que cambia en el tiempo es lo material, los instrumentos, las
maneras de instrucción, de preparación, pero el hombre sigue siendo básicamente
un ente de pensamiento…el cuerpo es donde esta ese ente.” (Mercedes)

4 HOMBRE Y FILOSOFÍA UNA MIRADA DESDE LA MÍSTICA – Dra. Inés Riego de Moine

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“Apuntá que lo acompañan también otros instrumentos, pero el tambor es
obligación que este.” (Borja)

El sonido también es importante ya que invocaba a entidades sobrenaturales, lo que


explica el uso de cantos y tambores. 5

“Antes la mayoría solo hablaba guaraní. Y las coplas también se cantaban en


guaraní. Se llevaba al santo hasta la iglesia. En algunos pueblos lo llevaban el día
5, otros el día 6. Y se lo dejaba en un lugar cerca del altar donde podía escuchar
la misa. Luego se lo devolvía a su casa. Una procesión lo acompañaba siempre.”
(Manuel)

Con respecto a ello podemos citar a Bourdieu (en Harvey, 1998, p. 239) “Las formas
temporales, o las estructuras espaciales, estructuran no sólo la representación del mundo del
grupo sino el grupo como tal, que se ordena a sí mismo a partir de esta representación”.
Esta afirmación nos indica que las formas de representación de un grupo son el reflejo
de las influencias que se ejerció no solamente en el espacio que ocupa ese grupo, sino también
en las relaciones sociales que se fueron dando.
En las formas en cómo el grupo entienda el tiempo y lo experimente [a través de
prácticas materiales concretas] irá generando su proceso de reproducción cultural y social.

“La procesión es muy importante. Algunos se visten con disfraces estrafalarios.


Otros con disfraces que no tienen nada que ver con el Santo, por ejemplo se ponen
disfraces de conejo, pero nadie le dice nada.” (Borja)

“La procesión debe ser alegre, ruidosa, y debe recorrer todo el barrio si se puede.
Se compran cohetes y todo tipo de bombas de estruendo. Se llevan banderas,
bombos…lo que uno encuentre para hacer ruido. Y el día 6 a la noche es la gran
fiesta hasta que amanece el día 7. Se bailan danzas como la “Charanda”, al
compás del tambor. Las madres traen a sus hijos más chicos disfrazados de Rey
Mago, con corona y capa roja. Y le pide al Santo por ellos, por su salud y
cuidado.” (Mercedes)

Jean Masisonneuve en “Las conductas rituales” (2005: pág. 8) expresa - (...) “sean
cuales fueren las variedades concretas y las variaciones a través del espacio y el tiempo, la
existencia de rituales sociales parece universal”. Más adelante nos aporta: (...) se trata de un
conjunto de conductas corporales (posturas, rasgos, danzas, vocalizaciones) sin las cuales esta
fe no podría expresarse, encarnarse. Pues, probablemente, no exista ningún ritual que no tome

5
Andrea Nensthiel Orjuela Religiosidad, cuerpo y resistencia: aproximación a algunos mecanismos de resistencia negros para sobrevivir en
el mundo colonial (2008)

11
el cuerpo como soporte directo o indirecto de su accionar o de su proyecto (…) En la relación
del cuerpo con el ritual, no existe ritual sin manifestaciones corporales”
Retomando el análisis de J. Masisonneuve que realizamos en la pág. 11 de este
trabajo vemos que se incorporan también al ritual las procesiones.
Una de las formas más antiguas quizás de exteriorización de las creencias donde el
gesto ritual es el caminar y ayuda a la consistencia del grupo. Se debe entender que no solo es
importante llegar, sino también el camino que se realiza, los puntos que se recorre durante
ella. Todo encierra una valoración y una significación.
Los disfraces tratando de emular divinidades, aunque ello no es tan así actualmente, se
lo hace para producir un sentido y obtener una mayor eficacia simbólica.
En este pasaje de nuestra charla el cuerpo se reviste de poder.

“Bueno, ahí se equivocan, porque no es el Rey de los Chicos. Pero como nadie
quiere pelear con nadie. Ahora los bailes son populares y públicos, antes no era
así, y también son familiares. El Rey salía de la casa del vecino, recorría todo el
barrio e iba pernoctando en diferentes casas, cada casa hacía entrega al Santo de
sus promesas. Por las noches se realizaban ceremonias religiosas con rezos y
oraciones, que luego se terminaban en bailes y comidas barriales.” (Francisco)

“Fijate como cambió que en donde ganó el partido liberal6 en muchas


casas visten al Santo con capa de color celeste y dorado.” (Manuel)

Lo que observamos en esta parte de la entrevista son las diferentes formas de


apropiación que se realiza de la imagen del Santo y cómo se la adapta a las necesidades del
tiempo y momento de cada uno. Pero esta mala apropiación es también consecuencia de una
mala transmisión.
Otro tema, no menos importante, es la ritualización de lo político, como una manera
de legitimación. Pretender dar a la vida política un halo de sacralidad.
Acá se intenta usurpar el cuerpo, instrumentarlo. El político también es un disfrazado
y viene disfrazado de ritual, con la intención de conseguir la usurpación simbólica. Esta
usurpación le posibilitará construir una imagen más positiva en la comunidad.

“Ahora, después de muchos años esta fiesta popular comenzó a gestarse


nuevamente. Desde el año pasado recién la Nación junto con la gente de la
Cofradía preparan los festejos en el parque Camba Cuá. Se hace una importante
fiesta con palco y vienen grupos musicales famosos a tocar.” (Mercedes)

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Los partidos Liberal y Autonomista de la Provincia de Corrientes constituyen las fuerzas políticas más antiguas del país. El Partido Liberal
usaba el color celeste como distintivo y el Partido Autonomista el color rojo.

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“Así es, si van para Empedrado, le recomiendo visitar el Museo
construido por la familia Perichón, auténticos descendientes de esclavos, que fue
reactivada el año pasado. Ahí van a ver objetos vinculados al culto a San Baltazar.
Hay trajes de novia, trajes de cargos devocionales de quienes cumplieron su
promesa, fotos, tamboras, trenzas cortadas en los rituales y muchas cosas muy
interesantes.” (Manuel)

De Certeau (en Harvey, 1998) trata los espacios sociales como si estuvieran más
abiertos a la creatividad y a la acción del hombre. El resurgimiento de las prácticas
“populares” dentro de la modernidad industrial y científicas, no puede confinarse al pasado, al
campo o a los pueblos primitivos, sino que existen en el corazón de la economía
contemporánea.
Jesús Martín Barbero (2002) en la obra ya mencionada nos aportar: “Dos procesos
están transformando radicalmente el lugar de la cultura en nuestras sociedades fin de siglo: la
revitalización de las identidades y la revolución de las tecnicidades. Los procesos de
globalización económica e informacional están reavivando la cuestión de las identidades
culturales -étnicas, raciales, locales, regionales- hasta el punto de convertirlas en dimensión
protagónica de muchos de los más feroces y complejos conflictos internacionales de los
últimos años, al tiempo que esas mismas identidades, más las de género y las de edad, están
reconfigurando la fuerza y el sentido de los lazos sociales, y las posibilidades de convivencia
en lo nacional y aun en lo local.” (pág. 3)
Estos dos comentarios son la idea de lo que se está afianzando en el mundo.
Lo que humanamente se pudo avanzar en cuanto a las identidades no fueron regalos,
sino conquistas en términos de derechos.
Recordemos los estudios realizados de Edgardo Lander “La Colonialidad del Saber”
(2011) y todo el camino que aún nos falta andar para descolonizar la sociedad, la conquista de
derechos políticos y civiles que aún faltan, la lucha por redistribución del poder..
En fin, es tiempo, de dejar de hacer el ritual de la globalización y ser lo que somos.

La festividad en Resistencia

Como se mencionó, debido a que no pudimos entrevistar a alguno de los integrantes


de la Flía. Francia de Resistencia, recurriremos a la transcripción del último reportaje
realizado por un matutino local, en el cual podemos recabar importantes datos que aportan a
nuestro informe.

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“Resistencia celebra San Baltazar en la Laguna Argüello (Avenida Vélez Sarsfield
y Ayacucho). Comienza en forma simultánea con las celebraciones de Corrientes.
La familia dueña del Santo es la familia Francia, antigua pobladora afro-
descendiente de Resistencia, custodia de una imagen centenaria de San Baltazar,
que según dicen tiene su origen en las tierras africanas. El 6 de enero de cada año
la comunidad afro-descendiente de Chaco, reivindican su identidad cultural se
reúnen para celebrar la fecha. Al ritmo de los tambores, a través del baile de un
candombe. En la danza que se realiza estarán representados los ancianos, los
niños, el curandero o chamán, la danza de una pareja, la relación padre-hijo y los
mejores bailarines con sus destrezas. Desde hace más de un siglo, la familia
Francia realizó su ofrenda y tributo a San Baltazar, en su casa de calle Ayacucho
1.040, en Resistencia. La celebración es toda una tradición en el seno de la
familia. “La estatuilla del santo ha pasado de generación en generación por más
de 300 años, quizá fueron más, pero hasta esa fecha es la que pude seguir el
rastro", relató Daniel Francia -hijo de Don Carmelo Francia-, principal
organizador de la fiesta anual.
"Antes realizábamos bailes multitudinarios a los que asistían devotos del interior
de Chaco y Corrientes. Pero también de Formosa, Misiones y todo el país"
recordó Daniel, y se lamentó que ahora "existan tantos problemas para organizar
un baile, debemos pedir muchos permisos, tramitar autorizaciones y pagar
aranceles que, cuando era chico, no existían". "Todo ello hizo que la concurrencia
fuera mermando. A tal punto llega el afecto, que todos pusieron el grito en el cielo,
cuando Daniel les contó sus intenciones de entregarlo a alguna parroquia, o a la
Iglesia Catedral de Resistencia. "Yo quise darlo a alguna institución que la
cuidara igual o mejor que nosotros y un cura conocido mío me aconsejó que lo
donara a una iglesia", relató Daniel.
No puedo olvidar que, en mi niñez, se cortaba la calle, colocábamos
unos tablones sobre una pila de ladrillo en forma de asiento y luego a bailar",
aseguró el devoto de uno de los tres Reyes Magos. "En esas fiestas se conocieron
hombres y mujeres que luego terminaron casándose", comentó y dijo tener "un
montón de anécdotas como esa".
Pese a que aún se mantiene viva la llama de la tradición, en la familia son
conscientes de que "cada año somos menos los que vamos quedando vivos y que
podemos relatar aquello que vivimos y sentimos.
Mi hijo, por ejemplo, tiene un gran apego por este santo, pero todo lo que sabe es
por lo que nosotros le contamos y por lo que leyó en libros y diarios", destacó,
apesadumbrado, Daniel.
Visiblemente emocionado, Daniel Francia, el "dueño" de la estatuilla de San
Baltazar, apuntó: "Es una pena que las nuevas generaciones ya no tengan interés
por continuar con esta tradición. Creo que se debe, sobre todo, a que ellos no
vivieron la etapa que yo viví; con todo el calor y el color de hace cuarenta o
cincuenta años". (Diario Norte, 7 de Enero 2008)

De este esta entrevista que realizara el matutino local a la familia Francia


destacaríamos la representación de los personajes que integran las danzas, más que nada
representativos de la familia. Seguramente en un intento de más convocatoria.
Los 300 años del Santo en el seno familiar, lo cual es algo sumamente valioso. Sin no
constituye aval suficiente para mover a la sociedad a esta celebración. Pesa el tiempo o la
significación?
Entonces el tiempo que valida tantas cosas, en San Baltasar no se da de esa manera.

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¿Qué pasó?¿Por qué?
Quizás esto que sigue nos ayude…
David Harvey en la obra anteriormente mencionada (1998: pág. 225) expresa: “En
esta crisis del espacio y del tiempo que se produce en los pueblos africanos, se puede
contemplar hoy en la actualidad como las categorías espaciales pasaron a dominar a las del
tiempo, y como fueron afectadas por los procesos económicos, políticos y culturales.”
A lo igual que en el pasado el medio hizo su trabajo. Los diferentes espacios se
superpusieron y también los diferentes tiempos creando una capa tan inmensa que se hace
prácticamente imposible salir a flote de ello.
Le Breton (1990) hace una explicación bien sencilla exponiendo sobre la relación que
mantiene la sociedad con el cuerpo: “Hoy, intervenimos en nuestra carne, sobre nuestra piel,
de un modo mucho más sutil que en el pasado. Los motivos principales también han
cambiado: herirnos, cambiarnos, tatuarnos… El cuerpo es cada vez más la expresión del alma.
Una medida de nuestro mundo”.
Y no es menor el aporte que podemos traer de Regis Debray en “Transmitir más,
comunicar menos” (2007) al respecto:
“ninguna época había, tanto como la nuestra, valorizado lo discontinuo, y no
solamente en nuestra forma de escribir, de crear o de vivir. Somos sin duda la primera cultura
a la que sus equipamientos técnicos permiten huir de sus deberes hacia las generaciones
pasadas y futuras en sus imperativos inmediatos de circulación.” (pág.1)

CONCLUSION

El origen de San Baltasar deviene de un proceso en el cual dos tradiciones diferentes,


obligadas por circunstancia históricas a convivir en el tiempo, experimentaron una gradual
asimilación de los elementos culturales de la otra.
De todo el teatro que se armaba en los albores del culto, hoy solo quedan vestigios. Al
punto de que durante nuestras entrevistas, nuestros entrevistados nos miraron con ojos
sorprendidos cuando le preguntamos: ¿Qué significa el cuerpo en el culto? ¿Cuál es su
importancia? Solo Manuel atinó a esbozar algo que podría darnos una idea, ayudado
seguramente por charlas previas a la entrevista. Entonces entendimos también nosotros. No es
que no lo sepan…lo sienten, está dentro de ellos y no saben cómo contarlo.
No tiene que ver con las formas, sino con la materialización en alguna forma. Se
consigue la potencialización a través de una imagen, imagen que ha mutado constantemente,

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que ha demostrado que esta cultura no para de moverse y que las raíces pelean, y así será casi
perpetuamente, en búsqueda de su sobrevivencia, rediseñándose día tras día.
Vimos en el tiempo el camino que esta celebración recorrió, resultando de éste su
forma actual, que nunca será la definitiva.
Entendemos las diferencias que existen entre lo que fue el culto a San Baltasar en sus
orígenes y lo que podemos apreciar ahora en las distintas formas que se celebra, nos lleva a
comprender la preocupación de Daniel Francia cuando considera que la nueva generación no
podrá llevar la llama del culto al no poder sentir la relevancia de esta celebración como
elemento importante de su identidad y memoria.
Comprendemos las preocupaciones de los actores y agentes del culto a San Baltasar,
pero no compartimos su pesimismo. Confiamos en que mientras se logre transmitir la
devoción del santo, su identificación y significación seguirán permaneciendo aunque con
variaciones propias de los avatares del tiempo y los contextos que para algunos afectan la
autenticidad de la celebración pero no la esencia de la misma.
En la actualidad, paradójicamente, este culto de negros sigue existiendo en varios
espacios a pesar de que no existe una población definida de negros puros.
También siguen existiendo las construcciones coloniales en la mentalidades que nos
llevan a juzgar de manera incorrecta lo negro como inferior.
Creemos que ahí radica la importancia de seguir conservando estas manifestaciones de
las culturas negras, para conseguir la reivindicación de su relevancia histórica y gestar una
humanidad que sea más justa e igualitaria.
Lo que se conmemora más que nada hoy son los recuerdos de lugares y espacios
soñados y vividos por ancestros lejanos, y materializan ese recuerdo en la adoración al Santo.
Lo sienten, es un espacio y un tiempo que pueden palparlo y que a través de él, cual agujero
de gusano, por la magia inexplicable de su fe pueden llegar hasta ellos. Es esa certeza la que
aún continúa.

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Referencias Bibliográficas

Le Breton, D. Antropología del cuerpo y modernidad. Nueva Visión. Buenos Aires, 1990.
Debray, Regis (2007) Transmitir más, comunicar menos. E: A parte Rey. Revista de
Filosofía. Nro. 50.
Harvey, David (1998) La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del
cambio cultural. Buenos aires, Amorrortu. 3º parte.
Martín Barbero, Jesús (2002) - Tecnicidades, identidades, alteridades. Desubicaciones y
opacidades de la comunicación en el nuevo siglo. Diálogos de la comunicación.
Pratesi, Ana (2010) Una pasión recorre el Chaco. Malvinas, nación, dolor. Universidad
Nacional de Misiones – Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.
Lione Moscoso, publicaciones en “Imágenes Latinas” (Nov. 2012)
“Los Otros Cuentos” (1999), Comunidades zapatistas desde la Red de Solidaridad de Chiapas
del Sub Comandante Marcos.
Masisonneuve, Jean - “Las conductas rituales” (2005)
Cirio, Norberto Pablo - “Vistiendo las ropas del santo: Atributos afro en la personalidad de
san Baltasar a través de algunos cargos devocionales en su culto en la Argentina” (2003)
Nensthiel Orjuela, Andrea - “Religiosidad, cuerpo y resistencia: aproximación a algunos
mecanismos de resistencia negros para sobrevivir en el mundo colonial” (2003)
Marcel Mauss (1938)
(Roberto Motta, 1995: 478-479).
Dra. Inés Riego de Moine - Hombre Y Filosofía Una Mirada Desde La Mística –
De Certeau (en Harvey, 1998)
Lander, (Ed.) La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas
latinoamericanas. Buenos aires, CLACSO.

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