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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR


FACULTAD DE JURISPRUDENCIA, CIENCIAS
POLÍTICAS Y SOCIALES

ALUMNO: Jair Añazco Vega

TEMA: Ensayo sobre Estado actual y rumbo de tres Sistemas


Regionales de Protección de los Derechos Humanos

CURSO: 2° Semestre “E”


ASIGNATURA: Derechos Humanos

PERÍODO: Octubre-Febrero 2018


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El presente trabajo está destinado a conocer sobre todo lo relacionado y que se explora sobre

el Estado actual y rumbo de tres Sistemas Regionales de Protección de los Derechos Humanos,

donde se explicara particularmente lo relacionado a los últimos desarrollos en el sistema africano

de derechos humanos; seguido, de lo que ha tratado la importante Conferencia de Roma de la

conmemorativa del 50 aniversario de la Convención Europea de Derechos Humanos. Y al gran

dilema que se enfrenta hoy el sistema europeo de protección frente a los cambios sustanciales

introducidos por el Protocolo XI a la Convención Europea.

Y, por último, se tratara un análisis comparativo de los problemas procesales que son los

más comunes tanto al sistema interamericano como al sistema europeo de derechos humanos,

con atención especial y énfasis en la cuestión del acceso directo de los individuos a la justicia a

escala internacional, al automatismo de la jurisdicción contenciosa de los tribunales

internacionales de derechos humanos, y a la cuestión del acatamiento o ejecución de las

sentencias de los tribunales internacionales (Cortes Europea e Interamericana ) de derechos

humanos en el ámbito de derecho interno. Considero estos tres puntos, por cuanto fueron

precisamente algunos de los tópicos más debatidos no solo en el Seminario del año en que se lo

realizo por el IIDH en Costa Rica, sino también en la reciente Conferencia que se llevó a cabo en

Roma de los Estados Partes en la Convención Europea.


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Primeramente, en lo que concerniente al sistema africano, que este tiene algunas

características muy singulares, que podrían ser propias de la visión africana de la temática de los

derechos humanos.

Si tuviera que resumir muy rápidamente los logros de la Conferencia de Lagos, de la

Conferencia de Addis Abeba y otras, los resumiría en ocho puntos principales, que corresponden

a la propia concepción africana de la protección internacional de los derechos humanos. Hay

algunos puntos que se deben explicar y dar a conocer por lo que empezare en orden o más bien

dicho como he considerado los más importantes estos son los siguientes. (Cançado-Trindade,

2002, pág. 175)

En primer lugar, una visión esencialmente global de todos los derechos humanos, inclusive

un derecho que se ha hablado mucho que es el derecho al desarrollo; en segundo lugar, un

hincapié en los deberes del individuo

Conjuntamente a sus derechos ya que es muy propio de la cultura africana, que mucho se

aprecia la vida comunitaria, como se desprende de toda la amplia literatura jurídica sobre la

Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos; en tercer lugar, la jerga que han escogido

los redactores de la Carta Africana, que presenta unas muy buenas técnicas que no pueden pasar

inapercibidas. un ejemplo, la Carta se refiere a solicitudes o comunicaciones interestatales y otras

que han sido interpuestas por entidades no estatales, grupos de particulares e inclusive

individuos; es muy importante tener en cuenta este tipo de lexico utilizado por los juristas

africanos.

En cuarto lugar, el gran paso que se ha dado, con la aprobación del Protocolo de Burkina

Faso, el primer Protocolo a la Carta Africana, adoptado el 9 de junio de 1998, que dispone el
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establecimiento de una Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos que todavía

aguarda las convalidaciones necesarias que se necesitan para entrar en vigor.

En quinto lugar, el carácter que considero que es muy criticable, del trámite que se da por

casos en la Comisión Africana, el cual permanece en carácter secreto hasta que la Asamblea de

los Jefes de Estado y Gobierno de la Organización de la Unidad Africana mejor conocida como

(OUA) determine la publicación de las respectivas decisiones que lleve a cabo la Comisión

Africana. (Cançado-Trindade, 2002, pág. 176)

En sexto lugar, la no publicación de una cláusula de derogación que es similar-parecido al

artículo 27 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, acompañada, sin embargo,

de mayores limitaciones en la propia formulación de los derechos.

En séptimo lugar, la Carta Africana consagra normas de interpretación (artículo 60), en

disposición que encuentra seguido en el artículo 29 de la Convención Americana sobre Derechos

Humanos.

Y, Por último, pero no menos impórtate, la reciente adopción del Protocolo de Burkina Faso,

previendo la creación de la Corte Africana, donde se revela una tendencia hacia la

jurisdiccionalización del sistema africano de derechos humanos, que tiene una aproximacion al

modelo de la Corte Interamericana, y quizás un poco más que al de la Corte Europea. El presente

Protocolo a la Carta Africana contiene, una disposición convencional sobre la función consultiva,

es decir solo es veedora no interviene al igual que la Corte Interamericana y distintamente de lo

que ha pasado en la práctica en Estrasburgo. Pero uno de los puntos más introvertidos y que me

parece importante subrayar es, sobre todo, el artículo 5 del Protocolo africano, sobre el acceso a

su próxima Corte regional.


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En efecto, el acceso a la Corte Africana (tan pronto sea establecida) está abierto, en primer

lugar, a la Comisión Africana, pero no solo a ellos sino también a los individuos. Lo que implica,

de pronto, que no se plantea la cuestión de amalgamar los dos órganos; el sistema africano de

protección se jurisdiccionaliza, pero la Comisión Africana sigue existiendo. Según el Protocolo

de 1998, pueden acudir a la Corte, además de la Comisión, los Estados Partes en la Carta

Africana, cualquier organización intergubernamental africana lo que no deja de ser cautivador,

las ONG y los particulares.

Perfecto ahora, en términos comparativos, a los crecimientos más recientes en el sistema

europeo de protección, en correspondencia con el sistema interamericano de derechos humanos.

Si se debiera destacar los puntos primordiales que se plantearon en la Conferencia reciente de

Roma, se los sintetizaría de la siguiente manera: en primera posición, se dio una contienda entre

dos tesis contrapuestas en virtud de la verdadera inundación o crecida de casos que son 18 mil

casos registrados y pendientes con la que se topa la Corte Europea cuyos datos estadísticos son

alarmantes, después de la entrada en vigor del Protocolo XI a la Convención Europea, el primero

de noviembre de 1998. La propia Corte Europea parece fragmentada en este momento en dos

corrientes de pensamiento.

Por un lado, están los que conciben la Corte Europea tal y como fue concebida originalmente

es decir antes de los Protocolos IX y XI a la Convención Europea, verdaderamente como un

órgano de protección de los derechos individuales sacralizados en la Convención Europea y en

sus doce Protocolos. Es decir, el vigor tendría que seguir siendo en garantía de los derechos

humanos a la luz de las circunstancias de cada caso en específico.


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Por otro lado, hay una corriente de pensamiento que se podría talvez asignar como

constitucionalista, que esto considera que la Corte Europea ya es, de hecho, una corte

constitucional regional de derechos humanos; de ahí proviene la proposición de seleccionar casos

que puedan ser de interés para la transformación del orden público europeo, tomando en

consideración ciertas necesidades de protección, pero enfocándose más bien en los casos que

puedan presentar cuestiones importantes de aclaración y para la aplicación de la Convención

Europea.

Entonces hay, pues, estas dos tesis, con efectos en el punto principal de la propia Corte

Europea, lo que plasma casi un dilema que produjo una reacción en la Conferencia de Roma,

inclusive de parte de las ONG. Las ONG, a modo de ver con toda razón, se contrapusieron a la

segunda tesis, con base en el razonamiento de que, si se considera que la Corte Europea, para

soslayar la cantidad de casos con que se enfrenta en este momento, pudiera escoger qué casos

decidir, y pudiera aplicar con más dureza las condiciones de admisibilidad, esto podría generar

una desvirtuación es decir una distorsión de la propia razón de ser del sistema regional de

protección.

Una posibilidad para que no se acumulen estos casos y para que haya celeridad sería, por

ejemplo, cambiar las reglas de admisibilidad, no en el sentido de tornarlas más rígidas. Por

ejemplo, en lugar de exigir que no se admite, una petición que sea manifiestamente infundada,

proceder totalmente al revés: es decir declarar esta petición admisible porque está

manifiestamente bien fundamentada, y ahí hacer que la carga de la prueba incida sobre el Estado

demandado. Y a punto siguiente en seguida, notificar con inmediatez a los Estados demandados

de las peticiones declaradas manifiestamente bien fundadas.


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Lo que se propuso en este extracto revertiría el énfasis, en el sentido de promover

perfeccionamientos, en entorno del derecho interno, en prácticas administrativas, medidas

legislativas, adaptación de la legislación nacional a los requisitos de la Convención internacional;

esto impulsaría, además, una mayor atención a la magnitud preventiva de la protección

internacional de los derechos humanos.

Lo otro sería establecer una nueva configuración de la Corte Europea, con una primera

instancia que cuidaría solamente de las cuestiones de admisibilidad y con la posibilidad de

recurso a las salas de la Corte Europea.

En síntesis, el estado en que se encuentra la actual controversia en el ámbito del sistema

europeo de protección. La postura de las ONG ha sido muy clara en favor de aseverar el mayor

grado de protección a los derechos de las presuntas víctimas, y de ser mucho más flexible, en

lugar de endurecer, las condiciones de admisibilidad de las peticiones, con intensidad en las vías

de reparación en el marco del derecho interno.

Los cambios tienen que ser producto de consensos: si no hay consenso, acuerdos o

aprobaciones no hay cambio. Pero los que se oponen a los cambios tienen el deber de justificar

por qué quieren mantener el statu quo.

No debe haber recelo en considerar proyectos de reforma, para ser ampliamente discutidos

para ver si obtienen convenios, siempre que tomen en cuenta el interés superior del

perfeccionamiento del engranaje convencional de protección, teniendo en cuenta los derechos de

las presuntas víctimas, cuya protección conforma el rationale o mejor conocido como la razón

fundamental de la última de la Convención Americana en particular, y de todos los tratados de

derechos humanos que contienen los sistemas de petición individual.


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En el texto se explicaba que se podría distinguir una serie de puntos de orden procesal que

podrían ser considerados por todos los actores del sistema.

Es decir, la Corte, la Comisión, los Estados Partes, las ONG y todos los demás que tengan

interés en el funcionamiento eficaz del sistema interamericano de protección, podrían centrar su

atención en los siguientes puntos:

En primer lugar, la plena participación de los peticionarios en todas las etapas del

procedimiento ante la Corte. En segundo lugar, en el futuro próximo, el acceso directo de las

personas a la Corte, para que puedan también izar un caso a la consideración de la Corte, una vez

que haya sido decidido previamente por la Comisión. No se contempla una solución similar a la

del Protocolo a la convención europea.

La plena colaboración de las presuntas víctimas en todas las etapas del proceso aporta a la

equidad y a la transparencia de este. Además, al derecho de acceso a la justicia a escala

internacional debe competer el respaldo de la igualdad procesal de las partes. Las presuntas

víctimas o sus familiares se encuentran al inicio del proceso, al sustentar que han sufrido una

lesión a sus derechos; están, de igual modo, al final del proceso, como beneficiarios de las

eventuales reparaciones, y no hay razón alguna para que no estén también presentes durante el

proceso.

Por último, el modelo más perfeccionado o mejor ejecutado de protección de los derechos

humanos es, el modelo jurisdiccional, el cual corresponde a la clara tendencia del mundo actual,

en el que gana cuerpo el viejo concepto de la justicia internacional.


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Otro punto muy importante es que se impone, además, un mecanismo de supervisión de

ejecución de sentencias de la Corte. Esta sigue siendo una laguna en nuestro sistema regional de

protección.

En el estado actual del desarrollo del sistema interamericano de protección, habría la

posibilidad de que el Consejo Permanente de la OEA o un Grupo de Trabajo de este ejerciera

esta función.

Se manifiesta que no se puede seguir consumiendo dos o tres días de cada período de

sesiones de la Corte Interamericana examinando si un Estado cumplió o no con una sentencia

nuestra. En rigor, no es esta una función del órgano judicial del sistema. Las últimas

presentaciones de Informes de la Corte que hice en la OEA dejaron la impresión de que ya existe

una toma de conciencia en relación con la necesidad de un mecanismo permanente de

supervisión de ejecución de las sentencias de la Corte.

Se manifiesta que los europeos resolvieron este problema con la actuación, en este particular,

delegada al Comité de Ministros, en el ámbito del Consejo de Europa; este mecanismo permite

llamar la atención para la garantía colectiva, que es necesaria y subyacente a todos los tratados

de derechos humanos.

En nuestro continente se empezó a formar una conciencia de la noción de garantía colectiva.,

por ejemplo, la más reciente Asamblea General de la OEA, que se llevó a cabo y fue , realizada

en Windsor, Canadá: fue la primera Asamblea General de la OEA que adoptó una resolución

clarísima sobre la obligación de los Estados Partes en la Convención Americana de dar el debido

cumplimiento de las sentencias de la Corte: la primera vez en la historia de la OEA Esto ya es, al

menos, un inicio de la formación de una conciencia sobre esta materia.


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Una vez conocidos todos los puntos esenciales y principales vale recalcar y llegar a las

mejores conclusiones.

Así, mi propia conclusión es que la primera tesis, en materia de protección, es la que debe

prevalecer. Ya que, el énfasis debe insistir en la protección de los derechos humanos, y se deberá

buscar una solución para el problema de la gran cantidad de casos, que no sea en detrimento de

las presuntas víctimas. (Cançado-Trindade, 2002)

En base al punto anterior no comparto la visión constitucionalista: la Corte Europea sigue

siendo una Corte de derechos humanos, de justicia, y no de pura jurisprudencia.

En conclusión, una solución a este problema sería en primer lugar, un énfasis en el rol de los

recursos de derecho interno; es decir, en la obligación de los Estados de proveer recursos

eficaces de derecho interno (y no en el simple agotamiento mecánico y formal de tales recursos

como condición de admisibilidad de peticiones), en beneficio de los seres humanos protegidos. O

sea, en un determinado momento, habrá que señalar si un país tiene una justicia que no atiende

los estándares de protección de la Convención Europea, para que ajuste sus estructuras internas

de administración de justicia y cumpla con el deber de proveer recursos internos eficaces.

“Yo he sostenido esa tesis en mis escritos desde hace muchos años.” (Cançado-Trindade, The

Application of the Rule of Exhaustion of Local Remedies in International Law, 1983)

En el dominio de la protección internacional de los derechos humanos, el énfasis debe

recaer, más que en el elemento del agotamiento, en la obligación positiva del Estado de proveer

recursos internos eficaces.


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Otro punto sería considerar, además de las medidas de orden propiamente organizacional,

qué otras alternativas podrían ser contempladas para seguir adelante con un mecanismo que

asegure el acceso directo del individuo a la justicia a escala internacional, que yo sostengo

firmemente. (Cançado-Trindade, 2002, pág. 181)

Otra conclusión es que se debe seguir avanzando en el sentido del acceso directo de los

individuos a los tribunales internacionales de derechos humanos; en ese sentido se orienta toda la

literatura especializada, desde los años veinte, sobre la justicia internacional.

Citas

Cançado-Trindade, A. A. (1983). The Application of the Rule of Exhaustion of Local Remedies in

International Law. Cambridge, Cambridge University Press (Serie “Cambridge Studies in

International and Comparative Law”).

Cançado-Trindade, A. A. (2002). Estado actual y rumbo de tres Sistemas Regionales de

Proteccción de los Derechos Humanos.


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